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Daniel Núñez Avalos

-*••

EL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DI

SERIE:
Movimientos religiosos
EL ADVENTISMO DEL SéPTIMO DíA
Historia y doctrinas
• »

EL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA

Por

Daniel Núñez Avalos

SERIE
iMovimientos religiosos 1
« im

Derechos reservados © 2012 por


Daniel Núñez Avalos
Apartado Postal 36-46
Guadalajara, Jalisco, México.

CASA CULTURAL BEREA


Jordán 698, Colonia Hermosa Provincia
Guadalajara, Jalisco, 44770
Serie: Movimientos religiosos 1
México, 2012
Primera edición
ISBN 978-607-9247-00-3
Impreso en México / Printed in México
Esta obra no debe ser reproducida total o
parcialmente, por ningún medio o procedimiento,
sin permiso por escrito del editor.

* m<
Para Saaraimy Elisa,
mis pequeños hijos,
con amor entrañable
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 17

CAPÍTULO I
REFERENCIAS HISTÓRICAS
1.1. Presentación 21
1.2. Las raíces del adventismo: Guillermo Miller 22
1.3. La «gran decepción» 23
1.4. La época «post-decepción» 26
1.5. La profetisa adventista: Elena G. de White 28
1.6. Establecimiento formal del «adventismo
del séptimo día» 31

CAPÍTULO II
LA LEY
2.1. Aspectos generales 33
2.2. Doctrinas adventistas sobre la «ley» 35
2.3. ¿«Unicidad» o «dualidad» de la ley? 37
2.4. ¿«Cesación» o «perpetuidad» de la ley? 41
2.4.1. ¿Estuvo la ley vigente antes de la creación? 44
2.4.2. ¿Estuvo la ley vigente antes del Sinaí? 46
2.4.3. ¿A quién fue dada la ley? 50
2.4.4. ¿Es perpetua la ley o fue abolida por Cristo? 53
2.4.5. Correlaciones bíblicas referentes a la
abrogación de la ley 63
2.5. ¿Cuál ley rige al cristiano? 68

CAPITULO III
EL SÁBADO
3.1. Introducción
3.2. Doctrinas adventistas sobre el sábado
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 17

CAPITULO I
REFERENCIAS HISTÓRICAS
1.1. Presentación 21
1.2. Las raíces del adventismo: Guillermo Miller 22
1.3. La «gran decepción» 23
1.4. La época «post-decepción» 26
1.5. La profetisa adventista: Elena G. de White 28
1.6. Establecimiento formal del «adventismo
del séptimo día» 31

CAPITULO II
LA LEY
2.1. Aspectos generales
2.2. Doctrinas adventistas sobre la «ley»
2.3. ¿«Unicidad» o «dualidad» de la ley?
2.4. ¿«Cesación» o «perpetuidad» de la ley?
2.4.1. ¿Estuvo la ley vigente antes de la creación?
2.4.2. ¿Estuvo la ley vigente antes del Sinaí?
2.4.3. ¿A quién fue dada la ley?
2.4.4. ¿Es perpetua la ley o fue abolida por Cristo?
2.4.5. Correlaciones bíblicas referentes a la
abrogación de la ley
2.5. ¿Cuál ley rige al cristiano?

CAPÍTULO III
EL SÁBADO
3.1. Introducción
3.2. Doctrinas adventistas sobre el sábado
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 17

CAPITULO I
REFERENCIAS HISTÓRICAS
1.1. Presentación 21
1.2. Las raíces del adventismo: Guillermo Miller 22
1.3. La «gran decepción» 23
1.4. La época «post-decepción» 26
1.5. La profetisa adventista: Elena G. de White 28
1.6. Establecimiento formal del «adventismo
del séptimo día» 31

CAPÍTULO II
LA LEY
2.1. Aspectos generales
2.2. Doctrinas adventistas sobre la «ley»
2.3. ¿«Unicidad» o «dualidad» de la ley?
2.4. ¿«Cesación» o «perpetuidad» de la ley?
2.4.1. ¿Estuvo la ley vigente antes de la creación?
2.4.2. ¿Estuvo la ley vigente antes del Sinaí?
2.4.3. ¿A quién fue dada la ley?
2.4.4. ¿Es perpetua la ley o fue abolida por Cristo?
2.4.5. Correlaciones bíblicas referentes a la
abrogación de la ley
2.5. ¿Cuál ley rige al cristiano?

CAPITULO III
EL SÁBADO
3.1. Introducción
3.2. Doctrinas adventistas sobre el sábado
. ,..iüi

3.3. ¿«Cesación» u «obligatoriedad» del sábado? 73


3.4. ¿Estableció Dios el sábado como un
mandamiento «prominente»? 86
3.5. Los «sábados semanales» y los «sábados anuales
o ceremoniales» 92
3.6. ¿Es el sábado el «sello de Dios»? 96
3.7. Los «tipos» de reposo: ¿qué sábado guardan
los adventistas? 98
3.8. Una reflexión final 102

CAPÍTULO IV
LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO
CELESTIAL
4.1. Planteamiento 105
4.2. Doctrinas adventistas sobre la «purificación
del santuario celestial» 106
4.3. ¿Inició Cristo la purificación de los pecados
hasta 1844? 107
4.4. ¿A qué lugar ascendió Cristo? 109
4.5. ¿Es Cristo «sacerdote» o «sumo sacerdote»? 113
4.6. ¿Perdón «provisional» o «definitivo» de los
pecados? 115
4.7. ¿Quién lleva nuestros pecados? 118
4.8. A manera de conclusión: ¿un «juicio
investigador»? 120

CAPITULO V
ELENA DE WHITE: ENSEÑANZAS Y
PREDICCIONES
5.1. Contenido 123
5.2. Doctrina adventista sobre el «don de profecía» 123
5.3. Enseñanzas y predicciones de Elena de White 124
5.4. Recapitulación 135
» .

CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS
6.1. Introducción 137
6.2. Análisis de textos bíblicos sobre la «ley» 137
6.3. Análisis de textos bíblicos sobre el «sábado» 147

BIBLIOGRAFÍA 153
"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros,
pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."

Romanos 6:14
INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

Algunos acontecimientos son determinantes para tomar


la decisión de escribir un libro. Hace más de dos décadas, el
Apóstol de Jesucristo, Dr. Samuel Joaquín Flores, me concedió
la bendición de acompañar como ministro a los hermanos
que se congregaban en la colonia San Vicente, de la ciudad de
Guadalajara, Jalisco (y que actualmente se reúnen en la colonia
La Amistad). La entonces pequeña Casa de Oración indicaba
en su área frontal que era el sitio de reunión de la Iglesia La
Luz del Mundo. En diversas ocasiones me tocó dialogar con
personas pertenecientes al «adventismo del séptimo día»,
acompañándome en esas pláticas los integrantes del Grupo de
Evangelización de dicho lugar. Unos brevísimos apuntes sobre la
«ley» y el «sábado», que entonces elaboré como notas de apoyo,
son el antecedente remoto de este trabajo.

Con el tiempo fue tomando fuerza la idea de convertir


aquellas notas en un libro. Precisamente, escuchando la
exhortación que el Apóstol de Jesucristo dirigió a un grupo
de ministros en la ciudad de San Antonio, Texas, en la que
subrayó la necesidad de escribir obras que sirvieran en la labor
de evangelización y defensa de la doctrina cristiana, me propuse
rescatar dichos apuntes que por años conservé. Así, inicié la
redacción de este trabajo en el mes de julio de 2011 y, gracias a
Dios, diez meses después lo veo concluido. Tengo el propósito
de que El adventismo del séptimo día: historia y doctrinas, sea e
número inicial de la serie bibliográfica "Movimientos religiosos"
que, si Dios lo permite, se irá integrando como parte del Fondo
Editorial de Casa Cultural Berea.

Esta obra presenta una descripción general tanto de la


historia como de las doctrinas principales del «adventismo del
séptimo día». Por ello, en su primer capítulo se refieren los datos
históricos básicos de este movimiento, a fin de establecer su
. "1

EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

desarrollo y los acontecimientos más relevantes de su devenir.


En los capítulos siguientes se analizan diversas doctrinas
adventistas, consideradas fundamentales en su cuerpo de
creencias. Así, el capítulo segundo está dedicado al tema de la
«ley o pacto antiguo» y, de manera específica, a examinar las
doctrinas adventistas sobre la dualidad de la ley y su pretendida
obligatoriedad actual. Desde luego, tales ideas son opuestas a
la enseñanza cristiana, porque hoy los cristianos no estamos
"bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). A este respecto
debemos tener presente que el pacto antiguo - l a ley ordenada al
pueblo hebreo- fue mudada mediante el sacrificio de Jesucristo,
para que entrara en vigor un nuevo pacto: la gracia. Pero estar
libre de la ley antigua no significa estar sin ley: en este nuevo
ministerio o pacto impera una ley que no sólo rige lo exterior, sino
además lo interior; no sólo gobierna a la carne, sino también al
corazón: es la ley de Cristo. Por ello señalan las Escrituras: "Pero
ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de
un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (Hebreos
8:6).

El capítulo tercero se dedica al análisis del «día de reposo»


o «sábado», que es considerado un tema central por los adventistas;
de hecho, lo califican como el "sello de Dios", el mandamiento
"prominente" dentro del decálogo, considerándolo de obligatoria
observancia. Sin embargo, como se tendrá oportunidad de ver,
aquel reposo material que Dios ordenó al pueblo de Israel ha
sido reemplazado por un reposo espiritual, que es permanente y
no semanal, espiritual y no material, que proporciona descanso
al alma y no sólo al cuerpo. Por su parte, en el capítulo cuarto
se aborda lo referente a la doctrina adventista de la «purificación
del santuario celestial», formulada con la pretensión de justificar
la predicción fallida del retorno de Cristo en 1844, y que afirma
que Cristo ingresó al Lugar Santísimo celestial hasta ese año.
Se trata de una doctrina que denigra el glorioso sacrificio de
nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos alcanzado redención.

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'

INTRODUCCIÓN

Debido a la relevancia que concede el adventismo a


Elena de White, el capítulo quinto trata de sus enseñanzas y
predicciones, que los integrantes de ese grupo religioso catalogan
como "fuente de verdad". Sin embargo, en su momento se
comprobará que tales ideas y predicciones son opuestas a la
enseñanza bíblica. Por último, el capítulo sexto se dedica al
análisis de los textos bíblicos que con frecuencia citan los
adventistas para pretender apoyar sus doctrinas, examinando
la argumentación que presentan, así como la respuesta que de
acuerdo a las Sagradas Escrituras corresponde dar.

Por conducirnos en la gloriosa fe de Cristo, nuestro Señor,


con su predicación y ejemplo, expreso mi testimonio de gratitud
al Apóstol de Jesucristo, Hermano Samuel Joaquín Flores. Su
constante exhortación es que busquemos compartir con todos la
Obra de Restauración Espiritual que por bendición disfrutamos
en este Tiempo de Gracia. Por ello, nos corresponde estar siempre
dispuestos a dialogar con mansedumbre en todo momento y
oportunidad, a fin de compartir con nuestros semejantes las
razones de nuestra esperanza.1

Dallas, Tx., a 14 de mayo de 2012.

Atentamente,

El autor

:
I 'id. 1* Pedro 3:15.
f
*

CAPITULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

CAPÍTULO I

REFERENCIAS HISTÓRICAS

1.1. PRESENTACIóN

El «adventismo del séptimo día» sitúa sus orígenes en fechas


relativamente recientes. Sus raíces se encuentran en el movimiento
que se generó a comienzos del siglo XIX en los Estados Unidos
de América en torno a la segunda venida de Cristo.1 Si bien
en distintos lugares, como en Europa, algunos anunciaban en
esa época el inminente retorno de Cristo, fue en Norteamérica
donde tal movimiento encontró un mayor número de adeptos.
Sobre el particular se ha escrito: "A principios del siglo XIX, las
Américas se vieron invadidas por una gran ola de interés en el
estudio de la Biblia, particularmente de las profecías acerca del
segundo advenimiento del Señor Jesucristo [.. .]". 2

Se les identifica como «adventistas»,3 sobre todo, por su


propensión a indagar y establecer la fecha en que sucederá el
retorno de Cristo, como enseguida se expondrá. La referencia
al «séptimo día» obedece a su creencia de que el sábado es el
día de reposo que debe ser guardado. Sobre estos dos puntos

' Cfr. McFarland, Ken. Sus amigos, los adventistas del séptimo día, Nampa, Idah
Publicaciones Imeramericanas (Pacific Press Publishing Association), 1987, p. 5.
" ídem.
3
La palabra «advenimiento» significa "venida o llegada, especialmente si es
esperada v solemne". Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española
21 a ed., Madrid, t. I, 1992.
.*•»*

EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

gira su cuerpo doctrinal, lo que ellos subrayan desde la misma


denominación que decidieron adoptar: en 1860, en Battle Creek,
Michigan, eligieron el nombre de «Adventistas del Séptimo
Día», por considerar que era el que mejor reflejaba sus doctrinas.
Pero, ¿cómo llegaron a este momento?

1.2. LAS RAíCES DEL ADVENTISMO: GUILLERMO MILLER

En los inicios de los adventistas, Guillermo Miller (1782-


1849) desempeñó un papel primordial. De origen bautista,
Miller abandonó sus creencias religiosas a principios del siglo
XIX para abrazar el «deísmo» —doctrina "que reconoce un Dios
como autor de la naturaleza, pero sin admitir revelación ni culto
externo" 4 -. Su escepticismo le llevó a preferir tal filosofía que
la Biblia. Tras participar en la guerra anglo-estadounidense de
1812, ante los actos de violencia y muerte que presenció, retomó
su interés por lo religioso y se dedicó al análisis de la Biblia,
pero particularmente a tratar de identificar el momento de la
segunda venida de Cristo. Para 1818 había arribado a la "solemne
conclusión [...] de que en alrededor de veinticinco años desde esa
fecha todos los asuntos de nuestro estado presente llegarían a su
fin". De acuerdo a su interpretación de distintos pasajes de las
Escrituras, el advenimiento del Hijo de Dios estaba próximo: en
sus cálculos, tendría lugar en 1843. 5

Tomando como fundamento central de su planteamiento


el texto bíblico de Daniel 8:14 ("Y él dijo: Hasta dos mil trescientas
tardes y mañanas; luego el santuario será purificado"), Miller
sostenía que el tiempo profético se cumpliría en 1843 (aunque
después ajustó su predicción para distintos momentos de 1844), y
que era la tierra el santuario que sería purificado con la venida de
4
Ibidem.
1
Cfr. Knight, George R. Una historia resumida de los adventistas del séptimo día,
Nampa, Idaho, Publicaciones Interamericanas (Pacific Press Publishine
Association), 2005, pp. 8 y ss.

22
CAPÍTULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

Cristo. Sin embargo, ya nuestro Señor Jesucristo había advertido


que algunos pretenderían conocer los tiempos que el Padre
puso en su sola potestad: "Entonces, si alguno os dijere: Mirad,
aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se
levantaran [...] falsos profetas [...]. Así que, si os dijeren: Mirad,
está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos,
no lo creáis" (Mateo 24:23-26). 6 No obstante, con la ayuda
de predicadores que se le sumaron, Miller difundió sus ideas
mediante conferencias, folletos y publicaciones de diversa índole,
consiguiendo numerosos seguidores en lo que ha sido llamado
«el gran despertar del segundo advenimiento». En la proclama
de esta doctrina destacó Josué V. Himes, influyente religioso de
Boston, quien hacia 1840 comenzó a publicar Signs of íhe times
[Señales de los tiempos], entre otras publicaciones. Además, se
organizaron asociaciones de adeptos que aguardaban el retorno
de Cristo, así como reuniones campestres que congregaban a
los adventistas en distintos lugares. Al finalizar 1842, muchos
milleritas celebraron cultos el 31 de diciembre para recibir lo
que ellos creían era el último año de la historia de la tierra. Al
día siguiente, Miller escribió una carta abierta a sus discípulos,
en la que los animaba a ganar por lo menos a una persona más
para su causa. A su decir, estaban viviendo los días finales de
la humanidad. 8 De este modo, en un ambiente de singular
expectación, los seguidores de este movimiento esperaban la
fecha fijada por Miller para el regreso de Cristo.

1.3. L A «GRAN DECEPCIóN»

Si en un principio Miller sostuvo que Jesucristo retornaría


alrededor de 1843, posteriormente situó su predicción para algún
momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de
6
También Mateo 24:11.
7
Cfr. Knight, G. R., op. rit., pp^lO a 13
Cfr. Schwarz, Richard W., y Greenleaf, Floyd. Historia de la Iglesia adventista del
séptimo día, Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 2002, p. 41.

2:
1.1. ADVEN! ISMO DEL SÉPTIMO DÍA

1844. El paso de la fecha límite sin que lo anunciado por Miller


sucediera, provocó entre sus seguidores gran frustración: "[...]
huelga decir que el «año del fin del mundo» de Miller pasó sin
el regreso de Cristo. Así, los milleritas experimentaron su primer
chasco", se ha escrito.9 Poco después de su fallido vaticinio,
Miller escribió: "El tiempo, como lo había calculado yo, ya ha
pasado; y a cada momento espero ver al Salvador descender del
cielo [...]".10

La desilusión que experimentaron las filas adventistas por


lo anterior, pareció por momentos superarse. En agosto de 1844,
S. Sheffield Snow persuadió a los milleritas que el segundo ad-
venimiento tendría lugar el 22 de octubre de 1844, correspon-
diente al Día de la Expiación del pueblo judío (el décimo día
del mes séptimo del año hebreo, según ordena Levítico 23:27).
Sus argumentos convencieron a Miller, Himes y otros dirigentes
adventistas, quienes terminaron adoptando esta nueva fecha, n o
obstante los fracasos que recientemente habían experimentado.
Ante esto, los adventistas se dieron a la tarea de proclamar el
inminente regreso de Cristo."

Con renovado ánimo, Guillermo Miller escribió a


principios de octubre de 1844, poco antes del anunciado día 2 2 :
"Veo la gloria en el séptimo mes como nunca antes la vi [...]
Mis dudas, mis temores y mi oscuridad, todo se ha ido. Veo q u e
todavía estamos en lo correcto. La palabra de Dios es verdad; y
mi alma está llena de gozo [...] Cristo vendrá el séptimo mes,
y nos bendecirá a todos".12 Por su parte, su colaborador J. V.
Himes anunció el 16 de octubre que la publicación Advent Herald
[Heraldo adventista, antes Sigtis ofthe times] no se editaría más:
"Dado que la fecha del número actual del Herald es nuestro

9
Vid. Knight, G. R., op. cit., p. 15.
10
Cit., por ídem. Otra fecha señalada por líderes adventistas fue el 18 de abril
de 1844.
" Vid., ibídem, pp. 16 y ss.
12
Ibídem, pp. 17 y 18.

lA
• é

( :APíTULOI. REFERENCIAS HISTóRICAS

último día de publicación antes del décimo día del séptimo


mes, no haremos provisión para imprimir la semana que viene
[...] He aquí, viene el esposo; ¡salid a recibirlo!"13 Ante la
cercanía de la fecha proclamada, algunos dejaron de atender sus
cultivos, cerraron sus negocios, se desprendieron de sus bienes o
renunciaron a sus empleos. Quienes así lo hicieron consideraban
innecesaria toda provisión, ya que según ellos el gran día estaba
por llegar.

Aquel 22 de octubre de 1844, los creyentes adventistas


aguardaban expectantes: algunos se subieron a los tejados de
las casas para atestiguar tan solemne acontecimiento, o bien se
desplazaron a las colinas más altas de la región para lograr una
mejor vista.14 Grupos de adventistas se congregaron en los hoga-
res o sitios de reunión para estar juntos en las que consideraban
eran las últimas horas del mundo. Así permanecieron esperando
con ansiedad hasta la medianoche. 15 El paso del día señalado
sin que nada relevante sucediera produjo en los seguidores de
Miller un impacto por demás negativo, que ha sido descrito en
los siguientes términos: "[...] los milleritas quedaron totalmente
sumidos en el caos y desanimados. Sus afirmaciones específicas
en cuanto al tiempo y su confianza indubitable en la fecha del 22
de octubre sirvió para aumentar su chasco".16 Otro autor men-
ciona: "Cuando Cristo no apareció en esa fecha, los seguidores
de Miller experimentaron lo que se conoció luego como «el gran
chasco»".17 Aunque no todos, la mayoría de los adeptos abando-
naron profundamente desilusionados este movimiento que aho-
ra se sumía en el caos.

13
Ibidem, p. 18.
14
Vid. Sepúlveda, Ciro y Gloria. Guillermo Miller y el gran chasco de 1844, USA
Ed. Biblos Press, 1990, p. 54; así como Girón, José. Los adventistas del séptimo dí
y sus doctrinas, Miami, Fl.( Ed. Vida, 1979, p. 9.
15
Cjk Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op. cit., p. 49.
16
Knight, G. R., op. cit, p. 19.
1
McFarland, K., op. cit, p. 5-
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DLA

1.4. LA ÉPOCA «POST-DECEPCIÓN»

La época que siguió al «gran chasco» fue de total


abatimiento y confusión entre los adventistas: su "elevada
esperanza había dado paso a la profundidad de su desesperación.
La certeza matemática de su fe los dejó aturdidos cuando el
acontecimiento esperado no ocurrió [...]".18 Ante el rotundo
fracaso, los dirigentes adventistas procuraron alimentar la
esperanza de los creyentes. Incluso, continuaron fijando nuevas
fechas: "Miller esperaba con confianza que Cristo vendría antes
de la conclusión del año judío de 1844, es decir, en la primavera
de 1845 [de nuestro calendario]. Josiah Litch se le unió en esto. H.
H. Gross y Joseph Marsh esperaban que fuera en 1846. Cuando
ese año pasó, Gross descubrió nuevas razones para esperar a
Cristo en 1847".19 Finalmente tuvieron que reconocer que el
establecimiento reiterado de fechas y, con ello, de predicciones
fallidas, sólo generaba mayor desconfianza entre sus seguidores.

Junto al retiro de la mayoría, una minoría de adeptos


prosiguió en sus creencias, si bien atribuyendo distintas expli-
caciones al incumplimiento de su proclama, lo que implicó que
la unidad del movimiento adventista comenzara a erosionarse.
Unos sostenían que las puertas de la gracia se habían cerrado
para quienes rechazaron la doctrina del advenimiento en la fecha
dada por ellos; otros aseguraban que Cristo permanecía ahora
sentado sobre una nube esperando que los adventistas lo hicieran
descender mediante súplicas ininterrumpidas; algunos enseña-
ban que Cristo había venido el día que ellos lo aguardaban, sólo
que había sido en forma espiritual; se difundía también la idea
de que los adeptos ya estaban en el cielo; asimismo, no faltaron
quienes aseguraban que se encontraban en el reposo milenario
con Cristo, por lo que no debían hacer ningún trabajo, entre
otras ideas y prácticas insólitas.20

18
Knight, G. R., op. cit., p. 23.
]
" Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op. cit., p. 52.
20
Ibiáem, pp. 53 v 54.

26

CAPÍTULO!. REFERENCIAS HISTÓRICAS

Paulatinamente se fueron perfilando tres grupos o


corrientes dentro de los adventistas en los años posteriores al
«gran chasco». El primero de ellos reconocía que habían errado
en el cálculo del tiempo y que, por ello, el 22 de octubre de 1844
no había ocurrido nada. Josué V. Himes - a quien Miller cedió
el liderazgo- confesó: "[...] no tenemos conocimiento de una
fecha fija o de un tiempo definido, pero sí creemos firmemente
que debiéramos aguardar y esperar la venida de Cristo, como un
evento que puede ocurrir a cualquier hora".21

Un segundo grupo sostenía una supuesta interpretación


espiritual de lo ocurrido el 22 de octubre de 1844. Según ellos,
tanto la fecha como el acontecimiento proclamado por los ad-
ventistas eran correctos, sólo que el retorno de Cristo se había
producido de manera espiritual y, por ello, no perceptible a los
sentidos físicos: a esta corriente se le conoció como los «espiritua-
lizadores». Un tercer grupo adventista afirmaba que había sido
correcta la fecha que proclamaron, pero no el acontecimiento
esperado: en ese día, según ellos ocurrió algo, pero no la segun-
da venida del Hijo de Dios, sino su ingreso al Lugar Santísimo
para purificar el santuario celestial. Entre los miembros de esta
corriente estaban quienes con el tiempo encabezarían lo que ven-
dría a ser el adventismo del séptimo día, y que se tornaría la
posición mayoritaria.22

Como puede apreciarse, salvo la primera corriente


adventista citada, la pretensión de los dos grupos restantes
fue justificar su fallo en la predicción del regreso de Cristo.
Precisamente, el tercer grupo mencionado recriminaba al
primero el haber abandonado el mensaje adventista al reconocer
su yerro y negar validez a su experiencia de 1844. A manera de
conclusión cabría decir que, como se ha escrito, de esta "caldera a
punto de estallar y de esa masa informe de decepción y confusión
surgiría la Iglesia Adventista del Séptimo Día".23
21
Cit., por Knight, G. R., op. cit., p. 24.
12
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, R, op. cit., p. 55.
23
Knight, G. R., op. cit., p. 20.

CAPITULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

Paulatinamente se fueron perfilando tres grupos o


corrientes dentro de los adventistas en los años posteriores al
«gran chasco». El primero de ellos reconocía que habían errado
en el cálculo del tiempo y que, por ello, el 22 de octubre de 1844
no había ocurrido nada. Josué V. Himes - a quien Miller cedió
el liderazgo— confesó: "[...] no tenemos conocimiento de una
fecha fija o de un tiempo definido, pero sí creemos firmemente
que debiéramos aguardar y esperar la venida de Cristo, como un
evento que puede ocurrir a cualquier hora".21

Un segundo grupo sostenía una supuesta interpretación


espiritual de lo ocurrido el 22 de octubre de 1844. Según ellos,
tanto la fecha como el acontecimiento proclamado por los ad-
ventistas eran correctos, sólo que el retorno de Cristo se había
producido de manera espiritual y, por ello, no perceptible a los
sentidos físicos: a esta corriente se le conoció como los «espiritua-
lizadores». Un tercer grupo adventista afirmaba que había sido
correcta la fecha que proclamaron, pero no el acontecimiento
esperado: en ese día, según ellos ocurrió algo, pero no la segun-
da venida del Hijo de Dios, sino su ingreso al Lugar Santísimo
para purificar el santuario celestial. Entre los miembros de esta
corriente estaban quienes con el tiempo encabezarían lo que ven-
dría a ser el adventismo del séptimo día, y que se tornaría la
posición mayoritaria.22

Como puede apreciarse, salvo la primera corriente


adventista citada, la pretensión de los dos grupos restantes
fue justificar su fallo en la predicción del regreso de Cristo.
Precisamente, el tercer grupo mencionado recriminaba al
primero el haber abandonado el mensaje adventista al reconocer
su yerro y negar validez a su experiencia de 1844. A manera de
conclusión cabría decir que, como se ha escrito, de esta "caldera a
punto de estallar y de esa masa informe de decepción y confusión
surgiría la Iglesia Adventista del Séptimo Día".23
1
Cit, por Knight, G. R., op. cit., p. 24.
22
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, R, op. cit., p. 55.
23
Knight, G. R., op. cit'.. p. 20.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

1.5. L A PROFETISA ADVENTISTA: ELENA G. DE W H I T E

Después de la «gran decepción», en un ambiente de


división e incertidumbre surge en escena la figura de Elena Gould
Harmon (1827-1915) -conocida tras su matrimonio como Elena
de White-, a quien los adventistas del séptimo día sitúan entre
sus fundadores (junto a Jaime White —su esposo— y José Bates).
La relevancia del papel que ella desempeñó en el desarrollo del
adventismo es de tal magnitud, que esta denominación religiosa
la reconoce como su profetisa y consejera.24 Elena perteneció a
la iglesia metodista, que decretó su separación a fines de 1843,
junto con su familia, por difundir las enseñanzas de Guillermo
Miller sobre el cercano retorno de Cristo.

Elena de White afirmaba que en diciembre de 1844 tuvo


una visión,25 pocas semanas después de la fecha fallida, en la
que según ella pudo contemplar a los adventistas que transitaban
por un sendero hacia la Jerusalén celestial. Agregaba que al co-
mienzo de tal camino vio una luz brillante, y que una voz le dijo
que era el "clamor de medianoche"; concluía aseverando que los
adventistas que se desanimaron o negaron la luz cayeron del sen-
dero. Toda vez que los seguidores de este movimiento religioso
conceden especial importancia a las enseñanzas de Elena, es per-
tinente plantear sobre el particular las siguientes observaciones.

La primera es referente a la interpretación que le han dado a


la pretendida visión, y que ha variado con el tiempo. Inicial/tiente,
la propia Elena afirmó que su visión significaba que para aquellos
que habían rechazado el mensaje del retorno de Cristo en 1844,
las puertas de la salvación como castigo se habían cerrado, 26
buscando sustentar tal aseveración en la cita bíblica de Mateo

24
Nichol, Francis, et. al, "Biografía de Elena G. de White", en Comentario bíblico
adventista del séptimo día. Florida, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1992,
t. l,p. 1157.
25
Cfr. Knight, G. R., op. a,'., p. 29.
26
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op. át., p. 66.

IS
' ,

CAPÍTULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

25:10.2 Esta doctrina, que los propios adventistas identifican


como la «teoría de la puerta cerrada»,28 paulatinamente la
tuvieron que modificar. Y es que tal teoría no era compatible
con su pretensión de sumar nuevos adeptos; al final tuvieron
que reemplazarla por la «teoría de la puerta abierta». Variando la
interpretación inicial a fin de ajustaría a sus cambios doctrinales,
actualmente los adventistas sostienen que el relato de Elena de
White sirvió para confirmar que la fecha del 22 de octubre de
1844 era correcta, pero no por la venida de Cristo, sino por el
ingreso de Cristo al Lugar Santísimo celestial. Agregan que el
anuncio adventista de que Cristo retornaría en 1844 fue, no
obstante que no se cumplió, el «clamor» al que hace referencia
Mateo 25, cuando en su versículo 6 expresa: "Y a la medianoche
se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!".

Esto último nos lleva a plantear la segunda observación:


no cabe que los adventistas se adjudiquen el «clamor bíblico»,
ni que pretendan que su afirmación de que Cristo retornaría en
1844 sea dicho «clamor»; debe tenerse presente el hecho de que
su predicción resultó errónea. En otras palabras, el «clamor bí-
blico» difiere del «clamor adventista»: el primero ordena a las
vírgenes que aguardan la venida del esposo: "Salid a recibirle",
exhortándoles además a velar porque "no sabéis el día ni la hora
en que el Hijo del Hombre ha de venir". En cambio, el clamor
adventista antes de 1844 era el siguiente: "Salid a recibir al espo-
so el 22 de octubre" (o en alguna de las fechas que manejaron);
pero al fallar su anuncio, cambió radicalmente el clamor adven-
tista, siendo entonces el siguiente: "El 22 de octubre de 1844
el esposo no vino, pero entró al Lugar Santísimo celestial". Las
diferencias entre el clamor bíblico y el clamor adventista son por
demás palpables.

27
"Pero mientras ellas [las vírgenes insensatas] iban a comprar [aceite], vino el
esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la
puerta".
U
I 'id. Schwarz, R. W., y Greenleaf, R, op. cit, p. 53.
• ¿u

EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Por otra parte, Elena de White remite a Dios la respon-


sabilidad del «gran chasco», al atribuir a su voluntad el error co-
metido. Escribe: "Dios se propuso probar a su pueblo. Su mano
cubrió el error cometido en el cálculo de los períodos proféticos
[...]". Y agrega: "Pasó el tiempo de expectativa, y no apareció
Cristo para libertar a su pueblo. Los que habían esperado a su
Salvador con fe sincera, experimentaron un amargo desengaño.
Sin embargo, los designios de Dios se estaban cumpliendo: Dios
estaba probando los corazones de los que profesaban estar es-
perando su aparición". Más adelante dice: "Pero Jesús y todas
las huestes celestiales contemplaron con amor y simpatía a los
creyentes que fueron probados y fieles aunque chasqueados".29

Tales afirmaciones de Elena de White son inadmisibles y


claramente rechazadas por las Sagradas Escrituras. Cristo mis-
mo previno: "Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el
Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis" (Marcos 13:21). Y es que
Dios no induce el error para probar a los creyentes, ni su mano
cubre el error, ni engaña a nadie, ni hay en Jesucristo simpatía
por «chasco» o por predicciones fallidas, como Elena lo preten-
de. La Biblia enseña que la mentira no procede de Dios, porque
El es "veraz" (Romanos 3:4), amén de que toda "buena dádiva
y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,
en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago
1:17). Contrario a la enseñanza adventista, Dios ama "la verdad
en lo íntimo" (Salmos 51:6), y el dictamen bíblico es rotundo:
"ninguna mentira procede de la verdad" (I a Juan 2:21). El "es-
píritu de verdad" es opuesto al "espíritu de error" (I a Juan 4:6):
el primero es de Dios; el segundo no. Por ello, el Apóstol Pablo
escribió: "Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de
impureza, ni fue por engaño" (I a Tesalonicenses 2:3). En defini-
tiva, en la genuina enseñanza cristiana no hay lugar ni espacio
para «chascos» o para «decepciones».

29
White, Elena G. tilgran conflicto ha terminado, USA, Pacific Press Publishing
Association, 2006, p. 237. (Esta obra aparece titulada también como Elconflicto
de los siglos).
• *

CAPÍTULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

A pesar de ello, Elena de White ejerció una particulai


influencia en la estructuración del movimiento adventista
del séptimo día. Con apoyo en sus pretendidas visiones, elh
se erigió en la voz principal para determinar tanto doctrina;
como decisiones, a grado tal que algunos sectores adventista;
han llegado a colocar la palabra de su profetisa por encima de
la enseñanza bíblica.30 Precisamente, la activa participación de
Elena en la organización formal de este grupo religioso muestra
la clara ascendencia que desde mediados del siglo XIX fue
tomando y que perduraría a lo largo de su vida.

1.6. ESTABLECIMIENTO FORMAL DEL «ADVENTISMO


DEL SéPTIMO DíA»

Durante la primera década posterior a la «grar


decepción», los adventistas se mostrarían reacios a organizarse
formalmente como un grupo religioso. En realidad, ante el climí
de perplejidad y desilusión que los dominó por su predicciór
fallida, difícilmente estaban en condiciones de estructurar si
movimiento.31 Pero en 1853, Jaime White escribió una serie d<
artículos sobre la necesidad de organizarse; su planteamientc
fue apoyado por su esposa, Elena, mediante unas visiones que
afirmó tener.32 No obstante, todavía les tomaría varios años má:
formalizar su movimiento.

En un congreso general realizado en 1860, este grupc


adoptó el nombre de «adventistas del séptimo día» y tomó 1;
decisión de constituir Iegalmente su editorial, lo que hicieror
un año después. A partir de 1861 comenzaron los adventista:
a formar una serie de asociaciones locales en Michigan, lowa
Vermont, Illinois, Wisconsin, entre otros lugares. N o fue sinc

30
Vid. Knight, G. R., op. cit., p. 33.
31
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, R, op. cit., p. 83.
32
Vid. Knight, G. R., op. cit., 56; así como Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op
cit., p. 83.
EL .ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

hasta 1863 cuando, con base en los grupos locales, se constituyó


la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.

... b.
" •

CAPITULO II. LA LEY

C A P I T U L O II

L A LEY

2.1. ASPECTOS GENERALES 33

Es pertinente precisar qué se entiende por «ley de Dios». En prin-


cipio, toda norma o mandamiento de Dios es su ley. Pero siendo el
propósito de este capítulo examinar la doctrina adventista sobre
este tema, al hablar aquí de «ley» nos referimos específicamente al
pacto antiguo que Dios concertó con el pueblo de Israel, al darles
mandatos y promesas de bendición si obedecían sus decretos.34

¿Cuál era el contenido del pacto antiguo, es decir, de


la ley? La Biblia enseña que la parte esencial de la ley fueron los
«diez mandamientos»: "Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas
palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto
contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días
y cuarenta noches [...]; y escribió en tablas las palabras del
pacto, los diez mandamientos" (Éxodo 34:27-28). Además: "Y él
[Jehová] os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra;
los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra"
(Deuteronomio 4:13). Moisés reitera: "[...] yo subí al monte para
recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo
33
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de destacar
ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se aborda.
34
Se identifica a la «ley» como "antiguo pacto" (2a Corintios 3:14); "pacto
viejo" (Hebreos 8:13); "primer pacto" (Hebreos 9:1). todo ello en relación con el
"nuevo pacto": la gracia. Otros pactos divinos fueron con Noé (Génesis 9), con
Abraham (Génesis 12 y 17), etc.
FX ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

con vosotros [...]; y en ellas estaba escrito según todas las palabras
que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día
de la asamblea. Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta
noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del
pacto" (Deuteronomio 9:9-11).

