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Historia LMD
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Pero lo que estableció la ley, y ha prevalecido a lo largo del tiempo, fue que la
asamblea estuviera presidida por el Secretario de Estado de Interior y Policía. Los
puntos básicos de los estatutos de la entidad fueron previstos en la ley. Esta
previsión incluyó disponer que la entidad se dotase de reglamentos que rigieran su
desenvolvimiento administrativo.
Pero como nos contase don Mirtilio, en realidad la Liga era un departamento de la
Secretaría de Estado de Interior y Policía. Con el gracejo que lo distinguió en vida,
decía que el cargo se lo procuró don Cucho, a sabiendas de sus inclinaciones,
«para llevar la comida a la casa». Y él tampoco tuvo mayor interés en que la Liga
fuere esa entidad de carácter asociativo, autónoma aunque sin que se
mencionase este vocablo, prevista por la ley.
Cuanto se relacionaba con las gestiones requeridas por los gobiernos locales, sus
necesidades de servicios y asesoría, tenían en él un tramitador. Don Mirtilio
conocía las limitaciones políticas que lo cercaban y no buscó trascenderlas. Si
alguna gestión suya no hallaba la respuesta conveniente, recurría a Don Cucho,
sin importar la función que desempeñaba. Era su paño de lágrimas y sostén.
El 26 de julio del 1801, la Asamblea Central vota por la ley para regular la
administración municipal. En ella se disponía que en cada territorio o
parroquia existiera un Ayuntamiento que estaría compuesto por un Alcalde y
cuatro Regidores. El Alcalde tenía atribuciones administrativas entre las
cuales se encontraban: Administrar justicia menor, que es lo que nuestra
legislación actual llama infracciones de simple policía y Registros Civiles que
consistía en anotar los actos de registro y traspaso de las propiedades y
negocios realizados en el municipio.
Al proclamarse la Independencia de lo que hoy es la República Dominicana,
el 27 de febrero del 1844, y elaborarse la primera constitución, los Trinitarios
proponían que para la mejor y más pronta expedición de los negocios públicos
se distribuyera el Gobierno en: Poder Municipal, Poder Legislativo, Poder
Judicial y Poder Ejecutivo, sin importar el orden de principalía de los poderes
del naciente Estado Dominicano. Para los fundadores de la República el
Municipio constituía un poder del Estado.
Leyes muy importantes fueron las Nos. 3455 y 3456 del 21 de Diciembre de
1952 sobre Organización Municipal y del Distrito Nacional. Aunque fueron
modificadas en 1961 por la Ley No.5622, el hecho de haber permanecido
vigentes por más de 40 años, demuestra que en su momento eran legislaciones
adecuadas, al grado de desarrollo que vivía el país.
La citada ley No. 5622, trata sobre autonomía municipal. A partir de la misma,
los ayuntamientos comenzaron a funcionar como verdaderos gobiernos locales
sin que fuera necesaria la autorización del Presidente de la República o
cualquier otro funcionario para realizar sus actividades y así está consignado
en los Arts. 1 y 2 de esta ley que establece como normas inherentes a la
autonomía municipal, que los ayuntamientos no requerirán autorización del
Presidente de la República para realizar actos de las funciones que establecen
la leyes 3455 y 3456.