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REVISTA DE LA
UniversidaddeMexico
N U E VA É P O C A NÚM. 147 M AY O 2 0 1 6 U N I V E R S I DA D N AC I O N A L AUTÓ N OMA D E M ÉX I CO $ 40.00 ISSN 0185-1330
Elena Poniatowska
Del Paso, Premio Cervantes
Juan Villoro
Recuerdo de Margules
Francisco Prieto
Sobre Mircea Eliade
Beatriz Urías
Los debates de Bartra
Javier H. Contreras
Periodismo entre la violencia
Josefina Estrada
Literatura entre barrotes
Alejandro Paniagua
Poetas jóvenes mexicanos
Cuento
Claudia Berrueto
Luis Jorge Boone Clara Bargellini
M AYO 2 0 1 6
$40.00
00147
Luis Chumacero G. D.
Claudina Domingo Mónica Raya
Nadia Escalante-Andrade Sobre Gunther Gerzso
Mijail Lamas
Francisco Meza Sánchez Reportaje gráfico
Karen Villeda Gunther Gerzso
REVISTA DE LA
UniversidaddeMexico
Universidad Nacional Autónoma de México
Ignacio Solares
Director
Mauricio Molina
Editor
Geney Beltrán
Sandra Heiras
Guillermo Vega
Jefes de redacción
CONSEJO EDITORIAL
Roger Bartra
Rosa Beltrán
Juan Ramón de la Fuente
Hernán Lara Zavala
Álvaro Matute
Vicente Quirarte
EDICIÓN Y PRODUCCIÓN
Coordinación general: Carmen Uriarte y Francisco Noriega
Diseño gráfico: Rafael Olvera Albavera
Redacción: Edgar Esquivel y Verónica González Laporte
Corrección: Helena Díaz Page y Ricardo Muñoz
Relaciones públicas: Silvia Mora
REPORTAJE GRÁFICO 41
Gunther Gerzso
RESEÑAS Y NOTAS 85
CONTENIDO | 1
Cuatro siglos han transcurrido desde la muerte física de
Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare. Durante cuatro siglos, el influjo que sus obras literarias
han tenido en las artes o, más exactamente, en la civilización occidental, no ha cesado. Ya hablemos del para-
digma de amistad y camaradería de don Quijote y Sancho Panza, del significado de unos molinos de viento o
de la errada inquietud de un “curioso impertinente” —en el caso del autor alcalaíno—, o nos detengamos en las
historias del celoso Otelo y su fiel Desdémona, del enceguecido rey Lear y sus tres hijas, del vacilante Hamlet
y su famoso monólogo o de la desastrada pasión de Romeo y Julieta —por mencionar sólo algunas de las supe-
riores creaciones del poeta dramático inglés—, siempre nos estaremos refiriendo no a simples escritos afortuna-
dos en sus recursos técnicos y su dominio del lenguaje, sino a verdaderos arquetipos, a complejas posibilidades
del pensamiento y la conducta humanos que han contribuido a moldear la visión del mundo que ha gobernado
en Occidente durante la modernidad.
¿Cómo acercarnos al orbe, tan estudiado y tan discutido, de estos dos gigantes de las letras universales? Tres
voces conocedoras —Hernán Lara Zavala, Luis Carlos Salazar y Vladimiro Rivas— se han congregado en este
número de la Revista de la Universidad de México para asediar de nueva cuenta las elusivas y siempre atrayentes
páginas de Cervantes y Shakespeare, desde los caminos paralelos de sus vidas y búsquedas estéticas, hasta los pro-
cedimientos de parodia e imitación que se pueden encontrar en la época.
El Premio Cervantes, en el año preciso en que conmemoramos cuatro siglos de vigencia del Manco de Lepan-
to, ha sido para el autor mexicano Fernando del Paso, un escritor de ambiciones y talentos nada desmerecedores
cuando ponemos sus obras —José Trigo, Palinuro de México y Noticias del imperio— al lado de las mayores cum-
bres de nuestra literatura, como lo comenta Elena Poniatowska, otra ilustre pluma de la tradición mexicana que
también ha recibido el prestigiado galardón peninsular.
La cultura mexicana tiene en José C. Valadés, Vicente Leñero, Gunther Gerzso, Ludwik Margules y Roger
Bartra a cinco exponentes superiores en los campos de la historia, la literatura, las artes visuales, el teatro y la an-
tropología social, como lo demuestran las incursiones que realizan en distintos espacios de su producción Álvaro
Matute, Ignacio Solares, Mónica Raya, Juan Villoro y Beatriz Urías.
Cuatro pensadores disímiles, pero unidos por un mismo espíritu heterodoxo, son Mircea Eliade, Horia Tana-
sescu, Ernest Renan y Georg Christoph Lichtenberg, a quienes nuestros colaboradores Francisco Prieto, Christ-
opher Domínguez Michael y Guillermo Vega Zaragoza abordan con un ánimo señalado por la curiosidad y el exa-
men intelectual.
Este número de nuestra Revista abre un foro de difusión para un grupo de jóvenes mexicanos, nacidos desde
finales de la década de los años setenta, que han comenzado a dar a conocer sus audaces talentos. Se trata de Clau-
dia Berrueto, Luis Jorge Boone, Fernando Carrera, Luis Chumacero González Durán, Claudina Domingo, Nadia
Escalante-Andrade, Mijail Lamas, Francisco Meza Sánchez y Karen Villeda.
EDITORIAL | 3
Fernando del Paso, Premio Cervantes 2015
Artesano
de sí mismo
Elena Poniatowska
Cuando Fernando del Paso lanzó a la calle su libro José co, auténtico, abigarrado, trabajoso, irritante, mágico
Trigo, el primero de la colección de la nueva editorial y deslumbrador.
Siglo XXI, dirigida por Arnaldo Orfila Reynal, en esa ¿Y quién es Fernando del Paso? Lo conocí siendo
época los críticos se mostraron escépticos y algunos di- un muchacho cachetoncito, muy joven, de 31 años, que
jeron que Fernando del Paso había escrito un ladrillo, trabajaba en una casa de publicidad. Tímido, no llegó
un diccionario, una delirante avalancha de sinónimos. nunca a ser tan hosco como Juan Rulfo; respetuoso,
Otros alegaron y siguen alegando que Del Paso es un inquieto, Fernando del Paso ha elaborado —todos
tipazo que conoce profundamente su ciudad, la ama y sus instrumentos a mano, artesano de sí mismo— y
la entiende como nadie. Otros más opinaron que nos ha sabido producir, a las primeras de cambio, una obra
hallamos frente al James Joyce mexicano, el innovador maestra.
del lenguaje, el que le da forma y coherencia. Y todavía Leer José Trigo es difícil. A veces dan ganas de aventar
más. Hoy por hoy, los últimos piensan que frente a to- el tomo de Siglo XXI —grueso, por cierto: 536 hojas—,
da esa literatura de la Onda, venida de Estados Unidos pero leerlo es una experiencia indispensable, porque de
y trasladada al valle, la de Fernando del Paso se yergue ella sale uno enriquecido, amoroso, abierto a esta ciudad
como una columna sólida, bien enraizada, fascinante aterradora y maravillosa que es la capital de México.
por su pureza, por el esfuerzo siempre mantenido; por No sé si Fernando del Paso siempre se pone colorado,
su inexorable fidelidad a sí mismo, a su lenguaje barro- pero tiene un color sonrosado que le da un aspecto de
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manzana, de esas que llegan cada año de Zacatlán, para —¿Por qué al hablar de tu novela se dice continua-
desparramarse en la Feria de la Manzana. Serio, contes- mente que has renovado el idioma? ¿Es una reestructu-
ta a las preguntas con todo cuidado, así como fue hil- ración del lenguaje?
vanando una por una las cuentas de ese rosario profano —Mira, hace un momento, Elena, decías de al-
e inmaculado, blasfemo y sagrado que es José Trigo. guien que tenía una cara de una melancolía atroz. Me
—Fernando, ¿qué es José Trigo? llamó la atención porque “melan” quiere decir negro
—Es y no es una novela. en griego, y “ater”, de donde sacaste atroz, es negro en
—¿Por qué? latín; dos veces dijiste “negro”. He estudiado raíces grie-
—Porque creo que en muchos sentidos es un poema... gas y latinas y me he soplado el Corominas completo,
—¿Es un poema, Fernando? con sus seis mil palabras. Todo el día leo diccionarios.
—Es lo que creo, o por lo menos esa fue la intención. Son libros que no consulto sino que leo con verdadera
—¿Por qué quisiste hacer un poema y te salió una fruición; todo, las etimologías de García de Diego y
inmensa novela? los estudios de Dámaso Alonso, aunque el señor es muy
—Fue el resultado a partir de un momento y a par- pedante, pero me apasiona el idioma. Leo hasta que
tir de este momento se volvió intencional. las palabras quedan totalmente lúcidas; me las trago, las
—Muchos dicen que es chocante la novela. mastico, luego las echo fuera, y así fui ensartando el
—No sé, otros lo juzgarán, no lo sé. José Trigo, durante siete años.
—Pero es que utilizas palabras que nadie utiliza nun- —Pero ¿cómo se te ocurrió hablar de Nonoalco, de
ca. Por ejemplo, en vez de calle dices rúa. Santiago Tlatelolco, de las vías del tren, los durmientes,
—Mira, cuando me dijiste eso, hace mucho, me fijé el sindicato, los ferrocarrileros, las pulquerías, la vida de
que en el editorial de un periódico de gran circulación los furgones abandonados, todo ese mundo que va desde
mencionaban las rúas que había hecho Uruchurtu. Así, Peralvillo hasta la Nueva Santa María?
ya somos dos. —Un día pasé por Nonoalco en camión, quise ha-
cer un cuento. Iba los sábados a tomar notas y apuntes.
—¡Ah, entonces hablabas con la gente como Oscar
Lewis!
—No. No quise hablar con ningún ferrocarrilero.
No hablé jamás con personaje alguno. Yo quería crear
un mundo artificial.
—Pero te salió un mundo real. Todo lo que dices es
real, pero llega más hondo, está más trabajado que cual-
quier tratado de antropología. ¿Por qué?
—Es que Oscar Lewis, que mencionabas hace un
momento, no llega a la creación. Recopila datos.
—¿Y tú, Fernando? ¿No hiciste un diccionario de
caló o de mexicanismos? Algunos críticos apuntan que
un capítulo está escrito a lo Juan Rulfo, otro a lo John
Dos Passos con su Noticia histórica como en el Man-
hattan Transfer, otro a lo Faulkner, que todo es una ela-
boración artificiosa sin una trama, sin un verdadero so-
plo interior, ese viento que todo lo arrastra y que hace
la obra de creación y que es también el amor, porque el
amor también es un viento que todo lo arrastra, ¿o no?
—Tu pregunta es casi tan compleja como José Trigo,
porque no he logrado entender lo que quieres decirme.
A la novela la divide el puente de Nonoalco y los capí-
tulos son de contrapartida, el este y el oeste.
—Pero no des explicaciones técnicas porque eso a to-
do el mundo le aburre, salvo a los especialistas. ¡No me
platiques cómo armaste los capítulos! Sólo te repito lo
que he oído decir aquí y allá de varios envidiosos que
piensan publicar artículos acerca de ti. Di, Fernando,
¿te va a tragar la mafia?
—No, no creo en la mafia ni soy un foco en las fiestas.
—¿Un foco de luz, un foco de interés o un foco de in- —Sí, pero no tan grande como yo imaginaba.
fección? —¿Y qué piensas de que ya quieran traducirlo al fran-
—No soy nada; además, voy poco. No creo en las ma- cés, al inglés, al alemán, al portugués y al italiano?
fias. Simplemente creo que en México la gente se junta —Me da alegría.
como gremios y actúa como una cofradía: zapateros, pla- —¿Y de que lo vayan a llevar al cine?
teros, etcétera. Y se han juntado los escritores para no —No sé. Yo nunca voy al cine, por pereza. Las pelícu-
sentirse tan solos. Es como en los balnearios. Aunque las envejecen demasiado rápido. A mí no me interesa
todo el mundo está en la misma agua, la gente se va se- hacer cine. Yo no creo que el cine adquiera jamás la ex-
parando por condición social, costumbres, gustos, inten- traordinaria libertad que tiene la literatura.
ciones; así sucede en todas partes y no podía dejar de —Pero tú eres joven...
suceder entre las elites intelectuales a las que no tengo —Yo ya me siento viejo. Tengo 31 años, tres hijos.
por qué temerles. Me casé a los 22 años. Me casé sin experiencia. Aunque
—¿Y piensas hacer otra novela? sea un lugar común, al final de cuentas, siempre le falta
—Sí, he tomado notas para otro libro donde no bus- a uno experiencia.
caré de propósito el juego lingüístico como en José Trigo, —¿Hasta para escribir?
sino que será más bien una novela de experiencias per- —Sí, hasta para escribir.
sonales. Quise estudiar medicina y en mi próxima tarea, —Y del Premio Villaurrutia, ¿qué opinas?
mi personaje será un estudiante de medicina. —Estoy muy contento.
—¿Y hacer esta novela depende del éxito de José Trigo? (Y sonríe, junto con toda su cara redonda, bien joven,
—No, de ninguna manera. de manzana de Zacatlán de las Manzanas).
—Pero ¿cuál ha sido tu experiencia con José Trigo?
—Mira, las personas a quienes yo quería que les gus- Fernando del Paso es posiblemente el más extraordi-
tara, les gustó. Y eso me basta. Sé que el libro es muy nario de los escritores mexicanos. Autor de dos nove-
difícil de leer y necesita la colaboración del lector, pero las de primera: José Trigo y Palinuro de México (gana-
así me salió. No hice otro libro. Hice José Trigo. Tardé dora del Premio Novela México) se ha distinguido
siete años. Obtuve una beca del Centro Mexicano de Es- siempre por su erudición, su tenacidad y su don de
critores. Ahorré todo el dinero de la beca junto con otros investigador: nada deja al azar, nada a la Divina Pro-
ahorros para poder encerrarme siete meses en mi casa a videncia. Cuando pienso en Fernando del Paso, me
terminar el libro. invade siempre un sentimiento de asombro y de ad-
—¿Y te produjo una gran alegría terminarlo? miración; todas sus novelas están infinitamente do-
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A la postre no sé cuál va a ser ese 10 por ciento que
pienso utilizar, pero eso sí estoy cargando mis baterías,
como tú dices, Elena. Viene entonces el momento de la
creación. Partes de la novela son prácticamente narra-
ción de ciertos hechos básicos e históricos que ocurrie-
ron desde que se planeó el Imperio hasta la Intervención
francesa, la llegada de Maximiliano, el derrumbe del
Imperio, el retiro de las tropas francesas y la locura de
Carlota, pero otras muchas páginas son pura imagina-
ción —o creación, como debe llamársele— y son las que
he escrito hasta ahora, doscientas cincuenta páginas.
—Mi madre me ha contado, Fernando, que a la hora
de morir, Maximiliano fue extraordinariamente valien-
te, incluso dijo con voz de mando: “Soldados, apunten
al corazón”. Lo cierto es que Egon Corti dice que esa
mañana del 19 de junio de 1867 fue radiante, sin una
sola nube, que el emperador mismo se detuvo a excla-
mar, él ya vestido con un traje negro: “Qué día más her-
moso, siempre había deseado morir en un día como
este”. Y a la hora del fusilamiento indicó con voz de
mando: “Soldados, disparen al corazón”.
—Sí, fue valiente, pero hay que reconocer que Maxi-
miliano se portó a veces con cierta cobardía durante el
sitio de Querétaro. A la hora de la hora de su muerte
fue de una valentía extraordinaria. A la hora en que lo
iban a fusilar se echó un discursito que acabó diciendo:
“¡Viva México!” y le dio una moneda de oro a cada uno
de los soldados del pelotón pidiéndoles que no tiraran
Fernando del Paso, Premio Cervantes de Literatura 2015 a la cara, que le apuntaran al corazón. No sé las palabras
exactas, porque además no había grabadoras —como la
cumentadas y si los editores no se las arrebataran, Del tuya— en aquella época y hay diversas versiones de sus
Paso estaría probablemente investigando el día de hoy últimos momentos, pero el hecho de que pidió que no
acerca de cómo debe de llevarse a cabo una huelga fe- le apuntaran a la cara sino al corazón es verídico, e inclu-
rrocarrilera para insertarla en su José Trigo, publicada so se separó las barbas rubias y largas para dejar su pecho
por la editorial Siglo XXI, en el año de 1966. Por cier- al descubierto. Cuando cayó, dijo dos veces la palabra
to, esta novela prestigió la colección literaria “Siglo “hombre, hombre”. Después le dieron un tiro de gracia
XXI”, además de iniciarla, y causó el mismo revuelo de tan cerca que se incendió el chaleco.
que habría de causar más tarde Palinuro de México, —¿Qué más sabes de esos momentos?
novela de 647 páginas. —Había tres cajas de madera de pino ordenadas allí
Trabajar en otra extensa y documentadísima novela, para los tres, pero eran tamaño standard y si Miramón y
Noticias del Imperio, sobre Maximiliano y Carlota, es otra Mejía cupieron, no pensaron que Maximiliano medía
tarea titánica que Fernando del Paso se impuso. 1.85, una altura que para aquella época debía de ser des-
—Lo que hago en general es leer y subrayar, una proporcionada, así es que los dos pies se le salían del ca-
buena parte de los libros los saqué de las bibliotecas de jón, como dice el corrido. Después lo embalsamaron, pe-
Inglaterra en donde viví diez años, de la London Library, ro, una hora después de permanecer en la morgue, ya no
por ejemplo, que es una biblioteca privada y me tomo tenía barba ni pelo, porque unos cirujanos se los corta-
el trabajo de subrayar con lápiz muy ligeramente para ron para vender los mechones rubios como souvenirs. El
después borrar (porque me parece un crimen dejar un corazón también se lo cortaron en pedacitos y lo pusie-
libro subrayado), y mi esposa Socorro, mi máxima ayu- ron en frasquitos para venderlo a sus admiradores, bue-
dante, hace fichas de mis subrayados. Es la primera vez no, unas cosas de una truculencia espantosa. Para colmo,
que trabajo con este método. Toda esta cantidad de fichas como no había ojos, y tú sabes que a toda persona embal-
después la voy utilizando según creo conveniente, pero, samada le ponen ojos de vidrio (me imagino que ahora
en realidad, de ese enorme, enorme caudal de material, serán de plástico), como no había ojos de vidrio azul en
sólo utilizo el 10 por ciento, a veces ni el 10 por ciento. Querétaro, le arrancaron unos ojos negros a una Santa
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rrey de las provincias Lombardo-Vénetas, que en aquel lidad porque los síntomas de la locura de Carlota no
entonces eran dominio de Austria pero Maximiliano fue corresponden a una intoxicación de toloache. Lo que sí
un gobernante demasiado liberal que no le convenía ni podría, en cambio, haber provocado su locura es que
a Austria ni a los habitantes de las provincias Lombardo- Carlota haya llegado embarazada a Miramar.
Vénetas, porque no deseaban un príncipe austriaco libe- —¿De Maximiliano?
ral y de nobles intenciones, sino expulsar a los austriacos —No, claro, de Maximiliano no, aunque, claro, tu-
de lo que consideraban su territorio, y claro, Francisco vieron relaciones amorosas que después se enfriaron, en
José, emperador de Austria, se dio cuenta de que su her- Miramar y en Chapultepec. En México, se cuenta que
mano no era un buen gobernante y lo destituyó. Maximiliano se enamoró de Concepción Sedano... Y
—Por eso Maximiliano y Carlota se refugiaron en Carlota, del coronel Van der Smissen.
Miramar. —Mi abuelo era muy amigo del general Weygand,
—Sí, primero vivieron en el Castelleto, después cons- incluso yo llegué a verlo en Speranza, en el sur de Francia,
truyeron su castillo en donde Maximiliano escribía unos y se decía que era el hijo de Carlota. Era chaparrito, api-
versos muy cursis y Carlota pintaba acuarelas también ñonadito, o a lo mejor su color se lo estoy inventando...
muy cursis. Los dos eran muy malos y muy cándidos. Se —No, Weygand, es verdad, era exacto a Van der Smis-
dedicaban a tocar el piano y a pasear por los jardines y sen. Ahora, es un hecho público y notorio, un secreto a
a aburrirse como ostiones. voces que Maximiliano y Carlota nunca tuvieron rela-
—¿No hacían el amor? ciones maritales desde que llegaron a México.
—No, ni siquiera eso. —Ay, ¿y por qué?
—Y tú, ¿cómo sabes? —Una posible razón de la locura de Carlota es que
—Porque esto se sabía; dormían en recámaras dis- todo el mundo hubiera sabido que el hijo de Carlota
tintas y frente a cada puerta había guardias. En un cas- no era de Maximiliano. Cuando perdió totalmente la
tillo, todo se sabe, los guardias hubieran visto al archi- razón, la reina de Bélgica y el conde de Flandes la reco-
duque entrar a la habitación de la archiduquesa. gieron en Miramar.
—¿Pero cómo sabes —insisto asombrada—, cómo —¿Embarazada?
sabes, por ejemplo, que a Carlota no le dieron toloache? —No sé. Es una de las explicaciones de la locura de
—No —ríe—, pues lo del toloache es una de las teo- Carlota: su posible embarazo. Lo que sí es un hecho es
rías, pero los investigadores serios descartan esa posibi- que al general Weygand le remitieron una fotografía de
ARTESANO DE SÍ MISMO | 11
Nadie saldrá de este cuarto hasta que tenga una idea
Recuerdo
de Ludwik
Margules
Juan Villoro
La proteica personalidad de Ludwik Margules exige un La comunidad mixe migra con facilidad y se ha asen-
acoso múltiple. Encontré una sorprendente vía de acceso tado en Oaxaca, la Ciudad de México, Tijuana y Cali-
a su temperamento en un documental que hizo para el fornia. Este pueblo errabundo se adapta a los idiomas y
INAH. Resulta difícil asociar al director de origen polaco encuentra en las partituras su primer alfabeto. No es
con las comunidades indígenas mexicanas; sin embargo, casual que Margules se apasionara ante una etnia que
la película En clave de sol arroja una excepcional res- viaja con su cultura a cuestas.
puesta a las interrogantes que planteó en su vida. Mar- En sus imprescindibles conversaciones con Rodol-
gules fue a la Sierra Mixe, en Oaxaca, para filmar a los fo Obregón, Ludwik Margules recordó la primera defi-
niños del pueblo de Tlahuitoltepec que aprenden a leer nición que escuchó acerca del país en el que pasaría la
las notas musicales antes que las letras. En esa apartada mayor parte de su vida. El cónsul mexicano en Ma-
serranía halló un mapa de la traducción. Si algo define rruecos le dijo que nuestra peculiar sociedad era un sis-
su trayectoria es, precisamente, la necesidad de inter- tema autoritario “suavizado por la corrupción”. El joven
pretar idiomas. Sus primeras tres lenguas fueron el po- Margules había conocido rigores más arduos. La perse-
laco, el yiddish y el ruso, pero trabajó en una cuarta len- cución nazi lo obligó a abandonar Polonia rumbo a la
gua: el español de México, que llegó a dominar con los Unión Soviética. Ahí pasó buena parte de su infancia y
caprichos que sólo puede tener un chilango eslavo. presenció montajes teatrales que no olvidaría.