Pero al decálogo que Dios audiblemente comunicó al pue-


blo de Israel, se sumaron otras normas divinas transmitidas por
medio de Moisés. Por ello, Hebreos 9:1 expresa que "el primer
pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal". Esas
otras ordenanzas, complementarias de los diez mandamientos, no
constituían otro pacto, sino que vinieron a ser parte del mismo con-
venio. Y es que los hebreos, ante el estruendo y los relámpagos,
el sonido de la bocina y el monte que humeaba, "temblaron, y se
pusieron de lejos", pidiendo que no hablara más Dios directamen-
te con ellos. Dijeron a Moisés: "Habla tu con nosotros, y nosotros
oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos"
(Éxodo 20:18-19). La imponente presencia de Jehová y el poderío
de su voz, llevó a los que la oían a rogar "que no se les hablase
más, porque no podían soportar [...]" (Hebreos 12:19-20).

Que el pacto antiguo comprendía tanto las normas que


Dios directamente transmitió al pueblo (es decir, los diez manda-
mientos), como aquellos preceptos que dio por medio de Moisés
(es decir, los restantes mandamientos), se constata con la propia
celebración de este convenio. Expresan las Sagradas Escrituras
que Moisés, tras retornar del monte, tomó parte de la sangre de
los sacrificios ofrecidos a Jehová y la esparció "sobre el altar"; en-
seguida tomó "el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo [...]",
quien solemnemente prometió: "Haremos todas las cosas que Je-
hová ha dicho, y obedeceremos". Tras ello, tomó la sangre "y ro-
ció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová
ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas" (Éxodo 24:6-8).

¿Cuáles eran «todas estas cosas» sobre las que Dios ce-
lebró su pacto con Israel? Éxodo 24:3 responde esta pregunta:

.4
CAPITULO II. LA LEY

"Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y


todas las leyes [...]". Formaban parte de aquel convenio "todas las
palabras" de Jehová, así como también "todas las leyes" que re-
cibieron por medio de Moisés, quien registró todo en el «libro del
pacto» (Éxodo 24:4). Refiere esto mismo Moisés cuando recuerda
al pueblo que después de anunciarles Jehová los diez mandamien-
tos, le mandó a él que enseñara a los hebreos "estatutos y juicios"
(Deuteronomio 4:14).

En referencia a este acontecimiento, se ha escrito: "De


donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque
habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley
a todo el pueblo, tomó la sangre [...], y roció el mismo libro y
también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto
que Dios os ha mandado" (Hebreos 9:18-20). Es claro, pues, que
aquel pacto comprendía "todos los mandamientos de la ley", es
decir, tanto el decálogo, como las demás ordenanzas comunica-
das por Dios al pueblo de Israel por conducto de Moisés: integra-
ban todas esas normas un mismo pacto.

2.2. DOCTRINAS ADVENTISTAS SOBRE LA «LEY»

Para los adventistas existen dos doctrinas fundamentales


en este tema: una, la «dualidad de la ley» y, otra, la «perpetuidad
de la ley». De acuerdo a la doctrina de la «dualidad de la ley», el
pacto antiguo se divide en dos: por un lado estaría la «ley moral»
(que llaman también «ley de Jehová» y que la hacen consistir
en los diez mandamientos) y, por otro, la «ley ceremonial»
(que llaman también «ley de Moisés» y que comprendería las
normas rituales y civiles). ¿Por qué plantean los adventistas esta
distinción? Su propósito es desviar todos los textos bíblicos que
enseñan la cesación o mudanza de la ley hacia la «ley ceremonial»
(de cumplimiento gravoso y difícil, por hacerla consistir en
rigurosos ritos y sacrificios). De este modo, los adventistas
afirman que lo que fue abolido por la muerte de Cristo es la ley
.......;..

EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

ceremonial, pero no la ley moral (o sea, los diez mandamientos),


porque la vigencia de estos últimos es —dicen- perpetua."

La doctrina adventista de la dualidad de la ley se representa


esquemáticamente de la siguiente manera:

(
Ley moral
1
) c Ley ceremonial
I
Ley de Jehová
1
)
Lev de Moisés
1
Consistente en las
Consistente en los normas rituales,
diez mandamientos ceremoniales
y civiles

Junto a esto, la doctrina de la «perpetuidad de la ley»


sostiene que los diez mandamientos no son principios "temporales
ni sujetos a las circunstancias, sino absolutos, inmutables, y de
validez permanente para la humanidad" o, dicho de otra manera,
que "están en vigencia para todos los seres humanos de todas las
épocas",36 de manera que hoy, según los adventistas, el cristiano
está sujeto a ellos. Agregan que el decálogo ya existía mucho
antes de que Dios lo diera a Israel e, incluso, aún antes de la
creación misma.

Es pertinente plantear aquí las siguientes cuestiones:

• ¿Es bíblica la doctrina adventista sobre la «dualidad» de


la ley, es decir, sobre la distinción entre ley «moral» y ley
«ceremonial»?

11
AA.VV. Creencias de los adventistas del séptimo día, USA, Publicaciones
Interamericanas, 1993, p. 280. Este libro es una exposición que los propios
adventistas hacen de sus doctrinas.
56
Ibidem, pp. 268 y 276.

16

j K
CAPÍTULO II. LA LEY

¿Es bíblica la enseñanza adventista de la «perpetuidad»


de la ley?
¿Se encuentra el cristiano bajo la «ley» o bajo la «gracia»?

2 . 3 . ¿«UNICIDAD» O «DUALIDAD» DE LA LEY?

Frente a la enseñanza bíblica de la «unicidad» de la ley (es


decir, que la ley es una), los adventistas sostienen la doctrina de
la «dualidad» de la ley,37 al separar la llamada ley moral de la ley
ceremonial. Conviene recordar a este respecto, que Dios celebró
en el Sinaí con el pueblo de Israel no dos pactos, sino uno.

Para defender su doctrina, argumenta el adventismo


que las Sagradas Escrituras hablan en ocasiones de la «ley de
Jehová o del Señor» y, otras veces, de la «ley de Moisés», de
manera que, según ellos, la primera correspondería a los diez
mandamientos, y la segunda a las demás normas ceremoniales,
rituales y civiles.38 ¿Es esto así? Desde luego que no, porque si
bien es cierto que la Biblia menciona tanto la "ley de Jehová
o del Señor", como la "ley de Moisés", no por ello alude a dos
leyes distintas. En realidad, la Biblia utiliza ambas expresiones
de forma equivalente, indistinta, es decir, para referirse al mismo
pacto. Siendo Dios el autor de la ley, en ocasiones las Sagradas
Escrituras la llaman «ley de Moisés», debido a que gran parte
de ella fue comunicada al pueblo por conducto de Moisés, pero
sin que ello signifique, como lo pretenden los adventistas, que se
trate de leyes diversas.

Que la «ley de Jehová o del Señor» y la «ley de Moisés»


tienen un mismo significado, se comprueba con las siguientes
citas bíblicas:

37
El término «dualidad» resulta muy adecuado para identificar esta doctrina
adventista, si bien ellos no la llaman expresamente así.
38
Cfr. AA.VV. Creencias..., op. ai., p. 272.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

a). Marcos 7:9-10. "Les decía también: Bien invalidáis el


mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque
Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre [...]".

Dar honra a los progenitores es uno de los diez manda-


mientos (Éxodo 20:12), al que Cristo llama "mandamiento de
Dios" y, a la vez, que fue dado por Moisés, sin hacer la separa-
ción de leyes que predican los sabáticos.

b). Lucas 2:22-23. "Y cuando se cumplieron los días de la


purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a
Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley
del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo
al Señor)".

Como se aprecia, para el Evangelista la «ley de Moisés» y


la «ley del Señor» eran una y la misma. El mandato referente a que
todo varón primogénito fuera consagrado a Dios, no correspon-
día a los diez mandamientos y, sin embargo, se le identifica como
parte de la ley del Señor.

c). Lucas 2:24. "Y para ofrecer conforme a lo que se dice


en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos".

Este precepto, establecido en Levítico 12:6-8, no era


parte de los diez mandamientos y, sin embargo, se le llama «lev
del Señor».

d). Juan 7:19. "¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de


vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?".

A la prohibición "no matarás" (Éxodo 20:13), que


integraba el decálogo, Jesucristo la identifica como parte de la
ley de Moisés.

e). Hebreos 10:28. "El que viola la ley de Moisés, por el


testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente".
,, ,

CAPÍTULO II. LA LEY

En efecto, la ley requería que una acusación se mantuvie-


ra "por el testimonio de dos o tres testigos [...]" (Deuteronomio
19:15). Así, quien diera muerte a alguno (infringiendo con ello
el mandamiento "no matarás"), o quien fuera y sirviera a dioses
ajenos (violando el mandamiento "no tendrás dioses ajenos de-
lante de mí"), y que fuera acusado por dos o tres testigos, debía
morir (Números 35:30 y Deuteronomio 17:3-6). Las prohibicio-
nes de matar, como la de practicar actos idolátricos (que integra-
ban los diez mandamientos), son identificados en Hebreos como
la ley de Moisés.

El Antiguo Testamento, por su parte, no hace separación


entre la ley de Jehová y la ley de Moisés, sino que emplea ambas
expresiones de manera equivalente:

a). V~R.eyes2:3. "Guarda los preceptos de Jehová tu Dios,


andando en sus caminos, y observando sus estatutos y manda-
mientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está
escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que
hagas y en todo aquello que emprendas".

Los "preceptos de Jehová" (entre los que estaban los diez


mandamientos), son aquí llamados ley de Moisés.

b). VCrónicas 16:40. "Para que sacrificasen continuamente


a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto,
conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él
prescribió a Israel".

Con este pasaje queda claro que no sólo los diez


mandamientos formaban la ley de Jehová -como lo afirman los
sabáticos-, sino también las restantes ordenanzas, entre ellas las
referentes a los holocaustos.

c). 2aCrónicas 31:3. "El rey contribuyó de su propia hacienda


para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está


escrito en la ley de Jehová".

Si en un diálogo se le pregunta a un sabático a qué ley


correspondían los holocaustos, nuevas lunas y fiestas solemnes,
su respuesta sería que a la ley de Moisés; sin embargo, en este
texto se responde que a la ley de Jehová. En realidad, el pacto
que Dios concertó con el pueblo hebreo es llamado bíblicamente
tanto ley de Jehová como ley de Moisés.

También la dualidad de leyes que predica el adventismo


es opuesta a la enseñanza de las Sagradas Escrituras sobre la
autoría de la ley. Si la Biblia distinguiera entre la ley de Jehová
y la ley de Moisés, reconocería a dos legisladores; sin embargo,
las Escrituras nos dicen: "Uno solo es el dador de la ley [...]",
(Santiago 4:12), ratificando de esta forma su carácter unitario.
En conclusión: no eran dos leyes y, por lo tanto, tampoco fueron
dos legisladores.

Por último, si se examina el contenido de la «ley moral» y


de la «ley ceremonial», se concluye que la distinción de leyes que
predican los adventistas no es correcta. Según los adventistas,
las normas morales se encuentran en el decálogo (o ley moral),
mientras que las normas referentes a ritos, ceremonias, sacrifi-
cios, ofrendas, etc., se ubican en la ley ceremonial. Sin embargo,
las Escrituras nos muestran que la llamada ley ceremonial con-
tenía innumerables preceptos morales, lo que echa por tierra el
argumento adventista.

Veamos:

• Éxodo 22:22. "A ninguna viuda ni huérfano afligiréis".


• Éxodo 22:28. "No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al
príncipe de tu pueblo".
• Éxodo 23:1-2. "No admitirás falso rumor. N o te concer-
tarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los

4d
*

CAPITULO U. LA LEV

muchos para hacer mal, ni responderás en litigio incli-


nándote a los más para hacer agravios".
• Éxodo 23:7. "De palabra de mentira te alejarás [...]".
• Éxodo 23:8. "No recibirás presente; porque el presente
ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos".

Todos estos mandamientos no eran parte del decálogo,


sino de la llamada ley ceremonial y, no obstante, su contenido es
claramente de índole moral. Se prueba así que no es procedente
la doctrina adventista referente a la dualidad de la ley.

2.4. ¿«CESACIóN» O «PERPETUIDAD» DE LA LEY?

La Biblia enseña que la ley o pacto antiguo «cesó c


concluyó» su vigencia con el sacrificio redentor de Jesucristo^
instaurándose en su lugar un nuevo pacto: la gracia. En cambio :
los adventistas sostienen que la ley moral tiene una vigencia
perpetua: afirman que ella ha regido no sólo para el pueblo dí
Israel a partir del Sinaí, sino para toda la humanidad desde la
creación e, incluso, desde antes de la creación.39 Para ellos, tal le>
es hoy obligatoria, si bien admiten que la llamada ley ceremonial
terminó su vigencia con la muerte de Cristo.

Previo al análisis de este tema, es conveniente tener en


cuenta que la ley antigua era tanto normas como profecía; es d
cir, tenía una dimensión normativa (como un conjunto de man
damientos divinos dados al pueblo de Israel) y una dimensiór
profética (que anticipaba la venida de Jesucristo, su sacrificio y la
bendiciones que otorgaría). De acuerdo a la primera dimensión
la ley rigió la vida de los hebreos; bajo la segunda dimensión,
ley anunció las bendiciones para los cristianos. La ley, en su di
mensión normativa, fue desobedecida reiteradamente por Israel
invalidando así el pacto que Dios concertó con el pueblo. Perc
en su dimensión profética, la ley tuvo puntual cumplimiento

Cfr. Ibidem, p. 276.


EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

puesto que, como dijo Cristo: "[...] era necesario que se cum-
pliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los
profetas y en los salmos" (Lucas 24:44).

Esta distinción (la ley como «normas» y como «profecía»)


nos permite entender con precisión el significado de «cesación,
conclusión, abrogación o anulación» de la ley. Con estos términos
u otros similares se alude, en concreto, al fin de la vigencia de la
ley; es decir, a la mudanza de la ley antigua por una ley nueva; al
reemplazo del pacto viejo por un nuevo pacto. Ahora bien, ¿por
qué terminó la vigencia de la ley? En su dimensión normativa,
la ley finalizó porque Dios estableció una nueva mediante el
sacrificio de su Hijo; en su dimensión profética, la ley finalizó
porque lo que ella anunciaba tuvo pleno cumplimiento en Cristo.
En efecto, no cabía seguir anunciando la venida de quien ya
estaba presente. Por ello, la ley y los profetas "profetizaron hasta
Juan" (Mateo 11:13), puesto que lo que anunciaban se cumplió
en la persona de Cristo. Así, más trascendente que el tema de si
Cristo cumplió o no la ley —que, desde luego, mientras estuvo
en la tierra sí la cumplió y de manera plena, puesto que el Señor
nació "bajo la ley" (Gálatas 4:4)-, resulta el hecho de que la ley
se cumplió en Cristo, dando paso con ello a la instauración de
la gracia.

Es necesario anticipar aquí el argumento central que em-


plean los adventistas cuando se les refiere que la ley en su con-
junto concluyó su vigencia con el sacrificio de Cristo, y que hoy
vivimos bajo un nuevo pacto.''0 Dicen ellos inmediatamente: "Si
usted no está obligado por la ley, entonces podría matar, incu-
rrir en idolatría, adulterar, etc. ¿Haría usted todo esto?" Nuestra
respuesta debe ser puntual: "De ninguna manera, porque estar
libre de la «ley antigua», no significa estar sin ley. Los cristianos
estamos bajo la «ley de Cristo» (el ministerio de la gracia), cuyos
mandamientos son superiores a los que contenía la «ley antigua
o hebrea».

Cfr. Girón, J., op. cit., p. 69.

• *
CAPÍTULO ti. LA 1£\

Veamos:

Si en la «ley» era culpable de juicio el que privaba d<


la vida a alguien, en la «gracia» es culpable de juicio
además, el que se enoja contra su hermano. Nuestrc
Señor Jesucristo estableció: "Oísteis que fue dicho í
los antiguos: No matarás, y cualquiera que matare sera
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que
se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; )
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedara
expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:21-22). En la
gracia, pues, el cristiano no sólo tiene prohibido matar (1 ;
Pedro 4:15), sino que también tiene prohibido enojarse
contra su hermano.
Si en la «ley» cometía homicidio quien daba muerte
a alguien (Éxodo 20:13), en la «gracia» es también
homicida el que odia a su hermano. Por ello dice e;
Apóstol Juan: "Todo aquel que aborrece a su hermane
es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida
eterna permanente en él" (I a Juan 3:15).
Si en la «ley» era idólatra el que hacía y rendía cuite
a imágenes (Éxodo 20:4-5), en la «gracia» también es
idolatría la avaricia, como dicen las Escrituras: "Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza^
pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que e5
idolatría" (Colosenses 3:5). Así, la «gracia» prohibe la
idolatría externa (Gálatas 5:19-20), y la idolatría interna,
como es la avaricia, consistente en la veneración de la?
cosas materiales.
Si en la «ley» el adulterio consistía en el acto carnal
(Éxodo 20:14 y Levítico 18:20), en la «gracia» se incurre
en adulterio, además, cuando se codicia a una mujer.
Cristo enseñó: "Oísteis que fue dicho: N o cometerás
adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón'
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

(Mateo 5:27-28). La «gracia» prohibe tanto el adulterio


carnal (Hebreos 13:4), como el adulterio en el corazón
(Santiago 4:4).

Como puede comprobarse, los mandamientos de la


«gracia» son superiores a los mandamientos de la «ley». Por ello
indican las Escrituras en relación a Cristo: "Pero ahora tanto
mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor
pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel
primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera
procurado lugar para el segundo" (Hebreos 8:6-7).

Retomando el tema de este apartado, cabe apuntar que


la doctrina adventista sobre la «perpetuidad de la ley» contiene
diversas afirmaciones que serán examinadas a continuación.

2.4.1. ¿ESTUVO LA LEY VIGENTE ANTES DE LA CREACIóN?

Una primera afirmación adventista es que la ley estuvo


vigente «antes» de la creación; en apoyo a esto, citan el texto
bíblico referente a los ángeles que pecaron (2 a Pedro 2:4), quienes
-agregan- sólo pudieron cometer pecado si estaban obligados
por la ley.41 ¿Qué respuesta amerita esto?

Si examinamos el decálogo, con facilidad se concluye


que no fue dado para los ángeles, ni estuvo vigente antes de la
creación. En efecto, ¿cabría ordenar a los ángeles: "no te harás
imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo,
ni abajo en la tierra [...]", cuando todavía los cielos y la tierra no
eran creados? ¿Cabría indicar a los ángeles: "Acuérdate del día de
reposo para santificarlo", siendo que aún no había días (Génesis
1:3-5)? ¿O establecer para ellos: "Seis días trabajarás [...]; mas
el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él
obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada,
41
Cfr. AA.VV. Creencias..., op. df.,p. 276.
.

CAPITULO II. LA LEÍ

ni tu bestia, ni tu extranjero [...]", siendo seres espirituales? ¿E:


aplicable a los ángeles el mandamiento: "Honra a tu padre y £
tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehoví
tu Dios te da"? ¿Estarán sujetos los ángeles al mandamiento "nc
matarás", cuando por su condición de seres espirituales no mué
ren materialmente (Lucas 20:36)? ¿O "no cometerás adulterio":
¿En verdad creen los adventistas que se dirige a los ángeles e
mandamiento: "[...] no codiciarás la mujer de tu prójimo [...]"
siendo que Cristo mismo enseñaba que los ángeles de Dios no s<
casan ni se dan en casamiento (Mateo 22:29-30)? Es por demá:
evidente que los diez mandamientos no podían regir para lo
ángeles antes (ni después) de la creación, tal como lo aseverar
los sabáticos.

Pero, preguntan los adventistas, ¿cómo pudo existir e


pecado, si no estaba en vigencia la ley? En Romanos 5:13 s
encuentra la respuesta: "Pues antes de la ley, había pecado en e
mundo [...]". Es decir, antes de los diez mandamientos dados ei
el Sinaí, existieron otros mandamientos divinos, cuyo desacate
era pecado: por ejemplo, la desobediencia de Adán (Romano
5:12). En relación a los ángeles que pecaron mencionados po
el Apóstol Pedro, su ofensa no consistió en desobedecer lo
diez mandamientos, sino en no guardar la dignidad que Dio
les dio. El salmista expresa dicha dignidad cuando escribe
"Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza
que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto
(Salmos 103:20). Por ello dice la Escritura: "Y a los ángeles qu
no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propi
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eterna;
para el juicio del gran día" (Judas 6). En conclusión, el pecado d
los ángeles mencionado por la Biblia no consistió en la violado]
del decálogo, sino en no guardar por su desobediencia y rebeldí
la dignidad y morada que de Dios recibieron.
KL ADVENTISMO Dl-1. SI-.PTIMO DÍA

2.4.2. ¿ESTUVO LA LEY VIGENTE ANTES DEL SINAí?

Una segunda afirmación adventista es que la ley estuvo


vigente antes de que Dios la comunicara en el Sinaí. Escriben:
"La ley existía mucho antes de que Dios le diera el decálogo a
Israel",42 argumentando, de nueva cuenta, que sólo estando en
vigor los diez mandamientos podía haber pecado pecado. En
realidad, no sólo la transgresión de los diez mandamientos fue
pecado -como lo entienden los adventistas-, sino que también
lo es la transgresión de «cualquiera» de los mandamientos dados
por Dios.

No obstante, los adventistas citan I a Juan 5:4 ("[...]


pues el pecado es infracción de la ley") como apoyo de su idea
limitando el significado de «ley» a los diez mandamientos. ¿En
verdad el pecado es sólo la infracción del decálogo? El propio
Apóstol Juan menciona como mandamientos que hoy deben ser
obedecidos los siguientes: "Y cualquiera cosa que pidiéremos la
recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos [...], Y
este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios
en él [...]" (I a Juan 3:22-24). Y, por ejemplo, creer "en el nombre
de su Hijo Jesucristo" no era parte de los diez mandamientos,
pero sí de la ley de Cristo, cuya transgresión es pecado. De
esta manera, cuando el Apóstol Juan afirma que el "pecado es
infracción de la ley", se refiere en general a los mandamientos
dados por Dios. En conclusión, si pecado fue la infracción del
decálogo, pecado es la infracción de la ley de Cristo.

En apoyo a su afirmación de que la ley estuvo vigente


antes del Sinaí, los adventistas aducen los siguientes argumentos:

a). Que el pecado de Adán consistió en transgredir los


diez mandamientos.
42
ídem.
T
*

CAPITULO II. LA LEY

A esto cabe responder que la Biblia declara que la falta de


Adán consistió en desobedecer el mandato divino que le prohi-
bía comer del árbol de la ciencia del bien y del mal: Génesis 2:17
y 3:17, así como Romanos 5:19.

b). También pretenden que Abraham conoció y guardó


los diez mandamientos, ya que Génesis 26:5 dice: "por cuanto
oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos,
mis estatutos y mis leyes".

Sin embargo, el texto se refiere a la obediencia mostrada


por Abraham a las órdenes que Dios le dio: salir de su tierra y pa-
rentela (Génesis 12:1); al pacto de la circuncisión (Génesis 17:10-
14 y Génesis 21:4); a no rehusar su hijo Isaac a Jehová (Génesis
22:1-2); pero, sobre todo, a que "creyó a Jehová, y le fue contado
por justicia" (Génesis 15:6). En efecto, Abraham creyó y obede-
ció a Dios cuando fue llamado, como al ser probado (Hebreos
11:8 y 17). Contrario a la afirmación adventista de que Abraham
vivió bajo la ley, Romanos 4:13 declara: "Porque no por la ley
fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería
heredero del mundo, sino por la justicia de la fe".

c). Otro argumento adventista es que Dios dispuso en


Éxodo 12:48-49 lo siguiente: "Mas si algún extranjero mora-
re contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale cir-
cuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno
de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La
misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare
entre vosotros".

¿Enseña este pasaje bíblico que la ley fue impartida también


a los extranjeros, como lo pretenden los adventistas? La indicación
de que la "misma ley será para el natural y para el extranjero"
¿acaso significa que la ley regía a todo el género humano? En
realidad, el texto se reñere, primero, a los «extranjeros que moraban
con Israel» y no a todos los extranjeros; segundo, se refiere a aquello
extranjeros que quisieran "celebrar la pascua para Jehová", ya que,
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

en principio, el extranjero no comía de ella (Éxodo 12:45); tercero,


que reunidas las dos condiciones antes apuntadas, todo varón
extranjero debía ser "circuncidado", porque ningún incircunciso
comería la pascua. Téngase en cuenta que al salir los israelitas
de Egipto, "también subió con ellos grande multitud de toda
clase de gentes [...]" (Éxodo 12:38). Como se observa, en ningún
momento alude este texto bíblico al decálogo, toda vez que aún
no lo comunicaba Dios a Israel; esto no lo haría sino hasta tres
meses después.

Contrario a lo que afirman los adventistas, las Sagradas


Escrituras enseñan con toda claridad que la ley no fue dada antes
del Sinaí, como se prueba con las siguientes citas:

a). Deuteronomio 5:1-3: "Llamó Moisés a todo Israel y les


dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en
vuestros oídos [...]. Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros
en Horeb. N o con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino
con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos".

Recordemos que la parte esencial del pacto que Dios


concertó con el pueblo de Israel eran los diez mandamientos, a
los que se sumaron las demás ordenanzas transmitidas por medio
de Moisés. Con toda puntualidad indica Moisés que tal pacto
no fue concertado con los padres y, en consecuencia, tampoco éstos
conocieron los mandamientos que integraban dicho convenio.

b). Galotas 3:17. "Esto, pues, digo: El pacto previamente


ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos
treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa".

Indica este pasaje que previo al Sinaí la ley no se había


dado, ya que vino varios siglos después del pacto de Dios con
Abraham. Entonces, cabe preguntarse: ¿cuándo fue dada la ley?
La Biblia responde indicando el momento preciso: Éxodo 19:1-20
"En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra
ii rn ;,:

CAPITULO II. LA LEY

de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí [...]. Y


Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo:
Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
[...]. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos [...]. Y
Jehová dijo a Moisés: Vé al pueblo, y santifícalos hoy y mañana;
y laven sus vestidos, y estén preparados para el día tercero [...].
Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron
truenos y relámpagos [...]. Y descendió Jehová sobre el monte
Sinaí [...]".

c). Deuteronomio 4:32-39. "Porque pregunta ahora si en lo


tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó
Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al
otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído
otra como ella. ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando
de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer? [...].
Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios
[...]. Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te
mando hoy [...]".

En los "tiempos pasados" ningún pueblo escuchó la V02


de Dios, como lo hizo Israel cuando recibió la ley. Luego, ésta no
era conocida antes del Sinaí

d). Juan 1:17. "Pues la ley por medio de Moisés fue dada
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo".

Con toda puntualidad se indica aquí que la ley "poi


medio de Moisés" fue dada, de manera que antes de él no fue
otorgada.

Otros textos bíblicos podrían citarse, pero los anteriores


permiten probar que la ley fue dada por Dios a Israel en el mes
tercero de su salida de Egipto; luego, no tuvo vigencia antes,
como lo pretenden los adventistas. Desde luego, esto no significa
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

que antes de que Dios comunicara su ley, fueran lícitas todas


las conductas como, por ejemplo, privar de la vida a aleuien- no
significa, pues, que esta última acción no constituyera pecado
Para explicar lo dicho es pertinente tomar el caso de Caín amen
mato a su hermano Abel (Génesis 4:1-15), s.endo p r e v e n i d o ^
Dios: el pecado está a la puerta [...]". P e r o la acción de Caín Le
pecaminosa no porque entonces ya estuviera en vigor el decálogo
como tal, sino porque ya el hombre conocía "el bien y el « 3 »
Génesis 3:22), es decir, lo agradable y desagradable a Dios Y
lo mismo aplica en el caso del "mundo antiguo" (2* Pedm i i
y Génesis 6:11-13); de las ciudades de Sodoma y G o m o r " \l
Pedro 2:6-7 y Génesis 18:20-21 y 19:1-25); etc.

2 . 4 . 3 . ¿A QUIÉN FUE DADA LA LEY?

Una tercera afirmación adventista es que la ley no fue dada


solo al pueblo hebreo, sino a todo el género humano. Escriben
Dios proveyó a la humanidad con el conocimiento de los die^
mandamientos , de modo que éstos "están en vigencia para todos
los seres humanos de todas las épocas*.** Pero, ¿fue la ley (vista
como un cuerpo o conjunto de normas) impartida a todos los
k
hebreo' ° "" ' " ^ ^ ^ ^ ^ ^ ** d a d a al
Puebl°

En efecto, si los diez mandamientos han estado


siempre vigentes para todas las naciones, entonces no podrían
comprenderse las siguientes palabras de Moisés dirigidas -,1
8 s al
pueblo de Israel:

• Deuteronomio 4:6. "Guardadlos [los estatutos y decretosl


pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría
y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales
oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo
sabio y entendido, nación grande es esta". Obsérvese q u e
43
Ibídem, p. 268 y 276.

¡0

^ k.
CAPITULO II. l.A I EY

si dicha ley iba a despertar admiración entre los pueblos


cuando oyeran de ella, era porque tales naciones no la
conocían.
• Deuteronomio 4:8. "Y ¿qué nación grande hay que tenga
estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo
pongo hoy delante de vosotros?" La pregunta conlleva
una afirmación: ninguna nación tenía la ley que Dios
puso delante de Israel.

Las siguientes porciones bíblicas indican también que los


pueblos distintos a Israel no conocían la ley:

• 2a Reyes 17:24-27. "Y trajo el rey de Asiria gente de


Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y
los puso en las ciudades de Samaría, en lugar de los hijos
de Israel [...]. Dijeron, pues, al rey de Asiria: Las gentes
que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaría, no
conocen la ley del Dios de aquella tierra, y él ha echado
leones en medio de ellos [...], porque no conocen la ley
del Dios de la tierra. Y el rey de Asiria mandó, diciendo:
Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de
allá, y vaya y habite allí, y les enseñe la ley del Dios del
país".
• hster 3:8. "Y dijo Aman al rey Asuero: Hay un pueblo
esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las pro-
vincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de
todo pueblo, y no guardan las leyes del rey [...]".

En su intento de probar que la ley rigió y rige para la


humanidad de todas las épocas, los adventistas citan Eclesiastés
12:13, que dice: "El fin de todo el discurso oído es este: Teme
a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre". Escriben al respecto que en este texto bíblico, Dios
llama a la humanidad de todas las épocas - y no sólo a Israel- "a
obedecer diez breves, abarcantes y autoritativos preceptos [.. .]". 44

"Ibtdm, pp. 269 y 271.

51
El ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Ante esto cabe responderles: ¿dónde menciona Eclesiastés 12:13


los «diez» mandamientos? El Predicador habla de temer a Dios
y guardar sus mandamientos como el todo del hombre, pero
nunca se refiere en concreto a los diez mandamientos, sino a
todo mandato divino. Deben tener presente los adventistas lo que
ordenó Moisés: "No añadiréis a la palabra que yo os mando,
ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios que yo os ordeno" (Deuteronomio 4:2). N o
cabe, pues, agregar lo que no está escrito.

En consecuencia, sólo con el pueblo de Israel concertó


Jehová el pacto antiguo, anunciándoles: "Ahora, pues, si diereis
oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial
tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y
vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa [...]"
(Éxodo 19:5-6). Pero si las demás naciones también participa-
ban del pacto antiguo -como lo pretenden los adventistas- ¿por
qué entonces Dios llama a Israel su "especial tesoro sobre todos
los pueblos"? El Apóstol Pablo escribe que de los israelitas son
"[...] el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas"
(Romanos 9:4). Los demás pueblos estaban excluidos de dicho
pacto. Precisamente, la muerte de Jesucristo anuló el «exclusivis-
mo» de Israel como pueblo de Dios, abriendo las puertas de la
misericordia para todo el género humano, ahora sin distingos de
raza o nación: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:11-12). El Apóstol
Pablo explica con los siguientes términos el cambio de situación
operada a favor de "los gentiles en cuanto a la carne", es decir, de
aquellos que no pertenecían al pueblo judío: "En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a
los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais
lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo [...].
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudada-
nos de los santos, y miembros de la familia de Dios [...]" (Efesios
2:11-19).

52
• •f

CAPITULO II. LA I.EY

2 . 4 . 4 . ¿ES PERPETUA LA LEY O FUE ABOLIDA POR CRISTO?

Una cuarta afirmación adventista es que la vigencia de la ley


es «perpetua». Según ellos, la muerte de Cristo, por un lado,
abolió la ley ceremonial y, por otro, confirmó la ley moral. 4 '
Pero, ¿es esto así?

En principio es pertinente recordar que no es admisible


la dualidad de la ley, es decir, la separación entre ley moral y
ley ceremonial. Junto a ello, debe tenerse presente que la Biblia
enseña la finalización del pacto antiguo en su totalidad. Esto
último no significa -como lo quieren hacer ver los adventistas—
que al encontrarnos hoy libres de la ley antigua podamos matar,
hurtar, codiciar, etc. Y es que estar libres de la ley judía no significa
estar sin ley, así como la conclusión del pacto antiguo no significa
que hoy no exista pacto. Lo que ha tenido lugar, pues, es un
cambio de ley (Hebreos 7:12).

En efecto, si desde un «monte» (Sinaí u Horeb) recibió


el pueblo de Israel la ley, también desde un «monte» comenzó
el Hijo de Dios a instruir a sus discípulos en su ley, pero no
en la de los antiguos, sino en la «ley de Cristo»: "Oísteis que
fue dicho a los antiguos: N o matarás [...]. Pero yo os digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de
juicio [...]. Oísteis que fue dicho: N o cometerás adulterio. Pero
yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla,
ya adulteró con ella en su corazón [...]. Además habéis oído que
fue dicho a los antiguos: N o perjurarás, sino cumplirás al Señor
tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera
[...]. Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
Pero yo os digo: N o resistáis al que es malo [...]. Oísteis que
fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que
os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los
que os ultrajan y os persiguen [...]" (Mateo 5:21-44). Obsérvese

Ibtdm, p. 280.

53
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

que ninguna distinción hizo Cristo entre una ley moral ;


y otra
ceremonial; él habla de los mandamientos de forma unitari-
como un solo cuerpo normativo.

Con su enseñanza, Cristo pone de manifiesto la supe-


rioridad de su ley o doctrina respecto a la ley dada a Israel I,
ey de Cristo no sólo prohibe las malas acaones, sino tambié
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que hay permiso de pecar, es totalmente erróneo Y por se
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para defender la vtgencia de la ley (de hecho, es su argumento
central), conviene estar preparados para responderlo Cuando
un adventista lo esgrima en un diálogo, podemos contestar
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46
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54
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

que ninguna distinción hizo Cristo entre una ley moral y otra
ceremonial; él habla de los mandamientos de forma unitaria,
como un solo cuerpo normativo.

Con su enseñanza, Cristo pone de manifiesto la supe-


rioridad de su ley o doctrina respecto a la ley dada a Israel. La
ley de Cristo no sólo prohibe las malas acciones, sino también
las malas intenciones; no se concreta a normar lo externo, sino que
norma además lo interno; no sólo sanciona lo que se hace, sino
también lo que se siente; no sólo demanda la limpieza de la carne,
sino también la del corazón. La ley de Cristo cambia el principio
antiguo de justicia consistente en retribuir mal por mal,Ab por un
nuevo principio consistente en vencer al mal con el bien, (Romanos
12:21). Se ofende la ley de Cristo no sólo cuando se consuma
el adulterio, sino también cuando se codicia en el corazón a
una mujer. Se vulnera la ley de Cristo no sólo cuando se priva
de la vida a alguien, sino incluso cuando hay enojo contra un
hermano.

Por ello, el argumento adventista según el cual afirmar


o creer en la terminación de la ley antigua equivale a sostener
que hay permiso de pecar, es totalmente erróneo. Y por ser
este argumento frecuentemente invocado por los sabáticos
para defender la vigencia de la ley (de hecho, es su argumento
central), conviene estar preparados para responderlo. Cuando
un adventista lo esgrima en un diálogo, podemos contestar:
"Lo que usted me dice no es novedoso; es un argumento que
ya se usó contra el Apóstol Pablo, y la contestación también el
mismo Apóstol la proporciona en Romanos 6:15: «¿Qué, pues?
¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? Yin ninguna
manera». Yo hago mía la respuesta apostólica, y al preguntarme
usted si puedo pecar porque no estoy bajo la ley, le contesto: «En

46
Éxodo 21:23-25. "[...] vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por
mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por
golpe".

54
« *

CAPITULO II. LA LEY

ninguna manera». Debe usted saber -continuamos con nuestra


respuesta—, que vivir libre de la ley no significa estar «sin ley de
Dios», ya que hoy estamos «bajo la ley de Cristo» (I a Corintios
9:21). En consecuencia, lo que tuvo lugar con el sacrificio de
Cristo fue un «cambio» de ley, como lo declara Hebreos 7:12.
Por ello, yo sirvo a Dios no bajo la ley hebrea, sino bajo la ley de
Cristo; así lo enseñan las Escrituras: «Pero ahora estamos libres
de la ley [...], de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del
Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra»" (Romanos 7:6).

Junto a lo anterior, es preciso tener en cuenta las pala-


bras del Apóstol Pablo, que contesta el argumento adventista de
que estar libre de la ley implicaría pretender que se puede pecar:
"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). Como puede
verse, contrario a lo que argumentan los sabáticos, el pecado no
se enseñorea de los que viven bajo la gracia, o sea, de quienes se
conservan en sujeción a la ley de Cristo.

