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Comenzó sus estudios en Montevideo y en Buenos Aires, con su padre, el escultor Juan Ferrari,
autor del monumento en conmemoración de la independencia nacional, emplazado en Florida
en 1879.
En 1890 obtuvo una beca del Gobierno de Uruguay, por tres años, para estudiar en Europa.
Se radicó en Roma, donde estudió con el escultor Ettore Ferrari y con Ercole Rosa en el Real
Instituto de Bellas Artes de aquella ciudad.
En 1892, obtuvo el Primer Premio de Escultura de ese instituto. También en 1892, envió a
Uruguay un boceto para la erección de un monumento a Colón, que nunca llegó a concretarse.
Fue invitado por el Gobierno de Uruguay para realizar el monumento a Garibaldi, debido al
fallecimiento del escultor español Querol, ganador del respectivo concurso. Entre sus obras más
conocidas deben citarse: monumento a Juan Antonio Lavalleja, inaugurada en Minas (1902),
monumento a la Batalla de Las Piedras, inaugurada en la ciudad del mismo nombre (1911),
monumento al Ejército Libertador del General San Martín, realizado por encargo del Gobierno
de la Provincia de Mendoza, inaugurado en el Cerro de la Gloria, en los Andes (1914).
ESCULTURAL DE JUAN MANUEL FERRARI
Título: El esgrimista
Artista: Juan Manuel Ferrari
(1874-1916)
Técnica: Yeso patinado
Medidas: 76,5 x 53 x 21 cm
Ubicación: Museo Nacional de Artes
Visuales
Exhibición: No
Una de las características más salientes de la vida y, en particular, de la cultura de los países de
Iberoamérica fue la persistencia y consolidación de fenómenos urbanos, en especial en los
grandes centros como Buenos Aires y Rosario en la Argentina, o Montevideo, en Uruguay, en
donde la presencia activa de los emigrantes europeos va a ser determinante. Debe señalarse
como característica fundamental del arte en Iberoamérica, la escasa libertad en la elección de
los motivos por parte de los escultores, limitándose por lo general su tarea a la realización de
obras por encargo. Algo similar ocurrió con los pintores, con la diferencia que el alto costo de
los materiales de trabajo de aquellos, al menos los más nobles como el mármol o el bronce, el
que hacía necesario un proceso de fundición de calidad que en la más de las veces se encargaba
en Europa, hacían más pronunciada su sujeción a las demandas y, lo que solía ser más
conflictivo, a los deseos de los eventuales comitentes cuyos gustos muchas veces no coincidían
con los de los escultores. Esta tendencia comenzaría a cambiar paulatinamente a partir de las
últimas décadas de la centuria al obtenerse una cierta independencia de los artistas. Es menester
aclarar que no es sencillo determinar una "cronología artística" en América como puede hacerse
y de hecho se ha efectuado repetidamente en Europa, con una sucesión de movimientos y/o
estilos artísticos más o menos homogéneos. En el caso americano, amén de ser tardíos con
respecto a Europa, convivieron manifestaciones tan disímiles como el romanticismo propagado
por los viajeros europeos, con las artes tradicionales heredadas de la colonia, la pintura
costumbrista de raigambre popular, y la pintura de paisaje y la de historia que
fundamentalmente erigieron las academias como puntales de la formación que ofrecían.
Entrando en la historia de la escultura uruguaya podemos comprender seis periodos. La
escultura y arte prehispánico, la escultura colonial, la escultura en el siglo XIX, la escultura en
el siglo XX y la escultura contemporánea.
Período prehistórico y prehispánico
El principal legado de los primeros habitantes del territorio está compuesto de petroglifos,
tallasen piedra y piezas cerámicas. En la localidad rupestre de Chamangá se encuentra la mayor
concentración de arte rupestre que incluyen pintura y diseños labrados directamente en las
rocas. La prehistoria registrada de Chamangá se remonta al año 500 d.C. cuando algunas
comunidades pintaban las piedras de su hábitat con óxido de hierro. El relevamiento de las
representaciones rupestres (pictografías y petroglifos) del territorio de la República Oriental del
Uruguay es una tarea aún fragmentaria. Extensas áreas del territorio nunca fueron
sistemáticamente abordadas. Las pesquisas citadas llevadas a cabo en relación a los petroglifos
sí han apuntado a percepciones arqueológicas integrales en las que no es posible separar el arte
rupestre de las otras manifestaciones arqueológicas en una concepción antropológica ese arte
no tiene valor propio. Ósea que debe ser analizado en íntima comunión con el medio y los
materiales que les rodean, para establecer relación.
Período colonial
Hasta mediados del siglo XIX la estatuaria religiosa presente en el territorio provenía
principalmente de talleres de santería de París, Barcelona y Génova y, en menor medida, tallas
en madera policromadas realizadas en las misiones jesuitas.
Siglo XIX
Apenas terminada la Guerra Grande se instala en Montevideo el escultor de origen italiano José
Livi quien realizó numerosas esculturas funerarias, así como la estatua de La Libertad (1866)
de la Plaza de Cagancha realizada en mármol de Carrara. Si bien la mayor parte de la estatuaria
continúa siendo para templos o cementerios, diversos encargos oficiales para realizar
monumentos sobre hechos históricos abren nuevos caminos para la escultura local. Juan Luis y
Nicanor Blanes, estudiaron escultura en Florencia a instancia de su padre Juan Manuel Blanes.
De las obras de Juan Manuel Ferrari destacan los monumentos a Juan Antonio Lavalleja en la
ciudad de Minas, la Batalla de Las Piedras en la ciudad de Las Piedras, el Monumento a la
Independencia Nacional, en Florida y el Monumento al Ejército de Los Andes, en la ciudad
argentina de Mendoza. Su alumno y ayudante Luis Pedro Cantú (1883 - 1943) es autor del
monumento a Florencio Sánchez emplazado en el Parque Rodó.
José Luis Zorrilla de San Martín es autor del monumento El Gaucho, la Fuente de los Atletas y
el Obelisco a los Constituyentes de 1830, entre otros.
Severino Pose fue discípulo de José Belloni, autor del monumento a Dámaso Antonio
Larrañaga, de la ornamentación de la fachada del Convento de las Clarisas en el barrio
montevideano de Nuevo París y del Crucifijo de la Capilla de San Rafael en Maldonado.4
Edmundo Prati, formado en la Academia de Milán es autor de los monumentos a Luis Alberto
de Herrera y al Gral. San Martín.
Escultura contemporánea
Germán Cabrera, Eduardo Yepes, Octavio Podestá, Enrique Broglia, Rimer Cardillo y María
Freire, son representantes de la nueva escultura uruguaya, introduciendo nuevos materiales y
texturas. Así como las realizadas por Joaquín Torres García, Gonzalo Fonseca y otros
integrantes del Taller Torres García.
Más recientemente destacan Águeda Dicancro, Mariví Ugolino y Ricardo Pascale, entre otros.