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“Para quienes han sido entrenados por ella”. La disciplina no es inmediata.

No porque
no sea eficiente sino porque somos mucho más necios de lo que
pensamos. Piénsalo. ¿Cuánto te cuesta dejar que Dios transforme tu vida? ¿Qué tan
difícil es confiar cien por ciento en el Señor y dejar de preocuparte? Seamos
honestos. No es nada fácil dejarse caer y esperar que Dios nos reciba.
Sin embargo, la disciplina nos ayuda a entender la necesidad de corregir lo que
hacemos. Nos hace pensar más y hablar menos.
Meditar más y actuar menos. Poco a poco, vamos entendiendo las consecuencias
que tienen nuestros actos y nuestras palabras y por ello no “saltamos” tan rápido como
antes. La disciplina es buena. Nunca lo olvides. Como dice el versículo: es probable
que no sea agradable al momento de recibirla pero con el tiempo produce paz y
justicia. ¿Cómo puede llegar esa paz? Cuando uno entiende que está siendo
disciplinado por Dios, hace cambios a su vida para corregir lo que Dios le está
mostrando.
Por consecuencia, uno termina acercándose más al Señor. sabemos que la paz que
da Dios no la encontramos en ningún otro lado. Así que, si escuchamos la corrección
del Señor y transformamos nuestra vida, nuestra comunión con Él será mejor y su paz
abundará en nosotros. Pero volvamos al punto inicial: debemos ser entrenados por la
disciplina. Toma tiempo. Aunque vivimos en la era de lo instantáneo, debemos
aprender que así no funcionan las cosas con Dios. Él nos va moldeando. Poco a
poco. Paso a paso. Nos da lo que podemos entender en el momento en que lo
podemos entender.
Así también quita cuando no sabemos que hacer con lo que tenemos. ¿Lo
entiendes? Si un niño hace mal uso de un juguete, los padres se lo quitarán hasta que
aprenda a usarlo correctamente. Pues así Dios tiene que actuar también con
nosotros. ¡Cuántas veces somos bendecidos y en lugar de ser canales de bendición
nos convertimos en “presas” que almacenan todo? Esto quiere decir que no estamos
siendo sabios con lo que el Señor nos da.

Ten paciencia. Confía. Escucha.

La disciplina de Dios transformará tu vida de pies a cabeza. Sin embargo, no será un


camino fácil. Tu naturaleza caída buscará luchar en contra de estos cambios. Los
cuestionará. Te hará dudar. Pero si permaneces, podrás cosechar la paz y justicia
que Dios nos promete en el versículo que estudiamos hoy. No es fácil ser
reprendido. No es fácil aceptar que hacemos algo mal. No es fácil humillarse y
reconocer que Dios está bien y yo estoy mal. Si logramos superar todo esto, nosotros
seremos los primeros en beneficiarse. Inténtalo. Deja que Dios haga cambios en tu
vida en lugar de luchar contra ellos y experimenta en carne propia sus promesas
hechas realidad.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados.
Hebreos 12:11

Disciplina: La disciplina es un hábito que cada persona genera con base a su


compromiso y autocontrol sumando también el comportamiento y personalidad que
tenga cada uno, ya que como individuos planificamos, definimos nuestros objetivos y
metas y así mismo diseñamos el paso a paso para poder lograrlos.

Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío,
no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por
él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Hebreos 12:5-6

Quien practica algún deporte no puede de ninguna manera prescindir de la disciplina.