Contestado así, es preciso retomar lo concerniente a la


conclusión de la ley. Las Sagradas Escrituras enseñan que el
pacto antiguo fue desobedecido y quebrantado por el pueblo de
Israel, como lo registra la Biblia en forma por demás clara:

• Deuteronomio 31:20. "Porque yo les introduciré en la tier


que juré a sus padres [...]; y se volverán a dioses ajenos y
les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto".
• V Reyes 19:10. "El [Elias] respondió: He sentido un vive
celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos d
Israel ban dejado tu pacto, han derribado tus altares, y ha
matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, )
me buscan para quitarme la vida".
• 2a Reyes 17:13-15. "Jehová amonestó entonces a Israel y
Judá por medio de todos los profetas y de todos los vi-
dentes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, }
.

X ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme


a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que
os he enviado por medio de mis siervos los profetas. Mas
ellos no obedecieron [...]. Y desecharon sus estatuios, y elpact
que él había hecho con sus padres, y los testimonios que
él había prescrito a ellos [...]".
• 2a Reyes 18:11-12. "Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel
[...]; por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová
su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las
cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las
habían escuchado, ni puesto por obra".
• Salmos 119:126. "Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque
han invalidado tu ley'.
• Jeremías 11:7-10. "Porque solemnemente protesté a vues-
tros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto,
amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día
de hoy, diciendo: Oíd mi voz. Pero no oyeron, ni inclina-
ron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación
de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas
las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen,
y no lo cumplieron. [...]; la casa de Israely la casa de Judá
invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus
padres".

El Señor Jesucristo testificó la infracción de la lev de Dios


?or parte del pueblo de Israel: "¿No os dio Moisés la ley, y ninguno
ie vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?" (Juan
7:19). En el mismo sentido, el Apóstol Pedro señaló: 'Ahora,
?ues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos
podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús
¡eremos salvos, de igual modo que ellos" (Hechos 15:10-11).

Tras incumplir el pueblo de Israel aquel pacto antiguo,


Cristo con su sacrificio lo mudó por un nuevo y mejor pacto: la
<gracia». "Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es
CAPÍTULO II. LA LE'

mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas


Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente m
se hubiera procurado lugar para el segundo" (Hebreos 8:6-7)
E n efecto, el primer pacto "era débil por la carne", resultándoli
imposible", en consecuencia, justificar ante Dios a los que si
encontraban bajo tal régimen (Romanos 8:3). Confirma lo ante
dicho Hebreos 7:18-19, cuando indica: "Queda, pues, abrogadc
el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficaci;
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejo
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios".

En el Antiguo Testamento se profetizó la supresión dt


la ley:

a). Jeremías 3:16. "Y acontecerá que cuando os multipli-


quéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se din
más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se
acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra".

¿Cómo podía el «arca del pacto» material no venir má;


al pensamiento, ni acordarse de ella, ni ser echada de menos, ni
requerirse otra? La única forma era mediante el establecimientc
de un nuevo pacto: Hebreos 9:11-12.

b). Jeremías 31:31-33. "He aquí que vienen días, dice


Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y
con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto [...]. Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová:
Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo".

Precisamente, el pacto que Jehová hizo con Israel cuando


los sacó de Egipto fue la ley. El nuevo pacto que Dios prometía
celebrar sería escrito no con tinta (como el libro del pacto), ni en
EL ADVENTISMO DI I SÉPTIMO DlA

tablas de piedra (como los diez mandamientos), sino "en tablas


de carne del corazón" (2 a Corintios 3:3).

c). Zacarías 11:10-12. "Tomé luego mi cayado Gracia, y


lo quebré, para romper mi pacto que concerté con todos los
pueblos. Y fue deshecho en ese día [...]. Y les dije: Si os parece
bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario
treinta piezas de plata".

La expresión «todos los pueblos» es una manera de refe-


rirse a las doce tribus de Israel, con quienes Dios celebró su pacto
(Éxodo 24:3-4). El momento en que tal pacto sería deshecho
fue anunciado por el Profeta: "ese día", cuando fue crucificado
y muerto Cristo tras haber acordado Judas con los sacerdotes
entregar al Maestro a cambio de treinta piezas de plata.

Por su parte, el Nuevo Testamento enseña de forma por


demás nítida la conclusión del pacto antiguo, es decir, de la ley.
Veamos los siguientes pasajes:

a). Lucas 22:19-20. "Y tomó el pan y dio gracias, y lo


partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es
dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después
que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo
pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama".

Con su sacrificio -en cuya conmemoración fue establecido


el memorial sagrado de la Cena del Señor-, Cristo instauró como
nuevo pacto a ¡a gracia. Con ello, el pacto hasta entonces vigente
(la ley) concluyó su función. Expone Hebreos 8:13 lo siguiente:
"Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que
se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer". Ahora
bien, ¿quién dijo "nuevo pacto"? El Profeta Jeremías anunció
la instauración de un "nuevo pacto" (Jeremías 31:31), pero
el cumplimiento de ello tuvo lugar con Cristo, nuestro Señor,
quien declaró a sus discípulos: "esta copa es el nuevo pacto en mi
CAPÍTULO II. LA LEY

sangre , con lo que marcó la proximidad de la desaparición del


pacto antiguo.

b). 2a Corintios 3:6-16. "El cual asimismo nos hizo ministro


competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de
muerte grabado con letras en piedras fue con gloria [...], ¿cómo
sera más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el
ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará
en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue
glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con
la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria,
mucho más glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo
tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés,
que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de
hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no
descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de
hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón
de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará".

Este pasaje pone de manifiesto que uno es el pacto antiguo


y otro es el pacto nuevo; uno es el ministerio de la letra y otro
el del espíritu; uno es el ministerio que da muerte y otro el qu
vivifica; uno es el ministerio de condenación y otro el de justificaci
uno es el ministerio que perece y otro es el que permanece. Ahor
bien, ¿a qué pacto le llaman las Escrituras «antiguo, de la letra,
de muerte, de condenación, amén de que perece»? Sólo a uno:
al pacto «grabado con letras en piedras». ¿Y qué pacto fue
«grabado con letras en piedras»? Responde Deuteronomio 4:13
Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los
diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra"; así
como Éxodo 32:16. "Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura
era escritura de Dios grabada sobre las tablas". Tal pacto (que
comprendía los diez mandamientos, entre otras normas) había
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO OÍA

de ser «abolido» (2 a Corintios 3:13). Por ello, cuando el Apóstol


Pablo se refiere a dicho convenio, lo hace en tiempo pretérito:
"fue [...], tuvo [...]".47

c). Romanos 7:4. "Así también vosotros, hermanos míos,


habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que
seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que lleve-
mos fruto para Dios".

¿Puede la ley regirnos si para ella estamos muertos? ¿Tiene


obligatoriedad la ley para quien ha muerto? Evidentemente que
no. Recordemos que la ley se enseñorea del hombre "entre tanto
que éste vive" (Romanos 7:1), por lo que una vez que hemos
muerto para la ley, no puede ella tener dominio sobre nosotros.
Quienes hemos renacido por misericordia pertenecemos a otro,
al que resucitó de los muertos: a Jesucristo, nuestro Salvador.

El Apóstol Pablo refrenda lo anterior cuando escribe en


Calatas 2:19: "Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin
de vivir para Dios". Luego, no puede la ley regirnos si por ella y
para ella estamos muertos.

47
¿Hubo otra ley que fuera registrado de esa misma forma? Las Escrituras
refieren que Moisés ordenó al pueblo de Israel lo siguiente: "Cuando, pues,
hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el
monte Ebal, y las revocarás con cal; y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios,
altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro [...]. Y escribirás
muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley" (Deuteronomio
27:4-8). En cumplimiento a esta orden, se escribió "sobre las piedras una copia
de la ley de Moisés [...]" (Josué 8:30-32), pero siempre respetando la prohibición
de no alzar herramienta sobre el altar. Como puede apreciarse, en este caso la
ley fue «escrita», pero no «grabada», porque no debía alzarse herramienta sobre
el altar (Éxodo 20:25). Ahora bien, sí se pretendiera que lo abolido por Cristo
fue la ley escrita en piedras en el Monte Ebal, debe observarse, primero, que el
Apóstol Pablo enseña que lo que pereció fue lo "grabado con letras en piedras",
y sólo los diez mandamientos fueron registrados así; segundo, lo escrito en
piedras en el monte Ebal eran "todas las palabras de esta ley" (Deuteronomio
27:8, así como Josué 8:32), que incluía, desde luego, los diez mandamientos. En
consecuencia, todo el pacto antiguo, y el decálogo como parte esencial de él,
fueron abolidos, para comenzar a regir un nuevo pacto.

SO
CAPITULO II. LA LEY

d). Romanos 7:6. "Pero ahora estamos libres de la ley, po


haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo
que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el
régimen viejo de la letra".

Nuestro servicio a Dios no puede ser bajo el régimen


viejo de la letra, porque dicho régimen nos ha dado muerte; a
esto se refiere el Apóstol Pablo cuando le llama "ministerio de
muerte", ya que "la letra mata" (2 a Corintios 3:6-7). ¿Cuál es el
régimen viejo de la letra? Es aquel que fue registrado con letras
tanto en piedras -los diez mandamientos-, como en el libro del
pacto -que comprendía los restantes mandamientos, además del
mismo decálogo- (2 a Corintios 3:7). El cristiano está bajo el
régimen nuevo del Espíritu que, a diferencia del pacto antiguo,
nos ha dado vida. En conclusión: deudores somos a quien nos
vivifica, no a quien nos dio muerte.

e). Romanos 10:4. "Porque el fin de la ley es Cristo, para


justicia a todo aquel que cree".

Cristo es el fin del pacto antiguo y el principio del nuevo


pacto; es el fin de la ley y el principio de la gracia; es el fin del
ministerio de la letra y el principio del ministerio del Espíritu;
es el fin de la justicia por obras (inalcanzable) y el principio de la
justificación por la fe.

f). Gálatas 3:19. "Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue


añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la
simiente a quien fue hecha la promesa [...]".

Además de declarar que la ley fue "añadida a causa de las


transgresiones", la Escritura expresa el límite de su vigencia: basta
que viniese la simiente de la promesa. Gálatas 3:16 expone: "Ahora
bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de
uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo". En consecuencia, la ley
concluye su tiempo de vigencia con Cristo.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

g). Efesios 2:14-15. "Porque él es nuestra paz, que de ambos


pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un
solo y nuevo hombre, haciendo la paz".

¿Cuál es la "ley de los mandamientos expresados en


ordenanzas" que Cristo abolió con su sacrificio? Romanos 2:26
se refiere a "las ordenanzas de la ley" y, en versículos previos,
señala: "Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que
dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de
los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con
infracción de la ley deshonras a Dios?" (Romanos 2:21-23). Se
tratan aquí de acciones prohibidas por el decálogo, ya que éste
era la parte esencial de la ley expresada en ordenanzas.

h). Colosenses 2:14: "Anulando el acta de los decretos que


había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz".

Cristo anuló en la cruz el "acta de los decretos" que «ha-


bía y era» contra nosotros. ¿Por qué dicha acta nos era contraria?
"Porque yo por la ley soy muerto para la ley [•-•]" (Gálatas 2:19).
Pero estando en tal condición, Dios que es rico en misericordia
nos dio vida juntamente con Cristo (Efesios 2:5).

i). Hebreos 8:6-13. "Pero ahora tanto mejor ministerio es


el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido so-
bre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin
defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el se-
gundo. Porque reprendiéndolos dice: H e aquí vienen días, dice
el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá
un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres [...].
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se
da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer".

62
CAPÍTULO II. LA LEY

;Qué pacto estaba destinado a desaparecer? El que Dios


concertó con los padres cuando los tomó "de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto" (Hebreos 8:9). Precisamente,
las palabras iniciales con que Dios se dirigió a Israel cuando
les comunicó audiblemente los diez mandamientos fueron: "Yo
soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto [...]"
(Éxodo 20:2).

También los siguientes textos bíblicos declaran de forma


puntual y expresa la terminación de la ley:

• Romanos 6:14. "[...] no estáis bajo la ley, sino bajo la


gracia".
• Gálatas 3:24-25. "De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo".

2.4.5- CORRELACIONES BíBLICAS REFERENTES A LA ABROGACIóN DE


LA LEY

Además de los textos mencionados, las Escrituras enseñan


la «conclusión» del pacto antiguo mediante diversos sucesos,
visiones y analogías. Todos ellos ilustran la terminación de una
época (la ley) y el inicio de otra (la gracia).

a). «1M transfiguración»: Mateo 17:1-9. "[...] Jesús tomó


Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un
monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su
rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la
luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elias, hablando con él.
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que
estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para
ti, otra para Moisés, y otra para Elias. Mientras él aún hablaba,
una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y


tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo:
Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron
sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les
mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo
del Hombre resucite de los muertos".

La «transfiguración» es, sin duda, uno de los pasajes que


ilustran la conclusión del tiempo marcado por Dios para la ley
y los profetas, así como el inicio del nuevo tiempo de gracia.
Ante la presencia de Moisés, Elias y Jesús, la petición de Pedro
fue hacer tres enramadas (moradas) para ellos. Cuando todavía
Pedro hablaba, una nube de luz (la gloria de Dios) los cubrió,
y la respuesta divina fue refiriéndose a Cristo: "Este es mi Hijo
amado [...]; a él oíd". El mandato de Dios fue oír a Cristo.
Ante el gran temor experimentado por los discípulos, y estando
postrados sobre sus rostros, el Señor les dice: "Levantaos [...]". Al
instante, la voz de Cristo quitó el velo que había en el corazón
de los discípulos (2a Corintios 3:14): Moisés (símbolo de la ley) y
Elias (símbolo de los profetas) desaparecieron de su vista; a partir
de ese momento, "a nadie vieron sino a Jesús solo". La ley y los
profetas habían cumplido su misión: anunciar el arribo de Cristo,
para que una vez que estuviera presente, a él se oyera.

Moisés mismo había dicho a Israel: "Profeta de en medio


de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él
oiréis" (Deuteronomio 18:15-19 y Hechos 3:22-23).

b). «La promesa a Abraham»: Gálatas 3:8. "Y la Escritura,


previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio
de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán
benditas todas las naciones. [...] Ahora bien, a Abraham fueron
hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes,
como si hablase de muchos, sino como de uno: Ya tu simiente, la
cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado
por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta

*'•
CAPÍTULO II. LA LEY

años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque


si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la
concedió a Abraham mediante la promesa. Entonces, ¿para que
sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que
viniese la simiente a quien fue hecha la promesa [...] .

La promesa divina de bendición para toda la humanidad


fue dada a Abraham y a su simiente. Pero tal promesa no es por
la ley, sino por la fe: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia,
a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no
solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de
la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros" (Romanos
4:16). Esta promesa de bendición para todos (y no solamente
para los israelitas), se alcanza a través de Cristo: "Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la
promesa" (Gálatas 3:28-29).

Con lo citado se acredita: primero, que la promesa de ben-


dición para la humanidad no es por la ley, sino por Jesucristo;
segundo, que mientras que la ley «excluía» a los gentiles, la pro
mesa de bendición «incluía» a todos los bautizados en Cristo,
tanto judíos como gentiles; tercero, que la promesa de bendició
para la humanidad antecedió a la ley, la que no fue dada a Israel
sino hasta siglos después; cuarto, que la ley fue añadida a causs
de las transgresiones (como añadidura, no puede ser perpetua
como lo afirman los adventistas), a la que se fijó, además, ur
límite a su tiempo de vigencia: "hasta que viniese la simiente ;
quien fue hecha la promesa [...]" (Gálatas 3:19), la cual simienti
es Cristo (Gálatas 3:16). Jesucristo es, en efecto, el fin de la le]
(Romanos 10:4).

c). «Ntñezj tutoría de la ley»: Gálatas 4:1-7. "[•••] Entr


tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunqu
es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hast
LL ADVENTISMO DEI SÉPTIMO DÍA

el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando


éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del
mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo. Dios
envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos
la adopción de hijos. [...] Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si
hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo".

Las Escrituras equiparan la función de la ley con aquella


que realiza un tutor o curador, quien tiene bajo su responsabilidad
a un niño; llegado el tiempo señalado por el padre, el niño dejará
de estar bajo tutela, para recibir los bienes de su progenitor por
cuanto es heredero. Pues bien, lo anterior permite entender la
situación de los que vivían "en esclavitud", quienes por Cristo
han sido redimidos de tal servidumbre. Llegado "el cumplimiento
del tiempo" señalado por el Padre, Cristo nos ha redimido de la
servidumbre de la ley. Esta liberación es otorgada a través de la
adopción de hijos y, por ello, al haber sido constituidos herederos.
Siendo ya herederos y habiendo dejado atrás la condición de niños
["cuando éramos niños", dice el Apóstol], no se necesita más la
tutoría de la ley.

Quienes pretenden continuar bajo la tutoría de la ley, están


rechazando la "adopción de hijos" y la condición de "herederos"
que otorga Dios.

d). «Sara y Agar»: Gálatas 4:21-31. "Decidme, los que


queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito
que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.
Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por
la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los
dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para
esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia,
y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos,
está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de
todos nosotros, es libre. [...] Así que, hermanos, nosotros, como

.6

. •
* •

CAPÍTULO II. l.A IKY

Isaac, somos hijos de la promesa. [...] Mas ¿qué dice la Escritura J


Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de
la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no
somos hijos de la esclava, sino de la libre".

No obstante que conocían el Evangelio, algunos gálatas


querían "estar bajo la ley". Con indignación el Apóstol Pablo les
cuestiona: "[...] ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles
y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?'
(Gálatas 4:9). Explica el Apóstol la diferencia entre los dos pactos,
a través de las dos mujeres que tuvo Abraham: la sierva Agar (con
quien procreó a Ismael), y la libre Sara (con quien engendró a
Isaac). La primera (Agar) simboliza el pacto de Sinaí, es decir, la
ley, que "da hijos para esclavitud". La segunda (Sara) representa
el nuevo pacto, la gracia, cuya descendencia son los "hijos de la
promesa". Y la Escritura ordena: "Echa fuera a la esclava [...]",
que representa, precisamente, el antiguo pacto, indicando así que
este último queda concluido. Nosotros -enseña el Apóstol- "no
somos hijos de la esclava, sino de la libre" o, lo que es lo mismo:
no pertenecemos a la ley, sino a la gracia.

e). «Elmatrimonio»: Romanos 7:1-6. "¿Acaso ignoráis, her-


manos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se
enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer
casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero
si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. [...]
Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que
resucitó de los muertos [...]. Pero ahora estamos libres de la ley,
por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos [...]".

El matrimonio impone deberes de fidelidad entre los


cónyuges entre tanto que éstos viven. La muerte libera de esta
ley matrimonial. Así el cristiano, al morir para la ley, queda libre
de ella; y al renacer a una vida nueva (Romanos 6:11), pasa a set
del que por su sacrificio le ha resucitado.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

2.5. ¿CUáL LEY RIGE AL CRISTIANO?

Como se ha dicho, estar libre de la ley no significa estar


sin ley, ya que el nuevo pacto cuenta con su propia ley, la que
establece puntuales y precisas ordenanzas para los cristianos: se
trata de la «ley de Cristo». El Apóstol Pablo explica que aunque
él no estaba sujeto a la ley judía, eso no significaba que estuviera
"sin ley de Dios", ya que se encontraba "bajo la ley de Cristo" (I a
Corintios 9:20-21). A esta ley, las Escrituras le llaman también
«ley de la fe», en razón de que mediante la fe en el sacrificio
de Jesucristo, se obtiene justificación y paz con Dios (Romanos
3:27 y 5:1); en efecto, mientras que en el pacto antiguo se
buscaba la justicia de Dios mediante «obras» (rigiendo entonces
la ley de las obras), en el nuevo pacto la justicia de Dios se recibe
mediante la «fe en Jesucristo» (rigiendo ahora la ley de la fe). Por
eso dice Romanos 3:21-22. "Pero ahora, aparte de la ley, se
ha manifestado la justicia de Dios [...], por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen en él [...]".

Se expuso con anterioridad cómo comenzó Jesús a


enseñar a sus discípulos su ley, marcando las diferencias con
la ley que recibieron los antiguos en el monte Sinaí (Mateo,
capítulos 5, 6 y 7). Por eso resulta incorrecto el argumento
adventista que afirma que si la ley estuviera abrogada, entonces
podríamos matar, hurtar, codiciar, etc., ya que, en realidad, la
ley de Cristo prohibe no sólo tales conductas, sino incluso las
malas intenciones del corazón que las acompañan: "Pero los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos"
(Gálatas 5:24). Contra el argumento sabático mencionado,
la Escritura explica en forma por demás precisa lo que se ha
producido: "Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que
haya también cambio de ley" (Hebreos 7:12). Y cambio de lev
no significa jaita o ausencia de ley, sino que la ley que estuvo
antes vigente ha sido mudada por una nueva. En efecto, cambio es
reemplazo o sustitución.

ss

a *
CAPÍTULO II. 1.A LEY

A esto se refiere el Señor Jesús cuando dice: "Si me amáis,


guardad mis mandamientos" (Juan 14:15); y también: "El que
tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el
que me ama, será amado por mi Padre [...]" (Juan 14:21), entre
otros pasajes. ;A cuáles mandamientos se refiere Cristo en los
textos citados? ¿Es posible que hablara de la ley antigua? No hay
tal posibilidad porque el Señor Jesús habla expresamente de "mis
mandamientos", que son su ley. Con la dirección del Espíritu
Santo, los Apóstoles enseñan a la Iglesia la ley de Cristo:

• Gálatas 6:2. "Sobrellevad los unos las cargas de los otros,


y cumplid así la ley de Cristo".
• V Corintios 14:37. "Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del
Señor".
• 1a Juan 3:23. "Y este es su mandamiento: Q u e creamos
en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos
a otros como nos lo ha mandado". 48

Entre los mandamientos que integran la ley de Cristo se


encuentran los siguientes: "Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16);"[...] cualquiera
que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio [...]"
(Mateo 5:22); "[...] si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas
de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda
delante del altar, y anda, reconcilíate primero con tu hermano,
y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mateo 5:23-24); "[...] sea
vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal
procede (Mateo 5:37); "[...] Amad a vuestros enemigos, bendecid
a los que os maldicen [...]" (Mateo 5:44). "No os hagáis tesoros
en la tierra [...]; sino haceos tesoros en el cielo [...]" (Mateo 6:19-
20); "[...] buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).

()tros pasajes bíblicos que hablan de los mandamientos de Cristo son: 1* ]uan
4:21; 2* J u a n 5-6; etc.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Además: "No os conforméis a este siglo, sino transfor-


maos por medio de la renovación de vuestro entendimiento
[...]". "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo
bueno". "Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos
con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión".
"No paguéis a nadie mal por mal [...]". "No os venguéis vosotros
mismos [...]" (Romanos 12:2-19). "Pagad a todos lo que debéis:
al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que res-
peto, respeto; al que honra, honra" (Romanos 13:7). También:
"[...] Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne
[...]. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemis-
tades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envi-
dias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas
[...]" (Gálatas 5:16-21). "Quítense de vosotros toda amargura,
enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed be-
nignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a
otros [...]" (Efesios 4:31-32). "No mintáis los unos a los otros
[...]" (Colosenses 3:9). "La religión pura y sin mácula delante
de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en
sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo" (Santiago
1:27), etc.

Conviene aquí recordar la reacción que produjo la «ley


de Cristo» entre aquellos que vivían bajo la «ley de Moisés»:
refieren las Escrituras que "cuando terminó Jesús estas palabras,
la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mateo 7:28-29).
Jesucristo mismo dijo: "Mi doctrina no es mía, sino de aquel que
me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la
doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (Juan
7:16-17). Así, pues, "el que quiera hacer la voluntad de Dios",
debe conocer que la doctrina o ley de Cristo "es de Dios" y, en
consecuencia, obedecerla.
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

CAPÍTULO III

EL SÁBADO

3.1. INTRODUCCIóN49

El tema del «sábado» es de suma importancia para los adventistas,


al grado de ubicarlo en un "lugar central" dentro de su sistema
religioso?0 Lo consideran, incluso, como «la señal perpetua del
pacto eterno entre Dios y su pueblo».51 Cabe apuntar que los pri-
meros adventistas que adoptaron el sábado como día de reposo
lo hicieron por influencia de religiosos bautistas que sostenían tal
idea: tal fue el caso de Frederick Wheeler en 1844. Un año des-
pués, T. M. Preble (predicador bautista convertido en millerita)
publicó breves escritos sobre este tema, que al llegar a manos de
José Bates (uno de los fundadores del adventismo del séptimo
día), lograron persuadirlo.''2 Sin embargo, los otros cofundadores
-Elena y Jaime White- no admitieron en un principio las ideas
de J. Bates sobre el sábado, si bien tampoco éste admitía la auten-
ticidad de las visiones que ya por entonces decía tener Elena. No
tardarían en conciliar sus discrepancias: los White admitieron la
obligatoriedad de guardar el séptimo día y, por su parte, Bates
aceptó las experiencias que afirmaba tener Elena.53
49
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta-
car ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se
aborda.
50
AA.VV. Creencias..., op. cit, p. 289.
51
Ibiáem, p. 288.
52
Cfr. Knight, G. R., op. cit., pp. 34 y 35.
53
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op. cit, pp. 63 y 64.
FX ADVENTISMO DI I SÉPTIMO DÍA

En 1847, Elena de White sostuvo que había tenido una


visión, que narró en los siguientes términos: "Vi un ángel que con
presteza volaba hacia mí. Me llevó rápidamente desde la tierra a
la santa ciudad, donde vi un templo [...], y entré en el lugar santo
[...]. Jesús levantó el segundo velo y pasé al lugar santísimo. En
él vi un arca [...]. Dentro del arca estaba el vaso de oro con el
maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se
plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Abriólas
Jesús, y vi en ellas los diez mandamientos escritos por el dedo
de Dios. En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro
de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto,
el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el
sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del
santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado
de un nimbo de gloria".,il Mediante la organización de una serie
de congresos, los incipientes líderes adventistas se dieron a la
tarea de difundir sus ideas sobre el sábado, asumiéndolo como
su estandarte doctrinal.35

3.2. DOCTRINAS ADVENTISTAS SOBRE EL SáBADO

Los adventistas sostienen la obligatoriedad de observar el


sábado como día de reposo. Para ellos, el sábado es -entre otras
cosas- un monumento de la Creación, un día de comunión con
Dios y con nuestros semejantes, un símbolo de la redención en
Cristo, una señal de santificación, una demostración de lealtad
a Dios y una anticipación de su reino.'5'' Afirman, además, que
"la lealtad a Dios de cada ser humano será probada por el man-
damiento relativo al sábado", mismo que ha sido colocado por
disposición divina en el medio o centro del decálogo.37

M
White, Elena. Primeros escritos, Nampa, Idaho, Pacific Press Publishing
Association, 2007 (reimpresión), pp. 32 y 33.
55
Ibidem, p. 65.
56
I id. AA.VV. Creencias..., op. cit, p. 288.
,7
Ihiíiem. p. 297.

72
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

Las principales doctrinas adventistas sobre el sábado


son: primero, la vigencia actual del mandamiento referente
a guardar el séptimo día (doctrina que puede identificarse
como «obligatoriedad del sábado»); segundo, la relevancia o
preponderancia que, según los adventistas, Dios concedió al
sábado sobre los demás mandamientos que integraron el pacto
antiguo (doctrina de la «prominencia del sábado»); tercero, la
separación que hacen los adventistas entre los sábados de cada
semana y aquellos días de descanso que se ordenaban en las
distintas fiestas solemnes (que en lo sucesivo se mencionará como
«distinción entre sábados semanales y sábados anuales»); y, cuarto,
que el sábado es el «sello de Dios». Al análisis de estas doctrinas
adventistas se dedican los siguientes puntos.

3.3. ¿«CESACIóN» U «OBLIGATORIEDAD» DEL SáBADO?

Afirman los adventistas que el sábado fue instituido di-


vinamente como día de reposo para toda la humanidad y por
todos los tiempos. Escriben al respecto: "El cuarto mandamiento
de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo
día como día de reposo, culto y ministerio [.. .]".' 8 Pero, ¿indica
la Biblia que el mandamiento de observar el sábado esté vigente
en la actualidad?

Contra la doctrina adventista de la obligatoriedad del


sábado, las Sagradas Escrituras enseñan que tal mandamiento
ha perdido su vigencia, al concluir también la obligatoriedad
del pacto que lo contemplaba. Es decir, el cambio de ley trajo
como necesaria consecuencia la abrogación del sábado como día
de reposo, ya que este último formaba parte de aquélla, de la
misma forma en que "cambiado el sacerdocio" fue necesario que
hubiera también "cambio de ley".59 Siendo el sábado parte de la
ley antigua, cambiada ésta fue necesario que también se mudara
aquel reposo material.
ss
Ibídem, p. 288.
M
Hebreos 7:12
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

Las principales doctrinas adventistas sobre el sábado


son: primero, la vigencia actual del mandamiento referente
a guardar el séptimo día (doctrina que puede identificarse
como «obligatoriedad del sábado»); segando, la relevancia o
preponderancia que, según los adventistas, Dios concedió al
sábado sobre los demás mandamientos que integraron el pacto
antiguo (doctrina de la «prominencia del sábado»); tercero, la
separación que hacen los adventistas entre los sábados de cada
semana y aquellos días de descanso que se ordenaban en las
distintas fiestas solemnes (que en lo sucesivo se mencionará como
«distinción entre sábados semanales y sábados anuales»); y, cuarto,
que el sábado es el «sello de Dios». Al análisis de estas doctrinas
adventistas se dedican los siguientes puntos.

3.3. ¿«CESACIóN» U «OBLIGATORIEDAD» DEL SáBADO?

Afitman los adventistas que el sábado fue instituido di-


vinamente como día de reposo para toda la humanidad y por
todos los tiempos. Escriben al respecto: "El cuarto mandamiento
de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo
día como día de reposo, culto y ministerio [...]".'8 Pero, ¿indica
la Biblia que el mandamiento de observar el sábado esté vigente
en la actualidad?

Contra la doctrina adventista de la obligatoriedad del


sábado, las Sagradas Escrituras enseñan que tal mandamiento
ha perdido su vigencia, al concluir también la obligatoriedad
del pacto que lo contemplaba. Es decir, el cambio de ley trajo
como necesaria consecuencia la abrogación del sábado como día
de reposo, ya que este último formaba parte de aquélla, de la
misma forma en que "cambiado el sacerdocio" fue necesario que
hubiera también "cambio de ley".'9 Siendo el sábado parte de la
ley antigua, cambiada ésta fue necesario que también se mudara
aquel reposo material.
58
Ibíátnt, p. 288.
'-" Hebreos 7:12
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

No debe perderse de vista, por otra parte, que el sábado


era uno de los mandamientos que integraban la ley o pacto anti-
guo que Dios celebró con el pueblo hebreo. Dicho pacto no fue
concertado con todas las naciones, sino sólo con Israel, tal como
se analizó en el apartado 2.4.3. Por ello, la enseñanza adventista
de que el sábado como mandamiento tiene carácter «universal»
y «perpetuo» carece de fundamento; en realidad, el sábado fue
dado a Israel como parte de un pacto, mismo que al ser mudado,
implicó también el cambio de las normas que lo integraban.

Tanto el Antiguo Testamento, como la predicación


Apostólica en el Nuevo Testamento, enseñan la conclusión del
sábado como día semanal de reposo según lo ordenado a Israel,
acreditándolo así los siguientes textos:

a). Isaías 1:13-14. "No me traigáis más vana ofrenda; el


incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el con-
vocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fies-
tas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes
las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de
soportarlas".

Expresamente rechaza Dios a través del Profeta las fes-


tividades, ofrendas y asambleas que Israel realizaba vanamente,
puesto que profanaban sus atrios (v. 12): entre ellas se encontra-
ban los días de reposo, respecto a los cuales dice: "no lo puedo
sufrir". Cuando las Escrituras califican de "iniquidad" a las fies-
tas solemnes (y, por ello, ante Dios aborrecibles, gravosas e inso-
portables), incluye a los sábados, ya que éstos son considerados
en Levítico 23:2-3 como festividades solemnes.

b). Oseas 2:11. "Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus
nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades".

Oseas profetiza la cesación de las fiestas (es decir, las fes-


tividades anuales que celebraba Israel: la Pascua, el Pentecostés
CAPfTULO III. EL SÁBADO

y la fiesta de las Cabanas'' 0 ); las nuevas lunas (es decir, las fes-
tividades mensuales6,1); así como los días de reposo (es decir, las
festividades semanales). Y no puede tratarse en esto último de los
llamados «sábados ceremoniales o anuales» (como posteriormen-
te se expondrá), ya que éstos están considerados en las festivida-
des anuales. Pero para mayor certeza del propósito de Dios, el
Profeta precisa que cesarían «todas» las festividades, incluyendo
así el día de reposo semanal, que de acuerdo con Levítico 23:2-3
era también una festividad.

c). Romanos 14:5-6. "Uno hace diferencia entre día y día;


otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente
convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace
para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo
hace [...]".

¿Dónde está la obligatoriedad del sábado? ¿Cómo podrían


ser "iguales todos los días", si estuviera vigente el mandato de
observar un día semanal de reposo? De manera explícita, el
Apóstol Pablo enseña que quien "no hace caso del día, para el
Señor no lo hace", aprobando así que se considere al séptimo
día como uno más —y no como único- en el servicio al Señor,
puesto que todos deben ser para él: "Pues si vivimos, para el
Señor vivimos [...]" (Romanos 14:8).

Con relación a quien hace "diferencia entre día y día", ya


el Apóstol previno del "débil en la fe", así como de no contender
con él "sobre opiniones" (Romanos 14:1). Luego, hacer "caso del
día" no es un mandamiento, sino una opinión de los débiles en
la fe no aprobada por las Sagradas Escrituras. No obstante, el
Apóstol Pablo se mostraba paciente con quienes se aferraban al
antiguo pacto, a fin de "ganar a los débiles" (I a Corintios 9:22).

60
Deuteronomio 16:1-17.
61
Números 28:11; Ia Samuel 2U:5-18; T Reyes 4:23; I a Crónicas 23:31; 2 a
Crónicas 2:4 y 8:13.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

d). Gálatas 4:9-11. "Mas ahora, conociendo a Dios, o más


bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nue-
vo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver
a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.
Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros".

El Apóstol Pablo amonesta a los gálatas por volver "de


nuevo a los débiles y pobres rudimentos" y, con ello, tornar a
la esclavitud de la que habían sido liberados. ¿Cuáles eran los
débiles y pobres rudimentos a los que pretendían retornar los
gálatas? Era el sometimiento que mostraban a la ley antigua, la
que estipulaba guardar los días (es decir, el sábado o día séptimo
de cada semana); los meses (las ofrendas al principio de los meses);
los tiempos (las fiestas anuales, que eran convocadas en sus
«tiempos», como indica Levítico 23:4); y los años (es decir, el año
de reposo de la tierra: después de cada seis años, el séptimo año
no la sembraban, como apunta Levítico 25:1-7, así como también
el año del jubileo correspondiente al número cincuenta, según
dice Levítico 25:10-12).62 N o tiene sentido, pues, retroceder a los
"débiles y pobres rudimentos", cuando Cristo nos otorga eterna
salvación si obedecemos sus mandamientos (Hebreos 5:9).

e). Colosenses 2:16. "Por tanto, nadie os juzgue en comida


o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el
cuerpo es de Cristo".

El mandato bíblico es terminante: "nadie os juzgue [...]


en cuanto a [...] días de reposo", porque todo ello -comida,
bebida, días de fiesta, luna nueva o sábados- no es sino "sombra"
de lo que habría de venir. Por eso Hebreos 10:1 dice: "Porque

62
Levítico 25:10-12. "Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad
en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada
uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. El año cincuenta os
será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni
vendimiaréis sus viñedos, porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto
de la tierra comeréis".
CAPITULO III. EL SÁBADO

la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen


misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que
se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se
acercan".

Recuérdese que sólo puede ser «juzgado» aquél que


infringe un mandamiento o una ley que lo rige o que lo gobierna;
pero si una ley pierde su obligatoriedad, entonces no puede ser
empleada para juzgar a nadie. Por ello el Apóstol dice: "nadie
os juzgue [...]", ya que Cristo anuló "el acta de los decretos que
había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz" (Colosenses 2:14).

Aunque estos pasajes bíblicos enseñan claramente la con-


clusión del sábado como día de reposo, los adventistas esgrimen
diversos argumentos con los que pretenden probar la obligatorie-
dad de guardar el séptimo día:

El primer argumento adventista es que Cristo guardó el


sábado. Escriben al respecto: "En todo su ministerio terrenal,
Cristo nos dio ejemplo de fidelidad en guardar el sábado. Era
«conforme a su costumbre» adorar en el día sábado (Lucas 4:16).
Su participación en los servicios sabáticos revela que aprobaba el
sábado como día de reposo".'63

Como respuesta a este argumento es preciso señalar, de


inicio, que la cita bíblica de Lucas 4:16 (que los adventistas
presentan como prueba de que Cristo dejó un ejemplo de
observancia del sábado para sus discípulos, manifestando así que
él aprobaba tal práctica), sólo registra en realidad el dato de que
era costumbre del Señor Jesús entrar en la sinagoga judía en el
día de reposo, y que Cristo empleaba tal reunión para anunciarles
a los judíos el cumplimiento de las profecías que contienen las
Escrituras, con "palabras de gracia que salían de su boca" (Lucas
4:20-22). No dice tal cita bíblica en concreto que Cristo guardara

AA.VV. Creencias..., op. cit, p. 293.


