Está en la página 1de 14

CRIMINALIDAD EN CENTROAMERICA

 PAISES DE CENTROAMERICA: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras,


Nicaragua, Panamá; Caribe y Bahamas: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Cuba,
Dominica, Granada, Haití, Jamaica, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa
Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago.
 CRIMEN Y VIOLENCIA: El crimen y la violencia constituyen el problema clave para el
desarrollo de los países centroamericanos.
En tres países - El Salvador, Guatemala y Honduras - los índices de crimen y violencia
se encuentran entre los tres más altos de América Latina. En los demás países de la
región - Costa Rica, Nicaragua y Panamá - los niveles de crimen y violencia son
significativamente menores, pero un aumento sostenido de los índices de violencia en
años recientes es motivo de preocupación. Existen razones para ello. A fin de poner en
contexto la magnitud del problema, la población total de Centroamérica es
aproximadamente la misma que la de España; sin embargo, en 2006, España registró
336 asesinatos (es decir menos de uno por día) y Centroamérica registró 14.257
asesinatos (es decir casi 40 por día).
Más allá del trauma y sufrimiento de las víctimas, el crimen y la violencia conllevan
costos económicos abrumadores a nivel nacional. De hecho, dichos costos son
estimados en cerca del 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) regional si se
incluye la seguridad de los ciudadanos, los procesos judiciales y el gasto del sistema de
salud. El crimen y la violencia también debilitan el crecimiento económico, no
solamente por los salarios perdidos, sino porque contaminan el clima de las
inversiones y desvían los escasos recursos gubernamentales para fortalecer la
aplicación de justicia en lugar de promover la actividad económica. Los cálculos que se
presentan en este informe sugieren que una reducción de 10 por ciento en los niveles
de violencia de aquellos países centroamericanos que tienen los índices de asesinato
más altos podría impulsar el crecimiento económico anual per cápita hasta un 1 por
ciento del PIB. La criminalidad asociada a la violencia, también debilita a las
instituciones. Los datos existentes indican que el tráfico de drogas aumenta los niveles
de corrupción en los sistemas de justicia penal de algunos países centroamericanos y
empañan la legitimidad de las instituciones del Estado frente a la opinión pública. Las
víctimas del delito, en promedio, tienden a: (i) tener menos confianza en el sistema de
justicia penal; (ii) cada vez más, apoyan la idea de tomar la ley en sus propias manos; y
(iii) creen cada vez menos en que debe respetarse el estado de derecho.

 ¿Qué hay detrás del crimen y la violencia en Centroamérica? Este informe presenta
un análisis detallado de las tres causas principales de la violencia en la región: el
tráfico de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la disponibilidad de armas de
fuego. Asimismo, examina la debilidad de las instituciones judiciales como un alto
factor de riesgo frente a la expansión del crimen y la violencia generalizadas.
Nuestra investigación arrojó las siguientes conclusiones:
o El tráfico de drogas es por un lado un promotor importante de los índices de
homicidios en Centroamérica y al mismo tiempo el factor principal de los
niveles de violencia en la región. Por ejemplo: las áreas consideradas ‘puntos
calientes’ (‘hot spots’) del narcotráfico tienden a experimentar índices de
violencia de más de 100 por ciento por encima de las áreas que no lo son.
Es evidente que la reducción (o prevención total) del tráfico de drogas será la clave en
cualquier estrategia regional para combatir la violencia. Dicho elemento es aún más relevante
en vista de la magnitud de los flujos de drogas en toda la región. Se estima que 90 por ciento
de la cocaína que llega a los EE. UU. viene a través del corredor centroamericano. Los flujos
financieros relacionados también son enormes y el valor agregado del flujo de cocaína del
corredor centroamericano alcanzaría al 5 por ciento del PIB regional.

