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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

FACULTAD DE ENFERMERÍA
LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

ENSAYO SOBRE ESTILOS DE VIDA Y CRISIS AMBIENTAL

SEMESTRE: 1RO. GRUPO: “A”

EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

FECHA:

OCTUBRE DE 2018
Introducción

Muchas personas han oído hablar de la crisis ambiental y el peligro que supone
para la salud humana, sin embargo, hay quienes lo consideran algo de poca
importancia y hasta exagerado, mientras que otros le han dado demasiada
importancia. ¿Qué será lo correcto?

Aquellas mentes que se han preocupado por el ambiente, ponen manos a la obra
para saber qué es realmente la “crisis ambiental”, cuáles son sus causas, cuales
sus consecuencias, y si de verdad es una amenaza para la vida en la Tierra.
Así que, al analizar e interpretar, llegaron a una conclusión: que la crisis ambiental
(también llamada “crisis ecológica”) son los cambios que ocurren en el
medioambiente de una población y que amenazan su existencia.
Tiene múltiples causas, como los factores abióticos o bióticos, y en estas últimas
se encuentran los factores antrópicos, que son el generador más grande de la
desestabilidad ecológica. Más específicamente, no son los humanos en sí, sino el
estilo de vida de la sociedad. ¿Y qué tiene que ver nuestra forma de vivir con la
degradación del ambiente? ¿Qué relación habrá entre nuestro estilo de vida y la
crisis ambiental? Pudiéramos pensar que, en apariencia, nuestra forma de vida no
contribuye a esta degradación, quizá porque no tiramos basura en la calle ni nos
dedicamos a talar árboles, pero la realidad es que si vivimos con un relativo
bienestar, es posible que, sin darnos cuenta, estemos contribuyendo a la crisis del
medioambiente, y eso es algo que pasa por desapercibido para demasiada gente.

Por eso, en el presente trabajo se tratarán temas de importancia general sobre las
consecuencias que nuestro estilo de vida genera día a día en el medioambiente,
tomando en cuenta a todas las estructuras sociales, desde dirigentes políticos
hasta individuos.
Desarrollo

Con el comienzo de la Revolución Industrial en el siglo XIX parecen una nueva


cosmovisión de la sociedad con respecto a su manera de vivir. Fue en aquella
época donde aparecieron las grandes fábricas que se encargan de producir en
masa y facilitan el trabajo para los humanos, pero que se convirtieron en los
peores enemigos de la naturaleza. El libro Desarrollo económico y deterioro
ambiental: una visión de conjunto y aproximaciones al caso mexicano lo explica de
la siguiente manera: “una vez llegada la Revolución Industrial, los nuevos
mecanismos y formas de producción, aunado a la explotación intensiva y
sistemática de los recursos naturales, se fue generalizando y extendiendo de
manera incontrolada, sin prever las consecuencias irreparables de la indiferencia
ambiental” (Godínez, 1995, p.76).

