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Letras de fuego

Artemetis, era un joven soñador que vivía junto a su familia, ciudadanos atenienses, en la
bella ciudad amurallada. Era alto, esbelto y dedicaba gran parte de sus días escribiendo
poemas de amor destinados a la hermosa Penélope, la dueña de su corazón, la joven de
profundos ojos marrones y ensortijada melena.

A pesar de sus intentos, su amor, no era correspondido…Con lágrimas se alejó a pedir al dios
padre de los dioses y los mortales, Zeus, que le conceda la gracia divina: por cada palabra que
escribiese, éstas se convertirían en monedas de oro. Así tendría la vida de un rey y conquistaría
con sus riquezas a su amada. Zeus escuchó.

Al día siguiente cuando Artemis comenzó a escribir, su poema se transformó en oro y los
posteriores … Con los años ya nada quedaba del joven poeta solo su amor por Penélope, la
cual se había casado con un el rey de Micenas.

Atormentado organizó un poderoso ejército e invadió Micenas. La lucha duró varios años,
pero no cesaba porque era inmensamente rico, sus poemas seguían convirtiéndose en oro.

Una noche lluviosa, cubierta en su capa roja llegó hasta el campamento del poeta, una
enigmática dama de ojos profundos: era Penélope, su amada. Le suplicó que cesara la guerra,
su único hijo había muerto en batalla. Su llanto lo cubrió de vergüenza.

Se alejó nuevamente al Olimpo e imploró a Zeus le quite su deseo. Zeus rugió:

-Por tu deseo y codicia muchos inocentes murieron por eso te maldigo a ser el viento cálido,
sofocante del verano, al que todos detestan, pero como tu amor fue puro traerá consigo el
alivio de las lluvias.

Así fue como el joven Artemis comenzó a vagar por la Tierra recordando lo malo de sus
acciones, pero arrepentido de ellas puesto que lo acompaña la fresca lluvia.

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