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L iliana Weinberg es ensayista, crítica li­


teraria y estudiosa de la literatura en su
relación con problemas de estética, cultura
e historia intelectual en América Latina. Titu­
lada en antropología por la Universidad de
Buenos Aires, obtuvo su doctorado en Le­
tras Hispánicas por El Colegio de México.
En la actualidad es académica del Centro
de Investigaciones sobre América Latina y
el Caribe, de la Universidad Nacional Autó­
noma de México y profesora de la Facultad
de Filosofía y Letras de la misma casa de
altos estudios. Es autora de los libros Eze­
quiel Martínez Estrada y la interpretación
del "Martín Fierro" (1992), El ensayo: entre

l el paraíso y el infierno (2001 ), Literatura


latinoamericana: descolonizar la imagina­
ción (2004), Umbrales del ensayo (2004) y
Situación del ensayo (2006), así como de
numerosos trabajos críticos sobre literatu­
ra latinoamericana, teoría y crítica literaria,
producción simbólica, discurso social e
historia intelectual, y particularmente en­
sayo latinoamericano de los siglos x1x y xx.
En 1995 recibió la Distinción Universidad
Nacional para Jóvenes Académicos en el
área de Investigación en Humanidades de
la UNAM, y en 1996 obtuvo el Premio Anual
de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya
Kostakowsky otorgado por la Fundación
Cardoza y Aragón. En 2007 se hizo acree­
dora del Cuarto Premio Internacional de

1 Ensayo otorgado por Siglo XXI Editores, la


Universidad Autónoma de Sinaloa y El Co­
legio de Sinaloa.
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lingüística
y
teoría literaria

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PENSAR EL ENSAYO

por
LILIANA WEINBERG

Premio Internacional de Ensayo 2006

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EL
COLEGIO
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DE
SINALOA

siglo
veintiuno
TRABAJO · ARTE · CIENCIA editores
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS 04310, MÉXICO, D.F.

siglo x x l editores, s.a.


GUATEMALA 4824, C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA

siglo xxi de españa editores, s.a.


MENÉNDEZ PIDAL 3 BIS, 28036, MADRID, ESPAÑA

PN4500
W45
2007 Weinberg, Liliana
Pensar el ensayo/ por Liliana Weinberg. -
México: Siglo XXI: 2007.
225 p. - (Lingüística y teoría literaria)

Premio Internacional de Ensavo 2006I

ISBN-13: 978-968-23-2718-6

l. Ensayo. l. t. II. Ser.

l
primera edición, 2007
primera reimpresión, 2009
©siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 978-968-23-2718-6

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico

impreso en encuadernación domínguez


5 de febrero, lote 8
col. centro, ixtapaluca
edo. de méxico, cp. 56530
septiembre de 2009

1
A Félix Weinberg,
en busca de la memoria compartida

. ¡.

.:
INTRODUCCIÓN: LOS MOTIVOS DE PROMETEO

En 1946, apenas concluida la segunda guerra mundial y ante una


Europa sumida en la miseria moral y material, Albert Camus escribe su
ensayo "Prometeo en los infiernos", donde se pregunta por el signifi-
cado y el destino de ese personaje rebelde levantado contra los dioses,
a la luz de una etapa de convulsión histórica como la suya: "¿Qué sig-
nifica Prometeo para el hombre de hoy? Se podría decir sin duda que
este rebelde que se dirige contra los dioses es el modelo del hombre
contemporáneo ... " 1 Pero afirma además, con desencanto y de mane-
ra paradójica, que si ese Prometeo, héroe del conocimiento al mismo
tiempo que de la libertad, de la técnica a la vez que del arte, retornase
en nuestros días, "los hombres de hoy harían lo que los dioses de
entonces: lo clavarían en la roca, en nombre mismo de este humanis-
mo cuyo primer símbolo es él".2
Camus, el ensayista, reabre el poderoso mito, lo reinterpreta
desde la experiencia de posguerra y redescubre en esa figura las cua-
tro dimensiones que preocupan al hombre contemporáneo: episté-
mica, técnica, ética y estética. La interpretación de Camus incluye un
ingrediente fundamental: precisamente aquel necesario para la aper-
tura de un mito: la historia. "El hombre de hoy, sin embargo, ha ele-
gido la historia y no podía ni debía apartarse de ella. Pero en lugar
de sojuzgarla, consiente todos los días un poco más en ser su esclavo.
Es aquí donde traiciona a Prometeo, este hijo 'de pensamientos atre-
vidos y de corazón ligero'. Es aquí donde vuelve a la miseria de los
hombres que Prometeo quiso salvar. 3

1 Albert Camus, "Prometeo en los infiernos", en Ensayos, trad. y pról. de Julio Lago
Alonso, Madrid, Aguilar, 1981, pp. 868-869. Leemos en el original: "Qµe signi.fie Promét­
hée pour l 'homrne d 'aujourd 'hui? On pourrait dire sans doute que ce révolté dressé contre les dieux
est le modele de l'homrne contemporain {... ]. Prométhée, lui, est ce héros qui aima assez les hom­
rnes pour leur donner en mime temps lefeu et la liberté, les techniques et les arts ", Albert Camus,
"Prométhée aux Enfers", en L'Été, París, Gallimard, 1946, p. 79-80.
2 " ... les hommes d 'aujourd 'hui f eraient comme les dieux d 'alors: ils le cloueraient au rochen au

nom mime de cet humanisme dont il est le premier symbole" (p. 81).
3 "L 'homrne d 'aujourd 'hui a choisi l 'histoire cependant et il ne pouvait ni ne devait s 'en

détourner. Mais au lieu de se l 'asservir, il consent tous les jours un peu plus a en étre l 'esclave.

[9]
10 LOS MOTIVOS DE PROMETEO LOS MOTIVOS DE PROMETEO 11
El mito es contemplado ahora desde la historia: Camus vuelve a la hay en el ensayo una representación, una auténtica performación
tarea de la crítica, esa tarea que surge ya en el mundo griego y en la del acto de pensar, de la experiencia intelectual, de la búsqueda de
edad ateniense, en la cual, como ha dicho Alfonso Reyes, "la palabra enlace entre lo particular y lo universal, entre la situación concreta y
va en busca de la palabra". el sentido general. Desde ese presente que a la vez corresponde al
Pero a su vez, el recurso a la inscripción del texto de Camus en el tiempo de la enunciación y al tiempo de la interpretación, al tiempo
tiempo largo del mito no nos debe hacer olvidar que a partir del del pensar y al tiempo del predicar, comienzan las expansiones del
romanticismo, como más tarde de Nietzsche y Kafka, el tema prome- ensayo y se actualiza su capacidad de establecer vínculos, genealo-
teico dará lugar a una larga línea de reinterpretaciones que ven en él gías, tradiciones, por él nombradas y rediseñadas, y de inscribirse en
una tensión entre naturaleza y cultura, entre el ámbito de lo orgáni- diversas esferas, ya que el ensayo traduce y reactualiza las tensiones
co y lo inorgánico, entre el orbe de lo mítico y lo histórico, y que entre los distintos campos, particularmente entre el literario y el inte-
sobre todo revelan su carácter básicamente heterónomo: tal es el lectual.
caso de la interpretación que Theodor Adorno dedica al Promeuo de Para tomar una expresión de Montaigne, el ensayo se "enrolla" y
Kafka.4 En nuestro ámbito cultural, Max Aub hará lo propio con su "desenrolla" continuamente, cerrándose en su propio afán de auto-
nueva versión de una "Confesión de Prometeo" que en mucho se nomía a la vez que abriéndose al mundo, en permanente dialéctica
acerca a la visión de Camus.5 El nuevo Prometeo se manifiesta así entre opacidad y transparencia, transitividad e intransitividad.
como uno de los grandes mitos contemporáneos: la relación del Poner un excesivo énfasis en el carácter proteico del ensayo nos
hombre con la historia, la cultura y el sentido. puede llevar a olvidar que hay en él una organización de sentido y
Si abundantes son las interpretaciones de la forma del ensayo que una configuración articulada y articuladora de mundos que lo acer-
la asimilan a la figura de Proteo en su aspecto cambiante, inasible, can también a la figura de Prometeo: esencialmente heterónomo,
movedizo, en su extrema plasticidad, en su permanente capacidad vinculador, mediador y articulador de mundos.
Si repensamos la propuesta de Camus y la trasladamos a nuestra
de transformación,6 queremos aquí, a partir de la lectura de distintos
época y a nuestro clima cultural, coincidiremos con él en cuanto a
autores, ver al ensayo sobre todo en su carácter prometeico, o, para
este Prometeo cuyas dotes tienen que ver con el conocimiento teóri-
decirlo con Antonio Machado, en su esencial heterogeneidad, en su
co y con la práctica, con la ética y la estética. Como Prometeo, el
capacidad mediadora entre mundos y articuladora de experiencias.
ensayo se mueve entre los mundos de la necesidad y del azar. Y es a
El Prometeo encadenado es permanente remisión a un tiempo pre-
partir de esta intuición como pensamos en ciertos rasgos que hacen
sente que, lejos de disolverse en el eterno acontecer ahistórico del
del ensayo, el cuarto género, un género prometeico: su terceridad,
mito, pone en evidencia el problemático, el dramático acontecer
su carácter interpretativo, su capacidad de erigirse como prosa
anclado en la historicidad de la experiencia social: del mismo modo
mediadora entre la prosa, como discurso articulador de discursos,
atenazado hoy por nuevos desafíos: cómo establecer un vínculo entre
C'e.st ici qu 'il trahit Prométhée, cefils 'aux pensers hardis et au coeur léger'. C'est ia qu 'il raour­ los ámbitos crecientemente diferenciados y compartimentados del
ne a la misere des hommes que Prométhée voulut sauuer" (pp. 83-84). conocimiento científico y el humanístico, la reelitización del campo
4
Sobre la interpretación de Ja obra kafkiana por Blumenberg y la crítica de Ador-
no véase Christoph Menke, The sovereignity of art; aesthetic negativity in Adorno and Derri­ literario, la falsa democracia de la cultura de masas y la polarización
da, Cambridge y Londres, The MIT Press, 1998, esp. "On the concept of beauty". entre los nuevos ricos de la especulación financiera que quieren
5 Max Aub, "Confesión de Prorneteo", en Cuadernos Americanos, núm. 6 (1954), PP· comprar el paraíso de los dioses y la creciente masa de pobres y des-
34­54. plazados, que han perdido ya el derecho a la tierra, al aire, al fuego y
6Los ejemplos van desde las reflexiones de Ezequiel Martínez Estrada sobre el al agua, que han perdido ya la esperanza de acceso a la ciudadanía
carácter proteico de la obra de Moncaigne y desde ese temprano ensayo sobre el ensa- política y del conocimiento prometida por un proceso de moderni-
yo que es "Binding Proteus", de T. H. Hardison, hasta el muy conocido prólogo de
zación y racionalización incompleto que acabó sepultado por un
John Skirius a su Antología del ensayo hispanoamericano, México, FCE, 1992, o al muy
reciente estudio de Pierre Glaudes y jean-Francois Louette, L'essai, París, Hachette,
orden cada vez más injusto y excluyente.
1999, quienes también emplean la expresión "genre protéiforrne".
12 LOS MOTIVOS DE PROMETEO LOSMOTNOSDEPROMETEO 13

Quienes escribimos desde la experiencia latinoamericana, sabe- ser averiguado por él, porque en ello radica su ejercicio de responsa-
mos que en los ensayos clave de José Carlos Mariátegui, Pedro Hen- bilidad: todo acto con sentido es un acto con destino, todo acto que
ríquez Ureña y Alfonso Reyes es posible encontrar este afán prome- tiene destino es un acto con sentido. La elección es la contraparte de
teico por excelencia, que consiste en ingresar al ámbito de la "ciudad la libertad.
letrada" para apoderarse de los saberes atesorados en manos de unos Estamos así muy cerca y muy lejos del Prometeo clásico, como lo
pocos y llevarlos a las manos de muchos. En América Latina ese está Camus cuando reinterpreta el mito desde un presente tenso que
héroe llamado Prometeo asume una más de sus innúmeras facetas: es a su vez traducción de un momento decisivo de la historia. Camus
ingresa en las bibliotecas cerradas de la élite y se dedica a abrir los toma entonces un símbolo y -para emplear una primorosa imagen
libros para las mayorías, hace del libro un símbolo por excelencia de Lotman- lo abre, reactualiza, se pregunta por el significado del
vinculador de mundos: en América Latina, Prometeo se vuelve tam­ héroe para el hombre de hoy y lo reinterpreta a la luz de los proble-
bién educador y editor. mas de la rebeldía y la libertad, para a su vez volver a entregarlo a las
A partir de esta intuición inicial, esto es, la intuición de que el generaciones que lo sucederán y que por su parte llevarán a cabo
ensayo es un género antes prometeico que proteico, intentaremos nuevas interpretaciones.
repensar algunos de sus rasgos característicos e introducirnos en La propia tarea que se abre a nosotros tiene también algo de pro-
meteica: repensar un género que se enfrenta actualmente a diversos
algunas de sus claves de sentido.
desafios. Amenazado el terreno que le era propio, el del espacio
Entre las muchas y admirables interpretaciones y reinterpretacio-
público compartido, atraviesan hoy al ensayo fuerzas en apariencia
nes del Prometeo queremos recordar las páginas que Cornelius Cas-
contrapuestas: el peligro de una nueva forma de elitización y el peli-
toriadis dedica a la confrontación entre el Prometeo encadenado de
gro de la banalización, el riesgo de la cristalización y el riesgo de la
Esquilo y la Antígona de Sófocles. 7 Con muy pocos años de diferencia,
pérdida de límites.
dos dramaturgos griegos ofrecen diferentes visiones de la experien-
Atendamos entonces a este posible sentido prometeico: si un afán
cia humana. El Prometeo de Esquilo es el que ha arrebatado los sabe-
por estetizar los procesos sociales e históricos llevó a José Enrique
res a los dioses para entregarlos a los humanos, y es castigado por
Rodó a plantear los Motivos de Proteo, una visión social e histórica de
ello. La antropogenia se presenta así en este caso como obra de Pro- lo estético nos lleva hoy a preguntarnos, para pensar el ensayo, por
meteo. En el caso de Sófocles, en cambio, el hombre es ya capaz de los motivos de Prometeo.
enseñarse a sí mismo, de convertirse en su propio maestro y de este
modo el hombre se asocia a un proceso de autocreación. Un siglo
después Aristóteles definirá al hombre como ser viviente provisto de
logosy como ser viviente político, que se enseña a sí mismo la lengua, CONFINES DEL TEXTO
el pensamiento y la voluntad para volverse, en palabras de Castoria-
dis, instituyente de instituciones. En pocos años el imaginario ligado Sin dejar de afirmar la singularidad y la especificidad propias de todo
al anthropos ha transitado de una visión cerrada a una visión abierta, ensayo, procuraremos atender al mismo, no como un texto proteica-
de una visión centrada en el respeto de la tradición a una visión que mente inasible ni tampoco como una formación cristalizada resul-
defiende -aun a riesgo de incertidumbre- la libertad. tante de una suma de procedimientos aislados, sino como una confi-
Nos interesa repensar aquí el carácter complejo, trágicamente guración de sentido que establece prometeicamente innúmeras
heterogéneo, del héroe rebelde, que es mucho más que un mero relaciones con distintas esferas y órbitas sin por ello disolverse en
personaje mediador. Prometeo es responsable de sus actos y sabe, a otra cosa y sin nunca perder su carácter francamente vinculante y
diferencia de Hermes, que el secreto que tendrá que conducir debe articulador, para mostrar que, en efecto, es necesario atender a aque-
7 llo que llamaremos un más acá y un más allá del texto.
Cornelius Castoriadis, "Antropogenia y autocreación", en Figuras de lo pensable.
Las encrucijadasdel laberinto, !V (la. ed. en francés, 1999), trad. Jacques Algasi, rev. César En el primer caso, esto es, su más acá, atender a su propia inscrip-
Guelerman, México, FCE, 2001, pp. 13-33.
14 LOS MOTIVOS DE PROMETEo
LOS MOTIVOS DE PROMETEO 15
ción en la lengua del mundo, en la prosa del mundo, en una formación
emprender una relectura del ensayo apoyada en la posibilidad de
y en una textura discursiva epocal, así como su c~pacidad de mediación
superar el nivel de análisis que es el que frecuentemente preocupa a la
entre discursos, de asunción de la palabra a traves de la responsabilidad
crítica: el texto en sí mismo, el nivel que algunos especialistas llaman el
y la responsividad por ella en el espacio público y en la vida social, nos de la "descripción" del texto (y al que atienden fundamentalmente las
llevarán a pensarlo a la luz de una práctica significativa y de la necesidad lecturas de contenido, así como las estructuralistas, formalistas o retó-
de reforzar, desde la pragmática, su vínculo con las condiciones concre- ricas), para asomarnos a su "inscripción" en un mundo social de senti-
tas de producción discursiva, en cuanto somete a interpretación una do. Desde mi punto de vista, y sin dejar de reconocer que hay en el
materia fuertemente personalizada, y como tal abre la posibilidad de ensayo una organización artística de la prosa, una configuración, un
firma de un determinado contrato de intelección que refuerza el lugar ejercicio de coherencia intelectual, existe a la vez una cuestión axial
simbólico del ensayista y su texto en el campo literario, intelectual, filo- que se relaciona con el más allá y el más acá del texto, dado por la poé-
sófico, etc. El ensayo retrabaja conceptos y símbolos tomados de distin- tica del pensar propia del ensayo y por la inscripción del texto en un
tas esferas del quehacer cultural; reexamina valores; recrea las "palabras mundo social de sentido. Ese más allá y ese más acá del texto se encuen-
de la tribu"; repiensa términos neutralizados y vuelve a dotarlos de tran a su vez, paradójicamente, fuera y dentro de él: son su punto de
valencia: hace de todo segmento de significación un vector de sentido. partida, su punto de referencia, su modo de inscripción el mundo de
Lejos de trabajar sólo en el plano del significado, el ensayo enlaza en su sentido, a la vez que aparecen representados en él.
trabajo interpretativo el uso y el sentido. Es por todo ello por lo que pos- En rigor, entonces, ese más acá y ese más allá no están divorciados
tulamos que el ensayo obedece tanto a un complejo proceso de inscrip, sino que, muy por el contrario, insistimos, se enlazan a través del uso
ción del texto en el espacio público como a la traducción de un acto de del lenguaje y del proceso interpretativo mismo que el ensayo desen-
pensamiento en un texto legible e incluso a trabajos de lectura y edi- cadena. De allí la riqueza y complejidad que el ensayo evidencia en el
ción que enlazan el texto específico con el campo literario de su época. trazo de genealogías y en su misma propuesta de inscripción en una
La interpretación que lleva a cabo el ensayo nos conduce a la vez determinada tradición de pensamiento, que se da también en el pre-
a su más allá, en cuanto representa una poética del pensar y se inscri- sente activo desplegado en el texto. Bien sabemos que no es posible
be en un horizonte de valores, en una determinada visión de mundo, reducir la serie literaria a otras series: autores como Borges nos mos-
en un continuo acto interpretativo sin cuya consideración resultaría traron que todo escritor traza sus genealogías y tradiciones a partir
imposible su comprensión como dotación de sentido. Esto nos con- del texto. Pero también sabemos, a partir de críticos como Said, que
duce a pensar entonces en la necesidad de poner en relación el ensa- en el propio texto es posible presenciar el complejo paso de una filia-

l
ción a una afiliación, en cuanto el escritor lo convierte en teatro de
yo con el horizonte en que se inscribe el proceso interpretativo que
su propio quehacer genealógico. De este modo, el texto no puede
se lleva a cabo a través de él, a la vez que los propios valores en que se
abstraerse totalmente del contexto sino que, desde su propia especi-
apoya dicho proceso. A ello se refiere Lukács cuando habla del ensa-
ficidad, establece nuevas formas de articulación con él, y es éste otro
yo como un juicio que extrae de sí sus propios valores juzgadores, y
ingrediente fundamental para comprender la representación de
Benjamín cuando piensa en el vínculo entre lo poético y lo poetiza-
toda toma de posición artística e intelectual que conlleva.
do, en una relación compleja y de doble implicación: sólo a partir de Prometeo es el héroe mediador, a la vez que el articulador, de la
su existencia histórica concreta es posible descubrir aquella opera- experiencia cultural; es el héroe que vincula mundos a la vez que
ción que en rigor precede al texto y que consiste en una poética del hace ostensibles sus diferencias. Otro tanto logra hacer el ensayo en
pensar que el lector deberá desentrañar después de escrito éste, aun- su constante tarea de poner en relación órbitas que parecían aparta-
que se encuentre antes que él y sólo podamos ser conscientes de ella das a la vez que deslindar aquello que parecía unido, siempre desde
a partir de la propia existencia del texto. Estas ideas se pueden enla- su propia especificidad. El ensayo -ese género "atrapa todo" tal como
zar con las planteadas por Derrida cuando contempla la existencia lo caracteriza Marielle Macé- puede pensarse a la vez como el cuarto
de una Ley que está detrás de la ley fundadora del género. género coordinado con los otros miembros de la familia literaria,
De allí que por mi parte, desde mi perspectiva, considere necesario
16 LOS MOTIVOSDE PROMETEO
LOS MOTfVOS DE PROMETEO 17
pero a Ja vez, y en consideración a su carácter abierto, crítico e inter-
pretativo, prometeicamente vinculado a las otras formas del discurso literatura de ideas, años después, a partir del sello que le imprime
social, cuya sorprendente variedad y variabilidad advirtió ya Mijaíl Sartre, se prefiere pensarlo como "discurso intelectual". Mientras
Bajtín, y en general como una de las formas más altas alcanzadas por que su primer gran estudioso, Lukács, se plantea la posibilidad de
Ja aventura del pensamiento, el ensayista es un especialista en esa pensar "el ensayo como forma", conforme avance la concepción del
actividad humana por excelencia que es el acto de entender el mundo, ensayo como vinculado con el interpretar activo y el discurso crítico,
dotarlo de sentido, ponerlo en valor. Adorno afirmará que la más íntima ley del ensayo es Ja herejía, la
continua ruptura con cualquier posibilidad de certidumbre, la posi-
ción disruptora y antirretórica por excelencia. Mientras que el pri-
mer Roland Barthes, ligado a las polémicas intelectuales, tiende
E SAYAR EL E 'SAYO sobre todo a lecturas de contenido y busca marcas ideológicas en el
texto, el segundo Barthes planteará que el ensayo es ante todo tácti-
Ensayar el ensayo: interpretar una interpretación; representar una ca escritura) emancipada de todo lastre de contenido, ligada, como
representación; presentar una operación que se desenvuelve en el pre- añade Glaudes, a un espesor cuasi corporal de los significantes, a la
posibilidad de dar forma a la cosa ausente evocada. JO El propio Bar-
sente.
thes propondrá también que en el caso del ensayo se trata de una
Desde una perspectiva esencialista y ahistórica, el ensayo no
novela sin nombres propios y en esta línea se lo podrá contemplar
puede verse sino como género impuro, impropio, mixto, marginal,
como Biúlungsroman, novela de aprendizaje o autoconstrucción del
ambiguo, inestable, impreciso, fuera de lugar, e incluso, en una mira-
yo. Sin embargo, el ensayo no parece instituir un universo ficticio de
da extrema, como "género degenerado", dado que su posibilidad de
la misma naturaleza que el que encontramos en la novela ni tampoco
pertenencia a la familia literaria resultaría siempre incómoda en
proponer un pacto ficcional que autorice al lector a tratar al texto
cuanto estaría amenazada por el prosaísmo y "contaminada" por la como un puro producto de la imaginación.
ideología. Otro tanto sucede a la hora de pensarlo como forma artís- A diferencia de las posturas tradicionales que lo contemplan como
tica, debido a su extrema apertura temática y libertad compositiva. discurso que tiene por solo origen la subjetividad del ensayista, Bense,
En nuestros días, críticos como Marc Angenot se plantean si es Musil o Foucault harán de él progresivamente antes un terreno de
posible seguir considerando al ensayo como un tipo artístico defini- experimentación del yo y los temas del mundo que una forma estable
do o si es necesario referirse, siempre en plural, a ensayos.8 Algunos demasiado vinculada a Ja intencionalidad del autor: así, Foucault lo
autores afirman que constituye un cuarto género con su propia legi- define como una "prueba modificadora de sí en el juego de la verdad".
timidad en Ja familia literaria, mientras que otros prefieren enfatizar Para K Korhonen, el ensayo es "un discurso mimético que describe el
su relación con Ja dinámica del pensar y considerarlo como interpre- proceso de pensamiento humano" y Pierre Glaudes se refiere a él como
tar activo, como representación literaria de un ejercicio de la inteli- "una aventura intelectual que confiere a la imaginación una función
gencia. El caso más notable es el de uno de los más recientes e inteli- heurística y la convierte en una modalidad del conocimiento" (p. xxv).
gentes estudios sobre el ensayo, escrito por Pierre Glaudes y Jean- En nuestros días, las corrientes de la nueva retórica, la pragmática
Francois Louette, que se abre con un intento por definir este tipo de y la semiosis social se preocupan por el tipo de contrato de intelec-
textos a partir de su tratamiento como "prosa no ficcional" pero se ción y de veridicción que el ensayista establece con el lector a través
cierra, paradójicamente, con una apertura a su consideración como de un texto que se adscribe antes al orden explicativo-argumentativo
proceso de pensamiento.9 que al narrativo, y que pertenece -para tomar la clasificación de
Mientras que Julien Benda propone examinar al ensayo como Genette- a los géneros de dicción antes que a los de ficción.

8 10 Pierre Glaudes, coord., L'essai: métamorphoses d'un genre, Toulouse, Presses Uni-
Marc Angenot, la parol,e pamphlétaire, París, Payot, 1982
9Véase versitaires du Mirail, 2002, p. xxv.
Pierre Glaudes y jean-FrancoisLouette, L'essai, op. cit.
18 LOS MOTIVOS DE PROMETEo

LOSMOTIVOSDEPROMETEO 19
En cuanto a su adscripción genérica, mientras que algunos criticos
como Auerbach sentaron las bases para pensar una posible memoria como una operación del espíritu, un estilo del pensar, un estilo del
del género radicada en una actitud crítica y antirretórica básica ya pre- decir, una clase de textos o bien una determinada forma de simboli-
sente en el propio Montaigne, y mientras muchos estudiosos discuten zar la relación con los lectores y la comunidad hermenéutica. No
aún su legitimidad como forma, en nuestros días propuestas tan auda- deja de resultar sintomático, como se dijo, que los ya citados Glaudes
ces para pensar el asunto como las de Bourdieu o Derrida conmocio- y Louette abran su estudio con una primera caracterización del ensa-
nan toda la discusión y replantean el problema de las clasificaciones: yo como "prosa no ficcional" y lo cierren con su consideración como
Bourdieu hace del género un "efecto del campo" y Derrida se pregun- "aventura del espíritu".
ta por la Ley que actúa detrás de la ley del género, como principio El ensayo puede así conducirnos al acto mismo de ensayar: una
actuante a la vez fuera y dentro de todo texto concreto. operación del espíritu, una actividad, y manifestarse como un acon-
Existen por lo tanto muy pocas características mínimas en las cua- tecimiento discursivo11 que traduce el proceso de pensar y, más aún,
una verdadera poética del pensar articuladora de esos niveles que,
les suelen coincidir los estudiosos: escrito dedicado a ofrecer el
siguiendo a Benjamin, llamaremos lo poético y lo poetizado. El acto
punto de vista de un autor respecto de alguna cuestión; vínculo con
de entender o de juzgar sobre algún estado de cosas lleva a un per-
la prosa; carácter no ficcional; perspectiva personal ostensible; aper-
manente enlace dador de sentido entre lenguaje y mundo. El ensa-
tura a un amplio espectro de temas y formas de tratamiento; conci-
yista resulta de este modo un "especialista" del entender y del decir
sión; contundencia; voluntad de estilo. Pero a despecho de estos sobre su entender, que ofrece, como producto de su acto intelectivo,
pocos puntos básicos de acuerdo, es mucho mayor la variedad que la no sólo un conjunto de opiniones sino una obra nueva y organizada
coincidencia en las distintas caracterizaciones y definiciones. Muchos que apoya a su vez, desde su especificidad, aquello por él juzgado. El
son además quienes prefieren mostrar su carácter "abierto", "inesta- ensayo resulta entonces el despliegue de la inteligencia a través de
ble", "ambiguo", "excéntrico", "híbrido", "mestizo", y referirse al una poética del pensar y la puesta en práctica de nuestra capacidad
ensayo como "literatura en potencia", "antigénero", "género degene- de entender y dar un juicio sobre la realidad desde una perspectiva
rado", etc. De este modo, mientras unos se preocupan por la dificul- personal. ·
tad de su pertenencia genérica, otros prefieren pensarlo como diver- El ensayo corresponde también a una forma enunciativa particu-
so, camaleónico, inasible. Quienes insisten en el carácter mixto o lar, con fuertes marcas tensivas: un predicar sobre el mundo desde el
incluso ambiguo del ensayo tratan de apoyar sus enfoques en la con- punto de vista del autor que resulta al mismo tiempo el punto de par-
sideración de su pertenencia a varios ámbitos a la vez (poesía y filo- tida de la reflexión, siempre referida a un presente del pensar y del
sofia, imagen y concepto, didáctica y literatura, por ejemplo), su esta- decir: esta puesta en perspectiva en tiempo presente deja su inscrip-
tuto inestable, su adscripción a esferas diversas, etc. Como ya se dijo, ción en la textura del ensayo, y mediante ella se nos participa de una
por nuestra parte insistiremos en superar estas consideraciones "pro- interpretación sobre alguna cuestión o estado de cosas y se nos ofre-
teicas" en favor de las "prometeicas" y propondremos pensar el ensa- ce una explicación argumentada sobre el mismo a través de un dis-
yo como interpretación. curso generalizante, singularizante o ejemplarizante de la interpreta-
En buena medida las diferencias en el tratamiento del ensayo no ción que se ha llevado a cabo.V
El ensayo puede pensarse también como una determinada confi-
se deben atribuir sólo a la complejidad intrínseca del mismo, sino
también a la perspectiva de análisis y línea teórica adoptadas, que lle- 11
Véase Evodio Escalante, "La metáfora como aproximación a la verdad. Ensayo
van a considerarlo como un género, una clase o tipo de textos, una acerca del ensayo", en Adrián S. Gimate Welsh, comp., Escritos. Semiótica de la cultura,
forma discursiva, pero también como una modalidad enunciativa, Oaxaca, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, 1994. Otra edición, Las
una actividad intelectual, una poética del pensar, un estilo del decir. metáforas de la crítica, México,Joaquín Mortiz, 1998, pp. 289-309.
12
De este modo, encontraremos quienes lo aborden como un género, Se adopta el término "ejernplarizante" en el sentido que le atribuye Nelson
Goodman: toda obra de arte es ejemplo de sí misma. El ensayo es así ejemplo de sí
un tipo particular de discurso, una configuración peculiar de_ ,la mismo pero también la propia interpretación que lleva a cabo.
prosa, una clase de textos, una forma enunciativa, pero tarnbien
20 LOS MOTI OS DE PROMETEO
L.OS MOTJ\ OS DE PROMETEO 21
guración de la prosa que no sólo la mplea de manera instrumental
como vehículo de transmisión de ideas ino que se relaciona íntima- o forma discursiva) que agrupa aquellas formaciones caracterizadas
mente con sus potencialidades artísticas · comunicativas. A partir de por una serie de reglas formativas ("el que piensa escribe"), que reac-
tualizan a su vez una cierta memoria del género, y que en distintos
un detonante inicial, el ensayista lleva al despliegue de una configu-
momentos históricos se distingue con autonomía relativa de otras
ración del entender, en la que se evidencia una dominante explicati-
familias textuales en prosa. Y esto nos conduce tanto a la cuestión de
va descriptiva sobre la narrativa, o bien teje una red analógica de
los géneros literarios como a la de los géneros discursivos (Bajún).
"visiones" ' "asociaciones" culturales y artísticas a través de las cuales
En efecto, el ensayo entra en relación tanto con formas dotadas de
observa, interpreta representa artísticamente el mundo.13
una cierta especificidad artística y literaria (el poema en prosa o la
La prosa del ensayo actúa además como mediadora entre otras prosa poética, por ejemplo) como con la familia de la prosa de ideas
formas de la prosa del mundo, vectores temáticos, conceptos y sím- (tratado filosófico, discurso didáctico, etc.), o con otras formas per-
bolos preformados culturalmente, los pone en relación y los enlaza tenecientes a la prosa del mundo (pensemos, por ejemplo, en los
en nuevas configuraciones de sentido. El ensayo logra así articular ámbitos retórico,jurídico o político). Pero, más aún, el ensayo entra
saberes, decires, tradiciones, discusiones, y captar no sólo conceptos en diálogo con otros géneros como la narrativa, la poesía, el teatro.
sino estructuras de sentimiento que se dan en el seno de la vida de "Es éste un libro de buena fe, lector", declara Montaigne en las
una cultura o en un campo literario o intelectual específico. Recor- palabras de advertencia con que se abre su obra.!" Desde una pers-
demos que el ensayista observa el mundo, pero también escucha las pectiva pragmática, esta declaración refuerza la idea de que nos
voces del mundo, tan articuladas o tan libres como puedan estarlo, encontramos ante un contrato de sinceridad y honradez en el decir,
entre el discurso de alto nivel de formalización y el rumor de la calle. al que el ensayista Carlos Piera añade otro ingrediente fundamental:
Y entre esos extremos, el infinito registro de discursos y prácticas. el ensayo lleva una firma, y es por lo tanto un ejercicio radical de res-
El ensayo es también, a la vez, un estilo del pensar, del decir y del ponsabilidad por lo dicho y por el modo de decirlo.15
mirar que se coloca fundamentalmente en la dimensión explicativa e El ensayo representa además un acuerdo de intelección y un con-
interpretativa, aun cuando -a diferencia de otras formas en prosa trato de veridicción con el lector, en cuanto su remisión al mundo es
que pueden hacer un empleo meramente instrumental de las pala- predominantemente no ficcional, y así se entiende que consiste, para
bras- lleve a cabo un trabajo artístico sobre el lenguaje que le otorga decirlo con Genette, en enunciados de realidad o "ilocuciones serias
opacidad, y logre construir una representación del mundo con su de estatus pragmático sin misterio", o, para decirlo con Glaudes y
propia legalidad y organización, a la vez que él mismo pueda apoyar- Louette, en un "balance perpetuo entre la convicción fundadora y la
se en operaciones propias de la narrativa, la poesía, el diálogo dra- duda reguladora", entre la seguridad y la tentativa.
mático, y citar ejemplos provenientes de otros ámbitos de la expe- Las frecuentes dificultades para ofrecer definiciones acertadas
riencia. Mientras que el "estilo del pensar" nos conduce al peculiar del ensayo se deben atribuir entonces no sólo a cuestiones intrínse-
modo de intelección del ensayista, quien retoma a su vez las ideas de cas del género y al complejo modo de articulación que establece
su época y las conduce a nuevas cotas de sentido, el "estilo del decir"
14 Entre las principales ediciones de la obra del gran ensayista cito Michel de Mon-
nos lleva a un particular modo de inscribir la experiencia creativa, la
taigne, Essais ( 1580-), texto establecido y anotado por Albert Thibaudet, París, No uve·
voz individual, en la institución de la literatura. El "estilo del mirar", lle Revue Francaise, 1939, en dos volúmenes; CEuvres completes, texto establecido por
por fin, atiende a la perspectiva fuertemente personalizada y peculiar Albert Thibaudet y Maurice Rat, París, Gallimard, 1962 (Bibliotheque de la Pléiade, 14);
de cada ensayista. Essais (1580-), crono!. e introd. de Alexandre Micha, París, Flammarion, 1979, en tres
volúmenes. Entre las traducciones menciono Miguel de Montaigne, Ensayos (1580-),
Al decir ensayo nos referimos también a una cierta clase de textos
trad. de Constantino Román y Salamero, Buenos Aires, Aguilar, 1962 (edición corregi-
(para algunos, un género literario y para otros un determinado tipo da por Ricardo Sáenz Hayes) y Ensayos, edición y traducción de Dolores Picazo y Almu-
dena Montojo, Madrid, Cátedra, 1985, en tres volúmenes.
l5 Carlos Piera, "La conveniencia de la prosa", en Revista de Occidente (Madrid),
IS Maria Ferrecchia, "ll saggio come scritrura creativa", en ll saggio carne forma tette­
núm. 116 (1991), pp. 13-24.
rana; Lecce, Prensa Multimedia, 2000.
22 LOS MOTNOS DE PROMETEO
LOS MOTIVOS DE PROMETEO 23
entre distintas órbitas (la tensión entre opacidad y transparencia,
en todo diálogo intelectual, la decisión primera es anticipación de
subjetividad y objetividad, totalidad y fragmento, certeza y duda,
un recorrido y conjetura de un horizonte de llegada.
ética y estética, etc.), sino también a los diversos modos de lectura e
Desde que Michel de Montaigne inaugura el género, una de las
interpretación a q1:1e ha sido sometido así como a las diversas modali-
notas fundamentales del ensayo será el carácter ostensible y definito-
dades de lectura.
rio de la adopción de un punto de vista. No es casual que la obra de
En el caso del ensayo se trata de atender a la vez a un texto y a una
Montaigne aparezca por los mismos años en que los grandes pintores
operación; a un estilo del pensar y a un estilo del decir; a una confi-
renacentistas están preocupados por el tema de la perspectiva y la
guración que remite al mundo y a un modo de ver el mundo que representación, ni es tampoco casual la abundancia de imágenes
remite a la perspectiva adoptada: se debe así transitar umbrales entre visuales y particularmente cinéticas en su obra. El ensayo representa
una y otra instancias y niveles, y se debe atender entonces al más allá una mirada que observa a la vez que evalúa, en un esfuerzo tensivo
y al más acá del texto. que se tiende como puente desde y hacia un mundo valorado. La
El ensayo se coloca fundamentalmente en la dimensión explicati- coherencia del ensayo se apoya en ese punto de vista que es anterior
va e interpretativa, aun cuando -a diferencia de otras formas en y posterior a la organización del texto. El ensayo remite al observa-
prosa que pueden apoyarse en un empleo meramente instrumental dor a la vez que al objeto mirado a través de una configuración del
del lenguaje o en la consideración de un yo neutral como generador lenguaje que supone la consolidación de una nueva forma en prosa.
del discurso- lleve a cabo un trabajo artístico sobre el lenguaje, Una de las grandes claves para repensar el ensayo es hacerlo
ponga fuerte énfasis en el yo enunciativo, vincule la voluntad genera- desde su consideración desde la perspectiva del enunciar activo.
lizadora y la voluntad singularizadora y logre construir una represen- Gérard Genette fue uno de los primeros en ofrecer una salida posi-
tación del mundo con su propia legalidad y organización a la vez que ble a esta cuestión, al poner en relación el texto con el acto enuncia-
él mismo pueda apoyarse en operaciones características de otros tivo que lo funda. Si seguimos la línea de Genette y pensamos, con
géneros. Así, no obstante el predominio de la dimensión interpreta- Luz Aurora Pimentel, que el acto de narrar es una estructura de
tiva, el ensayo incluye frecuentemente en su entramado elementos y mediación fundamental en todo relato verbal, podemos afirmar que
operaciones que lo ligan a la narrativa y la.lírica. Más aún, en cuanto en el caso del ensayo estamos en presencia del acto mismo de pensar,
performación del acto de entender y en cuanto representación del estructura de mediación fundamental a su vez para esa otra forma
acto de representar, despliega también mecanismos teatrales: hay discursiva fundamental que corresponde a la dimensión explicativa,
una puesta en escena del pensar en la que muchas veces se hace evi- intelectiva, propia del discurso del saber, "caracterizado por el dis-
dente el carácter conversacional, dialógico y participativo del mismo. curso argumentativo o generalizante, enunciado en el presente
El ensayo nos ofrece, en palabras de un crítico, una perspectiva intemporal de la reflexión filosófica y de la enunciación de leyes, y
para ver. El punto de vista del ensayo es también un punto de partida. que aparece también en la narración como el discurso por medio del
Es imposible pensar el género en un mundo de neutralidad y es cual el narrador expresa sus opiniones, hace reflexiones y generaliza-
necesario a la vez insistir en su carácter incoativo. El ensayo hace ciones sobre el mundo, incluyendo aquel que su narración va cons-
siempre ostensible la existencia de una perspectiva sobre el mundo truyendo=.J''
que habrá de interpretar. El ensayo es un viaje intelectual por un En el caso del ensayo es también fundamental el empleo del tiem-
mundo de significados y valores cuyo punto de partida es decisivo en po presente (un rasgo que ha pasado inadvertido para buena parte
cuanto a partir de él se sientan las bases del texto así como de su de la crítica), y esa continua remisión al momento de la enunciación
puesta en diálogo y contexto. El ensayo es un diálogo intelectual y la interpretación constituye, en nuestra opinión, la "clave" del
sobre el mundo cuya interpretación se va desplegando a través del mismo, en cuanto por una parte apunta a la situación de despliegue
texto. Ese punto de vista, que es a la vez un punto de partida del sen- 16 Cf. Luz Aurora Pimentel, "Sobre el relato. Algunas consideraciones", en Emilia

tido, se encuentra antes y después del texto, está fuera y dentro de él, Rébora Togno, coord., Antología de textos literarios en inglés, México, Facultad de Filoso-
en una relación de doble implicación. Y como en todo viaje, y como fía y Letras, UNAM, 2007, pp. 15-36.
LOS MOTIVOS DE PROM.ETEo
24
1 del acto de pensar y por la otra conduc~ a su representació_n; esto
LOS MOTIVOS DE PROMETEO
. 25
. , · lar el acontecimiento smgular con la exphcación de los discursos .
permite asi vmcu . ,, . , y muy parttcularmente al d
. d El "encadenamiento de sentido del ensayo está' vuelve escritura de una le t 1 mo o en que el ensayo se
genera l IZa ora. . El . c ura y ectura de una escritura
dado por un "desencadenamiento" a partrr ~el mo_mento de I~ enun- presente texto se cierra con ., .
ciación, y las distintas transformaciones y aruculac1ones que siguen a reconocer algunas de 1 ibl . . una tercera sec ion, dedicada a
eminentes ejemplos paspos1_ es fronteras del ensayo, con la 1 ctura de
este detonante inicial van tejiendo un entramado en el cual el orden
obra de Octavio Paz rovement~s del campo laúnoam ri ano: la
de sucesión temporal, causal y jerárquica o. de_ sub~rdi_naci?°: se des ensayistas. y de Jorge Luis Borges, dos de nuestros más gran-
encuentra en tensión respecto del orden de coirrcidericia smcronico,
analógico 0 de coordinación, que toca al lector por su parte volver a
. . 17
poner en moVIm1ento. .
En las páginas que siguen nos proponemos abrir el ensayo partien-
do de la lectura de algunos textos fundamentales así como del diálo-
go con algunos grandes ensayistas que reflexionaron sobre el propio
género al que dedicaron su práctica. En una s~gunda sección nos
dedicaremos a pensar el ensayo, esto es, a reflexionar sobre los que
consideramos rasgos básicos del género, determinados a partir de un
diálogo implícito con algunos de sus más grandes representantes y
críticos. El orden escogido no es azaroso: consideramos necesario
comenzar nuestra indagación por una lectura atenta de los textos y
aportar luego a la mesa de discusión las reflexiones que no sólo los
estudiosos sino muchos de los propios autores han hecho desde el
mirador de la práctica ensayística: su consideración como una poéti-
ca del pensar, como un viaje intelectual, como un arte de la interpre-
tación, y reflexionamos en particular sobre este género paradójico
que a lo largo del tiempo no ha hecho sino indagar a la vez que supe-
rar sus propios límites -muchos de los cuales han quedado al margen
de la discusión crítica y a los que consideramos necesario asomarnos
para repensarlo. Anticipamos que nos estamos refiriendo a su aper-
tura al tiempo presente, a su posibilidad de mostrarse como repre-
sentación y elaboración artística del acto de pensar, de los modos de
hablar, de las formas de citar propias de su época, a su carácter inter-
pretativo, a su capacidad de establecer un enlace siempre dinámico
entre situación y sentido, a su relación con la prosa y a su capacidad
de mediación entre distintas formas discursivas. Insistiremos en su
~nculo con la poética del pensar, en su carácter de viaje o aventura
mtele~tual, en su dificil equilibrio entre la tendencia a cerrarse y
organizarse como forma estable y la tendencia a abrirse a la fluidez

17
i;e des~rol!~do de manera pormenorizada el tema en el capítulo "Presente del
ensayo , en Suuacum del ensayo, México CcyDEL­UNAM, 2006, pp. 57-150.
.·'·

ABRIR EL ENSAYO

"YMI HONDA ES LA DE DAVID ... "

Tomo en préstamo esta maravillosa imagen de Martí para comenzar a


.¡.
reflexionar sobre el despliegue del ensayo e intentar una caracteriza-
ción operativa del mismo.1 David (el sagaz personaje bíblico, la magna
creación renacentista de Miguel Ángel, el héroe de la imagen martia-
na) representa ante todo la mirada inteligente y el gesto certero de la
mano que, desde la situación del hombre débil pero atrevido, se agu-
zan para superar el peso de la materia y alcanzar su blanco ante la vasta
amenaza de un peligro que adquiere proporciones de desafío sublime.
Es también una forma: el ejemplo de la inteligencia. En el arco de
tiempo que va de 1504, cuando se muestra por primera vez al mundo
la obra de Miguel Ángel, a 1580, cuando se publican los primeros Ensa­
yos de Montaigne, se ha producido un desplazamiento gigantesco de la
atención hacia el individuo, la experiencia, la capacidad de juzgar:
David es pequeño ante un mundo que lo trasciende y amenaza pero
grande ante un mundo que puede evaluar, conocer y transformar. El
triunfo de David ante el monstruo es el triunfo de la mirada y la estra-
tegia sagaz ante una relación desigual de fuerzas, que se traduce, a su
vez, en forma. Es además el triunfo de una relación tensiva con el
mundo. También el ensayo surge como la explicitación de la posibili-
dad de conocer y juzgar del mundo desde la propia situación. La aper-
tura de la expresión de Martí nos permite además recordar que la
interpretación del escritor no surge de la nada, sino que, a la vez que
descubre un punto de inserción, está ya inserta en un mundo de senti-
do previo. El ensayo es la honda de David.
Ruego al lector que atienda por un momento a lo que yo misma
acabo de hacer. Al equiparar el ensayo con la mirada, la mano y la
honda de David, he anticipado mi estrategia interpretativa, y me
apoyo en una síntesis de orden cognoscitivo, ético y estético a la vez:
tomo una posición respecto de la relación entre el hombre y el
1Se trata de un recordado pasaje de la carta a su amigo Manuel Mercado escrita
desde el campamento de Dos Ríos, el 18 de mayo de 1895: "Viví en el monstruo, y le
conozco las entrañas: y mi honda es la de David ... "

[27]
28 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 29
mundo que no encuentro expresada de mejor modo que a través del
gesto inteligente de David. La piedra no es nada sin el impulso de Ja su vez por la reinterpretación martiana -esto es, para mí, latinoame-
honda y ésta no es nada sin la aguda mirada del héroe, la decisión ricana, y revestida de carácter ideológico- de dicho símbolo. Así,
inteligente y el impulso certero de la mano. He apelado pues a una ésta, mi propia interpretación, puede causar polémica (v. gr., entre
aquellos que consideren que Ja gradación que va del héroe bíblico al
operación poética, he establecido una analogía, para referirme acti-
héroe martiano no puede ser una ampliación sino una restricción de
vamente al ensayo. Desde mi propia situación decido poner en movi-
sus sentidos): mi interpretación se coloca pues en el ámbito de la dis-
miento y proponer, a partir de mi acervo de referencias culturales y
cusión, y se obliga a sí misma a no quedar cerrada sino abierta al jui-
experiencias estéticas previas, una mención que servirá de apoyo a
cio de los otros. Hay además un esfuerzo de representación artística,
mi acto interpretativo. Conocía de mucho tiempo atrás el pasaje semiótica, política: he tomado la palabra y debo ahora justificar mi
bíblico (referente básico de mi cultura); podía evocar la impresión quehacer con la responsabilidad y responsividad por la representa-
que causó en mí la mirada del David de Miguel Ángel (un dato de mi ción que me he arrogado el derecho de hacer respecto de aquellos a
propia experiencia como visitante de museos) y las palabras de quienes interese reflexionar sobre el ensayo. Representación que se
Martí, entrañables, me persiguen desde hace mucho tiempo, marti- apoya en una operación no literal sino metafórica, y siempre someti-
llando insistentemente en mi memoria, cada vez que pienso en la da ajuicio por los otros: siempre obligada a justificarse como tal a tra-
desproporción entre el hombre solo, el ciudadano solo, y el comple- vés del requisito de resultar convincente y seductora, esto es, capaz
jo estado de cosas que hoy vivimos y nos deja de manera unilateral, de ser traducida a una superestructura argumentativa y de mostrarse
como una representación hegemónica, la sensación de que estamos al mismo tiempo como un ejemplo con contundencia poética.
atrapados sin salida segura . Desde mi perspectiva, si algo engloba todas estas posibilidades es el
Apelar a la honda de David me ha permitido entonces tanto con- impulso que permite dar un paso hacia el acto de interpretación, que
figurar y desplegar mi intuición como intuir una forma de interpre- es a la vez una forma de intelección del mundo y de participación en y
tación: ha resultado así una imagen fundante de una propuesta fun- de ese acto de intelección. Se trata además de un enunciar, un hacer
dadora de otro modo de ver el ensayo. Detonante de algo que, una diciendo, un decir haciendo, arraigado en el presente, en el acto de
vez formulado, será consecuencia y a su vez causa de ella misma (será enlazar situación y situación enunciativa con enunciado y sentido.
a Ja vez su madre y su hija), puesto que debo explicitar el sentido que Se necesitaron muchos años para que diversas manifestaciones
atribuyo, en mi caso, desde mi propia experiencia y mi voluntad de literarias, artísticas y filosóficas lograran ir progresivamente haciendo
dar sentido (un sentido con-formado), a la imagen escogida para dar explícita esta poderosa intuición de Montaigne y de su tiempo: cómo
cuenta, disparar y acompañar la trayectoria de mi propio proceso de hacer visible el acto de enunciación, cómo representar el acto de
interpretación. Apelo pues a esta imagen, apoyada en una operación representación. Invoco sólo dos nombres, tal el caso de Conrad y la
metafórica y metonímica, que es a la vez enlace con ustedes, mis lec- narrativa del siglo xx, con la genial inclusión de la narración del acto
tores, vinculados por nuestra parte, ustedes y yo, por metáfora y de narrar; Picasso y sus retratos del artista, varios de los cuales exhi-
metonimia, a una comunidad de lectura, en cuanto compartimos ben ostensibles marcas en la tela que conducen al acto mismo de pin-
una buena proporción de referencias culturales y operaciones dado- tar. Pero recuerdo a la vez que estos dos grandes del siglo xx retoma-
ras de sentido (entre ellas, metáfora y metonimia) y podemos enton- ron un camino abierto desde el Renacimiento: el Qyijote y las
ces participar de esta misma representación de una representación Meninas, re-presentados y re-creados por lo demás en innúmeras oca-
que se acaba de hacer y quedará para siempre desplegada. La elec- siones por los artistas contemporáneos. En el caso de Montaigne y
ción no es gratuita ni neutral, puesto que es una toma de posición del ensayo se trata además de cómo representar, en su propio hacer-
respecto de los valores atribuidos a estas referencias culturales, a los se, el acto de intelección, a la vez dejar que se representen el acto de
que repienso desde mi propia situación en el mundo, y he abierto así representar el mundo y el mundo representado.
una espiral interpretativa que parte de la referencia bíblica para ser Sólo en nuestros días, a partir del avance de distintas disciplinas,
abarcada por la reinterpretación renacentista de dicha referencia, y a contamos con las herramientas para dar cuenta del modo en que el
30 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 31
pensar y el predicar activo del ensayo logran alcanzar una configura-
ción textual. De allí que se haga necesario apelar a algunos de los ins- Este acto de intelección no resulta por lo tanto, como vemos, de
trumentos proporcionados por la teoría del discurso, la semiótica escasas consecuencias: en efecto, la intelección decide evaluativa-
social y la pragmática, sin dejar de evocar, en primerísimo lugar, un mente y recorta el asunto a tratar, lo anticipa para alguien, da sentido
antecedente primordial: la obra de Bajtín y sus nociones de enuncia- a aquello que a su vez le dará sentido, en un doble nivel de implica-
ción entre el juzgar y lo juzgado que para ser traducido requiere de
do, género discursivo y evaluación social.
una operación paradójica.
He aquí la que considero ley fundamental del ensayo y base de un
Antes entonces aún de la regla y de la ley del ensayo tal como fue-
contrato de intelección: el que piensa escribe. Cuando el lector común lee
ron formulados por distintos críticos como Barthes o Adorno, existe
un texto para saber cuál es la opinión responsable de un determinado
ese acto de intelección instaurador de los distintos componentes acti-
autor sobre cierta cuestión, está ya atendiendo de manera sintética a
vos del ensayo, ese big bang del sentido que resumimos en el modesto
todos estos elementos: sabe que leerá sobre ese determinado tema a "yo opino".
través de la versión responsable que sobre el mismo le brinde su autor. Ahora bien: es válido preguntarse en qué consiste la diferencia
El ensayo lleva la firma que avalaa la vez la buena fe, la responsabilidad identificable entre el ensayo y las tan diversas como plásticas formas
de quien escribe y la responsividad por su discurso, ya que éste se pien- discursivas en las que se presenta también el "yo opino", desde el tra-
sa como respuesta implícita en la cadena infinita de un posible diálogo bajo escolar hasta la columna editorial de un periódico. O, para vol-
del cual ese texto en particular constituye un eslabón: cuando damos ver al caso de Piglia, sabemos que sus juicios sobre Borges o los que
nuestra opinión estamos reactivando e instalando en un diálogo tácito dedica a la relación entre literatura y dinero aparecen tanto en sus
o aun instaurando sobre nuevas bases un nuevo diálogo que de todos ensayos como en las que él llamó "formas breves" o en los juicios
modos no será sino la parte de un gran diálogo ya empezado, ya sien- siempre brillantes que vierte en distintas entrevistas, como las que
do. Un ensayista puede así retomar una cuestión, una afirmación, un ocupan el libro Critica y ficción, y aun están implícitas en sus novelas.
tema, ya muy debatidos y estudiados, para ofrecer su propio punto de En la sociedad contemporánea, además, las crecientes formas de
vista, para seguir la discusión, para renovarla o incluso para revolucio- intercomunicación hacen que los espacios para la eclosión del "yo
narla, o puede también poner sobre la mesa un problema novedoso opino" se multipliquen casi al infinito (pensemos en un foro de dis-
para el campo simbólico de debates en el que desea incidir, y que en cusión electrónico, como el que albergó hace algunos años apasio-
muchos casos ya estaba latente, implícito (aunque todavía innombra- nantes debates entre el propio Piglia y Roberto Bolaño sobre la lite-
do) en su comunidad. Se trata de esa amplia gama de conceptos pre- ratura latinoamericana).
formados culturalmente a que se refiere Adorno y que el texto del Otro tanto podría decirse de los "temas" del ensayo, en cuanto
ensayo retoma, actualiza y reinterpreta. Para dar un ejemplo de esto éstos viven su propia vida y se recombinan de manera incesante en
último, si Ricardo Piglia escribe un ensayo sobre Borges está reabrien- distintos ámbitos de la experiencia pública. Tomemos un nuevo
do desde un nuevo punto de vista la discusión, está ofreciendo una ejemplo: la experiencia del "exilio" ha sido, antes que un tema del
toma de posición responsable y responsiva respecto de un autor al cual ensayo, un fenómeno vivido por hombres y mujeres de carne y hueso
se han dedicado ya innúmeros ensayos críticos. Si se dedica en cambio en distintos momentos de la historia. Y si existe una "familia" ensayís-
a la cuestión de la relación entre la literatura, el dinero y el complot, tica con el tema del exilio también existe un largo debate intelectual
tal vez esté instaurando un tema de discusión implícito en su sociedad sobre el mismo asunto, en buena proporción protagonizado por los
pero que aún no había sido nombrado como tal, de modo que a partir propios intelectuales que lo han vivido: así, Max Aub, María Zambra-
de él surge un nuevo tema de debate que a su vez será retomado por no, Adolfo Sánchez Vázquez, Tomás Segovia, han escrito ensayos
otros autores.2 sobre el asunto y han participado en mesas de debate, entrevistas, dis-
cusiones sobre el mismo. A su vez, cuando José Gaos propuso el neo-
logismo "transtierro" para repensar el destierro y el exilio, reavivó y
2 Véase reconfiguró buena parte de la polémica, y de este modo abrió una
Ricardo Píglia, Crítica y ficción, Barcelona, Anagrama, 1986.
32 ABRJR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 33
vía inédita de discusión que dio a su vez lugar a nuevos debates y nue-
vos ensayos. historia, en su propia cultura, en su propio devenir, tal como a través
Podría decirse en primer lugar con sencillez que en el caso del del propio ensayo se muestra: la interpretación martiana es así la bús-
ensayo no sólo importa qué se dice sino cómo se dice: hay sin duda una queda de un sentido dado ya en un nombre, a la vez que la dotación
voluntad de estilo, hay un bien decir que no necesariamente está pre- de un nombre para un nuevo sentido. Las corrientes literarias en la Amé­
sente en otro tipo de textos en prosa que manifiestan una opinión rica hispánica de Pedro Henríquez Ureña es una obra que apela a una
razonada. Pero esto no es todo. Hay también, como se verá, una metáfora ligada a mares y ríos para referirse al proceso de nuestra
voluntad de forma: el ensayo se constituye en ejemplificación de sí literatura, pero la imagen escogida no es meramente azarosa o efec-
mismo. Es posible someter al ensayo a un análisis que devele una tista: la visión del desenvolvimiento de la historia y del tiempo como
movimiento asociable a la circulación fluida, tranquila o tormentosa
organización, una configuración, una estructura, ciertas reglas de
del agua es una forma de dársele al ensayista dominicano el mundo y
funcionamiento, la existencia de recurrencias, regularidades y una
que resulta para él la herramienta más adecuada para interpretar
correspondencia estructural entre los niveles sintáctico, semántico e
ciertos procesos artísticos y culturales. "Nuestra América es un ensa-
ideológico. Es posible además descubrir en el ensayo, como lo he sos-
yo" de Germán Arciniegas propone un cierto ordenamiento de la
tenido en distintas oportunidades, ciertas claves cronotópicas capa-
historia intelectual, política y literaria de América que se anuncia en
ces de conducirnos a una especie de "caja negra" que contiene la el título a la vez como adelanto y conclusión de una interpretación
propia ley formativa del texto dentro del texto y que en su propia que es ya, a la vez, un ensayo americano sobre una América ensayísti-
intimidad no hace sino reconducirnos al mundo. ca. En las "Tres guineas" de Virginia Woolf, el título se corresponde
Más aún, en muchos casos, y precisamente cuando la respuesta con la estructura tripartita del ensayo y cada una de sus secciones se
por la forma parecería estar exclusivamente en el propio texto, nos corresponde a su vez con la recurrencia en varios niveles de sentido
encontramos con que el autor del ensayo ha descubierto la clave del número tres (los tres años, los tres puntos suspensivos, las tres
constructiva de su texto en la propia forma de dársele el mundo. Se razones, etc.), y esto conduce a su vez a la forma originaria de la pre-
trata, por decirlo así, de la forma de un valor y del valor de una gunta que detonó su ensayo, con la evocación casi musical de esa
forma. Pensemos, por ejemplo, en un simple vaso de agua o en un cifra. La apelación del ensayista a una forma del mundo que se da a
simple par de zapatos de campesino: su propia forma nos dice, según su comprensión afectiva e intelectual es muy frecuente y nos habla
Ortega o según Heidegger, de la existencia de objetos utilitarios que entonces de que los temas y problemas tratados por el ensayo no son
deberían ser nítidamente distinguibles de aquellos que, como el sólo unidades de contenido sino enlaces del mundo del texto con el
ánfora griega o los zapatos representados por Van Gogh, considera- texto del mundo.
mos bellos. La forma de ese vaso y de esos zapatos, que nos refiere Por otra parte, cuando hablamos de algún tipo de ensayo en par-
desde la mirada de estos autores al conflicto entre lo útil y lo bello, ticular no nos referimos sólo a elementos intrínsecamente pertene-
será precisamente el detonante de dos de los más recordados ensayos cientes al texto, sino también al ámbito en que el ensayo se inscribe y
de Ortega y de Heidegger. Dicho de otro modo: en muchos casos el en el que espera ser leído y evaluado: campo literario, intelectual,
autor descubre una forma de dársele el problema que él a su vez tra- filosófico, político, científico, académico u otro. Ello a su vez condu-
ducirá en la forma del ensayo. Es así frecuente la correspondencia ce a la tradición estética, filosófica, crítica, en la que el autor se ins-
entre forma del ensayo y forma del mundo, y es precisamente a tra- cribe a través del texto, y a la genealogía estética, filosófica, crítica, a
vés de la especificidad del texto como el ensayista es capaz de antici- la que desea afiliarse y en la cual procura ser reconocido. Todo ello
par y a la vezjustificar esa correspondencia por él intuida. deja además una serie de marcas en el texto e implica una serie de
Para citar otro ejemplo, "Nuestra América" de Martí es un ensayo compromisos de lectura y decodificación específicos.
por el que se señala y a la vez se reconoce explícitamente la existen- La diferencia entre el ensayo y otras formas de la prosa radica en
cia de una entidad que nunca antes había sido designada tan radical- que en el primero se hace ostensible una densidad significativa, una
mente con ese nombre, pero que lo llevaba ya implícito en su propia organización discursiva, una voluntad de forma, de trabajo sobre el
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lenguaje y de estilo que se traducen en la configuración de un texto
nuevo, con su propia especificidad, con su propia opacidad, con su at the gate in Macbeth": las resonancias de sentido, ligadas a la corpo-
propia intransitividad, que a su vez se reviste de marcas específicas ralidad de la experiencia, a su carácter instantáneo, viven en nosotros
que nos remiten a una nueva condición de diálogo y debate en un y rivalizan, como lo muestra De Quincey, con toda reducción racio-
campo literario o intelectual determinado. De este modo, la opinión nal de lo vivido a lo significado. 3
primordial del ensayista queda traducida en una forma específica Ensayos como éste permiten ver de manera particularmente elo-
nueva que, sin embargo, no pierde su vínculo con las dinámicas del cuente el enlace entre acontecimiento y sentido a la vez que mostrar
pensar y del decir que le dieron origen, puesto que remite perma- uno de los mecanismos más frecuentes en el género: el detonante
nentemente a esas condiciones primeras, a ese comienzo o big bang del tema a desarrollar se presenta como una observación que resulta
que resulta clave para el género y cuyas marcas quedan puestas en él. paradójica, situada al lado del saber común. En este caso, se trata de
Auerbach ha empleado la imagen de una "cicatriz" que contiene la hacer, de un elemento considerado menor por el público y la crítica
(el llamado a la puerta), un elemento mayor para la comprensión
marca del pasado en el presente; Derrida ha apelado a la imagen de
del sentido último del drama de Shakespeare:
una invaginación primera que es permanente encuentro de un afue-
ra y un adentro de la obra artística, marco y marca de un origen que
Desde los días de mi niñez he sentido siempre una gran perplejidad ante un
no puede ya disimularse como tal.
cierto momento en Macbeth. Era éste: los golpes a la puerta que siguen al ase-
En el caso del género que nos ocupa el comienzo mismo del texto
sinato de Duncan provocaban en mis sentimientos un efecto del cual nunca
es fundamental, en cuanto se trata del gran momento en que los pude dar cuenta. El efecto era que dichos golpes proyectaban sobre el asesi-
principales componentes del ensayo se articulan y nos dan la cifra, la nato un peculiar terror y una profunda solemnidad; sin embargo, aunque
clave, el detonante de lo que habrá de seguir. Si en la prosa de ficción me esforzara yo obstinadamente por comprenderlo con mi entendimiento,
es clave el final, el cierre, en la no ficción del ensayo es decisivo el por muchos años nunca pude descubrir por qué deberían producir seme-
comienzo, que es a la vez la marca del origen. Y si bien no menor es jante efecto.4
la importancia del despliegue total y cabal de sentido que habremos
de presenciar a todo lo largo y ancho del texto, el comienzo es el que Una serie de golpes a la puerta entre dos silencios en el momento
orienta y da la clave para la comprensión. Esta clave puede muchas clave del drama puede decirnos más, mucho más, que las palabras: la
veces aparecer anticipada en un elemento paratextual: el título del irrupción sorpresiva de un sonido que es a la vez anuncio del crimen,
ensayo. O puede, en algunos casos, como el de Borges, quedar en suspensión del tiempo humano y retorno a él, puede resultar mucho
parte velada hasta un final o remate de ficción. Pero en la mayoría de más elocuente que cualquier otra declaración o indicación escénica.
los casos son las primeras líneas las que orientan y colocan la cues- Por otra parte, la posibilidad que da en lengua inglesa la generación
tión, indican el punto de partida y la forma de abordaje escogidos,
sellan un pacto de lectura, dan la tonalidad, la tónica, el estilo, anti- 3 Thomas de Quincey, "On the knocking at the gate in Macbeth• (1823), publicado

cipan las reglas, las leyes, la modalidad interpretativa a seguir. Todo originariamente en The London Magazine y posteriormente recogido en sus Collected
está en el principio, como en una semilla. Writings (1889-1990), editados por David Massson, y ampliamente reproducido y cita-
do desde entonces. Véase, entre otros, John Cross, The Oxford book of essays, Oxford,
Oxford University Press, 1992, pp. 131-135. Hay traducción al español, Ensayistas ingle­
ses (1946), pról. de Adolfo Bioy Casares y trad. de B. R. Hopenhaym, México, Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 1992, pp. 292-296.
4 "From my boyish days l had alwaysfelt a great perplexity on one point in Macbeth. lt was
UN LlAMADO A l.A PUERTA DEL ENSAYO
this: The knocking at the gate which succeeds to the murder of Duncan produced to myfeelingsan
effectf<TT which 1 neuer could account. The effect was that it rejlect,ed back upon the m­urderera
Desde que lo leí por primera vez, y con independencia de su tema, peculiar aufulness and a depth of solemnity: yet, houieuer obst·inately 1 endeavoured with my
no han dejado de acompañarme los ecos de esos golpes a la puerta a understanding to comprehend this, j<TT many years I neuercould see why it should producesucñ an
que se refiere Thomas de Quincey (1785-1859) en "On the knocking effect", op. cit., p. 131; la traducción es mía.
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de un sustantivo a partir de un gerundio permite enfatizar la perma-
nente posibilidad de actualizar el acto de golpear a la puerta, de que en realidad no hace sino reafirmarlo: una pequeña crítica de la
irrumpir en el orden temporal con otra cosa y desde otro nivel. razón y una breve apología de la intuición, seguidas por ejemplos
El ensayo es también un llamado o un estar llamando a la puerta que apoyan sus afirmaciones. Tras ello se da un giro al tema central
del sentido a partir de la particularidad del acontecimiento: la irrup- del ensayo, descrito explícitamente como tal: "Pero para regresar de
esta digresión, mi entendimiento no podía ofrecer ninguna razón de
ción de la experiencia sensible e intelectual del yo en el universo. Un
por qué los golpes a la puerta en Macbeth hubieran debido producir
llamado o un estar llamando a la transparencia del mundo a través
ningún efecto, directo o indirecto. En rigor, mi entendimiento decía
de la opacidad de una forma, una vivencia intelectual de lo senti-
positivamente que no podía producir ningún efecto. "5
mental a la vez que una vivencia sentimental de lo intelectual, como
Muy pocas líneas adelante, una nueva lexía se corresponde con
bien lo prueba el asombroso desarrollo del texto del escritor inglés, una digresión aún mayor y mucho más sorprendente para las expec-
quien habría de tener a su vez en Borges a uno de sus más grandes tativas del lector común: el autor borda sobre el tema de los asesinos
lectores. En efecto, el texto de De Quincey presagia la operación y los asesinatos, y propone pasar de la atención comúnmente presta-
radical que años después habría de llevar hasta sus últimas conse- da a la víctima a la atención prestada al asesino. Al concluir esta más
cuencias Borges, al introducir elementos provenientes del orden larga y llamativa digresión, que hace a su vez eco de sentido con la
artístico con valor demostrativo en la textura del ensayo, para dar así primera, en cuanto nos aleja del entendimiento común y nos hace
lugar a la penúltima transformación del género y del campo, con la asomar a territorios inesperados de sentido, comprendemos el por-
introducción de la lógica descarnada de la ficción en la prosa. qué de dicha estrategia: todo asesinato conduce a un momento fron-
El ensayo de De Quincey propone un largo rodeo para llegar a terizo entre lo humano y lo diabólico, entre la vida y la muerte, entre
mostrarnos que una operación artística genial en Macbeth, el llamado el orden consolador de lo conocido y el orden siniestro del mal.
siniestro a la puerta después del asesinato de Duncan, nos coloca a la Pero el verdadero final es, en una nueva vuelta de tuerca, un regre-
vez mucho más acá de la explicación racional, en cuanto tiene sus so al tema del carácter sublime de la obra artística y una confirmación
propias resonancias sensoriales, irreductibles al mero plano lógico, y de la grandeza de Shakespeare, para cuya comprensión se había hecho
mucho más allá, en cuanto conduce a ese momento límite entre lo necesario seguir este largo y sinuoso recorrido. Las razones de la gran-
humano y lo diabólico que representa la perversión implacablemen- deza artística son razones que el entendimiento no conoce:
te fría y perfecta de un crimen.
Existen varios órdenes posibles de lectura para este ensayo: por ¡Oh, poderoso poeta! ¡Tus obras no son como las de otros hombres, simple y
una parte, el camino lineal, apoyado en una sucesión de lexías; por la sencillamente grandes obras de arte, sino que son también como los fenó-
otra, su traducción a una superestructura argumentativa; por fin, menos de la naturaleza, como el sol y el mar, las estrellas y las flores; como el
otra posible ruta es la que nos conduce al trazado de una red de aso- hielo y la nieve, la lluvia y el rocío, las tormentas de granizo y el trueno, que
ciaciones y relaciones analógicas, a una combinatoria de pasajes, deben estudiarse con entera sumisión de nuestras facultades, y con la abso-
motivos, sentidos, resonancias. luta fe en que en ellos no puede haber ni excesivamente mucho ni demasia-
En el primer caso, el propio título anuncia ya la novedad del do poco, nada inútil o inerte, sino que, conforme más profundicemos en
tema, puesto que Barna la atención hacia un dato que estaba destina- nuestros descubrimientos, más pruebas encontraremos de designio y arreglo
do por la costumbre a ocupar un rango en apariencia menor: los gol- sustentado aJlí donde la mirada distraída no había visto más que accidente! 6
pes o llamados a la puerta en una escena de Macbeth. El primer frag- 5
"But to return from this digression, my understanding could furnish no reason why the
mento del texto presenta brevemente el antecedente y la novedad
knocking at the gate in Macbeth should produce any effect,director reflected. In fact, my unders­
del tema: el ensayista evoca una experiencia fuerte que se dio desde tanding said positively that it could not produce <my effect", ibid., p. 132.
su propia infancia y lo persigue hasta su madurez, esto es, la atención 6 "O mighty poet! Thy Works are not as those of other men, simple and merely gre<tl Works of

