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8 Hermenéutica clésica y hermenéutica filoséfica (1977) El titulo shermenéutica», como ocurre a menudo con las palabras erivadas del griego y adoptadas en nuestro lenguaje cientfico, cubre muy diversos niveles de reflexin. La hermenéutica designa anie todo una praxis artificial. Esto sugiere como palabra complementaria la tejne. Pl arte del que aqui se trata es el del anuncio, la traduecién, la explicacién y la interpretacion, e incluye obviamente el arte de Ia ‘comprensién que subyace en él y que se requiere cuando no esté claro « inequivoco el sentido de algo. Ya en el uso més antiguo de la palabra” se detecta una cierta ambigledad. Hermes era el enviado divino que Tievaba los mensajes de los dioses a los hombres; en los pasajes ho- iéricas suele ejecutar verbalmente el mensaje que se le ha confiado. Pero es frecuente, sobre todo en el uso profano, que el cometido del hhermeneus consista en traducir lo manifestado de modo extraio 0 inintetigible at lenguaje intligible por todos. Por eso la tarea de Ja traduccién goza siempre de una ciera libertad». Presupone la plena comprensién de Ta lengua extranjera, pero ain mis Ia comprensién Gel sentido auténtico de lo manifestado. El que quiera hacerse entender como intérprete debe traducir el sentido expresado. La labor de la schermenéutica» es siempre esa transferencia desde un mundo a oto, ‘desde el mundo de los dioses al de los humanos, desde el mundo de una lengua extrafia al mundo de la lengua propia (los traductores hhumunos sdlo pueden traducir a su propia lengua). Pero dado que la tarea del traduetor consiste en «cumplir» algo, el sentido del ferme rneuein oscila entre la traduccién y el mandato, entre la mera comu- nicacién y la invitaciGn a la obediencia. Cierto que la hermeneia suele significaren sentido neutral una «enunciacion de pensamientos», pero 21. La investigaciin mis reciente (Benveniste) pose en dada que Ix etimologta de Ja plaba tenga signa rlaion cont dos Hermes, coo sige ef so veal y ctinologa angus ‘woew.esnips.com/eeb/Linotipo 95 5 significativo que Plain no entienda por ese término cualquier rmanifestacidn de ideas, sino tnicamente el saber del rey, del heraldo, ‘tc. .que offece el carfcter de mandato, En esa Iinea se puede entender fa afinidad de 1a hermenéutica con la méntica”: el arte de transmitir Ja voluntad divina se yuxtapone al arte de adivinaria o de prever el futuro mediante signos. Resulta significativo para el otro componente semintico puramente cognitivo que Aristdicles en el escrito Peri her- meneias se rfiera s6lo al sentido I6gico del enunciado cuando aborda 1 logos apophantikos. En esa linea se desarrolla en el mundo griego posterior el sentido puramente cognitivo de hermeneia y hermeneus, Yy puede significar explicacién docta» o «comentador» y «traductor»| Respectivamente sin duda la «hermenéutica» como arte sigue con notando atin la antigua procedencia de la esfera sacral: es el nico arte cuyo oréculo debe considerarse decisivo 0 se acoge con admiracién porque puede comprender y exponer algo que esta reservado: un di ‘curso extrafio 0 incluso la opinién no expresada de otro. Es, pues, un cas, como Ia oraioria 0 el arte de escribir o la aritmética’ més una destreza préctica que una «ciencia» Esto es aplicuble también en ciertas connotaciones tardfas del ant guo significado presentes en la reciente hermenéutica teol6gica y ju- ridiea: son un género de «arte» o son al menos vtiles como recursos para ese warten, ¢ incluyen siempre una competencia normativa: no es slo que los intérpretcs comprenden su arte, sino que manifiestan algo normativo: la ley divina o humana. ‘Cuando hablamos hoy de shermenéutica> nos situamos, en cam- bio, en fa tradici6n ciemtifica de la época modema. En consecuencis «l significado de la «hermenéutica» esté en consonancia con esa tra- ‘icin, es decir, con la génesis del concepto modemo de método