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Negocios internaciones

Administración de Empresas

Héctor Hernández Hernández

Cuarto Cuatrimestre

Zuñiga Saldivar Veronica Vanesa

26 de noviembre de 2022
¿Qué importancia tiene la Inversión Extranjera en México?

La Inversión Extranjera se ha consolidado como una fuente complementaria de


recursos para financiar el crecimiento económico de nuestro país. Además, la
inversión extranjera representa una fuente de generación de empleo y transferencia
de tecnología. México es el segundo receptor de inversión de extranjera directa en
América Latina, recibiendo en promedio 18 mil millones de dólares al año. Uno de
los objetivos del Gobierno de México es mantener al país como uno de los
principales destinos de las inversiones extranjeras en beneficio del sector
productivo de todos los estados y municipios.
¿Qué entidad es la encargada de promover la atracción de inversión extranjera a
México?
ProMéxico es el Organismo del Gobierno Federal encargado de coordinar las
estrategias dirigidas al fortalecimiento de la participación de México en la economía
internacional; apoyando el proceso exportador de empresas establecidas en
nuestro país y coordinando acciones encaminadas a la atracción de inversión
extranjera. En su portal puedes encontrar información útil sobre oportunidades de
inversión en México, las exportaciones de productos y servicios y las delegaciones
que hay de ProMéxico en todo el país.Es el Registro Nacional de Inversiones
Extranjeras. Depende de la Secretaría de Economía, en él se registran las
sociedades mexicanas en las que participe, en cualquier proporción, la inversión
extranjera, las personas físicas y morales que realicen habitualmente actos de
comercio en México y los fideicomisos que otorguen derechos en favor de la
inversión extranjera. El RNIE permite gestionar los trámites que son presentados
ante la Dirección General de Inversión Extranjera y se encuentra integrado al portal
“www.tuempresa.gob.mx”

¿Qué son los Acuerdos Comerciales Internacionales?


Los tratados y acuerdos comerciales internacionales, son instrumentos que buscan
facilitar el intercambio comercial, esto se podría asemejar a: "Extender y mejorar
las autopistas por donde transitan los productos mexicanos que se venden en el
extranjero", es decir, es extender más allá de nuestras fronteras la política
industrial y comercial de México. En la sección "Comunidad de Negocios" dentro
del portal de la Secretaría de Economía encontrarás los tratados y acuerdos
suscritos por México con 49 países del mundo, divididos por regiones.

¿Cuál es el marco legal que regula la inversión extranjera en México?


Entre los principales instrumentos que regulan la inversión en nuestro país se
encuentran: La Ley de Inversión Extranjera y su reglamento (ámbito nacional) y los
Acuerdos Internacionales sobre Inversiones (ámbito internacional).

¿Qué son los Acuerdos internacionales sobre Inversiones (AIIs)?


Los AII's son acuerdos internacionales sobre inversiones que, conforme a bases de
reciprocidad, son diseñados para el fomento y la protección jurídica de los flujos de
capital destinados al sector productivo. Se reconocen como un elemento generador
de confianza para los inversionistas extranjeros, ya que permiten el establecimiento
de un clima favorable para la inversión, estimulan la inversión productiva y,
simultáneamente, promueven el desarrollo económico de nuestro país. Un AII
puede ser un capítulo de inversión dentro de un Acuerdo Comercial Internacional o
un APPRI. En la sección "Comunidad de Negocios" dentro del portal de la
Secretaría de Economía encontrarás los 28 APPRIs celebrados por México con 29
países y los 8 Acuerdos Comerciales Internacionales con Capítulos de Inversión
suscritos.
¿Qué disciplinas cubren los APPRIs?
En general, los APPRIs incluyen: definición de lo que es una inversión, ámbito de
su aplicación, promoción y admisión de inversiones, trato de las inversiones,
expropiación, transferencias y solución de controversias Inversionista-Estado y
Estado-Estado; entre otras.

¿Cuál es el alcance de la inversión protegida por un APPRI?


Como los APPRIs son acuerdos celebrados por escrito entre Estados y están
regidos por el Derecho Internacional; contienen un conjunto de normas que deben
ser cumplidas por los Estados parte del acuerdo y por los inversionistas de uno u
otro Estado parte. Brindan protección y condiciones preferenciales para la inversión
recíproca. Protegen la inversión de inversionistas de un Estado Contratante una
vez que ésta se ha establecido o adquirido de conformidad con las leyes y
reglamentos del otro Estado Contratante en cuyo territorio se efectúa la inversión.

¿Qué disciplinas cubren los Capítulos de Inversión incluidos en los AIIs?


Solo algunos Acuerdos Comerciales Internacionales incluyen un capítulo de
inversión semejante a un APPRI. El capítulo de inversión en general contiene
disciplinas sustantivas de trato a los inversionistas y a sus inversiones, con el fin de
brindar una protección al capital extranjero. En los capítulos de inversión se
asegura acceso a los mercados, reconociendo los derechos de establecimiento
previo y ofreciendo derechos posteriores al establecimiento del inversionista
extranjero en el país receptor del capital. Además, incluyen compromisos
internacionales sobre inversión reflejados en listas de reservas.

