Desde tiempos antiguos, la vestimenta se ha constituido como una de las necesidades fundamentales del hombre junto con el alimento y la vivienda. Si bien en sus orígenes estaba relacionada con la necesidad de hacer frente a las inclemencias climáticas, nunca en menor medida la vestimenta ha dejado de funcionar como un signo más, propio a costumbres de tribus y convenciones de la sociedad. Es así que desde hace muchos años que la indumentaria ha estado asociada al fenómeno de la moda; moda como aquello que cambia constantemente y que funciona como un dispositivo altamente complejo de significación y de poder simbólico dentro de una sociedad. La moda es más que la ropa que se usa y la misma que se usa como un dispositivo disciplinario, ya que en ella se ejercen diferentes relaciones de poder presentes en todos los ámbitos de la sociedad. También forma parte de la producción y circulación de bienes como una industria donde la indumentaria es pensada, diseñada e impuesta en el mercado por un conglomerado de empresas. En la cadena de circulación y distribución los individuos adquieren la vestimenta respondiendo en algunos casos a sus preferencias y en otros a sus necesidades, en una especie de actitud liberadora y representativa de su identidad, lo que la acerca a la lógica de la Industria Cultural como la pensaban Adorno y Horkheimer. La moda puede ser muchas cosas, depende quién opine sobre ella. Para muchos adolescentes es muy importante, marca nuestras vidas y se convierte en una obsesión. Para otros es solo algo a lo que no hacen mucho caso, exactamente igual que ocurre con el resto de la gente: unos siguen la moda con mucho interés y hasta devoción y otros solo saben criticarla y juzgarla. De esa diferente forma de ver la moda surge también la enorme divergencia que hace que algunos vean esta forma de expresión como rebeldía o falta de valores. Pero independientemente de lo que cada uno piense sobre ella, la moda sí tiene una marcada presencia en las familias en las que hay adolescentes, o al menos, en muchas de ellas. Esa importancia viene dada porque muchas veces se convierte en una de las principales fuentes de conflictos entre padres e hijos. Frases como "así vestido no puedes salir", "me da igual que los demás lo lleven, tú no lo llevarás" o pensamientos homofóbicos, o que parece que lo que quieren es causar mala impresión, son más que habituales entre los padres de los adolescentes. La moda actualmente tiene muchos pro y contras, las cuales son juzgadas por la sociedad, la moda actualmente liberadora la podemos observar más en los adolescentes y jóvenes de las nuevas generaciones como lo había mencionado antes. La respuesta que estamos normalizando actualmente: ponte lo que quieras,
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y lo que te haga sentir más cómodo, está llevando a muchos puntos de vistas en desacuerdo.