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N.

1 ¿QUÉ PASÓ CON EL AGUJERO DE LA CAPA


DE OZONO?
27 junio 2018/0 Comentarios/en Corresponsales Scouts, Medio Ambiente, Mundo Scout

Imaginad la tierra como la semilla de una naranja, en el centro; lo que nos comemos
serían las capas bajas de la misma, y la piel serían las capas más externas; pues la
“miga” de la naranja sería la capa de ozono. El ozono, nombre que parece sacado
de un pokemon, es un gas compuesto por tres moléculas de oxígeno, el mismito
que respiramos pero que en este caso es tóxico, y tiene una función vital:
mantenernos a salvo de los rayos solares absorbiendo las radiaciones perjudiciales
de estos. Sin ozono la vida en la tierra no podría existir.
El nombre de este gas en realidad viene por su olor y seguro que en verano,
durante una de esas tormentas súbitas y con gotones de agua grandes habeis
notado un aroma peculiar; pues huele a ozono porque los relámpagos convierten el
oxígeno en este gas. Palabras como desodorante o inodoro son de la misma
familia.
El ozono debe estar en esa capa alejada, a entre 19 y 23 kilómetros de la tierra, de
hecho se considera un gas contaminante en las ciudades y campos y se están
midiendo ya perjuicios para las plantas en zonas con alta concentración del mismo.
También es cierto que por esto se usa como desinfectante en hospitales y para
eliminar bacterias del agua. Que cuando hablamos de química no hay nada tóxico ni
inocuo por definición. Depende de la dosis y la aplicación.
Pues bien hace 33 años, por culpa del abuso de otro compuesto químico empleado
en los frigoríficos, botes de laca, insecticidas… la capa se debilitó hasta aparecer un
agujero enorme sobre la antártida. El enemigo se llamó CFCs y toda la comunidad
científica y se puso manos a la obra para repararlo. Y los efectos de este agujero
sobre los seres humanos son dramáticos: cáncer de piel, problemas de vista… De
hecho nos ponemos muchísima crema solar, y de factor alto, desde aquellos
tiempos; y gafas de sol. Sobre las plantas de los océanos, el fitoplancton, también
provoca su desaparición, eliminando por tanto la base de la pirámide alimenticia de
este medio (imaginad que no tenemos cereales en nuestra dieta: galletas, pan…).
Los CFCs tienen larga vida en la atmósfera y desde entonces ya se calculó que el
agujero se repararía en 2030 y, como buenos científicos que eran y son, están
acertando. El agujero se está reparando pero ahora es el ozono atmosférico, el de
las capas medias y bajas, el que está aumentando.
El ozono es un factor de contaminación atmosférica a nivel del suelo. Si lo
respiramos nos intoxicamos, lentamente, y de hecho, los vegetales, que también lo
respiran están mostrando una reducción en la capacidad de hacer la fotosíntesis (su
auto-fábrica de comida con luz, para que me entendais) y esto provoca que
produzcan menos alimento para el resto de seres que habitamos la tierra.
N. 2 TREINTA AÑOS DESPUÉS, LA CAPA DE
OZONO SE ESTÁ RECUPERANDO

1 Julio 2016Actualizado 1 Julio 2016, 15:24


JAVIER JIMÉNEZ @dronte

Nos llegan buenas noticias desde la Antártida. La capa de ozono, la principal


barrera frente a los rayos ultravioleta del Sol, comienza a recuperarse. Tras
décadas de debilitamiento, el agujero antártico se ha reducido 4 millones de
kilómetros cuadrados desde el año 2000. Es decir, ocho veces la superficie de
España.

A principios de siglo la capa de ozono alcanzó su superficie máxima con 25 millones


de km2. Casi una década después de que entrara en vigor el Protocolo de Montreal,
el mayor esfuerzo internacional por salvar la capa de ozono, la tendencia se ha
invertido. Un esfuerzo internacional que ve ahora su recompensa

La capa de ozono es una capa de gas que filtra las ondas que llegan del sol
protegiendo a la superficie de la tierra de buena parte de los rayos ultravioleta que
nos envía el sol. En 1985 se descubrió que la capa estaba desapareciendo y estaba
formando una agujero sobre la Antártida.

Ahora los científicos no solo han podido comprobar el empequeñecimiento del


agujero, sino que han confirmado que la mejoría se debe a la prohibición de los
clorofluorocarbonos (CFCs) que se acordó en Montreal en el año 1987. Los CFCs,
que hasta hace pocos años se encontraban en aerosoles, refrigerantes y productos
de limpieza en seco, han jugado un papel clave en la erosión de la capa de ozono.

