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Escuela de Economía
FCE - CID Nº 94
LA CONJETURA DE SHAIKH.
UN MODELO CLÁSICO DE LA TASA DE CAMBIO
REAL COLOMBIA-ESTADOS UNIDOS
Resumen
En este trabajo se presenta lo que hemos denominado la “Conjetura de Shaikh”. (i) explicamos
la concepción clásica de la competencia real en el modo de producción capitalista, definida
como una guerra continua por la sobrevivencia, cuyas armas son el cambio técnico, la
inversión en capital y los ajustes de precios que permiten golpear duramente a los capitales
adversarios para concentrar y centralizar el poder en el mercado. (ii) introducimos la teoría de
la desventaja absoluta que determina la especialización y la división internacional del trabajo,
que explica los procesos de causación circular acumulativa de los superávits comerciales y de
acumulación de obligaciones externas entre países desarrollados y en desarrollo (iii)
explicamos porque la interpretación monetaria de la tasa de interés impide que las ventajas
absolutas se transformen en desventajas comparativas en libre comercio. Por último, se
presenta el modelo de determinación de la tasa de cambio real entre dos países (USA y
Colombia), que se deriva de la teoría clásica del sistema de precios de producción.
Palabras clave: tasa de cambio real, competencia real, competencia perfecta, costos reales
unitarios de trabajo
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Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia y Profesor Investigador Universidad Externado de
Colombia
Abstract
In this paper, we present what we have called the "Shaikh Conjecture". (i) We explain the
classical conception of real competition in the capitalist mode of production, defined as a
continuous war for survival, whose weapons are technical change, investment in capital and
price adjustments that allow capital to hit hard adversaries to concentrate and centralize
power in the market. (ii) We introduce the theory of absolute disadvantage that determines
the specialization and international division of labour, which explains the cumulative circular
causation processes of trade surpluses and accumulation of external obligations between
developed and developing countries. (iii) We explain why the monetary interpretation of the
interest rate prevents absolute advantages from becoming comparative disadvantages in free
trade. Finally, we present the model for determining the real exchange rate between two
countries (USA and Colombia), which is derived from the classical theory of the production
price system.
Keywords: Real Exchange rate, real competition, perfect competition, real unit labor cost
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CID Centro de
Investigaciones
para el Desarrollo
Centro Editorial
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Álvaro Martín Moreno Rivas
Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel al parecer en el momento de
alejarse de algo sobre el cual clava la mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas
tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que
para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula
sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El ángel quisiera detenerse, despertar a los
muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del paraíso y se arremolina en sus
alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia
el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal
tempestad es lo que llamamos progreso.
Walter Benjamín
Tesis de Filosofía de la Historia
1. Introducción
Existen diversas maneras de contar los acontecimientos sociales o científicos del pasado cuya
lógica narrativa depende de las coordenadas espacio-temporales e ideológicas del sujeto que
reescribe la historia. La llamada historia Whig es una de ellas (Butterfield, 1931; Sewell,
2005). Este ejercicio de reconstrucción racional exige resolver un problema de consistencia
inter-temporal. El objetivo es definir las huellas significativas del pasado que justifican de
manera sincrónica lo que la actualidad acepta como verdadero. El historiador resuelve un
problema de optimización de “recursión hacia atrás”. Se sitúa en la coordenada (x,y,z,t) y
determina la trayectoria óptima de los sucesos sociales o conceptuales acaecidos desde
(x,y,z,t-n) que conducen inevitablemente hasta los logros del presente.
Es la narración lineal y continua del ascenso del hombre y del progreso de la ciencia. Un
ejercicio anacrónico sin duda, pero que permite defender la idea de que la historia social o de
las ideas elimina por sí misma los errores y los disparates del pasado, manteniéndose solo
aquello que tiene valor social o epistemológico desde el Aquí y del Ahora. En este sentido, “la
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historia no puede ser pensada sino como sublime y redentora de la razón y del progreso. Es
El ejemplo paradigmático o ejemplar del ejercicio de la historia Whig son los llamados
resúmenes del “estado del arte” en una determinada área del conocimiento. Abundan las
historias patrias y las historias oficiales donde se establecen las conexiones de una abundante
literatura sobre un tópico en particular, señalando los aportes y desarrollos analíticos y
empíricos que sustentan la validez y la racionalidad del saber convencional. El consenso se
refuerza mediante la narración lineal y continua de aproximaciones sucesivas y de bellos
refinamientos a la verdad, expresados en definiciones, teoremas y corolarios, que determinan
las trayectorias de la investigación positiva, excluyendo del recuento los programas
metafísicos o regresivos según el dictamen de la comunidad científica que ejerce la
hegemonía.