y de ciencia. Ahora aparece siempre implicita una especie de conciencia metodoldgica. No s6lo se posee el arte de la interpretacién, sino que se sabe justificar tedricamente el mismo. El primer documento de 1a palabra shermenéutica> como titulo de un libro data del aio 1654, en Dannhauer*. Desde entonces distinguimos entre una hermenéutica teol6gico-filolégica y una hermenéutica juridica En sentido teolbgico Ia «hermenéuticar significa el arte de La co- recta exposicion de la sagraca Escritura que aplicé una metodologia «desde muy antiguo, ya en la era patristic, sobre todo con Agustin en De doctrina christiana. La tarea de una dogmética cristiana estuvo definida por ia tensiOn entre la historia especial del pueblo judio ex- 22. Pla, Pot 25 23. Epinomis 913 24, Fecio, B16 7 Pato, fon 53 Lege. 907 25. "Danaher, Hemeneusica sacra sive methodar exponendaram sacraum li erarim (654, pa woow.esmpst niwebyLinotipo puesta en el antiguo testamento como historia de la salvacién, y la predicacién universalista de Jests en el nuevo testamento. La reflexién metodoléxica debia servir aqui para aportar soluciones. Agustin enseita ‘en De doctrina christiana, utilizando ideas neoplatGnicas, la elevacion el espiritu desde el sentido literal y moral al sentido espiritual. Asi resuelve el problema dozmético, sintetizando desde un punto de vista unitario el antiguo legado hermenéutico. El micleo de la hermenéutica antigua es el problema de Ia inter- pretacién alegérica. Esta es ain anterior. Hyponoia, el sentido pro- fundo, fue la palabra originaria que designé el sentido alegérico. Esa tacin se hata practicado ya en la era de la soffstica, como firms ya A. Tate en su tiempo ¥ confirman textos de papiro mas recientes. El contexto histirico subyacente es claro: una vez que perdi6 credibilidad el mundo de valores de la epopeya homérica, concebido para una sociedad aristocrética, se hace necesario un nuevo arte in- terpretativo para la tradicién. Esto se produjo con la democratizacién de las ciudades, cuyo patriciado hizo suya la ética de nobleza. La expresiOn de la misma fue la idea pedagégica de la sofistica: Ulises ‘ocupé el puesto de Aquiles y adopt6 unos rasgos sofisticos incluso en teatro. Se hizo de la alegoresis un método universal, especialmente cn Ia interpretacién helentstica de Homero por el estoicismo. La her- menéatica patristca, resumida en Origenes y Agustin, asumi6 ese método. En Ia edad media fue sistematizado por Casiano y pasé a ser 1 método del cusdruple sentido de la Biblia La hermenéutica adquiri6 un nuevo impulso con la vuelta a la letra de la sagrada Escritura preconizada por la reforma, cuando sus par- tidarios polemizaron con la tradicién de la doctrina eclesial y contra su tratamiento del texto con los métodos del sentido plural de la Biblia, Se rechaz6 especialmente el método alegorico o se restringidé la interpretacisn alegérica a los casos en que el sentido figurado —por ejemplo, en los discursos de Jestis— lo justificara. Surgié a la vez tuna nueva conciencia metodoldgica que aspiraba a ser obietiva,ligada al objeto, pero sobre todo exenta del arbitrio subjetivo. Bl tema central es de tipo normativo: En la hermenéutica teol6gica, como también en la hermenéutica humanistica de la edad moderna, se busca fa correcta imtespretacién de aquellos textos que contienen lo decisivo, lo que es preciso recuperar. En este sentido la motivacién de la labor herme- néutica no es tanto, como mis tarde en Schleiermacher, la dificultad de entender una tradicién y los malentendidos a que da lugar, sino el 26. Ct as investgniones de K. Holl sore hermenfvic de Luteo: Lathers Be dunes fr den Forsch der justepugsbuns (1920) 9 su cominuacica pe G. Etliag. {v: Evangelenslcgun. Eine Untersuchung cu Lathers Hermenceth (1942), De Ange von Lathers Hemeneas Z. Theol. Kithe 48 (1981); Hermeneutacke Theelogic?, en Wor und Glaube I, Tada 98-120. woow.esmpst niwebyLinotipo ” deseo