Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Qué hay detrás del crimen y la violencia en Centroamérica? Este informe presenta
un análisis detallado de las tres causas principales de la violencia en la región: el
tráfico de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la disponibilidad de armas de
fuego. Asimismo, examina la debilidad de las instituciones judiciales como un alto
factor de riesgo frente a la expansión del crimen y la violencia generalizadas.
Nuestra investigación arrojó las siguientes conclusiones:
o El tráfico de drogas es por un lado un promotor importante de los índices de
homicidios en Centroamérica y al mismo tiempo el factor principal de los
niveles de violencia en la región. Por ejemplo: las áreas consideradas ‘puntos
calientes’ (‘hot spots’) del narcotráfico tienden a experimentar índices de
violencia de más de 100 por ciento por encima de las áreas que no lo son.
Es evidente que la reducción (o prevención total) del tráfico de drogas será la clave en
cualquier estrategia regional para combatir la violencia. Dicho elemento es aún más relevante
en vista de la magnitud de los flujos de drogas en toda la región. Se estima que 90 por ciento
de la cocaína que llega a los EE. UU. viene a través del corredor centroamericano. Los flujos
financieros relacionados también son enormes y el valor agregado del flujo de cocaína del
corredor centroamericano alcanzaría al 5 por ciento del PIB regional.
Hoy en día, la violencia juvenil y las maras son una preocupación fundamental en
Centroamérica. Los hombres de entre 15 y 34 años de edad constituyen la
abrumadora mayoría de las víctimas de homicidio y también forman parte de las
maras juveniles. Existen más de 900 maras que operan en Centroamérica hoy en día,
con un estimado de 70.000 miembros. Mientras que las maras sin duda contribuyen a
la violencia en El Salvador, Guatemala y Honduras, hay indicios que indican que son
responsables solamente de una parte mínima de la violencia (diversas fuentes
sugieren Iii que quizás el 15 por ciento de los homicidios se relacionan con las maras).
Además, resulta muy escasa la información confiable que se relaciona con el papel de
las maras juveniles en el comercio de narcóticos. A fin de resolver los problemas de
violencia juvenil y de las maras, los diseñadores de políticas, en el corto plazo,
deberían basarse en programas exitosos que se han implementado en otros países y
regiones, y poner en práctica programas de desarrollo y orientación en la temprana
infancia, intervenciones para aumentar la retención de jóvenes de alto riesgo en
escuelas secundarias y la apertura de escuelas nocturnas y los fines de semana que
ofrezcan a los jóvenes actividades para que ocupen su tiempo libre
constructivamente.
Disponibilidad de armas de fuego. Las largas guerras civiles y el aumento en la
importación de armas de fuego en los años posteriores a la guerra interna, han dejado
a Centroamérica sumergida en armas. Estudios independientes indican que
aproximadamente 4,5 millones de armas pequeñas se encontraban en la región en
2007, la gran mayoría de las cuales eran ilegales. Debido a lo anterior, las armas a
menudo se utilizan en los crímenes violentos. Un estudio de 2008 del Small Arms
Survey, con sede en Ginebra, reveló que las armas de fuego estaban presentes de
manera abrumadora en incidentes reportados como crímenes violentos en
Guatemala. En El Salvador se encontraron resultados similares.
Débiles instituciones de justicia limitan la eficacia en el castigo y prevención del
crimen y la violencia. Las debilidades institucionales dan como resultado un bajo
porcentaje de crímenes resueltos, cuyo perpetrador es castigado. Por ejemplo, en
2006 en Honduras se presentaron 63.537 denuncias penales, de las cuales 49.198 se
remitieron a investigación y solamente 1.015 terminaron en condena. Aun con lo
anterior, se considera que la poca cantidad de denuncias es un problema importante
en Centroamérica, debido al bajo nivel de confianza de los ciudadanos en las
instituciones del Poder Judicial Quizá el obstáculo más importante en la región para la
elaboración de políticas basadas en datos reales, es la falta de estadísticas confiables.