Esto como requisito para alcanzar el máximo grado de rendimiento durante la
competencia. Hay, sin embargo, y esto sucede con frecuencia, que tanto hombres
como mujeres son esclavos de su propio cuerpo convirtiéndolo en cárcel de su
vanidad, pues quieren alcanzar unas medidas especiales en su tórax, en su abdomen
y en sus glúteos, considerando que eso les dará cierto estatus social y serán
mayormente aceptados.
Su valoración, entonces, depende de agentes externos. Una chica diría: ¡tienes el
súper cuerpo! O el varón pensaría para sí: ¡tengo el estado atlético ideal! Pero, ¿es
eso lo que realmente da sentido e identidad a nuestra vida? ¿No será algo mucho más
profundo que tiene que ver con nuestra espiritualidad, es decir, con nuestra santidad y
con la vida futura que nos espera, que puede ser gloriosa y bienaventurada o fatal por
no anhelar mejor que en nosotros se forme el carácter de Cristo?

El apóstol Pablo dice en 1 de Timoteo 4: 8: NVI “pues aunque el ejercicio físico trae
algún provecho, la piedad es útil para todo ya que incluye una promesa, no sólo para
la vida presente, sino también para la vida venidera”.
Y, ciertamente en su Palabra nos dice que seamos santos como Él es santo, 1 Pedro
1:16-19 ya que sin santidad, nos recuerda, nadie vera a Dios. Hebreos 12:14 Es
pues, desde su entrañable amor, santo y perfecto, que nos llama a la santidad. Esto
no significa que llegaremos a poseer sus atributos, mas sí, desde nuestra perspectiva
de hijos reconciliados por medio de su sangre, ser imitadores de Cristo, siendo
obedientes a su Palabra.

La palabra disciplina, es derivada del latín: discípulus, que significa el que es


enseñado por otro, palabra que a la vez se asocia con autoridad. Es decir, una
persona ordena, y la otra obedece. En la antigüedad la palabra disciplina se usaba
para definir el acto de ser discipulado por un filósofo o maestro, generalmente
religioso.
El autor de esta epístola, tratándonos, no como a extraños, sino como a hijos, nos da
unos consejos claves para ser verdaderos hijos de Dios, mediante la disciplina:
1. No tomar a la ligera la disciplina del Señor. Podemos darle un pobrísimo
sentido, subvalorarla y perder la perspectiva de hijos de Dios, siendo
descuidados olvidando de dónde él nos rescató, y queriendo vivir la vida como
mejor nos parezca.
De forma poderosa, Jesús nos dio ejemplo de humildad, obediencia y
sometimiento, menospreciando la humillación de morir en una cruz, dejando a un
lado lo que habría de padecer y poniendo su mirada en Dios; lo cual le dio el más
grande honor y privilegio cual es el de haber sido exaltado a lo sumo, recibiendo
un nombre que es sobre todo nombre y sentándolo a su derecha... Filipenses 2: 8-
9… NVI
Nosotros, como resultado de someternos a su disciplina, obtendremos justicia y
paz, esos frutos que nos hacen testificar de Cristo, es decir, de en quien hemos
puesto nuestra fe y quién es el Señor, Dueño y Amo de nuestras vidas, y esto no
solo para el aquí y el ahora, sino para la eternidad cuando le veamos cara a cara.
Porque como dice en el Evangelio según San Juan 17: 3: “Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien
has enviado”. NVI
¿No es este un galardón mayor que el obtenido en un deporte físico cuya gloria es
efímera?
2. No desanimarse cuando nos reprenda, pues la disciplina es una clara
demostración del entrañable amor con que él nos ama desde el principio.
“Porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como
hijo”. Hebreos 12: 6. NVI
3. Soportar la disciplina, así Dios nos tratará como a hijos. Hebreos 2: 7
Luego, un poco más adelante, para hacérnoslo entender mejor, el autor
compara la disciplina que con respeto recibimos de nuestros padres para
nuestro bien y felicidad en esta tierra, con la que recibimos del Señor, y que
nos incomoda, por ir en contravía de nuestros gustos, vanidades y deseos,
pero que tiene como impronta nuestra santificación, sin la cual nadie verá al
Señor. Hebreos 12: 14. NVI
Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que disciplina es igual a amor. Solo
un padre que aborrece a su hijo, menosprecia la disciplina y lo deja
irresponsablemente abandonado a su suerte. Mas nuestro Padre celestial
siempre quiere formar en nosotros el carácter perfecto de su Hijo, y por eso
nos disciplina.