en él despertada por esos golpes. De inmediato se invita al· lector a ar{, but are also like the phenomena of nature, lihe the sun and the sea, the stars and the jlowers,
likefrost and snow, rain and dew, hoil­storm and thundet; which are to be studied with entire sub­
una reflexión que en apariencia lo saca del hilo del discurso, pero
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Este remate sorpresivo y genial del ensayo encierra a la vez, para
nosotros, lectores contemporáneos, el secreto de algunos de los nes: "el concepto más o menos unívoco de realidad se desdobla en
mecanismos del ensayo de Borges: en "La muralla y los libros", por dos"; por una parte el mundo cotidiano, asociado a la órbita de lo
ejemplo, encontramos ese mismo final inesperado que a la vez apun- concreto, objetivo, razonable, y por la otra el mundo diabólico o de
las tinieblas, vinculado al ámbito de lo subjetivo, mágico, imprevisto
ta a otro nivel y anuncia la dimensión inapresable del hecho estético.
(y, añadimos nosotros, sublime). La argumentación será, de todos
Hemos dicho que es posible también emprender una lectura que
modos, más efectiva, para que el lector admita las potencialidades
atienda al orden argumentativo del texto, tal como la que en su
estéticas de esta disociación de la realidad.8
momento llevó a cabo María Elena Arenas Cruz. En este caso, la crí-
Si regresamos a las posibilidades de lectura del ensayo, notaremos
tica interpreta la primera parte del ensayo como un exordio a partir que, además de ese primer recorrido que sigue un orden temporal o
del cual De Quincey arranca su argumentación con base en una afir- diacrónico dado por la sucesión de lexías, o bien de aquella segunda
mación: la atención del lector no se debe dirigir hacia el asesinado, modalidad que atiende sobre todo a la argumentación apoyada en el
como lo haría la opinión común, sino hacia el asesino, y con ello razonamiento entimemático, es posible emprender una tercera forma
apela, no a ganar la benevolencia de cualquier auditorio, sino de de lectura a través del enlace de redes y resonancias dadas por analo-
aquel grupo de entendidos que sea capaz de reconocer que el artista gía de sentido: el golpe, el sonido en sí mismo, en su contundencia,
es un ser superior al vulgo. De Quincey justifica así por qué el artista en su elocuencia muda, en su capacidad de anunciar antes aún de
debe interesarse por el asesino como fin en sí mismo y rebajar al ase- dar lugar al lenguaje articulado, retorna una y otra vez como hilo
sinato a un simple medio.7 Tras asentar las premisas del acuerdo, el principal capaz de enlazar en sincronía y en un haz de sentidos los
autor pasa a la argumentación propiamente dicha, y se centra en la diversos niveles del texto, a la vez que de agrupar en un nuevo campo
explicación de las razones por las que Shakespeare introduce los gol- semántico, a partir de la propuesta implícita del autor, distintos
pes a la puerta, a la vez que da su propia interpretación personal y temas en apariencia tan alejados como pueden serlo una tragedia y
subjetiva, que deberá por lo tanto ser desarrollada para persuadir al un crimen.
lector de su verosimilitud o credibilidad. Comienza por buscar el El ensayista comienza por evocar y replicar en el texto una expe-
acuerdo por apelación a la propia experiencia del lector ("Si el lector riencia personal para presentarnos a la vez, de un modo no neutral sino
ha estado presente alguna vez ... "), y plantea una serie de situaciones valorativamente escogido, un detalle que le causa perplejidad y, a partir
hipotéticas "que suponen una implicación afectiva, sentimental e de su extrañeza, le sugiere la posibilidad de abrir una nueva explora-
incluso estética por parte del receptor", que cumplen la función de ción del sentido: los tres golpes a la puerta que preceden a la muerte de
"una argumentación inductiva por el ejemplo, es decir, son casos par- Duncan. Subraya así, entrecomilla, convierte en tema de meditación,
ticulares a partir de los que se pretende obtener una conclusión un incidente que para otros pudo haber sido insignificante.
general" que, para nuestro caso, es la siguiente: 'Toda acción en cual- Detengámonos por un momento en esto que he denominado
quier sentido se expone, mide y aprecia mejor por reacción." Se entrecomillado: todo ensayo, al recuperar un tema, lo destaca, lo
cumple aquí un claro ejemplo de inducción basada en generaliza- salva o, por así decirlo, lo entrecomilla, y lo convierte en problema,
ción, aplicada a su vez a un caso concreto: el misterioso episodio de esto es, lo reabre, lo repiensa, y confronta lo ya dicho o ya sabido
Macbeth. En el núcleo de la argumentación se procede a disociar nocío- sobre el mismo con una discusión en el ámbito literario, con una tra-
dición de pensamiento, etcétera.
Si regresamos a nuestro ensayo, De Quincey se detiene, hace una
mission of our oum f aculties, and in the perfectf aith that in them there can be no too much or too
liule, nothing useless or inert, but that, the f arther we press in üUr discoueries, the müTe we shall invocación explícita al lector y suspende el hilo del discurso (confir-
see prooft of design and self suppürting arrangement uihere he careless eye had seen nothing bu! ma que nos ha colocado en el tiempo presente), para mostrar la dife-
accident!", ibid., p. 135.
7 Recordemos, también de su autoría, Del asesinatü considerado comü una de las bellas
8 Véase María Elena Arenas Cruz, Hacia una teoría general del ensayo; construcción del
artes ( On murder considered as me of the fine arts), serie de tres ensayos publicados en texto ensayístico, Cuenca, Ediciones de Castilla-La Mancha, 1997, pp. 254-256.
1827, 1839 y 1854, respectivamente.
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renda entre el mero entendimiento ( understanding) y el conocimien-
to intuitivo. Subraya y entrecomilla una vez más una cuestión que es DESEMBALANDO EL ENSAYO

propia de la discusión de la época, la actualiza, la trae a presente. y


un poco más adelante regresa de su digresión para enlazarla con la La situación enunciativa se hace ostensible en el caso del ensayo, en
idea de que su entendimiento no podía suministrar razón alguna cuanto, como se dijo, a partir de ella se produce el despliegue del
que explicara por qué los golpes a la puerta en Macbeih. hubieran texto todo e, inversamente, éste remite permanentemente a ella.
Uno de los textos más notables y valientes en la historia del género,
debido producir en él tal efecto.
"Desembalando mi biblioteca", de Walter Benjamin,9 ha logrado lle-
Un largo excurso nos conducirá luego a un tema que en aparien-
var hasta sus últimas consecuencias esta remisión a la situación enun-
cia nada tiene que ver con la obra de Shakespeare: la lógica que sigue
ciativa, al hacerla ostensible y convertirla en la clave que permite
un asesino cuando comete un crimen. Tratar de entender esa lógica
poner en tela de juicio todo ordenamiento ya dado previamente o,
superando el natural rechazo que sentimos hacia el victimario y la
dicho de otro modo, al apoyar la crítica a la idea de colección en la
simpatía hacia su víctima, nos dice De Quincey, nos permitirá a su vez
experiencia vivida con la propia biblioteca. Nos muestra un punto de
alcanzar una nueva comprensión de las resonancias de los golpes a la articulación decisivo dado por el acto poiético mismo, el momento
puerta en Macbeth. De este modo, al final de la digresión descubrire- radical de convergencia entre el pensar y el decir, o, como lo llama
mos su necesidad para la organización del discurso. Gauss, entre el comprender y el producir.
Atender a otras razones, diversas de las generales del entendi- Incitados por la lectura de Benjamín y la posibilidad de "desmon-
miento, se convierte así en la cifra de su interpretación, y esto en tar" toda idea de colección, esto es, de someter a crítica los funda-
varios niveles: el ensayista busca, por una parte, dar cuenta de su mentos en que se apoya todo acto de clasificación, podemos por
propia experiencia; por otra, proponer un tema de discusión y de nuestra parte vernos invitados a repensar muchos de los supuestos en
interpretación; por fin, entregar al lector la clave de un ejercicio que se apoyan las definiciones y clasificaciones de géneros y tipos lite-
espiritual a la vez que llevar a cabo la firma de un contrato de lectu- rarios, así como a revisar críticamente el papel que, a partir de estas
ra, de interpretación, de veridicción. Tras lograr que el lector se jerarquías dadas como naturales, se asigna al ensayo.
asome a ese abismo donde el lenguaje mudo del mundo habla aún Por otra parte, si como escribe el propio Benjamín en su texto
antes del lenguaje de los hombres, el ensayista logra conquistar de sobre "El narrador", existe una diferencia entre la memoria organi-
un modo singular la atención del lector y encontrar una nueva estra- zadora del novelista y la memoria transitoria del narrador, quien se
tegia para que éste se pliegue al desarrollo convincente de sus ideas dedica a evocar diversos acontecimientos dispersos, consideramos
y lo acompañe en este peculiar redescubrimiento de la grandeza de que el quehacer del ensayista se acerca a este último tipo de memo-
Shakespeare. ria, de tal modo que construye unidad y dota de sentido a partir de
He procurado mostrar, a través de la lectura de un ejemplo nota- fragmentos dispersos: ensayo y remernoración.l''
ble, el modo en que se da -anunciado además desde el título mismo Se trata de un texto publicado originariamente en alemán en
del texto- el enlace capital entre acontecimiento y sentido, entre 1931, en el que Benjamín somete a un examen radical los principios
experiencia particular y horizonte general de comprensión: el pro- que rigen la organización de una colección, y muy en particular de
pio despliegue del proceso de juzgar y de los valores en que se apoya una biblioteca personal, a la vez que propone repensar la idea misma
resulta tan importante en el ensayo como el juicio mismo allí sosteni- de colección a la luz de la experiencia vital y de su rememoración.
do y surge a partir de la adopción de una perspectiva original sobre 9 Walter Benjamin, "Ich packe meine Bibliothek aus. Eine Rede über das Sam-
un tema que él mismo refuerza en su hacerse.
meln" (1931), en Gessamelte Schnften; vol. rv, Frankfurt-am-Main, Suhrkamp, 1972, pp.
388-396. Sigo la versión al español publicada en Walter Benjamín, Cuadrosde un pensa­
miento, trad. de Susana Mayer, Buenos Aires, !mago Mundi, 1992, pp. 105-116.
º
1 Walter Benjamín, "El narrador", en Para una critica de la violencia y otros ensayos,

Iluminaciones IV, trad. de Eduardo Subirats, Madrid, Taurus, 2001, pp. 111-134.
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Vincula así dos nociones, la de biblioteca y la de colección, y aproxi-
ma los respectivos campos semánticos, que entran en mutua relación relación que liga a un coleccionista con sus adquisiciones, brindarles más un
panorama del arte de coleccionar que de una colección concreta. Es total-
como verdaderos campos de fuerza. De este modo, muchos de los
mente arbitrario que lo haga valiéndome de una reflexión sobre las distintas
grandes temas benjaminianos -desde el problema de la colección
formas de adquirir libros. Esta decisión o cualquier otra es tan sólo una
hasta el de memoria y anamnesis, desde el viaje hasta la narración- se
barrera de contención erigida contra la marea de recuerdos que invade a
ponen en juego en este texto de singular valentía y belleza, donde el
todo coleccionista cuando se ocupa de lo suyo. Porque toda pasión linda con
ensayista se atreve a asomarse incluso al abismo: el caos y la pasión de coleccionar limita con el caos de los recuerdos. Pero
quiero aventurarme a decir aún más: el azar, el destino, que tiñen el pasado
Desembalo mi biblioteca. Sí. Todavía no está en los estantes, todavía no la bajo mi mirada, están presentes al mismo tiempo en el entrevero habitual de
envuelve el silencioso tedio del orden. Tampoco puedo pasearme a lo largo estos libros. Porque, ¿qué otra cosa son estas posesiones que un desorden en
de sus hileras para pasarles revista a Jos libros en compañía de amables inter- el que la costumbre se instaló de tal forma que puede revestir la apariencia
locutores. No necesitan ustedes temer nada de esto. Yo les solicito que se de un orden? (pp. 105-106).12
trasladen conmigo al desorden de Jos cajones desclavados, al aire henchido
de polvillo de madera, al piso cubierto de papeles rasgados, bajo la pila de Es así como la existencia del coleccionista se encuentra en una
volúmenes devueltos a la luz del día después de dos años de oscuridad, para tensión dialéctica entre dos polos: orden y desorden.
compartir desde un principio la atmósfera, para nada melancólica, sino más Como puede verse, la valentía a que me refiero no sólo radica en
bien tensa, que evocan Jos libros en un verdadero coleccionista. Porque es el contenido del texto, sino en el modo radical en que el ensayista
justamente un coleccionista quien les habla y no les hablará a grandes rasgos presenta el tema. El autor abre su texto con una ostensible apelación
más que de sí (p 105).11 a la experiencia vivida: se enuncia lo que se está haciendo en el
momento en que se lo está haciendo; se nos remite al aquí y ahora.
Insiste Benjamin en alejarse de cualquier pretensión de objetivi- Este efecto de presencia nos distrae por un momento y nos hace olvi-
dad, imparcialidad o de caer en el mero utilitarismo, para a su vez dar que se trata, de todos modos, de una representación, aunque de
acercarse a ese momento en que se hace presente la materialidad de una representación que vuelve a remitirnos al presente de la enun-
las cosas, su cercanía, su íntimo vínculo con el recuerdo: ciación.
El comienzo del ensayo resulta por lo tanto de enorme interés,
¿No sería arrogante que les enumerara las obras o las secciones más impor- porque nos conduce a ese punto cero, al lugar de encuentro de las
tantes de una biblioteca, haciendo alarde de una aparente objetividad e 12 "Ware es nicht anmajlend, hier auf eine scheinbare Objektivitiit und Sachlichkeit pochend
imparcialidad, o que les contara la historia de su origen, o les explicara su die Hauptstücke oder Hauptabteilungen einer Biicherei lhnen auft.u:ziihúm, oder deren Entste­
utilidad para el escritor? Yo por mi parte quiero dedicar las siguientes consi- hungsgeschichte, oder selbst deren Nutzen Jür den Schriftsteller Ihnen dan.ulegen? l ch jeden/ alls
deraciones a algo menos misterioso, más palpable; me importa mostrarles la habe es mit den folgenden Worten auf etwas Unverhüllteres, Handgreijlicheres abgesehen; am
Herzen liegt mir, Ihnen einen Einblick in das Verhtlltnis eines Sammlers zu seinen Bestdmden,
11 Considero de particular interés transcribir el comienzo del texto en alemán, einen Einblick ins Sammeln viel mehr als in eine Sammlung zu geben. Es ist ganz. willkürlich,
daJ1 ich das an Hand einer &trachtung über die verschiedenen ErwerlJUngsarten von Büchern
porque en él se hace evidente la fuerza del presente enunciativo: "Idi packe máne
tue. Solche Anordnung oder jede andere ist nur ein Damm gegen die Springflut von Erinnerun­
Bibliothek aus. Ja. Sie steht also noch nicht auf den Regalen, die leise Langeuieile der Ordmmg
gen, die gegen jeden Sammler anrollt, der sich mit dem Seinem befajJt. jede Leidenschaft grenzt ja
umunttett sie noch nicht. /ch kann auch nicht an ihren Reihen entlang schreiten, um im Beisein
ans Chaos, die sammlerische aber an das der Erinnerungen. Doch ich will mehr sagen: Zufall,
freundlicher Horer ihnen die Parade abzunehmen. Das alles haben Sie nicht zu befiirchten. /ch
Schicksal, die das Vergangene vor meinem Blick durchfiirben, sie sind z.ugleich in dem gewohnten
mu}J Sie biuen, mil mir in die Unordnung aufgebrochener Kisten, in die van Holzstaub erfüllte Durcheinasuier dieser Bücher sinnenfiillig da. Denn uos ist dieser Besitz anderes als eine Unord­
Luft, auf den von zerrissenen Papieren bedeckten Boden, unter die Stapel eben nach zweijiihriger nung, in der Gewohnheit sich so heimisch machie, dafi sie als Ordnung erscheinen kann ?" (p.
Dunkelheit wieder ans Tageslicht befórderter Bande sich zu uersetzen, um van vornherein ein 388). Hay, como se evidencia en el texto original, una elocuente muestra del modo en
wenig die Stimmung, die ganz und gar nicht elegische, viel eher gespannte zu teilen, die sie in que el entendimiento y el lenguaje tratan de apresar mejor el momentode la expe-
einem echten Sammler erwecken. Denn ein solcher spricht zu limen und im gro}Jen und ganull riencia ( "Doch ich will mehr sagen ... ").
auch nur von sich ", p. 388.
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coordenadas del yo-aquí-ahora a partir de las cuales se despliega el
Pero muy pronto asistimos a una toma de distancia que de todos
discurso y se detonan al mismo tiempo narración y explicación.
modos no deja de estar saturada de afectividad: la narración de un
Como ya lo mostró Benveniste, el discurso es el lugar de construc-
testigo fiel de los acontecimientos se entreteje con una postura fuer-
ción del sujeto, quien, a la vez que se construye a sí mismo a través de
temente comprometida y subjetiva. De inmediato surgen dos ele-
él, construye el mundo.13 mentos importantísimos: el narrador-intérprete se volverá cronista
En su valioso estudio El relato en perspectiva, Luz Aurora Pimentel del mundo, dejará hablar a las cosas, a la vez que muy pronto dará
plantea, en la línea de Genette, que el criterio rector para abordar la también ingreso al "tú". Tomará distancia de sí mismo, se pondrá,
definición del relato consiste ante todo en el modo de enunciación y como Montaigne, frente al espejo, para mostrarnos que es justamen-
no -como lo hace frecuentemente la crítica- en las estructuras te un coleccionista quien nos habla y no nos hablará a grandes rasgos
semióticas y narrativas de contenido. Coincido ampliamente con esta más que de sí.
propuesta, en cuanto a que el criterio rector para abordar la defini- Como bien dice Pimentel, la inestabilidad de esta forma de decir
ción de ensayo debe partir también del modo de enunciación. AJ hace oscilar al conductor de la enunciación entre las posturas hetero-
igual que en el caso de la narrativa, no se trata de un rasgo optativo diegética y homodiegética. En un relato vocalmente unificado, el
sino constitutivo, y podemos plantear que, para el caso del ensayo, el narrador es el que detenta la información narrativa: el contenido es su
acto enunciativo es desencadenado por el intérprete. Parafraseando vida, y el relato es anamnésico, puesto que recordar es narrar. De allí
además lo dicho por Beatriz Colombi para el caso de la literatura de que Benjamín se refiera a cualquier decisión igualmente como arbitra-
viajes, el que viaja escribe, podemos decir que en el ensayo el que piensa ria: "Esta decisión o cualquier otra es tan sólo una barrera de conten-
escribe. ción erigida contra la marea de recuerdos que invade a todo coleccio-
En "Desembalando mi biblioteca" se puede contemplar nítida- nista cuando se ocupa de lo suyo. Porque toda pasión Linda con el caos
mente el despliegue de este acto enunciativo radical que remite a la y la pasión de coleccionar limita con el caos de los recuerdos ... "
situación a partir de la cual la voz del ensayista empieza a hablar, El ensayista despliega además un discurso ligado al orden cognos-
pero que a su vez, a partir del mismo proceso de enunciación, cons- citivo, emite juicios o expresa sus opiniones sobre el mundo. Pasa
truye una representación de sí mismo a la par que una representa- sutilmente de las reflexiones generalizantes a las individualizantes, y
ción del mundo. El ensayista se comporta como narrador-intérprete de éstas a la narración de pequeñas anécdotas, así como pasa del
autodiegético, que cuenta su propia historia y se encuentra en una empleo de la primera persona -que dota de una fuerte marca de
posición más cercana al aspecto autobiográfico y confesional, y que subjetividad, intimidad y particularidad al discurso- a la tercera per-
además nos presenta el momento mismo en que se está llevando a sona -más distanciada, impersonal y de visión generalizadora. Apela
también al estilo indirecto libre para narrar lo que hacen los otros.
cabo una acción, el momento en que se la está performando. Se nos
Sus reflexiones se nutren de las propias narraciones y narrar se vuel-
muestran así al mismo tiempo él y su biblioteca, con lo cual se nos
ve un modo de alimentar una interpretación del mundo.
ofrece ya a la vez, en doble implicación, el recorte del tema y el
Más adelante se apelará una vez más a la evocación de la propia
punto de vista escogido. El ensayista traduce su posición espacio-tem-
experiencia y en tal sentido se dará un nuevo giro hacia la narración,
poral en el momento de tomar la palabra, y lo hace desde el presen-
tal como lo permite la anamnesis. De este modo, el ensayo se entrete-
te de la enunciación, dejando en evidencia además rasgos fuerte-
je con otra de las claves de la narración: la evocación, el recuerdo. En
mente tensivos.14 este ensayo, un Benjamín que es además profundo admirador de
13
Para este tema véase "Sujeto, espacio y tiempo en el discurso", en Jorge Lozano,
et al., Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual, Madrid, Cátedra, deración de la fenomenología enunciativa aplicada a la obra de Montaigne, véase
1997, p. 89. Denis Bertra.nd, "Enunciación y cuerpo sensible. Poética de la palabra en Michel de
14
La noción de "tensividad" tiende a superar el anterior concepto de "intenciona· Montaigne", en Presupuestos sensibles de la enunciación, Tópicos del seminario, 7, Puebla,
lidad" a la vez que a enfatizar el carácter no neutral de todo acto significativo, en cua•~- Seminario de Estudios de la Significación, 2002.
to se da siempre como respuesta a una cierta situación en el mundo. Para una cons•·
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Proust, constituye a partir de los dictados de la memoria involuntaria
y de la evocación voluntaria -surgidas, ya de la experiencia de lo avalada por la subjetividad de la experiencia vivida antes que por los
material y cercano, ya de construcciones sociales- su propia percep- criterios exteriores y uniformes a que obedece toda clasificación. Se
ción del tema de las colecciones: hay un acercamiento casi sensual al presenta así una serie de temas e hilos que se fueron dejando sueltos,
de manera fragmentaria, como iluminaciones que resultan lo sufi-
libro, a su encuadernación, a su caricia, al placer de haberlo conse-
cientemente elocuentes por sí mismas y que a la vez se enlazan en un
guido, a la vez que una evocación de los avatares del individuo meti-
tejido de redes abiertas, porque la memoria también opera así. En el
do en el mundo de la subasta y la cotización, que vuelven al libro
final se remontan, de modo casi musical, para, una vez más, articular
objeto, mercancía: al hombre que narra su experiencia y al que la interpreta. Muchas
veces es la propia fascinación la que impera:
Yo mismo he podido verificar lo justificado de semejante actitud adoptando
la contraria. Durante años, por lo menos durante el primer tercio de su exis- Cuántas cosas surgen de la memoria una vez que uno se zambulló en la mon-
tencia, mi biblioteca estuvo compuesta por no más de dos a tres hileras de taña de cajones para empezar a sacar los libros como de una mina a cielo
libros que sólo crecían unos pocos centímetros por año. Aquella fue su abierto o, mejor dicho, de la noche cerrada. La forma más contundente de
época espartana, en la que no se podía incorporar a ella ningún libro cuyo demostrar la fascinación de esta tarea de desembalar es Ja dificultad por
sentido yo no hubiese descifrado, que no hubiese leído. De este modo pro- abandonarla. Había comenzado a mediodía y llegó la medianoche antes de
bablemente no hubiera llegado nunca a poseer una cantidad de libros que que hubiera llegado a las últimas cajas (p. 114) .16
mereciera llamarse biblioteca, a no ser por la inflación, que de pronto tras-
tocó la importancia de las cosas, convirtiendo los libros en valores concretes Un recuerdo súbito puede surgir, como el mundo que permite
y volviéndolos también difíciles de conseguir. Así por lo menos sucedió en recuperar involuntariamente la magdalena de Proust, a partir de un
Suiza. Y fue ciertamente desde allí donde hice, a último momento, mi pri- hallazgo no menos prodigioso, que conduce a su vez a otro subtema:
mer gran encargo de libros, pudiendo atesorar objetos tan insustituibles el de la herencia y la cercanía de lo familiar:
como el Blauer Reiter o la Sage von Tanaquil de Bachofen, que en esa época
todavíase conseguían en la editorial (p. 109).15 Había comenzado a mediodía y llegó la medianoche antes de que hubiera
llegado a las últimas cajas. Pero en este punto me cayeron a las manos dos
Sigue de manera admirable el desenvolvimiento del discurso con volúmenes gastados de cartón que, en realidad, no deberían estar en un
una continua apelación al tú, que no sólo hace explícita la apertura cajón de libros: dos álbumes de flores disecadas que mi madre había pegado
del texto al diálogo con su escucha sino también el refuerzo de un de pequeña y que yo heredé. Ellos son el germen de una colección de libros
contrato de intelección que a su vez garantiza el intento de dotar de infantiles que sigue creciendo hasta el día de hoy, aunque ya no en mi jardín.
verosimilitud al conjunto. No existe ninguna biblioteca viva que no albergue en sí una cantidad de
libros de campos adyacentes. No necesitan ser herbarios o álbumes familia-
A partir de allí se abre una "constelación" de anécdotas y evoca-
res, manuscritos ni volúmenes de digestos o libros de oración: algunos guar-
ciones que sirven a su vez como prueba de lo afirmado: una prueba
dan con ahínco panfletos o folletos, otros facsímiles de manuscritos o copias
15"!ch habe ü/rrigens auf das Recht einer solchen Haltung die Gegenprobe gemacht. Jahrelang a máquina de libros inhallables y sin lugar a dudas los prismáticos bordes de
­gut wiihrend des ersten Driuels ihres bisherigen Daseins­ hat meine Bibliothek aus nicht mehr ols una biblioteca pueden estar constituidos por revistas. Pero para volver a
zwei bis drei Reihen bestanden, die jiihrlich nur um Zenumeter wuchsen. Das war ihr martiali­
sches l.eitalter, da kein Buch in sie eintreten durfte, dem ich nicht die Parole abgenommen, das ich 16
Was driingt nicht alles an Erinnerung herbei, hat man sich einmal in das Kistengebirge
nicht geles en halle. Und so wiire ich inelleidu nie zu euuas, was dem Umf ang nach eine Bibliothek begeben, um die Biicher im Tag­ oder besser im Nachtbau. aus ihm herauszuholen. Nicht kimn­
genannt werden kann, gekommen ohne die Injlation, die mit einmal den Akzent auf den Dirigen te die Faszinatum dieses Auspackens deutlicher machen, als une schwer es ist, damit aufzuhore.
umschlagen, die Bücher zu Saduoetten, mindestens schuer erhiiltlich werden liefl. So wenigstens Nichts konnte die Faszination dieses Auspackens, als une schwer es ist, damit aufzuhoren: Mittags
schien es in der Schweiz. Und wirklich machte ich von dort in zwolfter Stunde meine ersten grojJt­ haue ich begonnen, und es war Mitternacht, ehe ich an die leizen Kisten mich herangearbeue;
ren Bücherbestellungen und konsue noch so unersetzliche Dinge bergen, wie den 'Blauen Reiter' hatte ... ", pp. 394­395.
oder Bachofens 'Sage von Tanaquil', die damals noch beim Verleger zu haben toaren" (p. 391) ·
ABRIR EL ENSA.Vo
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48 , .
lidad la forma mas convmcente d
h encía es en rea . . . e Esto_~os con~~ce entonces a una tan compleja como prodigiosa
iellos álbumes, 1 a er it d del colecc10msta frente a sus libro
aqi . , Porque Ja actI u . . s operac1on: se critican las nociones tradicionales, superficiales, mer-
f -mar una colecoon. bili dad que liga al propietarío con su
o . . de responsa I I .
cantiles, utilitarias, impersonales, de colección, para hacernos acce-
surge del senum1ento , salto sentido, la actitud del heredero
. d Jo tanto, en e 1 ma ., , . . der a una nueva visión del tema que resulta a la vez más íntima, más
dominio, sien o, por , bl d una colecc10n sera siempre la posibili-
, ticamas no e e profunda y, por eso mismo -aunque parezca paradójico-, más
Por eso, la caractens . ("bid) 17
. · or herenoa t · · definitiva y necesaria. Se trata, por decirlo así, de una no menos lla-
dad de transm1t1rse p
mativa forma de alcanzar una nueva objetividad en el tratamiento
· , del coleccionista en su propia lógica
- entada la pasion , . . , de l~s asu~tos del valor y el significado, esto es, de los asuntos que
Una vez pies y valores sigue una ultima mterpreta-
. · t ma de reg 1 as ' . . . reqmeren interpretación, y que en este caso implica, lejos de los
en su prop10 sis e . , . el coleccionista hace JUSticia a los obje-
., odo de conc 1 us10n. . . d dictados de la mirada burguesa, no atenerse sólo a los datos consig-
cion, a m . laridad en su umc1da , en su materiali-
tura en su particu , nados en el texto sino asomarse al más acá de la experiencia y al más
tos, 1 os caP di árnica capacidad de establecer lazos de allá del sentido.
ª 'ª
d d la vez que en su m
familia con otros o ~etos c

d b
on él coordinados, y los escu re asi en su
, ·
,
. , . id precisamente cuando, en una u 1 tima para-
ropw
p . e mnmo sentí o, . . .,
figura pertenece a una espeoe en extmción:
doja, se nos reve1 a que su
EL ORDEN DEL ENSAYO
. , t mente y quiero que ustedes lo sepan, que este dis-
e
Al decir esto se per1ec a • . , ,
e valores de un colecciomsta no hara mas que for- Como se dijo más arriba, la lectura del Quijote nos permite descubrir
curso acercade 1 mun do d ., ,
h de Ustede s en su convicción de que esta pasion es anacro- hasta qué punto la contemporaneidad de Cervantes y Montaigne no
ta 1 ecer a mue os
nica y acentuar su desconfianza hacia el coleccionista. Y nada es más ajeno a es sólo una cuestión cronológica. En la gran obra cervantina, funda-
mis propósitos que hacer tambalear esa convicción o recuperar su c~~fi~za. ción de la novela moderna, se anuncia uno de los grandes hallazgos
Pero cabría todavía observar lo siguiente: el fenómeno de la colección pier- renacentistas: el carácter performativo, el carácter activo de la crea-
de su sentido cuando pierde su sujeto. Aun cuando las colecciones públicas ción de formas significativas, así como la importancia radical de la
sean menos chocantes en cuanto a su sentido social y más útiles para la cien- adopción de un punto de vista y la apertura a la experiencia. No obs-
cia, son las colecciones privadas las que hacen justicia a los objetos. Por lo tante, se debió esperar muchos años para que los escritores tomaran
demás sé que está llegando el ocaso para el tipo de coleccionista del que conciencia y llevaran a sus últimas consecuencias ese giro fundamen-
hablo y que he representado para ustedes un tanto ex officio. Pero como dice tal en el quehacer artístico: cómo salvar la amenaza de congelamien-
Hegel: el búho de Minerva espera el crepúsculo para levantar vuelo. Sólo to de la experiencia que implica toda inscripción en una forma que,
cuando se extingue comienza a comprenderse al coleccionista ( ibid.).
18 si bien es necesaria para dotarla de permanencia y de sentido, ame-
naza con disolver su especificidad.
17
Hier aberfieien mir nun am Ende zwei uerschossene Pappbiinde in die Hand, die streng
genommen gar niclu in eine Bücherkiste gehoren: zwei Alben mil Oblaten, die meine Muttei· ols
wie se~r solche Entwicklung der im Sammeln enthaltenen Vorstellungswelt viele von Ihnen in
Kind geklebt hai, und die ich geerbt habe. Sie sind die Samen einer Sammlung von Kinder­ Ihrer Uberzeugung vom Unzeitgemiijlen dieser Passion, in ihrem Mifltrauen gegen den Typus des
biichern, die noch heut standig [ortuuichst, wenn auch nicht mehr in meinem Garten. Es gibl
Sammlers besuirken wird. Nichts liegt mir [ernet; als Sie zu erschiittern, uieder in jener Anschau­
keine lebendi~e Bibliothek, die nicht eine Anzahl van Buchgeschiipfen aus Grenzgebieten bei sich ung noch diesem MijJtrauen. Und nur das eine wiire aruumerken: Das Phdnomen der Sammlung
beherbergte. fa brauchen. nicht Oblatenalben oder Stammbiicl . d Autoaraphen nac/1d
E" b"" d . P. ter zu sein, we er ó' uerliert, indem es sein Subjekt uerliert, semen Sinn. Wenn offentliche Samrnlungen nach der
•1.~ an e mu 'andekten oder Erbauungstexten im Innern: manche uierden an .Flugbliittern ·u11
sozialen Seite hin unanstojliger, nach der unssenschaftlichen niuzlicher sein rnogen als die priva­
~'..ºsfekte~, andere an Handschriftfaksimiles oder Schreibmaschinenabschriften unaufjindbar~r ten ­ die Gegenstdnde kommen nur in diesen zu ihrem Recht. Im ubriger: weij] ich, daj] Jür den
uc ie1 hiingen, und erst recht kimnen l.eitschriFten die m; t. hen Rii d . Bibliothek bil· Typus, von dem ich hier spreche und den ich, ein wenig ex officio, vor limen vertreten habe, die
den. Um aber auf ·en . "1' r .. sma isc n er emer ,d
Weise zu einer S J. le Albenkzuruckzukommen, so ist eigentlich Erbschaft die triftigste Art ·un Nacht hereinbricht. Aber wie Hegel sagt: erst mil der Dunkelheit beginnt die Eule der Minerva
18 . amm ung zu ommen" (p. 395). ihren Flug. Erst im Aussterben wird der Sammler begriffen (p. 395).
Wenn icñ das sage, so bin ich ­d as so llen .. .
um Sie wtssen­ mir recht genau darüber im
· ktaren,
·
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Y no se trata de una cuestión menor: el ensayo es la representación
tanto en su narrativa, y particularmente en su gran novela inconclu-
de un proceso de representación; es la interpretación de un proceso de
sa, El hombre sin atrilnüos (1930-1943), como en sus escritos, en su
interpretación. Y uno de sus mayores desafíos consiste precisamente en
mayoría dispersos y fragmentarios, publicados de manera póstuma.19
alcanzar una configuración siempre abierta al filo del presente: se trata
Su formación como ingeniero y matemático se vio contrapesada por
de la paradójica tarea d poner límite, cierre, estructura, marco tempo-
un no menor interés por la filosofia y la psicología. Musil fue conse-
ral y espacial a algo que es por naturaleza ilimitado, abierto, informe, cuente con sus ideas al dedicarse no sólo a reflexionar en torno al
presente y referido a una situacionalidad pura. No es casual que a par- tema del ensayo sino también al experimentar con él en la propia
tir de Montaigne el cronotopo del viaje de exploración por un camino narrativa. Es precisamente esa libertad para abordar diferentes temas
abierto e incierto acompañe al recorrido paradójica.mente situado, a la desde diversos ángulos propia del ensayo la que le interesa en cuanto
situación paradójicamente viajera, del ensayo. El tiempo presente del Je permite emprender un examen riguroso de la más compleja varie-
ensayo no es sólo el propio de la explicación (en contraste con el tiem- dad de cuestiones ligadas al terreno del conocimiento, a la vez que
po verbal que predomina en la narración), sino también el presente de contemplar la posibilidad de inclusión del ámbito no formalizado de
la enunciación de un proceso inacabado, del que se da cuenta precisa- las emociones, las sensaciones y las intuiciones en un momento de
mente en el momento de su realización e inscripción. quiebre de los valores tradicionales. Así lo escribe Albrecht Classen:
La escritura es así -para apelar a una expresión de Derrida- el fár-
maco que tanto cura como mata, que tanto recupera la experiencia El estilo de Musil es a la vez el del científico y el moralista[ ... ]. De allí que
como la congela. Nos vemos conducidos aquí una vez más al gran optara por el ensayo como la forma literaria más importante del siglo xx por-
tema de la articulación entre enunciación y enunciado, al decir del que en él podía combinar ciencia y misticismo, o racionalidad y emociones.
ensayo, a su carácter performativo: un tema que ha sido también Mientras que la física y otras ciencias naturales habían hecho rápidos pro-
preocupación de muchos grandes autores contemporáneos, quienes gresos respecto de su tiempo, ni la moralidad ni la ética, ni la estética ni la
aspiran a salvar el momento de la experiencia. Esta es una de las espiritualidad, habían podido seguir el ritmo de las transiciones propias de
grandes preocupaciones que atraviesa la narrativa contemporánea, y los albores del siglo XX. Con su ensayo Musil trató de considerar el mundo
se hace particularmente notoria en obras como En busca del tiempo moral con las mismas herramientas de investigación y análisis que se emplea-
perdido de Marcel Proust, Las olas de Virginia Woolf o El corazón de las ban en los laboratorios [ ... ]. Mientras que la ciencia había hecho posible el
tinieblas de Joseph Conrad, que ponen en evidencia estas cuestiones: desarrollo del mundo moderno, el arte y la literatura no habían progresado
el vínculo entre el decir y lo dicho; el vínculo entre experiencia y sen- y estaban en fuerte necesidad de reforma. El ensayo, como género, era para
tido; el vínculo entre enunciación y enunciado. Musil un camino viable hacia este fin.20
Muchos son los escritores contemporáneos que se han asomado a
los confines entre ensayo y narrativa; entre ellos se encuentra Robert De este modo, comenta Classen, mientras que otros géneros
Musil. Ese gran narrador y ensayista alemán ha formulado valiosas como la épica o la lírica no constituían para Musil sino refugios ilu-
reflexiones al respecto, preocupado tanto por cuestiones epistemoló- sorios, sólo el ensayo podía albergar esa dimensión de redes sin fin
gicas como éticas y estéticas. Es así como dirá, por ejemplo, que "el que se entrelazan propia de la vida humana.
ensayo trata de crear un orden" y también que "el ser humano indivi- En la novela encontramos la negativa de Musil a considerar al
dual tiene la experiencia de que la misma idea que una vez le resultó ensayo como una mera instancia provisional, al tiempo que el interés
completamente muerta, en otra ocasión vivifica toda una serie de por acercarlo a un momento decisivo en la vida interior de un ser
palabras". De este modo, no sólo se ocupa de hacer del ensayo un humano:
pensar activo, en tiempo presente, o una permanente revivificación 19
Der Ivlann o/me Eigenschaften, Hamburgo, Rowohlt, 1952. Hay versión al español,
de temas en apariencia muertos, sino de explorarlo como un crear El hombre sin atributos, trad. de José M. Sáenz, Barcelona, Seix Barral, 1969. Cito de
activo, generador de forma en el en tramado abierto de la vida. acuerdo con esta traducción.
20 Enciclopedia of the essa)', s. v. Musil, p. 587. La traducción es mía.
Las ideas de Musil en torno al ensayo quedaron consignadas
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La traduc ión de "ensayo" a través del empleo de la palabra "prueba", según dependientes de las circunstancias que les rodeaban, de los fines a los que
se suel ha er, contiene sólo aproximadamente la alusión esencial al modelo servía, en suma, del conjunto al que pertenecía ... (p. 305).:ia
literario; pues un ensayo no es Ja expresión provisional o accesoria de una
convicción que podría ser elevada a verdad en una oportunidad mejor y que En el fragmento sin título que Musil dedica al ensayo, y que
también abría reconocer como error (de este género son únicamente los puede datarse hacia una fecha tan temprana como J914, encentra-
artículos y composiciones que las personas letradas llaman "desperdicios de mos valiosas intuiciones. En primer lugar, el vínculo entre ética y
su scritorio"), sino que un ensayo es la forma definitiva e inmutable que la estética: "Para mí se anudan en la palabra 'Essay' ética y estftica."24 Y
vida interior de una persona da a un pensamiento categórico.21 de inmediato descubrimos su recuperación del ensayo como plena
responsabilidad, como atrevimiento, como muestra de valentía inte-
Opina un estudioso: lectual antes que de ligereza:

La palabra clave en este pasaje es categórico, que en el original alemán sugiere Debe venir de "atrevimiento", la mayoría de los eruditos Ja emplean sólo
una acción que se desenvuelve en un presente en desarrollo. Como partici- para designar aquellas ramificaciones de la obra de su vida más ligeras y
pio, Entscheidend significa literalmente "determinante".22 escritas sin plena responsabilidad, y también significa "intento". En este últi-
mo sentido, que sin embargo yo entiendo de forma diferente, la puedo utili­
En el caso de la novela, las reflexiones sobre el ensayo se suelen zar ( ibid.) . 25 .

colocar en la mente de Ulrich, el protagonista, en la exacerbada


combinatoria de experiencias y reflexiones propias de un hombre de En términos que nos recuerdan la exploración del juicio que pro-
nuestra convulsionada época: pone Montaigne, dice Musil: "Ensayo es: en un terreno en que se
puede trabajar con precisión, hacer algo con descuido ... O bien: el
Más tarde, con el acrecentamiento de las facultades intelectuales, todo esto máximo rigor accesible en un terreno en el que no se puede trabajar
se había convertido en Ulrich en una idea que él ya no enlazaba con la vaga con precisión" (p. 342).26 Hay terrenos, como el de la ciencia, que
palabra "hipótesis", sino, por razones concretas, con el particular concepto 23 "In Ulricñ war spdter; bei gemehrtem geistigen Verm0gen, daraus eme vorstellung gewor­
de "ensayo". Aproximadamente, así como un ensayo trata un asunto bajo den, die er nun nicht mehr mit dem unsicheren Wort Hypothese, sondern aus bestimmten. Griln­
diver os puntos de vista a lo largo de sus capítulos -porque un objeto desen- den mit dem eigentümlichen Begriff eines Essays verband. úngejiihr une ein Essa» in der Folge sei­
trañado pierde de golpe su volumen y se reduce a un concepto- así creía él ner Abschniue ein Ding von oielen Seiten nímmt, ohne es ganz zu !!rfassen, ­ denn ein ganz
erfofltes Ding uerliert mít einem Mate seinen Umfang und schmilzt zu einem Begriff ein ­ glaubte
poder mirar y tratar atinadamente el mundo y su propia vida. El valor de una er, Welt und eigenes Leben am richtigsten ansehen und behandeln zú kimnen. Der Wert einer
acción o de una cualidad, incluso su carácter y su naturaleza, le parecían Handlung oder einer Eigenschaft, ja sogar deren Wesen und Natur erschienen ihm abhiingi.g von
den Umstdnden, die sie umgaben, von den Zielen, denen sie dienten, mil einem Wort, von dem
21 Robert Musí), El hombre sin atributos, t. r., p. 309. Ésta y las demás citas se encuen- bald so, bald anders beschaffenen Canzen, dem sie angehürten ... " (p. 257).
24
Robert Musil, Ensayos y conferencias (ca. 1914), trad.José L. Arántegui, Madrid,
tran en el capítulo 62, "También la tierra, pero especialmente Ulrich, rinden home-
Visor, 1992 (la. ed. esp. 1978), p. 342; en alemán, "Über den Essay", fragmento sin títu-
naje a la utopía del 'ensayismo"' ("Auch die Erde, namentlicli aber Ulrich, huldigt der Utopie
lo escrito posiblemente hacia 1914, en Gesammelte Werke, Hamburgo, Rowohlt, 1978,
des /:,'miyismus '). Transcribimos todo el pasaje en su lengua original: "Die Übersetzung des
pp. 1334-1337. Allí leemos: "Fiir mich knüpfen sich andas Wort Essay Ethik und Ásthetik"
Wortes füsay als versuch, une sie gegeben uiorden ist, enthdlt nur ungenau die tuesentlichste A ns­
(p. 1334).
pietung auf das literarische V()rbild; denn ein Essay ist nicht der uor­ oder nebenliiufige Ausdruck 25 "Es soll von Wage kommen, wird von den Gelehrten meist nur verwendet, um die leidue­
einer Überumgung, die bei besserer Gelegenheit zur Wahrheit erhoben, ebensogut aber aucñ als Irr­
ren, nicht unter uoller Verantwvrtung geschriebenen Ranken ihres Leben.swerks zu beuichnen und
tum erkannt uierden kiinsue (von solcher Arl sind bwjl die Aufsdtze und Abhandlungen, die
heijlt auch Versuch. in diesem letzten Sinn, den ich aber anders fülúm will, kann auch ich es
geleltrte Personen als 'Abfiille ihrer WerkstaUe' zum besten geben); sondern ein Essay ist die ein­
gebrauchen " ( ibid.) .
malíge und unabdnderliche Gestau, die das innere Leben eines Menschen. in einem entscheiden­ 26
"lst Essay: auf einem Gebiet, wo man genau arbeiten kann, etwas mit Nachgelassenem ...
den Gedanken annimmt', p. 260.
22 O. B. Hardison, "Binding Proteus", en Alexander Butrym, ed., Essays on the Essay,
Oder: das Strengste des Erreichbaren auf einem Gebeit, wo man eben nicht genau arbeit.en ~nn"
(p.1335).
Athens y l .ondre ', The University of Georgia Press, l 989, p. 13.
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ABRIR EL ENSAYO 55
admiten un ordenamiento racional, lógico, general, "de tipo legal 0 Para referirse al proceso de comprensión o iluminación del senti-
sistemático", mientras que hay otros, los de la vida y el arte, que no do que tiene lugar en el ensayo, apela Musil a un término más fuerte
necesariamente adoptan un orden tal. Si tomamos en particular el aún: el sentido místico. Dice al respecto:
caso del arte, comprobaremos que éste admite una presentación de
temas y personajes que ni es azarosa ni obedece a una mecánica de las Esa repentina resurrección de un pensamiento, ese fundirse en él como una
fuerzas morales, sino que en todo caso ofrece una relación particulari- centella todo un complejo sentimental [ ... ],de tal manera que se entiende
zante y desacostumbrada de materias y figuras, hombres y cosas: de golpe al mundo y a uno mismo de otra forma, eso es el conocimiento
intuitivo en sentido místico.
Entre esos dos terrenos se encuentra el ensayo. Tiene de la ciencia la forma A pequeña escala, ése es el movimiento constante del pensamiento ensa-
y el método. Del arte, la materia [ ... ]. El ensayo trata de crear un orden. No yístico. En él toman parte sentimientos, ideas, conjuntos complejos de de-
ofrece figuras, sino un encadenamiento de ideas, lógico por tanto, y al igual seos. No son una función excepcional, sino la normal. Pero el hilo de un
que las ciencias de la naturaleza parte de unos hechos que también relacio- pensamiento arranca de su sitio a los demás, y sus desplazamientos, incluso
na. Sólo que estos hechos no son observables en general, y también su enca- meramente virtuales, condicionan la comprensión, la resonancia, la segunda
denamiento es en muchos casos singular. No hay solución total, sino tan sólo dimensión del pensamiento (p. 344).29
una serie de soluciones particulares. Pero expresa e investiga (ibid.) .27
Y regresa a una idea que había sido ya planteada por Montaigne
El ensayo reúne lógica e intuición: en "De Demócrito y Heráclito", pero a la vez repensada por Max
Bense: la naturaleza misma del terreno es la que orienta el curso de
Cuando una idea nos atrapa, nos trastorna, etc., hace en el terreno senti- la meditación del ensayista, la experimentación activa de que es tea-
mental lo que un descubrimiento revolucionario en el puramente racional. tro el ensayo.é"
Lo profundo de su efecto es un signo de qué gran masa de sentimientos se ve
arrastrada por simpatía. Masa: pues no se trata aquí de sentimientos en el Como la diferencia no estriba por tanto en la función, sólo puede basarse en
sentido más restringido del término, sino de sentimientos de fondo, disposi- la naturaleza misma del terreno. Ya sabemos cuánto más restringido es el círcu-
ciones sentimentales como las que constituyen una individualidad [ ... ]. lo de nuestro conocimiento que el de nuestros intereses (ibid).31
También el ser humano individual tiene la experiencia de que la misma idea
que una vez le resultó completamente muerta, en otra ocasión vivifica toda
una serie de palabras (p. 343).28

29
"Dieses pliitz.liche Lebendigwerden eines Gedankens, dieses btitzartig Umschmdzea eines
27 "Zunschen diesen beiden Gebieten liegt der Essay. Er hat von der Wissenschaft die Form grofien se11timentalet1 Komplexes [. .. l, durcl: ihn, so dajJ ma11 mit ei11emmal sidi selbs; und die
und Methode. Von der Kunst die Materie [. .. ]. Er sucht eine Ordnung zu schaffen. Er giht keine Welt anders uersteht: Das ist die intuitive Erkmntnis im mystischen Si11n. In kleinetem MajJe ist
Figuren, sondern eine Gedankenverknüpfung, a/so eine logische, und geht von Tatsachen aus, es die stiindige Bewegung des essayistischen Denkens. Gefahle, Gedanken, Willenskomplexe sind
wie die Naturunssenschaft, die er in Beziehung setzt. Nur sind diese Tatsachen nichi allgemein datan. beteiligt. Es sind keine Ausnahmsfunktionen, sondern die notmalen. Aber der Ftuien eines
beobachtbar und aucñ ihre Verknüpfung ist in vielen Fallen nur eine singuldre. Er gibt keine t Gedankens reijJt die anderen aus ihrer Lage ·und ihre ­wenn selbst nur virtuellen­ Umlagemngen
bedingen das Verstandnis, das KJ.ingen, die z.weite Dimensian des Gedankens" (pp. 1336-1337).
Totallosung, sondern nur eine Reine von partikularen. Aber er sagt aus und usuersucht" (ibid.).
28
"Wenn uns ein Gedanke ergreift, umstürz.t usw. so tui er auf dem sentimentalen Gebiet das,
3° Cf. Max Bense, "Über den Essay und seine Prosa", en Merkur, 1, 1947, pp. 414-
was eine revolutionierendeErkenntnis auf dem rein rationalen tul. Die Tiefe seiner Wirkung ist ein 424. Hay versión completa al español, Sobre el ensayo y su prosa, traducción de Martha
Zeidien une grojJe Gejiihlsmassen in Mitleidenschaftgezogen sind. Massen; denn hier handeli es sids Piña, México, CcyDEL­UNAM, 2004.
31
nicht um Gefiih/e im engeren Sinn des 1erminus, sondern um Grundgefiihle, Gefiihlsdispositionen, "Da der Unterschied nicht in der Funktion liegt, so kann er nur in der Natur des GebieLs
wie sie die Individualiti.it ausmachen [.. .]. Auch der einzelne Mensdi erlebt, da}J der gleiche Cedan: begründet sein. Wir wissen um uneuiel beschriinkiet der Kreis unserer Erkenntnis als der unserer
lnteressen ist" (pp. 1336-1337).
ke das einmal totfür ihn ist, eine Reihe von Worten, das andermal lebendig" (p. 1336).
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ENTENDER Y COMPRENDER
según Huxley, el segundo tipo de ensayo corre el riesgo de convertir-
se en un texto meramente informativo, crítico o académico, de
En el prólogo a sus Ensayos selectos,32 Aldous Huxley nos entrega una modo tal que el esfuerzo de generalización puede acabar en la pre-
serie de reflexiones que, además de valiosas en sí mismas, son de inte- tensión de haber llegado a un juicio universal solemne y lapidario.
rés para mostrar el vínculo entre este género y la novela, tal como es Existen caso especiales como el de Valéry, cuyo estilo, opues~o a todo
pensado por un escritor que se dedicó a ambos de manera sobresa- exceso profético o adivinatorio, puede llegar a niveles tales de abs-
liente. tracción como el de la escritura algebraica, y surge así un ensayo car-
Huxley considera al ensayo como un artificio literario (a literars gado de nociones abstractas y escrito en un lenguaje frío, preciso y
device) que permite "decir casi todo sobre casi todo".33 Y este primer distante de la realidad viviente y de la experiencia inmediata.
rasgo suyo se vincula a su vez con otro: la brevedad -una nota fre- Para el autor inglés, los ensayos más ricos y satisfactorios son aque-
cuentemente atribuida sin mayor justificación al género-, que llos que comparten esos tres mundos: de lo personal a lo universal,
encuentra aquí su sentido: su carácter de pieza breve es la que fija de lo abstracto nuevamente a lo concreto, de los datos objetivos a la
una de las reglas de juego del ensayo, ligada a la imposibilidad de experiencia interior. En este sentido fue el propio Montaigne quien
decirlo todo sobre un tema. alcanzó la perfección de la forma artística del ensayo, particularmen-
Huxley considera también que el ensayo pertenece a una "especie te en el libro tercero de sus escritos, donde llegó a los límites de su
literaria" de extrema variabilidad, inscrita en un marco que tiene tres descubrimiento, y nos legó una obra comparable, en profundidad y
polos de referencia: primero, el carácter personal y autobiográfico; dimensiones, a la de Balzac.
segundo, el objetivo, factual, particular-concreto; tercero, el polo de Evoca Huxley la propia caracterización que hace Montaigne de los
lo abstracto-universal.34 Muchos ensayistas, y en particular los autores ensayos como cuerpos grotescos, compuestos a partir de miembros
de ensayos personales, se encuentran cómodos con el primero de diferentes, que no presentan una forma definida ni tienen ningún
estos polos, y en ellos es evidente la aparición de pasajes autobiográ- principio de orden, coherencia o proporción más que los que corres-
ficos y de reflexión autobiográfica, que nos ofrecen un mundo con- ponden al hecho de ser accidentales.35 Pero pocos años después, como
templado a través del mirador de la anécdota y la descripción. Pero afirma Huxley, esas figuras grotescas confeccionadas a partir de frag-
hay también ensayistas predominantemente objetivos, cuyo fin pri- mentos habrían de convertirse en organismos vivos, en híbridos multi-
mordial no es hablar de sí mismos sino volcar su atención hacia formes, en "monstruos hermosos" como sirenas, minotauros, serafines,
temas literarios, científicos, políticos. Su mayor interés es presentar, centauros, "imposibilidades" compuestas de elementos "incompati-
formular juicios y llegar a conclusiones a partir de datos relevantes. bles", pero surgidas desde su interior mismo, de tal modo que en el
En el tercer grupo encontramos a los ensayistas que trabajan en el proceso de su crecimiento el tronco humano parece surgir natural-
máximo nivel de abstracción y no se interesan por el ámbito de lo mente de los hombros de un caballo, o el pez resulta transfigurado en
personal ni por el de lo particular de los que partieron sus generali- sirena de una manera tan sencilla e inevitable como puede un tema
zaciones. El primer tipo de textos tiene un ejemplo en Lamb, el musical pasar de una clave a otra. Se trata de una asociación libre artís-
segundo en Macaulay y el tercero en Bacon o Emerson. Siempre ticamente controlada: he aquí el paradójico secreto de los mejores ensa-
yos de Montaigne.36 La unión de una cosa con otra desemboca en una
32
Aldous Huxley, Collected essays, Nueva York, Harper and Row, 1958, pp. V.IX. El
35
mismo texto había sido publicado originalmente en On the margin: Notes and essays, "Ce fagotage de tant de diuetses piéces" anota Montaigne en u, XXXVII; "[cime l'allure
Londres/Nueva York, Chatto & Windus/Doran, 1923. poétique, d sauts et d gambades", consigna en m, IX. Y si bien Montaigne evoca en un sen-
33 "The essay is a liwary deoice for saying almost everything about almos! anything" (p. v). tido a Platón, recordemos por nuestra parte y, por contraste, los consejos que da Sócra-
34
"Essays belong to a literary species tohose extreme variability can be studied most effectivel)' tes en el Fedro respecto del modo en que debe estar armado un buen discurso, organi-
within a three­poled frome of reference. There is the pote of the personal and the autobiogrophical; zado de manera análoga a un cuerpo bien proporcionado al que no falten cabeza,
there is the pote of the objective, the f actua~ the concrete­particular; and there is the pote of abs­ tronco y extremidades.
36
tract­univimal" (p. v). "But a f eto years later the patchwork grotesques had turned into living organisms, into
58 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 59
vía casi milagrosa por la que se va desarrollando un tema central y se lo
relaciona con la experiencia humana. Montaigne vincula la genera[i. El entendimiento llega cuando nos liberamos de lo viejo y de este modo
hacemos posible un contacto directo inmediato con Ja novedad, el misterio,
zación con la anécdota, la homilía con la evocación autobiográfica, y
momento tras momento, de nuestra existencia.
hace un uso admirable de lo concreto particular, la chose true, para
Lo nuevo es lo dado en cualquier nivel de la experiencia -percepciones
expresar una verdad universal. 37
dadas, emociones y pensamientos dados, estados de conciencia no estructura-
Paradoja e ironía son también rasgos que Huxley descubre en el
dos dados, relaciones con las cosas y las personas dadas. Lo viejo es nuestro sis-
ensayo, al igual que el enlace de los tres mundos arriba enunciados a
tema doméstico de ideas y patrones lingüísticos. Es un surtido de artículos
través de una simultaneidad dada por el contrapunto, en la medida
determjnados extraídos del misterio ya dado por la memoria y razonamiento
en que lo permite la naturaleza del arte literario: recordemos que
analitico, por el hábito y las asociaciones automáticas de nociones aceptadas. El
una de las principales novelas de Huxley, Point counter point, ha sido
conocimiento es primariamente un conocimiento de esos artículos termina-
también concebida y estructurada como tal. Tratar de alcanzar la dos. El entendimiento es la conciencia primaria de la materia cruda (p. 32).39
perfección aun cuando se fracase una y otra vez es siempre mejor,
concluye Huxley, que no haberlo intentado nunca. Prosigue Huxley con su comparación:
De no menor interés para nosotros es otro ensayo de Huxley,
"Conocimiento y entendimiento",38 ya que en él se comparan ambas El conocimiento se da siempre en términos de conceptos y puede ser trasmi-
instancias: el conocimiento representa la integración de lo nuevo a lo tido por medio de palabras o de otros símbolos. El entendimiento no es con-
ya sabido, mientras que el entendimiento representa una apertura a ceptual, y por Jo tanto no puede ser transmitido, es una experiencia inmediata,
lo novedoso y desconocido. Traza así un contraste entre el carácter y la experiencia inmediata sólo puede ser referida (de manera muy inade-
conservador y acostumbrado de lo viejo y el carácter desafiante y cuada), nunca compartida [ ... ] . Puede haber, por supuesto, un conocimien-
experimental de lo nuevo, que nos conduce a un contacto directo e to de ese entendimiento, y ese conocimiento puede ser transmitido a través
inmediato con la vitalidad y la crudeza de nuestra existencia: del lenguaje y la escritura, o mediante otros símbolos [ ... ] . Pero siempre
debemos recordar que el conocimiento del entendimiento no es lo mismo
El conocimiento se adquiere cuando se logra colocar una nueva experiencia que el entendimiento, que es la materia prima de nuestro conocimiento
dentro del sistema de conceptos basado en nuestras experiencias anteriores. (ibid.).4º
multiform hyl.rrids like those beautiful monsters of the old mythologies, the mermaids, the man­hea­
ded bulls with wings, the centaurs, the Anubises, the seraphim ­impossibilities compounded of 39 "Knoioledge is acquired when we succeed in fitting a new expenence into the system of con­
incompatibles, but compoundedfrom unthin, úy a process akin to growth, so that the human trunk cepts based upon our old experiences. Understanding comes when we liberase ourselvesJrom the old
seems to spring quite naturallyfrom betuieen the horse's shoulders, the fish modulates into thefull­ and so make possible a direct, un111ediated contact unth. the new, the 111ystery, moment úy momera,
breasted Sirenas easily and inevitable as a musical theme modulatesfrom one key to another. Free of our existence. The new is th« given on every leuel of experience ­given perceptums, given emo­
association artisticalls controlled ­this is the paradoxical secret of Montaigne's best essays" (p. tions and thoughis, given states of unstructured auxueness, given relationships with things and
vii). Recordemos que la figura del centauro aparecerá también de manera central en persons. The old is our home­made system of ideas and word pattems. lt is the stock of finished
la caracterización del ensayo que nos ofrece Alfonso Reyes, donde el personaje mito- ar tic/es f abricated out of the given mystery úy memory and analytical reasoning, úy lwbit and the
lógico se representa también como capaz de establecer fluidamente un enlace de automatic associations of accepted notions. Knowledge is primarily a knowledge of these finished
mundos. articles. Understandingis pri111arily direct aware11ess of the rato materiar (p. 32).
40
37
Dice textualmente: "One damned thing after another ­lmt in a sequence that in some "Knowledge is always in terms of concepts and can be passed on úy means of words or other
almost miraculous way deoelops a central theme and relates it to the rest of human expetience. symbols. Understanding is not conceptual, and thereforecannot be passed on. u is a11 immediate
And hoto beautifullyMontaigne combines the generalization with the anecdote, the homily with experience, and immediate experience can only be talked about (very inadequately), 11ever shared
the autobiographical reminiscence! How skilfitlly he makes use of the concrete particular, the {... ). There can, of cou·rse, be knowledge of such an understandi11g, and this knowledge may be
chose vue, to express some universal truth, and to expressit more powerfullyand penetratingly passed on in speech or writing, or by means of other symbols { ... ]. But we must always remember
than it can be expressed úy eoen the most oracular of the dealers in generalities!" (p. vii). that knowledge of understanding is not the same thing as the understanding, which is t/U! raw
38 AJdous Huxley, "Knowledge and understanding", en Tomorrow, tomorrow, tomo­ material of that knowledge" (ibid). El antropólogo Dan Sperber establece w1 contraste
rrow, and other essays, Londres, Signet, 1964, pp. 32-57. La traducción es mía. parangonable entre los procesos de conceptualización y los procesos de simbolización,
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ABRIR EL ENSAYO

