Está en la página 1de 7

CAPÍTULO I

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Historia de la transfusión de sangre

Desde la antigüedad se ha considerado a la sangre como un ejemplo de


vida. Se pensaba que las propiedades físicas e intelectuales de una persona
podían ser transmitidas a otro individuo por la sangre, inclusive de animales,
seleccionaban animales fuertes y bravíos para la transfusión de pacientes
deprimidos o de animales mansos para individuos excitados o nerviosos.

En 1492 apareció en Roma un médico judío que ofreció cambiar la sangre


de un viejo papa (Inocencio VII) por sangre de jóvenes plenos de vigor y salud, se
obtuvieron tres varones de 10 años como donantes, los cuales fueron sangrados
falleciendo los tres pero como la sangre se coagulaba constantemente la
transfusión no se realizó. Cuando se intento detener al médico éste ya había
huido, desapareciendo para siempre. El papa murió el 25 de abril de 1492.

En 1628, William Harvey, profesor en el Royal College de Londres y médico


personal del rey James I, describe la circulación de la sangre con lo cual no solo
los médicos no sólo pensaron como hasta ahora en extraerla sino en transfundirla
pero, para ello era necesario idear un procedimiento técnico. No hay evidencia de
que Harvey considerara la transfusión de sangre en relación con su práctica
médica.

En el mismo año Johannes Colle, un profesor de la universidad de Padua


mencionó la transfusión de sangre pero no hay la seguridad de que alguna vez
intentara realizarla.

Quizá el reverendo Francis Potter de Inglaterra haya sido el originario de la


idea de transfundir sangre dado que en 1639 utilizó tubos y plumas como agujas.
En 1649 le escribe a su amigo John Aurbey, un anticuario y escritor, que ha
realizado el procedimiento de transfusión entre dos pollos pero sin mucho éxito.

Francesco Folli en 1654 realizó una demostración de transfusión frente al


Duque de la Toscana, Fernando II. El Duque no quedó muy impresionado con el
procedimiento por el cual Folli se retira a vivir en un pequeño pueblo fuera de los
dominios del Duque. En 1680 escribe un volumen Stadera Medica o The Medical
Steelyard en el cual reclama su descubrimiento de la transfusión de sangre. Folli
declara que leyó el tratado de Harvey sobre el movimiento de la sangre y como
consecuencia se le ocurrió que la transfusión de sangre permitiría curar
enfermedades y rejuvenecer a los ancianos.
Harvey trabajó en Oxford entre un grupo de científicos que se
autodenominaban Club de la Filosofía Experimental. Sus compañeros se sintieron
tan impresionados con sus descubrimientos que empezaron a experimentar con la
circulación sanguínea.

Uno de ellos Christopher Wren fueron continuados por Robert Boyle, que
utilizando una pluma hueca y una vejiga inyectó opio y antimonio a perros lo cual
fue publicado en su ´´Usefulness of Experimental Philosophy´´ en 1663.

Richard Lower pensó que si la cerveza y el vino podían ser infundidos


intravenosos al igual que otras sustancias, la sangre también. En febrero de 1665
realizó los primeros experimentos exitosos de transfusión de sangre directa entre
animales.

En 1668 se publicó en Bolonia-Italia el primer libro de 80 páginas referente


a las experiencias sobre la transfusión de sangre. Era una recopilación de folletos
y revistas publicadas en París y Londres en el año anterior con algunas
observaciones realizadas por Magnani de Roma sobre los experimentos
publicados.

En junio de 1667, Jean Baptiste Denis, médico de Luis XIV, tropezó con un
paciente de quince años que tenía una fiebre prolongada y por lo cual los médicos
le habían realizados 20 sangrías con el fin de disminuir el excesivo calor pero, lo
único que habían hecho era debilitarlo. Denis decidió que podría ser beneficioso la
sangre de un manso cordero por lo cual le extrajo al paciente 3 onzas de sus
sangre a través de una vena y la conectó a la arteria carótida del cordero
recibiendo 9 onzas de sangre del animal.

Después de la transfusión el paciente realiza lo que se le ordena, no tiene


dolor, embotamiento ni pesadez en su cuerpo. Semanas más tarde, el paciente
engordó visiblemente y es motivo de asombro para todos los que lo conocen. La
transfusión a este muchacho se hizo con fines terapéuticos.