de bisqueda de una nueva comprensidn, rompiendo o transfor- mando una tradicién establecida mediante el descubrimiento de sus ‘origenes olvidados. Se trata de rescatar y renovar su sentido originario cencubierto o desfigurado. La hermenéutica intenta alcanzar una nueva ‘comprensién voiviendo a las fuentes originales, algo que estaba co- rrompido por distorsién, desplazamiento abuso: Ja Biblia, por la tradicién magisterial de la Iglesia; los clésicos, por el latin barbaro de Ja escoldstica: el derecho romano, por una jurisprudencia regional; et. A cello iba dirigido el nuevo esfuerzo no sélo de comprender més rectamente, sino de poner de relieve lo ejemplar, ya se trate del anuncio de un mensaje divino, de la interpretacién de un oréculo o de una ley preceptiva Pero ademés de esta motivacién objetiva de la hermenéutica al comienzo de Ia época moderna se practicé también una motivacién formal, en el sentido de que la conciencia metodol6gica de Ia nueva ciencia, que utliz6 sobre todo el lenguaje de a matemstica, dio paso ‘una teoria general de la interpretacién de los lenguajes simbdlicos, Debido a su generalidad se consider como una parte de la légica®” La insercidn de un capitulo hermenéutico en la Logica de Chr. Wolff revisti6 una importancia decisiva para el siglo XVII. Hubo un interés de tipo logico-filos6fico que aspiraba a fundamentar la hermenéutica en una seméntica general. Un primer compendio de la misma aparece en Maier, que tuvo un hicido precursor en Chilsdenius”. En el siglo XVI, en cambio, la disciplina de la hermenéutica que surge en teologia y en filologia fue fragmentaria por lo general y sirvio a fines més ‘idscticos que filos6ficos. Es cierto que a nivel pragmtico desarroll6 algunas reglas metodolégicas fundamentales, tomades en sv mayor parte de la gramatica y ret6rica antiguas (Quintiliano™), pero no pasé de ser una serie de explicaciones de textos destinadas a facilitar Ja comprensién de la Biblia (0, en el plano humanista, de los clésicos). Clavis es un iftulo frecuente, por cjemplo en Flacius" El vocabulario conceptual de la primera hermenéutica protestante procede de laretérica antigua. Pero la plicaciGa que hizo Melanchthon de los conceptos retéricos fundamentales al recto estudio de Ios libros (bonis auctoribus legendis), que tuvo ya su modelo en la retética de la tarda antigtedad y en sus eseritos (Dionisio de Halicarnaso), ejercté «gran influncia, Asi, 1a norma de entender lo individual desde cl todo 27. CL. I exposicidn de L. Gelsever en intduecin tt reingwesin de GF. Maier, Versuch sine allemeinenAuslqungshun (195), especiales, Xs 28. Che Wolf, Phonpha atona sve Toi C1730) 3° pare, 3S cap. 61 29, J.-A. Chladens, Fin. Sur richgenAavigang verantiner Rede wid Schriten (7 einge. 197. 30. Quinto, tessa orotra BUM. Bsc, Clavie sence sacrae (7; abién De ratiene cognoecon cra teras (pane de Cvs), fem. 19684 ae woow.esmpst niwebyLinotipo ‘welve a la relaci6n entre capur y membra que la retGrica antigua habfa tomado como ejemplo. Este principio hermenéutico lleva en Flacius a su aplicacién més conflictiva, ya que la unidad dogmética del canon, ‘que él alegé contra la interpretacién individual de los escritos neotes” tamentarios, limita notablemente el principio de Lutero sobre el pri- ‘mado de la Biblia Las contadas reglas generales de interpretacién que oftecen pre- Jiminarmente estas hermenéuticas apoyandose en Ia ret6rica no justi- fican el interés filos6fico por tales escritos. La historia primitiva de la hermenéutica protestante refleja ya, sin embargo, la problemitica filos6fica de fondo que s6lo aflorarfa plenamente en nuestro siglo. El principio de Lutero sacra scriptura sui ipsius interpres contiene ya un claro rechazo de la tradicién dogmitica de Ia Iglesia romana; pero dado que esa frase en modo alguno aboga por una teorfa ingenua de Ja inspiracién, y dado sobre todo que la teologia de Wittemberg, siguiendo la traduccién de la Biblia det gran experto Lutero, utiliz6 un rico aparato filolégico y exegético para justificar su labor, la pro- blematica de cualquier interpretacién tuvo que asumir también Ia Ta- ‘mada al lema sui ipsius interpres. 