Está en la página 1de 2
288 BERND RAGSBERGER - OSCAR AEN limitaron su eficacia. Ante todo, sus capitanes se desempefaron ¢9 presarios exitosos: sacaron provecho del avio de la tropa y mal fondos puestos a su disposicion. Las compatias, por consiguiente, ban muchas veces con el nimero de soldados previsto y su equipan bastante deficiente ‘Aun cuando los costos y victimas de Ia guerra némada frenaron sin de la frontera, recurrir a la fuerza impidio que los indios sed abandonaran la alianza o tutela que se les prometia. Ast, la nueva iney los espantoles en Nuevo México, en 1692, fue facilitada por la presis te que los apaches ejerctan sobre las culturas pueblo. En la Pimerta fronteriza entre los estados actwales de Sonora y Arizona, fue el cd Eusebio Francisco Kino, quien se esforz6 por establecer una alianzay espantoles y los pimas 0 papagos contra los apaches. Como los pres alcanzaban para socorrer la nueva frontera (a la que seguirian otro de frontera mas avanzados), se organizaron tropas auxiliares de ind dos, ademas de las tropas milicianas de espaftoles y castas. A los hhubo que darles cierto trato privilegiado e incluso fortalecer tradicio tructuras militares entre ellos. De esta forma mejoraron sus posibi resistencia y en 175] fue precisamente Luis de Saric, capitan gener pimas altos impuesto por los espanoles al frente de las tropas auxin los setis y los apaclees, quien exicabezo la rebelion de su nacton, En el siglo xvut se revisaron los problemas de esa frontera, sob tiempos del auditor de guerra Juan Rodriguez de Albuerne, marqi mira, A mediados del siglo surgieron dudas sobre la eficacia de I como instrumento pacificador, contexto en el cual se ubica ta dacién del Nuevo Santander. Se intent6 ast hallar una solucion dificultades antes enfrentadas, caso por caso, Para obtener Ia i necesaria para una reestructuracién del sistema de defensa, en p ineficiente y corrupto sistema de presidios, se encargé la visita dé al brigadier Pedro de Ribera, quien entre 1724 y 1728 inspeccioné dios entre Sonora y Texas. Como resultado de sus informes y reajusté la cadena de esos enclaves y se elabord un primer reglam organizar las compatiias. Se dividié también la enorme provit Vizcaya en 1732, separando sus alcaldias mayores de la costa’d ‘mediante la gobernacion de Sonora y Sinaloa. Aparte de los tes, empezaron a discutirse las posibilidades de reforzar el de mico del norte para atraer mas inmigrantes y reforzar la defensa al poblatniento. El poderoso visitador José de Galvez, después Indias, se dirigié en persona a Sonota en 1768 a fin de pacificar el INUEVAESPARA.LOS ANOSDEAUTONOMIA 289 EL ORDEN SOCIAL DE NUEVA ESPANA confguracion social correspondi a los anos de autonomia de Nueva ta nota distintiva es que la poblaron sociedades de arraigo acendra- ifcidad terntorial y un hondo sentido de sacralidad y piedad religio- Prcequiibrio entre espacios ocupados y de frontera se habia reducido. de ese arraigo fue la aparicidn de nuevas aglomeraciones: ranchos, * pueblos, villas y desde luego santuarios, ermitas y parroquias. Expli- fe este arraigo la presencia de nuevas categoria de trabajadores agri- se resultantes de arrendar y subarrendar la tierra, pero tambien la consoli- pony expansion de las hacienda patria a fuera el lugar de nacimiento, de crianza o de vecindad, surgio fe eferente primario de lealtad frente ala monarquta. Casi siempre con- ba un sentido singular de deber, compromiso y devocin. En las Indias, a rouse hallo ast fincada en el sentimiento que el individuo profesaba “a ria, asu rey y a su Dios". También ha de ponderarse una mayor capaci- ide maniobra y ce negociacién de los grupos rectores. Orientar la vida lo- mnque sin modificarlasustancialment, fue el hilo conductor dela poit- del siglo aqut estudiado, Esto equivale a afirmar que el poder real se 6 sobre una base relativamente consensual. Con todo, la tonica regional ancomprensibe sin las redes sociales y econsmicas construidas a patir de clones interpersonales y colectivas, ;Qué elementos las integraron? mero hay que considerar que la familia, la vez nuclear y extensa, fue de toda la organizacion social. Al intentat construir sociedades a ima- de las peninsulares, las elites pensaron en terminos familiares y echaron o de ticticas conocidas para integrarhijos naturales, parientes colatera- exposits, esclaves, criados y jomnaleros a su ambito domeéstico. En , Jos sefiores consideraron su descendenciailegitima como parte im- de su clientela, Por otto lado, el patrimonio, cuya transmision tenia fen el seno familiar, no s6lo incluta tieras, casas y caudales, también ia los cargos y oficios administrativos; aun ciertas dignidades tran- MN por las cadenas y escalafones de la familia consanguinea y por afini- ‘Fueron los vinculos del parentesco el parémetro estable por antonoma- Alguien podia, as, solicitar al rey que le otorgara un catgo para poder 4 una hija casadera, A las reglas sociales derivadas de la familia por ciones de sangre” y ala solidatidad entre individuos originarios de un ® terruno (paisanaje), se agregaban las del parentesco espiritual. El pa- 80 twvo un papel determinante. Su nexo, el compadrazgo, fue eficaz Smentar