Denis hizo su segunda transfusión de sangre de animales a humanos en un


hombre de 45 años, el sujeto recibió 20 onzas se sangre de cordero pero, de
nuevo sin efectos perjudiciales.

Denis publicó su informe en el número Philosophical Transactions del 22 de


julio de 1667 ante lo cual Lower replicó en términos violentos diciendo que ¨la
transfusión fue descubierta por mí¨ y acusó a Denis de haberle robado la idea.

Debe considerarse entonces que aunque Lower tuvo la prioridad en la


transfusión de sangre de animal a animal, Denis la tuvo en la de animal a hombre.
En 1667, un nombre halló a Antonie Mauroy y se lo presentó a Jean
Baptiste Denis, médico de Luis XIV. El 19 de diciembre, se abrió una vena del
brazo de Mauroy, se insertó un tubo de plata y se extrajo un cuarto de litro de
sangre. Seguidamente, se introdujo el otro extremo de tubo en una arteria de la
pata de un ternero penetrando al paciente sangre del animal. El médico confiaba
que la sangre del ternero, por su mansedumbre y frescura pudiera aliviar el calor
y la ebullición de la sangre del paciente. Denis retiró el dispositivo cuando Mauroy
se quejó de un gran calor que subía desde la muñeca. Dos horas después su
dolor había desaparecido.

Luego de dos días, Denis lo sometió a otra transfusión pero no bien la


sangre del animal comenzó a penetrar en la vena de Mauroy este se quejó de la
misma sensación de calor que ascendía por su brazo. Pronto se asoció intensa
sudoración, vómitos, dolor en los riñones, taquicardia y sensación de asfixia ante
lo cual se retiró rápidamente el tubo, el paciente orinó varias copas de una orina
tan negra como si la hubieran mezclado con hollín de las chimeneas
(hemoglobinuria). Denis no podía saberlo pero su paciente experimentó una
incompatibilidad transfusional que le produjo una hemólisis intravascular. Le
acostaron y cuando despertó a la mañana siguiente mostró una sorprendente
calma y una languidez en todos sus miembros.

Perrine la esposa de Mauroy, le suplica a Denis que le realice la tercera


transfusión dado a que su esposo se encuentra sumamente violento y ha
empezado a golpearla, Denis se niega a realizar la tercera transfusión. Luego en
una carta dirigida a Denis, Perrine le solicita si puede acudir a su casa. Ante los
llantos y ruegos de Perrine, Denis accede a realizar el procedimiento. Cuando
estaba por insertar el tubo, el paciente fue presa de un acceso tan violento que
cayó la cánula y concluyeron el experimento sin poder realizar la transfusión.
Antonie Mauroy falleció la noche siguiente. Poco después Perrine visitó a Denis y
le confesó que tres médico de la Academia Francesa rival le habían ofrecido 50
luises de oro si lo acusaba de asesinato en el tercer intento de transfusión. Denis
presentó una demanda en el Tribunal Penal de París donde salió a la luz una
extraña historia. Una noche después que su marido la golpeó en sus oídos,
Perrine empezó a echar ciertos polvos en la sopa por lo cual en los días
precedentes a la tercera transfusión Mauroy estaba muriendo intoxicado por
arsénico.

En el fallo del 17 de abril de 1668 el magistrado decretó que cualquier


médico que quisiera realizar una transfusión debía solicitar previamente permiso a
la Facultad de Medicina. Dos años más tarde, el Parlamento francés prohibió
oficialmente todas las transfusiones a seres humanos.
La fecha de la primera transfusión directa de sangre humana es el 22 de
diciembre de 1818 en el cual el obstetra inglés James Blundell leyó a la Sociedad
Médico Quirúrgica de Londres, un informe sobre la transfusión de sangre que
realizó con la ayuda del célebre cirujano Henry Cline. El enfermo se moría por
inanición por un carcinoma gástrico.

El paciente recibió entre 350 y 450 ml de sangre provenientes de varios


donantes por medio de una jeringa en 30 o 40 minutos. Mejoró temporalmente
aunque pronto recayó, falleciendo 56 horas después de la transfusión.

El 1817 Leacock advierte sobre el riesgo de mezclar sangre de diferentes


especies y resalta las ventajas de la transfusión para el tratamiento de las
hemorragias que alteran las funciones vitales peligrosamente.