A través de novelas como Contrapunto puso Huxley en práctica estas


UN ESPACIO PROPTO Y UNA LECTURA COMPARTIDA
mismas ideas: el contrapunto entre el mundo del científico y el mundo
del artista, y en ambos, la faz pública y la faz secreta de la experiencia
Las reflexiones de Virginia Woolf sobre el lector del ensayo y su par-
estética, son las hiladas con las que se entreteje la novela. Cuando el
ticipación en una experiencia estética y ética a la vez anticiparon en
científico solitario llega al salón mundano sólo atraído por la música,
muchos años la creciente preocupación por los problemas de recep-
asistimos a la presentación de ese acto descarnado de entendimiento ción del texto y la expansión del espacio público. En lugar de aproxi-
que no se puede decir, sino sólo sugerir, a través de la reconstrucción- marse al ensayo a través de las indagaciones filológicas, históricas o
descripción de condiciones necesarias para suscitarlo. taxonómicas al uso, Woolf enfatiza de manera llamativa una serie de
La preocupación por el entendimiento de una experiencia rasgos como el placer y la presencia del lector (un tema recurrente
intransferible nos recuerda también a la novela de Proust: ¿Cómo en su obra), la intensificación de la vida, la pureza de visión (en con-
nombrar, cómo traducir a lenguaje sin congelar una experiencia traste con otras formas de conocimiento), a la vez que la capacidad
fenoménica, súbita e intransferible? Prosigue Huxley: de entregarnos la concepción completa del escritor: elementos fun-
damentales que sólo puede proporcionarnos el ensayo bien escrito.
El entendimiento no es heredado ni puede tampoco ser laboriosamente Se preocupa también por el estilo y el público del ensayo, para afir-
adquirido. Es algo que, cuando las circunstancias son favorables, llega a noso- mar que éste resulta en una expansión -en una operación que tiene
tros, por así decirlo, a partir de su propio acorde. Todos nosotros somos cono- siempre algo de paradójica- del yo individual hacia el nosotros.
cedores todo el tiempo; y es sólo ocasionalmente, y a pesar de nosotros mis- En 1925, el mismo año en que aparece Mrs. Dalloway, esta gran
mos, que entendemos directamente el misterio de una realidad dada (p. 33) .41 narradora y ensayista publica la colección de ensayos The common rea­
der. Entre ellos reviste particular interés ''The modern essay".42 En el
Para terminar, me interesa enfatizar el modo en que Huxley aso- comienzo de dicho texto -que está pensado a su vez como el prólogo
cia entendimiento y experiencia viva, acto en el presente: esto no a una serie de volúmenes dedicados al ensayo-, afirma Woolf que es
hace sino confirmar el valor de las reflexiones que desde la expe- innecesario indagar en profundidad la historia y el origen del género
riencia íntima del escritor y de la escritura sólo son capaces de apor- para entenderlo, "dado que, como todas las cosas vivientes, su pre-
tarnos los propios hacedores del ensayo. sente es más importante que su pasado",43 y observa que la familia
está muy extendida, de modo que presenta variedad de formas y
temas para llegar a aquello que quiere subrayar: "El principio que
controla [al ensayo] es simplemente que debe dar placer; el deseo
que nos compele cuando lo sacamos del estante es simplemente reci-
bir placer. Todo en el ensayo debe estar dirigido a ese fin. "44
De este modo, Woolf insiste en la necesidad de adentrarse en el
ensayo desde el presente vivo antes que preocuparse por sus orígenes
y plantea que, en el momento de enfrentarnos a un dato nuevo de la experiencia, los
o su historia. Dice también que el ensayo proporciona "una intensifi-
seres humanos nos vemos obligados a poner en relación lo inédito con lo ya sabido y
de este modo confrontar la instancia semiótica con la extrasemiótica. Al hacerlo así cación de la vida". El escritor nos otorga una visión que representa
podemos, o bien integrar los datos nuevos a lo ya sabido, y en ese caso obtendremos también una forma de conocimiento:
una resolución conceptual, o bien, si esto no resulta posible, dar lugar a procesos inter-
pretativos estrechamente ligados a procesos de simbolización. Véase Dan Sperber, El 42 Virginia Woolf, "The modern essay", en The comnum reader (1925), Londres,
simbolismo en general ( 1974), Barcelona, Anthropos, 1978. Hogart.h Press, 1951, pp. 267-281. La traducción de los pasajes de este ensayo es núa.
41 "Understanding is not inherited, nor can it be laboriousls acquired. lt is something which, 43
" •.• Since, like all living things, its present is more importan; than its post" (p. 267).
when drcumstances arefavorable, comes to us, so to say, of its own accord. All of us are knowers, 44
"The principie which controls it is simply thai it shouid give pleasure; the desire tahidi
all the time; it is only occasionally and in spite of ourselues that we directly understand the rnystery irnpels us when uie take it from the shel] is sirnply to receive pleasure. Everything in the essay must
of given reality ", p. 33. be subdued to that end" ( ibid.) .
62 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 63
No hay lugar para las impurezas de la literatura en un ensayo [ ... ]. El ensayo
porque el ensayo está vivo, y, conforme cambian las condiciones, el
debe ser puro -puro como el agua o puro como el vino, pero puro respecto
propio ensayista, particularmente sensible a la opinión pública, cam-
del aburrimiento, la materia muerta, y los depósitos de materias extrañas.45
bia también y se adapta a las nuevas demandas.
Resulta también de particular interés el reconocimiento que hace
Las exigencias de "pureza" se vuelven aquí, antes que demandas Woolf de la existencia de una opinión pública. Este tema tiene su
de virtuosismo, demandas de depuración artística, moral, vital. Esto propia y apasionante historia, que se remonta a la gran revolución de
en correspondencia con un nuevo valor atribuido al ensayo: el poder la prosa que significó la llegada del periodismo, y que trajo apareja-
de visión. Así, a propósito de un ensayo sobre Leonardo escrito por da, entre otras cosas, una de las más grandes convulsiones en la fami-
Walter Pater, anota: lia de las formas en prosa. Una vez que aparezca en escena el "artícu-
lo" y la prosa se adapte a las demandas de su funcionamiento e
Es un hombre culto, pero no es el conocimiento de Leonardo lo que se intercambio como "mensaje", nos encontraremos ante un nuevo
queda con nosotros, sino una visión, como la que obtenemos en una buena desafío a cumplir por el ensayo, que sufrirá en particular un verda-
novela, donde todo contribuye a presentar la concepción completa de un dero proceso de transformación. Nuevas demandas, nuevos medios,
escritor como un todo ante nosotros (ibid.).46 nuevos públicos, generan una modificación radical del género y
plantean un nuevo desafio que habrá de perseguirlo a partir de
El ensayo nos despierta y nos devuelve a un mundo de sensacio- entonces: la tentación y el riesgo de la estandarización, la tentación y
nes intensas: "repentinamente recordamos que tenemos oídos y el riesgo de la técnica, a la vez que la necesidad de alcanzar nuevas
tenemos ojos" ("we suddenly remember that we have ears and we have cotas de trabajo artístico que lo hagan superar los peligros de la baria-
ryes"); recordamos también la riqueza de las palabras que conforman lización y la masificación.47
una lengua ( iúid.) . La expansión del periodismo es además la contraparte del surgi-
Revaloriza Woolf la capacidad del ensayo para mostrar la súbita miento del espacio público y la consolidación de una opinión públi-
desnudez y la metáfora -rasgos que el género admite con mayor pro- ca. Como lo plantea Chartier, quien retoma a su vez ideas de Haber-
piedad que la biogra.fia o la ficción-, a la vez que reflexiona sobre los mas, surge en el siglo XVIII una "esfera pública política" o "esfera
riesgos del ornamento (iúid.). crítica burguesa" perteneciente a un espacio de discusión y de crítica
Nuestra autora acude una y otra vez, como Montaigne, a la rela- diferenciable de la órbita de influencia del Estado: "Varios principios
ción entre ensayo y viaje, y analiza el modo en que los diferentes organizan la esfera pública política, que surge, directamente de la
ensayistas (Stevenson y Butler, en este caso) se dedican a atraer nuestra esfera pública literaria en los salones, los cafés, los periódicos. Su pri-
atención. mera definición es ser un espacio en el que las personas privadas
Uno de los temas de reflexión de mayor interés en este texto es el hacen un uso público de su razón." La esfera pública burguesa puede
que se relaciona con el público. Se refiere primero al lector victoria- ser entendida, ante todo, como "la esfera de las personas privadas
no y muestra el cambio en el perfil de la audiencia que se ha dado reunidas en un público". Existe pues un vínculo fundamental entre
hacia los años veinte, desde el grupo restringido de personas cultiva- el surgimiento de una nueva forma de "publicidad", que ya no es úni-
das hasta una audiencia más amplia integrada por personas no nece- camente la de la autoridad estatal, exhibida y exaltada, y la instaura-
sariamente tan cultivadas. Yrecuerda que los cambios son esperables, ción de un ámbito de lo privado que incluye la intimidad de la vida
familiar, la sociedad civil fundada por el intercambio de mercaderías
45 "There is no room [or the impurities of literature in an essay [. .. ] . The essay must be pure
47
­pure like water or pure like wine, but pure from dullness, deadness, and deposits of extraneous Anotemos que estas reflexiones de Woolf traducen una preocupación caracte-
maüer" (p. 270). rística de los escritores en las primeras décadas del siglo x:x, y pueden ayudarnos a
46
"He is a learned man, but it is not kn1JWledge of Leonardo thai remains untñ us, but a explicar el surgimiento de nuevos tipos de publicaciones, como las revistas culturales,
uision, sucñ as we get in a good novel uihere everything contnbutes to lning the umter's conception destinadas a cubrir estos nuevos fenómenos de expansión de ese sector que tan certe-
as a tohole bef ore us • ( ibid.) . ramente denomina Nicol "la generalidad de los cultos".
64 AllRJR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 65
y de trabajo y el espacio dedicado al ejercicio crítico, al "razonaml-j,
to público".48 AJ mismo tiempo, en nueva paradoja, ese "yo" que se expande y se
D este modo, Woolf se ve invitada a retrabajar artísticamente en vuelve un "nosotros" amplio y generoso puede sentir nostalgia de su
un género que fue particularmente renovado y dinamizado muchos libertad y desear obstinadamente el regreso a la soledad:
años atrás a partir de Addison y Steele, quienes al traducir en letras
Pero mientras "nosotros" nos sentimos gratificados, "yo", ese compañero
de imprenta la aparición del espacio público de discusión de las
indisciplinado en la humana camaradería, queda reducido a la derrota. "Yo"
ideas dieron nueva impronta al género periodístico: "Es verdad que
debe siempre pensar cosas por sí mismo, y senur cosas por sí mismo. El
el ensayista es el más sensible de todos los escritores a la opinión
hecho de compartirlas de una manera diluida con la mayoría de los hombres
pública": para Woolf, en su tiempo el público necesita los ensayos
y mujeres bien educados y bien intencionados es para él una absoluta ago-
como nunca antes, y quizá aún más. Toma algunos ejemplos para
nía, y mientras el resto de nosotros escucha atentamente y aprovecha pro-
mostrar la transición que se da en algunos casos del ensayista y de su
fundamente, "yo" se escapa a los bosques y a los campos y se regocija con una
espacio privado al ámbito público. Y comenta que, paradójicamente,
brizna de pasto o con una patata solitaria ( ibid.). 50
la expansión en el espacio ha traído aparejada la correspondiente
expansión de la individualidad:
Son valiosas estas observaciones de Woolf ­y en ellas reconoce-
mos algunas claves de su obra toda-, atenta a la ampliación del públi-
Ya no tenemos más el "yo" de Max y de Lamb, sino el "nosotros" de los cuer-
co del ensayo, testimonio de una época que cambia, de un género
pos públicos y otros personajes sublimes. Somos "nosotros" los que vamos a
que cambia, y de las demandas de los nuevos tiempos, a la vez que
escuchar La flauta mágica; somos "nosotros" los que debemos beneficiarnos
preocupada por preservar la individualidad, la libertad del yo y el
de ello; somos "nosotros" quienes, de alguna manera misteriosa, en nuestra azar de la experiencia vital y estética. Resulta además interesante des-
capacidad corporativa, alguna vez escribimos eso. La música y la literatura y cubrir cómo ''yo" y "nosotros" se personifican y ponen en relación a
el arte nos deben llevar a la misma generalización o no llegarán a los más través de la pluma de esta gran narradora, para que el primero, más
lejanos recodos del Albert Hall.49 solitario y arriesgado que el segundo, intente seguir sus propias aven-
turas e indagaciones a la vez que negociar con la tendencia de la
Pero a su vez, ese ensayista que se debe al lector cuenta funda- sociedad a darse organizaciones e instituciones.
mentalmente, a la hora de la escritura, con la más peligrosa y delica- Esta observación de Woolf es enormemente sugerente, porque
da de las herramientas, a saber, su propia personalidad, que permea nos conduce a uno de los problemas que habrán de atenazar al ensa-
cada palabra que escribe, de modo tal que, en opinión de la autora, yista para siempre jamás: por una parte, las demandas que pone a su
el triunfo del autor es un triunfo del estilo, y ese yo mismo (sel}), que es quehacer la opinión pública y lo empujan a convertirse en un sentí-
esencial para la literatura, puede llegar a convertirse a la vez en su dor de los nuevos tiempos, pero a la vez las exigencias de su persona-
más peligroso enemigo. lidad creativa individual, las demandas de convertirse en vocero de la
colectividad precisamente a partir de lo personal. Esta doble exigen-
48
cia habrá de generar en muchos casos fuertes tensiones entre lo
Roger Chartier, "Espacio público y opinión pública", en Espacio público, crítica y
desacralizacuni en el siglo XVJJJ. Los orígenes culturales de la Revolución Francesa ( 1991), Bar· colectivo y lo individual: ser voz del gran público sin abandonar ade-
celona, Gedisa, 2003, p. 33. Chartier retoma los conceptos de "espacio público" ( Óffen­ más otra serie de exigencias propias del escritor -responsabilidad,
tlic/1keit) y "opinión pública" ( off1mtliche Meinung), planteados por Habermas en su obra creatividad, crítica, individualidad, estilo- constituye un fenómeno
Historia y crítica de la opinión fníblica, de 1962.
49
"We haue no longer tlie 'I' of Max and of Lamb, but the 'toe' of public bodies m1d other 50
"But while 'we' (ITe gratified, ·1: that unru.ly partner in the human fellowship, is reduced
sublime personages. It is 'ue' who go to hear the Magic Flute, 'toe' who ought to profit lry it; 'ue', to despait: 'I' must always think things for hirnself, and Jeel things Jor himself To share them in a
in some 111ysterious way, who, in our corporate capacity, once upan a time actually torete it. For dilittedf orm with the majority of well­educated and well­intentioned men and women is f or him
11111,sic and luemtus« and art must submit to the same generalisation 01· they will not carry to tite sheer agony; and while the rest of us listen intently and profit profoundly, '!'slips off to the woods
Jarthestrecesses of the Albert Hall" (p. 279). and the fields and rejoices in a single blade of grass ora solitary patato" (pp. 279-280).
66 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 67
atenazante para muchos de los más grandes ensayistas (pensemos, ginia Woolffuera primariamente una crítica y ensayista, que escribió más de
para el caso de América Latina, en el ejemplo proverbial de Martí o quinientos artículos, ensayos y críticas. Ella continuó escribiendo ensayos a
en la compleja relación de ensayistas como Rodó o Martínez Estrada lo largo de su vida, aunque los mismos hayan sido considerados secundarios
con el fenómeno de las masas).
0 incidentales respecto del resto de su obra.54
Para terminar, dice Woolf que "el arte de escribir tiene por colum-
na vertebral una fuerte adhesión a una idea"51 y que "es con el res- De inmediato se añade una observación general sobre la relación
paldo de una idea, algo en lo que se cree con convicción o se ve con del ensayo y las instituciones que nos lleva a recordar la posición mar-
precisión y que por lo tanto compele a las palabras a perfilarlo", ginal o "fuera de lugar" que toca en largos periodos de la historia
como puede a veces notarse que "la diversa compañía" que incluye a ocupar a las formas más audaces de la creación y la crítica:
los grandes ensayistas logra alcanzar "la más lejana orilla".52
Otro texto considerado fundacional en cuanto a la relación de la La historia de la recepción de sus ensayos revela cómo una falta de conside-
mujer y la política de la escritura es A room of one's own (1929).53 Allí ración seria por parte de los críticos oscurece el importante papel que los
aboga la escritora por un cuarto propio que sea -interpretamos- un ensayos no académicos cumplen en literatura. Hasta la segunda guerra mun-
espacio privado para pensar lo público, un espacio interior y oculto, dial, los ensayos y artículos innovadores y autorizados sobre literatura se
que pueda resultar paradójicamente en la posibilidad de ruptura con escribían fuera de las instituciones académicas, tanto en Gran Bretaña como
las condiciones de encierro que fija a la casa el orden masculino pre- en los Estados Unidos (p. 3).
valeciente. El cuarto propio es el mirador desde donde la escritora
interpreta el mundo. Tras revisar los principales puntos ya comentados por nosotros,
Sólo en años recientes se ha comenzado a revalorizar la obra ensa- las autoras de la introducción hacen interesantes observaciones
yística de esta escritora. Síntoma de ello es la publicación, en 1998, sobre el problema de la forma. Para el caso de Woolf en particular
de la obra Virginia Woolf and the essay, que contiene un valioso con- dicen que:
junto de interpretaciones sobre el tema. Leamos parte de la "Intro-
ducción": la idea precede a la forma (y esto explica por qué la comprensión histórica de
la forma del ensayo es inútil). La escritura depende de la idea, tan abstracta
La popularidad de los ensayos de Virginia Woof se apoya en el hecho de que y amorfa como pueda ésta resultar, porque la idea es siempre fija y precisa.
las ediciones de ellos -y de manera más notable aquellas publicadas durante En otras palabras, la forma fija no es previa a la idea, en cuanto la idea esta-
su vida, los dos volúmenes de The common reader, A room of one's oum y Three gui­ ría destinada a encajar en la forma. Es más bien a la inversa: la idea hace que
neas, y aquellos que aparecieron después de su muerte, incluyendo The deatñ las palabras alcancen su forma, y allí la forma de cada ensayo encuentra su
of the moth, The moment­ se siguieron editando después de su primera publi- vida en las ideas particulares que está tratando de expresar (p. 11).
cación. Sin embargo, la mayor importancia alcanzada por la ficción de Virgi-
nia Woolf ha tendido a dejar en sombras el hecho de que de 1904 a 1922, casi Las críticas comparan la posición de Woolf con la de Lukács y
las dos primeras décadas de su vida profesional como escritora y que prece- Adorno, ya que para todos ellos el ensayo es una forma fundamen-
dieron a la publicación de su primera novela experimental,Jacob's room, Vir- talmente estética, ni pragmática ni científica por naturaleza, y no
depende de aquello que según Woolf consiste en "decir la verdad
literalmente" (literal truth­telling): "Los ensayos no se escriben para
51
"The art of umting has for backbone sornefierce attachment toan idea" (p. 280). probar nada. Lukács, quien fuera contemporáneo de la escritura de
52"It 'is on the back of an idea, something belieued in unth conviction or seen untñ precision Woolf en Alemania, se refiere al ensayo en el mismo lenguaje [ ... ]
and thus compelling words to its shape, that the diuerse company which includes Lamb and.
54
Bacon, and M1: Beerbohni and Hudson, atui Vernon Lee and Mr: Conrad, and Leslie Stepnen Véase las palabras introductorias de Beth Carole Rosenberg y Jeanne Dubino,
and Butler and Walter Paier reaches the Jarthershore" (pp. 280­281). eds., Virginia Woolf and the essay, Nueva York, St. Martin's Press, 1998, p. l. La traduc-
53
Virginia Woolf, A room of one's own (1929), Harmondsworth, Penguin, 1945. ción es mía.
68 ABRIR EL ENSAYO ABRIR EL ENSAYO 69
o piense o diga, puesto que nada importa excepto la vida y, por supuesto, el
que encontramos en Woolf'. Al tomar distancia del ensayo del siglo
XIX, con su particular énfasis en la representación empírica y en la orden.55
comprensión de los hechos de experiencia, ambos autores lograron
Comentan las editoras que la libertad, el flujo, el juego de la vida
revalorizar el ensayo:
son para Woolf parte de esa esencia, y nosotros encontramos orden y
estructura en ella. Y prosiguen:
Lukács coincide entonces con Woolf en que la idea precede a la forma, y que la
forma de cada ensayo es única e individual, que llega a ser tal a partir de senti-
Para Woolf, el ensayo es arte, no ciencia, y presenta una forma diferente de
mientos y experiencias y que contribuye a crear el punto de vista y la perspecti-
la novela y la poesía. No tiene lógica, forma y estructura, aunque su forma
va que cada ensayo expresa. La unión entre alma y forma es, de acuerdo con
sea autorreflexiva. Como un artefacto autorreflexivo, se esfuerza por repre-
Lukács [quien en esto nos recuerda una vez más a Benjamin] un "momento
sentar e imitar el proceso de pensamiento mismo. Su propia forma particu-
místico", tan trascendente como el "momento" en la escritura de Woolf, puesto
lar construye su contenido mientras que, al mismo tiempo, trata de articu-
que los escritores del ensayo "forman su realidad" y éste es "la voz con la cual
larlo. Esto es, ni comienza con una tesis que procede a demostrar, ni es
dirigen sus preguntas a la vida [ . . ]. El ensayo, de este modo, no crea nada de la
inductivo, ni conforma una construcción formulada y concreta. La visión
nada sino que ordena ideas que ya estuvieron vivas una vez (pp. 11-12).
antiempírica y antipositivista del ensayo, tal como la definen Woolf, Lukács y
Adorno, va contra el énfasis en el positivismo por el que luchó el Neui Criti­
En cuanto a Adorno, y como observan las autoras, el propio título
cism, y esto puede ayudarnos a entender por qué ha sido tan dificil para los
de su recordado "El ensayo como forma" indica que la forma no per-
ensayos de Woolf ganar autoridad. Con la influencia de la lingüística saussu-
tenece meramente al ensayo sino que es el ensayo mismo. Adorno
riana en los años sesenta y la teoría estructural y postestructural que siguie-
también se niega a sostener la noción de que el ensayo comunica
ron en los setenta y ochenta, la critica académica en general se alejó de los
datos empíricos y que presenta al intelecto como una creación ex
preceptos del New Criticism. La marca de la escritura del ensayo de Woolf se
nihilo. En términos del propio Adorno -cuyo texto es, como se ve, de
centra más en el vivir que en la vida, en el significado que en la imagen, en
lectura inagotable-, la forma del ensayo toma unidades discretas en
las ideas que en la forma, y puede ser reevaluada con este nuevo aparato crí-
un contexto legible: "He aquí la paradoja del ensayo: su unidad se
tico al que no tuvieron acceso ni ella ni sus conternporáneos.P''
encuentra en su 'discontinuidad'. La falta de una estructura consis-
tente, unificada, ayuda al ensayo a encontrar la estructura apropiada
Las autoras tienen también interesantes observaciones sobre los
para el contenido que está tratando de expresar".
lectores a quienes iba destinada la obra de Woolf. A diferencia de
Y en cuanto a nuestra autora, dicen las críticas:
Eliot, quien predicaba su doctrina de poeta y crítico entre un reduci-
do grupo de poetas y críticos, Woolfhablaba como lectora a los otros
También Woolf encuentra la forma del ensayo como determinada por el
lectores, y definió de este modo los tiempos modernos y la literatura
juego y la combinación de ideas y lenguaje, y es a través del lenguaje como es
en general como "algo accesible a todos, y no restingido a unas pocas
creada la forma o identidad del ensayo. En su ensayo sobre "Montaigne", personas selectas":
Woolf se dedica al proceso de escritura y al modo de encontrar orden en la
experiencia (p. 12).

Leamos a la propia Virginia Woolf: 55 "M ouement an d change are the essence of our being; rigidity is death; confonnity is death:

lel us say what comes into our heads, repeat ourselues, contradict ourselves, jling out the wildest
Movimiento y cambio son la esencia de nuestro ser; la rigidez es la muerte; nonsense, arul Jollow the most Jantastic f ancies without caring taluü the world does or thinks ar
el conformismo es la muerte. Dejarnos decir lo que viene a nuestras men- ~~ys. For nothing rnatters except lije; and, of course, arder", Virginia Woolf, "Montaigne", en
1he comrnon reader, pp. 90­91.
tes, repetirnos, contradecirnos, proferir el más salvaje sinsentido, y seguir 56
Rosenberg y Dubino, Virginia Woolf and the essay, p. 13.
las más fantásticas ocurrencias sin preocuparnos por lo que el mundo haga
70 ABRIR EL F•·~··
""""\'º
ABRIR EL ENSAYO 71
De este modo el "lector común" de Woolfy el proceso de lectura la sep
• . . . aran
de los ensayistas, críticos y académicos ~-ad1c10nales [ · · .] · Los ensayos de muestra de manera particularmente notable en esos maravillosos ensa-
V.oolf revelan la articulación de una teona del lector y la lectura que es d yos líricos, límite, en los que concurren poema en prosa, viaje, reme-
algún modo paradójica en su intento de codificar "momentos de ser" e moración, descubrimiento, enormemente personales, enormemente
. • Yci
modo de la experiencia del lector cuan d o mteractua con un texto (p. 16). universales: tal es el caso de "Regreso a Tipasa" de Albert Ca.mus, cuya
prodigiosa obra ha merecido ya una abundante revisión crítica.
Una de las colaboradoras de este volumen, Karen Schiff, muestra Algunos de los textos de Camus que han recibido particular aten-
cómo esos "momentos de ser" de Woolf se convierten en momentos ción son los que conforman la temprana colección Noces (Bodas), de
críticos del proceso de lectura, a través de los cuales el lector logra 1939: se trata de una serie de cuatro ensayos publicados en Argelia
alcanzar una comprensión más profunda del mundo a través de la dos años antes de su aparición en Francia, y que plantean ejemplar-
mente la difícil relación entre ensayo y poesía, hasta acercarnos a los
interpretación de un texto o de la observación más profunda de un
límites del poema en prosa.58
personaje o de la percepción del esfuerzo que hace el autor para susci-
"Regreso a Tipasa" forma parte de L'été (El verano), colección de
tar experiencias particulares. Estos momentos de lectura permiten
ocho ensayos publicados entre 1939 y 1954, y representa a la vez un
alcanzar un agudo sentido de la vida y abrirnos al vasto entramado de
retorno de Camus al ensayo lírico y a sus viejos temas, como la rela-
nuestro propio ser: no son por lo tanto sólo instancias abstractas y crí-
ción desnuda entre el hombre, la naturaleza, el terruño, el pasado, y
ticas y no pueden ser meramente aislados o reducidos a explicación, un renovado planteo de crítica al sinsentido existencialista a la vez
sino que constituyen en gran medida una función del placer del texto. que un modo de recuperar cuestiones capitales relacionadas con la
No podemos cerrar esta sección sin referirnos a los aportes de historia, los valores, el sentido. El texto, publicado en París por Galli-
Woolf a la crítica feminista del ensayo, para la cual es importante "la mard, presenta un fuerte vínculo con las Noces argelinas y pertenece
intersección entre género y forma". Para algunas críticas, el ensayo femi- a un horizonte mayor en que se inscriben los distintos ensayos de
nista "marca" su identidad con el fin de distinguirse del ensayo con- Camus y que da historia a su historia.59
vencional, que se presenta a sí mismo como independiente y objeti- La crítica mexicana Norma Garza ha dedicado recientemente un
vo. Si bien los ensayos de Woolf no son explícitamente feministas ni valioso ensayo a la obra de Camus, y escribe a propósito de sus Viajes
representan un feminismo radical, contribuyeron a desenmascarar la lo siguiente:
ilusión de que puede existir una retórica objetiva: tal, en primer
lugar, el legado de Un cuarto propio. Entre la literatura y la filosofia, Albert Camus escribe ensayos de viaje como
Fue sobre todo Woolf, en éste y otros temas, y como la define Ca- paisajes que le revelan un "estado del alma" y que se convierten al mismo
therine Sandbach-Dahlstróm, una skeptical outsider.57 tiempo en experiencia de una alteridad cultural. El ensayo pone de mani-
fiesto la apertura de un Yo a la experiencia artística, retórica y ética de lo
Otro. Se trata de los viajes de Camus a ciudades como Florencia o Praga, las
58
Los ensayos líricos de Camus -sin duda diferentes en carácter de aquellos de
REGRESO AL ENSAYO
corte filosófico como El mito de Sísifo ( 1942), son de particular interés para la crítica del
ensayo. Así lo evidencia el tratamiento que le dedican Glaudes y Louette, quienes ven
Sensación de retomo . . el despliegue del ensayo tiene siempre, paradó- en ellos "auténticos desarrollos de una exclamación", como quería Valéry, en los cua-
jicamente, algo de avance hacia el descubrimiento de un mundo ya les la atemporalidad y la visión extática, el carácter musical y pictórico, la sugestión de
lo insondable, nos acercan al poema en prosa, aun cuando el propio Camus haya lla-
conocido y de retorno a un lugar donde no hemos estado nunca. La mado a sus textos "ensayos", tentativas inacabadas de abrazar el universo (Glaudes y
confluencia entre el decir poético, el narrar y el interpretar se nos Louette, op. cit., p. 17).
59
Albert Camus, "Retour a Tipasa" (1952), en L'éü; París, Gallimard, 1954. pp.
57
137-160. Hay versión en español, "Regreso a Tipasa", en Ensayos, trad. y pról. de Julio
Catherine Sandbach-Dahlstrórn, '"Que sais­je: Virginia Woolf and the essaY as Lago Alonso, Madrid, Aguilar, 1981, p. 889.
feminist critique", en Virginia Woolf and the essay, p. 277.
72 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 73
islas Baleares o su querida Argel, Orán, Tipasa o Djémila; y más que diarios ¿Dónde estaba la inocencia? Los imperios se derrumbaban, las naciones y los
de viaje son ensayos que se mueven en el límite entre la intimidad de la expe- hombres se mordían en la garganta; teníamos la boca manchada. Inocentes
riencia y el diálogo con otros hombres y otras culturas [ ... ]. Camus, el ensa- primeramente sin saberlo, éramos ahora culpables sin quererlo: el misterio
yista, ejerce todos los tonos, emplea todas las formas -de la argumentación a aumentaba con nuestra ciencia. Es por eso por lo que nos ocupábamos, ¡oh
la escritura reflexiva o a la poética, del comentario a la biografía, de la crílica ridiculez! de moral. ¡Enfermo, soñaba con la virtud! En el tiempo de la ino-
a la creación- buscando la oblicuidad necesaria para pensar discontinua- cencia, ignoraba que la moral existiese. Lo sabía ahora, y no era capaz de vivir
mente [ ... J. Los ensayos de Camus irrumpen en la naturaleza para devolver- a su altura.61
nos otro rostro de la cultura [ ... ]. Camus eligió escribir sobre la parte ampu-
tada, olvidada, para recuperar, quizá, lo que se ha perdido en el bullicio de la Se consigna aquí declaradamente, en el seno mismo de un ensayo
historia y de la vida cotidiana. Así, el narrador de estos ensayos tiene el carác- lírico, Ja preocupación por la moral: una preocupación que se coloca
ter de un narrador de historias, graba en palabras experiencias de vida y su en un lugar fundamental, entre la evocación de los recuerdos distan-
concepción peculiar del pasado. Los hechos o los acontecimientos nunca tes de la edad de Ja inocencia, los recuerdos más cercanos en el tiem-
son datos que sirvan para estructurar un relato; son eventos, situaciones, po, posteriores a Ja guerra, y el presente desgarrado de quien regresa
experiencias que ayudan a imaginar la panorámica en conjunto. Camus y ve. Sigue a este pasaje uno de los más notables de Ja ensayística uni-
construye su escritura, su reflexión, a partir de los fragmentos, se detiene en versal:
lo insignificante y le devuelve, como un espejo, la imagen de lo que ya no es,
es decir, lo que ha quedado sepultado, ya no sólo por "la maleza que ha deja- Sin embargo, durante todos estos años, algo me faltaba oscuramente. Cuan-
do el paso del tiempo, sino por el engranaje del progreso.P'' do se ha tenido una vez la suerte de amar con fuerza, uno se pasa la vida bus-
cando de nuevo este ardor y esta luz. La renuncia a la belleza y a la felicidad
En cuanto al ensayo escogido, me interesa mostrar cómo ese viaje de sensual que le está unida, el servicio exclusivo de la desgracia, exige una
retorno a Tipasa está apoyado en un genial empleo de las posibilidades grandeza que me falta. Pero, después de todo, nada que obligue a excluir es ver­
que brinda la combinatoria de anáfora y catáfora, de asomo hacia lo ya dadero. La belleza aislada acaba por hacer muecas, la justicia solitaria acaba
dicho y anticipación de lo no dicho aún: entre la evocación de la salida por oprimir. Quien quiere servir a una con exclusión de la otra, no sirve a
de Europa y la espera del reencuentro con Argel. Todo está contenido nadie, ni a sí mismo, y finalmente sirve dos veces a la injusticia. Llega un día
a la vez que anunciado en el epígrafe que acompaña al texto: la evoca- en que, a fuerza de rigidez, ya nada maravilla, todo es conocido, pasa la vida
ción de Medea, alejada del hogar paterno y habitante de una tierra volviendo a empezar. Es el tiempo del destierro, de la vida seca, de las almas
extraña, anuncia la propia posición del autor argelino-francés. El ensa- muertas. Para revivir, se necesita una gracia, el olvido de sí mismo o una
yista espera volver a Tipasa, y este doble movimiento a la vez de avance patria (p. 889; las cursivas son mías).62
y de retorno, de extrañamiento y acercamiento a la tierra natal acom-
paña todo el texto. La imagen del Argel de quince años atrás es recons-
truida narrativamente a partir de fragmentos y esquirlas de experien- 61 Albert Camus, "Regreso a Tipasa", p. 889. Leemos en el idioma original: "()U

cias evocadas. La dificultad de remontar el tiempo, un tiempo était l 'innocence? Les empires s 'écroulaient, les nations et les hommes se mordaient ti la gorge;
nous auions la bouche souillée. D 'abord innocents sans le sauoir, nous étions maintenant coupa­
quebrado por la guerra, se traduce en esas marcas en el espacio consti- bles sans le uouloir: le mystere grandissait avec notre science. C'est pourquoi naus nous occupions,
tuidas por nuevas alambradas que cercan la belleza de las ruinas de una o dérision, de mora/e. Infirme,je revais de vertu! A u temps de l 'innocence,j'ig11orais que la mora­
Tipasa sitiada y envilecida por ellas. Tipasa es el testimonio arqueológi- le existat. je le savais maintenant, et je n 'étais pas capabk de vivre ti sa hauteur" (pp. 146-147).
62 "Quelque chose pourtant, pendant touies ces années, me manquait obscurément. Quand
co del pasado romano que sintetiza la belleza, la plenitud, la juventud, a
tme fois on a eu la chance d 'aimer];ortement, la uie se passe ti chercher de 1wuveau ceue ardeur et
la vez que algo anterior aún al peso de la historia reciente:
cette lumiére. Le renoncement ti la beauté et au bonheur sensuel qui lui est attaché, le service exclu­
sif du malheur, demande une grandeur qui me manque. Ma­is, af!res tmit, ríen 11 'est vrai qui force
Norma Garza, "Albert Camus: ensayo y memoria", en Fractal; núm. 28 (enero-
60 a exclure. La beauté isoléefinit par grimacer, la justice solitaire finit par opprimer. Qui veut servir
marzo), México, 2003, pp. 83-84. l'une a l'exclusion de l'autre ne sert personne, ni lui­méme, et, finalemmt, sert deux fois l'injusti­
74
ABRIR EL ENs

. d
A.\'o ABRIR EL ENSAYO
75
'
, rofundizar en este pasaje a mirable: 1
Quiero quedarme aqui, p ción de los hechos del pasado ha qu a se fundían lentamente. Percibía . en mí un ruido e asi· o 1 vtid ado, como si mi
, d asado la narra , bi ...e. orazón, parado desde largo tiempo, se pusiese a latir s uavemente de nuevo.
evocacion e1 P . ' el ensayista nos habla su itamente, en un C
ahora
.
despierto, reconocia
,
uno a uno
dado interru~1pida Y d de el presente intenso de la propia vid . Y ' . . , los ruidos 1mpercepubles
· . de que
estaba hecho el silencio
. [ ... ]. Me parecia que había vuelto p fi 1
or m a puerto
monólogo casi teatr~l, e~, desde el yo, aquí, ahora, con una va.
de su s1tuac10n, . oz al menos por un instante, y que este instante desde ahora ya no se acabana. '
nos hab 1 a d es de la poesía, la vida toda de todos 63
como en e 1 cas0 ,y (p. 891).
que es a l a vez, . . d nudo (la amenaza de la renuncia a ¡
nteom1ento es . . . a
enlaza e 1 aco miento y el enVIlec1m1ento que supon Yuna segunda afirmación aforística, contundente , y co mota, 1 no
· t" ia el cercena e
belleza y l ajus ICI ' bedecer una opción excluyente) con el derrotable:
· 1 er humano a 0
obligarse e s tido que amenaza con faltar en caso de ser
sentido desnudo (ese sen )
desmoronarnos . [ ... ] y sacié las dos clases .de sed ~ue no pueden ser engaúadas largo tiempo
cercenado Y a 1 h acer l o, , · , ·
' ' b j·usticia ese nudo de estetica y etica, presen. sin que se seque el ser, qmero decir amar y admirar. Porque en no ser amado
Ese nudo de e 11 eza Y '
absoluta contundente, como asomo de no hay más que mala suerte; pero en no amar, hay desgracia (p. 892) .s4
tados de manera d esnu da ' ' . '
lena luz al mundo del sentido, es uno de los
un hombre so 1 o, en P ' · ·
, . · antes de toda la literatura. Un comp 1 ejO juego narrati- Amar y admirar
. . nos conducen al mundo del deseo y del" va 1 or, sm ·
mas 1mpres10n · · ·, b l
te paréntesis de paruc1pac1on a so uta en el cuyo reconocimiento caemos en la desgracia del sinsentido. Nada
vo prece d e y suce d e a es
más duramente, contrastable con esta afirmación del mundo d e 1 sen _
sentíido, que se da a la vez precisamente como lamento , ante
. la ame- .
·
naza d e l smsen tido . Pero este paréntesis no tendna la misma
. fuerza tido que e 1 anommo, monocorde, injusto e irresponsable testimonio
si no estuviera precisamente acompaña?º por ese. ~argo fluir narrati- de la alambrada que cerca y aparta el monumento de valor y de belle-
za levantado por los siglos en Tipasa.
w~ e le da marco y así realza su propia suspens~on. Un .. fragmento
aforístico de enorme contundencia corona este movirmento: nada En un nuevo giro de la espiral, el yo se vincula con el nosotros· el
que obligue a excluir es verdadero: Una co~s~tación de enorme ~erza tiempo sin tiempo de la iniciación a la belleza y la verdad frente a'las
sugestiva que, a la vez que universal e intima, puede ser particular, ruinas de Tipasa se ve sucedido por otro presente absolutamente
mente crítica de la condición colonial, del teatro de la guerra fría y encarnado, el "hoy" habitado por el colectivo "nosotros":
su política excluyente, así como también de los propios supuestos del
existencialismo. Hoy todos nosotros morimos de esta desgracia. Es que la sangre, los odios,
Sigue luego la vida, el viaje, la relación de experiencias intensas desencarnan al corazón mismo; la larga reivindicación de la justicia agosta al
-lluvia, ruinas, mar-, en el camino que va de Argel a Tipasa: un reco- amor, que sin embargo, le ha dado nacimiento. En el clamor en que vivimos,
rrido que conduce del ajetreo de una ciudad ruidosa a la quietud de el amor es imposible y la justicia no basta (ibid.).65
un pasado silencioso, "gran ola inmóvil". Un paso también de las
alambradas punzantes a la belleza sitiada de unas ruinas consolado-
63
ras -"el viejo dios musgoso al que nada conmoverá, refugio y cuerpo "Il semblait que la matinée se fiít fixée, le soleil arrété pour un instant incalculable. Dans
cette lumiére et ce silence, des années de fureur et de nuit Jondaient lentemeni. j'écoutais en moi un
para sus hijos, y yo soy uno de ellos"-. Un nuevo viaje ahora, pero bruit presque oublié, comme si man coeur, arrété depuis longt,emps, se remettait doucement bai­ a
inmóvil, de iniciación: tre. Et maintenant, éoeillé, je reconnaissais un a un les bruits imperceptibles dont était Jait le
si len ce [. .. ] . ll me semblait que j 'étais enfin reuemi au port; pour un instant au moins, et que cet
Parecía que la mañana se hubiese fijado, que el sol se hubiese parado por un instant au moins, et que cet instant désormais n 'en finirait plus" (pp. 152-153).
64
" ... et je rassasiais les deux soifs qu 'on ne peut trornper longtemps sans que l 'étre se desseche,
instante incalculable. En esta luz y en este silencio, años de furor y de noche
je veux dire aimer et admiren Car il y a seulement de la malchance a n 'étre pas aim.é: il y a du mal­
a
ce. Un jour uient otl, force de raideur, plus rien n 'émerueille, tout est connu, la oie se passe a a
heur ne point asmer" (p. 154).
ames
rec~mm':ncer._ C'est. le temps de l'exd, de la ine séche, des martes. Pour reoiore, il jaut une
65
"Nous taus, aujourd'hui, rnourons de ce malheus: C'est que le sang, les haines décharnent
grace, loublzdesoiouunepatrie"(pp.147­148). le coeur lui­méme; la longue reoendication de la justice épouise l'arnour qui pourtant lui a donné
76 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 77
El reencuentro con Tipasa da un giro paradójico a la temporali-
dad de las cosas: tanto corresponden a la realidad vital interpretada por el ensayista
como al propio texto que ellas contribuyen a configurar:
Yo siempre había sabido que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nues-
tras construcciones o nuestros escombros. El mundo volvía a empezar allí En todo lo que he dicho o hecho hasta ahora me parece reconocer estas dos
todos los días en una luz siempre nueva [ ... ]. En medio del invierno, com, fuerzas, incluso cuando se contrarían. Yo no he podido renegar de la luz en
prendía finalmente que había en mí un verano invisible (ibid.).66 que he nacido y, sin embargo, no he querido descartar las servidumbres de
este tiempo. Sería muy fácil oponer aquí al suave nombre de Tipasa otros
El tiempo largo de una historia cultural que ha levantado y cons- nombres más sonoros y más crueles: hay para los hombres de hoy un camino
truido civilización, tan vieja que se confunde casi con la naturaleza, interior, que yo conozco bien por haberlo recorrido en los dos sentidos, y
contrasta con el corto plazo de la guerra que cerca y destruye. Como que va desde las colinas del espíritu a las capitales del crimen. Y sin duda
anota la crítica arriba mencionada: siempre puede uno reposar, adormecerse en la colina o acomodarse al cri-
men. Pero si se renuncia a una parte de lo que existe, es preciso renunciar
Cuando Camus ensaya sobre su presente y su juventud, sobre la tierra que uno mismo a existir; es preciso, pues, renunciar a vivir o amar de otra forma
habita, las ruinas y las alambradas, la naturaleza y la ciudad, nos habla de la que no sea por poderes. Existe así una voluntad de vivir sin negar nada a la
memoria, de un tiempo otro, o un deseo de lo otro que Camus entendió no vida, que es la virtud que más honro en este mundo[ ... ]. Me gustaría, preci-
como un mero retorno al pasado, no como un viaje nostálgico y estéril, sino samente, no eludir nada y guardar una doble memoria. Sí,. hay la belleza y
como el reencuentro con las metamorfosis del espacio y el tiempo, dando hay los humillados. Cualesquiera que sean las dificultades de la empresa, yo
no quisiera ser nunca infiel ni a una ni a los otros (pp. 892­893).67
cabida a otros espacios y a otros tiempos pasados y venideros, compartiendo
así la experiencia de lo Otro. Por eso también pudo traspasar la vivencia per-
Esa bipartición entre belleza y humillación, entre las colinas del
sonal, la experiencia individual, la memoria, a una experiencia del nosotros,
espíritu y las capitales del crimen, entre la luz de las visiones que nos
finalmente a una memoria que recoja lo que ha quedado marginado, olvida-
hablan desde su perpetuo verano hasta la oscuridad de la abyección,
do, para actualizarla y rescatarla de las alambradas (p. 93).
ha sido decisiva en varios sentidos: organiza el itinerario espacial y
temporal del viaje a la vez que lo obliga al detenimiento y la intros-
Un enorme tironeo, un trágico tironeo entre el narrar y el refle-
pección inmóvil de comprensión profunda. El ensayista ha visto anti-
xionar, que se corresponde de algún modo con el tironeo entre lite-
cipadamente en la forma del mundo (las colinas del espíritu y las
ratura y filosofía, entre belleza y moral.
capitales del crimen, las ruinas de Tipasa y las ciudades de África y
Quiero apelar a este texto prodigioso para, de manera análoga a
Europa), una forma que es también la de su propio texto: el viaje real
su propia construcción, mostrar que el ensayo es anticipación de un
sentido que se consuma a la vez que se nos da como anunciado. Más
que preocuparnos por desentrañar una estructura fija e inmóvil en el 67
"Dans tout ce quej 'ai fait au dit jusqu 'a présent, il me semble bien reconnaitre ces deux for­
texto, debemos, con la mejor enseñanza del estructuralismo, pensar ces, mime lorsqú 'elles se contrarient. je n 'ai pu renier la lumiére üU je suis né et cependant je n 'ai
en la existencia de principios constructivos actuantes en la configu- pas voulu refuser les seroitudes de ce temps. Il serait trop[acile d 'opposer ici au doux nom de Tipa­
ración del texto. Si volvemos por un momento al ensayo de Camus sa d 'cutres noms plus sonares et plus cruels: il y a pour les hommes d 'aujaurd 'hui tm chemin inté­
que estamos analizando, encontraremos la imagen de "fuerzas" que rieur que je connais bien pour l'auoir parcouru dans les deux sens et qui va des collines de !'esprit
aux capitales du crime. Et sans doute on peut toujours se repose; s'endormit sur la colline, au
prendre pension dans le crime. Mais si l'on renonce a une part de ce qui est, il faut renoncer soi­
naissance. Dans la clameur oú nous vivons, l'amour est impossible et la justice ne suffitpos"
méme a etre; il f aut done renoncer a vivre ou a aimer auirement que par procuration. Il y a ainsi
(p.154).
66 une volonté de vivre sans rien refuser de la vie qui est la vertu que j'tumore le plus en ce monde
'J'avcás toujours su que les ruines de Tipasa étaient plus jeunes que nos chantiers ou nos
Í ~­ .]. !'aimerais,justement, ne rien éluder et garder exacte une double mémoire. Oui, il y a la beau­
décombres. Le monde y recommencaii tous les jours dans une lumiére toujours neuue {... }. Au
~ et il Y a les humiliés. Q:µelles que soient les dif.ficultés de I'entreprise, je voud:raís n 'étre jamais
milieu de l'hiver, j'apprenaís en.fin qu'il y avait en moi un été itunndble" (pp. 155-156). in.fidele ni a l'une, ni aux autres" (pp. 156-158).
78 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 79
traduce un viaje espiritual; el despliegue del ensayo representa y sim- UN EJERCICIO DE LA INTELIGENCIA
boliza ese viaje que es a Ja vez una forma del mundo.
A lo largo de estas páginas el lector encontrará frecuentes alusio- Alfonso Reyes reinaugura para la inteligencia latinoamericana del
nes a la figura de una "caja negra" del ensayo, que contiene las claves siglo x:x el problema del ensayo y lo hace llegar a "tierra firme".69 Ade-
del propio proceso interpretativo que el mismo ensayo lleva a cabo a más de haber sido uno de los más grandes prosistas latinoamericanos
la vez que encierra la forma del mundo que el ensayo captó con anti- de todos los tiempos, Reyes contribuyó a repensar el ensayo a la luz de
cipación y cuya propia configuración traduce. las demandas de la intelectualidad latinoamericana, la naciente crítica
En el ensayo que estamos analizando -uno de los más consuma- de la cultura y la primera etapa de expansión de los medios de comu-
dos ejemplos del género-,68 la tensión entre historia e instante, entre nicación masiva. Toca a Reyes conciliar la tradición del ensayo crítico
el largo plazo del sentido y el corto plazo de la coyuntura, entre el con el ensayo de creación, además de dar una nueva dimensión a esa
silencio sabio y el ruido enceguecido, se traduce en varios niveles y forma que para su tiempo tanto se había extendido y encontraba un
de manera notable, ya que no sólo podemos rastrearlo operando en nuevo espacio: el de las revistas culturales (pensemos en Nosotros, Su·r,
los distintos planos (sintáctico, semántico, ideológico), sino también Repertorio Americano o Cuadernos Americanos) y las grandes empresas edi-
constituyendo -rizar el rizo- el sustento y a la vez el sustentado de la toriales así como los audaces conceptos de "colección" y "biblioteca",
organización narrativa y enunciativa: la posibilidad del despliegue de que corresponden además al momento histórico (particularmente la
distintas temporalidades; la posibilidad de marchas y contramarchas primera y sobre todo segunda guerras mundiales), en el cual el eje de
y de dotación de distintas cualidades al tiempo del individuo, al tiem- la producción editorial se desplaza del viejo al nuevo continente: para
po de la memoria, al tiempo social, al tiempo de la política a la vez el caso de México, el Fondo de Cultura Económica sintetiza este pro-
que la maravillosa complicación y complejización de cada una de ceso de manera ejemplar.
estas esferas, alimentan y son alimentadas por el acto de la interpre- Reyes se interesa desde su juventud por renovar un género al
tación: nada más íntimo, nadie más desnudo y menos protegido que que el positivismo había atribuido un papel instrumental o, para
ese peregrino de la memoria que llega al instante y procura dar cuen- decirlo con sus propias palabras, "ancilar" como vehículo de ideas
ta de él de manera intensa y total. Nadie menos ni más social que ese que debían presentarse de manera clara, económica y distinta, pero
individuo solo iluminado por la luz intensa del sol en medio de la que al mismo tiempo comenzaba a mostrar nuevos alcances en la
miseria social y la superabundancia de la naturaleza. Nadie menos ni pluma de autores como Aldous Huxley o Virginia Woolf, quienes lo
más memorioso que el hombre instalado en el instante. Nadie menos reintegran de manera original al campo de las letras y la cultura, en
ni más moral que el hombre que protesta por los derechos de exis- esa esfera que estos autores supieron reconocer, como Reyes, como
tencia de la belleza y del bien. Nadie más certero que aquel que se la propia de un nuevo perfil de lector vinculado a los fenómenos de
atreve, en plena posguerra, pragmatismo y desaliento, a afirmar a tra- lo público.
vés de la forma de su propio texto la belleza y el bien, a colocarse des- Se preocupa así Reyes por entender, por hacer inteligibles todos
nudo entre el horizonte de la ética y el de la estética, para decir que estos nuevos fenómenos, y traducirlos a su vez en un texto, "Las nue-
"nosotros vivimos por algo que va más lejos que la moral" ("et nous vas artes", que se constituirá de algún modo en el manifiesto de la
inuons pour quelque chose qui va plus loin que la morale"¡ y a prometerse mayoría de edad del ensayo en América Latina. En este escrito,
que volverá alguna vez a tenderse, al borde del agotamiento o de la donde se acuña la tan citada caracterización del ensayo como "ese
muerte, decidido a "aprender por última vez lo que sé" ("apprendre centauro de los géneros", Reyes elabora un ensayo sobre el ensayo y
une demiére fois ce que je sais ... "). al hacerlo así, supera su tratamiento como una manifestación mera-

68No deja de sorprendernos por ello el insólitamente duro juicio sobre los ensayos 69
Para un estudio detallado del papel fundamental que ocupa Reyes en la historia
de Camus que vienejohn Fletcher, autor de la entrada correspondiente al autor de La
del ensayo latinoamericano remito al lector a Liliana Weinberg, Situación del ensayo,
pes~ en Enryclopedia of the essay, pp. 141-142. Coincido con Fletcher en algunos de sus México, ccyDEL­UNAM, 2006.
juicios, como aquel que alude a "la superabundante generosidad de la naturaleza".
80 ABRIR EL ENSAYo ABRIR EL ENSAYO 81

mente instrumental y transparente para mostrar que se trata de un curva abierta, al proceso en marcha, al "Etcétera" cantado ya por un poeta
género con su propia especificidad, su propia opacidad, y cuyo valor contemporáneo preocupado de filosofía.71
para el conocimiento radica precisamente en su valor literario. El
ensayo se pliega sobre sí mismo y es en su especificidad donde encon- Nótese la complejidad de una operación en apariencia tan senci-
tramos su mayor valor como enlace de mundos. lla como la que implica comparar al ensayo con un centauro. Por
Reyes se interesa además por hacer del género el instrumento y el una parte, se está interpretando algo nuevo en función de elementos
lugar simbólico de despliegue de la inteligencia americana. En cuan- conocidos. En este caso, el ensayo se equipara con un centauro, en
to enlace de mundos, el ensayo permite también superar localismos y un enlace propio de la operación metafórica -que no es sino, en sí
provincianismos de toda especie. Avizora así el potencial ético y esté- misma, enlace de mundos. De este modo, a la vez que se interpreta,
tico del ensayo y lo abre al horizonte de futuro con la incorporación se está creando una imagen nueva, en un ejercicio cuasi poético por
de la idea de utopía. el que se hace referencia al enlace de mundos a través de una imagen
Si por una parte Reyes reconoce la existencia y vigor de un géne- que es enlace de mundos y a la vez, a través de una operación ensa-
ro en plena expansión en las primeras décadas del siglo XX, por la yística, consistente en el enlace interpretativo de diversos órdenes del
otra advierte también el potencial futuro del ensayo, su apertura pro- mundo, se lleva a cabo una caracterización y una puesta en práctica
misoria a un horizonte utópico, alentado -para decirlo con palabras de esas operaciones ensayísticas: la condición del centauro es ejem-
de Bloch que compartirían Reyes y Henríquez Ureña- por el princi- plo del ensayo y el ensayo es ejemplo de la condición del centauro;
pio esperanza. un ser maravilloso inspirado en el mundo clásico y renovado por el
"Las nuevas artes" se publica en la revista mexicana Tricolor el 16 modernismo sirve a su vez para caracterizar una operación moderna,
de septiembre de 1944. Un año clave si se lo piensa en relación con y esa operación moderna retoma una posibilidad abierta por el
el despegue de la política editorial y la política del libro en México y mundo clásico, dando continuidad y arraigando en una gran tradi-
en toda América Latina. De este modo, cuando Reyes lo llama "ese ción los cambios de la cultura así como, inversamente, abriendo la
centauro de los géneros" está atendiendo no sólo al carácter de enla- tradición al cambio.
ce de mundos y de ámbitos de la cultura que propiciaba y simboliza- La imagen del centauro nos remite a un ser maravilloso que par-
ba el ensayo, sino también, implícitamente, a su papel protagónico ticipa de dos naturalezas a la vez que evoca las ideas de libertad y
de enlace entre distintas esferas del libro, las revistas culturales, las capacidad de desplazarse entre mundos distintos. Si en este símbolo
bibliotecas: a todo esto se refiere, en nuestra interpretación, cuando se hace presente el orbe de las pasiones y los instintos, domina en él
se preocupa por la "comunicación de especies intelectuales'T'' de todos modos el orden de lo espiritual y reflexivo: un modelo del
propio proyecto de educación por la razón que enlaza a Reyes con
La literatura se va concentrando en el sustento verbal: la poesía más pura o Henríquez Ureña, el arielismo y el reformismo, y alcanza incluso a
desasida de narración, y la comunicación de especies intelectuales. Es decir, tocar ideas del krausismo reinterpretado por Hostos: una larga ge-
la lírica, la literatura científica y el ensayo: ese centauro de los géneros, nealogía hispanoamericana para un renovado proyecto cultural.
donde hay de todo y cabe todo, propio hijo caprichoso de una cultura que La combinación de observaciones para su época muy actualizadas y
no puede ya responder al orbe circular y cerrado de los antiguos, sino a la de elementos simbólicos no es casual: se reitera en toda La obra de
Reyes este interés por conciliar La herencia clásica y temas de alcance
universal con Ja situación presente y cuestiones de debate inmediato.
70
Alfonso Reyes, "Las nuevas artes", en Tricolor, México, 16 de septiembre de 1944, Esta articulación es una constante en La obra del gran autor mexicano.
reproducido en Obras completas, México, FCE, 1955, tomo IX, pp. 400-403. Si reparamos De este modo, con un solo término, "centauro", que actúa como
en la imagen del centauro sugerida ya por el propio Montaigne, advertiremos también "palabra suficiente" (mol bastant), se enlazan distintos niveles, desde
un probable homenaje a ese otro gran ensayista que fue Huxley, y el diálogo implícito
con ese reconocido autor, cuya lectura fue por lo demás muy frecuentada por los hom- 71
bres de letras de la época, contemporáneos de la revista Sur. Véase nota 36. "L as nuevas artes " , en OC. ., IX, p. 403.
ABRIR EL ENSAYO ;\BRlR EL ENSAYO
83
82 . 'mbito artístico hasta el ejercj. Tul.e) amalgamada a su vez con su figura corn h b
. . cnto en e 1 a . rna , , l . o om re de letras
. . cío metafónco ms . . , de las transformaoones cultura. coniugan asi, en a voz del ensayista, "el neo­hu . :
e 1 eJerci tenzac10n Se :.i 'd ,. l , . . mamsta que hará
. d diagnóstico y carac . del centauro para caracterizar vaiecer el sentí o critico y a opnca urnversalista 1 ,
c10 e . la a la image 0 pre , . . , e retor, atento a
1 a palabra y el utopista,
1 es y li terarias. Si se ape
. d l desphegue
. del tema del ensayo se podrán
l a e'tica y estetica . del . " 72
que alent - 1
ara a esperanza
al ensayo, a parur e t caracterización, de modo tal que, una d un orden socia supenor .
ampliar los alcances de es ª oto de partida del texto para ilu, e Reyes comprendió también que el ensayo estaba 11 d
, e retorna a1 pu ., d 1 ama o a con-
vez planteada esta, s 'd íbuir a la expansion e a prosa y del conocimiento y .,
. r su senU o. d . . . trt . . · reconoc10 su
minarlo y ennquece . . l d l texto publica o ongmanamente tendal mult.tphcador de la cultura, en un momento
El propio · estatu to editona e d las' manifestaciones · 1·iga d as a la p
ab
º . .
an a ocupar nuevos espacios los medios masivos de co
en que empe-
. .,
, s como una e l . z , . municac1on
como aruculo -esto e ' .0, en época de Reyes- a tiempo (p articularmente, para su epoca, eme y radio), que resultab
lena expansi 0 ,
P rensa, y por tanto
d id
en P,
leido hoy com 0
ensayo, ilustra y refuerza una
. nazantes para un buen numero ?e ~epresentantes de la cultura de
an ame-
q ue repro uci o Y az de enlazar mundos ... mcluso elite, pero que no asustaban de nmgun modo a un escritor abierto e
, 'd d un centauro cap . .
vez mas la i ea e d cción impresa y mundos editoria- incluyente como Reyes.
, s para la repro u . , .
nuevas tecno l ogia , d 1 todo enlazados: prensa penod1ca y Reyes se preocupó también, desde sus primeros escrit
, ara su epoca no e l . , . , . di , . . os, por 1 a
les todavia P habría de encontrar reso ucion sim- relacion ~ntre peno ismo, cnt.tca y !~teratura. En su opinión perio-
. ta de un enlace que ,
hbro; se tra . , de revistas culturales que amphan dismo y hteratu,ra no debe? estar re?idos, para que el artículo no se
, . eva generac1on .
bobea en una nu . ias del modernismo al vincularlas a convierta en solo un . vehículo de mformación sino que ara b sus
d las revistas 1.iteran
los alcances e debates culturales que se insertarán potencialidades a honzontes ~ás amplios. De este modo, ya en su
su vez con el orbe de 1 os nuevos.
· úblico más ampho. juventud se preocupaba el escntor por exhortar a que la fiebre perio-
en un espacio p l . cias tradicionalistas y conservadoras se dística por la novedad y la coyuntura cediera paso a la interpretación
Mientras que as conoen . . .
· l naza del viejo modelo elitista del conoci- y la literatura.
escandahzaban por a ame ,
miento · basad o en un sentido humanista excluyente y que vera , ade- Reyes no sólo ~e convertirá en ensayista él mismo, sino que la plas-
,
mas con esco anza d nfi el suroimiento

