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Hermenéutica clésica y hermenéutica
filoséfica (1977)
El titulo shermenéutica», como ocurre a menudo con las palabras
erivadas del griego y adoptadas en nuestro lenguaje cientfico, cubre
muy diversos niveles de reflexin. La hermenéutica designa anie todo
una praxis artificial. Esto sugiere como palabra complementaria la
tejne. Pl arte del que aqui se trata es el del anuncio, la traduecién, la
explicacién y la interpretacion, e incluye obviamente el arte de Ia
‘comprensién que subyace en él y que se requiere cuando no esté claro
« inequivoco el sentido de algo. Ya en el uso més antiguo de la palabra”
se detecta una cierta ambigledad. Hermes era el enviado divino que
Tievaba los mensajes de los dioses a los hombres; en los pasajes ho-
iéricas suele ejecutar verbalmente el mensaje que se le ha confiado.
Pero es frecuente, sobre todo en el uso profano, que el cometido del
hhermeneus consista en traducir lo manifestado de modo extraio 0
inintetigible at lenguaje intligible por todos. Por eso la tarea de Ja
traduccién goza siempre de una ciera libertad». Presupone la plena
comprensién de Ta lengua extranjera, pero ain mis Ia comprensién
Gel sentido auténtico de lo manifestado. El que quiera hacerse entender
como intérprete debe traducir el sentido expresado. La labor de la
schermenéutica» es siempre esa transferencia desde un mundo a oto,
‘desde el mundo de los dioses al de los humanos, desde el mundo de
una lengua extrafia al mundo de la lengua propia (los traductores
hhumunos sdlo pueden traducir a su propia lengua). Pero dado que la
tarea del traduetor consiste en «cumplir» algo, el sentido del ferme
rneuein oscila entre la traduccién y el mandato, entre la mera comu-
nicacién y la invitaciGn a la obediencia. Cierto que la hermeneia suele
significaren sentido neutral una «enunciacion de pensamientos», pero
21. La investigaciin mis reciente (Benveniste) pose en dada que Ix etimologta de
Ja plaba tenga signa rlaion cont dos Hermes, coo sige ef so veal y
ctinologa angus
‘woew.esnips.com/eeb/Linotipo 955 significativo que Plain no entienda por ese término cualquier
rmanifestacidn de ideas, sino tnicamente el saber del rey, del heraldo,
‘tc. .que offece el carfcter de mandato, En esa Iinea se puede entender
fa afinidad de 1a hermenéutica con la méntica”: el arte de transmitir
Ja voluntad divina se yuxtapone al arte de adivinaria o de prever el
futuro mediante signos. Resulta significativo para el otro componente
semintico puramente cognitivo que Aristdicles en el escrito Peri her-
meneias se rfiera s6lo al sentido I6gico del enunciado cuando aborda
1 logos apophantikos. En esa linea se desarrolla en el mundo griego
posterior el sentido puramente cognitivo de hermeneia y hermeneus,
Yy puede significar explicacién docta» o «comentador» y «traductor»|
Respectivamente sin duda la «hermenéutica» como arte sigue con
notando atin la antigua procedencia de la esfera sacral: es el nico
arte cuyo oréculo debe considerarse decisivo 0 se acoge con admiracién
porque puede comprender y exponer algo que esta reservado: un di
‘curso extrafio 0 incluso la opinién no expresada de otro. Es, pues, un
cas, como Ia oraioria 0 el arte de escribir o la aritmética’ més una
destreza préctica que una «ciencia»
Esto es aplicuble también en ciertas connotaciones tardfas del ant
guo significado presentes en la reciente hermenéutica teol6gica y ju-
ridiea: son un género de «arte» o son al menos vtiles como recursos
para ese warten, ¢ incluyen siempre una competencia normativa: no
es slo que los intérpretcs comprenden su arte, sino que manifiestan
algo normativo: la ley divina o humana.
