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LITERATURA DE LA EDAD MEDIA (3º de E.S.O.

) Actividades y textos

1. Lee estas jarchas (la primera es la más antigua que se conoce):

I
¡Tanto amare, tanto amare, ¡Tanto amar, tanto amar,
habib, tanto amare! amado, tanto amar!
Enfermaron olios nidios, Enfermaron [mis] ojos brillantes
e dolen tan male. y duelen tanto.

II

Garid vos, ¿ay yermaniellas!, Decidme, ¡ay, hermanitas!,


¿com’ contenir el mio male? ¿cómo contener mi mal?
Sin el habib non vivreyo: Sin el amado no viviré:
¿ad ob l’irey demandare? Adónde iré a buscarlo?

ANÓNIMO. Lírica española de tipo popular, de Margit Frenk Alatorre, Cátedra.

III
¿Quién me ayuda contra un ciervo ¡Haz de mí cuanto te agrade!
que a los leones combate, ¿Quién me ayuda, si en sus ojos 35
y no me paga mi deuda me está la muerte acechando?
cuando espero que la pague? Es la hermosura en esencia,
Siempre estoy, por obtenerla, 5 si se va contoneando.
entre esperanza y deseo Quisiera pintar sus prendas
y, por mucho que se enfade, pero no puedo lograrlo. 40
no por eso desespero. Ver su mejilla es lo mismo
Antes grito: “Alma, no tengas que en un jardín pasearse;
sobre ella un mal pensamiento”, 10 mas ¡guay de cortar sus frutos!
y al pecho le digo: “Sufre”, Lo impiden agudos sables.
y a quien siempre cumple tarde: La encerrada doncellica 45
“Haz lo que quieras, que nunca a la que la ausencia aflige;
airado estoy con lo que haces”. la que con sus trece años
Tú que desdeñas, injusta, 15 llora, abandonada y triste,
a quien aguante no acorre, emcriagada de deseos,
no importa que me consuma, qué bien a su madre dice: 50
con tal que no me abandones.
Muerto estoy, cuando quien mira YA MAMMA, ME-W L-HABIBE
con unos ojos gachones 20 BAIS’ E NO MÁS TORNARADE.
y prepara agudos dardos GAR KÉ FARÉYO, YA MAMMA:
desde esos arcos fatales, ¿NO UN BEZYELLO LESARADE?
dispara contra mi pecho
saetas que son mortales. Emilio García Gómez, Las jarchas mozárabes de la serie árabe en
su marco, Seix Barral. Barcelona, 1975.1
Mi corazón ¿qué te ha hecho, 25
que sus penas no se acaban?
Te eleva quejas de amores
y no le sirven de nada.
¡Piedad! Mi vida y mi muerte
entre tus manos se hallan. 30
¡Tú que al par curas y enfermas!
Puedes quitarme mis males. 1
“Madre, mi amigo / se va y no tornará más. / Dime qué
Me derrito por querete. haré, madre; / ¿no me dejará [si quiera] un besito?

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2. Lee estas cantigas de amigo:

Ondas do mar de Vigo, Ondas del mar de Vigo,


se vistes meu amigo? ¿acaso habéis visto a mi amado?
E ai Deus, se verrá cedo! Y, ay Dios, ¿si vendrá pronto?
Ondas do mar levado, Ondas del mar alborotado,
se vistes meu amado? ¿acaso habéis visto a mi amado?
E ai deus, se verrá cedo!
¿Acaso habéis visto a mi amigo,
Se vistes meu amigo, aquel por quien yo suspiro?
o por que eu sospiro?
¿Acaso habéis visto a mi amado,
E ai Deus, se verrá cedo!
por el que tengo tanta preocupación?
Se vistes meu amado,
por que ei gran cuidado? ANÓNIMO. Lírica española de tipo popular,
E ai Deus, se verrá cedo! de Margit Frenk Alatorre, Cátedra.

3. Lee estos fragmentos del Poema de Mío Cid.

I. CAMINO DEL DESTIERRO


Comienza el manuscrito de Pedro Abad.

Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando,


la cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas, y cerrojos qubrantados,
y vacías las alcándaras sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones, sin los azores mudados. 5
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía, tan bien y tan mesurado:
- Gracias a ti, Señor padre, Tú que estás en lo más alto,
los que así mi vida han vuelto, mis enemigos son malos.
Allí aguijan los caballos, allí los sueltan de riendas. 10
En saliendo se Vivar voló la corneja a diestra,
Y cuando en Burgos entreron les voló a la mano izquierda.
Se encogió de hombros el Cid, y meneó la cabeza:
- ¡Albricias, Fáñez, albricias!, pues nos echan de la tierra,
con gran honra por Castilla entraremos a la vuelta. 15
Nuestro Cid Rodrigo Díaz en Burgos con su gente entró.
Es la compaña que lleva, de sesenta con pendón.
Por ver al Cid y a los suyos, todo el mundo se asomó.
Toda la gente de Burgos a las ventanas salió,
con lágrimas en los ojos, tan fuerte era su dolor. 20
Todos diciendo lo mismo, en su boca una razón:
- ¡Dios, qué buen vasallo el Cid! ¡Así hubiese buen señor!
Aunque de grado lo harían, a convidarlo no osaban.
El rey don Alfonso, saben, ¡le tenáin tan gran saña!
Antes que fuese la noche en Burgos entró su carta, 25
Con órdenes muy severas, y muy requetebién sellada;
Mandaba en ella que al Cid nadie le diese posada
y en cuanto llegó a la puerta se la encontró bien cerrada;
mandatos del Rey Alfonso pusieron miedo en la casa,

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y si la puerta no rompe, no se la abrirán por nada. 30
Allí las gentes del Cid con voces muy altas llaman.
Los de dentro, que las oyen, no respondían palabra.
Aguijó el Cid su caballo y a la puerta se llegaba;
del estribo sacó el pie y un fuerte golpe le daba.
No se abre la puerta, no, pues estaba bien cerrada. 35
Nueve años tiene la niña que ante sus ojos se planta:
- ¡Campeador, que en buena hora ceñisteis la vuestra espada!
Orden del Rey lo prohíbe, anoche llegó su carta
con prevenciones muy grandes, y venía muy sellada.
A abriros nadie osaría, nadie os acoge, por nada. 40
Si no es así, lo perdemos, lo nuestro y lo de la casa,
y además de lo que digo, los ojos de nuestras caras.
Ya veis, Cid, que en nuestro mal, vo no habéis de ganar nada.
Que el Creador os valga con toda su gracia santa.

II

Mandó que se repartiese todo aquel botín sin falta,


y que los repartidores cuentas le diesen por carta.
Sus caballeros, contentos, como si a buen puerto arribaran,
y a todos ellos les tocan cien marcos de los de plata,
y a los peones les dieron la mitad justa y sin falta. 5
El quinto de todo aquello en poder del Cid quedaba.
Su parte allí no podía ni venderla ni donarla.
Ni cautivos ni cautivas quiso que le acompañaran.
Habló a los de Castejón y a Hita y a Guadalajara,
y les dijo que su quinto por cuánto se lo compraban, 10
aunque en lo que allí le dieran, obtuviese gran ganancia.
Apreciáronlo los moros en tres mil marcos de plata.
Nuestro Cid aceptó el trato, y da por buena la tasa.
Al tercer día los marcos les fueron dados sin falta.
Juzgó entonces nuestro Cid y los que le acompañaban 15
que el castillo no era bueno para servir de morada;
sí podrían conservarlo, pero no tendrían agua.
- Ya en paz los moros están y escritas quedan las cartas.
Buscaríamos el Rey Alfonso con sus mesnadas.
Dejar quiero castejón. Todos oídme, y Minaya. 20
Cuanto yo os difere aquí, no me lo toméis a mal.
En Castejón no podríamos sostenernos mucho más.
Cerca queda el Rey Alfonso, y nos vendría a buscar.
Pero el castillo, en que estamos yo no lo quiero asolar.
A cien moros y a cien moras libertad les quiero dar. 25
Por cuanto de ellos tomé, que de mí no digan mal.
Vosotros tenéis ganancias; nadie queda por pagar.
Mañana por la mañana, en seguida, a cabalgar.
Con mi señor don Alfonso no quisiera pelear.
Lo que Nuestro Cid les dijo, complace a los que allí están. 30
Del castillo que tomaron todos ricos parten ya,
y a los moros y las moras bendiciéndolos están.