Sin pérdida de generalidad, se parte de la definición estándar según la cual la tasa de cambio
es el precio relativo entre dos monedas-mercancía. El dólar y el peso colombiano se
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consideran bienes sin mayores distinciones que se pueden transar en el mercado. La teoría de
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la PPP sostiene que un dólar puede comprar la misma cantidad de bienes en el mercado de los
Estados Unidos y de Colombia, una vez se convierte a unidades de moneda nacional. Sea P el
nivel de precios de Colombia y P* el nivel de precios de los Estados Unidos. Si la tasa de
cambio es E (las unidades de moneda local que se paga por un dólar), se cumple que P=EP*. Si
no existen costos de transporte, impuestos, tarifas y costos de transacciones, la Paridad de
Poder de Compra se considera una condición de equilibrio de arbitraje.
En efecto, si Estados Unidos y Colombia cuenta con la misma estructura de bienes y servicios,
cualquier brecha en los precios que se aleje de la PPP, se corregirán rápidamente, pues los
agentes compraran los bienes en el país con menores precios y los venderán donde son más
caros. En el primero aumentarán los precios y en el segundo se reducirán, hasta que se alcance
la condición de igualdad. La precondición para que se cumpla la versión absoluta de la PPP es
que la ley de un solo precio se confirme para cada bien que hace parte de la canasta transada
en el mercado internacional. Si existen costos de transporte, impuestos, tarifas o medidas no
arancelarias, la PPP relativa se cumple, es decir, ΔE = ΔP − ΔP * . Esta expresión dice que los
países que experimenten altos diferenciales de inflación interna versus la externa sufrirán de
grandes depreciaciones de sus tipos de cambio.
EP *
Ahora, si definimos la tasa de cambio real como Q = , debería ser igual a la unidad.
P
Tomando logaritmos, tenemos: qt = et − pt − pt* = 0 . Ello significa que la serie de tiempo de
la tasa de cambio real debería ser representada por un proceso estacionario que revierte a su
media. En otras palabras, las desviaciones de la tasa de cambio de la PPP son transitorias y
deberían desaparecer monotónicamente con relativa rapidez hasta alcanzar el valor de
equilibrio. Aunque la evidencia inicial no respaldaba la hipótesis de la PPP, las narraciones de
los avances teóricos y empíricos se han dirigido a mostrar como a medida que se mejoraban
las técnicas econométricas y los modelos teóricos, los nuevos resultados respaldaban por lo
menos la validez de la teoría de PPP y los “fundamentales” para el largo plazo. En otras
palabras, el paso de los test donde se examinaba la hipótesis nula de que PPP se mantenía, a
las pruebas -con baja potencia- de la presencia de una raíz en el círculo unitario y los recientes
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Es importante decir que definir un puzzle o rompecabezas no riñe con la aceptación del
paradigma dominante, pues se convierte en un reto a los defensores de la teoría de la PPP
para ofrecer hipótesis y modelos alternativos que permitan explicar y resolver de manera
satisfactoria el hecho problemático. Las revisiones de la literatura reseñan toda una gama de
variaciones del modelo estándar que buscan responder a la situación anómala. Tenemos
primero, el llamado efecto Samuelson-Balassa que incorpora los bienes no transables y
explica los resultados a partir de las diferencias relativas de productividad de los dos sectores
entre los países que comercian en el mercado mundial. Oros modelos introducen la
competencia imperfecta y la estructura de mercados oligopólicos que ayudan a derivar las
regularidades encontradas. Finalmente, una creciente literatura construye modelos no
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lineales con costos de transacciones que arrojan altas tasas de reversión a la media. El
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entusiasmo llega al paroxismo de uno de los expertos del tema: “En suma, hemos
argumentado que aunque existe algún número de puzzles en la literatura de la tasa de cambio
los tres principales puzzles considerados en éste articulo han sido resueltos” (MacDonald,
2008, p. 54).