de estas nuevas tecnologías,
.
un ticidad de sus pnmeras intervenciones culturales (artículos, confe-
.siempre JOVen · Ale1ons 0 Reyes , no menos cultivado . . y erudito que otros ren~i~s, n?;as, reseñas) contiene en germen su estilo ensayístico. Su
críticos, se maravillaba y alegraba de que existieran, puesto que con- parncrpacion en empresas culturales como la argentina Sur 0 la
sideraba que de ese modo se podría poner la cultu~a al alcance de las mexicana Cuadernos Americanos confirmará su interés por fomentar
más amplias capas de la población: la literatura tiene entonces que ese formato en el cual artículo y ensayo se sincretizan.
negociar ahora en el espacio cultural con nu~vos actores del ac~nte- Pero si. en _s~ juventud se preocupaba Reyes por exhortar a que la
cer social representados por los nuevos medios. Estamos ademas en fiebre periodística por la novedad y la coyuntura cediera su sitio a la
presencia de la tensión entre un viejo modelo tradicionalista de cul- interpretación y a la literatura, lo encontraremos décadas después
tura y un nuevo modelo que espera poder incorporar nuevos temas Y preocupado por que no se marginen tampoco las potencialidades a
problemas, desde los científicos hasta los políticos. que dan lugar los medios de comunicación •~e masas. De allí "Las
Como afirma la estudiosa Beatriz Colombi, si el joven Reyes de los nuevas artes".
años inmediatamente posteriores a la Revolución veía como primera Reyes, que fue fundamentalmente hombre de libros y de cultura,
misión del ensayista el rescate de los fragmentos del pasado filtrados no se dejó asustar, sino sólo asombrar, por el modo en que las nuevas
a través de las miradas eurocéntricas o tempranamente americanis- tecnologías ocupaban progresivamente nuevos espacios sociales, y
tas, y gesta un modo enunciativo que será característico en él -dis- planeó abrir la cultura libresca de modo de expandirla sin ernpobre-
tancia irónica, poesía y escepticismo-, en las obras de madurez,
correspondientes a la década de los años cuarenta, se sumará la in~e- 72
• Beatriz Colombi, "Alfonso Reyes, entre las nuevas y las viejas artes", Buenos
xión del enunciador (el rétor de La antigua retórica y el utopista de Ulti­ Aires, 2006, inédito.
84 ABRIR EL ENSA't'o
ABRIR EL ENSAYO 85
cerla, e hizo del ensayo la mejor muestra de que ello es posible. Un
intelectual orgánico de la hora, capaz de responder a esos desafios,
ensayo prometeicamente inclusivo del lector, al que se trata corno
luchando en distintos frentes de la acción pública y la intervención
adulto y como conciudadano en la cultura. Reyes, gran héroe cultu. simbólica, fundador o cofundador de revistas (Cuadernos Americanos
ral, arrebató al mundo de la élite los saberes que habría que expan.
0 la Nueva Revista de Filología Hispánica, por ejemplo), centros de altos
dir entre más amplias capas de la población para avanzar en un pro. estudios (El Colegio de México), editoriales (Fondo de Cultura Eco-
ceso democratizador, racionalista, ilustrado e incluyente en el que él nómica) pensadas como puntos estratégicos para levantar una nueva
siempre creyó. armazón cultural. Muchos de nuestros más grandes escritores nacie-
Cuando el modelo positivista entra en crisis, lo hace no sólo por- ron en bibliotecas: Reyes, Borges, Paz. Y nuestro autor en particular
que la reducción de todo el conocimiento y toda la dinámica creativa se dedicó así a una tarea prometeica por antonomasia: arrebatar a la
a un modelo de ciencia positiva era imposible, sino también porque cultura de élite los saberes y competencias necesarios para construir
el orden de ideas positivas se estaba empleando de manera perversa una nueva cultura democrática dirigida a las mayorías. Quiso además
para apuntalar la desmovilización política y poner freno al impulso hacer "una interpretación no tradicionalista de la tradición", y el
del primer liberalismo: el positivismo se había convertido en una ensayo se convierte en herramienta clave para esta tarea de interven-
nueva estrategia legitimizadora por parte de una minoría iniciada en ción cultural. Un verdadero campo de experimentación donde nues-
la jerga positivista, muchas veces -y con excepciones notables como tro autor, como Pedro Henríquez Ureña, se esforzará por abrir los
la de Justo Sierra- vaciada ya de todo contenido y todo potencial temas a la vez que ahondar en ellos, sin simplificar ni devaluar las dis-
transformador, para que pequeños grupos se mantuvieran y se repro- cusiones, para así poner en práctica otro de los desafios que él mismo
dujeran en el poder. Orden y progreso: la ciencia se convertía, de plantea: llevar la cultura a sectores cada vez más amplios de la pobla-
motor del cambio, en garante del inmovilismo político, en una inter- ción. Ello lo obligó a otra tarea de no menores alcances: repensar
pretación no menos perversa del acuerdo político según la cual las nuestra inteligencia.
mayorías habrían delegado de manera irreversible en una minoría Reyes contribuye así a construir el moderno ensayo latinoameri-
ilustrada y omnisapiente, en una minoría positiva, los destinos de la cano y a explorar sus posibilidades literarias para, desde su especifici-
nación. La Revolución mexicana demostró la fragilidad de esa estra- dad, intentar incidir en el campo de las luchas simbólicas: se trataba
tegia y el agotamiento del potencial transformador del conocimiento de alcanzar un nuevo modelo del hombre de letras dedicado a ela-
cuando el poder lo vacía de sentido y lo emplea para justificarlo. Es borar un ambicioso y generoso programa de expansión de la cultura
entonces cuando la generación ateneísta a la que perteneció Reyes que permitiera superar la brecha entre élite y pueblo llano a través
hace de la ética y la estética-tan antiguas como Sócrates y Platón, tan de una intervención centrada en la educación y la política del libro.
novedosas como Bergson y Boutroux- sus nuevas armas de combate Recordemos que el Fondo de Cultura Económica y la revista Cuader­
simbólico y hace del ejercicio del pensamiento critico, de la reflexión nos Americanos, que tuvieron en Reyes a uno de sus máximos anima-
estética y de la prosa de ideas -tal, precisamente, el ensayo- su nuevo dores, contribuyeron a dar una redefinición antropológica de cultu-
escenario de inserción y discusión. ra que la sacara del viejo concepto elitista. La discusión en torno de
En su propia práctica como ensayista, y en un ejercicio prometei- estos temas se convierte en un problema ético que abarca y supera la
co, Reyes hizo del género la gran herramienta para expandir entre mera cuestión política, y confirma la imperiosa necesidad de firmar
muchos la cultura de pocos y resolver así uno de los grandes desafios un nuevo pacto entre los nuevos intelectuales y las mayorías. El hori-
de la Revolución mexicana: cómo multiplicar el conocimiento y zonte ético y estético, colocados por detrás del político y el educativo
hacerlo llegar a capas cada vez más amplias de la población, cómo y garantes de su transformación, se convierten en el santo y seña de
vincular lo particular con lo universal, cómo expandir los saberes sin los brillantes jóvenes que lucharán, insisto, en un clima que los enla-
empobrecerlos, cómo encontrar un estilo capaz de acompañar las za con el ideal arielista, pero también con el nuevo clima reformista,
demandas del México posrevolucionario. Marcando además diferen· con un nuevo ideal de recambio generacional y defensa de nuevos
modos de entender el papel social del conocimiento. Es allí donde se
cías con la política de Vasconcelos, Reyes se perfilará como el nuevo
ABRIR EL ENSA.\'o ¡\BRIR EL ENSAYO
87
86 paz de repensar el mundo a tr por otra parte, el sacudón que supuso el d afí
. l gran proyecto de Reyes, ca a- , bi , es 10 de las v
. s implico tam ien una nueva forma de . . . anguar-
mserta e d ia . ennquec1m1ent d
e rma del ensayo, a partir de la puesta en re lacio'
vés del ensayo.
lve entonces,
en la pluma de Reyes, y en un enfo.
. . 10 n entre el enso e la
El ensayo se vue
· quehacer a 1 a
vez proteico y prometeico, por 1
e rn anifiesto, entre el arte, la sociedad y las nu evas tecnolog'ayo Y el-
q ue revolucionano, un . dar como un saber cerrado, restrin. co mo una apertura. , de esta forma de la prosa a cuestiones . ras, ª.s1
límí
. . to leios de que 1 l les como la relación entre el sujeto y el obieto D ite,
que el conoc1m1en ' :.i todopoderosos, ta como o era el ta . , :.i • e este modo
d por unos pocos . d b d nueva paradoja, muy poco despues de que el ensayo ' esa gran forma ' en
gido, contro l a o . que será necesano eso e ecer para
de los d10ses a 1 os . . bi de enlace de mun dos, encontrara su redefinición e 1
saber en manos se en un conocimiento a ierto infi , d " · n a pluma de
, l habrá de conver 0.r , ' . Reyes y d e a l gun mo o tocara tierra firme" ' habría d e verse preCisa- .
arrebatarse o, . , d h . ontes que -como lo mostro Castoria.
.
ruto, en una
expans10n e onz , .
_ , , mismo Esta ha sido tam ien a hazaña bº , l do a recorrer nuevos terrenos, a explorar tierras m · héospuas,
. '
a aso-
. lh no se ensenara a si . id .. marse a nuevas f ronteras y a salvar nuevos e inéditos desafios.
dis- e urna ta sus ensayos, sus atrevi as visitas por la
la fuerza que a 1.unen d 1 . .
d e Reyes, andanzas por zonas e conocimiento
1 lásica y europea, sus .
cu tura e d d hombre común y sólo accesibles a los inicia.
hasta entonces ve a as a 1 fl . l . .
, id d de incorporar a sus re exiones e pnnc1pio
dos · ,De alh la necesi a
. . . ranza sin el cual esa apertura no sena , posible . UN VIAJE AL PAÍS DEL ENSAYO
utopia, el pnnc1p10 espe ' . d
el conocimiento estaría obligado a girar en redon o. , . En I 956 Italo Calvino publica el estudio introduct ono · a 1 a gran
y · boliza la posibilidad de enlace y de smtesis de
El centauro sim di . , ., . colección de. · Cuentos
mundos diversos; simboliza el vínculo entre tra. ~cio~ y creación; sim- , l f populares italianos cuyas recopilación , sisternati-
· .
zación y e d icion e ueran encomendadas como partíci d l
boliza por lo tanto la posibilidad de. renovaci~~ sin :uptura y de . · l d Eº . 73 pe e vasto
proyecto e d itoria e inaudi. La primera parte de su t
iempre a parar de lo clásico. Si el ensayo es , 1 "U · · , exto 11 eva
encuentro d e l o nuevo S . . por títu o n viaje a 1 p~is de las hadas" ("Un viaggi,o tra le fiabe") e
el centauro de los géneros cumple toda~ estas condicio~es y, a su :ez,
incluye, . entre notas
. eruditas
. y reflexiones sobre la dificultad d ecom _
las despliega en su propio quehacer: deja su lug~r r;ia~gmal o ancilar,
pilar y s~stemauzar ta~ neos materiales, un ensayo sobre el encuentro
para convertirse en centro y clave de toda la dinánuca cultural, en
de Calvino con el universo de los cuentos maravillosos.
herramienta de intervención cultural.
El implacable rigor para revisar todas las posibilidades de un
La idea de que el arte está ligado a la experiencia viva, a la capta-
asunto apoyado en ~a no mei_ios implacable combinatoria a que nos
ción inmediata, al descubrimiento de un orden diferente del racio-
acostumbro un Calvmo que siempre vinculó su amor por la imagina-
nal o del orden conceptual, tuvo particular fortuna. Paralelamente al
ción con s~ amor por la ciencia, lleva a nuestro autor a preguntarse
lugar que ocupó el ensayo en las primeras décadas del siglo xx res-
por el sentido de emprender una labor de tan amplias dimensiones
pecto de la redefinición del campo intelectual, convertido en modo
cuando ya no es posible darse a la tarea del compilador de cuentos
de indagación y enlace entre mundos, otros ámbitos lo incorporaron
también a sus propias discusiones. El ensayo se vuelve escenario de de hadas con el fervor romántico y nacionalista de los hermanos
aquello que Lukács llamó "la intelectualidad como vivencia senti- Grim~,.con ,l~ pasión positivista por la búsqueda de los orígenes, con
la malicia crrtica de los freudianos o con el interés gramsciano por el
mental" y pronto, además, ejercicio radical de la crítica.
También en el campo literario el ensayo habrá de adquirir nueva rescate de las culturas subalternas.
carta de ciudadanía y encontrar una posición de avanzada conforme Hecho el tan cuidadoso como exhaustivo examen de todas las posi-
bTd
i i ades, limpio ya el terreno de toda probable conjetura externa al
comiencen a incorporarse nuevas cuestiones estéticas (la creación
como experiencia límite no racionalizable o el vínculo entre las . . 73 F:"zabe italiane,
. . raccolte dalla tradizione popolare durante gli ultimi cento anni e tsasaiue
artes, por ejemplo), a la vez que deba afrontar las nuevas exigencias ~n lzngua dai vari dialetti da !talo Calvino, Turín, Einaudi, 1956. Hay traducción al espa-
d~ ~n tiempo en que comienza a formularse el ejercicio radical de la ~ol, ~uentos populares italianos, al cuidado de Italo Calvino, trad. de Carlos Gardini,
cnnca. adnd, Siruela, 1993.
88 ABRIR EL ENSAYO
ABRIR EL ENSAYO 89
hecho mismo, queda ya libre el escritor que es Calvino para empren- Lo que sigue es una descripción fenomenológica, científica y kaf-
der su visita al país de las hadas, desnudo y desembarazado, insistimos, kiana a la vez, del modo en que el tema se apodera de quien lo estu-
de todo afán externo al viaje mismo, y listo para dar un salto de la cien- dia, se hace uno con él y lo conduce a una suerte de metamorfosis:
cia a la experiencia estética y a las leyes propias de la creación:
Entre tanto, al comenzar a trabajar, al ponerme al corriente del material
Era para mí -y no dejé de advertirlo- una especie de salto en el vacío, como existente, al dividir los cuentos por sus tipos [ ... ] poco a poco me sentí presa
si me arrojara desde el trampolín a un mar en el cual sólo se zambulle, desde como de un frenesí, de una voracidad, de una insaciabilidad de versiones y
hace un siglo y medio, gente a quien no atrae el placer deportivo de nadar variantes, de una fiebre comparativa y clasificatoria. Advertí que en mí se
en aguas insólitas, sino un reclamo de la sangre, casi un afán de perderse sin encarnaba esa pasión de entomólogo [ ... ].De un modo imprevisto, había
retornar jamás a la orilla, como el Cola Pesce de la leyenda (p. 16) .74 sido capturado por la naturaleza tentacular, arácnea, de mi objeto de estu-
dio; y no se trataba de una posesión externa y formal, sino que así me expo-
El viaje del ensayista, con las consecuentes imágenes cinéticas a nía a su propiedad más secreta: su infinita variedad y su infinita repetición
que estamos ya acostumbrados desde Montaigne, se convierte aquí (pp. 17-18).76
en un doble salto mortal, que reúne el peligro de origen propio del
bañista temerario que se arroja desde una altura excesiva y el riesgo El tema, en su vastedad y complejidad, empieza a devorar a quien
de llegada consistente en zambullirse en un hondo mar que lo espe- se asoma a él e intenta encontrar un orden. Pero además, dado que
ra con los atributos sublimes de lo desconocido. Ni siquiera cuenta no se trata de objetos inermes o alejados del mñndo de la cultura y la
Calvino con el consuelo del interés deportivo: no encuentra mejor creación, la tarea resulta más arriesgada aún: se trata de un narrador-
forma de traducir su afán de perderse sin retornar a la orilla que alu- intérprete en busca de sentido dedicado a estudiar otras narraciones
dir a un relato contenido en la propia colección que está presentan- que son ya a su vez dotación de sentido, y ello habrá de producir una
do. Sigue el trazado de un sistema metafórico que equipara la inmer- fuga al abismo:
sión en el mundo infinito de los cuentos populares italianos a la
inmersión en las honduras de un mar desconocido: Cuanto más profunda se hacía mi inmersión más se disipaba el distante desa-
pego con que me había zambullido; el viaje me provocaba dicha y admiración,
Yo me sumergía en este mundo submarino sin estar armado con el arpón del y el frenesí clasificador-maníaco y solitario-cedió ante el deseo de comunicar
especialista, desprovisto de las antiparras doctrinales, ni siquiera pertrecha- a los demás las insospechadas visiones que mis ojos descubrían (p. 18).77
do con ese tanque de oxígeno que es el entusiasmo -que hoy harto se respi-
bensi esposto a tutti i malesseri che comunica un elemento quasi informe, mai fino in fondo domi­
ra- por todo lo espontáneo y primitivo, por toda revelación de lo que hoy se na/o coscientemente come quello della pigra e passiva tradizione orale" (p. x:vi).
llama -con una expresión gramsciana afortunada en exceso- "el mundo 76
"Intento, cominciando a lauorare, a rendermi corito del materia/e esistente, a dividere i tipi
subalterno"; expuesto, eso sí, a todos los malestares que comunica un ele- del/e fiabe in una mia empírica catalogazume che via via ampliavo, vimivo a poco a poco preso come
mento casi amorfo, en el fondo jamás dominado conscientemente, como es da una smania, una Jame, un 'insaziabilitii. di uersioni e di va'lianti, una febflre companuistica e
el de la perezosa y pasiva tradición oral (p. 17) .75 classifirotoria. Sentivo prender corpo anche in me quella passione da enunnologo [. .. ]. Ero stato, in
maniera imprevista, cauurato dalla natura tentacolare, aracnoidea dell'oggetto del mio studio; e
non era questo un modo f ormale ed esterno di possesso: anz.i, mi poneva di fronte olla sua proprieta
74
"Era per me ­e me ne rendeuo ben anuo­ un salto a freddo, come tuffarmi da un trampolino piú segreta: la sua infinita varietii. ed infinita npetizume" (pp. xvi-x:vii).
in un mare in cui da un secolo e mez.zo si spinge solo gente che v 'e auraua non dal piacere spartivo
77
"Cosi, piu mi sospingevo nella mía immersione, piu il control/ato distacco con cui m'ero tuf
di nuotare tra onde insolite, ma da un ruhiamo del sangue, quasi per salvare qualcosa che s 'agi.ta fato cadeua, e mi sentivo ammirato e fe/ice del viaggio, e la smania catalogatoria ­maniaca e solita­
úl in fondo e se no perdercisi senza piú tomare a riva, come il Cola Pesce della leggenda" (p. xv). ria­ veniva scalzata dal desiderio di c01nunicare agli altri le visi011i insospettate che apparivano al
75
"Inuece io m'immergevo in questo mondo sottomarino disarmato d'ogni fiocina specialisu­ mio sguardo" (p. xvii). Este "frenesí clasificatorio", este parangón del trabajo del compila-
e
ca, sprwvisto d 'ocdiiali dottrinari, neanche rnunito di quella bombola d 'ossigeno che l'entusia­ dor de cuentos con la labor del científico, casi entomólogo de los cuentos populares,
smo ­che oggi molto si respira­ per ogni cosa spontanea e primitiva, per ogni rivelazione di quello portador de una manía clasificatoria y de una mirada cercana a la del naturalista, nos
che ­con un 'espressume gramsciana fin tr<>Pf10 fartunata­ si chiama oggi il 'mondo mballemo '; recuerda la cercanía que siempre mantuvo Calvino con el mundo de la ciencia.
ABRIR EL EN~·
""'\) ABRIR EL ENSAYO
90 91
. d .1·pción de aquello que suced tarnb¡·
. . dítada esci ., d l en motivos folklóricos. Se trata, a través del reconocimiento de la esp ._
Una 1mp1em puesta n dialogo e a voluntad d
. pennanent . e cificidad de la obra d ar_t~, de reencontrarnos on se punto donde
al ensa sta: su . . ~. ón de por medio- y la voluntad de v
. bs rvac16n y ¡ az . er, la ética se toca con la esteuca, donde el ser humano, en su voz colec-
enten d 1 ­o . otros las insospechadas maravillas que 1
01 numcar a 1 os e tiva, trata d poner orden al caos, de dar respuesta al enigma, allí
nombrar . ruedo , descrito el fenómeno on la pi·
. . 1rtra. 0 e est • . e- donde colindan naturaleza y cultura, abismo y consuelo, metamorfo-
esa1to1 ncu . b _ . d Calvino en el ensayista no se da sólo una
· · • d las pala 1 as e ' sis perpetua y deseo de orden, en esa zona del sentido que coloniza-
cision e . , frí distante de aquello que se vuelve objeto de su mos también con la imaginación, en ese lugar donde nos hacemos
contemplacion
, .
1 ta
e · do y fascinante es uerzo por
f · 1·impia y
d eJar
interés sino un iascma . . . precisamen~e humanos (con~emplamos los posibles destinos, estiliza-
cosa se apodere de el, aun a nesgo de disolu.
honestamente que la . d l mos los posibles cornportarmentos, damos nombre a las principales
.• . . salir luego a la superficie e as aguas de un pasiones y valores): allí donde incidimos para encontrar un orden en
cion extr av10, para ., 1 dd .
. fi
tema m ruto y a . u· w· de hacer su relacion con vo unta e estilo y de la sustancia unitaria del todo y un sentido en "la infinita posibilidad
invención. . . de metamorfosis de todo lo que existe".
En el caso de Calvino, metido, por el necesano azar del trab<l:Jo de Para descubrir el sentido de su indagación, el ensayista ha debido
editor -comprometido además con una política d~ la cult~a que lle- seguir las demandas propias de la narrativa (tanto del cuento tradicio-
vaba al rescate de lo popular-, a la tarea de estudiar, clasificar, orga- nal como del relato contemporáneo): su interpretación ha cobrado
nizar, interpretar, los cuentos de hadas, el descubrimien.to .del senti- forma. El proceso de entender y abarcar un tema se plantea como pro-
do de estudiarlos 1(1flica precisamente en el descubrimiento del ceso de descubrimiento; el ensayista es aquí un héroe curioso aunque
sentido mismo de lo maravilloso, esto es, de la especificidad de un fatigado por el antiheroico escepticismo del hombre moderno y del
tema irreductible a otra cosa: científico; el viaje intelectual es un viaje a lo desconocido e inabarca-
ble; los antagonistas del héroe son en este caso los prejuicios, los reduc-
Son, tomados en conjunto, con su siempre reiterada y siempre diversa casuís- cionismos y los lugares comunes; la ayuda mágica es su propia pasión
tica de acontecimientos humanos, una explicación general de la vida, nacida por el tema y su capacidad de acercarse empáticamente a él; el sentido
en tiempos remotos y conservada en la lenta rumia de las conciencias cam­ de la indagación se plantea como un enigma de origen que el prota-
pesinas hasta llegar a nosotros; son un catálogo de los destinos que pueden gonista finalmente resuelve. Dificil es por lo tanto pensar en la rela-
padecer un hombre o una mujer, sobre todo porque hacerse con un destino ción entre el ensayista y su tema como una pasiva relación sujeto-obje-
es precisamente parte de la vida [ ... ].Y en este exiguo diseño, todo [ ... ]Y to: el propio objeto incluye ya una buena cuota de dotación de sentido
sobre todo la sustancia unitaria del todo -hombres, bestias, plantas y cosas-, y la indagación una buena cuota de aventura. Insistimos: el ensayista es
la infinita posibilidad de metamorfosis de todo lo que existe (p. 19).78 así protagonista de un viaje intelectual que lo lleva a internarse de lo
conocido en lo desconocido, midiendo sus fuerzas -como el héroe un
En un proceso narrativo e interpretativo perfecto, se ha consuma· poco valentón y desmedido de los relatos tradicionales- con el rasero
do l~ metamorfosis del propio estudioso, que comprende ahora su sin fondo de la imaginación.
de~tmo a la vez que descubre el enigma de los cuentos de hadas: un
emgma puesto más acá y más allá del simple recuento de rasgos Y
78
"Sono' prese
. .tuue mszeme,
· · nella w10
, _ sempre npetuta
· · 1 dr
. · di· vic&1
e sempre varia casisuca EL ENSAYO: UN VIAJE INMÓVIL
umant, . una sfr"""'"One
­­.,­ """"ªÚ!
.,­·­·.· "­//
""·ªVI a, nata m tempi remoti e serbata nel lento rum1111o dellt
·t . ·. ·
coscrtnU wntadme fino a '11QI • sano 1·1 talo .i.: . • u110
don . ' ca.,. '15º ue1 destini che possono darsi a un uomo e a · Si una de las caracterizaciones más afortunadas del ensayo es la que
e
~· soprattutto per la parte di cita che appunto il f arsi d 'un destino [... 1. E in questo som· 10 parangona con un viaje intelectual, nos encontramos a~uí ante un
mano disegno tutto: la d ti d' · · . . . · /r
{ ·.. J,. t soprattutto
' · ras tea IVISlone dei viventi in re e poueri, ma la loro poritá sostaiu.lO .
la sostanza unitaria del t . . . ·b 1·¡;10 particular desafío: ¿qué sucede cuando el propio ensayista hace, ª
di metamorfosidi ció che esiste" (p. xviii). utto, uomm1 bestie piante cose, l'injimta posSI través de su texto, el elogio de un viaje inmóvil? Este caso extremo Y
ABRIR EL ENSAVo
ABRIR EL ENSAYO
92 93
ue el ensayo es otra forma de viaie· . nio de Dios que el poeta no tenga lugar en nin
, .. s lleva a recor d ar q , ;i • destg . , . guna parte Que
paradojICO no . to y la imaginacion. cuentre siempre con 1 as maqumas en marcha y 1 d ·
ra del pensam1en . . se en . eva a el ancla
una aven tu d nsayo del gran escntor gnego Üdi's sin saberlo, hice yo, que de puerto en puerto he 11 ega o hasta·
d
Se trata en es
te caso e un e
. ,, originariamente publicado en 1992
- com O '
,,, (p 254).
. "Avante despaoo ' . aqut . , 1 p ,
seas Elvus, tre recorrido de una geografia y recorri- U na vez mas,. e mar. ero tratandose de un escritor
to el contraste en . . . ' ese avante des­
En este tex ' y declarado: el autor se califica corno . esa morosidad en el descubrirnienm de paisaies que no necesitan .
e · 'ntelectua 1 es e 1 ar 0 paeto, · ., ;i
do aiect1vo e 1 did ta que sabe que, sobre todo en los viaies na geografia, se da también como exploración del 1 enguaJe. .
" di telearafista auto 1 ac . l ,;i de U , , .
ra 10 e ibl e presenten las más inesperadas, as mas estre- mi enza asi una red metafórica apoyada en el recorri'do , .
in situ, es pos1 e que s
"79
e o .
que a su vez r~m1te a una formadel mundo y del lenguaje captada corno
· ocearnco
mecedoras aventuras · . ,
. . .
El viaje mtenor que
· emprenderá el ensayista se torna as1 un reñ,
, . ave ntu ra manna, por la cual a su. vez las palabras propias de 1a c1v1 . 1.1za-
· · la faz espiritual del hombre y de sr mismo, a la vez que ción griega recuperan su memona ancestral, siempre ligada al mar:
na d o viaje
. , ad d formas de la moderna ese l avitu · d : tanto e l culto
refutacion e os , .
, d 1 t .; mo como el culto antiburgues de otro tipo de turis- El gran piélago s~n cinco o seis mil palabras. : mi nave un espacio ele apro-
burgues e mis . . ,
· · · d os, cuya obsesión primera es diferenciarse ximadamente qumce pasos de largo que asciende y desciende sin cesar
mo para uncia . . de aquel.
Pronto el poeta entabla un diálogo_ en un. complejo juego p~r el avan za entre Heráclito y Píndaro con dirección a la Acrópolis , y, máe s a ll'a, a:
cual el yo se desdobla y se dirige a un tu ~~e, si por ~na pa.rte designa Fáliro y Egina ...
al lector, por la otra se confirma como dialogo consigo mismo: Palabras venidas de mucho tiempo atrás, u otras más nuevas, incluso
modismos, se agolpan en la punta de tu pluma, se remueven como si pidie-
Y es, en ve rdad, e n un experimento de ese tipo en lo que consiste el secreto: ran algo, saltan hasta el punto de incluso salpicarte el rostro, mientras la
que se cree también en el mundo exterior, po~ tus actos .Y tus hechos, un prosa se hunde en los sucesos y las gotas del chapoteo llegan hasta la cubier-
núcleo equivalente al que se forma por tus emociones y tus ideales en todo lo ta, te empapan, te pegan en la frente consignas de manifestaciones, emble-
que escribes. Es importante la coherencia y no solamente; es el funciona- mas de partidos, clamores. Continuamente es necesario que rechaces, que
miento de Jos vasos comunicantes lo que interesa. Que el misterio circule en niegues, que elijas, que adoptes (pp. 254-255).
los dos espacios igualmente plausible (p. 252).
La palabra personal, quehacer del poeta, se encuentra con las
Y añade: palabras de la tribu, y para expresarlo apela el autor a metáforas
marineras. Más aún: recordemos que el sentido originario de metáfo­
Que todos los derivados de la sonoridad secreta que realiza la escritura ra, presente en el griego clásico, es el de traslación. La palabra se
encuentren su analogía en el nivel de las relaciones humanas. De tal modo encuentra con la experiencia íntima, ligada a los sentidos:
que incluso la unión de las palabras, aproximaciones de la adivinación,
encuentre proporcionalmente su aplicación en tus actos y vínculos posibles Por desgracia, el hombre fácilmente adquiere gran educación y en lo que
más allá de la racionalización, si se puede decir eso [ ... ]. Todo junto y cada sólo exige cerebro se distingue. Sin embargo, en lo que exige que participen
uno por separado (p. 253). los sentidos, dormita. Sus órganos sensoriales, en estado permanente de
hipotermia, son incapaces de transformar la fuente de estímulo en imagen
El texto da un giro sorpresivo: la reflexión sobre el destino de que proporcionalmente se refleje en el espíritu (pp. 256-257).
extranjería y de viaje en las palabras del poeta. Leemos: "Tal vez es
De la mostración, de la exposición de palabra y sensibilidad,
79
Odisseas Elytis, "Avante despacio" ( 1992), reproducido en Prosa. Seis ensayos, hemos pasado casi imperceptiblemente y en pocos renglones a otro
trad. del griego de Francisco Torres Córdova, pról. de Hugo Gutiérrez Vega, México, "escalón": la interpretación de un estado de cosas, y aun a otro esca-
UNAM,2001,p.251. lón más, consistente en la crítica al intelectualismo contemporáneo:
ABRIRELENs
A.Va ¡\BRIR EL ENSAYO
94 95
. de nuestra época, que corta uno a
intelectua l isrno un0 equeño milagro. Que en cierto modo el poern
De ahí el famoso . tan con Ja vida inmediata y nos condena a ye un P . a se vuelva el Intérpre
hil ue nos vmcu un Sueños de tu vida. Y no con lo que dice, sino co 1 -
todos Jos 1 os q erdaderas lágrimas (p. 257). te d e n a manera en que lo
hambre de abrazos afectuosos y v dice (p. 260).
!anteado este atisbo de crítica, regresa 1
Nót se que apenas p e S igue de· allí otro tema,
d
el de la crítica del afán letr d
a o por enten-
~e ' apelación a imágenes desnudas, como defens derlo y clas1ficarlo to o, contra el valor de contemplar la vida como
ensayista a una nueva a
de la vida "poética".
. . .
. .
, ·¡ el avante despacio, es una experiencia no menos un enigma. Para el poeta se trata de, "un esfuerzo por sustir urr, .
escn-
.
El VIaJe mmoVI ' . . d b1
·endo ' con tu cuerpo pensable el cuerpo que transcur re para ev1-.
,
tenuante y peligrosa que un VIaJe e exploración a veiez" (p. El tema de la experiencia viva tan
fuerte no menos ex . ta r l :J
260).
• 1 1c1.1 d e asir
difí .
«vz me cansé" dice el autor, y se detiene, se levanta se
C onsignar, es un tema recurrente en la escritura contem ,
'
y aventura: 1a ' . ' y ~~~
asoma a l.a ven ta n a , observa la lucha imperceptible , de . que
,, las flores .
. el viento Se invierte entonces el 'valor del movimien.
compiten con · , . . . E n ocasiones miras tus, .vivencias alejarse a gran profundidad· e on una pers-
esplazamiento, caractenstico de todo VIaJe, puesto que el ec tiva claramente onmca, y en otras volver de nuevo al primer pi ano, tamo,
to y d e 1 d bié f · p ·
hombre lucha en su interior y el mund~ e~ taro ien una uerte diná- que distingues los poros de tu piel (p. 260).
mica. El punto de articulación de este viraje es, de todos modos, una
metáfora, la del barco en el mar: Las nuevas estaciones de este viaje inmóvil son así las vivencias, las
evocaciones, que buscan recuperar las imágenes vívidas de una casa
El barco se levanta y golpea las olas[ ... ]. Afortunadamente mi carga es pesa- revestida de rosa y blanco, una falda de color durazno, el aroma de
da y aérea. Pesada por una oposición que hasta ahora no _ha h~bido nadie una verbena: sensaciones primigenias evocadas por la memoria invo-
que ta reconozca, que la adopte. Y ligera por los trazos de Vivencias a las que lun taria que se combinan a su vez, en el preciso azar de las analogías,
se les sustrajo, tras su santificación, el contenido temporal, y han llegado a para confluir en haces de correspondencias, como es el caso del tono
ser elementos inasibles, alimento de abejas ... preciso de un color que evoca a su vez un sabor y que es capaz de vin-
En medio de un mar borrascoso y en contra de los tiempos y las modas, cular elementos tan distantes como la falda de una mujer y la porta-
un segundo mundo, de otra especie, fluido, todo aflora, al que me lanzo de da de un libro de poemas:
cabeza y emerjo a Ja superficie veinte años más joven en la concepción de las
cosas y Jo mudable que representan. Es decir, el caudal de la materia que es En pocas palabras, lo que atrapa tu mente y lo que atrapa tu mano hecho
imprescindible para llegar y tocar lo permanente que ocultan (p. 257). una sola cosa. A veces pesado, lleno de sensaciones primigenias; a veces lige-
ro o aéreo, como las líneas lejanas de las montañas que al fondo distingui-
Después del tema del ''viaje solitario", pasa el autor a otro que se mos mientras navegamos. Que ni se atrapan, ni se tocan, ni sabes si algo ocul-
engarza con el anterior, y se suma a él sin que ninguno sojuzgue al tan tras de sí (p. 261).
otro: el hábito del orden, la frugalidad y la contención por parte de
muchos escritores no radica sino en el arte de cortar, sujetar, acotar En el final de viaje propio de este ensayo nos espera la imagen de
el devenir del tiempo a la vez que permitir, en el recorte de los bienes otro final de viaje:
materiales, la multiplicación de las vivencias. Sigue una variación
sobre el mismo tema, que lo completa, enriquece y a la vez modifica, Ahora las aguas parecen más serenas, ha amainado el viento y se escuchan
en cuanto nos conduce al milagro poético y al elogio de la manera de más fuerte las máquinas y los latidos de mi corazón[ ... ]. Ningún puerto nos
decir poética: recibe ya...
El único camino que nos queda ahora es el peligro [ ... ].Nos quedamos
Al subordinar tus dos naturalezas al mismo principio, a veces llegan a tal detenidos en medio de alta mar. Su soledad es interminable Y amarga. Se
punto de identificación que la poética precede a la cotidiana. Y eso constitu- extiende hasta los más extremos límites del horizonte, parecería que se tensa,
>
ABRIR EL ENsAvo
ABRIR EL ENSAYO 95
94 . d uestra época, que corta uno a u
D ahí el famoso ínte ec
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no ye un P equeño milagro.
. Que en cierto modo
. el poema se vuel va e 1 1 nterpre-

e . os vinculan con , . ( 257) n te de Sueños de tu vida. y no con lo que dice, sino con la manera en que lo
todos Jos hilos que n verdaderas lagrimas p. . dice (p. 260).
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do este atisbo de crítica, regresa el Sigue de allí otro tema, el de la crítica del afán letrado por enten-
Nótese que, aP
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1 . , a imágenes desnu as, como defensa derlo y clasificarlo todo, contra el valor de contemplar la vida como
ensayista a una nueva ape acion
un enigma. Para el poeta se trata de "un esfuerzo por sustituir escri-
de la vida "poética". d pacio es una experiencia no menos biendo, con tu cuerpo pensable el 'cuerpo que transcurre' para evi-
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El viaje mmovi • peligrosa que un viaje de exploración tar la vejez" (p. 260). El tema de la experiencia viva, tan dificil de asir
fuerte, no roen os extenuante y
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metáfora, la del barco en el mar: Las nuevas estaciones de este viaje inmóvil son así las vivencias, las
evocaciones, que buscan recuperar las imágenes vívidas de una casa
s olas [ ] Afortunadamente mi carga es pesa- revestida de rosa y blanco, una falda de color durazno, el aroma de
El barco se levantaY go1 pea la ··· · . .
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que la reconozca, que Ja adopte · y ligera por los . trazos de vivencias a las que
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ser elementos inasibles, alimento de abejas.·. preciso de un color que evoca a su vez un sabor y que es capaz de vin-
En medio de un mar borrascoso y en contra de los tiempos y las modas, cular elementos tan distantes como la falda de una mujer y la porta-
un segundo mundo, de otra especie, fluido, todo aflora, al que me lanzo de da de un libro de poemas:
cabeza y emerjo a Ja superficie veinte años más joven en la concepción de las
cosas y Jo mudable que representan. Es decir, el caudal de la materia que es En pocas palabras, Jo que atrapa tu mente y lo que atrapa tu mano hecho
imprescindible para llegar y tocar lo permanente que ocultan (p. 257). una sola cosa. A veces pesado, lleno de sensaciones primigenias; a veces lige-
ro o aéreo, como las líneas lejanas de las montañas que al fondo distingui-
Después del tema del ''viaje solitario", pasa el autor a otro que se mos mientras navegamos. Que ni se atrapan, ni se tocan, ni sabes si algo ocul-
engarza con el anterior, y se suma a él sin que ninguno sojuzgue al tan tras de sí (p. 261).
otro: el hábito del orden, la frugalidad y la contención por parte de
muchos escritores no radica sino en el arte de cortar, sujetar, acotar En el final de viaje propio de este ensayo nos espera la imagen de
el devenir del tiempo a la vez que permitir, en el recorte de los bienes otro final de viaje:
materiales, la multiplicación de las vivencias. Sigue una variación
sobre el mismo tema, que lo completa, enriquece y a la vez modifica, Ahora las aguas parecen más serenas, ha amainado el viento y se escuchan
en cuanto nos conduce al milagro poético y al elogio de la manera de más fuerte las máquinas y los latidos de mi corazón [ ... ]. Ningún puerto nos
decir poética: recibe ya ...
El único camino que nos queda ahora es el peligro [ ... ].Nos quedamos
Al subordinar tus dos naturalezas al mismo principio, a veces llegan a tal detenidos en medio de alta mar. Su soledad es interminable y amarga. Se
punto de identificación que Ja poética precede a la cotidiana. y eso constitU· extiende hasta los más extremos límites del horizonte, parecería que se tensa,
96 ABRIR EL ENSAYO ABRIR EL ENSAYO 97
se atiranta, hasta que en un momento dado toque tu mente su otro extremo "tradición", que fue por mucho tiempo una noción fundamental de la
ideal que yar,e más allá, pero con el que en esencia linda, como ocurre con vieja historia literaria", habría resultado apenas, según el crítico ruso,
todos los contrarios en su mayor intensidad. En efecto, ahora siento que estoy "la abstracción ilegítima de uno o varios elementos literarios del si te-
cerca, que casi "tiento" aquello que narran los viejos marineros sobre una vasta ma en el que se emplean y donde desempeñan determinado papel",
e ignota claridad, en la que tu peso no cuenta, y donde la luz no es la del Sol en cuanto no hizo sino reducir fenómenos específicos de la serie y el
que conocemos ni la de ningún otro cuerpo celeste o artificial. Es la luz que no sistema literario a cuestiones de historia general. Hoy no sólo somos
requiere pasar por los ojos para hacérsete sensible (pp. 261-262). conscientes de estas cuestiones, sino también de que la obra literaria
ofrece a su vez una más o menos explícita reinvención de la tradición,
Al apelar, como metáfora del viaje, al mar y las naves, Elytis recurre de la genealogía de discursos, obras y autores en las que se inserta.
a una larga tradición cultural y a un patrimonio del imaginario que De este modo, en ese clima de renovación y reconfiguración del
Grecia legó a la humanidad. El viaje de Odiseo en pos de Itaca es campo literario propio de las primeras décadas del siglo xx en el cual
arquetipo de todos los viajes, reales e imaginarios, y ha tenido, como es desempeñaron tan especial papel las vanguardias y los experimenta-
claro, enorme desarrollo en la tradición cultural clásica y moderna. lismos, el crítico ruso logra a su vez validar la idea de especificidad de
Apela también Elytis a filósofos y poetas de la tradición griega, a la vez la serie literaria vinculando de manera original este tema con la
que evoca autores europeos modernos que forman parte de la tradi- noción de tradición. Otro tanto hará casi paralelamente en México
ción cultural en que se inscribe como escritor. Hay un sutil tránsito Jorge Cuesta, en un proceso de normalización y aclimatación de
entre referencias cultas y referencias populares, entre alusiones litera- algunos hallazgos de las vanguardias -como su nuevo sentido cosmo-
rias y figuras ligadas al quehacer cotidiano de un pueblo que, como el polita- en el que participará también Alfonso Reyes, así como, algu-
griego, se relaciona estrechamente con el mar. En el final todos los nos años más tarde, para Argentina,Jorge Luis Borges.
hilos se encuentran, y las imágenes literarias, cotidianas, existenciales, "La historia de la poesía mexicana es una historia universal de la
se reúnen en una declaración que es un nuevo exhorto al viaje: poesía": de esta manera contundente se abre el ensayo de Cuesta,
que lleva por título "El clasicismo mexicano":
Así, pues, viraje todo a la derecha y avante de frente al peligro [ ... ]. Que
nadie se apoque. Las manos sobre el timón [ ... ].Avante. Avante despacio La historia de la poesía mexicana es una historia universal de la poesía; pudo
hacia lo no turbio, lo ineludible, lo desnudo, lo claro, lo comprensible en sí mismo, lo haber sucedido en cualquier otro país; tiene una significación para cualquier
inalterable (p. 262). espíritu culto que la considere y aspire a comprender los ideales a que ha ser-
vido y que la han caracterizado. Estos ideales que, en un espacio geográfico
limitado -México-, dentro de una sociedad particular -la mexicana-y a tra-
vés de una época histórica definida, fascinaron a diversos temperamentos,
EL ENSAYO Y LA TRADICIÓN han sido, también por la variabilidad de sus apariencias, también por la varia-
bilidad de sus formas, los mismos ideales que ha perseguido la poesía de
"Entre todas las disciplinas culturales -anota Tinianov- la historia lite- cualquiera otra nación moderna. Hasta cuando, siguiendo las múltiples ten-
raria conserva el estatuto de un territorio colonial": en efecto, por dencias románticas, sus productos han sido los más particulares o los más
muchos años la historia literaria sustituyó los problemas artísticos pro- exóticos, la poesía mexicana no ha podido sustraerse de verificar, de esta
piamente dichos y los examinó mediante enfoques deterministas "que manera, un destino universal de la poesía.ª1
llevaron a confundir "la 'historicidad' del fenómeno literario con el
º
'historicismo' inherente a su estudio".8 Es así como el concepto de
81
80 luri Tinianov, "Sobre la evolución literaria" (1927), en Tzvetan Todorov Jorge Cuesta, "El clasicismo mexicano", publicado originariamente en El libro y el
(cornp.), Teoría de la literatura de los formalistas rusos, trad. de Ana María Nethol, México, pueblo, agosto de 1934, pp. 367-378, y reproducido en Ensayos criticas, introd. de María
Siglo XXI, 2002, pp. 89-90. Stoopen, México, UNAM, 1991, pp. 435-449, esp. p. 435.
1
ABRIR EL ENs,..yO
¡\6fll~ EL ENSAVO 99
98 tir del adelanto de estas prern· . pel en ellas y así vuelve a trazar su propia afiliación en 1 1.
dopta a par 1­ p10 pa a rtera,
El ensayo de Cues~ a ar 'umentaúvo, que se apoya.a su vez en
as un claro ordenam1~~to d gdatos históricos: en un pnmer grupo
tura. . 1
Así, por eJemp o,
eues ta re~s~ra
. , 1 1 .,
a re acion de la poesía mexica-
si ~nálisis e interpretac10n 'de d de la poesía mexicana en cuanlo a 1 síglo XIX con el academicismo y el romanticismo ob ,
e ¡ ·versah a ' 1 0a d e d . . h . , servara
de ideas, afirma a urn ·'a occidental europea y a su vmcu o con la ente que "el aca errucismo a sido un clasicismo si .
sagazrn . . . /,ar' d. , .. . n universrv.
su pertenencia a la poe~1 bas que desembocan en un sentido lidad, un clas1ci~mo particú Y,, ira que el ro~ant1cismo ha sido el
u·adición española, cornenteafis am y defiende el vínculo de la poesía de lo parucular en el arte (p. 440). Examinará la alianza e t
do lugar irma . 1 h' arnor . . M , ­ n re
universal. En segun . . o·,"Ha sido un compromiso para a istoria rnicismo y romanticismo en . anueljose Othón y Salvado D'
aca d e . . . . , fi . , . r 1az
mexicana con el clas1c1sm . id n·dad de sus orígenes con la lilera. Mirón, "clasicistas, latinistas,, rancesistas, modernos y americanos"
. ana esta i en
de Ja literatura meXJC d . mediato a plantear una pregunta 'bid ) Se detendrá
(t . · .
en la poes1a,,
de estos, autore ,,para desembocar en
­ 1 " pasa e rn
tura clásica espano ª ' Y fundo iceberg. "¿Las obras de don 1 "modernismo afrancesado de Gonzalez Martmez. y concluirá con
. 1 punta de un pro 1
que no es sino a , J Inés de la Cruz, pertenecen a a lite. ~a demostración de que
J uan Ruiz de- AJarcon
1
Y sor uan.ad arse ya como una literatura mexi.
eden cons1 er
ratura espano a o pu ., sólo apunta a encontrar una res- El mexicanismo en nuestra poesía contemporánea no es sino un "modernis-
,,, ( Esta cuesuon n 0 .
cana. P· 436) · . , d las posiciones naciona 1.istas má~ mo" aplicado al paisaje de México. Todos los mexicanismos en nuestra lite-
á refutac10n e
puesta que ser ., lazarse con un tema planteado por ratura no han sido sino aplicaciones al paisaje, es decir, no han tenido sino
. sino tamb1en a en ,
recalcitrantes, , Ureña quien veía en Alarcon al pri- un puro carácter ornamental. Además, han podido existir sólo cuando una
. Pedro Hennquez '
un muyJoven . R . á más adelante en detalle la cuestión oesía extranjera, por su inclinación a lo particular se ha prestado a recibir
mer escn
d ¡
itor mexicano. eVlsar
.
· tencia o no e una
d
, .
poesía indígena en México, para con-
·
f0 "mexicano" como objeto (p. 448).

e . a exis lid d 1 clasicismo es una tradición transrmgrante y


cluir que en rea i a e h 1 · , ·
cepto de clasicismo hasta acer o sinom- Desemboca en una conclusión contundente: "la literatura mexi-
de este modo amp li ar e l con
canista no ha sido una literatura mexicana, sino el exotismo de una
mo de universalismo:
literatura extranjera". Y cierra el ensayo con una relectura de López
n transmigran te. En el pensamiento español Velarde, quien, si en su juventud se inclina por la pintura del paisaje
· ·
Todo clasicismo es una tr adició
1 • •
· Amé · d E pan·a no fue España sino un umversahsmo el que social, resulta pronto un "decepcionado del paisaje". Y dice:
que vino a enea e s , ,
emigró, un universalismo que España n~ fue ~a~az de retener,_ ~uesto ~~e
dejó de emigrar -intelectualmente. No solo México; toda la Amenc~ nacio a En Ramón López Velarde la poesía mexicana se reflexiona apasionadamen-
favor de la pasión universal que encendió al espíritu europeo en_ Jo~ siglos XVl te, repudia sus artificios y adquiere una conciencia de sus propósitos que es
y XVII, abriéndole los ojos a Ja naturaleza, despertándole la cunos1~ad de la comparable, por su penetración, a la conciencia inmortal de Baudelaire
ciencia, avivándole la avidez de conocer profundamente sus pas10nes. La ( ... ]. En este gran poeta, prematuramente muerto, la experiencia poética de
influencia de América fue profunda en Europa desde el porvenir y desde la México se aísla, se resume y se purga; sorprende profundamente el carácter
distancia. La idea de América llegó a ser el más vivo fermento revoluciona- americano de su destino, y se destina a la universalidad (p. 449).
rio, destruyendo las fronteras habituales del mundo, sólo con el poder de su
imaginación (pp. 438­439). A partir de operaciones tan radicales como éstas -que en aparien-
cia parecen obedecer a una mera revisión histórico-crítica pero que
Cuesta y otros autores se ocupan de rebatir los preconceptos son en realidad audaces tomas de posición y permanentes reinter-
nacionalistas y miopes que se vinculaban en su época a la idea de tra- pretaciones de los sistemas y tradiciones literarias, así como de la ins-
dición para reexaminada a la luz de cuestiones que tienen que ver cripción de la propia obra en ellos- somos hoy conscientes de que, al
con la especificidad del quehacer literario. Al hacerlo así, el escritor le~r un ensayo de esta magnitud podemos llegar a entrever la propia
repiensa las respectivas tradiciones y genealogías, a la vez que su pro- remterpretación que hace su autor de la tradición literaria e intelec-
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ABRJR EL ENSAYO 101
tual en que su propia obra se inscribe. Inversamente, y sin dejar de La trama de la literatura argentina se teje con los hilos de todas las culturas;
reconocer la especificidad del ensayo, no podemos tampoco olvidar nuestra situación marginal es la fuente de una originalidad verdadera, que
que todo texto se inserta en una red de enunciados, apelaciones, no se basa en el color local (que ata la imaginación a un control empírico o
debates, discusiones, tomas de posición simbólicas, con su propia ta confina a una única poética) sino en la aceptación libre de la influencia:
especificidad y organización, y cuya comprensión permite a su vez donde los escritores europeos se angustian por el peso de sus antecesores,
enriquecer el sentido del texto originario: es éste el alcance más radi- tos rioplatenses se sien ten ti bres de parentesco obligado [ ... ]. La distancia,
cal del concepto de intertextualidad planteado por Bajtín. afirmaría Borges, concebida como desplazamiento geográfico, cultural, poé-
Por otra parte, así como algunos ensayos se insertan en los deba- tico, y ejercida como derecho de latinoamericanos, no sólo hace posible su
tes de su tiempo y lugar a la vez que llevan marcas de las polémicas ficción, sino que funda el placer del lector.83
entabladas a corto plazo, en otros casos el ensayista aspira a alcanzar
una mirada de mayor nivel de abstracción y universalidad, de modo El texto de Borges nos muestra el modo en que el escritor des-
tal que evita o supera los datos coyunturales. De este modo, en la pliega y articula simbólicamente a través del ensayo su diálogo con
mayoría de los casos se da un dificil equilibrio entre particularidad y distintas esferas y ámbitos, y puede recorrer, en el espacio de unas
universalidad de las discusiones. pocas páginas, tanto su propia experiencia de escritor como su rela-
Es evidente además que el lector inserto en la misma tradición cul- ción con los debates de su país y su época, a la vez que reinventar una
tural del ensayista, que comparte su época, sus referencias y entiende genealogía en la que él mismo habrá de insertarse. Como bien afir-
sus guiños, hará una lectura diversa de aquella que emprenda quien ma en conferencia reciente Sylvia Molloy, Borges critica un cierto
lea desde otra época, desde otra lengua, desde otro contexto cultural. modelo genealógico apoyado en una interpretación nacionalista de
No siempre las menciones a otros textos resultan explícitas o nítidas; Jo nacional para buscar a su vez, paradójicamente, nuevas bases ge-
tampoco resulta siempre fácil llevar a cabo la reconstrucción de dichas nealógicas que le autoricen a insertarse como un escritor nacional en
redes. Pero en aquellos casos en que sí se logra reconstruir cuando otro sentido. El texto permite a Borges reformular los debates en el
menos parte del contexto de debate nuestra lectura se enriquece. campo literario de su país apelando a un replanteo de la tradición. Al
Apelaremos aquí a un ejemplo eminente que ilustra ese otro someter a crítica las nociones de tradición ligadas al nacionalismo, el
modo de articulación de la más íntima experiencia del ensayista en criollismo y el color local, avanza hacia la postulación de la nueva
cuanto creador con las discusiones públicas propias del campo litera· idea de tradición literaria propiamente dicha, y defiende así -para
rio, así como también del campo intelectual, político, cultural, de su decirlo con un término formalista- la especificidad de esa serie res-
época. Se trata de "El escritor argentino y la tradición" (1953), donde pecto de otras. A su vez, el ensayo permite a Borges labrar su propia
Jorge Luis Borges establece una fuerte polémica con los defensores afiliación en ese campo desde un lugar renovado y altamente crítico:
del nacionalismo literario.82 Así la caracteriza Beatriz Sarlo:
Quiero formular y justificar algunas proposiciones escépticas sobre el pro-
blema del escritor argentino y la tradición. Mi escepticismo no se refiere a la
82 Jorge Luis Borges, "El escritor argentino y la tradición", clase dictada el 19 de dificultad o imposibilidad de resolverlo, sino a la existencia misma del pro-
diciembre de 1951 en el Colegio Libre de Estudios Superiores, reproducida primero en blema. Creo que nos enfrenta un tema retórico, apto para desarrollos patéti-
una publicación de esa misma entidad, Cursos y conferencias, año 21, vol. 42, núms .. 250­
cos; más que de una verdadera dificultad mental entiendo que se trata de
252, Buenos Aires, enero-marzo de 1953, pp. 515-525 y algún tiempo después, con signifi·
cativas variantes, en Sur, núm. 232, enero-febrero de 1955, pp. 1-8; recogida más tarde en
una apariencia, de un simulacro, de un seudoproblema (p. 151).
la segunda edición, aumentada, de Discusión, Buenos Aires, Emecé, 1957, aparecerá final·
mente en Obras compleuu, vol.r, Buenos Aires, Emecé, 1994, pp. 267-274. Sigo por mi parte He aquí anunciado todo un programa de crítica y renovación de
la versión publicada en Discusión, titulo que por lo demás mueso-a a las claras el interés del la tradición literaria argentina, dado no sólo por los contenidos que
escritor por tomar posición en las polémicas estéticas y filosóficas de la época. Varias de las
83
ideas presentes en el texto fueron precedidas además por textos anteriores en el mismo Beatriz Sarlo, "¿Gauchos, criollos?", en Borges, un escritor en las orillas, México,
tenor, uno de ellos publicado en El tamaño de mi esperanza (1926). Siglo XXI, 2007, pp. 48-49.
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ABRIR EL ENSAYO 103
habrá de tratar sino por el modo en que se desarrollará la argumen.
persona que la tercera. Es así como, en el plano de la historia, esa ter-
tación, con un genial contrapunto entre los fueros de la historia lite- cera persona permanece como garante indiscutido de lo que se dice.
raria institucionalizada, las demandas académicas y las posturas tradi- A diferencia de este plano, el del discurso recubre, en palabras de
cionalistas, llevado a cabo desde la propia mirada inteligente de Maingueneau, "todos los géneros en que alguien se dirige a alguien,
quien considera su derecho a hablar en cuanto creador, en cuanto se enuncia como hablante y organiza lo que dice en la categoría de la
crítico riguroso, en cuanto argentino desde otro sentido de la argen- persona".85 El discurso, tanto escrito como oral, se vincula de mane-
tinidad. Se trata además de un debate renovado por los debates y ra diversa con la historia: el discurso puede dejar hablar a la historia
tomas de posición en torno al nacionalismo reavivados en época del
0, inversamente, ocupar su lugar, cuando el autor interviene con su
peronismo. propia voz o, a través del estilo indirecto libre, deja expresarse a un
Borges diseña así una estrategia de diálogo entre un yo escéptico y personaje: "El discurso emplea todas las personas del paradigma ver-
crítico que se dirige al tú correspondiente a un lector desprejuiciado bal: el yo/tú se opone aquí al él; mientras que en la 'historia' el él no se
e inteligente contra un ellos propio del fanatismo excluyente y con- opone a nada" (p. 119).
tradictorio, o bien contra un muchos que recubre un clima de opi- Si regresamos al caso que nos ocupa, es posible descubrir cómo
nión voluntarista y acrítico, y se dedica a pasar cuidadosa revista a un ensayista del genio de Borges logra, precisamente gracias a las
una serie de posturas a las que irá sometiendo rigurosamente a críti- potencialidades que brinda la tensión enunciativa entre historia y
ca, para llegar a preguntarse: "¿Cuál es la tradición argentina?" y res- discurso, así como la compleja relación entre las personas discursivas
ponder: "Creo que podemos contestar fácilmente y que no hay pro- (la tercera persona indiscutible garante de sentido en el plano de la
blema en esta pregunta. Creo que nuestra tradición es toda la cultura historia y Ja tercera persona que puede incluso oficiar como antago-
occidental, y creo también que tenemos derecho a esta tradición, nista en el plano del discurso), dramatizar el modo de repensar Ja
mayor que el que pueden tener los habitantes de una u otra nación tradición literaria. Una vez más, el más acá de los fenómenos enun-
occidental" (p. 160).84 ciativos se enlaza íntimamente con el más allá de una concepción del
Antes de continuar, debemos abundar en esta idea y recordar que mundo. El ensayo dramatiza el problema de su propia pertenencia a
en todo diálogo, además de la intervención del yoy el tú, se hace pre- una tradición, de su propia inscripción en ella. Para decirlo con una
sente en otro nivel un él que garantiza el sentido del discurso y en imagen de Auerbach, el mundo todo está contenido en la boca de
muchos casos descubrimos también la conformación de un nosotros PantagrueL
versus un ellos que traduce las distintas tomas de posición en el deba- La tensión entre particularidad y universalidad se hace presente
te o que incluso, más aún, lo configura simbólicamente. de manera magistral en un ensayo como éste, que incluso tematiza
En este punto nos asomamos a una de las cuestiones fundamenta- esa cuestión al mostrar precisamente el esfuerzo por extraer las dis-
les para la lectura del ensayo. Si, como sabemos, se puede plantear cusiones en torno de una presunta literatura nacional del provincia-
una oposición básica entre historia y discurso, la relación entre nismo y la miopía para examinarlo desde otro mirador y, al hacerlo
ambas instancias resulta enormemente productiva en el caso del formar parte de un tratamiento más amplio y general, lo lleva a ejem-
ensayo. La enunciación histórica corresponde fundamentalmente a plificar las propias limitaciones de origen.
la lengua escrita y narra los acontecimientos pasados sin interven- El particular modo borgeano de combatir el fanatismo naciona-
ción del sujeto hablante, de tal modo que no puede sino utilizar otra lista se apoya además en una estrategia consistente en señalar sus
contradicciones,86 así como a poner en diálogo las discusiones en el
84 Resulta de interés confrontar esta versión con la aparecida un poco antes en Sur,

donde leemos: "Yo creo que podemos contestar fácilmente y que no hay un problema
85
en esta pregunta. Creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental, creo que Dominique Maingueneau, Introducción a los métodos de análisis del discurso; proble­
nuestra tradición es Europa; y creo también que tenemos derecho a esta tradición, mayor mas Y perspectivas (1976), trad. de Lucila Castro, Buenos Aires, Hachette, 1980, p. 118.
86
que el que pueden tener los habitantes de una u otra nación de Europa" (p. 7, las cursi· Así, anota al respecto: "Quiero señalar otra contradicción: los nacionalistas
vas son mías y dan cuenta de las variantes). simulan venerar las capacidades de la mente argentina pero quieren limitar el ejercí-
ABRIR EL ENSAYO
105
104 . y las que se d an en el de la poi· .
. · 0 argenuno , . L 1t1. obrecer la discusión, perder lo meior de ell .
seno del campo htera~1 oca· la postura canomca de ugones y la aca. em P . ., b . :.i a e mcluso desvir-
uarla: la revis10n, con uena dosis de paradoia e ironí d 1
ca de la cultura de su ep , d. n clima general, una tonalidad d t . d e d l 1 :.i ia, e as postu-
démica de Rojas, a
. dernas e u . l
serie de escntores a os que no ne
e ra s criolhstas,
. . ,, etensoras . . e co or local, . . así como d e 1 as hi1spanistas .
· dos por otra ce. "aislacwmstas , determm1stas ., y
. esenciahstas, es parte tan d
me u1 ar del '
debates protagoniza bre (aunque los buenos entended nto como 1 a conc 1 usion misma. Se trata además de s
a Su . . . ometer a cn-.
sariamente iid en ríficaerpor su nom d " l d d"
en su en ca a la idea e so ,e a y en la e r¡..
'u· o.
.u ca ciertos lugares comunes . y prejmcios ' como el que 1mp1ide ver el
·
res pueden reconoc ' e ia al ensayo de Martmez Estrada) 87 ofundo sabor argentino de los ruiseñores y los teiados p resentes en
. una re1erenc · Pr • • :.i
uca del pateusmo, . , na tradición, a la vez que representa un poema de Ennque Banchs o, mversamente, del que hace de Don
. scnbe asi en u . ., , '
El texto se in . d b tes de esa trad1cion a traves de su propi Sem 1ndo Sombra un monumento a la argentinidad a través d e 1 a pmtu- .
. dramauza los e a . ., d l a ó- .
desp l iega. la postura 0 la pos1cion e propio ensa. ra del gaucho,. olvidando que el modo de captar el tema es de d d
la hora de asentar . . . . , d u or e
trama y, a d manera doctrmana smo apoyado en ese las vanguar d ias y. t~ene ~as_ e Kipling que de autores locales. La
.
vista, no
lo hace .6tanto . , a que hemos aludido: e l texto se conviene
e .
exposición y análisis de distintos ejemplos extraídos del ámbit d 1
d · mph caoon .
efecto e eje , . esto es refuerza lo que se dice de manera quehacer literario local y unive_rsal se combinan con la apelac~ón ea
en :i eiemplo de sí mismo,
d nfiguración y su posi i i a d e convertirse
' ibilid d
, ejemplos tomados de s~ pr~p1a experiencia como lector y como
explícita a traves e su co , ,
. d spuesta que él mismo da y, mas aun, refunda a escritor y, al hacerlo asi, la mterpretación toda se coloca en otra
en e1emp o e 1 a re
:i
1
, odo de interpretar la tra icron 1·iteraria,
dº . , .
clave:, para repensar ~~rn ?'adic_ión es necesario atender al quehacer
artir de el un nuevo m ., . .
P ·mperativo señalar que la relación paruculandad. e~p.ec1fi~o de la creaci~n lit~rana y no a las exigencias propias del tra-
Es por 1 o tanto 1 .
· alid d sólo se vuelve tema del ensayo, smo que la forma d1cionahsmo y el nacionalismo. Se trata de ir descartando, uno a
umvers 1 a no .,
. ue el texto se configura, como larga refutación y reduc uno, los distintos prejuicios, desenmascarándolos, a la vez que de
misma en q . . . . . confrontarlos con auténticas experiencias literarias.
·, 1 b do de las tesis exclusivistas, determimstas, esencia 1.istas,
cion a a sur , La agilidad de la lectura nos hace por momentos olvidar que esta
apuntala en otro nivel lo explícitamente declarad?. De alh que en el
final del texto encontremos que el argumento mas fuerte para reba presentación, esta selección de posturas, debates, ejemplos, citas, es
tir las otras posiciones sea el propio del qu~hacer literario: "Creo ~~e ya un recorte intencional que lleva a cabo todo ensayista, y que su
si nos abandonamos a ese sueño voluntario que se llama la creacion maestría radica justamente en hacernos aparecer como naturales y
artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables ~ecesarios los eslabones de esta cadena que se ha elaborado proposi-
uvamente, y, en el caso de Borges, tan magistralmente conducida,
escritores" (p. 162).
Imposible reducir todo lo dicho en el ensayo a una tesis o un para desautomatizar y obligarnos a reexaminar cualquier enfoque
resumen de sus contenidos: omitir el camino mismo que siguen las dado ya como natural o indiscutido -desde la exaltación del color
reflexiones del ensayista, su estilo del pensar y del decir, implicaría local hasta el patrioterismo trasnochado o los esencialismos que
encubren preferencias ideológicas-, y esto nos conduce a su vez al
cio poético de esa mente a algunos pobres temas locales, como si los argentinos sólo propio programa estético del escritor. Borges construye y refuerza así
pudiéramos hablar de orillas y estancias y no del universo" (p. 158). . su propia afiliación como escritor a través del ensayo.
87 En clara alusión a las posturas de Keyserling, Ortega y Martínez Estrada, dice: Por lo demás, este texto en particular puede ser examinado de
"Según este singular parecer, los argentinos estamos como en los primeros días de la manera aislada, y como tal ha tenido vida propia y suficiente eco en
creación; el hecho de buscar temas y procedimientos europeos es una ilusión, un
la crítica, pero también puede ser colocado en el entramado general
error; debemos comprender que estamos esencialmente solos y no podemos jugara
. ., .
ser europeos. Esta opm1on me parece infundada. Comprendo que mue os a a
h 1 cepten, de la ensayística borgeana, puesto que varios de sus grandes temas
po.rq~~ es~ declaración de_nues~.soledad, de nuestra perdición, de nuestro carác1'.~ r~aparecen y se recombinan una y otra vez hasta adquirir nuevo sen-
pnrmuvo nene, como el existencialismo, los encantos de lo patético. Muchas persa tido en el conjunto. Tal es, en particular, la meditación sobre la gau-
pueden aceptar esta opinión porque una vez aceptada se sentirán solas, desconsoladas chesca o sobre el Martín Fierro, "la obra más perdurable que hemos
y, dee alzú
gun mo d o, mteresantes.
· · embargo, he observado que en nuestro pais,· P rec1·
Sin escnto· los argentinos", superadora del color local, desmentidora · de
samente por ser un país nuevo, hay un gran sentido del tiempo" (p. 159).
ABRIR ELE¡.¡
100 ~ ABRIR EL ENSAYO
1 , homérica o payadoresca del poema inventa 107
la presunta genea .ogiaB. abemos que la relectura del Martínp· da ·validad. El hecho es que cada escritor crea
rr a sus precu
L ones y Rojas. ren s 1 !trro rnodifica nuestra concepción del pasado, como ha d . rsores. Su labor
por ug d 1 bra de Borges y que e ensayo es experirn e modificar el futuro.89
, lave para to a a o . , . en.
sera e . d osición en cuestiones esteucas, es esp .
d propia toma e P . . ac10 Sirva este ejemplo para mostrar Ja perman
to e su d propia trayectona como escntor. . ente relació
P
ara el autoexamen e su . B
ia experiencia del Joven poeta orges sirve ta"'
. texto en particular. y la red de sentido más a mp 1.ta en que se n entre un
.
Incluso 1 a propi 1 f1 ·
más para alimentar as re exiones del escrit
.. ,. q ue a Ja vez. contnbuye. a tejer. .,
Sirva también pa
ra pensar los d ·
msena y
bién como una prue b a al b or modos posibles de art1culac1on de lo particula . rversos
d ice del vieio fervor por las p a ras y los ambie , , l f r y 1 o universal e 1
maduro, que se d es 1 :.i • • • n. ensayo, asi como e es uerzo por establecer desde . ne
. 1 búsqueda de cíerta esencia y cierto resabio d ,
tos un vmcu 1 o d e mte
. liig1ibili ' a estos
i idad, organizado . . ddiversos' pun -
tes pintorescos y a , . e
orges intérprete se coloca aqm en un mirador que ' . . pa1t1r e una prodi
sab or 1oca.1 El B · · · d. · giosa arqmtectura de tiempos, modos y personas verbales. -
. ljoven poeta que fue. La experiencia m ívidusj evo.
abarca me 1uso a . 1 d. .,
íd
ca d a y trai a a presente permite dar un giro a a iscusion h. , . sobre la
.. , literaria y colocar en el seno del recuento istorico, el lati
tra d iCIOfl 1 ' . · 1 88 .
do de un quehacer creativo quC: sigue sus propia~ ,eyes. De este EL ENSAYO COMO EJERCICIO DE lA LIBERTAD
modo, en una operación que mas tard.e se c~nvertira en una de las
, aracterísticamente borgeanas, la inclusión de un caso especial Otro de los temas clave para la comprensión del e
mas e · d 1 · , . . nsayo es e1 modo
puede llevar a replantear todo un texto y,dnza~ .º e lnzo, .colocarlo en que este articula escntura y lectura como experien · .
, . . . . etas a 1 a vez pri-
en otro nivel: a los muchos argumentos e cntica a nacionalismo vadas y publicas. Ese ejercicio de libertad que puede . ·
, . . p1 oporc1onar
literario se añade el de la propia experiencia, esto es, el de la exps una lectu~a tan intima e mtensa como la que un escritor dedica a
riencia de la creación literaria misma. otro escntor se enfrenta al desafio de traducir· esa expenencía · ·
El texto de Borges se enlaza también con otros debates y con para otros lectores, dar forma a una práctica privada tal como resul-
otros textos dedicados a la literatura europea. Así, por ejemplo, en ta en nuestros días el hábito de la lectura individual y silenciosa para
uno de sus más recordados ensayos, y tras examinar ejemplos toma· que pueda a su vez ser compartida por otros.
dos de la obra de varios posibles precursores de Kafka, concluye No me refiero solamente a que con enorme frecuencia el primer
Borges: detonante de un texto. ensayístico sea la lectura de otros autores y
obras que un determmado lector en posición de autor decide
Si no me equivoco, las heterogéneas piezas que he enumerado se parecen a comentar, sino: más radicalmente aún, al modo en que el ensayo se
Kafka; si no me equivoco, no todas se parecen entre sí. Este hecho es el más da desde su ongen como un quehacer ligado al continuo entre lec-
significativo. En cada uno de esos textos está la idiosincrasia de Kafka, en tura Y .escritura. El ensayo es de algún modo hijo de la lectura, surge
grado mayor o menor, pero si Kafka no hubiera escrito, no lo percibiríamos; a. partir de su ejercicio: Montaigne anota, glosa, celebra o critica a
vale decir, no existiría. El poema Fears and Scruples de Robert Browning pro- diversos autores, dice ir de la mano de su propio libro y, gran defen-
fetiza la obra de Kafka, pero nuestra lectura de Kafka afina y desvía sensible- sor de la observación y la experiencia, observa al mundo desde el
mente nuestra lectura del poema. Browning no lo leía como ahora nosotros propio mirador, que no es otro que el de una biblioteca, y consigna
lo leemos. En el vocabulario crítico, la palabra precursor es indispensable, ese ~undo en un libro. El ensayo es hijo de la escritura en lenguas
pero habría que tratar de purificarla de toda connotación de polémica o de vernaculas (Montaigne, Bacon Galileo no escriben sus textos en
1 , . '
aun sino en la lengua materna). El ensayo es además un libro hecho
mundo Y un mundo hecho libro. El ensayo vive entre libros y su ejer-
88 "S'·
eame perrrun. ida aqm, una confidencia, una mínima confidencia. . D u r.u111.
muchos años, en libros ahora felizmente olvidados, traté de redactar el sabor, la esencia
de los barrios extremos de Buenos Aires; naturalmente abundé en palabras locales" (pP· 89J .
270-271). orge Luis Borges, "Kafka y sus precursores" (1951), en O.C., vol. 11, PP· 89-90.
108 ABRIR EL ENSAYO
109
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cicio de libertad es muchas veces un alzar vuelo a partir del impulso encontramos así ante la posibilidad de que el ensayo contemple, en
que brindan otras lecturas. su propio modo de plantearse, distintos tipos de lectores, como hay
Por otra parte, como veremos en detalle más adelante, el ensayo distintos tipos de diálogos, más o menos personales, más o menos
es la escritura de una lectura y la lectura de una escritura. Es enor- íntimos, en una gama que va de la información fría a la comunica-
memente frecuente que un ensayista construya.su texto a partir de la ción más o menos convencional o estandarizada, y de ésta a la parti-
lectura, discusión, crítica, recreación de otros textos. Es que se trata cipación plena en una experiencia es~étic_~ comp~rtida. Y es precisa-
muchas veces incluso de la performación del acto de lectura. Se ha mente a partir de la etapa en que la difusión del hbro y de la prensa
discutido hasta qué punto el ensayo de un autor sobre otro autor periódica plantean la emergencia de una nueva forma de público
logra alcanzar forma autónoma o hasta qué punto se adhiere de cuando el escritor se ve obligado a repensar una experiencia que
manera parásita o se deja contagiar por la forma, el hilo de los temas, Montaigne pensó originariamente como individual y exclusiva a la
los motivos, del libro al que se dedica. Los grados de relación entre vez que universal, a la luz de la emergencia de ese nuevo sector que
ensayo escrito y texto citado varían desde la cita fiel, la glosa, hasta Virginia Woolf identifica con el nombre de "lector común". Daremos
formas tan audaces como el diálogo comprometido al punto de a continuación un ejemplo de ello.
hacer propias las ideas de los otros, o bien, en el otro extremo, su Rosario Castellanos escribe "Virginia Woolf o la literatura como
presentación como debate, refutación, reacción indignada ante otras ejercicio de la libertad". Su texto se incluye en una colección que
posturas consideradas erróneas, de modo tal que las diferencias de lleva por título juicios sumarios y como tal combina en nueva expre-
ideas pueden llegar a representarse incluso como luchas simbólicas sión la idea de 'juicio" como quehacer propio del ensayo con el cali-
de marcado dramatismo. ficativo de "sumario", esto es, breve y sintético, que prescinde de
La gradación incluye también el comentario íntimo, casi secreto, muchas de las formalidades que demandan otras modalidades de jui-
del ensayista que siente una intensa participación con las palabras de cio en el ámbito del derecho.91 Pero a su vez este primer libro de
otros autores que propician una experiencia humana ética y estética ensayos recoge sus trabajos como periodista cultural, de tal modo
profunda (Borges se enorgullecía más de los libros que había leído que se hace ya en ellos presente el desafio de traducir sus propias
que de aquellos que había escrito), hasta el comentario crítico, obje- experiencias íntimas de lectura en textos destinados a un nuevo sec-
tivador, que toma distancia del autor al que se refiere. Y a ello se aña- tor de público.92
den varias posibilidades de diálogo y escucha: el ensayista puede Aunque la decisión de citar primero algunos rasgos biográficosde la
tener en la mira a un lector no menos íntimo, familiar, casi secreto, autora inglesa y analizar algunas de sus obras nos parezca natural, debe-
que se confunde a veces con la proyección de su propia imagen, o
91 Rosario Castellanos, juicios sumarios, México, Universidad Veracruzana, 1966,
puede apelar a un lector sin rostro específico, como lo es el público
pp. 331-346. Esta antología de ensayos agrupa en distintas secciones los textos dedica-
de una revista, o bien a un lector universal, ubicuo. dos a la literatura mexicana, latinoamericana, española, francesa, alemana, inglesa,
Puede también en muchos casos lograr el ensayista un tono de japonesa, y se cierra con una serie de reflexiones sobre literatura en general que rema-
informalidad y confianza tales que él mismo, el autor del texto ta con "Una tentativa de autocrítica", Siguen a esta primera colección de ensayos Mujer
comentado y el lector encuentren un nuevo espacio simbólico para que sabe latín (1973), El uso de la palabra (1974) y El mar y sus pescaditos (1975), además
de muchos ensayos todavía no recogidos en volumen.
la charla íntima e informal entre amigos. Tal es el caso de la obra de 92
Además de gran poeta, novelista y dramaturga, Castellanos se dedicó al perio-
Rosario Castellanos, quien a través de este género "cultiva un espacio dismo cultural: publica en Novedades, Excélsior, Revista de la Universidad de México, La
íntimo en el cual comentar una variedad de tópicos, caracterizado palabra y el hombre. En ensayos como "El escritor y su público" reflexiona ampliamente
por frecuentes diálogos interiores con los lectores con quienes com· sobre su labor como escritora y el ejercicio de la inteligencia: "A fin de cuentas,la lite-
parte particulares formas de instrospección y confidencias".9 Nos º ratura es una actividad intelectual y por lo tanto actúa con un instrumento muy deli-
cado, muy preciso, al que cualquier conmoción desajusta y cualquier presión disloca:
la inteligencia" (p. 193). Y reflexiona sobre la paradoja que genera para el escritor su
90 Son éstas las palabras de Jennifer Farrar, en la entrada que dedica a Rosario OIS- necesidad de soledad y las demandas de la plaza pública: "en la soledad el escritor se
tellanos en Encyclopedia of the essay, ed. cit., p. 161. enfrenta directamente con los hechos" (ibid.).
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ABRIR EL ENSAYO

mos recordar que se trata ya de una elección y una selección de temas pretativa. Castellanos conocía muy bien a Simone de Beauvoir y
así como del tipo de enfoque y la serie de rasgos que se sacarán a la luz. Simone Weil, y se había dedicado a analizar la obra de varias escrito-
Hay ya entonces en la selección del tema una primera indicación res. ras como Sor Juana, Gabriela Mistral, Emily Dickinson y la propia
pecto del punto de vista y de la posición crítica adoptada por un autor Woolf, de tal modo que ya, en opinión de la crítica, este primer libro
en el campo simbólico de debates, que se verá enriquecida cuando evidencia interés en cuestiones de "ideología cultural y género".93
sepamos de la interpretación del asunto que está llevando a cabo el Hacia el final de su propio ensayo, Castellanos menciona aquello
ensayista. En cuanto lectores debemos tener conciencia de que la pro- que considera el "feminismo bien entendido" de Woolf: retomando las
pia elección y presentación del tema por parte de un autor ejerce ya en reflexiones de la escritora inglesa sobre la Antígona ("no es mi carácter
nosotros un primer efecto de desautomatización y extrañamiento. unirme en el odio sino en el amor") y los deberes del individuo para
A Castellanos le interesan particularmente los móviles de la escrin, con su sociedad, se preocupa por la relación de lo privado y lo público
ra de Woolf -"los móviles para una dedicación tan sin tregua"- y las y el problema de la libertad: "A esto, pues, conduce un feminismo bien
claves de su trabajo como escritora: "un instinto explícito de conserva- entendido: a hacer de las mujeres colaboradoras eficaces de los hom-
ción" y otro, no menos "urgente" y "aguijoneador": "el instinto de bres en la construcción de un mundo nuevo, luminoso, habitable para
defensa ante la fragilidad de la propia constitución, ante la lucidez y la aquellos en quienes lo mejor de la humanidad se manifiesta; la inteli-
'inhumana severidad' de su mente". Nótese cómo las propias palabras gencia, el amor, !ajusticia, la laboriosidad" (p. 346).
de Woolf se combinan con expresiones y modalizadores que dicen a la Como muchos grandes escritores de su época, Castellanos contri-
vez de la autora inglesa y de la lectura que Castellanos le dedica y buyó no sólo a divulgar para nuevos sectores de público la obra de
reconfirman el sentido de su elección. Castellanos vuelve a dar vida, otros grandes escritores universales, sino también a normalizar un
mediante la lectura, la experiencia plena de Woolf. La literatura se tipo de lectura, representativa de un tipo de abordaje que fue fre-
muestra para la autora inglesa, en un texto de 1931, como "un instru- cuente en toda una generación de ensayistas que, particularmente
mento de liberación propia". Interesa además particularmente a Cas- en los años sesenta, se dedicó a hacer un relevamiento de los grandes
tellanos el momento en el que esa búsqueda de libertad individual se autores extranjeros en una época boyante para el mundo editorial
convierte en "un instrumento útil también a los demás, cuando Vir~- latinoamericano, cuya creciente densidad de materiales y prácticas y
nia alcance la experiencia de la solidaridad en el desamparo, en la cuya expansiva integración de actores (autores, editores, traductores,
injusticia, en la brutalidad de ciertos hechos" (p. 334). El ensayo de lectores) se vieron acompañadas por la proliferación de redes simbó-
Castellanos se dedica, además de La muerte de la mariposa nocturna, a
otros dos de los grandes ensayos de Woolf, Un cuarto propio, de 1929, y 93 Éste es el juicio de Myralyn Allgood, citado por Jennifer Farrar en la entrada
sobre todo Tres guineas, de 1938. Vuelve al tema del "genio creador", dedicada a nuestra autora en la Encyclopedia of the esSa)'· En rigor es a partir de fines de
que para Woolf es un instrumento excesivamente delicado, muy sus- los años setenta cuando se empieza a consolidar la crítica literaria feminista propia-
ceptible de padecer las condiciones y variaciones de la atmósfera que mente dicha. Así lo muestra Nora Catelli en 'Teoría feminista y experiencia literaria",
lo rodea e inepto para soportar, ya no la hostilidad, sino incluso la falta Punto de Vista (Buenos Aires), núm. 71 (2001). Una de las principales premisas de
dicha orientación crítica es que "en la literatura escrita por mujeres hay un suplemen-
de estímulo, de aprecio, de elogio" (p. 337). to de significados ocultos tras su sujeción a un supuesto canon patriarcal[ ... ] y que es
Si una hipótesis precipitada podría hacernos pensar que encon posible verificar esos significados ocultos en cualquier texto [ ... ]". Plantea además
traremos en Castellanos un ensayo de autora feminista dedicado a Catelli que dicha crítica se dedicó a consolidar un dispositivo de interpretación trans-
otra autora feminista, en la práctica asistimos a una preocupación no versal -Ja crítica feminista- "para el que la crítica u-adicional no había sido pensada ni
diseñada", y dio como resultado dos modelos básicos de análisis: el circular­ejemplari­
menos intensa por los móviles de la escritura y el compromiso del
umte, en el cual Jo femenino es punto de partida y de llegada, y el estilistico­genérico, para
escritor con la libertad. Se trata sin dudas de un ensayo precursor de el cual lo femenino es fundamentalmente el recorrido. En el caso del ensayo que nos
la gran ensayista feminista de décadas posteriores, en la que se inscri ocupa se trata de un trabajo precursor, si se quiere, de los tratamientos feministaspos-
birá su propio Mujer que sabe latín. Incluso en las preguntas que Cas· teriores, en el cual confluyen los dos esquemas anteriores aunque subordinados a un
tellanos hace a Woolf encontramos el germen de toda esa línea ínter· problema de orden general: la escritura y la libertad.
ABRIR EL ENsi\\'()
¡\BRIR
EL ENSAYO 113
112 . prólogos, notas críticas, reseñas,
ornentanos, en, neo
. es Ja permanente ratificación
. , . de un contrato de dºta'J ogo y
ciones, c , o yo n el seno de un espacio pubhco habitado por gru d
licas: tra d u C isrno fenornen . l ectura esectores inte 1 ectua 1 es mas , pos e
daban cuenta del rn debate, . . o menos formalizados •
estruct
u ras
timiento, insutuc10nes: e 1 ensayo no es sólo el despliegue d 1
de sen ., d . . b, . e
ino Ja postulac10n e un recmto srm ohco donde se reúne
te"to si . una
. de lectores dispuestos a dialogar y debatir en una atmósfera de
CRÍTICA sene. ientos y opm1ones· · 1
pura l es.
EL ENSAYO Y LA . . senurn , e ,
f ndamental si el ensayo tiene un Nos encontramo~ ~qm con otro renorneno de enorme interés: el
b en un texto u . . d l e a
ká s se pregunta a , ·ta subsid1ana e a rorrna a cu"" scritor como crrtico, esto es, aquel que habla de literatura no en
L u ac . , sólo paras1 0 . '" de 1 e especialista d e l am , biito aca déerruco
· smo·
forma propia o si esta es . , es particularmente pertmente para el en cuanto creador
. E ta cuesuon . . M' , cuan to . ·
crítica se aplica. s d. la crítica hterana. as aun, podemos Tomaremos un ejemplo procedente de nuestro ámbito cultural:
se de ica a . l e
caso del ensayo que . ún rnás las cosas, si a rorrna artística "El elefante y la cultura" (1981), publicado en Contra viento y marea
complicar a d fi
reguntarnos, para , nticipada no que a ya pre 1gurada Mario Vargas Llosa.94 El tema general del ensayo y el hilo con-
P 0 no esta ya a ' • por l d. · b ·
específica del ensay . , d 1 rnundo de la obra que nos ofrece la ductor que engarza os 1stmt~s su temas y citas que lo integran es
por Ja forma de ~aptaoon e recurrente en la obra del escntor peruano: la necesidad de supera-
mirada del ensayista. d el ensayo incluye la crítica como su ción del provincianismo cultural. Como se ha dicho ya, a través de su
d · que cuan o
Podemos ecir "segundo piso": el ensayo se mueve te"to todo autor construye y confirma una filiación estética e ideoló-
. h se pasa a un •
prop10 que acer . y se desplaza permanentemente entre gica específica: en este caso, sabemos que la obra toda de Vargas
. ¡ , en dos ruve 1es,
por decir o asi, que se precisan mutuamente: mosn-, Llosa, desde sus grandes novelas hasta sus ensayos, sus artículos
os tres esca 1ones .
cuan d o men ., , . E,ste es otro de los sentidos de aquello periodísticos, sus in~~rvenciones en los deba.tes políticos, ha sido una
., . t rpretaoon y cnuca.
non, m e d "l esencial heterogeneidad del ensayo". Se continua confirmaoon de una voluntad de msertarse en discusiones
ue hemos llama o a
q , e , en el que el carácter del ensayo como obra más amplias que superan las restricciones nacionalistas y regionalis-
genera aqm ., "
un 1enomeno
"
. . .
tadora de una forma s1gmficauva especifica
,
tas y que buscan un horizonte de sentido universal. Recordemos tam-
de creaoon opaca , por ,, .
, t de obra "transparente que remite al mundo bién que para el autor es una constante la apelación a antítesis y
alterna con su carac er .
a través de Ja crítica y que no sólo tiene como objeto ?tro(s) texto(s) estructuras bipartitas, ostensible en novelas tan tempranas como La
sino que también apoya su propia fuerza demostra~va en la forma tíaJulia y el escribidor ( 1977) o tan recientes como La fiesta del Chivo
significativa que Je da sustento. Lenguaje y forma .dejan d~ s~r mera (2000) o El paraíso en la otra esquina (2003), y evidente también en su
instrumentalidad para alimentar desde su propia especificidad al obra de análisis cultural y político.
ensayo crítico al que dotan de una particular legalidad. , La elección de una clave interpretativa y constructiva a la vez como
Cuando el ensayista se dedica a la crítica se configura ademas ~na lo es la presentación de un tema a través de la convivencia y tensión de
nueva imagen del lector: no se trata de un público especializado sino pares y la presentación en paralelo de experiencias diversas (contras-
de esa "generalidad de los cultos" a que alude Eduardo Nicol, port~· tantes aunque no necesariamente opuestas) le permite lograr una
dora de un patrimonio cultural y una capacidad crítica que le penru· forma de presentación y de ordenamiento de los temas que resulta
tan discernir, a partir de las declaraciones más o menos explícitas del particularmente dinámica y ligera así como alcanzar una determinada
ensayista, pero también de sus guiños y el sutil empleo de metáfora, forma de estructuración de los textos que remite, desde su especifici-
ironía y paradoja, el propio recorrido intelectual que se está llevando dad, al mundo. Más aún, esta dinámica apoyada en la bipartición nos
a cabo. El autor del texto prepara a la vez que postula la existencia· de. presenta también la posibilidad permanente de poner en relación
este tipo de lector, capaz de atender a sus ideas, a su "firma", y segun;
sus menciones a las cosas de la cultura y del mundo sobre las que e 94
Mario Vargas Llosa, "El elefante y la cultura", en Contra viento y marea (1962­
ensayista abre un juicio: desde un punto de vista pragmático el ensa· 19
82), Barcelona, Seix Barral, 1983.
ABRIR ELE
NSA'r\) ABRIR EL ENSAYO
115
114 s relacionables, no menos Col todo a que el propio ensayista traza y recen tr
. no rneno . bl ºca. so b re , d . s uye cnncam
,.
do ·. dos senes d sde su irreducu e especificid liación a traves e su escnto y gracias a él se. . . ente
rnun · rnpre e a(!
texto Y l lo aunque sre .1· r traer a presente, observac· . esa afil , . bé 1· inserta y ahha e 1
n para e ' tua iza , •on ía genealog1a sim o rea -y desde luego que . bi n a
b1e~~ tor comienza por ac u vez extensivas a su propia crítica e1 P rop1 ambas c01nc1den,
. .
el hecho de que el ensavista 1 .
' Sl ien en rnuch .
os
au autores, que hac~ a ds·scusión sobre el nacionalismo de 1ª' casos d
rnemente elocuente e su autopercepción intel . 1
t : as trace resulta
, .
de otros as1 la i , d · · 01 enor , . . ectua y estética
. . · srno. Extrae , una categona ecrsiva para la e
rovinoam h , an de e 1 P rosigue Vargas Llosa su cnuca de la idea de cultu "d . ·
­Ó.