APLICACIÓN AL TEXTO
Como aplicaciones al texto preguntémonos:
- ¿Nos estamos dejando disciplinar por Dios obedeciendo su Palabra, o
seguimos nuestro propio consejo imponiéndonos disciplinas que se salen de la
esfera espiritual trazada por Él, solo por vanidad, para vernos mejor
exteriormente?
- ¿Cuidas adecuadamente de tu cuerpo teniendo en cuenta, como dicen Las
Escrituras, que es el templo del Espíritu Santo? 1 corintios 6:19-20 NVI
- ¿Procuras acercarte al conocimiento de los atributos de Dios, discipulándote
y congregándote con frecuencia como él nos manda que lo
hagamos? Hebreos 10:25
- ¿Cuáles son tus prioridades con relación al cuidado personal, es decir, como
tratas tu cuerpo? Jesús, queridos hermanos, en el primero y gran mandamiento
no excluye el amor a sí mismos…”amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Lo
que él aborrece, es el pecado de la egolatría. Esto es, que convirtamos nuestro
cuerpo en ídolo, concediéndole más valor aún que a Dios mismo quien es
nuestro real artífice. Salmo 139: 15 NVI
- ¿Nuestra actitud es de hijos legítimos, reconciliados con Dios, o solo
buscamos nuestro propio bien y exaltación, despreciando la disciplina del
Señor como expresión de su amor?

EN RESUMEN
Una vida sin disciplina es una vida vacía y caótica. Es como río sin cauce, que
nadie sabe hacia dónde se dirige y causa muchos estragos. En cambio, quien ha
recibido la disciplina con amor y gratitud, y ha dejado a un lado el orgullo y la
autosuficiencia;
sabe que, aunque haya tempestades y las corrientes se desborden, cuando estas se
calmen, tomará nuevamente su curso, porque no depende de circunstancias externas,
sino que confía en que, inexorablemente, con el poder del Espíritu Santo,
desembocará en el puerto feliz de una eternidad venturosa en Cristo.
Por eso decimos, queridos hermanos, que hay una sola manera de ser verdaderos
discípulos: dejarnos moldear por él. Poner nuestros ojos en Cristo, autor y
consumador de la fe… Hebreos 12: 2 NVI, y no apartarlos nunca de Él.
La disciplina es un orden y someterse a ella es difícil cuando rechazamos un cambio
en el camino, hábitos, costumbres ó formas de vida establecidas.
Regularmente "se argumentan" siempre prioridades en justificación ó derecho, por lo
tanto nos incómoda, nos entristece ó hasta nos irrita y molesta, pero si después lo
analizamos de manera inteligente ó con sabiduría, acabamos reconociendo que lo
más saludable y reconfortante para todos, lo es el meterse en un orden, sobretodo
para obtener un bienestar común.
Ninguna disciplina resulta agradable al momento de recibirla, algunas veces causa
dolor físico ó emocional, pero después se reconoce que era necesario para centrar y
ordenar nuestra vida, y la apacible cosecha que se obtiene lo es una vida recta é
integra para los que han sido entrenados en ella.
Que reconfortante y satisfactorio resulta el aceptar la decisión de ejercitarse en el
conocimiento y aplicación de las ordenanzas, principios y mandamientos divinos.
Someter nuestra voluntad en el orden y disciplina de Dios es el principio de la
sabiduría.
En el contexto dice:
⁷Si soportan la disciplina, Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su
padre no discipline?
Si aprendemos a disciplinarnos en Su palabra y voluntad, y aprendemos la lección que
nos quiere dar, viviremos en paz, gozo, rectitud y haremos el bien

Es de sabios aceptar la disciplina, es de necios rechazarla

¿Cuál es tu decisión?

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