Es en este punto donde la sociedad comienza grandes cambios en todos los


ámbitos: social, religioso, cultural y político, pero sobretodo económico. Estamos
hablando de un nuevo estilo de vida: el estilo de vida moderno, tecnológico,
industrializado y consumista. Sin embargo, esta nueva forma de vivir nos ha
educado a desear, tener y desechar, para luego volver a desear, cosa que diverge
mucho con la realidad, y esa es que no se tienen en cuenta las limitaciones físicas
de los recursos naturales que se necesitan para seguir produciendo cada vez más.
La importancia de conocer nuestro estilo de vida radica en las consecuencias que
esta trae para el ambiente, pues como se ha visto, en el último siglo se marcó un
consumismo potencial que se ha expandido a lo más profundo de la sociedad.
Para comprender mejor la problemática sobre la relación de nuestro estilo de vida
con la crisis ambiental, primero aclaremos qué es el estilo de vida. El estilo de vida
se refiere a “la manera en que vive una persona (o un grupo de personas). Esto
incluye la forma de las relaciones personales, del consumo, de la hospitalidad y la
forma de vestir”. (Padilla, 2013). Entendemos entonces que un estilo de vida es la
manera en que vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno, así como los
procesos dinámicos que en estos hay. Pero detrás de esta manera de vivir hay
una verdad incómoda: no hay ninguna sola cosa, entretenimiento, alimento,
vestimenta, hogar o medio de transporte que no contribuya al deterioro ambiental,
pues todo de alguna u otra manera se encuentra relacionado con las industrias, y
aún más importante, la gran mayoría de los consumibles que se producen en
estas fábricas ya no son naturales, y su biodegradación puede durar cientos de
años o sencillamente no degradarse, provocando la contaminación de los
espacios naturales. Puede que sea difícil percatarse del grado de contaminación
que genera nuestra forma de vivir, debido a que durante toda nuestra vida hemos
crecido en ese modelo capitalista y no parece afectarnos, sin embargo, cuando se
analiza a profundidad se encuentra que mientras más calidad de vida tenga una
persona, mayor serán sus contribuciones a la degradación ambiental. ¿Pero todos
los estilos de vida son realmente dañinos al ambiente? Todo modo de vida genera,
hasta cierto grado, un nivel de contaminación, sin embargo, hay estilos de vida
que rompen records por sus niveles de contaminación, uno de estos es el lifestyle,
o estilo de vida americano, que con la globalización se ha hecho muy popular
alrededor de todo el mundo. Este modelo de vida se basa en la urbanización, libre
mercado, capitalismo, materialismo y la buena economía, pero tiene sus
consecuencias o defectos, como la desigualdad, la explotación y la injusticia. No
hablamos exclusivamente de los norteamericanos ya que, como poco a poco se
nos ha impuesto este modelo, ahora nosotros igual nos encaminamos a esa forma
de vida (sueño americano). Por ejemplo, toda familia en buenas condiciones
socioeconómicas que viva el sueño americano tendrá uno o dos televisores en su
casa. El uso de este aparato no solo consume energía eléctrica, sino que también,
de manera indirecta o directa, emite gases de efecto invernadero y radiaciones,
mientras que los materiales requeridos para su producción son sintéticos (no
biodegradables) o tóxicos, y su proceso de fabricación requiere de combustibles
contaminantes y otros compuestos altamente dañinos para la vida (como los
COPs). Pero aparte de todo esto, una televisión es difícil de desechar
correctamente, pues no hay lugares apropiados para su desecho, terminando en
sitios indebidos, convirtiéndose en fuentes tóxicas. Ahora imaginémonos cuántos
de estos productos hay en todo el mundo, cuántos se fabricaron, cuántos se están
fabricando, cuántos se fabricarán, y cuántos terminaron tirados en lugares no
aptos, contaminando al medio ambiente. Y no es el único aparato eléctrico que
causa esto, pues existen refrigeradores, computadoras, impresoras, proyectores,
estufas, ventiladores, aires acondicionados, planchas, licuadoras, teléfonos y así
indefinidamente, todos siendo parte del estilo de vida moderno. Igualmente, hay
que considerar que no solo estos aparatos eléctricos son severos contaminantes,
sino que todos nuestros alimentos requieren cierto apoyo de los procesos
industriales. Una lata de atún, un envase de mayonesa, una bolsa de frituras, una
botella de agua o bebida carbonatada, un cartón de cereal, la bolsa plástica del
frijol, arroz, etc. Incluso si decimos que solo consumimos productos naturales
como frutas y verduras, se debe recordar que estos son transportados por
vehículos generadores de gases como el dióxido de carbono. ¿Y la vestimenta?
Nuestra ropa en general es producida en maquiladoras que emiten grandes
cantidades de CO2 a la atmósfera, y los materiales usados se consiguen por
medio de actividades que contaminan el suelo, el aire y el agua con productos
químicos. Como vemos, la industria se ha sumergido en todo aspecto de nuestras
vidas, en toda la sociedad. Ahora bien, es imposible tener una buena calidad de
vida sin renunciar a la sociedad, por lo que a fuerzas debemos pertenecer a esta y
a su modelo de consumismo, sin embargo, se puede vivir sin ser un consumista
excesivo, regulando nuestra manera de vivir, usando solo lo básico, pues una
actitud consumista excesiva no solo genera más basura, sino que está apoyando
la aparición de fábricas e industrias dedicadas a estos servicios. ¿Eso es malo?
El resultado de esta exagerada aparición de fábricas en el siglo XX ha provocado
que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera suban considerablemente.
De hecho, “a partir de ese momento, comenzaron a aumentar [las concentraciones
de CO2] a un ritmo acelerado, particularmente desde la universalización de la
economía de crecimiento después de la Segunda Guerra Mundial. El resultado de
este proceso fue que las concentraciones de dióxido de carbono aumentaron de
315 ppm hace 50 años a 382 ppm en la actualidad” (Fotopoulos, 2007). Así que sí,
de cierta forma apoyar de manera excesiva a estas industrias capitalistas afecta
gravemente a la vida en el planeta. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en el
deterioro de la capa de ozono debido al uso de productos químicos nocivos, lo
cual aumenta el nivel de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la tierra,
aumentando las probabilidades de sobreexposición a los rayos ultravioleta y los
problemas de salud asociados con ello, como cáncer, cataratas e inhibición del
sistema inmunitario. Las altas concentraciones de CO2 y otros gases producen el
efecto invernadero, provocando un alza en la temperatura de la Tierra,
ocasionando huracanes y proliferación de vectores (ejemplo mosquitos) causantes
de enfermedades, así como también el derretimiento del hielo en los polos, lo cual
eleva el nivel del mar inundando zonas costeras. El calor igual provoca la
manifestación de huracanes con mayor fuerza, y otros efectos meteorológicos. La
cada vez mayor producción de basura ha contaminado las aguas y el uso de
pesticidas ha contaminado la tierra. La caza y la deforestación han acabado con
cientos de especies. Todos estos, y muchos más, son consecuencias de nuestro
estilo de vida inmoderado. De ahí la importancia en cuanto al estilo de vida que
lleva la sociedad. Pero no se acaba ahí todo. Muchas personas, científicos,
políticos, activistas, y otros, se han puesto de frente para cambiar la vida de la
sociedad a una más estable y amigable con el ambiente. De ahí surge el término
desarrollo sustentable, un modelo que supone una nueva forma de vivir, de tener
una calidad de vida decente pero sin afectar a otras formas de vida presentes o
futuras, manteniendo un equilibrio ecológico en las relaciones del humano-
naturaleza. Es importante conocer sobre este desarrollo que pretende acabar con
la crisis ambiental que el mismo humano ha generado, no para salvar al planeta,
sino para salvar las vidas que habitan en él. Los gobiernos han empezado aplicar
programas ambientales, sin embargo, no es solo responsabilidad de estos evitar la
crisis ambiental y contrarrestar sus efectos, sino que todo ser humano tiene en sus
manos el futuro de su vida y el de las próximas generaciones. Desde el hogar se
debe tener implementar “programas” a los niños para que se formen con la idea de
la sustentabilidad ambiental. En las escuelas y trabajos igualmente se deben
proponer medidas ecológicas para evitar en lo posible las contaminaciones que se
puedan generar. Todos, en cualquier lugar, somos los responsables de lo que
suceda con el planeta.
Conclusión

