Está en la página 1de 6

UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD

Introducción

Hoy en día hay una cierta preocupación por el fracaso escolar ya que la
realidad se ha impuesto de una manera clara, aunque haya tenido que venir de
fuera el aldabonazo definitivo en forma de estudio comparativo internacional
(informe Pisa) nada sospechoso de partidista, interesado ni tendencioso que ha
puesto al descubierto lo que durante tanto tiempo se ha querido ocultar y
cuando ya no se podía, justificar desde ciertos sectores. Sin paliativos, nuestra
enseñanza está muy atrás con la de nuestros vecinos, cuyos alumnos/as hoy
serán los profesionales del mañana que estarán en las mejores condiciones
para competir en el mercado de trabajo, profesional, académico y científico con
los nuestros que lamentablemente lo tendrán muy complicado y tendrán que
conformarse con lo que les dejen, así ha ocurrido en el pasado, ocurre hoy día
y me temo que seguirá ocurriendo en el futuro.

A nuestra educación le falta calidad, o dicho de otra manera, nuestra


educación no tiene una calidad suficiente, aceptable, válida; pero cuando
hablamos de calidad educativa ¿de qué estamos hablando?, cuando nos
hacemos esta pregunta, nos damos cuenta de que pueden existir tantas
respuestas como individuos porque la educación no es neutra, sino que
adquiere significados diferentes según la ideología de cada uno, según la teoría
sobre la que se fundamenta y las características de la sociedad en la que se
implementa, por ello lo primero que tenemos que tener claro es ¿para qué
educamos? ¿porqué educamos? ¿en qué educamos?, y ¿a quién, cómo,
donde y cuándo educamos?

La educación, toda educación debe constar de unos principios elementales


que deben ser respetados en todo momento sea cual sea el signo político del
gobierno del momento; por ello podemos decir que la educación ha de ser
integral, coherente, eficaz y satisfactoria.
• Educación integral: que consiste en que ésta incluya todos los factores
que permitan el desarrollo integral del hombre de manera que el
individuo, todo individuo esté en condiciones de poder desarrollar todas
sus capacidades como ser humano.
• Educación coherente: de manera que a todos los elementos de la
educación se les dé la importancia que realmente tienen para el correcto
desarrollo de la vida de los alumnos/as.
• Educación eficaz: todos los elementos deben cumplir perfectamente su
función de manera que todo individuo desarrolle sus posibilidades y esté
en condiciones de superar todo tipo de limitaciones naturalmente
posibles.
• Educación satisfactoria: la educación es para la felicidad del individuo,
para su verdadera libertad, para estar en condiciones de dar respuesta
al verdadero sentido de la vida de los seres humanos y no para servir a
estructuras, ideologías o intereses de ningún tipo ni signo, el ser humano
integral es lo que importa, todo lo demás le está subordinado.

El interés por la calidad de la educación es tan antiguo como la educación


misma y la historia nos demuestra que todos los grandes educadores han
buscado la excelencia en ella aunque ésta ha podido variar en función de su
concepto del hombre pero siempre al servicio mismo del hombre.

El planteamiento de la calidad educativa hoy

Está bien determinar, como hemos hecho, los principios sobre los que
debería pivotar la calidad de la enseñanza y su enfoque humanístico, pero la
realidad es muy otra ya que la necesidad de la calidad educativa no se hace
esencialmente desde el ámbito pedagógico sino desde el político y el
económico y por ello, son los gobiernos de cada momento los que se lanzan a
la búsqueda de esa calidad. Por otra parte, es evidente que el progreso
económico depende de la mejora de la educación y de ello son conscientes los
gobernantes de cada momento y para ello establecen un sistema educativo
nacional organizado y dirigido por el Estado y que cada vez abarca un período
más largo de la vida del niño/a, además de prestar su atención a la educación
básica de los adultos.

