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TEMA 52.- EL CÓMPUTO DEL TIEMPO EN ROMA.

PESOS Y MEDIDAS

1. EL CALENDARIO

La huella de Roma se deja sentir una vez más en algo tan cotidiano y útil como

el calendario. Gracias a este legado, podemos hoy en día fechar con absoluta

exactitud cualquier suceso. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en Roma. A lo

largo de su historia, el calendario se vio sujeto a distintas modificaciones que

desembocaron, finalmente, en un calendario casi idéntico al utilizado en la

actualidad.

1.1. La composición del año: evolución histórica

En el establecimiento del calendario romano y, en especial, en la fijación del

número de días y de meses del año, se pueden observar tres etapas: el

calendario primitivo, el republicano y el juliano. Las reformas que se llevaron a

cabo estaban motivadas por el intento de solucionar el desfase existente entre el

año solar y el año basado en los ciclos lunare.

CALENDARIO PRIMITIVO

En un número de días sin fijar, este año se dividía en 10 meses lunares de 28 o

29 días. Comenzaba en marzo y concluía en diciembre (‘décimo mes’). Acabado

diciembre, se abría un período de tiempo que no se contabilizaba, dedicado a

realizar ritos de purificación de cara al comienzo del nuevo año.

Parece que este primer calendario fue traído por Rómulo desde su ciudad, Alba

Longa. Esta organización encuentra grandes dificultades a la hora de adaptarse

al ciclo solar.

CALENDARIO REPUBLICANO
En un año de 355 días, se dividían 12 meses, de los cuales 8 eran lunares y 4

eran de 31 días. Se atribuye su confección al legendario rey Numa. Al final se

incorporan los meses de enero y febrero y, aunque pretende ser un año solar,

debido a la existencia de meses lunares, se crea un desfase de 10 días (de 355 a

365). Como solución se intercala cada dos años un mes de 20 días llamado

mensis intercalaris; pero esta labor, que correspondía a los pontífices, no siempre

fue realizada con precisión. Divide los años en fasti o días hábiles y nefasti, días

festivos.

CALENDARIO JULIANO

Es el que más se asemeja al actual. Se dividía en 365 días repartidos en 12

meses con idéntica composición que los actuales. Fue elaborado por Julio César,

que en el año 46 a.C. decreta una reforma para acabar con los desfases

existentes hasta la fecha.

Asesorado por el astrónomo egipcio Sosígenes, determina que la duración

exacta del año solar es de 365 días y 6 horas. Dado el desfase que se genera por

la acumulación de las 6 horas sobrantes, decide intercalar cada cuatro años un

día entre el 24 y el 25 de Febrero. El 24 era el “día 6º antes de las Kalendas de

Marzo”, la repetición de este día bis sextum dio lugar al “año bisiesto”.

1.2. El cómputo de los años

Actualmente, para el cómputo de los años utilizamos en Occidente como

punto de referencia el año en el que, supuestamente, se produjo el nacimiento

de Cristo. Sin embargo, como es lógico, los romanos no utilizaron este sistema.

Para fechar un año, recurrieron a los siguients métodos:

a. Considerar la fecha de la fundación de Roma (año 753 a.C.) como punto

de partida. Indicaban así el número de años transcurridos anteponiendo

la expresión ab urbe condita “desde la fundación de la ciudad”.


b. Citar el nombre de los cónsules que gobernaban en ese año. Este sistema,

válido a partir de la República (el consulado se instaura en el 509 a.C.)

fue el más empleado. La lista de los años así ordenada recibió el nombre

de fasti consulares.

c. Considerar como punto de referencia el año de la expulsión de los reyes

(509 a.C.). Este sistema fue poco utilizado. Se anteponía al número de

años trascurridos la expresión post reges exactos ‘después de la expulsión

de los reyes”.

1.3. Las estaciones

Los romanos distinguían cuatro estaciones en el año: ver ‘primavera’; aestas

‘verano’; autumnus ‘otoño’; hiems, ‘invierno’. El término castellano “verano” es

una forma abreviada de la expresión, en latín tardío, tempus veranum. Por otra

parte, es también tardía la forma prima vera, en la que se indicaba el comienzo

de la estación.

1.4. Los meses

En una primera época fueron diez; pero ya hemos visto que Numa Pompilio

eleva su número a doce.

Martius. En honor al dios Marte. En este mes comenzaban las actividades

agrícolas y militares, presididas ambas originariamente por este dios. Además,

se procedía al nombramiento de los magistrados, dando así lugar al inicio del

año político.

