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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE HONDURAS

“NUESTRA SEÑORA REINA DE LA PAZ”

Antecedentes históricos de la legislación laboral


hondureña y Huelga del 54

Abogada. Griselda Reyes

Derecho del Trabajo y Seguridad Social I

Alumnos
Jimmy Ixmar Milla Alvarado
Sofía Jimena Rodríguez Pineda
Michael Santiago Soto Seren

Identificaciones
1004-2004-00213
0321-2006-00149
1101-2006-00465
Campus Jesús Sacramentado Siguatepeque, Honduras, C.A.

Fecha de entrega
25-09-23
Antecedentes históricos de la legislación laboral
hondureña
Los antecedentes históricos de la legislación laboral en Honduras reflejan
la evolución de los derechos y protecciones laborales en el país a lo largo
de los años. A continuación, se presenta una revisión de estos antecedentes
históricos:
Período Precolombino:
Antes de la llegada de los españoles a América, las sociedades indígenas
en lo que hoy es Honduras tenían sus propios sistemas de organización
laboral y normas comunales. El trabajo estaba organizado en comunidades
agrícolas y la colaboración era esencial para la supervivencia.
Época Colonial:
Durante la colonización española, los indígenas fueron sometidos a
trabajos forzados en las encomiendas y en las plantaciones de cacao y
otros cultivos. Esto marcó el comienzo de la explotación laboral en el
territorio que ahora es Honduras.
Independencia y Época Postcolonial:
Honduras obtuvo su independencia de España en 1821, y posteriormente
formó parte de la Federación Centroamericana. Durante este período, hubo
cambios en las relaciones laborales, pero aún prevalecía una explotación
significativa de la mano de obra, especialmente en las plantaciones y
minas.
Siglo XIX:
A lo largo del siglo XIX, Honduras experimentó conflictos políticos y
sociales, y las condiciones laborales de los trabajadores seguían siendo
precarias. Sin embargo, se establecieron algunas regulaciones laborales,
como la Ley de Jornada de Trabajo de 1876, que limitaba las horas de
trabajo en las fábricas.
Siglo XX:
La legislación laboral en Honduras comenzó a desarrollarse de manera
más significativa en el siglo XX. En 1939, se promulgó el Código de
Trabajo de Honduras, que estableció regulaciones más amplias sobre el
empleo, las condiciones laborales y los derechos de los trabajadores. Este
código ha sido objeto de modificaciones y reformas a lo largo de los años
para adaptarse a las cambiantes condiciones laborales y económicas.
Décadas Posteriores:
En las décadas posteriores, Honduras continuó desarrollando su legislación
laboral, ampliando las protecciones y derechos de los trabajadores. Se
establecieron normativas adicionales relacionadas con la seguridad y salud
en el trabajo, el salario mínimo y las relaciones laborales, entre otros
aspectos.
Siglo XXI:
Hasta la fecha de mi conocimiento en septiembre de 2021, Honduras había
realizado reformas laborales para abordar cuestiones como la
discriminación laboral, la igualdad de género y la promoción del empleo
juvenil. Además, el país se ha esforzado por cumplir con las normativas
internacionales en materia laboral, incluyendo aquellas establecidas por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Es importante destacar que la evolución de la legislación laboral en
Honduras es un proceso continuo y sujeto a cambios y reformas
adicionales. La protección de los derechos laborales y el bienestar de los
trabajadores son cuestiones clave en la agenda legislativa y social del país.

Por: Óscar Aníbal Puerto Posas.