‘Cuando hablamos hoy de shermenéutica> nos situamos, en cam-
bio, en fa tradici6n ciemtifica de la época modema. En consecuencis
«l significado de la «hermenéutica» esté en consonancia con esa tra-
‘icin, es decir, con la génesis del concepto modemo de método y de
ciencia. Ahora aparece siempre implicita una especie de conciencia
metodoldgica. No s6lo se posee el arte de la interpretacién, sino que
se sabe justificar tedricamente el mismo. El primer documento de 1a
palabra shermenéutica> como titulo de un libro data del aio 1654, en
Dannhauer*. Desde entonces distinguimos entre una hermenéutica
teol6gico-filolégica y una hermenéutica juridica
En sentido teolbgico Ia «hermenéuticar significa el arte de La co-
recta exposicion de la sagraca Escritura que aplicé una metodologia
«desde muy antiguo, ya en la era patristic, sobre todo con Agustin en
De doctrina christiana. La tarea de una dogmética cristiana estuvo
definida por ia tensiOn entre la historia especial del pueblo judio ex-
22. Pla, Pot 25
23. Epinomis 913
24, Fecio, B16 7 Pato, fon 53 Lege. 907
25. "Danaher, Hemeneusica sacra sive methodar exponendaram sacraum li
erarim (654,
pa woow.esmpst
niwebyLinotipopuesta en el antiguo testamento como historia de la salvacién, y la
predicacién universalista de Jests en el nuevo testamento. La reflexién
metodoléxica debia servir aqui para aportar soluciones. Agustin enseita
‘en De doctrina christiana, utilizando ideas neoplatGnicas, la elevacion
el espiritu desde el sentido literal y moral al sentido espiritual. Asi
resuelve el problema dozmético, sintetizando desde un punto de vista
unitario el antiguo legado hermenéutico.
El micleo de la hermenéutica antigua es el problema de Ia inter-
pretacién alegérica. Esta es ain anterior. Hyponoia, el sentido pro-
fundo, fue la palabra originaria que designé el sentido alegérico. Esa
tacin se hata practicado ya en la era de la soffstica, como
firms ya A. Tate en su tiempo ¥ confirman textos de papiro mas
recientes. El contexto histirico subyacente es claro: una vez que perdi6
credibilidad el mundo de valores de la epopeya homérica, concebido
para una sociedad aristocrética, se hace necesario un nuevo arte in-
terpretativo para la tradicién. Esto se produjo con la democratizacién
de las ciudades, cuyo patriciado hizo suya la ética de nobleza. La
expresiOn de la misma fue la idea pedagégica de la sofistica: Ulises
‘ocupé el puesto de Aquiles y adopt6 unos rasgos sofisticos incluso en
teatro. Se hizo de la alegoresis un método universal, especialmente
cn Ia interpretacién helentstica de Homero por el estoicismo. La her-
menéatica patristca, resumida en Origenes y Agustin, asumi6 ese
método. En Ia edad media fue sistematizado por Casiano y pasé a ser
1 método del cusdruple sentido de la Biblia
La hermenéutica adquiri6 un nuevo impulso con la vuelta a la letra
de la sagrada Escritura preconizada por la reforma, cuando sus par-
tidarios polemizaron con la tradicién de la doctrina eclesial y contra
su tratamiento del texto con los métodos del sentido plural de la
Biblia, Se rechaz6 especialmente el método alegorico o se restringidé
la interpretacisn alegérica a los casos en que el sentido figurado —por
ejemplo, en los discursos de Jestis— lo justificara. Surgié a la vez
tuna nueva conciencia metodoldgica que aspiraba a ser obietiva,ligada
al objeto, pero sobre todo exenta del arbitrio subjetivo. Bl tema central
es de tipo normativo: En la hermenéutica teol6gica, como también en
la hermenéutica humanistica de la edad moderna, se busca fa correcta
imtespretacién de aquellos textos que contienen lo decisivo, lo que es
preciso recuperar. En este sentido la motivacién de la labor herme-
néutica no es tanto, como mis tarde en Schleiermacher, la dificultad
de entender una tradicién y los malentendidos a que da lugar, sino el
26. Ct as investgniones de K. Holl sore hermenfvic de Luteo: Lathers Be
dunes fr den Forsch der justepugsbuns (1920) 9 su cominuacica pe G. Etliag.