 Hoy en día, la violencia juvenil y las maras son una preocupación fundamental en
Centroamérica. Los hombres de entre 15 y 34 años de edad constituyen la
abrumadora mayoría de las víctimas de homicidio y también forman parte de las
maras juveniles. Existen más de 900 maras que operan en Centroamérica hoy en día,
con un estimado de 70.000 miembros. Mientras que las maras sin duda contribuyen a
la violencia en El Salvador, Guatemala y Honduras, hay indicios que indican que son
responsables solamente de una parte mínima de la violencia (diversas fuentes
sugieren Iii que quizás el 15 por ciento de los homicidios se relacionan con las maras).
Además, resulta muy escasa la información confiable que se relaciona con el papel de
las maras juveniles en el comercio de narcóticos. A fin de resolver los problemas de
violencia juvenil y de las maras, los diseñadores de políticas, en el corto plazo,
deberían basarse en programas exitosos que se han implementado en otros países y
regiones, y poner en práctica programas de desarrollo y orientación en la temprana
infancia, intervenciones para aumentar la retención de jóvenes de alto riesgo en
escuelas secundarias y la apertura de escuelas nocturnas y los fines de semana que
ofrezcan a los jóvenes actividades para que ocupen su tiempo libre
constructivamente.
 Disponibilidad de armas de fuego. Las largas guerras civiles y el aumento en la
importación de armas de fuego en los años posteriores a la guerra interna, han dejado
a Centroamérica sumergida en armas. Estudios independientes indican que
aproximadamente 4,5 millones de armas pequeñas se encontraban en la región en
2007, la gran mayoría de las cuales eran ilegales. Debido a lo anterior, las armas a
menudo se utilizan en los crímenes violentos. Un estudio de 2008 del Small Arms
Survey, con sede en Ginebra, reveló que las armas de fuego estaban presentes de
manera abrumadora en incidentes reportados como crímenes violentos en
Guatemala. En El Salvador se encontraron resultados similares.
 Débiles instituciones de justicia limitan la eficacia en el castigo y prevención del
crimen y la violencia. Las debilidades institucionales dan como resultado un bajo
porcentaje de crímenes resueltos, cuyo perpetrador es castigado. Por ejemplo, en
2006 en Honduras se presentaron 63.537 denuncias penales, de las cuales 49.198 se
remitieron a investigación y solamente 1.015 terminaron en condena. Aun con lo
anterior, se considera que la poca cantidad de denuncias es un problema importante
en Centroamérica, debido al bajo nivel de confianza de los ciudadanos en las
instituciones del Poder Judicial Quizá el obstáculo más importante en la región para la
elaboración de políticas basadas en datos reales, es la falta de estadísticas confiables.
Es evidente que no existe un remedio fácil y rápido para el problema del crimen y la
violencia en Centroamérica. Más bien, el análisis del Banco indica que será necesario
que los diseñadores de políticas perseveren debido a que todo indica que la lucha
contra la violencia probablemente sea incesante y a largo plazo. Asimismo, debido a lo
demostrado por las experiencias de Colombia, y más recientemente decMéxico, los
dirigentes deben estar conscientes del alto costo potencial de la lucha contra la
violencia cuando el gobierno apunta al narcotráfico. No obstante, la lucha contra la
violencia debe estar en el centro de las prioridades en las agendas de desarrollo de
todos los países centroamericanos.
Este informe sostiene que las estrategias exitosas requieren acciones a lo largo de
múltiples frentes que combinen la prevención, la reforma del sistema de justicia
penal, en paralelo con enfoques regionales en las áreas de tráfico de drogas y armas
de fuego. También concluye que las intervenciones deben basarse en la evidencia,
comenzando con un claro entendimiento de los factores de riesgo que están
involucrados y terminando con una evaluación cuidadosa de cómo las acciones
planeadas podrían afectar las opciones futuras. Asimismo, el diseño de planes
nacionales de reducción de la violencia y el establecimiento de comisiones nacionales
contra el crimen son pasos importantes para coordinar las acciones de diversas ramas
del gobierno, facilitar la colaboración intersectorial y fijar prioridades en la asignación
de recursos. De igual importancia, los planes nacionales han de ofrecer un vehículo
para la participación de organizaciones de la sociedad civil, que tienen una vasta
experiencia en la prevención de la violencia y la rehabilitación. Las estrategias
preventivas pueden funcionar. La evidencia existente sugiere que los programas de
prevención más rentables se enfocan en los niños y las familias, tales como programas
de desarrollo infantil temprano, la capacitación de padres, o la prevención de la
violencia a través de las escuelas.
Iv Debido a que algunos de estos programas pueden dar dividendos solamente a
mediano y largo plazo, deben complementarse con programas que puedan producir
reducciones significativas del crimen y la violencia a corto plazo. Dichos programas
incluyen programas integrales de seguridad ciudadana (especialmente a nivel local)
que combinan modernos métodos de vigilancia con programas preventivos como por
ejemplo la prevención del crimen situacional. Los esfuerzos de prevención requieren
complementarse con un eficaz Poder Judicial. Las reformas que se requieren ya no
son primordialmente legislativas, ya que los seis países han avanzado hacia
procedimientos penales más transparentes. Las necesarias reformas de segunda
generación deben ayudar a concretar las promesas de reformas anteriores al
fortalecer a las instituciones del sistema judicial, y así como mejorar la calidad y los
tiempos de los servicios que prestan a los ciudadanos: (i) mejorar la eficacia y
eficiencia, y al mismo tiempo respetar el debido proceso legal y los derechos
humanos; (ii) asegurar la rendición de cuentas y el combate a la corrupción; (iii)
aumentar la colaboración entre dependencias; (iv) mejorar el acceso a la justicia,
especialmente de los grupos pobres y aquellos privados de sus derechos.