El Código del Trabajo declarado vigente mediante el Decreto No. 189 del
19 de mayo de 1959. No es una concesión graciosa de la clase patricia; ni
tampoco un gesto piadoso del gobierno que por entonces regía la
República. El capital es ajeno a las obras pías. Obviamente tiene sus
antecedentes en las luchas laborales. Particularmente en la gran huelga
obrera de 1954. “Una huelga monstruosa /…/ técnicamente organizada,
sorprendiendo al mundo por ser perfecta en un país que no tenía
experiencias laborales”. Exclamó Eliseo Pérez Cadalso, cuando era
consejero de Estado en el gobierno de Julio Lozano; contaría con 35 años.
Pérez Cadalso había estudiado Derecho Laboral en Colombia. A la sazón
tenía ideas democráticas que al paso del tiempo fue abandonando. El
presente artículo, está en parte, inspirado en sus bizarras intervenciones del
Consejo de Estado que operó de 1954-1956. Pérez Cadalso, buscó -y
encontró- las huellas de la Legislación Laboral anterior al Código del
Trabajo de 1959 (vigente).
Gracias a él supimos que un hombre humilde, Jacobo P. Munguía propuso,
en 1925, ante el Congreso Nacional un proyecto bajo el nombre: “Ley
General de Trabajadores”. Gobernaba el doctor Miguel Paz Baraona -se
exagera al llamarlo “El Padre de la democracia hondureña”- que nadie
puede ser padre de lo que nunca ha existido. Asómbrese el lector, Jacobo
P. Munguía (la letra “P” era la inicial de su primer apellido: Posas,
utilizada para esconder su bastardía, una deshonra en la sociedad de
entonces). Era diputado por el Partido Nacional. A esa época un gobierno
Liberal, el que presidió Rafael López Gutiérrez, fue servil a los dictados de
la Standard Fruit Company y con ello se malquistó la voluntad de los
obreros bananeros. Jacobo P. Munguía no era obrero bananero. Era un
“poquitero”, a saber: cultivaba pequeñas extensiones de banano y junto a
cientos más de hondureños fueron despojados de sus tierras por la Vaccaro
(después Standard Fruit Company). Munguía, al no ser aprobada la “Ley
del Trabajador” le dio la espalda al Partido Nacional y a su caudillo
Tiburcio Carías. Se retiró a vivir al municipio de Esparta, departamento de
Atlántida, donde fue asesinado. No tenía enemigos. Solamente la Standard.
¡Es urgente rescatarlo del olvido! (Canelas Díaz Antonio, 2001).
Julio Lozano Díaz
En 1931, el doctor Salvador Corleto, a la
sazón ministro de Fomento, Agricultura y
Trabajo, en el gobierno que presidía el doctor
Vicente Mejía Colindres, valiéndose de la
iniciativa de Ley que le concedía la
Constitución de 1924, hizo llegar al
Congreso un proyecto de Código de Trabajo.
Al parecer era una obra que respondía a los
intereses de la clase obrera. El Congreso
integrado por diputados muy reaccionarios
no lo aprobó. El doctor Salvador Corleto no actuó solo en la elaboración
de este proyecto. Hay que agradecer los egregios aportes de dos grandes
intelectuales: los doctores Augusto C. Coello y Julián López Pineda. Lo
curioso y aleccionador es que sus dos colaboradores pertenecían al partido
adversario. Corleto era Liberal y lo fue siempre. Don Julián López Pineda
y don Augusto C. Coello pertenecían al Partido Nacional. Es una inmensa
lección. Los hondureños estando de por medio los intereses superiores de
la patria debemos congeniar, haciendo a un lado intereses mezquinos.
Veamos ahora quiénes eran los proyectistas. Salvador Corleto (1867-
1957). Era un abogado y político, originario de Antigua Ocotepeque. Tuvo
una figuración política luminosa. Varias veces fue diputado al Congreso
Nacional y diputado al Congreso Federal Centroamericano reunido en
Tegucigalpa en 1921, con el objetivo de llevar a cabo el sueño de
Morazán. La intervención nefasta de los Estados Unidos impidió el logro
de este hermoso objetivo. El doctor Corleto fundó centros de enseñanza. El
primer colegio de Ocotepeque fue una creación de su mente selecta.
Asimismo, fue uno de los fundadores del Instituto Morazánico y jefe del
Partido Unionista Centroamericano. Tuve la suerte de conocerlo. Fui
amigo íntimo de sus nietos: César (hoy coronel en retiro) y de Guillermo
(profesional de las ciencias agrícolas). Para entonces éramos niños de 12
años y yo visitaba su casa en el barrio La Hoya. La política había recluido
al doctor Corleto en un cuarto de donde no salía. Leía infatigablemente.
Poseía una magnífica biblioteca y ninguno de sus libros dejó de recibir “la
caricia de sus manos”. Vestía de traje negro. Hacía tiempo para
