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Enseñar el pasado reciente : enfoques conceptuales y metodológicos desde la

pedagogía de la memoria / Noelia Romina Gutierrez ... [et al.]. - 1a edición


para el alumno - Mendoza : Noelia Romina Gutierrez, 2023.
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ISBN 978-987-88-9824-7

1. Memoria. 2. Derechos Humanos. 3. Pedagogía. I. Gutierrez, Noelia Romina.


CDD 323.04071
MÓDULO 1

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Hacer memoria no es memorizar. Hacer Memoria es pensarse, ubicarse,


inscribirse en un caminar como pueblo, colectivo múltiple y diverso, que hace historia.

Eduardo Galeano

Presentación

El Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos (EPM) Ex-D2, de Mendoza,


es un sitio recuperado para la preservación y difusión de la memoria sobre el
terrorismo de Estado y para la defensa y promoción de los derechos humanos. Sus
instalaciones pertenecieron al Departamento 2 de Informaciones (D2) de la Policía
de Mendoza y fueron destinadas a la represión política ilegal, antes y durante la
última dictadura cívico militar que se inició en 1976.

Desde su entrega parcial a diversos organismos de derechos humanos de la


provincia, mediante Decreto Provincial 490 en 2014, el EPM funciona como ámbito
de encuentro con diversas organizaciones para el intercambio de saberes.

Las visitas educativas han cumplido un rol fundamental para el logro de los objetivos
del Espacio. A partir de su puesta en funcionamiento en el año 2015, el número de
visitantes ha ido en progresivo aumento, cerca de 8.000 personas han realizado la
visita por el sitio que funcionó como centro clandestino de detención, tortura y
exterminio durante la última dictadura cívico-militar. Estas visitas, guiadas por
sobrevivientes e integrantes de otras organizaciones afines, han posibilitado un
intercambio con quienes se acercan al Espacio con fines educativos.

Una heterogeneidad de grupos visita el EPM. Un número importante de ellos


procede de escuelas secundarias, tanto de gestión estatal como de gestión privada,
de la provincia de Mendoza. También han participado establecimientos de la
Modalidad de Jóvenes y Adultos (CEBJA y CENS), Institutos de Educación Superior e
instituciones universitarias, así como público en general. Sabemos que el papel de la
escuela es fundamental en la discusión sobre nuestro pasado reciente. El 78,6% de
los visitantes sostiene que ha tomado contacto con nuestra historia reciente en la
escuela. Por su parte, las investigaciones muestran que el primer ámbito donde las y

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los estudiantes comienzan a conocer lo ocurrido es en la escuela (De Amézola, 2018;


Levy, 2011).

En cuanto a las y los docentes, investigaciones en distintos lugares de Argentina


muestran que en general no han tenido, durante sus trayectos formativos, formación
específica sobre nuestro pasado reciente (Raggio, 2004; De Amézola, 1999; De
Amézola y D´Achary, 2009). El impacto que provoca el recorrido por el Espacio para
la Memoria y los Derechos Humanos de Mendoza nos revela el profundo interés de
las y los visitantes por conocer esa parte de nuestra historia que, en otros momentos,
permaneció oculta bajo un pacto de silencio.

La capacitación a docentes y personal directivo que propone este proyecto se basa


en el reconocimiento de las herramientas que ofrecen las pedagogías de la memoria.
Entendemos la memoria no como una función cognitiva sino como un dispositivo
pedagógico que delimita un espacio de reflexión y de producción de experiencias
asociadas a la transmisión de un pasado que aún hoy se presenta como traumático,
tanto en América Latina como en otras partes del mundo.

La pedagogía de la memoria reconoce a los y las sujetos como seres históricos,


insertos en el tiempo presente e impulsados a enfrentar procesos de transformación
y coyunturas existenciales que se ven afectadas por una historia heredada pero no
estática, que continúa siendo construida.

En la tradición europea, está vinculada a un conjunto de políticas y prácticas


pedagógicas que se vienen desarrollando desde la segunda mitad del siglo XX bajo el
imperativo de generar en la población una conciencia histórica de los crímenes
cometidos por el nazismo y otros regímenes autoritarios. En esta línea, se inscriben
los conocidos planteos de Theodor Adorno (1998) quien le confería a la educación la
responsabilidad de que Auschwitz no se repitiera. Según este filósofo alemán, en
paralelo a las condiciones objetivas que hicieron posible la eliminación sistemática
de millones de personas, existieron también condiciones subjetivas que habilitaron
que esto ocurriese. Por lo tanto, la educación adquiría el imperativo de formar
sujetos conscientes de los horrores cometidos en el pasado como garantía de no
repetición (Legarralde y Brugaletta, 2017, p.1).

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Por su parte, en Argentina, la pedagogía de la memoria está fuertemente asociada a


las luchas por la memoria, la verdad y la justicia en relación con la última dictadura.
De este modo, la pedagogía se entroncó con un conjunto amplio de políticas de
memoria promovidas tanto por la sociedad civil como por el Estado. En este diálogo
con las políticas de memoria, la educación –y específicamente, la escuela– fueron
identificadas tempranamente como un escenario propicio, aunque no libre de
tensiones, para desarrollar iniciativas de rememoración de ese pasado que nos
interpela hasta hoy. Esta labor de las instituciones educativas se viene desarrollando
en línea con la conformación de comisiones de verdad, la señalización de centros
clandestinos de detención y del espacio urbano, la constitución de museos, centros
de documentación y organización de archivos.

Entendemos que memoria, pedagogía y derechos humanos son conceptos


estrechamente relacionados y fundantes para la construcción de las sociedades
democráticas actuales. Articular pedagógicamente educación y memoria es de vital
importancia para indagar el pasado a partir del presente. Es fundamental el papel de
los y las educadores a la hora de trabajar el pasado reciente en la escuela. Para
hacerlo cuentan con valiosos saberes interdisciplinares. Tienen, además, el desafío
de estimular la curiosidad, el interés y el cuestionamiento en los y las estudiantes, de
tal modo que sea posible construir vínculos significativos con el pasado e imaginar
futuros más justos y democráticos.

Ingreso del pasado reciente al currículum escolar

En el año 2002 fue sancionada la Ley 25.633 que instituyó el 24 de marzo como Día
Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia en «conmemoración de quienes
resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976» (Art. 1). La
norma establece:

En el seno del Consejo Federal de Cultura y Educación, el Ministerio de


Educación de la Nación y las autoridades educativas de las distintas
jurisdicciones acordarán la inclusión en los respectivos calendarios
escolares de jornadas alusivas al Día Nacional instituido por el artículo
anterior, que consoliden la memoria colectiva de la sociedad, generen
sentimientos opuestos a todo tipo de autoritarismo y auspicien la defensa

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permanente del Estado de Derecho y la plena vigencia de los Derechos


Humanos (Art. 2).

A fines de 2006, fue sancionada la Ley de Educación Nacional (Ley 26.206) en


reemplazo de la Ley Federal de Educación de 1993. La nueva norma explicita que
forma parte de los objetivos de la política educativa nacional

brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y


democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de
conflictos, respeto a los derechos humanos, responsabilidad, honestidad,
valoración y preservación del patrimonio natural y cultural (Ley 26206,
art. 11, inciso c).

Por su parte, el artículo 92 dispone una serie de contenidos comunes que deben
formar parte de los diseños curriculares de todas las jurisdicciones, incluyendo

el ejercicio y construcción de la memoria colectiva sobre los procesos


históricos y políticos que quebraron el orden constitucional y terminaron
instaurando el terrorismo de Estado, con el objeto de generar en los/as
alumnos/as reflexiones y sentimientos democráticos y de defensa del
Estado de Derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos, en
concordancia con lo dispuesto por la Ley 25.633 (Ley 26.206, art. 92,
inciso c).

Así, se establecen contenidos vinculados a la memoria y la identidad que deben ser


tratados en todos los niveles educativos, respetando las necesidades, las
posibilidades y las características que asume la tarea según cada edad.

La escuela ha tenido históricamente el mandato de transmitir una visión sobre


nuestro pasado como nación a las nuevas generaciones. De este modo, desde la
constitución del sistema educativo y a lo largo del siglo XX, se fue construyendo una
identidad nacional que inscribe a niños/as y jóvenes en un pasado común y glorioso.
En él se suceden acontecimientos y fechas memorables, con próceres que nos
legaron su ejemplo y son conmemorados en cada celebración patria. El sistema
educativo ha tenido la misión de transmitir esta historia oficial, en especial a través
de las efemérides y, también, a través de la enseñanza curricular de la historia y las
ciencias sociales.

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Desde una perspectiva crítica, Pappier y Morras (2008) señalan que se trata de un
pasado en el que están ausentes los sujetos sociales, sus conflictos y disputas, es
decir, está ausente la dimensión histórica y, en cambio, prevalecen elementos
moralizantes para crear sentimientos de pertenencia. Lo mismo ha sucedido con el
abordaje de la historia reciente, donde al dejar afuera a los sujetos sociales y las
disputas políticas, queda afuera «la posibilidad de brindarles herramientas a los
alumnos que les permitan cuestionar este pasado conflictivo, pensarlo en relación al
presente» (p. 179).

Esto se debe, según las autoras, a que en las escuelas no se acostumbra «a trabajar
con perspectivas divergentes sobre un mismo acontecimiento» (p. 179). Se trata de
una historia donde la política parecería estar ausente. Pero la pedagogía es
inexorablemente política, según nos enseñara Paulo Freire (1996), en la medida en
que están en juego valores, visiones acerca de lo común: lo que es de todos, lo
público. Ello nos invita a cuestionar: ¿qué conflictos, qué valores, qué proyectos de
sociedad están en juego en cada momento histórico?, ¿de qué modos todos estos
elementos se ponen en juego en las prácticas de enseñanza?

La pedagoga Inés Dussel (1996) también ha resaltado que en las instituciones


escolares se ha promovido la homogeneidad y el consenso, dejando afuera el
abordaje de los conflictos sociales, el disenso, las diferencias, que en ocasiones son
percibidos como amenazas a la identidad. En la misma dirección, Saraví ha señalado
que en el «...imaginario democrático que hemos construido sobre nuestro presente
en estos 26 años de democracia, [...] el conflicto parece a veces ser interpretado
como disruptivo y anómalo» (Saraví, 2010, p. 22).

Dado que uno de los objetivos de incorporación del pasado reciente es la


consolidación de los valores democráticos, pensamos que sería importante
comenzar a trabajar con el reconocimiento de las diferencias dentro de las aulas. Un
buen punto de partida puede ser identificar los diferentes relatos, perspectivas y
marcos conceptuales en torno a los procesos de represión estatal antes y durante la
dictadura que gobernó de facto la Argentina en el período 1976 -1983.

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El pasado en disputa: narrativas sobre el pasado reciente

Gobernantes de todas las épocas han instalado, a lo largo de la historia, narrativas o


representaciones que pretenden dar significado a las acciones de gobierno. El
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional que gobernó la Argentina
entre 1976 y 1983 puso en marcha un plan de persecución y exterminio a sus
opositores, al que denominó «guerra contra la subversión».

Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus


colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida, a aquellos que
permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos (general
Ibérico Saint Jean, interventor militar de la Provincia de Buenos Aires,
mayo de 1977).

En términos discursivos, quedó de manifiesto que su misión era exterminar al


comunismo internacional y apátrida que amenazaba al país, en defensa del
«ser nacional, occidental y cristiano». Para justificar la violencia, las detenciones
ilegales, el asesinato y la desaparición de personas, el gobierno genocida implementó
una estrategia comunicacional eficaz dirigida a demonizar al adversario
–fundamentalmente a través de los medios de comunicación– al presentar a los
perseguidos políticos como peligrosos «enemigos» de la nación.

Más adelante, en ocasiones durante el período dictatorial y más claramente durante


los años posteriores, el discurso militar estuvo dirigido a negar o minimizar los
crímenes cometidos, haciendo referencia a «errores» y «excesos» de algunos
miembros de las fuerzas de seguridad, en lugar de reconocer la existencia de un plan
sistemático y organizado de exterminio.

Con el regreso de la democracia, va tomando fuerza en la escena pública una teoría


cuyos orígenes se remontan, sin embargo, a los años 70: se trata de la teoría de los
dos demonios (Franco, 2014). En ella se identifica a dos «demonios» o bandos como
los responsables de la «violencia» implementada en Argentina: por un lado, la
«violencia de izquierda» (los «terroristas») que se asocia discursivamente a las
víctimas de la represión. Este es uno de los dos demonios y es señalado como
responsable de haber desatado una violencia mucho más cruel y letal: la «violencia
de derecha», es decir, el terrorismo llevado a cabo por parte del Estado. Ambas
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formas de violencia habrían arrojado «víctimas inocentes», aquellas que «no tenían
nada que ver» y serían parte de una sociedad ajena a todo conflicto, que había
quedado en el fuego cruzado de estos «dos demonios».

Esta teoría ha recibido diversas críticas: por un lado, por criminalizar a quienes

en realidad fueron víctimas de la represión ilegal, pero, también, por el hecho

de que la sociedad civil no fue ajena o neutral ante el proceso genocida, tanto

por su colaboración activa con los militares –en algunos casos– como por la
implementación de mecanismos de resistencia y protección a perseguidos

políticos –en otros–.

Un ejemplo de la teoría de los dos demonios puede encontrarse en el prólogo al


informe de la Conadep (1984) titulado Nunca Más, en donde se hace referencia
tanto a «terroristas» como a víctimas «inocentes» del aparato represivo. Se impone
de este modo un manto de dudas sobre las víctimas, a quienes, en la medida en que
estuvieran politizadas, las considera terroristas. No debemos pasar por alto que la
persecución a la militancia política fue una de las principales medidas del gobierno
dictatorial, que buscó despolitizar al conjunto de la sociedad. Uno de los peligros
que la despolitización trae consigo es dejar de concebir a la política como una
herramienta de transformación social. La política también es un elemento central

de la vida democrática.

En síntesis, en la teoría de los dos demonios, junto al reconocimiento del carácter


criminal de la violencia estatal se criminaliza a sus víctimas, quienes aparecen, en
mayor o menor medida, como responsables de haber desatado la reacción del
Estado (Feierstein, 2012 y 2018). Desde la perspectiva que aquí se asume y
siguiendo a Adorno, las raíces de la violencia represiva deben buscarse siempre «en
los perseguidores y no en las víctimas» (1998, p. 80).

En paralelo a la difusión de la teoría de los dos demonios, desde los años 70 en


adelante, se ha desplegado una estrategia discursiva conocida como
«negacionismo». Consiste en la negación de los crímenes cometidos por el aparato
represivo estatal o su minimización. El negacionismo ha tenido asidero en distintos
sectores de la sociedad, por razones diversas. En algunos casos, la negación del plan

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de exterminio, de su enorme alcance o del número de víctimas ha estado dirigida a


encubrir la responsabilidad de los represores. Pero en otros casos, el dolor que
puede provocar tomar conocimiento de la violencia y la gravedad de las violaciones a
los derechos humanos sucedidas en nuestro propio país ha conducido a sostener el
pacto de silencio transformando la temática en un tema tabú, del que no se habla. El
psicoanálisis ha trabajado sobre el fenómeno denominado «pacto denegativo» que
tiene como objetivo mantener unido al grupo y conduce a silenciar lo ocurrido (Kaës,
1991). El pacto denegativo puede ser equiparado, en términos sociales, al pacto de
silencio. La consecuencia del pacto denegativo es la imposibilidad de elaboración del
trauma.

A nivel social, sin embargo, otras estrategias han conducido a elaborar la enorme
herida social que la dictadura dejó: se trata, ni más ni menos, que de poner en
palabras lo ocurrido, intentando construir sentido en torno a nuestra historia
reciente. Así, se abre la puerta a los procesos de elaboración del genocidio, que
llevan ya más de cuatro décadas.

Desde los testimonios brindados ante la Comisión Nacional de Desaparición de


Personas (Conadep) en 1984 por parte de los sobrevivientes y familiares de las
víctimas, pasando por los Juicios a las cúpulas militares en 1985, en adelante, la
sociedad ha procurado saber la verdad. Ha trabajado incansablemente, también,
para brindar justicia a las víctimas. La justicia no tiene que ver con ninguna suerte de
venganza, ya que en todo momento se han realizado investigaciones y juicios en el
marco de la Ley y respetando todos los derechos y garantías de los represores
enjuiciados.

El informe de la Conadep (1984) y el Juicio a las Juntas (1985) constituyen hitos en la


aproximación a la verdad histórica y la construcción de la memoria. Este último probó
que el terrorismo de Estado había sido una política sistemática, que en la Argentina
habían funcionado campos de concentración, que millares de argentinos habían sido
secuestrados, asesinados, encarcelados u obligados a exiliarse, a dejar sus trabajos y sus
casas. No se trataba de la «opinión de las víctimas» o «de los defensores de la guerrilla»,
como aún hoy repiten algunos, sino que eran los poderes de la nación los que entregaban
a sus ciudadanos la posibilidad de saber (Rosemberg y Kovacic, 2010, p. 14).

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La posibilidad de conocer los hechos y llevar a juicio a los culpables se vio


interrumpida tempranamente con las leyes de impunidad durante los primeros años
de democracia: la ley 23.492, de 1986 (llamada ley de Punto Final) y la ley 23.521 del
año 1987 (ley de Obediencia Debida). Se sumaron a estas normativas los indultos
presidenciales a responsables de delitos de lesa humanidad, decretados por Carlos
Menem en 1989 y 1990. Cabe destacar que la figura del indulto es una facultad del
jefe de Estado que no extingue la culpabilidad de quien ha sido condenado, sino que
simplemente lo libera del cumplimiento de la pena.

En los años 90, el Estado nacional impulsó la narrativa de la «reconciliación nacional»


en la que proponía «perdonar» y dejar en el pasado los crímenes cometidos durante
la dictadura, para unificar a la nación. Los organismos de derechos humanos no
bajaron, sin embargo, sus banderas. En 1995 un nuevo actor se suma al movimiento
de derechos humanos, con el nacimiento de la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por
la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Sus integrantes se sumaron a
la lucha de las abuelas por recuperar la identidad de los quinientos bebés, niños y
niñas apropiados, así como a las luchas por la memoria y la justicia en todo el país.
Una novedosa modalidad empleada para lograr la condena social fueron los
escraches a represores, ante la imposibilidad de llevarlos a juicio. En todo el país,
H.I.J.O.S. trabajó en esos años junto a organismos de sobrevivientes del genocidio,
familiares, madres, abuelas y otros, en multiplicidad de eventos recordatorios,
movilizaciones, intervenciones y festivales artísticos para mantener viva la memoria.

En 2003, la historia de la justicia en Argentina cambiaría al declararse en el Congreso


de la Nación la nulidad de las leyes de impunidad. A partir de ese momento, ha sido
posible reabrir los juicios contra los responsables de crímenes aberrantes que
incluyen el secuestro, la tortura, el asesinato y desaparición de personas y la
violación, dado que los crímenes de lesa humanidad no prescriben con el paso del
tiempo (el robo de bebés ya se consideraba imprescriptible por el derecho común). El
avance de los juicios ha permitido conocer que estos crímenes forman parte del
delito internacional de genocidio, cometido contra una porción de la población
nacional en el caso de Argentina. Así, en las últimas dos décadas ha tomado fuerza la
perspectiva del genocidio (Feierstein, 2007) como narrativa sociológico-jurídica que
busca interpretar el pasado reciente.

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Memoria y pedagogía de la memoria

Desde el EPM ex-D2 creemos que las escuelas son un ámbito privilegiado para

la transmisión del pasado a las nuevas generaciones, en donde se construye nuestra


historia como país, nuestra identidad como nación y se construyen también
proyectos y perspectivas de cara al futuro. Las nuevas generaciones aprenden de
dónde venimos, y participan –con sus sueños, deseos y esfuerzos de la construcción
de aquello que pretenden como horizonte de la vida en sociedad.

El ingreso de la historia reciente y de los acontecimientos ocurridos en las décadas


del 70 y 80 al currículum escolar no ha sido un proceso armónico, sino que se ha visto
atravesado por resistencias y controversias similares a las que han tenido lugar
puertas afuera de las escuelas para elaborar ese pasado traumático. Sin embargo,
tanto afuera como adentro de los establecimientos de enseñanza, la necesidad de
conocer lo ocurrido e interpretar cómo fue posible que sucediera, para que nunca
más vuelva a pasar, ha estado presente desde la década de los 80 hasta hoy,
impulsado por actores escolares comprometidos con la memoria, la historia y la
justicia.

Una cuestión importante que permite comprender por qué ha habido resistencias
desde el ámbito escolar para el ingreso de la historia reciente radica en el hecho de
que el sistema educativo se vio profundamente afectado por la represión y el
autoritarismo durante la dictadura. ¿Será posible suponer que algo de esa herencia
autoritaria se haya mantenido hasta hoy?

La represión en el ámbito educativo

Para Martín Legarralde (2009) la dictadura dejó huellas profundas en el sistema


educativo. A pesar de no haber desarrollado un proyecto educativo unificado y
sistemático, impactó de manera significativa en la vida cotidiana de las escuelas. Uno
de los objetivos principales fue el control pleno de los actores escolares, su
comportamiento y sus relaciones, así como el control ideológico. Estas acciones se
articularon con elementos que ya estaban presenten en el dispositivo escolar desde
épocas anteriores: el ejercicio arbitrario de la autoridad, la vigilancia sobre el
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comportamiento y las creencias de docentes y estudiantes, la ritualización y la


burocratización de la enseñanza.

Dos días después del golpe de 1976, la Junta Militar designó a delegados militares –
miembros de las Fuerzas Armadas y civiles allegados– en la totalidad de dependencias
del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación (Resolución
N° 08/76, citada en Legarralde, 2009, p. 48).

En años anteriores al golpe, las instituciones de enseñanza habían sido escenario de


procesos de radicalización política y creciente participación de los actores escolares.
Tras el golpe de estado de 1976, la vida cotidiana de las escuelas sufrió el impacto
violento de la represión, con el armado de listas negras, el secuestro y la desaparición
de miembros de la comunidad educativa. En alguna medida, esa política represiva
registraba cierta continuidad con la gestión previa del Ministerio de Educación y
Cultura de la Nación llevada a cabo por el ministro Oscar Ivannissevich quien, entre
1974 y 1975, había iniciado ya la persecución de docentes y el control ideológico sobre
la vida escolar.

Según el informe Nunca Más (Conadep, 1984), el 6% de los secuestros durante la


dictadura fueron efectuados en los lugares de estudio de las personas secuestradas;
además, el 21% de los desaparecidos/as eran estudiantes y el 5,7% eran docentes. A la
desaparición de miembros de la comunidad educativa le acompañó la expulsión de
maestros y profesores, el control de los contenidos, la prohibición de libros, el control
de las actividades de estudiantes y sus familias.

También se reguló el control de los cuerpos con imposiciones sobre la ropa (uso de
camisa y corbata en los varones, uso de falda y guardapolvo en las mujeres, prohibición
del uso de zapatillas, etc.), el corte de pelo y el aspecto físico en general. Medidas de
este tipo reafirmaban la división sexual y los estereotipos de género, limitando la
autonomía personal.

La dictadura intervino también en el currículum escolar, en los niveles primario,


secundario y en la formación docente. Se buscó más el control ideológico que la
promoción de los aprendizajes, lo que trajo como resultado un vaciamiento de
contenidos educativos socialmente significativos. El currículum fue reorientado según
una concepción esencialista de los valores, una imagen excluyente de la familia y un
giro hacia el nacionalismo (Legarralde, 2009). El concepto de democracia dejó de ser
mencionado en los documentos curriculares. Otra cuestión relevante fue evitar la
participación de los docentes en la definición del currículum: maestros y profesores no

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MÓDULO 1

debían intervenir en la enunciación de objetivos y contenidos, sino dedicarse


exclusivamente a la formulación de actividades en el aula, su ejecución y evaluación.

¿Cómo concebir la memoria hoy?

Distintas maneras de conceptualizar la memoria pueden servirnos de referencia


para elaborar una concepción de memoria –o de memorias en plural– que nos
permita reflexionar desde el presente. Se ha dicho:

Entendemos por memoria al conjunto de representaciones del pasado que un


grupo produce, conserva, elabora y transmite a través de la interacción entre
sus miembros. Siguiendo a los teóricos Héctor Schmucler y Elizabeth Jelin
decimos que la memoria colectiva no es algo dado y fijo, sino que es un lugar de
tensión, de luchas continuas, que contiene una dimensión conflictiva inherente
en sus procesos de construcción (Rosemberg y Kovacic, 2010, p. 11).

También se ha señalado que la memoria no se define como una actividad


meramente «reproductora de la realidad sino, por el contrario, como una
actividad profundamente creativa» (Feierstein, 2012, p. 53) por medio de la cual
se intenta dar sentido y coherencia a la experiencia vivida. La identidad, el
surgimiento de un yo o de un nosotros, es producto de esa actividad de hacer
memoria y construir sentidos acerca del pasado. Los procesos de construcción
de memoria, en la medida en que son representación, se llevan a cabo siempre
en interacción con otros/as. Se trata de procesos colectivos y lo que se
construye con la memoria colectiva son las identidades de los grupos.

Trabajar temas de memoria en la educación conduce a construir ese nosotros


que permite vincular a miembros de distintas generaciones, la generación adulta
que busca transmitir sus experiencias y la generación más joven que se apropia,
de diversos modos, de lo transmitido y le otorga sentido a partir de los marcos de
significación del presente. La transmisión intergeneracional es fundamental para
la consolidación del lazo social. Como dice Inés Dussel, a propósito del Museo
del Holocausto en Estados Unidos:

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MÓDULO 1

Una transmisión lograda ofrece a quien la recibe un espacio de libertad que le


permite abandonar (el pasado) para (mejor) reencontrarlo. El museo como
escena pedagógica nos invita a reencontrarnos con ese pasado, a decidir qué
ver; en otras palabras, a hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos
como parte de la sociedad en que vivimos. En este sentido, nos deja una
intranquilidad que probablemente sea su enseñanza más valiosa, si es que nos
animamos a aprenderla (Dussel, citada en Rosemberg y Kovacic, 2010, p. 11).

En Argentina, algunas de las problemáticas abordadas desde la pedagogía de la


memoria en relación con las violaciones a los derechos humanos han sido:

• la necesidad de reflexionar acerca del valor de la vida humana, el


respeto por los derechos humanos para todos los colectivos sociales,
sin distinciones, buscando así evitar la construcción de cualquier
nuevo «enemigo interno» desde los ámbitos del poder;

• la necesidad de consolidar las instituciones y las formas de vida


democráticas para la coexistencia pacífica y la autodeterminación de
nuestro pueblo;

• el respeto por las diversas formas de participación política y social y


los activismos.

El hecho de que estas cuestiones hayan sido trabajadas no impide que nuevos
temas y problemas puedan incorporarse.