1.8 paradoja de este principio era evidente, y los defensores de la tradicidn magisterial catdlica, cl con- cilio de Trento y los escritos contra la reforma no dejaron de poner en evidencia la endeblez tedrica del mismo. No se podia negar que la exégesis biblica protestante tampoco trabajaba sin unas directrices dogmaticas, resumidas en parte sisteméticamente en los «articulos de la fe» y sugeridas en parte en la seleccidn de loci praecipui. La critica de Richard Simon a Flacius” es hoy un excelente documento para ‘conocer la problemética hermenéutica de la «precomprensién», y se comprieba que hay en ella implicaciones ontol6gicas que s6lo ha cexplicitado Ia filosofia de nuestro siglo. Por dltimo, también la her- menéutica teolégica de la primera Tustracién, al rechazar la doctrina de la inspiracién verbal, intenta establecer las reglas generales de Ia ‘comprensién. Especialmente la critica historica de la Biblia encuentra entonces su primera legitimacién. El Tratado teoldgico-politico de Spinoza fue el acontecitmiento capital. Su critica al concepto de mi lagro, por ejemplo, se legitimaba por el postulado de reconocer tini- ‘camente lo racional, es decir, lo posible. No fue mera erica. Contenta fa vez un giro positivo ai reclamar una explicacion natural de la Biblia en los pasajes contrarios a la razon, Esto induce el giro hacia lo hist6rico, es decir, el giro desde unos hechos milagrosos presuntos (& incomprensibles) a una fe (comprensible) en los milagros”. 32. R. Simon, Horie erique a tee du noweau testament (1689): De Pnsp- tin des lives sacrés (NH, SR CF. mi comentro cleo 4 I iteeticin de Spinoes por Seuss en Her rmenduteae Natviciom, en Verdad y mode |, $99.68 ‘woew.esnips.com/eeb/Linotipo 99 La hermenéutica pietista salié al paso del efecto negativo combi- nando estrechamente, por obra de A. H. Francke, Ia aplicacitn edi- Jficante con la intexpretacién de los textos. Influye aqui la tradicién de la ret6rica antigua y su teorfa del papel de los afectos, especialmente para la predicacién (sermo), que en el culto protestante adguirié una nueva e importante funcién. La influyente hermenéutica de J. J Rambacit™ estableci6 expresamente, junto a la subtlitas intelligendi ¥ explicandi, la subtilitas applicandi, en linea con el sentido de la predicacién. Fl vocablo subtilis (finura), inspirado en el espiritu competitive humanista, sugiere en forma elegante que Ia «metodolo- sia» de la interpretacién —como toda aplicacién de reglas— requiere tuna capacidad critica que no se puede garantizar mediante tegles™ Esto iba a suponer una permanente cortapisa ala aplicacisn de la teoria, a la praxis hermenéutica. Ademés, la hermencutica como disciplina teolégica aoxiliar persigue aiin constantemente, a finales del siglo XVIIL, el equilibrio con los intereses dogméticos (por ejemplo en Emesti y en Semler). Slo Schleiermacher (incitado por F. Schlegel) destiga la herme- ‘éutica como teoria univesal de la comprensién y la interpretacién, de todos los momentos dogmaticos y ocasionales que aparecen en ella s6lo secundariamente, en un giro bfblico especial. Defendié con su teorfa hermenéutica el cardctercienfico dela teologa, concretamente Trente a la teologia de la inspiracién, que cuestionaba radicalmente la verificabilidad metodolsgica de la comprension de la sagrada Escricura ‘con los resursos de la exégesis textual, de Ie teologia historica, de la filologia, etc. Pero en el trasfondo de la concepcién de una herme- néutica general por Schleiermacher no habia solo ese imterés teol6gico y de politica cientfica, sino un motivo filos6tico. Uno de los impulsos ‘ifs profundos de {a era rotndntica fue la fe en la conversacién como fuente de verdad propia, no