EL ADVENTISMO DEL SEP LIMO DÍA

el sábado como un ejemplo a seguir para sus discípulos. En


efecto, ¿qué hacía el Señor los sábados? Responde Lucas 4:31-
32: "Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les
enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina,
porque su palabra era con autoridad". De manera que en los días
de reposo, el Señor enseñaba a los judíos no la ley de Moisés,
sino "su doctrina", aprovechando la reunión de los judíos en sus
sinagogas.

Siguiendo con nuestra respuesta, nada de extraño tiene


que Cristo observara la ley, toda vez que ella permaneció vigente
mientras él estuvo sobre la tierra. Por eso escribe el Apóstol Pablo
que el Señor Jesús nació "bajo la ley" (Gálatas 4:4). No cesó la
obligatoriedad de la ley sino hasta que se verificó el sacrificio de
Jesucristo, quien abolió "en su carne las enemistades, la ley de
los mandamientos expresados en ordenanzas [...]" (Efesios 2:15).
En efecto, el momento preciso en que concluyó la vigencia de la
ley antigua fue cuando Cristo la clavó "en la cruz" (Colosenses
2:14), lo que fue testificado por él mismo cuando, tras tomar
el vinagre, dijo: "Consumado es" (Juan 19:30). Corrobora lo
anterior Hebreos 9:16-17, al decir: "Porque donde hay testamento,
es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el
testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre
tanto que el testador vive". No debe sorprendernos, pues, que
Cristo guardara la ley del antiguo pacto, si la ley del nuevo pacto
sólo entró en vigor con su muerte. 64

Ahora bien, si hoy se debe guardar el sábado porque Cristo


lo hizo (tal como lo exigen los adventistas), entonces también
se deberían obedecer todos los mandamientos de la ley antigua
(fiestas solemnes, circuncisión, ofrendas, etc.), ya que el Señor
los acató, como puede constatarse en Lucas 2:21-24, Juan 7:10 y

64
Esto nos permite entender, además, por qué Cristo dijo a sus discípulos y
a la gente: "En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así
que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedío; mas no hagáis
conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen" (Mateo 23:2-3).
CAPITULO III. EL SÁBADO

37, entre otros textos bíblicos. A pesar de ello, los adventistas no


obedecen tales mandamientos, mostrándose inconsecuentes con
sus propias afirmaciones.

Un segundo argumento de los adventistas es que tras s


sepultado Cristo, un grupo de mujeres guardó el sábado. Citan
Lucas 23:54-56: "Era día de la preparación, y estaba para
comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con
él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo
fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas
y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al
mandamiento".

Para responder este argumento es necesario reflexiona


sobre lo siguiente: en aquellos momentos inmediatamente
posteriores a la crucifixión del Señor, ¿eran las mujeres (y
en general los discípulos) conscientes plenamente de los
importantísimos cambios que tuvieron lugar con tan sublime
sacrificio? ¿Comprendía aquel grupo en toda su extensión las
consecuencias que originó la muerte de Cristo? La Biblia contesta
estas cuestiones: "[...] se pararon junto a ellas dos varones con
vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron
el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive? N o está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de
lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es
necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercei
día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras" (Lucas 24:4-8)

Si una enseñanza tan relevante como la resurrección de


Cristo no la tenían presente (puesto que los ángeles les exhorta-
ron que se «acordaran» de lo que Cristo les había hablado so-
bre su muerte y resurrección cuando estaba en Galilea), y sólo
superaron su "perplejidad" de no hallar en la tumba el cuerpo
del Señor hasta que "se acordaron de sus palabras", ¿tendrían
presente las palabras de Cristo: "venid a mí todos los que estáis
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28)? Es


decir, ¿comprenderían perfectamente los creyentes -entre ellos,
el grupo de mujeres- en los momentos siguientes al sacrificio
del Señor que con su muerte entraba en vigor un nuevo pacto,
en el que el descanso ya no sería material, sino espiritual? Por
ello fue necesario que después de su resurrección, el Señor Jesús
"comenzado desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas,
les declarara [a los discípulos] en todas las Escrituras lo que de él
decían" (Lucas 24:27).

Por otra parte, hay una cuestión muy importante: si


los adventistas quieren en realidad seguir el ejemplo de aquel
grupo de mujeres, entonces deben dejar el sábado como día de
adoración a Dios y comenzar a hacerlo en domingo. Veamos: en
Hechos 1:14 dice que los Apóstoles "perseveraban unánimes en
oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y
con sus hermanos". Añade la Biblia que cuando "llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes juntos [...] Y fueron todos
llenos del Espíritu Santo [...]" (Hechos 2:1-4), entre ellos las
mujeres creyentes. Toda vez que el Pentecostés se celebraba siempre
el "día siguiente del séptimo día de reposo" (Levítico 23:15-16),
era un primer día de la semana cuando estando los discípulos
reunidos descendió sobre ellos el Espíritu Santo. ¿Aceptarían los
adventistas reunirse también el primer día de la semana para
adorar a Dios como lo hicieron el grupo de mujeres y los demás
discípulos?

Un tercer argumento adventista apunta que el Apóstol Pablo


mostró una "fiel observancia del sábado semanal [...]", partici-
pando, según ellos, en los servicios de los judíos,65 con lo que
manifestaba su aceptación del sábado como día de reposo.

Nuestra respuesta a este argumento adventista es que la


Biblia no dice que el Apóstol Pablo observara el sábado como
día de reposo. Lo que refieren las Escrituras es que el Apóstol
6
- AA.VV. Creencias..., op. a/., p. 294.
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

empleaba las reuniones de los judíos en los días sábados para


testificarles del Evangelio de Cristo; su presencia en las sinagogas
judías no era para guardar el sábado, sino para predicar las
buenas nuevas de salvación. No se discute, pues, que el Apóstol
Pablo asistiera en sábado a las sinagogas judías; pero mientras
los adventistas suponen que lo hacía con la intención de guardar
ese día, la Biblia nos declara que su propósito era convertir a los
judíos (así como también a los gentiles que le oían) al Evangelio.
Veamos los siguientes pasajes:

a). Hechos 13:14-16 (38-39) (42-48). "Ellos [Pablo y sus


compañeros], pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia;
y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y
después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales
de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis
alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. Entonces
Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo:
[...] Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él
[Cristo] se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello
de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es
justificado todo aquel que cree. [...] Cuando salieron ellos de la
sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día
de reposo les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación,
muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a
Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que
perseverasen en la gracia de Dios. El siguiente día de reposo se
juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo
los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo
que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. Entonces Pablo
y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad
era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas
puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna,
he aquí, nos volvemos a los gentiles. [...] Los gentiles, oyendo
esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron
todos los que estaban ordenados para vida eterna".
LL ADVENTISMO DFI. SÉPTIMO DÍA

El mismo Apóstol Pablo declara su propósito al asistir a la


sinagoga en día de reposo: «anunciar el evangelio» (Hechos 13:32).
Pero cuando los judíos vieron la muchedumbre que se reunió el
siguiente día de reposo para escucharlo, "se llenaron de celos"
y rebatían su predicación blasfemando. ¿Por qué blasfemarían
y se opondrían los judíos a Pablo, si él estaba guardando el
sábado junto con ellos, según lo sostienen los adventistas? Con
la oposición mostrada por los judíos, queda claro que el Apóstol
no estaba observando el sábado, sino predicando el Evangelio, lo
que les llenó de enojo, a grado tal que "levantaron persecución"
y expulsaron al Apóstol y a Bernabé.

b). Hechos 17:1-4. "Pasando por Anfípolis y Apolonia,


llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y
Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo
discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las
Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase
de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el
Cristo. Y algunos de ellos creyeron [...]".

De nueva cuenta, el propósito del Apóstol Pablo al asistir a


la sinagoga judía en días de reposo queda explicitado: «declarar y
exponer por medio de las Escrituras» la obra redentora de Cristo,
teniendo para ello que discutir con los judíos. Su finalidad no
era, pues, guardar el sábado (ya que, en tal caso, no habría tenido
necesidad de discutir con los judíos), sino testificar a los oyentes
que Jesús es el Cristo.

c). Hechos 18:4. "Y discutía en la sinagoga todos los días de


reposo, y persuadía a judíos y a griegos".

¿Qué procuraba el Apóstol Pablo en Corinto al asistir a


la sinagoga los días de reposo? ¿Acaso observar el sábado? Del
propio texto se desprende que no era esa su finalidad, porque
entonces no se hubiera suscitado discusión alguna. Su finalidad
era persuadir a los oyentes que recibieran el Evangelio. Sin

(2
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

embargo, no faltó oposición a la palabra que predicaba (v. 6), a


grado tal que "los judíos se levantaron de común acuerdo contra
Pablo, y le llevaron al tribunal, diciendo: Este persuade a los
hombres a honrar a Dios contra la ley" (v. 12 y 13). Si, según sus
acusadores, el Apóstol persuadía a honrar a Dios "contra la ley",
¿cómo entonces estaría guardando el sábado?

Es claro, pues, que la asistencia del Apóstol Pablo a las


sinagogas judías en días de reposo obedecía a un «propósito»
concreto: predicar el Evangelio (como lo declaran las Escrituras),
y no observar el sábado (como lo suponen los adventistas). Así lo
manifiesta el propio Apóstol: "Me he hecho a los judíos como
judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley
(aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para
ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley,
como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino
bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he
hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me
he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos" (I a
Corintios 9:20-22). Es por ello que la Biblia registra la presencia
y predicación del Apóstol en diversos sitios: en las sinagogas
judías (Hechos 14:1-7; 18:19; 19:8; etc.), como también en la
"escuela de uno llamado Tiranno" (Hechos 19:9), o en la plaza
de Atenas con los que concurrían (Hechos 17:17), así como
también en el Areópago (Hechos 17:19-23) e, incluso, en las
casas (Hechos 20:20), etc. Y lo hacía así porque su propósito
era "ganar a mayor número" (I a Corintios 9:19). De hecho, no
sólo predicaba a los judíos en sábado, sino que también lo hacía
en cada oportunidad que se le presentaba como, por ejemplo,
durante el Pentecostés: "Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés;
porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los
adversarios" (I a Corintios 16:8-9).

La pretensión adventista de que con la presencia del


Apóstol Pablo en las sinagogas judías se comprueba que él
aprobaba el sábado como día de reposo, no es sostenible. El

83
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Apóstol asistía a las sinagogas en sábado no para guardarlo, sino


para predicar el Evangelio a los judíos, teniendo incluso que
discutir con ellos: "Así que discutía en la sinagoga con los judíos
y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y
algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban
con él [...]" (Hechos 17:17-18). Obsérvese que Pablo debatía
con los judíos y piadosos, con los concurrentes a la plaza, así
como con los filósofos; pero así como su presencia entre los
atenienses no significaba que aprobara su religiosidad -por el
contrario, "su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada
a la idolatría" (Hechos 17:16)-, tampoco su presencia entre los
judíos significaba que aprobara la religiosidad de éstos. De otro
modo, no se explicaría que el Apóstol discutiera con ellos.

Un cuarto argumento adventista es que los primeros cristianos


acostumbraban celebrar sus cultos en sábado por ser el día que
guardaban, 66 sustentando tal aseveración en Hechos 16:12-13.
"[...] Y estuvimos en aquella ciudad [Filipos] algunos días. Y un
día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía
hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se
habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora
de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba
oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese
atenta a lo que Pablo decía".

Nuestra respuesta es que la referencia al «día de reposo»


que encontramos en este texto, de ninguna manera es para
indicar que el Apóstol Pablo, ni los hermanos que estaban con él,
guardaran el sábado. Lo que aquí dice es que un «día de reposo»
el Apóstol predicó el Evangelio a un grupo de mujeres, de las
que una, de nombre Lidia, se convirtió. Ya que los adventistas
relacionan las frases "donde solía hacerse la oración" con "un día
de reposo" (argumentando con ello que los primeros cristianos
acostumbraban celebrar sus cultos los sábados), cabe responder
que la palabra «donde» sirve para identificar «sitio o lugar», y

'"' ¡bidem, p. 294.

81
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

no para identificar «tiempo o día» (caso este último en que se


emplea la palabra «cuando»). Es decir, las Escrituras no dicen
"cuando solía hacerse la oración" (frase que se hubiera empleado
si la intención fuera referirse al día de reposo), sino "donde solía
hacerse la oración" (toda vez que la intención era señalar el lugar
de reunión, es decir, "junto al río").

¿Por qué se habrán reunido aquel día de reposo? La Biblia


dice que Lidia, antes de convertirse al Evangelio y de ser bauti-
zada, "adoraba a Dios", lo que quizá indique que era prosélito
del judaismo que guardaba el sábado, como probablemente lo
eran también las demás mujeres, de manera que el Apóstol Pablo
aprovechó que en tal día no realizaban ellas actividades, para
testificarles de Cristo.

Las Escrituras enseñan que la Primitiva Iglesia Cristiana


se reunía a diario para alabar a Dios, y no sólo los sábados: "Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan
en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón"
(Hechos 2:46). "Y todos los días, en el templo y por las casas, no
cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo" (Hechos 5:42). "Por
tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día,
no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (Hechos
20:31). Queda probado, pues, que la Primitiva Iglesia no obser-
vaba el sábado como día de reposo. Precisamente, por esto es que
encontramos a los primeros hermanos reunidos en días distintos
al sábado:

• Hechos 2:1. "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban


todos unánimes juntos". (El Pentecostés correspondía al
"día siguiente" del séptimo día de reposo, contados desde
el día en que se ofrecía la gavilla mecida, según indica
Levírico 23:15-16, siendo siempre un primer día de la
semana).
• Hechos 20:7. " El primer día de la semana, reunidos los discí-
pulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de
El. ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la media-


noche".
• 1a Corintios 16:1-2. "En cuanto a la ofrenda para los santos,
haced vosotros también de la manera que ordené en las
iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno
de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado

3.4. ¿ESTABLECIó D I O S EL SáBADO COMO UN MANDAMIENTO


«PROMINENTE»?

Respecto a la doctrina de la «prominencia» del sábado, los


adventistas escriben lo siguiente: "Todos los mandamientos del
Decálogo son vitales, y ninguno debe ser descuidado [...], pero
Dios distinguió el mandamiento relativo al sábado de todos los
demás".6 Ahora bien, ¿en qué consistió tal distinción? Según los
adventistas consistió en que fue colocado "en el corazón" de la
ley de Dios, 68 es decir, "en el centro del Decálogo",69 otorgándole
un carácter "prominente en el pacto divino".70

Ante esto, cabe preguntarse: ¿cuenta con respaldo


bíblico la doctrina adventista de la «prominencia» del sábado?
¿Se encuentra el sábado en el corazón de la ley de Dios, tal
como lo proclaman los adventistas? La respuesta es negativa: en
efecto, la Biblia no registra que Dios ubicara al sábado como el
mandamiento capital de la ley antigua, ni que a tal mandamiento
se le otorgara mayor relevancia.

En principio, es equivocada la afirmación adventista de


que Dios colocó el sábado en el corazón o centro del decálogo.
Si nos referimos al orden en que Jehová comunicó al pueblo de

67
Ibídem, p. 291.
68
Ibídem, p. 292.
^ Ibídem, p. 291.
70
Ibídem, p. 292.
CAPITULO III. EL SÁBADO

Israel los diez mandamientos, se tendría que optar por reconocer


como mandamiento central al quinto ("honra a tu padre y a tu
madre") o al sexto ("no matarás"). Pero la verdad es que el orden
en que fueron anunciados los mandamientos no implica mayor
o menor relevancia, ya que todos procedieron de Dios. En todo
caso, desde la perspectiva del orden, el cuarto mandamiento
("acuérdate del día de reposo para santificarlo") no se encuentra
en el centro del decálogo.

Diversos pasajes bíblicos rechazan de forma clara la


doctrina adventista de la «prominencia» del sábado:

a). E.I «principal mandamiento». Marcos 12:28-31. "Acer-


cándose uno de los escribas, [...] le preguntó: ¿Cuál es el primer
mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer manda-
miento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor
uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor
que éstos".

La respuesta de Cristo descalifica totalmente la doctrina


adventista de la «prominencia» del sábado. Obsérvese que la
pregunta hecha al Señor era sobre cuál es el primer mandamiento
de todos, es decir, el "principal" o "mayor". Precisamente, en
el Evangelio de Mateo la pregunta es: "Maestro, ¿cuál es el
gran mandamiento en la ley?" (Mateo 22:36-40). ¡Qué mejor
oportunidad para proclamar la «prominencia» del sábado! La
pregunta ofrecía una excelente ocasión para que Cristo enseñara
sobre la relevancia o distinción que, según los adventistas,
Dios concedió al sábado sobre los demás mandamientos. Sin
embargo, la contestación de Cristo es contundente: entre todos los
mandamientos de la ley, el "primero", el "principal", el "mayor"
(nos dice Marcos), o el "primero y grande" (nos dice Mateo), es:
"Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás

s-
CAPÍTULO III. El. SÁBADO

Israel los diez mandamientos, se tendría que optar por reconocer


como mandamiento central al quinto ("honra a tu padre y a tu
madre") o al sexto ("no matarás"). Pero la verdad es que el orden
en que fueron anunciados los mandamientos no implica mayor
o menor relevancia, ya que todos procedieron de Dios. En todo
caso, desde la perspectiva del orden, el cuarto mandamiento
( acuérdate del día de reposo para santificarlo") no se encuentra
en el centro del decálogo.

Diversos pasajes bíblicos rechazan de forma clara la


doctrina adventista de la «prominencia» del sábado:

a). El «principal mandamiento». Marcos 12:28-31. "Acer


cándose uno de los escribas, [...] le preguntó: ¿Cuál es el primer
mandamiento de todos? Jesús le respondió: Él primer manda-
miento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor
uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor
que éstos".

La respuesta de Cristo descalifica totalmente la doctrina


adventista de la «prominencia» del sábado. Obsérvese que la
pregunta hecha al Señor era sobre cuál es el primer mandamiento
de todos, es decir, el "principal" o "mayor". Precisamente, en
el Evangelio de Mateo la pregunta es: "Maestro, ¿cuál es el
gran mandamiento en la ley?" (Mateo 22:36-40). ¡Qué mejor
oportunidad para proclamar la «prominencia» del sábado! La
pregunta ofrecía una excelente ocasión para que Cristo enseñara
sobre la relevancia o distinción que, según los adventistas,
Dios concedió al sábado sobre los demás mandamientos. Sin
embargo, la contestación de Cristo es contundente: entre todoslos
mandamientos de la ley, el "primero", el "principal", el "mayor"
(nos dice Marcos), o el "primero y grande" (nos dice Mateo), es:
Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

al Señor tu Dios con todo tu corazón [...]". Y ni siquiera como


segundo mandamiento menciona Cristo al sábado, ya que
como tal indica: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". ¿Se
equivocaría Cristo al identificar el mayor mandamiento de la
ley? ¿Pudo acaso el Señor pasar por alto el mandamiento que, de
acuerdo a los adventistas, es el corazón o centro del decálogo?
Desde luego que no. La enseñanza de Cristo no admite réplica:
"No hay otro mandamiento mayor que éstos" (leemos en
Marcos), así como que de "estos dos mandamientos depende
toda la ley y los profetas" (leemos en Mateo).

Pensemos que la misma pregunta hecha a Cristo (es


decir, ¿cuál es el primer o principal mandamiento de todos?),
fuera hecha a un adventista; éste contestaría que el principal
mandamiento de la ley es el sábado. Como puede verse, la
respuesta de Cristo y la respuesta del adventismo son distintas.
¿Cuál es la respuesta correcta? Indudablemente que la respuesta
que dio Cristo.

b). El «jovenrico».Mateo 19:16-22. "Entonces vino uno y


le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno
sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No
adulterarás. No hurtarás. N o dirás falso testimonio. Honra a tu
padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué
más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo
que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven
y sigúeme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque
tenía muchas posesiones".

Es significativo que en su respuesta al joven rico, Cristo


no mencione el sábado. ¿Cómo entender que el Señor no cite
entre los mandamientos al sábado, sino en el sentido de que no

.vs
CAPITULO III. EL SÁBADO

tuvo la relevancia que hoy le otorgan los adventistas? Sin duda


que de haber sido el sábado un mandato prominente, Cristo
no sólo lo habría mencionado sino, además, lo habría citado en
primer lugar.

Por otra parte, toda vez que los adventistas podrían


acudir a este pasaje bíblico para apoyar su doctrina de que la
ley sigue siendo obligatoria (ya que Cristo le dijo al joven rico:
''guarda los mandamientos"), es importante tener en cuenta
que mientras el Señor estuvo en la tierra, la ley antigua seguía
vigente; la obligatoriedad de esta última sólo cesó con la muerte
del Señor. Entonces, nada de extraño tiene que Cristo ordenara
al joven que guardara la ley. Sin embargo, conviene subrayar que
el cumplimiento de los mandamientos que desde su juventud
tuvo aquel rico, no logró justificarlo delante de Dios; por ello
Cristo le dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes,
y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sigúeme".
La obediencia a la ley antigua, pues, no pudo perfeccionar
al joven rico: para alcanzar la justificación y tener tesoro en
el cielo, era necesario desprenderse de todo y seguir a Cristo.
En conclusión: la perfección espiritual y el tesoro celestial no
pudo obtenerse por medio de la ley antigua, sino por medio del
sacrificio de Jesucristo, puesto que, como enseñan las Escrituras,
"nada perfeccionó la ley" (Hebreos 7:19).

Por otra parte, si la mención que hace Cristo de diversos


mandamientos contenidos en el decálogo significa que este últi-
mo sigue vigente (y, en consecuencia, también el sábado), enton-
ces toda la ley (incluida la parte ceremonial, civil y ritual) sería
obligatoria, puesto que el Señor cita el mandamiento "amarás a
tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18), que era uno de los
preceptos de la llamada ley ceremonial.

c). «Lo más importante de la ley». Mateo 23:23. "¡Ay de


vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta

ss
EL ADVENTISMO DHL SÉPTIMO DÍA

y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la


justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar
de hacer aquello".

¿Qué es lo más importante de la ley? De acuerdo a la


enseñanza cristiana, lo más importante eran la justicia, la
misericordia y la fe. Sin embargo, de acuerdo a la enseñanza
adventista, es el mandamiento referente a guardar el sábado.
La diferencia entre una y otra enseñanza es radical: Cristo
nunca enseñó la prominencia del sábado, sino que cifró lo más
importante de la ley en «la justicia, la misericordia y la fe» (y es
que, precisamente, la ley anunciaba la justicia, la misericordia y
la fe, que por Cristo se manifestarían).

d). La «reunión de Jertualén». Hechos 15:1-29. "Entonces


algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no
os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no
pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a
Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y los ancianos,
para tratar esta cuestión. [...] Pero algunos de la secta de los
fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario
circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de
este asunto. [...] Entonces pareció bien a los apóstoles y a los
ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y
enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía
por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre
los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y
los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles
que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto
hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales
no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando
vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos
ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones
y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
CAPITULO III. EL SÁBADO

[...]. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no


imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que
os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y
de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis.
Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a
Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;
habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación".

La carta de los Apóstoles no menciona al sábado entre las


"cosas necesarias" que debían guardar los gentiles convertidos.
Recuérdese que la cuestión que se analizaba era si estos últimos
debían o no circuncidarse y guardar la ley de Moisés. La
conclusión a que llegaron los Apóstoles, con la dirección del
Espíritu Santo, fue que los gentiles convertidos se abstuvieran "de
lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación".
De haber tenido el sábado la importancia que hoy le atribuyen los
adventistas, así como un carácter universal y perpetuo, ¿por qué
los Apóstoles no lo mencionan entre las "cosas necesarias" que
debían observar los convertidos? Resulta evidente que para los
Apóstoles, el sábado no era el mandamiento central, ni tampoco
gozaba de una obligatoriedad permanente.

e). El «cumplimiento de la ley». Romanos 13:9-10. "Porque


No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testi-
monio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley
es el amor".

¿Cómo omitir entre los mandamientos al sábado, si éste


fuera el mandato principal de la ley? Si el cuarto mandamiento era
-como afirman los adventistas— el corazón del decálogo, ¿cómo
podía incluirse en la expresión "y cualquier otro mandamiento",
equiparándolo así con los demás? Para el Apóstol Pablo, el sábado
no tenía la importancia que hoy los adventistas le confieren.

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CAPÍTULO III. EL SÁBADO

[...]. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no


imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que
os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y
de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis.
Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a
Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;
habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación".

La carta de los Apóstoles no menciona al sábado entre las


"cosas necesarias" que debían guardar los gentiles convertidos.
Recuérdese que la cuestión que se analizaba era si estos últimos
debían o no circuncidarse y guardar la ley de Moisés. La
conclusión a que llegaron los Apóstoles, con la dirección del
Espíritu Santo, fue que los gentiles convertidos se abstuvieran "de
lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación".
De haber tenido el sábado la importancia que hoy le atribuyen los
adventistas, así como un carácter universal y perpetuo, ¿por qué
los Apóstoles no lo mencionan entre las "cosas necesarias" que
debían observar los convertidos? Resulta evidente que para los
Apóstoles, el sábado no era el mandamiento central, ni tampoco
gozaba de una obligatoriedad permanente.

e). Hl «cumplimiento de la ley». Romanos 13:9-10. "Porqu


No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testi-
monio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley
es el amor".

¿Cómo omitir entre los mandamientos al sábado, si éste


fuera el mandato principal de la ley? Si el cuarto mandamiento era
—como afirman los adventistas— el corazón del decálogo, ¿cómo
podía incluirse en la expresión "y cualquier otro mandamiento",
equiparándolo así con los demás? Para el Apóstol Pablo, el sábado
no tenía la importancia que hoy los adventistas le confieren.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

f). E¿7 «ofensa a la ley». Santiago 2:10. "Porque cualquiera


que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace
culpable de todos".

Si el mandamiento del sábado fuera la norma más


relevante de la ley antigua, su transgresión implicaría mayor
grado de culpabilidad. Sin embargo, la Biblia enseña que la
ofensa de cualquier punto o mandamiento de la ley implicaba
la misma culpabilidad, rechazando así la superioridad de un
mandato sobre otro.

Con lo expuesto queda probado que la doctrina de la


prominencia del sábado carece de sustento bíblico. Cuando
Moisés exhortaba al pueblo hebreo a cumplir el pacto celebrado
con Dios, no reconoce o atribuye mayor importancia al sábado:
"Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos [...].
Y tendremos justicia cuando cuidamos de poner por obra todos
estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha
mandado" (Deuteronomio 6:24-25).

3 . 5 . LOS «SÁBADOS SEMANALES» Y LOS «SÁBADOS ANUALES O


CEREMONIALES»

Otra doctrina adventista separa los «sábados semanales»


y los «sábados anuales o ceremoniales», afirmando que mientras
que los primeros están vigentes, los segundos fueron abolidos con
el sacrificio de Jesucristo. Escriben sobre este tema: "Además de
los sábados semanales [...], había siete sábados anuales de carácter
ceremonial, repartidos en el calendario religioso de Israel. Esos
sábados anuales no estaban directamente relacionados con el
séptimo día sábado o el ciclo semanal", sino con las fiestas anuales
de los hebreos: el primero y último días de la fiesta de los panes
sin levadura, así como de la fiesta de los tabernáculos, el día de
Pentecostés, el día de la Expiación y el día de la conmemoración
al son de trompetas (Levítico 23). Añaden los adventistas que

á Éi
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

"los sábados anuales constituían una parte integral del sistema


judío de ritos y ceremonias instituidos en el monte Sinaí [...],
,"71
cuya observancia terminó con su muerte [de Cristo] en la cruz"."'

Es verdad que la ley contemplaba, además de los sábados


semanales, otros días de reposo a lo largo del año -que eran parte
de las fiestas anuales judías-. No se niega, pues, la existencia de
sábados «semanales» y de días de reposo «anuales», toda vez que
la Biblia así lo registra. Pero lo que no tiene ningún sustento,
es la doctrina adventista que afirma que mientras unos fueron
abolidos (los anuales), los otros siguen vigentes (los semanales). E
realidad, todos los días de reposos (tanto los semanales como
los anuales) pertenecían a la ley antigua, es decir, eran parte de
ella. Al cesar la obligatoriedad de dicha ley, tanto los sábados
semanales como los anuales han sido abolidos también, para dar
paso al reposo «cristiano o espiritual».

Por cierto, es relevante apuntar el dato de que los días


de reposo «anuales» no siempre caían en día sábado; cuando
así coincidían (es decir, que un determinado día de reposo
anual cayera en un día sábado), se le llamaba sábado "de gran
solemnidad" (Juan 19:31). Para ejemplificar lo anterior vale citar
el siguiente mandamiento que Dios comunicó a Israel: "[...] En
el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una
conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación"
(Levítico 23:24). Desde luego que el primer día del mes séptimo
podía caer en cualquier día de la semana. Esto nos permite afirmar
que existieron ottos días de la semana (que no eran sábados), que
también eran observados por Israel como días de reposo. Incluso,
el día de Pentecostés, que siempre era "día de reposo" (Levítico
23:21), nunca se celebraba en sábado, ya que el Pentecostés era
"el día siguiente del séptimo día de reposo", contados a partir de
ofrecimiento de la gavilla mecida (Levítico 23:14-16). Así, el día
de Pentecostés era siempre un primer día de la semana. Es por
esto que debemos concluir que en el calendario judío, no sólo los

7
' Tbidem, pp. 292 y 293.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DI A

sábados semanales fueron días de reposo, toda vez que los días de
reposo anuales podían caer en otros días de la semana.

¿Por qué los adventistas conceden tanta importancia a


la separación entre sábados semanales y sábados anuales? Ya
antes se examinó (en el apartado 2.3) la distinción que hacen los
sabáticos entre la ley moral y la ley ceremonial, con el propósito
de desviar todos los textos bíblicos que hablan de abrogación
hacia la ley ceremonial (con sus complejas y meticulosas normas),
y apoyar así su idea de que el decálogo (o ley moral, que incluía
el sábado) conserva su obligatoriedad. Es exactamente la misma
estrategia que siguen respecto al sábado: todos aquellos textos
bíblicos que enseñan la abrogación del sábado los dirigen a los
llamados sábados anuales, afirmando que la obligatoriedad del
sábado semanal continúa vigente.72

Como respuesta a esta doctrina adventista, cabe señalar


que no hay un solo texto bíblico que apoye la abrogación ex-
clusivamente de los llamados sábados anuales, ni la vigencia u
obligatoriedad actual de los sábados semanales. Como antes se
dijo, al ser abolida la ley que establecía tales días de reposo, todos
silos (tanto los semanales como los anuales) han cesado también,
veamos las siguientes porciones de las Escrituras que los adven-
tistas aplican exclusivamente a los llamados sábados anuales:

a). Oseas 2:11. "Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus
nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades".

Según los adventistas, los días de reposo que cesarían


¡on sólo los sábados anuales y, en consecuencia, los sábados
semanales seguirían vigentes. Sin embargo, el propio texto
bíblico rechaza la interpretación adventista; en su profecía,
3seas anuncia que cesarían "sus fiestas" (es decir, las festividades
•tnuales que celebraba el pueblo judío, tales como la Pascua, el
Pentecostés, etc.); "sus nuevas lunas" (es decir, las festividades
1
Ibídem, p. 294.
•«II t

CAPÍTULO III. EL SÁBADO

mensuales, como indican Números 28:11; I a Crónicas 23:31;


etc.); "sus días de reposo" (las festividades semanales o sábados).
Cuando el Profeta habla de que cesarían "sus días de reposo",
se refiere necesariamente a los sábados semanales, toda vez que
los sábados anuales ya se habían incluido en la mención que se
hace respecto a que cesarían "sus fiestas". De hecho, el Profeta
confirma esto cuando reitera que cesarían "todas sus festividades"
(y, de acuerdo con Levítico 23:2-3, los sábados semanales eran
considerados también festividades).

También pretenden los adventistas que unos son "los días


de reposo de Jehová" (Levítico 23:38) y otros ' W d í a s de reposo"
(de los que habla Oseas), identificando a los primeros con los
sábados semanales y a los segundos con los sábados anuales.
Lo que buscan afanosamente es aplicar el texto de Oseas (que
anticipa la cesación de los sábados) sólo a los sábados anuales.
Pero, en realidad, no hay diferencia entre «los» sábados y «sus»
sábados, así como no hay diferencia entre «la» ley y «su» ley.
Romanos 9:4 dice con relación a los israelitas: "[...] de los cuales
son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el
culto y las promesas". Tanto la ley como el sábado eran de Jehová
(ya que fueron dados por Él), como también eran de los israelitas
(ya que fueron dados para ellos).

b). Colosenses 2:16. "Por tanto, nadie os juzgue en comida


o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo".

Los adventistas afirman que cuando este texto bíblico


habla de "días de reposo", se refiere a los sábados anuales. Para
responder esto, es necesario ver el orden en que prohibe el Apóstol
ser juzgados: ni por "días de fiesta" (festividades anuales), "luna
nueva" (festividades mensuales) o "días de reposo" (festividades
semanales), ya que al cesar tales celebraciones, nadie debía ser
culpado por no guardarlas. Ahora bien, si los sábados anuales
ya estaban incluidos en los "días de fiesta" (al ser parte de las

95
CAPÍTULO III. EL SÁBADO

mensuales, como indican Números 28:11; I a Crónicas 23:31


etc.); "sus días de reposo" (las festividades semanales o sábados).
Cuando el Profeta habla de que cesarían "sus días de reposo",
se refiere necesariamente a los sábados semanales, toda vez que
los sábados anuales ya se habían incluido en la mención que se
hace respecto a que cesarían "sus fiestas". De hecho, el Profeta
confirma esto cuando reitera que cesarían "todas sus festividades"
(y, de acuerdo con Levítico 23:2-3, los sábados semanales eran
considerados también festividades).

También pretenden los adventistas que unos son "los días


de reposo de Jehová" (Levítico 23:38) y otros "sus días de reposo"
(de los que habla Oseas), identificando a los primeros con los
sábados semanales y a los segundos con los sábados anuales.
Lo que buscan afanosamente es aplicar el texto de Oseas (que
anticipa la cesación de los sábados) sólo a los sábados anuales.
Pero, en realidad, no hay diferencia entre «los» sábados y «sus»
sábados, así como no hay diferencia entre «la» ley y «su» ley.
Romanos 9:4 dice con relación a los israelitas: "[...] de los cuales
son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el
culto y las promesas". Tanto la ley como el sábado eran de Jehová
(ya que fueron dados por El), como también eran de los israelitas
(ya que fueron dados para ellos).

b). Colosenses 2:16. "Por tanto, nadie os juzgue en comid


o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo".

Los adventistas afirman que cuando este texto bíblico


habla de "días de reposo", se refiere a los sábados anuales. Para
responder esto, es necesario ver el orden en que prohibe el Apósto
ser juzgados: ni por "días de fiesta" (festividades anuales), "luna
nueva" (festividades mensuales) o "días de reposo" (festividade
semanales), ya que al cesar tales celebraciones, nadie debía se
culpado por no guardarlas. Ahora bien, si los sábados anuales
ya estaban incluidos en los "días de fiesta" (al ser parte de las
L ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

sstividades que año con año celebraba el pueblo de Israel),


uando habla de los "días de reposo" necesariamente se refiere
los sábados semanales. Así, nadie debía ser señalado por no
;uardar el "día de reposo" judío.

c). Gálatas 4:10-11. "Guardáis los días, los meses, los


iempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en
ano con vosotros".

De nuevo pretende los adventistas que cuando aquí se dice


guardáis los días", se refiere a los sábados anuales. Sin embargo,
10 es así: el Apóstol Pablo recrimina a los que guardaban los
lías (el sábado semanal), los meses (la nueva luna cada mes), los
iempos (las fiestas solemnes que incluían los sábados anuales,
nismas que eran convocadas anualmente en sus tiempos, según
ndica Levítico 23:4), y los años (ya que cada séptimo año debían
lejar descansar la tierra, como dice Éxodo 23:10-11, amén del
iño del jubileo ordenado en Levítico 25:10-12). Debido a que los
¡abados anuales ya estaban incluidos en los tiempos de las fiestas
olemnes, cuando el Apóstol habla de "días" alude a los sábados
;emanales.

5.6. ¿ES EL SÁBADO EL «SELLO DE DlOS»?

Otra doctrina adventista es que el sábado es el «sello


ie Dios», requerido para dar autenticidad y obligatoriedad al
decálogo. Según ellos, sólo el cuarto mandamiento contiene los
ilementos vitales de un sello: el nombre de su dueño, es decir, su
dentificación ("Jehová tu Dios"); su título (el que "hizo [...]" la
:reación); y su jurisdicción ("los cielos y la tierra").73 Pero, ¿qué
dicen las Escrituras sobre este tema?

Los elementos que los adventistas presentan como exclusivos


del cuarto mandamiento, en realidad también están presentes

'•' Ibidem, p. 292.