Aprilis. Por ser el mes de la primavera, estaba consagrado a Venus (en este mes

se producía el “despertar” de la naturaleza”).

Maius. Dedicado a Maya, hija de Fauno y madre de Mercurio. Era la

personificación del crecimiento de los vegetales.


Iunius. Consagrado a Juno, esposa de Júpiter y protectora de las mujeres y del

matrimonio (los romanos consideraban este mes el más idóneo para casarse).

Quintilis. Quinto mes. Tras la muerte de Julio César (44 a.C.), se modificó el

nombre de este mes y pasó a ser llamado Iulius.

Sextilis. Sexto mes. En honor de Augusto se cambió con su nombre el 8 a.C.

September, October, November, December. Meses séptimo, octavo, noveno y

décimo respectivamente.

Ianuarius. Dedicado al dios Jano, a quien se atribuía el comienzo de toda

actividad. Su nombre se relaciona con el término latino ianua, “puerta”.

Februarius. En honor de Februo, dios de origen sabino. Era considerado dios de

los muertos pero, al celebarse en este mes las ceremonias de purificación, fue

también el dios de las lustraciones.

Este orden estuvo vigente hasta el 153 a.C. En este año la situación de la

guerra en hispania era crítica: era vital adelantar la fecha de reclutamiento para

que el ejército llegase el mes de Marzo a Hispania. Eran los magistrados los que

daban esta orden, por lo que tuvo también que anticiparse su nombramiento.

Resultado de todo ello fue que los meses Ianuarius y Februarius pasaron a

situarse al principio del año. Este hecho explica la falta de correspondencia hoy

en día, entre los meses cuyo nombre era un ordinal y su posición en el año

(septiembre, octubre…).

1.5. Los días del mes

En Roma, el sistema de fechar los días del mes era bastante más complicado

que el actual ya que, en lugar de numerar los días del 1 al 31, tomaban como

punto de referencia tres fechas clave: las Kalendae, las Nonae y los Idus.

Kalendae – era el primer día del mes y en su origen coincidía con la luna

nueva. Su nombre procede del verbo calare, “llamar”, pues en este día se

convocaba al pueblo para comunicarle la relación de días fasti y nefasti del mes.
Nonae – su nombre indica que esta fecha tenía lugar el día noveno

anterior a los Idus. Era el día 5 en todos los meses salvo en Marzo, Mayo, Julio y

Octubre que era el día 7.

Idus – esta fecha dividía el mes (su nombre procede de un antiguo verbo

iduare ‘partir en dos’). Dentro del ciclo lunar, debía coincidir con la luna llena.

Era el día 13 o el 15 en Marzo Mayo Julio y Octubre.

Si la fecha coincidía con Kalendas, Nonas o Idus, se abreviaba esto en Kal. Id.

o Non. y se ponía el mes al que correspondía en Genitivo. En caso de que fuese

el día anterior o posterior se indicaba postr. ‘postridie’ o prid. ‘pridie’.

Los demás días del mes se citaban indicando cuántos días faltaban para llegar

a una de estas tres fechas contando el día de partida y el día de llegada, es decir

los días extremos, poniendo la expresión ante diem abreviada en a.d.

1.6. Los días de la semana

La antigua semana romana constaba de ocho días, comprendidos entre dos

días de mercado (nundinae – novem dies). Hasta mediados de la época imperial

no se estableció la semana de siete días, septimana (de septem mane ‘siete

mañanas’). Cada día estaba dedicado a un astro distinto que, a su vez, se

consagraba a alguna divinidad.

Lunae Dies – Lunes – dedicado a la Luna o Diana.

Martis Dies – Martes – dedicado a Marte.

Mercurii Dies – Miércoles – dedicado a Mercurio.

Iovis Dies – Jueves – dedicado a Júpiter.

Veneris Dies – Viernes – dedicado a Venus.

Saturni Dies – Sábado – dedicado a Saturno.

Solis Dies – Domingo – dedicado al Sol y a Osiris.


1.7. Las horas

El reparto de las horas, 12 durante el día y 12 durante la noche, se ajustaba al

horario solar. Por esta razón, las horas del día y de la noche tenían una duración

que variaba en función de la estación del año. Así, en verano, por ejemplo, el

día comenzaba en torno a las 4.30 y acaba alrededor de las 19.30; por el

contrario en pleno invierno, la jornada diaria se iniciaba a las 7.30 y concluía

sobre las 16.30.