Es evidente que no existe un remedio fácil y rápido para el problema del crimen y la
violencia en Centroamérica. Más bien, el análisis del Banco indica que será necesario
que los diseñadores de políticas perseveren debido a que todo indica que la lucha
contra la violencia probablemente sea incesante y a largo plazo. Asimismo, debido a lo
demostrado por las experiencias de Colombia, y más recientemente decMéxico, los
dirigentes deben estar conscientes del alto costo potencial de la lucha contra la
violencia cuando el gobierno apunta al narcotráfico. No obstante, la lucha contra la
violencia debe estar en el centro de las prioridades en las agendas de desarrollo de
todos los países centroamericanos.
Este informe sostiene que las estrategias exitosas requieren acciones a lo largo de
múltiples frentes que combinen la prevención, la reforma del sistema de justicia
penal, en paralelo con enfoques regionales en las áreas de tráfico de drogas y armas
de fuego. También concluye que las intervenciones deben basarse en la evidencia,
comenzando con un claro entendimiento de los factores de riesgo que están
involucrados y terminando con una evaluación cuidadosa de cómo las acciones
planeadas podrían afectar las opciones futuras. Asimismo, el diseño de planes
nacionales de reducción de la violencia y el establecimiento de comisiones nacionales
contra el crimen son pasos importantes para coordinar las acciones de diversas ramas
del gobierno, facilitar la colaboración intersectorial y fijar prioridades en la asignación
de recursos. De igual importancia, los planes nacionales han de ofrecer un vehículo
para la participación de organizaciones de la sociedad civil, que tienen una vasta
experiencia en la prevención de la violencia y la rehabilitación. Las estrategias
preventivas pueden funcionar. La evidencia existente sugiere que los programas de
prevención más rentables se enfocan en los niños y las familias, tales como programas
de desarrollo infantil temprano, la capacitación de padres, o la prevención de la
violencia a través de las escuelas.
Iv Debido a que algunos de estos programas pueden dar dividendos solamente a
mediano y largo plazo, deben complementarse con programas que puedan producir
reducciones significativas del crimen y la violencia a corto plazo. Dichos programas
incluyen programas integrales de seguridad ciudadana (especialmente a nivel local)
que combinan modernos métodos de vigilancia con programas preventivos como por
ejemplo la prevención del crimen situacional. Los esfuerzos de prevención requieren
complementarse con un eficaz Poder Judicial. Las reformas que se requieren ya no
son primordialmente legislativas, ya que los seis países han avanzado hacia
procedimientos penales más transparentes. Las necesarias reformas de segunda
generación deben ayudar a concretar las promesas de reformas anteriores al
fortalecer a las instituciones del sistema judicial, y así como mejorar la calidad y los
tiempos de los servicios que prestan a los ciudadanos: (i) mejorar la eficacia y
eficiencia, y al mismo tiempo respetar el debido proceso legal y los derechos
humanos; (ii) asegurar la rendición de cuentas y el combate a la corrupción; (iii)
aumentar la colaboración entre dependencias; (iv) mejorar el acceso a la justicia,
especialmente de los grupos pobres y aquellos privados de sus derechos.
Todo esto coloca a los países de Centroamérica en una situación difícil. La guerra contra las
drogas ya derivó en niveles de extrema violencia, dañando las instituciones judiciales. Las
opciones para abordar el tremendo flujo de drogas en la región parecerían limitadas. La
implementación de cambios radicales en las políticas de drogas -- como la posible
despenalización o descriminalización de algunas drogas propuesta por la Comisión
Latinoamericana sobre Drogas y Democracia (2009) -- simplemente está más allá de la
capacidad de las seis naciones y solamente podrán realizarse en un marco internacional que
incluya a los principales países productores y consumidores.
Nuestro análisis nos lleva a concluir que las siguientes opciones de política respecto al
tráfico de drogas son preferibles para los países centroamericanos:
Dados los altos niveles de corrupción relacionados con la droga en el sistema de
justicia penal y los vastos recursos de los traficantes, la evidencia indica que dedicar
más recursos a los esfuerzos contra el narcotráfico probablemente no reduzcan la
violencia en Centroamérica. En la medida que se utilice esta estrategia, consideramos
que un esfuerzo regional coordinado cuenta con más oportunidades de tener éxito. A
fin de combatir la corrupción e impunidad relacionadas con las drogas, vale la pena
tomar en cuenta la experiencia de Guatemala con la Comisión Internacional Contra la
Impunidad (CICIG), ya que proporcionó un canal adecuado para llevar la experiencia
internacional en investigación al país y ha sido de mucha ayuda en la resolución de
casos destacados.