Este juicio lapidario recuerda una situación similar en el desarrollo de la física de la segunda
mitad del siglo XIX. El problema era como integrar las ecuaciones de Maxwell del
electromagnetismo y los hallazgos de la óptica sobre las propiedades de la luz como una
onda. Era necesario construir un modelo que resolviera el problema de la electrodinámica de
los cuerpos en movimiento. Dichas ecuaciones deberían ser consistentes con los
experimentos de Michelson y Morley y permitir derivar el coeficiente de arrastre de Fresnel.
Las mejores mentes del siglo XIX se dedicaron a inventar modelos mecánicos del éter, el
supuesto medio que trasmite las acciones de los cuerpos y permite la propagación de las
ondas de luz. Se intentaron modelos que consideraban el éter como un fluido perfecto o como
un sólido elástico.
Solo para ilustración podemos citar los siguientes modelos matemáticos rigurosamente
elaborados: la teoría del éter de Green, la teoría del éter de MacCullagh, el modelo de éter de
Kelvin, la teoría del éter de Largor, el modelo del éter de Stockes (Schaffner, 1972). Fue el
físico holandés Hendrik Antón Lorenz quien en 1904 derivó un modelo consistente con un
éter en reposo y que explicaba una serie de resultados experimentales. Sin embargo, la teoría
de Lorenz no era correcta. Únicamente cuando Einstein eliminó el éter o le privó de su última
propiedad mecánica, se pudo avanzar de manera certera hacia la construcción de la teoría
especial de la relatividad (Berkson, 1974; Sánchez Ron, 1983; Tejeiro, 2005).
como realidades últimas, no atribuibles a nada previo, y parece ante todo superfluo
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Por ejemplo, Harvey (1996) sostiene que “a pesar del hecho que este es uno de los campos
más estudiados en la disciplina, ningún modelo ha pasado bien las pruebas. Los resultados
han sido tan fatales que los economistas de la corriente principal admiten abiertamente su
falla” (p. 567). Por su parte, Sarich (2006), considera que:
La alternativa combina varios postulados: (i) una teoría clásica de la competencia real y la
formación de precios de producción; (ii) una teoría de la ventaja absoluta del comercio
internacional: (iii) una teoría monetaria de la tasa de interés. A esta alternativa la hemos
denominado la Conjetura de Shaikh (1980a, 1990, 1991, 1999, 2000, 2016). El objetivo de
este trabajo es presentar de manera detallada los diversos componentes de la Conjetura de
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Shaikh para los determinantes de la tasa de cambio real y presentar evidencia empírica parcial
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cero. Dicho resultado requiere, entre otras cosas, dos condiciones: (i) la existencia de un
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En este mundo de Liliput, donde cada agente es un simple tomador de precios, se excluye por
definición cualquier referencia a la competencia. El horror al vacío no es otra cosa que horror a
la competencia real. Tal vez por eso prefieren utilizar el término sincrónico de “competencia
imperfecta”.
La estrategia retórica para desvirtuar la concepción clásica de “competencia real” por la idea
artificial y vacía de la competencia perfecta consistió en mostrar las supuestas deficiencias
analíticas y las fallas de los economistas clásicos en desarrollar un sistema consistente y
axiomático de determinación de los precios “normales” por la iteración de dos fuerzas: la
oferta y la demanda. “Hay un sentido muy importante en que ninguno de los economistas
clásicos tenía una verdadera teoría general del equilibrio: ninguno de ellos asignó un papel
explícito a las condiciones de la demanda” (Arrow y Hahn, 1971, p. 14).
De hecho, los historiadores de la competencia perfecta inician con las ideas seminales de
Adam Smith sobre la libre competencia cuyo símil es el de una rivalidad en una carrera, donde
la cantidad de competidores existentes en el mercado determinan las condiciones para cobrar
precios mayores o menores y limitan las posibilidades de llegar a acuerdos mutuamente
beneficiosos. De esta manera, se reduce la idea clásica de la competencia real a una teoría
cuantitativa de la competencia en estado embrionario.