{v: Evangelenslcgun. Eine Untersuchung cu Lathers Hermenceth (1942), De Ange
von Lathers Hemeneas Z. Theol. Kithe 48 (1981); Hermeneutacke Theelogic?, en
Wor und Glaube I, Tada 98-120.
woow.esmpst
niwebyLinotipo ”deseo de bisqueda de una nueva comprensidn, rompiendo o transfor-
mando una tradicién establecida mediante el descubrimiento de sus
‘origenes olvidados. Se trata de rescatar y renovar su sentido originario
cencubierto o desfigurado. La hermenéutica intenta alcanzar una nueva
‘comprensién voiviendo a las fuentes originales, algo que estaba co-
rrompido por distorsién, desplazamiento abuso: Ja Biblia, por la
tradicién magisterial de la Iglesia; los clésicos, por el latin barbaro de
Ja escoldstica: el derecho romano, por una jurisprudencia regional; et.
A cello iba dirigido el nuevo esfuerzo no sélo de comprender més
rectamente, sino de poner de relieve lo ejemplar, ya se trate del anuncio
de un mensaje divino, de la interpretacién de un oréculo o de una ley
preceptiva
Pero ademés de esta motivacién objetiva de la hermenéutica al
comienzo de Ia época moderna se practicé también una motivacién
formal, en el sentido de que la conciencia metodol6gica de Ia nueva
ciencia, que utliz6 sobre todo el lenguaje de a matemstica, dio paso
‘una teoria general de la interpretacién de los lenguajes simbdlicos,
Debido a su generalidad se consider como una parte de la légica®”
La insercidn de un capitulo hermenéutico en la Logica de Chr. Wolff
revisti6 una importancia decisiva para el siglo XVII. Hubo un interés
de tipo logico-filos6fico que aspiraba a fundamentar la hermenéutica
en una seméntica general. Un primer compendio de la misma aparece
en Maier, que tuvo un hicido precursor en Chilsdenius”. En el siglo
XVI, en cambio, la disciplina de la hermenéutica que surge en teologia
y en filologia fue fragmentaria por lo general y sirvio a fines més
‘idscticos que filos6ficos. Es cierto que a nivel pragmtico desarroll6
algunas reglas metodolégicas fundamentales, tomades en sv mayor
parte de la gramatica y ret6rica antiguas (Quintiliano™), pero no pasé
de ser una serie de explicaciones de textos destinadas a facilitar Ja
comprensién de la Biblia (0, en el plano humanista, de los clésicos).
Clavis es un iftulo frecuente, por cjemplo en Flacius"
El vocabulario conceptual de la primera hermenéutica protestante
procede de laretérica antigua. Pero la plicaciGa que hizo Melanchthon
de los conceptos retéricos fundamentales al recto estudio de Ios libros
(bonis auctoribus legendis), que tuvo ya su modelo en la retética de
la tarda antigtedad y en sus eseritos (Dionisio de Halicarnaso), ejercté
«gran influncia, Asi, 1a norma de entender lo individual desde cl todo
27. CL. I exposicidn de L. Gelsever en intduecin tt reingwesin de GF.
Maier, Versuch sine allemeinenAuslqungshun (195), especiales, Xs
28. Che Wolf, Phonpha atona sve Toi C1730) 3° pare, 3S cap. 61
29, J.-A. Chladens, Fin. Sur richgenAavigang verantiner Rede wid Schriten
(7 einge. 197.