til).
p 'rnbitos que aci l a dentro de la case 1 de los Pro. . d " f
" y "emancipa as , con rontadas en nuevo par de 0
ras epend1en-
rnuchos a loca a tern . d Vin. tes puestos, y nos
. rnericana y co d lo otro. A partir e esta recateg . ntramos ahora co 1ocados en un campo de discusio' •.
ca latinoa d chazo e . d . or¡. ene O , n po 1 ruca con
. . smos y formas e re xirnación a otro upo e discusione epresentantes de la leona de la dependencia Como
1 os r pue de verse
ºª1:1~
zacio
n del terna y su a pro la e' poca en que el autor peruano está~
ll' · , n para . .
, ·
­Y aunque muy poco despues reg~ese Vargas Llosa al terreno de la lite-
l namente en ebu icio ible pasar de inmediato a exammar el sig
p e ibi endo le resulta pos1 l árnbito de la cultura y criticar . ratura-, es frecuente
. en el ensayista . ese paso y permanente tr as1ego .·

escn 1 ' . l°srnO en e id Su del campo estnctamente 1.iterario a otros campos de debate ideológi-
1
ºficado del naciona d entalmente, "en consi erar lo prop·i
ni 1 · te fun am . o e0 , P olítico, cultural.
. . Pasa luego
, . Vargas Llosa una vez más al domm10 ..
trechez que cons1s ' . ble y lo extranjero un desvalor alg del quehacer literario: un ámbito que le resulta el más afín. 0 e este
es ' ·1ncuesoona . • o . .
un valor absoluto e obrece 0 degenera la personalidad espirj. rnodo, en un nuev~ movimiento. 11 e~a a la cuestión literaria. Pero, más
ue amenaza, socava, emp aún, es sólo a partir d: ~a especificidad del fenómeno literario como
q , " (p 440). . d l . l' se puede repensa~ y criucar el reduccionismo nacionalista.
tual de un pais · yo· la críuca e naciona ismo cultu.
, l rneollo de 1 ensa . ,
Se llega asr a íuicio una categona que por muchoi Trata en particular a uno de los máximos representantes del
. r someter a J h
ral comienza po , ica y se muestra a ora como margin~ campo literario hispanoamericano, Rubén Darío: "¿Es posible conce-
años resultó central y hegemom bir un poeta más 'dependiente' y más 'colonizado' por modelos
y provinciana. . nocidos y condenados por el hombre extranjeros que este nicaragüense universal?". Siguen varias observa-
. , a a1emp 1 os co
La ape l ac10n ción de casos de fanatismo de uno u ciones notables que refuerzan esta intuición básica, y apoyan su cons-
y la enumera
:.i
, . . .
contemporanae 0 .. ºlustrar las que considera distintasñ, tatación de que Darío no acabó en simple epígono y representante
. r
otro signo po tuco
. le permiten l
. , nasa de inmediato al tema del nacio de una poesía subdesarrollada y dependiente:
isrna aberraoon. ,.
mas d e una m , del tercer mundo y subdesarrollada
nalismo cultural en los p~ses trºdencia y tiene más adeptos". Critica Todo lo contrario. Utilizando con soberbia libertad, dentro del arsenal de Ja
" edica con mas es i .
cultura de su tiempo, todo lo que sedujo su imaginación, sus sentimientos y su
don d e se pr . muchos intelectuales hgan a su vez
ente esta idea, a a que 1 " 1 liíi instinto, combinando con formidable irreverencia esas fuentes disímiles [ ...]
ar d uam ha or la "independencia cultural y a ca ca
con la _de ul.nfia l~~ f~rmula vacía, signo de incultura y fanatismo. Rubén Darío llevó a cabo la más profunda revolución experimentada por la
como sirnp i ICacion, . p or su parte poesía española desde los tiempos de Góngora y Quevedo ... (pp. 441-442).
Se afilia a la posición de dos escn~ores: Borges y az, q1:1e ~ ue ller¡
an luchado contra ese nacionalismo excluyente y miop '. q u',;,., Llegamos aquí a un punto donde el apoyo en las notas modélicas
h . ífi , mo a la asfixia ar su"
al estancamiento intelectual y c~enu_ co asi co 1 1 El hecho de de libertad y creatividad propias del campo de las letras permite a
a nuestra asignación a una mmoria de edad cu tura . 'dOI Vargas Llosa encontrar la mejor forma de crítica y contraprueba de
Y
tr dos grandes y reconoc1
d
asociar su posición a la e estos o os . 1· na iin~ la que considera miopía nacionalista. Se produce así una inflexión
. " logía" e interna izar u
escritores le permite trazar una ge~ea . . al los crític~ en el texto y es el propio ámbito de la creación literaria el que per-
gen del campo literario en la que tienen lugar pnncip mite ahora sustentar una nueva interpretación del problema del
del nacionalismo cultural miope. os re& nacionalismo. La referencia a varios grandes de la literatura: Macha-
,1 . 1
Me interesa subrayar este u umo e eme
nto: no nos estarn
· . en uni do de Assis, Vallejo, Paz y Borges, muestra el beneficio de los cr~ce.s Y
riendo solamente a la posibilidad de colocar a un ensayista. sino las influencias que permite a su vez trazar una "variopinta Y fantástica
, . ,, d t es e influencias,
tradición y en un "cuadro genea 1 og1co e au or
ABRIR El EN
116 81\\•o AJ3RIR EL ENSAYO
,, pera ampliamente todos los límites g 117
a cultura 1 que su . . eofrr· s lectores podemos o no compartir q 1
geogr afi . 1 fanatismo nacionalista, o a. q ue 1 o tratar de rebatir, · ' ue os lect
pero que se nos m ores podemos
líticos impuestos por e .
fiico-po . t ndente apela el ensayista a dos metát ¡oc lus 0 uestra como atendibl
Tras este giro con u . " oras. ucivante. ey
. ventanas a todas las cornentes y est1·111 · ca R gresando al orden argumentativo del t
· "abrir puertas Y ul· e . exto, verem
sugiere . . , d las ideas". Apertura y libre circulación d ar , . a del dogmatismo, el burocratismo y el . os que a la
"la libre orcu 1 acion e . ., an la crtUC control ide 0 I' .
iten rematar la oposic1on cerrado-abierto o sigue un nuevo tema de reciente data· 1 d . og1co del
clave al ensayo Y permi · . que Estad · e e la 1mp · ·,
t do el texto. En otro mve 1 , apertura y hbre ci duetos seudoculturales por parte del mere d o~1c1on de
campea y verte bra o . rcu. 1
., f traducen su propia postura respecto -de la eco P ro e comunicac10n,
. .,
con a cuota de conform·
a o y los medio
s masi-
.
lacíón re uerzan y . b no. vos d . , . ismo, chatu · 1
, líti pero a la vez se aphcan a los de ates sobre la p . indigencia artisuca, pobreza formal y mi . ra 111 te ec-
rrua y 1 a po i ca, Am , . os; rua 1 , isena moral
ción del intelectual y el hombre ~e letras en . enea Latina, cuyo eiados. Concluye con la propuesta de un p que traen
ap ar :J • • • , rograma para . 1
u e hacer considera inserto sin mas en el de la li tera~ura universal, waies, técnicos, artistas y c1ent1ficos, y en general ara mte ec-
urales de todo orden: P 1 os producto-
q este mo d o, al mismo tiempo que propone
De . . una mterpretacr·.on res e ult
sobre el campo intelectual y el campo ~it~~ano y elabora una crítica
de la cultura, constituye su propia afiliación como creador y corno asumir nuestro tiempo, comprender que la vida cultu 1
. id ra no puede ser ho
crítico en los debates sobre el nacionalismo. . como ayer, una acuvi ad de catacumbas, de clérigos 0 ac d . . y,
a em1as, smo algo a lo
No pueden comprenderse a fo~~º. las tesis de V~rgas. Llosa sin q ue puede y debe tener acceso el mayor número. Una vez mas, , ,
la poes1a es
atender al propio despliegue de su JUICIO sobre el nacionalismo, que modelo para la cu 1 tura: un mundo en el que como qu , L ,
' ena autreamont para
podemos 0 no compa~tir, pero ~ue el autor construye _de m~nera la poesía, la cultura sea por fin de todos hecha por todos
' Y para todos (p. 443).
convincente. Este despliegue remite, a su vez, como quena Lukacs, a
una serie de "valores juzgadores" que se albergan en el entramado Al cerrarse el ensayo nos reencontramos con el sentid d 1 ,
·, · d l · . . o e titulo: el
del texto y lo explican, al modo de esa "caja negra" a que nos hemos elefantiasico peso e a ruana, 1 os preJmcios' la burocrac·ia, 1 os mtereses
.
ya referido. Si el movimiento se demuestra andando, el principal del Estado, se opone a la levedad, al vuelo, de una cultu .
. ·1 d . . ra necesaria-
argumento de prueba contra la miopía nacionalista radica en el pro- mente a bierta ,y venn a a cuya creatividad quiere alzarse sobre 1 os as-
1
pio texto de Vargas Llosa. Considero que en la mención de Darío, o tres y la cerrazon. La clave del trabajo crítico se encuentr a asi, dentro y
más precisamente en la imagen del poeta tal como la reinterpreta fuera de 1 texto a 1 a vez, en cuanto el esfuerzo interpretativo llevado a
nuestro autor, radica esa clave donde Vargas Llosa encuentra y fonda cabo se corresponde
. . con una regla interpretativa que el ensayista · des-
al mismo tiempo los ''valores juzgadores" que lo llevarán a repensar cubre anticipadamente
. en el mundo "exterior" al texto ·
y persigue en
el nacionalismo desde los fueros de lo específicamente literario con­ sus resonancias.
cebido con un alcance universal. La mención de Darío reviste así una
enorme importancia en cuanto permite a Vargas Llosa reinterpretar
una tradición y una genealogía en la cual se inserta su propia obra, y
en ella radica esa clave donde encuentra y funda al mismo tiempo los EL ENSAYO COMO EJERCICIO DE RESPONSABILlDAD

''valores juzgadores" que lo llevarán a repensar el nacionalismo desde


En l ,J · -
los fueros de lo específicamente literario con perspectiva universal. os u timos anos se han planteado nuevos desafíos al ensayo. Por
10
A través de citas, ejemplos, remisiones a otras discusiones y otros pronto, se ha agudizado la tensión entre la forma de la moral y la
textos de la literatura universal, y a través de la representación, críti moral
d de . Ja forma · D e este mo d o, e l pro bl ema de la responsabilidad
..
ca y reducción al absurdo de las posturas antagónicas, pero sobre el e~sayista pasó a plantearse como constitutiva del género.
todo a través del hallazgo de una forma específica en la cual la regla Así .lo muestran las reflexiones de Juan José Saer, escritor argenti-
no radicado
. en p ans
- y recientemente
· desaparecido, eximio novelista
es la antítesis inclusión versus exclusión, es decir, la antítesis de una
Y ensayista él ·
antítesis, es como Vargas Llosa logra ofrecernos una crítica plausible, mismo, en algunas de cuyas obras es dificil deslindar
e'
ABRIR Et
118 , .\)'¡¡
. afi víaie: tal es el caso de El no sin . 119
·,
ensayo, ficcion, a
utob10gr ª Y :.r •
, oslo sin forma preCtsa, propenct·
otifi<1t
. na d o Y
razonante a concluir antes que la de ..
rno trac1on d
representarn . d l . tend se congele. que e cerra,
" ... y tendemos~ ar Esa impresión viene e a expenencia dir o da Y ·, hi , .
A sí Ja presentac10n is tonca y lineal del bl
vagamente a lo circul . lándolo porque sus límites se co e te. ~ • pro ema q ..
.ramos contemp ' ,, 95 , 1 n,un su ritmo acompasado la marcha expan . . ' ue •mita
ta, cuando es . del horizonte... . Un títu o y una idea · con . iva e inexo bl
1 1 der de la burocracia y el mercado -instancia ra e del
den con la línea orcu ar van a preguntarnos por analogía 8¡ nª ta. p ºprosa de todos a la que plantean u exigenciasque el a~oderan de
· s que nos 11 e o es Ja exc u 1vas-
mente sugesuvo género sin orillas. rensión con la ruptura de esa temporalidad • entra
, d 0 el ensayo un . en ., d . , con el asomo
de algun rno . esta sección dedicarme a otro texto d omentos de transgresion, e liberación de la pro d a
· r mi parte en el JTl • l h sa, e su recup
. Quiero po el ue lleva a cabo una justa defensa del ensayo y de ión mediante e que acer del escritor y el tr b . , . · e-
ra C . a ajo art1st1co del
mismo autor, e~ q lib dora respecto de otras formas en pr
fu eauva y i era Osa JeoguaJe·
su e.rza c~bl l exacerbación del fenómeno de apoderamiento
s er es sensi e a a ., de la prosa por parte d e l os aparatos de Y
ª .
amenaza de diso 1 ucion . dd 1a E n la segunda mitad del siglo XIX, por obra de algunos gran d es poetas las
o y de allí la necesída e acentuar la cuota d fronteras entre prosa y poesía se borran o se confunden . ' ..
propaganda y e 1 E stad ' . e . . , . • con 1 a mtenc1on
·1·dad que toca al respecto al ensayista. recisa de transgredir en forma SJstemat1ca lo vicios p ...
responsa 1 lb . d · d · · P • , • • ;¡ rCJUICJOS de orden
"La cuesuon . , d e la prosa" es un texto estma o a .criticar el claridad, coherencia lógica y pragmatismo que consútuycn d sel . '
• e e •empre
emp l eo ms. tr um en tal y utilitario que se hace en la actualidad , de 11<1.. ~~~~~~~~ '

prosa, d enunc1 iarlo , mostrar sus límites ., y, sobre .todo,


. los limites
. que
ella impone al escritor, pero tamb1~n l~ potenc~ahd.ades hberadorai El pragmatismo es sin duda el más característico y el que fund .
' amen ta, onen-
que la prosa misma tiene.96 Autontansmo, ~fic1~nt1smo, prag~atis- ta y resume a todos los otros. Debemos entender por pragmau·
., , . · smo una espe-
mo, unidímensionalidad y, sobre todo, obe~1encia ª?~oluta al 1mpe. cie d.e concepc1~n econormca de la prosa, fundada en la noción de cantidad
rativo mercantil de producir el máximo de información por el mín, Y calidad de sentido que un texto debe suministrar · Más eam · · d .
amomun ­es ec1r
mo de palabras, obligan a la prosa a identificarse con los dictados del más . rentable-
. es una prosa
. cuando mayor
. es la canúdad
· d e senu o que'
id
Estado, la burocracía, la jerga comercial, los catálogos y artefactos surmrustra, n_iayor la cahdad de s~ sentido en lo que atañe a su claridad, y
informativos, y constituyen hoy para el escritor una ley a transgredi; may~: la rap1de~ con que ese sentid~ es aprehendido por el lector. La per-
una barrera a romper. fección de esta formula la alcanzan laJerga periodísúca y todas las normas de
El texto se abre con un juicio demoledor: "Prosa: instrumento del corrección de estilo que imperan en los lugares por donde transita lo escrito,
Estado", a partir del cual se despliega una discusión sobre el uso ins- ~onde se.~rodu_c~ y se. consume masivamente prosa; editoriales, agencias de
trumental del lenguaje que la prosa artística misma del ensayo irá mformac10~, rmmsterios, etc. Como para cualquier oLra mercancía, la prue-
minando en su desenvolvimiento textual, en una especie de guerra ba, de la calidad del sentido está dada por la funaonalídad, que es la forma
de zapa. mas clara de la razón de ser de un objeto (pp. 60-61).
En un primer nivel discursivo, el texto avanza, ordenada, inexora-
blemente, hacia su conclusión. El ensayista aborda temas como nove· Con un sutil tamiz irónico se narra el "destino manifiesto" de la
la, realismo, prosa. Pero en otro nivel, más profundo, oculto, noctur· prosa instr_ur:iien tal, su avance inexorable avalado por el triunfo de la ley
no, la voz poética, el juego de palabras, el enojo, la pasión, el insulto, de la. a~m1mstración pública, la rentabilidad y el utilitarismo. La reso-
el azar, van corroyendo, minando, la marcha lineal de la prosa, inau- nancia mterna de términos como cantidad calidad claridad funaonal»
dad h ' ' '
guran una Y otra vez su propia transgresión y obligan al discurso razO' . . ' ace coro al paso avasallador de la lógica del mercado y la conver-
sion de la prosa en objeto de consumo y comunicación de mensajes
medible por su fi . . . . .
e ciencia y su capacidad mstrumental: la prosa es siem-
: juan jos~ Saer, El rio sin orillas, Buenos Aíres, Seix Barral, 1991. .
.Jua~ j~se Saer, "La cuestión de la prosa", en La narración­objeto, Buenos ¡\Jrt:S. _pre. vehículo
· d e comumcac1on· · • de otra cosa, es el empaque prescm· dibl
1 e
Grupo editorial Planeta-Seíx Barral 1999 55-61 . nuentras mas' . l eve y economico
, . mejor- . d e 1ideas comunes e mstruccio-
. .
' 'pp.
120 ABRIR EL ENSAYO 121
ABRIR EL ENSAYO

nes estandarizadas. Es posible, sin embargo, seguir postulando una libe.


ración del escritor respecto de la prosa. Saer toma dos ejemplos límite: 1 ensayo cumple con los rasgos propios de la obra artística; tales
;00, por ejemplo, para N~~son Go~dma~, den~idad .s,intáctica, de?-
sidad semántica, saturacion relativa, ejemplificación, referencia
La poesía moderna se ha liberado sacrificando a casi todos sus lectores múltiple y compleja. Adelantamos también que, en cuanto desplie-
(según los que juzgan la pertinencia de un texto por la superioridad numé. ue de un proceso de simbolización, el ensayo obedece a una ley
rica de sus compradores), de esa servidumbre ideológica[ ... ]. La narración, ~ultural y social que él mismo ejemplifica. El ensayo se apoya ade-
en cambio, arrastra todavía el lastre que supone la confusión de géneros, es más en los grandes resortes y recursos del decir productivo: capaci-
decir la atribución del pragmatismo de la prosa, de gran utilidad para los dad polisémica, metafórica, simbólica. El ensayo es, en su más alta
productos de consumo, a la actividad narrativa en su conjunto (p. 61). · expresión, trabajo artístico sobre el lenguaje, voluntad de estilo,
poética del pensar.
El final del texto -un texto en prosa que se exige a sí mismo su Los grandes ensayistas despliegan además todas estas posibilida-
propia superación, su propia autocrítica, su propia obligación de des en una poética del pensar enormemente rica y sugestiva. Tal es el
romper límites- retoma el vínculo de la prosa y la narrativa: caso de la obra de Tomás Segovia. Atendamos a su más reciente libro
de ensayos, Recobrar el sentido.97 Reparemos por un momento en el
Demás está decir que esa atribución es abusiva, por no decir autoritaria. La propio título: tomado de una expresión común, "recobrar el senti-
tarea principal de todo narrador consiste, por lo tanto, en invalidarla con sus do", que se refiere al acto de volver en sí después de un estado más o
textos:la prosa no es el medio obligatorio para ello y, si la utiliza, el narrador menos pasajero de inconsciencia, el título evoca una cuestión mayor
debe tomarse la libertad de transgredir, cuando lo crea necesario, sus dicta- que sólo se podrá reconocer después de la lectura del libro y del acer-
dos. De la lucidez con que encare su tarea dependerán la persistencia y la camiento a las ideas de Segovia, para quien el sentido es la piedra
renovación del problemático arte que practica ( ibid.). angular de la interpretación del mundo. Sentido, a diferencia de
mero significado,' se asocia en Segovia al problema del valor, y éste, a
No podemos tampoco por nuestra parte caer en la trampa de pre- su vez, tiene como correlato el deseo. "Recobrar el sentido" es ade-
sentar un panorama cronológico lineal de esos grandes momentos más -y la expresión se apoya en el infinitivo-, un acto que se presen-
de ruptura, o atribuirlos a un crescendo que habría de culminar en la ta en su propio hacerse, que se despliega como plena conciencia,
actualidad. El problema del diálogo del escritor con la institución de como pura actividad reflexiva e interpretativa.
los géneros y las reglas de la poesía y la prosa es tan largo como nues- En efecto, en textos como "Divino tesoro", dedicado a Cernuda,
tra historia: sólo una simplificación extrema podría atribuirlo a un la remisión al presente del ensayo permite que se muestre una estra-
solo momento dentro de un recuento evolutivo de la historia litera- tegia de las ideas como recorrido activo, como ir y venir, con distintos
ria en el que ya resulta dificil creer. movimientos y tomas de posición. Segovia se refiere a la estrategia
interpretativa con expresiones cinéticas como "pasar a otro nivel",
"dar un paso atrás", "subir un escalón más" (pp. 58­59), de tal modo
que el acto de reflexionar y entender el mundo se traduce en una
UNA POÉTICA DE LA INTERPRETACIÓN serie de recorridos: el movimiento del pensamiento, el vuelo de la
mente, se convierten en dramatización de un proceso mental, de un
El ensayo no es sólo un ejercicio de interpretación ni es sólo un efi- viaje intelectual. Otro tanto sucede con la escenificación del diálogo
caz proceso de comunicación de las ideas, sino que es, más aún, Y el debate con las ideas de los otros: "aquí es donde empieza mi ver-
una poética de la interpretación, una configuración de la prosa que dadero diálogo" (p. 35), "retengamos esta sugerencia" (p. 51), etcé-
nos remite a su propia especificidad, a su propia opacidad, a su pro- tera. Es así como se representa y dramatiza la propia experiencia del
pia capacidad de ejemplificar ese mismo proceso de interpretación.
97
Regresaremos con detalle a este tema, pero adelantamos aquí que Madrid, Trotta, 2005.
122 ABRIR EL ENSAY() 123
ABRIR EL ENSAYO

vivir y del pensar, o más precisamente, el enlace mismo entre el vivir Con la misma preocupación con que Cornelius Castoriadis se dedi-
y el pensar. caal momento de articulación entre lo fundan te y lo fundado, entre lo
Pocos ensayistas como Tomás Segovia hacen evidente ese tan pro- · stituyente y lo instituido, y consciente de que no se puede nunca
fundo vinculo, esa relación entrañable, entre la toma de posición ebasar el horizonte de sentido, busca segovia
in . aranosamerite
~C.
e1 mejor
.
ante las ideas y la propia experiencia. Hay en su obra la búsqueda de ~irador para logar ~siones más penetrantes, iluminador~, compren-
un nivel fundamental, tan primero y tan último a la vez como puede sivas, a Ja vez que mas abarcadoras, generosas, comprehensivas.
serlo el basamento de la vida, de la sociedad, de la cultura (la niñez, Así, en "La palabra inobediente" se dedica a reflexionar sobre el
la palabra, el lenguaje). U na de las claves de todo ello es el gesto de problema de la representación y la delegación del poder, y para
volver a dar al valor y al sentido su lugar originario ("recobrar el sen- hacerlo apela a una comparación entre la naturaleza de la represen-
tido") y hacer de toda reflexión sobre arte y moral una reflexión últi- tación en el ámbito del poder y en el ámbito del lenguaje, paramos-
ma e íntima al mismo tiempo. El propio Segovia define el ensayo trar Ja diferencia entre las posiciones que interpretan la delegación
como discurso moral por excelencia. Pocos como él han calado tan en sentido literal y la ven como irreversible y aquellas que la contem-
hondo en el sentido íntimo y último del valor, del deseo, del sentido. plan en un sentido metafórico y por lo tanto la consideran reversible.
Y nos muestra, por decirlo así, el carácter no sólo fundante, sino tam- En otro ensayo prodigioso del mismo libro, "Tipografía y resisten-
bién universal y entrañable, del sentido. cia", Segovia muestra la correspondencia entre ambos quehaceres,
Es Segovia además un gran pensador del tiempo, consciente de en una alianza que no le parece en nada fortuita y que a su vez lo
que hay un tiempo del que se habla y un tiempo en el que se produ- conduce a meditar sobre el trabajo artesanal y su vinculo con la cor-
ce la enunciación: se puede así tematizarlo y hablar de él a la vez que poralidad y el trabajo, en franco contraste con muchas manifestacio-
reconocer que en él se da toda enunciación. De enorme fuerza nes del arte contemporáneo, que en buena medida se muestra -y
sugestiva es por ello el título de su diario: El tiempo en los brazos. para ello recurre a la interpretación crítica del gesto en apariencia
Es también consciente Segovia de que el valor retórico del ensayo revolucionario de Duchamp- como intermediación pura.
se apoya en la conciencia de una función fática, en la conciencia del Hay también en Segovia un delicioso paradojario, llevado a cabo
valor de la acción del lenguaje que implica convencer. El poder per- como lo haría la lucidez de un niño, dedicado a limpiar juguetona-
suasivo del lenguaje tiene que ver con la acción, con el valor: de allí mente lugares comunes, someter a crítica idola de todo tipo, desen-
la importancia que reviste para el ensayo la función apelativa. Para mascarar(im) posturas académicas, desmontar frases y conceptos
Segovia, el ensayo se nos muestra en sus dimensiones ética y estética célebres (tan oscuros, abstrusos y complicados como pudieran
precisamente porque tiene como correlato un valor persuasivo. serlo), para mostrarnos la más profunda universalidad y democrática
El ensayista se mueve en el ámbito de lo moral, en el ámbito de incumbencia de los problemas que son de todos y sobre los que todos
los valores, y su palabra es siempre responsable: el ensayista responde podemos hablar.
porque está expuesto a la polémica. Lo que dice remite a un mundo Hay en nuestro autor un humanismo universalizador: el de la
de valores y a la vez será juzgado por medio de valores. La sociedad palabra errante, el lenguaje, la tradición, el valor, el deseo, que nos
hace a los valores y el valor hace valiosa a la sociedad. El pensamien- alcanzan a todos y a los que todos recurrimos, aunque no seamos
to mismo es, para Segovia, hijo del deseo: primero es según él el valor capaces de traducirlos en palabras. Para mostrarlo apela muchas
y luego el conocimiento: lo que vale es lo deseado. vecesSegovia al recurso de la paradoja, que nos enseña a ver el otro
Para Segovia el ensayo es el género más propiamente moral. Todo lado de las cosas. Hay un elogio del sentimiento común, del sentido
ejercicio de responsabilidad remite a un horizonte ético: en todo acto común, del saber común, y hay un doble movimiento: la limpia y
humano hay una referencia a una instancia moral que juzga en nom- poda de los bosques cerrados que nos impiden ver las cosas con cla-
bre de la humanidad toda. Se trata de la exigencia ineludible de que ridad, y la afirmación de la posibilidad de alcanzar ese fondo común
todo acto human.o tenga que responder ante el tribunal de la humani- dehumanidad que es a la vez un horizonte amplio de sentido a par-
dad: todo acto nuestro tiene necesariamente un sentido moral. tirdel cual se pueda recomenzar las tareas de construir y crear.
124 ABRIR EL ENSAYO

Enfant terrible por excelencia, Segovia ejerce a la vez la cabal, lim-


PENSAR EL ENSAYO
pia y seductora sabiduría del niño y la traviesa capacidad de critica
regeneradora de las preguntas más hondas, inocentes, demoledoras,
que pueden hacer también los niños sabios y los sabios niños: únicos
francotiradores en un mundo de imposturas, superficialidad, olvidos
y sinsentido. Así, debates sobre la reversibilidad o irreversibilidad de
la delegación del poder, la defensa de la palabra errante, la recupe- ¿UNA MEMORIA DEL GÉNERO?
ración del deseo como correlato del valor: ''valioso quiere decir de-
seable", anota en "Con los mejores deseos" (p. 26), hacen del desear El ensayo porta ya, desde su nacimiento, fuertes marcas de género.
y del valer las claves del círculo hermenéutico (algo particularmente Enefecto, a partir de los Ensayos de Montaigne y de su primer lector
importante para quienes consideramos al ensayo como interpreta- y seguidor, Francis Bacon, se instauran ciertos rasgos básicos que
ción y como puesta en valor). En otro lugar anota que es la enuncia- habrán de convertirse en memoria del género: forma en prosa no fic-
ción misma del sentido la que lo hace aparecer "corno la llamada de cional que representa la perspectiva particular de un autor-intérpre-
lo que pedía ser enunciado". La imagen del niño como eterno seduc- te dedicado al examen de las más diversas clases de asuntos. Se dará
tor (el ejemplo del Don Juan), la imagen del maestro de primeras también la primera ley constitutiva del género: el que piensa escribe.
letras, conocedor cabal de su gramática y de los quehaceres del tiem- No es aquí nuestro propósito estudiar en detalle la obra de Mon-
po, y capaz a partir de ellos de encontrar claves mejores que el más taigne, Bacon, Rousseau o Voltaire ni tampoco seguir con deteni-
sofisticado de los críticos posmodernos (el ejemplo deljuan de Mai- miento la historia del ensayo (dado que se han dedicado ya miles de
rena), le permiten devolvernos el más profundo deseo del valor y del páginas a sus respectivos universos de pensamiento), sino sólo recu-
sentido en nuevos viajes de exploración por el ensayo: recobrar el perar algunos rasgos básicos de los cuales tuvo ya conciencia el pro-
sentido. pio Montaigne, fenomenólogo avant la lettre, que aplicó juicio y expe-
A través de este recorrido por algunos ejemplos notables, hemos riencia -sus propias herramientas de indagación- a la primera
querido abrir el tema, ponerlo en situación, para mostrar no sólo reflexión de que se tiene noticia sobre el ensayo y nos dejó algunos
que el ensayo presenta una configuración específica (observación apuntes de enorme interés para una poética del pensar que se man-
que desde el vamos nos obliga a no caer en meras lecturas conteni- tienen implícitos en la memoria del género.
distas o temáticas), sino que además dicha configuración obedece a Nosreferimos particularmente al ensayo como forma de indaga-
un detonante situacional que se encuentra más acá de la pura forma ción del mundo a partir de un yo, como trayectoria abierta a partir
y que no puede darse cuenta de él con un ejercicio meramente des- de la elección de un punto de vista que se constituye así a la vez en
criptivo que no incluya cuestiones enunciativas, a la vez que abre el punto de partida, como viaje de exploración intelectual a través del
ensayo, en un más allá, a la necesidad de inscripción en una serie de mundo y el lenguaje, como representación artística de un proceso de
ámbitos más amplios de sentido. En lo que sigue procuraremos mos- representación intelectual, como presentación ostensible de una
trar algunas de las tensiones básicas y puntos de articulación que puesta en perspectiva que tiñe la mirada del autor a la vez que el
debe tomar en cuenta quien emprenda la lectura del ensayo y desee mundo por él mirado, así como participación responsable con el lec-
hacer de ella una experiencia estética plena. torde esa visión personalizada de los más diversos temas y proble-
mas. El ensayo es un interpretar activo necesariamente traducido en
un cierto orden textual, que hace a la vez del lenguaje y de la prosa
su instrumento de expresión y su materia de indagación.
Desde que Montaigne lo piensa corno pintura del yo, el ensayo se
dedicará a representar la experiencia a la vez que se mostrará como
experiencia del representar. El ensayista se coloca simbólicamente en
[125]
126 PENSAR EL ENSA\tJ 127
PENSAR EL ENSAYO

un espacio concebido como privado y público a la vez; a este respec. Plantear como primera regla fundadora del género que el qUI! piensa
to, el libro mismo y la biblioteca se convierten en uno de los lugarei cribe implica varias cuestiones: la presencia actuante del yo pensante
privilegiados de toda indagación, en cuanto reúnen en su maleriaJj. ~ace que el propio acto interpretativo de una exterioridad se internali-
dad lectura y escritura. ce y se haga necesaria su aparición a la ~ez dentro y fuera del texto: el yo
El ensayo apunta permanentemente a un más acá y un más allá de se representa en el momento de enunciar y representar al mundo. Para
su propia organización textual, ligado tanto a las condiciones con. hacerlo, procurará poner un fuerte acento en el acto mismo de inter-
cretas de producción del texto como al horizonte de sentido en que pretar, y de allí la impronta del presente enunciativo que re-presenta un
se inscribe. ¿Cómo vincular esas dos órbitas que llamamos el más acá pensar y un explorar haciéndose, y una continua referencia a las coor-
y el más allá del texto ensayístico? Recordemos que ese más acá del denadas de tiempo, espacio e individuo, a ese punto cero que se enlaza
ensayo, dado por las condiciones de producción discursiva, de re~ con el presente de la enunciación, así como una permanente reactuali-
ponsabilidad y responsividad social, tiene su correspondiente en un zación del acto de entender el mundo que habrá de constituirse hasta
más allá del texto, dado por la inscripción del mismo en un mundo el día de hoy -y a despecho de las fuertes transformaciones históricas-
de sentido, en esa esfera de lo pensable y en ese enlace entre el texto en constante del género. En efecto, si bien en distintas épocas el que-
y la vida, así como de representaciones sociales y procesos de simbo- hacer ensayístico sufrirá fuertes cambios y evidenciará notorias diferen-
lización de lo cultural y lo social, que sólo las herramientas desarro- cias (no es lo mismo, claro está, el ensayo concebido como poema inte-
lladas en los últimos años por diversas líneas de indagación -con el lectual por parte de los románticos que el ensayo concebido como
antecedente fundamental de autores como Bajtín, Foucault, Bou, prosa instrumental dedicada a la divulgación de ideas científicas por
dieu, Said- permiten entender a cabalidad. Es también gracias a la parte de los positivistas, como no es lo mismo el texto de fuerte cariz
pragmática que hemos comprendido que todo discurso es la celebra- ideológico en Sartre que el ensayo como escritura deslastrada de argu-
ción de un acuerdo, la firma implícita de un contrato, la actualiza- mentación por parte de Barthes), consideramos que sí se puede hablar
ción de una serie de papeles sociales y culturales. Y es gracias a las de estos elementos básicos, que hacen a una memoria del género vin-
nuevas teorías de la interpretación provenientes de teóricos como culada a la vez con su regla formativa -el que piensa escribe- y condu-
Habermas o Bauman que podemos entender de un nuevo modo el cen a algunas de las tensiones fundamentales del ensayo.
vínculo fuerte entre ensayo, interpretación y procesos sociales de En primer lugar, y en ruptura con el canon de la retórica y el latín
simbolización. -considerados modelo expositivo de las ideas y lengua de conoci-
En la propia clave etimológica del término que está en el origen miento ejemplares a la vez que marcas de distinción erudita-, los pri-
(peso y contrapeso de la balanza) hemos descubierto no sólo la oso meros ensayistas apelan a la prosa, al estilo coloquial y a las lenguas
lación entre un verbo y un nombre, ensayar y ensayo, sino también vernáculas no sólo para transmitir ideas sino para convertir el propio
entre una indagación intelectual, una indagación experimental¡ lenguaje en materia de reflexión y trabajo artístico. Signo de los tiem-
una indagación evaluativa, que se apoya sintomáticamente en un tér· pos, Renacimiento y Humanismo dan nueva jerarquía a la lengua
mino proveniente del orbe del trabajo artesanal para reinterpretarlo común y la convierten en herramienta de distinción a la vez que de
como símbolo del trabajo intelectual y que oscila entre una concep oposición al orden autoritario del saber. Los ensayistas dialogan a su
ción del juicio en el sentido epistemológico y del juicio en el sentido vez con distintas formas discursivas e integran referencias a ellas en la
jurídico propiamente dicho (no olvidemos que nuestro gran huma- propia textura de su obra. La prosa del ensayo se convierte así en
nista fue él mismo juez). La decisión de escribir en lengua vulgar (el gran mediadora entre otras formas discursivas y textos en prosa. Al
francés) sobre asuntos que eran siempre tratados en la lengua de romperse el modelo autoritario y repetitivo de conocimiento, la con-
especialistas e iniciados (el latín), de vincular el acto de enunciaryla cepción cerrada del mismo como necesariamente "constativo"
decisión de escribir así como de aplicarse a la reflexión desde el empieza a ceder su sitio a una concepción abierta, "perforrnativa", en
modo entimemático por encima del estrictamente lógico trajo apar~ la cual el aspecto intencional, o, para decirlo con un término de
jadas muchas y revolucionarias consecuencias. nuevo cuño, el aspecto tensivo, resulta un componente fundamental,
PENSAR EL EN EJ,fNSAYO
130
Sf\Vt) pV!s.AR
bilid 131
de origen entre texto, mirada, mundo, l~ctu~a, que no puede ser sill). Las l·deas d e responsa
. i i ad y respo ns1VIdad2
. .
res· . 'dad3 muestran esos dos moment . a la vez que d
plificada. La propia ley del ensayo nos imp'.~e. entonces, en cuanto . os capital e
rec 0rstV1. , del enunciado en general y de la b es para la co
lectores, atenernos al nivel puramente se~1ot1c? y al aspecto Pura,. reos•º 0 d di 'l
p 1 rnornento e ia ogo y el momento de 1·
o ra artíst'
rea en particu-
m-
mente estructural del texto, así como, al mismo tiempo, nos previen ar··
l bre
e d
, rnismo son ecisivos.
. . A .
phcadas las p 1 b
p iegue d 1
e enunciado
de limitarnos a una lectura que sólo se preocupe por los contenid e si a a ras d B . ,
so s ocupa, claro que hay en el ensayo ple .e éljtm al tema
, t hace referencia. El texto porta las marcas del momento dos ue no . . na conc1e .
a que es q de una respuesta anticipada a los disc ncia de que se
. e· , . del mirar,
s remite a un estilo . d e 1 pensar y del d . e
trata . ursas sobr 1
enunc1ac10n y no ec1r: ta respuesta se phega sobre sí misma e e e mundo y
hay un modo de la expresión, hay una forma de enorme plasticidad ue e S . . on voluntad '
q do tal que reviste una dimensión epist' . , de forma
a los que se debe también atender. . " , de ro º , . em1ca, etic 1id ­ ,
a Ja vez estet1ca: no podemos en la expe . . a, eologica
Si reparamos en la advertencia de Monta1gne, Es este un libro de pero , . nenc1a del '
e ¡ tor" encontramos presentes estos elementos: ta fir éúca y estet1ca, como no podemos separar 1 . e~sayo sepa-
b uena re, ec , . ll1a r~ ción e inscripción del texto. as mstanc1as de des-
de un contrato de intelección que garantiza ~ue el lect?r aceptará la
protesta de sinceridad por ese texto que encierra un ejercicio activo crtPDe allí Ja . dificultad de . postular una lectura esenc1ahst . . d 1
de entender y evaluar algún estado del mundo llevado a cabo por u la existencia de una sene de rasgos "inmane t ,, a e ensayo
Y · · d diál ' n es desarrai d
r desde el mirador de sus experiencias, meditaciones y lecturasº tas cond1c1ones e ra ogo, asi como la impo ibilid ga os de
IDO t .
rno dos , biitas diivorcra. d as el texto y el s1 • • ad de di1stmguir
or .
Están así, en ciernes, los grandes componentes a tener en cuenta a la eO . contexto la f
ecir y Ja necesidad de atender en nuestro e sut di10 a' e onna y el
hora de considerar el ensayo. d '
Si pensamos, con Montaigne, _que el ensayista pesa, sopesa, ponde- ontera, de umbral, de encuentro de confí . sas zonas de
fr , . ' n. a esas "o ·11 "
ra, evalúa, y si decimos, con Tomas Segovia, que el ensayo es el género emplear un termmo de Beatriz Sarlo) donde n as (para
. d . se resuelve y
moral por excelencia, encontraremos confirmada desd~ ~a raíz misma ma la necesidad e atender a ciertos puntos 'al .se confir-
del ensayo la imposibilidad de abstraerlo de las co~d1~1ones en que La presente propuesta de transitar una y otr: axi 1 es de articulación.
a vez os umb 1
está inserto, a la vez que no podemos tampoco de nmgun modo pen- teras que llevan del texto al mundo del mund 1 raes Y fron-
. ' o a texto s
sar en él sin ese rasgo básico que es su capacidad connotativa. cierto modo a la idea . que da título al más reciente Jib ed acerca en
. '
El ensayo está inmerso en un mundo de sentido lingüísticamente de Salman Rushdie: Step across this line.4 ro e ensayos
iluminado en el que se lleva a cabo el proceso interpretativo. El pro- La interpretación que se propone en estas á i
pio desplazamiento del eje interpretativo que implica hacer del acto tanto como punto de partida el reconocí . p dg nas t.o~a por lo
miento e la dmamica del
intelectivo, enunciativo y dialógico el detonante de nuestra lectura 2 "El carácter de acontecimiento
- .
que tien e e 1 acto-enunciado .
del ensayo nos conduce a una recuperación de varios de los postula- de doble autona constructora de sentido- det ermma . su condi · · di -ese acto bilateral '
1• .
dos de Bajún y otros estudiosos que atendieron a la relación entre los rente responsabilidad/responsividad" Tati B b icion ia ogrca y su inhe-
géneros discursivos y los fenómenos ligados a la enunciación, y enfa- Baj~n:, en Acta P~ética 27 (2006), p. 107. ana u nova, "Voz, sentido y diálogo en
tizaron el carácter dialógico, responsable y responsivo, y en cuanto Los enunciados se constituyen en si nos id lé .
puesta, cuando el enunciado presenta g eo ogicos en el momento de la res-
tal marcadamente ético a la vez que estético e ideológico, de todo . .
que explicita la recursividad del len uaie
una estructura estilí ti
ue . .
di .
is ca, iscursiva, de género,
acto enunciativo: se trata de "una activa comprensión preñada de res- ces en el momento en que el text g ~ 'q explicita la autorreferencia." Es enton-
. . o se muestra como re · "
puesta" .1 ciencia de que es una respuesta 1 cursivo cuando adquiere eon-
es un signo ideológico" H yMpor o tanto, es un acto estético, un acto ideológico·
Las ideas de Bajún son fundamentales para ayudarnos a superar
la tendencia simplificadora que separa sin más texto y contexto y que
Michail M. Bachtin Buen~s ~go Nancuso •. ~-~ palabra uiva, tema verbal y discursiva tk
4 Sal R ' . res, ueva Visión, 2004, p. 68.
hace de ellos una pura materialidad extraída del mundo de los valo- man ushd1e Step a h· .
Random House, 2002.' Ha tr~oss t. ~s line; col~cted no:' jiction J 992­2000, Nueva York,
Janés, 2003. Rushdie 1 y ducción al espanol, Pasate de la raya, Barcelona, Plaza y
"N os convertimos en P antea t:
que nos enco n tra mos h oy en una etapa posfronteriza:
1 M. M. Bajtín, "El problema de los géneros discursivos", en Estética de la creación vtr· fi. 1 as rronteras que atra " ( "
~as y cambiantes" (p. vesamos P· 498); cruzamos esas líneas
bal, p. 256. 514).
132 PENSAR EL ENSAYO 133
p.ENSAR EL ENSAYO
ensayo, de las tensiones que Jo atraviesan de manera decisiva y que , íca y genérica así como de la cerrazón del conocimiento en
· 'n
00, retor
hacen imposible llegar a una comprensión cabal del mismo si no se ya que las propias aspiraciones de universalidad de un
presta atención a esa zona que hemos llamado de umbral o de confín 5 u epoca, .
. ar'quico y excluyente de saberes dominado por a me
1 tafí .
isica
denjer
entre las distintas esferas. La necesidad de apelar a la imagen de órbi- or gía obligaban a una defensa de lo particular y a una nueva
la teo 1 o . .
tas o territorios linderos para hablar del ensayo aparece ya en Y apertura de Ja doxa en necesaria paradoxa. Es preciso
b'sque d a d e
Lukács, en Bense (quien emplea incluso el término confinium), y se u s recordar que el ensayo surge como ruptura con el orden de
reitera en muchos estudiosos latinoamericanos, como Alfonso Reyes, entonceJástica y como liberación ·, de los canones
, de 1 a retorica
' · tradi1­
Ezequiel Martínez Estrada o Mariano Picón-Salas, quienes apelan a la esco . · e
. como resistencia a sus reglas, a 1 as constncciones rorma1 es y
imágenes tan elocuentes como la del centauro, el puente, la figura c1ona 1 ' , . d . d 6
ruptura con las fronteras genencas pre etermma as.
de Proteo. Otro tanto sucede a la hora de hablar de la obra de un corr¡,~r otra parte, se hace necesario insistir en la dinámica del ensa-
autor específico, como se lo ha hecho al estudiar el ensayo en Marj], en el carácter tensivo inicial que lo caracteriza y deja, como
nez Estrada a partir de Ja categoría de "frontera", o como lo hace en Y~· os marcas enunciativas fuertes en ese . texto al. que por nuestra
virn , ,
un libro magistral Beatriz Sarlo a propósito de la obra de Borges, a la te reactualizamos en cuanto lectores, m mas ru menos que como
que se refiere como colocada en "el filo de dos orillas".5 Pa:iemos afirmar que la pieza musical anotada en una partitura
Por mi parte considero que la necesidad de atender a umbrales, ~~ede, en un nivel, leerse y comprenderse como tal, pero que sólo
fronteras, filos y orillas no es privativa de la comprensión del ensayo. existe realmente cuando se la reactualiza a través de la interpreta-
En efecto, esta remisión del texto al mundo, del mundo a la mirada ción. Para decirlo con Hjelmslev, la significación no se produce en el
del autor, de la mirada del autor al texto, del texto al lector, etc., es sistema sino en el uso, en un contexto histórico, en una determinada
también la exigencia de otras formas, tales como particularmente la situación en tiempo y espacio y no en la organización meramente
crónica, el libro de viajes o la novela histórica, entre otras, aunque formal. Otro tanto es válido afirmar respecto de una obra teatral, que
puede quedar relegada a un segundo plano o suspendida hasta un puede, en un nivel, ser leída com_o texto co~ independen~ia de su
segundo momento en ciertas formas específicas, como la poesía performación, pero que a su vez tiene otra Vida cuando es mterpre-
épica o el cuento de hadas, que cumplen con exigencias formales y tada por actores ante un público. Hay así, de manera análoga, un
niveles de codificación mucho más fuertes, o bien como la tragedia ensayo que vive en el libro y un ensayo que vive en la lectura. Es posi-
clásica o la poesía lírica, cuyos propios principios compositivos con- ble, claro está, llevar a cabo un análisis de la organización del texto,
templan la posibilidad de que se cierren sobre sí mismos y los dotan una descripcion del texto, una búsqueda de rasgos inmanentes (y mal
de un carácter de universalidad que hace posible un alto grado de llamados "esenciales"), pero no menos necesario es atender a la ins­
comprensión sin apelar a referencias contextuales. Si el ensayo ha cripción del texto en distintas órbitas de sentido para que esa máquina
sido acusado de carecer de una especificidad formal en cuanto a su textual se pueda observar en su real funcionamiento.7
excesiva apertura y adherencia al ámbito de lo inmediato, esto se Muchos son los estudiosos que, desde los comienzos mismos de la
debe a que en su origen mismo Montaigne lo plantea como abierto, reflexión sobre el ensayo, se han dado a la tarea de consignar los
sin reglas compositivas fuertes predeterminadas y ligado a la expe- pares de opuestos que se plantean de manera recurrente al análisis.
riencia. Se trata precisamente en su caso de remarcar tres rasgos que Claire de Obaldia en particular se ha dedicado recientemente a reco-
hacían del ensayo una forma crítica respecto de la fuerte formaliza- pilar y clasificar con enorme cuidado y respeto por los matices algu-
nas de las principales oposiciones a las que es necesario atender a la
5 En su obra Borges, un escritor en las orillas, Beatriz Sarlo se refiere a "esta tensión
hora de estudiar el ensayo: carácter absoluto-carácter relativo, cen-
que, según creo, atraviesa a Borges y constituye su particularidad: un juego en el filo
de dos orillas. Busco la figura bifronte de un escritor que fue, al mismo tiempo, cos- tralidad-direccionalidad, ficción-no ficción, falta de forma-método,
mopolita y nacional" (p. 6). Y dice más adelante: "Colocado en los límites (entre géne· 6 P. Delbouille, "Prosodia", en Delcroix y Hallyn, op. cit., p. 155.
ros literarios, entre lenguas, entre culturas), Borges es el escritor de 'las orillas, un 7
Esta valiosa distinción es la que estructura la obra colectiva coordinada por Del-
marginal en el centro, un cosmopolita en los márgenes ... " (p. 9). croix y Hallyn.
PENSAR. EL ELENSAYú
ENsA\'o
pt:J"sAit . . 135
134 · ·' limea lidad
sicwn- 1 , ana1ora-c'C
. . d opac1dad-transparenc1a, ubjetivid d . . .
. d yuxtapo . . alafo
mento-totahda , fí rte carácter pnmano-carácter se ta, to-seoUm~nidad, monólogo-diálogo, particu~r:ibJet1vt~ad, indivi-
f rag filoso ia-a ' id d . . . cund
turaleza-cultura, ., "dentidad-alten a , tnviahdad-se . a. dtJo-c0 texto discurso-práctica, unicidad-g ª.d-un1versalicl·ld
na ., ans1on, ' s d r1ec1ad o-eon ' . , eneraltdad 1 . e '
rio reducc10n-exp l etcétera. A su vez, entro de cact , te"t . bien esto mismo podna anotarse par · ns1sti11108
' l ácter rea , , . . a Un ue, si . , ra otros g· .
carácter virtua -car . Ob [dia muchas mas precisrone, y anl·1les· o el'I q . más ampha aun, para todo fenómeno q . ~netos, o, de
era
de estos grupos ª ~.
!01a a
el primer gran grupo encierra ·
a is rriªºde . nificado, 1en nuestro caso resultan ex·ig1ueid 1mphqu e cucstio-
, or ejemp 1 o, , . . bl . su Ve ries
s1g
,, mismas de ensayo, por el mandato im 1• .
as por 1 "
as reglas
específicas. As1, p d al caracter mvana e-contmgente . z arte . P 1C1to po ¡ 1
. que alu en . e' . • fo(). de 1 yo rep:resenta: el que piensa escribe. ' r a ey que
las oposic10nes al b"etivo, mono 1•ogico-po 1.uornco, uni J o ensa
. erson -su ~ . Versa¡ tod
cambiante, írnp , El segundo grupo contiene otros par ·
· l etcetera. Iid d es de
circunstancia ' lid d-errancia, textua 1 a -extratextual'ct
~ntrai a 1~
opuestos como chas de interés. •
if · y otras mu
centro-pen erra pares de opuestos conduce a su vez a ENSAYO y pAfW)OJA
"bTdad de 6.~ar . . Olros
La post 1 1 . desde una perspecuva literaria algun
, d . sí mientras que ., . os se
or enes. ª • . , n ficción-no ficción, yuxtapos1ciónj· a memoria misma del género, en las reglas fo .
or la re 1 acio . . erar. Ya en l . rmativas pr ·
preocupan P lid d desde una perspectiva ep1stemológic nsayo, se encuentra a 1 ojada la paradoja figura .0pias
, f gmento-tota 1 a , . . a se de 1 e . . d . ' que cons1dera-
qma, ra . verdad-falsedad, metod1c1dad-ametoct· . consutu uva e 1 ensayo y que 1 o obhga a abrirse sie . .
plantean cuesuones com 0 ic1. mos , , 1 • llá mpre a la ten
. , entre el mas aca y e mas a : por una parte las condí . -
dad ' etcétera. s1on h . ' 1c1ones prag
· el afán de trazar pares d e opuestos nos cond áti cas y por 1 a otra, e 1 onzonte de sentido en qu .
e e 1 mismo se
-
Por otra parte, si . u. ma I ,
. llá 1 que tanto nos hemos refendo y por el que s ' . cribe. Todo texto es un momento de estabilidad _ fi .,
ce a ese mas a a l ifi . l . e ins ., d 1 . . . con igurac1on
n el orden natural y e arti icra , por ejemplo 'stica suspens10n e a transitividarí, estabilización e
encuentran y opone ., ib ,o arU ' . . . 1orma-1 en el
. y el secundario, es también pos1 le atender a ese , seno de un fluido y cambiante universo discursivo. y de est .
el or d en primar 1·0 , . . . . "d . . , ,, d e modo, sr
, . t. ula a la relación entre los ámbitos literario y extra. odemos mtentar una escnpcion e los textos que t. d
mas aca que ar ic Prgamzac1on. .,
estructura
1
, lo deberemos
.
hacer sin olvida
a ien a a su
literario. . . O . ... . .. rqueestam-
En resumen, si bien muchos consideran .que es posible y metodoló- bién necesano atender a su inscnpcíón" en un vasto h .
"d A · ·, . onzonte
gicamente útil para el caso del.ensayo definir pares de opuestos en dis- social de sentí o. continuación exammaremos algunas d e 1 as gran-
tinto nivel, es también necesano que se recuerde que en algunos casos des paradojas del ensayo.
estos pares de opuestos corresponden al tip~ de corte que dese~ hacer El mundo clásico concibió la paradoja como una afirmación con-
el estudioso 0 el especialista desde su peculiar esfera de trabajo, y en traria a la opinió~ común recibida. El término griego paradoxa remi-
otros casos obedecen a un tipo de corte exigido por las propias deman- te a toda sentenci~ colocada al lado de la opinión general, y hoy se
das de lectura e interpretación, pero que en todos los casos ese deslio- mantiene ese ~e?_udo cu~ndo se la define como un enunciado que se
de artificial nos puede conducir a un falso problema, en cuanto es en o~on~ a la º?im.on coi:iiun o a una verdad admitida. De allí que para
todo caso la dialéctica entre estos pares la decisiva para el género. , Cicerón el termmo gnego pueda traducirse también como "maravi-
Dichas tensiones deben ser estudiadas entonces de acuerdo con el lla". En el plano de la lógica, se trata de una afirmación autocontra-
modo en que se articulan, se mantienen como opuestos excluyentes o dictoria u opuesta al sentido y puesta al lado del saber común (doxa).
incluyentes, se resuelven dialécticamente o dan lugar a paradoja. Se la entiende ta~bién como la forma de una argumentación capaz
Por nuestra parte queremos marcar o remarcar algunos nuevos d~ .extraer conclusiones auto-contradictorias a partir de deducciones
pares, que consideramos exigidos por la cosa misma: acontecimien validas apoyadas a su vez en premisas aceptables. Con el desarrollo y
formalización de la retórica se clasificó a la paradoja como una figu-
8 Véase Claire de Obaldia, The essayistc spirit; literature, modero criticism, and the essay. ra de oposición que tiene como propósito convencer a través del
Oxford, Clarendon Press, 1995. empleo de una afirmación que en una primera interpretación resul-
PENSAR.ELE EL ENSAYO 137
Nsi\vo ptNSJ\I{
136 . .ia se exacerba además en el caso de este a t .
. d contradictorio, pero que tras un . ara d oJ , h . d u or, quien es
'frasis o enuncia o ana1¡. rafl
g ¡ente P de que esta acien
.
o
d
un retrato de sí mismo
Y como tal se
ta una an U d ser resue lta . d fi . . , coosc 1 vez en sujeto y objeto e esa representación: suiem bi
sis detenido pue e de eclosión y re e micron de la par d . . ea a , .1 bi :.1 Y o ~eto
Un parucu . 1 ar momento. . a que J·unto con 1 a irorua,. , se la e a º'ª J
erig
son Pº
r su parte moví es y cam iantes, porque transe
· l ,, urren en el
anuosmo, y ' . Oll)en. qoe " pinto el ser, pinto e paso . Muy tempranament
se dio con e rom 1 d ocimiento y herramienta de búsq . po: n 0 . e enton-
. ~e~ ~ ueJ'Jl , de un siglo antes que Diderot se planteara la parado· d
zó a considerar ar ci·ma de los alcances del hombre a s rnas . bi ~a el
sta por en ' Y qu ce' ediante, Monta1gne se asoma a 1 os a ismos del problema de la
de una verda d pue medio de recursos que desafían la ¡ · . e
ibl . <lagar por ogica co!11 tación. y esto lo conduce \. su vez a tocar implícita
es sólo pos1 e in b todo a partir de la filosofia existenci 1 resen . mente
. . l Pero es so re l d . a'y reptra sene
. de derivaciones importantes para el caso que nos oc
., d
.
upa. e 1
tra d 1c10na · Ki kegaard cuando a para ºJª se conVI·
. l te con er ' . erte ºroblerna de la represe~t~dc10dnd ed~nhacto de representación y el pro-
parucu armen . it a la dialéctica hegeliana. En efecto si p
en una resp
uesta imp 1,icr a
. .,
,
ede ser superada por una smtesis asunti
' ara P
bJerna de la representatIVI a e .ic, as representaciones· En efecto,
, d ontradicc10n pu , . va, o no es sólo representacion del mundo sino del p
esta to a~ . a contradiccion insoluble, que traduce 1 el ensaY ., roceso
doia enuncia un . . as . de representac10n llevado a cabo por el ensav1sta Por o tra
l a para J ca superadas de la existencia en el mundo rnisrno . , 1• •
di · nes reales Y nun · parte, a diferencia de otros generos en los cuales la convención ar tíis-
con 1c1~ . t la paradoia recobra su fuerza epistémica liga. ,
En anos rec1en es, J • • , d l b ' tica y las reglas del arte actuan co~o autorizadoras de la voz del
. cuestión de la pos1c1on e o servador respecto
da en parucu 1 ar a 1 a . d fi autor, en el caso del ~nsayo el caracter representativo de dichas
. d estudio Hoy la paradoja se e ne como cualquier
de su o b~eto e · representaciones debera permanentemente ser renegociado y reac-
. ., . ción que obligue a llevar al observador a un círcu-
descnpc1on o situa . . . tualizado.
. . · lica interpretaciones, actos o indicaciones mutua.
lo VICIOSO que 1mp . ,
ue lo fuerzan a sahr de ese circulo para cons.
mente excl uyen tes, q . . La paradoja del punto de vista. Como ya lo observaron algunos de sus
· puesta más satisfactoria y poderosa que abra hacia otras
trurr una res más destacados estudiosos -Routh y Terrasse entre ellos- el ensayo se
vías de solución del problema. A partir de Bertrand Russell y la para-
. ve demandado por una doble exigencia que establece una tensión
doja de las clases se plantean cuestiones lógicas d~ la mayor impor-
tancia incluso para el tema que nos ocupa: en el cierre del presente entre dos fuerzas aparentemente contradictorias: "describir la reali-
capítulo nos reencontraremos con este tema a propósito de Derrida dad tal como es en sí misma e imponer un punto de vista sobre ella".
El ensayo remite así a la vez al mundo y a la mirada. El punto de vista
y la "ley del género".
del ensayo implica una relación fenoménica sujeto-objeto de un tipo
La paradoja de la representación. Ya desde el "píntome a ~í mismo", tal que la materia se da ya como fuertemente personalizada, a la vez
Montaigne se asoma al vasto problema de la representacion. que no que la propia posición de partida del autor conlleva una cierta moda-
es -claro está- privativo del ensayo, sino que constituye una de.l_as li~ad in~erpretativa del mundo. Este punto de vista y de partida al
grandes cuestiones del arte y de la significación misma: la evocacron mismo ~empo encierra una de las claves de acceso al ensayo: no sólo
en ausencia, que es una de las más prodigiosas propiedades del len- 1
es~ obhgada doble remisión al autor y al mundo, sino también ese
guaje y que da pie a la construcción de todo un mundo signifi~a~vo, ~ehc~do equilibrio entre la posibilidad de descripción del texto y de
nos conduce a su vez a una gran paradoja: representar es susunnr ª inscnp. aon
· ' d e l mismo
· en el mundo hacen que progresivamente el
un ausente, dar presencia a la vez que confirmar una ausencia.9 La problema central del punto de vista comience a vincularse con
mu.chas otras cuestiones de interés, tales como las de literalidad y lite­
9 "Representar es sustituir a un ausente, darle presencia y confirmar la ausencia. ranedad, esto es, la correspondencia con el mundo referencial y la
Por una parte, transparencia de la representación: ella se borra ante lo que muestra·
representa' La .- ,
Pero, por otra parte, opacidad: la representación sólo se presenta a sí misma, se pre- vez p d · representac1on, al remplazar y suplementar a su modelo, pecana a la
. · En suina,
sen ta representando a la cosa, la eclipsa y la suplanta, duplica su ausenoa .. · . nosor ef~cto (es menos que ese modelo) y por exceso (su apariencia nos hace gozar
· d h ·
,pue e una cosa acerse representar por otra sin perder al mismo uernpo
· 1 0 que gana, Y engana)"
gorsky B
e .
' . ormne Enaudeau, La paradoja de la representación, trad. Jorge Piati-
. .
. . 1 0 ue 1a i
una presencia efectiva, ya que para hacerse conocer debe ausentarse de q ' uenos Aires, Paidós, 1999, p. 27.
138 PENSAR EL ENSAYO pENSAR EL ENSAYO 139

recreación artística de dicho mundo. Dicho de otro modo, y toman. ue consigno mi experiencia en lenguaje, el carácter fenoménico
do conceptos del escritor argentino Ricardo Piglia, se puede hablar den qaquélla se sometera- a l as reg l as representativas
· d e este:
' no pod e-
de la diferencia entre el mostrar y el decir, esto es, entre el remitir e s sino recordar la dialéctica entre acontecimiento y sentido plan-
directamente y el dar a entender o hacer ver.!" Alienta así en el ensa. reada por Ricoeur, esto es, el enlace entre las condiciones enunciati-
yo una doble y en apariencia contradictoria vocación: la reproductiva te y la inscripción en un sena id o genera:l una tensió.n, que se p1 antea
y la productiva. El ensayo responde, por una parte, a una mimética, V:nialmente en "Borges y yo" en cuanto a la pérdida irremediable de
en cuanto apunta a la referencia al mundo, y por la otra a una poéti- fa experiencia del yo cuando, convertida en el atributo del escritor,
ca, en cuanto aspira a ser una producción de sentido apoyada en un resulta a la vez, paradójicamente, su única posibilidad de salvación.
ejercicio de interpretación.
La paradojade la particularidad. Al definir el ensayo como un juicio,
La paradoja de la situación: El ensayo se da como "discurso situado",'! Lukács mostró claramente la necesaria relación que éste establece
pero a la vez como inscrito en un sentido general. El ensayo articula entre lo particular y lo general. En efecto, si bien el ensayo puede
un punto de vista de arranque, frecuentemente teñido por la presen- hundirse en los vericuetos más íntimos de la experiencia y la situa-
cia del autor, quien dota al texto del propio estilo de ver y presentar ción particular del autor (como lo recuerdajean Starobinski, Mon-
las cosas, pero a la vez aspira a alcanzar un punto de llegada afín a taigne se refiere de manera elocuente a un "enrollarse en sí mismo"),
una mirada general o incluso universal. Para decirlo con una sugesti- puede a Ja vez, sin perder este vínculo con Ja situación, aspirar a ins-
va paradoja de Ezequiel Martínez Estrada, se trata de la "historia uni- cribirse en un sentido general así como en la órbita de lo social. El
versal de una persona". En Montaigne Ja presencia del yo se ve pues- ensayo es así una puesta en escena del enlace entre particularidad y
ta en relación con aquello que él mismo denomina "la condición generalidad, y en otro orden puede ser también, en palabras de
humana". Es creciente el número de críticos que acentúa Ja impor- Glaudes y Louette, egoísta y cívico al mismo tiempo, ya que puede
tancia .de la situación como punto de partida del ensayo, siempre mostrar lo íntimo a un lector público al mismo tiempo que apelar a
teñido por las condiciones de producción que le dieron origen. De la propia rememoración de la experiencia particular del lector para
este modo, en el más acá del ensayo podemos hablar, como lo hizo encontrar un punto de vínculo con él. En el ensayo lo particular se
Edward Said, del tránsito de una filiación de origen para el autor interpreta desde lo general y lo general se interpreta desde lo parti-
(esto es, su adscripción por nacimiento a cierta clasificación social cular; al mismo tiempo, lo privado se vive como público y lo público
por clase, raza, grupo étnico, etc.) a una afiliación o toma de posición se vive como privado.
en el campo intelectual y artístico construida y asumida a travésdel
texto. Es posible así advertir una relación paradójica entre deixis y La paradojade la enunciación. La propia oscilación entre "ensayar" y
hexis: el yo que es productor del ensayo y que es a la vez un yo menta· "ensayo", entre el acto y el objeto, se vincula con la tensión entre
do por el ensayo, actúa como punto de arranque de todo enunciado enunciación y enunciado, a la vez que permite designar tanto una
y como portador de un nombre y rasgos de identidad específicos e práctica intelectual y discursiva como los textos resultantes de su ejer-
intransferibles que a la vez, como bien lo mostró el propio Said, se cicio. Este vínculo es muy significativo: la cosa remite a la acción que
ven representados y transformados en el ensayo. Por otra parte, en el la va construyendo, el acto de construir apunta a la cosa, la actividad
más allá del ensayo, para poder traducirse y comunicarse, toda situa- conduce al texto y el texto remite a la actividad que lo construye.
ción ha de inscribirse en un sentido general: en el momento mismo Montaigne declara: ''Vamos de la mano mi libro y yo; quien lo ataca a
él, me ataca a mí." El ensayo surge como un texto pensado a la vez
10 Ricardo Piglia,
Tres propuestas para el proximo milenio, Buenos Aires, FCE, 2004, p. 27.
11
como actividad, ergon a la vez que enérgeia. Se trata pues de un texto
Es éste uno de los principales rasgos que le atribuye Pierre Glaudes en el texto
que apunta permanentemente a las condiciones de producción que
introductorio a la obra por él compilada, L 'essai. Métamorphoses d 'un genre, p. vii. He tra·
tado con mayor detalle el tema en mis libros El ensayo entre el paraíso y el infierno Y Sitiw· están en su origen. El enunciado del ensayo porta fuertes marcas del
ción del ensayo. procesode enunciación que le dio origen.
pENSAR EL ENSAYO 141
140 PENSAR EL ENSAY()

