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II.

CUERPO:

(Cob y Cohen, 2019) mencionan que la OMS define como abuso sexual al acto o
actos donde se involucran actividades sexuales no consentidas por su parte o las
que no son comprendidas en su totalidad como para poder brindar el
consentimiento. Por agresión sexual entendemos cualquier acto sexual que un
adulto realiza con su víctima, ya sea chantaje o uso de la fuerza contra una persona
que ha alcanzado la madurez mental o física, lo que se entiende no sólo como
"penetración" sino también como "penetración". como violencia "sexual". Mayor
distanciamiento, ya sea caricias, masturbación, etc.

Entonces podemos entender que la violencia sexual es un poder la cual esta dirigida
a controlar el cuerpo y la libertad de la víctima. Asimismo, tenemos la adolescencia,
que (Gutierrez, 2021) define como un período de crecimiento en el desarrollo
humano que ocurre después de la niñez y antes de la edad adulta, y lo que sucede
en este período registra muchos cambios. Globalización de la comunicación,
abolición de las actitudes y comportamientos sexuales.

El psicoanálisis es un campo científico desarrollado por Sigmund Freud y sus


seguidores que se dirige en los análisis de los fenómenos involuntarios de la mente
y la personalidad. Su objetivo principal es analizar y comprender los factores que
determinan la personalidad y el comportamiento que no son accesibles a través de
la introspección o el estudio de otras personas. El análisis se enfoca en explorar la
psicoestructura de la personalidad, las fantasías inconscientes y la sexualidad.
Además, utilice una técnica especial para investigar el inconsciente y tratar las
alteraciones de la personalidad y los diferentes síntomas neuróticos. La teoría
psicoanalítica abarca conceptos como la estructura de la personalidad, las fantasías
inconscientes y la sexualidad (Pervin & John, 1998, p.8 citado por Montaño, 2009).

Según Sigmund Freud, la mente humana está compuesta por tres partes: el Ello, el
Yo y el Superyó. Estas partes interactúan entre sí para formar. Ello es la parte más
básica y primitiva de la mente humana, que se guía por el inicio del placer y
almacena impulsos caóticos e independientes entre sí y se orienta por el inicio del
placer. Conserva mutuamente impulsos caóticos e independientes, no guiados por

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la moral o el miedo, u organizados de manera temporal.(Pervin & John, 1998, p.8
citado por Montaño, 2009).

Respecto a los factores; A nivel individual, los jóvenes con discapacidad, ya sea
física, cognitiva o sensorial, muchas veces no saben si les están acariciando o
tocando de forma inapropiada; tal vez no lo sepan y no puedan presentarse como
víctimas de violencia sexual. A nivel interpersonal y social, los jóvenes viven en
familias disfuncionales donde se produce abuso físico contra las madres, los
hermanos y contra sí mismos.Así mismo, puede que no haya una comunicación
efectiva o una relación positiva entre padres e hijos. Quizás uno de los padres o
tutor no esté por estar en el trabajo y el niño se quede solo en casa. Los padres
también podrían tener una discapacidad, una enfermedad mental o algún tipo de
adicción (Pervin & John, 1998, p.8 citado por Montaño, 2009).

Así mismo, Acuña (2014) planteó que existen dos tipos de factores de riesgo, los
que están relacionados de manera indirecta con los menores y los que están
directamente relacionados con estos. Por ejemplo, aquellas conductas que están
indirectamente relacionadas se denominan “indirectamente relacionadas” porque
son provocadas por los padres o cuidadores del menor; los que viven en familias
con extraños, las personas cuyo padre o madre son adictos a las drogas o al alcohol
y los que viven con extraños. Es común entre menores expuestos a abuso físico y
emocional, aquellos con un nivel socioeconómico bajo y aquellos que viven en
barrios pobres terminan cometiendo Crímenes, consumiendo drogas y nacen
presuntos delincuentes sexuales.

Para aquellos directamente relacionados con menores, incluyen:.Género Dado que


las mujeres generalmente son consideradas el sexo más débil, la incidencia de
violencia sexual entre las mujeres es mayor que entre los varones; Al crecer, los
niños pequeños todavía no pueden reconocer las caricias y el contacto inadecuado,
y puede ser más fácil engañarlos y manipularlos; después de la adopción, las
familias no pueden aceptar ni respetar a muchos niños que no son suyos; en el caso
de los hijos no deseados, el padre o la madre pueden sentir que el nacimiento del
niño les ha causado dificultades y, por tanto, merece un castigo; niños con
discapacidades mentales, físicas o emocionales (Acuña, 2014).

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El abuso sexual de menores es una experiencia traumática que tiene varias
consecuencias importantes. En general, no se puede hablar de un síndrome en sí
mismo, porque los síntomas siempre varían dependiendo de los diversos factores
que influyen en la manifestación de síntomas específicos, desde genéticos hasta
sociales, familiares y otros. La experiencia viene después. Además, las víctimas
pueden tener consecuencias en una o más áreas, o pueden no tener ninguna
consecuencia. Incluso la edad del menor puede mostrar distinción en la incidencia
de determinadas comorbilidades. Otro aspecto que resulta útil para analizar los
efectos del abuso infantil en estos niños o adultos es la coexistencia de los otros
tipos de abuso mencionados anteriormente en este artículo con el abuso sexual,
especialmente cuando el perpetrador tiene una relación cercana con la víctima.
Otras formas de abuso pueden ser las principales responsables de los resultados
observados por las víctimas, pueden exacerbar o complicar los síntomas, o
simplemente alterar los síntomas, dificultando la detección de los efectos reales del
abuso sexual (Acuña, 2014).

