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Agua

El cuerpo se compone mayormente de agua, necesitándola en cantidades adecuadas para


funcionar en forma apropiada.
Es vital para el ser humano y representa cerca del 60% del peso de un adulto y, en el caso
de los bebés, 70%.
Es esencial para transportar alimentos, oxígeno y sales minerales, además de estar
presente en aquello que se elimina como el sudor y las lágrimas, en el plasma sanguíneo,
en las articulaciones, en los sistemas respiratorio, digestivo y nervioso, en la orina y en la
piel.

Funciones:
Es el medio en el cual se diluyen los líquidos corporales (sangre, secreciones, digestivas,
orina, etc.)
Transporta los nutrientes a las células, así como de los productos de desecho desde estas.
Facilita la digestión, al diluir los nutrientes de los alimentos.
Regula la temperatura corporal.
Lubrica nuestras articulaciones.
Mejora el funcionamiento de los riñones.
Contribuye de forma decisiva, a dar estructura y forma al cuerpo y además mantiene la
piel tersa y joven.

HISTORIA DEL AGUA POTABLE

No toda el agua que se encuentra en nuestro planeta es apta para el consumo humano, tan sólo una
pequeña parte lo es, pero desde hace miles de años el ser humano sanea el agua para poder
consumirla sin problemas. Los primeros en usar un método para el tratamiento del agua
potable fueron los egipcios hace más de 1.500 años. Ellos utilizaban varios procedimientos para
purificarla. Según los registros, las formas más comunes que empleaban para lograrlo eran: hervirla
sobre el fuego, calentarla al Sol o sumergir un pedazo de hierro caliente dentro de ella.

En la actualidad se utilizan varios métodos de potabilización del agua para consumo,


principalmente en plantas potabilizadoras de agua.

PROCESO DE POTABILIZACIÓN
El agua que llega a nuestro hogar puede proceder de un río, arroyo o lago. Éstas
reciben el nombre de aguas superficiales porque fluyen sobre el suelo. En
cambio si el agua proviene de un pozo, se denominan aguas subterráneas.
Cuando el agua se extrae del subsuelo, por medio de perforaciones, va
sufriendo un proceso de filtración natural al pasar a través de las distintas capas
porosas del terreno. Sin embargo, siempre debe ser controlada su calidad y, en
algunos casos, es necesario someterla al proceso de desinfección.
Dado que las primeras napas de la tierra suelen estar expuestas a
contaminación química y/o microbiológica debido a su cercanía con la
superficie del terreno, el agua extraída a poca profundidad no es apta para su
consumo.
El agua proveniente de fuentes superficiales se encuentra más expuesta que la
subterránea a la incorporación de distintos materiales y microorganismos que
puedan afectar su calidad. Por eso requiere de un procedimiento más complejo
para su tratamiento.
Podemos sintetizar en 6 pasos el proceso de potabilización:
1. Cámara de carga: por lo general el agua se extrae con tomas ubicadas en
torres construidas sobre el curso de agua. Estas tomas cuentan con un filtro que
impide la entrada de rocas u otros sólidos de gran tamaño.
2. Coagulación: el agua llega a una cámara donde se le agrega una dosis de
sustancias coagulantes. En este paso las partículas de suciedad, que enturbian el
agua, quedan aglutinadas y esto permite que su extracción sea más sencilla.
3. Alcalinización: el proceso de decantación de los coágulos se lleva a cabo en
piletas grandes.
4. Filtración: el agua decantada llega hasta un filtro donde pasa a través de
sucesivas capas de arena de distinto grosor. Sale prácticamente potable.
5. Cloración: la desinfección se realiza con cloro gaseoso que elimina los
microorganismos.
6. Control de calidad: antes de llegar al consumo, el agua es severamente
controlada por químicos que analizan su calidad microbiológica.

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