La paradoja del 'lector. Volvamos a Montaigne, quien a la vez que pro. r partícipe (de allí el modelo representado en el caso de Montaig-
to por Etienne
ne , d e La B oeue,
, . e l amigo
. que participa en la misma
testa ante el lector de sus ensayos que se trata de un libro de buena
fe, declara también que no tiene caso que preste su atención a asun, experiencia intelectual y vital). El ensayo es una auténtica represen-
tos vanos y de interés privado. El lector del ensayo es así al mismo tación no sólo del acto de pensar sino del acto de dialogar. En el
tiempo un cómplice y un rival, un objeto a seducir y un antagonista a ensayo hay a la vez comunicación de una experiencia de mundo y la
c_o~vencer~ E~tá a la vez tan próximo al texto, tan metido en él, y par- participación de una aventura intelectual. El ensayista escribe así a
ucipa tan íntimamente en el, que nos llama la atención encontrarlo la vez para un solo lector y para un mundo. El ensayista no sólo busca
pronto obligado a nuevas esgrimas, a nuevos debates. ¿O se trata tal comunicar al lector ciertos contenidos sino también participar a la vez
vez de cuando menos dos figuras del lector construidas y contempla- en una experiencia de mundo con el lector.
das por el propio texto? La una, tan íntima e informe como la del
confidente o el receptor privado de una carta confidencial, a quien La paradoja de la prosa. El ensayo emplea la prosa del mundo para
queremos seducir para que se pliegue a nuestro decir. La otra, un lec- construir prosa sobre el mundo. No se debe confundir, claro está, la
tor indefinido y general, representativo de una comunidad herme- prosa coloquial con la prosa sometida a trabajo artístico y voluntad
néutica de lectura portadora de valores generales que a su vez debe de forma: una prosa culta que comienza un largo proceso de conso-
a~torizar nuestro propio texto. Lector protagonista y lector antago- lidación desde el quehacer del humanismo, apoyado a su vez en el
nista pueden por momentos identificarse, y en otros distanciarse de avance de la práctica de la lectura y el comienzo de la era del libro. El
manera extrema. Y, nueva paradoja, se suele hoy decir que el mejor ensayo es la representación artística de un diálogo de ideas así como
lector, el más fiel, es el lector infiel que acaba por escribir una cosa también del rumor del mundo. No resulta por ello sencillo deslindar
nueva con ocasión de lo que acaba de leer. La lectura más completa entre los distintos registros que ingresan al ensayo: por una parte,
es así, paradójicamente, la que desemboca en una nueva escritura. componentes que provienen de la oralidad y refuerzan el sentido de
diálogo; por otra parte, ingresan también a la prosa del ensayo deba-
La paradoja de la destinación. El ensayo es a la vez -reiteramos la admi- tes de ideas que remiten en buena medida al mundo del libro, con
rable expresión de Glaudes y Louette-- un género egoísta y cívico, en menciones y citas de otros textos, de tal modo que la prosa escrita
cuanto apunta tanto al yo como al nosotros, al ámbito de lo privado pasa a formar también la trama del texto. El propio ensayista puede
(incluso de lo secreto) y de lo público. De allí que veamos en "De los moverse en varios registros, del culto al popular, y hacer oscilar su voz
librps" de Montaigne o en "Desembalando mi biblioteca" de Benja- y su escritura una y otra vez. La prosa del mundo es el material que el
min dos ejemplos de una enorme valentía en cuanto se atreven a e~sayis~ someterá, con voluntad de estilo, a trabajo artístico, pero al
internarse en los más profundos e íntimos entresijos de los hábitos mismo tiempo mantendrá muchas de las marcas de origen con las
privados y de la rememoración para extraer de su propia experiencia que él r:abajará también. La prosa del ensayo está así atravesada por
la materia a tratar. El ensayista parte de sus propias vivencias, percep- voces, ntmos, entonaciones, evocaciones, y en su estilo culto guarda
ciones, opiniones, y se encierra y distancia del mundo. Pero si lo hace de todos modos la marca originaria del habla y la conversación.
así es, paradójicamente, para mejor ver el mundo y para abrirse a lo
social. Tal es el caso de la torre donde Montaigne se aparta del La paradoja de la tipicidad de lo único. Como bien recuerda Starobinski,
mundo para poder contemplarlo con una mejor perspectiva o del hay en Montaigne la intuición de que en el caso de cada uno de sus
cuarto propio que Virginia Woolf demanda también para pensar lo ~n~ayos se trata del solo miembro de una clase, de un ejemplar
público. El ensayo es una forma privada de vivir lo público y una umco, ~s,te carác~er se ve exacerbado cuando se piensa en la propia
forma pública de vivir lo privado. Otro tanto sucede con la destina· percepc1on que tiene Montaigne de la inestabilidad de las cosas del
ción del ensayo, que apunta a un auditorio íntimo, doméstico, exclu- mun~o Y del propio yo, sometido todo a un permanente proceso de
cambio y mu t acion.
. , D e a llí1 tam bºien
, entonces la extrema unicidad de
sivo, secreto y a la vez a un espacio público de discusión, inclusivo,
10 único. Esta unicidad ha dado lugar, paradójicamente, a un tipo: el
enlazado por la figura-puente del lector entendido como interlocu-
142 PENSAR EL ENSA\t) PENSAR EL ENSAYO 143

tipo de lo único. Cada ensayo es un ejemplar que repite e imita el enormemente productivas para introducirnos de lleno en el que-
carácter exclusivo e inimitable del modelo. El ensayo porta siempre
tan 1 ., d e d
hacer del ensayo ,Y ~n a comprens1on e su 1or':11ª• y ~os con ucen ~
1
marcas de la situación de origen, y dado que el propio ser del ensa. lace -caractensuco del genero-, entre particularidad y generali-
yista es siempre un acontecer, y que distintas condiciones pueden lle. ~~d: un enlace que es también el propio del juicio.
vario a variar en el recorrido de las ideas, podría conjeturarse que ese Lukács retoma un término empleado ya por Montaigne en "De
ensayo no sería el mismo si sólo hubiera comenzado a escribirse un oemócrito y Heráclito" (Ensayos, 1, L)' y a su vez lo reinterpreta a par-
minuto después. Esta unicidad remite también a la infinita combina. ur de preocupaciones suscitadas por la filosofía kantiana, hegeliana y
toria de posibilidades dada por el azar de las experiencias, las con. neokantiana: el juicio es reenjuiciado ahora a la luz de nuevas preo-
versaciones y las lecturas y los no menos infinitos enlaces posibles cupaciones de época ligadas al problema del conocimiento, el enlace
entre las unas y las otras. entre contingencia y necesidad y el pensamiento crítico. Eljuicio se
convierte así ya no sólo en herramienta de conocimiento para el
ensayo sino en constituyente del ensayo: el ensayo es un juicio. Pero
no sólo eso: es necesario atender al despliegue del juicio, a su hacer-
EL ENSAYO COMO POÉTICA DEL PENSAR se y, más aún, a los propios valores juzgadores que se ponen en juego.
Lukács ha consumado así, al juzgar sobre el ensayo, una operación
El ensayo se postula como el adelanto de una respuesta que él mismo que él mismo afirma como propia de esta clase de textos: ha desple-
va a buscar, como el avance de una interpretación que él mismo va a gado un juicio y ha examinado su tema a partir de la generación de
llevar a cabo: nuevas paradojas para cuya resolución deberemos ape- nuevos valores juzgadores. Al hacerlo así, al colocarse en una nueva
lar a las reflexiones abismales realizadas a principios del siglo xx por perspectiva para ver, al reunir en nueva síntesis varias nociones de jui-
dos de los más grandes críticos literarios y culturales de todos los cio, ha reconfigurado el tema a discutir y ha desplegado una pro-
tiempos: Walter Benjamin en cuanto a la relación entre lo poético y puesta que habría de recolocar las discusiones en torno del ensayo y
lo poetizado, y Georg Lukács, en cuanto a que en el ensayo debe con- la crítica:
siderarse a la vez el despliegue de un juicio y la aplicación de sus pro-
pios valores juzgadores. Insistir en el ensayo como una poética del Pero en este punto precisamente se hace problemática hasta en sus raíces
pensar es evitar reducirlo a una operación retórico-argumentativa, más profundas la posibilidad de existencia del ensayista: sólo mediante la
puesto que la propia inventio, la propia selección y el recorte del tema fuerza juzgadora de la idea contemplada se salva de lo relativo e inesencial,
a tratar constituyen ya una operación de radical importancia, deto- pero, ¿quién le da esa autoridad judiciaria? Sería casi justo decir que se la
nante de toda operación ensayística. toma él mismo, que crea de sí mismo sus valores juzgadores [ ... ]. Pues sin
El joven Lukács formula, en un texto de 1911, una de las cuestio- duda se crean en el ensayista mismo sus criterios de juicio, pero no es él el
nes más incitantes para la teoría y la crítica de la literatura en gene· que los despierta a la vida y la acción: se los inspira el gran determinador de
ral. En su recordado texto "Sobre la esencia y forma del ensayo" dice valores de la estética, ese que está siempre por llegar, que nunca ha llegado,
que "El ensayo es un juicio, pero lo esencial en él, lo que decide su el único autorizado a juzgar (p. 36).
valor, no es la sentencia (como en el sistema), sino el proceso mismo
de juzgar."12 Si esta afirmación resulta ya enormemente sugerente, El ensayo es, para Lukács, dotación de forma, creación de los pro-
recordemos que dice también, de manera radical, que el ensayo pios presupuestos, y esto conduce a un tema medular, como es el de
"crea a la vez lo que juzga y lo juzgado". Estas ideas de Lukács resul- la relación entre los planos instituyente e instituido del sentido:

El ensayo aporta esa configuración, esa dación de forma. Piensa en el ejem-


12 Georg Lukács, "Sobre la esencia y forma del ensayo" (Carta a Leo Popper)
(1911), en El alma y lasformas, Teoría de la novela, trad. de Manuel Sacristán, México, plo de los Parerga. El que estén antes o después del sistema no es una dife-
Grijalbo, 1985, p. 23. rencia meramente cronológica. Los Parerga antes del sistema crean de lo
144 PENSAR EL ENSAYO 145
pENSAR EL ENSAYO
suyo propio sus presupuestos, crean el mundo propio partiendo de la no¡Sta.
Lo poetizado es considerado concepto límite que se distingue del
gia del sistema, para configurar -aparentemente- un ejemplo, una alusión·
de poesía y se convierte en prerrequisito del poema concreto: el uno
contienen inmanente e indeciblemente el sistema y su intrincación con 1~ puede existir sin el otro. Se plantea así, como en el caso de
vida viva. Estarán, pues, siempre antes del sistema; aunque el sistema estuvie. 10
~ukács, una compleja relación de mutua implicación: una vez que
ra ya realizado, ninguno de los ensayos sería una aplicación, sino siempre
contamos con el poema, descubrimos que lo poetizado, que sólo se
una creación nueva, un hacerse vivo en la vivencia real. Esta "aplicación" uede percibir a través del poema, resulta en rigor anterior a él, en
crea a la vez lo quejuzga y lo juzgado, abarca y rodea un mundo entero para ~uanto se erige como su propio fundamento, como su enlace con la
levantar a lo eterno algo que existió una vez y precisamente en su unicidad. vida. La afinidad con las ideas del pensador húngaro resulta notable:
El ensayo es un juicio, pero lo esencial en él, lo que decide su valor, no esla
toda creación apunta a un más allá de sentido que la justifica y que
sentencia (como en el sistema), sino el proceso mismo dejuzgar (p. 38).
ella a su vez contribuye a entrever en el momento en que despliega
su actividad confi.guradora. 15
Al referirse a ese "proceso mismo de juzgar" decisivo para el ensa- Ambos autores están pensando en un quehacer que se da en dos
yo, Lukács nos lleva a asomarnos a una cuestión abismal: se trata del
niveles a la vez, y en esta doble implicación por la que se abrazan lo
proceso por el cual el ensayo se funda a sí mismo, a la vez que, en un
poético y lo poetizado se anuncia la integración en unidad sintética
doble nivel de implicación, adelanta, presupone, los valores que él
de una "forma interior":
mismo pondrá en movimiento en el momento de desplegarse. Lu-
kács se aproxima así a los principios de una poética.13
Lo poetizado se mostrará como pr'er re qursrto del poema, como su forma
Otro gran pensador, Walter Benjamín, habría de plantear por
interior, como tarea artística. La ley según la cual todos los elementos con-
esos mismos años sus propias preocupaciones en torno a la relación
cretos de las ideas y de la sensibilidad aparecen como conceptos fundamen-
entre lo poético y lo poetizado:
tales de las funciones esenciales, primarias e infinitas, se llamará la ley de
El concepto de lo poetizado es un concepto límite desde dos puntos de vista. identidad.Así queda indicada la unidad sintética de las funciones, y se la
Es antes que nada un concepto límite en contraposición al concepto de poe- identifica, a través de su respecúva figura particular, como el a priori del
sía. Lo poetizado se distingue decisivamente como categoría de investigación poema(p. 94).
estética del esquema material-forma, en que garantiza la unidad fundamental
de forma y material en sí mismo [ ... ]. En la unidad de forma y material, lo poe- Existe otro tema fundamental en que confluyen las preocupacio-
tizado comparte entonces con el poema mismo, una de las características más nes de Lukács y Benjamín: se trata del problema de la crítica y su
esenciales. Él mismo está constituido de acuerdo a la ley fundamental del orga- necesaria distinción con el mero comentario. En rigor se trata de una
nismo artístico. Del poema se distingue por su carácter de concepto límite, preocupación central del texto de Lukács, quien fundamenta preci-
como concepto de su objetivo y no como característica axiomática por anto- samente a través de él la necesidad del quehacer ensayístico: "El críti-
nomasia [ ... ]. Lo poetizado se muestra en ton ces, como transición que vade la co es aquel que ve el elemento de destino en las formas [ ... ]. El
unidad funcional de la vida a la del poema [ ... ], lo poetizado posibilita la apre- momento crucial del crítico, el momento de su destino, es, pues,
ciación de la poesía, en términos de asociatividad y grandeza [interior] de sus aquelen el cual las cosas devienen formas" (pp. 24­25). Por su parte,
elementos [ ... ].La vida es el más remoto fundamento de lo poetizado [ ... ].14 en otro ensayo dedicado a las "Afinidades electivas", anota Benjamín:
13 Otro tanto hará Lukács al abordar el problema de Ja novela histórica, que, en sus La crítica busca el contenido de verdad de una obra de arte; el comentario,
palabras, tratade "dar una vidapoética" a lo existente y de "aclimatar al lector con esa
interpretación". Cf. Gérard Gengembre, Le ronzan historique; París,Klincksieck, 2006, p. 88. su contenido objetivo. La relación entre ambos la determina aquella ley fun-
Las reflexiones de Lukács abren a una muy productiva posibilidad de relacionar en damental de la escritura, según la cual el contenido de verdad de una obra,
muchos sentidos ensayo y novela histórica.
14 Walter Benjamín, "Dos poemas de Hóldertin " ( 1928), en Iluminaciones IV (Para

una critica de la violencia y otros ensayos), Madrid, Taurus, 1998, pp. 92-93.
15
N? olvidemos una lectura en común de ambos pensadores, que resultaclaveen
esta afinidad de perspectivas: Simmel.
146
PENSAR. ELE pENSAR EL ENSAYO 147
NSA.,'O
cuanto más significativa sea, estará tanto más discreta e íntimamente I'
orno acto de interpretación y dotación de sentido inscrito en un
su contenido objetivo [ ... ].El contenido objetivo y el contenido d •gadoa
~orizonte de evaluación social; el ensayo como un configurar activo;
um"d os en un pnnc1p10, . . . aparecen separan , d ose con 1 a duración dee verdad •
1 estructura estructurante a través de cuya lectura es posible determi-
porque e 1 u timo se mantiene siempre 1gua 1 mente ocu 1 to cuando el a . obra ·
, 1 . . . .
nar un cronotopo, una "caja negra" que encierra la ley del ensayo y
. ., . Pnrner0
sa l e a 1 a 1 uz [ . . . ] . S1, para usar una comparac1on, se quiere ver Ja obra en su clave interpretativa, que se pliega sobre el mundo y sobre sí mismo
cimiento como una hoguera en llamas, el comentarista está frente ere. a partir de un nuevo punto de articulación, un tercero que hace a su
, .
como un qunmco; e 1 eritreo
, .
como un a 1 quirmsta.
. . M'
ientras que para aa ella. especificidad y es fundamental para el proceso interpretativo que el
'l d b" d ­1·
so o que an como o ~eto e su ana isis ma eras y cenizas, · d · para éste sólqueJ
0 1ª ensayo lleva a cabo.
11 ama misma · conserva un emgma: · e 1 d e l o vivo.
· As'1, e l cnuco
, · pregunta porJ En síntesis: el ensayo no es solamente el despliegue de un juicio,
verdad, cuya llama viva sigue ardiendo sobre los pesados leños de Jo que h a sino que anticipa los valores juzgadores sobre los que el propio texto
sido y las ligeras cenizas de lo vivido.16 a se apoya; el ensayo no es simplemente reflejo de su mundo, sino que
está inserto en él, y participa, desde su especificidad, en un continuo
Se abre así la posibilidad de pensar la relación entre el ensayo y lo simbólico-interpretativo que es al mismo tiempo social y cultural. El
ensayado como la posibilidad de pensar el sentido a través de la rela- ensayo mira, dice y evalúa, enuncia en el acto mismo de entender y
ción entre el juicio y la generación de valores juzgadores, en un inex- entiende en el acto mismo de enunciar; al mirar crea un punto de
tricable nudo entre aquello que Castoriadis llama lo instituyente y lo vista que remite al mundo a la vez que al ojo que mira, de tal modo
instituido, lo pensable y lo pensado, en mutua implicación. Es posi- que es en él fundamental la subjetivización de la perspectiva y, más
ble también pensar la forma en relación con el proceso configurador aún, el carácter ostensible con que el sujeto transmite mucho más
que apunta a una forma interior, a su inscripción en la vida y en el que una opinión o un punto de vista: presenta su propia y plena
tiempo a la vez que como salvadora de la vida y del tiempo: esa pre- experiencia de mundo. El ensayo está en situación, pero a la vez
gunta por ellos formulada resulta abismal en cuanto, insisto, apun- toma distancia de ella para dar lugar a una interpretación y puesta en
tan a dos ámbitos que se abrazan mutuamente, se necesitan el uno al sentido. El ensayo no sólo es reflexión sobre los valores, sino más aún
otro y se explican en necesaria correspondencia. De allí que el ensa- "apertura a la experiencia ajena" y "mediación de normas" a través
yo sea, paradójicamente, un decir sobre lo decible. de una dotación de forma, a la vez que, en cuanto obra de arte, es
Es posible establecer un vínculo con estas ideas en un texto fun- también despliegue de una "capacidad fundadora" y "configuradora"
damental de Adorno, "El ensayo como forma" (1958), que nos con· de normas.18 Es preciso entonces pensar el ensayo como configura-
duce a su vez a otros temas del mayor interés: la no necesaria coinci ción activa, permanente vínculo entre intransitividad y transitividad,
dencia entre el comienzo del texto y el comienzo de la reflexión, así opacidad y transparencia. El ensayo está en situación, pero a la vez
como la capacidad que tiene el ensayo no sólo de representar cues- supera la situación a la que de todos modos se sigue remitiendo, en
tiones del mundo sino el propio acto de pensar.17 Adorno insistirá en cuanto es interpretación y representación que cumple los requisitos
que la crítica negativa llevada a cabo en el ensayo nos permite a su de coherencia, expresión, estilo y evaluación.
vez asomarnos a ese abismo insalvable planteado por Benjamin: el
ensayo es un interpretar activo que lleva a cabo un recorte estratégi
co en un horizonte de sentido.
Todo ello nos permite repensar el ensayo como acto de intelec· EL ENSAYO COMO ACTO DE INTELECCIÓN
ción en el cual la inventio cumple un papel fundamental: el ensayo
Adorno pone un particular énfasis en el carácter performativo del
16 Walter Benjamin, "Las afinidades electivas", en Iluminaciones lll (Tentativas so/Jrl
ensayo: "escribe ensayísticamente", dice, "el que compone experi-
Brecht), Madrid, Taurus, 1975, p. 14.
17 Theodor W. Adorno, "El ensayo como forma" (1958), Notas de literatura, Barce- 18Tomo estos conceptos de Hans Robertjauss, Pequeña apología de la experiencia esti­
lona, Ariel, 1962, pp. 949. tica (1972), Barcelona, Paidós, 2002, p. 69.
148 PENSAR EL ENS PENSAR EL ENSAYü 149
AYO

mentando, el que vuelve, interroga, palpa, examina y atravies e tiene como teatro de operaciones el propio texto. Por su parte,
o bi~eto con su re fl exion
. , " , y d e este mo d o h ace notar el vínculo ad el ~~ucault entiende al ensayo como "prueba modificadora de sí en el
texto con la actividad que le da origen: la clave del ensayo radica el ·uego de la verdad" y como "ejercicio de sí en el pensamiento'U?
. f en J Un aspecto fundamental a tener en cuenta es entonces este que lla-
su h acerse en tiempo presente, en ese es uerzo por representar .1
acto mismo de representación en el que radica además su capacid ~ maremos "presente del ensayo". El ensayo se encuentra predominan-
para desenmascarar todo sistema cristalizado. El ensayo es teatro~ temente escrito en tiempo presente y las expansiones hacia pasado y
experimentación, no encubre el carácter siempre provisional, siem~ futuro tienen como punto de partida y de llegada el propio presente
pre abierto, de toda reflexión auténtica, sino que lo pone al desnu- que conduce siempre a unas ciertas condiciones de enunciación que a
do, como hace también evidente el carácter históricamente marcado su vez remiten al propio acto de pensar. Pronto se descubre que el
y sin pretensiones de originariedad, el carácter valorativo y sin pre- ensayo representa -como es el caso de muchas obras teatrales- la posi-
tensiones de neutralidad, que hace del ensayo un quehacer radical- bilidad de ser pronunciado desde el presente de la enunciación. El
mente diverso y crítico del discurso filosófico. ensayo se desencadena a partir de un yo-aquí-ahora, de una situación
Este autor acentúa así el valor a la vez crítico y epistemológico del cuyas huellas quedarán inscritas en su propia textura. El presente del
ensayo y subraya su carácter de intelección activa del mundo. Otro ensayo es en este sentido una re-presentación del presente de la enun-
tanto había intuido ya algunos años antes Erich Auerbach, quien ciación y una puesta en escena del pensar activo, del predicar activo,
relee a Montaigne y formula valiosas observaciones sobre el modo en del enunciar activo. El ensayo se resiste a la posibilidad de su congela-
que el primer ensayista logra representar la situación y la contingen- miento textual, colocando un switch, embrague o interfaz que recondu-
cia: No sólo subraya Auerbach la conciencia del moi­méme, el "yo ce permanentemente al presente en que las cosas, lejos de darse como
mismo", por parte del autor francés, sino, más aún, muestra cómo el ya sucedidas, están otra vez sucediendo. El presente del ensayo repre-
ensayista re-presenta la propia experiencia en su puro hacerse: "Mon. senta también la relación activa y actuante entre la prosa literaria en
taigne no ofrece otro principio heurístico para el conocimiento his- que se sustenta y la prosa del mundo, desde la fluidez de la oralidad
tórico-moral que el de la experiencia propia. "19 hasta las distintas concreciones de la prosa entre las que el ensayo
Algunos especialistas afirman que la primera ley del libro de viajes resulta mediador. El ensayo es también representación de esa media-
es "el que viaja escribe". Retomando estas ideas afirmaremos que la ción entre el propio texto por él conformado y las innúmeras repre-
primera ley del ensayo es "el que piensa escribe", de modo tal que el sentaciones e interpretaciones de mundo que recoge, tanto a través de
ensayo se convierte en la representación de un viaje intelectual. Es la mirada y el oído atentos a las distintas manifestaciones y discursos
también la re-presentación del despliegue de ese punto de vista sobre que lo rodean en el momento de su configuración como a los innú-
el mundo. meros textos en que entra en relación y con los que dialoga.
En efecto, el ensayo está escrito en tiempo presente y se despliega a Esta remisión al presente permite a su vez al ensayo reactualizar y
partir de una situación enunciativa por él mismo re-presentada. Se nos ponerse en diálogo activo con variadas formas y prácticas discursivas,
da así como un verdadero laboratorio de experimentación intelectual que pueden ir del ámbito particular del testimonio autobiográfico al
al mismo tiempo que como puesta en escena del ejercicio crítico. discurso general del saber, o que van de la performación de un inter-
Este acto de intelección propio del ensayo se muestra como un cambio de opiniones a la versión decantada de un texto crítico for-
experimentar activo que nos remite siempre, radicalmente, al pre- malizado. Esto genera en el lector la convicción de que no sólo está
sente. Ya el propio Adorno observó sagazmente que el ensayo es un ingresando en el territorio de un diálogo privado con un texto parti-
interpretar activo y más tarde otros autores como Max Bense o cular, sino que está asistiendo a debates de enorme densidad y largo
Robert Musil enfatizaron su vínculo con un experimentar dinámico alcance en el plano de lo público y en el plano de las ideas.

20
19 Véase Erich Auerbach, "L'hurnaine condiuon", en Mimesis (1942), México, FCE, Michel Foucault, L'usage des plaisirs, Paris, Gallimard, 1984 [Historia de la sexuali­
1996, p. 282. dad, vol. 2: El uso de los placeres, México, Siglo XXI, 1986)
150 pENSAR EL ENSAYO 151
PENSAR EL ENSAYO

Se debe reparar en que el presente del ensayo remite así tanto a 1 inversa: el ensayo somete muchas veces a reflexión la propia expe-
·encia sentimental del mundo de su autor, y da lugar así a lo sentí-
situación y a la experiencia concreta -ya se trate de elementos de 1 ª ri en tal como vivencia intelectual: no otra es la tarea de los ensayos de
vida y la experiencia individual del ensayista como de su experienct 111 • •
en la práctica social como intelectual o artista, por ejemplo- comoª De Quincey, BenJamm o Camus ya comentados.
esa otra forma de presente que es la propia del tiempo largo de la Todos estos elementos se ponen en juego si pensamos al ensayo
reflexión y el conocimiento. ª como la escritura de una lectura o la lectura de una escritura: la inte-
Ya demostró Adorno que el ensayo no sólo representa el mundo lectualidad como vivencia sentimental en un mundo representado
sino el acto de pensar ese mundo por parte del ensayista. He aquí el como teatro donde se representa en un continuo los actos de leer y
hallazgo genial de Montaigne, quien se retrata en el momento de escribir. Dicho de otro modo: el ensayo es lectura de una escritura y
hacer un retrato, en un tempranísimo escarceo de aquello que siglos escritura de una lectura pero ~s a la vez, en otro nivel, lectura de la
después será materia de la fenomenología y en un gesto parangona- lectura y escritura de la escritura, y se convierte así, por ello mismo,
ble en su audacia con el que años después realizaría Picasso en algu- en representación simbólica del quehacer intelectual. En El último lec­
nos de sus autorretratos: pintarse en perspectiva, dar un punto de tor, Ricardo Piglia escribe:
vista ostensible que permita a su vez ser observado. El ensayo es tam-
bién representación anticipada y conjetural de un diálogo, virtuali- El lector, entendido como descifrador, como intérprete, ha sido muchas
dad de una conversación que el ensayista se propone entablar con el veces una sinécdoque o una alegoría del intelectual. La figura del sujeto que
lector concreto quien, al aceptar las condiciones y reglas de juego, lee forma parte de la construcción de la figura del intelectual en el sentido
firmará un contrato de lectura e intelección una de cuyas condicio- moderno. No sólo como letrado, sino como alguien que se enfrenta con el
nes será precisamente la reinserción en el presente. mundo en una relación que en principio está mediada por un tipo específi-
co de saber. La lectura funciona como un modelo general de construcción
del sentido (p. 103).

EL ENSAYO COMO VIVENCIA SENTIMENTAL DE UNA EXPERIENCIA INTELECTUAL El ensayo vuelve así a presentar como originario el quehacer del
intelectual en cuanto se trata -para usar la bella expresión de José
El ensayo puede ser examinado también, regresando a Lukács, como Gaos- del "pensar del pensador", cuyo propio desenvolvimiento ofi-
la representación de la vivencia sentimental de una experiencia inte- cia además como garantía del acto que se está llevando a cabo. La
lectual. Y esto en cuando menos dos sentidos: por una parte, el ensa- fuerza del proceso de simbolización de la experiencia artística e inte-
yista protagoniza una vivencia sentimental del acto de entender el lectual que despliega el ensayo radica en su permanente capacidad
mundo, se hace teatro de su propia experiencia intelectual y a la vez de re-presentación, su permanente dar cuenta de dicho proceso
la representa. El ensayo es la puesta en escena, la dramatización, de representado en el momento de su hacerse.
la aventura intelectual de su autor, como es la representación del De allí la tenaz diferencia entre el modo de hablar de libros y
acto de representarla. Pero, por otra parte, es también la participa- autores o del sistema de referencias empleado por un trabajo de
ción de dicha experiencia con el lector, quien tendrá a su vez su pro- corte académico y el que evidencia el ensayo: toda cita y toda evoca-
pia vivencia sentimental de la experiencia intelectual por él propicia- ción de autores y debates de ideas son presentadas como permanen-
da. Porque el ensayista necesita -como ya se dijo- de un lector que temente vividas y reactualizadas. El entrecomillado a que apela el
cumpla con el papel activo de intérprete y sea buen entendedor de ensayo para traducir todo tema como problema es más que simple
las operaciones por él realizadas, en una especie de "complicidad" marca: es re-marca resultante de un activo proceso de interpretación
Y colocación en un debate simbólico. De allí que el proceso de reac-
1
que mucho se aproxima al encuentro dialógico de dos amigos que
participan en una misma experiencia vital -a la vez intelectual y sen· tualización de temas, autores y debates deba ser entendido no sólo
timental- del mundo. Por lo demás, también podemos verificar la figurativa sino literalmente.
152 PENSAR EL EN pENSAR EL ENSAYO
153
SAYo

Leer las innumerables interpretaciones que los ensayistas h rivo en cuanto considera que el ensayo representa la propia
hecho de no menos innumerables lecturas confirma que el ensay an pretarien~ia intelectual que vive el pensador: el ensayo se vuelve así
construcción de una nueva realidad textual que tiene en otras lect:res exp:esentación a la vez que objetivación de una experiencia intelec-
y e~crituras un ferment~ fundament_al. Entre los i~finitos ejeinpl: re~ de una meditación responsable respecto de la cosa.
posibles evoco uno, particularmente ligado a la propia experiencia d tu ÁI pensar la interpretación como un acto productivo y crítico
lectura convertida en Biúlungsroman, en novela de aprendizaje que es~ Jocado en la materialidad del mundo y en el seno de los conteni-
la vez -como quería Barthes- la construcción de una nueva novela si~ ~~s ideológicos y no sólo como un ejercici_o de co~?rensión llev~do
nombres propios. Mario Vargas Llosa lee Madarne Bovary: una expc. cabo por el interpres, Adorno replantea dicha nocion en un senado
rienda de lectura que, como rito de pasaje, como ceremonia de inicia. :rítico y con acentos diversos de los que le dará la línea hermenéuti-
ción, habrá de convertirlo, de lector eo escritor, y habrá de convertir a ca que va de Heidegger a Gadamer, e inaugura toda una corriente
Madame Bovary -personaje capaz de vampirizar a su lector- en nuevo del interpretar crítico que sería completada años después por Jürgen
objeto de deseo: en objeto de escritura. Habermas, otro eminente miembro de la escuela de Frankfurt. Ador-
El ensayo es la consumación estética del acto de entender y de no pondrá siempre énfasis en la particularidad y en el conflicto; la
leer el mundo. interpretación queda a cargo de un sujeto también pensado como
empíricamente existente, cuya indagación se remite a la particulari-
dad y materialidad de las cosas, puesto que parte de la intuición de
que "la identidad es la primera forma de la ideología".21 De allí la
EL ENSAYO COMO INTERPRETACIÓN necesidad de someter a crítica toda certeza en una correspondencia
sin más entre las palabras y las cosas.
Adorno se refiere al ensayo como un interpretar activo, en cuanto Al interpretar la interpretación, Adorno pondrá siempre énfasis
meditación responsable respecto de la cosa, que no apunta a traducir en la particularidad y el conflicto, en la necesidad de "abrir" el obje-
los fenómenos en un sentido cerrado -inductivo o deductivo- sino a to de interpretación desde dentro, en el rechazo a la reificación del
mostrar un proceso abierto, siempre dedicado a los contenidos histó- pensamiento y en el desenmascaramiento de la identidad entre las
ricos y valorativos -"lo amado y lo odiado"-, nunca apoyado en una palabras y las cosas. Si, como dice Buck-Morss, "la representación ver-
ilusión de neutralidad, y que es precisamente la fuerza de la inter- bal del fenómeno se somete a la particularidad de las cosas, forman-
pretación la que permite al ensayo reunir los más diversos temas y do una configuración única", es tarea del intérprete desenmascarar
problemas. Adorno acerca la interpretación a la intuición intelec- dichas representaciones.22 Este enfoque de la tarea interpretativa
tual, que permite siempre abrir la cosa y llevar juntos a lenguaje los presente en "El ensayo como forma" la enlaza con la dialéctica nega-
más diversos contenidos, que se asocian como un verdadero campo tiva adorniana y la extrae de la línea hermenéutica de Heidegger,
de fuerzas y no como una construcción cerrada. El ensayo es también quien, en recordado pasaje de Ser y tiempo afirma que "la interpreta-
para Adorno "hiperinterpretación", esto es, interpretación no filoló- ción no es el tomar conocimiento de lo comprendido sino el desa-
gicamente fundada, puesto que los significados se encuentran siem- rrollo de las posibilidades proyectadas en el comprender", de modo
pre ligados a un mundo valorativa e ideológicamente marcado. tal que este filósofo dota al concepto de un sentido ahistórico e indi-
Adorno ha dicho aquí entonces cosas de enorme importancia: no vidualista. Desde un enfoque radicalmente diferente, Adorno regre-
sólo parangona el ensayo con la interpretación, sino con un ínter- sa de algún modo al sentido amplio de interpretación que tiene su
pretar activo capaz de encontrar en dicho proceso su propia forma y
21
de llevar a lenguaje lo interpretado, actuando a manera de imán que Theodor W. Adorno, Dialéctica negativa, trad. José María Ripalda, rev. Jesús Agui-
rre, Madrid, Taurus, 1992.
genera un campo de fuerzas (son también sus palabras). Abre tam 22
Susan Buck-Morss, Origen de la dialéctica negativa: Theodor W. Adorno, WalterBenja­
bién la posibilidad de pensar el ensayo como interpretación de la min y el Instituto de Frankfurt (1977), trad. de Nora Rabotnikov, México, Siglo XXI,
interpretación. Adorno otorga además otro sentido al proceso ínter- 1992.
154 PENSAR EL ENSAYO pENSAR EL ENSAYO 155

primer antecedente en Aristóteles, y la repiensa en cuanto operación ción de una manifestación que sirve como expresión de las inten-
activa por la cual entran en relación signos lingüísticos, ideas y cosas: ª
c1on
·,
re. 1 es de un hablante, como expresion para e 1 esta bl ecmuento
· · de
una relación tal que se encuentra inmersa en un mundo concreto a relación interpersonal entre el hablante y el oyente y como
Para tomar sus propias palabras, Adorno genera un nuevo "camp~ un resión sobre algo que hay en el mundo. Quien participa en pro-
de fuerzas" en el cual la meditación en torno de cuestiones sociales exp sos comunicativos adopta una acutu · d perjormatiua
.t: ·
o rea 1· iza d ora,
ideológicas y valorativas ingresa hasta amenazar por varios flancos I~ nue a su vez lleva a adoptar una determinada disposición ante las pre-
concepción acrítica y ahistórica del proceso hermenéutico. (ensiones de validez (verdad, corrección normativa, sinceridad), que
Por su parte, Habermas habría de ahondar en el sentido de la inter. formula el hablante en espera de una respuesta afirmativa o negativa
pretación, emancipándola así de una vez y para siempre de la , por aparte del oyente. Estas pretensiones suscitan una valoración crí-
impronta individualista heideggeriana al vincularla con aquello que tica enlazada con el reconocimiento intersubjetivo.
denomina una "ética del discurso". 23 Al relacionar el vasto tema de la Los intérpretes de un discurso prescinden de la superioridad de
hermenéutica con las cuestiones pragmáticas ligadas a los actos de una posición privilegiada y falsamente objetiva del observador, en
habla, Habermas logra establecer una importante vinculación y un cuanto se ven ellos mismos como participantes "en Jos tratos sobre el
valioso deslinde entre un uso puramente cognitivo y otro comunica. sentido y la validez de sus manifestaciones", y "aceptan en lo funda-
tivo del habla, distinción fundamental que debe tomarse en cuenta mental la misma posición de aquellos cuyas manifestaciones tratan
para entender el ensayo, así como para comprender que el otro, el de comprender". De allí entonces una conclusión fundamental:
lector, está íntimamente ligado al texto ya desde el arranque del "comprender lo que se dice precisa participación y no mera observación"
movimiento interpretativo. (pp. 17-18).
Considerar al ensayo como proceso interpretativo nos conducirá A estas alturas es posible regresar al modelo planteado por Routh
a la posibilidad de acercar aquellas dos grandes esferas que Cicourel y Terrasse respecto de la doble remisión entre la mirada y el mundo
designa como "conocimiento social" y "procedimientos de interpre- a que da lugar el ensayo, y proponer que se integren a él otros com-
tación". Si bien podemos pensar al ensayista como un especialista de , ponentes fundamentales. En efecto, si bien esta doble remisión podría
la interpretación, en rigor todo participante en la interacción social darse como cerrada y completa si atendiéramos al plano proposicio-
posee una competencia interpretativa y los procedimientos interpre- nal y objetivador, en la medida en que nos encontramos ante una
tativos son básicos en cuanto proporcionan a los miembros de una actividad comunicativa y performativa, en la cual intervienen no sólo
comunidad hermenéutica un esquema compartido de interpreta· proposiciones sobre el mundo en abstracto sino sobre el ámbito
ción. Dichos procedimientos interpretativos ponen al actor social en social y los valores, se hace indispensable ampliar el modelo en nue-
condiciones de sostener un "sentido de la estructura social" a lo largo vas dimensiones, y por lo pronto atender a la dimensión interpretati-
de los distintos ambientes sociales de interacción.24 va, que incluye estos distintos componentes valorativos, participativos
Es necesario aquí hacer un rodeo para acercarnos a las propues- y performativos.
tas de Habermas, en cuanto en su base misma encontramos valiosas De este modo, y en suma, hablar de interpretación nos conduce
sugerencias para una nueva interpretación de la interpretación. a un nuevo nivel de complejidad y a una verdadera tercera dimen-
Mientras que la epistemología se ocupa de la relación entre lenguaje sión del ensayo. La relación entre ensayo y conocimiento está media-
y realidad, la hermenéutica se ocupa al mismo tiempo de la triple da simbólicamente y da lugar a un nuevo orden: el de la interpreta-
ción, que permite al ensayo a su vez insertarse en complejos procesos
23 Remito al lector al diálogo que se establece entre la hermenéutica gadameriana de simbolización social. En el decir ensayístico ingresan no sólo los
y otras corrientes críticas contemporáneas, como las de Habermas o Derrida, enjean
componentes de una destinación comunicativa sino también partici-
Grondin, Introduction lo philosophical hermeneutics, prólogo de H. G. Gadamer, u·ad.Joel
pativa.
Weinsheimer, Yale, Yale U niversi ty Press, 1994 (Yate Studies in Hermeneuticsi.
24 Véase Jürgen Habermas, Conciencia moral y acción comunicativa (1983), trad. de Al mismo tiempo, el ensayo se enlaza no sólo, como observa
Ramón García Cotarelo, Barcelona, Ediciones Península, 2000, p. 38. sagazmente Adorno, con la posibilidad de reinterpretar conceptos
156 PENSAR EL ENSAYO 157
pf;NSl\R t:L ENSAYO

preformados culturalmente, sino también con la posibilidad de rein. onlleva un enriquecimiento en la consideración de los hechos
terpretar toda una simbólica social, vinculada a la capacidad conden. Esto
e laccultura, la sociedad
· y l ~ h.istorra,
· d es d e la pr.e_m1sa
· d. e que se
sadora de experiencias significativas particulares y la generalización d , ·empre de fenómenos vmculados a la producción social de sen-
u ordenación totalizadora de la impresión en un conjunto articula. trata s1
do.25 La forma simbólica tiene originariamente una capacidad estili. tido.De este modo, nos pregu~ ta~os sr· no es ~os1"bl, e reconsi ·d.erar ese
zadora .que condensa las experiencias sensibles y las vuelve significa.
de lo bidimensional constituido por la pnmac1a de los ejes para-
tivas y manejables. . ático y sintagmático o ejes e a se 1 eccion
rno · d l ·, y l a com b.macion·, que
El ensayo no puede entenderse sin tomar en cuenta esa perspec. d~m . d . d .
_orno afirmajakobson- remiten a su vez a os tipos e operaciones
tiva que, retomando nociones de Peirce, llamaremos la dimensión b~sicas: metafóricas y metonímicas, y pensarlo como un modelo tri-
simbólica e interpretativa. Se trata de esa tercera dimensión que nos dimensional en el cual ~~arece un tercer eje. de la .mayor imp_o~tan-
conduce también a la ley que rige los actos de sentido: la ley del ensa. cia, el de la interpretación, que enlaza las dimensiones sermonea y
yo consiste en interpretar las interpretaciones. valorativa, afectiva e intelectiva: no otra cosa hacemos en ese acto
Para entender los alcances de este concepto de interpretación, cotidiano y humano de dotación de sentido a la propia experiencia
vinculada a su vez con nociones fundamentales como la de símbolo, ue denominamos sencillamente "entender", y no otra cosa hace el
representación y ley, es necesario remontarnos a la obra de Peirce, ~nsayista, un especialista del entender.
cuyas ideas suponen un enriquecimiento y una puesta en crisis fun- El acto de entender implica además establecer una ligazón entre
<lamenta! del modelo lingüístico de Saussure. Peirce sentará las bases el ámbito de lo cognitivo-abstracto y lo empírico-concreto, a través
para un tratamiento mucho más rico y complejo de la significación, del uso. Wittgenstein plantea en las Investigacionesfiloséficasuna rela-
al estudiarla a la luz de una relación triádica cuyos tres términos son ción aún más compleja entre el ámbito de la inteligibilidad estructural
signo o representamen, objeto e interpretan te. Al incluir este tercer ele- y el de la experienciade la significación.27
mento -que no estaba presente en el modelo de Saussure-, Peirce Precisamente esta tercera dimensión que estoy proponiendo
plantea que para toda atribución de significado es necesaria la exis- como "eje" del giro simbólico e interpretativo atiende a la necesidad
tencia de un tercero, el interpretante, así como el reconocimiento de incluir el problema de la inteligibilidad, la sensibilidad y la eva-
que el proceso se da desde un punto de vista. Esta afirmación abre las luación en el análisis del significado. Y Bajtín fue uno de los mayores
puertas a la posibilidad de abordar las reglas y leyes, los acuerdos defensores del carácter social de la producción de sentido y la inteli-
implícitos en la atribución de significado. Y la posibilidad de enlazar gibilidad.
esos acuerdos con actos sociales de sentido abre a su vez las puertas a Propongo también examinar en todas estas múltiples dimensio-
nuevas posibilidades de interpretación. El concepto de símbolo de nes el concepto de "interpretación", que a partir de Adorno se asocia
Peirce constituye la base misma de esta perspectiva tridimensional, a la tarea del ensayo, y que permite abarcar, en sus muchos sentidos,
por la que es posible enfatizar el carácter dinámico de la significa· cuestiones que van desde el proceso de intelección y comprensión
ción y entender de manera renovada la interpretación: como obser- del mundo hasta la dinámica propia de dicho proceso, que desde mi
va Elíseo Verón, no sólo se comunican significados sino valores.26 punto de vista se apoya a su vez en el modelo del performance (térmi-
25 Para el estudio de los procesos de simbolización contamos con el precedente no que puede también traducirse como "interpretación"), e incluiría
fundamental de Ernst Cassirer, Filosofia de las formas simbólicas (1964), México, FCE, tanto la actuación performativa como la actualización de las reglas y
1971-1976, 3 vols. Sigo además el comentario a dicha obra que hacejürgen Habermas, valores en el momento de la experiencia, esto es, el momento en que
Fragmentos jilosójicrrteológicos; de la impresión sensible a la expresión simbólica ( 1997), la "ley" es interpretada, comunicada, actuada, representada. Tampo-
Madrid, Trotta, 1999, pp. 20 ss. He desarrollado de manera más ampia estos temas en
Liliana Weinberg, ed., Ensayo, simbolismo y campo cultural, México, ccyoEL­UNAM, 1998y
co en este caso nuestras tres dimensiones pueden pensarse de mane-
en Situación del ensayo, ed. cit.
26 Eliseo Verón, "Signo", en Carlos Altamirano, dír., Términos criticos de sociología de 27
Para una excelente presentación del tema véase Josep Casals, Afinidadesvienesas,
la cultura, Buenos Aires, Paidós, 2002, pp. 216-217. Barcelona, Anagrama, 2002, pp. 287 ss.
158 PENSAR EL ENSAvo o•I> EL ENSAYO 159
pEN""''

ra congelada, estática, sino en una constante dinámica, en una int _ . sen el ámbito de lo intelectual y lo ideológico. Pero sabemos
rrelación dialéctica, a partir del carácter temporal propio de tode dioso . , d e l a " prosa ,, nos a b re a un mun d o en cuyos mu, 1 -
ue la sola menc10n
acto de sentido. La regla social actuada y reinterpretada a través de~ q 1 sentidos deseamos cuando menos brevemente empezar a aso-
upes l , . "
performancees la que constituiría, entonces, nuestro equivalente a un s· ·qué significa que e ensayo este escnto en prosa(
rnarn O · c. • • •
switch, embrague o interfaz y hasta cierto punto sería parangonable Muchas son las caractertzacrorres que atienden al ensayo como
con el modelo de los juegos de lenguaje. El caso de la metáfora es osa 110 ficcional. Buena prueba de ello es la entrada al término que
proverbial: sólo vinculamos diversos órdenes categoriales si hay un pr ece en Ja Enciclopedia británica, donde sintomáticamente se alude
elemento valorativo y una interpretación de la regla de sentido que ~:ismo de este mod~. Much~s son tam~ién los autores que definen
nos permite reconocer el valor atribuido a dichos términos. al ensayo como tal. As1 lo explican, por ejemplo, Glaudes y Louette:
Sólo a la luz de esto último podemos comprender en profundi-
dad la interpretación que lleva a cabo el ensayista, un "especialista" Prosa, porque, en ausencia de toda codificación literaria, no hay ninguna res-
en el entender, cuando reexamina conceptos, símbolos y figuras tricción que limite la forma de esta clase textual que no está caracterizada
empleados por una comunidad hermenéutica y componentes de un esencialmente por el primado de la función poética. Noficcional, porque el
"conocimiento social", y los entrega a ella reinterpretados. El ensayo objeto del ensayo no es simular acciones dentro de una narración o una
es así, en suma, no sólo interpretación, sino interpretación de la representación dramática, sino proponer una reflexión sobre un sujeto cual-
interpretación: el ensayo reactualiza, pone sobre la mesa, hace explí- quiera, en un discurso doblemente caracterizado por su referencia a la ver-
citos, tematiza, problematiza, representa simbólicamente, los proce- dad y por el interés de persuadir a los lectores.P
sos interpretativos que maneja el complejo social y la comunidad her-
menéutica a través de sus distintas órbitas.
El ensayo se mueve en varios niveles, ya que, por una parte, trata ¿Qué significa decir que el ensayo está escrito en prosa, o que per-
de desentrañar las reglas y valores que rigen los casos particulares, y tenece al ámbito de la "prosa no ficcional"? En primer término, se
por la otra despliega esas propias reglas, que son las de su marco cul- debe reconocer que hay también en cuanto a la prosa del ensayo un
tural. No debemos olvidar que el ensayista a su vez se inserta en el complejo equilibrio entre transitividad e intransitividad, transparen-
propio ámbito de discusión artístico e intelectual específico, y que es cia y opacidad: la prosa es instrumento del ensayo pero es también
también en ese ámbito donde desarrolla sus luchas simbólicas. Esto fin en sí misma, sujeto de trabajo artístico y como tal ligada a su vez
ya lo demostró de manera elocuente el propio Edward Said al estu- con el campo de lo literario.
diar el papel de los intelectuales. El ensayista despliega así una serie No debemos por lo tanto caer en la simpleza de aquel recorda-
de estrategias simbólicas que le permiten inscribir a su vez su discur- do personaje de Moliere, quien cierto día descubrió que hablamos
so en los diversos ámbitos del acontecer y del pensar. en prosa sin saberlo. En efecto, se debe distinguir entre la prosa del
mundo y la prosa del ensayo, sometida a un trabajo de composición
que la distingue a la vez que la vuelve a vincular, aunque en otro
nivel, con la prosa del mundo. Hace ya muchas décadas luri Lot-
EL ENSAYO COMO PROSA DE IDEAS man había reflexionado sobre la obra artística como resultado de
un proceso de modelización secundaria y había insistido en la nece-
Julien Benda se refiere al ensayo como "literatura de ideas", y es ésta sidad de no confundir la prosa literaria con la coloquial, de modo
una de las cuestiones que corrió con mayor fortuna, retomada en tal que, en su opinión, "la prosa como fenómeno artístico repre-
años recientes, por autores como Marc Angenot. Se enfatiza así la senta una estructura más compleja que la poesía". Lotrnan propone
relación entre el ensayo y otros miembros de una extensa familia que pensar la prosa a la luz de un proceso histórico en cuyas distintas
va del panfleto al tratado, y que se caracteriza por el quehacer de las
ideas a la vez que se inscribe primordialmente según algunos estn- 28
Pierre Glaudes y jean-Francois Louette, L'essai, p. 26.
160 PENSAR EL ENSAYO PENSAR EL ENSAYO 161

etapas la relación poesía-prosa artística se da de manera diferente: sayo se tensa además el ritmo del pensar y el ritmo del escribir, y
escribir en prosa ha sido en distintos momentos una toma de posi- en
la "voluntad de esti·1 o " se d a~ 1 a vez en estos d os sennid os.
ción que sólo es posible percibir sobre el fondo de la cultura poéti- No debemos entonces olvidar que la prosa del ensayo es a la vez
ca, como su negación. A la hora de estudiar la prosa, debemos aten- instrumento y fin en sí misma; es así -nueva paradoja- opacidad y
der a la representación del discurso oral en el escrito, sin confundir rransparencia al mismo tiempo. La prosa es también la traducción
el uno con el otro: "el discurso oral difiere radicalmente del discur- simbólica de la inserción del ensayista en él espacio público. En efec-
so escrito. A todos los niveles, desde el fonema hasta las unidades to, no es suficiente con atender a la intransitividad de la prosa del
sintácticas suprafraseológicas, se constituye como un sistema de ensayo, sino que de inmediato se la debe concebir como prosa
reducciones, de omisiones y de elipsis. Sin embargo, la reproduc- mediadora entre la prosa, siempre y cuando se la piense, bajo la espe-
ción del discurso oral se construye en literatura de acuerdo con las cie prometeica, no como parte de una operación vacía sino de una
leyes del discurso escrito. "29 operación que se da a partir de la propia organización discursiva que
Desde este punto de vista, y como bien lo demostró el formalis- en él se constituye. Hay una decisión responsable implícita en el que-
mo, todo texto literario somete a trabajo artístico y transforma los hacer del ensayo que reitera la decisión responsable del héroe clásico
materiales de modo tal que no podemos de ningún modo pensar y del rebelde contemporáneo: abrir la cifra del sentido, traducir y lle-
en la prosa como el mero "contenido" de la "forma" ensayo. El var a distintos circuitos de lectura la infinita variedad discursiva del
ensayista construye prosa artística a partir de la prosa del mundo, y mundo.
elabora una red de razones y pasiones a partir de "las palabras de la En efecto, el ensayo se erige como prosa entre la prosa, como
tribu". Escribir ensayo es entonces ingresar activamente en la com- forma capaz de mediar entre diversas modalidades de la prosa de
pleja trama del lenguaje y a la vez en ese mundo de términos, fra- ideas así como también entre las infinitas manifestaciones discursivas
ses, unidades expresivas, muchas de las cuales cargan ya con un sig- coloquiales que el ensayista sabe leer y sabe escuchar. Por una parte,
nificado sancionado por la costumbre y un empleo automatizado, como dice Marc Angenot, todo gran escritor es a la vez no sólo lector
para renovar, a través de la interpretación y el uso, su sentido. Es de los textos de su época sino escucha atenta a las mil y una manifes-
también repensar conceptos, nociones, símbolos, de ningún modo taciones discursivas, más o menos formalizadas, que él a su vez hace
neutrales sino siempre dotados de una cierta valencia, o, por decir- coagular en texto. Por otra parte, el ensayista traslada y comenta sus
lo así, no "segmentos" de sentido sino "vectores" de sentido, para lecturas, cita y reinterpreta los infinitos textos de una biblioteca, para
repensarlos a través del propio trabajo de reflexión y escritura. Nos a su vez hacerlos públicos y comunicarlos a la lectura del mundo. El
asomamos así a la paradoja que marcaba ya un conocido escritor ensayo se muestra así como evidente textualidad, como momento de
respecto de que en todo texto "el contenido está afuera". En el intransitividad con voluntad de estilo y permanencia dentro de un
infinito y constante tejido de textos y discursos.
29 luri Lotrnan, Semiologia del texto artístico, p. 128. Dice también el crítico en esa A este respecto, y como bien lo recuerda a propósito del ensayo
misma obra: "Incluso la realidad inmediata "en bruto" -el documento montado en la Arturo Casas, los trabajos de Michel Foucault sobre el discurso, a par-
prosa artística o en la narración cinematográfica- , aun conservándose materialmente tir de Les mots et les choses ( 1966), demostraron la necesidad de aten-
invariable, modifica funcionalmente su naturaleza de un modo radical: al extender a
otras partes del texto la sensación de autenticidad que suscita, toma del contextoel rasgo
der a su comprensión "como un conjunto de enunciados dependien-
de 'elaborado' y se convierte en reproducción de sí misma. Los destinos del discurso tes de un mismo sistema de formación, asociado éste a alguna forma
narrativo en el arte son análogos: el discurso artístico no es idéntico a la prosa no artísi- de poder o de institución que simultáneamente sanciona qué es lo
ca, sino que establece con ella una relación de reproducción respecto al objeto[ ... ] el extradiscursivo. De ahí la desconfianza del filósofo galo hacia cual-
discurso oral difiere radicalmente del discurso escrito. A todos los niveles[ ... ] El discur quier lingüística que opte por la fragmentación frástico-oracional o
so oral puede penetrar profundamente en la trama de la obra, particularmente en el
en general analítico-sintagmática sin tener en cuenta la formacum dis­
arte del siglo xx. Sin embargo, nunca puede desplazar por completo las estructuras esoi
tas, aunque sólo sea porque el texto artístico, incluso en los casos extremos, no es un clis- cursiva global que acoge los enunciados." A ello deben sumarse, en
curso oral, sino la representación del discurso oral en el escrito" (pp. 127-128). opinión del mismo crítico, los trabajos de Maingueneau y otros inte-
PENSAR EL EL ENSAYO 163
162 ENsJ\vo rt:NsA}t ,
MO REPRESENTACION DE UNA LEY
francesa de la corriente de análisis del dº t:J,ENSAYO oo
rantes de la escue 1 a d iscurs
g . "desde presupuestos que toman e los propio F o, xplorado la relación entre el ensayo y el ámbito d 1 iu ,
qmenes P~~ten, ptos como interdiscurso y discurso social; qu s on, se ha e , fi e o JUn-
cault y BaJtin conce , . d d e Pro. poco
. No no
s referimos solo a la irma de un contrato de int 1 . ,
d . . . e eccion,
. d. ensión social e histonca e to o enunciado y
fund1zan en a trn 1' , . d l . " 30 s· en la d1CO·
n con trato de lectura, e. un contrato de verídiccíón propio . d el
.. , ·amente dialect1ca e mismo . I a esto - de u . su lector, que constituyen hoy temas de interés para la
defimcion necesan ., d . anact¡.
se inscribe tamb1en en etermmadas "form . ial N
mos que e 1 ensayo .b F ac10. en sayista
. y e .
serniosis soc1 . o nos rererimos tampoco sólo a la "I ,, d 1
prag-
. . ,, -en el sentido que les atn uyen oucault y Said , uca y 1 a . ,1 l l ., ey e
nes discursivas . - no 111a No nos refenmos so o a a re ación muchas veces estudiad d 1
. redescubrir Ja enorme nqueza y complejidad énero. , . JUD. ídirea o e l diiscurso argumentativo.
haremos smo d id · que g Ja retonca sino a u a 1e
. . del ensayo: un mundo e sentí o inmerso as nsayo y d • n e e-
nnphca 1 a prosa . if . u Vez e ue tiene que ver, e manera mucho más profunda e
de sentido que sin perder su especi icidad se nut mento q . . d , on e 1
en un mun d o
.
. ' . d
1 on éste en un continuo. Como lo dice e manera admirabJ
' re y mo d o en que Ja tarea .,
in rerpretatrva el ensayo se hunde en cuestí
. . . ones
vmcu a c . . id e ropias. de Ja relacion entre lo. instituyente y lo mstituido
· ' esto es, e 1
Robert Darnton, no nos podemos hmi~ar a consi erar que los textos P
modo en que el ensayo_ se dedica a pensar, de manera alternativa a la
. medio social, porque en ngor se los debe tratar corn
re f1 ejan su d . bé r o del sistema jurídico co_d1ficado, en_ t?r~o de cuestiones como la ley y las
insertos en su medio social, "en un mun o sim o reo que es al misrno
instituciones, l~, legalidad, l~, legitimidad y la ~epresentatividad (en
tiempo social y cultural".31 De allí 1.a ~~rma_nen~e ~-ecesidad de aten-
cuanto delegac10n y reasunc10? del poder, ~or ejemplo).
der a dos grandes instancias: descnpaon e znscnpaon del texto.32 No
No deja de resultar llamativo que el ongen del ensayo esté siem-
consideramos que el momento de la inscripción sea posterior al de la
re ligado a un debate sobre la ley moral. No olvidemos que el pm-
descripdón, sino que ambos ~e d~n d.~ manera concurrente y c~rres-
~io Montaigne era juez, y que la figura de la balanza que escoge
ponden a niveles de mutua 1mphcacion. Esto no conduce de ningún
como emblema de la necesidad de someter a examen toda clase de
modo a la pretensión de disolver el texto en el contexto; muy por el
asuntos es también representación por excelencia de Ja justicia.
contrario, partiendo de las propuestas de Raymond Williams, pode-
Recordemos también que el quehacer literario tal como lo entende-
mos afirmar que toda obra literaria retoma, condensa y da forma
mos hoy es resultado de un largo proceso de diferenciación de otras
artística a estructuras de sentimiento -relacionables a su vez con con-
figuraciones culturales, epocales y sociales- en las cuales por su parte esferas, y muy particularmente de la jurídica.
los lectores se ven traducidos y encuentran su propia voz. O podemos Lejos de constituir una serie de divagaciones más o menos pro-
decir, con Antonio Cándido, que es posible atender a una "estructu- fundas s?bre los más di:ersos temas, muchos son los textos ensayísti-
ra estructurante" de los textos que permita establecer una mediación cos que mcluyen reflexiones mayores linderas con los graves asuntos
entre el mundo y el texto sin incurrir en reduccionismos empobre- ~e 1~ ley y las i~s_tituciones, en el sentido abismal que atribuye Casto-
cedores y respetando siempre la especificidad de la obra literaria. riadis a la relación entre lo instituyente y lo instituido. Todo sistema
de le~es. ha tenido un origen histórico, y está ligado a condiciones
economicas y socia · I es espec1ífi cas, aun cuando las propias sociedades
1~ ~aloquen in illo tempore, y las erijan como procedentes de un espa-
cio mtocado e intocable, más allá, por encima, de las condiciones
concretas Y la opinión general.
30 Arturo Casas, "Breve propedéutica para a análise do ensaio ", en Rosario ÁJvarez
y Dolores Vilavedra, eds., Cinguidos por unha arela comun. Homenaxe o profesor Kesus Alo71• De allí que sea fuerte la tentación de vincular ensayo y ley así
so Montero, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, 1999, t. como
texr de f pensar e n 1 a 1 ey d e 1 ensayo. En 1980 se publica uno de' los
11,pp. 315-327. los º_s undamentales de Derrida, esta vez dedicado a la cuestión de
31 Robert Darnton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura
generos ' baio :.i e 1 ti'tu 1 o "L a ley del género".33 En él vuelve Derrida
francesa (1982), México,FCE, 1997, p. 264. 33
. 32 ~distinción entre estas dos formas de abordaje procede de Delcroix y Hallyn. 170-I97.Jacques
H Derrid
di . , a, "La 1 01. du genre", en Glyph, Textual Studies, núm. 7 (1980), pp.
dirs., Methodes du texte: lntroduction aux études liuéraires, Lovaina, Duculot, 1995. ay e ICIOO traduccion . , d e Avital Ronell, 1acques Derrida's 'The law of
164 PENSAR EL ENSAYO 165
PENSAR EL ENSAYO

a su clásico ejercicio de desenmascaramiento de la naturalizaci · lugares de condensación semántica que se entrecruzan con otras
legitimación de las convenciones, y en este caso en partícula;~: rnarcas y que distorsionan la posibilidad de un sentido original y de
aquella que da apoyo al sistema de los géneros, a la vez que en~ble un sentido último.
un di~logo con las id~as de .G:~~tte vertidas en "". texto clásico, par: La ley del género establece también la pertenencia a una clase, las
reflexionar sobre la indecidibilidad de la relación entre género rnarcas distintivas y el código que proveen de rasgos identificables a
modo para a partir de allí, y más radicalmente aún, mostrar el de~ un texto. Detrás de la aparen te objetividad del tema hay ya un ele-
borde de los límites entre lo literario y lo extraliterario. Una vez más mento jurídico, una reflexión sostenida acerca del principio que
se abre una de las grandes preocupaciones de Derrida: la relación hace posible lo imposible.
entre lo constitutivo y lo regulativo.34 La ley de género se apoya en un principio de economía parásita:
Derrida insiste en que, dado que no hay palabra clave o integri. se trata (como en la paradoja de las clases de Bertrand Russell), de
dad que asegure un sentido o una verdad, no se debe confundir tér- una participación sin pertenencia: algo que participa de pero no perte-
minos y conceptos. Dice también que el comienzo del discurso no es nece a. La marca de pertenencia se encuentra en el borde del con-
nunca casual: la elección primera tiene que ver con los trayectos 0 junto, en sus pliegues, y se invagina formando un bolsillo más grande
cursos posibles; el principio generador de esos cursos es un cierto que el todo. Es el problema del límite (parergon), que al mismo tiem-
punto de vista, y es siempre posible seguir otro trayecto. Por nuestra po se vuelve un adentro, un hueco de exterioridad interiorizado. El
parte consideramos este nuevo modo de poner énfasis en la irnpor. marco de un cuadro puede interiorizarse, a la vez que el aspecto
tancia del punto de vista y del punto de partida, así como el nuevo interno de una obra puede adquirir cualidades que lo exteriorizan.
modo de mostrar que todo texto obedece implícitamente a una ley, 1
Algo que se sitúa en la obra desde fuera de ella, de manera que es a
un tipo de ley que rige la participación, aunque no la pertenencia la vez inclusión y exclusión: abre y cierra una clase, engendra y mata
genérica, de capital importancia para abrir una nueva perspectiva en al mismo tiempo.
torno al vínculo entre ensayo y género. Dice también Derrida que, tanto dentro como fuera de la litera-
El ensayo es el despliegue de una ley formativa que hace al texto a tura, debe existir un código o un conjunto de rasgos identificables y
la vez que abre al contexto. En cuanto puesta en valor, el ensayo se codificables que permitan juzgar y decidir respecto de la pertenencia
maneja en dos niveles al mismo tiempo: al dotar de sentido aquello de un objeto o acontecimiento a una clase. Ese rasgo distintivo o
que ha de interpretar, hace a la vez una interpretación del sentido, marca es siempre en este sentido re­marcable: "Siempre es posible que
en una permanente referencia a la legitimidad y representatividad un conjunto, al que llamo texto, por razones esenciales, sea escrito y
de sus representaciones. De allí que sea de gran utilidad pensar, con oral, re-marque en sí mismo ese rasgo distintivo. Las 'marcas' no con-
Derrida, que existe una ley detrás de la ley del género: hablar de vierten a un texto en literatura, pero sí abren la posibilidad de deve-
género es apelar a la Ley, a las condiciones jurídico-históricas de la nir literatura de todo texto." Esta re-marca (remarque), no sólo es
obra, a cuestiones extraliterarias e incluso extralingüísticas. Dicho de siempre posible para todo texto o para todo corpus de trazos, sino que
otro modo, a partir de sus propias palabras, se trata de un ámbito en es constitutiva e instituyentemente necesaria en el ámbito del arte o
que resulta casi imposible deslindar lo constitutivo y lo regulativo. El la literatura: "Esta re-marca signa la irrupción de la tejné que jamás se
yo engendra la Ley y juega con ella, pero ella juega con él y es su hace esperar." Para el caso del ensayo -añadimos-, se trataría de
madrey su hija al mismo tiempo, y muestra que también en este caso hay remarcar su carácter de interpretar activo y su permanente vincula-
una fisura o pliegue de la significación que convierte a los textos en ción entre sentido y valor.
El ensayo es una clase de textos identificable a través de una serie
genre' ", en Glyph, núm. 7 ( 1980), pp. 202-229. Existe también una excelente uaduc­ d.e marcas, y presenta una serie de rasgos (la argumentación, por
ción al español realizada por Ariel Scheuini, Buenos Aires, Facultad de Filosofía)' ejemplo), que lo acercan a la retórica, sin que por ello dicha partici-
Letras, Cátedra de Teoría y análisis literario, Universidad de Buenos Aires, s.f.
34 Véase también Jacques Derrida, La verdad en pintura (1978), trad. María Cecilia pación lo conduzca a una pertenencia plena a la clase de la retórica.
González y Dardo Scavino, Buenos Aires, Paidós, 200 i, p. 50. La designación "ensayo" no pertenece al ensayo pero tampoco está
166 PENSAR EL ENSAY() PENSAR EL ENSAYO 167

fuera de él: está "en su borde, es una inclusión y una exclusión con forma artística en particular, fuerza anticipadora e integrativa, con-
relación al género en general, en una clase identificable en general". duce a Ja producción de un mundo de la conciencia posible articula-
En el principio hay ya, para Derrida, un punto de vista, una deci- do categorialmente. La operación estética, aplicada en este caso a
sión que marca un cierto trayecto, que podría ser otro si las deman- organizar, sintetizar, integrar los datos dispersos de la experiencia,
das fueran otras. El yo-nosotros que adopta ese trayecto está marcado "confiere a Ja multiplicidad de las impresiones sensibles la unidad de
por una "ley" previa. Consideramos así de vital importancia atender una experiencia objetiva", y no sólo "copia" la realidad sino que la
tanto al punto de vista mismo de que parte el ensayo como a la ley instaura, la configura.
interpretativa que rige ese recorrido. Inversamente, Ja capacidad de decir el todo en el uno, de enlazar
Para concluir, digamos entonces que existe una relación fuerte lo particular y lo universal, que es también una capacidad que se
entre ensayo y ley, y esto en varios sentidos. Por una parte, el ensayo encuentra en las operaciones artísticas, es la que permite al ensayo
es exploración de la ley en cuanto esfera de los valores que hacen al enlazar, tender ese extraño puente entre la imagen y el concepto.
mundo del sentido y explican la relación entre lo instituyente y lo ins- Como bien lo dice Ricoeur, el arte permite condensar, intensificar
tituido. Pero a la vez, el ensayo incorpora en su propia textura dicho significados; Ja densidad de la obra permite a su vez albergar posibili-
ejercicio valorativo, que se encuentra inserto en él como una "clave" dades polisémicas y alimentar nuestra experiencia a la vez que abrir-
o "caja negra" a la vez que como evidencia de una tejnécuya presencia la a los múltiples significados que se nos dan de manera simultánea o
es posible siempre rastrear: el ensayo saca de sí sus propios valores sucesiva. Si nos interesa el arte no es sólo por su carácter mimético o
juzgadores, ha dicho Lukács. El ensayo, como la filosofia en palabras representativo: su valor no consiste sólo en reduplicar lo real, sino
de Derrida, "se representa a sí mismo como parte de su parte", sin precisamente en permitirnos establecer una dialéctica entre repre-
formar del todo parte ni ser tampoco absolutamente extrínseco: la sentación y mundo, a través de un doble movimiento: retirada fuera
ley del ensayo se pone así como "madre e hija" al mismo tiempo, en del mundo y retorno a él.
un permanente adentro y afuera cuya complejidad no podemos Éste es también el sentido de la idea de "intelectualidad como
ignorar. El ensayo es así reinterpretación de un mundo de valores vivencia sentimental": las operaciones sintéticas y dadoras de sentido
por él mismo puesto en valor. El ensayo es así solución estética de del ensayo refuerzan el placer de ese acto humano mínimo: enten-
problemas propios del ámbito de la ética, como será también solu der. Y entender es siempre poner en relación una situación nueva
ción ética de problemas propios del ámbito de la estética, tenso vín- con el propio acervo de conocimientos: es una confrontación del
culo entre una moral de la forma y una forma de la moral. plano del lenguaje con el de la experiencia. La operación estética,
caracterizada por la síntesis e integración de elementos dispares y de
distinto orden en esfuerzos de síntesis cada vez más comprensivos, es
capaz no sólo de provocar placer sensible sino intelectual.
EL ENSAYOCOMO FORMA DE LA MORAL Y COMO MORAL DE LA FORMA Fue el propio Lukács quien se preocupó por el ensayo como
forma, como enlace de lo ético y Jo estético y como vivencia senti-
El ensayo otorga la posibilidad de "resolver en términos literarios las mental de lo intelectual. Se preguntó por Ja necesidad del ensayo y
contradicciones de la filosofia" y de "dar forma poética al pensa· mostró que éste no es sólo una manifestación parásita de otras, que
miento".35 El ensayo, que tiene, como el lenguaje en general y la toma de ellas su forma o que replica su información, sino que en esa
misma búsqueda interpretativa, en esa misma actividad, adquiere
una forma propia: el ensayo se va conformando de manera activa.
~5 "Montaigne y Diderot, en busca de una expresión adecuada de sus ideas com­ Por otra parte, como afirma en nuestro medio Adolfo Sánchez Váz-
plejas, multívocas, encuentran un último recurso en un principio poético. El pensa·
miento engendra la forma. La unidad de la idea y de la estructura es el fundamento
estético de un humanismo. Montaigne, en los Ensayos, recrea la plenitud de la con· posibilidad de resolver en términos literarios las contradicciones de la filosofía", J.
ciencia de sí, y así reintegra el yo en el mundo. De manera semejante, Diderot ve la Schwartz, cit. por Jean Terrasse, op. cit., p. 51.
PENSAR EL EN EL ENSAYO
5AVo pt:NS¡\]l 169
168
ta una configuración artística El sí b 1
· munica algo exterior a ella -una es
quez, la obra de art~ ~o co ya que aquello que comunica no :ecie
que P º
rese
cuJtura 1
, .
y social que el ejemplifica.
. · m o o obed
ece a una
JeY rra parte, toda obra de arte es una form d
de contenido prearusuco-~n que se comunica.36 Por otra par~ed~ por o l . . a e represe
rado de la forma . , · . e, s1 . el rnundo, de co omzar 1maginariament ntar e
ser sepa . . . na operación sínteuca, que mtegra lo . g111ar e e 1 mundo
el JUICIO como u . . Par. 1J11ª excelente modo de desvelar el modo que d 'Y por
pensamos . uevo y lo conoodo y nos permite conqui to un ca a cultu ·
1 1 tan 1 rnundo, entender el universo, evaluar ho b ra tiene
ticular y lo universa , o n 'miento como una actividad abierta star de ver e d . . , . m re y mundo y
. . , ditos de conoc1 , . . ., , no más que to a expenencia esteuca es trans¡ di id ·
espacios me ., . también de ant1opaoon, veremos qué af d do a de in IVl ual y tr
, l d constatac10n sino , l . . . or, a . íva puede entenderse por qué el ensayo pro . . an-
so o e ., e establece Lukacs entre e JUICIO y el en. ubJeu ' . picia una ex
da es esta relac1on qu l l , . sa- s . de lectura que es al mismo tiempo experienc· d pe-
tuna , , también al víncu o entre o euco y lo estéu· · enc1a . 1a e mundo
o Este filosofo se asomo fl z más logra hacer confluir el orden del conocim · 'Y
Y · . intuición que des<:Uortuna amente qued. .
_e d una ve , . p rento, el de la
co en el ensayo. una , 1 o ,euca . y el de Ja estet1ca. orque el .ensayo toma los grand es. temas pro-
. h estudiosos del genero -con a gunas excepcio..
olvidada por mue os . valores, de una determinada comunidad her , .'
bJern as' meneuuca y
nes como la de Musil, ya citada. para d ecirlo con Geertz, los ordena con una configuraci'· on general' y'
,
fine tanto por los temas que trata o por el estilo
El ensayo no se d e . . . resenta de una manera . tal que. pone de relieve una part1cu . 1 ar
. . b' erto que puede adoptar, sino, insisto, por dar 1 os P
. .0, de la naturaleza esencial de dichos temas El ensayo
libre ' exploratono, ., a I ' , .
té rica a cuestiones eucas, en cuanto reexamen de VJSI 0 ., ., . · , en cuanto
una reso 1 ucion es e . , edio de expres10n y evaluación, despliega todo un sistema d 1
. la luz del problema del valor o, como dma Ador- rn " d e vaio­
los diversos temas a . res , lo ordena en un mun o conc 1 uso en sí mismo ' una ma nt1esta- ·e
no, de la crítica a toda ilusión de neu~~h.dad. . cíón particular de forma y toda forma expresiva sólo vive en su pro-
El ensayo es transitividad e intransi~vidad, transparencia y opaci-
dad al mismo tiempo. En nueva paradoja, y .como toda f~rma de arte,
pio presente, el presente que ella mis~a =­"
La lectura del ensayo es una experiencra catártica y participativa
· ·, 1 mui1do se da siempre a partir de su propia configura-
su rermsion a . , de Ja cual salimos enriquecidos, mejorados, de modo tal que resulta a
·, - · E ensayo es también como lo diría Nelson Goodman
cion arusuca. n ' . , Ja vez profunda.me~te ~ti~a y estética. La lectura del ensayo es ade-
ejemplo de sí mismo. Según este autor, cuando llegamos al mvel de
más una expenencia límite en que lo nombrable colinda con lo
una obra de arte, pasamos del problema de la re~erenciali?~d al de la
inno~brable, lo asible con lo inasible, lo legible con lo ilegible, y
significación. Existir como obra de. arte es .fun~i~nar esteucarnente,
constituye uno de los encuentros humanos más intensos y perfectos,
en cuanto símbolo inscrito en un sistema simbólico. El ensayo recu-
al que nunca podre~os abarcar totalmente. No es casual que en
bre también estos cinco requisitos o "síntomas" que marca el propio
muchos casos los escntores se preocupen por la pintura, puesto que
Goodman para la obra de arte: densidad sintáctica, densidad semán-
en el fondo advierten el profundo parentesco entre estas dos modali-
tica, saturación relativa, ejemplificación, referencia múltiple y com-
dades de la experiencia estética. El ensayo es así experiencia conden-
pleja. El ensayo -como el símbolo en Goodman- se convierte en u_n
sada capaz de suscitar nuevas experiencias.
ejemplo de las propiedades que él simboliza, de tal manera ademas
. Por fin, al hablar de experiencia pensamos en la complejidad con-
que ya no podemos simplemente "atravesarlo" o transparentarlo
sistente en inscribir ese acontecimiento íntimo individual intransfe-
para ver a qué se refiere: hay una no transparencia de la obra de arte,
ribl~, propio de cada autor, en un lenguaje co~partido. L~ literatura
hay una primacía de la obra de arte respecto de aquello a que refie-
en~ierra ese enigma que Borges planteó como nadie: el lenguaje es
re. Pero al leer el ensayo nos encontramos con que ese "símbolo" de
Goodman cumple otra característica: obedece a una ley, a una regla, de mdole sucesiva, temporal, y es por lo tanto imperfecto para captar
10 eterno, lo intemporal. Paradoja de paradojas, la literatura nos
que es social. Porque no podemos prescindir del aspecto histórico
pone ante la dificultad de asir el instante y de nombrarlo. De manera
pero a la vez estético para entender qué se quiso decir en toda obra

