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EL XENÓN

El xenón es un gas noble de número atómico 54 y símbolo Xe


William Ramsay y Morris Travers descubrieron el xenon en 1898. Estos científicos británicos ya
habían aislado el neón, argón y el kripton a partir del aire líquido.
Al realizar la destilación fraccionada de una cantidad suficiente de este último, lograron aislar un gas
más pesado que en un tubo de vacío emitió un resplandor azul. Obtuvieron así un nuevo gas noble al
que denominaron xenón

Propiedades y aplicaciones

El xenon es un gas incoloro e inodoro.

Se consideraba totalmente inerte hasta que Neil Barnett en 1962 produjo un compuesto de este
elemento con platino y fluor.

La mayoría de sus aplicaciones son como elemento libre y relacionadas con la emisión de luz:
lámparas de destello para fotografía y el cine, lamparas bactericidas, estroboscópicas.
Los faros de automóviles de xenón ofrecen una gran claridad, más potencia que las luces
tradicionales y una mayor durabilidad, además de que permiten cubrir con facilidad toda la carretera.

Al ser pesado y químicamente inerte, se utiliza en propulsores de iones electrostáticos para mover
satélites en el espacio. La sonda espacial Deep Space I funciona con un motor de xenon.

Xenón-129, un isótopo estable que constituye aproximadamente una cuarta parte del xenón natural,
resulta ideal para su uso en imágenes de resonancia magnética de los pulmones. No solo se puede
detectar el xenón-129 al respirar, sino que también disuelto en sangre, lo que permite estudiar en
tiempo real las funciones del pulmón.

En altas concentraciones es fisiológicamente activo y puede actuar como anestésico, aunque su


elevado precio limita su uso.

En abril de 2010, este gas se utilizó por primera vez en la reanimación de un bebé. El xenón reduce
la liberación de neurotransmisores y evita el daño cerebral al bebé.
En la actualidad se están realizando estudios sobre su empleo en la disminución del daño cerebral en
los traumatismos.

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