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Para llevar a cabo la Celebración de la Palabra en los días en que los párrocos no estén en sus

parroquias, por motivo de la Semana de Formación del Presbiterio, es importante recordar


que sólo se llevarán a cabo con la debida autorización del párroco respectivo.

La celebración se inicia de esta manera:

1. La señal de la Cruz: No se deben decir oraciones o expresiones netamente “presidenciales”


como “El Señor este con ustedes”. Esta es propia del sacerdote.
2. El Acto Penitencial: El laico que dirige la Liturgia de la Palabra bajo ninguna circunstancia
debe extender las manos.
3. La oración Colecta del día: también sin extender las manos.
4. Proclamación de la Palabra de Dios: Primera Lectura, el Salmo, Segunda (si es el caso) y el
Evangelio.
Se hace una pequeña reflexión de acuerdo a las lecturas…… No es una homilía.
5. El Credo: si lo pide el día sino, no se hace.
6. La oración de los fieles.
7. La oración del Padre Nuestro.
8. Saludo de la Paz: Sin decir el Cordero, porque no hay sacrificio eucarístico.
9. La Comunión: Se llevara a cabo sólo si el párroco lo ha autorizado.
10. La oración Post-Comunión.
11. La bendición: Se termina con ella, sin extender las manos, y se dice: El Señor nos bendiga
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Los acólitos y acólitas tienen que ser fieles servidores de Jesús, no solamente en la capilla sino en
la casa, en el colegio y en la calle. Al ser fieles a la misa, a la lectura de la Palabra de Dios y a la
oración, los acólitos/as crecen y se parecen cada vez más a Jesús. Y así serán más atentos a los
llamados del Señor. Ahora, te llamó a ser Acólito o Acólita, más adelante te volverá a llamar.

 Dinámica de inicio ambientación, cantos y/o juegos  Oración inicial texto bíblico para la
oración  Motivación introducción para quien realiza el tema  Miremos nuestra realidad
actividad y/o dinámica grupal  Profundicemos reflexión /trabajo personal  Dios ilumina
nuestra vida texto bíblico y reflexión  Compromiso y oración final a la luz de la palabra

Sobre su tumba escribió el Papa San Dámaso este hermoso epitafio: "Lector que lees
estas líneas: te conviene recordar que el mérito de Tarcisio es muy parecido al del
diácono San Esteban, a ellos los dos quiere honrar este epitafio. San Esteban fue
muerto bajo una tempestad de pedradas por los enemigos de Cristo, a los cuales
exhortaba a volverse mejores. Tarcisio, mientras lleva el sacramento de Cristo fue
sorprendido por unos impíos que trataron de arrebatarle su tesoro para profanarlo.
Prefirió morir y ser martirizado, antes que entregar a los perros rabiosos la Eucaristía
que contiene la Carne Divina de Cristo".

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