Sin embargo, se puede mostrar que el precio puede ser igual al coste marginal con un número
pequeño de empresas, pero diferir del mismo con un número grande (Segura, 1988). Pero tal
vez el resultado más importante del equilibrio del modelo competitivo neoclásico reside en la
eliminación de la heterogeidad de las empresas de la industria. En equilibrio cada una de las
unidades productivas que maximizan beneficios, operan con la misma técnica, la misma
función de costos y el mismo tamaño de planta (Guerrero, 1995). Evidentemente, cada una de
las empresas obtiene una tasa de ganancia media uniforme, expresada como el costo de uso
del capital.
objeto del análisis económico que tanto los economistas clásicos como los neoclásicos
Aunque se acostumbra a empaquetar las ideas de Smith, Ricardo y Marx en un solo costal que
resume o sintetiza lo que se conoce como modelo clásico (Shaikh, 1980b; Harris, 1988;
Dumenil y Levy, 1987). Algunos autores insisten en la necesidad de separar en otro
compartimiento las ideas seminales de Carlos Marx. Ello se justifica en la medida que Marx no
solo realizó la crítica de la economía política burguesa, sino que incorporó importantes
novedades conceptuales y analíticas para analizar rigurosamente la dinámica competitiva y el
proceso de acumulación de capital en el sistema capitalista (Shaikh, 1990, 2016; Palermo,
2017; Chattopadhyay, 2012). En particular, el análisis de Marx del capital social como
totalidad le permite establecer con rigor lógico el origen de las ganancias en la esfera de la
producción.
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Marx explica que antes de analizar las relaciones entre muchos capitales debemos
discutir que tienen en común, su cualidad de ser capital. El rasgo distintivo del capital
– de cualquier capital individual- es la capacidad para expandir su valor por apropiarse
del excedente creado en el proceso de producción. Esta cualidad general del capital es
independiente de la manera en que los capitales individuales participan ellos mismos
del total del excedente de la clase trabajadora. La competencia es solamente el
mecanismo que asigna el total de las ganancias a un solo fragmento del capital social
total. Otros mecanismos, sin embargo, podrían cumplir esta tarea diferentemente.
Todos ellos pueden solamente distribuir lo que ya existe. Por tanto, ni la competencia
ni ningún otro mecanismo asignativo puede ser la causa del excedente y de las
ganancias. Solamente el capital en su unidad puede explicar el origen del plus-valor
(Palermo, 2012, p.11).
El capital social total no es una magnitud física que resulta de la agregación simple o
ponderada de un conjunto de capitales individuales. El capital social total es una propiedad
emergente del sistema, es decir, una relación social que se sustenta en la separación de los
trabajadores de la propiedad de los medios de producción. Como totalidad, el capital impone
condiciones y restricciones a los capitales individuales que se manifiestan en la dinámica
completiva, pero que se oscurecen en las prácticas bilaterales entre capitalista y trabajador,
entre capitalista y capitalista y entre trabajador y trabajador.
La realidad esencial del capital es que es una totalidad social basada en relaciones de
clase entre capital y trabajo, de las cuales la naturaleza de la competencia no puede
ser legítimamente abstraída. La competencia de capitales es, entonces, la realización
de las leyes inmanentes del capital, esto es, de la producción capitalista en la cual
cada capital aparece en contra de los otros como el agente ejecutivo. Por el mismo
testimonio << la libre competencia le impone al capitalista las leyes inmanentes de la
producción capitalista como leyes coercitivas externas>> (Marx, 1987)
(Chattopadhyay, 2012, p. 73).
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Marx distingue claramente entre dos escenarios o espacios donde se manifiestan las leyes de
movimiento de la “competencia real”. La competencia intra-industrial y la competencia inter-
industrial. En la primera rige la “ley de los precios correlacionados” y en la segunda “la ley de
la uniformidad de la tasa de ganancia” (Semmler, 1984: Shaikh, 2016; Tsoulfidis y Tsaliki,
2005; Tsoulfidis, 2015). De otra parte, se necesita distinguir entre firmas o empresas y
capitales. Las empresas no solo fijan los precios en el mercado, sino que además buscan
reducir sus costos con el fin de desplazar a sus competidores para apropiarse de una mayor
parte del mercado. En efecto, las firmas que componen una industria A, se caracterizan por su
heterogeneidad. En el mundo real de la competencia intra-industrial conviven firmas con
diversos tamaños (relaciones capital/producto) y diferentes técnicas de producción
(relaciones capital/trabajo). La compulsión por mayores ganancias pecuniarias constriñe a las
empresas a reducir sus costos medios de producción. Ello lo pueden realizar mediante
reducciones de salarios, aumentando la jornada laboral o mejorando la productividad media
de trabajo. La innovación y la incorporación de técnicas más intensivas en capital son ubicuos
en el proceso cotidiano de centralización y concentración del capital (Shaikh, 1990; Shaikh,
2016).