atendernos. Él me hizo morazanista y me introdujo a la mitología griega.
En 1955, una coyuntura política impensable dio lugar a que Julio Lozano
Díaz, convertido en Jefe de Estado, intentara un “gobierno de conciliación
nacional”. Le concedió al Partido Liberal dos ministerios: Educación
Pública y Recursos Naturales. El Ministerio de Educación Pública lo
desempeñó el doctor Enrique Ortez Pinel. Él hizo llamar al doctor Corleto
para que fuera el asesor jurídico de esa Secretaría de Estado. Corleto
aceptó el cargo con tranquila humildad. Iba y regresaba de su trabajo,
caminando a pie. Frisaba los 88 años, el vecindario del barrio La Hoya -sin
distinciones políticas- le presentaba su saludo reverencial. En ningún cargo
estuvo ocioso. Siempre fue aportativo. Siendo asesor jurídico del
Ministerio de Educación redactó las bases para lo que después sería la
autonomía de la Universidad de Honduras. Creo que en el desempeño de
sus funciones lo sorprendió la muerte. No se izó el pabellón nacional a
media asta. No hubo acuerdos de duelo. A pesar que él fue casi un prócer.
Augusto C. Coello Estévez (1882-1941). Es conocido como autor de la
letra del Himno Nacional. Pero nuestro hombre ahí no se agota. Fue
versado en historia y en jurisprudencia. Periodista notable. Dirigió diarios
en Honduras y en Costa Rica. Fue Ministro de Relaciones Exteriores en la
administración de Miguel Paz Baraona. Un ministro de tal calidad que la
Academia de Diplomacia del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Honduras lleva su nombre. Se casó con una bella mujer costarricense con
quien procreó una numerosa familia. Todos ellos, sin excepción, personas
talentosas y honestas.
Julián López Pineda (1882-1959). Poeta, narrador, periodista, diplomático
y jurisconsulto. Así como en la mitología griega el Rey Midas todo lo que
tocaba lo convertía en oro. López Pineda todo lo convertía en noticia. En
sus mocedades fue marxista y estudió el marxismo en serio. Incluso lo
difundió entre la juventud de su ciudad natal: Gracias, departamento de
Lempira. Después dio un barquinazo a la derecha. Lo que le reprochó
acremente Ramón Amaya Amador, en las páginas de “Destacamento
Rojo”. Lo que es innegable es que era un hombre de rara ilustración. Fue
un polemista terrible, si ponemos atención a lo que escribió durante sus
largos años de ejercicio periodístico. Defendió los derechos territoriales de
Honduras, en el diferendo con Nicaragua, ante la Corte Internacional de
Justicia de La Haya, lugar donde falleció en 1959. Entre otros adornos
intelectuales, fue el primer presidente de la Asociación de Prensa
Hondureña (APH) y miembro fundador de la Academia Hondureña de la
Lengua.
***
Debido a la huelga de 1954, el Jefe de Estado Julio Lozano Díaz,
promulgó “La Carta Constitutiva de Garantías de Trabajo”, el 16 de
febrero de 1955, que sentaba los principios fundamentales para la futura
legislación laboral. Además, la “Ley de Mediación y la Ley de Contrato
Individual de Trabajo” (26 de abril de 1956). Lozano, creó el Ministerio de
Trabajo, Asistencia Social y Clase Media. Su primer titular fue el profesor
Mariano P. Guevara (Paredes, Lucas, 1970).
El Código del Trabajo en vigor tuvo su entresijo histórico en “la
monstruosa huelga de 1954” (nos encanta la metáfora de Eliseo Pérez
Cadalso). Liderada por César Augusto Coto Umaña, Manuel J. Sierra,
Francisco Ríos, Theressina Rossi (la primera mujer en la historia patria
que ha dirigido multitudes proletarias), y otros que se me olvidan. El
escritor inglés Roy Jenkins dice que la memoria es “una nube del tamaño
de una mano” (post escriptum me he enterado que esta imagen literaria
está en la Biblia). Cinco años después de la huelga de 1954 se emite el
Código del Trabajo. Gobernaba el doctor José Ramón Adolfo Villeda
Morales. El Código fue redactado por el ilustre abogado Miguel Antonio
Alvarado. Actuando como su asistente el de igual título Amado H. Núñez
(Argueta, Mario, 2009). Casi inmediatamente se emite la Ley del Seguro
Social. Ambos han contribuido a mejorar las condiciones de vida y de
participación social de los sectores oprimidos. Pero no basta con esto. La
dirigencia sindical debe impulsar procesos más significativos para que los
pobres de Honduras superen sus angustias. Por desgracia esa dirigencia,
con muy pocas excepciones, ha adoptado una actitud acomodaticia,
históricamente imperdonable.
Tegucigalpa, M.D.C., 12 de febrero de 2018

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