Proponer una pedagogía de la memoria implica reflexionar sobre algunas


cuestiones vinculadas a problemas epistemológicos y políticos que se
desprenden de la propia tarea de la transmisión y que tienen que ver
fundamentalmente con las preguntas por los contenidos y las formas: qué
enseñar de ese pasado y cómo hacerlo. Una pedagogía de la memoria puede
servir como marco de referencia para la efectiva inclusión de estos contenidos
en la escuela, ya sea de manera transversal, a través de las efemérides, o como
ejes específicos de diferentes espacios curriculares como historia, ciencias

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sociales, literatura, formación ética y ciudadana, entre otros (Rosemberg y


Kovacic, 2010).

Por su parte, Sandra Raggio ha señalado que la pedagogía de la memoria suele


ser definida desde la perspectiva de la enseñanza de la historia reciente e
inclusive, ambas se confunden. «Pero desde nuestra mirada, la pedagogía de la
memoria es el proceso formativo ligado a la transmisión intergeneracional de
experiencias, orientada a la superación y problematización de aquellas que han
sido marcadas por la violencia y las violaciones a los derechos humanos» (Raggio,
en Fajardo 2019).

Para Raggio, no se trata de transmitir legados, relatos, enseñanzas y deberes a


las nuevas generaciones, sino de propiciar un intercambio intergeneracional
atravesado por la temporalidad múltiple que lo define: el pasado, el presente y el
futuro.

Para ser más clara, la pedagogía de la memoria no es contarles a los


jóvenes lo que pasó, sino integrarlos en los procesos de elaboración de
esas experiencias desde su propia temporalidad generacional y sus
experiencias. Puesto que no son tabula rasa. La memoria es tanto un
derecho de las viejas generaciones, a ser reconocidas hoy, no olvidadas, y
de las nuevas generaciones, a apropiarse de ese pasado que también les
pertenece, por más doloroso que sea (Raggio, en Fajardo 2019).

Entendemos que los y las jóvenes tienen derecho a conocer los procesos
histórico-sociales que dieron lugar a la sociedad en la que hoy vivimos. La
pedagogía de la memoria busca habilitar esa posibilidad, adentro y afuera del
aula. Conocer tanto el pasado como las problemáticas y conflictos sociales del
presente nos permite contar con herramientas para comenzar a proyectar qué
sociedad queremos ser en el futuro.

Por otra parte, abordar el pasado cercano, un pasado que hemos vivido o que ha
impactado sobre las vidas de nuestros seres queridos, puede resultarnos muy
movilizador como docentes. Por eso es importante que podamos preguntarnos
cómo nos sentimos frente al abordaje de la temática en nuestros lugares de
enseñanza y cómo podemos posicionarnos frente a esta tarea. ¿De qué modo
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influyen mi biografía y mis experiencias al trabajar estos temas? ¿Cómo se


posicionan otros/as colegas, docentes y directivos, en mi lugar de trabajo? ¿La
institución es permeable al tratamiento de estos temas? ¿Cómo se ven afectados
las y los estudiantes? Recuperamos de una colega docente la idea de que
«tenemos derecho a estar afectados/as» cuando trabajamos estos temas en el
aula. Por su parte, las y los estudiantes pueden también acusar impacto y es
importante que demos lugar a la escucha y a la emergencia de la palabra, para
que puedan poner en común sus propias experiencias y significados.

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Bibliografía

Adorno, T. W. «Educación después de Auschwitz», en Educación para la


emancipación. Conferencias y conversaciones con Hellmut Becker (1959-1969),
Madrid, Morata, 1998, pp. 79-92.

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) (1984). Nunca


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Ley 26.206, año 2006 (Ley de Educación Nacional).

22
MÓDULO 2

23
MÓDULO 2

Contexto histórico. La dictadura militar de 1976

En este Módulo analizaremos brevemente qué pasaba en el mundo, en


Latinoamérica y en Argentina en los años previos a la dictadura de 1976. El análisis
del contexto histórico nos dará elementos para comprender por qué se necesitó
imponer un plan de exterminio en nuestro país. Veremos también qué sucedía en
Mendoza, antes del golpe de Estado y con posterioridad. Nos referiremos al
proyecto económico de la dictadura y veremos algunos documentos que dan cuenta
de este proceso.

Latinoamérica

La experiencia argentina durante la última dictadura se insertó en unas realidades


regionales y mundiales que fueron, a su vez, marco y condición de posibilidad. Como
en todo proceso sociohistórico, esas variantes se conjugaron con el vector local que
nutrió a la dictadura argentina de características propias.

En la segunda década del siglo pasado, los sectores populares, sindicatos y otros
colectivos (culturales, indigenistas, etc.) habían alcanzado un importante grado de
movilización en América y otros continentes. En 1959 había acontecido la
Revolución cubana, que subvirtió el orden político, económico, social y cultural en la
isla y fuera de ella, y contribuyó a la posibilidad de pensar horizontes diferentes.
Poco después, en el 68, sucedieron el Mayo Francés y la Primavera de Praga y un año
más tarde se desarrollaba el Otoño caliente italiano, mientras que la Guerra de
Vietnam (1955-1975) se convertía en un telón de fondo que activaba demandas
antibelicistas. A este panorama podemos agregar los procesos de descolonización de
África y, más cerca, el triunfo de la Unidad Popular en Chile en 1973.

Lo que constituía la singularidad de la época era la percepción generalizada


de estar viviendo un cambio tajante e inminente en todos los órdenes de la
vida, que favorecería a los sectores sociales históricamente postergados
(Ministerio de Educación de la Nación, 2010, p. 23).

Paralelamente, desde la finalización de la 2a Guerra Mundial el mundo se


encontraba atravesado por la Guerra Fría. Así se denominó a la construcción
simbólica de dos bloques y al enfrentamiento político, militar e ideológico entre
ellos (de un lado «occidente» capitalista –Estados Unidos y su área de
influencia– y de otro «oriente» comunista expresado fundamentalmente por la

24
MÓDULO 2

URSS). Este contexto influenció fuertemente el devenir de los países


latinoamericanos.

En ese marco, el gobierno de los Estados Unidos diseñó la doctrina de la


seguridad nacional (DSN), «un sistema de seguridad hemisférica que
homogeneizaba doctrinaria y estratégicamente al continente americano bajo el
liderazgo de Estado Unidos» (Feierstein, 2016, p. 253). La DSN nació con el
objetivo de evitar la influencia de la Unión Soviética y la expansión del
comunismo en el continente. Para ello, EEUU suscribió tratados bilaterales con
la mayoría de los gobiernos de América Latina, que suponían el envío de ayuda
militar (adiestramiento, donaciones de materiales excedentes o usados y
créditos para la compra de equipos) con el fin de preparar a los ejércitos
americanos para posibles enfrentamientos, pensando en la guerra
convencional contra países comunistas.

A partir de los años sesenta, los objetivos norteamericanos cambiaron en virtud


de un nuevo panorama internacional y comenzó a cobrar relevancia el
concepto de insurgencia subversiva. Ya no se hablaba de países sino de grupos
dentro de los países. Se elaboró entonces una doctrina de contrainsurgencia, que
supuso la «redefinición del papel de las fuerzas armadas latinoamericanas
dentro del sistema de seguridad americano», y su preparación para combatir a
este nuevo enemigo interno (Feierstein, 2016). En1963 se creó la Escuela de las
Américas, en Panamá, donde fueron adiestrados en esas ideas miles de militares
de toda la región.

Los oficiales argentinos abrevaron también de la escuela francesa de


contrainsurgencia, forjada en la represión a los procesos independentistas de
Argelia e Indochina. Ambos modelos proporcionaron aprendizajes que luego se
aplicaron en la planificación, desarrollo y ejecución de los golpes de Estado
(propaganda, trabajo de inteligencia, secuestros clandestinos, técnicas de
tortura, etc.).

En ese marco, entre 1950 y 1990 se produjo la mayoría de las dictaduras en


América del Sur. Se asumió como política de Estado la represión violenta de
personas y de movimientos que expresaban la necesidad de un cambio social,
una vida común más justa. Las desapariciones, torturas, asesinatos y
concentración de personas en centros clandestinos, se hicieron moneda
corriente en la región.

25
MÓDULO 2

En el Cono Sur, los gobiernos de facto actuaron con cierto grado de


coordinación y cooperación. Este mecanismo de colaboración se denominó
Plan Cóndor1, un plan diseñado por las dictaduras de Argentina, Uruguay,
Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil, con la colaboración de la CIA (la Agencia de
Inteligencia de los Estados Unidos), para compartir información y colaborar en
la persecución de personas designadas como «enemigos» en el marco de la
mencionada doctrina de la seguridad nacional. Los archivos de la Agencia
Nacional de Seguridad de los Estados Unidos lo mencionan de forma explícita,
como «un acuerdo de cooperación entre los servicios de inteligencias de
América del Sur para eliminar las actividades terroristas marxistas en el área»2.
Archivos secretos encontrados en Paraguay, en 1992, dan cuenta de los
resultados de la Operación o Plan Cóndor: cerca de 400 mil personas privadas
de libertad y alrededor de cien mil personas asesinadas o desaparecidas.

En el siguiente gráfico podemos observar la implementación de estos procesos


en el tiempo.

Argentina

Como dimos cuenta en el apartado anterior, este no fue un proceso que se inició en
1976, sino que venía gestándose desde hace varios años. Frente a la imposibilidad de
detenernos en los procesos de cada uno de los países latinoamericanos, repararemos
en el proceso argentino.

1
Sobre el Plan Cóndor, es recomendable: http://www.cels.org.ar/especiales/plancondor/#condor-i-ii-y-iii
2
http://infojusnoticias.gob.ar/nacionales/la-operacion-condor-fue-un-plan-criminal-de-estados-delictivos-9430.html

26
MÓDULO 2

La dictadura argentina fue el corolario de una seguidilla de prácticas represivas


contra el pueblo que pueden visualizarse ya desde 1958 con el Plan de
Conmoción Interior del Estado (Plan Conintes).

Retomemos entonces la historia desde allí. Alrededor de 1950, la clase


trabajadora había logrado importantes conquistas en relación a sus derechos,
en la misma época en que la economía mundial comenzaba a cambiar. La
relación entre el capital y la clase trabajadora empezó a tensarse. Luego del
derrocamiento de Perón y con la prescripción del peronismo, la llamada
Revolución Libertadora intervino los sindicatos, instancia que los sectores
patronales aprovecharon para incumplir convenios colectivos y recortar
derechos adquiridos. Las luchas obreras se intensificaron.

El primer antecedente de la aplicación de la DSN en nuestro país fue durante la


presidencia de Arturo Frondizi, con el mencionado Plan Conintes, que tuvo
vigencia desde el decreto que lo crea en 1958 hasta 1961. A través del análisis
de este plan se puede observar cómo se va introduciendo la figura del «enemigo
interno» al lenguaje político y militar. Si analizamos el extracto del decreto que
agregamos más abajo puede observarse ese viraje discursivo: se dispone la
actuación de las fuerzas armadas en situaciones internas; estas «pueden y
deben actuar con rapidez y eficacia para mantener el orden público; las
autoridades policiales quedan subordinadas a las militares». Para estas fuerzas
de seguridad «el campo de combate dejó de ser exclusivamente el territorio
propiamente dicho para trasladarse a la población en su conjunto.» (Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos. Secretaría de Derechos Humanos, 2014, p.
14). Ver cuadro «Decretos secretos y reservados».

Se estima que como consecuencia de la aplicación de este plan se detuvieron


más de 11.700 personas. El Conintes es un hito importante en la escalada de
violencia sobre los/as trabajadores/as, que más adelante involucrará también a
estudiantes, y que se repite en nuestra historia desde 1955:

Al trazar una línea de continuidad de los mecanismos de represión estatal en


el siglo XX contra el movimiento obrero, los partidos políticos, militantes
sociales y estudiantiles, no es posible eludir el bombardeo a la Plaza de Mayo
en junio de 1955, los fusilamientos de los militares sublevados contra la
«Revolución Libertadora», la represión estudiantil ejecutada por el gobierno
de facto de Onganía –que quedó en la memoria como la Noche de los
Bastones Largos–, la masacre de Trelew y, finalmente, la dictadura de 1976-
1983, la más infausta síntesis de todas las prácticas represivas anteriores. El

27
MÓDULO 2

Plan Conintes se inscribe en esa línea de violencia institucional contra el


pueblo argentino. En tanto fue ejecutado por un gobierno civil, es también
modelo del accionar de un bloque cívico-militar en la represión dirigida contra
la protesta social y política, con el objetivo de conservar el statu quo y los
intereses de las clases dominantes. (Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos. Secretaría de Derechos Humanos, 2014, p 16).

DECRETOS SECRETOS Y RESERVADOS.


DECRETO S 9880/1958 (posteriormente se dictaron otros)

VISTO el estado de sitio que rige en todo el país, las graves perturbaciones advertidas en
distintos aspectos de la vida nacional, y

CONSIDERANDO:

Que la intensa agitación que perturba esenciales actividades de la vida de la República


constituye un evidente peligro para las instituciones y el orden público;
Que es un expreso deber constitucional del Poder Ejecutivo Nacional mantener con
energía y decisión el orden nacional y la paz interior;
Que el grave estado de necesidad que ha motivado la declaración del estado de sitio
hace necesario que las Fuerzas Armadas de la Nación ejecuten los planes previstos en
[…] la Ley Orgánica de los Ministerios Nº 14.439; que en el cumplimiento de su misión,
las Fuerzas Armadas deben proceder con toda rapidez y absoluta energía a efectos de
asegurar el pronto restablecimiento del orden público;
Que como lo tiene declarado la Corte Suprema de Justicia Nacional, las graves
perturbaciones advertidas y la doctrina que informa el texto del Artículo 31 de la
Constitución Nacional, facultan al Gobierno Federal a subordinar las policías
provinciales a las fuerzas militares para asegurar el cumplimiento de su objetivo;
Que es innegable el derecho que en tales circunstancias le asiste al Poder Ejecutivo
Nacional de ejercer el poder de policía en todo el territorio de la República, sin que ello
signifique una mengua de las autonomías provinciales,

El presidente de la Nación Argentina en acuerdo general de ministros


decreta:

Art. 1° — Declárase, a partir de las 12 horas del día 14 la vigencia del Plan de Conmoción
Interior del Estado (Plan «Conintes»), en todo el territorio del país.
Art. 2° — Desde ese mismo momento quedan subordinadas a las autoridades militares
las respectivas policías provinciales.
Art. 3° — Por el Ministerio de Defensa Nacional y Secretarías de Guerra, Marina y
Aeronáutica se adoptarán las medidas necesarias para poner en ejecución de inmediato,

28
MÓDULO 2

el Plan de Conmoción Interior del Estado (Plan «Conintes»).


Art. 4° — El Ejército, la Armada Nacional y la Aeronáutica Militar actuarán con toda
rapidez y máxima energía en el cumplimiento de las misiones que les sean asignadas.
[…]

Firmado: Arturo Frondizi

Se suman a este decreto otros antecedentes del mismo tenor. Transcribimos a


continuación fragmentos de dos leyes sancionadas durante los gobiernos de
facto de Juan Carlos Onganía (1966 a 1969) y de Alejandro Agustín Lanusse
(1971 a 1973) que dan cuenta de la intención de brindar elementos normativos
a la construcción de un enemigo. Estos instrumentos contribuyeron a formalizar
la DSN en nuestro país.

LEYES SOBRE COMUNISMO Y SEGURIDAD NACIONAL


Ley N° 17.401. COMUNISMO
Buenos Aires, 22 de agosto de 1967

Art. 1° — Serán calificadas como comunistas, con las consecuencias establecidas en los
artículos 6° y 9° de la presente, las personas físicas o de existencia ideal que realicen
actividades comprobadas de indudable motivación ideológica comunista […]

Art. 6° —La calificación de comunista a que se refiere el artículo 1° de la presente ley,


causará inhabilidades para: a) Obtener carta de ciudadanía; b) Desempeñar cargos,
funciones o empleos del Estado […]; e) Ejercer la docencia en establecimientos públicos y
privados; d) Ser beneficiario de becas, o subsidios que directa o indirectamente
provengan del Estado […]; g) Instalar, adquirir, dirigir o administrar imprentas y
editoriales; […] i) Desempeñar representaciones o cargos directivos en Asociaciones
Profesionales de empleadores o trabajadores.

Art. 7° — Queda prohibido el ingreso al país de los extranjeros que, por sus
antecedentes, sean reputados comunistas.

Art. 11 — Será reprimido con prisión de uno a ocho años el que, con indudable
motivación ideológica comunista, realizare, por cualquier medio, actividades
proselitistas, subversivas, intimidatorias o gravemente perturbadoras del orden público.

Art. 12 —Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, se aplicarán las mismas


penas cuando, con dichos fines: a) se formaren centros de adoctrinamiento; b) se

29
MÓDULO 2

recaudaren fondos mediante colectas, rifas, actos de beneficio o similares; c) se


mantuviesen vínculos de dependencia operativa, económica o ideológica con estados
extranjeros o con partidos, movimientos, organizaciones o entidades extranacionales.

Onganía - Guillermo A. Borda.

Estos mecanismos represivos que empezaron a activarse fueron la respuesta,


como veíamos más arriba, a una creciente movilización popular. Frente a una
clase trabajadora empoderada que reclamaba condiciones laborales dignas y
peleaba por sus derechos, la respuesta del Estado, además de disciplinadora,
fue siendo cada vez más violenta. Esta situación, más los sucesivos golpes de
estado (1955, 1962, 1966) y casi dos décadas de proscripción de uno de los
partidos políticos mayoritarios, fueron colaborando al descrédito de las
instituciones políticas y del sistema democrático, que se percibía como
ilegítimo y puramente formal.

Este estado de cosas, lejos de acallar las voces levantadas, sólo consiguió
organizarlas. Como decíamos más arriba, se vivían aires de cambio en la región.

Veamos brevemente algunos hitos históricos que dan cuenta de esta relación
siempre tensa entre capital y trabajo y de las respuestas del Estado.

En 1969 se produce el Cordobazo, hecho bisagra al que le sucedió una


seguidilla de levantamientos.

El Cordobazo

El Cordobazo fue una protesta obrero-estudiantil de gran magnitud que se


desarrolló entre el 29 y el 30 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba. El
movimiento obrero había programado una huelga general para el 30 de mayo;
reclamaban la actualización salarial y el restablecimiento de las negociaciones
colectivas, suspendidas desde el año 1967 por el gobierno de facto de Onganía.
El movimiento estudiantil, por su parte, estaba muy activo a nivel nacional,
resistiendo la intervención de las universidades, lucha que ya se había cobrado
la vida de un estudiante en Corrientes y dos en Rosario. El 29 de mayo, un día
antes de lo previsto, adoptando una modalidad propuesta por Agustín Tosco,
los trabajadores cordobeses abandonan sus puestos de trabajo a las 10 de la

30
MÓDULO 2

mañana para confluir en un acto en el local de la CGT. La policía empezó a


interceptar a las distintas columnas para que no llegaran al centro de la ciudad,
lo que provocó que se empezaran a dispersar por los barrios y que vecinas y
vecinos empezaran a ayudar a las personas que se manifestaban y a sumarse a
la medida de fuerza. El malestar era generalizado y el repudio a la dictadura que
no habilitaba mecanismos de participación también. La violencia desatada fue
una clara respuesta a la represión que comienza con el asesinato de un
trabajador del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor
(SMATA). No hay números oficiales que den cuenta de la cantidad de personas
detenidas ni heridas que dejaron estos hechos. La acción colectiva tuvo como
resultado la renuncia del gobernador de Córdoba y la reapertura de las
negociaciones colectivas.

El Cordobazo dio inicio a una seguidilla de levantamientos nacionales y


populares que más tarde también contribuirían al fin de esa dictadura, al
restablecimiento de la democracia y al levantamiento de la proscripción del
peronismo (Brennan y Gordillo, 2008).

El Cordobazo. En la foto, el líder de la CGT de los Argentinos, Agustín Tosco. Fuente:


resumenlatinoamericano.org

31
MÓDULO 2

Masacre de Trelew

El 15 de agosto de 1972, un grupo de mujeres y varones, miembros de las organizaciones


armadas FAR, FAP, ERP y Montoneros, realizaron una operación conjunta en la que
tomaron la penitenciaría de Rawson, donde se encontraban prisioneros/as. El plan tuvo
éxito parcial y sólo pudieron fugarse seis personas en un avión rumbo a Chile, donde
pidieron asilo político. Los y las restantes militantes que no llegaron a escaparse, se
entregaron a la Marina y fueron fusilados/as, unos días después, en la Base Aeronaval
Almirante Zar de Trelew, en una simulación de intento de fuga. Quedaron tres personas
sobrevivientes de los hechos, que alcanzaron a relatarlos (en los años sucesivos una de
ellas fue asesinada por el terrorismo de Estado y las otras dos, continúan desaparecidas).
Por los hechos ocurridos en Trelew fueron condenados a prisión perpetua, en el año
2012, Emilio del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino, y los crímenes fueron considerados
«delitos de lesa humanidad».

El Mendozazo

Nuestra provincia no estuvo exenta de estas condiciones ni de levantamientos


populares. El 5 de abril de 1972 una multitud de docentes, sindicatos, partidos
políticos, organizaciones barriales, ciudadanos y ciudadanas salieron a las calles
en un hecho que se inscribió en la historia como Mendozazo. En los días
previos, la empresa Agua y Energía de la Nación –que prestaba servicios de
modo muy deficiente– había anunciado un aumento del 300% en la tarifa
eléctrica. Eran momentos de inflación: en 1971, el incremento del costo de vida
respecto del año anterior había sido de 42% y en 1972 de 73%. El poder
adquisitivo de los salarios se deterioraba rápidamente. En ese contexto, el
aumento del servicio de luz eléctrica impactaba negativamente sobre el
conjunto de la población, que ya venía sufriendo un fuerte deterioro en sus
condiciones de vida, por lo cual se iniciaron acciones de protesta para intentar
frenar la medida. (Bertolotti et al, 2012, p. 189)

A continuación, sugerimos ver este breve documental; en él mendocinas y


mendocinos protagonistas nos cuentan cómo fueron los acontecimientos
históricos de ese abril de 1972:

http://encuentro.gob.ar/programas/serie/8690/7501?temporada=1#

32
MÓDULO 2

El terrorismo de estado previo a la dictadura. La Triple A, el CAM y el


Comando moralizador Pío XII

Alrededor de 1973 se conformó la «Alianza Anticomunista Argentina»,


conocida como Triple A, una fuerza parapolicial que actuó fundamentalmente
en Buenos Aires, con colaboración militar y de distintas organizaciones
sindicales y políticas. Esta «alianza» utilizó la estructura del Estado para
amenazar, torturar, asesinar y desaparecer a intelectuales, sindicalistas,
estudiantes, abogados/as, periodistas, artistas, militantes y referentes políticos.
La Triple A absorbe otras organizaciones de la misma índole y profundiza su
accionar entre los años 1974 y 1975.

Este formato se repitió en otras provincias, entre las cuales se encuentra la


nuestra. En efecto, en Mendoza surgieron dos fuerzas parapoliciales,
vinculadas al entonces jefe de la Policía provincial –ya fallecido– vicecomodoro
Julio César Santuccione: el Comando Anticomunista de Mendoza (CAM) y el
Comando Moralizador Pío XII. El primero había nacido para «defender a la
población de la penetración marxista» y el segundo para «resguardar la
moralidad de la población».

En septiembre de 1974, el CAM inició su accionar con seis atentados, entre los
cuales se encontraban una imprenta y la sede del Partido Comunista de
Mendoza; también fueron sus objetivos el Centro Cultural Israelita e
instituciones de religión metodista. En 1975 se secuestraron trabajadores,
militantes sociales, políticos y sindicales, entre ellos estudiantes y docentes de la
Universidad Nacional de Cuyo, quienes continúan desaparecidos/as hasta hoy.

El Comando Pío XII, por su parte, se dedicó fundamentalmente a perseguir,


torturar y asesinar a mujeres en situación de prostitución y presuntos autores
de delitos comunes.

Comunicado del Comando Moralizador «Pío XII». Mendoza. 1975.

El autotitulado «Comando Pío XI» envió un comunicado a nuestra redacción en el que da


a conocer el motivo de su accionar […]. Agregan que el comando lo forman personas de
distintos niveles sociales, que solo coinciden en su condición de mendocinos, nietos de
mendocinos e hijos de mendocinos, preocupados por la imagen de nuestra sociedad local
[…].

33
MÓDULO 2

Agregan que serán «inmisericordes en el castigo a las prostitutas, que con su


desenfadada presencia en la vía pública atormentan y ofenden de raíz las prácticas de
buena costumbre y pública moral mínima de toda sociedad decente». […]. Terminan
diciendo en la nota que «con látigos de tiento, cadenas y garrotes de goma y cartuchos
cargados con sal ahuyentarán la presencia indecorosa de las mujeres públicas, como así
también con un perro doberman, especialmente adiestrado para desnudar personas
[…]». El mensaje termina con la frase latina «Res non verba. Comando Pío XII».

Diario Mendoza, 26 de julio de 1975

Agrupaciones armadas

En el clima de época que venimos señalando –que a nivel local se caracterizó


por una importante movilización social, fuerte organización del movimiento
obrero, asonadas militares, represión estatal y democracia restringida–
surgieron algunos grupos armados insurgentes. Respecto a su advenimiento,
compartimos el análisis que hacen Waldo Ansaldi y Verónica Giordano:

La especificidad de la coyuntura argentina en la que surgieron las


organizaciones político-militares debe ser tenida particularmente en cuenta. El
sistema político del país se vio fuertemente alterado por la decisión de la
dictadura de proscribir al peronismo. No solo porque creó condiciones
contestatarias del nivel más alto, sino porque también pervirtió el sistema de
partidos. La proscripción del Partido Peronista convirtió a los sindicatos
obreros de esa orientación en la expresión organizativa mediante la cual se
canalizaron las demandas y sentimientos de los partidarios de Perón. Así, en
muchos casos, dirigentes sindicales devinieron verdaderos jefes políticos […]. La

34
MÓDULO 2

burocracia sindical dirigía organizaciones disciplinadas, con poderío económico


y capacidad de movilización y de negociación. Tenía relaciones complejas y
ambiguas con las Fuerzas Armadas, las cuales incluían tanto acuerdos y
coincidencias como enfrentamientos. De hecho […], a partir de 1955 se
constituyó en Argentina un sistema de partidos perverso: por un lado, el formal,
constituido por las organizaciones políticas reconocidas legalmente y del cual,
reiteramos, estaba excluida una fuerza popular y mayoritaria, lo cual le restaba
legitimidad y capacidad de representación; por el otro, el informal, pero de
acción decisiva, conformado por dos seudo partidos: el partido militar y el
partido sindical. El primero tenía el apoyo de las asociaciones de interés de la
burguesía y el capital imperialista; el segundo, el de la clase obrera. De esa
manera, la lucha de clases se expresó en el plano político de manera atípica. Una
de sus características fue la existencia de lo que Juan Carlos Portantiero llamó
una situación de empate hegemónico, es decir, una relación entre «fuerzas
alternativamente capaces de vetar los proyectos de las otras, pero sin recursos
suficientes para imponer, de manera perdurable, los propios». Cuando la
burocracia sindical (el partido sindical) fue objeto de cuestionamiento por sus
posiciones claudicantes, acomodaticias, el espacio social para la acción de las
organizaciones insurgentes, ya considerable por la señalada conculcación de la
democracia, se amplió notoriamente. En ese contexto, la apelación a la violencia
armada aparecía como la última ratio para romper con una dialéctica perversa,
esto es, una situación de contradicciones sin solución (Ansaldi y Giordano,
2012, p. 315).