Barc
"a~ord Geertz, La interpretación de las culturas (1973), trad. de Alberto L. Bix10,
.
36 Adolfo Sánchez Vázquez, "La definición de arte" (1968), en Estética Y marxismo
elona, Gedisa, 1983, p. 366.
(antología), presentación y selección de A. S. V., México, Era, 1970.
PENSARE
} 70 LF.Nsi\\\)
mos remontar las aguas del lenguaie e . TERAS DEL ENSAYO
· sotros d e b e :i scn1 fRON
inversa, no id la obra en su hacerse, en su riesgo o
l a dar VI a a ' en s
para vo ver , y plantea Borges de manera magnífica U
su va 1enua. 01r
apuesta, en critor se esfuerza por llegar a una pá . a
paradoja: cuando un ~s ina deja de pertenecerle, porque "lo bagina
genial y lo lo?r.~, estaa~~onio compartido por todos nosotros. Ueno
no es de nadie , es P . Jos años cuarenta del siglo XX el ensayo había logrado alca
J-Iac1a . ,, h bí nzar
11
su prop ia "tierra firme. , , esto es, a ia egado
. a su normalizac· ion
- en
una zona de intersecc1on entre e 1 campo literario y el campo intelec-
tual, como lo demuestra de manera proverbial, para el caso hispano-
ricano, la obra de Alfonso Reyes. En efecto, en cuanto instru-
ame to de la creación y de la crítica, el ensayo había encontrado un
rnen · ·1 h bí fi
fil un lenguaje y un esn o, a ra rmado un contrato de intelec-
ción con un cierto upo ~pu , bl'reo -esa "generalidad
per ' · · d · de los cultos" a
e se refiere Eduardo NICol y que corresponde a una etapa singular
qu el proceso de conso lid
en ., d e ~n espacio
1 acion · público en el sentido
ue le atribuyen Habermas y Charuer- y se multiplicaba a través de
~royectos editoriales, empre~as cultur~es, r~vi~tas, a la vez que ali-
mentaba diversas formas de mtervencion publica, desde la cátedra
hasta la conferencia. En la pluma de autores como Reyes el ensayo
había encontrado incluso su caracterización y había contemplado sus
posibilidades de expansión y autocorrección, como enlace de esferas
yde mundos.
Sin embargo, y paradójicamente, nuevos sismos y desafios habrían
de resquebrajar muy pronto sus certezas. El movimiento fue múltiple,
sorprendente, plural. La propia tradición hispanoamericana dio cuen-
ta de la existencia de otros ámbitos: el Brasil y el Caribe, pero también
el mundo rural, el mundo del inmigrante, el mundo del obrero. Estos
fenómenos significaron no sólo la demanda de incorporación de nue-
vos temas y problemas a la agenda de la prosa, sino también la puesta
en crisis de la norma culta a partir de la emergencia de nuevas voces y
vocabularios. Implicaron también la puesta en duda de las certezas del
propio sujeto de la enunciación (los ensayos de interpretación de la
realidad latinoamericana y de las distintas entidades nacionales mos-
traron también sus propios límites, incapaces ya de dar cuenta cabal de

la ltenid ad, y se abneron
· a las propuestas de ruptura de las vanguar-
días). El modelo interpretativo prevaleciente en el ensayo de esos años,
ªP0_Y~do fundamentalmente en el devenir histórico y con acento en la
posibilidad de síntesis de los procesos socio-culturales, se verá despla-
zado dé di
ecadas después por el surgimiento de un nuevo para igma

[171)
172 FRONTERAS DEL ENSAY() fRONTERAS DEL ENSAYO 173

explicativo, predominantemente sincrónico y espacial, en el que se nto se encuentra colocado entre prosa y poesía, como un estadio
pondrá además fuerte énfasis en los procesos y en fenómenos frag- P~ermedio entre la una y la otra, especie de rizo que vincula ambos
1001os?
mentarios y particulares, y que marchará de la mano de la formaliza- Más aún: ¿hasta qué punto es posible pensar en esos ámbitos
ción disciplinaria de las ciencias sociales y los estudios culturales.1 Una pomo dos hemisferios perfectamente recortables y establecer tan
tan profunda transformación en los actores, en los discursos, en los ~anca división entre prosa y poesía? Por fin, ¿hasta qué punto esta
públicos, en los fenómenos del gusto, en la relación del ensayo con Ja oposición no lleva a su vez implícita otra distinción, la de palabra
creación, con la crítica, con la academia, con la política, así como las escrita y palabra pronunciada? Recordemos además que para el
profundas modificaciones en la "familia" de las formas de la creación, romanticismo el ensayo era "poema intelectual" capaz de conducir-
con la notable expansión y modificación de la narrativa, la poesía, las nos y hacernos asomar a horizontes últimos como lo sublime y lo
artes plásticas, la composición musical, supusieron también enormes indecible: con el romanticismo la prosa se condensa -llega, por ejem-
desafios para el ensayo en nuestra tradición cultural y lo empujaron al plo, al aforismo y al fragment~ y el sentido se abre al abismo repre-
reconocimiento de nuevos territorios, al cruce de nuevas fronteras, a sentado por los puntos suspensivos ...
la entrevisión de nuevos horizontes. Debemos a Roman Jakobson una de las observaciones más suges-
En lo que sigue queremos abordar algunos ejemplos sobresalien- tivas sobre la que él denomina "función poética", que este crítico no
tes que muestran el modo en que algunos notables escritores tradu- atribuye ya a la voluntad de un escritor específico sino a una capaci-
jeron dicha conmoción y le dieron genialmente una solución simbó- dad presente en el propio lenguaje y que resulta de la posibilidad de
lica: a nuevas demandas, nuevas y más creativas soluciones. que el mensaje se pliegue y atraiga la atención sobre sí mismo. La
El ensayo muestra así, una vez más, la tensión de origen que, dimensión poética está así contenida en las potencialidades del len-
como la balanza que es divisa de Montaigne, lo coloca en un dificil guaje que se vuelve sobre sí mismo, se vuelve opacidad e intransitivi-
equilibrio entre quehacer creativo y quehacer crítico, texto y discur- dad, se repliega y, para decirlo con una imagen que siempre nos
so, forma cristalizada y apertura enunciativa, letra escrita y voz pro- acompaña a la hora de caracterizar el ensayo de Paz, se acaracola.
nunciada, fijeza y vuelo, estructura y estilo, obra concluida y poética Recordemos las observaciones de Lotrnan sobre la cambiante rela-
del pensar, orden y libertad: una serie de oposiciones que sólo pue- ción entre poesía y prosa en distintos momentos de la historia literaria.
den resolverse si se atiende a la posible dialéctica entre la una y la No se trata entonces de atribuir la diferencia entre ellas al empleo de
otra, así como a esa tercera dimensión que da cuenta de su esencial diversos recursos rítmicos o principios de puntuación o versificación,
heterogeneidad a la vez que le otorga cifra y sentido, colocado más sino de atender a un sistema dinámico abierto de intercambio entre el
allá y más acá del texto mismo. texto y el contexto, así como también a la existencia de una "concien-
cia poética" presente en el autor y en el lector, y para la cual las estruc-
turas de la poesía y la prosa están claramente delimitadas. Existe una
serie de indicadores y señales de naturaleza estructural, a partir de los
ENSAYO Y POESÍA cuales la conciencia del lector logra insertar al texto que se le ofrece en
una determinada estructura textual y lograr el deslinde entre poesía y
¿Hasta qué punto el ensayo, al que muchos definen como prosa no prosa: la diferencia entre ambas, aun cuando pueda percibirse como
ficcional, pertenece estrictamente al ámbito de la prosa o hasta qué natural o naturalizada, es básicamente cultural.
Autores como Glaudes y Louette presentan al ensayo como una
1 Veo en la imagen de los Latinoamericanos buscando lugar en este siglo que da título a
forma cuyo modo de exposición se coloca entre la progresión de la
un reciente libro de Néstor García Canclini, y particularmente en la expresión "últi- prosa y los retornos o la morosidad de la poesía. Estos autores recuer-
mos trene a la modernidad" empleada dentro del texto por el mismo autor una elo-
cuente muestra de la tensión entre ambos modelos interpretativos: los símbolos de la
dan que ya para Montaigne el aspecto prosaico (lentitud, peso, reco-
modernidad, ligados a tiempo y movimiento, desembocan en un espacio que diluye y rrido que se demora en el detalle, interés analítico) y el aspecto poé-
desdibuja los procesos. tico del ensayo (vigor, audacia, variedad, velocidad, estallido y
174 FRONTERAS DEL ENSAYQ FRONTERAS DEL ENSAYO 175

relanzamiento) no corresponden forzosamente a la división de tra- lo mismo. El discurso ensayístico procede así por derivación y deduc-
bajo entre géneros. ción, pero también actúa en un sentido de no linealidad y conectivi-
Si bien el modo de exposición del ensayo lo coloca entre la pro- dad en un trayecto argumentativo, y procede también por des­conduo­
gresión de la prosa y los retornos o la contención de la poesía, el pro- ción en cuanto vincula la deducción de la prosa argumentativa o el
blema no se agota ni mucho menos allí, ya que no se trata sólo del acompañamiento conclusivo con la aparición de conexiones sor-
modo de exposición, sino también del modo de exploración y aso- prendentes y la deriva de lo imprevisible.2
ciación de las ideas: ¿hasta qué punto -plantean estos autores- el Prosa y poesía: avance y retorno, progresión temporal y recurso
proceso de experimentación intelectual de que da cuenta el ensayo al origen son fuerzas que se entrecruzan en muchos ensayos litera-
se puede asimilar a modos puramente abstractos y racionales o tiene rios y particularmente en muchos escritores cuyo temperamento
voluntariamente mucho de una operación metafórica que se apoya combina poesía y ensayo: José Martí, Rubén Daría, Juan Ramón
en imágenes y formas estéticas: prosa no transparente (como pueden Jiménez, Pedro Salinas, Octavio Paz, María Zambrano, Ramón Xi-
aspirar a serlo la teoría pura o el tratado), pero que se muestra como rau, Cintio Vitier, Tomás Segovia, para sólo citar unos pocos ejem-
densidad lingüística, como cuerpo verbal tanto como proceso de plos en lengua española entre muchos otros grandes escritores que
intelección? han logrado vincular en su quehacer ambas esferas de manera
Por otra parte, para hacer todavía más complicadas las cosas, aun admirable.
cuando pudiera parecer que la libertad poética es mucho mayor que Los cruces posibles entre los mundos de la prosa y la poesía son
la que puede tomarse la prosa crítica, se debe recordar que los "retor- incontables. Fenómenos como el ingreso de la noción de "poesía
nos" temáticos y rítmicos de la poesía siguen a veces reglas composi- pura" desde fines del siglo XJX o el surgimiento de las vanguardias
tivas que no necesariamente debe obedecer el ensayo, cuyos retornos artísticas o la revolución en la lingüística, en la ciencia, en la filosofia
a los distintos temas pueden o no tener un carácter aleatorio: "figu- del lenguaje y en la epistemología en las primeras décadas del siglo
ras y conexiones producen retornos (estilísticos y temáticos) toma- xx han multiplicado de manera sorprendente estas posibilidades: pen-
dos en una temporalidad no previsible como es la de la rima o el semos en el caso significativo de la metáfora. Surgen así de manera
ritmo": "En todo caso, el retorno, en la poesía versificada, implica a renovada poema en prosa, prosa poética, nuevas formas breves, así
la vez regla y clausura; en el ensayo, si bien se puede hablar de retor- como se da la incorporación de cuestiones filosóficas y estéticas a la
no, éste no sigue reglas, es aleatorio y abierto" (p. 21). poesía. Pero además, como bien lo mostró Octavio Paz, la propia crí-
Por fin, el lector de la prosa queda libre y va a su ritmo, se detiene tica ingresa, a partir de la modernidad, al mundo de la creación y de
cuando quiere, retoma el hilo cundo lo desea; la poesía nos deja ya este modo, agreguemos, ambas se alimentan y tematizan mutuamen-
productos acabados, mientras que la prosa nos entrega tanto resulta- te dando lugar a incontables y prodigiosas combinaciones, como la
dos como procesos de exploración verbal y mental. propia obra de Paz que trataremos más adelante.
Glaudes y Louette han marcado así varios puntos centrales en el Por otra parte, el problema del cruce entre el arte de la palabra y
contraste y mutua alimentación de prosa y poesía. En primer lugar, la el tiempo con experiencias estéticas de otro tipo (plástica, música,
relación entre el peso del juicio y la argumentación con la ligereza)' arquitectura) deriva en nuevas posibilidades.
el "desorden" de la trayectoria poética que un ensayista como el pro- No debemos tampoco olvidar que a principios de siglo se da una
pio Montaigne confesó querer imitar. Para Montaigne, la inspira· amplia apertura de Occidente a expresiones poéticas de otras cultu-
ción, el furor poético, producen sobre el plano de la dispositio el ras: el ingreso del haiku y de la estética japonesa, por ejemplo, no
desorden, el "embrollo" del ensayo, opuesto al orden de la razón, Y tuvo menores repercusiones en nuestro medio que el ingreso de nue-
permiten al autor avanzar por su camino combinando una marcha vas formas plásticas y caligrafias.
calmada con vueltas y saltos súbitos. En segundo lugar, el cruce entre 2
Por su parte, Giorgio Agamben, en "Idea de la prosa", atribuye un papel decisivo
la prosa (progresión) y la poesía (retorno) permite una retroalimen- al encabalgamiento como parteaguas entre uno y otro modos de exposición. Véaseldée
tación del frescor de la idea nueva y la profundización del regreso a de la prose, trad. del ital. Gérard Macé, Paris, Christian Bourgois ed., 1998.
176 FRONTERAs DEL ENSAYQ FRONTERAS DEL ENSAYO 177
De este modo, si en época de Montaigne el ensayo tuvo íntim· El ensayo se coloca en una perspectiva que permite a la vez entre-
relación con el descubrimiento de nuevos ~undos, otro tanto succ~ er la tensión entre la visión de una realidad inasible, mucho "más
derá con el acortamiento de tiempos y espacios y la llegada de nuevos vica y cambiante, más viva" que el orden y el sistema de ideas que la
datos y registros de experiencias procedentes de todas partes del pla. :ujetan. "Poesía de soledad y p~~sía d~ .comunión_" incluye así u~a
neta en nuestra época. V'ttliosa reflexión sobre la operac1on poeuca en su vinculo con magia
Manifiestos, prólogos, textos programáticos, artículos, diarios de y religión (un terna que reaparecerá en la obra posterior de Paz):
poeta, reflexiones sobre poesía, se vinculan a cada vez más audaces
experimentos formales. Nuevas conquistas en el ámbito de la imagi· ... la operación poética ¿es una actividad mágica o religiosa .. .? La poesía es
nación y la metáfora darán lugar a nuevas posibilidades que en cieno irreductible a cualquier otra experiencia. Y claro es que la poesía como fruto
modo retoman la herencia del romanticismo, como es el caso de la logrado, como poema, no es religión, ni magia. Pero el espíritu que la expre-
incorporación del fragmento, el símbolo o el cruce de formas artísti· sa, Jos medios de que se vale y la raíz instintiva que la origina muy bien pue-
cas y literarias. den ser mágicos o religiosos [ ... ]. Pues bien, el poeta lírico establece un diá-
El caso de Octavio Paz es particularmente iluminador a la horade logo con el mundo; en este diálogo hay dos situaciones extremas, dentro de
pensar la relación entre ensayo y poesía, entre ensayo y crítica, no sólo las cuales se mueve el alma del poeta: una, de soledad; otra, de comunión. El
por su prodigioso quehacer en esos campos sino también porque el poeta parte de la soledad, movido por el deseo, hacia la comunión. Siempre
vario enriquecimiento entre esas esferas atraviesa toda su obra y por- intenta comulgar, unirse, "reunirse", mejor dicho, con su objeto: su propia
que en muchos de sus ensayos se ha preocupado explícitamente por alma, la amada, Dios, la naturaleza ... (p. 236).
esta cuestión y la ha tematizado de manera admirable. El arco y la lira
representa una extraordinaria experiencia de vinculación y, más aún, La experiencia poética es entonces irreductible a cualquier otra,
de participación de estos modos a la vez que la superación de una aunque presenta analogías con la religiosa y mágica en cuanto per-
forma de crítica literaria tradicional, tal como se había concebido ori- mite transitar de la soledad a la comunión. El joven Paz que escribe
ginariamente el libro: línea y círculo se perfilan, se ponen en contras- estas líneas es perfectamente consciente de la revolución poética del
te y a la vez se retroalimentan, se vuelven espiral, se acaracolan. sigo xx como es también particularmente perspicaz a la hora de re-
Pero incluso textos tempranos -aunque no por ello menos decisivos-- leer a los poetas místicos que intuyen la suspensión del tiempo y bus-
como "Poesía de soledad y poesía de comunión" (1943), contienen can alcanzar el sentido total a través del silencio. Pero está además al
como una nuez muchas claves de la cuestión y preanuncian sus ensayos tanto de los hallazgos de las vanguardias y los nuevos conceptos apor-
mayores: El labennto de la soledad (1950) y El arco y la lira (1956) así como tados por la etnografia y la fenomenología de las religiones. En pri-
infinidad de textos y poemas dedicados a aquello que alguna vez llamó mer lugar, uno que es central: el de participación. Un concepto que
Paz "luz inteligente": reunión de la razón y la intuición, hasta llegar a sus Paz tratará de trasladar con gran perspicacia de la etnografía a la poe-
últimos textos, como "La casa de la presencia" (1990), ese prodigionso sía y particularmente a la metáfora. Otro tanto hará con la posibili-
texto de síntesis que inaugura el primer tomo de sus Obras compleuu. dad de vincular la idea de tiempo y ritmo, como lo trataron Hubert y
En sus ensayos de juventud vemos ya pronunciadas notas del esti- Mauss para la fiesta, y él lo hará para la poesía: el ritmo permite rom-
lo interpretativo del Paz maduro: trazar dinámicas dadas por pares
de opuestos, identificar fenómenos que superan, enriquecen y abis- ideas y de esbozar una respuesta a la pregunta que desde la adolescencia me desvelaba.
man la mirada del hombre moderno: magia, religión, erotismo y pul· Aquellas reflexiones fueron publicadas, bajo el titulo de Poesía de soledad y poesía de
sión de muerte.3 com1111iói1, en el número cinco de la revista El Hijo Pródigo. Este libro no es sino la madu-
ración, el desarrollo y, en algún punto, la rectificación de aquel lejano texto", México,
3
En cuanto a la historia del texto, en la "Advertencia a la primera e di icron
., "de El. FCE, 1956, p. 35. Surgido entonces a partir de una conferencia, el texto de este ensayo
arco y la lira Octavio Paz dice: "En 1942,José Bergamín, entonces entre nosorros, dcCI· se publicó por primera vez en El Hijo Pródigo, núm. 5, agosto de 1943, pp. 271-278, fue
dió celebrar con algunas conferencias el cuarto centenario del nacimiento de san Juan re~o~ido con posterioridad en Primeras letras y reproducido en Obras completas, vol. XIII,
de la Cruz, y me invitó a participar en ellas. Me dio así ocasión de precisar un paco mis Mexico, FCE, 1999, pp. 234-245. En adelante cito conforme a esta edición.
178 FRONTERASDEL ENSAYO rRONTERASDEL ENSAYO 179

perla sucesión temporal y hacer regresar el rito, el mito y la magia.4 Es además fundamental su vínculo con la línea del surrealismo etno-
6
La idea de "participación", planteada por primera vez de manera gráfico francés. .
explícita por Luden Lévi-Bruhl -y aun cuando el propio estudioso No debemos olvidar tampoco que la obra de Paz entabla un diá-
francés fuera criticado por esbozar una idea de "mentalidad primiti- logo implícito con los grandes debates de la intelectualidad mexica-
va" diferente de la del hombre moderno- resulta desde mi punto de na de esos años, y particularmente con la figura central de Alfonso
vista una categoría fundamental para entender no sólo ciertos proce- Reyes, quien a su vez muestra una profunda preocupación por la
sos de vinculación analógica profunda entre las esferas de la realidad renovación de la historia y la reformulación del concepto de cultu-
que postula Paz, sino también el trasfondo de la propia operación ra.7 AJ estudiar los orígenes del pensamiento occidental, Alfonso
metafórica, y ayuda a comprender su preocupación por el vínculo Reyes había anotado una idea fundamental: a partir de la crítica grie-
del individuo con experiencias comunitarias calificadas como el ga, se produce una escisión capital entre la palabra y el mundo; se
ritual y la fiesta. Por su parte, Hubert y Mauss, en su estudio del quiebra esa primera forma de participación entre el nombre y lo
calendario cíclico y la fiesta, habían llegado a otro concepto funda- designado. A partir de allí el ser humano comenzará a sentirse a la
mental: el de "calificación", en cuanto irrupción del tiempo sagrado, vez más precario y más fuerte, en cuanto perderá la inocencia que
calificado, cualitativamente diverso, en la práctica social. Recorde- garantizaba sin más su integración total al mundo pero ganará la
mos que Paz hace mención explícita de Mauss, Lévi-Bruhl, Caillois, malicia del conocimiento y la posibilidad de indagar ámbitos hasta
Lévi-Strauss y otros importantes representantes del pensamiento entonces desconocidos: "la palabra va en busca de la palabra".8
etnológico francés en ensayos como El arco y la lira, y evocará también Nos interesan estos nuevos elementos que aporta Paz para una
nombres como el de Paul Rivet en su Itinerario. comparación entre prosa y poesía: la experiencia poética se presenta
Las primeras intuiciones de Paz confluyen con las preocupaciones
de la etnología francesa. Estas lecturas, que dan la cifra etnológica del autor francés, hacia 1940, y hace un recuento de las coincidencias entre ambos:
del mundo de correspondencias que estaba explorando ya, desde "Teníamos veintitantos años, nuestra juventud coincidía con la segunda guerra mun-
dial y con la gran crisis de nuestra civilización; ambos, en fin, habíamos sido, simultá-
Baudelaire, la poesía, tendrán mayor peso en los primeros años de su neamente, sacudidos e iluminados por la gran explosión surrealista". Y añade otro
formación que las obras de la antropología norteamericana (aun comentario de singular importancia: "En aquella época yo empezaba a explorar un
cuando Paz leyó sin duda a Campbell, a Frazer y muy probablemente enigma que nunca ha cesado de fascinarme. La relación entre la creación mítica y la
a otros grandes estudiosos de la cultura), que se difundieron en el fabulación poética". Y añade que buscaba Caillois "la red de relaciones invisibles y de
medio latinoamericano gracias a las traducciones pioneras que publi- correspondencias secretas entre los mundos que componen este mundo". Estas corres-
pondencias se dan en "un orden analógico" : "Nunca el de esto se deduce aquello de Ja
có el Fondo de Cultura Económica. Fue Paz gran lector de Roger
lógica y la ciencia; tampoco el esto es aquellodel poeta y del místico sino el esto comoaque­
Caillois, quien plantea el esto es aquello del pensamiento analógico.5 1"1" .(p. 25). Véase Octavio Paz, "Las piedras legibles de Roger Caillois" (1991), repro-
ducido en 0.C., vol. XIV, México, Círculo de Lectores-res, 2001, pp. 23-27.
4 En El arco y la lira leemos: "La función del riuno se precisa ahora con mayor cla- 6
He desarrollado este tema de manera pormenorizada en mi estudio "Luz inte-
ridad: por obra de la repetición rítmica el mito regresa. Hubert y Mauss, en su clásico ligente: la dimensión antropológica en el ensayo temprano de Octavio Paz", en Héc-
estudio sobre este tema, advierten el carácter discontinuo del calendario sagrado y tor Jaimes, ed., Octatno Paz: la dimensión estética del ensayo, México, Siglo XXl, 2004,
encuentran en la magia rítmica el origen de esta discontinuidad": "La representación pp. 269-31 L
1
mítica del tiempo es esencialmente rítmica. Para la religión y la magia el calendario no . Se debe subrayar el papel fundamental que desempeñó en la obra de Reyes la
tiene por objeto medir, sino ritmar, el tiempo", reproducido en O.C., vol. 1, México, FCE, 1'.11egración de la dimensión histórica y la lectura de ciertos autores de la línea cultura-
1999, p. 85. Recordemos, con Emir Rodríguez Monegal, que existen marcadas dife- lista, muchos de ellos traducidos y publicados con prioritario interés por el Fondo de
rencias entre la primera y la segunda ediciones de El arco y la lira ( 1955, 1967) y en par- Cul1ura Económica.
8
ticular la segunda edición traduce su mayor acercamiento al estructuralismo de 11'~­ Dice Paz en 1967: "Alfonso Reyes habló de lo humano y lo divino (más de lo pri-
Strauss (a quien dedicará un libro ese mismo año) y a las nuevas teorías del lenguaje: mero) con gracia y penetración luminosa -habló de todo, de Goethe a Licofrón,
integra la experiencia de Oriente y la toma de distancia del surrealismo. Véase "Relec- menos de_ lo propi10 Y 1 o cercano. F ue uri gran enoco - . que nunca aventuro_ un JUICIO
_ ..
tura de El arco y la lira", Reoista Iberoamericana,vol. 37, núm. 74, J 971, pp. 35-46. sobre
. su epoca" ("Una de cal ... ", e n OC
. ., vo l . m, Fun da.a.on
. , y d'is1'dencia.
· Domm10
.. hiisoa­
­
5 En "Las piedras legibles de Roger Caillois", evoca Paz su encuentro con la obra 111co, p. 289). ~r
180 FRONTERAS DEL ENSAYO FRONTERAS DEL ENSAID 181

como irreductible a cualquier otra, aunque poseedora de una profun- El ensayo de Paz combina la marcha progresiva y abierta propia
da raíz mágica, religiosa, erótica, en cuanto existe una participación del orden expositivo-argumentativo, que constituye la línea domi-
profunda, un diálogo entre el poeta y el mundo, la posibilidad del nante en un primer recorrido, con la afirmación poética, que irrum-
mostrar y del nombrar sin mediación de la razón, que permiten pasar pe en la línea anterior, y la subvierte a través de la presentación súbi-
de la soledad a la comunión y superar las restricciones del tiempo. ta de imágenes, apoyada en la sonoridad, el ritmo, los frecuentes
La preocupación por la escisión a que vive condenado el hombre contrastes y contrapuntos propios del quehacer del poeta:
contemporáneo y la afanosa búsqueda de una comunión a través de
diversos rituales que permitan superar el aislamiento individual lle- Nacida del mismo instinto que la religión se nos aparece como una forma
van a Paz a plantear tempranamente, como se dijo, con influencia clandestina, ilegal, irregular, de la religión: como una heterodoxia[ ... ]. En
del surrealismo etnográfico, un contraste entre soledad y comunión otras palabras: la religión es una forma social y la poesía, un impulso indivi-
que nos recuerda las reflexiones que años después habría de plan- dual.
tear el gran antropólogo Victor Turner, inspirado a su vez en Van ¿Qué clase de testimonio es el testimonio poético, extraño testimonio de
Gennep, en cuanto a Ja función que tiene el ritual como forma de la unidad del hombre y el mundo, de su original y perdida identidad? Ante
paso de una instancia de separación a otra de integración. Son nota· todo, es el testimonio de la inocencia innata en el hombre, como la religión
bles las coincidencias entre las ideas de este ensayo de Paz y ciertas lo es de su perdida inocencia ( ibid.i,
características del rito que anota Víctor Turner:
Se refiere explícitamente al orden poético, al que trata de aproxi-
Van Gennep ha demosu·ado que todos los ritos de paso o "transición" se carac- marse fenomenológicamente. Anota:
terizan por tres fases, a saber: separación, margen (o limen, que en laún quie-
re decir "umbral") y agregación. La primera fase (de separación) comprende Un orden que crea sus propias leyes y su propia realidad: el poema[ ... ]. La
la conducta simbólica por la que se expresa la separación del individuo o mística es una inmersión en lo absoluto; la poesía es una expresión de lo
grupo, bien sea de un punto anterior fijo en la estructura social, de un con- absoluto o de la desgarrada tentativa para llegar a él[ ... ].
junto de condiciones culturales (un "estado"), o de ambos; durante el periodo Entre estos dos polos de inocencia y conciencia, de soledad y comunión,
"liminal'' intermedio, las características del sujeto ritual (el "pasajero") son se mueve toda poesía (pp. 237 y 243).
ambiguas, ya que atraviesa un entorno cultural que tiene pocos, o ninguno, de
los atributos del estado pasado o venidero, y en la tercera fase (reagregación o E~ una toma de distancia implícita con el enfoque de Reyes, Paz
reincorporación) se consuma el paso." se aleja de las explicaciones racionalistas y emotivas para acercarse a
las p~sturas d~l etnógrafo y el fenomenólogo de las religiones. Así,
Leamos a Paz: por ejemplo, mtegra la noción de "liminalidad", y a partir de ella
hace a su vez una serie de operaciones y transiciones interpretativas
en e1 am ' b'ito social· y cultural. El propio ensayista se coloca en el
Religión y poesía tienden a la comunión; las dos parten de la soledad e inten-
tan, mediante el alimento sagrado, romper la soledad y devolver al hombre umbral que le permite transitar entre dos órdenes, el de la prosa y el
su inocencia. Pero en tanto que la religión es profundamente conservadora, de la poesía, y así representa el paso "en y fuera del tiempo" "dentro
puesto que torna sagrado el lazo social (económico o político) al convertir Y. fuei .a " de la estructura social,
. ' explí-
para, como lo hace de manera
cita
.. en "P - d
oesia e soledad y poesía de comunión", oponer dos
en Iglesia a la sociedad, la poesía, por el contrario, rompe ese lazo al sacra-
mentar una relación individual, al margen, cuando no en contra, de la socie- modelos de interacción humana", a los que por su parte Turner
deno mma · estructura y communitas y define de este modo:
dad. La poesía no es ortodoxa; siempre es disidente. to
9Victor Turner, El proceso ritual; estructura y antiestructura, traducción de Beatriz El. primero es el que presenta a 1 a sociedad
· .
como un sistema estructurado,
García Ríos, Madrid, Tautus, 1988, pp. 101-102. d tferenciado y a m d . , . . .
' enu o jerarquico, de posiciones político-jurídico-econó-
10
Octavio Paz, "Poesía de soledad y poesía de comunión", p. 237.
FRONTERAS DEL ENSAYO 183
182 FRONTERAS DEL ENSAYQ

micas con múltiples criterios de evaluación, que separan a los hombres en dencia y despliegue de la ley organizativa del texto que obedece a
términos de "más" o "menos". El segundo, que surge de forma reconocible una Ley interpretativa del mundo. Los pares de opuestos son además
durante el período liminal, es el de la sociedad en cuanto comitatus, comun; ínúmo ingrediente del estilo de pensar y de escribir de Paz, como
dad, o incluso comunión, sin estructurar o rudimentariamente estructurada son también un modo radical de entender la dinámica cultural,
y relativamente indiferenciada, de individuos iguales que se someten a¡~ como lo hizo el estructuralismo -y muy particularmente Lévi-Strauss,
autoridad genérica de los ancianos que controlan el ritual [ ... ].No se trata a cuya obra años más tarde Paz dedicará un amplio estudio-, que vio
simplemente [ ... ] de otorgar un sello de legitimidad a las posiciones estruc. en la posibilidad de trazar pares de opuestos (naturaleza y cultura;
turales de una sociedad sino, más bien, de otorgar el debido reconocimiento crudo y cocido; propio y extraño) la clave para determinar el modo
a un vínculo humano esencial y genérico, sin el que no podría existir una en que cada cultura se da una organización del mundo. Por fin,
sociedad. 11 recordemos que el trazado de anútesis permite al autor y a su lector
firmar un convenio de intelección por el cual los dos términos pola-
Existen notables coincidencias entre las nociones del antropólo- res se entienden implícitamente como los posibles extremos de un
go y las del poeta: conjunto o totalidad sólo intuible y sintetizable gracias a ellos, de tal
modo que resultan representativos de ese todo que sólo se puede
. . . tanto para los individuos como para los grupos, la vida social es un tipo de captar a través del contrapunto .
proceso dialéctico que comprende una vivencia sucesiva de lo alto y lo bajo, Condensación, unificación de referentes dispares y polarización
de la communitas y la estructura, de la homogeneidad y la diferenciación, de del significado (tres propiedades de los símbolos rituales estudiadas
la igualdad y la desigualdad. El paso de un status inferior a uno superior se por Turner) son también mecanismos que intervienen en el proceso
efectúa a través de un limbo carente de status. En procesos así, los opuestos creativo de Paz, y que remiten a su vez a un proceso general que los
son parte integrante los unos de los otros y son mutuamente indispensables abarca: participación, clave a su vez para el gran tema de la analogía
(p. 104). y las correspondencias. Por fin, este modo de interpretación del
mundo permite ofrecer una resolución estética y generar una atmós-
Las ideas de ritual y liminalidad permiten arrojar nueva luz sobre fera de sentido de singular equilibrio y completud.
el sentido de esa forma característica del estilo de pensamiento y de escri- La enorme sensibilidad de Paz le permitió en suma volver a
tura de Paz así como sobre la propia dinámica organizativa de sus ideas como "participación" y "calificación" que la etnografía france-
ensayos, que es la determinación contrapunústica de pares de con· sa consideraba fundamentales para la comprensión del pensamien-
trarios que se precisan a la vez que se oponen, que presentan pro- to no occidental, y aplicarlas ahora, junto con la noción de "analo-
fundos rasgos en común, como "integrantes los unos de los otros", gía", a la poesía (particularmente a los procesos de metaforización)
"mutuamente indispensables", a la vez que conviven en una peculiar y a la relación del poeta con su comunidad. Esta dinámica básica
tensión entre inclusión-exclusión que se actualiza como proceso retornará en las primeras líneas de El arco y la lira, donde descubri-
ritual. Otro tanto sucede con la paradoja, figura presente en Paz, y remos cómo condensaciones, unificaciones y polarizaciones se dan
también interpretada por Turner a la luz del complejo ritual que ella en el seno de un complejo campo semántico que al propio tiempo
reactualiza y escenifica. reestructuran.
Ahora bien: si atendemos a esos pares antitéticos que alimentan la Si bien para algunos críticos fiesta, mito, revolución y erotismo
estética de Paz veremos que se encuentran, por una parte, en su constituyen puntos clave donde un Paz crítico de las nociones linea-
forma de mirar y recortar el mundo a interpretar, y que, por la QU"a, les Y progresivas de la historia descubre la vuelta y la suspensión del
son la cifra de su pensamiento y de su obra, que conducirá además a devenir y el regreso al tiempo sin tiempo de la colectividad, estos
su afinidad con algunas ideas del estructuralismo. Son entonces e1~- fenómenos representan también el punto límite entre naturaleza y
cultura, experiencia individual y sentido comunitario y le permiten
11 Victor Turner, El proceso ritual, pp. 103-104.
proponer una nueva interpretación del lenguaje y la palabra, coloca-
184 FRONTERAS DEL ENSA~ FRONTERAS DEL ENSAID 185

dos en ese punto de articulación radical en que una cultura instituye La operación poética no es diversa del conjuro, el hechizo y otros proce-
una visión de mundo. dimientos de la magia. Yla actitud del poeta es muy semejante a la del mago.
Así, esta primera gran matriz interpretativa de Paz, anunciada ya Los dos utilizan el principio de analogía; los dos proceden con fines utilita-
en sus escritos de juventud, se alimentará de su propia lectura y de su rios e inmediatos: no se preguntan qué es el idioma o la naturaleza, sino que
propia toma de posición personal respecto de la obra de los grandes se sirven de ellos para sus propios fines. No es dificil añadir otra nota: magos
poetas contemporáneos, de los grandes estudiosos de la religión y la poetas, a diferencia de filósofos, técnicos y sabios, extraen sus poderes de sí
fiesta, de la antropología, así como de su genial descubrimiento del ~ismos. Para obrar no les basta poseer una suma de conocimientos, como
mundo prehispánico y de su diálogo implícito con toda una línea de ocurre con un físico o con un chofer. Toda operación mágica requiere de
reflexión encabezada por Alfonso Reyes. En este último aspecto, la una fuerza interior, lograda a través de un penoso esfuerzo de purificación.
interpretación de Paz supone una nueva formulación de la relación Las fuentes del poder mágico son dobles: las fórmulas y demás métodos de
entre historia y sentido, en cuanto tomará una posición crítica res- encantamiento, y la fuerza psíquica del encantador, su afinación espiritual
pecto de la lectura lineal, progresiva, culturalista y universalista de la que le permite acordar su ritmo con el del cosmos. Lo mismo ocurre con el
historia como fue la del propio Reyes. Por otra parte, en lugar de poeta. El lenguaje del poema está en él y sólo a él se le revela. La revelación
poner énfasis en la posibilidad de construir un discurso histórico-cul- poética implica una búsqueda interior. Búsqueda que no se parece en nada a
tural continuo o traducir en términos racionales y argumentativos la introspección o al análisis; más que una búsqueda, actividad psíquica
fuertes estos elementos diversos, Paz volcará su atención hacia com- capaz de provocar la pasividad propicia a la aparición de las imágenes. 12
ponentes de ruptura con el tiempo histórico, la recuperación del
acto y la experiencia calificada y la participación en la comunidad de Abundará también en este ensayo mayor en otras cuestiones capi-
sentido a través del acto poético, político y religioso e incorporará a tales, como la del tiempo:
su discurso dos zonas críticas que no tenían ese peso como tales en el
discurso de otros intelectuales de su momento: el mundo prehispá- Si la fecha mítica no se inserta en la pura sucesión, ¿en qué tiempo pasa? La
nico y la Revolución mexicana. respuesta.nos la dan los cuentos: "Una vez había un rey... ". El mito no se sitúa
Paz redescubre desde la mirada del hombre contemporáneo una en una fecha determinada, sino en "una vez ... ", nudo en el que espacio y
de las cifras fundamentales de la generación de sentido: el sistema de tiempo se entrelazan. El mito es un pasado que también es un futuro. Pues la
correspondencias que Baudelaire recoloca en la poesía resulta a su región temporal en donde acaecen los mitos no es el ayer irreparable y fini-
vez un retorno del viejo principio de participación que anida en las to de todo acto humano, sino un pasado cargado de posibilidades, suscepti-
culturas primeras. En El arco y la lira regresará a este tema, enrique- ble de actualizarse. El mito transcurre en un tiempo arquetípico [ ... ] . Nada
ciéndolo. Así, recuperará y dotará de nuevo valor la idea de ritmo más distante de nuestra concepción cotidiana del tiempo [ ... ]. Nuestro
como cifra generadora de sentido: "buen tiempo" muere de la misma muerte que todos los tiempos: es suce-
sión. En cambio, la fecha mítica no muere: se repite, encarna. Así, lo que dis-
En el fondo de todo fenómeno verbal hay un ritmo. Las palabras se juntan y tingue al tiempo mítico de toda otra representación del tiempo es el ser un
separan atendiendo a ciertos principios rítmicos. Si el lenguaje es un continuo arquetipo. Pasado susceptible siempre de ser hoy, el mito es una realidad flo-
vaivén de frases y asociaciones verbales regido por un ritmo secreto, la repro- tante, siempre dispuesta a encarnar y volver a ser (pp. 84-85).
ducción de ese ritmo nos dará poder sobre las palabras. El dinamismo del len·
guaje lleva al poeta a crear su universo verbal utilizando las mismas fuerzas de El estilo de Paz, que hace del ensayo un ritual estético, se origina
atracción y repulsión. El poeta crea por analogía. Su modelo es el ritmo que ~mbién en intuiciones propias del quehacer poético: no sólo busca-
mueve a todo el idioma. El ritmo es un imán. Al reproducirlo -por medio de ra defender la propia legalidad de las revelaciones del artista sino
metros, rimas, aliteraciones, paronomasias y otros procedimientos- convoca
las palabras. A la esterilidad sucede un estado de abundancia verbal; abiertaS 120 . p
ClaVJo az, El arco y la lira, pp. 76-77. Regresará al tema en textos posteriores
las esclusas interiores, las frases brotan como chorros o surtidores. como Lo
S hiil)OSdellnno
. (1974), reproducido en Q.C., VOJ. t, pp. 365-484.
FRONTERAS O [1'.JU\S oEJ... E.NSAVÜ 187
186 Et. ENsl\Yo
. , de ritualizarlas y convertirlas en un pro fllO ·ral de una operación transformadora siempre bi
. clu o tratara , bi eso s·1111- el esp1 L ., . . ' a ierta y
que in ta el cruce de dos or itas e la experiet .
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Hemos , Paz nos ha ayudado a enriquecerlas a trav'>, htrc . , creación, interpretaci6n
osa y poes1a, y id d d: .. , es de la Rt'Ve[aczon, ,
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os1c1on entre Je . ilid d d . . n, mar
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ª - que de la posibi 1 a e instauración y r
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· a en ten der· el paso, o más bien. el salto, de los . primeros ensayo. , s de
Paf b poesía a t,'/ arco y la lira, y su consideración de la poe ía
de lo temporal. . . paz so re . . . . .
. , de la mayor 1mportaneta es que, paralelamente . evelación y crcacron, es necesario atender también a otros ele-
Otra cuesoon ., a su co010. r . En primer termino,
' · · su t orna d e conciencia
· · del fenómeno
. . en cuanto a su nu va forma de relación con la cr·IJ· .
reformu 1 acion · 1 C<1 y
, modo de su "terceridad", el reencuentro del, . ensayo, ahora en rnen1ws. uaie- Como observa Jean-Pierre Zubiate, uno de lo descu-
de a1 gun . . del eng :.r "· J id l ,
otros term1, inos . con la creación y la expenencia , poeuca, lo conduc e a . . ritos del siglo xx es que e 1 ea comun de intelección por el
bnm1e ,' . .
. . ovació nen su vínculo con la poes1a: palabra, metáfora , imaa­ uaie hace converger [poesía y ensayo] en una escritura de tipo
vivir una ren
gen, escritura. .
·
. . . .
leng :.idonde las dif
nuevo · t
1 erencias en re msmo
1· · r
me dirtacion
·' se diluyen".'!
Muc hos son los estudiosos que, a la hora, de caractenzar el ensayo ' El lenguaje deja de ser un compo~<;nte mas de la ~~ra, para acompa-
proponen establecer un enlace ent~~ poesia )' p.rosado entre imagen y ñar al fenómeno de autogerieracion del acto poeuco. La poesía se
to Lukács retoma la noción romanuca e ensayo como enfrenta al problema de la posibilidad de transitividad del lenguaje
concep · , · , bá · ·
"poema intelectual" y recuper~ asi esa tens1~n asica p~op1a de este representativo y de su capacidad de entenderse con el mundo.
ti 0 de textos, vinculado ademas con un fenomeno particular, que él Nociones como "palabra", "escritura", "nombre" se cargan de nuevos
d~nomina "la intelectualidad como vivencia sentimental". También sentidos y revisten capital importancia. Dice Paz: "Al nombrar, al
Paz se interesa por el legado del romanticismo, a partir del cual se crear con palabras, creamos eso mismo que nombramos y que antes
da en sus palabras, "un diálogo entre poesía y prosa, inspiración y no existía sino como amenaza, vacío y caos".16
'
reflexión, pensamiento . .
e imagen sens1.'bl e " . 14 . Por otra parte, el ensayo, a diferencia de la poesía, se define por
Por su parte, Max Bense -quien ha sido, al igual que Paz, gran lec- su secundaridad y aun terceridad en relación con un objeto, y no
tor de Ortega- coloca al ensayo en un confiniurn ~ntre aquell~s do.s resulta así predominantemente inventivo como reflexivo, caracteriza-
mundos que él designa como creación y tendencia (esto .~s, mt~h- do por ser un estudio sobre algo, que enuncia una tesis y tiene un
gencia con sentido), poesía y prosa, estética y ética. Expresión po~u- objeto definible, "mientras que -dice Zubiate- uno de los dogmas de
ca y maestría en prosa, que son dos rasgos que vincula Ben.s_e, no solo la poesía moderna, por lo menos a partir del simbolismo, es preten-
aparecen en el quehacer ensayístico de Paz, sino también en sus der romper con esta visión a posteriori de la escritura" (p. 382).
reflexiones sobre ese quehacer. Pocas son las obras que han alcanza- . En El arco y la lira Paz restituye el presente de la experiencia poé-
do las dimensiones de El arco y la lira, donde logra Paz no sólo poner tica:
en relación ambos mundos, sino examinar en perspectiva su propw
, . . . para llegar Al nombrar ' al c1­ ear con palabras, creamos eso mismo
quehacer poético -creador y cnuco al mismo uempo-, . yel · que nombramos Y que
1 · , n reflexiva antes 110 e · - .
así a efectos en verdad abismales en los que a operacw . , onflu· · xisua sino como amenaza vacío y caos. Cuando el poeta afirma que
~~ra· , '
decir poético, la línea de la razón y el círculo de la creacion c e que es lo que va a escribir" quiere decir que aún no sabe cómo se llama
so que su p oema va a nombrar y que, hasta que sea nombrad o, so, 1 o se pre-
1~
Véase Charles O'Neill, "The essay as aesthetic ritual: W. B. Ye

University of Georgia Press, 1989, pp. 126-136.


eats and Ideas of good

and eoit', en Alexander J. Butryrn, Essays on the essay; redefining the genre,
Athcns, The
·~
C;:isa¡~~1ª~·Pierre Zubiale, "Essai et poésie
· etcmw""/
16 El ar
,
· r ioses d un genre, p. 382.
au xxs siécle", en Pierre GLaudes, coord.,

14
Octavio Paz, "Analogía e ironía", en Los hijos del limo, P· 386· ca y la lira, p. 173.
FRONTERAS DEL.,,, .rrERAS DEL E SAYO
o:.i~SA\'() fRÜL"' 187
l 6 . .. arlas convertirlas en un proces . ye n en el espiral de una operación transformadora ' siern pre a biierta y
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mentos. En pnmer termino, su toma de conciencia del fenómeno
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al m modo de su
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. . , .
creación y Ja expenenc1a poeuca, o conduce a
1
brimie?tos del siglo XX es que :e1
ideal común de intelección por el
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vivir una renovaaon ei 1 nuevo do?de l~s diferencias entre lmsmo y meditación se diluyen".15
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P ká retoma la noción romantica e ensayo como
concepto. L u aes . , bá . .
. t l" y recupera así esa rension asica propia de este representativo y de su capacidad de entenderse con el mundo.
"poema inte 1 ecua , . l , Nociones como "palabra", "escritura", "nombre" se cargan de nuevos
. · nculado además con un fenomeno partlcu ar, que el
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· "l · telectualidad como Vlvenc1a senurnent . También
denomina am . . crear con palabras, creamos eso mismo que nombramos y que antes
· por el legado del romanticismo, a parar del cual se
Paz se mteresa , . . .,
alabras "un diálogo entre poesia y prosa, msprracion y no existía sino como amenaza, vacío y caos".16
d a, en sus p . ' . . ,, 14 Por otra parte, el ensayo, a diferencia de la poesía, se define por
reflexión, pensamiento e imagen sensible . .
Por su parte, Max Bense -quien ha sido, al igual que Paz, gran lec- su secundaridad y aun terceridad en relación con un objeto, y no
tor de Ortega- coloca al ensayo en un confinium ~ntre aquell~s do.s resulta así predominantemente inventivo como reflexivo, caracteriza-
mundos que él designa como creación y tendencia (esto .~s, mt~l~- do por ser un estudio sobre algo, que enuncia una tesis y tiene un
gencia con sentido), poesía y prosa, estética y ética. Expres10n po~u- objeto definible, "mientras que -dice Zubiate- uno de los dogmas de
, d . l Bense no solo la poesía moderna, por lo menos a partir del simbolismo, es preten-
ca y maestna en prosa, que son os rasgos que vmcu a '
aparecen en el quehacer ensayístico de Paz, sino también en sus der romper con esta visión a postenori de la escritura" (p. 382).
. b e han alcanza· . En El arco y la lira Paz restituye el presente de la experiencia poé-
reflexiones sobre ese quehacer. Pocas son 1 as o ras qu
· . . p sólo poner uca:
do las dimensiones de El arco y la lira, donde logra az no .
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eso que su poema va a nombrar y que, hasta que sea nombrado, sólo se pre-
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O eill "The essay as aesthetic ritual· W. B. reats ... s The
a'lld ·r , . . I re, Au•e11 ' L: 15J. ean- p·1erre Zubiate, "Essai et poésie au xx" siecle", en Pierre Glaudes, coor d.,
. evi .' en Alexander J. Butryrn, Essays 011 the essay; redejinmg t ie gen •llSSa¡· M"
• , etamorphoses d 'ttn genre, p. 382.
UmversityofGeorgia Pre', 19 9, pp. 126-136. 16
140 . p l~l a.reo y la lira, p. 173.
ctavio az, "Analogia e ironía", en Los hijos del limo, p. 386.
188 FRONTERAS DEL ENSAYO
FRONTERAS DEL ENSAYO 189
senta bajo la forma de silencio ininteligible. Lector y poeta se crean al crear ese
gunta Zubiate qué es entonces lo que fascina a los poetas re pecto
poema que sólo existe por ellos y para que ellos de veras existan ... (p. 174).
del ensayo y responde que les atrae aquello que lo se~ara de la ego-
latría de otras escrituras que tienen certeza ?e e_llas mismas: el Lr_ata-
En su ensa)O Paz intentará decir ese nombrar, de modo la! que des-
do. que pone al sujeto racional como conciencia de mun~o, rrnen-
plegará permanentemente esta relación entre ambos planos:'! tensa.
tras que el ensayo no busca cumplir es.~s metas y s~ _hga a los
rá hasta sus límites al ensayo para confrontarlo con su vocacion críti·
fenómenos por la experiencia, sin pretensión de exhaustividad, neu-
ca, que en un caso extremo puede desem?~c-ar en el mero
tra lidad ni empleo de tecnici smos; el manifiesto, que hace . valer el
comentario, y su vocación creativa, que le perrmura encontrar nue-
derecho de Ja pasión intuitiva y reivindica su derecho a decir la ver-
vos puntos de contacto y mutuo enriquecimiento con la _poesía.
dad, mientras que el ensayo no disimula su carácter parcial y subjeti-
Dice también Zubiate que la cantidad de ensayos escntos por poe-
vo; la exégesis dogmática, que es ap~icación de_ una creencia y de la
tas es tal que nos lleva a pensar que estos dos géneros no pueden
cual él toma en préstamo la postura mterpretauva.
conocerse ino en espejo. Por otra parte, "el ensayo es mucho más
Por último, un Octavio Paz que conocía ya a Bretón se enfrenta,
que útil a la poesía a la hora de acl~rar su pro~io_ objeto: se trata de
como él, a la tendencia a tomar a la poe sía misma por objeto, converti-
encontrar una solución a sus propias contradicciones tomando en
da en enigma indescifrable a la vez que ometida a los requisitos de las
cuenta el conocimiento de las cosas y la posibilidad de hablar del
ciencias humanas que tecnifican la relación de la interpretación verbal
mundo. ¿Sería así el ensayo un medio de metamorfosear la escritura
con el saber, algo que heredó en cierta medida no sólo una buena
poética para escapar de sus aporías?"
parte de Ja exégesis literaria sino la corriente surrealista misma. Basta,
El ensayo cumple así varias funciones: en primer lugar, actúa
según Zubiate, con observar la ~rosa de_ Bret~~· .ª menudo ta_n ~azo-
como "modelo hermenéutico" para la poesía. La interpretación lle-
nante, y que recurre al vocabulano del psicoanálisis o del materialismo
vada a cabo por el verbo poético no sería sino producción, mientras
histórico: poesía-objeto, ensayo-útil interpretativo de investigación.
que el ensayo resultaría el lugar donde la palabr~ interpr~tativa de la
Plantea Zubiate que el ethos del ensayo permite constituir una ter-
poesía podría reaprehender su sentido, al cambiar su objeto, que '.10
cera vía entre la expresión poética y la intelección conceptual: "El
resultaría ya el Ser sino, más humildemente, el mundo de lo conuu-
ensayo sería así un amante de la poesía en razón de su postura inter-
gente. _ mediaria entre, por una parte, el texto que pretende conocer y que
Desde una mirada racionalista y positivista, el ensayo es un genero
impone Ja visión del yo y su presencia y hace deslizarse peligrosa-
fundado en una desconfianza hacia los modos que, como la poesía.
mente el discurso hacia el pathos, y, por otra parte, el discurso que se
afirman la posibilidad del conocimiento del ser por la palabra. La
defiende de la presencia lírica y se constituye en ciencia." Y concluye:
poesía queda en este caso alojada del lado de la fantasía, mientras
"una misma fuente alimenta el trabajo del ensayo y de la poesía del
que el ensayo resulta una escritura del saber, fund~da en_ fu_~ntes, siglo xx: la pregunta que ellos formulan de de el principio sobre la
documentos y datos verificables. Este proceso de diferenciación se
validez representativa -cognitiva o expresiva- del trabajo escritura!".
manifestó de manera paralela al de las ciencias humanas, y en paru-
El ensayo y la poesía marchan así hacia un punto en común: "una
cular al de la crítica literaria, que en buena medida formalizaron la palabra garante de su decir".17
relación entre la interpretación verbal y el saber. El ensayo se con-
A todos estos elementos podemos agregar la peculiar sensibilidad
vierte así en una especie de "buena conciencia" de la poesía respe_c_to
de Paz hacia cuestiones como la alteridad y la historicidad, que le
de la relación del saber que ella transmite, al darle una verificac'.on
permiten complejizar aún más su reflexión:
experimental. Escritura interpretativa que autentifica perfo_rm~Ul'a-
mente los descubrimientos de la poesía y se convierte así enJusufica-
El poema, ser de palabras, va más allá de las palabras y la historia no agota el
ción a posterum de una visión a priori de la intelección verbal.
sentido del poema; pero el poema no tendría sentido ­y ni siquiera existen-
Pero el ensayo puede ser también espejo del poema, y de este
modo evitar una de sus mayore tentaciones: el narcisismo. Se pre- 17.Jean-Pierre
Zubiate, op. cit., p. 389.
·"'"EºAS DEL ENSAYO
fl{0l". ,IV'
191
190
. h.
.
ria sin la cornu
nidad que Jo alimenta y a la que ali me
. . nta. sas interpretaciones de . la literatura mexica'na. y un1ver .
al ·
ia­ la 1 LO • •'
11'1 . tamente por ser palabras, son suyas y .. abies textos dedicados al arte prehispa' . o su 1111111-
, t 1 poeta, JU5 • <ljenas me r ruco y a la lás ·
las palabras e e , . . pertenecen a un pueblo y a un morne .· oránea, o la e¡ ue lleva al ensayo de crea . . P su alacon.
. histoncas. nto d .1 te Jllp ., .. c1on como F.l r. .
p runa parte. son fcchable. Por la otra, son anteriores . e en u extensa producción, la prosa del ensa , treo Y . lira.
, yo se ve atravesad·
. bl de se pueblo: son a 1 g 0 . a toda µ •

hn a . b 1 to u n contrapunto
. radical
. ' entre razón , e iltimi·nac·. 1011. a por
. 111ienzo a so u · . .
Octavio Paz dedicó, además de su práctica .
fecha: son un co d a]abra poética no es distinta a la de ta nat .
di ión dual e 1 a p e • urale. . 1 , orno ensayista certe
La con 1c1 , y relaLivo pero lanzado siempre a Jo abs 1 ras reflexiones a genero, muchas de ellas deton a d·as por 1 a evo' a ión . ·
ombre ser ternpor,1 1 o Uto.
za d e 1 h • . H! de las ideas de Ortega y Gasset. En Hombre en su siglo e cribe:
Ese conflicw rea la historia.
. . p . que "al hablarnos de todos esos sucesos set'l. El ensayista
. . tiene que ser. diverso, . penetrante ' agudo • n ove d oso y dominar
. t
D' tamb1en az ' · • 1­
ice ' . . s y personas el poeta nos habla de otra cosa: de 1 arte difícil de los puntos
. suspensivos. . No agota 511
· tema .
• no omp1 a 111 .• s1st .
1
mientos experiencia ' , . f . o matiza, explora. S1 cede a la Lenta ión de ser categórico • 0 mo tantas v ces 1
; . d de lo que se esta siendo rente a nosotros y e
q ue esta hac1en o, . l d n ocurrió a Ortega y Gasset, debe entonce introducir en lo que d.ice unas
del poema mismo, de acto e crear y nombrar"
no otros. h
Nos a a b l
g otaS de duda, una reserva. La prosa del en ayo fluy viva , n unca en 1•mea
(p. 194). · . fundar hacer el acto de crear, el acto de nombrar recta, equidistante siempre de los dos extremos que sin cesar la acechan:
Habar, 1
1 d ecn, , ' ,
• minos de paz que nos conducen a la tercera pregunta tratado y el aforismo: dos formas de congelación.'?
son to d os ter . ..
, mos estas reflexiones: la esc1S1on entre prosa y poesía
con que a b na .,
bi ·11 las compleiidades de la relación entre el mundo de la Dice en otro lugar:
ocu 1 ta tam 1e ~ . . .,
oralidad y el mundo de la escntura~ el mundo de la enunc_1a_c1on y el
mundo de Ja u·anscripción. De alh que ~tro de los prodigios de la El ensayo es un género dificil. Por esto, sin duda, en todos los tiempo esca-
obra de paz sea la inclusión de estas cuestiones: el mundo del habla, sean los buenos ensayistas. En uno de sus extremos colinda con el tratado; en
el mundo del decir, el mundo de la gestualidad, que se asoman una y el otro, con el aforismo, la sentencia y la máxima. Además, exige cualidades
otra vez en sus poemas, pero también en sus ensayos, y que abren, contrarias: debe ser breve pero no lacónico, ligero y no superficial, hondo
como el insulto y la maldición en El laberinto de la soledad o el sentido sin pesadez, apasionado sin patetismo, completo sin ser exhaustivo, a un
y el sinsentido en El signo y el garabato, una ~e las vías más ricas y tiempo leve y penetrante, risueño sin mover un músculo de la cara, metan·
menos transitadas de su obra: una obra dedicada a nombrar, pero cólico sin lágrimas y, en fin, debe convencer sin argumentar y, sin decirlo
todo, decir todo lo que hay que decir.2°
también a explorar el significado del nombrar.