•^itr

CAPÍTULO III. EL SÁBADO

a lo largo del decálogo. Así, cuando Dios comenzó a hablar al


pueblo de Israel, le dijo: "Yo soy Jehová tu Dios" (Éxodo 20:2),
identificándose directamente desde el inicio, y no esperando
hasta el cuarto mandamiento para hacerlo. En cuanto a títulos,
Dios es «libertador» ("que te saqué de la tierra de Egipto, de casa
de servidumbre"), «fuerte», «celoso», «misericordioso», además de
«creador», de modo que no únicamente el cuarto mandamiento
hace mención de un título. En cuanto a su jurisdicción, no sólo
el cuarto mandamiento habla del cielo y la tierra: en Éxodo 20:4,
dice: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté
arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra". En resumen, los elementos del sábado que los adventistas
predican como únicos y singulares, no son tales, como se ha
podido ver.

En oposición a la enseñanza adventista, la Biblia indica


cuál es el «sello de Dios», sin mencionar como tal al sábado:

• 2a Corintios 1:22. "El cual también nos ha sellado, y nos ha


dado las arras del Espíritu en nuestros corazones".
• Efesios 1:13. "En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y ha-
biendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo
de la promesa".
• Efesios 4:30. "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la redención".

Este sello lo reciben los hijos de Dios: "Pues no habéis


recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:15-
16). Se trata, precisamente, de la promesa hecha por Jesucristo:
"Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que yo os he dicho" (Juan 14:26). Pero quien lo ha recibido,
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

debe ser guiado por él: "Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Romanos 8:14).

De esta manera, el «sello de Dios» conduce a la


santificación, al alejamiento del pecado, a la consagración: "Pero
el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el
Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que
invoca el nombre de Cristo" (2 a Timoteo 2:19). En consecuencia,
es el Espíritu Santo (y no el sábado) el «sello de Dios».

3 . 7 . LOS «TIPOS» DE REPOSO: ¿QUÉ SÁBADO GUARDAN LOS


ADVENTISTAS?

Si partimos del dato de que «sábado» significa reposo, al


dialogar con los adventistas resulta pertinente preguntarles qué
«clase» de sábado guardan, toda vez que existen diversos «tipos»
de reposo. Por ello, más que hablar de «sábado» (en singular),
cabría aquí hablar de «sábados» (en plural). Examinemos este
punto:

a). Sábado de ¡a creación. Este reposo o sábado se registra


en Génesis 2:2, que indica: "Y acabó Dios en el día séptimo la
obra que hizo; y reposo el día séptimo de toda la obra que hizo.
Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposo
de toda la obra que había hecho en la creación". Ahora bien, ¿qué
período de tiempo comprendió el sábado de la creación? Contesta
Génesis 1:5. "Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó
Noche. Y fue la tarde y la mañana un día". Los subsecuentes
días son contados de la misma forma, como se comprueba en
los versículos 8, 13, 19, 23 y 31, de Génesis 1, por lo que el
día séptimo tuvo también, sin duda, el mismo período. Así, este
reposo comprendió «la tarde y la mañana».

b). Sábado judío. El período de tiempo que comprendía el


sábado judío, es decir, la forma en que se contaba, era "de tarde a
.»..É

CAPÍTULO III. EL SÁBADO

tarde", según se desprende de lo establecido por Dios para el día


de expiación: "Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras
almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde
a tarde guardaréis vuestro reposo" (Levítico 23:32).

A esto parece referirse Marcos 1:32-34, al decir: "Cuan-


do llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los
que tenían enfermedades [...]. Y sanó a muchos [...]", donde la
referencia a la puesta del sol parece indicar la conclusión del sá-
bado (v. 21 y 22). Si los adventistas pretendieran con base en
este pasaje que Cristo aguardaba a que terminara el sábado para
obrar milagros, cabe responder que antes de sanar a tales enfer-
mos, el Señor sanó durante el día de reposo a la suegra de Pedro:
Marcos 1:29-31. Quienes buscaban acusar a Jesús, le pregunta-
ron: "[...] ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué
hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere
en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues
¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es
lícito hacer el bien en los días de reposo" (Mateo 12:10-12).

c). Sábado civil. Aquí el día sábado se cuenta de medianoche


a medianoche, tal como lo hacemos actualmente. Ya en los
Evangelios encontramos el empleo de esta forma de contar los
días. "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero
de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los
discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús,
y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros" (Juan 20:19).

d). Reposo o sábado cristiano. Este reposo es el que otorga


Cristo a sus discípulos; es un descanso para el alma, que se
hallaba prefigurado por el sábado hebreo. El Apóstol Pablo
enseñó que los días de reposo judíos fueron "sombra de lo que ha
de venir" (Colosenses 2:16-17). En efecto, siendo el sábado una
de las "ordenanzas de culto" que contenía el primer pacto, fue
impuesto "hasta el tiempo de reformar las cosas", a manera de
"símbolo para el tiempo presente" (Hebreos 9:1-10).

99
CAPITULO III. EL SÁBADO

tarde", según se desprende de lo establecido por Dios para el día


de expiación: "Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras
almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde
a tarde guardaréis vuestro reposo" (Levítico 23:32).

A esto parece referirse Marcos 1:32-34, al decir: "Cuan-


do llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los
que tenían enfermedades [...]. Y sanó a muchos [...]", donde la
referencia a la puesta del sol parece indicar la conclusión del sá-
bado (v. 21 y 22). Si los adventistas pretendieran con base en
este pasaje que Cristo aguardaba a que terminara el sábado para
obrar milagros, cabe responder que antes de sanar a tales enfer-
mos, el Señor sanó durante el día de reposo a la suegra de Pedro:
Marcos 1:29-31. Quienes buscaban acusar a Jesús, le pregunta-
ron: "[...] ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué
hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere
en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues
¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es
lícito hacer el bien en los días de reposo" (Mateo 12:10-12).

c). Sábado civil. Aquí el día sábado se cuenta de medianoche


a medianoche, tal como lo hacemos actualmente. Ya en los
Evangelios encontramos el empleo de esta forma de contar los
días. "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero
de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los
discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús,
y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros" (Juan 20:19).

d). Reposo o sábado cristiano. Este reposo es el que otorga


Cristo a sus discípulos; es un descanso para el alma, que se
hallaba prefigurado por el sábado hebreo. El Apóstol Pablo
enseñó que los días de reposo judíos fueron "sombra de lo que ha
de venir" (Colosenses 2:16-17). En efecto, siendo el sábado una
de las "ordenanzas de culto" que contenía el primer pacto, fue
impuesto "hasta el tiempo de reformar las cosas", a manera de
"símbolo para el tiempo presente" (Hebreos 9:1-10).

99
EL, ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

El Profeta Jeremías anunció sobre el reposo cristiano:


"Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad
por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma [...]" (Jeremías 6:16). Sólo que
este descanso predicho por el Profeta ya no sería para la carne,
sino para el alma; no sería un reposo físico, sino espiritual; no
sería un descanso limitado a u n día, sino uno que perduraría en
el corazón de los fieles durante su peregrinar en la tierra. De este
descanso disfrutan quienes viven en Jesucristo, nuestro «buen
camino» (Juan 14:6).

Con el sacrificio de Cristo cesó la obligatoriedad del


sábado judío, para dar paso al sábado cristiano, el reposo del
alma, tal como el propio Señor Jesús lo declaró: "Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mateo 11:28-30).

De este reposo gozan los que reciben la fe de Cristo,


como lo expone la Epístola a los Hebreos: "Pero los que hemos
creído entramos en el reposo [...]", para enseguida añadir: "Por lo
tanto, puesto que falta que algunos entren en él [en su reposo],
y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no
entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día:
Hoy [...]. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría
después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dio
Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de
sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en
aquel reposo [...]" (Hebreos 4:3-11).

Este texto bíblico, que es fundamental para la comprensión


del «reposo cristiano», contiene las siguientes enseñanzas: primero,
que hay "un reposo para el pueblo de Dios", el cual no puede ser
el sábado judío que se observaba en el tiempo de Josué, porque
en tal caso no hablaría "de otro día"; segundo, que para entrar a

00

1
• i M n i m t ^
"

CAPÍTULO III. EL SÁBADO

este nuevo reposo se requiere creer, siendo así un reposo de fe;


tercero, que para este nuevo reposo Dios ha determinado un día,
que es "hoy", es decir, el «presente», y ya no el «pasado» que es
representado por la ley judía; y, cuarto, que debemos "procurar"
entrar en este reposo, que es dado por Jesucristo a los que forman
su pueblo.

No pueden los adventistas dejar de reconocer esta ver-


dad: admiten que hay un "reposo espiritual". Escriben que el
"Nuevo Testamento llama al cristiano a no demorarse en expe-
rimentar este reposo de gracia y fe, ya que «hoy» es el momento
oportuno para entrar en él".74 Sin embargo, sostienen enseguida
que "la observancia del séptimo día sábado es un símbolo o de-
mostración de que el creyente ha entrado en el reposo que provee
el Evangelio".75

Pero, ¿qué caso tiene observar un símbolo, cuando Dios


nos ofrece el descanso reaP. Sería lamentable permanecer
anclados en una sombra, cuando Cristo nos ofrece bienes
espirituales verdaderos. Y es que Cristo no es sumo sacerdote
de los «símbolos», sino de los "bienes venideros" (Hebreos 9:11).

e). Reposo celestial. Este es un reposo eterno y es la glorios


esperanza de los fieles. Así lo enseñan las Sagradas Escrituras:
"Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que
os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con
nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con l
ángeles de su poder" (2 a Tesalonicenses 1:6-7).

Ahora bien, una vez vistos los diversos tipos de reposo,


retomemos la pregunta que al inicio de este apartado se planteó:
¿qué sábado guardan los adventistas? Afirman ellos que guardan
el sábado que ordenaba la ley antigua, es decir, el sábado judío;
a la vez, sostienen que tal sábado es el mismo que Dios guardó.

74
Ibidm, p. 299.
75
ídem.
LL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

De este modo, según los adventistas no habría diferencia entre


el sábado de la creación y el sábado judío. Sin embargo, las
Escrituras enseñan que el sábado de ¿a creación comprendía «la
tarde y la mañana», mientras que el sábado judio era «de tarde
a tarde», por lo que no abarcaban el mismo tiempo. Entonces:
¿observan los adventistas el día de reposo como Dios lo guardó o
como lo guardó el pueblo de Israel? Es decir, ¿guardan el sábado
de la creación o el sábado judío?

Bien podrían los adventistas replicar que el sábado que


Dios guardó y el sábado que guardó Israel es el mismo reposo,
de modo que cuando la Biblia indica que el primero comprendía
«la tarde y la mañana», y que el segundo era «de tarde a tarde»,
se trataría, según ellos, de un mismo período de tiempo. Sin
embargo, tal réplica no tiene sustento: si bien ambos sábados
iniciaban en la «tarde», finalizaban en diferente momento: el sábado
de la creación finalizó al concluir la mañana (ya que era de tarde
a mañana), mientras que el sábado judío finalizaba a la puesta
del sol. Y, desde luego, una mañana no concluye a la puesta del
sol. Así, pues, cada uno de estos sábados comprendían diferentes
períodos de tiempo, por lo que la pregunta sigue en pie: ¿qué
sábado guardan los adventistas: el que guardó Dios o el que guardó Israel?

3.8. UNA REFLEXIóN FINAL

Según los adventistas, el sábado provee "tiempo


para la comunión con Dios por medio del culto, la oración,
el canto, estudio de la Palabra y meditación en ella, y por el
acto de compartir el Evangelio con otros. El sábado es nuestra
oportunidad para experimentar la presencia de Dios".76 Pero,
¿cabe limitar el servicio a Dios a un día de la semana? ¿Sólo el día
sábado es oportuno para experimentar la presencia de Dios? ¿No
resulta egoísta ceñir a un día por semana el culto, la oración, el
canto, el estudio y meditación, así como la predicación?

76
Itíátm, p. 297.

02

A fc
CAPITULO III. EL SÁBADO

La Biblia enseña que todos los días, y no sólo el sábado,


son propicios para servir a Dios:

• Hechos 2:46. "Y perseverando unánimes cada día en el


templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios [...]".
• Romanos 12:12. "Gozosos en la esperanza; sufridos en la
tribulación; constantes en la oración".
• E/estos 6:18. "Orando en todotiempocon toda oración y
súplica en el Espíritu [...]".
• Colosenses 4:2. "Perseverad en la oración, velando en ella co
acción de gracias".

Precisamente, Cristo enseñó "sobre la necesidad de orar


siempre, y no desmayar", preguntando: "¿Y acaso Dios no hará
justicia a sus escogidos, que claman a él díaj noche'? ¿Se tardará en
responderles? Os digo que pronto les hará justicia [...]" (Lucas
18:1-8). En realidad, todos los días brindan nuevas oportunidades
para experimentar la presencia de Dios.
'•II V

CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

CAPÍTULO IV
LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO
CELESTIAL

4 . 1 . PLANTEAMIENTO 77

Con la intención de justificar su predicción fallida de que Cristo


retornaría a la tierra el 22 de octubre de 1844, los adventistas
formularon la doctrina de la «purificación del santuario celestial».
Es preciso tener en cuenta que la expresión de Daniel 8:14, "el
santuario será purificado", fue inicialmente interpretada por los
adventistas en el sentido de que la tierra sería purificada con la
segunda venida de Cristo. Ante el fallo de la fecha anunciada
cambiaron su interpretación, afirmando ahora que no era la tierra
quien sería purificada, sino el santuario celestial, y que Crist
había iniciado tal purificación en 1844. Pero, ¿cómo formularon
esta idea? Un integrante adventista, Hiram Edson, dijo haber
visto - a l día siguiente de la fecha fallida- el cielo abierto y a
Cristo entrando al Lugar Santísimo, para purificarlo antes de
su segunda venida.78 Con base en esto, los adventistas buscan
explicar su yerro, asegurando que aunque se equivocaron de
acontecimiento, no erraron de fecha, porque en ella -afirman-
comenzó Cristo la purificación del templo celestial.

Tal explicación resulta, desde luego, incoherente: le


ampliamente anunciado por Miller y seguidores fue conocer la
77
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de destaca)
ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se aborda
78
Cfr. Schwarz, R.W., y Greenleaf, F., op. rít, p . 59.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

fecha específica del retorno de Cristo. Afirmar hoy que en tal


fecha no sucedió lo anunciado (el retorno de Cristo), pero sí un
acontecimiento distinto (la purificación del santuario celestial),
es tan sólo un intento de disimular su yerro. Elena de White
escribió: "Supieron [los adventistas] que Dios les había guiado por
su providencia infalible. Aunque, como los primeros discípulos,
ellos mismos no habían comprendido el mensaje que daban,
éste había sido correcto en todo sentido. Al proclamarlo habían
cumplido los designios de Dios, y su labor no había sido vana en
el Señor".79 Pero, ¿Dios conduce a interpretaciones equivocadas?
¿Cómo calificar de "correcto en todo sentido", aquello que los
propios adventistas llaman el «gran chasco»? ¿Es designio de
Dios proclamar un mensaje erróneo? Por el contrario, Dios ama
"la verdad en lo íntimo" (Salmos 51:6).

A este respecto, resulta ilustrativo lo que una publicación


adventista refiere: "El pequeño grupo de adventistas sabatarios
encontró que era fácil y tranquilizador aceptar la idea de que
Cristo había cambiado su oficio y sus tareas en el santuario
celestial el 22 de octubre [de 1844]. Esto reforzó sus convicciones
de que entendían correctamente el tiempo profético".80 Así,
debido a la «gran decepción» que los adventistas experimentaron
por el fallo de su anuncio, procuraron con urgencia alguna idea
tranquilizadora que mitigara su desconcierto: esa sería la función,
precisamente, que tendría la doctrina de la «purificación del
santuario celestial».

4.2. DOCTRINAS ADVENTISTAS SOBRE LA «PURIFICACIóN DEL


SANTUARIO CELESTIAL»

Haciendo una interpretación del santuario terrenal


judío acorde a sus intereses, el adventismo afirma: primero, que
así como los sacerdotes ministraban cotidianamente en el lugar

7
" White, E., El gran conflicto..., op. cit., p. 267.
m
Schwarz, R. \V., y Greenleaf, F., op. cit., p. 60.
CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

santo del santuario terrenal judío para ofrecer sacrificios por


los pecados del pueblo, también Cristo estuvo cumpliendo su
ministerio intercesor desde su ascensión al cielo y hasta 1844
en el «lugar santo» del santuario celestial; segundo, que así como
Dios estableció anualmente un día de expiación, en el que el
Sumo Sacerdote ministraba conforme a lo establecido por la
ley antigua para purificar el santuario terrenal judío, también
Cristo ingresó el 22 de octubre de 1844 al «Lugar Santísimo» del
santuario celestial para purificarlo. Esto último consiste, según
los adventistas, en borrar de forma permanente los pecados
registrados, puesto que hasta entonces -agregan- el perdón
sólo fue provisional; y, tercero, que la purificación del santuario
celestial comprende la realización de un «juicio investigador»,
mediante el que se determina quiénes por su arrepentimiento y
su fe en Cristo tienen derecho a la eliminación «definitiva» del
pecado.81

Como se verá enseguida, esta doctrina adventista denigra


la obra redentora de Cristo, la esencia de su mismo sacrificio, el
perdón de pecados que brinda, así como la justificación que por
su muerte reciben los creyentes. Veamos, pues, lo que nos dice
la Biblia.

4.3. ¿INICIó CRISTO LA PURIFICACIóN DE LOS PECADOS


HASTA 1844?

Hay una pregunta inicial: ¿tuvieron nuestros hermanos


de la Primitiva Iglesia que esperar 18 siglos para ser purificados
definitivamente de sus pecados? Las Sagradas Escrituras rechazan
de forma contundente tal pensamiento:

a). Hechos 15:7-9. "Y después de mucha discusión, Pedr


se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo va

Cjr. White, E. El gran conflicto..., op. rít, pp. 259-266.


hL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por
mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce
los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo
mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros
y ellos, purificando por la fe sus corazones".

¿Ignoraría el Apóstol Pedro que la purificación plena de


los creyentes sólo empezaría hasta 1844, como lo afirman los
adventistas? Desde luego que no: con toda precisión indica que
Dios purificó a los fieles de la Primitiva Iglesia Cristiana, sin que
tuviera que esperar siglos para hacerlo.

b). Efesios5:25-26. "[...] así como Cristo amó a la iglesia,


y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la palabra".

Mediante el bautismo ("el lavamiento del agua por la


palabra"), Cristo ha purificado a su Iglesia. En efecto, cuando
el Apóstol Pablo escribe, se refiere a la «purificación» como una
acción ya hecha (y no por hacer); ya realizada (y no por realizar).

c). Hebreos 1:3. "El cual, siendo el resplandor de su gloria, y


la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas
con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de
nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de
la Majestad en las alturas".

Como se indica en este pasaje bíblico, Cristo se sentó a


la diestra de la Majestad "habiendo efectuado la purificación de
nuestros pecados por medio de sí mismo". En ningún momento
se establece la «purificación» de los pecados como una acción fu-
tura o una promesa por venir, sino como una realidad de la que
ya disfrutaban los hermanos de la Primitiva Iglesia.

d). 1a Pedro 1:22. "Habiendo purificado vuestras almas por


la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor

)S
CAPITULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIA]

fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, d<


corazón puro".

Por la obediencia mostrada a la verdad, las almas de lo:


fieles fueron «purificadas» al recibir perdón de pecados.

e). 2a Pedro 1:9. "Pero el que no tiene estas cosas tiene 1


vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado Xa.purificación de s
antiguos pecados".

No sólo se afirma la purificación de los pecados, sinc


además se instruye a no olvidar tan sublime verdad, porqu<
quien así lo hace, "tiene la vista muy corta" y "es ciego".

En consecuencia, las Escrituras rechazan la enseñanz;


adventista; no tuvo Cristo que esperar 18 siglos para otorgar poi
su sacrificio la purificación de los pecados. Tanto entonces (er
la Instauración), como ahora (en la Restauración), la sangre d<
Cristo nos limpia de todo pecado (I a Juan 1:7).

4 . 4 . ¿A QUÉ LUGAR ASCENDIÓ CRISTO?

Enseñan los adventistas que desde su ascensión al ciek


y hasta el 22 de octubre de 1844, Cristo estuvo oficiando er
el «lugar santo» del santuario celestial, tal como lo hacían lo;
sacerdotes en la primera parte del santuario terrenal. Escriben a
respecto: "El servicio del sacerdote durante el año en el primei
departamento [el lugar santo] del santuario [...], representa h
obra y el servicio a que dio principio Cristo al ascender al cielo".8
Así que, de acuerdo a los sabáticos, Cristo no habría ingresado a
«Lugar Santísimo» (la morada de Dios), sino al «lugar santo» (qut
aunque parte del santuario celestial, lo entienden como un sitie
distinto del Lugar Santísimo), donde permaneció - d i c e n - hastí

82
¡bidem, pp. 265 y 266.
I. ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

844, año en que, según ellos, se cumplió el tiempo profético


sñalado por Daniel 8:14.

Frente a esto, nuestra respuesta es que la Biblia rechaza tal


iea. Veamos: ¿A qué sitio ascendió Cristo? ¿A un lugar celestial
diferente» a la morada de Dios, como dicen los adventistas? No.
-as Escrituras contestan que Cristo ascendió al cielo, para estar
la diestra de Dios:

• Marcos 16:19. "Y el Señor, después que les habló, fue


recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios".
• Lucas 24:51. "Y aconteció que bendiciéndolos, se separó
de ellos, y fue llevado arriba al cielo".
• Hechos 1:9-11. "Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo
ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de
sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo,
entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos
dos varones con vestiduras blancas, los cuales también
les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al
cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros
al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo".
• Hebreos 8:1. "Ahora bien, el punto principal de lo que
venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el
cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos".
• 1a Pedro 3:22. "Quien habiendo subido al cielo está a la
diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y
potestades".

No ascendió Cristo, pues, a un lugar celestial distinto al


[el Padre. De hecho, la Biblia expresamente identifica tal sitio
elestial como el Lugar Santísimo (es decir, la morada celestial de
)ios). Los siguientes textos lo prueban:

a). Hebreos 6:19-20. "La cual tenemos como segura y firme


ncla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús
•ftJlt

CAPITULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIA

entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote par;


siempre según el orden de Melquisedec".

Jesucristo "entró" (no dice "entrará") hasta "dentro de


velo" (una forma de referirse al Lugar Santísimo celestial: He
breos 9:3). Se indica, además, que el Señor ingresó como "pre-
cursor" (el que va adelante, marcando anticipadamente el curse
a seguir), mostrándonos así un "camino nuevo y vivo" por SL
sacrificio, para que también "nosotros" entremos a dicho lugai
(Hebreos 10:19-20).

b). Hebreos 9:11-12. "Pero estando ya presente Cristo :


sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y máí
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Luga/
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención".

La Epístola a los Hebreos indica que Cristo "entró una


vez para siempre en el Lugar Santísimo". El "camino al Lugar
Santísimo" celestial, que antes de Cristo no se había manifesta-
do (Hebreos 9:8), fue transitado por él una vez que estuvo "ya
presente" (Hebreos 9:11), habiendo obtenido eterna redención.

c). Hebreos 9:24-26. "Porque no entró Cristo en el


santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el
Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le
hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio
del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado".

Contrasta este pasaje bíblico el ministerio de Jesucristo


con el ministerio del sumo sacerdote judío: primero, Cristo entró
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

"en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios",
es decir, para estar en presencia de Dios (luego, no estuvo Cristo
por siglos en un lugar celestial distinto al del Padre); segundo,
Cristo se "presentó una vez para siempre" en el Lugar Santísimo
celestial, mientras que el sumo sacerdote judío entraba al Lugar
Santísimo terrenal "cada año"; y, tercero, Cristo lo hizo "por el
sacrificio de sí mismo", mientras que el sumo sacerdote judío lo
hacía "con sangre ajena".

d). Hebreos 10:19-22. "Así que, hermanos, teniendo liber-


tad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo,
esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de
Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre
de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los
cuerpos con agua pura".

Mediante su sangre, Cristo nos brinda libertad para entrar


en el Lugar Santísimo, abriéndonos un "camino nuevo y vivo".
Si tal libertad es otorgada a los fraternos en la fe, ¿cuánto mayor
fue la propia libertad de nuestro Señor Jesucristo para entrar al
Lugar Santísimo, al haber sido constituido "gran sacerdote sobre
la casa de Dios"?

La enseñanza bíblica es puntual: Cristo ingresó al cielo


para estar a la diestra de Dios, es decir, ante su presencia. A
dicho lugar celestial, la Epístola a los Hebreos lo identifica como
el Lugar Santísimo. En consecuencia, no ascendió Cristo a un
lugar celestial distinto a la morada de Dios, ni tuvo que aguardar
hasta 1844 para ingresar al Lugar Santísimo celestial. Desde
su ascensión, Cristo está a la diestra del Padre, abogando por
nosotros (I a Juan 2:1).

áufc
CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

4.5. ¿Es CRISTO «SACERDOTE» O «SUMO SACERDOTE»?

Elena de White escribe lo siguiente: "La obra del


sacerdote en el servicio diario consistía en presentar ante Dios
la sangre del holocausto, como también el incienso que subía
con las oraciones de Israel. Así es como Cristo ofrece su sangre
ante el Padre en beneficio de los pecadores [...]. Tal era la obra
desempeñada en el primer departamento del santuario en el
cielo [...]. Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho
siglos en el primer departamento del santuario".83

La correspondencia que establece el adventismo entre


el oficio cotidiano de los sacerdotes israelitas y el ministerio de
Cristo, conduce a plantear la siguiente cuestión: ¿es Cristo «sumo
sacerdote» o «sacerdote»? Porque según los adventistas, Cristo
ofició desde su ascensión y hasta 1844 en el lugar santo celestial
(para ellos, un sitio diferente a la morada de Dios). Sin embargo,
las Sagradas Escrituras enseñan que Cristo fue constituido por
Dios "sumo sacerdote" y, con tal dignidad, está a la diestra del
Padre.

La Biblia afirma:

a). Que Cristo fue «constituido» y «declarado» sumo sa-


cerdote por Dios:

• Hebreos 3:1-2. "Por tanto, hermanos santos, participantes


del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo
sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel
al que le constituyó [...]".
• Hebreos 5:10. "Y fue declarado por Dios sumo sacerdo
según el orden de Melquisedec".

Para cuando se escribe la Epístola a los Hebreos, ya


Cristo había sido hecho por Dios sumo sacerdote celestial. Los
1
llndem, pp. 265 y 266.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

textos bíblicos mencionados se refieren a este acontecimiento


con los siguientes términos: "constituyó" y "fue declarado",
siempre como una acción ya concluida o hecha. Carece, pues,
de fundamento la doctrina adventista según la cual, durante
dieciocho siglos, el ministerio de Cristo correspondió al de un
sacerdote del pacto antiguo en el lugar santo.

b). Que el ministerio de Cristo como sumo sacerdote es


para «siempre»:

• Hebreos 6:20. "[Jesús] hecho sumo sacerdote para siempre

• Hebreos 7:28. "Porque la ley constituye sumos sacerdotes a


débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior
a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre".
• Hebreos 7:22-24. "Por tanto, Jesús es hecho fiador de un
mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos,
debido a que por la muerte no podían continuar; mas
éste, por cuanto permanece para siempre, tiene u n
sacerdocio inmutable".

Si hasta 1844 ingresó Cristo al Lugar Santísimo como


sumo sacerdote (afirmación adventista), entonces no sería sumo
sacerdote "para siempre". Los pasajes citados enseñan, en cambio,
que Cristo es "para siempre" sumo sacerdote celestial, y que su
oficio es "inmutable".

c). Que Cristo ejerce como sumo sacerdote a la «diestra


del trono de Dios» en el cielo:

• Hebreos 4:14. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote


que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión".
• Hebreos 8:1. "Ahora bien, el punto principal de lo que veni-
mos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual
se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos".

f '*
CAPITULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

Ante el demérito que el adventismo hace del ministerio


del Señor Jesús, no pueden olvidarse las palabras bíblicas:
"Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos" (Hebreos 7:26).

4.6. ¿ P E R D ó N «PROVISIONAL» O «DEFINITIVO» DE LOS PECADOS?

Según los adventistas, mientras Cristo ministró en el


«lugar santo» celestial los pecados sólo fueron perdonados de
manera «provisional», y no de forma «definitiva», toda vez
que esto último comenzó a otorgarse a partir de 1844. Dice el
adventismo: "La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los
creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca
del Padre, pero no obstante sus pecados permanecían inscritos en
los libros de registro", de modo que no eran borrados los pecados.
De acuerdo a esto, la "expiación final" o "eliminación definitiva
del pecado" sólo tiene lugar tras un «juicio investigador», en el
que se determina los que tienen derecho a tal beneficio.84

Surgen aquí dos cuestiones: ¿permanecen los pecados


inscritos o son borrados cuando Dios concede el perdón? ¿Ofrece
Cristo sólo un perdón provisional o un perdón definitivo de los
pecados? Se trata de asuntos de la mayor importancia para el
pueblo redimido por Cristo.

Respecto a la primera cuestión, las Escrituras enseñan


que los pecados son «borrados» mediante el perdón (y no que
permanezcan «inscritos»): Hechos 3:19. "Así que, arrepentios y
convertios, para que sean borrados'vuestros pecados [...]". Como se
aprecia, hay un orden establecido: «arrepentimiento, conversión
y perdón»; este último consiste, precisamente, en que los pecados
son borrados. Por ello Dios promete: "[...] porque perdonaré la

Ib/dem, p . 266, así c o m o AA.VV. Creencias..., op. cü., p . 369.

1 I:
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado" (Jeremías


31:34 y Hebreos 10:16-18).

Así, mediante el perdón, los pecados se «borran»,


«olvidan», «limpian», «pasan por alto», «no los toma en cuenta»,
son «quitados», «sepultados», «echados en lo profundo del mar»,
y todo esto de forma definitiva. No son beneficios que Dios
difiere para el futuro, sino bendiciones que Dios otorga por el
sacrificio de Cristo:

meas 7:18-19. "¿Qué Dios como tú, que perdona la


maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?
No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en
misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros;
sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo
del mar todos nuestros pecados".
• Romanos 3:25. "A quien Dios puso como propiciación por
medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados".
• 2aCorintios5:19. "Que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación".
• 1a Juan 1:7. "Pero si andamos en luz, como él está en
luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
• 1a Juan 3:5. "Y sabéis que él apareció para quitar nuestros
pecados [...]"•

En relación a la segunda cuestión, la Biblia enseña que


Cristo otorga, a los que son de la fe, un perdón «definitivo» de
los pecados, y no un perdón «provisional»:

a). Lucas 24:46-47. "Y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al

116
CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y


el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén".

Cristo ordenó que se predicara en su nombre "el


arrepentimiento y el perdón de pecados". Así como al pecador
se le requiere un arrepentimiento verdadero, también el perdón de
pecados que Cristo otorga es verdadero.

b). Hechos 2:38. "Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese


cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo".

En cumplimiento a lo ordenado por Cristo, el Apóstol


Pedro exhortaba al pueblo al arrepentimiento y al bautismo para
perdón de pecados. El grupo de como tres mil personas que
recibieron la predicación del Apóstol (Hechos 2:41), así como
quienes después se integraron a la Primitiva Iglesia Cristiana,
no tuvieron que aguardar 18 siglos para que se les confirmara
el perdón de pecados. En efecto, nunca han predicado los
Apóstoles un perdón transitorio de los pecados, sino un perdón
en /irme.

c). Efesios 1:7. "En quien tenemos redención por su


sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia"
{vid. Colosenses 1:14).

El Apóstol Pablo escribió a los efesios, al igual que a los


colosenses, que el perdón de pecados que habían recibido por la
sangre de Cristo era actual, (no futuro). Por ello dice: "tenemos",
no tendremos.

d). Efesios 4:32. "Antes sed benignos unos con otros,


misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo".

íi
CAPÍTUI.f > IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y


el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén".

Cristo ordenó que se predicara en su nombre "el


arrepentimiento y el perdón de pecados". Así como al pecador
se le requiere un arrepentimiento verdadero, también el perdón de
pecados que Cristo otorga es verdadero.

b). Hechos 2:38. "Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese


cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo".

En cumplimiento a lo ordenado por Cristo, el Apóstol


Pedro exhortaba al pueblo al arrepentimiento y al bautismo para
perdón de pecados. El grupo de como tres mil personas que
recibieron la predicación del Apóstol (Hechos 2:41), así como
quienes después se integraron a la Primitiva Iglesia Cristiana,
no tuvieron que aguardar 18 siglos para que se les confirmara
el perdón de pecados. En efecto, nunca han predicado los
Apóstoles un perdón transitorio de los pecados, sino un perdón
en firme.

c). Efesios 1:7. "En quien tenemos redención por su


sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia"
{vid. Colosenses 1:14).

El Apóstol Pablo escribió a los efesios, al igual que a los


colosenses, que el perdón de pecados que habían recibido por la
sangre de Cristo era actual, (no futuro). Por ello dice: "tenemos",
n o tendremos.

d). Efesios 4:32. "Antes sed benignos unos con otros,


misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo".

117
EL ADVENTISMO DE1 SÉPTIMO DÍA

El Apóstol Pablo indica a los fieles de Efeso que Dios les


perdonó sus pecados. En ningún momento se difiere el perdón de
pecados para siglos después.

0- 1a Juan 2:12. "Os escribo a vosotros, hijitos, porque


vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre".

También el Apóstol Juan enseñaba que los pecados son


perdonados por el nombre de Jesucristo, en un perdón efectivo
y real.

Como se ha podido ver, el perdón de pecados otorgado


no queda sujeto a una confirmación posterior. El Apóstol Pablo
dice: "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo
vosotros" (Colosenses 3:13). ¿Acaso estaría instruyendo el Apóstol
a los colosenses que perdonaran de manera provisional, o más bien
les enseñaba que al perdonar lo hicieran de corazón y en forma
definitiva? Y es que el perdón de pecados es una dádiva divina.
La enseñanza cristiana así lo registra: "Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1:17).
Desde luego que el cristiano debe conservar la dádiva que ha
recibido, no volviendo a pecar contra Dios.

4.7. ¿ Q U I é N LLEVA NUESTROS PECADOS?

Elena de White escribió: "Así como en la antigüedad los


pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la víctima ofrecida,
y por la sangre de ésta se transferían figurativamente al Santuario
terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de los que
se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y transferidos,
de hecho, al Santuario celestial".85 En consecuencia, para el
adventismo no es Cristo quienfinalmentelleva los pecados, ya que
éstos son «transferidos» al Santuario, según afirman. ¿Es esto así?

White, E. Elgran conflicto..., op. cit., p. 266.

lis

• .
CAPITULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

Obsérvese que esta doctrina adventista subestima —al


igual que las ya examinadas- la obra redentora de Cristo. En
efecto, ¿quién lleva nuestros pecados: Cristo o el Santuario? ¿A
quién somos deudores: a Cristo o al Santuario? La Biblia enseña
de forma puntual que Jesucristo, nuestro Salvador, es quien
mediante su sacrificio lleva y perdona nuestros pecados y, por
ello, es él (y no el Santuario) "autor de eterna salvación para todos
los que le obedecen" (Hebreos 5:9).

Veamos a manera de ejemplo los siguientes pasajes


bíblicos:

• Isaías53:4-12. "Ciertamente llevóé\ nuestras enfermedades,


y sufrió nuestros dolores [...]. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros [...].
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,
verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová
será en su mano prosperada [...], y llevará las iniquidades
de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes
[...]; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue
contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado
de muchos, y orado por los transgresores".
• Colosenses 1:21-22. "Y a vosotros también, que erais en
otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, ha-
ciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo
de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos
y sin mancha e irreprensibles delante de él".
• Hebreos 9:28. "Así también Cristo fue ofrecido una sola
vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los
que le esperan".
• Hebreos 10:10. "En esa voluntad somos santificados
El. ADVENTISMO DHL SÉPTIMO DÍA

mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una


vez para siempre".
• 1a Pedro 2:24. "Quien llevó él mismo nuestros pecados en
su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados".
• 1aJuan 1:7. "[...] y la sangre de Jesucristo su Hijo nos lim-
pia de todo pecado".
• Apocalipsis 1:5-6. "[...] Al que nos amó, y nos lavó de
nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y
sacerdotes para Dios, su Padre [...]".

En consecuencia, las Sagradas Escrituras indican que


no es el Santuario (como lo pretenden los adventistas), sino
Cristo, quien lleva los pecados mediante su sacrificio. Tampoco
se transfieren los pecados al Santuario (como lo enseñan los
adventistas), sino que por el perdón divino son arrojados a las
profundidades del olvido. Por último, ¿cómo podrían transferirse
los pecados al Santuario celestial, si la Biblia enseña que "no
entrará en ella [la ciudad santa de Dios] ninguna cosa inmunda,
o que hace abominación y mentira [...]"? (Apocalipsis 21:27).s6

Concluimos: es Cristo, y no el Santuario, el autor de


nuestra salvación (Hebreos 2:10).

4 . 8 . A MANERA DE CONCLUSIÓN: ¿UN «JUICIO INVESTIGADOR»?

