del ranchito que era mío, Se llevaron la silla plateada ¡Ay, ay, ay, ay! del caballo Lucerillo De aquella casita ¡Ay, ay, ay, ay! tan blanca y bonita, Quinientos de vacas, lo triste que esta. trescientos novillos y un buen garañón. Los potreros están sin ganado, toditito se acabó, Los bandidos la casa quemaron, ¡Ay, ay, ay, ay! la justicia los ahorcó, Y ya no hay palomas ¡Ay, ay, ay, ay! ni hierbas ni aromas, El hijo de mi alma ya todo murió. que ellos me mataron ni Dios ni los hombres, Me prestarás tus ojos morena, me lo devolvió. en el alma los llevo, que miren allá los despojos de aquella casita Y por eso estoy triste morena, tan blanca y bonita, lo triste que está. mi linda morena me pongo a llorar. Recordando de mis perros viejos cazando conejos entre el hierbazal.