En esta aproximación al ensayo descubrimos la voz del Paz inte-


lectual, preocupado por las diversas formas de penetración y traduc-
El ensayo, entre la razón y la iluminación
ción de la realidad. Paz hace del ensayo un arma de la aventura inte-
lectual y recupera su carácter dinámico, vivo, nunca congelado.
Ensayista y poeta, colocado en la intersección de los campos lit~rari~
Paz reconoce así, con su sagacidad de siempre, el lugar que oc~pa
e intelectual, Paz se acerca al género como pensador y como arnsta,)
·' trata de el ensayo en nuestra vida intelectual, no sólo en cuanto cammo
en las vertientes de ensayo de crítica y ensayo de creac10n
· ¡ deinos- abierto de reflexión, sino en cuanto "una de las más altas expre iones
transformar el género desde sus propias raíces, al reunir I· ª . ·
tración racional y la mostración poética en diversas combinatorias. '1 19 Octavln Paz, "[osé Ortega y Gasset: el cómo y el para qué", en Hombres en su sigw
11 l l le lad: la que
que eva a ensayo de intelectual como El laberinto de a so G ' ·no- Y ot~os ensayos, Bar clona, Seix Barral. 1984, p. 98.
20 O · . · .. '1 al libro de Alberto Ruy
lleva al ensayo de alta crítica literaria y artística, corno sus maravi . cLav10 Paz, "La verdad frente al comprom1 ·o , pro ogo , .
Sanch ... R · Me'xico Joaqum Moruz, 1991,
ez, 1..nsteza
. de la verdad: A udré Gide regresa e1e 1is1a, • '
re¡lrod uci id o en Al paso, Barcelona,
. Seix. Barra· l , P· 148 >'en OC ' vol · 9 ' P· 447.
1
El arco • la lira, pp. 189 y 193.
Fl{ON'rl,l(A'l l)ll¡ . f J(
1 Q2 • ~ N~i\Y!) 193
. • . del espíritu )lispanoam ·ri ·ano". Advi rte tainb· '• ENSAYO y HCCI '
1111 .le . iua 1 1: .• , el ;:irú .ulo y
1 csu. 1 u d ' 1 p .noc
. 1·1111110 y .1 '... n Ru
t'<\t11<hstan ia ll 1 re p c. bi · s rito <.,;on J rucc borgcano entre . "lnquisí 1 1011
· s" y "li '
~ , 1· ·I e pírilu de ist irua. ·ro 111 • tarn ien rons i ·111e y
tiloso reo Y e d B en ·I rnundo uc 1 1 iabla hispana alcanLéJ uns nones", <::I nsa 0
. d . ,110 qu a propos1to , orgcs, ara tcrizó orno .. p1a,.
, . y" • ,
.1 ' l J1 ' '' a d SUS COl' y
au<Ja ra y ' . «za y rornpro uno d . sus t. b .
1.
ucan1e e aqttc • f)ro~a as mas alta~ de
el ·poeta". . , lo separaba del orb · d • la f ión. Con ~asº, tinados límites: el ciue
E,11 su 1)LI '~ia en diálogo de r 't1c1on y, en uca• a trav ·s d la pal··L urge ensayo r .
a •• I u11rd. zan un 11u evo estatuto, ya que por . , Y icción al an-
e
. . p. . sólo uper6 la m era visron paru u ar y restrinrri·1• ' . J . pnm ra vez s
Octavw uz n 0 . ., e1 ua d 1 manera rar:1 1 a la lront ·ra entre ,1 0.. • se Lransgrcd. de
. . . .: qu, llevó a cabo una 111vrprcta ion ompanibl .. 1 Borges el a ento fr ·cu ·ntcm nte pue ll1JC.lur1ar Y 'I dcm. ostrar, 011
1111Cltl( 1 O, Slll 0 · · ucl e s o en o rom . 1
<iuisita sensibilidad de artista intel · tual apll ·iclo 1
111Ull d(J. •Si l ex ' . ' " ' a yo s · desplaza en ravor d · la eficacia formal d . e~ir os del ensa-
r. biro de la ultura y preo upado por el a to d · las palabras" , ca escépli a, a la vez qu la f ión d . de el JCr lo de la 11ri·
1
,1ni 1 , . , • ¡· d I • Sll
con11nu · c·i irci io d il11m111a ion mte •gente e mundo S" ~nn. .. . ·¡ · Jª d semp•i1
0
;i • • • •• , , • • ... rnerament · 1 ustrauvo o subordinado r. ar un papel
c¡u . ¡ .ron a u vez por su mt nsa 111.tu1 1Un d ·l .amb1LO p~ ·hispánico, en benefi io del mpleo heurístico y d spe to d la argument.ación,
de las experien ias ulturales de Oriente y O 1dent~, asr orno de la mentativa. Por si , LO fuera po 0 0 Beapoyo de la fun i6n arbru·
culwra moderna, d wmas e ·ntralcs y temas fronterizos (la palabra . • n org 'S po . . .
que todo texto m uaura una postura e 1 . . · ne n videncia
pero rambién 1 silen io, p ·ro ta~bién el grito). ' ' unciau a f ticia 1
ccr·e como tal, resulta finalment men f 1 80 y,ª r ono-
H, procurado mostrar los vanos rasgos qu · acercan el quehacer quc ocultan esta operación 21 Es q os a que otros di ursos
. ue as1 orno logró B
.Ó.»

del ensayista y el del antropólogo en O tavio Paz: su voluntad inter-


pretativa, su interés por inscribir toda interpretación en un inundo de
la rela i6n, entre literaturas centrales · · y pe111encas.s c: .
enorge
un r ·fundar
reproduc1a su propia invención •simbo'!'ica d e 1 a, orillas . (S· gesto
1 0 ) que
valores y significados, ·u esfuerzo por tradu ir una situación y una pu o desde la disidencia una reconfigur;acion ·, d e 1 a tradición
experiencia parti u lares en un sentido compartido, la tensión entre el . M
l'L1. Y pro-
·
argenuna para a su vez rein ertarse 11 ella (Mollo ) . ~rana
yo y ·I nosotros, la continuar ·ladón entre texto y mundo así orno la bién reestructurar la jerarquía genéric . y , cons1gu10 tam-
doble remisión d ,, mundo a la mirada del autor y de ésta nuevamen- 1 , a gra 1as a e os cru e . ·
t~~ es y logro paradójicamente repen ar el ensayo d ·d, 1 , magis-
te al mundo. He hablado también de la imagen de la "luz int ,ligente": c1on del· as· "on·11 as " o 1 o confine de la ficc'ó es a explora·
s· . 1 n.
un doble movimiento que implica el des ubrirniento de la esci ión
entre el hombre y su origen, el desgarramiento del hombre lúcido
'. :º dunlae ·pecie de juego borgeano ponemo en relaci6n La con·
ante el sentido total perdido y el intento por recuperarlo y reinventar· lími . e. ensayo como pro a no fiicc10na
cepc1on . 1 con lo propios textos
te e cr~tos ~or el.~ª~ .autor argentino -muchos de los cuales nos
lo a travé de la palabra, en una iluminación condenada a ser ya
conducen a la mdec1d1b1hdad mi ma de la distinción entre ensayo y
incompleta aunque inteligente. É ne es, en mi opinión, el gran tema
de Octavio Paz. me ii Ya en 1 \:.140 Adolf. 0 s·ioy C·asa1.e habla descubierto . con gran sagacidad este fen(>.
El vasto proyecto poético y en ayístico de Paz, el mutuo enrique·
or nu, cuando
. · en el "Pr( > 1 ugo • a ta A 11towgw 1~ ' de la bJtrafara fantástica prepardd:i por
cimiento de poesía y prosa, es uno de los más claros ejemplos de e ta o '• Vicl una· ocampo
J . ge 1 .u1s . Borvcs . y e-1 mi.smo,
· anota: "Con el Acerram1e11to a Almotá­
Slltt, con Pierre Meiuml c
bú queda de e a palabra garante de su decir en el ámbito de la len· ro l't. , .· · • un 71··..un, vqvur,
11 1... Or.iJis· 1ertms,
• · Borges ha creado un nut-vo . géne·
gua astellana. En 'ayo y poesía alcanzan con Paz uno de us momen· euJ ..era1 io, que. 1>anicipa d e 1 ensa)'O " y de 1 a 111cc16n;
. . .. de incesante
son ejerc1c1os . inteli·
g al: cia. )' de un·1iri
,'" naCI· 6n r;e ¡·LZ. carentes de languidece . de todo elnnmto humarw,
tos más altos. P cuco o. senument·tl
casi . ' • Y de una · dos a ¡ ectores ·mtelec1uales, e'LUdioso . .
de tilosofia,
. P iahstas ·n literatura", Anto/,ouía Buenos Aires De Bolsillo 2007 pp l"-13
Jn ·1nl
S"En o· ' • • • · " ·
. Jargo, algunos ai1u después Bioy e verá pn:ci:.:1do a escribir una "Posdara":
bJ,. el próknro " • p·ln' ' e1 es
. 11'b'1r 1us re 1 ato de Borgc . encuentro una formula . .
adnur.i·
ta.cmellte ade cu.1. da a los rápidos lugares comunes de la críti a. Sospecho que no faJ.
íbin pruebas de su e fiicacia. para e timular la deformación de la verdad. Lo deploro•,
t.,1 p. 15.
FRONTERAS DEL ~
<-NSA\ti ERA DEL EN AYO
195
194 . 1 último basuon . , que que d a ba a las 1
e tal vez e d e efi un a nueva lectura de la gauchesca como un ..stI . 1 o una . .,
ficción-. vere~_os qu :1e ensayo está siendo emo 1.ido. La fronter·· una retórica, un modo de narrar y recuperar la . lid entonac1on,
. 1 ,1 . ora i ad de e a tradi
. ·c,·ones trad1c10nales . si' como en un relato pe1·fecto d '1
111 desbarata LI , • escte c1íón narrativa en a que e mismo . . se quiere. msertar. Bor d ..
. .. 1­
nu-e los géneros se · ·a secreta, como quehacer del pr . rnatjza nuesu-as formas tradicionales de ente d 1 . ge. esauto-
e . . de manet ºP10 . , n er a grandeza 1
el intenor mism 0 Y _sus límites. iseria de 1 a J ueratura: asi, por eiemplo de cree d e los n; . · Y r a
b Ca derrotat - d · d •1 · J')'J • ;J '

. que us b vado U m bee1 -to Eco -gran a ,mira or e m1srn o d e


texto rnos literarios y la historia de la literatura a la
. . '
a iona is-
vez que nos muestra
Como ha o ser . d scubrir la cercama entre ambas op ue Kafka mventa a sus precursores que un m 1 . • '
ºbl incluso e , . era. q . h ' a escntor o un escri
Borges-, es posi e bd ·ción puede leerse en termmos de ¡ tor olvida d o pu d ieron aber tenido una experiiencia· e tell , .: a límite
, .' o-
. . aies· la a uc , rna.
ciones mtele~tu · f:'bula ficúcia se puede leer en terminos d
. , fire c10nal .y la aVarios son los autores que o bservaron ele q ue el autor de una gran . . obra puede ser u11 escritor
. · .
imperfecto
ginac10n corno los auto res del Qyyote y el Martín Fierro pu
22
. '0 e e, como Queve-'
d
lócrica argumentauva. , ·os en Borges, y algunos, como Claire d d d 1
do ' estar con ena o a a dificultad por no haber ge s tad o un .írnbolo
o- s de gene1 e ,
cruce de frontera . d en profundidad a la relación ensayo-6 que lo salve para el lector comun.
. han dedica o e-
Obal d ra, se . u· Esta estudiosa afirma de manera taian En
., 1 scntor argen i10 . ~ . . el "Epílogo" a Otras inquisiciones (1952) ' libro d e capita
, · 1­ 1mpor-
c10n en e e ibl 1 er este deslinde en el caso de nuestro autor· ta11C1a para el ensa~o borgeano, el propio autor, convertido ahora en
impos1 e 1ac . . .
te que es . ficción como el único medio apropiado o inclu- su prim~r lector, dice haber descubierto dos tendencias en los traba-
1
"Bor ges . considera a 1ar formulaciones de la mente. H acer ficción es jos que integran ese volumen:
so posible para expr~s . · · del pensamiento".23
el único más apropiado eJeroc10 . .
Y t do· la operación hecha por Borges implica ade- Una, a esti~ar las ide~ religiosas y filosóficas por su valor estético y aun por
Pero eso no es o · . . .
, ·miento abismal: el Ciclo se cierra con la conver- lo que encierran de smgular y de maravilloso. Esto es, quizás, indicio de un
mas un nuevo movi . .
., d tura en cifra de la escntura. Como hemos dicho más escepticismo esencial. Otra, a presuponer (y a verificar) que el número de
sion e 1 a 1 ec . .
ib yo se convierte radicalmente en escntura de una lectu- fábulas o de metáforas de que es capaz la imaginación de los hombres es
arn a, e 1 ensa . . .
. n lectura de muchas escnturas, y esto implica a su vez limitado, pero que esas contadas invenciones pueden ser todo para todos,
ra y 1 a vez e . . .
hacer ingresar en la propia for~a de entender la hte1:atura y su ~!s­ como el Apóstol.F'
toria nuevos criterios no reductibles a las formas de mterpretacion
Esta en apariencia "modesta proposición" habría de transformar
tradicionales.
A partir de la reformulación que lleva a cabo Borges de con~~ptos radicalmente el modo de leer y escribir el ensayo: el viejo pacto de repre-
como el de ficción y el de lectura se produce una reconfiguración no sentación realista da lugar a un nuevo contrato, basado en la repre-
sólo del ensayo en lengua española sino del sistema literario t~do: sentación artística y en las claves de significación propias del ámbito
una transformación parangonable a la que supuso, a fines del siglo de la literatura. En rigor, esta forma de entender el ensayo estaba
xix, la incorporación de la poesía pura -ya lo demostró de manera también contenida en potencia en la propia obra de Montaigne,
elocuente Pierre Bourdieu-, y que en su caso implica alcanzar, por como bien lo mostró Barthes: la importancia del punto de vista, la
decirlo así, un nuevo piso en la relación entre literatura y verdad. exploración personal del mundo, el juego del retrato, la ruptura con
He aquí algunas de las sutiles propuestas de nuestro autor: Borg_es la retórica tradicional y la adopción de nuevas estrategias de escriru-
repiensa el nacionalismo literario y repiensa nociones como autona. ra estaban ya presentes en el primer ensayista.
En varias oportunidades y en varios textos afirma Borges que el
historia literaria, tradición, originalidad, fama, invención. B?r~es
mérito mayor de los distintos sistemas filosóficos ha sido exclusiva-
plantea también -como muy certeramente lo observa Ricardo Pigha-
mente de orden estético. Esta afirmación se vio acompañada por una
2'l
Umberto Eco, Lectorin fabula Barcelona Lumen 1981.
23 v· Cl . . ' ' ' . . .. " i ThttsSil·
. . .e~e
aire de Obaldia, "Postscript: Borges, or the essayisuc spint • er . 24 Jorge Luis Borges, "Epílogo", Otras inquisiciones (1952], reproducido en Obras
yuúc spmt; literature; modem ctitidsm, and tlu: t11say, Oxford, Clarendon Press. ¡995. PP
completas, Buenos Aires, Emecé, 1989, vol. 2, p. 153. En adelante 0.C.
247-282. La traducción es mía.
196 FRONTERAS DEL ENSA\'U pRONTERAS DEL E SA\'ü 197

estrategia de pinzas: por una parte, la comprobación del estatuto . ternarse por territorios nunca antes explorados, como el de la fíe-
artístico de las más ponderadas concienzudas observaciones de los ~6n, mante11drá la marca de escepticismo radical con que dotaron al
filósofos e, inversamente, la apelación al estatuto argumentativo de énero sus hacedores, y particularmente los más altos representantes
las propo iciones ficticias. ~el ensayo en lengua inglesa. Dado que todo conocimiento es, según
Antes de Borge el en ayo se definía cómodamente como "prosa Borges, parcial, fragmentario y ~e nos p~esenta de manera arbitrar_ia y
no ficcional". Antes de Borges hubiera resultado dificil mostrar el sorpresiva, la forma de llegar a el ten~ra algo de azaroso y nece~ar1_0 a
estrecho parentesco de ambas operaciones intelecruales.v' Antes de la vez: para descubrirla se puede partlí tanto de una modesta vindica-
Borges la inclusión de textos de ficción en el ensayo cumplía pre- ción como de la refutación de una gran teoría compendiosa; no es
ponderantemente una función expresiva y subordinada respecto del necesario apelar a una ilusión de representatividad ni a una errada
di curso argumentativo dominante, o bien, en el mejor de los casos, voluntad totalizadora, sino al ejercicio desapasionado de la duda y de
llegaba a desempeñar un papel de ejemplificación dentro del cuadro la corüetura. De aJlí a incorporar la ficción como una dimensión más
formal de la argumentación. del ensayo hay un solo paso. Por otra parte, Borges llevará a cabo un
Con el ensayo de Borges estamos ante la primera muestra radical quehacer propio del ensayo: dar solución estética a dilemas filosóficos.
de aquello que Alberto Giordano denomina "literarurización del Dos ideas obstinadas han contribuido a la construcción de los
saber": "por el ensayo el saber se somete a la prueba de la literatura". Las ensayos de Borges: la intuición de la irreversible temporalidad de
ocurrencias singulares, incluso azarosas; los detalle en apariencia todas las cosas y el esfuerzo por superarla a través de la postulación
carentes de entido; las observaciones impertinentes nos hacen de las formas y de la posibilidad de asomo al hecho estético. A través
desembocar en un nuevo mundo con sus propias leye , que sólo el del ensayo puede el autor combinar este despliegue del tiempo y del
ensayo puede instaurar: lenguaje, que se escriben a sí mismos a través de un autor que es a la
vez sustancia pensante, para confirmar su irreversibilidad a la vez que
Un adjetivo [ ... ] puede representar toda la literatura, pero -esto es funda- alcanzar el asomo de una forma y -como anota en Discusión.... lograr
mental- para hacerlo necesita de un ensayo que lo instituya como represen- establecer "un vínculo inevitable entre cosas distantes", un enlace
tante. La determinación de "lo literario" por un detalle encuentra en la sin- que se aleja de la ley de causalidad histórica y científica para acercar-
gularidad de un acto de lectura su condición de posibilidad, pero encuentra se a una lógica narrativa, a una lógica de las formas.27
también allí, u límite. El saber que el ensayo produce es e encial (es un saber
Los ensayos de Borges suelen tener como detonante el ejercicio
que aíerta al ser de la literatura) pero no generalizabl .'lG
de la perplejidad, el asombro o la extrañeza ante dato· presentados
como singulares y obstinados, de modo tal que la elección misma del
Con Borge el en iayo logra romper alguna de sus má hondas y
tema se no, ofrece a la vez como resultado del azar y la necesidad. En
obstinada· fronteras: el problema de la rela ión entre representación
algunas ocasione un primer comentario del autor anticipa ya la refu-
repres ntatividad, entre lo singular y lo general, entre lo considera-
tación implícita a otras posturas sobre un mismo tema ("El escritor
do marginal y lo con id radu central, entre argumentación y ficción.
argentino y la tradi ión "). Es también u .ual que la estructura argu-
entre tiempo e in tante.
mentativa propia de muchos ensa os comience a derruirse en el inte-
De t'Slc modo, al mismo tiempo que el ensayo de Borges logra
rior de lla mi ma al incluir, como es el caso de "Elemento de pre-
ceptiva" o "Los jin t .s", una acumulación de "pruebas noticias de u
2 F.11 ruanro a la r ela i(>n !'11111' arguruenu ci611 y ficción sil(o el excelente estudio
distinta jerarquía pro edeutes de distintos ámbitos del saber, que
dr• illcs l'hillppe. "Fi tion et urgumenunton daoc t'essaí", en Pierre C:Laudes, uurd ..
op. nt., pp, &.'1­82. acaban por red u ir toda demostración al absurdo y a ·í propiciar un
116 Alhc·no Clorrl:rno. "01'1 c11•,1 o", !'11 Mor/os r/1{ «nsn u): jo(Kt' l.11i1 llm"f,~S. 0.1r111 ·fecto stéti o y singularizador,
Mmollo. ~1.11:11io, B1·a1rl1 Vilcrhu, 1 !1\11, p. 126.~7 Sobre d tema vense mmbién l.ili:111:1 27
En cu.uuo 11 la relación entre argumentación • fi ción sigo 1 excelente estudio
WC'iobcrl(, "M1111la.~ par l::ilc~ del cnsn o", en R.1fad Olcu F nnro, d., Borgri: dfl'rt/1m1•
wno afJ'1m1t1~} ro11wf/11t ~Prrrtn1, M len, El Colq(IO de M(· i ''• 199\.1.
de Cille. Philippe. "Fi 1io11 ·t argumenuulon dans l'essai", en Pierre Claudes oord.,
0/1. rit., pp. 6~2.
FRONTERAS DEI. ENSAY()
199
198 f .' roo obra de arte, es qut> hablamos como , .
. rasgo de la 1cc1on, ya que -coino 1 arte co . . . cnuco La d'~
encierra ut1 ,, . . o ·. rre cont 'nIC 1 o o experiencm ontenido a 1 .. · 1 el·en­
A su vez, el nsay 0 . .5 obre el cuento -, la mtnga se el 1a en bf .. cqu1ndoo·1n 1
. . i "Nuevas tes1 . . . . . .. . a ' . ..20 En 1961 s pu rea 11111 Wu•torir ot/·'irl; el W '· es
anota Prgha en sr . uento 1ernpre uenta dos h1stonas: un técn• a. . '.! .on, e ayne B
aradoy1 Y un ¡ · d · ntante de la Escuela de hi ago, quier ooth,
siempre corno P ' relatos creto. De mismo mo o, rn el ensayo repres . , 1. · d · . ·1 n preocup·1 p
r lato visible esconde un . , encierra otra interpretación, toda leen, en el aria isrs 1 rta instan ias narrar¡ • • or
· rpretac1on - aho• 1dar d~ . 1 1:)a,1c;i orno
de Borges to da mte . caso de "El ruiseñor de Keats", es e 1 '
caso del punto e vista o a voz narrativ·i así '
. . . 1 ctura: ta 1 e~ e 1 e • . . . · '' ' corno de la rela.
ra encierra ou a e . ·
• •
. 1 ca 0 de Borges es la propia lirma de un .6 entre autor, narrac1 or, p rson~e . Como e v 1• , .
c1 n . . . di . . . · a tecn1ca el
Lo que está n~u~?'º en el lector y e te contrato queda puesto narrauvos corru nzan a ifei enciarse en el análi · d
ri1.d1cc1on con ' arte . . • is 1 os conte-
contrato d e ve . El ensayo puede cerrarse en algunos casos 111
' dos y el arsen. 1 de abordaje narratológ1 0 s ol erá
. ,10 • ac1 a vez rná
de manifiesto. 1 ·, lé ·
siernpr · . . , en otra como la conc us1on ogica de una coinpleJO·' .
relato de ficción, 1 f .,
orno un . . . bien orno ·alto a a 1coon a partir de . En n u"'. consiste 1 on trast n tre el orden de la arg .,
. d em1sas ficuc1as, 0 , e ·1 • • , • . . umenta 1011
sene e pr
.
·
lenament ver r 1
-íficables
.
Borge demuestra como, melido y el d la ficción? .Para el a citado Ph1ltpp , la argumentación e
premisas P e rura la adhe ión del lector s obtiene por la caracteriza ~or vanos rasgo : la. t ~tativa por obtener la adhe ión
- bit de la 1.itera e • •·
en el arn ~ ·0 d ir y 110 sólo -o no tanto- por la convicción per- racional del interlocutor; la realización de operacione apo d
1 . . a·en
pr opia validez · de · eci r ·ffgumentativo o la postibilid 1 1 a d d e veríf·' ar lo un razo.n.am1ento es~1cto y formal la vin ula ·ión de proposicione"
sonal del autor, e 1 ngo '
ya adm1t1das por el mt~rlo.cutor. ~e st modo, la argumentación
aseverado.
ncuentra su valor xph alJvo gracias a la adhe'ión del 1 ctor a ·I '·
mentos considerado d alcance gen ral imper onal, de tal manera
Una mirada a la ficción que no es la convi ión individua] del autor lo que se adelanta como
argumento para obtener la adhesión del enunciatario. Dicho en
S1. en un sen uid o damplio el término "Iic i• 11" remite .
a diversas
. , .
rnani-. nue tras palabra : 1 valor de v rdad de las propo iciones olocado
c. • • lit rarias e11 la qu pr d minan la mven 1011, la 1mag1- como una realidad externa, objeti ,t previa al enunciado, que la fi.
1estac1ones 1 e ·' ' , .
nación 0 la fantasía, y en tal s ntido tiene 1, r , data, en la practica la cien ia de la demostra ión contribuirá a confirmar.
literatura de ficción y la literatura fant.á rica han al anza~I~ ~mesta- La ficción, en cambio, s apo a en un cierto e tatuto ilo utorio
ruto particular a lo largo d 1 siglo ' . , li~adas a 1~1 po ibilidad de e pe ífico d 1 enunciado: una propo i íón e ficticia cuando e" dada
plantear mundo, conjetural 'S o imag111anos .obed~ente a us pr~ Y recibida como no coin idente on un tado 'erificable del mundo.
pia leye ·, a su propia lógica a una fu ert exigen ra de coherencia Este e 'tatuto ilocutorio específico del acto ficcional es el que pemúte
en la relación entre lo posibl lo imposibl .2 El conc pto d fic- que 'I discurso ·ea ·eñalado omo ti cional y recono ido omo mi
ión comienza a emanciparse a mediado de iglo, ligado obre todo por el lector.
a la no ión d té nica uso del 1 nguaje, en un proce que alcan-
1
En nuesu·os días, 1 ínter' por el carácter explicativo propio d
za también al relato y la literatura fantásti a. En este senúd?·. la n:1~chos t. xto argum ntativo e ve desplazado por una mayor aten·
adop 1611 · por parte de Borg · d 1 t rm1110· ••r.trcciones
· "es iutomauco. Cton ha ia 1 ará t T per ·ua ivo de lo textos a la vez 1 lector '\o
del giro que e estaba dando ha ia 1 año· cincuenta. En 1949 ~I es lla.mado a identificarse con la figura del lector consu·uida por el
, . Mark chorer, representante del Neto
nuco . Cruia
.. · m,. an ot.a·· "Lacn·
pr~pio texto. Re ordemos además que en la acmalidad mucho
110 1
tica lit raria no ha mostrado que hablar del e ntenido como tal d nsores d la "razón débil" ponen en duda que las propo·icione
es hablar de ningún modo de arte, sino de experiencia; Y ólo cu;~i·
do hablamo del outenido adquirido, qu , la forma. la obra e
V9 M. · rk S t lorer, "F'IClJOll
und . . , · • ¡ 1949] ' cit:ido rn Rllman Sd·f
d en I> · Lhe analog1caJ
· l\·1:llrlX
1· 'Prro
. . . 1 M•tria p3rdo K eter Widdowson, C.ontnnporary litnnry thlory. 3a. ed .. The l mi'<'mt)
•f. .esare egre, Pnrtcif>íos d1<111düsis <kl tato literario ( 1975). l ne · · en1~ck '199~. p. 18 .
de 11t1 , na, Barcelo11a, Ariel, 1985. " !bid.. pp. 20 .
FRONTERAs DEL~· RAS DEL ENSAYO
"­ ' A\'o fRO:-rrf 201
200 ismas en la mayona - d e l os casos fi .
­&­nsayo,
. .
relato, poest.a '
. o sean ellas m ict¡.
argumentauvas n . - ' ntrada dedicada a Borges por la Encyctop li
ias :s1 os Borges hizo mucho mas que inct . En la e l O . do· ec za of the a'l.1, ano•~
c1 · extrem ' . . . u1r
Sin caer en estos . os ensayísucos: les atribuyo una func· - , Migue VIe . J ....
.• n sus text . .. ton Jose
·uegos de ficcion e do como ya lo vimos, 1 as pruebas" y "eiern
J . ( 111 cuan • . J • .,.
.... ·gument.auva ai. ya e rec or·rido argumentauvo sean .de e su fama reposa sobre todo en su producción d
1 . _ tan dive rsa j\unqu • . . e relato jo L .
s comenzo su carrera escribiende, poemas ' rge uis
(U

ptos" en que se ~po t , ue la propia argumentación acabe ,


• r Jerarquia q . . ·d ) _ en sorge . d id Si y ensayos, y conun '
P rocedencia } d . reducida al absut o . 1 nvei samente · I hac1e
"'ndolo así a traves e su vt a. in embargo no ex· t d
. ' is en e manera
uo
or que ar . , e
muchos casos P . ·mplacable rigor argumentauvo en sus pr rad a
un Borges ensayista, un Borges poeta 0 un Borg
• . .
. sepa-
es cuentista: él conu,
· erercer un i o­
escritor llegoª J ., A través de su ejercicio conjetural Borg . mente cruzo las fronteras de genero, y pudo filo ofar
. de creac1on. es nua . _ como autor de fic­
pios textos e ,, del ensayo con aquello que Blanchot llam ·' n ser poeta cuando escribía ensayos. Por ejernpl
. . - "la buena 1e . . a c10 0 ~ o, un texto como
logro ci uzai · fi . • Puso así en evidencia que el texto del ensa "Borges y yo" es un cuento que es también un ensayo q ..
.. fi "de la iccion. · . . · 32 ue es tamb1en un
lamaª 1 e . dóiicamente, perunente en su impertinencia poema.
0 P uede ser, para .
J - d - ..
filosófico puede ser, par a ojicamente, nnperti-
· '
. tras que e 1 texto _ .
. . . cia A ello se debe añadir que logra Borges sem-
.Este "cruce de ..fronteras" explícitamente considerad .:
rmert •
nente en su pe1 unen . - . . , . o as1 por
. a y relaúvizar las afirmaciones en apariencia 1
Oviedo es e que aqu1 nos interesa, y muy en particular el que corres-
brar la descon fiianz .
. bl bre el mundo a la vez que obtener nuestro acuerdo ponde al encuentro entre ensayo y ficción.
mcontesta es so ' . . . . . .
en la contundencia, 111contestabihdad e mcontrastabi- Atendamos ahora a algunos ejemplos, comenzando por el citado
como 1 ectores ..
. d
hda que pue
de alcanzar el mundo de la ficción. Todo orden argu-
._ . por Oviedo. En "Bo~ges _Y y~" ~ensayo, ficción, poesía), la primera
mentam·o · y toda convenc1on referencial pueden. , desembocar en el. pers.ona de la. experiencia, 'yo , convive con la otra, la del Borges
orden de la ficción así como todo mundo de ficción puede estar regi- escnt.or, .d~ qmen se habla de manera indirecta. "Yo" es el que vive, 0
do por la lógica más implacabl~. . _ . .· . . . , se deja VIVlr, el que huele el café, escucha el rasgueo de una guitarra,
La aptitud del ejemplo ficuc10 para alcar~zar sm i_nas tramite el el que es voluntad, sensibilidad, corporeidad, experiencia vivida. El
nivel de la generalidad -una aptitud que no uc~e ~l ejemplo basado otro, "Borges", es la instancia a que se refiere el enunciatario como
en hechos concretos o particulares- lo vuelve indispensable para el ~q~~l .a quien le suceden las cosas, el que vive en el ámbito de la inte-
razonamiento argumentativo abstracto. Como dice Philippe: ígíbilídao de los acontecimientos, el que puede consignarlos a través
de la escritura que le da fama, el que habita en el campo de la litera-
El texto ensa ístico instaura en efecto un protocolo de lectura muy particu· tura Y se adueña de los temas y obsesiones del primero, a los que da
lar, pue to que busca la adhesión del lector menos según un mecanismo de
convicción que según un principio de simpatía: se adhiere a una voz, ªun g2 As'1 1 0
exp1·esajosé Miguel Oviedo en la entrada sobre jorge Luis Borges publi-
tono, a una posición, más que a un análisis de los hechos. Pero el ensayo no cada• en . la En cyclr>1­1­­'
opeata· of the Essaq, pp. 96-97. En cuanto a la dificultad de trazar lírones
·
genencos en lae ob ra d e Borges, escnbe . también.. el mismo
. . . en otro 1 ugar que
. " no
·
obuene de manera graruita
· o arbitraria
· · una tal adhesión:
., si· e'1 n o tiene ' como1 h
ay en verdad generos -
cnuco
· · · t ínseca de sof: en Borges, que continuamente cruzó esas fronteras Y supo fil o-
el tratado, que garantizar lo dicho (los hechos o la pertinencia 111 r "-_'.1'" corno escritor de ficciones o ser poeta cuando escribía ensayos", José Míguel
ana·1· isis),
· debe garantizar el decir, para lograr que el lector establezca un vvredo "La .
AJ·. '
.•
nwenc1on de Borges" en Breve historia del ensayo hispanoammcano, ª ·
. M drid
82). •anza Edito ·. l 19 ' . . t critico
acuerdo con lo allí sostenido: se trata de instaurar la "confianza" (p. el lu na • 91, p. 96. Observa también aguda aunque brevemente es e
esruct·gar central quee 1 enguaJe.
y paradoja.
ocupan en el mundo bo rgeano · Varios son los
1osos que h
de s - an observado la relación entre ensayo e .unagmanon · · · en Borges· no
us rna te m . · · • la "adyacen-
1 Así . . los 1ex1os :lfgu· cia entre pranos críticos se refiere ya a la "dimensión nnaginam~ Y. , ti
·por ejemplo, se puede mostrar que en muchas ocasiones 'ón p0r ca• e t? ensayo y cuento", Véase Jaime Alazraki, "Borges: una nueva tecnJC~ ensayi i-
a~ lan a ·Ia abduccion
·. por interpretación <le un in
. diice, la deducCI ' n n.un L L . . .. . . Jberoaménca. Toron-
mc11taÚ\"OS
. to, Un·1 versid · evy Y Ke1th Elhs ' eds ., El ensa~oy•
J
la cntica l1terana en
pareado Y la mducción por tipificación y generalización. ad de Toronto, 1970, pp. 137-144.
ERAS DEL ENSAYO
FRONTERAS DEL L'" fRON'f
202 ""' wn ., bié 203
resentac1on y tam ien con un problema
. . que a la vez fal ifica magnifica: ''Yo vivo 0 la rep 1 f ., 1 l ., que nos co d
ermanencia pe1 o . . . ,, . • rne . <le a ccrori: a re acion entre rep . n uce ah
P . . . .. Borges trame su Iíreratur a . El final del texr d1mer 1,¡ón ~ . . res ntac1ón . ·
de o vivir, para que , o es . copia <le la realidad y representación corno p· . . como mm,,.
~ . . . ié es el verdadero autor de e as líneas que ac·lb· . sis o. staurar un mu n d o d e f"iccion. ., Oll'SIS y pos'b'l'd
· t 1 1 ad
orprendente. équt 11 . . e a11
detn
. ? ·Se trata del 'yo" de la expenenc1a, del Borges port ''yo" de Borges e confronta con la situa ·
de ser escntas e · , _ . ., a- El . . · tona 1.1dad 1 . .
mbre 0 de un tercero, el tercer o de la ficción qu l tiempo de Ja expenencia, a la vez que co 1 ~e ·1.rra1go
dor d e un no ' . . . _. . ;i • e en e . . , • n a posihil¡ ¡ d
. upera conu·ad1ce, a lo antenores. rar Ja conungenc1a a traves del concepto· ·có · rea de
engloba, mega, s · . su Pe . · é rno 1 ogra d s . íd
En cierta ocasión hacía Borges algunas recome1~dac1ones para el . montarse a partir de los fundamentos ernpíri d 1 nu o
caso del relato policial: la primera de ellas, la nec_es1dad de poner un re id l os e enunciado~
regunta ha s1 oc ave tanto para la filosofía' d e.11 enguaJe . ' ·
"límite discrecional" en el número de personajes, que no podían Esta P
ara Ja narrativa contemporánea. El "yo" de Borges .. . . como
. e de manera excesiva sin atentar contra la economía de Ponciencia. no empirica, , . . . ana1ga en una
universal . y trascendental. en e 1 enlJ id o kan-
mu l np 1.icars ., . . C
bra: recomendaba cambien, como requisrto para lograr Ja con-
1a 0 ' · l "d 1 ., tiano ' pero es a la vez deudor del tiempo. He aquí una g1.an paradop.
tundencia del efecto, que era necesaria a e~ aracion de todos los
implícita en la obra borgeana: al afirmarse como deton, ante. e1 e todo'
términos del problema"; "necesidad y maravilla de la solución" y,
sentido, el yo se ib descubre· corno, . temporal. Corno el cazad - or caza . d o,
como uno de los posibles desenlaces, "el descubrimiento final de que
"33 el autor que escn e c1ert~s paginas puede afirmar su situacionalidad
los dos personajes de la trama son uno so lo . pero, al hacerlo, se ve obligado a ser capturado por el lenguaje
Ésta es una de las posibles soluciones de "Borges y yo", pero no Ja
Ja escritura: el que .vive y el que escribe sobre su vida quedan e:l~z:~
única. Hacia el final, los dos personajes nos deparan la sorpresa de
dos en un nuevo nivel, al que se llega al final del texto, de modo tal
desembocar en un efecto que puede resultar tanto desdoblamiento
que la realidad desemboca en el efecto de realidad creada.
como anagnórisis, e incluso abrir la posibilidad de que se introduzca la
La gran paradoja del "yo" consiste en que empleo un pronombre
voz de un tercero que, colocada en el remate del cuento, pudo haber
que no he inventado, sino que me ha sido dado por la tradición y el
estado presente desde el comienzo, y resultar la que veladamente dio
lenguaje, para referirme a una situación particular en la que está
cuenta de los otros dos: un tercero que inclu e y se diferencia a la vez
colocada esta entidad absolutamente singular que se parece a mi y
de los dos anteriores, ese primero que tiene la existencia y ese segundo
que tiene la literatura. En sentido estricto, entonces, el "yo" que enun- vive mi propia experiencia, a Ja vez que da lugar a la po ibilidad de
cia no podría escribir, porque es el otro quien escribe y valida así ·u localizarme en tiempo y e pacio respecto del mundo. "Borges y yo"
experiencia, y al mismo tiempo "Borges" no podría tener existencia in se coloca así en el punto de enlace entre situación y .entido. La rela-
el sustento de vida que le suministra el "yo". El final, que remata con ción entre "yo" y mi nombre puede parangonar e con la inscripción
una duda -"no sé quién de los dos escribe esta página"-, es en rigor la a la vez que superación de la situación a través de la ficción y nos con·
apertura a la posibilidad de que la obra sea escrita: "necesidad Y mara- duce a un tema crucial para la narrativa: la división de base entre el
villa de la solución". El texto "se muerde la cola" a la vez que se coloca mundo narrado y el acto productor del relato.
en otro nivel: e te salto de ni el al que hemos aludido y representa el ~orges logró en ontrar en el problema del o uno de los punto
de ínfl exion · , de esta cuestión que es a la vez 1netafís1ca. · . ·, ·
er11101J.ca
umbral de vínculo entre lo poético y lo poetizado.
estética • Y por ende ligada · a los problemas del lengu<IJ<'· · · m10 de 1 t)
El tema del "yo" y el "otro" atraviesa la obra de Borges, quien supo
hacer un prodigioso uso literario de esta cuestión que atañe al l_en- P.t'.ntos axiales tanto de la reflexión filo ófica cotilo de la represent.'I·
c1on artísríICa Y e e a filosofía del lenguaje. co11tempo1.L11e,1. .: n punlo
guaje, la filosofia, la literatura: Borges se preocupa por la relación . 1 1 r

010
entre el yo de la experiencia y el yo como pura materia pei~sante~ reba able por la "magia parcial" <le la imagi11aci6u.
De este ¡ ­ ·<111"1·(·1·te en una
entre el yo comprometido con la representación y el yo esctndido d · , moco, sta pequena obra maestra se l • . .
pieza mas d l - 1 undo hrerano
e gran proyecto borgeano: f1t11C ar un rn · _
con sus · .·1 11 ·1 tt ve de
la ap ~r_opias reglas de autovalidación 1 auto orr ·n ·' '
" Borgti en. Sur, 19)/.J 980. Buenos Aires, Eme é, 1999. e 1"ac1on a 1 a 1 eyes propias . d la Iicciió 11.
204 FRONTERAS IJ~:I. , SA\'U
f'RÜ fERAS OEL t: S YO 205
mente r ·suelta, uáles son las causas y uáles las onsecuencia el
El pro ecto de la ficción borgeana . e toca a í con las primeras
esas dos operaciones ontrastantes ­conforrne se las cloque en tal o
meditaciones de Jo· en ayistas ingle e , quienes -a diferen ia de la pos-
cual orden de sucesión o se las piense orno coin ideruc en el ti m-
tura de Montaigne, mucho más centrada en la experiencia del sLúcto­
po o bien e aplique a ellas explicaciones de diverso tipo- Borges
se pien an ante todo como instancia pen ante y en u razonamiento
concluye qu · tal vez aquello que nos atrae, no. fa cina, de e a opera-
no hacen sino confirmar la potencia razonante de la razón: panúra-
ción, no sea tanto la ue tión de los contenidos o sus implicaciones
seando al Borges que parafrasea a Shakespeare, el yo se descubre
históricas, rnorale o psicológicas, como su impen able magnitud: 1
como parte de una materia pensante. El proyecto borgeano se nutre
emperador se propuso en errar todo un imperio y quemar todos los
a de antiguos e ilustres antecedentes, aunque al mi mo tiempo lleva a
í

cabo una audaz operación wittgensteiniana: una vez empleada la e ca- libros. Otra posible explicación (concluye el ensayi la, sorprende el
lera que necesito para acceder a ese mundo que está, de otro modo, narrador, remata el poeta), es que es tal vez en e ·e punto donde resi-
vedado a mí, deberé arrojarla lejos para permanece1· en él. de el hecho estético: en la posibilidad de asornarno a lo ind cibl ·. lo
El tema de "La muralla y los libros'P" perseguía a Borges desde inexplicable, lo incomunicable: lo ublime. E en ese asomo de sus-
su colaboraciones para Sur. Allí, en "Lawrence y la Odisea" ( 1936), pen ión del yo, el tiempo y el e pa io donde se puede 11 ·gar a vis-
escribe: lumbrar el infinito:

En tiempos de reforma, la esperanza ilimitada y el asco suelen imaginar una La música, los estados de felicidad, las mitologías, las caras trabajadas por el
tiempo, ciertos crepú ·culos y cienos lugare , quieren decirno algo, o algo
operación que linda con Dios: el incendio total de las bibliote as [ ... ].Do
iglos ante de la era cristiana, el rey de Tsin abolió el sistema feudal, asumió dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por de ir algo: esta inmi-
el título de Primer Emperador y decretó la quemazón de todo lo libro nencia de una revelación que no se produce es, quizás, el he ho e térico.36
anteriore a Él.3'
El tratamiento expositivo riguroso queda así superado, confirma·
Esta intuición primera dará más tarde lugar a uno de lo texto do a la vez que derrotado, por un alto que nos conduce impen ada-
más acabados de Borges, que es a la vez uno de los que mejor repre- mente a otro nivel, a la razone de la creación, de la revelación, del
senta la dificultad de trazar límites entr ensa o, ficción y poe ía en arte, del hecho estético. El final sorprendente del t xto con titu e a
su obra. En "La muralla y los libros" un motivo primero, el del incen- I~ vez un remate "derno irativo" "mo trativo" apoyado al mi mo
dio total de las biblioteca , pa a, depurado, estilizado y combinado tiempo en una operación de orden poético.
ahora con otros, como el de la con trucción de la muralla ordenada Esta cuestión e enlaza con otra de la mayor importancia: el tiempo
por el mismo emperador, a convertirse en el centro de interés y la Y el ensayo en Borges. El escepticismo radical de nuestro autor desern-
base de uno de los textos más memorables del escritor argentino. ~ca .e~ una concepción del acto de ensayar como el despliegue de un
Borge comienza, una vez más, por consignar un testimonio perso- ejercicio de perplejidad, como la posibilidad de e bozar meditativa-
nal: la evocación de un sorprendente de cubrimiento hecho a partir mente ·oluciones parciale a las diver . cue tione que no pro ura
de la lectura (el acto de leer e al mi mo tiempo azaro o nece ario) un mundo que no puede ino ob ervarse con la orpr> ·1 la di tancia
de dos noticias obre el legendario emperador Shih Huang Ti, quien que nos plantea un enigma. No podernos por ello dejar de recordar
tomó dos decisiones descomunale : construir una muralla que ro- otro de lo grandes textos de Borge . "Nue a refutación del tiempo",
deara todo u imperio y quemar todos los libros que guardan la que ternatiza el problema del tiempo la índole ·uce iva del lenguaje,
memoria. Después de con iderar, en una combinatoria magistral- Y no conduce a una de las preocupacione centrales del autor: el horn-
bre e tá obligado a in cribir el sentido a travé de la inclemente tern-
54
. Datado en 1950 y publicado por primera vez en Otras inquisiciones (obra que con·
se "La muralla y los libro ",en Otras inquisiciones; reproducido en O.C., vol. 2, 198!!,
s1de~~os la más represen':ti\ia d~I ensayo borgeano) en 1952, O.C., vol. 2, pp. 11-13. p. 13.
Lawrence y la Odisea (193o), en Borges m Sur, 1931­1980, p. 136.
206 FRONTERAS DEI. ENSAY<J FRONTERAS OF.L ENSAYO 207

poralidad d 11 nguaje. No es posible negar la sucesión temporal, sino El ruiseñor, en todas las lenguas d 1 orb , goza de nombres melodiosos
sólo intentar, en todo aso, una suspen ión que nos permita esbozar (nighlingale, nachtigall, usignolo), como si los hombres instintivamente hubie-
un asomo al mundo del sentido. Este tema de Borges es también uno ran querido que éstos no desmerecieran del canto que lo maravilló ... 58
de los grandes temas del ensayo, en su irreversible temporalidad, que
es a Ja vez la temporalidad del lenguaje: Descubrimos tras este primer recorrido que la elec ión de esa pecu-
liar estrategia borgeana permite reunir el modo enunciativo del ensayo
And yet, and yet... Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo y el de Ja narración en primera persona. El "yo" que enuncia mantiene
a tronórnico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro apenas unos pocos rasgos, unas pocas trazas, de elementos biográficos
destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la rnitolo- que lo individualizan -y que en gran parte consisten en dar uenta de
gia tibetana) no es espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y datos sorprendentes que en su mayor parte llegan a él a través de la lec-
de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río tura-, y paulatinamente desemboca en un sentido de alcance general
que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy que opera a la vez como remate argumentativo, poético y de ficción. Se
el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, des- trata, como veremos de inmediato, de un salto entre aquello que José
graciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges.V Miguel Oviedo denomina Ja apropiación y la creación.

En un tercer ejemplo, "El ruiseñor de Keats" (ensayo, ficción,


poesía), una voz que comparte con el Borges biográfico la capacidad Lectura y ficción
de sorprenderse ante un descubrimiento -en este caso apoyado en
búsquedas bibliográficas y meditaciones de conocedor de la literatu- Otro rasgo fundamental en la obra de Borges, también anotado
ra británica-, llega a plantear un problema que pertenece tanto al por Oviedo, es que la elección de temas y la lectura resultan una rea-
campo restringido de los eruditos como al ámbito universal de la propiación y creación reflexiva en una dimensión que muy pocos
maravilla: la relación entre el efimero ruiseñor de una noche y el rui- autores pretendieron alcanzar. Borges demuestra así algo que ade-
señor genérico. El autor se plantea cómo al observar las cosas de un lantábamos en páginas anteriores: el ensayo es escritura de una lec·
modo desinteresado cada uno de nosotros logra emanciparse de la tura. AJ respecto dice Oviedo:
propia individualidad, para descubrirse como conciencia pura, a la
vez que encontrar, a través de la manifestación individual, la idea, la Lo que llama la atención es no sólo la originalidad de los temas literarios que
forma que late en ella. El final de este texto es un nuevo asomo a la trata como ensayista, sino también su habilidad para decir algo inesperado
felicidad de la experiencia estética, confirmada por el maravilloso sobre ellos. Como Paul de Man, podría decirse que éstos son "ensayos imagi-
nombre que todas las lenguas dieron al ruiseñor, "como si instintiva- narios" si tomamos esta expresión como significando [sic] ensayos escritos
mente hubieran querido que éstos no desmerecieran del canto que desde una imaginación personal estimulada por la imaginación de otros.
los maravilló", Una vez más, nuestro enigma: cómo preservar el Una de las sorpresas que esperan al lector que se refiere a las fuentes que ins-
carácter singular y fugaz de la experiencia al mismo tiempo que piraron a Borges es descubrir que, al leerlas e interpretarlas, el autor añadió
lograr su inscripción en un horizonte más amplio de sentido, cómo tanto como (o más que) lo que tomó de ellas, y que de este modo les dio un
enlazar, desde mi propia vida, la experiencia individual e intransferi- nuevo significado. Sus lecturas son una forma de apropiación y creación;
ble con la experiencia de los otros, cómo probar que el ruiseñor cuyo Borges traduce lo que lee en su propio lenguaje literario y en su propio
canto e cuchó Keats es otro o es el mismo que ha cantado en distin- mundo estético. Esta creatividad de segunda mano -de inolvidable sugestión
tos momentos para distintos oídos. Se trata de un tema filosófico por Y magia- es característica de Borges.P
excelencia, que encierra en rigor la maravilla: 38
"El ruiseñor de Keats", ibul¿ p. 97.
~9 JoséMiguel Oviedo, Historia de la literatura hispanoamericana, tomo 4, De /Jorges al
37 "Nueva refutación del tiempo", Otras inquisiciones, O.C., vol. 2, p.149. imsenu, Madrid, Alianza Editorial, 2001, p. 96.
• ..rt::RAS DEL f.l SAYO
fRO fERAS l>Et FN•· fR01,•
~08
••V\\'()
tr . . 209
ordemo que o o exqu1 uto lector del ..
. . -íos elementos valio os: la apropiación . . R~~ que una de las maravillas de Ja obrad Que yate, Fran isco A)'Clh
Fsta dLa contJ ·ne vat ' . cstcti- dr"1 . e ervantes . . ·•
,. ' 1 iros textos. tema autores - m luso el mundo que, una vez consutuido serio ' es que rn tau-
. que Borges hace e e o . . 1, . rcc(). ra u 11 . ' s aparece
,1 . . d 1 valor estético antes que ep1stemo og1co de las dis1· .1 rnj rno: una vez inventados, don Quiiote y S h como previo a
110c11111ento e · . . "de . d ,, in . e · . :.i anc o cabal
. posturas filosóficas-, la c.:reac1on ~ seg~m. a nn110 a partir de la as que tuV1eran una existencia real y a . . gan como
tas . nlano" el Lraba•o arusnco de las lecturas (i1gt Ir . . 'ntenor al l
.. , .: • "de primera ' · :.i • e Y 1 os . r le dio naom1ento. · exto que en
~~::~º;e los otro v el modo ~~0que Borge· trabaja dentro de la tr~- ngo bri . .
Este descu rirmento maravilla y conduce ..
. . d a 1 a evocac1on d
... n literaria y no coutra ella. os de existencia e una representación dentr d e otros
d 1cw · · · · ' :I · te muchos a - ca S ro eotrare
El joven Borges que paruc1~~ e uran . nos con reser1as y ·o'n: Ja del Hamlet, el Rama;•ana y Las mil y un hes pre enta-
. d libros con nouCias y traducciones, con prosas bre c1 . . . a noc , donde
COJllt'ntanos e 1 ' . • • . • Ves onaie conoce de su pn.)p1a h1stona: "Ove el prin . . d ~n per-
. . c1·0• 11 en diversos medios destinados a d1stmtos tipos d :.i ' c1p10 elah1·t .
e1 e varia
. inven e ue abarca a todas las demás, y también -de mon s ona,
público -desde lo lectores d~ El Hogar hasta lo lectores de Sur­ hizo q. ., 47) N . .. struosn modo- a sí
misma . (p. . o menos abismal es la evocación d e 1 a o b ra del filó-
de ello verdaderos laboratorios para el despegue de su prosa, como
sofo Jos1ah Royce, preocupado por la relación entr id ,
erfila en Discusión y se confirma en Otras inquisiciones, donde . 1 e t ea y represen-
P tación del mun d o: sr a verdad consistiera en la .
encontrará una solución admirable que re d escu bri
se nremos en muchos .. . . semejanza de la
representac10n con el ongmal se llegaría a formular¡ a posi ibilid: 1 r ad -a
de sus trabajos en prosa, como sus maravillos.os prólogos, o sus ensa-
su vez evoca , da por Borges- de que un mapa perfecto co n t.enga otro•
yos dantescos, 0 los muchos textos que dedica a Shakespeare. Este
mapa y este un mapa del ~apa del mapa, todos ello coincidentes.
gran escéptico supo combinar siempre aquello que Coleridge llamó
El valor de las. mvenciones poéticas por la qne el autor se con-
la "voluntaria suspensión de la duda", y a propósito del autor de Mac­
vierte en personaje d.~ su propia obra o de aquellas por las que e
beth. mostró que "el hecho estético es momentáneo y no está en la
hace una repre entacion dentro de otra repre entación no e menor
letras de un libro sino en el comercio del libro con el lector o del
que "las invenciones de la filosofía", que "no son menos fantásticas
espectador con la escena".41
que las del arte"; todas ellas a su vez resultan, en cuanto a su cará ter
Regre ando a Otras inquisiciones, atendamos a otro notable ensayo-
ficticio y no en cuanto a su pretensión de verdad, formas certeras de
inqui ición de Borges, "Magias parcia.les del Quijote",42 que se abre,
atisbar el mundo. Concluye el autor:
una vez más, con la mención del libro de los libros de la tradición his-
panoamericana y con un tema recurrente en el ámbito literario: el
problema de la novedad o la originalidad de un terna. Borges se pro- ¿Por qué nos inquieta que el mapa esté incluido en el mapa y las mil una
pone di cutir el realismo del Qy,ij'ote. Para ello se dedica a releer cier- noches en el libro de Las Mil y Una Noches? ¿Por qué nos inquieta que Don
tos pasajes de la obra y cotejarla con otros textos en busca de ciertos Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Haml.et? Creo haber
elemento "obstinados": una cierta forma de insinuar lo sobrenatural d.~do con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una fíe-
en el seno de una novela realista. non pueden ser lectores o espectadores, nosotros. sus lectores o espectado-
Pero el examen riguroso) frío de la cuestión dará un nuevo salto res, podemos ser ficticios. En 1833, Ca.rlyle observó que la historia universal
a partir, en este caso, de un descubrimiento de lectura: en la segunda e un infinito libro sagrado que todos los hombres escriben y leen Y tratan de
parte del Qy,ijote, los protagonistas tienen ya una vida independiente entender, en el que también los escriben (p. 47).
de ella, al punto de poder convertirse en lectores de la misma obra.
. Este prodigio o cierre confirma la posibilidad de una magia par·
~0 ad en tás e 1 ·-•
Recorderno
.. .
vaior que adquiere la relación entr Borges la. micfcióil1 ~talª la vez qu del salto a otro nivel dado por la sugerencia de una
para••una nuca como Beatriz e, J Bo · ¡ XXI 2007. - entre el plano de lo existente y lo f71cuc10,
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· ~ote .en Otras mqusstaones, reproduodo en · .. eton v 11 .
• ª ido muchas eces citado como p10nero
· en cuanto a la
FROi fER:\ DEL E SAYO 209
208 FRONTERA DEL EN "')

Recorderno que otro exquisito lector del Quij.ote, Francisco Ayala,


.7 ta ita contien vario elern nto valió sos: la apropiación estéli-
dirá que una de las maravillas de la obra de Cervantes es que instau-
c. que Borge ha e de otros t xtos, temas auiore -e inclu o el reco-
ra un mundo que, una vez constituido, e nos aparece como previo a
n cimiento del valor estético antes qu · epistemológico de las distin-
él rnisrno: una vez inventados, don Quijote Sancho cabalgan como
tas po 1\11, s filosófica - la crea ión "de s gu nda m'1110" a partir de la
figuras que tuvieran una existencia real y anterior al texto que en
re, ión "d prim ra mano". el trabajo artísti o de la lecturaj, y los
rigor les dio nacimiento.
textos de los otros el modo en que Borge trabaja dentro de la tra-
dición literari: no entra ella.4 º Este descubrimiento maravilla y conduce a la evocación de otros
caso de existencia de una representación dentro de otra repre enta-
El joven Borges que participó durante muchos años con reseñas y
ción: la del Hamlet, el Ramoyana y Las mil y una noches, donde un per-
ornentarios de libros, con noticia 1 traducciones, con pro as breve
sonaje conoce de su propia historia: "Oye el principio de la historia,
le varia invención en diver os medio destinados a distintos tipos de
que abarca a todas las demás, y también -de monstruoso modo- a sí
público -desde los le rores de El Hogar hasta los lectores de Sur­ hizo
misma" (p. 47). No menos abismal es la evocación de la obra del filó-
de ellos verdaderos laboratorios para el despegue de su prosa, como
sofo Josiah Royce, preocupado por la relación entre idea y represen-
e perfila en Discusión se confirma en Otras inquisiciones, donde
tación del mundo: si la verdad consistiera en la semejanza de la
encontrará una solución admirable que redescubriremos en muchos
de sus trabajo en prosa, como sus maravillosos prólogos, o sus ensa- representación con el original se llegaría a formular la posibilidad-a
-os dantescos, o los muchos textos que dedica a Shakespeare. Este su vez evocada por Borges- de que un mapa perfecto contenga otro
gran escéptico supo combinar siempre aquello que Coleridge llamó mapa y éste un mapa del mapa del mapa, todos ellos coincidentes.
la "voluntaria suspen ión de la duda", y a propósito del autor de Mac­ El valor de las invenciones poéticas por las que el autor se con-
beti, mostró que "el hecho estético es momentáneo y no está en las vierte en personaje de su propia obra o de aquellas por las que se
letras de un libro sino en el comercio del libro con el lector o del hace una representación dentro de otra representación no e menor
espectador con la escena"."! que "las invenciones de la filosofía", que "no son menos fantásticas
Regresando a Otras inquisiciones, atendamos a otro notable ensayo- que las del arte"; todas ellas a su vez resultan, en cuanto a su carácter
inqui ición de Borges, "Magias parciales del Quijote",4.2 que se abre, ficticio y no en cuanto a su pretensión de verdad, formas certeras de
una vez más, con la mención del libro de los libros de la tradición his- atisbar el mundo. Concluye el autor:
panoamericana y con un tema recurrente en el ámbito literario: el
problema de la novedad o la originalidad de un tema. Borges se pro- ¿Por qué nos inquieta que el mapa esté incluido en el mapa las mil y una
pone discutir el realismo del Quijote. Para ello se dedica a releer cier- noches en el libro de Las Mil)' Una NocMs? ¿Por qué nos inquieta que Don
tos pasajes de la obra y cotejarla con otros textos en busca de ciertos Quijote sea lector del Q:újote, y Harnlet, espectador de Homiet! Creo haber
elementos "obstinados": una cierta forma de insinuar lo sobrenatural dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una fic-
en el seno de una novela realista. ción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectado-
Pero el examen riguroso y frío de la cuestión dará un nuevo salto res, podemos ser ficticios. En 1833, Carlyle observó que la hi toria universal
a partir, en este caso, de un descubrimiento de lectura: en la segunda es un infinito libro sagrado que todos los hombres escriben y leen y tratan de
parte del Quijote, los protagonistas tienen ya una vida independiente entender, y en el que también los escriben (p. 47).
de ella, al punto de poder convertirse en lectores de la misma obra.
. Este prodigioso cierre confirma la posibilidad de una magia par-
40
Recordemo además el valor que adquiere la relación entre Borges y la tradición ~ial a~~ vez que del salto a otro nivel dado por la sugerencia de una
para una crítica como Beatriz Sarlo, JkJrges, un escritor en las orillas,México, Siglo XXI, 200i. lílvers1on entre el plano de lo existente y lo ficticio, entre los actos de
41
"Shake peare las unidade ",en CuadernosHispanoamericanos, Madrid, ago 10 de leer Y de escribir, otorga al ensayo un inesperado, vertiginoso final,
1964.
42
"Magia parciales del Quijote", en Otras inquisiciones, reproducido en O.C., vol. 2.
ª~_hacerlo lo convierte una vez más en género próximo al de la fíe-
pp. 45-47. cion, Y ha sido muchas veces citado como pionero en cuanto a la
lHO FR l 'ERAS Df'L ~:N \Q FRONTFAAS DEL E . \\U 211

ipertu .1 de un nuevo enfoque en lo problemas de la 1 ctura y la W juPgo entre lo auténtico lo ficüao


rerepci n de la obn artísti a. Pt'H) es mucho más qu · e ·o: ci 'rra al
cnsavo sobre sí mismo en el momento de abrirlo a la posibilidad de Otra perspectiva fundamental para descubrir la relación ensayo-fic-
una infinita lectura <escrituraj de allí a un alto en otro nivel. En el ción en el caso d Borges es la que ofrece Claire de Obaldia, quien
t'llS; vo se medita sobre el hombre dentro de la obra del hombre. de dice, entre otras cosas. lo siguiente:
la representación dentro de la representación: desarraigada de toda
voluntad o necesidad prácti a, la representa ión 'e emancipa de Finalmentf', la cuestión suscitada por todos los textos de Borges no e si un
cualquier determinación exterior y s vuelve sentido: un libro que todos fragmento pertenece a e te o aquel te to o a este o aquel género literario,
los hombres escriben ­Ieen tratan de entender y en el que on a u ino si es o no "verdadero" (auténtico) o ficticio: y en la obra de Borges, e ta
vez escritos, distinción e acompañada por la oposición principal entre "ensa 10" ("desti-
Por otra parte, 110 podemos dejar de mencionar que Borges nado a la auleruicidad=z. estar encerrado entre comillas", esto es, "condenado
regresa una y otra vez al QuijotP desde diversos miradores: el Pierre a error-verdad'')43 y "ficción". Hemo visto que, a pesar de sus marcadores
Mmard, por supuesto, además de varios poemas referencias en tex- genéricos externos como ensayo o corno ficción (que generalmente se
to en prosa, y que a través de esta reinterpretación que resulta en remontan al hecho de estar integrados en un volumen de ensayos o en un
una recreación del QuijolP imprimió un giro fundamental a la crítica volumen de ficciones), los textos de Borges continúan planteando la cues-
cervantina: la posibilidad de reapropiación a través de una lectura tión de su verdad o de su carácter ficticio desde dentro. Éste es el sentido en
creativa de un texto fundamental. El poema donde un niño olo y el cual estos textos no son ni historias "reales" ni ensayos "reales", sino una
deslumbrado lee las aventuras de Quijote y Sancho encierra también, "simulación" de ambos lados, "ficciones" en ambos casos.f
como una nuez, la posibilidad de que la lectura no - haga ingre ar en
un mundo nuevo de planos invertido , orno lo hizo Alicia cuando Y continúa:
atravesó el e pejo. De este modo, un "tema" dado puede atravesar los
diversos géneros y los diversos mundos: don Quijote mm ita por Presentar el ensayo directamente "como" ficción es aquí claramente dejar
ensayo, ficción y poesía. a la vez que enlaza en u portento a evoca­ que se exprese a fondo la dimensión literaria y escéptica de la filosofía que
ción al niño que una vez lo descubrió ombrado y aJ que lo relee determina el género. Al mismo tiempo, es llamar la atención sobre la "licen-
cada vez. cia" que se toma en la práctica respecto de los preconceptos del lector, a
Borge retoma fundamentalmente la tradición del en a o inglés, pesar de lo que se pueda saber en teoría de la ambivalencia del género. La
pero, al incorporar sorpresivarnenre mecanismo propios de la fic- ficción, en otras palabras, se usa para socavar Ja dimensión ficcional del ensa-
ción y audaces propuestas narrativas propias del iglo xx, renueva yo tanto como para subrayarla. La contribución del ensayo a la ficción es aná-
dicha tradición para aplicarse a discernir y ejercitar los mecani mo loga. Las ficciones borgeanas constantemente imitan su propia ficcionali-
de la creación. El ensayo no se dedica .ólo a entender el mundo, ino dad, y una demostración exitosa del carácter ficcional de la ficción depende
a postular el orden de la creación, un orden e tético con us propias de la puesta en primer plano de los contextos referencial y pragmático a los
leye aun u propias reglas de incompletud autovalidación. que el ensayo, precisamente, se considera que refuerza[ ... ]. Desde el punto
Así se puede decir que el uso borgeano del ensa o resulta en el de vista de la lectura, el "como si" de la ficción se divide en sus planos consti-
extremo refinamiento de las técnicas de ficción, mientras que, inver- tuyentes (el paradójico "es. y sin embargo no es" de Ja ficción) exactamente
samente, la ficción borgeana balancea el potencial del en a o de del mismo modo y conforme a la idea de que "el lector competente de fíe-
maneras nunca antes exploradas. Borges retoma los hilos de la dic­
ción y de la ficción y, apoyándose en las potencialidades que le da la 43
El entrecomillado nos remite a observaciones planteadas por Roland Barthes en
emancipación de la \'OZ narrativa contemporánea, descubre un
Roland Bartlli! en Ensa'IOJ oiticos.
mundo nuevo. 44
Claire de Obaldi~, "Postscript: Borges, or the essayistic spirit ·, en Tlu essayistic
spint; literature, 1nodern criticism, and tM essay, op. at; p. 279.
FRO!\'TE.RAS DEL "'N fRO!'ífF.RAS DEL E 'A'
LI SA't> 213
212
pción cuasi-pragmática a formas más altas la herejía''. Pero además,_ l~ relación inestable ntre s11 onfigura ión
asar de la rece de
ción nene que P . . re pueden ha er justicia al status específic d artísúca su apertura cn~ca I~ confirma en e t doble arácter que
ió n que son las un1cas qt. o e
recepo lo obliga a moverse en vanos niveles a la vez, plegado obre sí mismo
la ficción· (p. 280).
como interpr~ta~ión ~e inter~1· t_acion_es, repre entación de repre-
bl . d la posición liminar de la glosa y de las notas, comen- sentaciones, s1gnificaaón de s1g111ficac1ones, capaz de entregarnos,
AJ ha ai e hibli ráficos postscnpta,
· e t c., caractensncos
• · de 1 como una nuez, las claves de su propia interpretación, la v z que de
1 wg e a
tal ios listados ' •
' · Obald1a: la interpretación de otro textos, y de este modo el ensayo s nos
escritura borgeana, dice
muestra como el má íntimo y a la v z el más so iable de los gén ros,
ctores como los teóricos tienden a apoyarse en una distinción aquel en que se manifiesta el carácter privado de lo público y el
Tanto 1 os 1 e . d • ·
.• 0 subversivo" de la glosa o pie e pagma en 1 a no ficción y su carácter público de lo privado. Es también paradóji o que todas las
m~e~wn 1 1 .. .
.. • b . · "en la ficción. En la no ficción, se considera que la glosa tradiciones, todas las evocaciones, todos los proyectos que contiene
ÍIUlCIOll su ver siva
reduce efectos oblicuos, afirma la relación de la par~e con e_I todo, y afina el ensayo se nos den a conocer a través de su pre ipitación en el pre-
constantem ente Su s intervenciones apuntando hacia una mterpretación sente.
cada vez más completa del texto hasta llegar a la revelación total de la verdad Pero tal vez la mayor paradoja resulte en que buena parte de la
final, que e al mismo tiempo su cierre. En la ficción, por el contrario, la crítica haya desconocido su complejidad y haya preferido pen ·ario
glosa, generalmente considerada como "marginalia", promueve la digresión como superficial, ligero, errático, asistemático, no comprometido
y así vuelve ambigua la relación entre la parte y el todo de un modo que con la cosa, abierto temática y estilisticamente a cualquier impul o
impide descubrir la finalidad (p. 281). de una subjetividad caprichosa. Nada más alejado del ensayo que
esto último: en su dimensión como poética del pensar, en su capaci-
AJ acercarse a esas zonas de frontera que no pueden ser pronun- dad de ofrecernos nuevos miradores para entender el mundo, en u
ciadas, se asoman algunos de los más vastos enigmas que encierra la más profunda ley intelectiva, el ensayo se nos mue tra como la más
literatura y que Borges planteó como nadie: el lenguaje e de índole íntima forma de vivir lo social y la más pública forma de dar a cono-
sucesiva, temporal, y e por lo tanto imperfecto para captar lo eterno, cer nuestro singular modo de sentir el mundo.
lo intemporal. Paradoja de paradojas, la literatura nos pone ante la
dificultad de asir el instante y de nombrarlo. De manera correspon-
diente, nosotros, lo lectores, debemos remontar las aguas del len-
guaje escrito para volver a dar vida a la obra en su hacerse, en su ries-
go, en su apuesta, en su presente. Y el ensayo de Borges plantea de
manera magnífica otra paradoja: cuando un escritor se esfuerza por
llegar a una página genial y lo logra, esta página deja de pertenecer-
le, porque "lo bueno no e de nadie": es patrimonio de todos noso-
tros.

~ cerrar estas páginas regresa de manera obstinada nuestra intui-


ción· no es
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1 · · e: d ia
casua OJ mirecuente el vínculo entre ensayo y para 0J ·
1 or empezar
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re ulta d • ·· -llUe
para OJ1ca la propia posición del ensayo ·1
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de 1 os generas 1 J 1 · . leado
· e ases Y os tipos literarios. Adorno ha emp
una notabl pa d · es
ra ºJª parad finirlo: "la má íntima 1 y del ensayo
srBLJO RAFÍA

d -no. Theodor W., "EJ ensa o como forma"


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ír-!DICE

N'fRODUCCIÓN: LOS MOTIVO D PROM.ETEO


1
Confine d 1 texto, 13; En ayar el ensayo, J 6 9

ABRIR EL E YO 27
"Yrni honda e la d David ... ", 27; Un llamado a La puerta del en.sa-
yo, 34; Desembalando ·I en ay , 41; El orden del ensayo,
49;
~· •· . ,i·.1 Entend r comprender, 56; Un e pa io propio y una lectura com-
partida; 6 l; Regr so al n ayo, 70; n jercicio de la inteligencia,
79; n viaje al paí d 1 n ayo, 87; El ensayo: un viaje inmóvil, 91;
El en a o la tradi ión, 96; El ensayo como ejercicio de la libertad
' '
¡ 07; El en a o y la rí uca, l 12; El en ayo como ejercicio de respon-
sabílidad, 117; Una poética de la interpretación, 120

'·'i'. 'i ·­:·.· PENSAR El. 125


¿Una memoria d 1 género?, 125; La radical heterogeneidad del
ensa o, 129 ; Ensayo y paradoja, 135; El en ayo como poética del
pen r, 142; El n ayo orno acto de intelección, 147; El ensayo
», .... ;..,,¡-.,
orno viven ia entimental de una experiencia intelectual, 150; El
ensa o orno interpreta ión, 152; El en ayo como prosa de ideas,
15 · El ensayo como repre entacíón de una ley, 163; El ensayo
como formad la moral y como moral de la forma, 166

FIONTERA.s DEL E YO 171


Ensayo y poe ía, 172; En ayo y ficción, 193
. ~ :, · . ·
215

' i. ~· ¡\

,. . _,. . .~ ..

[225]
L YO
Liliana Weinberg
D fO y
unda mil d del 1 o XVI M ta19 dlO nom e a
o·, el numero de sus cuit ador creoó
t 1 vez hO) el gén ro lrterano de mayo re 'la
.. d 1 a neas que en los de las humanidades. Todas las gran es proocl5'ao­
l de 1 época moderna se han hecho púb cas a na és d
s del en ayo. Pero, a d1ferenoa de otros géneros l•teranos e
n ser con 'derado como un asunto de la teoría de la literatura. S
• co, u he erogene1dad su dispersión podría decirse o ,. ·
re en e a la definición y al análisis. La sola eXJgenc1a de ~ue
precisame te por medo de otro ensayo lo ponía en na ..,,....:;;,,u::;
en abíme o de 1uego de espejos que parecía descal K:ar1o como
estudio. L iana Wemberg, d1sbnguida profesora e ínves ora
s ad aoonal Autonoma de México, venía traba ando n ce a·

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