Operativo Independencia

En los primeros años de 1970, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),


brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) había
generado un foco guerrillero en Tucumán. En 1971 realizaron su primera
acción relevante (la liberación de un grupo de presos políticos de la cárcel de
Villa Urquiza). A inicios de 1975, la presidenta María Estela Martínez de Perón
(quien había asumido después de la muerte de Juan Domingo Perón, cuando
éste transitaba su tercera presidencia) firmó, junto con sus ministros, el
Decreto 261/75, por el cual se ordenaba «neutralizar y/o aniquilar el accionar
de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán».

35
MÓDULO 2

Decreto Nº 261/75 - 5 de Febrero de 1975

VISTO
Las actividades que elementos subversivos desarrollan en la provincia de TUCUMÁN y
la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su erradicación:
LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN ARGENTINA en Acuerdo General de Ministros
DECRETA:

Art. 1º.— El comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares
que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos
subversivos que actúan en la provincia de TUCUMÁN.
Art. 2º.— El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control operacional del
Comando General del Ejército los efectivos y medios de la Policía Federal que le sean
requeridos a través del Ministerio de Defensa, para su empleo en las operaciones a que
se hace referencia en el Artículo 1º.
Art. 3º.— El Ministerio del Interior requerirá al Poder Ejecutivo de la provincia de
TUCUMÁN que proporcione y coloque bajo control operacional el personal y los medios
policiales que le sean solicitados por el Ministerio de Defensa (Comando General del
Ejército), para su empleo en las operaciones precitadas.
Art. 4º.— El Ministerio de Defensa adoptará las medidas pertinentes a efecto de que los
Comandos Generales de la Armada y la Fuerza Aérea presten a requerimiento del
Comando General del Ejército el apoyo necesario de empleo de medios para las
operaciones.
Art. 5º.—El Ministerio de Bienestar Social desarrollará, en coordinación con el Ministerio
de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de acción cívica que sean
necesarias sobre la población afectadas por las operaciones militares.
Art. 6º.— La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación desarrollará a
indicación del Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de
acción psicológica concurrentes que le sean requeridas. […]

En octubre de 1975 se firman otros tres decretos, de carácter secreto y de


índole similar. En función de esos documentos se implementan sistemáticas
desapariciones de personas y se inaugura el Campo de Concentración La
Escuelita de Famaillá.

Se da inicio así al Operativo Independencia en los montes tucumanos,

36
MÓDULO 2

al mando, sucesivamente, de Acdel Vilas y Antonio Domingo Bussi3; fue el


antecedente inmediato de lo que luego constituiría la más feroz represión
desatada contra el pueblo argentino.

Los Decretos 2770/75, 2771/75 y 2772/75 extienden la represión al resto del país y dejan a
cargo de las Fuerzas Armadas la ejecución de las operaciones militares y de seguridad a fin de
«neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos».

El período más oscuro de la historia argentina: la dictadura


militar de los años 1976-1983

Capellán hablándoles a los soldados. Foto publicada en la Revista Gente, diciembre de 1975.
Fuente: Infojus noticias

3
Acdel Vilas fue procesado por estos hechos; sus defensores alegaron demencia. Murió en 2010 por causas naturales.
Bussi fue beneficiado por la ley de punto final, elegido gobernador de la provincia de Tucumán en la democracia –1995 a
1999– y condenado por delitos de lesa humanidad a partir de la anulación de las leyes de impunidad. Al morir cumplía
prisión perpetua en su domicilio. Luciano Benjamín Menéndez era el jefe del Estado Mayor del Ejército argentino durante
el Operativo Independencia. Murió en septiembre de 2015, antes de que el proceso que se le había iniciado por este y
otros hechos llegara a su fin.

37
MÓDULO 2

El 24 de marzo de 1976 se produce el golpe militar contra María Estela


Martínez de Perón denotando un enorme grado de organización y
sincronización. Se decreta el estado de sitio permanente, se disuelve el
Congreso de la Nación y se restringe la actuación de partidos políticos y
sindicatos. Se ordena que cesen en sus cargos los jueces de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación y los miembros de los Tribunales Superiores
provinciales, se declara en comisión a la «…totalidad de los magistrados y
funcionarios del Poder Judicial».

Se censuran expresiones culturales de diverso tipo y se intervienen las


universidades. Se secuestran, torturan, asesinan y desaparecen decenas de
miles de personas, incluidas mujeres embarazadas que dieron a luz en
cautiverio, en maternidades clandestinas. Se inaugura uno de los períodos más
negros de nuestra historia.

Los jefes militares denominaron a la gestión que comenzaban «Proceso de


Reorganización Nacional».

Para evitar cualquier tipo de resistencia por parte de la sociedad civil, las
Fuerzas Armadas diseñaron un plan sistemático para eliminar físicamente a los
opositores –a quienes llamaron «delincuentes subversivos»– e intentar
inmovilizar a través del miedo al resto de los habitantes del país.

Fuente: EDUVIM (Editorial Universidad Villa María)

38
MÓDULO 2

En la imagen, una de las quemas públicas de libros considerados «peligrosos»


durante la dictadura. Integraban esa calificación las obras de Gabriel García
Márquez, Eduardo Galeano, José Martí, Carlos Marx, Julio Cortázar, Antoine
de Saint-Exupéry, Federico Engels, León Trotsky, Osvaldo Bayer, Juan
Domingo Perón, Sigmund Freud y Jean Paul Sartre, entre muchos otros
autores.

En 1980 se quemaron 24 toneladas de libros del Centro Editor de América


Latina (CEAL), en un baldío de la ciudad de Buenos Aires. En un acto de quema
pública en Córdoba, se explicitó que se hacía

a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas, etc.
[…] para que con este material se evite continuar engañando a nuestra
juventud, sobre el verdadero bien que representan nuestros símbolos
nacionales, nuestra familia, nuestra Iglesia, nuestro más tradicional
acervo sintetizado en Dios, Patria, Hogar (Diario La Voz, Córdoba, 30 de
abril 1976).

Te recomendamos esta producción del Canal Encuentro sobre la dictadura


argentina:

https://www.educ.ar/recursos/50022/la-dictadura-i-economia-y-represion

39
MÓDULO 2

El proyecto económico de la dictadura

Como advertíamos al iniciar este módulo, uno de los principales objetivos del
«Proceso de reorganización nacional» era la modificación de la matriz
productiva del país.

Entre las principales transformaciones se buscó la desindustrialización de la


economía argentina, la apertura a capitales extranjeros y la reforma del sector
financiero. Esto sentó las bases para el desarrollo de un modelo neoliberal que
se va a desplegar con más fuerza en la década de los noventa en nuestro país y
en toda la región latinoamericana. En palabras de Mario Rapoport:

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo 1976 se produjeron


profundos cambios en la estructura económica argentina, que
terminaron por conformar un nuevo modelo económico basado en la
acumulación rentística y financiera, la apertura externa irrestricta,
comercial y de capitales, y el disciplinamiento social.4

El proyecto económico social de la dictadura

El objetivo de las FFAA de disciplinar social y políticamente a la sociedad en general, y a


la clase trabajadora en particular, se concretó, por un lado, suprimiendo las condiciones
económicas que convertían a esta en un actor social clave. Y, por el otro, volcando sobre
la clase obrera todo el peso de la represión política, apuntando a sus integrantes más
activos y a las organizaciones sindicales, sobre todo las más contestatarias. La profunda
transformación de la estructura económica implicó la desarticulación y liquidación de la
pequeña y mediana industria en favor de los sectores exportadores agropecuarios e
industriales nucleados en torno a los grandes grupos económicos y, especialmente, a los
sectores financiero-especulativos. Distintas medidas determinaron la primacía de la
valorización financiera del capital sobre la valorización productiva. Entre las de mayor
impacto estuvieron la apertura de la economía a través de la eliminación de los
mecanismos de protección a la producción local, lo que terminó afectando directamente
a la industria nacional frente a la competencia de los productos importados; y la creación
de un mercado de capitales a través de la reforma financiera de 1977 que liberó la tasa
de interés y dio impulso a la especulación.

En suma, el país pasó de un esquema centrado en la industrialización destinada,


principalmente, al mercado interno hacia otro que, en un contexto de creciente

4 https://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-164854-2011-03-25.html

40
MÓDULO 2

endeudamiento, privilegió la valorización financiera del capital y la transferencia de


recursos al exterior. La deuda externa durante la dictadura aumentó de 8.000 millones a
43.000 millones de dólares. Como corolario del enorme traspaso de riqueza de los
sectores populares a los sectores concentrados de la burguesía local y trasnacional, en
1982, el entonces presidente del Banco Central, Domingo Cavallo, estatizó la deuda
externa privada.

(Ministerio de Educación de la Nación, 2010, p. 34)

En el video que presentamos a continuación, podrán ver más con más detalle
este proceso:

https://www.youtube.com/watch?v=zhHPWrQPaw4&feature=youtu.be

A lo largo del curso iremos profundizando en los efectos de la dictadura en sus


diferentes aspectos.

Mendoza

El terrorismo de estado5 se desplegó por todos los rincones de la Nación, se


impuso en todas las instituciones, tuvo injerencia en las construcciones
culturales y se coló en la vida privada de las personas. La represión estuvo
organizada estructural y territorialmente. Esto supuso actividades de
inteligencia, disposición de una determinada logística, institución de jerarquías
funcionales y responsabilidades en la ejecución y conducción.

Como veíamos anteriormente, desde el retorno de la democracia en 1973


hasta el golpe de 1976 existieron dos organizaciones criminales parapoliciales
en Mendoza: el Comando Anticomunista Mendoza y el Comando Moralizador
Pío XII, a los que se fueron sumando, desde el plano institucional, el
Departamento de Informaciones de la Policía de Mendoza (D2), la Policía
Federal, el Ejército Argentino –desde fines de 1975, cuando le fue asignada la
dirección de la lucha antisubversiva por parte del poder constitucional– y la
Justicia Federal.

5 Por terrorismo de estado se entiende «el accionar de un grupo que, amparándose en la legitimidad de su

estructura, utiliza de forma clandestina y al margen de la Ley los mismos procedimientos que terroristas
particulares, orientados a inducir miedo en la población civil para alcanzar sus objetivos sociales, políticos y
militares» (Vega, Dante Marcelo y otros, 2014, p. 32)

41
MÓDULO 2

El plan terrorista consistió en el uso de la violencia tanto desde las instituciones públicas
como desde las estructuras clandestinas creadas por el propio Estado para la
sistematización de la detención ilegal, tortura y asesinato de miles de personas.

Diario Los Andes, Mendoza, 28 de marzo de 1976

Los documentos de la represión

Entre los militares golpistas circuló un documento de carácter secreto


denominado Orden de batalla del 24 de marzo de 1976, que contenía la
metodología represiva que emplearía el Estado terrorista. Los jefes militares
acordaron que, para «derrotar la subversión», no alcanzaba con la represión
basada en las nuevas leyes impuestas después del golpe: también consideraban
necesario desarrollar una estrategia clandestina de represión, para que los
opositores no sólo fueran neutralizados, sino también exterminados.

La metodología de este Plan fue similar en todo el país. Se trató de un esquema


que respondía a una cadena de mando vertical, cuyo vértice era la Junta de
Comandantes.

Sin embargo, por su carácter ilegal y clandestino, los grupos operativos que
ejecutaron la represión actuaron con relativa autonomía. A estas bandas de
represores se los llamó «Grupos de Tareas» (GT) y su función era capturar a las
personas a quienes los servicios de inteligencia identificaban como
«subversivos». El GT, como ya vimos, las secuestraba y encerraba en un Centro
Clandestino de Detención (CCD), en donde usualmente se las torturaba, entre

42
MÓDULO 2

otros fines para que proporcionaran información que permitiera realizar


nuevas detenciones.

El Plan del Ejército es la planificación del golpe y está fechado en febrero de


1976. Consta de 15 anexos donde se establecen los mecanismos para la
detención de los miembros del Gobierno de la Nación, entre otras personas
(consideradas «oponentes activos» o «potenciales»); también prevé la
ocupación de lugares estratégicos. Se determina el establecimiento de «lugares
para la reunión de detenidos», que estarían incomunicados y a disposición de la
Junta de Comandantes, entre otros muchos mandatos.

En el recuadro agregamos una síntesis del Anexo 2 (Inteligencia), en el cual se


define como «oponentes» a las personas u organizaciones que, en el momento
presente, o en el futuro, pudiera cuestionar de alguna forma al gobierno militar.
Esta clasificación tan amplia dejaba a cualquier persona a merced de ser
declarada oponente y sufrir las consecuencias que se esbozan en este Plan.
Bastaría con ser considerado «persona vinculada» y con participar de cualquier
acto de repudio o crítica (volanteada, asamblea, etc.). En el Anexo Documental
de la unidad agregamos un extracto más amplio de este Anexo, que permite
vislumbrar el grado de información y preparación con que contó el golpe de
Estado; también un detalle de los «oponentes» de acuerdo con su supuesta
cualidad de «activos» o «potenciales», y que actividades se podían esperar (y
debían evitarse) de cada una de estas organizaciones.

LOS DOCUMENTOS I

ANEXO 2 (Inteligencia) AL PLAN DEL EJÉRCITO (Contribuyente al Plan de Seguridad


Nacional)
[…] 1. Resumen de la situación enemiga
[…] Se considera oponente a todas las organizaciones o elementos integrados en ellas
existentes en el país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se
opongan a la toma del poder y/u obstaculicen el normal desenvolvimiento del Gobierno
Militar a establecer.
[…] Se deben visualizar dos tipos de categorías, una que denominaremos activo y otra
potencial. Tal caracterización responde al grado de participación actual de uno y a las
posibilidades futuras del otro […]
a) Organizaciones Político-Militares […]
b) Organizaciones Políticas y Colaterales […]
c) Organizaciones Gremiales […]

43
MÓDULO 2

(3) Grado de Participación (a) Las organizaciones incluidas en Prioridad I («activos») se


consideran serán los elementos de mayores incidencias negativas en la estabilización y
solución del problema social. Particularmente sus dirigentes deben ser objeto de
especial interés de los Equipos Especiales afectados a la «Detención de personas». (b)
Las organizaciones de Prioridad II («potenciales») es probable se manifiesten
parcialmente contra el nuevo gobierno como consecuencia lógica del cambio. Los
responsables de tal accionar serán encuadrados dentro de las previsiones del Anexo
«Detención de personas».
d) Organizaciones Religiosas […]
e) Organizaciones Estudiantiles (Oponente activo)
Las organizaciones estudiantiles que actúan en el ámbito universitario y secundario en
general responden a corrientes ideológicas orientadas al socialismo y sirven en lo
fundamental a intereses de la subversión […].
f) Personas Vinculadas (Oponente potencial)
Relacionadas al quehacer nacional, provincial, municipal o a alguna de las organizaciones
señaladas, existen personas con responsabilidad imputable al caos por el que atraviesa la
Nación e igualmente podrán surgir otras de igual vinculación que pretendieran
entorpecer y hasta afectar el proceso de recuperación del país. A tales elementos
debidamente individualizados se los encontrará conforme a las previsiones establecidas
en el documento «Detención de personas» o normas que específicamente pudiera
establecer la JCG.

Con respecto al Reglamento RC-9-1«Operaciones contra elementos


subversivos» (que podemos ver más abajo) –igual que el «Manual de
Operaciones Sicológicas»– es de 1969 y tenía carácter reservado. Nos pareció
interesante agregarlo porque allí se advierte como propósito «antisubversivo»
el intento de impedir que la población tenga conciencia de sus derechos y que
los reclame. Cualquiera que ponga de manifiesto dicha situación se convierte
en «oponente» y es tildado de «agitador social» o «subversivo». Por otro lado,
en este documento se produce un cambio en las denominaciones utilizadas: se
cambia los términos que venían usándose («guerra revolucionaria», «guerrilla»,
«insurgencia», etc.) por otros eufemismos, para evitar reclamos internacionales.
Se advierte también que para estos «delincuentes comunes» (pero
«subversivos») se eludían todas las reglas de guerra que imperaban en la época
y aún las de la persecución «común», puesto que se admitía el asesinato de las
personas que se rendían en el supuesto de «operaciones».

LOS DOCUMENTOS II

44
MÓDULO 2

REGLAMENTO RC-9-1

Operaciones contra elementos subversivos


1.017. […] El ambiente operacional tiene en la situación de la población el elemento más
crítico de la contrasubversión. Es sobre este factor donde las Fuerzas Legales deberán
centrar su máxima preocupación, desde el que será el medio a través de la cual se
llevarán a cabo las manifestaciones de insatisfacción reales o figuradas provocadas por
la subversión. Tales manifestaciones estarán influenciadas directamente por la política
nacional, por lo que la situación de la población es una consecuencia de la conducción
política y socioeconómica [...].
2.001. […] Cualquier hecho, por insignificante que sea, produce para la subversión un
dividendo político [...] pasa a través de un elemento fundamental de la subversión que es
la población, explotando para su conquista y dominio lo que comúnmente se denomina
«frustraciones o insatisfacciones» nacionales o sectoriales. Para que ellas existan, es
indispensable que sean reconocidas como tales por el grupo o sector social que las
experimenta, es decir, que se deben dar estas circunstancias: 1) Que el grupo reconozca
conscientemente un bien como deseable. 2) Que dicho grupo o sector social tenga
conciencia, al mismo tiempo, que el bien deseado no podrá ser alcanzado en las
condiciones políticas sociales o económicas vigentes [...].
Sólo así puede aparecer una frustración o insatisfacción explotable políticamente por la
subversión y es alrededor de tales situaciones donde se movilizará a la población, o a los
grupos o sectores de ella. Esta población constituye por lo tanto el medio fundamental
para el desarrollo de la subversión [...].
1.025. Encuadramiento legal de los elementos subversivos.
a) De los que participan en la subversión clandestina: los individuos que participan en la
subversión en ningún caso tendrán estatuto legal derivado del Derecho Internacional
Público. Consecuentemente, no gozarán del derecho a ser tratados como prisioneros de
guerra, sino que serán considerados como delincuentes y juzgados y condenados como
tales, conforme a la legislación nacional.
b) De los que participan en la subversión abierta: No existirá la denominación de
guerrilla ni guerrillero. Quienes participen en sus acciones serán considerados
delincuentes comunes (subversivos). Las organizaciones que integren serán calificadas
como bandas de delincuentes subversivos.
4.003 […] Operaciones contra elementos subversivos. Cuando las Fuerzas Armadas
entran en operaciones contra estos delincuentes, no deben interrumpir el combate ni
aceptar rendiciones.

En el plan sistemático al que nos venimos refiriendo, Mendoza integró junto


con otras siete provincias la Zona III. En particular, conformó la Subzona 33, a
cargo de la VIII Brigada de Infantería de Montaña.

45
MÓDULO 2

En el próximo Módulo, al referirnos a las lógicas concentracionarias,


observaremos los Centros Clandestinos de Detención (CCD) en nuestra
provincia, y profundizaremos en las formas de nombrar y conceptualizar lo
sucedido.

46
MÓDULO 2

Anexo documental

LEY N° 19.081. SEGURIDAD NACIONAL


Buenos Aires, dieciséis de junio de 1971

Art. 1° — Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a emplear durante la vigencia del estado
de sitio en el territorio de la Nación, […] las fuerzas armadas que considere conveniente
en operaciones militares, a fin de prevenir y combatir la subversión interna.
Art. 2°— […] facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a emplear las Fuerzas Armadas en la
prevención e investigación militar de los delitos de competencia de la Cámara Federal en
lo Penal de la Nación […].

LANUSSE. Pedro A. J. Gnavi. Arturo Mor Roig. Jaime Perriaux. Carlos A. Rey. José R.
Cáceres Monié.

ANEXO 1. Extracto de la «Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar»

Este es el último texto del escritor y periodista Rodolfo Walsh, escrito cuando se
cumplía un año del comienzo de la dictadura, el 24 de marzo de 1977. Al día
siguiente, 25 de marzo, Walsh fue acribillado a balazos y llevado moribundo con
destino desconocido. Continúa desaparecido.

En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de


sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos
con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%,


disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas
la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar […].

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las
bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo
asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación
al récord del 9% y prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han
retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y
cuando los trabajadores han querido protestar los han calificado de subversivos,
secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron
muertos, y en otros no aparecieron.

47
MÓDULO 2

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de
gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%,
el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay
zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, […];
enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las
cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si ésas fueran metas
deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a
menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales
gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al
éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la «racionalización».

Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con
que semejante política la convierte en una villa miseria de diez millones de
habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias
monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en
un solo bache porque ustedes solo pavimentan los barrios militares y adornan la
Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas
porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos
industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a
la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar «el país»,
han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el
3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación
anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre
llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas
mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

[…] Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno
he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser
escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí
hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

Recomendamos la lectura completa de la Carta Abierta, disponible en:

https://www.educ.ar/recursos/129063/carta-abierta-de-rodolfo-walsh-a-la-junta-
militar

48
MÓDULO 2

ANEXO 2 (Inteligencia) AL PLAN DEL EJÉRCITO (Contribuyente al Plan de Seguridad


Nacional)6

1. Resumen de la situación enemiga

a. Determinación del oponente. Se considera oponente a todas las organizaciones o elementos


integrados en ellas existentes en el país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier
forma se opongan a la toma del poder y/u obstaculicen el normal desenvolvimiento del
Gobierno Militar a establecer.

[…] se deben visualizar dos tipos de categorías, una que denominaremos activo y otra
potencial. Tal caracterización responde al grado de participación actual de uno y a las
posibilidades futuras del otro.

a) Organizaciones Político-Militares […]

b) Organizaciones Políticas y Colaterales

(1) De Prioridad I (Oponente activo) (a) Partido Comunista Revolucionario. (b) Partido
Socialista de los Trabajadores. (c) Partido Política Obrera. (d) Partido Obrero Trotskista. (e)
Partido Comunista Marxista Leninista. (f) Vanguardia Comunista. (g) Frente Antiimperialista y
por el Socialismo. (h) Liga Argentina por los Derechos del Hombre. (i) Unión de Mujeres
Argentinas. (j) Tendencia Revolucionaria Peronista. (k) Juventudes Políticas Argentinas.

(2) De Prioridad II (Oponente potencial) (a) Partido Comunista Argentino. (b) Frente de
Izquierda Popular.

(3) De Prioridad III (Oponente potencial) (a) Partido Conservador Popular. (b) Partido
Demócrata Progresista. (c) Partido Popular Cristiano. (d) Partido Revolucionario Cristiano. (e)
Unión del Pueblo Adelante.

(4) De Prioridad IV (Oponente potencial) (a) Movimiento Nacional Justicialista. (b) Movimiento
de Integración y Desarrollo.

(5) Grado de Participación (a) La gran mayoría de los elementos que integran las
organizaciones de Prioridad I muy probablemente mantengan y hasta puedan llegar a
incrementar su acostumbrada apoyatura a los medios de lucha armada de la subversión. (b) Las
organizaciones de Prioridad II –que con posturas públicas reconocen la necesidad de cambio
del actual gobierno– si bien inicialmente podrían no oponerse al golpe militar a la postre no
renunciarían a sus tradicionales inclinaciones radicalizadas y podrían volcar un esfuerzo
parcial en contra del interés de las FF. AA. (c) Las de Prioridad III en términos generales es
probable actúen por vía indirecta en contra del proceso y parcialmente a través de algunos de
sus principales dirigentes y/o pequeños sectores. (d) De los agrupamientos incluidos en

6
El Plan del Ejército se encuentra agregado al Juicio a las Juntas de 1985. Para tener acceso al documento completo y a otros
documentos, ver los Cuadernos del Archivo Nacional de la Memoria. Documentos del Estado Terrorista, de la Secretaría de
Derechos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2012.
(Disponible en http://www.jus.gob.ar/media/1129178/41-anm-documentos_del_estado_terrorista.pdf)

49
MÓDULO 2

Prioridad IV sólo del Movimiento Justicialista se prevén manifestaciones parciales como


consecuencia lógica del cambio. Del resto de los partidos considerados se aprecian como
probables únicamente posturas individuales y aisladas o de reducidas corrientes radicalizadas
de cada uno. (e) Los elementos negativos que integran los nucleamientos incluidos en cada
Prioridad serán adecuadamente seleccionados y considerados conforme a las previsiones del
Anexo «Detención de personas». (f) Otros agrupamientos políticos no incluidos en el presente
documento como podrían ser la Unión Cívica Radical y el Partido Federalista es probable no se
opongan al proceso y hasta lleguen a apoyarlo por vía del silencio o no participación.

c) Organizaciones Gremiales

(1) De Prioridad I (Oponente activo) (a) Comisión Nacional Intersindical (b) Ex CGT de los
Argentinos (c) Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (d) Juventud Trabajadora
Peronista (e) Agrupaciones de Base (f) Movimiento Sindical de Base (g) Movimiento Sindical
Combativo (h) Coordinadora Nacional de Gremios Combativos y Trabajadores en Lucha.

(2) De Prioridad II (Oponente potencial) (a) Confederación General del Trabajo (b) 62
Organizaciones Peronistas (c) Juventud Sindical Peronista (d) Federaciones, uniones,
asociaciones, sindicatos y gremios que integran las dos primeras.

