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POEMA LA VELA. Instantes de Prelocura
POEMA LA VELA. Instantes de Prelocura
A Mine
La vela
Salí del lugar en que te habías resguardado varios días y empecé a caminar en línea recta.
Empezó a caer agua, seguí caminando; cada vez arreciaba más la lluvia, mis zapatos
empezaban a salpicar el lodo.
Todo se oscureció, vi al fondo de la gran avenida que los árboles se movían y sus ramas se
azotaban contra el viento.
El agua empezó a subir a las banquetas, cada cuadra que avanzaba era más difícil caminar.
Busqué dónde refugiarme, pero todas las casas y locales estaban sin luz.
Sentí que ya no sabía a dónde iba, desconocí las calles que antes identificaba para llegar a
mi destino.
Empecé a tocar en varias puertas para preguntar dónde estaba, pero nadie salía. Seguí
dando vueltas; me sentí perdido.
A lo lejos vi árboles que flotaban entre los ríos que habían provocado la lluvia.
Entre la oscuridad y la intensa lluvia vi una vela encendida que parecía apagarse por el
soplido del aire y el agua.
Señale con mi dedo la flama, la seguí y me llevó a una casa que parecía abandonada, grite,
¡¡ buenas noches!! y empezaron a ladrar varios perros.
Me acerqué, los perros brincaron como si me conocieran, escuché pasos que se arrastraban;
era un anciano que cargaba la vela, sin distinguir su rostro me acerqué y le pedí que me
dejara quedar mientras pasaba el aguacero.
Desperté por los lengüetazos de los perros en mi cara. La vela estaba derretida y
apachurrada en el suelo junto a un zapato roto.
Regrese donde te habías resguardado varios días, pero ya no estabas y empezó a salir
sangre de mis ojos.