III

Él ha elegido unos quince; con ellos pia a tierra echó.


Según lo había pensado el que en buena hora nació,

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de manos y de rodillas sobre la tierra se hincó.
Allí las hierbas del campo con los dientes las mordió;
llorando estaban sus ojos, tal fue el gozo que sintió. 5
Así sabe someterse ante Alfonso, su señor.
Fue de esta misma manera que a los pies del Rey cayó.
Gran pena tuvo de aquello; ¡cuánto Alfonso lo sintió!:
- En pie, levantaos, Cid, en pie, Cid Campeador.
Quiero me beséis las manos no me beséis los pies, no. 10
Y si esto na hacéis ahora, no volveréis a mi amor.
Las rodillas en el suelo estaba el Campeador:
- a vos, señor natural, a vos os pido favor;
Estando yo de rodillas, así dadme vuestro amor,
que lo puedan oír todos lo que aquí me digáis vos. 15
Dijo el Rey: - Esto yo haré con mi alma y mi corazón.
Podéis volver a mi reino; parte de él sois desde hoy.
Habló nuestro Cid y dijo lo que va en esta razón:
- Gracias, mi señor Alfonso, yo recibo vuestro amor.
Lo agradezco al Dios del cielo; y después, también a vos, 20
y gracias a estas mesnadas que están a mi alrededor.

IV

En Valencia con los suyos vivía el Campeador;


con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor;
un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció.
Escapóse de una jaula, saliendo fuera, un león. 5
Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
recogiérondose sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí fernando González, [Infante de Carrión,]
ni en las salas ni en la torre donde esconderse encontró; 10
metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió
diciendo con grandes gritos: - ¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la vida de un lagar metióse con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó. 15
En esto que se despierta el que en buena hora nació;
De sus mejores guerreros cercado el escaño vio:
- ¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
- Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó: 20
El manto se pone al cuello y encaminóse al león.
La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;
Allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,
y lo lleva de su diestra y en la jaula lo metió. 25
A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.
Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;
Aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,
Y cuanto los encontraron, los hallaron sin color. 30

Poema de Mío Cid.


Editorial Castalia (versión adaptada). Colección Odres Nuevos.

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ACTIVIDADES

1. Jarchas:

a. ¿Quién crees que habla en estos poemas? ¿En qué persona lo hace?

b. Observa los vocativos, es decir, las palabras con las que se nombra al interlocutor.

- ¿A quién se dirige la persona que habla en cada uno de estos textos líricos?

c. ¿Cuál es el tema de los dos textos? Escríbelo en tu cuaderno. ¿Qué sentimientos se expresan en ellos?

d. Los versos que se utilizan en ambas composiciones, ¿son de arte menor o de arte mayor? ¿Qué versos
riman en la segunda jarcha? ¿Cómo es la rima: asonante o consonante?

e. ¿Qué crees que supone el sentimiento amoroso para la persona que habla? Busca en el texto las palabras
que expresan las consecuencias de ese amor.

f. Busca en Internet otros ejemplos de este tipo de composiciones, cópiales en tu cuaderno e indica:

- El número de sílabas de cada verso.


- El tipo de rima, asonante o consonante.

2. Cantigas de amigo:
a. Compara este texto con las jarchas que has visto anteriormente. ¿Quién te parece que habla en este caso?
¿En qué persona lo hace? ¿A quién se dirige?
b. La mayor extensión de las cantigas respecto de las jarchas se debe a que en ellas hay dos elementos que
no aparecen en la lírica mozárabe: el estribillo y las repeticiones de las mismas ideas en forma paralelística.
Ambos son recursos estilísticos my habituales en la lírica galaico-portuguesa. Señala el estribillo de esa
cantiga y los casos de paralelismo que aparecen en ella.

3. Poema de mío Cid:


a. Analiza oralmente los textos teniendo en cuenta estos aspectos: técnicas narrativas, funciones del lenguaje,
punto de vista del narrador, clases de asustantivos y adjetivos usados.
b. Haz un esquema sencillo en el que reflejes estas características.
c. Busca en el diccionario el significado adecuado al texto de hincó y mesnada.

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