Cruce de
caminos
Hernán Lara Zavala
CRUCE DE CAMINOS | 17
La vida de ambos escritores fue compleja, azarosa, sus padres. Sin duda, lo que marcó a los dos autores
caprichosa y aventurera. La familia de Cervantes pro- desde la infancia fue el deslumbramiento y el amor que
venía de la clase media de la sociedad española. Su abue- el teatro les despertaba: quedaron prendados de asistir
lo, Juan, era abogado y su padre, Rodrigo, barbero-ciru- a las obras de los grupos de actores itinerantes que, con
jano, casado con doña Leonor Cortina. La pareja tuvo sus carretas y carpas, pasaban por los pueblos de Sevilla
cuatro hijos, de los cuales Miguel fue el menor. Su acta o por Stratford. Incurable debió de resultar sin duda la
de bautizo es del 9 de octubre. En Alcalá la familia en- impresión que les causaron los actores, y la idea de que
frentaba constantes problemas de carácter económico, “la vida es un escenario” despertó la imaginación y la
lo cual hizo que se tuvieran que trasladar primero a Va- vocación de ambos.
lladolid, luego a Córdoba y finalmente a Sevilla. Miguel Ahora Miguel se encuentra en Italia, refugiado a cau-
estudia probablemente en el colegio de los jesuitas, don- sa de alguna disputa sangrienta ocurrida en España. Está
de aprendió algo de retórica y algo de latín. al servicio de su protector, Giulio Acquaviva, que con
Pero fue en Sevilla donde Miguel tuvo su primer des- el tiempo llegará a ser cardenal. Miguel tiene a la sazón
lumbramiento teatral al presenciar las representaciones 22 años y se halla frente a un destino incierto. No deci-
de Lope de Rueda. Es por ese mismo amor al teatro que de aún si desea abrazar el oficio de las letras, el de las
a los 23 años William se escapa a Londres. Año tras año, armas o el de la diplomacia. Antes de partir rumbo a
dos o tres compañías solían pasar por Stratford y mon- Italia publica varias composiciones poéticas de su auto-
taban ahí sus obras para beneplácito de la gente, pero ría en un libro sobre la enfermedad y la muerte de la reina
sobre todo para William, aspirante a actor, así que, cuan- Isabel de Valois, editado por Juan López de Hoyos, quien
do en el año de 1587 pasaron cinco compañías por su lo señaló como “nuestro caro y amado discípulo”. En
pequeña ciudad, decidió unirse a ellas en busca de fa- Italia Miguel aprende la lengua y lee en el original las
ma y fortuna, dejando a su mujer y sus hijos a cargo de obras de Boccaccio, Ariosto, Bandello y Tasso, que van
CRUCE DE CAMINOS | 19
de su producción dramática: Hamlet, Othello, King Lear, incluida, la primera parte del Quijote, con el que obtuvo
Macbeth y Anthony and Cleopatra. ¡Auténticos e inolvi- un éxito inmediato entre el público lector y la crítica.
dables dramas de la condición humana! Luego viene el Tan grande fue su éxito que se vio impelido a escribir
periodo de “la reconciliación”, donde se ven superadas una segunda parte y fue rápidamente traducido a otras
sus angustias existenciales, y que queda representada so- lenguas. En 1612 aparece la primera traducción ingle-
bre todo en su obra The Tempest, en donde Shakespeare sa del Quijote, hecha por Thomas Shelton, versión que
se reconoce como el gran creador que es, y se ve como su revolucionó los cánones y que sirvió como modelo a las
personaje Próspero, manipulando las acciones de los ca- novelas de Defoe, Fielding, Smolett —principales no-
racteres, como Shakespeare las de los actores para lograr velistas ingleses del siglo XVIII—, y cuya influencia llegó
que la obra fuera feliz, conmovedora y convincente. hasta el propio Dickens (Pickwick Papers).
Como suele suceder durante la juventud, tanto Cer- Poco después, en 1613, saca Cervantes a la luz sus ex-
vantes como Shakespeare se iniciaron escribiendo poe- traordinarias Novelas ejemplares, en cuyo prefacio afirma:
sía (hacerse poeta, según dicen, es enfermedad “incura-
ble y pegadiza”). Pero los impredecibles caminos de la Mi edad no está ya para burlarse con la otra vida, que a
literatura jamás son sencillos y mucho menos regala- los cincuenta y cinco de los años gano por nueve, y por
dos. Tanto Cervantes como Shakespeare tuvieron que la mano. A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva
vérselas con sus respectivas capacidades para llegar a su mi inclinación, y más que me doy a entender (y es así)
auténtica vocación. que yo soy el primero en que he novelado en la lengua
Cervantes prueba suerte primero en la poesía y lue- castellana; que en las muchas novelas que en ella andan
go en el teatro, donde le va mejor aunque nunca alcan- impresas, todas son de traducción de lenguas extranje-
za los vuelos de sus contemporáneos, Lope de Vega, Tirso ras, y éstas son más propias, no imitadas ni hurtadas. Mi
de Molina o Calderón de la Barca. No posee la vena lí- ingenio las engendró y las parió mi pluma y van crecien-
rica y, aunque ejerce con mucho más decoro la drama- do en los brazos de la estampa.
turgia, no acaba de cuajar frente a los grandes del teatro
español. Años tardó en convencerse de que su tempe- En manos de Cervantes la novela se convertirá en
ramento no era de carácter lírico y así lo deja entrever una forma superior de la literatura: un género capaz de
en el prólogo a Viaje al Parnaso, en cuyo prólogo dice: asimilar en su seno a otros (poesía, diálogos dramáti-
“Si por ventura lector curioso eres poeta y llegare a tus cos, críticas a la sociedad, discursos y discursos autóno-
manos (aunque pecadoras) este Viaje; si te hallares en el mos de carácter amoroso, social satírico y paródico). Y
escrito entre los buenos poetas da gracias a Apolo por la así como Cervantes no logró brillar en la poesía ni en el
merced que te hizo; y si no te hallares también se las teatro, en la novela brilló como nadie, de tal manera que
puedes dar y Dios te guarde”. quizá, como comentara alguien, Quevedo bien podría
A pesar de su enorme admiración por el género dra- haber corregido la prosa narrativa de Cervantes pero
mático y de haber escrito varias obras de teatro, algunas nunca podría haber escrito como Cervantes.
de ellas no tan despreciables, tampoco resultó su fuer- El temperamento literario de Shakespeare, en cam-
te, aunque ahí se desenvuelve con mucho mayor soltura bio, era fundamentalmente lírico y dramático, y todas
que en la poesía. No obstante, su estadía en Italia y en sus obras de teatro reflejan la feliz combinación de la
Sicilia, durante su juventud, resultará sumamente fruc- acción impulsada por la exquisita vena lírica que habi-
tífera a la postre para labrar su oficio maduro de narra- taba en su alma. “Después de Dios nadie ha creado tan-
dor. La influencia de Ariosto, Boccaccio y Tasso le re- to como Shakespeare”, decía Alejandro Dumas padre.
sultará fundamental. El temperamento y el talento de En mi opinión, quien mejor ha descrito el genio de
Cervantes estaban fincados en la prosa y en particular William Shakespeare es el ensayista inglés William Haz-
en la prosa narrativa. Él iba a convertirse en el máximo litt, que dijo:
exponente de un nuevo género: la novela, y así lo de-
mostró luego de haber probado su pluma en la primera la enorme cualidad del genio de Shakespeare fue que vir-
parte de La Galatea (1585), sobre la que el propio Cer- tualmente incluyó todo el talento de sus contemporáneos
vantes opina, a través de la voz del barbero: “Muchos y no sólo lo que difería de ellos… La característica más
años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé sobresaliente de la mente shakespeareana fue su enorme
que es más versado en desdichas que en versos. Su libro capacidad de comunicación con las otras mentes: de mo-
tiene algo de buena invención; propone algo y no con- do que captaba todo un universo de sentir y de pensar
cluye nada: es menester esperar la segunda parte que dentro de su propio ser… Era como cualquier otro hom-
promete…” que, por cierto, nunca llega a escribir. bre pero también era todos los hombres. Era el menos ego-
No obstante, con el paso del tiempo logra escribir, céntrico pero en su mente contenía todo lo que los otros
luego de muchas penurias, desdichas y fracasos, la cárcel eran o podrían llegar a ser. Poseía los genes de todos los
saberes y sentires, aunque sólo los captara intuitivamente honra, el valor y la justicia constituyen la parte esencial
en todas sus ramificaciones: a través de los cambios en los de su personalidad, ya sea en sus cabales o en su locura.
conflictos pasionales o en la fortuna, así como en un giro De manera semejante, Sancho puede ser rústico, igno-
del pensamiento…Su genio brillaba por igual con relación rante, elemental y a veces hasta pícaro y mentiroso. Pero
al bien y al mal, tanto con lo sabio como con la estulticia, no es tonto, y así lo demuestra cuando se hace gober-
y entendía por igual a un rey que a un pordiosero. nador de la Ínsula de Barataria. Por eso, se dice que a lo
largo de la novela Sancho se “quijotiza” y don Quijote
Miguel de Cervantes Saavedra fue el autor de sólo se “sanchifica”. Uno y otro fueron creados para ser uno
un gran libro: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Man- mismo, como el propio Cervantes.
cha, novela que revolucionó el género y dio pauta para A lo largo de toda la obra las invectivas en contra de
que todos los demás novelistas, anteriores y posteriores los libros de caballería no cesan pero, a medida que avan-
a él, aprendieran de sus recursos, de su ingenio, de su za, la trama se hace cada vez más sutil y las sátiras y paro-
inventiva, de su humanidad y de su humor. El Quijote dias se van contrapunteando con las pequeñas tragedias
fue concebido inicialmente como una parodia de las no- de amor y celos con las que se topan involuntariamente
velas de caballería. Alonso Quijano, como se llamaba don Quijote y Sancho mientras transitan por los cami-
don Quijote al inicio de la novela, se pasaba las noches nos de España; eso le otorga otra dimensión a la novela,
leyendo “de claro en claro y los días de turbio en turbio; apartándola por momentos de la mera parodia para al-
y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el canzar vuelos de gran elegancia y serenidad pero sobre
cerebro y vino a perder el juicio”. Las novelas que leía todo de humildad y humanidad, lo cual nos hace sentir y
don Quijote eran Orlando furioso, Palmerín de Inglate- respirar el espíritu de la grandeza que el Quijote refleja: el
rra, Amadís de Gaula, Las sergas de Esplandián, Historia del humanismo del Renacimiento al tiempo que mues-
del famoso caballero Tirante el Blanco y tantas otras que tra también la decadencia del imperio español. Cervan-
le atiborraron la mente de sueños, fantasías y ensoña- tes fue el escritor que demostró que la novela, además de
ciones y presuntamente lo volvieron loco. ser un medio de entretenimiento, podía convertirse en
Aunque el espíritu que prevalece en el Quijote es un método de experimentación formal y narrativo, así
esencialmente cómico, al parodiar y satirizar a las no- como en una forma de conocimiento del ser y el devenir
velas de caballería, a medida que transcurre la historia de la humanidad y el mundo. Cervantes fue, sin duda, el
las personalidades de don Quijote y Sancho se van afian- creador de la novela moderna y el Quijote se convirtió,
zando y cobran carácter, independencia y mucha huma- por un extraordinario acto de prestidigitación, en la ma-
nidad. Ambos constituyen una pareja dialéctica ideal dre de todas las novelas que la sucederían.
que permite confrontar el idealismo de don Quijote con Contrario a Cervantes, Shakespeare fue un autor de
el realismo de Sancho. Don Quijote padece una extra- múltiples y variadas obras de teatro de primerísimo or-
ña monomanía a causa de su delirante admiración por den. Tiene en su haber más de cuarenta piezas que tran-
las novelas de caballería, pero no es un hombre carente sitan de la historia a la comedia, de la comedia a la trage-
de juicio. Las novelas de caballería lo transforman pero dia hasta llegar a lo que se conoce como sus romances,
no lo deforman. Independientemente de su locura, la de carácter más imaginativo y fantasioso. Sus grandes
CRUCE DE CAMINOS | 21
como Shakespeare se nutrieron, acaso sin haberlo leído
directamente, del Elogio de la locura de Erasmo de Róter-
dam. Los dos personajes más famosos de ambos autores,
don Quijote y Hamlet, padecen un grado de locura.
Efectivamente, los dos son, como diría Salvador de Ma-
dariaga, locos “norte noroeste”, feliz frase que indica
que ambos están locos pero tan sólo con una cierta des-
viación en la brújula que los hace deformar los hechos,
a uno a la luz de las novelas de caballería y el otro por la
obsesiva duda que lo abruma sobre el posible asesinato
de su padre. Ambos padecen una cierta monomanía dado
que tanto don Quijote como Hamlet son capaces de
razonar lúcidamente, salvo cuando interfiere su obse-
sión. En el caso de don Quijote, la locura no es fingida
sino que es el resultado de haber leído tanto libro de ca-
ballería. En el caso de Hamlet, la locura parece un arti-
lugio para descubrir si su padre fue asesinado (“Jurad
que por extraña que a vos fuera mi conducta —y con-
tad que bien pudiera convenirme adoptar cierta manía
como de extravagancia—, si así fuera que no haréis na-
da…”), pero su constante dudar finalmente logra sa-
carlo de sus cabales.
Pese a su locura, mitológicamente don Quijote se
levanta como la imagen del hombre que intenta de for-
ma desinteresada implantar el bien en la Tierra, mien-
tras que la figura de Hamlet emblemáticamente nos re-
presenta a todos frente a la incertidumbre de la vida, en
la melancolía y el pesimismo que suelen embargarnos
de cuando en cuando y que el propio Hamlet expresa
en los siguientes términos: “¡Qué máquina extraña es
el hombre! ¡Qué noble en su razón: qué infinito en sus
facultades; en su forma y movimiento qué apto y ad-
personajes sobrepasan a más de cien y son por todos no- mirable; en sus actos qué ángel; en su comprensión qué
sotros conocidos: Romeo, Julieta, Mercutio, Shylock, Dios: la hermosura del mundo, el modelo de los ani-
Porcia, Julio César, Bruto, Iago, Otelo, Desdémona, males y con todo, para mí, ¿qué es esta quintaesencia
Emilia, Rosalind, Hamlet, Ofelia, Macbeth, Lady Mac- de barro?”.
beth, Lear, Cordelia, Antonio, Cleopatra, Coriolano y La tristeza y melancolía, tanto de don Quijote como
tantos y tantos más. de Hamlet, la logran apaciguar Cervantes y Shakespeare
Si Miguel de Cervantes logró inventar la novela, de a través de su agudo sentido del humor. Ya he aludido a
acuerdo con Harold Bloom, William Shakespeare lo- la pareja dialéctica que forman don Quijote y Sancho
gró “inventar a la humanidad”. y cómo las gracejadas de Sancho le dan vida, sal y sabor
a la novela. El rollizo personaje de baja estatura, barba
cerrada, voz ronca que cabalga acompañando a su amo
II montado en un pollino citando refranes aprendidos de
oídas por el pueblo y suficientemente socarrón para fin-
Pero entremos en materia: Además de los contrastes y gir llevar las misivas de amor encargadas por su amo a
similitudes entre sus vidas, vocaciones, obras y perso- Dulcinea, es el personaje que más castigos y maltratos
nalidades, ¿cuáles son las confluencias, si acaso existen, recibe en la novela sin merecerlo: golpeado y apedreado
entre Cervantes y Shakespeare? Al margen del talento, por los imaginarios enemigos de su amo, manteado en
del genio, de la experiencia, del género y de la naciona- la venta, burlado por propios y extraños en razón de su
lidad, sin duda compartieron afinidades, las famosas aparente ingenuidad, sometido a poco comer y nada
“afinidades electivas”. de beber (cuando tiene sed apenas y le ofrecen agua en
Empecemos entonces por el tema más conocido y lugar de un poco de vino), y a quien don Quijote le
tratado por ambos: el de “la locura”. Tanto Cervantes hace continuas reprimendas y reclamos y le exige reite-
CRUCE DE CAMINOS | 23
llero de la Sierra” que, por un desengaño amoroso, vaga
como loco por los bosques. Curioso encuentro: la Sie-
rra Morena cobija a tres extraños seres: don Quijote de
La Mancha, Ginés de Pasamonte y Cardenio.
La historia de Cardenio en el Quijote es como si-
gue. Cardenio se enamora de una chica de su pueblo y
de su misma condición social. Desea casarse con ella
y cuando está a punto de pedir su mano, su padre le
informa que ha recibido una carta del duque Ricardo
—un noble de Andalucía— solicitando que Carde-
nio se convierta en compañero de su segundo hijo, de
nombre Fernando, para que se vaya labrando su futu-
ro. Su padre le aconseja que aproveche la oferta, Car-
denio pospone su matrimonio y así logra entablar tan
buena relación con Fernando, el hijo del duque, a quien
no cesa de hablarle de la belleza de Luscinda, así como
del amor que le inspira, hasta que Fernando se ena-
mora de ella. Antes, Fernando había seducido a una la-
bradora, vasalla de su padre, de nombre Dorotea, a la
que finalmente abandona con la intención de casarse
con Luscinda mediante una serie de artilugios que los
llevan hasta el altar, lo cual vuelve loco a Cardenio.
Este es el conflicto de la novela: una amistad traicio-
nada, un doble engaño al amigo y a la ex amante y la
posibilidad de perder a Luscinda para siempre: sus-
penso, engaño y deshonor. Cardenio intentará recupe-
rar a Luscinda así como Dorotea a Fernando en los bos-
ques de la Sierra Morena.
Pues bien, la base de esta anécdota le sirvió de ins-
piración a William Shakespeare para adaptarla como
obra de teatro bajo el título de Cardenio o Doble trai-
ción. En efecto, todo parece indicar que la historia de
Cardenio fue escrita por William Shakespeare, en co-
laboración con su joven colega John Fletcher siguien-
do la traducción del Quijote hecha por Thomas Shel-
ton en 1612, y tal parece que fue estrenada en la Corte
de Inglaterra en 1613. Obviamente, ni don Quijote,
ni Sancho, ni los personajes aledaños de la novela de
Cer vantes aparecen en la obra de teatro que se cir-
cunscribe a diez personajes. La recuperación de esta
obra es relativamente reciente y se conoce como Car-
denio, la obra perdida de Shakespeare y tuvo como ante-
cedente la obra Double Falsehood: or The Distrest Lovers
firmada por Lewis Theobald en 1727. La obra fue
reestrenada en Inglaterra en 2011 bajo el título Car-
denio, la obra perdida de Shakespeare re-imaginada y
es una suerte de colaboración entre Cervantes, Shake-
speare, Shelton, Theobald y Gregory Doran, que fue
quien la dirigió.
Hermosa forma de unión en la que un gran drama-
turgo aprovecha la interesante historia de dos amores
escrita por un gran novelista para que encuentren un
punto de unión indisoluble frente a los lectores y a los
amantes del teatro.
Honoré Daumier, Don Quijote y la mula muerta, 1864
Cuando hablamos hoy día de la imitación, de inme- re, que van desde las consabidas novelas de caballerías
diato viene a nuestra mente la idea de plagio y pirate- hasta manuscritos y textos de cordel poco conocidos,
ría, lo que supone un castigo y en muchos casos la con- pero que en su momento circularían en el barrio de las
dena social por haber robado información y haber hecho letras. Tenemos que imaginarnos una ciudad madrile-
propio el talento del otro. Para evitar esta práctica ver- ña en un momento glorioso en el que conviven y al
gonzosa, se han desarrollado en nuestros días comple- mismo tiempo se denuestan escritores tan significati-
jos mecanismos legales que defienden los derechos de vos como Lope de Vega, Tirso de Molina, Juan Ruiz
autor y sancionan de diversas formas el uso indebido de Alarcón, Luis Vélez de Guevara, Francisco de Que-
del trabajo ajeno. El manejo de los medios digitales vedo, Luis de Góngora, Pedro Calderón de la Barca
no obstante ha potenciado las formas de citación y —aunque este último ciertamente más joven—, y el
paráfrasis, lo que ha generado múltiples debates en propio Cervantes, entre otros muchos dramaturgos,
torno a, por un lado, los límites que deben ser permi- poetas, cronistas y místicos, que competían así en in-
tidos para hacerse con los datos de los demás; y, por genio como en rencillas literarias. En este marco, no
otro, las bondades que ofrece la escritura colectiva, co- debe parecer extraño que la práctica de la compositio
mo son los wikis y otros instrumentos interactivos que supusiera la reescritura de textos así como la conti-
han ayudado a valorar la creación desde nuevas cate- nuación de historias y asuntos que estaban presentes
gorías estéticas, fomentando así el ejercicio de la inte- en el imaginario social. Tal como hoy día no nos pare-
ligencia múltiple y la copresencia del texto citado y del ce raro el asistir a una sala de cine para ver sagas de hé-
texto no necesariamente plagiado, sino “transducido”; roes modernos cuyas aventuras se desdoblan para ser
quiero decir, el texto que ha migrado a otro formato y contadas de diferentes maneras; tampoco debería sor-
que en vecindad con nuevos trayectos de sentido adquie- prendernos el que en la llamada época áurea de la lite-
re una significación diferente a la original. Apenas es ratura española los autores probaran su eficacia artísti-
necesario decir que estamos hablando de un caso de ca con contenidos y materiales previamente creados.
pragmática literaria, donde la palabra ha cobrado vida, A Cervantes se le ha otorgado unánimemente el mé-
ha entrado en el dominio del performance, para decir- rito de haber inventado un género que es la novela mo-
lo en el lenguaje actual. derna, pero convendría a nuestro propósito reflexionar
Uno de los casos que me parecen más interesantes un poco en qué consiste esta novedosa fórmula cervan-
para entender el concepto de transducción es el Qui- tina. Es decir, que si se dice que Cervantes es el funda-
jote de Miguel de Cervantes. En este contexto, cobra dor de la novela moderna, esto requiere un mínimo de
especial relevancia el hecho de que al ser esta pieza un explicación de cómo es que este autor, por medio del
instrumento a través del cual se expresa no sólo un ar- Quijote, logra desarrollar una narrativa tradicional, pero,
tista, sino una tradición literaria, la novela responde a al mismo tiempo, abre las puertas a un relato de ficción
un doble designio, por cuyo efecto su lectura no solo sin precedentes, cuyos fundamentos son la risa, la pa-
nos sumerge en un mundo ciertamente inventado por rodia y el juego de imitaciones. Pero vayamos por orden.
Cervantes, sino también asistimos a la puesta en esce- Toca en principio indagar la naturaleza de la comicidad
na de obras citadas, parafraseadas, parodiadas si se quie- cervantina para ocuparnos en un segundo momento del
EL NARRADOR PARÓDICO | 25
concepto de invención y composición que potencian el por ejemplo, es posible hablar de un narrador hetero y
sentido comunicativo de la novela del alcalaíno. extradiegético, que al mismo tiempo plantee puntos de
Con relación a la noción de risa, conviene decir vista diferentes sobre la misma narración, contrapunto
que, si bien en la Galatea y en el Persiles se emplea el que es aprovechado por el autor para construir un dis-
recurso del humorismo igual que en el Quijote, en cada curso altamente irónico. Tal equivocidad sobre la no-
caso la risa responde no obstante a estructuras gené- ción de verdad y mentira atañe desde luego tanto a los
ricas distintas, lo cual favorece o desfavorece la visión acontecimientos como a los pensamientos y emociones
totalizadora del mundo que Cervantes se había pro- de sus personajes. Esta característica toral dentro del ám-
puesto plasmar en sus obras. Tal como señala José bito de la narrativa contemporánea hace que Cervantes
Montero Reguera,1 es posible que la comicidad que inaugure para la novela mundial una nueva forma de
encontramos en el Quijote la podamos hallar tanto relato. Puede decirse, por tanto, que hay dos elementos
en la Galatea como en el Persiles, pero sólo en el Qui- esenciales que distinguen desde la propia arquitectura
jote Cervantes encontró el modo de materializar un material a las novelas en comento: una, que frecuente-
género; género, digámoslo de una vez, que ni él mis- mente el Quijote presente opiniones y perspectivas
mo supo definir, pero que podríamos denominar na- enfrentadas —también las hay en ocasiones en Alemán
rración paródica. Es esta fórmula la que, finalmente, y en Mateo Luján de Sayavedra, su imitador, aunque
permite a Cervantes traducir su experiencia de vida y presentadas siempre desde la óptica de un personaje-
trasladar a un género hipertextual el conjunto de sus narrador—; y otra, que el narrador ironice sobre todos
lecturas y reflexiones estéticas; pero, sobre todo, esta esos puntos de vista, aspecto totalmente ausente en la
forma narrativa representa genuinamente la actitud obra de Alemán. Si cabe hablar de risa popular e ironía
de una conciencia colectiva que encuentra en la no- en ambos relatos, también es justo puntualizar que tal
vela de Cervantes la manera de expresarse a sí misma comicidad se expresa en términos mucho más amplios,
mediante la imitación de formas diversas del lenguaje. ricos y variados en la novela de Cervantes.
