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El 21 de mayo de 2007, en su cuenta anual al Congreso Nacional, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet,

anuncia la creación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

El 16 de junio de 2009, en una ceremonia encabezada por la Mandataria en el Palacio de la Moneda, se oficializó la
donación de los archivos y colecciones de la “Casa de la Memoria”, que son parte fundamental del patrimonio del
museo.

El 22 de agosto del mismo año, el ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar, presidió los tijerales del edificio en
construcción. Pocos meses después, el 23 de noviembre, el MOP entregó el edificio a la Fundación Colecciones de la
Memoria y de los Derechos Humanos.

A principios de diciembre de 2009 se termina la construcción del edificio y comienza el montaje de la muestra
museográfica.

El 3 de diciembre se nombra al Directorio del Museo, compuesto por representantes de organizaciones de derechos
humanos y personas naturales vinculadas con su defensa.

El 11 de enero la Presidenta Bachelet encabeza la inauguración oficial de este proyecto Bicentenario. El evento convoca
cerca de tres mil personas, entre representantes de organizaciones de derechos humanos, personeros del mundo
político, víctimas de la dictadura y sus familiares.

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos fue inaugurado el 11 de enero del año 2010. Su origen se encuentra
en las recomendaciones de la Comisión de Verdad y Reconciliación, Informe Rettig, en las políticas de apoyo a la
construcción de memoriales del presidente Ricardo Lagos (“No hay mañana sin ayer”) y en la decisión de la presidenta
Michelle Bachelet de dar respuesta a las demandas de las organizaciones de familiares y de organismos de defensa
de los derechos humanos cuyos archivos fueron declarados “Memoria del Mundo” por la UNESCO. Estos últimos se
agruparon en la corporación “Casa de la Memoria” -integrada por la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias
Cristianas (FASIC), la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), la Fundación de
Protección a la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia (PIDEE) y Teleanálisis. Fue concebido como un lugar
donde se conservan y exhiben los testimonios y documentos que permiten mirar nuestro pasado doloroso para
aprender de esa experiencia con el propósito de contribuir a que la cultura de los derechos humanos y de los valores
democráticos se conviertan en el fundamento ético compartido de la sociedad chilena, abarcando una mirada sobre
nuestra historia reciente pero también abordando temas contingentes como la violencia, la discriminación, los
derechos de los pueblos originarios, entre otros
Inaugurado el 11 de enero de este año el llamado Museo de la Memoria es una obra Bicentenario que fue
el resultado de un concurso abierto, cuyo primer lugar fue para la oficina Estudio América, de Brasil,
integrado por los arquitectos Mario Figueroa, Lucas Fehr y Carlos Dias, con la ayuda de su homólogo
chileno Roberto Ibieta.

Como su nombre lo indica, este proyecto se centra en la memoria de los derechos humanos entre 1973 y
1990, mediante una diversidad de documentos, testimonios y material audiovisual, que recorren dos de los
tres pisos de la moderna construcción.

Emplazada en calle Matucana esquina Catedral, a pasos de la estación del metro Quinta Normal, la obra fue concebida
como una gran manzana abierta que armoniza con las construcciones existentes.
El edificio es antecedido por una gran plaza de cemento conformada por dos amplios patios, uno con una gran gradería,
diseñado para realizar eventos masivos, y el otro, en bajada. En efecto, la plaza desciende mediante una rampa hasta
pasar bajo el cuerpo principal del Museo, que parece flotar sobre ella.

Aspectos constructivos
El edificio principal consiste en una gran caja rectangular, llamada también "Barra", de 18 metros de ancho por 80
metros de largo, con tres pisos de altura y que cruza el terreno de oriente a poniente. En las cuatro esquinas de este
volumen, robustos pilares de hormigón reciben la estructura metálica, constituida por vigas Vierendel, "salvando una
luz de 50 metros aproximadamente, y destinadas a recibir los entramados metálicos que soportan las losas colaborantes
de entrepisos", como ha señalado el arquitecto Miguel Lawner Steiman, al referirse a la obra.
El montaje de la estructura metálica se efectuó mediante alzaprimas hidráulicas. La contra-flecha de unos siete
centímetros, permitió que al momento de desmontar estas alzaprimas, el edificio bajase a una posición final de perfecta
horizontalidad, asumiendo la carga o peso propio de la estructura más la sobrelosa de los tres niveles de la Barra.