Destinar recursos para enfrentar el uso doméstico de drogas a través de programas de
salud pública, incluyendo una mayor inversión en campañas educativas, tratamiento
para consumidores y prevención del uso de las drogas.
Tales opciones no son excluyentes. En general, es más probable que los escasos fondos
disponibles reduzcan la violencia si se destinan a esfuerzos de prevención de la misma y a
mitigar el daño generadopor las drogas. Dentro de la región, las políticas deberán enfocarse en
el fortalecimiento de los sistemas y de justicia penal, limitar la disponibilidad de armas de
fuego y proporcionar alternativas significativas para la juventud en riesgo.
Por otra parte, Centroamérica es, junto Sudamérica y el Caribe, la subregión donde las
tasas de muertes violentas en hombres y en mujeres presentan una mayor discrepancia.
En estas tres subregiones el nivel de homicidios de hombres es entre 8 y 11 veces superior
al de mujeres, debido a que son fundamentalmente ellos quienes se implican en
actividades violentas.
"Si la tasa de homicidios se mantuviera al nivel de 2016 durante los próximos 60 años, casi
8 de cada 100 hombres morirían como consecuencia de un homicidio", dice el informe,
que revela que la violencia ha reducido en tres años la esperanza de vida de los hombres
en algunos países centroamericanos.
Otra de las características del fenómeno violento en esta parte de América es su
naturaleza "fluctuante", "imprevisible" y "errática".
"Los repuntes repentinos en la tasa de homicidios están a menudo vinculados a cambios
en las relaciones de poder entre organizaciones criminales rivales", explica la ONUDD.
La popularización de una nueva ruta de contrabando, como ha ocurrido en los últimos
años en Honduras y Guatemala con la cocaína debido a la situación caótica de México,
puede ser uno de los factores tras estas oscilaciones, ya que provoca un enfrentamiento
entres distintas bandas por el control de los ingresos.
La acción del Estado contra los narcotraficantes es otra fuente de inestabilidad, pues
cambia el equilibrio de fuerzas y abre la puerta a "disputas territoriales". EFE
SEGURIDAD CIUDADANA
Situación Política Actual
El deterioro de la seguridad ciudadana en el "triángulo del norte" de Centroamérica--El
Salvador, Guatemala y Honduras-- está erosionando la confianza en las instituciones
públicas y amenaza con desestabilizar las frágiles democracias de la región. Según el
Latinobarómetro, una encuesta anual de opinión pública en América Latina, el apoyo a la
democracia se redujo en un 10 por ciento entre el 2010 y el 2011 en Honduras y
Guatemala, el mayor deterioro producido en la región.
Ámbito Municipal
En Guatemala y Honduras, el NDI trabaja con la sociedad civil, los gobiernos municipales y
los representantes del poder ejecutivo en el comunitario, para fomentar nuevos diálogos y
ámbito fortalecer los mecanismos existentes de participación ciudadana en la formulación
e implementación de políticas de seguridad con enfoque preventiva. El apoyo del NDI
incluye facilitar y acompañar el proceso de diseño de las políticas, así como colaborar en la
construcción de planes operativos que permitan monitorear el cumplimiento de las citadas
políticas.
Ámbito Regional
A través de foros internacionales y diálogos regionales, el NDI reúne a expertos de la
región, legisladores y sociedad civil para que compartan sus experiencias en el desarrollo y
aplicación de las políticas de seguridad ciudadana. Estos intercambios permiten a los
líderes conocer y debatir opciones políticas diversas e innovadoras, así como mejorar la
coordinación regional sobre los marcos jurídicos relacionados con la justicia y la seguridad.
Desde el 2010, el Instituto ha apoyado conferencias anuales regionales de Transparencia
Internacional con gobiernos, sociedad civil y donantes internacionales, destacando la
importancia de las iniciativas de transparencia y lucha contra la corrupción para el éxito de
las políticas y reformas de seguridad ciudadana.
