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¿PARA QUÉ SIRVE ARGUMENTAR?

El Proceso argumentativo es muy importante tanto en nuestra vida cotidiana,

como en el ámbito científico. Hay que saber argumentar para plantear nuestro

razonamiento de forma coherente y asertiva. La argumentación permite expresarse con

propiedad, permite defender el pensamiento y realizar un correcto proceso

comunicativo entre el proponente y el exponente. No se tarta solamente de convencer

o hablar bien en público, se trata de tener bases teóricas, fundamentos y estructura en

lo que se piensa y se dice. La argumentación es una competencia innata. El lenguaje

es fundamental en la actividad argumentativa.

Decimos que la argumentación es innata del ser humano. Aunque un niño no

tiene la conciencia de estar realizando procesos argumentativos, podemos encontrar

que justifica acciones para convencer al adulto, lo cual se articula propiamente desde la

argumentación. Cuando un niño te dice “mamá cómprame un helado, porque esta

semana he hecho mis labores, he cepillado mis dientes, he organizado mi cuarto,

saqué buena nota de calificaciones en matemáticas, etc.”, está argumentando desde su

retórica para convencer al adulto sobre lo que piensa y da razones que justifican su

punto de vista.

La argumentación es el camino a la cooperación, al diálogo abierto y respetuoso

entre partes que pueden ser diversas y opuestas. Se trata de entender, de respetar la

postura del otro, de saber que existen posiciones diversas frente a un tema.
Cada vez que defendemos nuestra posición o punto de vista estamos

argumentando. La argumentación es una práctica diaria. Cada día tomamos decisiones

y todo es por una razón, cuando damos esas razones y explicamos el por qué

pensamos así, estamos haciendo una práctica argumentativa.

en el lenguaje científico, argumentar es una herramienta básica y esencial ya que es la

buena forma de ofrecer razones y pruebas para defender las tesis que se proponen.

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