(3) Grado de Participación (a) Las organizaciones incluidas en Prioridad I se consideran serán
los elementos de mayores incidencias negativas en la estabilización y solución del problema
social. Particularmente sus dirigentes deben ser objeto de especial interés de los Equipos
Especiales afectados a la «Detención de personas». (b) Las organizaciones de Prioridad II es
probable se manifiesten parcialmente contra el nuevo gobierno como consecuencia lógica del
cambio. Los responsables de tal accionar serán encuadrados dentro de las previsiones del
Anexo «Detención de personas».

d) Organizaciones Estudiantiles (Oponente activo)

Las organizaciones estudiantiles que actúan en el ámbito universitario y secundario en general


responden a corrientes ideológicas orientadas al socialismo y sirven en lo fundamental a
intereses de la subversión. En tal sentido se destacan las siguientes: 1) Movimiento de
Orientación Reformista 2) Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combatiente 3)
Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda 4) Juventud Universitaria Socialista de
Avanzada 5) Tendencia Antiimperialista Revolucionaria 6) Tendencia Estudiantil Socialista
Revolucionaria 7) Juventud Guevarista 8) Movimiento Nacional Reformista 9) Agrupación
Universitaria Nacional 10) Juventud Universitaria Peronista 11) Frente Estudiantil Nacional
12) Concentración Nacional Universitaria 13) Unión de Estudiantes Secundarios 14) Franja
Morada

e) Organizaciones Religiosas

El Movimiento de Sacerdotes para el «Tercer Mundo» es en la práctica la única organización de


accionar trascendente en el ámbito de ciertos sectores de nuestra población. De definida
prédica socializante sirve a la postre a la lucha de clases que pregona el marxismo. La
representación de este movimiento se materializa casi exclusivamente en los denominados

50
MÓDULO 2

Sacerdotes del Tercer Mundo, quienes en posturas contra el nuevo gobierno serían los
particulares responsables.

f) Personas Vinculadas (Oponente potencial)

Relacionadas al quehacer nacional, provincial, municipal o a alguna de las organizaciones


señaladas, existen personas con responsabilidad imputable al caos por el que atraviesa la
Nación e igualmente podrán surgir otras de igual vinculación que pretendieran entorpecer y
hasta afectar el proceso de recuperación del país. A tales elementos debidamente
individualizados se los encontrará conforme a las previsiones establecidas en el documento
«Detención de personas» o normas que específicamente pudiera establecer la JCG.

Capacidades Con criterio generalizado se determinan para cada organización y para personas
vinculadas las siguientes capacidades, las cuales según prioridades y grado de participación
serán asignadas:

[…]

b) Organizaciones Políticas y Colaterales […], desarrollar total o parcialmente las siguientes


acciones:

(1) Movilizar los distintos estamentos partidarios y/o de otras organizaciones particularmente
gremiales y estudiantiles con vistas a un rechazo y oposición al nuevo gobierno y caracterizado
por lo siguiente: (a) Interés por integrar una progresiva «Resistencia Civil». (b) Conformación
de frentes de oposición a través de elementos dirigentes de cada organización.

(2) Orientar desfavorablemente a la opinión pública mediante: (a) Prensa clandestina (b)
Prensa extranjera (c) Comunicados partidarios (d) Rumores (e) Volantes y panfletos (f)
Leyendas murales (g) Actos relámpagos (h) Correspondencia (i) Etc.

(3) Negar toda colaboración partidaria, masiva, parcial o personal en apoyo al nuevo gobierno.

(4) Crear una imagen desfavorable del nuevo gobierno en el extranjero, mediante contactos
con representantes de la prensa y organismos internacionales y personalidades de relevancia
mundial.

(5) Desarrollar a través de elementos radicalizados de su organización e infiltrados en las


mismas acciones contribuyentes a la lucha subversiva que llevan a cabo las principales OPM.

c) Organizaciones Gremiales […] desarrollar total o parcialmente las siguientes acciones:

(1) Movilizar a las Confederaciones, Gremios y Sindicatos con el fin de oponerse a la toma del
poder por parte de las FF.AA. y/u obstaculizar el desenvolvimiento del Gobierno Militar,
mediante la concreción de alguna de las siguientes acciones: (a) Paro general por tiempo
indeterminado. (b) Paralización de todos los servicios públicos esenciales (energía eléctrica,
Obras Sanitarias, transportes, comunicaciones, gas, servicios municipales, sanidad, etc.). (c)
Ocupación de fábricas, establecimientos industriales (privados o estatales), etc. En perjuicio de
su capacidad productiva y como contribución a la agudeza del problema social. (d) Realización

51
MÓDULO 2

de actos de sabotaje en lugares vitales, tendientes a entorpecer la normal prestación de los


distintos servicios públicos esenciales. (e) Constituir en la clandestinidad organizaciones
gremiales y/o sindicales que dirijan la «resistencia de la clase obrera» contra el Gobierno
Militar. (f) Efectuar demandas salariales orientadas a provocar la ruptura o el entorpecimiento
de un nuevo orden económico, utilizando diversas maneras para formularlas tales como: -
Paritarias - Reuniones de fábricas - Marchas de protesta - Paros - Retiro de colaboración -
Trabajo a reglamento - Sabotaje (g) Producir daños en industrias, empresas o propiedades de
capital de origen extranjero, con el objeto de crear conflictos por el pago de indemnizaciones
entre el Gobierno Militar y otros países. (h) Recurrir ante la Organización Internacional del
Trabajo y similares, con la finalidad de crear una imagen desfavorable del Gobierno Militar.

d) Organizaciones Estudiantiles

(1) Concretar la orientación político-ideológica a la que cada una responde mediante las
siguientes actividades: (a) Huelgas y paros estudiantiles en todas las universidades y facultades
del país. (b) Ocupación de todas las casas de estudios del país. (c) Incorporarse a las OPM como
elementos simpatizantes o militantes para sumarse a la lucha activa y/o pasiva contra el
Gobierno Militar. (d) Realizar actos relámpagos y concentraciones junto con organizaciones
obreras para buscar la alianza obrero-estudiantil que se oponga al Gobierno Militar.

(2) Apoyar y reforzar las manifestaciones y movilizaciones que se gesten en otros ámbitos en
oposición al Gobierno Militar.

e) Organizaciones Religiosas

(1) Contribuir a crear a través de su prédica disociadora una opinión pública, nacional e
internacional, contraria al Gobierno Militar.

(2) Brindar distintos tipos de apoyo material en forma clandestina a las OPM.

(3) Incrementar el adoctrinamiento, con fines de captación, en los medios en que se


desenvuelven: facultades, colegios, villas de emergencia, ligas agrarias, etc.

f) Personas vinculadas

(1) Fuga al extranjero.

(2) Asilo en sedes y/o residencias diplomáticas.

(3) Ocultamiento dentro del país.

(4) Sustracción o destrucción de documentación, valores u otros elementos


comprometedores.

(5) Resistirse a su detención por medios violentos o intentar el cohecho.

(6) Organizar o integrar grupos de «Resistencia Civil» o subversivos que formando parte o
contribuyendo con las OMP existentes afecten el normal desenvolvimiento del Gobierno
Militar.

52
MÓDULO 2

Bibliografía

Ansaldi, Waldo y Giordano, Verónica (2012). América Latina. La construcción del orden.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ariel.

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la movilización social. La Plata, De la Campana.

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genocidio. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.

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de Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, Eduntref.

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(2014). Plan Conintes. Represión política y sindical, coordinado por Sebastián Chiarini y
Rosa Elsa Portugheis. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Vega, D. M.; Lavado, J. D; Beigel, V.; Peñaloza, F.; Guevara Escayola, A; Salinas, P. G.;
Garciarena, P.; Ronda, R. (2014). El libro de los juicios. Experiencias, debates y testimonios
sobre el terrorismo de Estado en Mendoza. Mendoza, Ediunc.

Páginas web

Ministerio de Defensa, República Argentina


https://www.argentina.gob.ar/defensa/archivos-abiertos

Proyecto Ruinas Digitales:


http://www.ruinasdigitales.com/documentos-dictadura-militar/ (actualmente sin
acceso en internet)

53
MÓDULO 3

54
MÓDULO 3

Genocidio

En este módulo analizaremos la configuración legal de las prácticas genocidas


perpetradas contra grupos determinados. Haremos un breve recorrido por los
diferentes conceptos que fueron acuñándose para dar cuenta de esos
acontecimientos, siempre desde un anclaje en el contexto. Abordaremos luego
la situación argentina: las prácticas genocidas y su principal dispositivo, el
centro clandestino de detención (CCD). Nos referiremos a la relación entre
lenguaje y genocidio y mencionaremos los principales CCD de Mendoza.

Posteriormente trataremos el juzgamiento del tipo de crímenes que venimos


analizando. En primer lugar, recorreremos brevemente los juicios de lesa
humanidad en Argentina y en Mendoza (el orden no obedece necesariamente a
una secuencia cronológica, sino más bien a procesos que se van
retroalimentando, cada uno con las particularidades de su contexto político y
social). Finalizaremos con una mención al valor reparatorio de estos procesos.
En ese sentido, el proceso de juzgamiento de delitos de lesa humanidad
construido en nuestro país –vale la pena recalcarlo– es ejemplo en el resto del
mundo.

55
MÓDULO 3

Los modos de nombrar

«Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo».


Ludwing Wittgenstein. Tractatus Logico-Philosophicus

Nuevas realidades precisan nuevos nombres

Luego de la Segunda Guerra Mundial se hizo necesario crear conceptos que


dieran cuenta de lo sucedido: la Shoá1, la experiencia de los campos de
concentración, Hiroshima2, etc. Pero conceptualizar implica elegir definiciones
y rasgos –por lo tanto, obviar otros–. En esa selección (como en cada elección)
se ponen en juego intereses diversos y muchas veces contradictorios.

Conceptualizar es, también, politizar


La frase «conceptualizar es politizar» es de la filósofa española contemporánea Celia
Amorós, quien lo aplicó con relación al mecanismo crítico que se activa cuando se pasa de
la anécdota a la categoría, como sucedió, por ejemplo, cuando comenzaron a registrarse
los casos de violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres y pudo visualizarse
la magnitud del problema (Amorós, 2009).

El mapa político internacional se puso en juego a la hora de «nombrar», puesto


que el lenguaje posibilita pero también limita, abre perspectivas, pero cierra
puertas, y esto tuvo un correlato directo en relación a la legitimidad de las
acciones que podrían desarrollar sin mayores riesgos los Estados que formaban
parte de esa discusión.

1 Se conoce con los términos Holocausto o Shoá a la persecución y aniquilación sistemática de los judíos

europeos por parte del Estado alemán nacionalsocialista y sus colaboradores. Este plan sistemático se
desarrolló durante el período que media entre el ascenso al poder del nazismo en 1933, hasta la finalización
de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Durante este período, fueron asesinadas alrededor de 6 millones de
personas judías.

2 Hiroshima y Nagasaki son las dos ciudades japonesas atacadas por Estados Unidos con bombas atómicas

los días 6 y 9 de agosto –respectivamente– de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. Seis días después
el Imperio japonés, aliado de Alemania en la contienda, se rindió. Un alto porcentaje de la población murió
en el bombardeo, número que se aumentó en los días sucesivos. Las secuelas del bombardeo continuaron
durante años.

56
MÓDULO 3

En ese sentido, los conceptos de genocidio, lesa humanidad, terrorismo de


Estado o crímenes de guerra no tienen la misma genealogía, función ni finalidad.
Conocer su significado e implicancias permite, por un lado, examinar los
procesos de decisión de los organismos internacionales con más información y
menos ingenuidad, y por otra parte, analizar con más elementos qué conceptos
operan mejor en la realidad local.

Lesa Humanidad

Finalizada la Segunda Guerra se juzgó a los funcionarios alemanes del régimen


nazi por crímenes de lesa humanidad, en base al Estatuto de Justicia Penal
Militar Internacional de Nüremberg que se elaboró al efecto.3 Este proceso
implicó e impulsó la creación de ese y otros tribunales militares ad hoc,
constituidos por las potencias triunfantes, cuyos jueces eran nacionales de los
países aliados.4

El Estatuto define así los crímenes de lesa humanidad:

El asesinato, la exterminación, esclavización, deportación y otros actos


inhumanos cometidos contra población civil antes de la guerra o durante la
misma; la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos en
ejecución de aquellos crímenes que sean competencia del Tribunal o en
relación con los mismos, constituyan o no una vulneración de la legislación
interna del país donde se perpetraron.

La concepción de lesa humanidad se vuelve a utilizar recién en 1968, cuando se


sanciona la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los
crímenes de Lesa Humanidad, pero este instrumento remite, en lo que respecta a
los delitos de lesa humanidad al Estatuto de Nüremberg. Recién en 1998,

3 El Estatuto preveía «crímenes contra la paz», «crímenes de guerra» y «crímenes de lesa humanidad». Se

puede consultar en línea en la web de la Cruz Roja:


http://www.cruzroja.es/principal/documents/1750782/1852538/estatuto_del_tribunal_de_nuremberg.pdf
/20090fa2-e5bf-447a-aa96-612403df2a66

4 Vale aclarar que no fueron las únicas violaciones graves a los DDHH en la contienda. Los bombardeos

británicos sobre civiles sin objetivos militares, la avanzada del Ejército Rojo y las bombas nucleares sobre las
poblaciones de Hiroshima y Nagasaki –con sus terribles efectos extendidos en el tiempo– son algunos pocos
pero significativos ejemplos.

57
MÓDULO 3

cuando se crea la Corte Penal Internacional5 se los define, ampliando el Estatuto


de Roma.

En nuestro país, numerosas e importantes sentencias condenaron a los


represores del período 1974-1983 como crímenes de lesa humanidad. El
concepto goza de prestigio y tiene importante consenso entre los organismos
de derechos humanos. Algunos autores, como Daniel Feierstein, sin desconocer
su importancia, plantean que elude los motivos políticos, económicos y
culturales que fundamentan la imposición de regímenes totalitarios.

Genocidio

En las primeras reuniones luego de su creación, en octubre de 1945, la


Organización de Naciones Unidas emite la Resolución 96/1 por la cual se
convoca a los Estados a elaborar una Convención que diera cuenta de los graves
crímenes cometidos por el nazismo. En este marco, Raphael Lemkin, penalista
internacional que trabajaba para la cancillería polaca, elabora el concepto de
genocidio.6 Para este jurista judío y polaco –dos de los grupos hostigados y
atacados por el nazismo– este tiene dos fases:

- la destrucción de la identidad nacional del grupo oprimido


- la imposición de la identidad del opresor

Introduce claramente de este modo, en la discusión, la idea de grupo y la noción


de identidad. Explicadas de esta manera, las prácticas genocidas no se reducen a
la eliminación de los adversarios, sino que expresan una intención más compleja
que las guía: que se modifique la identidad del grupo nacional que se pretende
exterminar y que no quede ni vestigio de ella.

5 La Corte Penal Internacional es un Tribunal Internacional permanente, situado en La Haya, para los delitos

de genocidio, lesa humanidad y crímenes de guerra. Se fundó en 1998 mediante el Estatuto de Roma y entró
en vigor en el año 2002. Más de 120 países suscribieron dicho Estatuto (entre los cuales no se encuentran
los Estados Unidos, Rusia, China, India e Israel, entre otros).

6 Lemkin acuña el concepto de genocidio a partir del sustantivo griego geno («algo en común», «pueblo») y

del sufijo latino cide (que proviene a su vez de cadere, «matar») (Feierstein, 2000).

58
MÓDULO 3

Luego de dos años de intensas discusiones, se aprueba la Convención sobre el


Delito de Genocidio en 1948, mediante Resolución N.º 260, que lo define como:

Cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de


destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:
a) Matanza de miembros del grupo
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear
su destrucción física, total o parcial
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo

Con el genocidio, en definitiva, se pretende la reestructuración de las relaciones


sociales a escala nacional mediante la aplicación del terror en toda la población,
de modo directo o indirecto.

Los crímenes políticos y la identidad del grupo nacional. El


genocidio argentino 1974-1983

¿Para qué otra cosa sirven los genocidios


sino para borrar un futuro posible de la memoria colectiva?
Marina Pianca

A pesar de que apenas recobrada la democracia se inició en nuestro país un


proceso conocido como Juicio a las Juntas (donde se juzgó y condenó a varios
jerarcas militares), poco tiempo después se sancionaron leyes que posibilitaron
que la mayoría de los perpetradores eludieran su responsabilidad, a lo que se
sumaron en 1990 los indultos a las personas condenadas en aquel histórico
proceso. Recién en 2003 se anularon las leyes de punto final y obediencia debida
que impedían juzgar a los responsables, iniciándose una nueva etapa en la
elaboración de nuestro pasado reciente. En el ínterin, finalizando la década de
los años noventa, cuando los y las sobrevivientes de los centros clandestinos
podían cruzarse en cualquier esquina con sus torturadores, el juez español
Baltazar Garzón abrió en España un proceso contra militares argentinos por el
delito de genocidio cometido en nuestro país contra ciudadanos y ciudadanas de
aquel país, o argentinas y argentinos de origen español, ante la solicitud de

59
MÓDULO 3

organismos de derechos humanos que encontraban cerrada la vía de


juzgamiento en los tribunales locales. Tiempo después, en 2006, en la sentencia
del caso Etchecolatz, el Tribunal Oral Federal N.º 1 de La Plata condenó a este y
otros represores por delitos de lesa humanidad en el contexto de un genocidio.
Estas fueron las dos primeras ocasiones en que se interpretó judicialmente
como genocidio lo sucedido en nuestro país. Actualmente, esa definición ha sido
tomada por numerosos tribunales que juzgan los hechos de esos años, además
de algunos tribunales de Chile y otros países, tratándose de crímenes políticos.

La utilización de este concepto nos lleva a repensar el significado de algunos


componentes de su definición. Para aplicar el tipo penal de genocidio (es decir, el
encuadre que hace la Convención sobre el Delito de Genocidio) los/las jueces
han debido preguntarse, por ejemplo, qué es un grupo nacional.

La respuesta a esta pregunta va a definir cómo y por qué se escogió a las víctimas y qué se
buscó con su eliminación; es decir: si los graves delitos cometidos tuvieron una dimensión social.

En nuestro país, las personas obligadas al exilio (exterior o interior), detenidas,


secuestradas, privadas de su libertad, violadas, torturadas, desaparecidas,
privadas de su identidad y/o asesinadas, no eran escogidas al azar. La
persecución, por otra parte, no se limitó a las y los integrantes de movimientos
armados irregulares. Al respecto, Waldo Ansaldi y Verónica Giordano
consideran que:

ni las guerrillas fueron una forma de combatir a las dictaduras, ni las


dictaduras surgieron para eliminar a las guerrillas, aunque efectivamente
ambas cosas sucedieron de hecho. En todo caso, un análisis más integrado
del pasado reciente exige volver la mirada sobre la relación entre
democracia y dictadura, sobre las formas de la violencia política, y en
particular sobre los mecanismos de la lógica de la guerra y la lógica de la
política, que recorren y atraviesan los procesos históricos, poniendo en
evidencia cómo estos desbordan las trillas de conceptos hasta ahora más
transitadas (Ansaldi y Giordano, 2012, p. 310).

La eliminación y demás delitos cometidos sobre quienes conformaban estos


grupos y sobre otras personas que no eran sus miembros no constituyeron
errores ni excesos. No hubo casualidades, sino un cuidadoso plan pergeñado

60
MÓDULO 3

minuciosamente con anterioridad, cuyo objetivo último estaba dirigido a toda la


nación.

Para ello se valieron de un dispositivo especial, el de los centros clandestinos de


detención (CCD) y de distintos procedimientos, tal como se demuestra en los
documentos secretos que hoy son accesibles al público y que más adelante
desarrollaremos.

En los diferentes juicios a lo largo y ancho del país ha quedado comprobado el


carácter sistemático y organizado de la represión, como así también su dimensión
individual, grupal y nacional. ¿Cabe pensar que el conjunto de la sociedad
quedaba ajeno? Si se elimina un determinado grupo que la compone ¿no se
produce un daño en todo el tejido social? ¿Qué sucede en la identidad de esa
nación? De la mano de estas preguntas podemos también interrogarnos sobre
los efectos que tuvo, y todavía tiene, la represión sistemática y organizada; y –
por ello mismo– sobre los objetivos reales del genocidio político. ¿Para qué se
buscaba modificar la identidad social?

Las palabras de uno de los actores claves de la dictadura, José Alfredo Martínez
de Hoz (ministro de economía de facto) brindan una respuesta posible.
Refiriéndose a lo que había que hacer para sentar las bases del nuevo modelo,
en las «Bases para una Argentina moderna: 1976-80» plantea que:

era necesario modificar las estructuras de la economía argentina. El cambio


propuesto era muy profundo; no bastaba con un simple proceso de
ordenamiento, sino que había que transformar normas y marcos
institucionales, administrativos y empresariales; políticas, métodos, hábitos y
hasta la misma mentalidad (Ministerio de Educación de la Nación, 2010, p. 22).

Con las prácticas genocidas se procuraba incidir no solamente sobre los


cuerpos de los colectivos escogidos (miembros de agrupaciones armadas,
militantes de partidos de base, sindicalistas, estudiantes, políticos y políticas,
religiosas y religiosos, profesionales de algunas carreras «peligrosas», abogados
y abogadas que presentaban habeas corpus para conocer el destino de las
personas secuestradas, periodistas que daban cuenta de estas situaciones,
artistas, etc.), sino sobre la estructura y el lazo social, las relaciones y la cultura, el
modo de hacer y de pensar del conjunto.

61
MÓDULO 3

Para concluir, todos los genocidios implican siempre la destrucción parcial de un


grupo nacional, puesto que todos los grupos son parte, necesariamente, de un
grupo nacional, y conforman su identidad. Por todo ello, creemos que las
prácticas de la última dictadura cívico-militar quedan comprendidas en la
Convención sobre el Delito de Genocidio.7

Prácticas genocidas

Feierstein analiza el genocidio en función de sus prácticas, que no se agotan en


el exterminio, sino que constituyen una tecnología de poder que implica procesos
sociales previos y posteriores (Feierstein, 2000).

Siguiendo a este autor, entendemos por «prácticas sociales genocidas» a los modos en
que se fue construyendo y desenvolviendo el genocidio. Para ello fueron fundamentales
los campos de concentración, tortura y eliminación, que en nuestro país fueron
clandestinos.
Paralelamente a la utilización de los centros clandestinos de detención y desde mucho
antes, se fueron desarrollando otras prácticas, que contribuyen a la caracterización como
genocidio, y que son:
- Construcción de una otredad negativa (manifestada en algún grupo o grupos
específicos, a los cuales se les asignaba características subjetivas negativas)
- Hostigamiento y aislamiento de esos grupos
- Debilitamiento sistemático
- Aniquilamiento material
- Realización simbólica (más adelante volveremos sobre este concepto)

Como ya reflexionamos en el Módulo 2, previamente al golpe de Estado de


1976 se puso en marcha una maquinaria propagandística que abonó el terreno
para la existencia de los campos de concentración, los allanamientos ilegales y la
desaparición de personas. Se instauraron modelos morales rígidos y absolutos;
se descalificaron las actividades políticas, gremiales y sociales; se alentó la

7 El director del Equipo de Investigación del Centro de Estudios sobre Genocidio de la Universidad de Tres

de febrero, Daniel Feierstein, denomina a esta interpretación «histórico sociológica». Considera que las
ciencias jurídicas no tienen la aptitud de definir conceptos que provienen de otras disciplinas («nación»,
«identidad» o «grupo»). Son nociones complejas que requieren la intervención de diversas ciencias sociales –
tales como la historia o la sociología–, por lo que se hace imprescindible, en el encuadre, entendimiento y
juzgamiento de los hechos, una mirada interdisciplinaria que permita explicar o conceptualizar lo que el
derecho no puede ni debe (Feierstein, 2014).

62
MÓDULO 3

delación de todo aquel que mostrara «actividades sospechosas» o expresara


determinados modos de ser, pensar, actuar y sentir; se restringieron todo tipo
de libertades y se prohibieron diversas manifestaciones del arte y la cultura. Se
alentó el individualismo y se estigmatizaron y castigaron las expresiones
colectivas, las organizaciones sociales, la intervención y participación en los
asuntos públicos. Se llevaron a cabo operaciones tendientes a la
despersonalización y cosificación de determinados grupos de personas. De este
modo se fueron concretando las prácticas genocidas de desconfianza y
estigmatización, aislamiento y debilitamiento sistemático, que culminaron en el
aniquilamiento material de miles de personas, la mayoría de ellas en los centros
clandestinos de detención.8

Los documentos

Si bien la dictadura procuró no dejar pruebas escritas del plan criminal que llevó
a cabo, el tiempo fue desempolvando algunos reglamentos escalofriantes que
dan cuenta de su sustento doctrinario y la metodología del terror que
implementaron. El más importante de ellos quizá sea el Manual RC 5-2 del
Ejército Argentino sobre «Operaciones Sicológicas», de 1968 y de carácter
reservado. Paradójicamente, fue el abogado defensor del represor Santiago
Riveros quien mencionó el documento en el juicio donde se encontraba
imputado, arguyendo que su defendido cumplía órdenes. Recién entonces, en el
año 2005, se tomó contacto con este documento, vigente hasta 1997 y
verdaderamente esclarecedor respecto a las intenciones y los métodos del
autodenominado «Proceso de Reorganización Nacional».

Entre sus conceptos iniciales, el manual describe qué son las operaciones
psicológicas (en adelante, OS) y cuáles son los objetivos generales:

Las OS buscarán desarrollar en un blanco o grupo de blancos, ciertas


actitudes y conductas favorables para la realización de los objetivos
propuestos, aprovechando o creando ciertos impulsos (Ejército Argentino,
1968, p. 6).

8 Es interesante la mirada sobre otras capacidades de la dictadura. Nazareno Bravo, al respecto, dice que:

«en un contexto totalitario […], se debe tener en cuenta no sólo la capacidad que tuvo el Estado autoritario
para hacer posible la existencia de cientos de centros clandestinos de detención en los que miles de
personas sufrieron vejámenes, sino también la capacidad para imponer caracterizaciones y significaciones
que bloquearon perspectivas críticas o impugnadoras de esa posibilidad» (Bravo, 2017, p. 130).

63
MÓDULO 3

Continúa expresando la necesidad de conocer lo que se quiere cambiar:

Antes que las actitudes y conductas de un individuo o un grupo puedan ser


modificadas o afirmadas, se deberá tener un conocimiento claro de cómo se
generan las actitudes y, hasta qué grado, pueden ellas influir (sic) sobre la
conducta. […] El éxito de las OS será lograr que el blanco responda con su
conducta y actitudes, ya sea en forma inmediata o dentro de un período
especificado, de manera compatible con los propósitos y objetivos
establecidos. Para generar tales normas de conducta, los oficiales de OS
deberán conocer perfectamente bien aquellos aspectos que sean comunes
a todos los hombres, y aquellos otros por los cuales los hombres se
diferencian (p. 7).

Luego describe los distintos métodos que se utilizarán a los fines descriptos: de
acción persuasiva, sugestiva y compulsiva. La acción sugestiva aparece descripta
como

64
MÓDULO 3

toda acción que tienda a motivar conductas y actitudes por apelaciones


afectivas. Actuará sobre las emociones y sentimientos, lo afectivo y lo
subconsciente. La creencia sugestiva trabajará sobre imágenes yacentes en
los públicos y creará una imagen [sic] referida a otras que ya existen, para
facilitar la influencia por vía de asociación afectiva. Obtendrá la
movilización sicológica por impacto emotivo sin que necesariamente,
preceda o acompañe juicio alguno. Cuanto más simple y menos
evolucionada es la mentalidad de un público determinado, más susceptible
y permeable será a la acción de este método (p. 14).