Las fachadas norte y sur, en tanto, consisten en muros cortina de cristal templado y laminado, cubiertas por un
revestimiento de láminas de cobre oxidado, cuyo tono verdoso resalta entre los inmuebles ubicados en el Barrio
Yungay. Este revestimiento, que permite amortiguar los efectos dañinos de la luz sobre los objetos en exposición, se
colocó a un metro de distancia, separado de los cristales, facilitando la limpieza de las fachadas.
El edificio funciona mediante generadores eléctricos (chillers) que alimentan los sistemas de luz, redes de fuerza,
bombas de agua, ascensores y climatización.
La iluminación, por su parte, opera mediante un sistema de eficiencia energética, y es programada automáticamente
de acuerdo al uso horario del Museo y a la exposición solar.
Los espejos de agua, ubicados en los extremos del edificio, se impermeabilizaron con membrana bentonítica y
contemplan un jardín acuático.

Espacio interior
La entrada al Museo es por debajo del volumen, en el nivel más bajo de la plaza, donde existe un gran espacio de
sombra y una conexión con la estación de metro Quinta Normal.
Pasada la recepción, se ingresa a un ambiente transparente, lleno de luminosidad natural y, recorriendo unos metros,
se llega a una escalera que conecta visualmente el acceso, el exterior y el nivel inferior, para posteriormente, dar
paso a un espacio de triple altura.
Destaca el hecho de que los tres niveles se integran de manera tal, que los visitantes siempre tienen la noción del
conjunto.

También es importante mencionar la simpleza del proyecto, en que los materiales y terminaciones son bastante
sencillos.

La convocatoria a un concurso internacional por parte del Ministerio de Obras Públicas (MOP) del Gobierno de Chile,
el 11 de junio de 2007, fue la instancia que no sólo dio inicio al proyecto Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
(MMDH), sino que también condicionó tanto su diseño, gestión y posterior funcionamiento.

Una vez realizado el concurso, el jurado designó como ganador al proyecto presentado por Estudio America, oficina
con sede en Sao Paulo, Brasil, conformada en ese momento por los arquitectos Mario Figueroa —de nacionalidad
chilena—, Lucas Fehr y Carlos Dias —de nacionalidad angoleña-—, en asociación con el chileno Roberto lbieta. El
veredicto destacó cómo el proyecto abordaba y resolvía de manera certera el conjunto de requerimientos en torno al
espacio público y su relación armónica con el barrio colindante, además de revelar simbólicamente el tema de los
Derechos Humanos.

Es pertinente realizar este sucinto resumen tanto de los principales objetivos y requerimientos del concurso como de
los valores reconocidos en la propuesta ganadora ya que el MMDH supuso una instancia poco común para los
arquitectos en la cual, a partir del proyecto, se podía discutir sobre la capacidad que tiene la arquitectura de influir en
el olvido, recuerdo o incluso sustitución de la memoria de hechos coyunturales para una sociedad, en este caso las
torturas, desapariciones y asesinatos ocurridos en Chile entre 1973 y 1989. Esta reflexión sobre la relación entre
espacio, política y memoria desde el punto de vista del arquitecto, no como el profesional que diseña un monumento,
sino como alguien que juega un papel inconsciente —y sin embargo clave— en el modo en que la historia es escrita,
es una discusión que por lo general no es de interés para la disciplina.

El Plan Regulador es un instrumento constituido por un conjunto de normas sobre adecuadas condiciones de higiene
y seguridad en los edificios y espacios urbanos, y de comodidad en la relación funcional entre las zonas habitacionales,
de trabajo, equipamiento y esparcimiento.

Sus disposiciones se refieren al uso del suelo o zonificación, localización del equipamiento comunitario,
estacionamiento, jerarquización de la estructura vial, fijación de límites urbanos, densidades y determinación de
prioridades en la urbanización de terrenos para la expansión de la ciudad, en función de la factibilidad de ampliar o
dotar de redes sanitarias y energéticas, y demás aspectos urbanísticos
FUNDAMENTOS