Blundell comenzó a interesarse en la transfusión de sangre como método


para tratar la hemorragia durante el parto muy poco tiempo después del uso de
jeringa que facilito la técnica de transfundir vena a vena. Los experimentos de
Blundell contrastaban con los de Leacock en que transfundió sangre venosa y no
arterial, usó la infusión de sangre humana previamente en perros y realizó
procedimientos de transfusión indirectos mediante jeringas mientras que Leacock
usaba el método directo donante receptor.

Entre 1818 y 1829 Blundell y sus colegas realizaron un total de 10


transfusiones usando sangre humana de las cuales no más de cuatro fueron
exitosas. La primera transfusión con buenos resultados se realizó en una mujer
que se recuperó de una hemorragia postparto luego de recibir ocho onzas de
sangre de un ayudante de Blundell. Este caso fue publicado en The Lancet en
1829 pero reporta que la paciente desarrolló fiebre, dolor lumbar, cefaleas y orinas
oscuras (hemolisis intravascular por incompatibilidad de ABO).

Blundell fue quien trasfundió por primera vez sangre humana a humanos, al
principio usó un simple modelo de jeringa y cánula de latón con la que extraía
sangre de la vena del donante y la inyectaban luego en la vena del paciente, pero
esto no le satisfizo e invento un extraño instrumento con un embudo y una bomba
que denominó ¨impellor¨, después inventó un instrumento el ¨gravitator¨ en el cual
la gravedad proporcionaba la fuerza motora para impulsar la sangre a la vena del
paciente.

Otros dos descubrimientos importantes fueron la antisepsia y la anestesia


por Joseph Lister y James Young Simpson.
A partir del trabajo de Lister en 1867 se introdujo la esterilización de los
instrumentos y la aplicación de los antisépticos lo cual en un futuro tendrían una
importante aplicación en el desarrollo de la transfusión de sangre en el siglo XX.

En 1840, el cirujano inglés Samuel Amstrong Lane realiza la primera


transfusión exitosa de sangre total ¨fresca¨ para tratar un paciente con hemofilia lo
cual es publicado en la revista The Lancet.

En 1876 se le atribuye a Roussel de Ginebra la realización de 16


transfusiones afortunadas aparte de las 35 realizadas por diversas afecciones.

Durante el siglo XIX uno de los principales usos de la transfusión de sangre


fue en la práctica obstétrica y en 1873 se realizó una encuesta sobre sus méritos
por la Obstetrical Society de Londres. Los resultados al parecer no fueron muy
alentadores y la trasfusión de sangre continuó siendo considerada como un
procedimiento a usar como último recurso terapéutico.

La primera fotografía más antiguas por lo general era un hombre pero en el


siglo XIX generalmente es una mujer dado que la mayoría de los médicos
transfusionistas eran obstetras y trataban las hemorragias del parto con sangre.

La imagen del donante, no menos importante, comenzó con animales. En el


siglo XIX es la imagen del hombre principalmente maridos o familiares de los
receptores o doctores del equipo tratante.

El ¨donante heroico¨ no relacionado recién aparece en el siglo XX en el


contexto de la primera guerra mundial.

En octubre de 1914 en Montpelier-Francia se realizó una de las primeras


trasfusiones de la primera Guerra Mundial. El donante fue Emile Barthelemy un
soldado del batallón 81. Su sangre salvo la vida de un soldado llamado Crochet,
del batallón 68, quien debió ser amputado luego de una severa hemorragia. La
transfusión se realizó en forma directa brazo a brazo probablemente con el equipo
de Roussel y finalizó cuando el donante se puso pálido.

A principios del siglo XX, en 1907 el cirujano de Cleveland-USA, George


Washington Crile describió uno de los últimos métodos de trasfusión directa
donante-receptor.

Consiguió buenos resultados mediante el empleo de un tubo de goma


delgada con una cánula de plata en cada extremo (arteria del donante y vena del
receptor).
Las dificultades de las transfusiones directas condujeron al desarrollo de
métodos indirectos para la transfusión de sangre completa primero y de
hemocomponentes después.

En 1909, se realizan los primeros ensayos de la administración de sangre


citratada realizada alogénica en animales (conejos) en el Hospital Guy´s de
Londres por Boycot y Douglas.