A los métodos de acción compulsiva, los define como

toda acción que tienda a motivar conductas y actitudes por apelaciones


instintivas, [que] actuará sobre el instinto de conservación y demás
tendencias básicas del hombre, lo inconsciente [sic].
La presión insta por acción compulsiva apelando casi siempre al factor miedo.
La presión sicológica engendrará angustia, la angustia masiva y generalizada
podrá derivar en terror, y eso basta para tener al público (blanco) a merced de
cualquier influencia posterior.
La fuerza implicará la coacción y hasta la violencia mental […] la fuerza y el
vigor reemplazarán a los instrumentos de la razón. La técnica de los hechos
físicos y los medios ocultos de acción sicológica transitarán por este método
de acción compulsiva (pp. 14 y 15).

Uno de los procedimientos específicos de OS, de acuerdo con el Manual, es la


propaganda. Esta tiene por objetivo obtener y mantener la tensión del sector al
que está dirigida, establecer credibilidad e incidir en las emociones, actitudes u
opiniones del público, para lograr el comportamiento deseado. Para eso deben
valerse de diversos medios, como radio, televisión, difusión cara a cara, etc. Otro
procedimiento mencionado es la educación, de cuya ejecución se manifiesta que:

Se podrá realizar por medio del diálogo del conductor, del sicólogo, del
docente, del capellán, del médico o cualquier otra autoridad capacitada con
los blancos. También se podrá ejecutar mediante los ritos religiosos, las
costumbres, las celebraciones patrióticas, las ceremonias, los homenajes,
los castigos, las concesiones de bienestar, los premios y la creación de
hábitos de disciplina (p. 25).

65
MÓDULO 3

En cuanto a las técnicas para llevar a cabo los procedimientos de OS, se


describen puntillosamente, con sus modos de ejecución, ventajas y desventajas:
1) el silencio, 2) los símbolos, 3) la música, 4) los regalos, 5) el rumor, 6) los
hechos físicos, 7) el control, 8) la censura, restricciones y prohibiciones.

El manual permite hacer visible la planificación de las prácticas genocidas,


directamente dirigidas a estigmatizar, hostigar, aislar, debilitar y torturar física
y psicológicamente a las personas seleccionadas. Así, se manifiesta, por ejemplo,
que las operaciones a las que se refiere

tratarán de crear la imagen de que el movimiento guerrillero ha penetrado


en todos los niveles de la sociedad y el gobierno (p. 137).

Durante los primeros años posteriores a la dictadura, el discurso hegemónico


planteaba que los horrores vividos habían sido «excesos» realizados sólo por
algunas personas «enfermas». Sin embargo, este manual era de circulación
obligatoria entre todos los oficiales del ejército. Otro de los discursos
predominantes –que aún puede percibirse en gran parte de la sociedad–
plantea que el autodenominado «Proceso de Reorganización Nacional» sólo
tuvo efectos represivos sobre las personas que tenían alguna militancia en
organizaciones políticas, sociales, gremiales, etc. Sin embargo, como vimos, este
manual determina que esas operaciones psicológicas tienen como objetivo
también a la población civil.

se dirigirán directamente contra el insurgente armado, contra los


elementos que apoyen a los insurgentes y hacia la población civil (p. 103)

Los «blancos» (así se los denomina en el manual) de las OS son los:

1) Elementos irregulares enemigos. 2) Elementos clandestinos. 3) Civiles


que simpaticen con el movimiento subversivo. 4) Civiles que simpaticen con
el gobierno legal. 5) Civiles no comprometidos (neutrales). 6) Fuerzas
militares legales. 7) Naciones que apoyan a las fuerzas irregulares (p. 145).

Además de este documento, hay otros que se han ido descubriendo, también de
carácter secreto. En octubre de 2013, mientras se realizaban tareas de
mantenimiento en el Edificio Cóndor de Buenos Aires, se encontraron

66
MÓDULO 3

documentos de la Junta Militar y de la Secretaría General de la Fuerza Aérea,


entre los cuales había numerosas actas y listado de personas sobre las cuales se
realizaban tareas de inteligencia. Entre ellas se encontraban Osvaldo Bayer,
Héctor Alterio, Norman Briski, Julio Cortázar, Roberto Cossa, Eva Giberti,
Horacio Guarany, Víctor Heredia, Osvaldo Pugliese, Mercedes Sosa y María
Elena Walsh, entre otros/as.

Estos y otros archivos se encuentran disponibles desde el año 2014 en la página web
del Ministerio de Defensa: https://www.argentina.gob.ar/defensa/archivos-
abiertos9

A los documentos secretos hay que agregar otros de divulgación, masivos o


destinados a sectores específicos. Entre los primeros se contaría, por ejemplo, el
documento titulado «La verdad sobre el Marxismo-Leninismo», que emitió el Círculo
de la Fuerza Aérea en 1977, que especifica:

Entendemos que nuestro pueblo es culto, cristiano, libre, paladín defensor del
bien y le desagrada profundamente ser engañado con artificios solapados. […]
Frente a ese panorama que exhibe la realidad de nuestros días, no podemos
quedarnos estáticos o indiferentes, tenemos que salir a la arena para salvar lo
rescatable, para defender entusiastamente lo valioso, para alertar a quienes
están siendo aletargados por una agresión ideológica, tenemos que
EMPRENDER UNA OFENSIVA, como única actitud capaz de proporcionar LA
VICTORIA. […] El MARXISMO-LENINISMO es la ideología que tratamos de
expulsar de las fuentes culturales de nuestro pueblo, porque ese es el enemigo
que atenta contra nuestra seguridad personal y nacional (Círculo de la Fuerza
Aérea, 1977, pp. 5 y 6).

Entre aquellos memos de difusión a sectores específicos se puede mencionar, a


modo de ejemplo, el manual que lleva el sugestivo título de «Subversión en el ámbito
educativo (conozcamos a nuestro enemigo)», del Ministerio de Cultura y Educación,
de 1977. El manual era de circulación obligatoria para el personal directivo de todas
las instituciones educativas. Allí se especifica que la «subversión» es:

9
Documentos de la dictadura se pueden encontrar también en la página del proyecto Ruinas Digitales:
http://www.ruinasdigitales.com/documentos-dictadura-militar/ [página web actualmente sin acceso en
internet].

67
MÓDULO 3

toda acción clandestina o abierta, insidiosa o violenta, que busca la


alteración o la destrucción de los criterios morales y la forma de vida de un
pueblo con la finalidad de tomar el poder o imponer desde él una nueva
forma basada en una escala de valores diferentes. Es una forma de reacción
de esencia político-ideológica, dirigida a vulnerar el orden político-
administrativo existente que se apoya en la explotación de insatisfacciones
e injusticias, reales o figuradas, de orden político social o económico. El
accionar por lo tanto, está dirigido a la conciencia y la moral del hombre a fin
de afectar los principios que lo rigen para reemplazarlos por otros acordes a
su filosofía. El esfuerzo de la subversión se concentra en dirigentes de la
estructura social (política, intelectual, económica, religiosa, militar, etc.)
teniendo en cuenta la acción multiplicadora que estos pueden producir. Por
ello la acción subversiva afecta todos los Campos del quehacer nacional, no
siendo su neutralización o eliminación una responsabilidad exclusiva de las
Fuerzas sino del país y la sociedad toda, a través de sus instituciones. El
objetivo final de la subversión es la toma del Poder mediante la sustitución
del gobierno establecido (Ministerio de Cultura y Educación: 1977, p. 16).

Respecto a las acciones que se consideran subversivas, las diferencia entre los
niveles universitario, secundario, primario y preescolar y establece etapas. Con
relación al nivel preescolar y primario plantea que:

se ha advertido en los últimos tiempos, una notoria ofensiva marxista en el


área de la literatura infantil. En ella se propone emitir un tipo de mensaje
que parta del niño y que le permita «autoeducarse» sobre la base de la
«libertad y la alternativa». Teniendo en cuenta estas bases esenciales, las
editoriales marxistas pretenden ofrecer: «Libros útiles» para el desarrollo,
libros que acompañen al niño en su lucha por penetrar en el mundo de las
cosas y de los adultos, que los ayuden a no tener miedo a la libertad, que los
ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser. A defender su yo contra el yo
que muchas veces le quieren imponer padres o instituciones, consciente o
inconscientemente, víctimas a su vez de un sistema que los plasmó o trató
de hacer a su imagen y semejanza. c) El accionar ideológico se intensifica
con la mayor edad de los niños en los últimos años del ciclo primario,
tendiente a modificar la escala de valores tradicionales (familia, religión,
nacionalidad, tradición, etc.), sembrando el germen para predisponerlos
subjetivamente al accionar de captación que se llevará a cabo en los niveles
superiores. A esto debe agregarse la acción que es desarrollada en algunos
establecimientos educativos, por los difusores de las ideas marxistas
propugnadas por el tercer-mundismo (p. 49).

68
MÓDULO 3

Realización simbólica

La realización simbólica –última de las fases genocidas– involucra una etapa


posterior y refiere a los modos de representar y relatar la experiencia
traumática; la manera en que se recuerda, en suma. Es un proceso complejo e
impredecible, actual y permanente, ligado a la construcción de la memoria
colectiva, en los términos que expresábamos al principio del Módulo 1. Puede
ser un objetivo de los perpetradores, pero aun cuando lleven a cabo prácticas
concretas en ese sentido (el manual de operaciones psicológicas del que ya
hablamos es una muestra cabal de esa intención), no está garantizada su
concreción, puesto que la memoria colectiva está sujeta a múltiples variables.

Feierstein refiere a este modo de asimilar el genocidio que funciona como una
«recalificación conceptual que desvincula el genocidio del orden social que lo
produjo, pero no en la forma burda y evidente de la negación de los hechos sino
en el trastocamiento del sentido, la lógica y la intencionalidad atribuidos a los
mismos» (Feierstein, 2015, pp. 237-239). En otras palabras, lo que quiere decir
este autor es que el modo en que se piensa, se analiza y se recuerda al genocidio
puede desconocer sus antecedentes, su preparación, su carácter sistemático,
sus objetivos, los dispositivos de que se valió y sus prácticas. Cuando la sociedad
que ha padecido un genocidio se representa esos hechos como «algo que les
pasó a otros» o «algo que es parte del pasado», desconociendo las profundas
consecuencias sobre el conjunto del tejido social, entra en juego el concepto de
realización simbólica.

Sin embargo, siempre aparecen resistencias. Voces que insisten en traer al


presente aquello que se pretende solamente parte del pasado y que alertan
sobre aquello que el genocidio trajo consigo y expresa en el momento actual.
Algunas consecuencias de aquel proceso de desvinculación social han sido
identificadas como negación de la identidad de las víctimas, despolitización de
los procesos sociales, negación de las responsabilidades individuales y sociales,
construcción del horror genocida como una representación abstracta del
pasado que nada tiene que ver con la propia vida y con el presente, etc.

69
MÓDULO 3

Esas representaciones se anudan siempre en un contexto histórico, de modo


que son móviles, complejas y modificables. La apuesta es poder poner en juego
el sentido común, que a veces se nutre de la mirada que tuvieron o tienen los
genocidas, o las que quisieron instalar en el tejido social.

La lógica concentracionaria

La mayoría de las personas detenidas-desaparecidas pasaron por centros


clandestinos de detención de personas, que generalmente tenían una fachada
pública muy diferente a su verdadera actividad como dispositivo genocida.

Los CCD en Argentina fueron alrededor de 500, diseminados en toda la geografía


nacional. A lo largo de los años se ha podido reconstruir el funcionamiento del
aparato represivo, sus protagonistas, lugares, disposiciones institucionales,
prácticas, etc.

Los miles de testimonios producidos en los juicios a represores han permitido


conocer una modalidad común que se aplicaba en los campos, y que buscaba generar
efectos tanto en los individuos como en el grupo que allí era confinado y en la
sociedad que iba recibiendo –mediante rumores, datos, silencios ominosos–, noticias
del horror.

Las voces de los responsables


«El terrorista no sólo es considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba sino
también por activar a través de ideas contrarias a nuestra civilización occidental y
cristiana a otras personas.»
Jorge Rafael Videla, jefe del Estado Mayor Conjunto, Diario La Prensa, 18 de diciembre
de 1977.
«Los desaparecidos son eso, desaparecidos; no están vivos ni muertos; están
desaparecidos […] Los desaparecidos no están, no son, no tienen entidad, son
entelequias, son incógnitas, no existen.»
Jrge Rafael Videla, entrevista posterior a la presentación del informe de la Comisión
interamericana de Derechos Humanos, año 1979.

70
MÓDULO 3

https://www.youtube.com/watch?v=9czhVmjeVfA
«Primero eliminaremos a los subversivos; después a los cómplices; luego a sus
simpatizantes; por último a los indiferentes y a los tibios.»
Ibérico Saint Jean, gobernador de facto de la Provincia de Buenos Aires, entrevista del
Diario The Guardian, 6 de mayo de 1977.
«La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del
bien y del mal.»
Teniente coronel Hugo Ildebrando Pascarelli, jefe del Grupo I de Artillería de
Ciudadela. Diario La Razón, 12 de junio 1976.

En los centros clandestinos, en general, las personas permanecían con los


ojos vendados o a oscuras, obligadas a estar en silencio, constreñidas a
permanecer sentadas o acostadas en lugares ínfimos, sucios y malolientes.
En la mayoría de los casos, no sabían dónde se encontraban (llegaban con
los ojos «tabicados» o sin posibilidad de ver el camino) y no recibían ninguna
explicación formal respecto a los motivos de su secuestro, la duración que
tendría la permanencia en el lugar ni qué pasaría después. Allí eran
torturadas salvajemente, con dispositivos que hacían pasar electricidad por
el cuerpo (picanas), ahogamientos (submarino), golpes y simulacros de
fusilamiento, entre muchos otros; eran sometidas sexualmente y eran
testigos necesarios de las torturas a los demás hombres y mujeres que se
encontraban allí, a veces presenciando visualmente el acto de la tortura en
la misma sala, y otras escuchando los gritos y sollozos, percibiendo los
olores que quedaban como restos en el aire, tanto durante como después
de la tortura. Allí también se torturó niños y niñas y se produjeron partos
clandestinos, para asesinar luego a las madres y entregar a los bebés,
sistemáticamente, a otras familias que –en la mayoría de los casos– los
anotaron como hijos e hijas biológicos, impidiéndoles conocer su identidad.
Allí murieron muchos y muchas bajo los tormentos. Miles de personas
fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes, clandestinas. Otras
tantas fueron sedadas con una droga (pentotal sódico) antes de ser subidas,

71
MÓDULO 3

casi inconscientes y semidesnudas, a aviones de la Aeronáutica, para luego


ser arrojadas vivas al mar (Verbitsky, 2006).10

Pilar Calveiro, politóloga argentina exiliada en México y sobreviviente de la


Escuela de Mecánica de la Armada (conocido como ESMA y ubicado en pleno
centro de Ciudad de Buenos Aires, fue uno de los más grandes centros
clandestinos), puntualiza que en el campo de concentración las personas
devienen «cosas». Hay una intención expresa de producir desubjetivización y
quiebre de la identidad, convertir a las y los sujetos en un mero número. La
pretensión de esta lógica es instalar la idea de que el poder que detentan los
genocidas es omnímodo, con capacidad para decidir sobre la vida y la muerte de
cada persona (Calveiro, 1998).

La psicoanalista Ana Careaga, en oportunidad de conmemorarse un aniversario


más del inicio del golpe de estado de 1976, estuvo en Mendoza en marzo de
2019, convocada por diferentes organismos de derechos humanos, para
participar de una Jornada denominada «Los Derechos Humanos: Memoria,
Verdad y Justicia y la singularidad del género». Allí analizó la experiencia en los
campos de concentración, como el intento de convertir a los cuerpos
secuestrados en meros cuerpos biológicos o nudos cuerpos. Así, esos cuerpos
que fueron investidos de subjetividad desde el principio de su existencia,
mediante la palabra y el contacto, son tratados como deshechos, «restos», una
materialidad sujeta absolutamente a los caprichos de los represores. Se
pretende en los CCD, nos dice Careaga, abolir la subjetividad de las y los
sujetos, la condición misma de lo humano.11

10Así lo relata inicialmente Adolfo Scilingo, el primer oficial en reconocer públicamente que a miles de

personas secuestradas y detenidas-desaparecidas se las arrojó casi inconscientes y semidesnudas al mar,


desde aviones de las fuerzas armadas. Condenado por delitos de lesa humanidad, Scilingo cumple
actualmente su pena en España.

11 Ana Careaga fue secuestrada y llevada al CCD «El Atlético», cuando cursaba un embarazo de tres meses,

lo que no impidió que fuera ferozmente torturada. Afortunadamente ella y su hija sobrevivieron. Su madre,
Esther Ballestrino de Careaga, siguió buscando a los demás desaparecidos y desaparecidas luego de que
Ana apareciera con vida y tuviera que exiliarse. Esther fue una de las madres de Plaza de Mayo secuestradas
y torturadas por un Grupo de Tareas de la ESMA, para luego ser tiradas vivas al mar, en uno de los vuelos de
la muerte realizado por la Armada Argentina. Estas madres, junto con un reducido grupo de familiares de
personas desaparecidas habían comenzado a juntarse en la Iglesia de la Santa Cruz y elaboraron una
solicitada pública contra la dictadura militar en diciembre de 1977. En ese grupo consiguió infiltrarse el por
entonces teniente de fragata Alfredo Astiz, haciéndose pasar durante meses como hermano de una persona
desaparecida. Como parte del operativo, corrieron la misma suerte las religiosas Alice Domon y Leonie
Duquet y las madres de Plaza de Mayo María Ponce de Blanco y Azucena Villaflor de Vicenti, entre otras

72
MÓDULO 3

Para Hannah Arendt, filósofa, politóloga y periodista nacida en Alemania que


estudió los campos, estos constituyen «laboratorios de dominación total», cuyo
fin es experimentar con la humanidad de las personas (Arendt, 1974). Tal es así
que, en su opinión, quienes hablan o escriben sobre los campos de oncentración
son considerados «sospechosos», y si quien habla es alguien que ha pasado por
allí, él mismo se siente asaltado por la duda respecto a la veracidad de su
experiencia.

La administración totalitaria de los campos de concentración produce el


quiebre de la esfera pública. Los campos de concentración, para Arendt, buscan
aislar a las personas, dejarlas sin capacidad de concertar con otras, todo lo cual
las va tornando cada vez más «superfluas». Por ello, en los campos de
concentración, para esta pensadora, no sólo se procura aniquilar la humanidad
de las personas allí confinadas, sino que se arrasa con el sentido y ejercicio de la
política, que implica un hacer común entre personas que son iguales, pero a la vez
diferentes.

El totalitarismo busca, no la dominación despótica sobre los hombres, sino


un sistema en que los hombres sean superfluos. El poder total sólo puede
ser guardado y salvaguardado en un mundo de reflejos condicionados, de
marionetas sin el más ligero rasgo de espontaneidad […] Por eso […] la
individualidad, es decir, todo lo que distingue a un hombre de otro, resulta
intolerable (Arendt, 1974, p. 554).

Si las personas devienen superfluas, tanto más da si son sometidas a condiciones extremas de
trabajo o de vida. La intención de los totalitarismos, por lo tanto, puesta en juego en los
campos de concentración –pero reproducida luego, mediante el terror, al exterior del campo–
sería la de anular la diferencia entre los seres humanos, su capacidad de diálogo, organización
y resistencia.

Los sujetos unificados no oponen resistencia ni pueden crear nada nuevo. La


eliminación del espacio vital entre ellos, de tramitación de sus diferencias en

personas. Los restos de Esther Ballestrino fueron recuperados e identificados en abril de 2005. Por este
caso hay 16 genocidas condenados, la mayoría de ellos a prisión perpetua.

73
MÓDULO 3

tanto sujetos y sujetas iguales, tiene como fin la erradicación de la posibilidad de


diálogo y acción que se desarrolla en la esfera pública.

Vale recordar que, en Mendoza, algunos de los lugares donde se mantenían


clandestina e ilegalmente a las personas secuestradas y/o se torturaba física,
psicológica y sexualmente a las víctimas fueron tan públicos como la sede de la
Policía de Godoy Cruz, el Liceo Militar General Espejo, el Departamento de
Policía D2 y la alcaidía de los Tribunales de San Rafael, entre muchos otros.
Mientras sucedían los hechos, es posible que la mayor parte de la sociedad no
haya tenido una visión abarcadora y compleja de lo que sucedía, pero sí había
una serie de acontecimientos y circunstancias que no sólo dejaban su huella,
sino que, más aún, buscaban dejar marcas visibles de ese accionar (tales como
los secuestros en la vía pública, la proliferación de «servicios» –personal
infiltrado en diversas instituciones y grupos con el fin de realizar tareas de
inteligencia–, la desaparición sin aviso de personas de sus lugares de trabajo,
estudio, etc.).

Estos signos que se iban dejando cuidadosamente a la vista tenían la intención y el


efecto de generar terror, sensación de vulnerabilidad y respuestas de inmovilidad en
la sociedad.

Quienes volvían de los CCD no encontraban generalmente posibilidad de


relatar los horrores sufridos. El miedo y el instinto de supervivencia hacían
difícil encontrar interlocutores. Como sucedió con el régimen nazi, parecían no
alcanzar las palabras. Las y los sobrevivientes de ese horror, durante el
gobierno de facto –y durante gran tiempo posterior– casi nunca hallaron en la
comunidad gestos públicos y simbólicos de escucha, contención, reparación,
explicaciones, disculpas y castigo a los culpables, sino más bien silencio, temor y
prejuicios. La frase «algo habrán hecho», que supo ser la respuesta frecuente de
parte de la sociedad, da cuenta de la falta de información (no hay precisión
sobre lo supuestamente «hecho», ni sobre las condiciones del secuestro), pero
también resulta una suerte de excusa absolutoria (si hicieron «algo», merecen
un castigo), que a su vez operaba como alienación (si yo no hago nada, no me
pasa nada). Todo lo cual, posiblemente, operaba como justificación de la
pasividad, el silencio, la aceptación o el consenso.

74
MÓDULO 3

Esos procesos fueron buscados intencionalmente por la dictadura, que procuró


clausurar las posibilidades de respuesta política, de solidaridad y participación,
y propagar la noción de «impotencia» (Feierstein, 2015, p. 21).

Esta desvalorización completa de las consecuencias de la propia acción


(articulada con la sobredeterminación inapelable de las acciones
hegemónicas) termina funcionando como modalidad de clausura de toda
práctica política o acción política articulada, en función de su remisión a la
«impotencia». La indignación que produce la injusticia queda retenida
entonces en el mero plano de la especulación, y no existe acción capaz de
dar curso coherente a dicha indignación (Feierstein, 2015, p. 22).

En ese escenario cobran vital trascendencia el Juicio a las Juntas y la


organización de los organismos de derechos humanos alrededor de las
consignas Memoria, Verdad y Justicia.

Demarcación del CCD que funcionó en el ex-D2 de la Policía de Mendoza, donde todavía
funciona la Policía. Allí se encuentra el Espacio Provincial de la Memoria y se pueden
visitar los lugares de detención y tortura.
Fuente: unidiversidad.com.ar

75
MÓDULO 3

Lenguaje y genocidio

Calcomanía que ordenó confeccionar el ministro del Interior de facto, general Albano
Harguindeguy, en vísperas de la visita al país de la Comisión Interamericana de DDHH,
en 1979.

Al principio de este Módulo nos referimos brevemente a las palabras y sus


significados. Con relación a los nombres que damos a las cosas y los universos
que se abren o se cierran en consecuencia, existe una relación trascendente,
que no suele estar explicitada, entre lenguaje y genocidio. Los testimonios de las
personas que pasaron por prisiones y CCD y los documentos elaborados por el
gobierno de facto, entre otros datos, nos muestran muchos ejemplos de usos
eufemísticos del lenguaje, cargados de cinismo, que pretenden cambiar el
sentido cotidiano de los actos. Así, por ejemplo, la decisión de asesinar a las
personas secuestradas se denominó, en la jerga de los centros clandestinos,
«traslados»; el hecho de engrillar los pies impidiendo la circulación, poner una
venda en los ojos o una bolsa en la cabeza, con la finalidad de evitar toda
orientación, se llamaba «tabique»; los métodos de tortura recibían nombres
como «parrilla» y «submarino», etc.

Martín Lozada considera que el lenguaje contribuye con el genocidio como

instrumento deformante de la realidad y como herramienta de


deshumanización que permite no sólo cosificar a las víctimas,
despojándolas de ese modo de su identidad; sino también para negar, o en
su caso racionalizar, la masacre producida. Y ello por cuanto para destruir a
un grupo, es indispensable desnaturalizarlo previamente, rebajarlo […]. Esta
falsificación del lenguaje desemboca en una tergiversación del
pensamiento, haciendo de la guerra un escenario de paz, de la esclavitud la

76
MÓDULO 3

libertad, y del asesinato una terapéutica. A punto tal de ocultar la realidad y


facilitar la ejecución del crimen (Lozada, 2014, p. 32).

Esta utilización del lenguaje puede operar también como tranquilizador de las
conciencias de los perpetradores de los crímenes. Hannah Arendt, refiriéndose
a este tipo de deslizamientos semánticos en el nazismo («solución final», por
ejemplo, referido al asesinato de miles de personas; «sala de espera» en alusión
a la antecámara de gas donde luego morirían asfixiadas miles de personas;
«luchas defensivas» respecto a las campañas antisemitas), explicita que

el efecto último de este modo de hablar no era el de conseguir que quienes


lo empleaban ignorasen lo que en realidad estaban haciendo, sino
impedirles que lo equiparasen al viejo y normal concepto de asesinato y
falsedad (Lozada, 2014, p. 33).

Carlos Sluzki explica que los regímenes políticos represivos utilizan de modo
preferencial algunos términos oficiales y ciertos códigos, que operan como
reforzadores de su ideología, a la par que desalientan o proscriben el uso
público de determinadas palabras o frases. Se castiga el uso de temas
prohibidos y se establece una versión de los hechos aprobada por la autoridad.

Las personas que viven en entornos políticos represivos aprenden a no


discutir ciertos conceptos y a no mencionar ciertas palabras en público. En
muchos casos, esa proscripción se extiende a sus vidas privadas, ya que esas
personas eligen no utilizar tales palabras incluso en sus hogares. Esta
represión de las palabras y temas políticamente sensibles tiene
consecuencias complejas. Excluye del dominio del discurso –y por
extensión, del dominio de la percepción personal– los conceptos o hechos
nombrados por esas palabras, generando así zonas ciegas que, si bien
restringen de hecho la vida, también pueden servir para hacerla más
tolerable (Sluzki, 1995).