dogmitica y no sustituible por ninguna dogmatica. Si Kant y Fichte habian considerado Ia espontaneidad de! del texto, presupuesto que habia guiado Ja funcién originaria de mediacién en la actividad tanto del tedlogo como del fildlogo humanista (por no hablar del jurista), Esto dejaba Ja via libre al historieismo. Especialmente la interpretacién psicol6gica pas6 a ser después de Schleiermacher, y apoyada en la teor‘a roméntica de la ereacién in- consciente del genio, la base teériea cada vez més relevante de las eiencias del espiritu. Esto resulta ya sumamente instructive en Steinthal”” y leva en Dilthey a una refundamentacién sistematica de la idea de las ciencias del espiritu on una «psicologia descriptiva y analiticar, Es cierto que Schleiermacher no piensa ain en la funds- mentaci6n filos6fica de las ciencias historicas. El se inscribe mas bien cn Ia rbita del idealismo transcendental fundado por Kant y Fichte, 36. G. Vatimo,Scleermachor filo dellmrpreacione Miss 1968, 37. W Steintal, Fnl. inte Pech wed Sorc 88), woow.esmpst niwebyLinotipo 101 Especialmente la obra de Fichte Principias de la teoria general de ta ciencia lleg6 casi a igualar en relevancia hist6rica a la Critica de la ‘razén pura. Como indica ya el titulo, se trata de derivar todo saber del poder-ser,trajo consigo un verdadero enriquecimiento hermenéutico. Este enriquecimiento consisti6 sobre todo en el concepto de precomprensin, aparte las fecundas conse- cuencias exegéticas de ese talante hermenéutico Pero el nuevo enfoque filosdfico de Heidegger no limits sus efectos positivos a la teologia, sino que puco sobre todo deshacer la rigidez relativista y tipol6gica que habia imperado en la escuela de Dilthey. G, Misch tuvo el mérito de desbloquear fos impulsos filossticos de Dilthey mediante una confrontacién de Husserl y Heidegger, Aunque 1 enfogue de Dilthey hacia la filosotia de la vida establece una opo- sicidn ultima a Heidegger, el regreso de Dilthey a la perspectiva de la eviday, detras de la «conciencia transcendental», fue un importante apoyo para que Heidegger elaborara st filosofia. La edicién por G Misch y otros de muchos trabajos dispersos de Dilthey en los volti- rmenes V-VIIIy las sabias introducciones de Misch dejaron patente en los aftos veinte la labor filoséfica de Dilthey. ensombrecida por sus trabajos histéricos. Al tiempo que las ideas de Dilthey (y de Kierke- gard) pasaban a fundamentar la filosofia existencial, el problema hermenéutico experimentaba su radicalizacién filosofica. Heidegger forms entonces el concepto de «hermenéutica de la facticidad» y for- mul6 asf, frente a la ontologia fenomenolégica de Husserl, la para- ddjica tarea de clucidar la dimensién «inmemorial» (Schelling) de 1a cexisianciay e incluso de interpretar la existencia misma como «com- prerisiGn» e «interpretacién» 0 autoproyeccién en las posibilidades de uno mismo. Aquf se alcanz6 un punto en el que el sentido de los métodos instrumentales del fensmeno hermenéutico debia girar hacia 10 ontolégico. Comprender no significa ya un comportamiento del pensamiento humano entre otros que se pueda disciplinar metodolé- gicamente y conformar en un método ciemtifico, sino que constituye el movimiento bésico de ta existencia humana, Cuando Heidegger caracteri2a y acontia la comprension concideréndola como el movi rmiento bisico de la existencia, desemboca en el concepto de inter- pretacién, que Nietzsche habia desarrollado especialmente en su sig- nificado te6rico. Este desarrollo descansa en la duda frente a los ‘enunciadas de la autoconciencia, que deben cuestionarse mejor que lo hiciera Descartes, como dice Nietzsche. Bl resultado de esta duda 48. G. Mich, Phinomenologie und Lebenphilouphle (192) 46. KGW Vis, a0 25): cf amiga 40 (10) 20), woow.esmpst niwebyLinotipo 10s 5, en Nietzsche, un cambio del sentido de la verdad. de tal modo que el proceso de la interpretacion se convierte en una forma de la