La crisis ambiental en la que vivimos hoy día se debe, en gran parte, al estilo de
vida que lleva la sociedad. Desde que aparecieron las grandes maquinas nuestra
perspectiva de la vida ha cambiado. Mientras que en el pasado se producía y
consumía para sobrevivir, en nuestros tiempos se produce y consume por puro
placer. Esta actitud consumista provoca que las concentraciones de
contaminación crezcan cada vez más, ya sea por los desechos que generan los
contenedores, envases, envoltorios o aparatos electrónicos, así como los gases,
químicos y residuos biológicos que generan las industrias. Todo eso ha causado el
aumento de desastres naturales, de enfermedades, de desigualdades sociales, de
violencia, de escaseces, de la pérdida de biodiversidad. En resumen, nuestros
actos como sociedad bajo la influencia industrial provocó el deterioro ecológico,
una crisis ambiental. Por eso, que la sociedad tome desde ahora una postura
sustentable dará lugar a cambios significativos, donde la crisis ambiental pueda
ser inclinada hacia el lado donde la vida pueda continuar. Para ello se requiere del
compromiso de todos los seres humanos, sin excepción alguna, sin importar la
posición económica o social, cultura, raza o religión, todos se encuentran
estrechamente relacionados con el futuro de la vida, principalmente de la especie
humana.
Referencias

● Fotopoulos, Takis. Mitos de la crisis Ecológica.

● Padilla, J; Gaffal, M. Formas de vida y juegos del lenguaje

● Baldi López, G; García Quiroga, E. Calidad de vida y medioambiente.

● European Society of Lifestyle Medicine ESLM

● www.ecoportal.net/temas-especiales/la-educacion-ambiental-una-respuesta-a-
la-crisis-ambiental/

● www.epa.gov/sites/production/files/documents/ozono.pdf

● www.ecoportal.net/temas-especiales/desarrollo-sustentable/
el_consumo_factor_de_la_crisis_ambiental/

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