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Cuando realizamos una clasificación fonética de las palabras encontramos que existen 4 tipos de
categorías. Cada una de ellas está ligada al lugar que ocupa la sílaba tónica sobre la cual recae el
acento en una palabra.
Las categorías en las que se dividen esta clasificación son: palabras agudas, palabras llanas,
palabras esdrújulas y palabras sobresdrújulas.
Palabras agudas: son aquellas que llevan el acento prosódico en la última sílaba. Se les agrega el
acento ortográfico o tilde en casos específicos, cuando la terminan en n, s o en una vocal.
Por ejemplo: declaración, interés, perdí.
Palabras llanas: estas llevan el acento prosódico en la penúltima sílaba. Se les agrega una tilde
cuando terminan en una letra diferente a n, s y en casos cuando terminan en vocal abierta (a, e, o).
Podemos decir que su acentuación es contraria a la de las palabras agudas.
Por ejemplo: trébol, carácter, césped.
Palabras esdrújulas: son aquellas que llevan el acento prosódico en la antepenúltima sílaba.
Todas las palabras esdrújulas, además del acento prosódico, tienen también acento ortográfico por
lo que siempre llevan tilde.
Por ejemplo: espléndido, fantástico, esdrújula.
Palabras sobresdrújulas: estas palabras llevan el acento en cualquiera de las sílabas anteriores
de la antepenúltima sílaba, por lo general el acento recae en la cuarta silaba contando del final
hacia delante. Las palabras sobresdrújulas, al igual que las palabras esdrújulas, siempre llevan
acento ortográfico o tilde, y pueden corresponder a dos casos:
o Adverbios de modo: formados por un adjetivo con acento ortográfico y el sufijo –mente.
Por ejemplo: difícil + mente = difícilmente, intrépida + mente = intrépidamente.
o Verbos imperativos: son el modo gramatical que sirve para expresar órdenes,
solicitudes, peticiones o deseos.
Por ejemplo: aplíqueselo, explícamelo, comentémoselo.