oluntad de poder y adquiere asf un significado ontolégico. ‘Yoestimo que enel siglo XX se ha atribuido un sentido ontolégico similar al concepto de historicidad, tanto por el joven Heidegger como por Jaspers, La historicidad no es ya un ambito restrictivo de la razon ¥ de su afén de verdad, sino que representa mas bien una condicién positiva para el conocimiento de la verdad. La argumentacién del relativism historico pierde asi todo fundamento real. La exigencia de un crterio para la verdad absoluta es un idolo metafisico abstracto y pierde todo significado metodolégico. La historicidad éeja de evocar el fantasma del relativismo histérico contra el que prevenia atin tan apasionadamente el aticulo programatico de Husserl La flosofia como ciencia estricia. ‘A esta nueva orienlacién se suma sobre todo y muy eficazmente Ja renovada influencia del pensamiento de Kierkegaard, que con el precedente de Unamuno y otros inspiré una nueva critica al idealismo ¥ abord6 el punto de vista del ti, el otro yo. Esta linea siguen Theodor Haecker, Friedrich Gogarten, Eduard Griesebach, Ferdinand Ebner, Martin Buber, Karl Jaspers, Viktor Weizsacker y también el libro dé Karl Lowith Das Individwum in der Rolle des Mitmenschen (El indi- viduo en el papel del semejante) (Munchen 1928). La brillant dialéctica con que E. Betti intents justficar la herencia de la hermenéutica romantica en una conjugacién de lo subjetivo y lo objetivo, fa evidenciado su insuficiencia después que Ser y’ tiempo ‘mostrara el precedente ontologico del concepto de sujeto y sobre todo cuando el Heidegger tardfo ha invalidado el marco de la reflexién filoséfico-transcendental con la idea de la «vuelta» (Kehre). El (mens auctoris)? jes la comprensién una mera repro- duccién del producto original? Esté claro que esto no ¢s aplicable @ 1a heemenéutica jurfdien, que ejerce una evidente funcién cxeadora Pero se ha solido relegar este extremo a la esfera de las tareas nor- mativas, considerdndolo como una aplicacién préctica que nada tuviera que ver con la «ciencia». El concepto de objetividad de Ia ciencia exigirfa atencrse al canon determinado por la mens auctoris. Pero {puede ser eso suficiente? ,qué ocurte, por ejemplo, en Ia interpre- {acién de las obras de arte (que en el director de teatro. de cine 0 de ‘miisica o incluso en el propio traductor ofrece también [a forma de luna produccién préctica)? jse puede negar que el artista ejecutor woow.esmpst 106 niwebyLinotipo interpreta» Ia creacién original, sin hacer de ella una nueva creacin? Distinguimos muy estrictamente entre interpretaciones adecuadas interpretaciones abusivas o incoherentes de obras musicales o dra- Indticas. {Con qué derecho se quiere excluit de la ciencia este sentido de interpretacién? ,acaso acontece esa reproducciéa en estado sonm- blo y sin conocimiento’ El sentido de la reproduccién no puede cefirse al sentido que el autor presta a la obra. Es bien sabido que la aurointerpretacién del artista es de dudoso valor. El sentido de su creacién plantea sin embargo a la interpretacién préctica una inex- ‘cusable tarea de aproximacién. La reproduccién no debe ser en modo alguno una labor arbitraria, al igual que la interpretacién hecha por la ‘GY que decir del sentido y de la interpretaci6n de hechos histéricos? La conciencia de los contempordneos es de tal naturaleza que aquellos «que eviven» la historia no saben lo que les pasa. Dilthey, en cambio, mantuyo hasta el final la consecuencia sistemstica de su concepto de como lo demuestra el modelo de biografia y de autobiografia del contexto efectual hist6rico”. También la aguda critica que hace R. G, Collingwood de la conciencia metodolégica posi- tivista™,utilizando por lo demés el instrumental dialéctico del hege- lianismo de Croce, queda prisionera, con su teoria del reenactment, cn la estrechez subjetivsta del problema cuando presenta como caso modélico para la comprensi6n histérica Ja