30. Quinto, tessa orotra
BUM. Bsc, Clavie sence sacrae (7; abién De ratiene cognoecon
cra teras (pane de Cvs), fem. 19684
ae woow.esmpst
niwebyLinotipo‘welve a la relaci6n entre capur y membra que la retGrica antigua habfa
tomado como ejemplo. Este principio hermenéutico lleva en Flacius
a su aplicacién més conflictiva, ya que la unidad dogmética del canon,
‘que él alegé contra la interpretacién individual de los escritos neotes”
tamentarios, limita notablemente el principio de Lutero sobre el pri-
‘mado de la Biblia
Las contadas reglas generales de interpretacién que oftecen pre-
Jiminarmente estas hermenéuticas apoyandose en Ia ret6rica no justi-
fican el interés filos6fico por tales escritos. La historia primitiva de
la hermenéutica protestante refleja ya, sin embargo, la problemitica
filos6fica de fondo que s6lo aflorarfa plenamente en nuestro siglo. El
principio de Lutero sacra scriptura sui ipsius interpres contiene ya un
claro rechazo de la tradicién dogmitica de Ia Iglesia romana; pero
dado que esa frase en modo alguno aboga por una teorfa ingenua de
Ja inspiracién, y dado sobre todo que la teologia de Wittemberg,
siguiendo la traduccién de la Biblia det gran experto Lutero, utiliz6
un rico aparato filolégico y exegético para justificar su labor, la pro-
blematica de cualquier interpretacién tuvo que asumir también Ia Ta-
‘mada al lema sui ipsius interpres. 1.8 paradoja de este principio era
evidente, y los defensores de la tradicidn magisterial catdlica, cl con-
cilio de Trento y los escritos contra la reforma no dejaron de poner
en evidencia la endeblez tedrica del mismo. No se podia negar que la
exégesis biblica protestante tampoco trabajaba sin unas directrices
dogmaticas, resumidas en parte sisteméticamente en los «articulos de
la fe» y sugeridas en parte en la seleccidn de loci praecipui. La critica
de Richard Simon a Flacius” es hoy un excelente documento para
‘conocer la problemética hermenéutica de la «precomprensién», y se
comprieba que hay en ella implicaciones ontol6gicas que s6lo ha
cexplicitado Ia filosofia de nuestro siglo. Por dltimo, también la her-
menéutica teolégica de la primera Tustracién, al rechazar la doctrina
de la inspiracién verbal, intenta establecer las reglas generales de Ia
‘comprensién. Especialmente la critica historica de la Biblia encuentra
entonces su primera legitimacién. El Tratado teoldgico-politico de
Spinoza fue el acontecitmiento capital. Su critica al concepto de mi
lagro, por ejemplo, se legitimaba por el postulado de reconocer tini-
‘camente lo racional, es decir, lo posible. No fue mera erica. Contenta
fa vez un giro positivo ai reclamar una explicacion natural de la
Biblia en los pasajes contrarios a la razon, Esto induce el giro hacia
lo hist6rico, es decir, el giro desde unos hechos milagrosos presuntos
(& incomprensibles) a una fe (comprensible) en los milagros”.
32. R. Simon, Horie erique a tee du noweau testament (1689): De Pnsp-
tin des lives sacrés (NH,
SR CF. mi comentro cleo 4 I iteeticin de Spinoes por Seuss en Her
rmenduteae Natviciom, en Verdad y mode |, $99.68
‘woew.esnips.com/eeb/Linotipo 99La hermenéutica pietista salié al paso del efecto negativo combi-
nando estrechamente, por obra de A. H. Francke, Ia aplicacitn edi-
Jficante con la intexpretacién de los textos. Influye aqui la tradicién de
la ret6rica antigua y su teorfa del papel de los afectos, especialmente
para la predicacién (sermo), que en el culto protestante adguirié una
nueva e importante funcién. La influyente hermenéutica de J. J
Rambacit™ estableci6 expresamente, junto a la subtlitas intelligendi
¥ explicandi, la subtilitas applicandi, en linea con el sentido de la
predicacién. Fl vocablo subtilis (finura), inspirado en el espiritu
competitive humanista, sugiere en forma elegante que Ia «metodolo-
sia» de la interpretacién —como toda aplicacién de reglas— requiere
tuna capacidad critica que no se puede garantizar mediante tegles™
Esto iba a suponer una permanente cortapisa ala aplicacisn de la teoria,
a la praxis hermenéutica. Ademés, la hermencutica como disciplina
teolégica aoxiliar persigue aiin constantemente, a finales del siglo
XVIIL, el equilibrio con los intereses dogméticos (por ejemplo en
Emesti y en Semler).
Slo Schleiermacher (incitado por F. Schlegel) destiga la herme-
‘éutica como teoria univesal de la comprensién y la interpretacién,
de todos los momentos dogmaticos y ocasionales que aparecen en ella
s6lo secundariamente, en un giro bfblico especial. Defendié con su
teorfa hermenéutica el cardctercienfico dela teologa, concretamente
Trente a la teologia de la inspiracién, que cuestionaba radicalmente la
verificabilidad metodolsgica de la comprension de la sagrada Escricura
‘con los resursos de la exégesis textual, de Ie teologia historica, de la
filologia, etc. Pero en el trasfondo de la concepcién de una herme-
néutica general por Schleiermacher no habia solo ese imterés teol6gico
y de politica cientfica, sino un motivo filos6tico. Uno de los impulsos
‘ifs profundos de {a era rotndntica fue la fe en la conversacién como
fuente de verdad propia, no dogmitica y no sustituible por ninguna
dogmatica. Si Kant y Fichte habian considerado Ia espontaneidad de!
del texto, presupuesto que habia guiado
Ja funcién originaria de mediacién en la actividad tanto del tedlogo
como del fildlogo humanista (por no hablar del jurista), Esto dejaba
Ja via libre al historieismo.
