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DEL PARAMO AL MAR

Por: Ing. Ronald Ruiz

La gráfica frase “del páramo al mar” expresa de manera


sintética el tratamiento integral del río Piura para evitar
inundaciones y reducir los períodos de escasez hídrica.

Generalmente, todo río busca una salida de sus aguas


sea a lagos, otros ríos, depresiones y la tradicional
salida al mar. El caso del río Piura es bastante particular
porque siendo un río estacional y a través de sucesivas
tapas y diques se le alteró su discurrir natural rumbo, en
este caso, al mar para ganar hectáreas destinadas a
sembríos agrícolas y posteriormente asentamientos
humanos. Estas alteraciones se realizaron durante por
lo menos tres décadas también motivadas por la
dispersión de sus aguas en el tramo final del río que
dieron lugar a expresiones de “río Loco” a la altura de
Cristo Nos Valga, Bernal y Vice en Sechura.

Debido a la grave deforestación de la cuenca alta


estimada en 200,000 hectáreas no se protege al suelo
de las grandes lluvias creando intensos procesos de
erosión y luego enormes transportes de sedimentos que
culminan en la cuenca media y baja originando la
colmatación de su cauce. El río Piura en estas zonas de
impacto pierde caja hidráulica, eleva los niveles de
agua, retarda la velocidad y pierde pendiente. Estos
factores contribuyen a los desbordes e inundaciones y
afectan directamente a las infraestructura en su
recorrido: presas, puentes, defensas ribereñas, canales,
diques y compuertas.
Muchos años atrás ya se habían constatado estos
procesos de alteración del normal discurrir del río Piura
registrados en diversos escritos desde el siglo XIX que
indicaban los cambios en velocidad y pendiente. Los
especialistas señalaban hacía finales del siglo XIX que
la velocidad del río Piura era de por lo menos 10m/seg,
en el año 1983 la velocidad era 5m/seg, en el 1998 de
3,5 m/seg y en el 2017 de 2,6 m/seg. (Woodman, Reyes).

Como es conocido, el río Piura tiene otro inconveniente:


su pendiente es muy baja, pues solo fluctúa entre 20 a
30 cm por kilómetro en comparación a los 15 a 20
metros por kilómetro que tiene el río Rímac. Esto
produce que su cauce se colmate, originando –cuando
hay crecientes por El Niño– que su desplazamiento sea
lento y se produzcan inundaciones. Los estudios
mencionan que se requiere una pendiente de 45
centímetros por kilómetro para evitar represamientos o
remansos y la colmatación de su cauce.

Por tanto, recuperar pendiente e incrementar la


velocidad del río es parte del tratamiento integral del río
Piura y esto significa buscar una salida del río al mar
para lograrlo. La propuesta de la institucionalidad
regional de la cuenca Chira Piura identificaba hacia el
2017 varias alternativas de la salida del río al mar que
los especialistas piuranos habían planteado (antes y
después de Sechura, por el estuario de Virrilá, por
Reventazón) con el complemento de tener una salida
controlada del caudal de salida a no más de 1500
m3/seg para no originar cambios bruscos en la salinidad
que puedan afectar los cultivos acuícolas ni amenazar
centro poblados. Este control del río puede incluso dar
lugar a la construcción de pequeños estanques en la
zona baja para cultivos temporales de rápido
crecimiento.

No se conoce al momento estudios sobre la relación de


la salida al mar con el tratamiento integral de la cuenca,
sobre todo desde la parte alta para definir con mayor
detalle cuál de las alternativas de salida del río al mar
es la más conveniente, asegurando pendiente, velocidad
y sin afectaciones ambientales ni generando riesgos a
centros poblados.

Este producto debe ser solicitado para avanzar en este


componente que bien puede ir en paralelo en el
cronograma de obras con actividades de forestación, re-
forestación, conservación de suelos , por lo menos un
pólder, el inicio de un reservorio para fines productivos,
y el adecuado redimensionamiento de las defensas
ribereñas. No hay que perder la brújula hídrica.

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