Las acciones específicas que se analizan en el informe incluyen: sistemas de información e


indicadores de desempeño necesarios para mejorar la coordinación entre instituciones y los
mecanismos para compartir información; una reconstrucción interna del sistema de justicia y
gestión de casos para crear oficinas centralizadas de reacción rápida; el fortalecimiento de
aquellas entidades que proporcionan asesoría legal a los pobres y a las mujeres; la promoción
de mecanismos de resolución alternativa de controversias y la implementación de programas
policiales comunitarios. Los análisis negativos respecto a los enfoques de “mano dura”
sugieren de manera firme que deben explorarse líneas de procedimiento alternativas,
respetando adecuadamente los derechos humanos.

Todo esto coloca a los países de Centroamérica en una situación difícil. La guerra contra las
drogas ya derivó en niveles de extrema violencia, dañando las instituciones judiciales. Las
opciones para abordar el tremendo flujo de drogas en la región parecerían limitadas. La
implementación de cambios radicales en las políticas de drogas -- como la posible
despenalización o descriminalización de algunas drogas propuesta por la Comisión
Latinoamericana sobre Drogas y Democracia (2009) -- simplemente está más allá de la
capacidad de las seis naciones y solamente podrán realizarse en un marco internacional que
incluya a los principales países productores y consumidores.

 Nuestro análisis nos lleva a concluir que las siguientes opciones de política respecto al
tráfico de drogas son preferibles para los países centroamericanos:
 Dados los altos niveles de corrupción relacionados con la droga en el sistema de
justicia penal y los vastos recursos de los traficantes, la evidencia indica que dedicar
más recursos a los esfuerzos contra el narcotráfico probablemente no reduzcan la
violencia en Centroamérica. En la medida que se utilice esta estrategia, consideramos
que un esfuerzo regional coordinado cuenta con más oportunidades de tener éxito. A
fin de combatir la corrupción e impunidad relacionadas con las drogas, vale la pena
tomar en cuenta la experiencia de Guatemala con la Comisión Internacional Contra la
Impunidad (CICIG), ya que proporcionó un canal adecuado para llevar la experiencia
internacional en investigación al país y ha sido de mucha ayuda en la resolución de
casos destacados.
 Destinar recursos para enfrentar el uso doméstico de drogas a través de programas de
salud pública, incluyendo una mayor inversión en campañas educativas, tratamiento
para consumidores y prevención del uso de las drogas.

Tales opciones no son excluyentes. En general, es más probable que los escasos fondos
disponibles reduzcan la violencia si se destinan a esfuerzos de prevención de la misma y a
mitigar el daño generadopor las drogas. Dentro de la región, las políticas deberán enfocarse en
el fortalecimiento de los sistemas y de justicia penal, limitar la disponibilidad de armas de
fuego y proporcionar alternativas significativas para la juventud en riesgo.