Especialmente la interpretacién psicol6gica pas6 a ser después de
Schleiermacher, y apoyada en la teor‘a roméntica de la ereacién in-
consciente del genio, la base teériea cada vez més relevante de las
eiencias del espiritu. Esto resulta ya sumamente instructive en
Steinthal”” y leva en Dilthey a una refundamentacién sistematica de
la idea de las ciencias del espiritu on una «psicologia descriptiva y
analiticar, Es cierto que Schleiermacher no piensa ain en la funds-
mentaci6n filos6fica de las ciencias historicas. El se inscribe mas bien
cn Ia rbita del idealismo transcendental fundado por Kant y Fichte,
36. G. Vatimo,Scleermachor filo dellmrpreacione Miss 1968,
37. W Steintal, Fnl. inte Pech wed Sorc 88),
woow.esmpst
niwebyLinotipo 101Especialmente la obra de Fichte Principias de la teoria general de ta
ciencia lleg6 casi a igualar en relevancia hist6rica a la Critica de la
‘razén pura. Como indica ya el titulo, se trata de derivar todo saber
del poder-ser,trajo consigo un verdadero
enriquecimiento hermenéutico. Este enriquecimiento consisti6 sobre
todo en el concepto de precomprensin, aparte las fecundas conse-
cuencias exegéticas de ese talante hermenéutico
Pero el nuevo enfoque filosdfico de Heidegger no limits sus efectos
positivos a la teologia, sino que puco sobre todo deshacer la rigidez
relativista y tipol6gica que habia imperado en la escuela de Dilthey.
G, Misch tuvo el mérito de desbloquear fos impulsos filossticos de
Dilthey mediante una confrontacién de Husserl y Heidegger, Aunque
1 enfogue de Dilthey hacia la filosotia de la vida establece una opo-
sicidn ultima a Heidegger, el regreso de Dilthey a la perspectiva de
la eviday, detras de la «conciencia transcendental», fue un importante
apoyo para que Heidegger elaborara st filosofia. La edicién por G
Misch y otros de muchos trabajos dispersos de Dilthey en los volti-
rmenes V-VIIIy las sabias introducciones de Misch dejaron patente en
los aftos veinte la labor filoséfica de Dilthey. ensombrecida por sus
trabajos histéricos. Al tiempo que las ideas de Dilthey (y de Kierke-
gard) pasaban a fundamentar la filosofia existencial, el problema
hermenéutico experimentaba su radicalizacién filosofica. Heidegger
forms entonces el concepto de «hermenéutica de la facticidad» y for-
mul6 asf, frente a la ontologia fenomenolégica de Husserl, la para-
ddjica tarea de clucidar la dimensién «inmemorial» (Schelling) de 1a
cexisianciay e incluso de interpretar la existencia misma como «com-
prerisiGn» e «interpretacién» 0 autoproyeccién en las posibilidades de
uno mismo. Aquf se alcanz6 un punto en el que el sentido de los
métodos instrumentales del fensmeno hermenéutico debia girar hacia
10 ontolégico. Comprender no significa ya un comportamiento del
pensamiento humano entre otros que se pueda disciplinar metodolé-
gicamente y conformar en un método ciemtifico, sino que constituye
el movimiento bésico de ta existencia humana, Cuando Heidegger
caracteri2a y acontia la comprension concideréndola como el movi
rmiento bisico de la existencia, desemboca en el concepto de inter-
pretacién, que Nietzsche habia desarrollado especialmente en su sig-
nificado te6rico. Este desarrollo descansa en la duda frente a los
‘enunciadas de la autoconciencia, que deben cuestionarse mejor que
lo hiciera Descartes, como dice Nietzsche. Bl resultado de esta duda
48. G. Mich, Phinomenologie und Lebenphilouphle (192)
46. KGW Vis, a0 25): cf amiga 40 (10) 20),
woow.esmpst
niwebyLinotipo 10s5, en Nietzsche, un cambio del sentido de la verdad. de tal modo
que el proceso de la interpretacion se convierte en una forma de la
oluntad de poder y adquiere asf un significado ontolégico.
