Niebla inicia con un Augusto Pérez, un hombre que, un día, sale de su casa con un paraguas

porque el tiempo anuncia que está a punto de llover. Se trata de un hombre huérfano ya que su
madre ha fallecido hace pocos años y, por ello, cuenta con una fortuna interesante. Su vida es muy
sencilla y rutinaria: se pasa los días paseando por la Alameda, acudiendo al casino con Víctor, su
gran amigo y disfrutando de la soledad que le brinda su casa.

Pero, una tarde, mientras Augusto va de camino al casino, se encontrará con una mujer que le
llama muchísimo la atención. Decide preguntarle a la portera, Margarita, el nombre de esa chica
que ha salido del edificio y, entonces, descubre que es profesora de piano y que se llama Eugenia.

Augusto decidirá escribirle una carta para confesarle que se ha enamorado a primera vista. Esta
carta se la entregará a la portera pero, esta, le descubrirá que la joven ya está comprometida con
su novio. Sin embargo, este no es motivo suficiente como para que Augusto cese en su intento de
conquista. Después de varios intentos, conseguirá entrar en el interior de la casa y aquí conocerá a
sus tíos, con los que Eugenia vive. En este momento conocerá que la chica vive preocupada por
cuestiones económicas, por lo que Augusto verá que la mejor manera de acercarse a ella será
pagándole la deuda que debe.

Pero Eugenia rechazará su ayuda porque no quiere que nadie se sienta capaz de comprar su amor.
Además, está enamorada de su pareja y su intención es casarse. Pero la realidad es otra: su
prometido, Mauricio, es un holgazán que no tiene trabajo. Por eso, Eugenia le amenazará con
romper su compromiso si no empieza a trabajar cuanto antes. Al final, la chica romperá con su
pareja y, poco a poco, empezará a sentir algo por Augusto.

Augusto le pide matrimonio y Eugenia acepta pero, días antes de la boda, ella le abandona y se
marcha con Mauricio ya que este ha conseguido empleo. Un empleo que, por cierto, le consiguió
el propio Augusto. Ante esta desgraciada situación, el protagonista decide suicidarse pero, antes
de hacerlo, decide hacer una visita un tanto inesperada.

Y es ahora cuando Niebla adquiere un significado nueva y totalmente rompedor: Augusto viaja a
Salamanca para encontrarse cara a cara con su creador, es decir, Miguel de Unamuno. Aquí, el
personaje se dará cuenta de que, en realidad, es un personaje de ficción y que no puede elegir su
destino. Solamente Unamuno tiene la potestad para hacerlo. Al final, el escritor querrá satisfacer
el deseo de su personaje y, por tanto, decidirá matarlo.