Aun cuando en los otros textos narrativos de nuestro Con todo, no queremos decir que el alcalaíno in-
autor cabe hablar de novela pastoril y novela bizanti- tentara renunciar o poner en mal a la tradición de la que
na respectivamente, sólo en el Quijote el alcalaíno lo- él fue un gran transductor; se trataba en su caso, sim-
gra su propósito último —que ya Erich Auerbach ha- plemente, de relacionarla con el mundo de la vida co-
bía intuido con gran agudeza en los años de 1950—: mún que tenía su propio pensamiento y su propia sen-
la de expresar la sensibilidad de la realidad cotidiana sibilidad, los cuales era preciso contar y representar desde
frente a la pedagogía y ortodoxia de la literatura con- formas imaginarias diferentes. La experiencia de este
vencional.2 encuentro, entre la cultura popular y la culta, entre el
Si bien en la época de Cervantes hay otra gran no- mundo de la seriedad y la risa, teniendo como base la
vela de raigambre paródica —la cual por cierto precede ambigüedad de la verdad, posibilitan el enriquecimiento
en un año a la publicación del Quijote—, hay diferen- de la mirada cervantina. El Quijote, en efecto, no podría
cias de índole compositiva dignas de notar. En efecto, decirse que inaugura la novela como género —pense-
al Guzmán de Alfarache (1604) de Mateo Alemán, le cabe mos en la influencia recibida a través de la novela gre-
el honor de haber gozado antes que ninguna obra espa- colatina, y después de Boccaccio, Ariosto o los novellieri
ñola de un éxito editorial a gran escala. Si es posible con- italianos—, pero sí deposita la simiente de una nueva
jeturar en este terreno, habría que señalar que su reso- forma de relato de ficción que se irá desarrollando con
nancia sin igual se debió seguramente al hecho de haber provecho hasta nuestro tiempo y que hoy denomina-
consolidado no sólo otro género importante en ese mo- mos novela moderna.
mento histórico —la novela picaresca—, sino también Ahora bien, conviene para nuestro propósito descu-
por inscribir su obra en una nueva forma de relación brir a un Cervantes que no sólo se sirve de la invención
del hombre con el mundo, que era el humor popular y autónoma para la confección de su mundo imaginado;
el punto de vista de un narrador infidente. Con todo, quiero decir que es necesario empezar a desmitificar la
habría que considerar el modo como tal hilaridad se figura del autor español como creador individual o in-
construye desde la propia estructura fundamental del genio poseso, para aproximarnos a su novela maestra
texto, creando una refracción de sentido entre todos sus como la expresión de un hecho cultural. Sí, la lectura
elementos formales. En este supuesto, sólo en el Quijote, del Quijote supone una comprensión de las convencio-
nes de interpretación del arte y los modos compositi-
vos que derivan de tales interpretaciones, pues de este
1 J. Montero Reguera, “Humanismo, erudición y parodia en Cer-
modo logramos acceder al subsuelo del texto; más to-
vantes: del Quijote al Persiles”, en Edad de Oro, 15 (1996), pp. 87-110.
2 E. Auerbach, “La Dulcinea encantada”, en Mimesis, traducción davía, nos internamos en el inconsciente social del len-
de Eugenio Imaz, FCE, México, 1993, pp. 335-336. guaje que lo produjo.
hemos podido acceder a la biografía que el propio escri- ché-Delbosch, en Reveu Hispanique, número 55 (1922), pp. 310-446.
tor aragonés escribiera con el título de Vida y trabajos
de Jerónimo de Pasamonte;4 texto ciertamente extraño
pero sin duda clave para entender la relación literaria
que guardan entre sí estas obras y que, finalmente, nos
ayudan a comprender un proceso de composición e imi-
tación correctiva.
Según esta idea, no es que Cervantes hubiera ad-
vertido cuando escribía los últimos capítulos de la se-
gunda parte del Quijote que había una pieza, ya pu-
blicada, que intentaba usurpar su autoría y que fue la
causa de que nuestro autor decidiera cambiar el rum-
bo de su novela, como ha defendido la mayoría de la
crítica. Se trataba más bien de una larga y antigua ene-
mistad que surgió desde la aparición de la biografía
de Pasamonte como texto de cordel y del cual tendría
conocimiento Cervantes antes incluso de publicar la
primera parte de la novela en 1605. Como sabemos, en
la escena conocida de los galeotes, surge un personaje
con el nombre precisamente de Ginés de Pasamonte,
quien anuncia a don Quijote que en breve publicará
un libro como soldado de guerra, que se llama justa-
mente Vida de Ginés de Pasamonte. El tratamiento que
da Cervantes a este personaje no sólo es burlesco; tam-
bién este galeote es representado como un ingrato por
encabezar la embestida a pedradas contra el hidalgo
EL NARRADOR PARÓDICO | 27
sentido con el Quijote.6 No obstante, Alfonso Martín a escritores principales como Lope de Vega o Tirso de
Jiménez, luego de estudiar minuciosamente ambos tex- Molina, hasta asignarla a plumas menores como las
tos, ha propuesto que habría varios motivos por los de los manchegos Baltasar Elisio de Medinilla, san Juan
que Cervantes incluyó y parodió en su novela tanto a Bautista de la Concepción o José de Villaviciosa así
Pasamonte como a su libro en ciernes.7 La razón fun- como a los vallisoletanos Cristóbal Suárez de Figue-
damental era que Jerónimo narraba hechos y proezas roa y Baltasar de Navarrete, para todo cual contamos
que en realidad no le correspondían y que en todo caso con una asidua y prolongada bibliografía.9 Frente a to-
las había vivido el propio Cervantes, como haber lu- do ello, parece indispensable considerar el valor de la
chado con valentía en la batalla de Lepanto o haber en- composición artística no como una expresión de la in-
trado en combate en otros hechos de guerra no obstante dividualidad arcana, sino como un fenómeno prag-
encontrarse enfermo y débil a causa de la fiebre cuar- mático de la textualidad social, que tiene su origen y
tana. Asimismo, los acontecimientos que narra Jeró- desarrollo en la recreación de obras, asuntos y géneros
nimo de Pasamonte en su cautiverio —que por cierto que potencian las formaciones discursivas e ideológi-
fue muy superior al de Cervantes, pues mientras que este cas que nutren cada época y la tradición misma que los
permaneció cinco años aquel fue esclavo por 18— son incita y concita.
aprovechados por este último para recrear La novela En el caso del Quijote, parece cada vez más signifi-
del capitán cautivo en su propia obra. Al sentirse exhi- cativo tomar en cuenta que la práctica meliorativa de
bido, entonces, el soldado aragonés se propondría se- la imitación fue constante en la medida en que pode-
gún esta tesis publicar la segunda parte del Quijote, imi- mos imaginar la vida intelectual madrileña como un
tando paródicamente no sólo las andanzas del hidalgo espacio privilegiado de la convivencia de artistas y es-
y su escudero, sino queriendo mostrar a la vez su supe- critores. El barrio de las letras suponía un acercamien-
rioridad como escritor y hombre de vida. Martín Jimé- to a aquello que hoy día no podemos ver; un “darse
nez señala una serie de similitudes entre los episodios cuenta” de lo que empezaba a circular incluso antes de
del relato intercalado de Cervantes y laVida de Pasa- ser oficialmente publicado; pero también el celo de los
monte que parecen evidenciar esta relación hipertex- creadores por probar su ingenio y superioridad en te-
tual. En consecuencia, esta disputa literaria se haría ex- mas y motivos que dominaban la atención del momen-
tensible a la segunda parte del Quijote donde el lector to. Por eso, no nos debe parecer extraño que “el caso
implícito del mensaje cervantino no puede ser otro que Quijote” fuera el resultado de una nutrida experiencia
el enmascarado Pasamonte: “Válame Dios, y con cuán- lectora de Cervantes, así respecto de su a veces no acre-
ta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre o ditada formación humanística, como de su trato direc-
quier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él ven- to con textos y autores que el tiempo ha querido arro-
ganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Qui- jar sobre ellos cierto salitre.
jote, digo, de aquel que dicen que se engendró en Tor- Este fenómeno de transducción, por medio del cual
desillas y nació en Tarragona”.8 los autores trasladan a otros universos verbales situa-
Es cierto también que al día de hoy existe una aca- ciones, personajes, lenguajes, en suma unidades de con-
lorada discusión acerca de la autoría verdadera del Qui- tenido que al migrar a otros formatos producen nuevos
jote apócrifo, lo cual ha generado no pocas animad- sentidos, es lo que puede explicar que la genialidad de
versiones entre los mismos estudiosos del asunto. De Cervantes no consista necesariamente en haber crea-
esta suerte, los candidatos a ser reconocidos como auto- do una historia original, sino en su capacidad de rees-
res del texto en cuestión han arrojado las hipótesis más cribir textos mediante técnicas de alejamiento, como
atrevidas y enigmáticas, que van desde atribuir la obra son la parodia, la intercalación de relatos o la hibridez
genérica, la que acaba produciendo un efecto refres-
6 Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte, en Autobiografías de sol- cante. Es de todos conocido que el posible origen del
dados (siglo XVII), ed. de José María de Cosío, Biblioteca de Autores Quijote haya sido justamente una pieza teatral: El en-
Españoles, t. XC, Atlas, Madrid, 1956, tremés de los romances, que cuenta la historia de Barto-
7 Entre los varios y concienzudos trabajos que ha escrito Alfonso
Alcalá de Henares, 2001 y A. Martín Jiménez, Cervantes y Pasamonte. rez Figaredo, quien defiende a Cristóbal Suárez de Figueroa como autor
La réplica cervantina al “Quijote” de Avellaneda, Biblioteca Nueva, Ma- del Quijote apócrifo. Véase, por ejemplo, E. Suárez Figaredo, Cervantes,
drid, 2005. También Juan Antonio Frago Gracia defiende la autoría de Figueroa y el crimen de Avellaneda, Carena, Barcelona, 2004; “La verda-
Pasamonte como autor del Quijote apócrifo, aportando argumentos dera edición príncipe del Quijote de Avellaneda”, en Lemir, número 11
topográficos, expresiones definitorias y léxico aragonés, en J. A. Frago (2007), pp. 45-60 y Alonso Fernández de Avellaneda, El Quijote apó-
Gracia, El Quijote apócrifo y Pasamonte, Gredos, Madrid, 2005. crifo, edición de Enrique Suárez Figaredo, en Lemir, número 18 (2014),
8 Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 312 pp.: http://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista18/Textos/06_
tomo II, edición de Luis Andrés Murillo, Castalia, Madrid, 1978, p. 33. Quijote_Avellaneda_Figaredo.pdf [consulta: 1 de abril de 2016].
lo, quien enloquece de tanto leer y recitar el romancero, Lo anterior explica que la novela de Cervantes fue
por lo cual termina creyéndose el propio Valdovinos. desde su aparición en el siglo XVII objeto de múltiples
Lo anterior señala que el público que podría haber te- adaptaciones narrativas y teatrales, pero también advier-
nido acceso a la novela de Cervantes no fue justamente te que todas estas, cuando se concentraron sólo en el
el tipo de receptor que en nuestro tiempo pudiéramos motivo de la historia, terminaron por perder su expre-
identificar, es decir, un lector sentado en una biblio- sividad poética. Así, no sólo el mentido Alonso Fernán-
teca o en la sala de su casa, leyendo en silencio y en so- dez de Avellaneda quiso probar suerte en la narración
litario. Quiero decir que el teatro, así como la poesía, que hoy todos conocemos como el Quijote apócrifo;
tenían desde luego una supremacía frente a la narrati- muy pronto en la escena española saldrían a la luz tam-
va en virtud de que los modos y medios miméticos que bién infinidad de obras con tema quijotesco, como son
los hacían posible permitían una comunicación viva y el entremés de Francisco de Ávila Los invencibles hechos
espontánea con relación al espectador, en el marco de de don Quijote de La Mancha, publicado en 1617 en la
convenciones sociales donde la literatura no sólo tenía octava parte de las Comedias de Lope como “entremés
el propósito de educar, sino, esencialmente, poseía un famoso”, y desde luego la obra de Guillén de Castro El
valor recreativo, lúdico y si se quiere espectacular. Así hidalgo don Quijote de La Mancha, por citar sólo las
parece demostrarlo la vida de los corrales de comedias más conocidas.
donde los asistentes exigían no sólo la eficacia de la his- Por lo tanto, la creatividad atribuida a la composi-
toria contada, sino, sobre todo, el artificio de la repre- ción del Quijote es justo empezar a entenderla como un
sentación. Resulta consecuente entonces pensar que hecho cultural, en el que una mente, ciertamente pro-
Cervantes, inconforme con el mediano alcance que ha- digiosa, pudo traducir una serie de códigos comunes para
bía obtenido en los escenarios madrileños, sobre todo la época, de modo que no sólo se valió de ellos para la
antes de publicar su magna obra, volcara su talento dra- confección de su pieza y corrección de sus hipotextos,
mático, acaso su ansiedad de artista petrificado, en sino que esta peculiar capacidad de transducción pudo
una pieza que iría modelando en el mismo momento en a la postre otorgarle la fama y prestigio de que hoy goza
que se estaba gestando, tal es la idea que sugiere la pie- Cervantes. Es la consagración de estos modos de trans-
za desde su propio acto enunciativo; quizás ahí em- cripción meliorativa, paródica en muchos casos, los que
pieza la migración de la obra dramática en otra de ca- en definitiva confieren al Quijote su valor supremo y
rácter narrativo. trascendental.
EL NARRADOR PARÓDICO | 29
Carta a
Cervantes
Vladimiro Rivas
Querido don Miguel: Usted, que nos acostumbró a referir unas historias a
Vengo de leer un libro sobre usted escrito en 1912 otras (intertextualidad llaman ahora fríamente a este
y publicado en 1913 por un investigador inglés llamado arte), que nos enseñó a leer en unas vidas la suerte de
James Fitzmaurice-Kelly. Ignoro si es el quinto o el dé- otras vidas, a entender que la conducta humana es, con
cimo intento del futuro por seguir, en vano, paso a paso, demasiada frecuencia, imitación de una vida imagina-
los de su escabrosa existencia terrestre. Ignoro también ria, si no mero reflejo de aquel platónico arquetipo, us-
qué opinión le merecían a usted los impíos ingleses, aun- ted, digo, ha encontrado en James Fitzmaurice-Kelly a
que debo afirmar que usted, que tuvo la oportunidad un sabio historiador en quien se cruzan, como buen in-
de odiarlos aunque fuera de lejos, como todo su pue- glés, el positivismo sabueso de un detective y la afición,
blo, supo dar, por el contrario, en una época de cucu- forzada, en este caso, por las historias de fantasmas. (Le
ruchos infamantes y de fuego inquisitorial, una lección aclaro que en nuestros también aciagos tiempos llama-
de tolerancia escribiendo esa deliciosa novela ejemplar mos detective al sabio inquisidor que rastrea las huellas
que es “La española inglesa”. Dicen por ahí que usted que uno deja en las cosas para saber adónde lo llevan o
los ignoraba, usted, que admiraba a Ariosto y estuvo para averiguar quién fue el autor de un delito; el posi-
francamente enamorado de las letras italianas. Usted tivismo es, más que una doctrina filosófica sobre la ver-
amaba también las leyendas artúricas, de las cuales, sien- dad por el camino de la observación, una manera de ser:
do normandas, prácticamente se han apropiado los cor- usted, don Miguel, lo entendería muy bien: un positi-
sarios de Inglaterra. (Antes de seguir, me disculpo por vista arrancaría toda la cólera de don Quijote y hasta la
haberlas llamado “leyendas”, pues usted sabía mejor de Sancho, y exasperaría toda, toda su paciencia, queri-
que yo que la historia de los caballeros de la Mesa Re- dísimo amigo). Con todo esto quiero decir que el profe-
donda no era vana invención sino historia verdadera y sor inglés no escribió sino lo que de usted estrictamente
modelo ejemplar). Ignoro, una vez más, si llegó usted a se sabía en 1912 y podía demostrarse con documentos.
enterarse de que el inglés fue el primer idioma extran- No hay emoción en el libro —Reseña documentada de
jero al cual se tradujo su Quijote. Así son de inescruta- su vida, la subtitulan—. La emoción está en nosotros,
bles los designios de la Providencia. Lo hizo en vida de don Miguel, no sólo porque deducimos de ese libro lo
usted un tal Thomas Shelton, en 1612, y es sabido que infortunada que fue su vida, y cómo fue a parar el héroe
el poeta y dramaturgo William Shakespeare quiso llevar de Lepanto y el preso de Argel solidario con sus com-
al teatro su Novela del curioso impertinente. No alcanzó pañeros de infortunio, en el hombre oscuro agobiado por
a hacerlo porque, si bien retirado ya de la escena, movi- la pobreza de los últimos años, en el duro veterano dado
do seguramente por el juego de almas que su novela a soñar para hacer vivible una vida invivible. No sólo
proponía, vivió con esa intención hasta que la muerte por esto, digo, sino porque su verdadera biografía, que
lo alcanzó en la misma fecha que a usted, aunque no en es su obra completa, y en particular su Quijote, nos re-
el mismo día, porque los ingleses, tan torpes en asuntos mite a alguna desdicha de su existencia y viceversa. Qui-
de fe, no habían adoptado aún el calendario gregoria- zá no necesito decirlo, pero usted sabía muy bien que
no. Todo esto pasaba mientras usted se debatía por con- su condición de humanidad subalterna sería compen-
seguir la protección de algún noble que por fin le ofre- sada con creces por su entrañable creación literaria. Y
ciera la holgura económica que nunca tuvo. digo también que su verdadera biografía es su propia
CARTA A CERVANTES | 31
Literatura
entre
barrotes
Josefina Estrada
Durante 16 años impartí talleres de literatura en las ceptiva que ellas; tampoco hacían la tarea. A la quinta
cárceles de mujeres del Distrito Federal, Chiconautla, clase, les dije con firmeza y serenidad:
Estado de México; las Islas Marías, Nayarit, y Bogotá, —Si creen que es muy sencillo venir y pararse aquí
Colombia. En 1993, inicié un taller de literatura en la para recibir las actitudes que vienen dedicándome des-
penitenciaría de Tepepan. Yo quería conocer la cárcel de hace un mes, invito a cualquiera de ustedes a que se
porque desde que era estudiante de periodismo me des- levante y se ponga en mi lugar, y desde aquí vea las mi-
lumbró A sangre fría de Truman Capote y soñé con lle- radas que me lanzan. Sólo les voy a decir una cosa: no
gar a escribir un libro donde se plasmara con destreza me asustan. Y ustedes son las que pierden. Yo ya sé es-
literaria la vida de delincuentes y víctimas. Llegué a Te- cribir lo que vengo a enseñarles. Y les advierto que voy
pepan para sustituir a un profesor que se había involu- a seguir viniendo hasta completar las diez clases por las
crado afectivamente con las internas y violó algunas que el INBA me ha contratado. Y ustedes han desperdi-
reglas. Como a los talleristas se nos permite invitar a ciado casi la mitad.
personas para que asistan al taller, este privilegio fue Las mujeres empezaron a endulzar su rostro, son-
usado por el profesor para ingresar al penal a los novios de rieron y aplaudieron. Había pasado la prueba. En efec-
las internas. Sólo pueden entrar los esposos; los aman- to, su afán era que dejara de venir y solicitar el regreso
tes o novios es casi imposible. de su antiguo alcahuete. A partir de ese momento, tra-
Por esta situación, durante un mes las mujeres me bajaron con verdadero empeño. Me dijeron que algunas
recibieron con frialdad, desdén y selectas miradas ase- deseaban escribir un libro testimonial; otras, cuento. De
sinas mientras yo les hablaba de técnicas para escribir esta manera, el grupo se dividió; las primeras dos horas
crónica y cuento. Cualquier pared habría sido más re- serían para las que quisieran escribir literatura y las si-
Escenógrafo
expandido
Mónica Raya
En los últimos años de la filosofía contemporánea inter- En el cine, el escenógrafo se encarga de la ingeniería
nacional, han aparecido diversas dinámicas de pensa- del set. Se trata de un trabajo técnico de construcción
miento que permiten revisar y reformular las narrativas de muros y paredes que pueden durar lo que dura una
de la Historia en general. Podríamos tomar el caso de la toma o una escena. Las escenografías en el cine escon-
historia del arte, o del arte mexicano en específico, y den y maquillan la espacialidad de un foro o de una lo-
constatar que es necesario y refrescante revisar los para- cación, y se erigen construcciones que son muy ligeras
digmas y las interpretaciones de nuestros encumbrados y efímeras.
maestros y teóricos. Ha sido muy interesante descubrir El realismo en la pantalla se logra gracias a la man-
el cuantioso trabajo escenográfico del extraordinario pin- cuerna que hace el escenógrafo con el decorador; se
tor Gunther Gerzso. Esta información ha sido recien- intercalan las diferentes tareas con equipos de produc-
temente publicada por la Secretaría de Cultura y por la ción diferentes.
Cineteca Nacional gracias al trabajo de varias investi- Cabe señalar que, en el cine, el compositor de la
gadoras interesadas en descubrir facetas poco conocidas imagen enmarcada por la pantalla no es el escenógrafo
del artista. Esta revaloración de “lo poco conocido” fren- sino el cinefotógrafo, quien puede apreciar o ignorar el
te a “lo reconocido” nos permite dimensionar a nuestros trabajo escenográfico al concentrarse en la filmación
artistas desde distintas perspectivas teóricas o profesio- de tomas cerradas o de detalle conceptual. El resultado
nales. Descubrir que el extraordinario pintor mexicano- visual de una película es generado por las decisiones ar-
alemán tenía más de una identidad es más que estimu- tísticas del director y de su editor. En la sala de edición
lante para promover la indagación y la investigación de no se necesita la presencia de un escenógrafo.
los quehaceres cotidianos del arte. Revisando algunos de los bocetos que forman parte
Para comprender mejor el trabajo escenográfico de de la Colección de la Cineteca Nacional, me atrevo a
Gunther Gerzso, conviene señalar las diferencias que señalar que la producción escenográfica de Gerzso está
hay entre un escenógrafo de teatro y uno de cine. En el muy lejos de tener la altura plástica y conceptual de su
teatro, el escenógrafo es el diseñador total del espacio pintura, por lo que no sorprende que los ensayos publi-
enmarcado por el arco proscenio. El escenógrafo dise- cados reporten una división entre el trabajo de un pintor
ña y decide todo lo que el ojo puede abarcar. El recorri- sublime y un oficioso escenógrafo. No me parece extraño
do visual de dicho espacio lo hace el espectador. Se trata tampoco que el propio Gerzso haya hecho poca alusión
de una experiencia compartida, en donde el escenógra- a sus escenografías, pues casi ninguno de sus numerosos
fo propone el campo sensorial y el espectador realiza los diseños proyecta lo mejor de su producción artística.
recorridos que le dictan sus sentidos. En el teatro, todo Comenzando por las ideas presentadas en el ensayo de
lo que se percibe visual y sonoramente le pertenece al Rita Eder, me gustaría pensar que la de Gunther Gerzso
campo del diseño teatral: a la escenografía, al vestuario, no es una identidad dividida sino una identidad múltiple.
a la iluminación y al sonido. La escenografía teatral se A Gerzso no hay que dividirlo para entender su identidad
construye con materiales ligeros y dura lo que dura la sino multiplicarlo. Gerzso ejerció muchos oficios; in-
temporada de la obra en cuestión. cluso el de la “pintura elevada”. Celebro que este libro
ESCENÓGRAFO EXPANDIDO | 39
© Hans Beacham
Al estudiar los bocetos seleccionados para ilustrar
este libro, me atrevo a pensar que Gerzso no parece ha-
ber sido un escenógrafo notable dentro de la disciplina
y que su trabajo como ambientador de películas de va-
queros, cómicos o vampiros tampoco propone una esté-
tica extraordinaria. No aprecio innovación o singulari-
dad en el uso que hizo de los escenarios teatrales o de
los foros de cine y observo que el recuento de su obra
escenográfica tiene mayor peso cuantitativo que cuali-
tativo. Una autorreflexión en este sentido pudo haber
sido uno de los factores que hicieran que el pintor se abs-
tuviera de hablar de su desempeño en esta disciplina.