Este psicólogo argentino considera que, en contextos represivos, la mayoría de


las personas adquiere una política personal de evitación de palabras prohibidas,
pese a las consecuencias respecto a la limitación en los ámbitos de libertad
personal, procesos de pensamiento y posibilidades de análisis de la realidad.
Pese a ello, siempre subsiste un conjunto de «conservadores de las palabras
prohibidas», que desafían estas proscripciones en entornos confiables (algún

77
MÓDULO 3

amigo, el hogar o apenas la propia alma), conservando con vida esas palabras y
los conceptos a los que refieren.

El lenguaje no sólo puede operar, entonces, como motor de las prácticas


genocidas (tanto en lo que refiere a la construcción del otro como enemigo, a su
hostigamiento y debilitamiento, como a las prácticas posteriores de realización
simbólica), sino que también, cuando resulta proscripto, puede obstruir la
mirada de lo que sucede a nuestro alrededor.

Es por ello fundamental repensar y analizar los nombres que damos a esos
procesos, evitando eufemismos que oscurecen significados, recuperando
palabras perdidas, y haciendo visible la dificultad, los prejuicios y el temor que
aún genera su uso.

Los centros clandestinos en Mendoza

Anoche tuve un sueño muy lindo; voy a contártelo.12

Antonio Di Benedetto

Los centros de detención, que en número aproximado de 340 existieron en toda la


extensión de nuestro territorio, constituyeron el presupuesto material indispensable de
la política de desaparición de personas. Por allí pasaron millares de hombres y mujeres,
ilegítimamente privados de su libertad, en estadías que muchas veces se extendieron por
años o de las que nunca retornaron. Allí vivieron su «desaparición»; allí estaban cuando
las autoridades respondían negativamente a los pedidos de informes en los recursos de
habeas corpus; allí transcurrieron sus días a merced de otros hombres de mentes
trastornadas por la práctica de la tortura y el exterminio, mientras las autoridades
militares que frecuentaban esos centros respondían a la opinión pública nacional e

12Antonio Di Benedetto (1922-1986) fue un escritor y periodista mendocino. Fue subdirector del diario Los
Andes. Escritores de la talla de Juan José Saer, Ricardo Piglia y Roberto Bolaño lo han considerado uno de los
mejores escritores latinoamericanos contemporáneos. El 24 de marzo de 1976 lo detuvieron y mantuvieron
prisionero bajo condiciones deplorables en el Liceo Militar General Espejo. Fue torturado y sufrió cuatro
simulacros de fusilamiento. Más de un año después recobró la libertad y se exilió en Madrid. Pasó años sin
poder ver a su hija. Durante su cautiverio le rompían lo que escribía, por lo que encontró el modo de no dejar
de producir literatura escondiendo sus creaciones en forma de cartas que escribía a una amiga, comenzando
con la frase con la que iniciamos este apartado.

78
MÓDULO 3

internacional afirmando que los desaparecidos estaban en el exterior, o que habrían sido
víctimas de ajustes de cuentas entre ellos.

Informe Nunca más de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas


(Conadep, 2010, p. 59).

Es importante aclarar que, como suele suceder en los procesos genocidas, es


muy dificultoso reunir información respecto a víctimas, lugares, hechos y
perpetradores. La mayor dificultad en esta reconstrucción reside en que la
información oficial, por definición, es falsa o inexistente. Por eso, la primera
versión del Nunca Más que citamos habla de 340 CCD mientras que hoy se
consideran confirmados cerca de 500 y se siguen encontrando lugares que
funcionaron con esa finalidad. Los juicios tuvieron y tienen esa contribución,
entre tantas otras: reunir información y permitir sistematizarla; así, muchos
testimonios fueron aportando datos que, a modo de rompecabezas,
permitieron conocer el circuito represivo y los lugares que se utilizaban a esos
fines. Cada testimonio, además, permitió tirar de un hilo que fue haciendo
posible encontrar nuevos CCD, sitios de enterramientos clandestinos, nombres
de víctimas y genocidas que hasta ese momento no se conocían, etc.

Nos referiremos ahora, brevemente, a algunos de los centros clandestinos más


importantes que se han identificado y han sido utilizados en la provincia de
Mendoza.

Fuente: Natalia Galamba

79
MÓDULO 3

En el sur de la provincia, el circuito represivo estaba integrado por el Cuerpo de


Infantería de la Policía, las dependencias del Ejército en Cuadro Nacional, la
Bodega «El Marinero», la Radio Municipal, el Cuerpo de Bomberos, las
Comisarías 8° y 32°, y la Cárcel de Encausados, entre otros.

Hasta el momento, se estima en más de cuarenta el número de personas de San Rafael,


General Alvear y Malargüe que permanecen desaparecidas.

Uno de los CCD más paradigmáticos es el de «La Departamental» (San Rafael).


Conocido también como «Colegio de Martilleros», es uno de los dos CCD
registrados en Argentina que funcionaron en dependencias del Poder Judicial.
El Comando del Ejército se instaló en la Cámara del Crimen de San Rafael.
Hombres y mujeres perseguidos por su militancia social, sindical y política
fueron llevados a los calabozos ubicados en el sótano de este edificio, donde
permanecieron secuestrados y sometidos a todo tipo de tormentos.

En marzo de 2014 la Corte provincial decidió poner una placa recordatoria en ese lugar,
para no olvidar que allí se torturaron, asesinaron y desaparecieron personas.

Poder Judicial de San Rafael, en cuyo subsuelo funcionaba un centro clandestino de


detención
Fuente: Diario Uno

80
MÓDULO 3

El Juez de la Corte local presente en ese acto, Omar Palermo, expresó el


reconocimiento de la responsabilidad del Poder Judicial como poder del Estado
y la necesidad de efectuar gestos que impliquen una reparación simbólica y
traduzcan el compromiso institucional con los derechos humanos.

En febrero de 2015, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación señalizó tres de


estos lugares, donde funcionaron centros clandestinos, como Sitios de Memoria: Radio
Municipal, Cuartel de Bomberos y Tribunales de San Rafael.

El día de la señalización se realizó un acto del que participaron funcionarios


nacionales y municipales, representantes del Estado provincial, sobrevivientes
del terrorismo de Estado, familiares de detenidos-desaparecidos, integrantes
de los organismos de Derechos Humanos y de agrupaciones políticas y sociales,
entre una multiplicidad de actores de la vida pública.

En el Gran Mendoza, los CCD más importantes fueron el Departamento de


Informaciones Policiales D2, la Compañía de Comunicaciones de Montaña N° 8,
el Liceo Militar General Espejo, el Casino de Suboficiales de la Compañía de
Comandos y Servicios de la VIII Brigada de Infantería de Montaña, la Ex
Comisaría Séptima de Godoy Cruz, la Compañía de Telecomunicaciones 141 y
el Campo Las Lajas.

El Departamento de Informaciones Policiales D2 (Mendoza) se constituyó en


pieza principal del terrorismo de Estado en Mendoza. Por sus calabozos
pasaron cientos de personas detenidas por razones políticas. Algunas de ellas
fueron asesinadas y desaparecidas. Muchas otras, luego de días o meses, fueron
llevadas a otros CCD, o trasladadas y «blanqueadas» en la Penitenciaría
Provincial u otras cárceles del país.

El D2, además, cumplió con todas las fases del esquema del terrorismo de
Estado: inteligencia previa, análisis de la información, puesta en común con
otras fuerzas, diseño de los operativos, conformación y albergue de patotas de
secuestros, secuestro de las víctimas, mantenimiento en cautiverio,
interrogatorios y torturas, asesinato y desaparición, traslados y articulación con
otros CCD.

81
MÓDULO 3

Rodrigo Sepúlveda, periodista mendocino, en el documental D2


(https://www.youtube.com/watch?v=9EOqwYfqkPo) recuerda que este lugar tuvo su
«bautismo de fuego» con el Mendozazo del 4 de abril de 1972.

Se estima que por allí pasaron más de 300 personas detenidas ilegalmente.
Rodrigo Sepúlveda señaló en uno de los juicios de lesa humanidad realizado en
Mendoza que ninguna de las personas que trabajaban en el D2 podía ser ajena,
teniendo en cuenta que los crímenes se sucedían todos los días; no podría haber
sido una sola guardia la que los cometió. Difícilmente se podría haber sostenido
la logística que implicó el número de personas secuestradas que pasaron por allí
sin una estructura detrás.

El 25 de septiembre de 2015 se señalizó el Liceo Militar General Espejo como sitio de la


memoria, de acuerdo con la Ley 26.691 del 2011.
Fuente: Unidiversidad (www.unidiversidad.com.ar)

En el año 2011 se promulgó la ley 26.691 de preservación y señalización de los excentros


clandestinos de detención, con la finalidad de visibilizar la función que cumplieron
durante el terrorismo de Estado y expresar en el espacio público el compromiso del
Estado democrático de dar a conocer y condenar aquellos crímenes, impulsar el
juzgamiento de sus responsables y hacer efectivo el reconocimiento a las víctimas y sus
familiares. En Mendoza se señalizaron el Liceo Militar General Espejo, el Hospital Militar,
el Casino de Suboficiales, la Compañía de Comunicaciones de Montaña VIII y el Campo
Las Lajas.

82
MÓDULO 3

Características comunes

En todos los CCD la mecánica era similar. Las personas secuestradas eran
sometidas a sesiones de torturas físicas directas, de las que pueden recogerse
algunas características (mencionadas en los alegatos de los juicios de lesa
humanidad): a) el modo de selección de las personas que serían torturadas,
mediante listados, llamamientos o «selecciones» a viva voz entre detenidos y
detenidas, sin ningún parámetro predecible, y por lo tanto imposibilitando
cualquier organización del futuro, permaneciendo en una eterna zozobra;
b) el tabicamiento previo a los interrogatorios (vendas en los ojos, que impedían
la ubicación espacial y generaban una especial vulnerabilidad); c) los golpes y
amenazas realizadas en el marco de los traslados a las sesiones de tortura, como
una suerte de «ablandamiento introductorio»; y d) finalmente las sesiones de
tortura en sí (tormentos), que abarcaban colgamientos, golpizas brutales,
sesiones de picana, etc.

Además de los padecimientos vinculados a las modalidades más «tradicionales»


de torturas –ya fuere por el sufrimiento en el propio cuerpo que ocasionaban
las mismas o por la obligación de presenciar las torturas perpetradas contra
compañeros y compañeras de cautiverio–, las propias condiciones generales de
detención de los CCD implicaban, por sí mismas, actos de tortura. La
clandestinidad de la detención; la incomunicación absoluta por ciertos
períodos; el espacio físico, caracterizado, en general, por dimensiones mínimas
–que incluso llegaban a configurar lo que se conoce como «tortura de
posición»–; las condiciones de detención –alimentación, higiene, vestimenta,
atención a la salud, etc.–.

Dante Vega, fiscal general del Ministerio Público Fiscal, parafraseando a un


testigo que relató los horrores vividos en los CCD, expresó que los represores
estaban convencidos de que nadie podría creerles si contaban todo lo que les
habían hecho.

Dice Mariú Carrera, al respecto:

[…] ellos cumplían creativamente y por su propia voluntad con lo que hacían
en la absoluta clandestinidad e impunidad. Se consideraban eternos. Creían

83
MÓDULO 3

que todo comenzaba y terminaba con ellos. […] Sin embargo, esa certeza de
poder eterno que creyeron tener era falsa y partía de su propia ignorancia y
ambición porque la vida, la naturaleza de la vida, no se rige por las órdenes
de los dictadores sino por principios poderosos que los seres humanos
podemos encarnar y que tarde o temprano salen a la luz. Uno de estos
principios es la Verdad, la verdad de los hechos. Y aquello que ocurrió en los
oscuros sótanos del D2, en los centros clandestinos de detención, en la
soledad absoluta, termina haciéndose público y llegando al estrado de la
justicia. Lo trae una voz quebrada, chiquita pero valiente a pesar del miedo y
que ha resistido a todas las caídas. Lo trae un ser humano que no olvidó lo
que era, que no cayó en el olvido de sus compañeros, de sus proyectos de
vida, de su búsqueda de un mundo mejor (Lucero y Seydell, 2018, pp. 57-
58).

Los juicios de lesa humanidad, que abordaremos seguidamente, son un ejemplo


contundente de la resistencia de sobrevivientes y familiares, de su empeño en
contar lo sucedido, y de los modos sociales de hacerse cargo de la propia
historia.

Historia de los juicios en Argentina

A continuación, haremos un breve recorrido por los antecedentes normativos y


jurisdiccionales que allanaron el camino para los juicios. Queremos dar cuenta
de ese proceso ya que el momento histórico que vivimos es producto de un
largo camino de lucha de los organismos de derechos humanos.

La consecución de cada uno de estos momentos fue fruto de voluntades políticas, de


luchas colectivas y conflictos de intereses.

El 10 de diciembre de 1983 –luego de siete años de interrupción democrática–


asumió la presidencia de la Nación Raúl Alfonsín. La Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas (Conadep) fue una comisión asesora creada por el
presidente el 15 de diciembre de 1983, con el objetivo de investigar las graves,
reiteradas y planificadas violaciones a los derechos humanos durante el período
del terrorismo de Estado. No fue instituida para juzgar, sino para indagar sobre
la suerte corrida por las personas desaparecidas. La Comisión recibió varios

84
MÓDULO 3

miles de declaraciones y testimonios y verificó la existencia de cientos de


lugares clandestinos de detención en todo el país.

Durante 280 días esta Comisión, formada por intelectuales, artistas y


científicos, como Ernesto Sábato, María Elena Walsh, Jaime de Nevares,
Ernesto Klimovsky, René Favaloro, Ricardo Colombres, etc., recorrió todo el
país en busca de testimonios de sobrevivientes, de familiares, de represores, y
de los edificios utilizados como centros clandestinos de detención, tortura y
exterminio. Realizaron un inventario de todas las desapariciones denunciadas y
de todos los centros clandestinos, contrastando los relatos con la arquitectura
de los edificios, tarea realizada muchas veces con la presencia de los mismos
sobrevivientes. Con esta información confeccionaron mapas, clasificaron los
relatos e hicieron un análisis a fin de reconstruir el modo de operar del
terrorismo de Estado.

Juicio a las Juntas Militares, 1985


Fuente: Familiares

85
MÓDULO 3

Se conoce como «Juicio a las Juntas» al proceso judicial realizado por la justicia civil en la
Argentina en el año 1985 contra los integrantes de las tres primeras juntas militares de la
dictadura debido a sus graves y masivas violaciones de derechos humanos.

La Comisión entregó sus conclusiones el 20 de septiembre de 1984 en un


informe entre cuyos hitos se encuentra haber demostrado por primera vez el
carácter sistemático y masivo de la represión militar. Las pruebas incluyeron la
verificación de 340 centros clandestinos de detención (desde entonces se
fueron descubriendo casi doscientos más), acumularon más de 7 mil archivos en
50 mil páginas, una lista parcial de 8.960 personas desaparecidas y fueron la
base del Juicio a las Juntas de 1985. El libro Nunca Más, publicado por primera
vez en 1984, resume los casos relevados por la Comisión y aporta datos para la
investigación y organización de pruebas que presentaría el Estado en el juicio.

El 15 de diciembre de 1983, cinco días después de asumir, Alfonsín sancionó el


Decreto N.º 158/83 ordenando someter a juicio sumario a nueve militares de
las tres armas que integraron las Juntas que dirigieron el país desde el golpe
cívico militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas en 1982:
Jorge Rafael Videla, Orlando Ramón Agosti, Emilio Eduardo Massera, Roberto
Eduardo Viola, Omar Graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato
Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya.

El juicio tuvo gran trascendencia internacional y regional. Constituye un capítulo de


importancia en la historia universal y ubicó a la Argentina en un lugar de vanguardia en la
lucha por lograr que se respeten los derechos humanos.

El tribunal que enjuició a las juntas fue la Cámara Nacional de Apelaciones en lo


Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal. La sentencia, dictada el 9
de diciembre de 1985, condenó a cinco de los militares acusados y absolvió a
cuatro. Videla y Massera fueron condenados a reclusión perpetua con
destitución. Viola fue condenado a 17 años de prisión, Lambruschini a 8 años de
prisión, y Agosti a 4 años y 6 meses de prisión, todos con destitución. Graffigna,
Galtieri, Lami Dozo y Anaya fueron absueltos. El tribunal consideró que las

86
MÓDULO 3

Juntas Militares habían elaborado un sistema ilícito para reprimir a «la


subversión» que llevó a que se cometieran «gran número de delitos de privación
ilegal de la libertad, a la aplicación de tormentos y a homicidios», garantizando
su impunidad.

Sin embargo, la democracia había nacido severamente condicionada por las


relaciones de fuerza heredadas de la dictadura: una clase dirigente que, en gran
medida, representaba grupos económicos cómplices de los genocidas;
endeudamiento externo –herencia de la política económica de la dictadura– y
una profunda crisis de las Fuerzas Armadas: estas enfrentaban un gran rechazo
popular que expresaba la exigencia de justicia respecto a los crímenes de los
militares. Estas tensiones, que amenazaban la gobernabilidad del entonces
presidente, son las que probablemente provocaron que el 5 de diciembre de
1986, Raúl Alfonsín anunciara un proyecto normativo que emplazaba
abruptamente la presentación de denuncias por vulneraciones de los derechos
humanos durante la dictadura. La Ley 23.492, conocida como de Punto Final, fue
promulgada el 24 de diciembre de 1986. Fijaba un plazo de 30 días, tras el cual
caducaba –se perdía– el derecho a reclamar justicia contra los imputados como
autores penalmente responsables de haber cometido el delito complejo de
desaparición forzada de personas (que involucró detenciones ilegales, torturas y
homicidios agravados o asesinatos) que se hubiera cometido durante la
dictadura, y que no hubieran sido hasta ese momento llamados a declarar.

El 16 de abril de 1987 un grupo de oficiales del Ejército inicia una


rebelión, cuando el militar Ernesto Barreiro se negó a concurrir al juzgado
federal que lo investigaba por cargos de tortura y asesinato y se amotinó en el
Comando de Infantería Aerotransportada de Córdoba junto a otros 130
militares, para resistir la orden de detención judicial. La reacción se extendió a
otros cuarteles y el teniente coronel Aldo Rico, a cargo de un regimiento en
Misiones, pasó a liderar la amenaza sobre el gobierno nacional desde la Escuela
de Infantería de Campo de Mayo. Los «carapintadas» –así llamados porque
habían pintado sus caras con betún simbolizando un estado de combate–
, exigían la renuncia de los altos mandos del Ejército y mayor flexibilidad en los
juicios por violaciones a los derechos humanos, bajo el argumento de que
habrían recibido órdenes.

87
MÓDULO 3

El video que adjuntamos a continuación ilustra aquellos momentos de tensión en


el país: https://www.youtube.com/watch?v=JP26sjpj8wQ

Meses después, presuntamente cediendo a la presión de este grupo de


militares, la Ley de Punto Final era complementada con la Ley de Obediencia
Debida, Ley N° 23.521.

LEY 23.521. OBEDIENCIA DEBIDA

Artículo. 1º. […] se considerará de pleno derecho que las personas mencionadas obraron
en estado de coerción bajo subordinación a la autoridad superior y en cumplimiento de
órdenes, sin facultad o posibilidad de inspección, oposición o resistencia a ellas en cuanto
a su oportunidad y legitimidad.

Artículo. 2°. La presunción establecida en el artículo anterior no será aplicable respecto de


los delitos de violación, sustracción y ocultación de menores o sustitución de su estado
civil y apropiación extensiva de inmuebles.

Artículo 3º. La presente ley se aplicará de oficio. Dentro de los cinco (5) días de su entrada
en vigencia, en todas las causas pendientes, cualquiera sea su estado procesal […].

El silencio del tribunal […] producirá los efectos contemplados en el párrafo precedente,
con el alcance de cosa juzgada.

Esta ley, sancionada en junio de 1987, que estableció una presunción iuris et de
iure (es decir, que no admitía prueba jurídica alguna en contrario) respecto de
que los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas cuyo grado
estuviera por debajo de coronel (siempre y cuando no se tratase de violación,
sustracción y ocultación de menores o sustitución de su estado civil y robo de
inmuebles), durante el terrorismo de Estado y la dictadura militar, no eran
punibles, por haber actuado en virtud de la denominada «obediencia debida».

88
MÓDULO 3

La aplicación del concepto de obediencia debida, de acuerdo con esta ley, suponía que la
mayoría de los militares, autores de graves crímenes de lesa humanidad, habían actuado
bajo coerción, en virtud de órdenes de sus superiores jerárquicos, a las que no habrían
podido oponerse ni ofrecer resistencia. Este criterio se consideró irrefutable,
independientemente de que las pruebas existentes o las que pudieran producirse en el
futuro indicaran lo contrario.

Así, los juicios sustanciados durante los primeros años del gobierno de Raúl
Ricardo Alfonsín quedaron opacados por la insuficiencia del número de casos
efectivamente considerados.

Sin embargo, la demanda por conocer y nombrar la verdad de lo sucedido y


castigar a los culpables no se extinguió. En ese camino, muchas veces en
soledad, los organismos de derechos humanos persistieron en su lucha y
encontraron una manera para que el Poder Judicial siguiera investigando los
crímenes cometidos durante esos años.

Entre 1987 y 2001 se desarrollaron los denominados «Juicios por la Verdad»,


un procedimiento de investigación sin efectos penales que ocurrió en las
Cámaras Federales de distintos lugares de la Argentina. Se llevaron a cabo para
averiguar qué pasó con las personas desaparecidas durante la última dictadura
y descubrir quiénes fueron los responsables del genocidio durante esta época.

Estos juicios fueron impulsados por los organismos de derechos humanos que
actuaron junto a diferentes ONG (entre las que sobresale el Centro de Estudios
Legales y Sociales). Tiene su sustrato en el llamado «derecho a la verdad».

Entre los años 1989 y 1990, el entonces presidente Carlos Saúl Menem firma
diez decretos13, sancionados el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de

13Decreto 1002/89: Indulta a los jefes militares procesados que no habían sido beneficiados por las
leyes de Punto Final y Obediencia Debida, excepto el ex general Carlos Guillermo Suárez Mason, que
había sido extraditado de los Estados Unidos. Decreto 1003/89: Indulta a personas acusadas de
pertenecer a grupos subversivos, entre ellas, personas que se encontraban muertas o desaparecidas.
También indulta a militares uruguayos. Decreto 1004/89: Indulta a los participantes de las rebeliones
militares carapintadas de Semana Santa y Monte Caseros en 1987 y de Villa Martelli en 1988. Decreto
1005/89: Indulta a los ex miembros de la Junta de Comandantes Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y
Basilio Lami Dozo, condenados por los delitos cometidos en la conducción de la Guerra de las Malvinas.
Decreto 2741/90: Indulta a los ex miembros de las juntas de comandantes condenados en el Juicio a las

89
MÓDULO 3

1990, indultando a civiles y militares que cometieron crímenes durante la


dictadura. Mediante estos decretos fueron indultadas más de 1.200 personas
(entre ellos, algunos procesados sin condena).

Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, junto a los indultos llevados a cabo en 1989
y 1990, son conocidas como las leyes de la impunidad.

En abril de 1998 el Congreso Nacional derogó las leyes de Punto Final y


Obediencia Debida, por una amplia mayoría de legisladores de todos los
partidos políticos que componían sus Cámaras en ese momento (en Diputados
sólo votó en contra Álvaro Alsogaray). El presidente de entonces, Carlos Saúl
Menem, había amenazado con vetar la ley, pero finalmente eso no sucedió.

La derogación de una ley implica que no puede seguir aplicándose para el futuro, pero no
tiene efectos retroactivos (no se puede volver a juzgar a quienes fueron beneficiados por
ella).

En el año 2003, sin embargo, el Congreso de la Nación, mediante la Ley 25.779,


anuló las leyes de impunidad, declarándolas insanablemente nulas. El proyecto
había sido fomentado por la diputada Patricia Walsh (hija del periodista y
escritor Rodolfo Walsh, asesinado por la dictadura, en 1977, justo después de
enviar por correo a varios medios su «Carta Abierta de un escritor a la Junta
Militar», que transcribimos parcialmente en el Módulo 2). Incluía también la
anulación de los indultos. Sin embargo, se aprobó un proyecto diferente, que
excluía los indultos de 1990, pero que tenía un apoyo importante de los y las
legisladores de diversas fuerzas políticas que conformaban el Parlamento. Se
votó también, en la misma sesión de ambas Cámaras, la constitucionalidad de la

Juntas de 1985 Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola, y Armando
Lambruschini. Indulta también a los militares condenados en crímenes de lesa humanidad Ramón
Camps y Ovidio Riccheri. Decreto 2742/90: Indulta a Mario Eduardo Firmenich, líder de la organización
guerrillera Montoneros. Decreto 2743/90: Indulta a Norma Kennedy, procesada por malversación de
fondos públicos. Decreto 2744/90: Indulta a Duilio Brunello, condenado a inhabilitación absoluta y
perpetua por el delito de malversación de fondos públicos. Decreto 2745/90: Indulta al ex ministro de
Economía José Alfredo Martínez de Hoz procesado por participación en los delitos de lesa humanidad
(secuestro y torturas) contra Federico y Miguel Ernesto Guthein. Decreto 2746/90: Indulta al ex militar
Guillermo Suárez Mason por delitos de lesa humanidad.

90
MÓDULO 3

Convención de Naciones Unidas contra la Imprescriptibilidad de los Crímenes


de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad, ratificada poco antes por el
entonces presidente Néstor Kirchner.

Esta anulación fue convalidada por la Corte Suprema de Justicia que la declaró
constitucional el 14 de junio de 2005. En el mismo fallo, la Corte resuelve la
inconstitucionalidad de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, en el
Caso de la desaparición del matrimonio Poblete Hlaczik.

Ese fallo –conocido como caso Simón– profundiza además sobre la


imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad (aspecto que ya había
sido abordado por la Corte en el precedente Arancibia Clavel y previamente –
aunque con diverso alcance por tratarse de un caso de extradición– en el caso
Priebke)14. Avanza además sobre la cuestión de la vigencia de esa
imprescriptibilidad al momento de cometerse los delitos, analizando a tales
efectos normas de costumbre internacional, derecho de gentes, principios de
iuscogens,15etc.16.