El mayor tamaño de las empresas y las fusiones y adquisiciones por parte de las corporaciones
industriales más eficientes y agresivas no es un indicador de reducción de la competencia, sino
todo lo contrario, el combustible que hace que la intensidad y la dinámica competitiva sean
más agudas. De todos modos, la competencia intra-industrial conduce a que el precio del bien
sea aproximadamente igual para todas las empresas. El precio estará determinado por el
“capital regulador”. La característica de éste depende de las condiciones de la industria. Si
existen rendimientos constantes, el capital con costes iguales al promedio determinará el
precio del bien. Si existen regimientos decrecientes, como es el caso de la agricultura, el
capital que establece el precio sería el que incurre en mayor coste y no obtiene renta.
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Finalmente, en un mundo con rendimientos crecientes, el capital regulador es aquel que tiene
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La igualación de tasas reguladoras de ganancia por tanto implican que para los
capitales reguladores, los márgenes de beneficio serán más altos en industrias con
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competencia real. Como hemos visto tales patrones son muchas veces interpretados
Estudios recientes desde la perspectiva marxista arrojan evidencia que respalda la validez de
la hipótesis clásica de la competencia real intra-industria e inter-industrial, desvirtuando las
conjeturas de la competencia perfecta e imperfecta del análisis convencional (Shaikh, 2008;
Shaikh, 2016; Bache y Eres, 2013; Tsoulfidis y Tsaliki, 2005, 2013; Sarich y Hecht, 2013).
Sin embargo, cuando las regiones son definidas como el país A y el país B, la historia no
termina de la misma manera. De hecho, las desventajas absolutas del país B se pueden
convertir en ventajas comparativas en algunos de los bienes transados en el mercado mundial.
Una vez se complete el equilibrio global del sistema, tanto el país A como el país B tendrán
equilibradas sus balanzas comerciales y habrán alcanzado niveles mayores de bienestar. Para
que ello se cumpla, se requiere contar con un mecanismo automático que permita que las
tasas de cambio reales se ajusten de tal manera que hagan “que todos los países que
comercian libremente sean igualmente competitivos, sin considerar las diferencias en sus
niveles iniciales de desarrollo y tecnología” (Shaikh y Antonopoulos, 2013, p. 203).
El mecanismo automático al que se recurre es una versión de la teoría cuantitativa del dinero.
Si el país A es una nación desarrollada y el país B una en desarrollo, las ventajas absolutas
favorecen al país en A en todos los bienes. En autarquía, los dos países producen las mismas
mercancías. Una vez se inicia el comercio, el país A exportará todos los bienes a la economía
B, se producirá un déficit comercial, pues las exportaciones del país B serán menores que las
importaciones provenientes del país A. En este se produce un superávit comercial. El déficit
comercial en el país B repercutirá en una reducción de la liquidez, por lo tanto, los precios
empezaran a reducirse. Lo contrario ocurrirá en el país A, donde aumenta la oferta monetaria
y produce un aumento de los precios. De esta manera, los bienes del país B se hacen más
baratos, mientras que los del país A se encarecen, reduciéndose las tensiones sobre el balance
externo.
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El proceso continúa hasta que el país B empieza a exportar el bien con menor costo relativo,
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hipótesis de la ventaja absoluta. En este caso, se asume que el principio que rige la
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Ello quiere decir, que la competencia real y la formación de precios de producción o centros
de gravedad que se dan en una economía cerrada se pueden extender sin mayores problemas
a la economía internacional. También es importante descartar la formulación del comercio
internacional como una economía de trueque, donde el dinero es un simple velo y no tiene
efectos reales. La competencia internacional se debe analizar en el contexto de una economía
monetaria de producción con desempleo involuntario (Milberg, 2002; Shaikh, 1980a, 2007;
Schumacher, 2012).
