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Crear una sociedad nueva. En primer lugar, hay que crear una nueva sociedad
mercantil. Su constitución se debe realizar mediante una escritura pública ante
Notario que se deberá inscribir en el Registro Mercantil que corresponda.
Por otro lado, los socios de las sociedades filiales deben aportar sus participaciones o
acciones a la nueva sociedad, que se convertirá en la matriz, y deben renunciar a su
derecho de adquisición preferente.
Utilizar una sociedad que ya existe. Para este segundo caso, el proceso es
parecido solo que se utiliza una sociedad que ya existe y que pasa a ser la sociedad
matriz. Asimismo, en este caso, hay que hacer una ampliación de capital de la
sociedad existente para poder emitir acciones nuevas.
Simplificación del negocio. Cada sociedad filial tiene asignada un área de negocio
o una actividad. Además, los servicios generales, como marketing, contabilidad,
asesoría legal o recursos humanos, se pueden centralizar en la sociedad matriz, de
manera que se reducen costes, se incrementa la rentabilidad y se unifican los
procesos.
Facilidad para vender. Si se quiere vender un área, resulta más sencillo, ya que se
venderá la sociedad filial que desarrolla una determinada actividad.
Posibilidad de entrada de inversores. Si un inversor o un grupo de inversores
quieren entrar y participar en un área de negocio, se amplía el capital de una
sociedad filial.
Rapidez en los procesos de toma de decisiones. Los procesos para decidir sobre
cuestiones importantes de la empresa se agilizan porque la sociedad matriz
controla los derechos de voto y la elección de cargos, es decir, es la que tiene el
dominio sobre los procesos de toma de decisiones.
Beneficios fiscales. En general, los holdings empresariales suelen beneficiarse de
ventajas fiscales como la exención en el reparto de dividendos, la exención de
plusvalía en el impuesto sobre sociedades cuando se transmiten participaciones de
la sociedad matriz a las filiales y la posibilidad de tributar en régimen de
consolidación fiscal, es decir, como grupo de empresas. Sin embargo, estos
aspectos también dependerán de la normativa aplicable en cada país.
Se evitan conflictos entre socios. En el caso de las empresas familiares, es habitual
que haya conflictos entre socios que forman parte de la misma familia. No
obstante, con la sociedad holding se reducen y se evitan los bloqueos en las tomas
de decisiones.
Protección de los bienes inmuebles de la empresa. Los inmuebles de las empresas
que forman parte del grupo empresarial se pueden trasladar a la sociedad matriz
de manera que se protejan del riesgo de la actividad de cada filial.
Control de los riesgos empresariales. Cada sociedad filial responderá con sus
propios recursos de los riesgos de su actividad; sin que el resto de sociedades
sufran las consecuencias.
Mejora de la imagen de la organización. Un grupo de empresas da una mejor
imagen frente a proveedores, clientes y potenciales inversores porque transmite
solidez y seguridad. Esto también puede suponer que sea más sencillo acceder
a financiación y las condiciones sean más flexibles.
Los holding empresariales están conformados por una empresa que podríamos llamar
dominante o matriz, que controla a otro grupo de empresas más pequeñas a través de
poseer la mayor parte de las acciones de estas.