La preocupación por la calidad de la educación se establece hoy desde los


gobiernos a la vista de una serie de problemas con amplia incidencia en la
opinión pública, tales como:
• Las altas tasas de fracaso escolar.
• El aumento del paro juvenil.
• La persistencia, cuando no aumento, de las desigualdades sociales.
• La aparición de la violencia de los alumnos/as en los centros escolares.
• El bajo nivel de conocimientos alcanzados por los alumnos/as.
• La crisis económica que reclama un mayor control del gasto en
educación.
• A los distintos planteamientos de los grupos sociales que demandan
diferentes tipos de educación en función de sus criterios, intereses o
visión de la sociedad.

Como hemos dicho anteriormente, la calidad de la educación también está


influida por la economía que de hecho se aplica a todos los campos de la vida y
de la sociedad y que naturalmente la educación no es una excepción y así la
educación es medida y cuantificada como una mercancía más y por lo tanto no
pasa por alto la importancia de la eficiencia, como tampoco de la importancia
de contar con un sistema de evaluación de aplicación indiscriminada en todos
los casos, colegios y países llegando a ser la única medida del éxito y la
competitividad su valor supremo.

No hay un solo modelo de educación que no tenga defectos, que pueda y


deba ser criticado (valorado) y que no sea susceptible de mejora y que con el
paso del tiempo tenga que ser reformado, pero ¿cuál es nuestro modelo? ¿a
qué aspiramos educacionalmente? ¿cuáles son los objetivos fundamentales de
la educación? ¿la escuela ha de ser un elemento fundamental para el éxito
profesional y social de nuestros hijos/as? ¿nuestras escuelas han de ser
eficaces o ineficaces? ¿en que se debe centrar la gestión de la calidad en el
proceso educativo o en los resultados?, etc. etc.

La educación no puede ni debe estar impregnada de los valores políticos,


ideológicos ni económicos del momento, ni de ningún momento y los recursos
a ella dedicados tampoco pueden depender de la idea o concepto que el
gobernante de turno tenga o las presiones sociales le impongan, creo que ha
llegado el momento de que determinadas cuestiones fundamentales de toda
sociedad verdaderamente desarrollada, avanzada, libre y socialmente
democrática sean debidamente aclaradas, determinadas, desarrolladas y
aprobadas con el concurso de todos los partidos políticos o al menos de la
mayoría e inexcusablemente de los dos que se alternan en el poder.

Nuestro modelo educativo ha sido evaluado con unos resultados


manifiestamente mejorables, se han puesto en evidencia sus deficiencias, que
son además muy claras y concretas:
• El elevado fracaso escolar, que está ahí y que está cuantificado y que es
un signo inequívoco de que algo se está haciendo mal y que algo
importante está fallado y que se tienen que realizar cambios
sustanciales.
• Las carencias que presentan nuestros alumnos/as en sus niveles de
conocimientos y que les hace estar muy por debajo de la media europea
en materias tan fundamentales como la comprensión lectora, la
redacción de textos y las matemáticas.
• El grave deterioro de la convivencia en la escuela y el clima de violencia
que se vive.
• El evidente desprestigio social del profesor/a que siendo la pieza
fundamental sobre la que se ha de construir la enseñanza, no pinta nada
en la escuela, ni de hecho tiene nada que decir en ella.
• Unos equipos directivos no profesionalizados y muchas veces sin la
mínima competencia exigible para las funciones que tienen
encomendadas y que han de desarrollar.