Es comprensible imaginar que ningún director o pro-
ductor de la época estuviera interesado en materializar
los deseos estéticos de Gerzso, el escenógrafo. En mi
opinión, es en la concretización de sus pinturas donde
la escenografía de Gerzso se expande en su verdadera
Gunther Gerzso dimensión estética: en el trabajo del pintor sublime sub-
yace el del escenógrafo sublime.
gráfico: Jesús Bracho, Luis Moya, Manuel Fontanals, De acuerdo con las últimas teorías de la escenografía
Edward Fitzgerald, Javier Torres, Salvador Lozano, Vi- contemporánea, es posible identificar el trabajo pictó-
cente Petit y Francisco Marco Chilet, entre otros. Qué rico de Gerzso como el trabajo de un escenógrafo expan-
difícil imaginar a una fémina escenógrafa en aquellos dido, un creador original de espacialidades singulares
tiempos… que nadie ha puesto en escena aún. La organización de
Para responder a una de las interrogantes de Lozano los lienzos con texturas pétreas, sobrepuestos capa sobre
pienso que es difícil encontrar, en los bocetos esceno- capa, son los mejores bocetos escenográficos de Gerzso.
gráficos de Gerzso, un sello autoral, a menos que su Las escenografías de las pinturas no son la interpreta-
pintura sea también desde ahora considerada material ción de un texto dramático sino, ellas mismas, su pro-
escenográfico. Entonces sí, tendríamos a un auténtico pio texto. Un tejido visual sin palabras que merece ma-
escenógrafo-autor; a un artista que habría desafiado la terializarse en una escenificación aparte.
escenografía convencional siempre al servicio del texto Pareciera que Gerzso construyó los escenarios de sus
y de su máximo intérprete, el director de escena. sueños en la bidimensionalidad de su pintura. A Gerzso
En otro de los ensayos, Salomon Grimberg también habría que reconsiderarlo no como un pintor surrealis-
reporta al polifacético Gerzso hablando de su trabajo ta, sino como un escenógrafo surrealista. Y, de hecho,
escenográfico “como un aspecto sin importancia den- revisar su trabajo desde la perspectiva de lo que ahora
tro de su obra”. Pero coincido con su reflexión personal exploramos como escenografía expandida; una esceno-
cuando asegura que Gerzso nunca dejó de realizar esce- grafía que se sale de los marcos de la teatralidad y se
nografías y que simplemente las representó en un for- convierte en una disciplina de diseño con finalidades
mato distinto. diferentes a las de la representación dramática. Para ma-
Este libro sobre las escenografías de Gerzso cierra terializar este propósito sería necesaria una escenifica-
con el ensayo de Itala Schmelz en donde coincide con ción sin dirección dramática, la construcción de una
Dore Ashton (y yo con ambas) sobre que “el amplio uso espacialidad no teatralizada que permitiera una auto-
de planos sobrepuestos en el lenguaje de Gerzso es el nomía escenográfica cuyo fin último fuera la espaciali-
resultado de la larga experiencia del pintor en el uso de dad misma.
planos y pantallas”. Schmelz sugiere sensualmente que Podría sintetizar mis ideas en una paradoja: Gerzso
en la experiencia visual de los cuadros de Gerzso es po- plasmó sus mejores bocetos escenográficos en la pintu-
sible sentir una especie de “intriga visual”. Me sumo a ra de sus lienzos. Como escenógrafo, fue mejor pintor
la idea de que el pintor sintetiza en el lienzo una proli- y, como pintor, fue un gran escenógrafo. Hay todavía
feración de espacios escenográficos que ya no se ocu- mucho por descubrir en la polifacética trayectoria de un
pan para el cine o para el teatro, y agrega que no se an- artista como Gunther Gerzso.
toja necesario intentar significarlos o interpretarlos. Es
suficiente aportación artística plasmar en un lienzo la Parte de este texto fue preparado para la presentación del libro Gunther Gerzso:
El arte de lo efímero, de Rita Eder, Mariana Sainz Pacheco, Salomon Grimberg
tectónica de monumentales escenografías imaginarias e Itala Schmelz (Conaculta/Cineteca Nacional, México, 2015) en el marco de
alejadas del drama o de la dirección escénica. la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en febrero de 2016.
Agradezco el honor de hablar hoy ante ustedes en esta aun las convenciones artísticas. Resulta que le tocó jus-
ceremonia para celebrar los logros de un grupo de uni- tamente a Juana escribir los versos de los villancicos para
versitarias, profesoras e investigadoras que representan la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción
a todas las dependencias académicas de la UNAM. Siento en la capilla del ábside de la Catedral de Puebla el 8 de
un gusto particular, además, porque esta es una oca- diciembre de 1689. La ocasión era especial, porque en
sión privilegiada para recordar a una mujer excepcio- esa fecha se develaron las pinturas de Cristóbal de Vi-
nal, artista excelsa de la imagen en palabras: me refiero, llalpando en la cúpula de la misma capilla. Es decir: el pú-
por supuesto, a Sor Juana Inés de la Cruz. blico pudo participar en lo que fue un evento artístico
Voy a tomar esta oportunidad para presentarles —muy —hoy lo podríamos llamar un performance— excep-
brevemente— algo poco conocido acerca de Sor Juana cional: oír los versos de Sor Juana, acompañados con
que aumenta su fama y, por lo tanto, también nuestra sa- música y actuaciones, y ver las pinturas de Cristóbal de
tisfacción en este día. No es novedad sugerir que Sor Jua- Villalpando que cubrían por completo el interior de la
na, además de escribir, también pintaba. Dibujar y pin- cúpula de la capilla: es decir, pudieron llenarse los oídos,
tar eran artes que las mujeres practicaban en sus casas y los ojos y la imaginación de figuras tanto bosquejadas
en los conventos. Eran artes básicas para la confección de como en pleno relieve y definición, y de luces y som-
objetos entre los más preciados de entonces: los orna- bras reales y metafóricas. Doy un solo ejemplo. Dice
mentos eclesiásticos y el vestuario de lujo. En tiempos Sor Juana: “La esposa morenica está porque el Sol en el
recientes se han desarrollado exponencialmente los es- rostro le da”. Efectivamente, María en la cúpula, en una
tudios sobre estas actividades artísticas que en el pasa- actitud inusual, sostiene arriba y en frente de su rostro la
do no muy remoto, antes del feminismo del siglo XX, se custodia con la hostia, que —en la doctrina católica— es
llamaban “artes menores”. el cuerpo de Cristo. La sombra de la custodia cae sobre
Sor Juana seguramente dibujaba y pintaba, pero su la cara de María, oscureciéndola, ilustrando la metáfo-
participación en las artes visuales rebasó los límites im- ra de la esposa morena de “El Cantar de los Cantares”.
puestos por el convento y las convenciones de su época, En una paradoja plenamente barroca, el Cristo Sol en
Roger Bartra
sición a la opinión de Jorge Castañeda —que formó no a la fusión del Partido Comunista con el Partido Mexi-
parte de una comisión previa encargada por el PCM de cano de los Trabajadores. Durante estas negociaciones,
definir el perfil de la revista, y que se disolvió cuando Heberto Castillo manifestó su desacuerdo con el giro y
El Machete comenzó a publicarse— que se inclinaba por el tono desenfadado del suplemento cultural, en tanto
una revista de circulación restringida, vendida sólo en- que Arnoldo Martínez Verdugo confirmó hasta el final
tre la militancia y cuyo contenido fuera aprobado por su apoyo a Bartra en el proyecto de construir una revista
el comité central del partido. Aunque su duración fue con una línea no ortodoxa y libertaria. Durante estos
muy corta, la línea que Bartra imprimió a El Machete años, Bartra escribió también una serie de artículos que
contribuyó a abrir un espacio de opinión y de crítica polemizaban con la izquierda ortodoxa, y que en 1986
dentro de la izquierda. Más que transformar los textos fueron reunidos en el libro La democracia ausente.
políticos publicados en el suplemento, su estrategia fue En 1981 aparece el libro Las redes imaginarias del
introducir imágenes provocadoras —como la de un Le- poder político, que hace mucho ruido y desata varias po-
nin con cuernos— para sugerir que la orientación del lémicas no sólo con algunos representantes de la iz-
suplemento no era prosoviética. Y por otro lado, puso quierda, sino también con intelectuales como Octavio
sobre la mesa temas tabús, como era en aquel momen- Paz. En este libro, Bartra hace una crítica a las tesis es-
to el de la homosexualidad, acerca del cual Monsiváis tructuralistas de Foucault y propone la interpretación
discutió a partir del primer número. de que el poder político se afianzaba no sólo en la es-
A pesar del innegable éxito comercial de la revista tructura económica sino también en un conjunto de
en una sociedad todavía amordazada por la censura y el redes simbólicas y culturales que legitimaban la domi-
puritanismo, el sentido de la transformación que Bar- nación y la reproducían. Esto implicaba la puesta en
tra logró imprimirle suscitó un abierto rechazo por par- escena, por ejemplo, en los medios masivos de comu-
te de la ortodoxia del PCM —en particular por parte de nicación, de una lucha entre una “masa silenciosa” que
Enrique Semo—, que seguía aferrada a la idea del par- sostenía el status quo en contra de grupos marginales muy
tido obrero a la cabeza de una revolución. En este mo- diversos que albergaban desde terroristas hasta enfer-
mento, Bartra se inclinaba más bien por una transición mos mentales. Dos aspectos de la interpretación pro-
pacífica hacia la democracia tomando como referencia puesta por Bartra chocaban con el marxismo. Primero,
el ejemplo español. El proyecto de El Machete terminó que el proletariado no apareciera como una entidad com-
poco antes de que comenzaran las negociaciones en tor- pacta y unificada a la cabeza de una revolución, sino
nada Semanal”, 21 de octubre de 1990. 3 Roger Bartra, “Nuestro 1984”, Nexos, marzo de 1984.
Ideas entre
paréntesis
Francisco Prieto
“Un fenómeno religioso sólo se revelará como tal a con- tro decisivo que reforzaba las enseñanzas de Tanasescu.
dición de ser aprehendido en su propia modalidad, es Escuchar a Eliade y a Tanasescu, como años más tarde
decir, si es estudiado a escala religiosa”. leer a Cioran, era sentir que en medio de tanta oscuri-
Esto escribió Eliade en una obra imprescindible para dad se hacía la luz. Me explico:
conocer y ahondar en la experiencia religiosa, su Trata- El encuentro ocurrió en el año de 1964, ¿o fue en
do de historia de las religiones, que en México tradujo el 1965? No puedo precisarlo pero no tiene, en verdad, im-
poeta Tomás Segovia para Ediciones Era, un trabajo que portancia. Lo que importa recordar es que los que ahora
une a la elegancia la precisión. Dicho de otro modo, es andamos montados en la setentena de años fuimos en-
un homenaje a la excelencia escritural y científica de tonces jóvenes de 22 años. Vivíamos en estado de tran-
Mircea Eliade, en quien el rigor no empaña la poesía sición: por una parte la influencia de las filosofías de la
de su escritura. Y es que la interrelación de contrarios existencia, que en México no tenían asiento, como en
marca toda la obra de un hombre que fue tan buen no- Europa, en el estado depresivo que dejara la Segunda
velista como historiador y científico social. Guerra Mundial o bien en la vivencia de lo que Spen-
Pues bien, conocí a Mircea Eliade en la casa mexica- gler llamara el invierno de la cultura, sino en una situa-
na de Horia Tanasescu. Tanasescu había sido mi maestro ción de rebeldía frente a un gobierno autoritario montado
de psicología del arte en la Universidad Iberoamerica- sobre el conservadurismo de buena parte de las familias
na de la Ciudad de México y uno de los dos profesores de la clase media; una rebelión, en suma, frente a es-
a lo largo de mi vida que dejaron en mí una huella in- tructuras que ya estaban gastadas o en proceso de des-
deleble. Tenían, el uno y el otro, desde posiciones filo- gastamiento. En todo caso, el hombre y la mujer medios
sóficas diferentes, una misma pasión por la existencia, viven, con dificultad, ajenos a creencias que den senti-
por las artes como medio de conocimiento, por la cul- do a sus vidas, de ahí que al sentimiento de resistencia
tura como un sistema vital, ese “sistema vital de las ideas se ligara una búsqueda de sentido en la cuestión social.
de un tiempo” que dijera José Ortega y Gasset. Cono- El movimiento de 1968 en México y la brutal re-
cer a Eliade fue para mí, y no sólo para mí, un encuen- presión estudiantil consecuente fue el punto en que las
El niño cruza la calle. Camina hacia el viejo de cabello La Rosa de manera galante, y la sorprende con una se-
largo. Con voz apenas perceptible cuenta los pasos: uno, renata cantada por El Músico. Enseguida hace que El
dos, tres, cuatro, cinco, seis… Soldado, quien hace las veces de villano, interrumpa en
En la bolsa izquierda del overol lleva guardado un la escena, golpee al playmobil con su fusil y secuestre a la
muñeco playmobil de cabello negro y traje verde. Lo muchacha. Ello con la intención de llevarla hasta las
halló en un bote de basura de la colonia Montesinos. El vías del tren frente al tiradero y amarrarla en uno de los
muñeco se llama Ambrosio, es su cómplice de juego, su tramos. Y aunque hace años que no pasa ningún ferro-
alter ego, su Doppelgänger, y hasta su némesis, según las carril por el sendero, es la imaginación del niño la que
circunstancias. Además lleva en la bolsa un mazo de completa el peligro, para conseguirlo reproduce el ruido
cartas de Lotería. La baraja le permite llenar los huecos de unas ruedas y un silbato que se acercan con inmi-
y carencias de sus juegos. Si quiere que su muñeco viva nencia. Poco importa que La Dama ya sea plana, y que
una andanza en el espacio exterior, sólo basta con po- por tanto su cuerpo sea imposible de aplastar, ya que el
ner cerca las cartas de La Luna y La Estrella para llenar miedo de perderla en el muñeco es el mismo que senti-
el lote baldío de astros, de planetas, de asteroides, de ría si su amada tuviera un volumen similar al de él. Por
objetos voladores no identificados. Si desea simular supuesto, el héroe siempre rescata a tiempo a la chica.
que el muñeco se aleja de la Tierra a gran velocidad en Cabe mencionar que el niño alguna vez fue atrevido, y
un cohete, sólo hace falta poner detrás de él la carta de durante una sesión de juego cambió con un movimien-
El Mundo y alejarla cada vez más, incluso en ocasiones to, raudo y preciso, la carta de La Dama por la de La
pone al muñeco en el suelo y corre con la carta hasta el Sirena para simular que la había desnudado, pero no se
otro lado del terreno, así deja claro que el cohete es ca- atrevió a continuar la historia porque aún le causa pu-
paz de viajar a la velocidad de la luz. Al final del trayecto, dor la cercanía de un cuerpo femenino con los pechos
la Tierra es un pequeño punto ante los ojos del explo- al aire. Otras veces su muñeco se pierde en un bosque
rador sideral. Si el pequeño desea convertir en un Rey conformado por la carta de La Palma y El Pino, y después
a su muñeco, sólo debe colocarle en la cabeza el naipe de caminar por horas, cuando ya está exhausto, cuando
de La Corona tras una ceremonia solemne. No impor- ya se ha terminado su comida representada por La San-
ta que después una legión de revolucionarios, guiada día, cuando la sed es abrumadora porque ha vaciado por
por El Borracho y El Negrito, invadan el castillo hecho completo la carta de La Botella, el niño hace que se eleve
de basura y lo obliguen a abdicar porque están hartos de en lo alto el naipe de El Sol, y que el muñeco se alegre
su régimen de terror. Si quiere convertir al muñeco en como nunca y dé gracias a Dios, porque sabe que am-
un héroe que rescata a su enamorada, basta con hacerlo parado por la luz del día le será fácil encontrar el cami-
andar del brazo de La Dama, a quien le regala la carta de no de vuelta.
EQUIPAJE | 61
El padre del infante le permitía recorrer las cercanías con los brazos el montón de basura, quería saber qué
del lote y buscar objetos de valor en las bolsas de basura altura alcanzaba cuando era capaz de ponerse en pie. Cal-
de los parques y las zonas residenciales. Lo que el niño culó que era tan alto como su padre. Se preguntó cómo
hallaba lo traía de regreso. Su padre se encargaba de serían los ojos del ser. Escudriñó con calma y respeto
venderlo y permitía que su joven asistente conservara la para intentar hallarlos. Los mejores candidatos le pare-
mitad del dinero. Con la intención de ayudarle a llevar cieron dos rehiletes con aspas azules, verdes y rojas. Un
la cuenta de lo que posee, el hombre enseñó a su hijo a monstruo con ojos giratorios debió haber sido hermo-
contar hasta mil, cifra que para el pequeño parece cer- so. Después de encontrar la diadema que antes sostuvo
cana a lo infinito. Los juguetes que el niño rescataba y a los rehiletes atinó a pensar que era la boca del mons-
deseaba conservar los ponía en alguna de las bolsas o truo, quien por alguna razón inexpugnable había muer-
contenedores que lleva encima, así sucedió con la bara- to con una sonrisa.
ja y el hombrecillo de plástico. Justo al terminar de recitar una oración por su amigo,
Uno de los usos más extraordinarios que el niño otor- vio a Cisneros junto a la camioneta. El criminal lo saludó,
ga a sus cartas de Lotería sucede durante las tardes de le sonrió, le hizo un gesto de aprobación. Con descon-
lluvia; luego de que los goterones comienzan a empa- fianza el infante devolvió el saludo y salió corriendo.
par al muñeco, le pone encima la carta de El Paraguas
y lo cubre con cariño. Por ello la carta está muy dañada y Al escuchar al niño acercarse, el viejo de cabello largo vol-
con los colores desgajados. tea. Decide ignorarlo porque esta vez no trae monedas ni
dulces para obsequiarle.
Mientras el niño camina hacia el viejo de cabello largo, los En la bolsa derecha del overol el infante guarda un
objetos en su ropa, mochila y cangurera hacen un ruido carrito Hot Wheels. Es una mezcladora de concreto con
difícil de disimular. cabina roja, remolque azul y un tambor amarillo ador-
En la bolsa central del overol, la principal, la de ma- nado con líneas anaranjadas. El juguete de metal es alto
yor envergadura, el chiquillo cobija un objeto que le y genera un bulto bastante estorboso. Cada vez que el
resulta extraordinario, un viejo rehilete de colores. El niño se siente ansioso mete la mano a la bolsa y da vuel-
juguete de tan aplanado, de tan lacerado, ya no es capaz tas al tambor. El movimiento le provoca un leve dolor
de dar vueltas. Aquel rehilete lo halló dentro de un mon- en los dedos y una intensa desazón en la pierna. El día
tón de basura al que incluso le puso nombre, lo bautizó que lo llevaron a platicar con Cisneros se le pidió que
como: Jacinto el basural, don Jacinto. Decidió nom- esperara dentro de una enorme bodega llena de paque-
brarlo porque al escarbar en su interior encontró lo que tes envueltos en plástico. El pequeño caminó hacia el
menos se esperaba: un corazón de verdad, un órgano único mueble del lugar, una mesa negra. Se talló los ojos
central que antes animó a un ser, un símbolo de vida con fuerza. Sobre la mesa había seis líneas de cocaína,
que se aceleraba o se aquietaba frente a todo tipo de sen- formadas de manera angustiosamente simétrica, sin ves-
timientos o conmociones. La víscera estaba envuelta tigios visibles alrededor. Seis líneas que fueron prepara-
entre periódicos. Hallar aquel corazón arreció el del pe- das para nadie en particular, y con ninguna intención
queño en un instante. Tocó el tétrico hallazgo con un específica. El niño contó las líneas. Tras unos minutos
palo, quería ver si latía, no hubo respuesta. Contó cada no pudo resistirse, sacó el camión de su bolsa e hizo que
golpecito que dio, fueron diez en total. Concluyó que recorriera las líneas como si fueran calles paralelas.
el cúmulo de basura que pisaba había sido antes un ser Reprodujo la voz del conductor que comentaba sobre
vivo, un monstruo cuyo cuerpo estaba integrado por la espesura de la nieve que lo rodeaba, que se quejaba
deshechos. Se acercó lo más que pudo para ver de cerca del frío mediante frases hechas y onomatopeyas carac-
la víscera, por primera vez comprendió a la perfección terísticas de la condición, que anunció lo resbaloso de
que el corazón enfermo de su padre un día terminaría la carretera, y que gritó al perder el control del vehículo
por detenerse, como ese que tenía enfrente. Quiso ase- y caer al vacío. Cuando Cisneros entró y vio al Chiquillo
gurarse de que en verdad se había topado con el cadá- jugar, no pudo evitar sonreír, se presentó y le acarició
ver de una abominación hecha de inmundicia, así que, la cabeza. Al delincuente le pareció tan conmovedora la
como un médico forense que ejecuta una autopsia, es- escena que pidió a su escolta que abriera un pequeño
carbó el cuerpo abierto de su creatura. Encontró un estó- agujero en uno de los paquetes de droga y trazara con el
mago que resbaló de sus manos al intentar asirlo. Imagi- reguero una carretera en el suelo. El trazo comenzó como
nó que ello reafirmaba por entero su teoría. Continuó una simple recta, pero conforme se estableció alguna
su búsqueda. Encontró un cuchillo de carnicero sin man- certeza, y después una maestría en el manejo del mate-
go, supo que se trataba del arma homicida, la hoja que rial, se construyeron curvas cerradas, vueltas intrinca-
se había quedado clavada en las tripas de la víctima. Soltó das, giros que serían un desafío para los conductores
una lágrima en honor a su monstruo. Midió enseguida menos habilidosos. En cuanto estuvo terminada la ca-
rretera, Cisneros le ordenó al niño que jugara. El peque- cuándo han pasado ya los minutos requeridos para esta-
ño obedeció y recorrió varias veces el camino. El conduc- bilizar a su padre. En una ocasión el reloj no funcionaba,
tor imaginario manejó con cautela al recordar que hace así que el pequeño extrajo con el puño toda la arena que
días otro chofer se había ido al despeñadero tras derra- pudo de su bolsa y la pasó de una mano a la otra para
parse en el cerro. Luego de treinta minutos, Cisneros determinar cada minuto. En ese instante se convirtió en
interrumpió el juego y le pidió al niño que se acercara. un bellísimo reloj de arena, un reloj vivo, dotado de con-
Ni Cisneros ni el infante lo supieron, pero por la no- ciencia. Aunque por desgracia, su hermosura no lo ayu-
che diez prostitutas y una docena de hampones se di- daba a ser efectivo. El problema fue que mucha de la arena
virtieron aspirando los límites del camino en miniatura. se quedó en la bolsa, se perdió en el primer movimiento,
Hubo incluso un convoy de rostros que se mantuvie- o se desperdigó durante el paso de una mano a la otra. Al
ron en fila por varios kilómetros, hubo narices que co- comienzo del espurio minuto cuatro se escandalizó por-
lisionaron y dieron vueltas fuera del trayecto, hubo la- que creyó que la medicina no iba a funcionar.
bios que hicieron piruetas y derraparon con destreza. En el momento en que Cisneros dijo al pequeño que
Matones y mujeres de grandes senos se entretuvieron su padre se había ido lejos y que su nueva casa sería la
mientras despojaban de inocencia al juego de niños. bodega, el niño comenzó a llorar, a patalear, intentó co-
rrer hacia la entrada. Entonces el mafioso le aseguró que
El chiquillo abre su cangurera y toma varias monedas. Las si no se portaba bien mataría a su padre, pero que por
deja caer sobre la banqueta. el contrario, si obedecía y era bueno, se aseguraría de
En una de las bolsas traseras guarda un puñado de darle una buena cantidad de dinero y de mantener vivo
arena. Pertenecía a un reloj que halló en un basurero a su papá. El infante creyó que la aseveración del ma-
del parque. Su padre le explicó cómo funcionaba el ob- fioso implicaba que de cumplir las órdenes al pie de la
jeto, le dijo que una sección del cristal tarda un minuto letra, entonces su padre iba a ser sanado y viviría por mu-
exacto en vaciarse hacia la segunda. El pequeño quedó chos años. No dijo nada y se mantuvo quieto. Se con-
fascinado, imaginó que en aquella arena estaba conte- dujo con disciplina y empeño durante los días que duró
nido por entero el tiempo del mundo. Por ello rompió su entrenamiento.
el reloj y guardó la arena en la bolsa, creía que de alguna
forma estaba almacenando algo interminable, era co- Las monedas que el niño arroja al piso provocan un gran
mo desafiar al tiempo y al espacio conteniendo los mi- estruendo. El viejo de cabello largo se acerca con la inten-
nutos de una vida dentro del overol. ción de ayudarlo a recoger el dinero.