Franco S (2020) mencionó que las consecuencias del abuso sexual a adolescentes
son el uso de sustancias y la adicción en la adolescencia y edad adulta cuando
desarrollan conductas adictivas y como refugio para calmarse en esta etapa y en la
edad adulta piensan en los sentimientos negativos que experimentan al recordar
estas escenas de violencia.

Otra consecuencia del abuso sexual infantil es la parafilia, lo que significa que
muchas víctimas sexuales crecen con comportamientos sexuales atípicos,
incluyendo actividades riesgosas por placer, incluido el manejo de objetos
punzantes, golpes, cortes, ahorcamientos, etc. Es posible que las mujeres que han
sido abusadas sexualmente no puedan formar relaciones emocionales duraderas
debido a su disfunción sexual. (Mathews, et al. 2020)

Vallejo & Córdova (2012) encontraron que los jóvenes que sufrieron abuso sexual
en la infancia desarrollaron diagnósticos psiquiátricos clínicos. En las mujeres, las
formas más comunes de depresión, ansiedad y trastorno bipolar están relacionadas
con los abusos sexuales que los adolescentes vivieron durante la infancia y la
adolescencia tanto en mujeres como en hombres, que pueden causar: depresión
(más común en mujeres), ansiedad. (más común en mujeres), trastorno bipolar (más

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común en mujeres que en varones) y trastorno de estrés postraumático (igual de
común en ambos sexos), porque estos trastornos sólo se asocian con eventos
traumáticos: Las víctimas de violencia sexual están expuestas en alto grado. Cabe
mencionar que la autoestima de estas personas ha sido seriamente dañada y
algunas de ellas creen que se sienten culpables por lo sucedido y que están
marcadas y serán juzgadas y rechazadas por el resto de sus vidas.

Por otro lado, Gómez (2020) mencionó que la prevalencia es mayor entre las
adolescentes mujeres, por lo que la violencia sexual entre los varones puede ser
más difícil de afrontar, porque el machismo es muy común en la sociedad y los
hombres se hacen más perpetradores. Cuando hay más héroes que víctimas, los
niños pueden sentirse avergonzados e incapaces de reconocer el abuso que han
sufrido, lo que puede tener un enorme impacto en su salud sexual y mental y
conducir a comportamientos violentos.

Las lesiones físicas causadas a estos menores son visibles en los genitales y
demás partes del cuerpo. Las lesiones encontradas en el área genital pueden incluir
lesiones y/o hematomas en el miembro viril, el ano y/o la vagina. Estas lesiones son
visibles hasta 3 semanas después del abuso y, al pasar el tiempo, se pueden
observar cicatrices en el ano y la zona perineal. Himena. Cuando el abuso sexual
ocurre repetidamente, las lesiones físicas infligidas son más graves. Los niños en
esta etapa tendrán dificultad para sentarse o caminar, hematomas en el hueso
púbico y los muslos y llagas supurantes en determinadas áreas del cuerpo. Ya sea
dolor de cuello, pecho, abdomen, agrandamiento anal o genital o vaginitis. Además,
los jefes de hogar también pueden notar cuando ven que la ropa interior de su hijo
está ensangrentada o rota, ya que otra lesión física es el sangrado rectal o genital.
El acoso puede transmitir infecciones o enfermedades a los menores, como el SIDA.
Otra consecuencia es el embarazo de adolescentes víctimas de violencia sexual.
(Franco & Ramirez, 2016)

Entre los tipos de abuso sexual en adolescentes se puede encontrar el verbal (uso
de lenguaje obsceno o sexual), el no verbal (gestos lascivos, invasión de la
privacidad de la víctima, exhibicionismo, voyeurismo) y el físico que consta de
tocamientos, solicitación de sexo o actos sexuales, proxenetismo, violación.
También se debe tomar en cuenta que el agresor puede llegar a ser un conocido, ya

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sea un amigo, una cita o alguien cercano a la víctima. Suelen ser muy comunes
porque alguien que los conoce tiene información sobre la víctima y es probable que
sepa cómo delito sin sufrir las consecuencias negativas del procesamiento. O
también un desconocido, algunas personas son agredidas sexualmente
simplemente por caminar por la calle sin conocer primero al perpetrador. En este
caso, la víctima no conoce al perpetrador. Generalmente el atacante escoge a la
víctima casi al azar como parte de una reacción impulsiva). Pareja romántica (este
tipo de abuso sexual ocurre cuando el perpetrador es la pareja actual (casada o
soltera) o ex pareja de la víctima. Un sentimiento de venganza es común en este
tipo de comportamiento y puede explicar el ataque. (Guillen, 2019)

Pereda y Gallardo (2011) realizaron una revisión sistemática de las consecuencias


neurobiológicas del abuso sexual y encontraron que los menores que están
expuestos a este tipo de abuso, así como las víctimas de abuso físico, pueden
experimentar discapacidades permanentes o significativas más adelante en la vida.
Cambios neuroendocrinos. Además, estos cambios afectan específicamente al eje
hipotalámico-pituitario-suprarrenal, provocando inestabilidad; se encuentra
principalmente en víctimas que desarrollan un trastorno de estrés postraumático. Sin
embargo, puede causar ansiedad o trastornos del estado de ánimo en respuesta a
experiencias o estímulos estresantes más adelante en la vida; además, cuando
estos estímulos estresantes se encuentran a diario, pueden inducir respuestas
crónicas con consecuencias fisiopatológicas. Además, estos autores señalan que
las consecuencias pueden ser peores para quienes han estado expuestos a tales
abusos a una edad temprana, porque áreas sensibles del cerebro del menor pueden
verse afectadas por situaciones estresantes que alcanzan niveles elevados.

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