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El pájaro policía Eva María Rodríguez

“Había una vez un policía llamado Filomeno. Filomeno tenía un pá jaro muy astuto y
sagaz que había entrenado durante añ os. De hecho, el pá jaro tenía siempre la jaula
abierta y entraba y salía cuando quería.
Un día, unos ladrones entraron a robar en casa de Filomeno. Los ladrones fueron tan
silenciosos que el experimentado policía ni se enteró de su llegada. No así el pá jaro,
que enseguida salió de su jaula, piando como si fuera una urraca, y picoteando a los
ladrones para que se fueran.
Filomeno se levantó enseguida, pero no llegó má s a ver a los ladrones huir
despavoridos por la escalera.
-Pajarito mío, mañ ana te vienes a trabajar conmigo a la comisaría -dijo Filomeno.
El pá jaro se puso muy contento. Sería el primer pá jaro policía del mundo.
Cuando los demá s policías vieron llegar a Filomeno con el pá jaro sobre su hombro no
se lo podían creer. Poco tardaron en empezar a hacer bromas y a burlarse de
Filomeno. Hasta los perros policía se reían, a su manera, al ver al pajarito.
-No te preocupes, pajarito, que ya tendrá s tiempo de demostrar lo equivocados que
está n todos estos listillos.
Ese mismo día hubo un robo en un centro comercial. Los guardias de seguridad
habían cerrado el edificio y los ladrones estaban atrapados.
Pero el centro comercial era grande. Era peligroso que los ladrones estuvieran allí.
Había que ser rá pidos y atraparlos. Pero nadie sabía dó nde se habían metido los
ladrones. Los perros entraron, pero no lograron encontrar a ninguno de los rufianes.
-Es tu turno, pajarito -dijo Filomeno.
El pajarito salió volando y se metió en el centro comercial. Al cabo de un rato salió y
empezó a piar muy fuerte. Filomeno lo siguió , junto con otros dos policías, que fueron
tras él a regañ adientes.
A los pocos minutos, Filomeno y sus compañ eros sacaban a los ladrones esposados. El
pajarito los habían encontrado muy bien escondidos. Alguno salía bien picoteado,
porque había intentado escapar.
Ese día condecoraron a Filomeno y también a su pá jaro, que pasó a formar parte de la
plantilla por mérito propio.
-Nunca dejes que nadie se ría de ti por tu tamañ o, pajarito -le dijo Filomeno-. Que para
hacer cosas grandes no hace falta tener un gran tamañ o".

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