Está en la página 1de 1

Había una vez un niño llamado Luis y una niña llamada Sofía, ambos eran muy amigos.

Un
día soleado salieron de su casa a jugar futbol en el bosque de la china, estaban tan divertidos
que no se percataron de que ya casi era hora de dormir pues la luna había salido justo cuando
se iban a meter, Sofía lanzó el balón con mucha fuerza hasta que fue a dar a una cueva
oscura y llena de telarañas en la que vivía una bruja muy fea con grandes uñas, pero buena,
aunque todo el pueblo creía lo contrario.

Al entrar a la cueva los niños sintieron miedo al verla parada frente a la marmita, pues creyeron
que por tener un libro entre sus manos estaría haciendo hechizos para envenenar a la gente
del pueblo, pero en realidad estaba organizando una fiesta para su amigo el mago que se
encontraba de regreso en un avión pues había ido a Transilvania a participar en el concurso
“Hechizo fantasma”, en el que ganó el premio de primer lugar.

La fiesta fue grandiosa, con temática de máscaras, gatos y globos negros, se divirtieron
comiendo manzanas decoradas de terror acompañados de una multitud de gente bailando al
ritmo de pop, pero sobre todo con los mejores amigos de la bruja y del mago tales como el ratón
salvaje, el señor cara de calabaza, el duende Pepe, la momia Lola, el monstruo feo, el zombie
alto, el murciélago oscuro y el esqueleto Pablo.

Todo avanzo bien, hasta que llego el momento del acto de la media noche en donde todos los
invitados se reunieron para hacer el famoso “brebaje de brujas” en donde al revolver setas,
tomillo y el resto de los ingredientes obtuvieron una bebida en la que podrían convertirse en
humanos y convivir con el resto de la sociedad, todos le dieron un trago a sus copas y ¡oh
sorpresa!, empezaron a verse relámpagos y escucharse truenos celestiales y de la nada en un
profundo silencia, todo se puso oscuro.

Luis se encontraba acostado en su cama, todo había sido un sueño extraño, a lado de él, su
mejor amigo Tobby, el perro, pudo sentir tranquilidad de que nada fue cierto, así que se puso el
zapato izquierdo y luego el derecho, fue a contárselo a mamá y entendió que estaba a salvo
puesto que vio una linda abeja pasar enfrente de él.

Fin.

También podría gustarte