Está en la página 1de 1

Tres formas de destruir una amistad

El libro de Proverbios es eminentemente práctico. Además, trata una variedad de aspectos de la vida
que es difícil no encontrar consejos o direcciones para un tema particular. Cuando se trata de la
amistad tiene mucho que decirnos, tanto de cosas que la edifican como cosas que la destruyen. He
aquí tres cosas que destruyen una amistad en base a lo que nos enseña Proverbios.

1) LA MURMURACIÓN. “El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores
amigos” (Pr. 16:28). Podemos definir la murmuración como hablar cosas malas, ciertas o no, de otra
persona a sus espaldas sin intención de hace ningún bien, sino sólo de divulgarlas. Nótese que no
importa si lo que hablamos de otra persona es cierto o no. Lo que importa es que no se busque
ningún bien al hacerlo. La murmuración genera división entre los amigos. Es como un veneno que se
inyecta en otros que produce desprecio u odio hacia otra persona. Lo cierto es que nadie quiere ser
amigo de un chismoso que ande hablando a espaldas de uno. Muchas veces disfrazamos y
justificamos la murmuración como cuando decimos que contamos algo malo que hizo alguien a otras
personas solamente para recibir consejo de cómo ayudarlo, cuando en realidad sólo queremos
divulgar su falta. El consejo que nos da la Escritura es: “El que anda en chismes descubre el secreto;
no te entremetas, pues, con el suelto de lengua” (Pr. 20:19). Al final de una lista de siete cosas que
Dios aborrece leemos, “el que siembra discordia entre hermanos” (Pr. 6:19).

2) LA DIVULGACIÓN. “El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo” (Pr.
17:9). ¿Nunca hemos presenciado como, estando con una pareja de casados, en algún momento uno
de ellos cuenta alguna falta privada de su cónyuge cometida contra él o ella? Es lo que vulgarmente
llamamos “sacar los trapos al sol”. Por supuesto que no es nada agradable para el infractor cuando
esto sucede. Cada vez que contamos faltas privadas de un amigo a otros, lo que hacemos es apartar
a ese amigo de nosotros. Nadie quiere ser amigo de alguien que es rápido para contar las ofensas
que hemos cometido contra él. Recordar la falta de hace 5 minutos o hace 5 años y arrojársela en la
casa delante de otros solamente contribuye a destruir una amistad. En cambio, la Biblia nos dice
cómo lidiar con las faltas privadas de otros: “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas
las faltas” (Pr. 10:12).

3) EL SILENCIO. “Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama;
pero importunos los besos del que aborrece” (Pr. 27:5-6). Hay una clase de amistad que es para
reírse, para salir juntos, para jugar un partido de fútbol, para salir a caminar, para matar el tiempo,
para viajar a algún lugar, pero que calla cuando la otra persona está haciendo algo malo, cuando está
metida en algo que no le hace bien, cuando está por decidir algo que le hará daño. El silencio puede
destruir tanto la amistad como las palabras duras e hirientes. El que en verdad ama, dice la verdad al
otro, aunque sabe que hiere y que tal vez eso le cueste esa amistad que tanto aprecia. Escoge antes
ser odiado por su amigo que dejar que su amigo se haga daño. No es el que está alabándonos
constantemente, besándonos importunamente como dice la Escritura, el que ama; es el que
reprende por ser fiel a la amistad que comparte con el otro. Si queremos una amistad superficial que
se diluya con el tiempo lentamente y que termine en nada, no tenemos más que quedarnos en
silencio cuando advertimos que nuestro amigo necesita escuchar la verdad. Quien no puede mirar a
su pasado y ver que esa palabra dura de un amigo era justamente lo que necesitábamos escuchar en
ese momento y que de no haber sido por eso nos hubiéramos hecho daño. Seamos esa clase de
amigos.

También podría gustarte