LAS Aventuras de Kin.: Autor:Ruben Esquivel García

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LAS

AVENTURAS
DE KIN.

Autor:Ruben Esquivel García


Grupo:501
Introducción.

Empiezo por contar un poco sobre Kin un niño con sueños


extraordinarios, el cual vivía en un pueblo maya en la península de
Yucatán, su nombre era muy conocido por ser cercano al dios del
sol, y sus padres tenían la creencia de que él mismo había bajado a
darles a su hijo, pronto Kin estaría envuelto en una gran aventura
que cambiaría su vida para siempre.
Erase una vez, un chico llamado Kin, él vivía en un pueblo maya ubicado en
la península de Yucatán, solía ser muy travieso y le encantaban las aventuras
por lo que siempre se iba a las sierras y buscaba objetos con los que fingir
ser un guardián de los dioses, cuando él nació hubo un eclipse solar, por lo
que sus padres creyeron que era el dios del sol bajando a darles a su hijo y
quizás por eso Kin había descubierto su pasión y sueño por ser el guardián
de un Dios.

Un día mientras Kin se encontraba en su casa escuchó un ruido en las


afueras, por lo que al salir se tomó con una persona de apariencia muy
extraña, pues solía medir más de lo normal y su aspecto parecía de otro
mundo, lleno de curiosidad Kin le pregunto que quien era y que se le ofrecía,
a lo que esta persona respondió.

-Hola Kin, mi nombre es ltzamná y vengo por ti para que me


acompañes a mi aposento.-

-¿Aposentó?, no entiendo como sabe mi nombre.-contesto Kin muy


confundido y asustado.

Itzamná le explicó con detalle a Kin que lo que él buscaba era a


alguien valiente y aventurero para protegerlo de cualquiera que
quisiera hacerle daño, al ver que su sueño era este decidió bajar del
sol y venir para convencerle de irse con el. Kin aunque estaba muy
confundido no podía perder la oportunidad de ir con el Dios y ser su
protector por lo que su repuesta fue un “si” definitivo.

Pronto se fueron estos dos para el sol, en donde parecía ser un


mundo extraordinario lleno de personas preciosas y un aposento
gigante, Kin estaba muy emocionado por lo que olvidaba todo su
mundo atrás para convertirse en el gran guardián del dios del sol.
Kin probó suerte su primer día entrenando con unos guardias
preparados y comunes, pero él era un niño con poca fuerza pero
gran inteligencia por lo que los noqueó a todos sin mover un dedo.
El Dios no dudaba de que sería un gran protector para él y que
había elegido a la persona correcta.

Un día el Dios del sol Itzamná enfermo muy cruel, pero ninguno de
sus poderes funcionaban esta vez para curarlo, por lo que ya se
venía venir su muerte, Kin con la noticia triste decidió que lo mejor
sería volver a casa, hasta que un día mientras iba en camino a
visitar a Itzamná escuchó que probablemente había una curación
para el Dios mismo, consistía en viajar a la luna y obtener un gramo
de agua de esta, el Dios bebiendo de esta misma se curaría y
volvería a ser el Dios grande y poderoso que era, así que Kin se
afrentó a la aventura.

-Mi Dios, le prometo que llegaré con su cura.-se dijo así mismo.

Kin no tenía idea de cómo viajar a la luna, por lo que primero tuvo
que conseguir el permiso del Dios Itzamná para subir a otra
estrella, el Dios de lo enfermo que estaba solo dijo:

-Está bien hijo mío, ve con cuidado confío en que usaras el poder de
viajar con mucha cautela y cuidado.-

-Kin asintió con la cabeza y se retiró.-

Pronto Kin utilizó el poder para viajar a la luna, pero al llegar no se


encontró con lo mismo que el sol, pues ahí no habitaba casi nadie,
de echo Kin solo observó una ruina gigante en el centro de esta.
Sin tomarle importancia continuó buscando el agua de que había
escuchado hablar, pero pareciese que esta no existía pues por más
que busco no encontró lo que él se había prometido. Decepcionado
decidió que lo mejor sería regresar, hasta que escuchó un extraño
sonido que provenía de la ruina gigante, pareciese que era un canto
muy bonito y a la ves tenebroso, lleno de curiosidad decidió ir a ver
que era, al llegar al lugar se encontró con una hermosa mujer
blanca que parecía sólo era un ser de luz.

