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Señor, a lo largo de todas las generaciones, ¡tú has sido nuestro hogar! (N Trad Viv)
Refugio
Heb. 4733 miqlat, ;ִמ ְקָלטphygadeîon, φυγαδεῖον, «refugio», lugar donde uno puede sentirse
seguro y protegido, donde no se permite la violencia contra ninguna persona, aunque se
trate de un delincuente.
En el antiguo Israel, cumplía el propósito de proteger al ejecutor de una muerte involuntaria,
no premeditada. De acuerdo a una antigua costumbre, la persona acusada de asesinato
podía acogerse al refugio provisto por el altar (primero en el Tabernáculo, después en el
Templo), aferrándose a sus cuernos (Ex. 21:14; 1 R. 1:50). La Ley legisló al respecto para
evitar una pasión de venganza descontrolada (Nm. 35:6ss.; Dt. 4:41ss.; 19:3ss.; cf. Ex. 21:13;
Josefo, Ant. 4, 7, 4), apartando a tal efecto seis «ciudades libres» (arim miqlat, ;ָעִר ים ִמ ְקָלטSept.
poleis phygadeuteríon, πόλεις φυγαδευτηρίων, poleis kataphygês, πόλεις καταφυγῆς; Vulg.
urbes fugitivorum), localizadas en varias partes del país. Los fugitivos podían acudir a ellas,
donde sabían que su acción sería investigada concienzudamente para probar si la muerte
había sido provocada intencionalmente o por accidente. El camino que conducía a estas
ciudades tenía que mantenerse en buen estado (Dt. 19:3). Los criminales convictos eran
castigados con la pena máxima, aunque hubieran buscado asilo en una ciudad de refugio.
Ver CIUDADES DE REFUGIO.
Ciudades de refugio
Deutoronomio 19
Josue 20: 1-9 Josue y las ciudades de refugio