Lo anteriormente citado exige una respuesta y pronto para superar la


situación de conflicto y evitar que se siga deteriorando lo que ya esta de por sí,
bastante deteriorado. Para ello sería conveniente que se tomasen al menos las
siguientes medidas:
• La valoración del esfuerzo, la dedicación y la exigencia del trabajo que el
alumno/a ha de realizar de manera que se llegue a alcanzar los hábitos
de aprendizaje y disciplina necesarios para obtener unos resultados
óptimos.
• Adoptar un sistema de evaluación que haga desaparecer totalmente la
promoción automática, estableciendo un tipo de prueba general en
bachillerato estatal, objetiva y externa.
• Establecer un sistema de integración que desarrolle distintos itinerarios
educativos flexibles de manera que posibilite oportunidades a todas las
situaciones.
• Que la atención a la diversidad esté debidamente programada,
establecida y preparada para dar respuesta automática a la integración
de los inmigrantes a través de un refuerzo intenso y amplio del
aprendizaje de la lengua.
• La potenciación de una formación profesional efectiva debidamente
organizada y dotada presupuestariamente con capacidad para
engancharse a ella en distintos niveles, según las orientaciones de los
propios alumnos/as y su marcha general y experiencia.
• La formación y establecimiento de unos equipos directivos
profesionalizados en los centros desarrollando un programa adecuado
para la función directiva.
• El reconocimiento y valoración personal y profesional del profesorado,
cuidando su formación inicial, afianzando su autoridad y reconocimiento
social y estableciendo el acceso a la función pública docente por
méritos y capacidad profesional y nunca y bajo ningún concepto por
antigüedad o compromisos extraprofesionales.

Verdaderamente en la coyuntura actual son preocupante los siguientes


aspectos:

1. La dependencia de la educación a la economía: es verdad que en


nuestro mundo la economía lo mueve todo y verdaderamente existe una
relación entre economía y educación lo cual no significa ni mucho menos
que los resultados obtenidos por los alumnos/as tengan que estar en
relación a la inversión realizada, los principios y criterios de la economía
de mercado, no se pude llevar a la educación, pues ésta no es una
variable dependiente de la economía, es más, en ciertos casos los
principios de la economía son claramente contrarios a los de la
educación, puesto que se parte de considerar la educación como un
derecho inalienable de la persona y que se le debe de proporcionar a
todos con independencia de su mayor o menor rentabilidad económica.
2. La inclinación a equiparar los tiempos: naturalmente que se desea
obtener los mejores resultados en el menor tiempo posible y en
educación también, pero mientras en economía los resultados han de
poderse ver a corto plazo, de manera que en el ciclo productivo se
puedan llevar a cabo los distintos aspectos del mismo (financiación del
producto, fabricación o producción, venta y rentabilidad) en la educación
esto no funciona así, los resultados son siempre a más largo plazo y esa
es la esencia que tiene la dinámica del proceso educativo.
3. La simplificación de procesos que pretende equipararlos:
evidentemente todos los sectores productivos tienen su propio proceso
económico diferenciado, aunque su dinámica general sea muy parecida
y por ello perfectamente evaluable, sin embargo los procesos educativos
son mucho más complejos y ya no son tan fáciles de medir y valorar ya
que no cuenta con normas y pautas preestablecidas y no puede medirse
la calidad solamente por el rendimiento académico sino también por el
desarrollo del propio proceso. Recordemos que la educación tiene como
centro al ser humano y por lo tanto no es sólo una cuestión de
conocimientos y habilidades, sino que también conlleva unos valores,
una formación personal que ha de tener presente las distintas
manifestaciones de la personalidad humana que son muy diferentes en
cada persona pues intervienen factores cambiantes muy difíciles de
medir, hay varias maneras de aprender y cada una es verdaderamente
útil y válida en su caso.
4. El equiparar a la educación de calidad con competitividad y éxito:
una educación de calidad supone aprender y desarrollar el gusto por
aprender, supone también desarrollarse como persona, como ser
pensante independiente y responsable, respetuoso consigo mismo y con
los demás y que consigue llegar a un nivel bueno de habilidades
personales y sociales que le capacitan para resolver problemas. Con
todas estas premisas el éxito está asegurado, pero la educación de
calidad no dirige a los individuos hacia el éxito como meta, sino a la
formación integral de los seres humanos.
5. Darle a la escuela el carácter de empresa: la primea cuestión que
debemos tener muy clara es que la educación no es un producto, una
cosa, no es nada comercial ni tangible, la educación forma personas,
posibilita el desarrolla integral de estas. Estamos asistiendo cada vez
más a una prostitución del lenguaje de manera que las palabras
utilizadas para expresar una cosa, ya no significa aquello que dice el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y desde luego,
tampoco lo que todo el mundo ha interpretado e interpreta por ello; esto
que en política se ha convertido ya de uso habitual y corriente, en la
educación no se debería permitir su introducción, pues ya se le ha hecho
bastante daño y esto sería la puntilla.
6. Supeditar la educación a las demandas sociales: los objetivos de la
educación tienen carácter de permanencia, de estabilidad, son los
mismos ayer que hoy y desde luego la educación no tiene que estar
sometida a las modas e intereses circunstanciales. Cuando se ha
pretendido adaptar la educación a la realidad social es cuando se ha
conseguido la mayor decadencia educativa y como consecuencia de
ella, también social, esta realidad histórica nos demuestra que errores
cometidos y reconocidos no deben ser repetidos.
7. La dependencia de la calidad en la educación de los recursos
económicos en ella invertidos: evidentemente los recursos
económicos son necesarios ¿qué actividad se puede realizar hoy sin
recursos económicos?, pero de ahí a creernos que una está en función
de la otra es un error importante y muy extendido hoy día. Podemos y
debemos utilizar la tecnología como herramienta en la medida en que
ayude a la buena educación del individuo, pero lo fundamental es tener
claro lo que se pretende conseguir con la educación, darle su verdadera
función a los centros escolares, regirse la educación por los valores que
la hacen posible, saber criticar y separar convenientemente la
información que nos bombardea orientada hacia los criterios
anteriormente valorados y en definitiva no quedarnos en los medios sino
en los profesores/as y los alumnos/as que son la esencia de la
educación y de la escuela. Formación técnica si, pero con una formación
humanística completa, a través de la cual el profesor/a pueda interiorizar
los valores que quiere transmitir. Escuela por todo lo que significa ¡qué
bonita palabra!
8. La escuela como única responsable de la calidad de la educación:
si así fuese de verdad, otro gallo nos cantaría, pero no, no lo es y en
consecuencia, se debe de tener muy claro que ella es sólo uno de los
agentes educativos y precisamente no es el más decisivo. La incidencia
en la educación de nuestros alumnos/as de los medios de comunicación,
especialmente televisión y video juegos, la publicidad con sus falsas
espectivas, los amigos y la pandilla, los espectáculos y los valores y
actitudes socialmente vigentes tienen una influencia mayor que la
escuela, por ello, si queremos mejorar nuestra educación, está muy
claro que tenemos que mejorar nuestra sociedad, pero si es que,
actualmente, vamos en la dirección contraria y así, vamos dejando atrás,
los principios que siempre han distinguido a la buena educación; es
decir, la humanización de los individuos y de la sociedad, la solidaridad,
la conciliación, la integración, el respeto, la creación, el trabajo, el cultivo
del espíritu, etc. etc.

Conclusión

La educación se basa en unos principios y por ello cuanto más rápidos


sean los cambios sociales, con más razón deben aplicarse estos en la
educación ya que serán estos los que permitan al individuo evolucionar y
adaptarse a la realidad social sin destruirlo, pero si queremos cambiar nuestra
educación, evidentemente tenemos que cambiar nuestra sociedad haciéndola
más humana, solidaria, generosa, integradora y trabajadora, adornándola con
los valores del espíritu que eleve al individuo por encima de lo meramente
material. La educación que tiene cono centro al ser humano, plantea una
cuestión de valores, de personas independientes y libres complementado con
los conocimientos y las habilidades.

Bibliografía

Cano, E. (1998). Evaluación de la calidad educativa. Madrid: La Muralla.


Martín, M. (2001). La calidad educativa en un mundo globalizado. Alcalá:
Universidad de Alcalá.

También podría gustarte