Afirman los adventistas que la forma en que se determina


quiénes alcanzarán el perdón o la eliminación definitiva de sus

s
" Cabe la posibilidad que los adventistas, en su afán de probar que los pecados
son transferidos al Santuario celestial, invoquen textos como los siguientes:
Apocalipsis 18:5. "Porque sus pecados han llegado hasta el cíelo, y Dios se ha
acordado de sus maldades", o bien Jonás 1:2. "Levántate y vé a Nínive. aquella
gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí".
En estos casos se trata de acciones que por su grado de maldad colmaban la
paciencia de Dios; era en este sentido que rales pecados llegaban ante Dios, pero
no porque fueran «transferidos» al cielo.
CAPITULO IV. LA PURIFICACIÓN DLL SANTUARIO CELESTIAL

pecados es a través de un «juicio investigador», el cual -aseguran-


ha venido Cristo realizando desde 1844. Escriben: "Los seres
humanos pertenecen a una de tres clases: 1) Los malvados, que
rechazan la autoridad de Dios; 2) los creyentes genuinos, que
confiando en los méritos de Cristo por la fe, viven en obediencia
a la Ley de Dios; y 3) los que parecen creyentes genuinos pero
no lo son. [...] Pero, ¿quién es un verdadero creyente y quién
no lo es? [...] Por esto, se necesita un juicio -antes de la venida
de Cristo- para separar lo verdadero de lo falso [...]. Requiere
que se abran los libros de registro y que se revele la verdadera
naturaleza de los que han profesado fe y cuyos nombres han sido
entrados en el libro de la vida".87 Sólo a los que resulten creyentes
genuinos les serán cancelados sus pecados de forma definitiva,
concluyen.

Ante esto, cabría preguntarse: ¿habrá necesidad de


investigar lo que ya se perdonó? ¿Es preciso volver a traer a la
memoria lo que Dios ya echó en lo profundo del mar? ¿Qué
clase de perdón es el que se otorga, si tal perdón está sujeto a
confirmación posterior? El perdón divino es firme: "Yo, yo soy
el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me
acordaré de tus pecados" (Isaías 43:25).

Por último, ¿el perdón que Dios otorga al pecador es


por «obras personales» o por «gracia»? Responden las Sagradas
Escrituras: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su
gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos) [...]. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe" (Efesios 2:4-9). También: "Pero cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador [...], nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3:4-5). En consecuencia,

AA.VV. Creencias..., op. di., p. 375.


EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

el perdón de pecados por el lavamiento bautismal (que permite


pasar de muerte a vida espiritual, que salva al pecador del error de
su camino) es una dádiva divina otorgada mediante el sacrificio
de Jesucristo: "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir [...], no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo [...]" (I a Pedro 1:18-19).

Desde luego que cuando el cristiano ha sido limpiado


por la sangre de Cristo, le corresponde practicar "buenas obras";
pero estas obras no son la causa del perdón recibido (como lo
pretenden los adventistas), sino la consecuencia de dicho perdón
(como lo enseña la Biblia): "Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

el perdón de pecados por el lavamiento bautismal (que permite


pasar de muerte a vida espiritual, que salva al pecador del error de
su camino) es una dádiva divina otorgada mediante el sacrificio
de Jesucristo: "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir [...], no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo [...]" (1» Pedro 1:18-19).

Desde luego que cuando el cristiano ha sido limpiado


por la sangre de Cristo, le corresponde practicar "buenas obras";
pero estas obras no son la causa del perdón recibido (como lo
pretenden los adventistas), sino la consecuencia de dicho perdón
(como lo enseña la Biblia): "Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).
CAPITULO V. HIENA DE WHITE: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

CAPÍTULO V

ELENA D E WHITE: ENSEÑANZAS Y


PREDICCIONES

5.1. CONTENIDO

Después de abordar las doctrinas esenciales de los adventistas,


este capítulo se dedicará al análisis de algunas enseñanzas y
declaraciones de Elena de White. Se trata de una breve selección,
que permite conocer diversos planteamientos de la cofundadora
de dicho movimiento religioso, los cuales son considerados por
sus seguidores como divinamente revelados.

5.2. DOCTRINA ADVENTISTA SOBRE EL «DON DE PROFECíA»

Los adventistas sostienen que Elena de White tuvo el


«don de profecía». Escriben sobre ella: "Como mensajera del
Señor, sus escritos son una permanente y autorizada fuente de
verdad, y proveen consuelo, dirección, instrucción y corrección
a la iglesia".88 Añaden que sus escritos "son consecuentes,
exactos, y se hallan en completo acuerdo con las Escrituras",

AA.\ V. Creencias..., op. cit., p. 250. Conviene registrar el dato de que Elen
de \\ hite consideraba que su función dentro del movimiento adventista iba
más allá que la de un profeta. Escribió al respecto: "[...] mi obra incluye mucho
más de lo que significa la palabra 'profeta'. [...] Pero mi obra ha cubierto tantas
líneas diferentes, que no puedo considerarme otra cosa que una mensajera".
Ihídem, p. 259.
El ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

así como que sus predicciones "se han cumplido con exactitud
asombrosa" 89 (aunque, según ellos, algunas están todavía en
proceso de cumplimiento).

Así, pues, los sabáticos describen los escritos y


predicciones de su profetisa, primero, como «exactos», es decir,
sin contradicciones; segundo, en pleno «acuerdo» con la Biblia
y, tercero, de puntual «cumplimiento». Ante esto, las Escrituras
nos dicen: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido
por el mundo" (I a Juan 4:1). En la propia ley que Dios comunicó
al pueblo de Israel se ordenaba: "Y si dijeres en tu corazón:
¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si
el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo
que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado;
con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él"
(Deuteronomio 18:21-22).

5.3. ENSEñANZAS Y PREDICCIONES DE ELENA DE W H I T E

El análisis de las siguientes declaraciones y enseñanzas


de Elena de White nos permitirá determinar si las mismas son
«exactas» o «inexactas»; si están en «acuerdo» o en «desacuerdo»
con la Biblia, así como si sus predicciones se han «cumplido
puntualmente» o, por el contrario, han resultado «fallidas».

a). «El día y la hora de la segunda venida de Cristo». Afirma


Elena que Dios le comunicó el día y la hora en que retornaría
Cristo a la tierra. Escribió: "Pronto oímos la voz de Dios,
semejante al ruido de mucha aguas, que nos anunció el día
y la hora de la venida de Jesús [...]. Cuando Dios señaló el
tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros
semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios,

s
" Ibidtm, p. 260.
CAPITULO V. ELENA DE WHITE: ENSEÑANZAS V PREDICCIONES

como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí".90 Sin embargo,


posteriormente escribió que tan relevante información la olvidó:
"No tengo la menor noción del tiempo mencionado por la voz
de Dios. Oí proclamar la hora, pero después que salí de la visión
no tuve el menor recuerdo de esa hora".91

Cristo mismo enseñó que "del día y la hora nadie sabe, ni


aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre" (Mateo 24:36).
También declaró que hay tiempos o sazones que "el Padre puso
en su sola potestad" (Hechos 1:7). ¿A quién debe creerse: al Hijo
de Dios o a Elena? Desde luego, no es confiable, ni creíble, quien
afirma haber recibido lo que el Padre reservó para sí en su sola
potestad y, luego, simplemente dice que lo olvidó. Junto a esto,
si Elena pretende que Dios derramó en ella de su Santo Espíritu
cuando le comunicó el instante preciso —no sólo el día, sino in-
cluso la hora- de la segunda venida de Cristo, no podía entonces
olvidar dicha información, porque el Señor mismo dijo a sus
discípulos que el Espíritu Santo "os recordará todo lo que yo os he
dicho" (Juan 14:26).

b). «El Lugar Santísimo celestial». Afirma Elena de White


que Dios le permitió entrar al Lugar Santísimo celestial. Dice:
"Vi un ángel que con presteza volaba hacia mí. Me llevó
rápidamente desde la tierra a la santa ciudad, donde vi un templo
en el que entré [...], y entré en el lugar santo [...]. Después que
hube notado la gloria del lugar santo, Jesús levantó el segundo
velo y pasé al lugar santísimo".92

Según la enseñanza adventista, mientras que tras su


ascensión al cielo Cristo debió aguardar 18 siglos para ingresar
al Lugar Santísimo celestial, a Elena no le tomó sino unos

911
White, E. Primeros escritos, op. cit, p. 15. En esta cita y las subsecuentes, las
cursivas son agregadas para destacar términos o palabras relevantes para el
tema.
91
Cit., en ibiáem, p. 297. (Esta referencia se encuentra en De White, Elena G.
SekckdMtssages, libro 1, 1888, p. 76).
''' White, E. Primeros escritos, op. cit., p. 32.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

instantes, ya que según ella un ángel le transportó «rápidamente»


de la tierra a la santa ciudad, donde afirma que Cristo mismo le
franqueó el paso para que ingresara al Lugar Santísimo. ¿Cómo
explicarán los adventistas que a Elena de White sólo le tomara
unos instantes arribar al Lugar Santísimo, mientras que Cristo
-según ellos- debió esperar hasta el año de 1844?

c). «¿Tarjeta de ingreso angelical?». Otra extraña enseñanz


de Elena es que los ángeles deben mostrar una tarjeta para
ingresar o salir de la ciudad celestial. Escribe al respecto: "En
la santa ciudad hay perfecto orden y armonía. Todos los ángeles
comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro
que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la
puerta .

Pero, ¿requerirán los ángeles «presentar» una tarjeta de


oro para salir o ingresar al cielo? ¿Se ocupará controlar quién sale
o entra en el cielo? ¿Dónde enseña la Biblia esto?

d). «Enocy otros mundos». Mientras que la Biblia enseña que


a Enoc "le llevó Dios" (Génesis 5:24), siendo "traspuesto para no
ver muerte" (Hebreos 11:5), Elena de White escribió que ella lo
encontró en "un mundo que tenía siete lunas", donde Enoc se
encontraba de visita. Y, por lo visto, era un sitio frecuentemente
visitado por Enoc, ya que, según ella, andaba él "por allí como
» 94
si estuviese en casa .
Pero no es esta la única referencia que Elena hace de
«mundos» ignotos. Escribe al respecto: "El Señor me mostró en
visión otros mundos [...]. Los moradores de aquel lugar eran de
todas estaturas [...]. Llevaban la manifiesta imagen de Jesús, y
su semblante refulgía de santo júbilo [...]". Agrega Elena que
cuando ella le preguntó a uno de los habitantes de ese mundo
por qué eran de mejor parecer que los de la tierra, le contestó:

93
Ibíáem, p. 39.
94
Ibükm, p. 40.

* •
% *

CAPITULO V.ELKN.A DEWHITE: ENSEÑANZAS Y PRL-.DKX lOMS

'Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de


Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de
a tierra .

Como se aprecia, Elena enseña la existencia de otros


mundos distintos a la tierra, con sus propios habitantes, quienes
han recibido los mandamientos de Dios y, a diferencia de los
moradores de la tierra, se han mostrado obedientes a ellos. Pero,
¿habrá creado Dios a otros hombres en otros mundos? ¿Por qué l
Biblia no refiere la existencia de otras creaciones?

e). «¿Está cerrado el tiempo de salvación?». Escribe Elena


siguiente: "Mi ángel acompañante me invitó a buscar el trabajo
del alma que solía manifestarse en favor de los pecadores. Lo
busqué, pero no pude verlo; porque ya pasó el tiempo de la
salvación de ellos".96

Tras declarar que «ya pasó el tiempo de la salvación» de


los pecadores, pretendió rectificar su dicho, diciendo que ella nc
se refería a todos los pecadores, sino sólo a los que rechazaban las
creencias adventistas. Escribió: "La visión se refiere más parti-
cularmente a los que han oído y rechazado la luz de la doctrins
adventista. Han cedido a graves engaños. Los tales no tendrán
«trabajo de alma en favor de los pecadores» como anteriormente
Habiendo rechazado el advenimiento y cedido a los engaños de
Satanás, <ya pasó el tiempo de la salvación de ellos>. Esto emperc
no se aplica a los que no han oído ni rechazado la doctrina de
segundo advenimiento".97

Elena se vio forzada a modificar su dicho original; y e¡


que, ¿cómo se explicaría que los adventistas buscaran nuevo;
conversos, si el tiempo de la salvación ya estaba cerrado? Lo:
propios adventistas reconocen que tuvieron que cambiar si

" Ibídem, pp. 39 v 40.


"' Ihidtm, p. 45. '
" Gt, en ídem.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

teoría de la «puerta cerrada», por la teoría de la «puerta abierta».


La diferencia es manifiesta: mientras que ellos cambian sus
doctrinas, en Dios "no hay mudanza, ni sombra de variación"
(Santiago 1:17).

f). «Inminente retorno de Cristo». En 1851, Elena de White


publicó un libro en el que anuncia el pronto retorno de Cristo:
"Sólo disponemos de muy corto tiempo para trabajar en el servicio
de Dios. [...] Quienes pacten ahora con Dios por medio del
sacrificio serán pronto reunidos en la patria celestial para recibir
una rica recompensa y poseer el nuevo reino por siempre jamás".98

Y añade: "Algunos sitúan demasiado lejos en su


expectación la venida del Señor. El tiempo ha durado algunos
años más de lo que habían esperado, y por lo tanto piensan
que puede continuar algunos años más, y de esta manera su
atención se desvía de la verdad presente hacia el mundo. [...] Vi
que casi ha terminado el tiempo que Jesús debe pasar en el lugar
santísimo, y que el tiempo sólo puede durar un poquito más. [...]
El tiempo del sellamiento es muy corto, y pronto terminará".99
Precisando más, Elena explica lo que quiere decir con «muy
corto tiempo», «pronto», «casi ha terminado el tiempo», «un
poquito más», cuando apunta: "Vi que los que han aceptado
la verdad últimamente tendrían que saber lo que es sufrir por
amor de Cristo [...]. Algunos de nosotros hemos tenido tiempo
para llegar a la verdad, para avanzar paso a paso [...]. Pero ahora
el tiempo está casi agotado, y lo que hemos tardado años en
aprender, ellos tendrán que aprenderlo en pocos mese/}m

Frente a la enseñanza de Elena de que sólo quedaban


unos pocos meses (que a la fecha se han convertido en más de
160 años), Cristo mismo previno: "Entonces si alguno os dijere:

)S
Ibidem, p. 47.
,9
Ibidem, p. 58.
100
Ibidem, p. 6 7

- '
CAPITULO V. ELENA DI-, WHITE: ENSEÑANZAS V PREDICCIONES

Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque


se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y
prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes" (Marcos 13:21-
23). También anticipó que habría quienes pretenderían augurar
que el "tiempo está cerca", ordenando el Señor Jesús: "[...] no
vayáis en pos de ellos" (Lucas 21:8). Y no se debe olvidar el
mandamiento: cuando la palabra de quien pretende hablar en
nombre de Dios no se cumple, "es palabra que Jehová no ha
hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor
de él" (Deuteronomio 18:21-22).

g). «¿Promueve Dios los erroresy equivocaciones?». En repet


ocasiones atribuye Elena de White a la voluntad de Dios las
predicciones fallidas y equivocaciones de los adventistas. Afirma
sobre esto: "He visto que el diagrama de 1843 fue dirigido por
la mano del Señor, y que no debe ser alterado; que las cifras eran
como él las quería; que su mano cubrióy ocultó una equivocación
en algunas de las cifras, para que nadie pudiese verla, hasta que
la mano de Dios se apartase".101 Se refiere aquí a un cartel que
contenía un diagrama usado por los adventistas en 1843 para
explicar su predicción de que Cristo retornaría en 1844. Desde
luego, en tal diagrama había inexactitudes y errores, que Elena
atribuye a la voluntad de Dios.

Más adelante agrega: "Vi a los hijos de Dios que esperaban


gozosamente a su Señor. Pero Dios quería probarlos. Su mano
encubrió un error cometido al computar los periodos proféticos.
Quienes esperaban a su Señor no advirtieron la equivocación
ni tampoco la echaron de ver los hombres más eruditos que se
oponían a la determinación de la fecha. Dios quiso que su pueblo
tropezase con un desengaño. [...] Vi la sabiduría manifestada
por Dios al probar a su pueblo y proporcionar el medio de
descubrir quiénes se retirarían y volverían atrás en la hora de la

Ibídem, p. 74.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

prueba. [...] La mano del Señor se apartó de las cifras, y echaron


de ver el error".102

La sola pretensión de responsabilizar a Dios de los


yerros adventistas resulta escandalosa. Enseñar que Dios hace
tropezar a su pueblo, o que lo conduce mediante desengaños,
es totalmente inadmisible. Ningún cristiano puede afirmar que
la mano de Dios encubre y oculta el error, porque Dios es veraz
(Romanos 3:4).

h). «¿Fue Guillermo Miller como Juan el bautista?». Asegura


Elena que así "como Juan el Bautista anunció el primer
advenimiento de Jesús y preparó el camino para su venida,
también Guillermo Miller y los que se le unieron proclamaron
al mundo la inminencia del segundo advenimiento del Hijo de
Dios". Escribe también que los "ángeles de Dios acompañaron a
Guillermo Miller en su misión. Firme e intrépido, proclamaba el
mensaje que se le había confiado". 103

¿Puede compararse a Guillermo Miller con Juan el


Bautista? Desde luego que no: mientras que el testimonio de
Juan fue verdadero, la predicción de Miller fue errada. Juan no
produjo «desengaño» o «chasco» entre sus discípulos, como sí lo
ocasionó Miller entre quienes lo seguían. ¿Cabe enseñar que los
ángeles de Dios acompañaron a Miller? No, porque ni Dios ni
sus ángeles fieles participan del error.

i). «Millery su rechazo a las doctrinas adventistas». No obs-


tante la importancia que tuvo Guillermo Miller en los inicios
del adventismo, hay un hecho inocultable: Miller rechazó creen-
cias fundamentales que el adventismo del séptimo día adoptó
después de 1844, entre ellas el sábado, lo que le acarreó severos
señalamientos. Elena de White escribe sobre él: "Una influencia
humana era ejercida para mantenerlo en las tinieblas y conservar
102
Jbidem, pp. 235 y 236.
1O3
Jtófe»,pp.230y231.


.» &

CAPÍTULO V. ELENA DE WHITE: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

su influencia entre los que se oponían a la verdad. Por último,


Guillermo Miller levantó la voz contra la luz del cielo. Fracasó
al no recibir el mensaje que habría explicado más plenamente
su chasco, arrojado luz y gloria sobre el pasado, reavivado sus
energía agotadas, despertado su esperanza, y le habría inducido
a glorificar a Dios. Se apoyó en la sabiduría humana en vez de la
divina, pero como estaba quebrantado por la edad y sus arduas
labores en la causa del Maestro, no fue tan responsable como
los que le mantuvieron separado de la verdad. [...] Si Guillermo
Miller hubiese podido ver la luz del tercer mensaje, habrían que-
dado explicadas para él muchas cosas que le parecieron obscuras
y misteriosas. [...]".104

Agrega: "Dios permitió que cayese bajo el poder de


Satanás, o sea el dominio de la muerte, y lo ocultó en la tumba
para resguardarle de aquellos que procuraban constantemente
apartarle de la verdad. [...] Así también, vi que Guillermo Miller
erró cuando estaba por entrar en la Canaán celestial, al permitir
que su influencia se opusiese a la verdad. [...] Pero los ángeles
velan sobre el precioso polvo de este siervo de Dios, y resucitará
cuando sea tocada la última trompeta".105

Como se aprecia, Elena de White tenía una opinión


contradictoria de Guillermo Miller: luego de compararlo con
Juan el Bautista y afirmar que los ángeles de Dios le acompañaron,
no duda en decir que Miller se mantuvo «en las tinieblas», que
fue uno de los que «se oponían a la verdad», que levantó su
voz «contra la luz del cielo», que «fracasó» al rechazar ciertas
doctrinas adventistas, que se «apoyó en la sabiduría humana» y
no en la divina, «erró» y, todavía más, que «cayó» bajo el poder
del diablo. ¿Puede alguien con tal conducta ser llamado siervo
de Dios (como le llama Elena a Miller) y, además, pretender que
recibirá el galardón eterno?

104
Ibidem, p. 257.
105
Ibidem, p. 258.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

j). «Anuncio sobre Jerusalén». Ante la intención de algunos


adventistas por ir a Jerusalén a predicar el retorno de Cristo,
Elena se muestra renuente, ya que con ello - d e c í a - "privarán de
sus recursos a la causa de la verdad presente para transportarse
a sí mismos y llevar a otros allí". Para cancelar toda posibilidad,
Elena esgrime ante sus seguidores: "También vi que la vieja
Jerusalén nunca será edificada [...]".106 Tal predicción ha
resultado desmentida por la historia.

k). «¿Satanás al lado del trono de Dios?». Afirma Elena de


White haber contemplado lo siguiente: "Satanás parecía estar
al lado del trono [del Padre], procurando llevar adelante la obra
de Dios".10 Ante los cuestionamientos que recibió (¿Satanás al
lado del trono del Padre y, además, procurando llevar adelante
la obra de Dios, siendo que es el mayor y principal opositor a
todo designio divino?), ella pretendió matizar su dicho: dijo que
sólo «parecía» que el diablo estaba al lado del trono, y que nunca
pensó que "cualquier mortal pudiese suponer que yo creía que
Satanás estaba realmente en la Nueva Jerusalén".108

Claro está que el lugar de Satanás no es el que le asigna


Elena. Pero su aclaración evidencia contradicciones: ella afirma,
primero, que en su visión Satanás parecía estar al lado del trono
divino; segundo, que ella no creía que el diablo estaba en la Nueva
Jerusalén. Es decir que, según su propia confesión, ni ella misma
creía en las visiones que proclamaba tener. Por otra parte, jamás
Satanás procuraría "llevar adelante la obra de Dios" (como lo
enseña Elena), ya que es el mayor enemigo y detractor de tal
obra.

1). «¿Vio Hiena de White a Dios?». Sostiene Elena que vio


"un trono, y sobre él se sentaban el Padre y el Hijo [...]". Agrega:
"No pude contemplar la persona del Padre, pues le cubría una

106
Ibidem, p. 75.
107
Ibidem, p. 55.
108
Ibidem, p. 92.

12
CAPÍTULO V. ELENA DE WHITE: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

nube de gloriosa luz. Pregunté a Jesús si su Padre tenía forma


como él. Dijo que la tenía, pero que yo no podía contemplarla,
porque, dijo: «Si llegases a contemplar la gloria de su persona,
dejarías de existir»". A pesar de tal advertencia, más adelante
declara: "Vi al Padre levantarse del trono [.. .]". 1 0 9

Según su dicho, Elena declara que no pudo contemplar


a Dios, pero enseguida afirma que lo vio levantarse de su trono.
Ante la evidente contradicción, ofreció como explicación lo
siguiente: "El Padre estaba envuelto en un cuerpo de luz y gloria,
de manera que su persona no podía verse; sin embargo yo sabía
que era el Padre y que de su persona emanaba esta luz y gloria.
Cuando vi este cuerpo de luz y gloria levantarse del trono, supe
que era porque el Padre se movía, y por lo tanto dije: Vi al Padre
levantarse. La gloria, o excelencia de su forma, no la vi; nadie
podría contemplarla y vivir; pero podía verse el cuerpo de luz y
gloria que rodeaba su persona"•"""
no

Las incongruencias son notorias: a). Elena afirma que no


pudo contemplar al Padre, pero después dice que lo vio levantar-
se de su trono, b). Señala que no podía ver la persona del Padre,
pero luego dice que sí vio su cuerpo de gloria, c). Por último,
indica que Jesús mismo le previno que si veía la gloria de Dios
dejaría de existir, pero enseguida dice que vio el cuerpo de luz y
gloria del Padre.

rrente a este cúmulo de confusiones, es preciso recordar


la enseñanza de Cristo: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). Ade-
más, las Escrituras indican: "A Dios nadie le vio jamás; el unigé-
nito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer"
(Juan 1:18).

"•'' \bidem, pp. 54 y 55.


"7fó/íw, p. 92.

13
EL ADVENTISMO DHL SÉPTIMO DÍA

m). «¿L/>s adventistas en el cielo o en la tierra?». Apunta


Elena lo siguiente: "Delante del trono vi al pueblo adventista-
la iglesia y el mundo. Vi dos compañías, la una postrada ante
el trono, profundamente interesada, mientras que la otra no
manifestaba interés y permanecía de pie, indiferente. Los que
estaban postrados delante del trono elevaban sus oraciones a
Dios y miraban a Jesús [...]".1U Sin embargo, posteriormente
corrigió su dicho: "Esta compañía que oraba, estaba en este
estado mortal, en la tierra, y sin embargo me fue representada
como postrada delante del trono. Nunca tuve la idea de que esas
personas estuviesen realmente en la Nueva Jerusalén"112

Como puede verse, inicialmente Elena sitúa al pueblo


adventista ante el trono (y, en consecuencia, en el cielo), pero
después cambia su dicho, afirmando que tal compañía estaba "en
la tierra", aunque le fue "representada como postrada delante del
trono". O sea que el pueblo adventista no estaba donde ella dijo
inicialmente que estaba. Además, ella misma manifiesta que no
obstante haber visto —según dice- a los adventistas ante el trono,
nunca tuvo la idea de que ellos estuvieran «realmente» en el cielo:
ni ella creyó en la realidad ás. su presunta visión.

n). «Tilpecado de amalgamación». Escribe Elena de White e


referencia al diluvio: "Pero si hubo un pecado por encima de otros
que llamaba la destrucción de la raza por el diluvio, fue el crimen
ruin de amalgamación del hombre y la bestia, que desfiguró la
imagen de Dios y causó confusión por todas partes".113 Agrega:
"Todas las especies de animales que Dios había creado fueron
preservadas en el arca. Las especies confusas que Dios no creó,

111
Ibídem, p. 54.
112
Ibídem, p. 92.
113 White, Elena G. Spiritual gijts, vol. 3, Washington, D.C., Review and

Herald Pubüshing Association, 1945, p. 64. (Reproducción facsimilar de la


publicación de 1864). "But if there was one sin above another which calkxl for
the destruction of the race by the flood, it was the base crime of amalgamation
of man and beast which defaced the image of God, and caused confusión
everywhere".

L34
CAPÍTULOV. El I-XA DE WHITE: ENSEÑANZASY PREDICCIONES

que eran resultado de la amalgamación, fueron destruidas por el


diluvio. Desde el diluvio ha habido amalgamación de hombres
y bestias, como puede verse en la casi interminable variedad de
especies de animales, y en ciertas razas de hombres".114

Resulta totalmente reprobable, errónea y ofensiva la


declaración de Elena de White, según la cual ciertos grupos
humanos son resultado de lo que ella llama "amalgamación".
Además de absolutamente falsa y contraria a toda racionalidad, el
prejuicio racial que expresa es indignante. Semejante afirmación
es suficiente para establecer que sus enseñanzas son opuestas al
Evangelio de Cristo.

5.4. RECAPITULACIóN

El punto anterior aporta elementos suficientes para


examinar la doctrina adventista sobre las predicciones y
enseñanzas de Elena de White. Recordemos que, según ellos',
las enseñanzas de ella se caracterizan por su «exactitud», por su
«concordancia bíblica», así como por su «puntual cumplimiento».
¿Es esto así?

Con respecto a la «exactitud», es decir, a la ausencia


de contradicciones, y sólo para ejemplificar, recordemos que
Elena anunció que el tiempo de salvación de los pecadores ya
había pasado; como ello implicaba cancelar la incorporación
de nuevos adeptos, tuvo que rectificar, diciendo que sólo se
refería a los que habían oído y rechazaban el mensaje adventista.
Uno de los que rechazó tal mensaje fue Guillermo Miller y,
sin embargo, Elena declara que Miller resucitará al toque de la
final trompeta. ¿Dónde quedó la enseñanza de Elena referente a
4
Ibidem p. 75. "Every species of animal which God had created were
preserved in the ark. The confused species which God did not créate, which
were the result of amalgamation, were destroved by the flood. Since the flood
tnere has been amalgamation of man and beast, as may be seen in the almost
endless vanetles of species of animáis, and in certain races ofmen".

!V

« •
CAPITULO V. ELENA DL WH1TE: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

que eran resultado de la amalgamación, fueron destruidas por el


diluvio. Desde el diluvio ha habido amalgamación de hombres
y bestias, como puede verse en la casi interminable variedad de
especies de animales, y en ciertas razas de hombres".11"1

Resulta totalmente reprobable, errónea y ofensiva la


declaración de Elena de White, según la cual ciertos grupos
humanos son resultado de lo que ella llama "amalgamación".
Además de absolutamente falsa y contraria a toda racionalidad, el
prejuicio racial que expresa es indignante. Semejante afirmación
es suficiente para establecer que sus enseñanzas son opuestas al
Evangelio de Cristo.

5.4. RECAPITULACIóN

El punto anterior aporta elementos suficientes para


examinar la doctrina adventista sobre las predicciones y
enseñanzas de Elena de White. Recordemos que, según ellos,
las enseñanzas de ella se caracterizan por su «exactitud», por su
«concordancia bíblica», así como por su «puntual cumplimiento».
¿Es esto así?

Con respecto a la «exactitud», es decir, a la ausencia


de contradicciones, y sólo para ejemplificar, recordemos que
Elena anunció que el tiempo de salvación de los pecadores ya
había pasado; como ello implicaba cancelar la incorporación
de nuevos adeptos, tuvo que rectificar, diciendo que sólo se
refería a los que habían oído y rechazaban el mensaje adventista.
Uno de los que rechazó tal mensaje fue Guillermo Miller y,
sin embargo, Elena declara que Miller resucitará al toque de la
final trompeta. ¿Dónde quedó la enseñanza de Elena referente a

"" Ibidem, p. 75. "Every species of animal which God had created were
preserved in the ark. The confused species which God did not créate, which
were the result of amalgamation, were destroved by the flood. Since the flood
there has been amalgamation of man and beast, as may be seen in the almost
endless varieties of species of animáis, and in certain races of men".
EL ADVENTISMO DEI SÉPTIMO DÍA

que no habría oportunidad para los que rechazan las doctrinas


adventistas? A diferencia de lo que afirman sus seguidores, las
enseñanzas, declaraciones y predicciones de Elena de White son
«contradictorias», «discordantes con la Biblia» y «fallidas», tal
como se ha visto.
EL ADVENTISMO DE[. SÉPTIMO DÍA

que no habría oportunidad para los que rechazan las doctrinas


adventistas? A diferencia de lo que afirman sus seguidores, las
enseñanzas, declaraciones y predicciones de Elena de White son
«contradictorias», «discordantes con la Biblia» y «fallidas», tal
como se ha visto.
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DH TEXTOS BÍBLICOS

CAPITULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

6.1. INTRODUCCIóN

En este capítulo se estudiarán los textos bíblicos que citan los


adventistas para pretender fundamentar sus doctrinas. Aunque
ya se han examinado algunos de ellos en los capítulos previos, se
abordarán otros aquí, con el propósito de puntualizar la respues-
ta que la Biblia proporciona.

6.2. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE LA «LEY»115

Los adventistas acuden a los siguientes textos bíblico:


para sustentar sus doctrinas sobre la «ley»:

a). 1a Crónicas 16:15. "El hace memoria de su pacto perp


tuamente, y de la palabra que él mandó para mil generaciones"
Con apoyo en este pasaje, los adventistas defienden la vigenci;
de la ley.

Respuesta: El pacto a que se hace referencia aquí no es e


que Dios concertó con el pueblo de Israel, como se constata al lee
los versículos siguientes: "Del pacto que concertó con Abraham
115
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta
car ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que s
aborda.
EL ADVENTISMO I >EL SÉPTIMO DÍA

y de su juramento a Isaac; el cual confirmó a Jacob por estatuto,


y a Israel por pacto sempiterno, diciendo: A ti daré la tierra de
Canaán, porción de tu heredad" (I a Crónicas 16:16-18).

b). Salmos 19:7. "La ley de Jehová es perfecta, que


convierte el alma. El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio
al sencillo". Sostienen los adventistas que este texto se refiere a
los «diez mandamientos», que como ley perfecta no podría ser
cambiada, según afirman.

Respuesta: La «ley de Jehová» no son sólo los «diez


mandamientos». En efecto, ¿qué significa la «ley de Jehová»?
Responde Salmos 119:1-6. "Bienaventurados los perfectos de
camino, los que andan en la ley de Jehová. [...] Entonces no sería
yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos".
Es claro, pues, que la ley de Jehová no sólo incluye los diez
mandamientos, sino «todos» los mandamientos que recibió el
pueblo de Israel: sacrificios, fiestas solemnes, circuncisión, ritos,
etc. ¿Guardan los adventistas iodos los mandamientos de la lev?

La intención adventista de ceñir la ley de Jehová a los


diez mandamientos es rechazada por la Biblia. «Ley», «ley de
Dios», «ley de Moisés», son distintas formas de llamar al pacto
antiguo, que incluía mucho más que el decálogo; así se puede
comprobar en Nehemías 8:1-2-3-8-18. Por ello, cuando Salmos
19:7 habla de la "ley de Jehová" abarca todas las normas que
Dios ordenó a su pueblo (algunas de forma directa y otras por
medio de Moisés).

Ahora bien, ¿en qué consistió la «perfección» de la ley? El


propio texto bíblico en análisis nos lo indica: el "testimonio de
Jehová es fiel [...]". Precisamente, a la ley le correspondió testificar
de Cristo, y su testimoniofas.perfecto.Jesús dijo: "[...] eta necesario
que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés,
en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento,
para que comprendiesen las Escrituras" (Lucas 24:44-45).

4 *
CAPITULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

c). Salmos 89:54. "No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que


ha salido de mis labios". Afirman los adventistas que este pasaje
demuestra que la ley, como pacto de Dios, es inmutable.

Respuesta: No habla este texto de la ley antigua, sino del


pacto que Dios hizo con David, referente a que su descendencia
- e n alusión a Cristo— se sentaría en el trono: "Hice pacto con
mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre
confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las
generaciones" (Salmos 89:3-4). Los versículos 35 y 36 del mismo
Salmo confirman: "Una vez he jurado por mi santidad, y no
mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono
como el sol delante de mí". Por ello, el ángel anunció a María: "Y
ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás
su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y
reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá
fin" (Lucas l:31-33).116

d). Salmos 111:7-8. "[...] Fieles son todos sus mandamien-


tos, afirmados eternamente y para siempre, hechos en verdad y
en rectitud". Se pretende que este texto bíblico sustenta la vigen-
cia actual del decálogo y, con ello, la obligatoriedad del sábado.

Respuesta: No se habla aquí de los diez mandamientos en


particular, sino de "todos" los mandamientos divinos. ¿Guardan
los adventistas lo referente a los ritos y ceremonias ordenados
a Israel, puesto que también eran mandamientos de Dios? En
realidad, todos los mandamientos divinos son fieles y sólo su
autor, Dios, puede mudarlos. Pues bien, fue Dios quien dispuso
que la ley antigua sería cambiada por una ley nueva (la ley
cristiana). El Apóstol Pablo escribe: "Porque el fin de la ley es
Cristo, para justicia a todo aquel que cree" (Romanos 10:4).

Cfr. Isaías 9:7, que dice en relación a Cristo: "Lo dilatado de su imperio y la
paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo
y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre [...)".

\}

* #
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

e). Proverbios 28:9. "El que aparta su oído para no oír la


ley, su oración también es abominable". Para los adventistas, este
texto establece la obligatoriedad de observar la «ley» (aunque
limitándola a los «diez mandamientos»); la oración de quien no
la guarda es abominable ante Dios, aseguran.

Respuesta: Como se vio anteriormente, el contenido de


la «ley» no se reduce a los diez mandamientos. Si este texto
enseñara -como lo pretenden los adventistas- que para que Dios
reciba las oraciones es requisito guardar la ley antigua, entonces
tendrían los adventistas que observar las normas rituales o
ceremoniales (sacrificios, ofrendas, circuncisión, etc.), puesto
que todas ellas eran parte de la ley; sin embargo, no lo hacen. Y
es que la insistencia de los adventistas de limitar el contenido de
la «ley» a los diez mandamientos no tiene ningún sustento, como
se expuso en el apartado 2.3.

El texto en análisis se refiere a la etapa en que la ley


estuvo vigente. Quien apartaba su oído de la ley, su oración era
abominable; pero ello fue así mientras la ley antigua estuvo en
vigor. Es preciso no olvidar la enseñanza bíblica: "[...] pues no
estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14).

f). Mateo 5:17. "No penséis que he venido para abrogar


la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir". Los adventistas sostienen que cuando Cristo dijo que
no vino para abrogar la ley o los profetas, estaba confirmando
la obligatoriedad del decálogo y, dentro de él, la observancia del
sábado.

Respuesta: Este texto no habla en concreto de los diez


mandamientos (como lo pretenden los adventistas), sino de
"la ley o los profetas", que es una expresión que designa a las
Escrituras, en referencia al Antiguo Testamento (Lucas 24:27-
44-45). Por ello cuando Cristo habló de la «ley o los profetas»
no se refería específicamente al decálogo, sino a la enseñanza del


CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

Antiguo Testamento en su conjunto: "Así que, todas las cosas


que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos; porque esto es la lev y los profetas"
(Mateo 7:12).