 Centroamérica, a la cabeza del mundo en homicidios por las maras y la droga


Viena, 8 jul (EFE).- Centroamérica es, con una tasa de 25,9 homicidios por cada 100.000
habitantes y a poca distancia de Sudamérica, la zona con mayor nivel de muertes violentas
del mundo, debido fundamentalmente a los asesinatos por el tráfico de drogas y a la
popularidad de las maras entre los jóvenes.
Esta es una de las conclusiones del Estudio Mundial sobre el Homicidio de 2019 publicado
hoy en Viena por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), que
destaca también la disparidad en los distintos países centroamericanos según la
demografía, la solidez del Estado de derecho o el crimen organizado.
"El índice nacional de homicidios más alto es más de siete veces mayor que el más bajo",
se lee sobre Centroamérica en el informe.
El Salvador es el país de la zona con más homicidios por habitante, 62,1 por cada 100.000,
que es también el más alto de toda América. El país con menos homicidios por habitante
de Centroamérica, es Nicaragua con 8,3 muertes por cada 100.000.
Honduras y Guatemala son, por detrás de El Salvador, los dos países más afectados por
las muertes violentas.
El tráfico de drogas y las maras son los principales causas de esta situación en los tres
casos.
"La proliferación de la violencia relacionada con las bandas, que afecta
desproporcionadamente a los jóvenes, se ha convertido en un problema cada vez más
grande en los países del Triángulo del Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) durante
las últimas dos décadas", dice el informe.

Por otra parte, Centroamérica es, junto Sudamérica y el Caribe, la subregión donde las
tasas de muertes violentas en hombres y en mujeres presentan una mayor discrepancia.
En estas tres subregiones el nivel de homicidios de hombres es entre 8 y 11 veces superior
al de mujeres, debido a que son fundamentalmente ellos quienes se implican en
actividades violentas.
"Si la tasa de homicidios se mantuviera al nivel de 2016 durante los próximos 60 años, casi
8 de cada 100 hombres morirían como consecuencia de un homicidio", dice el informe,
que revela que la violencia ha reducido en tres años la esperanza de vida de los hombres
en algunos países centroamericanos.
Otra de las características del fenómeno violento en esta parte de América es su
naturaleza "fluctuante", "imprevisible" y "errática".
"Los repuntes repentinos en la tasa de homicidios están a menudo vinculados a cambios
en las relaciones de poder entre organizaciones criminales rivales", explica la ONUDD.
La popularización de una nueva ruta de contrabando, como ha ocurrido en los últimos
años en Honduras y Guatemala con la cocaína debido a la situación caótica de México,
puede ser uno de los factores tras estas oscilaciones, ya que provoca un enfrentamiento
entres distintas bandas por el control de los ingresos.
La acción del Estado contra los narcotraficantes es otra fuente de inestabilidad, pues
cambia el equilibrio de fuerzas y abre la puerta a "disputas territoriales". EFE
 SEGURIDAD CIUDADANA
Situación Política Actual
El deterioro de la seguridad ciudadana en el "triángulo del norte" de Centroamérica--El
Salvador, Guatemala y Honduras-- está erosionando la confianza en las instituciones
públicas y amenaza con desestabilizar las frágiles democracias de la región. Según el
Latinobarómetro, una encuesta anual de opinión pública en América Latina, el apoyo a la
democracia se redujo en un 10 por ciento entre el 2010 y el 2011 en Honduras y
Guatemala, el mayor deterioro producido en la región.

Múltiples factores determinan la situación de violencia e inseguridad que actualmente se


enfrenta a la subregional: el narcotráfico, que ha trasladado y advertido cada vez más sus
operaciones a la subregión para evadir los esfuerzos fortalecidos de las policías nacionales
e internacional en México, Colombia y el Caribe ; la cultura de violencia que se instala en
todos los ámbitos de las sociedades; las pandillas juveniles y sus impactos sobre
actividades criminales, incluyendo los homicidios y la extorsión. Los resultados de estos
factores son claros: Honduras, El Salvador y Guatemala son los primeros, segundos y
octavos en las tasas de homicidios intencionales registrados en el mundo en el 2011, con el
agravante de que - dada la alta impunidad - los responsables de crímenes violentos
raramente son llevados ante la justicia; también, Respondiendo a estos desafíos, los
gobiernos centroamericanos están mejorando los niveles de coordinación de enfoques,
políticas y actividades para hacer frente a los problemas de seguridad ciudadana. En junio
del 2011, el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), organización multilateral
compuesta por gobiernos, con el apoyo de Estados Unidos, México y Colombia y otros
países y organismos multilaterales, lanzó una amplia estrategia que incluye 22 proyectos
para afrontar la inseguridad ciudadana, donde se abarcan cuatro dimensiones principales:
prevención, lucha contra la delincuencia, rehabilitación social y fortalecimiento
institucional.

