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DE LAS TRINCHERAS A CASA: CARTAS DESDE LA GUERRA

● “Varios soldados heridos concuerdan en que, si insisten en enviarnos a morir de forma


tan estúpida como hasta ahora, entonces les daremos un poco de su propia medicina por
el trasero, para que también sepan cómo se siente”. (Carta anónima del 21 de febrero desde
Stuttgart, posiblemente enviada desde un hospital y dirigida a las autoridades imperiales).

● “No tengo la más remota idea de para qué debemos seguir luchando, quizás para que
los periódicos puedan publicar una historia que no es la real... Quien desea que la
guerra continúe no puede ser llamado nunca más 'ser humano'. La desesperación no
puede ser mayor en territorio enemigo, así como en casa. Solo puede quedar gente que
no tiene idea de todo esto”.(Carta desde el frente occidental fechada el 17 de octubre de 1914. Un
ejemplo de la diferencia entre lo que se vive en el frente de combate y las versiones oficiales publicadas en
la prensa alemana).

● “Un correo nos trajo la noticia de que nuestras ametralladoras estaban provocando
bajas en civiles que habían sido muy amables con nosotros. En una retirada, dispararon
en sus casas, prendieron fuego y pronto una columna de humo oscureció la tarde. En las
colinas se reunieron los ancianos y otros, la mayoría mujeres, que vivían en las casas
quemadas. Los soldados sacaron a la gente joven que fue descubierta con armas. Esos
fueron ejecutados sumariamente”. (Carta desde el frente belga, en Lieja. 1914. Esto probaría los
crímenes de guerra cometidos por los soldados alemanes contra los civiles en Bélgica. Ya corrían rumores
sobre las brutalidades cometidas por los germanos cuando fueron expulsados de Bélgica).

● “Mientras les escribo estas líneas, a las 20 horas, ocho soldados son enterrados juntos
en una fosa común. Hoy un disparo en el pecho, mañana en la fría tumba. Un disparo
dio de lleno en una caseta. Esos ocho eran parte de un equipo de 15 bravos soldados,
que antes de que se dieran cuenta ya estaban muertos. Una cosa de todos los días”.
(Carta abierta del profesor católico Schäfer del 6 de abril de 1916 a su antigua clase. Publicada en el diario
Freiburger Tagespost. Un ejemplo de los intentos, llevados a cabo especialmente por la prensa confesional,
de mostrar “a las nuevas generaciones la seriedad de lo que sucede”).
DE LAS TRINCHERAS A CASA: CARTAS DESDE LA GUERRA

● 8 de junio de 1915, Dardanelos. Batallón Drakes

Estimado Arturo,

No puedo decir que me esté divirtiendo aquí. Hace un calor terrible y millones de moscas nos
comen. La vida en las trincheras no es un picnic. Cuando se supone que estamos descansando,
tenemos que ir a grupos de trabajo, excavar, etc., y donde sea que estemos, siempre estamos
bajo fuego de artillería. El último proyectil que cayó en el campamento, mató a cuatro
compañeros y dejó diecisiete heridos. Hemos estado bajo fuego enemigo durante tres meses y
nos gustaría descansar, la tensión es tremenda. Vivimos en una trinchera y rezamos para que no
llueva, de lo contrario seríamos arrastrados. La lucha últimamente ha sido terrible. La vista
desde las trincheras es horrible. Usamos nuestros respiradores por el horrible olor de los
muertos. Nunca me quitaré esto de los ojos, será una pesadilla eterna. Si regreso a casa, podré
contártelo todo, ahora mismo no me salen las palabras para describir las cosas. Cómo me
gustaría unas vacaciones, estoy tan cansado. Daría cualquier cosa por alejarme de este golpe
continuo. Harold.

● Papá:

Me gustaría que el Gobierno estuviera en el frente durante dos horas y viera lo que es esto... Me
da igual si la carta pasa la censura, no es más que la verdad. Perdóname, no quiero que nos
hablen del honor, porque yo lo llamo carnicería. Porque esta guerra no es más que una
masacre, se nos lleva como vacas o corderos al matadero. Tu hijo desesperado por volver con
vida.
DE LAS TRINCHERAS A CASA: CARTAS DESDE LA GUERRA

● “Cariño mío. Ahora, si no hay problemas, vas a saber todo acerca de lo que ocurre
aquí. Sé que te llevarás una gran sorpresa cuando te llegue esta carta… ¡sí alguna
autoridad la ve!!! (…) Quizá te gustará saber cómo está el ánimo de los hombres aquí.
Bien, la verdad es que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla
esta misiva) todo el mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que
se conoce como patriotismo. A nadie le importa un rábano si Alemania tiene Alsacia,
Bélgica o Francia. Lo único que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e
irse a casa. Esta es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los
últimos meses te dirá lo mismo. De hecho, y esto no es una exageración, la mayor
esperanza de la gran mayoría de los hombres es que los disturbios y las protestas en
casa obliguen al gobierno a acabar como sea. Ahora ya sabes el estado real de la
situación.

Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me


quedaba, solo me queda el pensar en todos los que estáis allí, todos a los que amo y
que confían en mí para que contribuya al esfuerzo necesario para vuestra seguridad y
libertad. Esto es lo único que me mantiene y me da fuerzas para aguantarlo”. Fuente:
Laurie, Francia, febrero, 1918.

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