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Todo esto antes era

monte, había pura manga


y hierba; mi mamá nos
mandaba a lavar la ropa a
la quebrada, allá arriba
antes de llegar al
cuadradero de buses del
250, cuando eso el agua
bajaba limpia.

Cuando llegamos a
Medellín yo apenas tenía
3 años, eso fue en 1971,
nos vinimos buscando
oportunidad de estudio
porque allá en la vereda
donde vivíamos no había
escuelas cerca y ya
éramos muchos en ese
momento.

Al principio llegamos donde un


hermano de su papito en Alfonso
López, allá vivimos dos años
antes de venir a Bello Horizonte;
por acá había poquitas casas y
mucho tierrero.
Esta casa antes era un
solar, el primer piso se
empezó a construir de
atrás para adelante y
en ese primer cuarto
vivimos un tiempo,
luego se le fue
agregando una sala, el
resto de las
habitaciones y al final
la sala del frente y el
balcón.

También, se hizo una terraza y un segundo piso y entre


todos le ayudábamos a mi papá a vaciarla y a subir
adobes, él hizo muchas casas por acá y la gente mayor
todavía lo recuerda mucho.
En este barrio he pasado
los momentos más lindos,
también han sido muchos
difíciles, pero esos no me
gusta recordarlos, prefiero
acordarme de cuando
estaba en la escuela,
cuando hice la primera
comunión y los amigos con
los que jugábamos en la
cuadra.

De Nariño no recuerdo
nada antes de venir, pero
cuando crecí sí recuerdo
que cada año nos íbamos
de paseo, el viaje era largo,
pero disfrutábamos mucho
montando a caballo y
cogiendo café.

*Las fotografías hacen parte del archivo


personal de Romelia Betancur

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