el estatuto social de las personas TSO BEND HaLspeRcER CAR NO El modelo familiar, utilizado como metafora de la relacion qu sabdites con su monarca, toms, pues, todo su sentido en Nueva ausencia de un poder central fuerte, no obstante la presencia de ag locales, la gente vivia casi a merced de si misma. Las relaciones ip con sujetos poderosos y de prestigio eran la tinica via de acceso a fi distinciones tanto en la esfera secular como eclesiistica. La prohi que los magistrados peninsulares y sus hijos se casaran en los dist ejercian no tuvo efecto; la Corona sacaba provecho econémico d dades que se hacian a la ley. El tejido social obedeci ast de man 1a formacién de tedes y de clientelas y reforz6 la dispersién del po co en numerosos cuerpos y jurisdicciones. A medida que los micamente poderosos se consolidaron, ejercieron una influencia corte del rey, por ejemplo, en la designacién de los obispos. La mh de estos siguio siendo de origen peninsular. Sin embargo, como un la familia residfa en las Indias, se mantuvieron lazos trasatlanticos comerciales y politicos muy sélidos. ‘Aunque las personas y los grupos se preservaban en la Ja vida en familia no podia sustraerse de la mirada de los demés, y rfa a cada cual su lugar en la sociedad. La notoriedad impuso ob! restricciones sociales, hasta el punto de hacer o deshacer una Fue el honor cl ingrediente principal de las relaciones del ind sociedad, una virtud fundamental arraigada en consideracion ala estatus, el mérito, el talento y la dignidad. Por eso dominé todos lo de la conducta y se asoci6 con la voluntad de “valer més”, de mente, Incluso dividio a los pobres en dos categorias: el pobre des dad, es decir, aquel oficialmente reconocido como pobre, que vid mendicidad y a quien socorrian las cofradias y los conventos, ¥ zante o vergonz0so, quien tras una enfermedad, la viudez o la q en la miseria y sentia verguenza de haberse vuelto pobre. Los ‘mulatos reclamaron tambien para si el honor, independientemente lidad y condicien. Las élites tanto espaftolas como indias se esforzaron en realiza nobiliario de vida y de sociedad. En las Indias sobre todo la hid ‘ocupé a los espafoles, Se probaba no slo mediante las disposicion res que componfan la virtud, sino también mediante la sangre y lt familiar. Sin embargo, se impuso la nobleza més exterior ganada po servicios al rey y obras, conforme a la herencia del mundo rom: se asoci6 con el ejercicio del gran comercio, con ciertos cargos U gobiemo, asf como con la obtencion de titulos universitaris. [NUFVAESIARA LOS ANOS DE AUTONOMIA 291 1d, la nobleza dio lugar en las Indias a la fundaci6n de linajes, de se emprendi6 el inventario a finales de la década de 1630 tanto en 9 en Nueva Espana. La admisién de candidatos a las érdenes de ria (Santiago, Alcéntara y Calatrava) fue mayor a partir de la segunda el siglo XV. A falta de la hidalguia requerida, algunas familias hicie- Myer sus servicios a la Corona, Otras se vieron precisadas a recurtir ala jon de las genealogias y aun a las dispensas. Del total de 865 caballe- macidos en las Indias nombrados durante todo el dominio espanol, 503 pn eriollos de las jurisdicciones de las audiencias de México y Lima, Ta-voluntad de ennoblecimiento hall6 también expresién en el ambito p sagrado por medio de la fundacion de capellanias, hermandades y co- ‘asi como de la dotacién de obras piadosas, entidades corporativas cllas, muchas veces hereditarias, que conservaban la memoria familiar ccristalizaron las formas del parentesco. El ritmo con que surgian tales jones se aceler6 a partir de 1660. Su conjunto y complejidad dieron fa verdaderos regimenes urbanos de organizacién social. Es decir, a con- regulares y duraderas asociadas a las expresiones religiosas de gru- mumerosos. Los ambitos de impacto y actividad de tales entidades cor- fas solian ser el culto, la beneficencia y el saber y la ensefianza, es decir ducacion, y el préstamo de caudales eclesidsticos. Cada localidad tenia a especto una dinamica y eronologa propias pla normatividad sancioné la nobleza autéctona asimilandola a la hidal- ron como interpretes en colegios o bien desempenaron un papel re- fe como conquistadores y pobladores en territorios de frontera. Esa asi- ion repercuitié asimismo en la admisién muy excepcional de ciertos sa las ordenes militares o de caballeria, En 1722 don Nicolés de Mon- Cacique otomt de Tula y Jilotepec, fue hecho caballero de la Orden de 0. Alredledor de 1650 y aun antes, los cargos de cacique, hereditario, y ernador,electivo, se fueron disociando, aun cuando ciertas familias de Rus intentaron reunir ambos. El ascenso social propio del hidalgo caste- No Se vio igualmente teflejado, en el ambito indigena, en el numero de in- ® del comin (macehuales) que después de haber ocupado puestos muni- es se convertian en nobles, es decir “principales”. A partir de 1697 los rs también pudieron recibir las ordenes eclesidsticas mayores, incluso el erocio, Doramte el siglo aqui examinado la sociedad de Nueva Espafa se trans- tn “Pidamente y los contemporaneos peninsulares y criollos no se pet 0 de la complejidad que los confrontaba con el mestizaje y con la inte-

También podría gustarte