Su padre toma en casos de urgencia un medicamento En la cangurera guarda siempre varias monedas. Las
muy fuerte. La sustancia tarda tres minutos aproximada- usaba sobre todo para activar un minúsculo helicópte-
mente en amainar los latidos del corazón, el niño observa ro mecánico que está colocado en la entrada de la far-
con desesperación el reloj del cuarto con el fin de saber macia. El helicóptero es verde, lo adornan líneas ana-
EQUIPAJE | 63
ranjadas que simulan ser las grecas de un gato, la cola parche en el ojo. Un rosario que él mismo armó con
de la aeronave es, de hecho, una cola felina. Las hélices elementos encontrados en las bolsas de basura y un lar-
del vehículo aéreo son rojas, tienen varias abolladuras go cordón. Al principio sólo usaba objetos redondos,
en las puntas, pero este defecto no les resta majestuosi- pero como era difícil hallar diferentes piezas esféricas
dad. Dentro de la cabina, un minino hace las funciones con un hoyo en el medio, decidió utilizar cualquier ele-
de copiloto. Es un animal negro, con ojos enormes y ver- mento que le gustara. Entonces su rosario está confor-
des, sonríe y muestra una hilera de colmillos, lleva un mado por cuentas tan disonantes como: una perla real,
casco de piloto y unos audífonos. El cuerpo del heli- una perla falsa, un cristal amarillo, una rueda de ám-
cóptero está adornado por luces multicolores. Tras inser- bar, el chip de una vieja computadora, el arma láser de
tar una moneda, los focos se encienden, el aparato sube un personaje de La Guerra de las Galaxias, una peque-
y baja, avanza y retrocede con un ritmo reiterativo. Mien- ña llave de candado, el segundero de un reloj antiguo,
tras se mueve, sale de su interior el ruido de unas aspas una araña de plástico, una diminuta máscara de lucha-
que giran a toda velocidad, la grabación suena encap- dor, la cabeza de una muñeca, el botón de un abrigo,
sulada, artificial, pero al niño le emociona escucharla. una nave extraterrestre, la rueda de una grúa de jugue-
Un día se asomó por la ventanilla y descubrió que las hé- te, un sombrerito de charro, y hasta un llavero con for-
lices rojas en verdad giran, quedó maravillado. Siempre ma de unicornio. Algunos de los objetos del rosario son
que piensa en los mil pesos que Cisneros le prometió difíciles de pasar con los dedos mientras reza, otros in-
por matar al viejo de pelo largo contempla seriamente clusive lastiman la piel, muchos requieren la asistencia
la posibilidad de gastar su pago tan sólo en el helicóp- de la otra mano para ser contados. Sin embargo, el niño
tero. Hacer mil viajes le provocaría una felicidad desco- está convencido de que los rezos hechos con su particu-
munal. Piensa que mil paseos serían el equivalente a lar accesorio son apreciados de manera especial por las
viajar en el aparato hasta la capital del estado, a lo me- deidades. Lleva también en la mochila una de las pasti-
jor hasta la frontera, podría ser que hasta fuera como llas que toma su padre. Lleva ahora un arma, el revólver
llegar a Estados Unidos acompañado del gato copiloto. que le enseñaron a usar disparándole a botellas y reci-
No sabe si las mil monedas le cabrán en las bolsas del pientes sacados de la basura. Trae además varias balas
overol, en la cangurera y en la mochila. quemadas y unas que pintó de colores verde, azul y rojo,
para ponerlas en el tambor y hacerlo girar con los de-
Una vez que tiene al viejo de cabello largo muy cerca, el dos como si se tratara de un rehilete.
niño busca dentro de la mochila el arma.
En la mochila lleva varios objetos importantes. Un El pequeño sicario saca el revólver y apunta a la cabeza del
gato de peluche parecido al del helicóptero. Unos lentes viejo de pelo largo. Cuenta seis tiros: uno, dos, tres, cuatro,
oscuros Ray-Ban a los que les falta un cristal. El niño se cinco, seis.
los pone para jugar a los piratas y simular que lleva un Corre hacia la farmacia.
Arte sin
intermediarios
Silvina Espinosa de los Monteros
Bajo la curaduría de Michel Blancsubé (Vanves, 1958), pudo apreciar en Germinal, exposición que el artista
Gravedad es el título de una exposición que actualmente presentó en el Museo Tamayo. “Realmente me clavé en
se puede visitar en Casa del Lago, en la Ciudad de Mé- un sistema que podríamos llamar criptografía o signos no
xico, y que concluye el 29 de mayo próximo. Dentro legibles que pueden constituir un lenguaje. Pero, a partir
de esta propuesta estética, destaca la intervención tipo- de la exposición en el Tamayo pensé que donde esto real-
gráfica realizada por Carlos Amorales (México, 1970), mente funcionaría y tendría un valor político y social,
consistente en el despliegue de textos codificados en un sería si interviniera el sistema de comunicación de una
lenguaje ilegible que no se restringe a las salas de exhi- institución”, explicó Amorales en una amplia charla que
bición, sino que se extiende por los jardines de Chapul- sostuvo con la Revista de la Universidad de México.
tepec hasta llegar al anuncio espectacular de la entrada Esa clase de ideas siguieron rondando en la cabeza del
en Paseo de la Reforma. también creador de la instalación Black Cloud (2007),
Con la idea de suscitar a la reflexión en torno a pro- hasta que el curador Michel Blancsubé lo invitó a par-
blemáticas sociales y del medio ambiente, además de ticipar en esta muestra colectiva y el artista le explicó su
Amorales en la muestra participan cinco artistas más: propuesta. Se trataba de algo provocador si se toma en
Malachi Farrell (Dublín, 1970), Sofía Goscinski (Vie- cuenta que se intervendrían con un lenguaje incom-
na, 1979), Jean-Luc Moulène (París, 1955), Fernando prensible textos de sala, cédulas, anuncios, carteles, bo-
Palma Rodríguez (México, 1963) y Jean-Marie Perdrix letines de prensa, invitaciones e, incluso, los correos elec-
(Bourg-en-Bresse, 1966). trónicos del personal que labora en Casa del Lago.
Este registro en la obra de Carlos Amorales no es nue- Tras varias reuniones, primero con la directora Ju-
vo. Su antecedente se encuentra en los experimentos lieta Giménez Cacho, quien valoró los pros y contras con
visuales que iniciara en 1998 con su llamado “Archivo su comité artístico; y, luego, con los equipos curatorial y
líquido” y, que hace tres años, ya en la forma de un alfa- administrativo, respectivamente, se llegó a la conclusión
beto situado en la frontera entre la imagen y el signo se de que juntos se embarcarían en esta aventura inédita.
VASOS COMUNICANTES
La actividad del narcotráfico hace años se desplazaba el crimen organizado opera como una empresa, pues la
con bajo nivel. Era una actividad delictiva que se mo- economía de los cárteles sigue la lógica de las grandes
vía entre las sombras. Entre más invisible se actuaba, empresas para suprimir a la competencia, pero con la
eran mejores los efectos. Ahora, en la era de la comuni- diferencia de que las tácticas son violentas, criminales y
cación, también la delincuencia brincó a los escenarios con base en sangre y fuego. Asume que las organizacio-
y a la visibilidad mediática, acaparando el interés de los nes criminales son empresas que producen bienes y ser-
medios, en el mejor de los casos y, luego, cooptando e vicios ilícitos para los que hay una gran demanda y tie-
influyendo en sus contenidos, hasta convertirlos en par- nen dos capacidades esenciales que les permiten operar
te de su estrategia de comunicación. exitosamente: el ejercicio de la violencia y el ejercicio
Las organizaciones criminales lograron el monopo- del soborno.
lio de la violencia con el control de regiones y territo- La violencia les permite mantener la disciplina in-
rios por medio de la vigilancia, el terror y la muerte, terna, resolver disputas, evitar la entrada de competi-
para tener atemorizada a la sociedad e inmovilizarla, a dores, vigilar sus territorios y responder al asedio militar
los medios de comunicación, para que la información o policial. Por su parte, la capacidad corruptora debili-
que difundan no sea adversa a sus intereses y controles, ta o neutraliza la acción del gobierno en contra de la
y a las autoridades y policías, para impedir que actúen organización, la cual disminuye los incentivos de sus
contra ellos, bajo la amenaza que de hacerlo tendrían miembros para incurrir en la defección y fortalece la
represalias. cohesión interna.
En un artículo publicado en Nexos (“Narcotráfico, Para entender a los cárteles como empresas, Gue-
S. A.”, enero de 2009), Eduardo Guerrero considera que rrero considera que hay una “lógica del cártel”, y en el
mercado ilegal de drogas mexicanas conviven dos tipos mal, no escrito, pero que se respetaba, sobre todo para no
de organizaciones: los cárteles que tienen la capacidad de generar “escándalos mediáticos”. Esos “mandamientos”,
tener una coordinación central y que se dedican sobre que imponía el gobierno a los narcotraficantes, fueron
todo a la exportación de drogas, y las pequeñas empre- los siguientes: 1) No muertos en las calles; 2) No drogas
sas personales o familiares que compiten en el mercado en las escuelas; 3) No escándalos mediáticos; 4) En-
del narcomenudeo. trega periódica (al gobierno) de cargamentos y trafi-
Un cártel es una confederación de empresas locales cantes menores; 5) Derrama económica en las comu-
que funcionan con cierta independencia, pero que están nidades; 6) No proliferación de bandas; 7) Cero tratos
sujetas a las decisiones de una política corporativa, un con la estructura formal del gobierno (policías o fun-
elemento propio de empresas modernas en estas orga- cionarios judiciales); 8) Cobrar errores con cárcel, no
nizaciones criminales, cruzadas de arriba abajo por in- con la vida; 9) Orden y respeto en los territorios; 10) In-
gredientes de corte tradicional, como el reclutamiento vertir las “ganancias” en el país.
de directivos basado en el parentesco y el estilo auto- Sin embargo, esto no pudo continuar porque la de-
crático de sus jefes. bilidad estructural del gobierno mexicano, la demanda
Los cárteles, típicamente, presentan una estructura de drogas del país vecino, las condiciones de pobreza
jerárquica en tres niveles: en el primer nivel se encuen- en algunas regiones, el resquebrajamiento de normas y
tra la dirigencia; en el segundo están los lugartenientes, reglas mínimas de convivencia y valores fueron cam-
los jefes militares, los operadores financieros y los abo- biando las condiciones y el mercado de las drogas se dis-
gados. En el tercero están los sicarios, los distribuidores paró en México, con todas las consecuencias de muer-
y los vendedores. En estas estructuras, el parentesco y el te, violencia y controles informativos que se viven.
compadrazgo son bases importantes para establecer La revista Letras Libres, en su número de julio de
alianzas y legitimar a la autoridad. 2011, convocó a varios periodistas de Chihuahua, Baja
Organizados de esa manera, el monopolio de la vio- California, Guerrero, Sinaloa y Coahuila, estados donde
lencia les ha dado resultado, e inclusive con un gran des- ha sido difícil el ejercicio periodístico por la presencia
pliegue, para atemorizar y enviar el mensaje del poder y amenaza de narcotraficantes, en lo que el coordina-
y control que tienen. Años atrás, la estrategia de comu- dor de esa mesa, León Krauze, llamó el “periodismo de
nicación era totalmente opuesta, para mantenerse de sobrevivencia”. De los convocados, Ismael Bojórquez
bajo perfil y sin llamar la atención. Perea, del periódico Riodoce, dijo que apareció un nue-
El ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, vo elemento en el trabajo periodístico, que es el proble-
publicó en un artículo en el periódico Milenio (23 de ma de la cooptación: antes, los grupos del narcotráfico
septiembre de 2008) que, años atrás, el ejercicio del nar- amenazaban explícitamente, con llamadas telefónicas,
cotráfico en México estaba ceñido a un decálogo infor- con mensajes, con correos electrónicos, pero ahora ni
siquiera es necesario, porque el narcotráfico es una ame- Estableció que la violencia provoca miedo en la me-
naza cotidiana para el oficio periodístico que se mete a las dida en que “un contexto se parece a mi vida y por tanto
redacciones para imponer una línea editorial. puede sucederme”. Las personas piensan: “yo vivo en esa
Marcela Moreno, del periódico Milenio Laguna, de ciudad, en esa calle, o paso todos los días por ese sitio”,
Coahuila, afirmó que los criminales se han moderniza- lo que produce efectos estimulantes con un grado catár-
do mucho y tienen un aparato de comunicación social tico denominado “efecto de la tercera persona”: puede
similar a los gobiernos, por lo cual los periodistas deja- sucederle a otros pero a mí no; y si ya le sucedió a alguien,
ron de investigar casos criminales relacionados con el existen menos probabilidades de que me pase a mí.
narcotráfico debido al peligro que implica, y en caso de Provocar miedo, continúa Orlando, puede tener efec-
publicar algo, lo hacen en medios fuera de su ciudad. tos positivos, por ejemplo: es común ver autos chocados,
La estrategia de comunicación de los narcos implica un totalmente destrozados en las carreteras para recordar a
monitoreo de medios y su estrategia es sembrar miedo. los conductores que los accidentes sí acontecen. El me-
Gabriela Minjares, del Diario de Juárez, de Chihua- canismo de defensa ante este tipo de medidas es la in-
hua, consideró que se generó una autocensura ocasio- munidad: “le sucederá a otros, pero no a mí”. Mencionó
nada por el miedo y la impunidad. el llamado “síndrome del mundo malo” expuesto por el
Otro enfoque de la relación de los medios de comu- investigador George Gerbner, quien habló de una so-
nicación con el miedo que genera la violencia lo dio el brerrepresentación de un mundo violento en las noti-
ex alcalde de Palermo, Italia, Leoluca Orlando, en una cias y en la ficción. Así, la sociedad considera que el
entrevista concedida a Ignacio Alvarado Álvarez para la mundo es mucho más malo de lo que en realidad es.
revista Contralínea (febrero de 2006). Él señala que el Los medios, en su afán de ganar audiencia, exageran las
silencio en una comunidad agobiada por el crimen or- noticias violentas y logran crear sociedades horroriza-
ganizado es una forma de compromiso, que en los he- das que se ven a sí mismas mal representadas por los
chos manifiesta una estructura criminal consolidada: medios de comunicación.
“lo que en verdad hace daño a una sociedad es el silen- Los medios ganan, porque el sensacionalismo y el
cio… tengan miedo del silencio de los buenos, no del morbo atraen, ya que 60 por ciento de la población
grito de los malos”. mexicana pertenece al nivel socioeconómico D y E, o sea,
O inclusive el miedo como estrategia para dominar que tiene un salario y una preparación cultural muy ba-
a una sociedad fue contemplado por José Luis Ortiz, de jos. Ese porcentaje pesa mucho en cuanto a la progra-
la Universidad de Navarra, quien en una entrevista con la mación sensacionalista; a gran parte de la sociedad no
revista Istmo (número 297) sostuvo que narcotrafican- le gusta pensar y quizá padece estos problemas, quiere
tes y terroristas lo utilizan para conseguir un objetivo verlos representados porque se identifica y piensa: “yo
político o para desacreditar a un país o a una religión. me salvé de esta”.
El miedo en los comunicadores existe, lo que reper- sario en momentos críticos. O para desprestigiar las es-
cute también en los contenidos y, aun más grave, en la trategias del gobierno o minar la credibilidad de fun-
libertad de expresión. La verdadera censura actual en cionarios que los combaten. Esta estrategia fue utilizada
los medios es el temor a ser víctimas del crimen organi- en algunas zonas donde intervino el ejército, lo que pro-
zado. Dijo Pablo Hiriart (“A la sombra del terror”, Este pició manifestaciones y protestas de supuestas víctimas
País, octubre de 2010) que cada nota publicada que de abusos de los militares, con la idea de que los releva-
lleve nombres concretos es tomada como un posible ran de la zona o que los retiraran, y así operar mejor.
mensaje personal enviado por el bando enemigo con el Y de la amenaza se pasa a la acción, para que la in-
fin de perjudicarlos. Por ahí va a rondar la muerte, el se- tención y sentimiento de terror sean verdaderos y no
cuestro o la amenaza. Puede no ser a la primera, pero una simple percepción. Cuando fueron los inicios de la
siempre habrá alguien que tome nota y pronto enseña- campaña del gobierno federal contra las bandas de nar-
rá la lista de agravios al jefe para recomendarle silenciar, cotraficantes aparecieron evidencias de lo que sería una
sobornar o amedrentar. campaña de comunicación para generar terror, tanto en
Esa es, explica, una de las razones por las que algu- los comunicadores como en los ciudadanos.
nos periódicos, sobre todo del norte del país, han opta- En la columna “Estrictamente personal”, Raymundo
do por dejar de publicar noticias relacionadas con el Riva Palacio sostuvo el 4 de mayo de 2007 que “los cár-
narcotráfico. Sólo se limitan a los boletines oficiales, si teles nos tienen [a los periodistas] tomada la medida,
es que se envían, pero la investigación por cuenta pro- hambrientos todos de la exclusiva trascendental”, al ge-
pia o de algunos medios prácticamente no existe. Un nerar actos de alto impacto por su violencia para llamar
reportaje de una zona peligrosa por la presencia del nar- la atención de los medios. “Si algunos medios, por de-
cotráfico representa un peligro para el medio y/o re- cisiones particulares, deciden no transmitir o publicar
portero que tratan el asunto, porque les generan lo que algunos, ven cómo se lo plantean a un competidor, que
llaman “calentar la plaza”, al convocar y alertar a las po- sí lo hace. En momentos donde todo circula en tiempo
licías y bandos contrarios de su presencia. real, en los medios nos encontramos en la encrucijada
El ex director de la agencia de noticias Notimex dijo de perder o no ese tipo de información. Cierto: somos
que hay también la posibilidad de cooptación, pues no prisioneros de la narcocomunicación”.
sería extraño que en este contexto algunos periodistas o También comentó que el parteaguas de la estrategia
directivos de medios de comunicación hayan sido mediática de terror del narcotráfico fue el 20 de abril
abordados por personas de las bandas criminales para de 2006 en el estado de Guerrero, cuando aparecieron
llegar a acuerdos. Divulgar sólo información negativa las cabezas de dos policías municipales clavadas frente
de los integrantes de otros grupos y soslayar los vanda- a la representación de la Secretaría de Finanzas del esta-
lismos propios son los favores que piden a cambio de do con la leyenda: “Para que aprendan a respetar”. Esa
una compensación. Un medio de comunicación aliado mutilación, dice el columnista, se hace después de muer-
siempre será bueno para “calentarle la plaza” al adver- tos y sirve para el efecto escenográfico del terror.
CARTA #1
teódulo
recuerdo aquel cielo que se multiplicaba en la lluvia la última vez que te
vi y el aire silbaba entre tus pestañas. lázaro salió ese día a la calle en tu
cuerpo: “un hijo de la muerte que regresa para hablar contigo”, dijeron tus
ojos, cobaltos que estallaron mientras desovillabas palabras: “gas”, “aje-
drez”, “velocidad”, “nieto”, “estallar”, “casa de reposo”, “calcinación”. días
después te posaste de nuevo bajo la piedra que nadie movería para bus-
carte. aún conservo una fotografía tuya en la que eras un muchacho ta-
maño infantil, serio en blanco y negro; la robé el día más caluroso de ese
año y la uní a un muro que a tus espaldas se convirtió en vapor de gober-
nadora. a ese muro lo llamo Betania cuando soy una de sus habitantes.
ha de ser dulce tu romance con la niebla, suyo es el gozo de rodar por el
esmalte de tus ojos en mi memoria.
CARTA #2
j.j.
encuentra a mi amor que te habla de avestruces en un patio tapizado de
radiografías y te mira dormir desde sus orbitales dentro de un taxi. sor-
préndelo ahí, besando tu boca de vino con maxilares sobresaltados; ocul-
to en mis calladas clavículas que reposan contra tu espalda, o ardiendo
en estas falanges que atenazaron mi infancia con furia. encuéntralo así,
con parietales pulidos por aves calcáreas y altísimas; ejercitado para hun-
dirse o para atravesar esta niebla calcificada. escúchalo, su voz ósea te
reclama con empecinada blancura; encuéntralo luciendo las espadas de
sus antebrazos que pronto estallarán en astillas bajo el sol; mira sus fé-
mures disfrazados de balsa para tu cuerpo; mira ese revestimiento matu-
tino en su costillar. quizá la luz de un hueso está lejos de la noche y su
rojez, y mi amor no soporta ya la cercanía de la sangre ni los pliegues de
la negrura. ha terminado con esa parte, hoy está adherido a la disloca-
ción de la luz.
_________________________
Tintada
de rojo falleciente, podía ser cualquier cosa
menos un simulacro.
Una señal en la carretera que daba vueltas y caía.
Uroborus.
Ola atrapada en el frío de la mañana,
condenada a desaparecer
apenas el sol caliente la atmósfera.
II
Estoy al borde de las casi lágrimas, las más reales. No es tristeza, tampoco lo que
llaman alegría: es un solo filamento de color, el pleno cuerpo de una nota Sin apuro
por decir/ sin apuro
saber, por sabernos (las muchas horas), tocamos lo permitido. Volver a ti y a mí, ser
las ganas, la potencia de lo que será: aquel barco que pronto surca el mar y lo
atraviesa: la imaginación que en su flecha traspasa el dolor hasta llegar / ¿A dónde? /
Aquí
: la nobleza del cuerpo que se anima y canta al roce de las manos propicias
No sé más
que amar
: arder es el oficio de quien ama Infierno
o cielo —Teatro del mundo: algún día podré
no poder, los años serán un cielo desplomándose
y la artritis la cebolla cotidiana
Pero hoy no
hasta llegar
Aquí
: amor que no muere con la muerte
Fuego que
en el corazón de los que escuchan
prevalece
Me imagino que nuestras pisadas se las está llevando el agua que baña las
orillas de una costa, se las está tragando el mar de dunas de un desierto,
las habrá borrado el blanco helado de una tundra. En cualquier parte
habremos dejado marcas que en cualquier momento el tiempo devolve-
rá a la nada de donde vinieron. Estamos pasando, pero no vamos a durar
siempre. Hemos hecho, pero lo hecho tampoco es eterno.
el día suda sobre la mesa que hace un ruido de cama bajo cuerpos sudorosos
camión cansado puente viejo frotar de dientes
(la noche sigue sudando): sobre la mesa que se emplea a fondo en saborear las fuerzas mór-
bidas del viejo (joven campesino mesero vigoroso en las cantinas)
“enterró ya a la vieja que ocupaba la cocina y ahora se cierne sobre ella como sobre
una mujer”
“el pan se nos parece: crece con el calor —en su mejor día es duro en su corteza y blando
y aromático por dentro— y luego lo sorprendes tendido bajo una gruesa capa de hongos
verdes”
otra noche larga (31 de octubre) en que espanta al macho que ronda a su gata y nutre con
su desvelo (en el cabo de sus ochenta años) los demasiados panes que mañana estarán
apilados como años: algunos duros (unos cuantos quemados) y otros pura azúcar
Tampoco se me ocurre:
vas vienes de venir vacío devenir,
o retorcer la forma a las vocales
o sofocar al yo de una patada en el estómago,
simplemente no puedo.
Aquello que se va
es lo que busca una mujer en el espejo.
En la pantalla,
unos subtítulos
pasan lista:
Dicen
que en el mar de Andamán
flotan cuerpecitos de dos personas,
once personas,
once personas y un niño,
once personas y un niño y doce personas más,
once personas y un niño y cien personas más,
once personas y un niño y cien personas más y cinco niños,
once personas y un niño y cien personas más y cinco niños menos,
once personas y dos mil ochenta y nueve personas menos,
once personas y dos mil ochenta y nueve personas
dicen que en el mar flotan
once personas y dos mil ochenta y nueve personas
dicen que.
Flotan, flotan acaso.