En el 2011, el NDI organizó una delegación de legisladores del triángulo norte involucrados
en la seguridad ciudadana, en Washington, DC y Los Ángeles, California. La misión de
estudio se enfocó en la importancia de abordar la seguridad ciudadana de manera integral,
la lucha contra las organizaciones criminales mientras que se cultiva la confianza de los
ciudadanos en la policía y las instituciones judiciales, y la prevención de la violencia
atacando sus causas de fondo.
Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una organización
internacional de pandillas criminales cuyas actividades
incluyen: violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos
por encargo, entre otras.45 Se originaron en Los Ángeles (California) y se han expandido a otras
regiones de Estados Unidos, Canadá, México, el norte de Centroamérica6 (Guatemala, El
Salvador, Honduras) y en el sur y oeste de Europa (en el sur de
Europa Italia, Portugal, España).78 La mayoría de las pandillas están integradas por inmigrantes
centroamericanos (salvadoreños, guatemaltecos y hondureños), así como de algunos mexicanos
y se encuentran activas en zonas urbanas y suburbanas. Tienen células (clicas) localizadas
principalmente en Centroamérica. Los países más afectados por la mara Salvatrucha
son Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, en menor medida Canadá, Estados
Unidos y México.9 Sin embargo, los únicos países centroamericanos que han logrado mantener
alejado este movimiento son Nicaragua, Costa Rica10 y Panamá. En Sudamérica se han
reportado algunos brotes en Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela,11 aunque han
fracasado en sus intentos de establecerse.
Los miembros de la mara Salvatrucha se distinguen por tatuajes que cubren el cuerpo y, a
menudo, la cara, así como el uso de su propio lenguaje de señas. Son conocidos por su uso de la
violencia y un código moral propio que consiste, en su mayor parte, en crueles actos de
venganza.
Esta crueldad excesiva de los miembros de las maras o «mareros», les permitió ser contratados
por la organización delictiva de Sinaloa, dirigida por Joaquín Guzmán Loera, para ser
entrenados en el manejo de armas y contrarrestar la fuerza de la Organización del Golfo (Los
Zetas), una guerra que azota el sur de la frontera de Estados Unidos.
En Centroamérica es muy elevada su presencia y esto se debe a la deportación masiva de
delincuentes centroamericanos desde Estados Unidos hacia sus países de origen.
Sus actividades en los Estados Unidos atrajeron la atención del FBI quien junto a la DEA hacen
redadas contra los mareros en las que son detenidos y deportados miles de miembros de la mara
Salvatrucha.
HISTORIA: La Mara Salvatrucha se creó en los años 80 y 90 en las calles de Los
Ángeles, California (Estados Unidos), con el propósito de cuidar a los salvadoreños
emigrantes. El proceso de migración salvadoreño fue facilitado por la guerra civil en la
que el país se vio envuelto dentro del contexto de la Guerra Fría.
Como se dijo antes, esta pandilla tiene diferentes «clicas» (células) para poder controlar
sus territorios, por lo que al ser muy territoriales suelen ser brutalmente agresivos con
quienes se introducen a los lugares que controlan, e incluso con quienes no forman parte
de esa pandilla pero suelen ausentarse de ese sitio y después regresar, al "barrio" que
dominan.
Los mareros pueden ser reconocidos por su forma de caminar, vestimenta y por su
lenguaje oral y de señales. Se dice que los tatuajes expresan su lealtad y amor a la mara,
y cada uno tiene un significado. El rival más conocido de la mara Salvatrucha es el
Barrio 18, con los que han tenido, en diversas ocasiones, episodios violentos, e incluso
mortales.16En general, se entiende que para mantenerse en la mara, es necesario cometer
estos actos de violencia. De hecho, se dice que los mareros no pueden salir de la mara,
ya que la única manera de salir es muerto
CRIMENES CONOCIDOS:
Asesinatos
El 13 de julio de 2003, Brenda Paz, una joven de 17 años de edad, que era
miembro de la mara Salvatrucha e informante del FBI, fue encontrada
apuñalada en las orillas del río Shenandoah en el estado de
Virginia (Estados Unidos). Paz fue asesinada por informar al FBI sobre las
actividades delictivas de la mara Salvatrucha. Dos de sus antiguos amigos
fueron posteriormente condenados por el asesinato.17
En 2008, se llevaron a cabo una serie de arrestos en EE. UU. y América Central en
la que participaron más de 6.000 agentes de policía en cinco países. Setenta y tres
sospechosos fueron detenidos en los EE. UU.; y más de 650 en total.29
Armas
Los pandilleros o mareros, tienden a usar armas de gran calibre para sus hechos
delictivos ya que en muchos de sus asesinatos han usado armas de
fuego como pistolas, escopetas e incluso fusiles de asalto AK-47 y M16. En algunos
casos utilizan arma blancas (cuchillos, machetes, etc).