Esto quiere decir, que la variable de ajuste de los desequilibrios monetarios derivados de los
déficits o superávits comerciales no son los precios, sino la tasa de interés. Cuando ello
sucede, se pierde el mecanismo que convierte las desventajas absolutas en ventajas
comparativas. Por ejemplo, si el país B incurre en un déficit comercial, ello reduce la liquidez
interna, lo que lleva a un incremento de la tasa de interés. El encarecimiento de los créditos
reduce la inversión y el gasto de consumo, la contracción de la demanda interna aumenta el
desempleo y disminuye los salarios, todo lo cual agudiza la contracción del producto. Puede
ser que los aumentos de la tasa de interés atraigan capitales e inversión del exterior, sin
embargo, ello no resuelve el problema de cuenta corriente, pues el tipo de cambio puede
revaluarse, ahondando el déficit comercial. Claramente, la existencia del desempleo y la
ausencia de un mecanismo automático de ajuste de precios se lleva al traste con la teoría de la
ventaja comparativa (Milberg, 2002; Shaikh, 1980a, 2007; Schumacher, 2012).
El modelo clásico de tasa de cambio real es una extensión directa de los esquemas de
formación de precios de producción y la tasa media de ganancia para una economía cerrada.
Los centros últimos de gravedad son los valores de las mercancías expresados en cantidades
de tiempo de trabajo directo e indirecto verticalmente integrados, cuya expresión monetaria
se denomina precio directo. Los precios de mercado oscilan alrededor de los precios de
producción y estos tienen como atractor los precios directos (Shaikh, 1990, 1984, 1998,
2016). Sean Pi y Pj , los precios de mercado de las mercancías de la industria i y de la
industria j respectivamente. Sean Pi * y Pj* , los precios asociados a los capitales reguladores
Pi P*
dice que los precios relativos, ≅ i* están determinados por las condiciones técnicas de
Pj Pj
producción y la distribución del ingreso (Sraffa, 1960; Garegnani, 1984; Shaikh, 1984, 1990;
Martínez Hernández, 2017).
El precio de cualquier mercancía se puede descomponer en tres partes: (i) costos de los
materiales o insumos (M); (ii) Los costos salariales (wL) y (iii) Los beneficios brutos (Л)2.
Formalmente tenemos:
Pi = M + wL + π (1)
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Shaikh (1984, 1990); Deepankar (2015)
El costo de los materiales e insumos es el ingreso bruto de los empresarios que producen y
venden dichas mercancías en el mercado. Por ello, se pueden también descomponer en los
mismos tres componentes: (i) costos de los materiales para producir M ( M (1) ); (ii) los costos
salariales ( wL(1) ); (iii) beneficios brutos ( π (1) ). Formalmente, tenemos:
Este procedimiento de recursión hacia atrás se puede repetir hasta el punto en el cual el
residual de materiales tienda a cero. De esta manera, el precio de cualquier mercancía se
puede siempre expresar como la suma de dos componentes: (i) Los costos de trabajo directos
en indirectos verticalmente integrados ( W T ); (ii) Los flujos directos e indirectos de beneficios
verticalmente integrados ( π T ). Formalmente, se pueden escribir como:
A partir de las ecuaciones (1) a (4), el precio de la mercancía i se puede escribir como:
Pi = W T + π T (5)
⎛ πT ⎞
Pi = wLT ⎜⎜1 + T ⎟⎟ (6)
⎝ wL ⎠
πT
Donde z i = se define como la razón beneficios-salarios verticalmente integrados. Si
wLT
definimos el vector de trabajo directo e indirecto verticalmente integrado como
vi = ( L + L(1) + L( 2 ) + L(3) + L( 4) + ....) , podemos escribir la expresión de los precios relativos
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rK iT rK Tj
Ahora, por definición, sabemos que z i = e igual para z j = , esto es así, pues las
wLTi wLTj
ganancias brutas resultan de multiplicar la tasa de ganancia por el capital directo e indirecto
verticalmente integrado ( K iT y K Tj ). Se puede mostrar que, en un sistema complejo de
⎛ rK iT ⎞
⎜1 + T ⎟
⎜ wL ⎟
interdependencia densa industrial, la razón ⎝ i ⎠ ≅ 1 .3
⎛ rK jT
⎞
⎜1 + ⎟
⎜ wLT ⎟
⎝ j ⎠
Pero se hace evidente que, en la medida que la economía esté interconectada, es decir,
compuesta por bienes básicos (en el sentido de Sraffa), entonces todas las industrias
entrarán directa o indirectamente en la producción de cualquier industria, lo que
implica que la razón integrada ganancia-salario directas existentes en la economía.