Las horas del día se nombraban con el ordinal correspondiente (hora prima,

hora secunda). Sin embargo, la noche no estaba distribuida en horas sino en

cuatro períodos que recibían el nombre de vigiliae. Esta división se había hecho

en función del reparto de la noche, hecho por los soldados, para la realización

de las guardias.

Independientemente de la época del año, el mediodía, meridies, siempre estaba

entre la hora sexta y la hora septima, y la media noche, media nox, entre la secunda

y tertia vigilia.

Para la medición de las horas del día, se recurría al reloj de sol, solarium. A

finales de la república, se introdujeron en Roma, por influencia griega, relojes

de agua (clepsidra).

2. LAS MEDIDAS

Los romanos no tienen la preocupación de ordenar múltiplos y submúltiplos

según una ley única: los sistemas decimal y duodecimal se interfieren sin

motivo. Además, la medida pricipal de superficie, el iugerum, arpende o fanega,

no es un cuadrado, sino un rectángulo.

Guardaban los patrones de sus medidas en el Capitolio. Estaban bajo la

vigilancia de los ediles y en época imperial del praefectus urbis.

2.1. Medidas de longitud – Sistemas Decimal y Duodecimal entremezclados.


SUBMÚLTIPLOS

Digitus (dedo o pulgada) – 0,0184

Palmus (palmo) – 4 dedos – 0,0736

UNIDAD

Pes (pie) – 4 palmos – 0,2944

MÚLTIPLOS

Palmipes (1pie+1palmo o 20 dedos) Passus (paso) 5 pies – 1,472

– 0,2944 Milia passuum (milla) – 1000 pasos

Cubitus (codo) 1 pie+2palmos o 24 – 1.472

dedos – 0,4416

Gradus (tramo) 2 pies+2palmos

0,736

**El pie romano ha estado en uso hasta los tiempos modernos. En Francia de

echo hasta principios del siglo XIX, cuando fue cambiado por el sistema métrico

decimal.

**El cubitus o ulna, el codo o braza, es la longitud que va desde el codo hasta el

extremo medio.

**Para la agrimensura se utiliza una vara de 10 pies o decempeda.

**Sobre las carreteras hay un borne, lapis o miliarium, cada mil pies.

2.2. Medidas de superficie

UNIDAD

Quadratus pes (pie cuadrado) – 0.086

MÚLTIPLOS
Decempeda Quadrata - 8,66 m2 Centuria (100 heredias) – 50

Iugerum (arpentio) – 25 áreas hectáreas

Heredium (2 yugadas) – 50 áreas Saltus (4 centurias) – 200 hectáreas

**La yugada, base de las particiones territoriales, ha dado su nombre a las

operaciones de medida: iugeratio.

**El sentido propio de Heredium es tierra hereditaria, según la primera

partición de Rómulo.

2.3. Medidas de volumen

a. Líquidos

SUBMÚLTIPLOS

Sextarius (sextario) – 1/48 quadrantal o ánfora – 0,547 l.

Congius (congio) - 1/8 quadrantal – 3,283 l.

Urna – 1/2 quadrantal – 13,132 l.

UNIDAD

Quadrantal (también llamado amphora o pie cúbico) – 26,364 l.

MÚLTIPLOS

Culleus (tonel) - 20 Quadrantales – 527,28 l.

b. Cuerpos secos

SUBMÚLTIPLOS

Hemina – 1/32 modio - 0,274 l. Semodius (semimodio) – ½ modio –

Sextarius – 1/16 modio – 0,548 l. 4,394 l.


UNIDAD

Modius (modio) – 1/3 quadrantal o ánfora – 8,788 l.

2.4. Medidas de peso

El sistema duodecimal, admite más números que el sistema decimal. El

primero admite 5 (2,3,4,6 y 12) y el segundo 3 (2,5,10).

SUBMÚLTIPLOS

Onza – 1/12 libra – 27,25 gr. Septunx – 7 onzas

Sextans – 2 onzas Bes – 8 onzas

Quadrans – 3 onzas Dodrans – 9 onzas

Triens – 4 onzas Dextans – 10 onzas

Quincunx – 5 onzas Deunx – 11 onzas

Semis – 6 onzas – 163,5 gr.

UNIDAD

Libra – 12 onzas (327 gramos).