‘Yoestimo que enel siglo XX se ha atribuido un sentido ontolégico
similar al concepto de historicidad, tanto por el joven Heidegger como
por Jaspers, La historicidad no es ya un ambito restrictivo de la razon
¥ de su afén de verdad, sino que representa mas bien una condicién
positiva para el conocimiento de la verdad. La argumentacién del
relativism historico pierde asi todo fundamento real. La exigencia de
un crterio para la verdad absoluta es un idolo metafisico abstracto y
pierde todo significado metodolégico. La historicidad éeja de evocar
el fantasma del relativismo histérico contra el que prevenia atin tan
apasionadamente el aticulo programatico de Husserl La flosofia como
ciencia estricia.
‘A esta nueva orienlacién se suma sobre todo y muy eficazmente
Ja renovada influencia del pensamiento de Kierkegaard, que con el
precedente de Unamuno y otros inspiré una nueva critica al idealismo
¥ abord6 el punto de vista del ti, el otro yo. Esta linea siguen Theodor
Haecker, Friedrich Gogarten, Eduard Griesebach, Ferdinand Ebner,
Martin Buber, Karl Jaspers, Viktor Weizsacker y también el libro dé
Karl Lowith Das Individwum in der Rolle des Mitmenschen (El indi-
viduo en el papel del semejante) (Munchen 1928).
La brillant dialéctica con que E. Betti intents justficar la herencia
de la hermenéutica romantica en una conjugacién de lo subjetivo y lo
objetivo, fa evidenciado su insuficiencia después que Ser y’ tiempo
‘mostrara el precedente ontologico del concepto de sujeto y sobre todo
cuando el Heidegger tardfo ha invalidado el marco de la reflexién
filoséfico-transcendental con la idea de la «vuelta» (Kehre). El (mens auctoris)? jes la comprensién una mera repro-
duccién del producto original? Esté claro que esto no ¢s aplicable @
1a heemenéutica jurfdien, que ejerce una evidente funcién cxeadora
Pero se ha solido relegar este extremo a la esfera de las tareas nor-
mativas, considerdndolo como una aplicacién préctica que nada tuviera
que ver con la «ciencia». El concepto de objetividad de Ia ciencia
exigirfa atencrse al canon determinado por la mens auctoris. Pero
{puede ser eso suficiente? ,qué ocurte, por ejemplo, en Ia interpre-
{acién de las obras de arte (que en el director de teatro. de cine 0 de
‘miisica o incluso en el propio traductor ofrece también [a forma de
luna produccién préctica)? jse puede negar que el artista ejecutor
woow.esmpst
106 niwebyLinotipointerpreta» Ia creacién original, sin hacer de ella una nueva creacin?
Distinguimos muy estrictamente entre interpretaciones adecuadas
interpretaciones abusivas o incoherentes de obras musicales o dra-
Indticas. {Con qué derecho se quiere excluit de la ciencia este sentido
de interpretacién? ,acaso acontece esa reproducciéa en estado sonm-
blo y sin conocimiento’ El sentido de la reproduccién no puede
cefirse al sentido que el autor presta a la obra. Es bien sabido que la
aurointerpretacién del artista es de dudoso valor. El sentido de su
creacién plantea sin embargo a la interpretacién préctica una inex-
‘cusable tarea de aproximacién. La reproduccién no debe ser en modo
alguno una labor arbitraria, al igual que la interpretacién hecha por la
‘GY que decir del sentido y de la interpretaci6n de hechos histéricos?