verificacion de planes eje- cutados. Hegel fue en esto més consecuente. Su pretensién de conocer la razén en Ie historia se basaba en un concepto de Por eso hay que preguntar sila teolog(a y la teor‘a del derecho no hacen un aporie esencial a una hermenéutica general. Para resolver esta cuestidn no puede basiar la problemdtica metodolSgica inmanente de la teologia, de la ciencia juridica y de las ciencias hist6rico-filo- légicas. Lo que importa es defini los limites de la autoconcepcisn del SL. Chl plage de C. Fe, Walch x Hermenentica Jars de CH, Eckard (1779 52. Chen oro P, Kosensker, aropa und das rmusche Rech (1958) EX AF. Tita Theove der loge Aulegung es richen Rechts (139, 1806 sine. 1987. BLK. Langit, Die Idee der Konirtsirang in Rect and Recents, unerr Ze Ath, Hela, Akad” Wiss. (1953), woow.esmpst niwebyLinotipo 109 conocimiento histsrico y devolverle ata interpretaci6n dogmstica una legitimidad limitada”. A elio se contrapone por cierto el concepto de imparcialidad de la ciencia™, Por estas razones la investigacidn que yo emprendi en Verdad y ‘método partia de un Ambito experiencial que debe calficarse en cierto sentido de dogmitico, porque reclama un reconocimiento absoluto y no se puede dejar en suspenso: tal es la experiencia del arte. Com prender significa aqui reconover y hacer valer: «concebir lo que nos tiene prendidos» (E.. Staiger). La objetividad de la ciencia del arte de la ciencia de la literatura, que mantiene todo su peso como esfuerz0 cientifieo, queda sujeta en todo caso a la experiencia del arte 0 de la poesfa. Ahora bien, en la auténtica experiencia del arte la applicatio no se puede separar de la intellectio y la explicatio. Esto no deja de tener consecuencias para la ciencia del arte. La problemdtica que aqui subyace ha sido expuesta por H. Sedlmayr en su distincién entre una primera y una segunda ciencia del arte”. Los complejos métodos de fa investigacion ciemtifica del ante y de fa literatura que se han dest- rrollado han de acreditar a la postre su fecundidad ayudando a la ‘experiencia de la obra de arte a alcanzar una mayor claridad y ade- ‘euaci6n; por eso necesitan intrinseeamente de la integracién herme- néutica, De ese modo Ia estructura aplicativa, que tiene su lugar natural ‘on la hermenéutica juridica, podré adquirir un valor embiematico. Sin uda la consiguiente reaproximacién entre el comprender histérico- juridico y el dogmstico-juridico no puede eliminar su distincién, como sefialan especiaimente Betti y Wieacker; pero el sentido de la appli- ‘eatio, que representa un clemento constructivo de toda comprensisn, no es el de una «aplicacién» adicional en sf. La aplicacién de medios al logto de determinados fines o la aplicacién de reglas en nuestra . La experiencia hhesmenéutica en cambio mira con escepticismo cualquier pretensiGn de un saber previo. El concepto de pre-comprensién introducido por Bultmann no designa un saber de ese estilo: se trata de poner en juego nuestros prejuicios. Conceptos com «ilustracin™, «emancipacién» y ««dislogo no condicionado» aparecen en la conerecién de Ia experiencia hhermengutica como pobres abstracciones. La experiencia hermenéatica hace ver, en efecto. toda la profundidad que pueden tener los prejuicios yy lo poco que puede hacer la mera concienciacién para neutralizar su fuerza. Esto lo sabia muy bien uno de los padres de la ilustracién modema, Descartes. cuando intent6 legitimar su nuevo concepto del método no tanto mediante (a argumentacién sino en la meditacién, en tuna constante reflexién. No se trata de un mero ropaje retérico. Sin esa retGrica no hay comunicaci6n, ni siquiera en temas filos6ficos y cientificos, que deben exponerse con recursos rev6ricos. Toda la his- torio del pensamiento confirma 1a antigua afinidad entre retdrica y hhermenéutica, Pero la hermenéutica contiene siempre un elemento que excede de la mera retrica:incluye im encuentro con las opiniones del otro