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Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”
V DOMINGO DE PASCUA
II clase, blanco
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol Santiago
Santiago 1, 22-27
Hermanos: Poned en práctica la palabra y no os contentéis con
oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque quien oye la
palabra y no la pone en práctica, ese se parece al hombre que se
miraba la cara en un espejo y, apenas se miraba, daba media
vuelta y se olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en una
ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no como
oyente olvidadizo, sino poniéndola en práctica, ese será dichoso al
practicarla. Si alguien se cree religioso y no refrena su lengua,
sino que se engaña a sí mismo, su religiosidad está vacía. La
religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es
esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse
incontaminado del mundo.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Juan
Juan 16, 23-30
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: En verdad, en
verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado
de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en
comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel
día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre
por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me
queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al
mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre». Le dicen sus
discípulos: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones.
Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten;
por ello creemos que has salido de Dios».
NOTA DEL EDITOR
El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”
Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.
Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”