1. Como en las viejas carpas, el Anuario que el cine mexicano apenas sobrevivía o, llones de personas fueron a las salas de
estadístico del cine mexicano 2015 nos trae dirían los más pesimistas, agonizaba. Y es cine, 46 millones más que en 2014. ¡Para
dos noticias, una buena y otra mala. El que desde 2002, cuando se produjeron quienes afirman que el cine en el cine va
año pasado se produjo el número más ele- 14 cintas, la producción no ha hecho más de salida! Se trata de la cifra más alta desde
vado de películas en nuestro país en toda que crecer de manera sistemática. 1993. No obstante, a ver cine mexicano
su historia (140); pero su participación 4. En 22 entidades del país se filma- sólo fueron 17.5 millones, es decir, 6.1
de mercado —tanto en espectadores co- ron cintas, aunque por supuesto el mayor por ciento del total. Y el asunto es más
mo en ingresos— bajó por segundo año número en la Ciudad de México (más de triste porque un año antes (2014) el por-
consecutivo. Pero vamos por partes. 50 por ciento). El 25 por ciento de las centaje fue de 10, y el asunto resulta peor
2. Por primera vez el Anuario mide, películas fueron dirigidas por mujeres, el si se le compara con 2013, cuando 30.1
con la colaboración del INEGI, la contri- porcentaje más alto en la historia (34 cin- millones de espectadores fueron a ver cine
bución de la industria cinematográfica a la tas, mientras en 2008, por ejemplo, só- mexicano a las salas.
economía nacional. Se nos informa que lo fueron 5). El 35 por ciento de los filmes 6. Estamos además ante un mercado
la “cultura” representa 2.8 por ciento del fueron documentales. Y 70 por ciento de más que desigual. Mientras las diez pelícu-
PIB nacional y que la industria cinemato- las películas recibieron dinero público. Es- las con mayor éxito de taquilla —todas
gráfica más los medios audiovisuales in- to también hay que subrayarlo: por las ca- estadounidenses— concentraron 40 por
corporan 15 por ciento del PIB de la cul- racterísticas de la industria —cultural— ciento de la asistencia, hubo 43 películas
tura (es decir, de ese 2.8 por ciento). La y por la oceánica asimetría en la compe- mexicanas que no fueron vistas ni por 10
industria cinematográfica generó 2 mil tencia, resulta indispensable que las insti- mil espectadores cada una. Me llama la
630 puestos de trabajo y pagó 274 millo- tuciones estatales “metan el hombro” para atención que de las diez películas con ma-
nes de pesos en remuneraciones. Pero co- apuntalar al cine. Se realizaron 44 pelícu- yores ingresos en taquilla todas fueron
mo no es difícil imaginar, apenas repre- las en coproducción con otros países, el infantiles o para adolescentes. Por otro la-
senta 0.03 por ciento del PIB nacional. Lo número uno fue España con 10, el se- do, la recaudación total suma la nada des-
que quizá valga la pena destacar es que la gundo Estados Unidos con 8 y el tercero preciable cifra de 13 mil 334 millones de
evolución del PIB de la industria cinema- Colombia con 6. El costo promedio por pesos; superior a la de los años anteriores.
tográfica ha crecido en los últimos años película bajó un poquito a 21 millones de 7. Y la desigualdad también cruza a
—de 2009 a 2013— a tasas por encima pesos (en 2014 fue de 22.5 millones). Y nuestras propias cintas. Veamos. De 80
del promedio del PIB en la cultura y del también fue el año que más documenta- estrenos, sólo 4 alcanzaron más de un mi-
PIB nacional. No está mal que el Anuario les se realizaron (50), en 2014 fueron 45 y llón de espectadores. La líder, sin duda,
rescate y divulgue esa información, pero un año antes 30. Se produjeron 53 “ópe- fue Un gallo con muchos huevos, a la que
—creo— lo fundamental del cine es con- ras primas”, 54 segundas y terceras obras fueron a ver 4.1 millones de personas. Se
templarlo como un fenómeno cultural, y 37 de directores con una carrera de cua- trata de la quinta película más vista en
una fórmula a través de la cual nos recrea- tro películas o más. Los cortometrajes con- cines en la historia reciente. Las otras tres
mos y pensamos. Ahí radica su singulari- tabilizados en 2015 son 453, por debajo fueron El gran pequeño (3.3 millones), A
dad, de ahí su importancia. de los del año anterior (535), pero supe- la mala (2.8) y Don Gato. El inicio de la
3. Como ya apuntábamos, en 2015 se rior a la cifra de 2013 (360). Creo que esos pandilla (1.5). Tres cintas fueron vistas
produjeron 140 películas, cifra récord, dig- números ilustran la vitalidad y fuerza del por más de 500 mil y menos de 800 mil
na de ser subrayada. Pero que adquiere toda cine en nuestro país. espectadores. Once más lograron meter a
su relevancia si volteamos a ver lo que su- 5. Pero estamos obligados a mirar la las salas entre 100 mil y 500 mil perso-
cedía hace apenas 15 o 20 años. Por aquel otra cara: la de la distribución y la exhibi- nas; 8, entre 50 y 100 mil; cuatro, entre
entonces, las cifras fluctuaban cada año ción. Y por donde se le mire, esa es la faz 20 y 50 mil; siete, entre 10 y 20 mil. Y
entre 17, 16, 9, 12 y 20 películas. Parecía oscura de la cuestión. Un total de 286 mi- 43, como ya apuntábamos, no lograron
RESEÑAS Y NOTAS | 87
productor de DVD, lo que es un indicador dimensión Clarovideo han demostrado tados Unidos e igual número en Perú y 4
para medir las potencialidades de dichas la eventual potencia que pueden tener di- en España. Dado el mercado en lengua
plataformas. No obstante, (me) llama la chas plataformas. española y el crecimiento de la llamada
atención que el número de títulos en DVD 17. En YouTube se encuentran pelí- población “hispana” en Estados Unidos,
autorizados por RTC viene decreciendo año culas completas y tráilers. Estos últimos me parece que la cinematografía mexicana
con año, e incluso los de Blu-ray también sin duda pueden entenderse como fórmu- podría (debería) multiplicar su presencia
bajaron de 2014 a 2015 (de 481 a 270). las de promoción, pero si mal no entendí en el mundo. ¿Se requiere también una
En ese renglón, México ocupa el segundo dicha súper plataforma ya ha tenido que distribuidora a nivel internacional? Eso
lugar, después de Estados Unidos (se dar de baja películas cuando sus produc- sí, la riqueza y diversidad de nuestro cine
autorizaron 230 títulos de Estados Uni- tores o creadores lo han demandado. Tam- son reconocidas en los más distintos fes-
dos por 21 de México). bién quizás está de más decir que así como tivales: 186 premios recibieron las cintas
15. En esa materia, la piratería es cru- existe piratería tratándose de DVD y Blu- nacionales fuera de nuestras fronteras
cial para entender el fenómeno. Y el Anua- ray, también se pueden encontrar lo que en el año 2015. Entre otros, premios en
rio no es omiso. Por el contrario. Ahora, el Anuario llama de manera benévola “pla- Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastián.
además de Guadalajara, Mérida, Monte- taformas no legales”. “De las 249 pelícu- 19. El Anuario también hace un re-
rrey, Puebla, Tijuana y la capital del país, las mexicanas estrenadas en salas de cine cuento de las estrategias publicitarias de
que ya aparecían en informes anteriores, en el periodo 2013-2015, 51 por ciento se las películas. Y otra vez, la desigualdad es
se agregaron Oaxaca y Querétaro. Usted localizaron completas en la web”. Según el signo distintivo. De las 80 películas que
puede enterarse de cuáles películas se en- la información del Anuario, No se aceptan se estrenaron, sólo de 32 se registró algu-
cuentran en esos mercados y de sus pre- devoluciones ha tenido más de 4.7 millo- na difusión en los medios tradicionales
cios promedio, pero no les voy a hacer nes de descargas. En 18 por ciento de los (televisión, radio y prensa). Y parece exis-
publicidad. casos “llegaron a las páginas web de con- tir —es lógico— una correlación entre el
16. Y la cuarta corrida, que segura- sumo no legal antes que a su estreno en número de copias y los esfuerzos promo-
mente impactará a las otras tres, es la de las salas de cine” y en 12 por ciento “apa- cionales. Lo que ya no se explica es que en
las plataformas digitales que ofrecen cine recieron en la web el mismo día de su las redes muchas hayan pasado en blan-
mexicano. Y en ese sentido vale la pena estreno comercial”. co: 61 utilizaron Facebook, 33 abrieron
festejar —aunque esté apenas en una eta- 18. El cine mexicano tiene presencia una cuenta en Twitter y 25 un sitio web.
pa germinal— la iniciativa de FilminLa- en el exterior. Pero muy poca. En 2015 El resto ni eso.
tino, un esfuerzo de Imcine-Conaculta y hubo estrenos en 34 países distintos, pero 20. Total, mucha tela de donde cor-
la plataforma digital española Filmin. Se cuando uno ve las cifras desglosadas, los tar.
trata de la iniciativa más ambiciosa por resultados son magros: 19 estrenos en Bo-
ofrecer cine en nuestro idioma. Sobra de- livia, 10 en Costa Rica y 10 en Guatemala, Anuario estadístico del cine mexicano 2015, IMCINE/
cir que fenómenos como Netflix o en otra 8 en Panamá, 7 en El Salvador, 6 en Es- Conaculta, México, 2015, 305 pp.
Vivimos en un mundo de verdades rela- viernes al mundo escaneado con agudeza A través de ellos nos recuerda lo que dio
tivas. Hoy todo es puesto en duda, sobre por la mente que mejor discrimina dón- un giro a la historia del país y que marca
todo la credibilidad de las fuentes de las de está lo importante me devuelven la cer- nuestros días. Como ese momento ejem-
que hasta hacía poco emanaba la verdad. teza de que siempre hay algo más detrás de plar en la Cámara de Diputados en que “la
La pérdida de la distinción entre vida pú- las cosas. Con las crónicas de Juan, apren- comandante Esther dijo que el EZLN lu-
blica y privada acentúa la separación que dí que el llanto de un niño en un vuelo es chaba para que los indios vivieran en un
establecía los límites morales entre una y molesto “sólo porque el turismo en masa país rigurosamente similar al parlamento,
otra y la filosofía ha hecho lo suyo para ale- ha promovido la absurda idea de que las donde las diferencias no implicaran ex-
jarnos, como lectores, de pensar el mun- excursiones deben ser cómodas, pues ya clusión. Los diputados encararon a una
do como referencia. Con todo, en los úl- no se trata de tener aventuras sino de tener mujer indígena que rendía un extenso ho-
timos tiempos he observado un extraño rutinas”. Pero aprendí también, gracias a menaje a las prácticas parlamentarias y pe-
fenómeno. Desde mi puesto de editora un giro magistral que el autor da a este día vivir en las mismas circunstancias”.
he podido constatar que el lector común relato, que en principio parecía hablar só- Es terrible registrar y leer los hechos del
que ha dejado de creer en la idea de verdad lo de las molestias de viajar, que a veces el así llamado “acontecer nacional”. A veces
de casi todos los géneros literarios cree cada llanto de una niña significa que es una más da la impresión de que no ocurre nada
vez más que esta exista en la crónica. Hay de las tantas migrantes oaxaqueñas cuyos más que el deterioro y la violencia. José
una percepción creciente de que si en al- parientes lejanos llevan a California a bus- Emilio Pacheco solía repetir que “ningún
gún sitio se halla un residuo escribible de car un destino menos ingrato que el que tiempo pasado fue mejor”, pero a veces pa-
lo que ocurre ese sitio está en ese género tienen en nuestro país. rece que ningún tiempo pasado fue peor.
específico porque este habla de lo que es Las crónicas de Juan tienen la particu- Y que no queda más remedio que seguir
verificable sin que haya una agenda ocul- laridad de iniciar con un hecho común, a luchando, claro, y refugiarse en la única
ta. Incluso si esa agenda se llama literatura. veces casi trivial, para desembocar en patria perdurable que es la de los afectos
Confieso que mi forma de leer no es argumentos de carácter filosófico. Todo y recordar que “el cielo cabe en una casa”.
distinta y que tengo mi oráculo de Delfos es digno de convertirse en un hecho me- Pero esa patria de los afectos es compli-
particular. Cada viernes me aparto un mo- morable: desde la descripción “del méto- cadísima, ya lo sabemos. Y además, cam-
mento del mundanal ruido y leo la co- do mexicano más conocido para detener la bia de reglas todo el tiempo. En La era
lumna de Reforma que firma Juan Villoro lluvia, que consiste en enterrar un cuchillo del vacío, que es la nuestra, Gilles Lipo-
para ver qué me depara el mundo. Las cró- al pie de un árbol”, hasta las consecuen- vetsky nos enseña que los roles asignados
nicas de Juan tienen la particularidad de cias de vivir en “un país donde la utilidad a la familia y el trabajo han dado un vuelco
hacerme pensar que la vida es ingrata pero de los proyectos consiste en no realizar- completo. Por ejemplo, hoy día se seduce
llevadera, que siempre están ocurriendo los”. Sospecho que entre la enorme canti- al jefe pero se negocia con la pareja. No
cosas memorables y que si no vivimos en dad de crónicas que ha escrito sus favori- hay un solo tema que quede fuera de ese
el mejor de los universos posibles al me- tas son las que registran lo insólito de las ámbito de discusión: desde los hijos que
nos vivimos en un mundo que da para es- costumbres humanas o, como él mismo se desea o no se desea tener, hasta lo que se
cribir sobre él cada semana. Cuando ya no dice, “las rarezas que definen una época”. hará o no se hará, y dónde, en las vacacio-
nos queda nada, cuando el precio del pe- Sin embargo, Carlos Monsiváis le dijo un nes pagadas por ambos. Eso, sin mencio-
tróleo baja a su máximo histórico y el dólar día que “si se desmarcaba demasiado de lo nar los sucesivos cambios de creencias, de
sube a niveles insospechados, aparece la Importante, no tendría oportunidad de amistades, de regímenes alimenticios. Has-
columna del viernes para hacerme ver al- ejercer lo Caprichoso”. Imagino que Juan ta los rituales de cortejo han cambiado.
go que se me había olvidado que existía: escuchó con atención el consejo del Gran Han cambiado los sistemas de vigilancia
ese algo es la vida real. La rutina y la vida Tlatoani del acontecer nacional pues a me- y los modos de obtención de amigos.
digital nos hacen olvidarnos de ver lo más nudo sus crónicas se vuelven reportajes Con Juan, yo me pongo al día. Gra-
evidente pero en cambio las entradas del dignos de aparecer en los libros de historia. cias a sus instantáneas aprendí que hoy es
RESEÑAS Y NOTAS | 89
facilísimo ligar y el que no tiene pareja es planeta estarían abiertas”. En una cróni- ra, ha llegado el momento de que ajuste
porque no tiene Internet. Ahí es donde se ca magistral llamada “Teoría del trofeo”, su televisor”.
conoce a la criatura con intereses más afi- Juan reflexiona sobre esos objetos de la Un día mi hija me hizo notar, escan-
nes. Pero si el Internet te da la seguridad vida contemporánea que todos alguna vez dalizada, que vivía en un mundo donde
de saber que ya no estarás solo también te hemos recibido con los que no sabemos hasta las canciones que yo le cantaba de ni-
quita toda seguridad de volver a estarlo, qué hacer. “¿Sería posible que fueran más ña eran racistas, desde un negrito bailarín
pues el mundo policiaco nos ha converti- feos?”, se pregunta. “Aparte de la discreta de bastón y con bombín al que decía “pe-
do en pobres seres sujetos a estar siempre copa dorada o el estilizado Óscar, un ga- rezoso” y obligaba a bailar, hasta la canción
vigilados y a vivir aterrados por el hecho lardón es casi siempre un monolito con —siempre de Cri Crí— en que según él
de haber conversado vía Internet hasta con picos que no se le hubiera ocurrido a un los chinos “prenden farolitos, comen con
nosotros mismos. “En un planeta donde artista en estado de reposo”. Afortunada- palitos, tienen chata la nariz”.
la guerra ha perdido las nociones de línea mente los dos premios más recientes ob- Cuando el mundo duele demasiado a
de fuego, retaguardia y tierra de nadie, el tenidos por él, hasta donde sé, no tienen mí me gusta pensar, vía las crónicas de
espanto puede surgir en cualquier parte”. esas características. Juan, en aquel otro en que lo importante
Puede surgir incluso en esa relación amo- La última razón para acercarme con era convencer a nuestros padres de que
rosa que acabamos de hacer por Internet. deleite a las crónicas de Juan es que estas nos dejaran ver un solo programa de tele-
En esa amistad o amistades. De modo que me llevan a un viaje extraordinario al pa- visión, uno solo, para entrar a la guarida
tener 248 mil amigos que potencialmente sado, a mi infancia, ese mundo donde la del Superagente 86 y vislumbrar el futu-
son al mismo tiempo enemigos es uno de Ciudad de México “estaba llena de cafete- ro que consistía en lograr la comunicación
los misterios más grandes de la época que rías bautizadas como templos pop (Yom- telefónica mediante el zapatófono, o en-
nos tocó vivir. Yom, Tomboy, Bonanza) cuyo dogma del trar, con todo y el miedo que eso causaba,
Las crónicas de Juan tienen siempre o sabor era el banana-split”. Un tiempo don- a la Dimensión Desconocida. Un mundo
casi siempre una cita de un escritor, de un de las cervezas se confundían con muje- en que la tarde del domingo se nos iba en
filósofo o de un personaje famoso, desde res, “la rubia que todos quieren”, y en la dirigir al papá (“¿Ya?”, “No”, “¿Ya?”, “No”)
Lichtenberg hasta Los Simpson. Sus escri- que esas mismas mujeres se volvían des- que trepado en la azotea trataba de ajus-
tos súbitos tienen la virtud de llevar lo apa- pués el parámetro cromático de los tele- tar la antena del televisor en el que en vez
rentemente banal o lo cotidiano a un plano visores que eran en blanco y negro. Era del Superagente 86 o Mi bella genio, sólo
estético y moral. La conversación ince- un tiempo en que no existía la corrección había nieve.
sante de los peluqueros puede llevarlo a política. Recuerdo perfectamente un pro- La tentación de quedarme en aquellos
una reflexión sobre la tolerancia. La lec- grama que se llamaba El Club del Hogar otros días es muy grande. Pero es también
tura de una novela de César Aira, a una en que Danielito Pérez Alcaraz en com- nociva, como aprendí a través de una más
conjetura sobre la existencia de Dios, idea- pañía de su patiño que se vestía con una de las crónicas de Juan en la que al entre-
da por el propio autor argentino: “Una jerga y se hacía llamar Madaleno, hacían vistar a Mick Jagger y preguntarle sobre
forma contundente de refutar la omnipre- pasar a la rubia Superior platinada y a un la nostalgia del pasado, el dueño de la len-
sencia del creador es ponerlo frente a una actor de origen africano llamado Zamo- gua más famosa del rock le responde: “De-
puerta automática: si estuviera en todas rita, los ponían a un lado y otro de la pan- bes cuidarte de no permanecer en el pasa-
partes, todas las puertas automáticas del talla y acto seguido decían: “Señor, seño- do o corres el peligro de no entender las
cosas que cambian en ti o que cambian a
tu alrededor”.
Para aplicar la máxima de este anciano
que es capaz de dar saltos durante horas
en un escenario sin haberse podido per-
catar de que la vejez es otra cosa, seguiré
leyendo la obra de Juan Villoro, mi mé-
todo de gimnasia particular. Porque quie-
ro entender mi país, mi tiempo, porque
quiero entenderme a mí misma. Por eso
también me congratulo de que haya ob-
tenido el Premio Excelencia a las Letras
José Emilio Pacheco 2016 y el Premio de
Periodismo Diario Madrid, recientemen-
te. Porque los reconocimientos son la for-
ma idónea de decirle a un autor que nece-
sitamos que siga escribiendo.
Juan Villoro
Vicente Leñero empezó a escribir su co- que compraba la revista sólo por leerla),
lumna “Lo que sea de cada quien” en esta yo también era capaz de jurar en vano.
Revista de la Universidad de México a fina- —Por supuesto. Una vez que muere la
les del 2006, y ello afianzó nuestra larga persona a quien le juraste algo, deja de ser
amistad e hizo que nos viéramos con ma- válido el juramento —respondí sin una
yor frecuencia. fisura de duda en mi tono de voz.
En una ocasión fuimos a tomar una Miroslava
—¿Seguro?
copa porque, dijo por teléfono, tenía se- —Segurísimo. Puedes escribir el artícu-
rias dudas sobre una posible columna. Des- fijo. Además tú mismo lo escribiste en el lo sin una gota de culpa.
de que llegaron los whiskys me planteó el guion de tu película. —¿Dónde lo leíste?
problema. —Pues mentí. —No recuerdo exactamente, pero está
—¿Tú sabes por quién se suicidó Mi- —¿Por qué? en varios libros de teología.
roslava, en 1955, a los 29 años de edad? —Porque había jurado no decir la —Bueno, si tú que eres el director de
—Por el torero Luis Miguel Domin- verdad. la revista y también católico, lo dices, lo
guín, quien la dejó para casarse con la ac- Hay que recordar que Vicente era ca- voy a escribir.
triz italiana Lucía Bosé. Tú mismo así lo tólico practicante. Quizás, el mejor escri- Vicente hizo una seña a la mesera para
escribiste en el guion sobre su vida de la tor católico que ha dado nuestro país. pedir la cuenta.
película que dirigió Alejandro Pelayo. En- —¿A quién se lo juraste? —Oye, pero antes dime por quién se
cuentran muerta a Miroslava con la foto —A Ernesto Alonso, el mejor amigo suicidó Miroslava. Porque, en efecto, algo
de Dominguín entre las manos. También de Miroslava, quien fue el primero en en- leí de que era bisexual y que en realidad se
hay un espléndido cuento de Guadalupe trar en su recámara y reconocer el cadá- suicidó por Ninón Sevilla.
Loaeza en su libro Primero las damas en ver... y cambiar la foto que tenía entre sus —Pendejadas, como me dijo Ernesto
que se da la misma versión. manos. Alonso cuando yo también se lo comenté.
Aunque yo recordaba veladamente —¿Y por qué no lo dijiste en el guion Se suicidó por Cantinflas, de quien esta-
el escándalo que se armó en los periódi- de tu película? ba locamente enamorada, y que le había
cos a raíz de ese suicidio, luego me volví —Te digo, porque se lo había jurado a ofrecido divorciarse de su mujer para ca-
un verdadero enamorado de Miroslava Ernesto Alonso, y cuando escribí el guion sarse con ella, lo que nunca cumplió. El
y vi todas sus películas con verdadera de- él todavía vivía. propio Ernesto Alonso cambió la foto de
voción. Su belleza y forma de actuar me Yo también di un largo trago a mi Cantinflas de entre las manos de Miros-
deslumbraban. Especialmente vi cinco whisky, con emoción creciente. lava y puso la de Dominguín.
o seis veces Ensayo de un crimen de Luis —¿Y ahora que ya murió Ernesto Alon- Varios años después, ya con Vicente
Buñuel, la última película de la actriz, so?—pregunté. muy enfermo, le recordé aquella plática
en que, proféticamente, su maniquí de —Por eso quería hablar contigo. He que dio lugar a uno de los mejores artícu-
cera es quemado por el actor Ernesto pensado en contar la verdad en mi co- los que publicó en la revista (salió en ene-
Alonso. lumna de nuestra revista. Pero antes que- ro de 2009) y le reconocí que, en realidad,
—Pues no, Miroslava no se suicidó por ría preguntarte, tú que dices saber tanto le había mentido, y que yo creía que un
el torero Luis Miguel Dominguín —dijo de teología. ¿Una vez que muere la perso- juramento que se hace a alguien perma-
en tono enfático Vicente, dando un largo na a quien le juraste algo, deja de ser váli- nece aunque esa persona haya muerto.
trago a su whisky. do el juramento? Sonrió.
—Pero eso fue lo que se dijo en todos Naturalmente, por tener un artículo así —Por supuesto que yo también lo sé,
lados y hasta encontraron la foto del to- en nuestra revista (la columna de Vicente pero necesitaba a alguien con quien com-
rero entre sus manos, casi como un cruci- era la más vista y mucha gente me decía partir el pecado —contestó.
RESEÑAS Y NOTAS | 91
Atrapadas en la escuela,
una docena memorable
Carlos Martín Briceño
Hace algunos años, Michael Gove, secre- te, Atrapadas en la escuela, la antología de no que se refiriera a ese momento de to-
tario de Educación de Reino Unido, afir- cuentos que hoy nos ocupa, debería en- das tan temido: la primera menstruación.
mó que los niños de once años deberían cabezar la cincuentena azteca. ¿Quién no recuerda con horror y com-
leer 50 libros al año para mejorar sus ni- Nacido a raíz de una iniciativa de Mó- pasión la emblemática escena de Carrie,
veles de alfabetización. Lo anterior, sacan- nica Lavín, maestra del género breve, este aquella película dirigida en los años seten-
do cuentas, quiere decir, más o menos, libro reúne una docena de historias que, ta por Brian de Palma, donde Sissy Spacek
un libro por semana. El periódico britá- como su nombre lo sugiere, transcurren se “hace señorita” en las duchas del gim-
nico The Independent, haciendo eco de o tienen que ver con la vida en la escuela. nasio, delante de todas sus compañeras de
esta declaración, solicitó inmediatamen- “Cuando le pedí a mis colegas —escrito- la high school? Aquí, en cambio, en su cuen-
te a tres de los principales autores ingleses ras mexicanas que admiro— un cuento to “Un día tan esperado”, Nuria Armen-
de literatura infantil y a dos expertos más que correspondiera a los años de secun- gol, no obstante que pone también a su
seleccionar individualmente diez títulos daria, a esa adolescencia temprana, com- protagonista en una situación límite, se
imprescindibles. La lista, según cuenta Javi pleja y maravillosa, respondieron con en- las ingenia para resolver con sagacidad la
Sánchez, un articulista de la revista GQ, tusiasmo y confianza”, dice Mónica Lavín, historia y, de paso, desentrañar buena par-
tras unir las sugerencias de los cinco con- en el prólogo de la antología. te de las invenciones que se le han endil-
vocados, “quedó conformada por una va- Y es, precisamente, esa mezcla de entu- gado a la menarquía.
riopinta lista de libros encabezada por siasmo y confianza lo que encandila al lec- “María”, de Verónica Murguía, es el
1984, de George Orwell, y en la que ca- tor desde la primera historia, “Mariana de cuento número cuatro en la lista. Especia-
ben también las trilogías de Los juegos del doce a trece”, de Ethel Krauze, el diario lista en el medioveo, ese periodo histórico
hambre (puesto 36) y El señor de los ani- de una adolescente que, merced a la volun- de la civilización occidental comprendido
llos (19), Juegos de tronos (puesto 76) o los tad de sus hormonas, cambia de parecer entre el siglo V y el XV, Verónica apuesta por
cómics de V de Vendetta de Alan Moore y tanto como de ropa interior. Mariana lee a una historia mágica, plena de intriga y de-
David Lloyd (empatados en el puesto 73 Bécquer, besa al espejo, se enferma de amor, seo, entre María y su maestro, y que trans-
con La campana de cristal de Sylvia Plath y se encierra en el baño… una actitud com- curre, precisamente, en la Edad Media.