Apropiación de niños y niñas

Centenares de niños y niñas sufrieron secuestro junto con sus madres y/o
padres, o nacieron en los centros clandestinos de detención, tortura y
exterminio a donde fueron conducidas las mujeres embarazadas. El
funcionamiento de maternidades en los campos clandestinos de detención, la
existencia de listas de familias de militares en «espera» de un nacimiento en

14 Erich Priebke fue un funcionario nazi, responsable de la masacre de las Fosas Ardeatinas en Italia, donde

se asesinaron más de trescientos ciudadanos de ese país. Se radicó en San Carlos de Bariloche donde vivió
como un respetable ciudadano y dirigió un instituto alemán, hasta que fue descubierto por un periodista
extranjero, lo que motivó su extradición a Italia, en 1995. En 1998 fue condenado a prisión perpetua.
15 De acuerdo con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969), las normas de ius cogens

son aquellas aceptadas y reconocidas por la comunidad internacional de Estados en su conjunto, como
norma que no admite acuerdo en contrario.
16 La Corte en este fallo otorgó significativa relevancia y alcance al caso Barrios Altos de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), en el cual el entonces presidente de Perú, Alberto
Fujimori, dicta una Amnistía para que no se investiguen en Lima, Perú, los hechos ocurridos en la localidad
de Barrios Altos, que implicaron el asesinato de un grupo de personas a manos de un grupo parapolicial (el
grupo Colina). La Corte IDH dijo que las autoamnistías no tenían validez y por lo tanto los crímenes
cometidos debían juzgarse.

91
MÓDULO 3

esos centros clandestinos y las declaraciones en los juicios, dan testimonio de la


existencia de un plan sistemático de apropiación de niños.

La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo estima que son alrededor de 500 los
niños y niñas que desaparecieron en esas circunstancias, cuya identidad ha sido
suprimida. Hasta junio de 2022 se había restituido la historia y la verdad sobre
sus orígenes a 130 personas.

En la mayoría de los casos, la apropiación de estas niñas y estos niños se derivó


del secuestro de sus madres, mujeres detenidas-desaparecidas que se
encontraban embarazadas y fueron mantenidas con vida en los CCD hasta el
parto, con el fin de apropiarse de sus bebés.

La dictadura confeccionó un reglamento secreto para establecer el procedimiento


en estos casos y organizó maternidades clandestinas dentro de los centros
clandestinos o en sus cercanías, con médicos/as y enfermeros/as, bajo mando
militar. Así, una vez producido el parto, generalmente se asesinaba a la madre y
se confeccionaban documentos de identidad falsos para el o la bebé,
suprimiendo así su identidad. La mayoría de las veces los niños y niñas fueron
inscriptos como hijos propios por los apropiadores. En algunos casos la
modificación de identidad se realizó mediante el instituto de adopción,
generalmente con jueces y juezas cómplices que conocían la situación u
omitieron investigar. Esos niños y niñas crecieron sin saber quiénes eran sus
madres, padres, familias ampliadas y en qué circunstancias nacieron. Aún hay
más de 300 casos de niños/as apropiados/as –hoy jóvenes de alrededor de 45
años– que se siguen buscando.

Además de las situaciones de apropiación de bebés que nacieron en cautiverio,


hubo muchos niños y niñas que estuvieron secuestrados junto a sus madres.

En nuestra provincia, como en el resto del país, hubo niños y niñas que sufrieron
el secuestro junto a sus progenitores o nacieron en cautiverio, que fueron
apropiados y privados de su identidad y de la posibilidad de conocer a su familia.
Afortunadamente, hay algunos casos en que recuperaron su identidad.

Silvina Celina Rebeca Manrique Terrera es la nieta recuperada N° 87. Es hija de


Laura Noemí Terrera –mendocina– y Alfredo Mario Manrique –oriundo de San

92
MÓDULO 3

Juan–. Nació el 8 de noviembre de 1976, fue secuestrada junto a sus padres el


24 de julio de 1977. Celina tenía ocho meses y una familia que no dejó de
buscarla. En marzo del año 2007 recuperó su identidad. Actualmente es
maestra (como su madre desaparecida) y vive en Luján de Cuyo.

Claudia Domínguez Castro es la nieta recuperada N° 117. Nació en cautiverio


en marzo de 1978 y es hija de Gladys Cristina Castro y Walter Hernán
Domínguez, ambos mendocinos. Gladys y Walter fueron secuestrados el 9 de
diciembre de 1977 y continúan desaparecidos. Claudia recuperó su identidad
en agosto del 2015.

La nieta recuperada N° 127 también nació en cautiverio en el año 1977 y es hija


de la mendocina María del Carmen «Pichona» Moyano y el sanjuanino Carlos
Simón Poblete. María del Carmen vivió en Mendoza hasta el allanamiento de su
casa en 1975. En el año 1977 secuestraron a su pareja en Córdoba y hay datos
que sitúan a María del Carmen en el CCD «La Perla» de esa provincia y luego en
la ESMA. Tenía 22 años y un embarazo de siete u ocho meses. Después del
nacimiento alcanzó a estar tres días con su hija, que fue buscada desde ese
tiempo. María del Carmen y Carlos Simón continúan desparecidos. Por respeto
a su proceso personal no se han divulgado más datos de su hija recuperada.

También podemos citar el caso de Ángela Urondo Raboy, hija de la periodista


Alicia Cora Raboy, secuestrada junto a su hija en el mismo operativo en que se
asesina al padre de Ángela, el poeta Paco Urondo, en Guaymallén. Ángela es
adoptada por familiares maternos y a los 18 años recupera su identidad y se
encuentra con su historia.

Continúa, hasta nuestros días, la búsqueda de la hija o hijo de Adriana Irene


Bonoldi y Marcelo Guillermo Carrera, mendocinos, secuestrados a fines de
1976 en Godoy Cruz (Adriana cursaba un embarazo de tres meses). Falta saber
también donde están los hijos o hijas de María Inés Correa Llanos y Olga Inés
Roncelli de Saieg, secuestradas en Mendoza y embarazadas, y de Lucía Nadin,
mendocina secuestrada en Buenos Aires.

93
MÓDULO 3

Inconstitucionalidad de los indultos de Menem

En el año 2007 la Suprema Corte de la Nación decide, en el fallo Mazzeo (Caso


Santiago Omar Riveros) la inconstitucionalidad de los indultos de los años
1989-1990. Con esta sentencia caen las últimas normas que habían amparado
la impunidad. De esta manera se refuerza el proceso de juzgamiento de los
delitos cometidos durante la última dictadura militar en nuestro país.

Reapertura de los juicios por crímenes de lesa humanidad

Luego del fallo Simón, se fueron reanudando a lo largo y ancho del país
numerosos casos que habían sido interrumpidos por las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida. Asimismo se iniciaron cientos de nuevas causas para juzgar
los crímenes cometidos durante el período 1974-1983.

Desde el año 2006 hasta el 3 de junio de 2022 había en nuestro país 1070 personas
condenadas por delitos de lesa humanidad, 516 personas procesadas por el mismo
motivo, en 138 casos se dictó la falta de mérito, se absolvió a 161 personas, 37 personas
están en etapa de indagatoria, 93 sobreseídas, 21 personas se encuentran prófugas y
otras 1013 personas han fallecido.
Fuente: Ministerio Público Fiscal (https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad)

En esta página encontrarás información respecto a los juicios que se están


desarrollando en la actualidad:
http://www.juiciosdelesahumanidad.ar/index.php#!/

Mujeres y genocidio

Desde hace un tiempo, las agresiones sexuales a mujeres en el marco de la


represión genocida vienen pensándose desde la perspectiva de género. Este
modo de analizar lo sucedido fue cambiando desde las primeras y valientes
denuncias y luchas iniciales –cuando dichos crímenes quedaban subsumidos en
la categoría de tormentos– hasta la actualidad en que merecen un apartado
especial en las sentencias de lesa humanidad. Es interesante advertir que
pasaron muchos años hasta que pudiera darse cuenta no sólo del carácter
sistemático y planificado de este tipo de agresiones, sino de su misma

94
MÓDULO 3

existencia. Uno de los puntapiés iniciales lo dio en el año 2011, en Córdoba, un


grupo de mujeres autodefinidas como «militantes de los 70», quienes realizaron
una proclama. Estas mujeres –alrededor de 40– realizaron un video relatando
sus experiencias y lo acompañaron de una declaración pública. Allí explicitan
una posición política común respecto a los motivos por los cuales participaron
en diversas organizaciones en aquellos años, sus objetivos, su visión política, las
solidaridades recogidas y el contexto histórico en que sucedían esas militancias.
Se refieren también, puntualmente, a aquello que hasta entonces –salvo
excepciones–, había permanecido silenciado: el carácter sistemático de las
agresiones sexuales a las mujeres obligadas al exilio, secuestradas, detenidas,
torturadas, desaparecidas o asesinadas por el sistema represivo.

A partir de ese momento, y cada vez más frecuentemente, los testimonios en los
juicios de lesa humanidad dan cuenta de las violaciones y abusos sexuales
perpetrados por los genocidas. Las fiscalías y querellas en los juicios de lesa
humanidad comenzaron a analizar, asimismo, el carácter específico de estos
delitos, que ya no encuadran en la figura de «tormentos», sino que configuran
«delitos sexuales de lesa humanidad».

Los avances contra la impunidad que implicaron la reanudación y


profundización de los juicios a los genocidas, la anulación de leyes de amnistía e
indultos, etc., sumados a la interpelación social de los colectivos feministas, la
persistente lucha de los organismos de derechos humanos y la implementación
de políticas públicas destinadas a acompañar y contener a víctimas y testigos de
estos crímenes, fue posibilitando que se pusieran palabras allí donde había
habido silencios ominosos.

Las violencias sexuales fueron padecidas por varones y mujeres en el contexto


del genocidio estatal, si bien tuvieron una connotación diferente. En la lógica
concentracionaria, inmersa en el sistema patriarcal imperante, pretendió
convertirse al cuerpo de las mujeres en un «botín de guerra». Se buscó utilizar
los cuerpos de las mujeres secuestradas como expresión de victoria y como
medio para humillar a los varones. Al dolor de los padecimientos propios y
devenir espectadores impotentes de las violencias padecidas por los
compañeros y compañeras (que constituye en sí mismo un tormento) se
sumaba la intención expresa de los perpetradores de producir una
mortificación extra en las víctimas, algo que sólo puede entenderse desde la

95
MÓDULO 3

lógica patriarcal. Así, pretendían que la vergüenza quedara instalada sobre las
víctimas, en lugar de recaer sobre los perpetradores.

En esas prácticas violentas se manifestaba brutalmente, además, la necesidad


de disciplinar a esas mujeres que habían desobedecido los mandatos sociales
hegemónicos a ellas destinados: en lugar de recluirse en el ámbito privado y
abocarse al cuidado de la casa y la prole, estas mujeres se formaban
políticamente, tomaban decisiones y formaban parte, en igualdad de
condiciones, de organizaciones políticas que pretendían subvertir el orden
establecido.

Los Tribunales Orales de la Nación comenzaron a dictar sentencias


condenatorias por estas agresiones sexuales, y fueron elaborando una
jurisprudencia que actualmente considera a estos delitos como una modalidad
autónoma de ataque sistemático, en el marco del terrorismo de Estado,
constituyendo crímenes de lesa humanidad.

En el recorrido de Mendoza fue muy importante el amicus curiae («amigos del


Tribunal») presentado en la causa N°86 caratulada «Fiscal c/ Menéndez,
Luciano B. y otros». Este recurso, que posibilita que referentes académicos y
sociales acerquen su opinión fundada a los jueces, fue utilizado por las ong
CLADEM e INSGENAR, con el apoyo de la Colectiva Feminista local «Las
Juanas y las Otras». Dicha presentación recibió numerosas adhesiones, entre
ellas la de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
de Cuyo (UNCuyo).

Mientras tanto, la Procuración General de la Nación, mediante la Unidad Fiscal


de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos
Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado, elaboró en 2011 un
documento con recomendaciones en el juzgamiento de delitos sexuales en el
marco del terrorismo de Estado.

Los juicios en Mendoza

En nuestra provincia, hasta junio de 2022 se han realizado ocho juicios que
concluyeron con sentencias. Actualmente se encuentran en pleno desarrollo

96
MÓDULO 3

tres juicios más, donde se investiga la responsabilidad del personal de


inteligencia de la Policía de Mendoza, del Ejército y de la Fuerza Aérea. Se
presume que los imputados formaban parte del aparato de inteligencia que
seleccionaba a las víctimas y determinaba a dónde se las llevaba. A
continuación, nos referiremos brevemente a dos de los juicios locales más
emblemáticos: la llamada «Megacausa» y el juicio por la apropiación y supresión
de identidad de Claudia Domínguez Castro.

Explanada de los Tribunales Federales (España y Pedro Molina, Mendoza).


Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza

La Megacausa

La denominada «Megacausa» es el cuarto juicio con sentencia en Mendoza. La


particularidad de esta en relación con otros juicios por crímenes de lesa
humanidad radica fundamentalmente en dos cuestiones:

En primer lugar, la magnitud. Es el juicio más grande de la historia de la


jurisdicción, se inició con 41 acusados, 28 llegaron a sentencia, 25 fueron
condenados y 3 absueltos. Las condenas van desde la prisión perpetua (en 12
casos) hasta los tres años de prisión. Duró más de tres años: comenzó en
febrero de 2014 y concluyó en julio de 2017. El juicio comprendió hechos que
involucraron a más de 200 víctimas y se llevaron a cabo más de 300 audiencias
orales (las primeras audiencias se realizaron en el Salón de Actos del Poder
Judicial de la Provincia).

97
MÓDULO 3

El otro punto importante en el cual radica la particularidad de esta causa es que


se juzgó a integrantes de diversas fuerzas, con diferentes jerarquías, y a
integrantes de la justicia: hubo imputados pertenecientes al Ejército, a la Policía
de Mendoza (Departamento de Informaciones D2 y diversas Comisarías), a la
Penitenciaría, y fundamentalmente se juzgó la responsabilidad judicial en el
genocidio desplegado en nuestro país. Esa responsabilidad no se refirió a casos
aislados sino al accionar sistemático de un grupo de integrantes del Poder
Judicial Federal.

La participación de los jueces durante la última dictadura militar

En el año 2010 se inició una investigación por delitos de lesa humanidad que
involucró por primera vez la responsabilidad penal que le cupo al poder judicial en
el genocidio desplegado en nuestro país desde poco antes de la última dictadura,
específicamente en la provincia de Mendoza. Esa responsabilidad no se refirió a
«casos aislados», sino al accionar «sistemático y gradual» de un grupo de
integrantes del Poder Judicial Federal, que con su aporte garantizó la
impunidad a los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.

La causa se inició con una denuncia formulada por los organismos de derechos
humanos que abarcó, en un principio, una serie reducida de casos. A partir de
esa denuncia, el Ministerio Público Fiscal inició una ardua tarea que consistió en
revisar todos los expedientes que se encontraban en el archivo judicial (habeas
corpus y sumarios policiales) desde el año 1975 hasta 1983. Allí se pudo
corroborar que el universo de hechos era mucho más grande que el
originalmente denunciado.

Luego de este trabajo de investigación se logró determinar que la omisión por


parte de los jueces federales de Mendoza de investigar los crímenes cometidos
por las fuerzas armadas y de seguridad de nuestra provincia fue sistemática y se
prolongó por un largo período de tiempo (casi diez años). Durante ese período
la justicia federal garantizó la impunidad de esos crímenes.

98
MÓDULO 3

Los ex magistrados judiciales Luis Francisco Miret, Max Petra Recabarren, Rolando Evaristo
Carrizo y Roque Otilio Romano, entre otros imputados, en una de las Audiencias del V juicio de
lesa humanidad en Mendoza.
Fuente: Prensa Mendoza. Gobierno de Mendoza

La garantía de impunidad a la que nos referimos implicaba que el aparato


represivo –en su faz formal y en su variante clandestina–, podía funcionar sin
ningún temor a que los perpetradores fueran investigados, perseguidos
judicialmente y sancionados por el poder judicial (último garante de los derechos
de la ciudadanía). Los magistrados, como parte de sus funciones habituales,
tenían conocimiento de los graves crímenes que se estaban cometiendo, ya que
intervenían en esas causas, donde constaba cabalmente cuáles eran los hechos
que cometían los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, su
sistematicidad y los patrones de comisión de esos delitos. De acuerdo con las
pruebas producidas en la megacausa, estos magistrados no podían no saber lo que
sucedía, ni ignorar su magnitud y carácter sistemático.

Durante la investigación se comprobó que tuvieron varias fuentes de


conocimiento, como los numerosos habeas corpus y sumarios policiales donde se
denunciaban los secuestros y desapariciones de personas. Además de estos
datos, los magistrados actuaban en otros expedientes por aplicación de la Ley
20.840 (de prohibición de las actividades «subversivas»), que se iniciaban contra
las propias víctimas, quienes, al ser citadas a prestar declaración indagatoria,
denunciaban los aberrantes hechos ante los jueces (torturas, violaciones, robos,
etc.). La respuesta institucional frente a estas graves denuncias, invariablemente

99
MÓDULO 3

fueron la omisión, el archivo, la inacción e inclusive se llegaron a hacer


comentarios humillantes, denigrantes y revictimizadores respecto de las víctimas
y sus familiares. Las víctimas y familiares, además, eran condenados en todos los
casos a hacerse cargo de los gastos y honorarios.

Por todo esto, el Ministerio Público Fiscal consideró a los ex magistrados


federales imputados como «partícipes primarios» en los delitos cometidos por los
miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad por la «sistematicidad de su
aporte», que consistió en brindar garantía de impunidad a los ejecutores del plan
terrorista. Estos, al saber que la justicia no investigaba los delitos que cometían,
continuaban cometiéndolos. La participación se consideró primaria porque
consistió en un aporte fundamental sin el cual los hechos no podrían haberse
ejecutado. Otra característica de ese aporte fue su gradualidad, ya que desde el
año 1974 se pudieron advertir incumplimientos al deber de investigar, que se
fueron acrecentando brutalmente durante 1975 y se terminaron de sistematizar
definitivamente a partir de 1976.

Finalmente, luego de un juicio oral y público que duró más de tres años, el
Tribunal Oral Federal N° 1 de Mendoza condenó a la pena de prisión perpetua a
cuatro exmagistrados federales por considerarlos partícipes primarios en los delitos de
homicidio agravado, privación ilegítima de la libertad agravada, tormentos agravados,
asociación ilícita, robo agravado, violación, entre otros delitos.

En el juicio se conocieron casi cien casos de omisiones sistemáticas de investigar


delitos, entre esos hechos los de más de 30 personas que hasta el día de la fecha
permanecen desaparecidas.

100
MÓDULO 3

Asistentes a una de las audiencias de juicio de lesa humanidad, en el Salón de Audiencias del
Fuero Federal. Fuente: Gobierno de Mendoza.

El juicio de apropiación y supresión de identidad de Claudia Domínguez Castro

El 11 de octubre de 2018 se inició, ante el Tribunal Oral Federal N.º 1 de


Mendoza, integrado por los jueces Alejandro Piña, Alberto Daniel Carelli y la
jueza María Paula Marisi, el juicio por la apropiación y supresión de identidad de
Claudia Domínguez.

Claudia es la nieta recuperada N.º 117, hija de Gladys Castro y Walter Domínguez,
quienes fueron secuestrados en diciembre de 1977 en Godoy Cruz. Ambos
progenitores eran mendocinos y militantes del Partido Comunista Marxista-
Leninista. Al momento de su secuestro, Gladys estaba embarazada de seis meses;
su hija nació en cautiverio en el año 1978. Según los testimonios de las audiencias
el secuestro fue violento, de madrugada, Gladys y Walter fueron introducidos a la
fuerza en dos autos con destino desconocido. Los dos continúan desaparecidos.

Por estos hechos se imputó a Segundo Héctor Carabajal –miembro del


Destacamento de Inteligencia 144 del Ejército– y a Julio Humberto Bozzo
y Antonia Clementina Reitano (el matrimonio al que entregaron la niña).

101
MÓDULO 3

El 7 de marzo de 2019, tras diez audiencias ante el Tribunal Oral Federal N.º 1 de
la ciudad de Mendoza, se leyó la sentencia. Carabajal fue considerado
responsable por la sustracción, retención y ocultamiento de una menor de edad y
por falsedad ideológica (falsificación), y condenado por estos delitos a diez años
de prisión efectiva. El matrimonio que recibió a Claudia obtuvo una condena de
tres años por los delitos de retención y ocultamiento de la identidad de una
menor de diez años y falsificación de documentos públicos. La sentencia declara
que estos delitos son constitutivos de crímenes de lesa humanidad y cometidos
en el contexto del delito internacional de genocidio. Esto nos convierte en
testigos de la primera condena por el delito de apropiación de niños y niñas
durante la dictadura en la provincia de Mendoza, otro hito histórico en nuestro
pasado reciente.

Las abuelas María Assof de Domínguez y Angelina Catterino en la conferencia de prensa de la


restitución de la Nieta 117, el lunes 31 de agosto de 2015. Fuente: www.abuelas.org.ar

Para tener más información sobre los juicios en Mendoza, se puede acceder a
https://lesahumanidadmendoza.com/ . La página es administrada por el Colectivo
Juicios Mendoza, conformado en 2010 por iniciativa de los organismos de
derechos humanos. Desde aquel momento este colectivo ha sistematizado el
seguimiento, registro y difusión de los procesos judiciales realizados en el fuero
federal de Mendoza por crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.

102
MÓDULO 3

Las audiencias son orales y públicas, cualquiera puede acercarse y escuchar. Invitamos a todas
y todos a hacerlo y ser parte de estos momentos históricos para la Argentina.

Lo que nos dejan los juicios. La reparación

Juicio de Lesa Humanidad en Mendoza. Ministerio Público Fiscal


Fuente: Xumek (Asociación para la promoción y protección de los Derechos Humanos).

Los juicios por delitos de lesa humanidad tienen un valor que puede expresarse
en distintas dimensiones de la reparación, todas ellas de gran trascendencia
personal, social, política e institucional. Cumplieron la función de poner en el
escenario público aquello que sólo circulaba por ámbitos privados. El espacio de
los juicios permitió poner palabras y llenar los silencios que había dejado la
represión. Expresar la voz y la propia experiencia de los sobrevivientes en un
ámbito de respeto, acompañamiento e institucionalidad democrática, asignando
valor de verdad a esos relatos de lo vivido, luego de 30 años de impunidad.

Los juicios han sido también la oportunidad de expresar la voz de aquellas


personas que ya no están, de los y las compañeros y compañeras desaparecidos, o
de aquellas personas que murieron después. Reconstruir pedacitos de esas
historias para saber, en la medida de lo posible, qué fue de ellas, ha sido también
un aporte a la historia y reparador en términos personales y colectivos.

103
MÓDULO 3

El testimonio del fiscal ad hoc en los juicios de Mendoza, Daniel Rodríguez


Infante, también da cuenta de este proceso:

Estos colectivos y la sociedad en su conjunto encontraron en los juicios


penales la forma de lidiar con los gravísimos crímenes perpetrados en nuestra
historia reciente. Fueron estos procesos los que signaron el modo de
reconstrucción de la memoria colectiva de nuestro país. Posiblemente,
además del profundo sentido de persecución de justicia que ello supone, se
trató de una respuesta estratégica frente a una disputa simbólica
particularmente virulenta en los primeros años de la democracia y que
continúa siendo impulsada desde ciertos sectores en la actualidad (guerra
sucia en lugar de genocidio o crímenes contra la humanidad,
cuestionamientos vinculados a la cantidad de personas desaparecidas
forzosamente, pretensiones de trasladar la responsabilidad a las propias
víctimas, «algo habrán hecho» y otros). En ese marco, los juicios traducen una
fortaleza particular. Demuestran una verdad incontrastable. No ya una
expresión de deseos, no ya una cuestión sujeta a opiniones, sino la verdad
asentada en pruebas valoradas por un tribunal imparcial (Lucero y Seydell,
2018, p. 105).

Por último, las sentencias de los juicios, como resultado de décadas de lucha de
los organismos de derechos humanos, como decisión política, como decisión
judicial del Estado democrático, han ido abonando un consenso social al respecto,
expresado por ejemplo en las masivas movilizaciones en contra del pretendido
beneficio del «2 x 1» dispuesta por la Corte Suprema de Justicia de la Nación para
los genocidas condenados, en el año 2017.17

Los juicios han sido reparadores desde diversas dimensiones que exceden el
ámbito jurídico, aunque lo integran. Impactan en nuestro país y en el exterior; en
las víctimas y familiares; en los organismos de derechos humanos y en la sociedad
toda. Impactan en el propio Estado, en los medios de comunicación, etc. Tienen el
valor de la verdad material que recompone una historia reciente atravesada
durante décadas por el miedo y la impunidad.

17
La Corte Suprema de Justicia de la Nación determinó, en el caso de Luis Muiña –condenado por la comisión de
delitos de lesa humanidad– la imposición del llamado «dos por uno» (un beneficio dispuesto en una ley del año 1994
pero derogada en 2001, que disponía que cuando la prisión preventiva se excediera en dos años, por cada día de
privación de libertad se computarían dos). Esto implicaba que Muiña cumpliría menos tiempo de prisión efectiva.
La sociedad se manifestó en contra de esta decisión de la Corte, en muchas ciudades del país, y la Corte Suprema
terminó revirtiendo su propia sentencia.

104
MÓDULO 3

Escalinatas de Casa de Gobierno, movilización del 24 de marzo de 2019.


Fuente: Facundo Mulet.

105
MÓDULO 3

Bibliografía

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Documentos oficiales del terrorismo de Estado

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Círculo de la Fuerza Aérea (1977). Manual «La verdad sobre el Marxismo-
Leninismo».
Ministerio de Cultura y Educación, República Argentina (1977). Manual «Subversión
en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)».

Páginas Web

Abuelas de Plaza de Mayo. www.abuelas.org.ar

Amnistía Internacional. www.amnesty.org/es

Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Proceso de Justicia de Lesa


Humanidad. Estadísticas. https://www.cels.org.ar/web/estadisticas-delitos-de-lesa-
humanidad/

Cruz Roja
http://www.cruzroja.es/principal/documents/1750782/1852538/estatuto_del_trib
unal_de_nuremberg.pdf/20090fa2-e5bf-447a-aa96-612403df2a66

107
MÓDULO 3

El blog de los juicios. Juicios por Delitos de Lesa Humanidad Mendoza.


www.juiciosmendoza.blogspot.com

Ministerio de Defensa, República Argentina.


https://www.argentina.gob.ar/defensa/archivos-abiertos

Ruinas Digitales. Arqueología digital. http://www.ruinasdigitales.com/documentos-


dictadura-militar/ (página no accesible por internet en la actualidad)

Normativa citada

Estatuto de Justicia Penal Militar Internacional de Nüremberg


Convención sobre el delito de genocidio

Videos

Sepúlveda, Rodrigo y Santos, Fernanda (dirección), Sepúlveda, Rodrigo


(investigación y guión) (2001). D2. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=9EOqwYfqkPo

Entrevista a Jorge Rafael Videla (1979). Extracto recuperado de


https://www.youtube.com/watch?v=9czhVmjeVfA

108
MÓDULO 4

109
MÓDULO 4

Humanización y deshumanización,
dentro de la historia, en un contexto real, concreto,
objetivo, son posibilidades de los hombres como seres
inconclusos y conscientes de su inconclusión.

