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los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: no tengo en ellos
contentamiento” (Eclesiastés 12.1).
La Amistad
Todos nosotros desde el momento que nacimos y fuimos creciendo fuimos conociendo
personas de toda clase con las cuales muchas veces logramos entablar lindas amistades o
en otras ocasiones no las pudimos entablar al no congeniar con dichas personas.
Lo único malo de todo esto es que muchas veces no sabemos entablar una buena
amistad, sino que nos dejamos llevar por las primeras impresiones y comenzamos a
confiar demasiado en ciertas “amistades” sin antes conocerlas. A la postre estas personas
nos fallan y es ahí en donde entra los fracasos en nuestra relaciones personales con otras
personas.
Por esa razón deseo hablar de este tema que realmente es muy extenso pero que tratare
de guiarte para que no tropieces en tus amistades y para que sepas elegir tus amistades y
sepas en quien es el único en el que debes confiar a siegas.
¿QUÉ ES LA AMISTAD?
Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se
fortalece con el trato.
La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas.
Es un afecto recíproco y desinteresado.
Dios ha sido tan lindo con nosotros que nos ha dado el privilegio de elegir a nuestros
amigos, esto quiere decir que nosotros tenemos la responsabilidad de entablar una
amistad con quien nosotros queramos.
La amistad es uno de los tesoros más hermosos que Dios nos ha dejado, pero
lastimosamente muchos de nosotros cometemos errores grandes al confiar
exageradamente en “amigos”, que al darnos cuenta que nos fallaron, nos sentimos mal a
tal punto de no volver a entablar una amistad.
Tienes que saber elegir tus amistades y debes de saber quienes dicen ser tus “amigos” y
no lo son, acá te presentamos una breve lista de características de alguien que no es tu
amigo:
Aquel que en lugar de edificar tu vida te está alejando de la comunión con Dios.
Aquel que te pide que hagas algo que sabes que no debes hacer.
Aquel que en lugar de darte un consejo para seguir adelante te dice que te rindas.
Aquel que no te acepta como eres sino que quiere que cambies.
Aquel que se burla de tus fracasos y se ríe de tus ideales.
Aquel que no cree en ti y te hace de menos.
Aquel que cuando decides buscar a Dios se aleja de ti.
Aquel que no te respeta cuando quieres agradar a Dios.
Un verdadero amigo se muestra amigo. "El hombre que tiene amigos ha de mostrarse
amigo.." Prov. 18:24.
Un verdadero amigo no tiene envidia ni celos de ti.
Un verdadero amigo te protegerá del enemigo y se preocupara por ti.
Un verdadero amigo permanece a tu lado aun cuando todos te dejan.
Un verdadero amigo te perdona. "El que cubre la falta busca amistad; más el que la
divulga aparta al amigo". Prov.17:9.
En la vida te vas a llevar miles de decepciones, te vas a dar cuenta que muchos de
aquellos que pensabas que eran tus mejores amigos, en un momento dado, te dieron la
espalda, te dejaron de lado, tacharon tu número de teléfono, te olvidaron y quizás piensas
que ya no podrás volver a confiar en nadie más.
Pero existe alguien que aunque tú no le ofrecieras tu amistad, él te la dio sin pedir
nada a cambio. Él te conoce aunque quizás tu no le conozcas, conoce cada detalle
de tu vida, está a tu lado y nunca te ha fallado aunque tú no le has prestado atención
cómo él se lo merecía. Ese amigo se llama Jesús.
Él ha estado contigo en los momentos más difíciles, cuando llorabas, el lloraba a tu lado,
porque a pesar de que te merecías el sufrimiento, él no te quería ver sufrir, Él ha
permanecido a tu lado siempre a pesar de que tú no has creído en El, aunque te has reído
de sus palabras, Él quiere darte su amistad incondicional, él se quitó sus ropas de rey, y se
hizo hombre para venir a morir por ti, para que tuvieras vida eterna. Por qué Él quiere tener
una amistad íntima contigo pero tus faltas, nuestras faltas, nos separan de Él.
Si quieres aceptar su amistad, tienes que empezar pidiéndole perdón por todas las veces
que le fallaste, pecando, aun sabiendo muchas veces que lo que hacías estaba mal. Jesús
te ofrece su amistad, ¿la aceptas?