¿Qué diferencia fundamental existe entre un APPRI y un Capítulo de Inversión?


La diferencia fundamental entre un APPRI y un Capítulo de Inversión es que el
primero protege a la inversión una vez que se ha establecido de conformidad con
las leyes mexicanas (post- establecimiento) y el segundo, protege a la inversión
incluso antes de que se establezca, es decir, garantiza el acceso de las inversiones
(pre-establecimiento).

¿Qué autoridad es la responsable de la negociación de los APPRIs y los Capítulos


de Inversión?
La Unidad de Coordinación de Negociaciones Internacionales, a través de la
Dirección General de Negociaciones de Servicios, es la autoridad facultada para
negociar este tipo de acuerdos.
¿Dónde se pueden consultar los acuerdos internacionales de inversión de otros
países del mundo?
En el portal de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(UNCTAD), en la sección "Investment Instruments" usted podrá consultar los
acuerdos internacionales de inversión (conocidos también como BITs) de otros
países.
¿Qué autoridad es la responsable de la defensa de los casos de controversias
entre los inversionistas y el Estado?
La Dirección General de Consultoría Jurídica de Negociaciones de la Secretaría de
Economía.

¿Qué puede ocasionar una disputa internacional entre un inversionista extranjero


y el Estado mexicano?
Una disputa internacional surge cuando el inversionista considera que las
autoridades municipales, estatales o federales del Estado mexicano no cumplen
con lo pactado en los acuerdos internacionales sobre inversiones que México
suscribió y derivado de ello sufre daño o perjuicio económico en su inversión. El
inversionista entonces decide presentar una reclamación ante un tribunal.

¿Cómo se resuelven éste tipo de disputas? Mediante arreglo directo o ante


tribunales arbitrales internacionales de conformidad con los mecanismos de
solución de diferencias previstos en los Capítulos de Inversión y en los APPRIs.
Los reclamos presentados por inversionistas conforme a estos acuerdos
internacionales son altamente costosos, y cuando el fallo del tribunal es adverso
para el Estado, generalmente resulta en una obligación de pago a favor del
inversionista a precios de mercado para resarcirle el daño ocasionado a su
inversión.

¿Qué es una solución amigable? En los Acuerdos Internacionales sobre


Inversiones se contempla un capítulo de solución de controversias, generalmente
en él se establece que cuando se suscite una controversia entre un Estado (país
contratante) y un nacional inversionista de otro Estado; las partes contendientes
intentarán dirimir la controversia por medio de consultas o negociación, es decir, de
manera amigable. ¿Cuál es el rol de las autoridades en todos los niveles de
gobierno para atraer la inversión?
Las acciones de todos los niveles de gobierno son importantes para generar un
ambiente de certeza y seguridad jurídica a los posibles inversionistas y para evitar
que el Estado se vea involucrado en una controversia internacional con algún
inversionista extranjero.
Los gobiernos locales de la República Mexicana se encuentran frente a una
competencia cada vez mayor para atraer inversión extranjera. Por ello:
Es importante que reconozcan que sus acciones son determinantes en el impacto
en la inversión, generación de empleo y crecimiento económico.
Es fundamental que conozcan y apliquen medidas consistentes con el marco
jurídico que regulan las inversiones.

Las autoridades que conocen el marco jurídico nacional e internacional en materia


de inversión y fomentan un clima de certeza jurídica, cuentan con una gran
oportunidad para atraer inversiones a sus localidades.
Conclusión.