¿Qué significa que Cristo haya venido a cumplir, y no


a abrogar, la «ley o los profetas»? Las Escrituras del Antiguo
1 estamento tuvieron como tema central testificar de Jesucristo
Escudriñad las Escrituras; [...] ellas son las que dan testimonio
de mí", dijo Cristo (Juan 5:39). "Y comenzando desde Moisés,
y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían (Lucas 24:27). También: "Felipe
halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien
escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús [...]"
(Juan 1:45). El Apóstol Pablo dice: "Pero ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo [...]"
(Romanos 3:21-22).

La venida de Cristo cumplió puntualmente tanto la ley


como los profetas. Se trata aquí de la dimensión profética de la
ley. Por ello, Cristo no vino a abrogar (o invalidar) lo que la «ley
y los profetas» testificaron, sino que con su venida, ministerio,
sacrificio y resurrección, cumplió todo lo que de él anunció el
Antiguo Testamento. Pero al estar presente Cristo, ya no fue
necesario que se continuara profetizando su venida; ahora
corresponde anunciar el reino de Dios: "La ley y los profetas eran
hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos
se esfuerzan por entrar en él" (Lucas 16:16). Por ello el Apóstol
1 ablo pregunta: "¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera [...]" (Gálatas 3:21), toda vez que,
precisamente, la ley anunciaba las promesas.

g). Mateo 5:18. "Porque de cierto os digo que hasta que


pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley,
hasta que todo se haya cumplido". Citan los adventistas también
este texto para defender que la ley sigue vigente.

m 9
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

Antiguo Testamento en su conjunto: "Así que, todas las cosas


que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos; porque esto es la lev y los profetas"
(Mateo 7:12).

¿Qué significa que Cristo haya venido a cumplir, y no


a abrogar, la «ley o los profetas»? Las Escrituras del Antiguo
Testamento tuvieron como tema central testificar de Jesucristo
Escudriñad las Escrituras; [...] ellas son las que dan testimonio
de mí", dijo Cristo (Juan 5:39). "Y comenzando desde Moisés,
y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían (Lucas 24:27). También: "Felipe
halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien
escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús [...]"
(Juan 1:45). El Apóstol Pablo dice: "Pero ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por lo
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo [...]"
(Romanos 3:21-22).

La venida de Cristo cumplió puntualmente tanto la ley


como los profetas. Se trata aquí de la dimensión profética de la
ley. Por ello, Cristo no vino a abrogar (o invalidar) lo que la «ley
y los profetas» testificaron, sino que con su venida, ministerio,
sacrificio y resurrección, cumplió todo lo que de él anunció el
Antiguo Testamento. Pero al estar presente Cristo, ya no fue
necesario que se continuara profetizando su venida; ahora
corresponde anunciar el reino de Dios: "La ley y los profetas eran
hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos
se esfuerzan por entrar en él" (Lucas 16:16). Por ello el Apóstol
Pablo pregunta: "¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera [...]" (Gálatas 3:21), toda vez que,
precisamente, la ley anunciaba las promesas.

g). Mateo 5:18. "Porque de cierto os digo que hasta que


pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley,
hasta que todo se haya cumplido". Citan los adventistas también
este texto para defender que la ley sigue vigente.

e 9
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Respuesta: Si este texto enseñara lo que afirman los adven-


tistas, entonces toda la ley (incluyendo ritos, ceremonias, sacrifi-
cios) estaría vigente, puesto que este pasaje dice que "ni una jota
ni una tilde pasará de la ley". Sin embargo, los propios adven-
tistas rechazan que toda la ley sea obligatoria, ya que sostienen
que la llamada ley ceremonial cesó con el sacrificio de Cristo. En
realidad, el pacto antiguo en su totalidad concluyó con la muerte
del Hijo de Dios, para dar lugar a un nuevo pacto: la gracia.

Por otra parte, lejos de indicar este texto la inmutabilidad


de la ley, lo que enseña es que la vigencia de la misma concluiría
cuando "todo se haya cumplido". Luego, el cumplimiento
de la ley en su dimensión profética marcaría la terminación de
su obligatoriedad y, conviene subrayarlo: la ley se cumplió en
Cristo. Por eso, el Señor dijo a sus discípulos: "[...] porque lo que
está escrito de mí, tiene cumplimiento" (Lucas 22:37); así como
también: "[...] Estas son las palabras que os hablé, estando aún
con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos"
(Lucas 24:44). u En consecuencia, ni una jota ni una tilde de la
ley quedó pendiente de cumplimiento; pero al cumplirse toda la
ley en Cristo, su vigencia finalizó, para ser reemplazada por una
nueva ley: la ley de Cristo.

h). Romanos 3:31. "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En


ninguna manera, sino que confirmamos la ley". De acuerdo a los
adventistas, el Apóstol Pablo confirma aquí la vigencia de la ley.

Respuesta: Versículos antes, el Apóstol escribe que "ahora,


aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada
por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo [...]" (Romanos 3:21-22). Toda vez que la
ley testificó de la fe en Jesucristo, entonces la fe no invalida el

117
Hechos 13:29-30. "Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban
escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó
de los muertos".

. .
EL ADVENTISMO DHL SÉPTIMO DÍA

Respuesta: Si este texto enseñara lo que afirman los adven-


tistas, entonces toda la ley (incluyendo ritos, ceremonias, sacrifi-
cios) estaría vigente, puesto que este pasaje dice que "ni una jota
ni una tilde pasará de la ley". Sin embargo, los propios adven-
tistas rechazan que toda la ley sea obligatoria, ya que sostienen
que la llamada ley ceremonial cesó con el sacrificio de Cristo. En
realidad, el pacto antiguo en su totalidad concluyó con la muerte
del Hijo de Dios, para dar lugar a un nuevo pacto: la gracia.

Por otra parte, lejos de indicar este texto la inmutabilidad


de la ley, lo que enseña es que la vigencia de la misma concluiría
cuando "todo se haya cumplido". Luego, el cumplimiento
de la ley en su dimensión pro/ética marcaría la terminación de
su obligatoriedad y, conviene subrayarlo: la ley se cumplió en
Cristo. Por eso, el Señor dijo a sus discípulos: "[...] porque lo que
está escrito de mí, tiene cumplimiento" (Lucas 22:37); así como
también: "[...] Estas son las palabras que os hablé, estando aún
con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos"
(Lucas 24:44).' 1? En consecuencia, ni una jota ni una tilde de la
ley quedó pendiente de cumplimiento; pero al cumplirse toda la
ley en Cristo, su vigencia finalizó, para ser reemplazada por una
nueva ley: la ley de Cristo.

h). Romanos 3:31. "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En


ninguna manera, sino que confirmamos la ley". De acuerdo a los
adventistas, el Apóstol Pablo confirma aquí la vigencia de la ley.

Respuesta: Versículos antes, el Apóstol escribe que "ahora,


aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada
por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo [...]" (Romanos 3:21-22). Toda vez que la
lev testificó de la fe en Jesucristo, entonces la fe no invalida el

117
Hechos 13:29-30. "Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban
escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó
de los muertos".

:2

A fc
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

Respuesta: Si este texto enseñara lo que afirman los adven-


tistas, entonces toda la ley (incluyendo ritos, ceremonias, sacrifi-
cios) estaría vigente, puesto que este pasaje dice que "ni una jota
ni una tilde pasará de la ley". Sin embargo, los propios adven-
tistas rechazan que toda la ley sea obligatoria, ya que sostienen
que la llamada ley ceremonial cesó con el sacrificio de Cristo. En
realidad, el pacto antiguo en su totalidad concluyó con la muerte
del Hijo de Dios, para dar lugar a un nuevo pacto: la gracia.

Por otra parte, lejos de indicar este texto la inmutabilidad


de la ley, lo que enseña es que la vigencia de la misma concluiría
cuando "todo se haya cumplido". Luego, el cumplimiento
de la ley en su dimensión pro/ética marcaría la terminación de
su obligatoriedad y, conviene subrayarlo: la ley se cumplió en
Cristo. Por eso, el Señor dijo a sus discípulos: "[...] porque lo que
está escrito de mí, tiene cumplimiento" (Lucas 22:37); así como
también: "[...] Estas son las palabras que os hablé, estando aún
con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos"
(Lucas 24:44).117 En consecuencia, ni una jota ni una tilde de la
ley quedó pendiente de cumplimiento; pero al cumplirse toda la
ley en Cristo, su vigencia finalizó, para ser reemplazada por una
nueva ley: la ley de Cristo.

h). Romanos 3:31. "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En


ninguna manera, sino que confirmamos la ley". De acuerdo a los
adventistas, el Apóstol Pablo confirma aquí la vigencia de la ley.

Respuesta: Versículos antes, el Apóstol escribe que "ahora,


aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada
por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo [...]" (Romanos 3:21-22). Toda vez que la
ley testificó de la fe en Jesucristo, entonces la fe no invalida el

117
Hechos 13:29-30. "Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban
escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó
de los muertos".

:2

.
CAPITULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

testimonio de la ley, sino que lo confirma al cumplirlo. Así, lo


que la fe confirma no es la vigencia de la ley, sino su testimoni
Téngase en cuenta, además, que el Apóstol Pablo enseñó en
esa misma ocasión "que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley" (Romanos 3:28), lo que claramente expresa la
terminación de la ley.

Si —como afirman los adventistas- este texto enseñara


la vigencia de la ley, entonces toda ella sería obligatoria, ya que
Romanos 3:31 habla de «ley» en general, sin referirse en concreto
a los diez mandamientos. ¿Aceptarían los adventistas que toda la
ley está actualmente vigente?

i). Romanos 7:12. "De manera que la ley a la verdad e


santa, y el mandamiento santo, justo y bueno". Los adventistas
pretenden, primero, que al decir «la ley» se refiere únicamente a
los diez mandamientos y, segundo, que al ser la ley santa, justa y
buena, no cabría su mudanza.

Respuesta: Al inicio del capítulo 7 de Romanos, el Apósto


Pablo pregunta: "¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los
que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto
que éste vive?" (v. 1). Enseguida afirma: "Así también vosotros,
hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de
Cristo, para seáis de otro, del que resucitó de los muertos [...]"
(v. 4). Concluye: "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber
muerto para aquella en que estábamos sujetos [...]" (v. 6). Con
base en esto, es sencillo entender en qué sentido la ley es santa:
justa y buena: sus mandamientos procedieron de Dios, sobre ella
Dios concertó su pacto con Israel, fue el medio para testifical
de Cristo, etc. Pero su mismo autor, Dios, había dispuesto que
cumplido el tiempo por él establecido fuera mudada por un
pacto mejor, tal como lo enseña con toda claridad el Apóstol
Pablo cuando dice: "estamos libres de la ley". Quien llamó a la
ley santa, también dijo que ella no se enseñorea hoy de nosotros

f *
FX ADVENTISMO DE1. SÉPTIMO DlA

Expresa el Apóstol Pablo que si bien la «ley» antigua


tuvo gloria, mucho más abundante en gloria es la «gracia»: "Y
si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con
gloria [...], ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto,
en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que
perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece"
(2 a Corintios 3:7-11). Es preciso recordar que lo "grabado con
letras en piedras" fue, precisamente, el decálogo. Así, que el
pacto de la letra fuera con gloria, no quiere decir que fuera
inmutable; de la misma forma, que fuera santo, no significa que
no pudiera ser cambiado por quien lo había establecido: Dios.
La «gracia» como nuevo pacto es mucho más gloriosa que la
«ley»; y esta última, no obstante haber sido con gloria, había de
perecer o concluir su vigencia (2 a Corintios 3:11).118

Bien podemos preguntar a un adventista: ¿que prefiere


usted: lo que "fue con gloria" (la ley), o lo que es "mucho más
glorioso" (la gracia)? Por último, conviene destacar que este texto
no se refiere únicamente a los diez mandamientos, sino a la ley
en su conjunto. ¿Por qué entonces los adventistas no practican los
ritos, sacrificios, fiestas solemnes y demás, que la ley ordenaba?

118
Una forma de explicar Romanos 7:12 cuando en una conversación lo esgrima
un adventista, es la siguiente: Que el Apóstol Pablo llame a la ley "santa", no
significa que dicha ley fuera inmutable; unos versículos antes, en Romanos 7:6,
el Apóstol dice: "Pero ahora estamos libres de la ley [...]". También el Apóstol
afirma que el pacto antiguo fue "con gloria" (2a Corintios 3:7) y, no obstante,
que había de perecer (2a Corintios 3:11). Cuando el Apóstol compara la gloria
del ministerio del espíritu (la «gracia») con la del ministerio de la letra (la «ley»),
:oncluye que el primero tiene una "gloria más eminente" (2" Corintios 3:Í0),
isí como también que es "mucho más glorioso". Por ello, los cristianos vivimos
aajo el ministerio de la justificación, la gracia, que es el que permanece y que es
superior en gloria a la ley. Por último, ¿por qué el Apóstol llama a la ley santa?
Entre otras razones, por su procedencia, ya que fue establecida por Dios, pero
quien tuvo autoridad para ordenarla, tiene también autoridad para mudarla.
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

j). Santiago 2:10. "Porque cualquiera que guardare toda


la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos".
Con base en esta Escritura, los adventistas pretenden que la ley
antigua rige hoy al cristiano.

Respuesta: Lejos de que este texto bíblico sustente la


doctrina adventista de la obligatoriedad de la ley, lo que indica
es lo siguiente: primero, que los que guardaban la ley (algunos
pretendían alcanzar la justificación mediante el cumplimiento
de la ley) estaban comprometidos a observarla en su totalidad;
segundo, que quienes ofendían en un punto, se hacían culpables o
transgresores de todos. De manera que si los adventistas pretenden
guardar la ley, estarían obligados a cumplir todos sus preceptos,
entre ellos los referentes a los ritos, ceremonias, circuncisión,
etc. Y es que este pasaje habla claramente de "toda la ley" (en
ningún momento alude a los diez mandamientos) e, incluso, en
el versículo 8 del mismo capítulo se menciona expresamente el
mandamiento "amarás a tu prójimo como a ti mismo", que no
era parte del decálogo.

Es pertinente recordar aquí las palabras del Apóstol


Pablo: "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis;
de la gracia habéis caído" (Gálatas 5:4). Quienes dependían de las
obras de la ley, incurrían en reprobación plena si no permanecían
en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas"
(Gálatas 3:10). ¿Por qué entonces predican los adventistas un
cumplimiento parcial de la ley (sólo del decálogo), y no guardan
todos los demás mandamientos?

Ante la imposibilidad de que la justificación se alcance


por la ley, "porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado" (Romanos 3:20), Cristo nos otorga justificación
"gratuitamente por su gracia" (Romanos 3:24).

k). 1a Juan 2:3-5. "Y en esto sabemos que nosotros le


conocemos, si guardamos sus mandamientos. Él que dice: Yo

14:

e t
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DETKXTOS BÍBLICOS

j). Santiago 2:10. "Porque cualquiera que guardare toda


la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos".
Con base en esta Escritura, los adventistas pretenden que la ley
antigua rige hoy al cristiano.

Respuesta: Lejos de que este texto bíblico sustente la


doctrina adventista de la obligatoriedad de la ley, lo que indica
es lo siguiente: primero, que los que guardaban la ley (algunos
pretendían alcanzar la justificación mediante el cumplimiento
de la ley) estaban comprometidos a observarla en su totalidad;
segundo, que quienes ofendían en un punto, se hacían culpables o
transgresores de todos. De manera que si los adventistas pretenden
guardar la ley, estarían obligados a cumplir todos sus preceptos,
entre ellos los referentes a los ritos, cetemonias, circuncisión,
etc. Y es que este pasaje habla claramente de "toda la ley" (en
ningún momento alude a los diez mandamientos) e, incluso, en
el versículo 8 del mismo capítulo se menciona expresamente el
mandamiento "amarás a tu prójimo como a ti mismo", que no
era parte del decálogo.

Es pertinente recordar aquí las palabras del Apóstol


Pablo: "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis;
de la gracia habéis caído" (Gálatas 5:4). Quienes dependían de las
obras de la ley, incurrían en reprobación plena si no permanecían
'en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas"
(Gálatas 3:10). ¿Por qué entonces predican los adventistas un
cumplimiento parcial de la ley (sólo del decálogo), y no guardan
todos los demás mandamientos?

Ante la imposibilidad de que la justificación se alcance


por la ley, "porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado" (Romanos 3:20), Cristo nos otorga justificación
"gratuitamente por su gracia" (Romanos 3:24).

k). 1a Juan 2:3-5. "Y en esto sabemos que nosotros le


conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo

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CAPITULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

j). Santiago 2:10. "Porque cualquiera que guardare toda


la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos".
Con base en esta Escritura, los adventistas pretenden que la ley
antigua rige hoy al cristiano.

Respuesta: Lejos de que este texto bíblico sustente la


doctrina adventista de la obligatoriedad de la ley, lo que indica
es lo siguiente: primero, que los que guardaban la ley (algunos
pretendían alcanzar la justificación mediante el cumplimiento
de la ley) estaban comprometidos a observarla en su totalidad;
segundo, que quienes ofendían en un punto, se hacían culpables o
transgresores de todos. De manera que si los adventistas pretenden
guardar la ley, estarían obligados a cumplir todos sus preceptos,
entre ellos los referentes a los ritos, ceremonias, circuncisión,
etc. Y es que este pasaje habla claramente de "toda la ley" (en
ningún momento alude a los diez mandamientos) e, incluso, en
el versículo 8 del mismo capítulo se menciona expresamente el
mandamiento "amarás a tu prójimo como a ti mismo", que no
era parte del decálogo.

Es pertinente recordar aquí las palabras del Apóstol


Pablo: "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis;
de la gracia habéis caído" (Gálatas 5:4). Quienes dependían de las
obras de la ley, incurrían en reprobación plena si no permanecían
"en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas"
(Gálatas 3:10). ¿Por qué entonces predican los adventistas un
cumplimiento parcial de la ley (sólo del decálogo), y no guardan
todos los demás mandamientos?

Ante la imposibilidad de que la justificación se alcance


por la ley, "porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado" (Romanos 3:20), Cristo nos otorga justificación
"gratuitamente por su gracia" (Romanos 3:24).

k). /" Juan 2:3-5. "Y en esto sabemos que nosotros le


conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo

i-
El. ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso,


y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto
sabemos que estamos en él". Aplican los adventistas este pasaje a
la obligatoriedad de la ley.

Respuesta: Cuando el Apóstol Juan habla de guardar "sus


mandamientos", no se refiere a la llamada ley judía, sino a los
preceptos establecidos por Cristo. Si se lee desde el inicio del
mismo capítulo, se constatará que el Apóstol viene hablando de
Jesucristo: " [...] si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para
con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también
por los de todo el mundo" (I a Juan 2:1-2). Inmediatamente, el
Apóstol se refiere a guardar "sus mandamientos", en clara alusión
a los mandamientos dados por Cristo, y no al decálogo.

1). 1aJuan 3:4. "Todo aquel que comete pecado, infringe


también la ley; pues el pecado es infracción de la ley".

Respuesta: En ningún momento se refiere este pasaje


de manera exclusiva al decálogo. Lo que el texto indica es
que toda infracción a la ley de Dios (es decir, a cualquiera de
los mandamientos dados en distintos momentos por Dios) es
pecado. Mientras estuvo vigente, las infracciones a la ley judía
fueron pecado; hoy, las infracciones a la ley de Cristo son
pecado. Por ello escribe el Apóstol Pablo: "De esta manera, pues,
pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia,
contra Cristo pecáis" (I a Corintios 8:12). Es claro que lastimar
la "débil conciencia" de los hermanos no infringe alguno de los
diez mandamientos y, sin embargo, es un pecado, toda vez que
vulnera la lev de Cristo.119

" ' Cfr. Juan 13:34. "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros".
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

m). 1a Juan 3:22. "Y cualquiera cosa que pidiéremos la


recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos las cosas que son agradables delante de él". Para los
adventistas, cuando se habla aquí de «sus mandamientos» se
refiere al decálogo.

Respuesta: Si se lee el siguiente versículo, el número 23,


queda claro que el Apóstol no se refiere al decálogo, sino a los
mandamientos de Cristo: "Y este es su mandamiento: Que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos
unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus
mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él [...]". Desde
luego, creer en el nombre de Jesucristo no era parte del decálogo,
pero sí de la ley de Cristo.

6.3. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE EL «SáBADO»

Entre los textos que emplean los adventistas para apoyar


sus doctrinas sobre el «sábado», se encuentran los siguientes:

a). Éxodo 31:16-17. "Guardarán, pues, el día de reposo los


hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto per-
petuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; por-
que en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo
día cesó y reposó". ¿Enseña este texto bíblico la obligatoriedad
del sábado cuando refiere que es "pacto perpetuo" y "para siem-
pre", como aseguran los adventistas?

Respuesta: No sólo con relación al «sábado» habla la Biblia


de "generaciones", "pacto perpetuo" o "para siempre". Veamos
los siguientes ejemplos:

• Génesis 17:13. "Debe ser circuncidado el nacido en tu casa,


y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra
carne por pacto perpetuo".

14:

«„.•
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

• Éxodo 12:14. "Y este día os será en memoria, y lo


celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante
vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis",
(en referencia a la pascua).
• Éxodo 40:14-15. "Después harás que se acerquen sus hijos,
y les vestirás las túnicas; y los ungirás, como ungiste a su
padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por
sacerdocio perpetuo, por sus generaciones'.
• Lev/tico 23:41. "Y le haréis fiesta a Jehová por siete días
cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones;
en el mes séptimo la haréis", (fiesta de los tabernáculos).

Como se constata, la misma referencia que hacen las Es-


crituras para el «sábado» (que sería "para siempre", "perpetuo",
etc.), se indica también para la circuncisión, la pascua, la unción
sacerdotal, la fiesta de los tabernáculos, etc. ¿Guardan los adven-
tistas todos estos ritos, festividades y ceremonias? Desde luego
que no. Y es que resultan relevantes dos observaciones: la primera
es que estos mandamientos van dirigidos básicamente al pueblo
de Israel y, la segunda, que las referencias citadas ("para siempre",
"por sus generaciones", etc.), son con frecuencia traducciones de
un vocablo hebreo [olani) que también significa "largura de tiem-
po o duración", entre otras acepciones.120

b). Isaias 56:2-7. "Bienaventurado el hombre que hace


esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de
reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo
mal [...]. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para
servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos;
a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y

120
Cfr. Brown, F., et, al. The Bronm-Driver-Briggs hebrea' and english lexicón, USA
Hendrickson Publishers, 2007, p. 761; Koehler, L.. y Baumgartner, W. The
hebrew and aramah lexicón ofthe oíd testament, v. II, 1995, p. 798; Clines, D., (ed.),
The dictionary of classicalbebreu; England, Sheffield Phoenix Press, v. VI, 2007, p.
300. Agradezco la colaboración de Aziel Núñez (estudiante de la Universidad
de Yak) en la localización y orientación sobre estas referencias bibliográficas.

18

é
• •

< :APíTULO VI. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS

abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrea-


ré en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán
aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de ora-
ción para todos los pueblos".

Respuesta: Si los adventistas interpretan literalmente este


pasaje escritural y, con base en ello, pretenden que el sábado
semanal es hoy obligatorio, tendrían también que aceptar la
obligatoriedad de los holocaustos y sacrificios que materialmente
se ofrecían, lo cual evidentemente ellos rechazan. En realidad,
los holocaustos, sacrificios y también los días de reposo, son
formas de referirse a los bienes espirituales de los que hoy
disfrutamos: "Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes
venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los
mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan" (Hebreos 10:1); también: "Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional" (Romanos 12:1).

c). Isaías 66:23. "Y de mes en mes, y de día de reposo


en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo
Jehová". Según los adventistas, este texto prueba que el sábado
es inmutable y que, en consecuencia, debe ser observado. ;Es
esto así?

Respuesta: Este pasaje no habla únicamente del «sábado»,


sino que en primer lugar se refiere a los sacrificios mensuales
que ofrecía Israel: "Al comienzo de vuestros meses ofreceréis
en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y
siete corderos de un año sin defecto [...]. Este es el holocausto
de cada mes por todos los meses del año" (Números 28:11-
15). Si en verdad consideran los adventistas que aquí se enseña
que el sábado debe guardarse, ¿por qué no celebran también la

149
El. ADVENTISMO DF.I SÉPTIMO DÍA

festividad mensual de la nueva luna o novilunios,121 puesto que


también se menciona en el texto en comentario?

En realidad, el texto ejemplifica el servicio a Dios a


través de mandamientos que en el tiempo del Profeta Isaías
estaban vigentes. Pero la interpretación referente al sábado y las
festividades mensuales no puede ser literal o material, porque en
tal caso deberían guardarse también los novilunios.

d). Jeremías 17:21-22. "Así ha dicho Jehová: Guardaos por


vuestra vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla por
las puertas de Jerusalén. Ni saquéis carga de vuestras casas en el
día de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de
reposo, como mandé a vuestros padres". ¿Enseña este texto que
hoy debe guardarse el sábado?

Respuesta: El Profeta exhorta a los "reyes de Judá, y todo


Judá y todos los moradores de Jerusalén" (Jeremías 17:20) que
debían santificar el día de reposo, conforme Dios se los había
mandado. Similar exhortación se encuentra en Nehemías 13:15-
21. Pero no debe perderse de vista que entonces estaba vigente
el pacto antiguo y, como parte de él, la obligación de guardar
el sábado. En nada refieren los textos citados que el sábado sea
obligatorio en la actualidad.

e). E^equiel 22:8-(26). "Mis santuarios menospreciaste, y


mis días de reposo has profanado". "Sus sacerdotes violaron mi
ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano
no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y lim-
pio; y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido
profanado en medio de ellos".

Respuesta: Reprende Dios a través del Profeta Ezequiel a


la casa de Israel, recriminándoles no sólo la profanación de los
121 a
I Crónicas 23:31: "Y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los días de
reposo, lunas nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su
rito, continuamente delante de Jehová".
CAPITULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

días de reposo, sino en general la desobediencia que mostraban a


los mandamientos que él les había dado. En Ezequiel 22:7 dice:
"Al padre y a la madre despreciaron en ti [«Honra a tu padre y
a tu madre», Éxodo 20:12]; al extranjero trataron con violencia
en medio de ti [«Y al extranjero no engañarás ni angustiarás,
porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto», Éxo-
do 22:21]; al huérfano y a la viuda despojaron en ti [«A ninguna
viuda ni huérfano afligiréis», Éxodo 22:22]". Como se aprecia,
no sólo reprendía Dios la profanación del sábado, sino también
la vulneración de preceptos que no formaban parte del decálogo
(como los referentes a los extranjeros, viudas y huérfanos, que
los adventistas ubican en la llamada ley ceremonial). ¿Guardan
por ello los adventistas la ley ceremonial?

La respuesta al argumento de los sabáticos no es compli-


cada: el Profeta amonesta al pueblo de Israel por su desobedien-
cia a la ley de Dios, en virtud de que tal ley estuvo vigente hasta
el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.

f). Mateo 24:20. "Orad, pues, que vuestra huida no sea en


invierno ni en día de reposo". Para los adventistas, estas palabras
de Cristo probarían que el sábado sigue vigente tras su sacrificio.

Respuesta: En los versículos previos, Jesucristo enseña sobre


el tiempo de tribulación que soportarían los creyentes: guerras,
pestes, terremotos, persecución, etc. ¿Por qué motivo se debía
orar para que la huida no fuera en invierno? Por las dificultades
que ello acarrearía para los discípulos. Pues es también la razón
por la que debía orarse para que tampoco fuera en día de reposo:
si tenemos en cuenta que en el versículo 16 Cristo se refiere a
"los que estén en Judea [...]", se entiende la razón por la que
menciona el sábado. Si la huida fuera en tal día, los celosos
guardadores de la ley (recuérdese que el Señor habló de los que
estuvieran en Judea) dificultarían a los creyentes el poder huir,
porque las puertas de las ciudades estarían cerradas;115 no se
les permitiría llevar carga alguna ni meterla por las puertas de
la ciudad (Nehemías 13:15-21 y Jeremías 17:21-22); quienes los

151
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DL\

vieran haciendo alguna actividad los tratarían como infractores


de la ley (Éxodo 20:9-10), además de que se les exigiría sólo
caminar en ese día una distancia limitada (Hechos 1:12), etc.
Todo esto complicaría la huida. N o obstante, los adventistas
pretenden que la referencia al sábado significa que se seguiría
guardando después de Cristo, pero sólo lo continuarían
guardando quienes se aferran a la ley y desprecian la gracia que
nos trajo Jesucristo. En todo caso, el texto en ningún momento
indica que los cristianos deban observar el sábado.

g). Marcos 2:27-28. "También les dijo: El día de reposo


fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del
día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del
día de reposo". Escriben los adventistas que "el único día que
el Señor reconoce como suyo propio es el séptimo día [...]".122

Respuesta: Confrontando a los fariseos —quienes acusaban


a los discípulos de infringir el sábado y hacían al hombre subdito
del día de reposo—, Cristo defiende que él es Señor (es decir, que
tiene dominio o superioridad) sobre el sábado. Su respuesta es
puntual: "el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y
no el hombre por causa del día de reposo", descalificando así
la doctrina de los fariseos y, con ello, la doctrina adventista.
Precisamente, el que es Señor del sábado ha dicho: "Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"
(Mateo 11:28). En conclusión: en ningún momento enseña este
texto la obligatoriedad del sábado; por el contrario, rechaza a
quienes pretenden que el hombre sea subdito del sábado.

122
AA.VV. Creencias..., op. cit., p. 295.
*•#
mB

BIBLlOGRAflA

BIBLIOGRAFÍA

Santa Biblia, Antiguoj Nuevo Testamento. Revisión de 1960.

AA. VV. Creencias de los adventistas del séptimo día, USA,


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15

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Schwarz, Richard W., y Greenleaf, Floyd. Historia de la Iglesia


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Sepúlveda, Ciro y Gloria. Guillermo Millerj el gran chasco de 1844,


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White, Elena G. El gran conflicto ha terminado, USA, Pacific Press


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White, Elena G. Primeros escritos, Nampa, Idaho, Pacific Press


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White, Elena G. Spiritualgij'ts, Washington, D.C., Review and


Herald Publishing Association, 1945, v. 3, (reimpresión).
Es un medio de difusión y publicación de textos
de relevancia cultural, humanística y académica
que contribuye a la formación de principios
y valores cristianos como maneras de servir,
investigar y difundir productos editoriales para
la sociedad en general

I .
I sta obra ofrece una descripción general de
i la historia y las doctrinas principales del
—^«adventismo del séptimo día». Además del
origen y desarrollo de este movimiento, se abordan
temas como la «ley» y, de manera específica, las
doctrinas adventistas que aseveran la dualidad de la ley
y la perpetuidad del pacto que Dios concertó con el
pueblo de Israel. Se examina también lo concerniente
al «sábado o día de reposo», así como la creencia
adventista de la «purificación del santuario celestial»,
formulada por ellos con la pretensión de justificar su
predicción fallida sobre el retorno de Cristo en 1844.
Otra sección de esta obra expone diversas enseñanzas
y predicciones de la fundadora del adventismo, Elena
de White. Por último, se analizan los textos bíblicos
que con frecuencia citan los adventistas con la
intención de sustentar sus planteamientos.

Como se acredita en esta obra, las enseñanzas


adventistas son opuestas a la doctrina cristiana. Y es
que las Sagradas Escrituras indican: "[...] pues no
estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14).
Frente a los que depositan su confianza de justificación
en la ley antigua, la enseñanza bíblica establece: "De
Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis;
de la gracia habéis caído" (Gálatas 5:4).
Daniel Núñez Avalos

EL ADVENTISMC
DEL SÉPTIMO DÍ

SERIE:
Movimientos religiosos
CAPITULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

A pesar de ello, Elena de White ejerció una particular


influencia en la estructuración del movimiento adventista
del séptimo día. Con apoyo en sus pretendidas visiones, ella
se erigió en la voz principal para determinar tanto doctrinas
como decisiones, a grado tal que algunos sectores adventistas
han llegado a colocar la palabra de su profetisa por encima de
la enseñanza bíblica.30 Precisamente, la activa participación de
Elena en la organización formal de este grupo religioso muestra
la clara ascendencia que desde mediados del siglo XIX fue
tomando y que perduraría a lo largo de su vida.

1.6. ESTABLECIMIENTO FORMAL DEL «ADVENTISMO


DEL SéPTIMO DíA»

Durante la primera década posterior a la «gran


decepción», los adventistas se mostrarían reacios a organizarse
formalmente como un grupo religioso. En realidad, ante el clima
de perplejidad y desilusión que los dominó por su predicción
fallida, difícilmente estaban en condiciones de estructurar su
movimiento.31 Pero en 1853, Jaime White escribió una serie de
artículos sobre la necesidad de organizarse; su planteamiento
fue apoyado por su esposa, Elena, mediante unas visiones que
afirmó tener.32 No obstante, todavía les tomaría varios años más
formalizar su movimiento.

En un congreso general realizado en 1860, este grupo


adoptó el nombre de «adventistas del séptimo día» y tomó la
decisión de constituir legalmente su editorial, lo que hicieron
un año después. A partir de 1861 comenzaron los adventistas
a formar una serie de asociaciones locales en Michigan, Iowa,
Vermont, Illinois, Wisconsin, entre otros lugares. No fue sino

30
Vid. Knight, G. R., op. cit, p. 33.
31
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, R, op. cit., p. 83.
32
Vid. Knight, G. R., op. cit., 56; así como Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op.
cit., p. 83.

3]
CAPÍTULO I. REFERENCIAS HISTÓRICAS

A pesar de ello, Elena de White ejerció una particular


influencia en la estructuración del movimiento adventista
del séptimo día. Con apoyo en sus pretendidas visiones, ella
se erigió en la voz principal para determinar tanto doctrinas
como decisiones, a grado tal que algunos sectores adventistas
han llegado a colocar la palabra de su profetisa por encima de
la enseñanza bíblica.30 Precisamente, la activa participación de
Elena en la organización formal de este grupo religioso muestra
la clara ascendencia que desde mediados del siglo XIX fue
tomando y que perduraría a lo largo de su vida.

1.6. ESTABLECIMIENTO FORMAL DEL «ADVENTISMO


DEL SéPTIMO DíA»

Durante la primera década posterior a la «gran


decepción», los adventistas se mostrarían reacios a organizarse
formalmente como un grupo religioso. En realidad, ante el clima
de perplejidad y desilusión que los dominó por su predicción
fallida, difícilmente estaban en condiciones de estructurar su
movimiento.31 Pero en 1853, Jaime White escribió una serie de
artículos sobre la necesidad de organizarse; su planteamiento
fue apoyado por su esposa, Elena, mediante unas visiones que
afirmó tener.32 No obstante, todavía les tomatía varios años más
formalizar su movimiento.

En un congreso general realizado en 1860, este grupo


adoptó el nombre de «adventistas del séptimo día» y tomó la
decisión de constituir legalmente su editorial, lo que hicieron
un año después. A partir de 1861 comenzaron los adventistas
a formar una serie de asociaciones locales en Michigan, Iowa,
Vermont, Illinois, Wisconsin, entre otros lugares. No fue sino

30
Vid. Knight, G. R., op. cit., p. 33.
31
Cfr. Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op. cit., p. 83
32
Vid. Knight, G. R., op. cit., 56; así como Schwarz, R. W., y Greenleaf, F., op.
cit, p. 83.

31
CAPITULO II. LA LEY

En efecto, la ley requería que una acusación se mantuvie-


ra "por el testimonio de dos o tres testigos [...]" (Deuteronomio
19:15). Así, quien diera muerte a alguno (infringiendo con ello
el mandamiento "no matarás"), o quien fuera y sirviera a dioses
ajenos (violando el mandamiento "no tendrás dioses ajenos de-
lante de mí"), y que fuera acusado por dos o tres testigos, debía
morir (Números 35:30 y Deuteronomio 17:3-6). Las prohibicio-
nes de matar, como la de practicar actos idolátricos (que integra-
ban los diez mandamientos), son identificados en Hebreos como
la ley de Moisés.

El Antiguo Testamento, por su parte, no hace separación


entre la ley de Jehová y la ley de Moisés, sino que emplea ambas
expresiones de manera equivalente:

a). 1a Reyes 2:3. "Guarda los preceptos de Jehová tu Dios,


andando en sus caminos, y observando sus estatutos y manda-
mientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está
escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que
hagas y en todo aquello que emprendas".

Los "preceptos de Jehová" (entre los que estaban los diez


mandamientos), son aquí llamados ley de Moisés.

b). VCrómcas 16:40. "Para que sacrificasen continuamente,


a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto,
conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él
prescribió a Israel".

Con este pasaje queda claro que no sólo los diez


mandamientos formaban la ley de Jehová —como lo afirman los
sabáticos-, sino también las restantes ordenanzas, entre ellas las
referentes a los holocaustos.

c). 2"'Crónicas 31:3. "El rey contribuyó de su propia hacienda


para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de

3y
CAPITULO II. LA LEY

muchos para hacer mal, ni responderás en litigio incli-


nándote a los más para hacer agravios".
• Éxodo 23:7. "De palabra de mentira te alejarás [...]".
• Éxodo 23:8. "No recibirás presente; porque el presente
ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos".

Todos estos mandamientos no eran parte del decálogo,


sino de la llamada ley ceremonial y, no obstante, su contenido es
claramente de índole moral. Se prueba así que no es procedente
la doctrina adventista referente a la dualidad de la ley.