**La onza admite fracciones de ½ onza (semuncia) a 1/24 (scripulum).

**La libra basta para las necesidades de los romanos, incapaces de pesar

grandes cargamentos. No se conocen múltiplos de la libra ni ninguna unidad

superior.

3. LAS MONEDAS

Los Romanos se limitaron durante largo tiempo a practicar el trueque de

ganado. En un primer momento utilizaban bronce moldeado, y después

acuñado, aes, de donde aerarium, el tesoro. Después usaron la plata, que


apareció poco antes de la época de las Guerras Púnicas, cuando Roma adquiere

rango entre las grandes naciones comerciantes.

El oro, acuñado excepcialmente en el siglo III a.C., entra definitivamente en

circulación monetaria a partir de Julio César.

3.1. La primera moneda romana

La primera moneda romana era de cobre mezclado con un poco de estaño. Se

presenta en principio en lingotes muy grandes moldeados y de peso variable,

llamados aes rude o infectum. En una fase desconocida, quizás el siglo V, el

Estado romano fija un peso para estos lingotes y una marca, aes signatum,

representando al animal que simbolizan: pecunia viene de pecus. Los lingotes

con la efigie del cordero, del cerdo o del buey, llamados aes signatum, pesan

mucho.

La unidad monetaria es el AS, equivalente a la unidad de peso, la libra: hay

lingotes de 5 Ases: 1 Kilo, 635 gr.

Las primeras piezas redondas, se acuñan en el siglo IV. Representan en el

anverso, una cabeza de Ianus bifrons y en reverso una proa de navío. El As

libralis con un diámetro de 8 cm., se subdivide, como la Libra del sistema

duodecimal, en semis, triens, quadrans, sextans, uncia, semuncia… representando

cada múltiplo figuras de divinidades. Más tarde el peso del As disminuye en

varias ocasiones, habiendo experimentado el precio del cobre muchas alzas

sucesivas.

3.2. La plata acuñada hacia el 280 a.C.

En tiempos de la guerra contra Pirro, Roma imita las monedas griegas de

Italia meridional y de Sicilia, piezas en plata de 2 dracmas, llamadas romano-

campanas. En el 269, coincidiendo con las monedas de bronce, se emiten los


primeros Sestercios, sestertii, y los primeros Denarios, denarii, acuñados por la

efigie de Roma y de los Dióscuros, Cástor y Pólux.

Finales del siglo III

AS TRIENTALIS (bronce) 1/3 libra – 109 gr.

SESTERTIUS (plata) 2 ases y ½. Se representaba con HS

DENARIUS (plata) 10 ases o 4 sestercios. Se representaba con una X

Principios del siglo II – se produce una refundición general de las monedas, de

la que un exponente es la emisión del As uncialis.

AS UNCIALIS (bronce) 1 onza – ½ libra – 27,25 gr.

SESTERTIUS (plata) 4 ases – 0,9743 gr.

DENARIUS (plata) – 16 ases o 4 sestercios – 3,8982 gr.

2ª mitad del siglo I

AS – en el año 89, el AS no pesaba más de ½ onza. A falta de cobre, no se vuelve

a cuñar desde Sila hasta el Imperio.

SESTERTIUS (bronce) – 4 ases – 36,38 gr.

DENARIUS (plata) 4 sestercios – 3,89 gr.

AUREUS (oro) – 25 denarios – 8,10 gr.

**En el 43, el sestercio de plata es reemplazado por un sestercio de bronce de

igual valor.

**En el 49 César crea el aureus nummus, de oro puro sin aleación.

Época imperial

AS (bronce) – el AS reaparece en el año 15 a.C. con un peso de 1/3 de onza (9 gr.)

NUMMUS (latón) – 4 ases. Es el nombre del sestercio acuñado en latón con un

peso de 1 onza (27 gr.).


DENARIUS (plata) – 4 nummi. Queda como la moneda más usual en todo el

imperio. Bajo Augusto pesa 3,41 gr. Marco Aurelio y Cómodo la devalúan

fuertemente.

AUREUS (oro) – 25 denarios. Acuñados regularmente en el imperio. Pero a

partir de Augusto su peso disminuye (7,79 gr. con Augusto, 7,30 gr. con Marco

Aurelio y 4,548 grs. Con Constantino.

Al continuar las devaluaciones el Estado mismo llegó a pagar en especie. En el

siglo V, el trueque se hizo cada vez más general, sin llegar a desaparecer

totalmente la circulación del oro.

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