-Te encuentras en estos momentos en mis aposentos,¿Te puedo


ayudar en algo?.-pregunto la hermosa y extraña mujer

-¿Quién eres?.-Contesto incógnito Kin.

-Soy Ixchel la diosa de la luna, y dueña de las estrellas

-Diosa mía en realidad vengo de los aposentos del Dios del sol
Itzamná y he venido porque quiero curarlo, escuché qué el agua de
aquí es muy poderosa y lo puede ayudar.

La Diosa de la luna molesta dijo:

-El puede curarse solo, nunca más se vuelva a parar alguien de su


parte, porque entonces si no responde.-

-¡Pero se está muriendo Mi Diosa!.- Contesto Kin muy preocupado.

La diosa llena de angustia decidió ponerle una prueba al muchacho,


pues quería comprobar si este de verdad le tenía aprecio al dios, se
cuenta que ella y él tuvieron un romance pero por las diferencias y
distancia jamás pudieron concretar nada juntos, e de ahí el enojo y
rabia de parte de ella, pero a pesar de todo aún lo quería.
Kin tenía que ir al bosque maldito, encontrar el agua pero en el
derrotar al Eder, un monstruo gigante y horrorozo que habitaba ahí,
Kin con tal de salvar a su Dios, se adrento al bosque, cumpliendo
así la promesa.

Mientras Kin se encontraba caminando le llamó la atención un pozo


pequeño pero reluciente, por lo que decidió observarlo y al ver ahí
adentro se encontraba lo que el tanto había buscado, tomó un poco
y rápido decidió salir de ahí, iba tan rápido que olvidó que ej el
bosque estaba el Eder, cuando Kin se encontraba a punto de salir
del bosque, un monstruo grande se atravesó en su camino
oponiéndole la posibilidad de pasar, Kin no había traído ninguna
arma que pudiera usar contra este monstruo, pero recordó que todo
tenemos una debilidad, mientras luchaba con la bestia trataba de
descifrar cuál era la debilidad de esta, pero Kin ya estaba muy
golpeado y cansado por lo que ya no resistiría más, Kin cayó y
apuntó de morir dijo:

-Dios del sol, te otorgo a ti mi lealtad y mi demostración de haber


querido ayudarte.

Cuando Kin estaba a punto de ser vencido el monstruo cayó,


permitiéndole a Kin el paso absoluto para proseguir con su plan,
pronto descubrió que la debilidad de este eran sus sentimientos y
emociones y que al ver que Kin le tenía lealtad pero sobre todo
cariño a su Dios este no pudo contenerse.

Kin corrió rápidamente para salvar a su Dios, la diosa al ver este


acto heroico decidió llevarlo personalmente, pues también quería
ver al ser que alguna vez amo con todo su ser.
Al llegar a los aposentos de Itzanmá ya era demasiado tarde, el
Dios ya había ascendido al cielo, triste y decepcionado decidió
verterle el agua pues creyó que así le demostraría un poco lo mucho
que se había esforzado, cuando derrepente el Dios volvió a la vida,
Kin y la diosa estaban sorprendidos pero al mismo tiempo lágrimas
cayeron de sus ojos al ver que el Dios había vuelto a la vida.

Ese día Kin tuvo oportunidad de volver a casa, pero el Dios le dio la
oferta de ser su mano segunda en todo, por lo que Kin muy feliz
aceptó, de ahí entendió que no todo es fuerza o inteligencia, si o
también las emociones y sentimientos que transmiten dentro de
nosotros, la diosa y el dios jamás volvieron a estar juntos, aunque
algo siempre los enlazaría y eso sería el amor a ellos mismos.

Fin.

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