La primera transfusión de sangre citratada realizada entre seres humanos


fue reportada por Hustin en Bruselas, en marzo de 1914. En noviembre de 1914,
Luis Agote en Buenos Aries -Argentina, realizó la primera demostración pública de
una transfusión de sangre citratada alogénica segura y eficaz

Augusto Turenne, Profesor de Obstetricia de la Facultad de Medicina,


primer presidente del Sindicato Médico de Uruguay, realizó en octubre de 1916 la
primera transfusión de sangre citratada con el método de Agote.

Turenne era obstetra y conocía la técnica de la sangre citratada dado que


su asistente María Armand Ugon había estado presente en Buenos Aires en
ocasión de la segunda transfusión realizada por Agote en el Instituto Médico
Modelo del Hospital Rawson de Buenos Aires-Argentina.

El 1 de agosto de 1916 el estado de una enferma era gravísimo por su


anemia y la ínfima tensión del pulso a pesar del suero y de los tonicardíacos
aplicados. Todo hacía pensar que la menor pérdida sanguínea sería fatal.
Convencido de que sólo una transfusión sanguínea podía modificar este estado de
las cosas, la practicaron el 26 de octubre.

El procedimiento realizado por los doctores Colistro, Curbelo y García San


Martín consistió en descubrir la vena media cefálica de la donante (nurse Ramírez)
y la vena media cefálica de la enferma. Se sangró la donante en un frasco que
contenía citrato neutro de soda al 25 % y se bombearon con pera de Richardson
220 cc de sangre a la vena receptora en 20 minutos. No se hizo ninguna prueba
de compatibilidad sanguínea. El pulso que estaban en 144 bajó a 132 cpm, la
tensión sanguínea subió de 13 a 14 bajando la mínima de 7 a 6 mm de Hg. La
mejoría subjetiva fue rápida y real; media hora después de la transfusión la
enferma estaba visiblemente más animada y leve sudor cubría su cara y
extremidades.

Entre 1916 y 1918 en el servicio de Protección Maternal se realizaron 22


transfusiones, 18 en pacientes ginecobstétricas graves ( aborto, placenta previa,
hemorragias del alumbramiento) y 4 a niños con purpura y con intensa azoemia.
Finalmente no sobrevivieron a la ¨isohematoterapia ¨ registrándose en sus
historias clínicas las reacciones transfusionales que desarrollaron.

En una publicación Platero establece que se deben dar dos condiciones


indispensables para llevar a cabo una transfusión exitosa; por un lado que la
sangre del donante no se coagule y por el otro la asepsia absoluta del
procedimiento.

Platero detalla la técnica de la prueba cruzada mayor (suero del receptor y


eritrocitos del donante) y la menor (suero del donante y eritrocitos del receptor)
realizada en lámina. Ambas preparaciones (mayor y menor) se colocan en una
estufa a 37 grados durante una hora y se observan cada 20 o 30 minutos. En
general la aglutinación y la hemólisis se producen en la primera media hora, pero
como se han observado unas reacciones tardías, conviene esperar una hora o
más para tener la certeza de la compatibilidad intersanguínea.

Finalmente, concluye en mayo de 1918, que ¨la transfusión de sangre como


procedimiento práctico, no ha alcanzado todavía el máximo de perfeccionamiento
que permita hacer de ella una intervención rápida, exenta de peligros para
pacientes y sobre todo, que sea capaz de ser llevada a cabo por cualquier médico
práctico que quiera obtener con el procedimiento los beneficios inmediatos y
lejanos que derivan de la llegada al torrente sanguíneo de esos billones de
glóbulos rojos que necesitan los enfermos para reanimarse y activar la producción
de nuevos elementos, excitando los órganos hematopoyéticos.

En 1919, Parietti inventó un nuevo método de transfusión de sangre. Este


equipo consistía en un tubo grueso de caucho donde en cada extremo se
conectaban dos jeringas de vidrio a las que se les había retirado el émbolo
previamente.

En, 1924 Julio César Estol se graduó como doctor en Medicina y Cirugía y
en 1927 publica un libro ¨La Transfusión de Sangre¨ prolongado por Augusto
Turenne donde describe 202 pacientes con resúmenes de sus historias clínicas y
cerca de 500 actos transfusionales, en el año 1917 no habían sido difundidos en la
forma que lo son actualmente y sólo disponían como garantía relativa a toda
operación de esta índole la llamada prueba cruzada.

Desde agosto de 1924 se utiliza en Uruguay los sueros tipos números II y


III de Moss para clasificar a los enfermos de acuerdo a la Ley de los grupos
sanguíneos.

También podría gustarte