Pero si esto es así, se desprende de la ecuación (7) que las desviaciones entre precios y
los valores relativos dependen de la extensión en que diferentes promedios
ponderados (combinaciones convexas) del mismo conjunto de razones directas
ganancia-salario difieran entre sí. En una economía real, con una extensa red de
interconexiones industriales, resulta bastante claro conocer por qué incluso grandes
variaciones en las razones directas ganancia-salario (Л/W), pueden reducirse a
variaciones relativamente moderadas en las razones integradas de ganancia-salio
rK iT
zi = . La influencia de las variaciones en z i es, entonces, aún más reducida, por
wLTi
el hecho de que para las desviaciones precio-valor lo que resulta relevante son las
variaciones en (1+ z i ), siendo estas últimas variaciones siempre menores que las
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Deepankar (2015) y Martinez Hernandez (2017).
Así las cosas, el precio relativo de las industrias i y j, se pueden reducir a la razón de la suma
de los costos directos e indirectos de trabajo verticalmente integrados:
Pi Pi* wvi*
≅ ≅ (8)
Pj Pj* wv *j
en el país extranjero y en el país nacional respectivamente. Sea PcT* y PcT , los precios de los
Pc P*
τ= y τ * = c* para el país nacional y el país extranjero. La tasa de cambio real se define
PcT PcT
de la siguiente manera:
eP * wr* v * ⎛ τ * ⎞
eR = = ⎜ ⎟ (9)
P wr v ⎜⎝ τ ⎟⎠
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“El precedente resultado implica que los precios relativos en moneda común de dos
países –tasa de cambio real entre ellos- serán regulados por los costos reales de
trabajo verticalmente integrados de los capitales reguladores de las canastas de
mercancías ajustadas por contenido transable/no transable (apertura) de las canastas
de consumo” (Shaikh y Antonopoulos, 2013, p. 210).
El modelo clásico de tasa de cambio real ha sido evaluado empíricamente para países
desarrollados y en desarrollo (Ruíz Nápoles, 2010; Martínez Hernández, 2010; 2017; Shaikh,
1991,2016; Boundi Chraki, 2017; Mejorado, 1996). Un ejercicio detallado exige tener
información consistente de las matrices insumo-producto de los dos países de interés. Esto es
así ya que los costos unitarios indirectos de trabajo verticalmente integrados se obtienen de la
matriz inversa de Leontief. Es muy difícil tener información de las matrices insumo producto
de los países a lo largo del tiempo. Sin embargo, se puede contar con una buena aproximación
a partir de la razón de los cosos reales unitarios de trabajo directo. Algunos autores, siguiendo
tradiciones teóricas diferentes, interpretan dicha razón como tasa de cambio real de equilibrio
o indicador de competitividad internacional (Jesús Felipe y Kumar, 2011; Marconi, 2012)
El ejercicio que se realiza en este trabajo para Estados Unidos y Colombia adopta dicha
recomendación. Siguiendo la metodología sugerida por Martínez Hernández (2010), la razón
de los costos reales unitarios de trabajo directos de Estados Unidos (US) y Colombia (Col) es:
r
wUSA + SUSA
r
r
PIBUSA
EmpleoUSA
rxr = (10)
wCol + S Col
r r
r
PIBCol
Empleo Col
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La información utilizada para calcular la razón de costos reales unitarios de trabajo entre
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Colombia y Estados Unidos (rxr) fue: el PIB real de ambos países, los pagos de sueldos y
salarios reales, el empleo total de las dos economías y los índices de precios implícitos de PIB.
La información cubre el periodo 1970-2000. La tasa de cambio real de Colombia se tomó de
la información que publica el Banco de la República.
En el gráfico 1 se presentan las dos series. La tasa de cambio real de Colombia (ITCR) y la
razón de costos reales unitarios de trabajo directo (rxr) de Colombia y los Estados Unidos. A
pesar de que este ejercicio es una primera aproximación del cálculo del centro de gravedad de
la tasa de cambio real de Colombia, sorprende el buen ajuste del modelo. Efectivamente, la
tasa de cambio real fluctúa alrededor de los costos reales unitarios de trabajo directo durante
el periodo 1970-2000.