2.4. ¿«CESACIóN» O «PERPETUIDAD» DE LA LEY?

La Biblia enseña que la ley o pacto antiguo «cesó o


concluyó» su vigencia con el sacrificio redentor de Jesucristo,
instaurándose en su lugar un nuevo pacto: la gracia. En cambio,
los adventistas sostienen que la ley moral tiene una vigencia
perpetua: afirman que ella ha regido no sólo para el pueblo de
Israel a partir del Sinaí, sino para toda la humanidad desde la
creación e, incluso, desde antes de la creación.39 Para ellos, tal ley
es hoy obligatoria, si bien admiten que la llamada ley ceremonial
terminó su vigencia con la muerte de Cristo.

Previo al análisis de este tema, es conveniente tener en


cuenta que la ley antigua era tanto normas como profecía; es de-
cir, tenía una dimensión normativa (como un conjunto de man-
damientos divinos dados al pueblo de Israel) y una dimensión
pro/ética (que anticipaba la venida de Jesucristo, su sacrificio y las
bendiciones que otorgaría). De acuerdo a la primera dimensión,
la ley rigió la vida de los hebreos; bajo la segunda dimensión, la
ley anunció las bendiciones para los cristianos. La ley, en su di-
mensión normativa, fue desobedecida reiteradamente por Israel,
invalidando así el pacto que Dios concertó con el pueblo. Pero
en su dimensión profética, la ley tuvo puntual cumplimiento,

Cfr. lbidem, p. 276.


CAPITULO II. LA LEY

Veamos:

Si en la «ley» era culpable de juicio el que privaba de


la vida a alguien, en la «gracia» es culpable de juicio,
además, el que se enoja contra su hermano. Nuestro
Señor Jesucristo estableció: "Oísteis que fue dicho a
los antiguos: No matarás, y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que
se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:21-22). En la
gracia, pues, el cristiano no sólo tiene prohibido matar (I a
Pedro 4:15), sino que también tiene prohibido enojarse
contra su hermano.
Si en la «ley» cometía homicidio quien daba muerte
a alguien (Éxodo 20:13), en la «gracia» es también
homicida el que odia a su hermano. Por ello dice el
Apóstol Juan: "Todo aquel que aborrece a su hermano
es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida
eterna permanente en él" (I a Juan 3:15).
Si en la «ley» era idólatra el que hacía y rendía culto
a imágenes (Éxodo 20:4-5), en la «gracia» también es
idolatría la avaricia, como dicen las Escrituras: "Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza,
pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría" (Colosenses 3:5). Así, la «gracia» prohibe la
idolatría externa (Gálatas 5:19-20), y la idolatría interna,
como es la avaricia, consistente en la veneración de las
cosas materiales.
Si en la «ley» el adulterio consistía en el acto carnal
(Éxodo 20:14 y Levítico 18:20), en la «gracia» se incurre
en adulterio, además, cuando se codicia a una mujer.
Cristo enseñó: "Oísteis que fue dicho: No cometerás
adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón"
CAPÍTULO II. LA LEY

ni tu bestia, ni tu extranjero [...]", siendo seres espirituales? ¿Es


aplicable a los ángeles el mandamiento: "Honra a tu padre y a
tu madre, para cue tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da"? ¿Estarán sujetos los ángeles al mandamiento "no
matarás", cuando por su condición de seres espirituales no mue-
ren materialmente (Lucas 20:36)? ¿O "no cometerás adulterio"?
¿En verdad creen los adventistas que se dirige a los ángeles el
mandamiento:"[...] no codiciarás la mujer de tu prójimo [...]",
siendo que Cristo mismo enseñaba que los ángeles de Dios no se
casan ni sedan en casamiento (Mateo 22:29-30)? Es por demás
evidente que los diez mandamientos no podían regir para los
ángeles antes (ni después) de la creación, tal como lo aseveran
los sabáticos.

Pero, preguntan los adventistas, ¿cómo pudo existir el


pecado, si no estaba en vigencia la ley? En Romanos 5:13 se
encuentra la respuesta: "Pues antes de la ley, había pecado en el
mundo [...]". Es decir, antes de los diez mandamientos dados en
el Sinaí, existieron otros mandamientos divinos, cuyo desacato
era pecado: por ejemplo, la desobediencia de Adán (Romanos
5:12). En relación a los ángeles que pecaron mencionados por
el Apóstol Pedro, su ofensa no consistió en desobedecer los
diez mandamientos, sino en no guardar la dignidad que Dios
les dio. El salmista expresa dicha dignidad cuando escribe:
"Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza,
que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto"
(Salmos 103:20). Por ello dice la Escritura: "Y a los ángeles que
no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas,
para el juicio del gran día" (Judas 6). En conclusión, el pecado de
los ángeles mencionado por la Biblia no consistió en la violación
del decálogo, sino en no guardar por su desobediencia y rebeldía
la dignidad y morada que de Dios recibieron.
CAPÍTULO II. LA LEY

ni tu bestia, ni tu extranjero [...]", siendo seres espirituales? ¿Es


aplicable a los ángeles el mandamiento: "Honra a tu padre y a
tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da"? ¿Estarán sujetos los ángeles al mandamiento "no
matarás", cuando por su condición de seres espirituales no mue-
ren materialmente (Lucas 20:36)? ¿O "no cometerás adulterio":
¿En verdad creen los adventistas que se dirige a los ángeles el
mandamiento: "[...] no codiciarás la mujer de tu prójimo [...]"
siendo que Cristo mismo enseñaba que los ángeles de Dios no Sí
casan ni se dan en casamiento (Mateo 22:29-30)? Es por demá;
evidente que los diez mandamientos no podían regir para lo:
ángeles antes (ni después) de la creación, tal como lo aseverar
los sabáticos.

Pero, preguntan los adventistas, ¿cómo pudo existir e


pecado, si no estaba en vigencia la ley? En Romanos 5:13 s<
encuentra la respuesta: "Pues antes de la ley, había pecado en e
mundo [...]". Es decir, antes de los diez mandamientos dados er
el Sinaí, existieron oíros mandamientos divinos, cuyo desacate
era pecado: por ejemplo, la desobediencia de Adán (Romano
5:12). En relación a los ángeles que pecaron mencionados po
el Apóstol Pedro, su ofensa no consistió en desobedecer lo
diez mandamientos, sino en no guardar la dignidad que Dio
les dio. El salmista expresa dicha dignidad cuando escribe
"Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza
que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto
(Salmos 103:20). Por ello dice la Escritura: "Y a los ángeles qu
no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propi
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas
para el juicio del gran día" (Judas 6). En conclusión, el pecado d
los ángeles mencionado por la Biblia no consistió en la violaciói
del decálogo, sino en no guardar por su desobediencia y rebeldí
la dignidad y morada que de Dios recibieron.
CAPÍTULO II. I AI.HY

ninguna manera». Debe usted saber -continuamos con nuestra


respuesta-, que vivir libre de la ley no significa estar «sin ley de
Dios», ya que hoy estamos «bajo la ley de Cristo» (I a Corintios
9:21). En consecuencia, lo que tuvo lugar con el sacrificio de
Cristo fue un «cambio» de ley, como lo declara Hebreos 7:12.
Por ello, yo sirvo a Dios no bajo la ley hebrea, sino bajo la ley de
Cristo; así lo enseñan las Escrituras: «Pero ahora estamos libres
de la ley [...], de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del
Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra»" (Romanos 7:6).

Junto a lo anterior, es preciso tener en cuenta las pala-


bras del Apóstol Pablo, que contesta el argumento adventista de
que estar libre de la ley implicaría pretender que se puede pecar:
"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). Como puede
verse, contrario a lo que argumentan los sabáticos, el pecado no
se enseñorea de los que viven bajo la gracia, o sea, de quienes se
conservan en sujeción a la ley de Cristo.

Contestado así, es preciso retomar lo concerniente a la


conclusión de la ley. Las Sagradas Escrituras enseñan que el
pacto antiguo fue desobedecido y quebrantado por el pueblo de
Israel, como lo registra la Biblia en forma por demás clara:

• Deuteronomio 31:20. "Porque yo les introduciré en la tierra


que juré a sus padres [...]; y se volverán a dioses ajenos y
les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto .
• 1a Reyes 19:10. "El [Elias] respondió: He sentido u n vivo
celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de
Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han
matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y
me buscan para quitarme la vida".
• 2a Reyes 17:13-15. "Jehová amonestó entonces a Israel y a
Judá por medio de todos los profetas y de todos los vi-
dentes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y
CAPITULO II. LA LEY

mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.


Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no
se hubiera procurado lugar para el segundo" (Hebreos 8:6-7).
En efecto, el primer pacto "era débil por la carne", resultándole
"imposible", en consecuencia, justificar ante Dios a los que se
encontraban bajo tal régimen (Romanos 8:3). Confirma lo antes
dicho Hebreos 7:18-19, cuando indica: "Queda, pues, abrogado
el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios".

En el Antiguo Testamento se profetizó la supresión de


la ley:

a). Jeremías 3:16. "Y acontecerá que cuando os multipl


quéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá
más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se
acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra".

¿Cómo podía el «arca del pacto» material no venir más


al pensamiento, ni acordarse de ella, ni ser echada de menos, ni
requerirse otra? La única forma era mediante el establecimiento
de un nuevo pacto: Hebreos 9:11-12.

b). Jeremías 31:31-33. "He aquí que vienen días, dice


Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y
con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto [...]. Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová:
Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo".

Precisamente, el pacto que Jehová hizo con Israel cuando


los sacó de Egipto fue la ley. El nuevo pacto que Dios prometía
celebrar sería escrito no con tinta (como el libro del pacto), ni en
CAPÍTULO II. LA LEY

años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque


si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la
concedió a Abraham mediante la promesa. Entonces, ¿para qué
sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que
viniese la simiente a quien fue hecha la promesa [...]".

La promesa divina de bendición para toda la humanidad


fue dada a Abraham y a su simiente. Pero tal promesa no es por
la ley, sino por la fe: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia,
a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no
solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de
la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros" (Romanos
4:16). Esta promesa de bendición para todos (y no solamente
para los israelitas), se alcanza a través de Cristo: "Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la
promesa" (Calatas 3:28-29).

Con lo citado se acredita: primero, que la promesa de ben-


dición para la humanidad no es por la ley, sino por Jesucristo;
segundo, que mientras que la ley «excluía» a los gentiles, la pro-
mesa de bendición «incluía» a todos los bautizados en Cristo,
tanto judíos como gentiles; tercero, que la promesa de bendición
para la humanidad antecedió a la ley, la que no fue dada a Israel
sino hasta siglos después; cuarto, que la ley fue añadida a causa
de las transgresiones (como añadidura, no puede ser perpetua,
como lo afirman los adventistas), a la que se fijó, además, un
límite a su tiempo de vigencia: "hasta que viniese la simiente a
quien fue hecha la promesa [...]" (Gálatas 3:19), la cual simiente
es Cristo (Gálatas 3:16). Jesucristo es, en efecto, el fin de la ley
(Romanos 10:4).

c). «Niñe^y Moría de la ley»: Gálatas 4:1-7. "[...] Entre


tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque
es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta
CAPÍTULO II. LA LEY

años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque


si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la
concedió a Abraham mediante la promesa. Entonces, ¿para qué
sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que
viniese la simiente a quien fue hecha la promesa [...]".

La promesa divina de bendición para toda la humanidad


fue dada a Abraham y a su simiente. Pero tal promesa no es por
la ley, sino por la fe: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia,
a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no
solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de
la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros" (Romanos
4:16). Esta promesa de bendición para todos (y no solamente
para los israelitas), se alcanza a través de Cristo: "Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la
promesa" (Gálatas 3:28-29).

Con lo citado se acredita: primero, que la promesa de ben-


dición para la humanidad no es por la ley, sino por Jesucristo;
segundo, que mientras que la ley «excluía» a los gentiles, la pro-
mesa de bendición «incluía» a todos los bautizados en Cristo,
tanto judíos como gentiles; tercero, que la promesa de bendición
para la humanidad antecedió a la ley, la que no fue dada a Israel
sino hasta siglos después; cuarto, que la ley fue añadida a causa
de las transgresiones (como añadidura, no puede ser perpetua,
como lo afirman los adventistas), a la que se fijó, además, un
límite a su tiempo de vigencia: "hasta que viniese la simiente a
quien fue hecha la promesa [...]" (Gálatas 3:19), la cual simiente
es Cristo (Gálatas 3:16). Jesucristo es, en efecto, el fin de la ley
(Romanos 10:4).

c). «Niñe-^j tutoría de la ley»: Gálatas 4:1-7. "[...] Entre


tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque
es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta
CAPITULO m. EL SÁBADO

37, entre otros textos bíblicos. A pesar de ello, los adventistas no


obedecen tales mandamientos, mostrándose inconsecuentes con
sus propias afirmaciones.

Un segundo argumento de los adventistas es que tras ser


sepultado Cristo, un grupo de mujeres guardó el sábado. Citan
Lucas 23:54-56: "Era día de la preparación, y estaba para
comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con
él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo
fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas
y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al
mandamiento".

Pata responder este argumento es necesario reflexionar


sobre lo siguiente: en aquellos momentos inmediatamente
posteriores a la crucifixión del Señor, ¿eran las mujeres (y
en general los discípulos) conscientes plenamente de los
importantísimos cambios que tuvieron lugar con tan sublime
sacrificio? ¿Comprendía aquel grupo en toda su extensión las
consecuencias que originó la muerte de Cristo? La Biblia contesta
estas cuestiones: "[...] se pararon junto a ellas dos varones con
vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron
el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive? N o está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de
lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es
necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer
día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras" (Lucas 24:4-8).

Si una enseñanza tan relevante como la resurrección de


Cristo no la tenían presente (puesto que los ángeles les exhorta-
ron que se «acordaran» de lo que Cristo les había hablado so-
bre su muerte y resurrección cuando estaba en Galilea), y sólo
superaron su "perplejidad" de no hallar en la tumba el cuerpo
del Señor hasta que "se acordaron de sus palabras", ¿tendrían
presente las palabras de Cristo: "venid a mí todos los que estáis
CAPITULO III. EL SÁBADO

37, entre otros textos bíblicos. A pesar de ello, los adventistas no


obedecen tales mandamientos, mostrándose inconsecuentes con
sus propias afirmaciones.

Un segundo argumento de los adventistas es que tras ser


sepultado Cristo, un grupo de mujeres guardó el sábado. Citan
Lucas 23:54-56: "Era día de la preparación, y estaba para
comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con
él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo
fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas
y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al
mandamiento".

Para responder este argumento es necesario reflexionar


sobre lo siguiente: en aquellos momentos inmediatamente
posteriores a la crucifixión del Señor, ¿eran las mujeres (y
en general los discípulos) conscientes plenamente de los
importantísimos cambios que tuvieron lugar con tan sublime
sacrificio? ¿Comprendía aquel grupo en toda su extensión las
consecuencias que originó la muerte de Cristo? La Biblia contesta
estas cuestiones: "[...] se pararon junto a ellas dos varones con
vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron
el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos
al que vive? N o está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de
lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es
necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer
día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras" (Lucas 24:4-8).

Si una enseñanza tan relevante como la resurrección de


Cristo no la tenían presente (puesto que los ángeles les exhorta-
ron que se «acordaran» de lo que Cristo les había hablado so-
bre su muerte y resurrección cuando estaba en Galilea), y sólo
superaron su "perplejidad" de no hallar en la tumba el cuerpo
del Señor hasta que "se acordaron de sus palabras", ¿tendrían
presente las palabras de Cristo: "venid a mí todos los que estáis
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

festividades que año con año celebraba el pueblo de Israel),


cuando habla de los "días de reposo" necesariamente se refiere
a los sábados semanales. Así, nadie debía ser señalado por no
guardar el "día de reposo" judío.

c). Gálatas 4:10-11. "Guardáis los días, los meses, los


tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en
vano con vosotros".

De nuevo pretende los adventistas que cuando aquí se dice


"guardáis los días", se refiere a los sábados anuales. Sin embargo,
no es así: el Apóstol Pablo recrimina a los que guardaban los
días (el sábado semanal), los meses (la nueva luna cada mes), los
tiempos (las fiestas solemnes que incluían los sábados anuales,
mismas que eran convocadas anualmente en sus tiempos, según
indica Levítico 23:4), y los años (ya que cada séptimo año debían
dejar descansar la tierra, como dice Éxodo 23:10-11, amén del
año del jubileo ordenado en Levítico 25:10-12). Debido a que los
sábados anuales ya estaban incluidos en los tiempos de las fiestas
solemnes, cuando el Apóstol habla de "días" alude a los sábados
semanales.

3 . 6 . ¿ES EL SÁBADO EL «SELLO DE DlOS»?

Otra doctrina adventista es que el sábado es el «sello


de Dios», requerido para dar autenticidad y obligatoriedad al
decálogo. Según ellos, sólo el cuarto mandamiento contiene los
elementos vitales de un sello: el nombre de su dueño, es decir, su
identificación ("Jehová tu Dios"); su título (el que "hizo [...]" la
creación); y su jurisdicción ("los cielos y la tierra").73 Pero, ¿qué
dicen las Escrituras sobre este tema?

Los elementos que los adventistas presentan como exclusivos


del cuarto mandamiento, en realidad también están presentes
73
Ibidem, p. 292.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DlA

festividades que año con año celebraba el pueblo de Israel),


cuando habla de los "días de reposo" necesariamente se refiere
a los sábados semanales. Así, nadie debía ser señalado por no
guardar el "día de reposo" judío.

c). Gálatas 4:10-11. "Guardáis los días, los meses, los


tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en
vano con vosotros".

De nuevo pretende los adventistas que cuando aquí se dice


"guardáis los días", se refiere a los sábados anuales. Sin embargo,
no es así: el Apóstol Pablo recrimina a los que guardaban los
días (el sábado semanal), los meses (la nueva luna cada mes), los
tiempos (las fiestas solemnes que incluían los sábados anuales,
mismas que eran convocadas anualmente en sus tiempos, según
indica Levítico 23:4), y los años (ya que cada séptimo año debían
dejar descansar la tierra, como dice Éxodo 23:10-11, amén del
año del jubileo ordenado en Levítico 25:10-12). Debido a que los
sábados anuales ya estaban incluidos en los tiempos de las fiestas
solemnes, cuando el Apóstol habla de "días" alude a los sábados
semanales.

3 . 6 . ¿Es EL SÁBADO EL «SELLO DE DlOS»?

Otra doctrina adventista es que el sábado es el «sello


de Dios», requerido para dar autenticidad y obligatoriedad al
decálogo. Según ellos, sólo el cuarto mandamiento contiene los
elementos vitales de un sello: el nombre de su dueño, es decir, su
identificación ("Jehová tu Dios"); su título (el que "hizo [...]" la
creación); y su jurisdicción ("los cielos y la tierra"). ' Pero, ¿qué
dicen las Escrituras sobre este tema?

Los elementos que los adventistas presentan como exclusivos


del cuarto mandamiento, en realidad también están presentes
73
lbidem, p. 292.

36

r
CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

CAPITULO IV

LA P U R I F I C A C I Ó N D E L S A N T U A R I O
CELESTIAL

4.1. PLANTEAMIENTO 77

Con la intención de justificar su predicción fallida de que Cristo


retornaría a la tierra el 22 de octubre de 1844, los adventistas
formularon la doctrina de la «purificación del santuario celestial».
Es preciso tener en cuenta que la expresión de Daniel 8:14, "el
santuario será purificado", fue inicialmente interpretada por los
adventistas en el sentido de que la tierra sería purificada con la
segunda venida de Cristo. Ante el fallo de la fecha anunciada
cambiaron su interpretación, afirmando ahora que no era la tierra
quien sería purificada, sino el santuario celestial, y que Cristo
había iniciado tal purificación en 1844. Pero, ¿cómo formularon
esta idea? Un integrante adventista, Hiram Edson, dijo haber
visto -al día siguiente de la fecha fallida- el cielo abierto y a
Cristo entrando al Lugar Santísimo, para purificarlo antes de
su segunda venida.78 Con base en esto, los adventistas buscan
explicar su yerro, asegurando que aunque se equivocaron de
acontecimiento, no erraron de fecha, porque en ella -afirman-
comenzó Cristo la purificación del templo celestial.

Tal explicación resulta, desde luego, incoherente: lo


ampliamente anunciado por Miller y seguidores fue conocer la

El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de destacar


ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se aborda.
78
Cfr. Schwarz, R.W., y Greenleaf, R, op. cit., p. 59.
EL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA

1844, año en que, según ellos, se cumplió el tiempo profético


señalado por Daniel 8:14.

Frente a esto, nuestra respuesta es que la Biblia rechaza tal


idea. Veamos: ¿A qué sitio ascendió Cristo? ¿A un lugar celestial
«diferente» a la morada de Dios, como dicen los adventistas? No.
Las Escrituras contestan que Cristo ascendió al cielo, para estar
a la diestra de Dios:

• Marcos 16:19. "Y el Señor, después que les habló, fue


recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios".
• Lucas 24:51. "Y aconteció que bendiciéndolos, se separó
de ellos, y fue llevado arriba al cielo'.
• Hechos 1:9-11. "Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo
ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de
sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo,
entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos
dos varones con vestiduras blancas, los cuales también
les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al
cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros
al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo'.
• Hebreos 8:1. "Ahora bien, el punto principal de lo que
venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el
cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos".
• 1a Pedro 3:22. "Quien habiendo subido al cielo está a la
diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y
potestades".

No ascendió Cristo, pues, a un lugar celestial distinto al


del Padre. De hecho, la Biblia expresamente identifica tal sitio
celestial como el Lugar Santísimo (es decir, la morada celestial de
Dios). Los siguientes textos lo prueban:

a). Hebreos 6:19-20. "La cual tenemos como segura y firme


ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús
CAPÍTULO IV. LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL

entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para


siempre según el orden de Melquisedec".

Jesucristo "entró" (no dice "entrará") hasta "dentro del


velo" (una forma de referirse al Lugar Santísimo celestial: He-
breos 9:3). Se indica, además, que el Señor ingresó como "pre-
cursor" (el que va adelante, marcando anticipadamente el curso
a seguir), mostrándonos así un "camino nuevo y vivo" por su
sacrificio, para que también "nosotros" entremos a dicho lugar
(Hebreos 10:19-20).

b). Hebreos 9:11-12. "Pero estando ya presente Cristo,


sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención".

La Epístola a los Hebreos indica que Cristo "entró una


vez para siempre en el Lugar Santísimo". El "camino al Lugar
Santísimo" celestial, que antes de Cristo no se había manifesta-
do (Hebreos 9:8), fue transitado por él una vez que estuvo "ya
presente" (Hebreos 9:11), habiendo obtenido eterna redención.

c). Hebreos 9:24-26. "Porque no entró Cristo en el


santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el
Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le
hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio
del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado".

Contrasta este pasaje bíblico el ministerio de Jesucristo


con el ministerio del sumo sacerdote judío: primero, Cristo entró
CAPÍTULO V. ELENA DE WHITE: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

"Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de


Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de
1a tierra » .q-s

Como se aprecia, Elena enseña la existencia de otros


mundos distintos a la tierra, con sus propios habitantes, quienes
han recibido los mandamientos de Dios v, a diferencia de los
moradores de la tierra, se han mostrado obedientes a ellos. Pero,
¿habrá creado Dios a otros hombres en otros mundos? ¿Por qué l
Biblia no refiere la existencia de otras creaciones?

e). «¿Está cerrado el tiempo de salvación?». Escribe Elena


siguiente: "Mi ángel acompañante me invitó a buscar el trabajo
del alma que solía manifestarse en favor de los pecadores. Lo
busqué, pero no pude verlo; porque ya pasó el tiempo de la
salvación de ellos".96

Tras declarar que «ya pasó el tiempo de la salvación» de


los pecadores, pretendió rectificar su dicho, diciendo que ella nc
se refería a todos los pecadores, sino sólo a los que rechazaban laí
creencias adventistas. Escribió: "La visión se refiere más parti-
cularmente a los que han oído y rechazado la luz de la doctrina
adventista. H a n cedido a graves engaños. Los tales no tendrán
<trabajo de alma en favor de los pecadores> como anteriormente
Habiendo rechazado el advenimiento y cedido a los engaños de
Satanás, <ya pasó el tiempo de la salvación de ellos>. Esto emperc
no se aplica a los que no han oído ni rechazado la doctrina de
segundo advenimiento". 4

Elena se vio forzada a modificar su dicho original; y e:


que, ¿cómo se explicaría que los adventistas buscaran nuevo;
conversos, si el tiempo de la salvación ya estaba cerrado? Lo:
propios adventistas reconocen que tuvieron que cambiar si

»5 Ibidem, pp. 39 y 40.


96
Ibidem, p. 45.
1)7
Cit., en ídem.
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

6 . 1 . INTRODUCCIóN

En este capítulo se estudiarán los textos bíblicos que citan los


adventistas para pretender fundamentar sus doctrinas. Aunque
ya se han examinado algunos de ellos en los capítulos previos, se
abordarán otros aquí, con el propósito de puntualizar la respues-
ta que la Biblia proporciona.

6.2. ANALISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE LA «LEY»115

Los adventistas acuden a los siguientes textos bíblicos


para sustentar sus doctrinas sobre la «ley»:

a). 1a Crónicas 16:15. "El hace memoria de su pacto perp


tuamente, y de la palabra que él mandó para mil generaciones".
Con apoyo en este pasaje, los adventistas defienden la vigencia
de la ley.

Respuesta: El pacto a que se hace referencia aquí no es e


que Dios concertó con el pueblo de Israel, como se constata al leer
los versículos siguientes: "Del pacto que concertó con Abraham,
115
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta-
car ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se
aborda.
CAPíTULO VI. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS

testimonio de la ley, sino que lo confirma al cumplirlo. Así, lo


que la fe confirma no es la vigencia de la ley, sino su testimonio.
Téngase en cuenta, además, que el Apóstol Pablo enseñó en
esa misma ocasión "que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley" (Romanos 3:28), lo que claramente expresa la
terminación de la ley.

Si -como afirman los adventistas— este texto enseñara


la vigencia de la ley, entonces toda ella sería obligatoria, ya que
Romanos 3:31 habla de «ley» en general, sin referirse en concreto
a los diez mandamientos. ¿Aceptarían los adventistas que toda la
ley está actualmente vigente?

i). Romanos 7:12. "De manera que la ley a la verdad es


santa, y el mandamiento santo, justo y bueno". Los adventistas
pretenden, primero, que al decir «la ley» se refiere únicamente a
los diez mandamientos y, segundo, que al ser la ley santa, justa y
buena, no cabría su mudanza.

Respuesta: Al inicio del capítulo 7 de Romanos, el Apóstol


Pablo pregunta: "¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los
que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto
que éste vive?" (v. 1). Enseguida afirma: "Así también vosotros,
hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de
Cristo, para seáis de otro, del que resucitó de los muertos [...]"
(v. 4). Concluye: "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber
muerto para aquella en que estábamos sujetos [...]" (v. 6). Con
base en esto, es sencillo entender en qué sentido la ley es santa,
justa y buena: sus mandamientos procedieron de Dios, sobre ella
Dios concertó su pacto con Israel, fue el medio para testificar
de Cristo, etc. Pero su mismo autor, Dios, había dispuesto que
cumplido el tiempo por él establecido fuera mudada por un
pacto mejor, tal como lo enseña con toda claridad el Apóstol
Pablo cuando dice: "estamos libres de la ley". Quien llamó a la
ley santa, también dijo que ella no se enseñorea hoy de nosotros.
Daniel Núñez Avalos

• •

EL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA

SERIE:
Movimientos religiosos
• #

CAPITULO II. LA LEY

ni tu bestia, ni tu extranjero [...]", siendo seres espirituales? ¿Es


aplicable a los ángeles el mandamiento: "Honra a tu padre y a
tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da"? ¿Estarán sujetos los ángeles al mandamiento "no
matarás", cuando por su condición de seres espirituales no mue-
ren materialmente (Lucas 20:36)? ¿O "no cometerás adulterio"?
¿En verdad creen los adventistas que se dirige a los ángeles el
mandamiento: "[...] no codiciarás la mujer de tu prójimo [...]",
siendo que Cristo mismo enseñaba que los ángeles de Dios no se
casan ni se dan en casamiento (Mateo 22:29-30)? Es por demás
evidente que los diez mandamientos no podían regir para los
ángeles antes (ni después) de la creación, tal como lo aseveran
los sabáticos.

Pero, preguntan los adventistas, ¿cómo pudo existir el


pecado, si no estaba en vigencia la ley? En Romanos 5:13 se
encuentra la respuesta: "Pues antes de la ley, había pecado en el
mundo [...]". Es decir, antes de los diez mandamientos dados en
el Sinaí, existieron otros mandamientos divinos, cuyo desacato
era pecado: por ejemplo, la desobediencia de Adán (Romanos
5:12). En relación a los ángeles que pecaron mencionados por
el Apóstol Pedro, su ofensa no consistió en desobedecer los
diez mandamientos, sino en no guardar la dignidad que Dios
les dio. El salmista expresa dicha dignidad cuando escribe:
"Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza,
que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto"
(Salmos 103:20). Por ello dice la Escritura: "Y a los ángeles que
no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas,
para el juicio del gran día" (Judas 6). En conclusión, el pecado de
los ángeles mencionado por la Biblia no consistió en la violación
del decálogo, sino en no guardar por su desobediencia y rebeldía
la dignidad y morada que de Dios recibieron.
•> •

CAPITULO II. LA LEY

ni tu bestia, ni tu extranjero [...]", siendo seres espirituales? ¿Es


aplicable a los ángeles el mandamiento: "Honra a tu padre y a
tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da"? ¿Estarán sujetos los ángeles al mandamiento "no
matarás", cuando por su condición de seres espirituales no mue-
ren materialmente (Lucas 20:36)? ¿O "no cometerás adulterio"?
¿En verdad creen los adventistas que se dirige a los ángeles el
mandamiento: "[...] no codiciarás la mujer de tu prójimo [...]",
siendo que Cristo mismo enseñaba que los ángeles de Dios no se
casan ni se dan en casamiento (Mateo 22:29-30)? Es por demás
evidente que los diez mandamientos no podían regir para los
ángeles antes (ni después) de la creación, tal como lo aseveran
los sabáticos.

Pero, preguntan los adventistas, ¿cómo pudo existir el


pecado, si no estaba en vigencia la ley? En Romanos 5:13 se
encuentra la respuesta: "Pues antes de la ley, había pecado en el
mundo [...]". Es decir, antes de los diez mandamientos dados en
el Sinaí, existieron otros mandamientos divinos, cuyo desacato
era pecado: por ejemplo, la desobediencia de Adán (Romanos
5:12). En relación a los ángeles que pecaron mencionados por
el Apóstol Pedro, su ofensa no consistió en desobedecer los
diez mandamientos, sino en no guardar la dignidad que Dios
les dio. El salmista expresa dicha dignidad cuando escribe:
"Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza,
que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto"
(Salmos 103:20). Por ello dice la Escritura: "Y a los ángeles que
no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas,
para el juicio del gran día" (Judas 6). En conclusión, el pecado de
los ángeles mencionado por la Biblia no consistió en la violación
del decálogo, sino en no guardar por su desobediencia y rebeldía
la dignidad y morada que de Dios recibieron.
CAPITULO 11. LA i EY

mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.


Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no
se hubiera procurado lugar para el segundo" (Hebreos 8:6-7).
En efecto, el primer pacto "era débil por la carne", resultándole
"imposible", en consecuencia, justificar ante Dios a los que se
encontraban bajo tal régimen (Romanos 8:3). Confirma lo antes
dicho Hebreos 7:18-19, cuando indica: "Queda, pues, abrogado
el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios".

En el Antiguo Testamento se profetizó la supresión de


la ley:

a), jeremías 3:16. "Y acontecerá que cuando os multipli-


quéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá
más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se
acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra".

¿Cómo podía el «arca del pacto» material no venir más


al pensamiento, ni acordarse de ella, ni ser echada de menos, ni
requerirse otra? La única forma era mediante el establecimiento
de un nuevo pacto: Hebreos 9:11-12.

b). Jeremías 31:31-33. "He aquí que vienen días, dice


Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y
con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto [...]. Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová:
Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo".

Precisamente, el pacto que Jehová hizo con Israel cuando


los sacó de Egipto fue la ley. El nuevo pacto que Dios prometía
celebrar sería escrito no con tinta (como el libro del pacto), ni en
CAPÍTULO V. ELENA DE WHITh: ENSEÑANZAS Y PREDICCIONES

"Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de


Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de
la tierra".9'

Como se aprecia, Elena enseña la existencia de otros


mundos distintos a la tierra, con sus propios habitantes, quienes
han recibido los mandamientos de Dios y, a diferencia de los
moradores de la tierra, se han mostrado obedientes a ellos. Pero,
¿habrá creado Dios a otros hombres en otros mundos? ¿Por qué la
Biblia no refiere la existencia de otras creaciones?

e). «¿Está cerrado el tiempo de salvación?». Escribe Elena lo


siguiente: "Mi ángel acompañante me invitó a buscar el trabajo
del alma que solía manifestarse en favor de los pecadores. Lo
busqué, pero no pude verlo; porque ya pasó el tiempo de la
salvación de ellos".96

Tras declarar que «ya pasó el tiempo de la salvación» de


los pecadores, pretendió rectificar su dicho, diciendo que ella no
se refería a todos los pecadores, sino sólo a los que rechazaban las
creencias adventistas. Escribió: "La visión se refiere más parti-
cularmente a los que han oído y rechazado la luz de la doctrina
adventista. Han cedido a graves engaños. Los tales no tendrán
«trabajo de alma en favor de los pecadores) como anteriormente.
Habiendo rechazado el advenimiento y cedido a los engaños de
Satanás, <ya pasó el tiempo de la salvación de ellos>. Esto empero
no se aplica a los que no han oído ni rechazado la doctrina del
segundo advenimiento".97

Elena se vio forzada a modificar su dicho original; y es


que, ¿cómo se explicaría que los adventistas buscaran nuevos
conversos, si el tiempo de la salvación ya estaba cerrado? Los
propios adventistas reconocen que tuvieron que cambiar su

95
Ibídem, pp. 39 v 40.
M
Ibidem, p. 45. '
' Cit, en ídem.
CAPITULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

6.1. INTRODUCCIóN

En este capítulo se estudiarán los textos bíblicos que citan los


adventistas para pretender fundamentar sus doctrinas. Aunque
ya se han examinado algunos de ellos en los capítulos previos, se
abordarán otros aquí, con el propósito de puntualizar la respues-
ta que la Biblia proporciona.

6.2. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE LA «LEY»115

Los adventistas acuden a los siguientes textos bíblicos


para sustentar sus doctrinas sobre la «ley»:

a). 1a Crónicas 16:15. "El hace memoria de su pacto perpe-


tuamente, y de la palabra que él mandó para mil generaciones".
Con apoyo en este pasaje, los adventistas defienden la vigencia
de la ley.

Respuesta: El pacto a que se hace referencia aquí no es el


que Dios concertó con el pueblo de Israel, como se constata al leer
los versículos siguientes: "Del pacto que concertó con Abraham,
115
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta-
ca! ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se
aborda.

l.v
CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

CAPITULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

6.1. INTRODUCCIóN

En este capítulo se estudiarán los textos bíblicos que citan los


adventistas para pretender fundamentar sus doctrinas. Aunque
ya se han examinado algunos de ellos en los capítulos previos, se
abordarán otros aquí, con el propósito de puntualizar la respues-
ta que la Biblia proporciona.

6.2. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE LA «LEY»115

Los adventistas acuden a los siguientes textos bíblicos


para sustentar sus doctrinas sobre la «ley»:

a). 1a Crónicas 16:15. "El hace memoria de su pacto perpe-


tuamente, y de la palabra que él mandó para mil generaciones".
Con apoyo en este pasaje, los adventistas defienden la vigencia
de la ley.

Respuesta: El pacto a que se hace referencia aquí no es el


que Dios concertó con el pueblo de Israel, como se constata al leer
los versículos siguientes: "Del pacto que concertó con Abraham,
1,5
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta-
car ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se
aborda.
t *

CAPÍTULO VI. ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DE TEXTOS BÍBLICOS

6 . 1 . INTRODUCCIóN

En este capítulo se estudiarán los textos bíblicos que citan los


adventistas para pretender fundamentar sus doctrinas. Aunque
ya se han examinado algunos de ellos en los capítulos previos, se
abordarán otros aquí, con el propósito de puntualizar la respues-
ta que la Biblia proporciona.

6.2. ANáLISIS DE TEXTOS BíBLICOS SOBRE LA «LEY»115

Los adventistas acuden a los siguientes textos bíblicos


para sustentar sus doctrinas sobre la «ley»:

a). 1a Crónicas 16:15. "El hace memoria de su pacto perpe-


tuamente, y de la palabra que él mandó para mil generaciones".
Con apoyo en este pasaje, los adventistas defienden la vigencia
de la ley.

Respuesta: El pacto a que se hace referencia aquí no es el


que Dios concertó con el pueblo de Israel, como se constata al leer
los versículos siguientes: "Del pacto que concertó con Abraham,
115
El uso de cursivas en la cita de textos bíblicos tiene la finalidad de desta-
car ciertas palabras, que son relevantes para la comprensión del tema que se
aborda.

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