El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde). pletamente natural cuando se tienen trece El quinto cuento, “La señorita Ortega”,
Una lista en la que no está William Sha- años pero que los psicoanalistas de hoy de Ana García Bergua, me remontó a mi
kespeare…”. Ni James Joyce, agregaría yo, probablemente calificarían de bipolar. época de la preparatoria, cuando estuve
pero en la que sí están El señor de las mos- Un brillante monólogo interior cons- enamorado perdidamente de la maestra de
cas, El diario de Greg, La isla del tesoro o El tituye el segundo cuento, “Atrapada sin literatura, una mujer de ojos grises cuya
curioso incidente del perro a medianoche, li- salida”, de María Luisa Puga. Cito: “Yo sé sonrisa me hacía recordar a Sylvia Kristel.
bros que, además de estar bien narrados, que a la escuela nos mandan para que las ¿Cómo olvidarla cuando recitaba con su
son irreverentes y divertidos. mamás puedan estar libres un rato y para melodiosa voz a Garcilaso para explicarnos
Cuento lo anterior porque cuando ter- que limpien la casa. Aquí nadie nos viene qué era el epíteto? “Fugito sol / Manso
miné de leer la antología Atrapadas en la a enseñar nada. Vienen a ganar su sueldo, viento / Ásperas montañas / Solícita abeja”.
escuela imaginé que, en la remotísima po- igual que las mujeres que van a limpiar sus Pues bien, en este cuento, el protagonista
sibilidad de que nuestro flamante secre- casas”. Pero más allá de la técnica, “Atra- es capaz de hacer hasta lo imposible por
tario de Educación, Aurelio Nuño, plan- pada sin salida” es un relato que traza con la señorita Ortega, aunque esto le signifi-
teara lo mismo, y que algún periódico de verdadera maestría ese terrible desampa- que caer en el peor de los ridículos.
cierta trayectoria —El Universal, por ejem- ro que embarga al ser humano al enfren- “14 de febrero”, el cuento número 6,
plo— se animara a convocar a cinco ex- tarse de sopetón con la muerte. otro de mis favoritos, lo escribió Mónica
pertos mexicanos para elaborar una lista Y tratándose de plumas femeninas y de Lavín, la antologadora. Es una deliciosa
de la misma naturaleza, indiscutiblemen- la escuela secundaria, no podía faltar algu- historia de complicidades adolescentes, de
Mónica Lavín
RESEÑAS Y NOTAS | 93
Callejón del Gato
Las pobres Juanas
José Ramón Enríquez
La idea del esperpento no puede separar- rritorio bajo su poder. También impusie-
se de ese bellísimo lugar, lleno de fantas- ron la costumbre de casarse entre primos
mas, que es la Plaza Mayor de Madrid. Ya hermanos para recuperar legitimidades
me he referido en estas páginas al último dudosas, costumbre que pasó a la casa de
auto de fe que organizó Carlos II, con la Habsburgo y tuvo su víctima más triste
mejor de las intenciones y mucha carne en el desdichado Carlos II.
de hereje para el asador, como un home- Y si el primer Trastámara instauró la
naje a su recién llegada esposa francesa, que costumbre del fratricidio para acceder al
en nada agradeció el tétrico espectáculo. poder en la familia, Isabel la Católica em-
Esperpéntico por derechos de sangre era pleó con éxito el veneno contra su herma-
el pobre rey hechizado, último Habsburgo Francisco Pradilla, Juana ante el féretro de su esposo, 1877
no Enrique IV. Otra costumbre de esta
en tierras de habla hispana, penúltimo si familia fue la de despojar, humillar, en-
contamos a Maximiliano, fusilado en nues- mare nostrum. Europa, que debió ser cul- claustrar e insultar a las reinas legítimas
tro Cerro de las Campanas en un auto de ta heredera de la Ilustración pero no ha que llevaron el inocente nombre de Jua-
fe republicana. podido dejar atrás los genes de Caín. na. No se puede afirmar si el pecado era
Vuelvo a referirme a ello no sólo porque Antes de que reinaran los Habsburgo, consustancial a un nombre tan evangéli-
considero hipnótica, por terrorífica, la ima- un rey mató a su hermano. Lo ayudó un co, pero hasta el día de hoy continuamos
gen de cuerpos en combustión en un es- famoso mercenario que dijo aquello de insultándolas al referirnos a ellas: Juana
pacio construido para ser recorrido pláci- “Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi la Beltraneja y Juana la Loca.
damente y dar de comer a las palomas, sino señor”. El muerto era Pedro el Cruel, el Y ambas fueron mujeres de enorme
porque demuestra el sustrato cainita en los vivo era su hermano Enrique de Trastá- dignidad que llevaron muy alta la cabeza
seres humanos. En esa misma Plaza Mayor, mara, que sentó su apellido en el trono de y cuya sola existencia es una vergüenza
hace unas cuantas semanas, hubo otro es- Castilla. Era la familia de los Reyes Ca- para sus verdugos. En el caso de Juana,
pectáculo hipnótico, por indignante. Unos tólicos. No quemaron herejes en la Plaza reina de Castilla y llamada la Beltraneja,
hinchas holandeses (así llaman a los faná- Mayor porque su bisnieto, Felipe II, aún sus tíos Isabel y Fernando, los Reyes Cató-
ticos de equipos de futbol) se divirtieron no convertía la Villa de Madrid en capital licos. En el caso de Juana, reina de Castilla
al protagonizar, según dicen los diarios, del reino. Pero crearon la Santa Inquisi- y llamada la Loca, su propio padre, otra
otro espectáculo cainita: “humillando a ción para encender hogueras. vez Fernando, y su propio hijo, el empe-
mendigas, arrojando entre risas céntimos Para bien y para mal, los Trastámara rador Carlos de Habsburgo, I de España y
al suelo, quemando billetes delante de las marcan el arranque de los Siglos de Oro. V de Alemania. Fernando no era hombre
pordioseras, arrojando cerveza en los vasos En las playas de sus tiempos se confun- de remordimientos, inclusive quiso casarse
con los que pedían limosna, obligándolas a den arenas y aguas saladas de la última con la Beltraneja para obtener la legitimi-
hincarse para rogar...”. Un anciano profe- Edad Media y del primer Renacimiento dad que Isabel no le heredaba. Carlos, en
sor los enfrentó: “Las estaban degradando, en nuestra lengua. En realidad en dos len- cambio, tal vez se retiró a Yuste para
las deshumanizaban, las estaban tratando guas, pues Fernando el Católico era Tras- hablar con el fantasma de su madre.
como animales”, dijo. Les espetó: “¡Eso no támara de Aragón, reino al que pertene- Ya el Marqués de Santillana o Juan de
se hace! ¡Eso no se hace!”. “Entregó una cían els països cataláns. Mena, contemporáneos de Enrique IV,
moneda a cada una en la mano y, antes de El primero de esta casa era un bastar- sembraban el Renacimiento español: da-
marcharse, insultó a voz en grito a las de- do y eso de la bastardía se hizo una cos- ban comienzo los Siglos de Oro. Y otra
cenas de hinchas que se burlaban...”. tumbre inversamente proporcional a la Juana, la de Asbaje, maltratada también y
Europa de los refugiados que mueren obsesión por la limpieza de sangre que en tierras mexicanas, cerraría con todo su
o apenas sobreviven en el Mediterráneo, también esa casa real impuso en todo te- esplendor esas edades.
Al igual que en el caso de don Daniel Co- lado la búsqueda de lo que aconteció con
sío Villegas, don José C. Valadés murió muchos de los que perdieron.
hace cuarenta años. Vidas más divergen- La riqueza que da la lectura de esas pá-
tes que paralelas, los dos son recordados ginas es que no se trata de elaboraciones
como los historiadores que acometieron historiográficas hechas con los cánones
en serio la historia del tiempo porfiriano, académicos, sino con la agilidad de lo que
a la vez que destacaron por su excelente se puede leer en la prensa diaria. Los siete
desempeño periodístico. Prácticas distin- tomos del INEHRM son efectivamente enor-
tas: Cosío Villegas fue un gran editorialis- mes, pero una vez dentro de ellos la lectu-
ta especialmente durante las presidencias ra fluye, como si se estuviera en la sobreme-
de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría; José C. Valadés
sa del desayuno. Las historias de Valadés
Valadés fue reportero, entrevistador y ar- van de un lado a otro enriqueciendo el
ticulista, desde los tiempos de Calles has- Nacional de Estudios Históricos de las saber acerca de lo acontecido, la mayoría
ta los de Ávila Camacho e inicios de los Revoluciones de México (INEHRM) pu- de las veces a partir de las voces de quie-
de Alemán. Parte de esa práctica perio- blicó entre 2006 y 2011 tres volúmenes nes estuvieron ahí. Desde el mirador de
dística fue desarrollada en sus exilios an- en siete tomos con la reunión de todos hoy, son un regreso al punto de partida.
gelinos, en los que colaboró, por invita- sus artículos, reportajes, entrevistas y tex- Las historias se recuperan para insertarse
ción de Regino Hernández Llergo, en La tos ajenos recuperados por él para sus in- en sus respectivos cauces.
Opinión, de Los Ángeles y, por extensión vestigaciones periodísticas. El total en pá- ¿Cómo no iba Valadés a redactar una
en La Prensa, de San Antonio, periódicos ginas es de 4,435, a las cuales habría que historia general de la Revolución mexica-
publicados en español, consumidos por restar sólo unas pocas, debidas a los pró- na con todo lo que sabía? Pero si se exa-
los habitantes mexicanos de esas ciudades logos de Friedrich Katz, Javier Garcia- mina el material en que se apoya cuando
con alta densidad demográfica nuestra. diego y el autor de estas líneas, además de lo hizo, este rebasa, con mucho, sus pro-
Prensa impulsada por Ignacio L. Lozano, una breve semblanza de don José a cargo pios trabajos. Su saber empírico sobre los
responsable de la edición de esos esplén- de Roberto Espinosa de los Monteros. tiempos narrados es inconmensurable. El
didos repositorios para el conocimiento Los siete tomos, alineados, abarcan 27 privilegio de Valadés radica en haber vivi-
de la historia coetánea a la Revolución y centímetros de longitud. do buena parte de lo historiado, o mante-
posrevolución mexicanas. Valadés hizo sus Los extremos van desde el porfirismo nido relación con sus actores. Pocos co-
armas periodísticas en esa prensa de y para medio (la Santa de Cabora y la rebelión mo él, ya que a diferencia de muchos de
el exilio y, ya consolidado, la continuó en de Tomóchic) al final del avilacamachis- los que escribieron sobre sus acciones, él
las principales revistas mexicanas, una vez mo. Hay, como escribió Garciadiego, una sólo era testigo, la mayoría de las veces dis-
radicado en la Ciudad de México. Sus ar- suerte de visión de los vencidos, ya que los tante, de los acontecimientos. Eso le hace
tículos, reportajes (de historia inmediata) entrevistados en el exilio fronterizo eran ganar en credibilidad, sin menoscabo de
y entrevistas, así como recuperación de los derrotados que habían ido al otro lado, los grandes memorialistas, pero con algu-
páginas ajenas a las que dio cabida en su y desde ahí hablaban de sí mismos o de per- nos tramos de ventaja.
auténtico periodismo de investigación, le sonajes caídos cercanos a ellos. Con este Su vida no está en el enorme cúmulo de
dieron un conocimiento privilegiado de rico material se documenta un mentís a las páginas escritas. Para ello resulta deseable
lo que acababa de suceder y de lo que se- quienes repiten que la historia la escriben una nueva edición de sus Memorias de un
guía sucediendo. los vencedores. Puede que lo hagan, pero joven rebelde, publicadas en Culiacán, y de
Para evitar a los interesados la búsque- la de los vencidos gana en autenticidad. las que conocí un adelanto, al poco tiempo
da directa o a través de medios electró- Ya en sus trabajos hechos en México, de de su muerte, en las páginas de esta, nues-
nicos de tan amplia labor, el Instituto cualquier manera Valadés no deja a un tra Revista de la Universidad de México.
RESEÑAS Y NOTAS | 95
Tras la línea
El otro que llevamos dentro
Sergio González Rodríguez
La potencia espectral que habita en cada elogiaron la obra más reciente del escritor virginidad como todas las mujeres en esa
persona puede comprenderse mejor a la y periodista y un público leal aplaudió época, aun así fuimos novios, pero yo ter-
luz de un uso del lenguaje de alcance uni- cada una de las intervenciones, sobre miné por despreciarla, era indigno de
versal. El dicho: “Me encontré con un fan- todo, la del autor celebrado, quien agra- ella…”. Cada vez que he pasado a pie o
tasma del pasado”. O bien: “Vi a… y era deció entre bromas la generosidad efusi- en coche por aquel crucero, atisbo el edi-
su propio fantasma”. En el primer caso se va de sus amigos. Dijo que “le encantaba ficio clasicista que fue sede del Instituto
enfatiza la relación entre alguien y el pa- el baño de elogios que había recibido”. Médico Nacional, de la Asociación de In-
sado; en el segundo, se refiere a que equis Los asistentes rieron felices ante semejan- genieros, ahora Archivo Histórico del Agua,
mujer (u hombre) ya es una sombra que te ocurrencia. un entorno que renació luego de la des-
evoca lo que antes fue. Enseguida, una fila de personas con un trucción de la Decena Trágica en la Ciu-
El aspecto interesante en ambos sen- libro de Benítez en mano se le acercó en dadela, y recuerdo la lección de Fernando
tidos refiere a la dificultad de sincronizar busca del autógrafo preciado. Al terminar Benítez sobre los fantasmas del pasado.
de nuevo A (el yo del presente) y B (el tú con la sesión de firmas, una mujer breve, Sobre el trayecto ineluctable de conver-
del pasado), y viceversa, en una conver- de vestimenta modesta y alta edad se acer- tirnos en un fantasma para los demás.
gencia temporal que ha desaparecido. Nin- có al autor y le espetó: “Fernando soy yo, ¿En qué momento sabemos la enor-
guno de los dos ni el contexto que los unió ¿te acuerdas de mí?”. Benítez sintió que midad anterior? Para algunos, como Be-
está vigente, de allí que resulta difícil per- se abría una desgarradura en el tiempo. nítez, fue el episodio de su propia vejez.
sonificar ahora a aquel que fuimos en el Empalideció, perdió la palabra y escrutó Para otros, tal descubrimiento tiene que
flujo del tiempo. Lo que viene es un diá- el rostro de la mujer en los pliegues del ver con la recapitulación del pasado, como
logo de espectros. tiempo. “Era un fantasma”, me diría al na- en la novela El último encuentro de Sán-
El encuentro espectral escapa a la idea rrarme la situación, “era una de mis no- dor Márai, que encubre un secreto atroz el
de lo siniestro que evoca, en términos ca- vias, hermano: apenas la reconocí. Su ros- cual ha de revelarse. Y, en general, tiene que
nónicos, algo estremecedor de índole fa- tro era una máscara putrefacta, horrorosa, ver con la comprensión de algo inasible
miliar. Más bien apunta a algo estremece- insoportable… igual que el mío. Era mi que se revela de pronto, y que articula un
dor de índole no familiar, que sin embargo propio espejo que atestiguaba mi vejez, sentido de la pérdida de dimensiones inu-
afecta a quien lo experimenta. El choque esa demolición a la que estamos conde- sitadas. Giorgio Agamben afirma en Es-
con el otro, que es uno desdoblado en el nados cada uno de nosotros”, decía, con- tancias. La palabra y el fantasma en la cul-
que no se es. Algo cercano a esto: “Mi re- tristado mientras contemplaba la esquina tura occidental que el paso de lo ausente a
lación con el Otro como prójimo da sen- del antiguo diario Novedades, donde tra- la obsesión con ello desata la melancolía:
tido a mis relaciones con todos los otros” bajó muchos años en el semanario “Mé- “la pérdida imaginaria que ocupa tan ob-
(Emmanuel Lévinas dixit). xico en la Cultura”. sesivamente la intención melancólica no
Recuerdo que Fernando Benítez, en la La mujer, al ver el rostro estupefacto y tiene ningún objeto real, porque es la im-
oficina del suplemento semanal que diri- acallado de Benítez, insistió: “Sí, soy yo, posible captación a lo que dirige su fúne-
gía en el diario La Jornada (entonces asen- Fernando, tu novia, ¿no te acuerdas ya? bre estrategia”.
tado en el edificio que fue de la Fundido- Nos citábamos frente al palacio de Balde- Conviene detenerse un momento en
ra de Hierro y Acero de Monterrey), me ras y Ayuntamiento. ¿Ya te olvidaste de el aserto del filósofo italiano y en la urdim-
contó un episodio de su vida desconcer- todo eso?”. Benítez me comentó que, más bre conceptual que propone: pérdida, ima-
tante para él. Ya muy cerca de su octava que un olvido, lo paralizó la incredulidad gen, obsesión, melancolía, fantasmagoría,
década de edad, acudió a presentar en un frente al paso del tiempo: “no pude arti- imposibilidad y convergencia fúnebre. Si
foro público un libro que acababa de pu- cular palabra, hermano, quise deshacer- se acepta esta urdimbre la conciencia del
blicar. La presentación sucedió tal como me de ese fantasma que era el mío pro- devenir fantasma de cada persona parece
estaba prevista: dos o tres comentaristas pio. Ella era muy pobre, y resguardaba su volver a lo mismo: a la certeza de la muerte.
Mattias Stom, La incredulidad de Santo Tomás, 1649 Bramantino, Cristo resucitado, 1490 William Blake, Resurrección de san Lázaro
RESEÑAS Y NOTAS | 97
A veces prosa
De la música de los hombres
y de los libros: Fausto Vega y Gómez
Adolfo Castañón
Reforma, 31 de enero de 2016, p. 8. con la que se moldean las apariciones que Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes,
RESEÑAS Y NOTAS | 99
otra manera ocurriría una aberración: al- sonal o anónimo. La filosofía no se registra con su vida, aunque la coherencia, la fun-
guien, José Gaos o Emilio Uranga, dejaría como biografía, como parece sostenerlo, damentación, la profundidad, se predi-
de ser filósofo, aun cuando los dos estén quien afirme que la filosofía es “la narra- quen del sistema y de la persona y suscite
enclavados en sus condiciones espacio-tem- ción biográfica de lo que un hombre se ha la ilusión de que son homogéneos.6
porales. Su vida se despliega en su cotidia- dado a pensar sobre el mundo o la imagen
nidad de la segunda tercera parte de este impuesta por su voluntad desbridada”. Tenía ciertas ideas no exentas de inge-
siglo, con sus tendencias, con sus explica- Contrapone dos tesis, la de Nietzsche, nio y perspicacia: pensaba que a cada gran
ciones, con sus conflictos críticos, sociales quien descifra las ideas de los filósofos co- novela mexicana debía corresponder una
y éticos y tratan de aclarar, mediante proce- mo voluntad de dominio y la convicción filosofía, o al menos un conjunto de ideas
dimientos intelectuales, la sustancia, la esen- de que la filosofía es “una construcción y conceptos que podían ayudar a interro-
cia, la idea de lo verdadero. Tanto apuesta desapegada de toda complacencia moral”. garla mejor. Así, a Al filo del agua de Agus-
por la eternidad quien asegura que la filo- Para Emilio Uranga, ninguna de estas po- tín Yáñez podían corresponder ciertas ideas
sofía es autobiografía, como quien niega, siciones es la correcta; y su primera arre- de Edmund Husserl.7 Tenía gustos de prín-
si las dos partes perseveran y preservan su metida es adjudicarle al doctor José Gaos cipe y, como a los de sangre real, le gusta-
condición de filósofos. una deformación, la del realismo español, ban las reveladoras, pequeñas historias y
La obra de Emilio Uranga, ¿De quién que se obstina en “ver todos los problemas anécdotas de la vida, sus penumbras y sus
es la filosofía?, responde a su discrepancia sub specie personae” o sea la que denuncia sombras. Todo esto producía una conver-
con el doctor José Gaos. Este identifica la la convicción vital de que nada está por sación prodigiosa que sabía levantar cas-
vida y la obra, y Emilio Uranga cree que encima de la dignidad de la persona y la tillos encantados sobre los manteles, sin
esta identidad no existe. Considera que “lo que condena el perturbador espíritu de sis- faltar nunca al decoro o a la amistad. Corto
que separa la vida del autor y la perdura- tema, porque en él no cuentan o tendría de estatura, más bien rollizo, de pequeño
bilidad de la obra consiste en que ésta se que esconderse muy profundamente el bigote recortado, nervioso como una ar-
evade del tiempo”. Aunque advierte que anecdotario de la vida común. Afirma que dilla, diligente, leal y verdadero, como se
el tiempo ha sido la corrosión de casi todas la filosofía y la autobiografía se rechazan podía comprobar por su inapelable senti-
las obras humanas. El quehacer del filóso- como “los dos polos de la verdad”. Las do del humor. Se sabía el santo y la seña,
fo es un tramado de ideas de tipo imper- ideas de un filósofo nada tienen que ver la cruz, el tapiz y su revés de la malla hu-
mana que componen escritores y pinto-
res, políticos y arquitectos. Como quien
se sabe de memoria la serie de silogismos
o las tablas de multiplicar, recordaba al
dedillo las grandezas y las miserias, las de-
bilidades, fortalezas y virtudes de los gran-
des, de los pequeños disfrazados de grandes
y de los escurridizos acostumbrados a no
tomarse tan en serio. Era temible, pero dis-
frazaba su abrasiva inteligencia de fran-
ciscana mansedumbre. Yo lo envidiaba por
la sencilla razón de que era capaz de leer y
oír con rigor, generosidad y sentido huma-
no lo mismo la lección de filosofía en ale-
mán que la fábula o el poema. Era de esos
que se atreven a escuchar en los ruidos de
la calle o de la biblioteca la música, la gran
sinfonía de la que —estoy seguro de ello—
él formaba parte.
Los libros de la colección “Sepan Cuan- acrópolis. Respetó, imaginativo, las repú- del tránsito mundano y la herencia espi-
tos…”, de Porrúa, nunca son novedades, blicas laicas aunque añoró las viejas mo- ritual del emperador. Es una magnífica in-
no les llegan a los reseñistas ni aparecen narquías. Su Vida de Jesús (1863) le aca- troducción a las no pocas veces milagro-
en las vitrinas de los libreros. Nacen vie- rreó un severo coscorrón del Papa. Y es sas combinaciones que hicieron posible la
jos, se acumulan en las estanterías más que Renan es el padre de la moderna his- sobrevivencia y el dominio del cristianis-
remotas, durmiendo a la espera de un es- toria de las religiones. Escribió una Histo- mo. Renan cuenta el horrendo martirio
tudiante nonato o de un curioso suspicaz. ria del pueblo de Israel y, antes, su Historia de los cristianos y el ansia que estos te-
Anciana, la colección tiene algunos de los de los orígenes del cristianismo (1863-1883), nían de tormento: tras orinarse en las es-
malos hábitos de la tercera edad. Nos mi- de la que el Marco Aurelio es el último tatuas de Júpiter esperan el castigo a car-
ra con la severa abulia del prefecto, nos capítulo. cajadas. También el erudito se detiene en
rechaza con una vejatoria doble colum- Admira ver medirse a dos grandes es- los paganos que esperaban risueños la re-
na y antimoderna, se niega a consignar el cépticos. El pensador francés se emocio- surrección de sus víctimas en el circo.
nombre del traductor. Yo les tenía tirria na ante la majestad de aquel emperador Multiplica las herejías que dieron ori-
desde que arruinaron mi iniciación a la que sorprendió a sus contemporáneos con gen al cristianismo, revela las discusiones
antigua literatura castellana con su edi- un legado que es una de las últimas gran- sobre la iconoclastia y la aportación gnós-
ción de El conde Lucanor, de don Juan Ma- des obras de la Antigüedad clásica. Mar- tica en el surgimiento de un nuevo arte
nuel. Me fui reconciliando con “Sepan co Aurelio (121-180, d. C.) fue el triste religioso. En alarde de criticismo moder-
Cuantos…” gracias a los prólogos a Emi- ilustrado que cerró la dinastía pagana. Po- no, Renan se pregunta cómo fue posible
lio Salgari de María Elvira Bermúdez, cos como él vivieron lo que Arnaldo Mo- que la nueva Iglesia ocupara, en Europa y
que en paz descanse y no hace mucho des- migliano llamó “el drama de los cristia- durante mil 500 años, toda la vida civil,
cubrí el hilo negro de que, pese a que al- nos y los paganos en una época de crisis”. todo el Estado.
gunas traducciones son infames, su acer- Fue sabio, mesurado y culto: vio morir con Ernest Renan, el polígrafo, hizo filolo-
vo es a veces imprescindible.1 melancolía los cimientos de una religión gía y crítica literaria, autobiografía y drama
En 1990 apareció el número 597 de la que amó con argumentos precristianos. filosofante. Dejó una vasta obra póstu-
colección: Marco Aurelio y el fin del mundo Combatió a los discípulos de Jesús como ma, participó activamente en la discusión
antiguo, de Ernesto Renan, pues los sepan- hombre de Estado aunque fue famoso por política de su tiempo y, ni modo, fue uno
cuantistas siguen hispanizando los nom- su tolerancia intelectual y su abomina- de los ideólogos, con el conde de Gobineau,
bres propios. Se trata de una joya de la li- ción de la sangre. Criticó a los cristianos Carlyle y luego Spengler, de la suprema-
teratura decimonónica, pues Ernest Renan con la duda filosófica. Sus célebres Medi- cía aria.