Paulo Freire

El presente Módulo tiene como fin aportar estrategias y criterios para abordar
las temáticas relacionadas a nuestro pasado reciente, desde una perspectiva
de derechos humanos, en ámbitos educativos formales. Consideramos
esencial que la actividad docente posibilite la transferencia de estos saberes a
la realidad concreta en que se desarrolla el proceso educativo.

La propuesta que a continuación desarrollamos no tiene pretensiones de ser el


modo único ni definitivo de abordaje pedagógico didáctico de los temas de
derechos humanos (DDHH).

Como se expresa en la frase inicial de Paulo Freire, la dinámica humanización-


deshumanización está en el centro de esta problemática. Los regímenes y
movimientos caracterizados como autoritarios, dictatoriales, fascistas, etc.
avanzan sobre la deshumanización de la población. Convierten a unos en
víctimas y a otros en victimarios, a unos en discriminadores y a otros en
discriminados, etc. Por el contrario, una pedagogía con base en los DDHH será
siempre humanizadora y humanizante. Tendrá siempre en cuenta las
características de cada persona y grupo: su contexto cultural, de género,
histórico, su situación económica, de clase, condiciones personales, etc. En
palabras del gran pedagogo, refiriéndose al ser humano: «El problema de su
humanización, a pesar de haber sido siempre, desde un punto de vista
axiológico, su problema central, asume hoy el carácter de preocupación
ineludible» (Freire, 2010, p. 35).

Cuando hablamos de humanizar pensamos, entre otras cosas, en la libertad;


para ejercerla, es necesario una instancia de decisión, de elección. Este espacio
pedagógico puede ser abierto por la actividad docente y se propicia dando
participación a los y las estudiantes en la construcción de sus saberes. Esa

110
MÓDULO 4

construcción «debe ser elaborada con él y no para él, en tanto hombres o


pueblos, en la lucha permanente de recuperación de su humanidad» (Freire,
2010, p. 38). Esto no se trata solo de una postura pedagógica, sino de una
condición indispensable para acceder a estos saberes. No son fórmulas o
definiciones susceptibles de ser aprendidas «de memoria». Serán incorporadas
a la estructura de conocimientos previos en la medida que cada sujeto, en su
grupo o grupos, pueda elaborarla progresivamente, para lo cual debe
contextualizarse con los aspectos emocionales, culturales, históricos,
familiares de cada cual.

Estrategias y actividades para la transmisión del pasado reciente

Para el desarrollo de las estrategias y las actividades propuestas sugerimos


solicitar a cada estudiante la elaboración de un cuaderno o anotador que será
utilizado como bitácora de la memoria. Allí podrán registrarse todas las
actividades sugeridas en este módulo, a modo de relatos, recortes de imágenes
y diversas formas de expresar las vivencias y reflexiones que sucedan en el
desarrollo de las actividades. La intención es que cada estudiante pueda
libremente decidir qué registrar y de qué modo.

Este cuaderno no constituye un instrumento de evaluación. Teniendo en


cuenta que el abordaje del pasado reciente está cargado de contenidos que
relatan dolores sociales y que pueden impactar emocionalmente en los y las
estudiantes, la bitácora se propone como una estrategia para poder poner lo
vivenciado en palabras, imágenes u otras formas de registro.

111
MÓDULO 4

Método biográfico

Los y las estudiantes divididos en grupos analizarán sus vidas, las de sus
padres/madres y abuelos/as para encontrar en sus historias familiares
contactos con eventos relacionados a nuestro pasado reciente. Luego de
encontrados estos sucesos, se sistematizarán y conceptualizarán conectando
estos eventos con los temas estudiados.

Es importante tener presente que, en la medida que interpelamos vivencias


propias o familiares, nos adentramos en un terreno sensible, por lo cual es
preciso evitar juicios de valor, señalizaciones y estigmatizaciones. La
propuesta es hacer relaciones entre las experiencias personales y los
fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales, de carácter histórico.
Por ese motivo, cada persona transitará esta propuesta en la medida de sus
posibilidades. El/la docente deberá disponerse a una escucha respetuosa y
atenta de los emergentes que vayan surgiendo.

Propuesta de actividades

Actividad 1

• Realizar una línea del tiempo en la que el/la estudiante pueda ubicar la fecha
de su año de nacimiento y de los y las referentes familiares (padre, madre,
abuelo, abuela, tíos, tías).

• Reparar en cuántas de estas personas nacieron durante dictaduras cívico-


militares.

• Reflexionar sobre las consecuencias que ocasionaron los períodos de ruptura


democrática en la vida cotidiana.

Actividad 2

• Indagar respecto a la música, la forma de vestir, las costumbres, etc., de los y


las familiares ubicados en la línea del tiempo.

112
MÓDULO 4

Actividad 3

• Registrar en la bitácora de la memoria.


Material de apoyo: Recorrido histórico

José Félix Uriburu 06/09/1930 20/02/1932 De facto. Comienzo de la década infame.

Agustín Pedro Justo 20/02/1932 20/02/1938

Roberto Marcelino Ortiz 20/02/1938 27/06/1942 Renunció.

Ramón Castillo 27/06/1942 04/06/1943 Depuesto por la Revolución del 43. Fin de
la década infame.

Arturo Rawson 04/06/1943 07/06/1943 De facto.

Pedro Pablo Ramírez 07/06/1943 09/03/1944 De facto.

Edelmiro Julián Farrell 09/03/1944 04/06/1946 De facto.

Juan Domingo Perón 04/06/1946 04/06/1952 Mandato cumplido.

Juan Domingo Perón 04/06/1952 16/09/1955 Segundo mandato. Depuesto por la


autodenominada «Revolución
Libertadora».
José Domingo Molina 21/09/1955 23/09/1955 De facto. Interino.
Gómez

Eduardo Lonardi 23/09/1955 13/11/1955 De facto.

Pedro Eugenio Aramburu 13/11/1955 01/05/1958 De facto.

Arturo Frondizi 01/05/1958 29/03/1962 Depuesto.

José María Guido 29/03/1962 12/10/1963 Presidente provisional de la Cámara de


Senadores ante renuncia del
vicepresidente de la Nación A. Gómez.
Interino por aplicación de la Ley 252.

Arturo Umberto Illia 12/10/1963 28/06/1966 Depuesto por la autodenominada


«Revolución Argentina».

Junta militar 28/06/1966 29/06/1966 De facto. Interina.

Juan Carlos Onganía 29/06/1966 08/06/1970 De facto. Depuesto.

Roberto Marcelo 18/06/1970 22/03/1971 De facto.


Levingston

Alejandro Agustín 22/03/1971 25/05/1973 De facto.


Lanusse

113
MÓDULO 4

Héctor José Cámpora 25/05/1973 13/07/1973 Renunció.

Raúl Alberto Lastiri 13/07/1973 12/10/1973 Interino.

Juan Domingo Perón 12/10/1973 01/07/1974 Falleció en el cargo.

María Estela Martínez de 01/07/1974 24/03/1976 Depuesta por el autodenominado


Perón «Proceso de Reorganización Nacional».

Junta militar 24/03/1976 29/03/1976 De facto. Interina.

Jorge Rafael Videla 29/03/1976 29/03/1981 De facto.

Roberto Eduardo Viola 29/03/1981 11/12/1981 De facto.

Carlos Alberto Lacoste 11/12/1981 22/12/1981 De facto. Interino.

Leopoldo Galtieri 22/12/1981 18/06/1982 De facto.

Alfredo Oscar Saint-Jean 18/06/1982 01/07/1982 De facto. Interino.

Reynaldo Bignone 01/07/1982 10/12/1983 De facto.

Raúl Alfonsín 10/12/1983 08/07/1989 Renunció.

Carlos Menem 08/07/1989 08/07/1995 Mandato cumplido.

Carlos Menem 08/07/1995 10/12/1999 Segundo mandato.

Fernando de la Rúa 10/12/1999 21/12/2001 Renunció.

Ramón Puerta 21/12/2001 23/12/2001 Presidente provisional del H. Senado de la


Nación en ejercicio del Poder Ejecutivo.

Adolfo Rodríguez Saá 23/12/2001 01/01/2002 Interino. Renunció.

Eduardo Camaño 01/01/2002 02/01/2002 Presidente de la H. Cámara de Diputados


de la Nación en ejercicio del Poder
Ejecutivo.
Eduardo Duhalde 02/01/2002 25/05/2003 Interino. Renunció para permitir la
asunción adelantada del presidente y
vicepresidente electos.

Néstor Kirchner 25/05/2003 10/12/2007 Mandato cumplido.

Cristina Fernández 10/12/2007 09/12/2015 Cumplió dos mandatos de 4 años.

Mauricio Macri 10/12/2015 10/12/2015 Cumplió un mandato de 4 años.

Alberto Fernández 10/12/2019 En ejercicio.

Fuente: https://www.argentina.gob.ar/defensa/nomina-de-presidentes-y-ministros

114
MÓDULO 4

Visitas a sitios de la memoria

Las visitas a Sitios de Memoria son dispositivos pedagógicos de alto impacto


para infancias, adolescencias y juventudes ya que posibilitan, a partir de un
relato, construir colectivamente la memoria y facilitar a las nuevas generaciones
el interrogarse sobre el pasado reciente y su presente.

Las visitas guiadas, además de constituir una propuesta para conocer los hechos
del terrorismo de Estado, son también una instancia para motivar debates o
trabajos de investigación al respecto. Estos espacios, más que proporcionar
información, provocan fuertes procesos de activación social de la memoria.

Habitar esos lugares significativos implica preparar a los y las estudiantes para
disponer de aspectos personales (afectividad, intelecto, recuerdos, asociaciones,
etc.) para comprender y trabajar la memoria.

Propuesta de actividades

Actividad 1

● Realizar con los y las estudiantes una visita al Espacio por la Memoria Ex-D2.
Las actividades de las visitas están diseñadas por el Espacio para la Memoria y
los Derechos Humanos (EPM) teniendo en cuenta las edades y niveles
educativos.
Las actividades sugeridas tienen dos momentos: antes y después de la visita.

Antes de la visita:

● Reflexionar con los y las estudiantes sobre el contexto histórico en el que ese
lugar se utilizó como centro clandestino de detención –Ex-D2– en la provincia
de Mendoza (se puede trabajar con otros centros clandestinos). Ubicar ese
período en la línea de tiempo trabajada en la primera estrategia.

● Conocer e investigar el contenido y objetivos de la Ley 26.691 de


«Preservación, señalización y difusión de Sitios de Memoria del Terrorismo de
Estado».

115
MÓDULO 4

● Ubicar espacialmente los Centros Clandestinos de Detención nacionales y


regionales.

Materiales de apoyo: Mapa de los Centros Clandestinos de Detención en el país

Referencia: Comisión Provincial de la Memoria de Córdoba


https://apm.gov.ar/lp/2-%E2%80%93-el-territorio-represivo

116
MÓDULO 4

Mapa de los Centros Clandestinos de Detención en Mendoza

Después de la visita:

● Realizar un registro en la bitácora de la memoria que dé cuenta de la


experiencia vivida durante el recorrido por el CCD.

117
MÓDULO 4

Investigación histórica

El esfuerzo educativo por revisar críticamente y transmitir la historia reciente se


ubica entre dos paradigmas que abordan la relación con el pasado: el de la
historia como campo del saber y disciplina profesional, y el de la memoria social
y colectiva, que estudia el recuerdo y la comprensión del pasado de la gente
común. La propuesta es investigar las memorias de comunidades, barrios y
organizaciones sociales en relación con las vivencias asociadas a la última
dictadura militar.

Esta investigación se puede realizar mediante libros, revistas, fotos, entrevistas,


relatos personales y colectivos, etc. Se pueden elegir distintos criterios: lo
acontecido en un momento histórico en una familia, barrio, pueblo, institución,
grupo de pertenencia, etc.

Propuesta de actividades

Actividad 1

● Investigar sobre los acontecimientos sucedidos durante el Mendozazo, a


partir de dos tipos de fuentes: relatos familiares y/o comunitarios y búsqueda de
material.
Material de apoyo: Documental «A la sombra del Aconcagua. Historia del
terrorismo de Estado en Mendoza. El Mendozazo»
http://encuentro.gob.ar/programas/serie/8690

● Ubicar estos acontecimientos en la línea de tiempo.


● Realizar el registro de relatos e imágenes en la bitácora de la memoria.

Actividad 2

● Leer y comentar en grupo algunas viñetas de la historieta Mafalda, de Quino, y


relacionar con el contexto histórico abordado.

118
MÓDULO 4

Material de apoyo:
1)

2)

3)

119
MÓDULO 4

Análisis de casos

Esta técnica promueve la profundización del conocimiento sobre el tema que


estamos estudiando, a partir de casos particulares.

Se sugiere para esta actividad invitar a personas sobrevivientes de los centros


clandestinos de detención o que están vinculadas a organismos de derechos
humanos para repensar el pasado reciente desde esa vivencia personal, y sus
sentidos en el presente.

Para completar la actividad, los y las estudiantes pueden producir un escrito con
dicho relato en su bitácora de la memoria o participar de un programa radial
relatando la experiencia.

Propuesta de actividades

Actividad 1

● Leer la «Carta abierta a mi nieto», de Juan Gelman.


● Escuchar la canción de León Gieco «Yo soy Juan».

● Reflexionar sobre las prácticas referidas a la apropiación ilegal de bebés en la


última dictadura militar.

● Ubicar estos hechos en la línea de tiempo.

Material de apoyo:

Carta abierta a mi nieto


Juan Gelman

Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de
1976 en un campo de concentración. Poco antes o poco después de tu
nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca
disparado a menos de medio metro de distancia. Él estaba inerme y lo asesinó un
comando militar, tal vez el mismo que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto
en Buenos Aires y los llevó al campo de concentración Automotores Orletti que
funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado “el Jardín”. Tu
padre se llamaba Marcelo. Tu madre, Claudia. Los dos tenían 20 años y vos, siete

120
MÓDULO 4

meses en el vientre materno cuando eso ocurrió. A ella la trasladaron –y a vos


con ella– cuando estuvo a punto de parir. Debe haber dado a luz solita, bajo la
mirada de algún médico cómplice de la dictadura militar. Te sacaron entonces de
su lado y fuiste a parar –así era casi siempre– a manos de una pareja estéril de
marido militar o policía, o juez, o periodista amigo de policía o militar. Había
entonces una lista de espera siniestra para cada campo de concentración: Los
anotados esperaban quedarse con el hijo robado a las prisioneras que parían y,
con alguna excepción, eran asesinadas inmediatamente después. Han pasado 12
años desde que los militares dejaron el gobierno y nada se sabe de tu madre. En
cambio, en un tambor de grasa de 200 litros que los militares rellenaron con
cemento y arena y arrojaron al Río San Fernando, se encontraron los restos de
tu padre 13 años después. Está enterrado en La Tablada. Al menos hay con él esa
certeza.

Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron.
No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello
Cavalli, de la Secretaría de Estado del Vaticano, en febrero de 1978. Desde
entonces me pregunto cuál ha sido tu destino. Me asaltan ideas contrarias. Por
un lado, siempre me repugna la posibilidad de que llamaras “papá” a un militar o
policía ladrón de vos, o a un amigo de los asesinos de tus padres. Por otro lado,
siempre quise que, cualquiera hubiese sido el hogar al que fuiste a parar, te
criaran y educaran bien y te quisieran mucho. Sin embargo, nunca dejé de pensar
que, aun así, algún agujero o falla tenía que haber en el amor que te tuvieran, no
tanto porque tus padres de hoy no son los biológicos –como se dice–, sino por el
hecho de que alguna conciencia tendrán ellos de tu historia y de cómo se
apoderaron de tu historia y la falsificaron. Imagino que te han mentido mucho.

También pensé todos estos años en qué hacer si te encontraba: si arrancarte del
hogar que tenías o hablar con tus padres adoptivos para establecer un acuerdo
que me permitiera verte y acompañarte, siempre sobre la base de que supieras
vos quién eras y de dónde venías. El dilema se reiteraba cada vez –y fueron
varias– que asomaba la posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo te
hubieran encontrado. Se reiteraba de manera diferente, según tu edad en cada
momento. Me preocupaba que fueras demasiado chico o chica –por ser

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MÓDULO 4

suficientemente chico o chica– para entender lo que había pasado. Para


entender lo que había pasado. Para entender por qué no eran tus padres los que
creías tus padres y a lo mejor querías como a padres. Me preocupaba que
padecieras así una doble herida, una suerte de hachazo en el tejido de tu
subjetividad en formación. Pero ahora sos grande. Podés enterarte de quién sos
y decidir después qué hacer con lo que fuiste. Ahí están las Abuelas y su banco
de datos sanguíneos que permiten determinar con precisión científica el origen
de hijos de desaparecidos. Tu origen.

Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor
que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con
vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que
me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo
que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún
modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la
dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te
quieras apartar. Ya sos grande, dije.

Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que
naciste y estás quién sabe dónde ni con quién. Tal vez tengas los ojos
verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo
especial y tierno y pícaro. Quién sabe cómo serás si sos varón. Quién sabe cómo
serás si sos mujer. A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el
del encuentro con un abuelo que te espera.

12 de abril de 1995.

(La nieta de Juan Gelman, María Macarena Gelman García Irureta Goyena
conoció su identidad en el año 2000. Actualmente es militante por los derechos
humanos y política uruguaya).

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MÓDULO 4

Yo soy Juan
León Gieco

Por favor, perdón y gracias. Yo soy Juan, el último aparecido


Soy el hijo de la sangre, me puse solo el alma dentro mío
Puedo ser viento que acaricia los prados
Puedo ser río del mar. Puedo ser vuelo de pájaros
Aunque un golpe fuerte, una zanja me abrió
Te inundaré de risa con la risa que me quedó
Porque Dios no estuvo allí donde nací, Dios no estuvo allí donde nací.
Yo soy Juan, el último aparecido
Todas las sombras ya danzaron alrededor y adentro mío
Nunca probé otros senos que los que alimentaron mi grito
Llevo tus olores adentro desde cuando fuiste mi abrigo
Aunque sea hijo de un castigo y del rigor
Voy a poner el pecho a un corazón que se enfermó
Porque Dios no estuvo allí donde nací, Dios no estuvo allí donde nací
Yo soy Juan, el último aparecido
Mi sangre con oraciones reza donde no hay Cristos
Me abrazo a tus brazos y hablo con voces en secreto
Lloro tus lágrimas con mis ojos bien abiertos
Y aunque salí de un pozo de sepultura y suciedad
Voy a pregonar en voz alta y la memoria remendar
Porque Dios no estuvo allí donde nací, Dios no estuvo allí donde nací
Yo soy Juan, el último aparecido
Soy el hijo de la sangre que me guía en los caminos
Canto mi canción de cuna y el dolor me lo duelo yo
Llevo tu nombre adentro, me pongo y me saco sueños
Y aunque me han matado un poco nomás,
buscaré las palabras para contártelo y gritar
Dios no estuvo allí donde nací
Dios no estuvo allí donde nací

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MÓDULO 4

Actividad 2

● Conocer algunas de las historias de vida de nietos y nietas recuperados por


Abuelas de Plaza de Mayo. La historia de Claudia Domínguez Castro, en
Mendoza.

Material de apoyo: «Así soy yo», producción de Canal Paka Paka y Asociación
Abuelas de Plaza de Mayo (https://www.youtube.com/watch?v=k5dFuPXuIfU);
entrevista a Claudia Domínguez Castro, Espacio Memoria y Derechos Humanos
- Ex ESMA (https://www.youtube.com/watch?v=hcjYkjtOK7s).

Actividad 3

● Escribir en la bitácora de la memoria qué reflexiones te gustaría compartir con Claudia


Domínguez Castro, o con algún/a otro/a nieto/a recuperado/a.

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MÓDULO 4

Grupos de análisis y reflexión

A partir de la visita a un Espacio de Memoria –tanto presencial como virtual– se


sugiere organizar grupos de análisis y reflexión de la experiencia, posibilitando
que los y las estudiantes puedan investigar o ampliar las temáticas abordadas en
la visita.

Luego de introducir el tema a tratar y los objetivos del encuentro, es importante


que los subgrupos se constituyan de modos heterogéneos, a fin de propiciar
pluralidad interna y enriquecer el debate.

Finalmente, y a modo de recuperación de saberes, es recomendable realizar un


coloquio en el cual se puedan compartir los aspectos investigados o ampliados
en cada grupo de trabajo. Las producciones personales y/o grupales pueden
anotarse en la bitácora de la memoria.

Material de apoyo:

• Video «La dictadura: La quema de libros en Avellaneda» por Mempo


Giardinelli.

https://www.youtube.com/watch?v=stkYvvkXkxQ&feature=youtu.be

• Publicidad oficial, «Unámonos», en diario La Opinión, 14 de octubre de 1977.

Fuente: Adamoli, 2014, p. 71.

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MÓDULO 4

• Resolución del Colegio Nacional de Buenos Aires

«Colegio Nacional de Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Expte Nº


44.435.
RESOLUCIÓN Nº 1, Buenos Aires, 14 de enero de 1976

VISTO:
la necesidad de dirigir los distintos recursos pedagógicos hacia el objetivo
más deseable: la recuperación de la normalidad y el sano prestigio que supo
tener el Colegio Nacional de Buenos Aires, en cuya procura, como se nos
encomendó, estamos firmemente empeñados; de obtener una respetable
convivencia democrática en nuestros claustros; de acercarnos con la mayor
proximidad a la consolidación del “Ser Nacional” –motivo de nuestra propia
existencia– en el ámbito de esta Casa de Estudios; de forjar y templar el
desinteresado protagonista de la reconstrucción nacional y unión definitiva
de lo argentino, a través de una formación y educación firmemente arraigada
en la de los albores de la Patria misma; de convertir al alumno en vértice de
esclarecimiento, en foco difusor de intelectualidad y disciplina al servicio del
bienestar general, y

CONSIDERANDO:
que la vestimenta y aspecto exterior es también un medio de comunicación
anunciador de la íntima estructura espiritual, del ambiente formador del
individuo y de los estímulos primordiales a los cuales responde; que la
dignidad, pulcritud y corrección del atuendo —independientemente de la
modestia o el lujo de las prendas– proclama con su sola presencia los
propósitos limpios y honestos
del que lo exhibe, y predispone a los espíritus a la consecución de tales
propósitos, y que si no es aconsejable perseguir la uniformidad de las
inteligencias ni de los pareceres, conforme al espíritu cristiano universalista
en el que estamos formados; en cambio urge detener la creciente
uniformidad que a través de la indumentaria desaliñada, el aspecto hirsuto,
la palabra y el gesto procaz, la falta de respeto y cortesía, tienden a la

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MÓDULO 4

destrucción de las instituciones, a la vulneración de los valores morales


argentinos, a la cercanía cada vez más evidente de la depravación, a
proclamar siempre con mayor desenfado los fines siniestros de la antipatria
y a la pérdida de lo más noble y preciado: la libertad,

EL RECTOR DEL COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES


Resuelve:

ARTÍCULO 1º.- Los alumnos que concurran, en condición de regulares o


libres, al Colegio Nacional de Buenos Aires, adoptarán las siguientes normas
de presentación, aseo y corrección:
a) Alumnas: pollera gris hasta la rodilla; saco azul oscuro liso, blusa blanca o
celeste; zapatos bajos negros o marrones; medias enteras o ¾ de color azul;
cabello peinado y tomado con vincha azul o negra; ninguna clase de
maquillaje en el rostro ni alhajas o similares.
b) Alumnos: pantalón gris; saco azul oscuro liso; camisa blanca o celeste;
corbata oscura lisa; zapatos bajos negros o marrones; cabello corto a dos
dedos por encima del cuello de la camisa; rostro afeitado; patillas hasta la
mitad del lóbulo de la oreja.
c) En el supuesto de no ser posible adoptar el referido atuendo por razones
puramente económicas del grupo familiar, las primeras llevarán vestido
discreto de tono oscuro, y los varones traje de calle de la misma índole. Tal
excepción deberá ser solicitada, y autorizada por la autoridad competente
del establecimiento, quedando lo actuado en el legajo personal del
recurrente como fehaciente constancia. ARTÍCULO 2º.- Los únicos símbolos
que podrán utilizar los alumnos son el Escudo Nacional Argentino o el
Escudo del Colegio Nacional de Buenos Aires, y, en las fechas patrias la
Escarapela Azul y Blanca sin ninguna clase de aditamentos. Quedan
derogados los bordados sobre los bolsillos de los sacos y camisas, o
inscripciones contrarias a la esencia del “Ser Nacional”.
ARTÍCULO 3º.- Cuando la época del año así lo determine, será permitido
permanecer en camisa, como, a su tiempo, el uso de pulóveres color gris o

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MÓDULO 4

azul, con cuello que permita la vista de la corbata; tapados o sobretodos,


impermeables o perramus, de tonos oscuros.
ARTÍCULO 4º.- Queda prohibido el uso de echarpes o ponchos, y, de igual
manera, el de implementos como bolsos playeros o tipos similares.
ARTÍCULO 5º.- Ante cualquier requerimiento del personal autorizado, el
alumno deberá exhibir su documento de identidad y la credencial del
Colegio.
ARTÍCULO 6º.- Se considera indispensable para permanecer en el Colegio,
cuidar los detalles de la higiene personal; importante requisito sin el cual no
habrá de admitirse la presencia dentro del ámbito del establecimiento de quien
deje de observarlo.
ARTÍCULO 7º.- Regístrese, comuníquese al señor Rector Normalizador de la
Universidad de Buenos Aires y a quienes corresponda, difúndase entre los
alumnos y notifíquese a los señores padres en oportunidad de registrar la firma.
Cumplido, archívese.
Firma: Eduardo Aníbal Rómulo Maniglia. Rector.»

Giorgini, Hernán Javier, en Adamoli, María Celeste (Coord.). Pensar la dictadura:


terrorismo de Estado en Argentina : preguntas, respuestas y propuestas para su
enseñanza. 2a ed. Buenos Aires. Ministerio de Educación de la Nación, 2014, p.
77 y sg.

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MÓDULO 4

Bibliografía

Adamoli, María Celeste (coord.) (2014). Pensar la dictadura: terrorismo de Estado


en Argentina: preguntas, respuestas y propuestas para su enseñanza. 2a ed. Buenos
Aires, Ministerio de Educación de la Nación.

Freire, Paulo (2010). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires, Siglo XXI.

Pineau, Pablo (2014). «Reprimir y discriminar. La educación en la última


dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983)». Educar em Revista [online].
Disponible en:
http://educa.fcc.org.br/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0104-
40602014000100008&lng=es&nrm=iso

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