Frecuentemente en discusiones sobre economía se dice que toda decisión sobre


qué producir o consumir está sujeta a “las fuerzas del mercado”, no tanto a la
necesidad social; pero se presenta esta tesis como un imperativo inexorable, cual
Ananké, la divinidad griega representante del destino, o el Hado, que
predeterminaba fatalmente el devenir de cosas y personas. Sin embargo, aun con
toda la fuerza que hoy tiene, el poder del mercado no ha sido siempre igual; es
relativo en tiempo y circunstancia. Ciertamente, hoy se ha adueñado de toda la vida
social (hasta impone ideas y principios morales considerados como “razonables”),
pero su dominio pleno lo ha alcanzado en el capitalismo, eufemísticamente llamado
economía “de mercado”, cuya razón de ser es, precisamente, producir y vender
mercancías, buscando la mayor ganancia.
El mercado determina qué productos se compran en el país, y cuáles se importan,
y en qué cantidades, según el diferencial de precios. Entre más barato es el
producto importado, más se comprará, y menos se producirá internamente, con la
consiguiente quiebra de innumerables productores nacionales. Destacadamente,
en la agricultura las relaciones de mercado determinan qué productores, y de qué
productos, por su baja productividad irán a la quiebra. Millones de campesinos
deberán abandonar sus parcelas y proletarizarse y, con alta probabilidad, emigrar.
El mercado, dejado libre, conduce necesariamente a que el juego de los precios
determine no solo qué, sino cuánto, cómo y dónde producir, y también que
adquiera la producción solo quien tenga solvencia, excluyendo a quienes carezcan
de dinero: los parias del sistema, condenados solo a contemplar el fantástico
cúmulo de mercancías exhibidas frente a sus ojos. Para ellos al mismo tiempo hay
y no hay mercancías.
Y el neoliberalismo acelera la transformación de todos los productos en mercancía;
bienes y servicios que antes no lo eran, son con el tiempo devorados por el
mercado. Como ejemplo, en la Edad Media y la Antigüedad la fuerza de trabajo era
mercancía solo marginalmente, pero en el capitalismo adquiere carácter general,
pues la inmensa masa de la población carece de medios de producción (están
monopolizados por los capitalistas) y solo le queda vender su fuerza de trabajo a
cambio de un salario, única forma de procurarse los medios de consumo.
Sin embargo, con frecuencia ocurre que nadie quiere emplear a estos desposeídos,
porque “el mercado no lo permite” (por ejemplo por el desempleo tecnológico o por
una recesión o crisis). Asimismo, al bajar la contratación de trabajadores –pues los
empresarios introducen máquinas y automatizan los procesos–, el salario baja, y se
reduce la capacidad de compra. Así, las leyes del mercado (no tan ciegas como
parece: tienen más ojos que Argos), es decir, las necesidades del capital, deciden
en última instancia quién tendrá trabajo y quién será arrojado a la calle; qué
trabajador es “necesario” o prescindible; quién come y quién no, más aun en
tiempos de crisis. Deprimido el mercado, las empresas reducen su producción, y la
contratación de empleados, y más bien despiden a los “sobrantes”, que solo elevan
costos laborales y afectan la competitividad.
Más allá de lo estrictamente económico, este poder domina la vida social toda. Por
ejemplo, los planes de estudio en las carreras universitarias, lo que conviene que
sepan los estudiantes, pues en el diseño curricular la academia debe atender a lo
que “pide el mercado” (o sea los empresarios), qué asignaturas son “útiles” y
vendibles, y cuáles “innecesarias”; no importa qué requiera la sociedad, qué deba
investigarse o enseñarse para resolver sus grandes problemas. Igualmente, el
mercado decide qué cine vemos, qué música escuchamos, con qué juguetes se
divierten nuestros niños, la ropa “a la moda” que usan nuestros jóvenes, y así un
larguísimo etcétera.
Y esto se torna más grave aún cuando los monopolios –expresión máxima y, en el
último siglo y medio, concreción más viva de este monstruo–, se imponen como
verdaderos amos; al ser únicos oferentes, dominantes absolutos en cada sector de
la economía, fijan los precios por arriba del valor real de los productos que ofertan,
obteniendo así una plusvalía extraordinaria que multiplica la normal en un mercado
realmente competido. Establecen también condiciones de venta y fijan reglas a
conveniencia, que sujetan al consumidor como a mosca en tela de araña.
Pero el mercado no es un ente abstracto o sobrenatural, etéreo e impersonal. Es el
conjunto de relaciones entre vendedores y compradores de mercancías, donde
predomina el interés de los empresarios. Y mientras exista la sociedad capitalista,
sus leyes regirán, pues derivan de las relaciones de propiedad imperantes. En tanto
unos cuantos posean los medios de producción en propiedad exclusiva y sagrada,
y mientras esa propiedad determine la apropiación (quién se queda con lo
producido), estas relaciones de mercado dominarán. Y dejadas al libre juego,
seguirán excluyendo a quienes carecen de medios de producción y solo disponen
de su fuerza de trabajo para conseguir su sustento, como está ocurriendo en
nuestros días. Durante este gobierno, según el Coneval, el número de pobres
aumentó en cuatro millones, aunque el presidente, fiel a su estilo manipulador,
repite su infaltable: “yo tengo otros datos”.
Pero negar la realidad no la cambia. Cerrar los ojos no conjura los hechos, que,
tercos, siguen ahí, y agravándose. En tanto predominen las relaciones de
propiedad existentes, no será posible sustraerse a las leyes que de ellas
naturalmente dimanan; la ley del valor se impone con férrea necesidad. Pero sí es
posible refrenar y acotar su acción en beneficio de la sociedad, como hace China,
que saca a millones de personas de la pobreza, sin romper con el capital, sino
sometiéndolo al control social. La condición para ello es que exista un gobierno
auténticamente popular.
En interés de la sociedad, es preciso limitar la acción depredadora del mercado
mediante la intervención reguladora del Estado (por ejemplo, con el seguro al
desempleo o impidiendo la existencia de monopolios y sus precios abusivos). Es
necesario igualmente incentivar la productividad de las empresas nacionales
viables, para hacerlas más competitivas y exitosas en el mercado, que, como
verdadera jungla, nos obliga a vivir, y competir, con sus reglas, con las que habrá
qué jugar, y triunfar. Ya vendrán otras épocas, donde más que el capital predomine
la humanidad, y sean otras las reglas del juego.
Bibliografía

https://www.sat.gob.mx/tramites/16703/obten-tu-certificado-de-e.firma-(antes-
firma-electronica)

tramites.dgnm@economia.gob.mx

Celsa Guadalupe Sánchez Vélez/jueves/29-sep- 22/expansion.com

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