La conciencia de los contempordneos es de tal naturaleza que aquellos
«que eviven» la historia no saben lo que les pasa. Dilthey, en cambio,
mantuyo hasta el final la consecuencia sistemstica de su concepto de
como lo demuestra el modelo de biografia y de autobiografia
del contexto efectual hist6rico”. También la aguda critica
que hace R. G, Collingwood de la conciencia metodolégica posi-
tivista™,utilizando por lo demés el instrumental dialéctico del hege-
lianismo de Croce, queda prisionera, con su teoria del reenactment,
cn la estrechez subjetivsta del problema cuando presenta como caso
modélico para la comprensi6n histérica Ja verificacion de planes eje-
cutados. Hegel fue en esto més consecuente. Su pretensién de conocer
la razén en Ie historia se basaba en un concepto de
Por eso hay que preguntar sila teolog(a y la teor‘a del derecho no
hacen un aporie esencial a una hermenéutica general. Para resolver
esta cuestidn no puede basiar la problemdtica metodolSgica inmanente
de la teologia, de la ciencia juridica y de las ciencias hist6rico-filo-
légicas. Lo que importa es defini los limites de la autoconcepcisn del
SL. Chl plage de C. Fe, Walch x Hermenentica Jars de CH, Eckard (1779
52. Chen oro P, Kosensker, aropa und das rmusche Rech (1958)
EX AF. Tita Theove der loge Aulegung es richen Rechts (139, 1806
sine. 1987.
BLK. Langit, Die Idee der Konirtsirang in Rect and Recents, unerr Ze
Ath, Hela, Akad” Wiss. (1953),
woow.esmpst
niwebyLinotipo 109conocimiento histsrico y devolverle ata interpretaci6n dogmstica una
legitimidad limitada”. A elio se contrapone por cierto el concepto de
imparcialidad de la ciencia™,
Por estas razones la investigacidn que yo emprendi en Verdad y
‘método partia de un Ambito experiencial que debe calficarse en cierto
sentido de dogmitico, porque reclama un reconocimiento absoluto y
no se puede dejar en suspenso: tal es la experiencia del arte. Com
prender significa aqui reconover y hacer valer: «concebir lo que nos
tiene prendidos» (E.. Staiger). La objetividad de la ciencia del arte
de la ciencia de la literatura, que mantiene todo su peso como esfuerz0
cientifieo, queda sujeta en todo caso a la experiencia del arte 0 de la
poesfa. Ahora bien, en la auténtica experiencia del arte la applicatio
no se puede separar de la intellectio y la explicatio. Esto no deja de
tener consecuencias para la ciencia del arte. La problemdtica que aqui
subyace ha sido expuesta por H. Sedlmayr en su distincién entre una
primera y una segunda ciencia del arte”. Los complejos métodos de
fa investigacion ciemtifica del ante y de fa literatura que se han dest-
rrollado han de acreditar a la postre su fecundidad ayudando a la
‘experiencia de la obra de arte a alcanzar una mayor claridad y ade-
‘euaci6n; por eso necesitan intrinseeamente de la integracién herme-
néutica, De ese modo Ia estructura aplicativa, que tiene su lugar natural
‘on la hermenéutica juridica, podré adquirir un valor embiematico. Sin
uda la consiguiente reaproximacién entre el comprender histérico-
juridico y el dogmstico-juridico no puede eliminar su distincién, como
sefialan especiaimente Betti y Wieacker; pero el sentido de la appli-
‘eatio, que representa un clemento constructivo de toda comprensisn,
no es el de una «aplicacién» adicional en sf. La aplicacién de medios
al logto de determinados fines o la aplicacién de reglas en nuestra
. La experiencia
hhesmenéutica en cambio mira con escepticismo cualquier pretensiGn
de un saber previo. El concepto de pre-comprensién introducido por
Bultmann no designa un saber de ese estilo: se trata de poner en juego
nuestros prejuicios. Conceptos com «ilustracin™, «emancipacién» y
««dislogo no condicionado» aparecen en la conerecién de Ia experiencia
hhermengutica como pobres abstracciones. La experiencia hermenéatica
hace ver, en efecto. toda la profundidad que pueden tener los prejuicios
yy lo poco que puede hacer la mera concienciacién para neutralizar su
fuerza. Esto lo sabia muy bien uno de los padres de la ilustracién
modema, Descartes. cuando intent6 legitimar su nuevo concepto del
método no tanto mediante (a argumentacién sino en la meditacién, en
tuna constante reflexién. No se trata de un mero ropaje retérico. Sin
esa retGrica no hay comunicaci6n, ni siquiera en temas filos6ficos y
cientificos, que deben exponerse con recursos rev6ricos. Toda la his-
torio del pensamiento confirma 1a antigua afinidad entre retdrica y
hhermenéutica, Pero la hermenéutica contiene siempre un elemento que
excede de la mera retrica:incluye im encuentro con las opiniones del
otro que se verbalizan a su vez, Esto se aplica también a la comprension
de textos y a todas las otras creaciones culturales de este tipo. Deben
‘dessfrollar su propia fuerza persuasiva para ser entendidas. La her-
menéutica es filosofia porque no puede limitarse a ser el arte de en-
tender las opiniones del otro. La reflexién hermenéutica implica que
en toda comprensién de algo o de alguien se produce una autocritica
El que comprende, no adopta una posicién de superioridad, sino que
reconoce la necesidad de someter 2 examen la supuesta verdad propia.