que se verbalizan a su vez, Esto se aplica también a la comprension de textos y a todas las otras creaciones culturales de este tipo. Deben ‘dessfrollar su propia fuerza persuasiva para ser entendidas. La her- menéutica es filosofia porque no puede limitarse a ser el arte de en- tender las opiniones del otro. La reflexién hermenéutica implica que en toda comprensién de algo o de alguien se produce una autocritica El que comprende, no adopta una posicién de superioridad, sino que reconoce la necesidad de someter 2 examen la supuesta verdad propia. Esto va implicado en todo acto comprensivo y por eso el comprender contribuye siempre a perfeccionar la conciencia historico-efectual. EI modelo basico de cualquier consenso cs el didlogo, Ia conver- sacin. La conversacién no es posible si uno de os interlocutores cree absolutamente en una tesis superior alas otras, hasta afirmar que posee un saber previa sobre los prejuicios que atenazan al otro. El mismo se implica asi en sus propios prejuicios. El consenso dialogal es im posible en principio si uno de los interlocutores no se libera realmente para Ja conversacién. Tal es el caso, por ejemplo, cuando alguien hace de psivslogo o de psicoanalista en el trato social y no toma en serio woow.esmpst niwebyLinotipo 117 los entinciados de otro en su propio sentido, sino que pretende com- prenderlos al modo psicoanalitico. En tal caso queda destruido el ‘compafierismo, que es la base de la vida social, Paul Ricoeur ha sometido estas cuestiones a un examen sistemtico y habla de «con- flicto de interpretaciones». Sitda a un lado a Marx, Nietzsche y Freud, ¥y al otro Ja intencionalidad fenomenoldgica de'la comprensién de «simbolos», y busca una mediacidn dialéctica. De un lado esté la derivacién genética como arqueologia, y del otro la orientacion hacia un sentido intencional como teleologia. Esta es, a su juicio, una mera distincién preparatoria que allana el camino a una hermenéutiva general que debe ilustrar después la funci6n constitutiva de la comprensién de simbolos y de la autocomprensién mediante simbolos. Esta teoria hermenéutica general me parece inconsistente. Los modos de com prensién de simbolos que aqui se yuxtaponen no contemplan el mismo sentido de simbolo, sino un sentido cada vez distinto, y no constituyen, por tanto un «sentido diverso de una misma realidad. La verdad es, que un modo de comprensién excluye al otro, porque designa algo distinto. El uno comprende lo que el simbolo quiere significar, y el otro lo que quiere ocultar y enmascarar. El sentido del «comprender» s totalmente diverso en cada caso. La universalidad de la hermenéutica depende en el fondo si su cardcter te6rico, transcendental, se limita a su validez dentro de la ciencia o si incluye también los principios del sensus communis y por tanto el modo de integracién de todo uso cientifico en la conciencia prdctica. La hermenéutica entendida en un sentido tan universal tiende a Ia afinidad con Ia «filosofia prictica», cuya reviviscencia en medio de la tradicién filoséfico-transcendental alemana fue impulsada por los trabajos de J. Ritter y de su escuela, La hermenéutica filos6fica es consciente de esta consecuencia”. Una teorfa de la praxis de la comprensisn es evidentemente una teoria y no una praxis; pero una teoria de la praxis no es por ello una «técnica» o una supuesta cien- tifizacién de la praxis social: es una reflexiGn filoséfica sobre los imites que encuentra el dominio cientifico-téenico de la naturaleza y de la sociedad. Bstas son las verdades cuya defensa frente al concepto moderno de ciencia constituye una de las principales tareas de la hermenéutica filosofica”, 74, C65. Riter, Metaphysk and Polk (1969); M, Rite, Zur Rehablteran der pratachon Pio (1972), 75. Gacamer, Teri, Techni, Pravis, en Newe Aniopoloie I, Enflrang (1972) Ges: Werte W. woew.esnips.t 118 niwebyLinotipo

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