Se identifican dos periodos: (1) periodo 1970-1985, cuando la tasa de cambio estuvo por
debajo de su centro de gravedad. Durante este periodo, se presentó un déficit comercial
persistente en la economía colombiana; (2) periodo 1986-2000, donde se recupera la tasa de
cambio real, situándose por encima de su centro de gravedad. Las políticas de ajuste y la
depreciación del tipo de cambio que fueron impulsadas por el gobierno permitieron que el
balance externo de bienes y servicios se corrigiera, pasando de un déficit a superávit. Sin
embargo, dicha situación no se pudo mantener sino hasta principios de la década de los
noventa. Desde 1993, se volvió a registrar un saldo negativo de la balanza comercial que
continuó aumentando hasta el final del periodo de análisis.
En este sentido, se confirma la hipótesis del modelo clásico de la tasa de cambio real. La
devaluación de la moneda nacional no corrige automáticamente el des-balance comercial en
el largo plazo, ni permite compensar el diferencial de costos relativos, es decir, no elimina la
desventaja absoluta en el comercio internacional. 27
Página
Gráfico 1
160
140
120
100
80
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0
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2000
INDICE TASA DE CAMBIO REAL COLOMBIA rxr
Un ejercicio más riguroso consiste en examinar la existencia de una relación de largo plazo
entre la tasa de cambio real y la razón de costos reales unitarios directos de trabajo. El
procedimiento sigue las dos etapas de Engel y Granger (1987). El primer paso consiste en
examinar sí las variables presentan una raíz unitaria, es decir, definir si son series estacionarias
o no. El segundo paso requiere estimar la relación de co-integración y determinar sí los
residuos de dicha ecuación son estacionarios o no. En el cuadro 1 se muestra la prueba de
Dickey Fuller que evalúa la hipótesis nula de presencia de raíz unitaria. Como se puede
28
Cuadro 1
Pruebas de Raíz Unitaria
Cuadro 2
Ecuación Coi-ntegrante
4. Conclusiones
El objetivo del presente trabajo fue presentar de manera rigurosa lo que hemos denominado
la “Conjetura de Shaikh”. Primero se desarrollan los tres componentes teóricos y
conceptuales que hacen parte de sus “fundamentos”: (i) Una concepción de la competencia
real en el modo de producción capitalista, definida como una guerra continua por la
sobrevivencia, cuyas armas son el cambio técnico, la inversión en capital y los ajustes de
precios que permiten golpear duramente a los capitales adversarios para concentrar y
centralizar el poder en el mercado. (ii) Una teoría de la desventaja absoluta que determina la
especialización y la división internacional del trabajo, que explica los procesos de causación
circular acumulativa de los superávits comerciales y de acumulación de obligaciones externas
entre países desarrollados y en desarrollo (iii) Una interpretación monetaria de la tasa de
interés, que inhibe que las ventajas absolutas se transformen en desventajas comparativas en
libre comercio.
Luego se procede a presentar el modelo de determinación de la tasa de cambio real entre dos
países, que se deriva de la teoría de formación de precios de producción o centros de gravedad
del enfoque clásico y marxista. Se muestra que la tasa de cambio real está determinada en el
largo plazo por la razón de los costos reales directos e indirectos de trabajo verticalmente
integrados. De ello se deduce que la tasa de cambio real no es la variable de ajuste automático
que garantiza el equilibrio de las balanzas comerciales y que hace a dos naciones desiguales
igualmente competitivas.
30
El libre comercio como lo manifestó Adam Smith siempre favorece a los países ricos y puede
Página
llegar a perjudicar a las naciones con menor desarrollo tecnológico. Las reducciones salariales
Este ejercicio cobra gran relevancia a nivel global, cuando la administración del presidente
Trump adelanta acciones conducentes crear un ambiente de guerra comercial con China,
aduciendo que el país asiático manipula su tasa de cambio para alterar artificialmente sus
ventajas con el coloso del norte. Sin embargo, desde la perspectiva clásica, el persistente
déficit comercial de Estados Unidos con China no se explica por las políticas “cambiarias” de
empobrecer al vecino, sino por factores estructurales: la ventaja absoluta de China en
términos de la razón de los costos relativos directos e indirectos de trabajo verticalmente
integrados de su sector transable (Shaikh y Weber, 2018).
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