Esto va implicado en todo acto comprensivo y por eso el comprender
contribuye siempre a perfeccionar la conciencia historico-efectual.
EI modelo basico de cualquier consenso cs el didlogo, Ia conver-
sacin. La conversacién no es posible si uno de os interlocutores cree
absolutamente en una tesis superior alas otras, hasta afirmar que posee
un saber previa sobre los prejuicios que atenazan al otro. El mismo
se implica asi en sus propios prejuicios. El consenso dialogal es im
posible en principio si uno de los interlocutores no se libera realmente
para Ja conversacién. Tal es el caso, por ejemplo, cuando alguien hace
de psivslogo o de psicoanalista en el trato social y no toma en serio
woow.esmpst
niwebyLinotipo 117los entinciados de otro en su propio sentido, sino que pretende com-
prenderlos al modo psicoanalitico. En tal caso queda destruido el
‘compafierismo, que es la base de la vida social, Paul Ricoeur ha
sometido estas cuestiones a un examen sistemtico y habla de «con-
flicto de interpretaciones». Sitda a un lado a Marx, Nietzsche y Freud,
¥y al otro Ja intencionalidad fenomenoldgica de'la comprensién de
«simbolos», y busca una mediacidn dialéctica. De un lado esté la
derivacién genética como arqueologia, y del otro la orientacion hacia
un sentido intencional como teleologia. Esta es, a su juicio, una mera
distincién preparatoria que allana el camino a una hermenéutiva general
que debe ilustrar después la funci6n constitutiva de la comprensién de
simbolos y de la autocomprensién mediante simbolos. Esta teoria
hermenéutica general me parece inconsistente. Los modos de com
prensién de simbolos que aqui se yuxtaponen no contemplan el mismo
sentido de simbolo, sino un sentido cada vez distinto, y no constituyen,
por tanto un «sentido diverso de una misma realidad. La verdad es,
que un modo de comprensién excluye al otro, porque designa algo
distinto. El uno comprende lo que el simbolo quiere significar, y el
otro lo que quiere ocultar y enmascarar. El sentido del «comprender»
s totalmente diverso en cada caso.
La universalidad de la hermenéutica depende en el fondo si su
cardcter te6rico, transcendental, se limita a su validez dentro de la
ciencia o si incluye también los principios del sensus communis y por
tanto el modo de integracién de todo uso cientifico en la conciencia
prdctica. La hermenéutica entendida en un sentido tan universal tiende
a Ia afinidad con Ia «filosofia prictica», cuya reviviscencia en medio
de la tradicién filoséfico-transcendental alemana fue impulsada por
los trabajos de J. Ritter y de su escuela, La hermenéutica filos6fica
es consciente de esta consecuencia”. Una teorfa de la praxis de la
comprensisn es evidentemente una teoria y no una praxis; pero una
teoria de la praxis no es por ello una «técnica» o una supuesta cien-
tifizacién de la praxis social: es una reflexiGn filoséfica sobre los
imites que encuentra el dominio cientifico-téenico de la naturaleza y
de la sociedad. Bstas son las verdades cuya defensa frente al concepto
moderno de ciencia constituye una de las principales tareas de la
hermenéutica filosofica”,
74, C65. Riter, Metaphysk and Polk (1969); M, Rite, Zur Rehablteran der
pratachon Pio (1972),
75. Gacamer, Teri, Techni, Pravis, en Newe Aniopoloie I, Enflrang (1972)
Ges: Werte W.
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