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Tema 50
Tema 50
EL QUIJOTE
TEMA 50. EL QUIJOTE.
1. MIGUEL DE CERVANTES.
Con el viaje a Italia de finales del 1569 se inician las peripecias de una vida
difícil y ajetreada, llena de adversidades. En Roma entra al servicio del cardenal
Acquaviva. Sigue luego la carrera de las armas. En 1571 toma parte en la batalla de
Lepanto, donde pelea valerosamente y recibe una herida que le deja inútil el brazo
izquierdo. Siempre recordará con orgullo este episodio. Tras restablecerse, se
incorpora de nuevo al servicio. Cuando en 1575 regresa a España, su nave es
apresada por los corsarios berberiscos, que lo llevan a Argel, donde sufre cautiverio
durante 5 años.
2. EL QUIJOTE.
2.1. Circunstancias de la publicación:
Aunque cada una de estas digresiones es una pequeña obra maestra, los
lectores se apasionaron por las andanzas de los protagonistas y sintieron los
episodios marginales como un estorbo. Las críticas debieron de ser cierto relieve
porque el autor se vio obligado a disculparse en la segunda parte y se centró
exclusivamente en las figuras de los protagonistas.
En la segunda parte hay una casi total ausencia de relatos interpolados. El único
existente es “Las bodas de Camacho”. Es un relato de tipo secundario. Pero en la
segunda parte abunda otro tipo de interpolación: la epistolar. Se introducen muchas
cartas. Son cartas que no se desvían de la trama sino que están subordinadas e
integradas en la trama principal.
El Quijote nace como una parodia de los libros de caballerías. La intención del
autor está claramente expresada en el prólogo. Para conseguir su propósito,
recurrirá a contraponer la realidad con las fantasías alucinadas del protagonista,
que interpreta los datos de los sentidos con la clave de las novelas caballerescas.
Así, al ver la mole de los molinos de viento, cree que son gigantes; al sentir el vino
que destilan los cueros agujereados, imagina que es la sangre de sus enemigos; al
notar las miradas maliciosas de Maritornes, le vienen a las mientes las tiernas
doncellas que se enamoran perdidamente de los caballeros andantes…
A veces los personajes con que toma deciden seguirla la corriente. Don Quijote
ve confirmado su juego y sigue fabulando y superponiendo a la dura y mezquina
realidad de la España barroca las fantasías que ha asimilado en sus lecturas.
La comicidad surge del violento contraste entre los delirios del hidalgo y lo que
realmente ocurre a su alrededor. A lo largo de la obra, va cambiando la actitud del
novelista. Primero solo se propone ridiculizar a un loco que se cree caballero
andante en pleno siglo X
VII; pero, a medida que avanza la acción, le toma cariño y va dibujando los aspectos
positivos del loco idealista que es don Quijote.
Alonso Quijano es sólo un tipo social. Cervantes lo dice muy claro y lo dibuja en
las primeras líneas de modo metonímico. Es un tipo social prácticamente anónimo.
No se sabe ciertamente su apellido. Con esto está realzando su calidad de tipo
novelesco. No lo individualiza. Puede ser cualquier hidalgo de mediana edad con
algo de hacienda, que llevó una vida vegetativa y mantiene la apariencia de clase
social que se impone en la época. Ahí aún no existe don Quijote. La novela comienza
cuando nace don Quijote. Es decir, comienza como el Amadís, como el Lazarillo, etc.,
con el nacimiento del protagonista. Cervantes sigue, punto por punto,
el Amadís. Está tomándolo como modelo. Ya hemos visto como cuando el cura y el
barbero queman los libros de caballerías de don Quijote, no queman el Amadís al
considerarlo el mejor de todos los libros de caballerías que se ha compuesto y único
en su arte. Don Quijote no nace en el momento de ser engendrado en un lugar
convencional y significativo ni tiene unos padres convencionales y significativos. No
sucede como con Amadís, que cumple el mito según el cual el bebé, por el lugar en
que nace y por los padres que tiene está predestinado a ser un héroe. Cervantes
crea un nacimiento artificial. El personaje nace porque un hidalgo anónimo,
entradísimo en años, decide en un acto de libertad, en un acto voluntario y gratuito,
ser personaje, ser caballero andante. Según Avalle-Arce la existencia de don Quijote
es la consecuencia de que una persona anónima decida hacer de su vida una obra
de arte. Lo que hace Alonso Quijano es lo mismo que haría un pintor de la época,
imitar. Así como el arte es mimesis de la naturaleza, así don Alonso Quijano quiso
hacer mimesis de las novelas de caballerías. Alonso Quijano se comporta como un
presunto artista que imita, no ya la naturaleza, sino otra obra de arte, las novelas de
caballerías y, fundamentalmente el Amadís, en varias dimensiones:
– En la conducta (acciones).
Una parte del Quijote ridiculiza el estilo pomposo y altisonante de los libros de
caballerías, amontona retruécanos, arcaísmos… Se trata de una parodia. Pero, en
general, como suele ocurrir en la prosa cervantina, es un prodigio de equilibrio y
naturalidad. Aunque nuestro autor usa a menudo periodos largos, tienen siempre
un desarrollo lógico, armónico y sin mayores complicaciones sintácticas. Su estilo es
cuidado y elegante, pero no vacila en dar cabida a las expresiones propias del
lenguaje coloquial.