El martes 11 de septiembre de 1973 es un hito en la historia de nuestro país, un momento en que la vida de miles
de chilenos cambió para siempre. Se quiebra la institucionalidad y se declara el fin del Estado de Derecho. La
ocupación militar da paso a la creación de la Junta de Gobierno que, tras el cierre del Congreso Nacional, ejerce
la autoridad absoluta en el país. Durante la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet, miles de
chilenos y chilenas son perseguidos, privados de libertad, exiliados, exonerados, torturados, ejecutados o hechos
desaparecer. Los organismos de seguridad (DINA, CNI, Comando Conjunto, Dicomcar, entre otros) siembran el
miedo y ejercen el control de la ciudadanía a través del terror, la vigilancia permanente, la elaboración de listas
negras y la censura. La represión masiva –más de 40 mil víctimas de ejecuciones, desapariciones y torturas,
según los Informes de las Comisiones de Verdad y Reconciliación y de Prisión Política y Tortura, Rettig y Valech-
produce un enorme impacto y la condena y la solidaridad internacional. La violencia interna traspasa las fronteras
y se registra una serie de atentados en el extranjero como los asesinatos de Orlando Letelier y Ronni Moffitt en
Washington, el General Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires, y el atentado a Bernardo
Leighton y Anita Fresno en Roma, además de la coordinación de los organismos represivos a nivel regional a
través de las operaciones Cóndor y Colombo. Las Iglesias y luego, los familiares de las víctimas crean organismos
y agrupaciones de defensa de los derechos humanos en Santiago y regiones, los que darán una prolongada lucha
por la verdad y la justicia apoyándose sólo en su coraje y la fuerza moral de su causa. Tras el término de la
Dictadura y la recuperación de la democracia, el país inició un camino buscando establecer la verdad a través de
comisiones investigadoras, reconocer y reparar a las víctimas, hacer justicia y construir la memoria de lo
sucedido, tanto para honrar a las víctimas como para aprender las lecciones de esta dolorosa experiencia. El
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es un proyecto de reparación moral a las víctimas y propone una
reflexión que trascienda lo sucedido en el pasado y que sirva a las nuevas generaciones para construir un futuro
mejor de respeto irrestricto a la vida y la dignidad de las personas.
FUNDACION

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos depende de una Fundación de derecho privado integrada por
representantes del mundo académico, organizaciones de defensa y promoción de los derechos humanos y
personas que generan un espacio de pluralidad en el seno de la institución. Las fundadoras del Museo son Mª
Luisa Sepúlveda Edwards y Mª Eugenia Rojas Baeza. Su Directorio está compuesto por académicos de
universidades que cuentan con Centros de derechos humanos. También está integrado por organizaciones de
defensa y promoción de los derechos humanos en Chile, como la Vicaria de la Solidaridad, la Casa de la Memoria
y la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi. Los demás miembros han sido convocados a título personal,
producto de su compromiso con los Derechos Humanos para respaldar la misión del Museo.

ARTÍCULO 41 LGUC Se entenderá por Planificación Urbana Comunal aquella que promueve el desarrollo armónico
del territorio comunal, en especial de sus centros poblados, en concordancia con las metas regionales de desarrollo
económico-social.

Misión
Dar a conocer las violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte del Estado de Chile entre los
años 1973-1990, para que a través de la reflexión ética sobre la memoria, la solidaridad y la importancia de los
derechos humanos, se fortalezca la voluntad nacional para que Nunca Más se repitan hechos que afecten la
dignidad del ser humano.

Visión
Ser un espacio que contribuya a que la cultura de los derechos humanos y de los valores democráticos se
conviertan en el fundamento ético compartido.

Valores
Respeto: capacidad de lograr el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los otros y de la sociedad.
Tolerancia: capacidad de escuchar y aceptar a los demás, comprendiendo el valor de las distintas formas de
entender la vida. Transparencia: vocación por facilitar que las personas puedan observar permanentemente lo
que hace el Museo, cómo lo hace y para qué.

Objetivos
1. Investigar, recopilar, proteger, restaurar, conservar y preservar el patrimonio tangible e intangible
relacionado con los Derechos Humanos y la Memoria.
2. Promover las visitas comprensivas al Museo, la reflexión académica, la educación y la discusión pública
e incentivar el conocimiento y la investigación en Memoria y Derechos Humanos.
3. Desarrollar una comunicación, difusión y extensión permanente sobre la base de exposiciones y
actividades artísticas y culturales relacionadas temáticamente con la memoria, los derechos humanos y
los valores que la sociedad chilena proyecta a partir de esas experiencias.
NO ES MONUMENTO HISTORICO

NI INMUEBLE DE CONSERVACION HISTORICA

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