(1823-1892) fue una de las grandes plu- taciones unen a Séneca con los primeros Vale la pena visitar la esquina de Justo
mas de su tiempo y vivió con pasión las teólogos cristianos. En ellas —como ad- Sierra y República de Argentina en el Cen-
contradicciones de su siglo: cristiano, tra- vierte Renan— el estoico romano deja lo tro histórico de la Ciudad de México, y
tó de probar su fe a través de los filtros del mejor de su escuela para el naciente cris- recibir, junto con un ejemplar de “Sepan
positivismo y, católico bretón, no resistió tianismo: “65. Mira, no sea que te pase a Cuantos…”, la tradicional envoltura plás-
a la tentación de ascender, agradecido, la ti con los misántropos lo que a los hom- tica, tan higiénica y tan previsora de las
bres con los hombres”. mañas del educando. Además, Marco Au-
1 Un cuarto de siglo después, la colección bauti-
Marco Aurelio erró al rechazar la adop- relio y el fin del mundo antiguo se nos pre-
zada por Alfonso Reyes en 1959 y dirigida durante
décadas por Felipe Teixidor abandonó la doble co- ción y reinstaurar la herencia patrilineal senta en una sola columna. Vientos de re-
lumna, utiliza viñetas horribles en las portadas y ha del trono. Su hijo Cómodo fue un empe- novación se cuelan por la Casa Porrúa,
contratado a nuevos prologuistas, pero continúa su rador cruel e imbécil. Renan culpa a la pues otra de sus novedades es la edición de
parsimoniosa y humilde labor de llevar los clásicos a
los lectores más desprotegidos, indiferente al mundo Providencia del castigo. Pero Marco Au- Marcel Schwob preparada por José Emi-
del e-book y otras novedades [Nota de 2016]. relio y el fin del mundo antiguo va más allá lio Pacheco [1991].
En Vuelta de julio de 1977 publiqué un do y que cada cual alcance, en este lanzarse vez lo más penoso frente al reproche que
artículo sobre “El caso Ramón Gómez de al misterio, el secreto que pueda, la inter- ahora se me hace es la certidumbre inter-
la Serna” en que decía mi extrañeza de que pretación de los ascensores y de las butacas na pero indemostrable de que sí, de que
Julio Cortázar, tan generoso en reconocer en que se comienzan a ver en el atardecer Ramón estaba y está ahí, por la sencilla
influencias y precursores, nunca mencio- butacas tapizadas en raso, en cretona, en razón de que no podía y no puede no es-
nase al autor de Greguerías, de Senos, de El terciopelo, como tentaciones de destinos tar. Por amor, por admiración, por ense-
hombre perdido, de Automoribundia y más que no podrá tener el transeúnte de la hora ñanza, Ramón estaba y está.
de cien obras de escritura libre y lúdica, divorciadora de butacas para salones nue- “José de la Colina cita pasajes de Ra-
cuando, coincidiendo los dos por muchos vos, para interiores de resabiado gusto”. món y míos en los que ambos nos adap-
años en Buenos Aires, allí vivió Ramón Y a continuación iban las respuestas: tamos (cito a Ramón) ‘al punto de vista de
desde 1936 hasta su muerte, escribiendo 1) y 3) son párrafos de Cortázar; y 2) y la esponja: la visión varia, neutralizada,
y publicando sin parar. Y para ejemplifi- 4) son de Gómez de la Serna. sin predilecciones, multiplicada’, y no sabe
car “el caso” propuse a los lectores la com- Pese a que en mi artículo decía que des- hasta qué punto me hace feliz. Cuando
paración de párrafos escritos por los dos de los años treinta a los sesenta Ramón Ramón llegó a Buenos Aires yo conocía
autores. Van esos cuatro párrafos (dos de fue escritor muy leído e influyente en Es- una parte de su obra y de su leyenda, los
Ramón y dos de Julio): paña y que en Hispanoamérica, el “ramo- amigos nos tirábamos greguerías a la cara
1) “Todo lo que sigue participa lo más nismo” flotaba en el aire de la época, pese en los cafés y en los vagabundeos noctur-
posible [...] de esa respiración de la espon- a que mencioné la valentía de Cortázar nos. Oh, Ramón, qué alegría descubrir
ja en la que continuamente entran y salen en admitir influencias, hubo quienes me que los dos éramos pescadores de espon-
peces de recuerdo, alianzas fulminantes dijeran que me había “metido a las pata- jas, que bajamos juntos a buscarlas y a ser
de tiempos y estados y materias que la se- das con Sansón” y que, si acaso Cortázar como ellas en nuestra vivencia de las co-
riedad, esa señora demasiado escuchada, me respondía, iba a “pulverizarme”. sas y su paso a la escritura. No me acuer-
consideraría inconciliables”. Semanas o meses después, Cortázar no- do de tu texto espongiario, pero es bien
2) “Un punto de vista unilateral no blemente respondió con un artículo en posible que lo haya leído allá en los años
nos convence y entonces nos adaptamos varios periódicos hispanomexicanos. No cuarenta y que un día haya puesto la mano
a lo que se podría llamar el punto de vis- encuentro el recorte en mi caos de papel sobre esa esponja que tú, mejor buzo que
ta de la esponja [que] es la visión rara va- (que fácilmente se encontrará en una he- yo, habrías entrevisto primero entre las
ria, neutralizada, sin predilecciones, mul- meroteca), pero acerté a copiar estas líneas rocas del fondo.
tiplicada, [...] de la esponja hundida en que aquí ensamblo sin alterarlas: “Seguimos respirando el aire de Ra-
lo subconciente y que avizora desde su “La memoria es loca, a veces es también món, su lección inigualada de libertad y
submarinidad”. idiota —escribía Cortázar—, pero la lo- de imaginación, su búsqueda de diago-
3) “Desde luego inevitable metáfora, cura por suerte puede más y en todo caso nales en las vías demasiado cuadriculadas
anguila o estrella, desde luego perchas de la provoca conductas desordenadamente ex- de la realidad aparente. Le debo a Ramón
imagen, desde luego ficción, ergo tranqui- travagantes del pensamiento y los produc- conocimientos y líneas de fuga. Cuando
lidad en bibliotecas y butacas. Que lo dicho tos escritos. José de la Colina demuestra se ha vivido en la intimidad de un agita-
sea la lenta curva de las máquinas de már- que en los míos falta una lógica, esperable dor semejante, nada de lo que se escriba
mol o la cinta negra hirviente nocturna al y elemental referencia a Ramón Gómez podrá situarse al margen de esa gran ven-
asalto de los estuarios, y que no sea por so- de la Serna. La relojería de la memoria no tana sobre la libertad mental”.
lamente dicho, que eso que fluye o conver- me trajo el nombre de Ramón mientras Con tal “confesión”, Cortázar, en lu-
ge o busca sea lo que es y no lo que se dice”. escribía Rayuela y tantas sombras queri- gar de responder “a las patadas”, me ten-
4) “Hay que meter en lo que sea, no- das iban y venían por La vuelta al día en dió la amigable mano de un buen y leal
vela o cuento, toda la complicidad de mun- ochenta mundos y por Último round. Tal lector de Ramón.
Para poder avanzar, debía imaginarse un plasma, leve fantasma, títere de la inercia.
objeto aovillado, vuelto hacia adentro de No podía distraerse con el sueño, con las
sí mismo, y al mismo tiempo volcado ha- estribaciones de un fantaseo por los Hi-
cia afuera como si se derramara, sin per- malayas del desvarío a mediodía. Debía
der su maciza concentración centrípeta: tener las suelas de los zapatos firmemente
un objeto conjetural, imposible, con el di- colocadas sobre el pavimento de la calle,
namismo de un tigre y la poderosa fragi- extraña reconfiguración de la frase indi-
lidad de una saltadora rusa de garrocha. cativa de un cierto realismo pragmático:
Rota la antinomia dentro-fuera, el objeto “tener los pies en el suelo”. Así era su po-
podía ingresar en el discurso, primero, y breza de espíritu.
luego en la realidad; el acceso sería la puer- La parte más rica de esa pobreza era la
ta giratoria, hecha de bronce y de cristales, memoria. Hacía poco le explicaba a una
de su pensamiento, de sus tesis “avanza- amiga cómo memorizó unos versos: los
das”. Él sostenía ideas extrañas acerca de Honoré Daumier, Carga, 1865
había escuchado por vez primera dichos
ese objeto: “así es un poema”, y agregaba: por Juan José Arreola y nunca los había
“cuando el poema funciona bien”, pero nos de viento parecidos a un puñado de olvidado. Ella le respondió contándole
nadie le hacía caso. Era inútil: podía citar profesores de posgrado, conocidos de él y cuántas veces leía un poema hasta me-
autoridades académicas o leyendas inmar- aborrecidos con fruición pantagruélica en morizarlo, pero eso estaba al alcance de
cesibles de la historia del arte para apun- altas noches insomnes. cualquiera; no tenía relación alguna con
talar sus opiniones “revolucionarias”, pero la historia de él y esos versos y Arreola.
seguirían ignorándolo minuciosamente. Memorizaba con una facilidad asom-
Cómo un poema puede “ingresar en la *** brosa pero luego, aturdido por diversos
realidad” era algo difícil de explicar, pues estímulos mundanales, olvidaba hasta su
le replicaban: “un poema pertenece for- Todo lo había olvidado y todo regresó en propio nombre. Las irisaciones de la me-
zosamente al orden del discurso. Un poe- un instante. La memoria creaba circun- moria se volvían entonces penumbras eri-
ma no es una escultura; su materialidad es voluciones y tornasoles en torno de su cuer- zadas: eran estas el olvido proliferante, una
inasible, como la de la música. Esa mate- po declinante. Estaba sentado y miraba el gentil tarántula, criatura aterrorizante y
rialidad es sensibilidad pura”. Los más im- suelo: un alma corva, una figura reclina- magnífica. Recordaba la sangrienta ani-
pacientes le decían: “un buen poema ya in- da, una silueta melancólica. quilación de una tarántula. “Temible úni-
gresó en la realidad”, pero entonces se daba “Miraba el sueño”: una falla mecano- camente por su apariencia”, decía; en rea-
cuenta de la incomprensión circundante. gráfica había desencadenado esa imagen. lidad, un animal por completo inofensivo.
La incomprensión se parecía a su ob- Pero no sería: el sueño estaba en lo alto y Recordaba demasiado para la santidad
jeto-poema. Estaba vuelta hacia adentro para verlo debía colocar su cabeza, por fuer- de su alma, pero le producía un estupor
pero sus irradiaciones lo alcanzaban fa- za, en una dirección nor/noroeste, como lleno de trémula admiración tratar de ima-
talmente. Para aliviar, mitigar o sanar los si su cuello fuese un tubo de telescopio. ginarse la cabeza de un director de orques-
efectos deletéreos de la incomprensión, se Las razones del sueño situado en lo alto ta sinfónica. “Eso sí es buena memoria”, y
encerraba en su cuarto durante largos mi- no son fáciles de entender, pero intervie- luego añadía: “es como tener presentes en
nutos para redactar desencuadernadas “pro- nen en su formulación una visión áspera- la cabeza del testigo, vista una sola vez la
sas intempestivas” en las cuales insultaba, mente romántica de los fenómenos y las criatura, los pelos todos de la tarántula”.
redargüía, trataba de persuadir (persua- leyes de un cerebro arduamente poético. Tarántulas aparte, bailaba la tarantela
dirse), contra-argumentaba y, en general, Y él debía concentrarse en la tierra con de los recuerdos como otros danzan al son
tiraba lanzazos contra formidables moli- una voluntad de guiñapo ctónico: ecto- interpretado por jaraneros lúgubres en la
ca Olé, con paso previo de dos noches en del Papa ni del presidente de Estados Uni-
México. dos. De hecho, hubo que cambiar la fecha rock les causa erisipela, escozor, tremor y
La evidencia: viven el momento más del concierto, para que no se empalmara temor. Rucolling Stones, repiten.
alto de su carrera. Su desempeño musical con Obama. Decir eso es antigualla, traslape, falta
ha alcanzado la cúspide. Medio siglo des- Jagger es un mago que sabe adivinar los de tino, porque el rock dejó de ser revo-
pués de buscar entre el estrépito y la bara- tiempos: time is on my side / yes it is. Canta. lución en los años setenta para convertir-
húnda, por fin encontraron la manera de Su manera de frasear ha alcanzado tam- se en lo que es hoy en día: negocio, in-
sonar como sus guías: los grandes maes- bién el nivel de lo sublime. A su caracte- dustria, tropismo de masas.
tros del Delta del Mississippi. rística coreografía, reencarnación tempra- En los años setenta era pecado enveje-
El nivel artístico del grupo ha sido ele- na de Rudolf Nureyev, añade manierismos cer. No se podían conciliar las palabras rock
vado desde siempre. Sus anteriores cua- sin fin en sus vocablos, vueltos plastilina. y ruco. Eran contrasentido. Llegar a los
tro visitas muestran de manera sucesiva el Así por ejemplo en “Sympathy for the 30 años de edad estaba prohibido y por eso
avance, el proceso, las metas. Devil” su acento british hace sonar linduras existió el club de los 27, inaugurado pre-
Sonido emblemático, vigor, garra, hon- tales como “nicha of my naiiim”, en lugar cisamente por un integrante de los Rolling
dura, arrebato. Sus emblemas. de “nature of my name”. O bien: “I miss Stones: Brian Jones.
Y todo eso siempre en ascenso. you, baibiii”, en lugar de “Miss you, baby”. Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Mor-
En marzo de 2016, entonces, los Stones Jagger es los Stones. Los tres de ros- rison también murieron a los 27 años y la
demostraron que ya lograron su cometido: tros arrugados son un icono viviente, un leyenda habría de extenderse: Kurt Cobain
aprendieron a tocar como negros, como los logotipo vivo. Un emblema. y Amy Winehouse, por citar dos ejemplos
grandes semidioses del blues. Encontraron Los sobrevivientes a los pocos cam- recientes.
el camino grande: el sendero del blues que bios que ha experimentado el grupo im- El modelo artístico que persiguen los
se trazaron 50 años atrás y recorrieron ve- primen una imagen icónica: la mejor mú- Rolling Stones, así como muchos músi-
redas, vertientes, vericuetos, con los cua- sica rock del planeta tiene arrugas. Es un cos de rock británicos, son los músicos de
les se coronaron campeones pero había haz de arrugas, hato de telarañas sus ros- blues y estos, da la casualidad, se caracte-
algo faltante, aún no sonante, que por fin tros, atajos de tajos sus comisuras, hendi- rizan por su edad avanzada. Cuanto más
se virtió en escena durante los conciertos duras sus heridas del tiempo. viejo es un músico de blues, es cada vez me-
de marzo en México y en La Habana. Ya lleva décadas un error que repiten jor; su canto y su toque se tornan subli-
El cuarteto lo forman tres: Mick Jagger. cual tropismo los muchos: la edad de los mes, su mensaje cobra mayor profundi-
Alumno brillante de la London School of integrantes de la más grande banda de dad. Mueren en la cúspide de su carrera.
Uno de los géneros literarios más exigen- el artista como un demiurgo que busca no parece para dejar que el sujeto sea el in-
tes y complejos es, sin duda, la entrevista. sólo una vía de expresión sino las múlti- terlocutor”, nos dice Alonso a propósito
Guadalupe Alonso ha transitado por estos ples maneras de creación. de Rodrigo Moya. Esta parece ser tam-
lares, con rigor y complejidad, en libros Hay en Cuaderno frontera, como en bién la vocación de la entrevistadora. Sin
como Vías alternas y, sobre todo, en su in- Vías alternas, un placer enciclopédico evi- embargo, es ahí donde radica la potencia
valuable labor periodística en espacios co- dente: Guadalupe Alonso, como ensayista de la ensayista. Cuaderno frontera es un
mo TV UNAM y Canal 22. Con su más re- y entrevistadora, domina temas tan diver- centauro y a la vez una serpiente: com-
ciente libro, Cuaderno frontera, Guadalupe sos como la música, el cine, las artes plás- bina los géneros y al mismo tiempo sedu-
Alonso ha dado un salto cuántico hacia ticas, con prosapia y erudición. ce a sus lectores.
territorios inesperados y sorprendentes. “De la literatura al cine, de la plástica Porque la entrevista es también un acto
Cuaderno frontera es al mismo tiempo a la ciencia, de la música y la poesía a la de seducción: en el diálogo avanzan con-
un libro de entrevistas y un conjunto de fotografía, cada uno de estos autores ha fesiones y secretos; en el caso de Cuaderno
ensayos. A través de nueve figuras del arte optado por una labor interdisciplinaria o frontera, sobre la alquimia de la creación.
y la literatura, Alonso se va revelando multidisciplinaria. Un ejercicio de mudan- Su indudable originalidad ubica a su auto-
como una ensayista de grandes vuelos. Ya za que abre horizontes hacia nuevas for- ra como una de nuestras mejores escritoras
Alfonso Reyes había definido el ensayo mas de convivencia con el arte, así como mucho más allá del periodismo. Y es por-
como el centauro de los géneros y Chest- otras vías de acceso a la representación que sus entrevistas-ensayos de tanto ilu-
erton como una serpiente que ondula. del universo interior que anima al artis- minar deslumbran. Sus personajes —Jan
Ambas figuras, el centauro y la sierpe, pue- ta”. Con estas palabras Guadalupe Alon- Hendrix, Nyman, Betsabeé Romero, Keret,
den aplicarse a Cuaderno frontera, de Gua- so resume las diversas vertientes de su obra. Baricco, Prieto, etcétera— abren sus men-
dalupe Alonso. A través de la conversa- Pese a su modestia como médium entre tes y nos muestran la concreción del arte,
ción gozosa, Alonso construye un ensayo, el lector y el artista, Guadalupe Alonso su sustancia primera y última.
trufa la entrevista con la meditación. nos lleva en su libro a un extraordinario Cabe destacar también la originalidad
La música, las artes plásticas, la litera- vuelo, a una arqueología profunda en los y la belleza de la propuesta del libro de Gua-
tura, la fotografía se dan cita en este libro vórtices de la creatividad. dalupe Alonso: a la riqueza editorial, la
donde los artistas a su vez se desdoblan y Entrevistas que son ensayos que son me- propuesta visual, hay que añadir un rasgo
cuentan su encuentro con otras artes, con ditaciones: Cuaderno frontera ubica a Gua- novedoso: cada entrevista viene con un
otras formas de expresión. dalupe Alonso no sólo como una de nues- código QR que, mediante un dispositivo,
Alessandro Baricco, Jan Hendrix, Etgar tras mejores periodistas culturales, sino celular o tableta, nos envía a un fragmen-
Keret, Rodrigo Moya, Brian Nissen Mi- como una ensayista de altos vuelos. Italo to de la entrevista televisiva que realizara la
chael Nyman, Carlos Prieto, Betsabeé Ro- Calvino definió algunas de las líneas de la autora con los artistas. Este recurso abre
mero y Carlos Saura se encuentran en Cua- literatura del nuevo milenio y Guadalupe el libro a múltiples posibilidades, a dimen-
derno frontera para contarnos sus límites, Alonso parece cumplirlas todas en su Cua- siones inesperadas.
sus pasiones, sus obsesiones, pero sobre to- derno frontera: su prosa es leve, veloz, exacta, Con su Cuaderno frontera Guadalupe
do sus propios diálogos con otras mani- dotada de imágenes y sobre todo múltiple. Alonso no sólo nos propone mirar, escu-
festaciones artísticas. Carlos Prieto y la es- Hay en Cuaderno frontera un placer char, leer, sino también ejercitar nuestra
critura, Michael Nyman y el cine, Rodrigo voyeurista: asomarnos al taller del autor, imaginación, nuestra mirada sobre el arte
Moya y la poesía: Cuaderno frontera se a sus obsesiones, y de ese modo desentra- y la literatura contemporáneos.
desdobla hacia la multiplicidad de la crea- ñar el trasfondo de la creación, sus moti-
ción. Acaso la reflexión fundamental de vaciones profundas.
Guadalupe Alonso, Cuaderno frontera, UNAM/Dirección
todo el libro de Guadalupe Alonso sea la “En Moya la fotografía es un ejercicio General de Publicaciones y Fomento Editorial, México,
inexistencia de los límites de la creación, de reflexión en el que el fotógrafo desa- 2015, Transfiguraciones, 190 pp.
Hay que imaginar a Luis Buñuel y Artu- mato de video, se puede proyectar enfren- los celosos, una frase clave es: “Busca y,
ro de Córdova en el siglo XXI. ¿Qué pasa- te de los propios ojos o en una pantalla de tarde o temprano, encontrarás”. La tec-
ría si en la película Él, filmada en 1952, el televisión. De esta manera, después de una nología le permite al celoso incluso revisar
personaje celoso hubiera contado con un junta de trabajo, uno puede repetir la esce- las memorias de su esposa. Así, la invasión
aparatito que le permitiera registrar en vi- na para atrapar detalles sutiles que delatan en la vida del otro se vuelve implacable:
deo toda la memoria de sus encuentros la actitud que tienen nuestros jefes hacia se cierran todos los espacios de intimidad
con la mujer con quien se casó? Aun más, lo que decimos. La lectura de la vida real en los que guardamos nuestros secretos,
¿qué pasaría si él pudiera revisar los re- se vuelve muy minuciosa. nuestros errores, nuestras historias.
cuerdos mismos de su mujer en una pan- Cuando esto se lleva al terreno de las Al mismo tiempo, esta serie televisiva
talla de televisión? parejas, los resultados pueden ser devas- nos hace asistir al espectáculo de la vir-
Estamos hablando de la tecnoparanoia. tadores. Un hombre llega a una fiesta y tualización de la realidad que, dicho sea
Esos son justamente los elementos que se encuentra a su esposa charlando con un de paso, a veces ocurre en la vida cotidia-
ponen en juego en una serie británica de- extraño. En la cena, ella ríe con los chistes na sin necesidad de alta tecnología. Hay
nominada Black Mirror. Mexicanamente, de ese personaje. Ya de regreso a casa, el una escena particularmente dolorosa: la
podríamos hablar de la maldición de Tez- hombre revisa el video de lo que aconte- pareja hace el amor pero en sus ojos se
catlipoca, el espejo negro humeante. En ció, congela la imagen, captura momentos proyectan las memorias de otros momen-
eso se pueden convertir las pantallas de que alimentan sus sospechas. Ponga a un tos de más intensidad en la película de su
nuestros televisores y teléfonos celulares: celoso este instrumento de alta tecnolo- propia historia amorosa. Los cuerpos y la
espejos negros en donde se podrían refle- gía y las consecuencias serán terribles piel están por un lado, la imaginación se
jar nuestras peores pesadillas. porque, aquí y allá, los peores escenarios va a otro mundo. Vemos la vida a través
Estas ideas ya estaban agitándose en las podrían materializarse. En los códigos de del espejo ahumado.
mentes de escritores de ciencia ficción co-
mo Arthur C. Clarke, quien planteaba la
posibilidad de “descargar” la memoria de
nuestros cerebros en otros aparatos o en
otros cuerpos. Aunque todavía estamos le-
jos de que eso ocurra, día a día las neuro-
ciencias nos acercan a esos escenarios.
En este contexto, lo que hacen los pro-
ductores de la serie en cuestión es insertar
estas posibilidades en la vida cotidiana de
personajes del siglo XXI que siguen su-
friendo de una de las más antiguas obse-
siones del ser humano: los celos que pue-
den llegar a destruirnos, a crear profecías
que se autocumplen.
En el capítulo de Black Mirror titulado
“Toda la historia de ti mismo”, los seres
humanos tienen implantado detrás de la
oreja lo que llaman un “grano”, un peque-
ño chip que registra todo lo que hacen,
miran o escuchan. Esa memoria, en for-
Black Mirror