Extorsión
Robert Morales, fiscal de Guatemala, indicó a The Globe and Mail que algunos
miembros de pandillas de América Central buscan la condición de refugiados
en Canadá. John Robin (superintendente de la Real Policía Montada del
Canadá que integra la Fuerza Nacional contra Pandillas) dijo en una entrevista
que cree que «los pandilleros tienen la sensación de que la policía aquí no los trata
con la misma dureza que allí».39 Robin señaló que las autoridades canadienses
quieren «evitar terminar como los Estados Unidos, que está tratando con el
problema de los delincuentes centroamericanos en una escala mucho mayor».
Tipos de maras
Pandillas de prisión
Muchas pandillas de prisión requieren que los miembros se hagan tatuajes para
reconocer a otro miembro de la organización. La mayoría de las bandas de prisión
siguen la política de "Blood In - Blood out" ("sangre entra, sangre sale", o también
Sangre por Sangre). Por lo general, significa que para entrar en una pandilla de prisión,
uno tiene que derramar la sangre de otra persona. Muy a menudo esto requiere un
asesinato. Esto fue plasmado en la película latina de 1993 Blood in Blood Out.
Pandilleros militares
El informe de 2007 del FBI sobre militares que pertenecían a pandillas dice que el
proceso de selección para contratar militares no es eficaz, permitiendo a miembros de
pandillas y extremistas ingresar en las fuerzas armadas, y expone al menos ocho casos
entre 2002 y 2006 en los que miembros de pandillas obtuvieron armas de guerra para
sus actos ilegales. Otro informe establece que se han documentado miembros de
pandillas callejeras como Bloods, Crips, Discípulos negros, Ángeles del Infierno, Latin
Kings, Mara Salvatrucha (MS-13), la mafia mexicana, Norteños, Sureños y Vice Lords
en instalaciones militares, tanto nacionales como internacionales, aunque el
reclutamiento de miembros de pandillas viola los reglamentos militares.
CONCLUSION
A los países que conforman Centroamérica les unen problemáticas comunes, como la
desigualdad, la corrupción o las mismas incapacidades para hacer frente a la violencia. La
aplicación de políticas de “mano dura” ha sido ineficiente para reducir significativamente los
índices de criminalidad en gran parte de la región. De hecho, estas políticas han conseguido el
efecto contrario aumentando, en los últimos cinco años, los delitos de extorsión y secuestro
por parte de las maras o los homicidios. La militarización de la seguridad pública no funciona.
Mientras un grupo de países centroamericanos han optado por políticas represivas, el resto de
países han optado por políticas de contención, buscando fórmulas para frenar la expansión e
infiltración de grupos criminales externos dentro de sus fronteras.
Hasta hace pocos años el único enfoque que se daba a la lucha contra la violencia estaba
asociado a seguridad. Pero las recomendaciones de diferentes organismos internacionales
para que se entendiera que la violencia también es un problema de salud pública han
impulsado la aparición de nuevas políticas. De momento estas surgen todavía a pequeña
escala, especialmente en el ámbito municipal, pero permiten abrigar la esperanza de que se
produzca definitivamente un giro en las soluciones públicas aplicadas por los gobiernos
centroamericanos. Se trata de programas de prevención de la violencia juvenil, intrafamiliar y
violencia contra la mujer; construcción y fortalecimiento del tejido asociativo; cumplimiento
efectivo de los instrumentos internacionales relativos a la niñez, la adolescencia y la juventud;
incorporación en las políticas públicas del enfoque de género; programas de resolución de
conflictos y de reducción de los niveles de exclusión social, etcétera. No se asume que estamos
ante un problema de salud pública y que es necesario que la toma de decisiones a escala
municipal, nacional y regional incluyan este enfoque. La necesidad de obtener resultados
inmediatos y cortoplacistas impide entender que la lucha contra la violencia es constante y a
largo plazo.