Así que solo podemos reconocer que son excelentes noticias. Sobre todo, tras
descubrir el pasado octubre que el agujero de la capa de ozono volvió a tener un
tamaño récord para esas fechas. Ahora los investigadores, afirman que la erupción
del Calbuco, un volcán del sur de Chile, contribuyó al crecimiento coyuntural del
agujero pero que la tendencia es a la reducción.
"Se espera que la capa de ozono se vaya recuperando, aunque muy despacio. Hoy
podemos estar seguros de que las medidas que tomamos en su momento han
puesto a la Tierra en el camino hacia la recuperación", según la profesora del
MIT Susan Solomon, una de las mayores expertas del mundo en este tema
y directora de la investigación. Y aunque su equipo calcula que con este ritmo de
recuperación la atmósfera no se encontrará en perfecto estado hasta 2050, los
resultados de Solomon nos recuerdan la importancia de la cooperación
internacional para parar el cambio climático.
N. 3 DESCUBREN UN NUEVO AGUJERO EN LA
CAPA DE OZONO
Vary (Álvaro Bayón)
11/07/2022

Desde la década de los 80 del siglo pasado, una amenaza ambiental


desconocida hasta entonces empezó a alarmar a la sociedad. A partir de
1985, y especialmente a lo largo de las dos décadas siguientes, llegó a
ocupar cabeceras de la prensa: se había detectado un enorme agujero en
la capa de ozono, en la Antártida.

Rápidamente, se popularizaron una serie de términos relacionados con


este suceso: ‘clorofluocarburos’, ‘calentamiento global’ o ‘cambio climático’,
aunque no todo el mundo comprendía con exactitud su significado o cómo se
interrelacionaban esos términos.

Agujero de la Antártida registrado en septiembre de 2000 registrados por el


TOMS (NASA): Cuando se habla de agujeros en la capa de ozono no se hace
referencia a un agujero físico propiamente dicho, sino a un adelgazamiento
significativo del espesor de dicha capa, y a una menor concentración de gas
ozono. Además, este adelgazamiento y pérdida de densidad no suele ser
permanente, sino que generalmente fluctúa con las estaciones.

Este agujero de la capa de ozono se produce, principalmente, por la


presencia de contaminantes que reaccionan con el ozono, descomponiéndolo.
Entre ellos, destacan los aerosoles estratosféricos derivados del azufre
producidos por los volcanes, que tienen una influencia puntual. Sin embargo,
hay otros compuestos que provocan caídas en la concentración de ozono
sostenidas en el tiempo, los halocarbonos y los gases derivados del cloro,
particularmente los clorofluocarbonos (CFC). Estas moléculas, empleadas
como propelentes y refrigerantes, permanecen estables en la atmósfera hasta
200 años; cuando alcanzan la estratosfera, la radiación ultravioleta, más
fuerte allí arriba, disocia la molécula liberando cloro, que al reaccionar con el
ozono, lo descompone.

Muchos productos de aerosol, como desodorantes o insecticidas, llevan CFC


como propelentes. La reducción de la cantidad de ozono en la estratosfera
permite el paso de la luz ultravioleta con mayor intensidad, lo que provoca
mayor liberación de cloro de los CFC. Esto concluye en una retroalimentación,
una espiral diabólica en la que la reducción de la capa de ozono causa una
mayor reducción de dicha capa.
Para evitar que esto suceda in aeternum, en las últimas décadas se han ido
sustituyendo los CFC por otros compuestos menos peligrosos, como
los hidrofluocarburos (HFC) para la refrigeración o el isobutano como
propelente. Pero todos los que se han liberado desde hace más de medio
siglo permanecen en la atmósfera, causando esa degradación.
El agujero de la Antártida
En el año 1985, una revolucionaria publicación científica en la prestigiosa
revista Nature revelaba que los niveles de ozono en la estratosfera sobre la
Antártida, sobre todo durante la primavera austral —a partir de
septiembre, caían de forma alarmante. Dado que las dinámicas atmosféricas
no habían cambiado significativamente, concluyeron que el efecto tenía una
causa química.
En el agujero de la Antártida, durante el verano y el otoño australes los
niveles de ozono se recuperan parcialmente, pero el frío del invierno favorece
una mayor concentración de compuestos del cloro, y todos los años, en
primavera, el agujero se vuelve a formar. Aunque este fue el primer agujero
de la capa de ozono detectado, no ha sido el único. Hay otro agujero, de
menores dimensiones, sobre el polo norte, y un agujero más sobre el Tibet,
observado en los años 2006 y 2011.

Un nuevo agujero, una nueva amenaza: Una publicación científica muy


reciente en AIP Advances pone de manifiesto un agujero en la capa de ozono
que hasta ahora había pasado desapercibido, aunque lleva ahí más de 20
años.

Descubierto nuevo agujero de ozono tropical (TOMS / NASA)


A diferencia del agujero de la Antártida, que aparece solo en primavera, este
se mantiene durante todo el año, y forma una banda entre los trópicos.
La magnitud del agujero es similar al de la Antártida, pero su tamaño es siete
veces mayor.
Este gran agujero tropical y permanente de ozono es muy preocupante; sus
efectos abarcan hasta el 50 % de la superficie habitada del planeta, y
aproximadamente la mitad de la humanidad podría verse afectada.
El agotamiento de la capa de ozono, al fin y al cabo, implica un filtro más débil
de la radiación ultravioleta que llega más fácilmente y en mayor cantidad a la
superficie. Está más que demostrado que la radiación ultravioleta
tiene efectos perniciosos para la salud de las personas y del resto de los
seres vivos; unos efectos que impactan por supuesto en los ecosistemas
terrestres y acuáticos, y se convierten en motor de pérdida de biodiversidad.

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