En añadir, los gobiernos nacionales en el triángulo norte están explorando nuevos


enfoques que abordan el problema de manera más integral, articulando enfoques de
prevención, control, reformas institucionales - por ejemplo de las policías. Asimismo, los
gobiernos están explorando maneras de involucrar a los ciudadanos en el diseño e
implementación de las políticas públicas de seguridad en los diferentes niveles de acción
pública y, especialmente en el ámbito local, reconociendo el importante papel que la
sociedad civil y los partidos políticos pueden desempeñar en el fortalecimiento de los
procesos democráticos y la seguridad ciudadana.

Programas del NDI


Para aumentar la confianza en las instituciones democráticas y mejorar la calidad de vida
de los ciudadanos, los programas del NDI en el triángulo norte promueven el diálogo entre
sociedad civil, partidos políticos instituciones e gobiernos a nivel municipal, nacional y
regional. Desde el 2010, el NDI ha contribuido a promover la participación democrática en
relación a políticas de seguridad ciudadana mediante la organización de diálogos
internacionales sobre mejores prácticas; acompañando esfuerzos de armonización
legislativa; diseñando y llevando a cabo cursos de formación sobre formulación y gestión
de políticas públicas de seguridad eficaz; y ayudando a los actores municipales a
desarrollar iniciativas locales de prevención de la violencia. El Instituto apoya a actores de
la sociedad civil en el proceso de comunicar sus preocupaciones a los líderes políticos, a la
vez que ayuda a los partidos ya los gobiernos a involucrarse con la ciudadanía para
formular políticas más adecuadas. Al construir una base común de entendimiento y
teniendo en cuenta la diversidad de perspectivas y experiencias regionales, los líderes
serán en mejores condiciones para hacerle frente a las causas de la inseguridad y para
fortalecer las instituciones democráticas.

Ámbito Municipal
En Guatemala y Honduras, el NDI trabaja con la sociedad civil, los gobiernos municipales y
los representantes del poder ejecutivo en el comunitario, para fomentar nuevos diálogos y
ámbito fortalecer los mecanismos existentes de participación ciudadana en la formulación
e implementación de políticas de seguridad con enfoque preventiva. El apoyo del NDI
incluye facilitar y acompañar el proceso de diseño de las políticas, así como colaborar en la
construcción de planes operativos que permitan monitorear el cumplimiento de las citadas
políticas.

En este esfuerzo, NDI ha colaborado con tres municipalidades en Guatemala en el proceso


de formulación y aprobación de políticas de seguridad ciudadana con enfoque preventivo,
así como en su difusión para crear conciencia y compromiso de parte de los ciudadanos,
procesos participativos en los cuales han llegado a participar cerca de 1,000 personas.
Comisiones municipales de seguridad ciudadana están llevando a cabo proyectos para
proporcionar consejos sobre seguridad, ayudar a los padres de familia a entender y
satisfacer las necesidades de sus hijos, vincular a los ciudadanos con servicios públicos y
aumentar la participación de las mujeres en el liderazgo comunitario . En Honduras, se ha
fomentado e incrementado el diálogo entre ciudadanos, líderes locales, instituciones y
cuerpos de seguridad,
Ámbito Nacional
En El Salvador y Honduras, el NDI apoya - a través de su red de expertos regionales - a
organizaciones de sociedad civil en el fortalecimiento de sus capacidades de influencia,
monitoreo y formulación de propuestas; ya representantes de los partidos políticos, para
fortalecer el debate interno dentro y entre partidos sobre futuro diseño de políticas
nacionales de seguridad ciudadana, equipándolos con información y herramientas para
tomar decisiones pertinentes y efectivas. Los programas de formación cubren una amplia
gama de temas teóricos y prácticos, que mediante la construcción de escenarios neutrales
para la interacción entre partidos, favorece el análisis de enfoques de seguridad ciudadana
y la realización de ejercicios interactivos que alientan a los participantes a compartir
diversos puntos de vista y aprender de las perspectivas de los otros. Las actividades
fomentan el diálogo y la colaboración entre las organizaciones de la sociedad civil,
miembros del gobierno y representantes de los partidos políticos.

Durante el período de implementación del programa, más de 100 personas están


utilizando los enfoques, herramientas y técnicas aprendidas en estos esfuerzos de
capacitación, aplicándolas en un entorno múltiple de acción: planificación estratégica en
sus organizaciones; diseño de enfoques específicos de trabajo con poblaciones en riesgo;
capacitación a autoridades locales sobre los conceptos y metodologías de prevención de la
violencia; promoción y seguimiento a la aplicación de las políticas de seguridad y justicia;
búsqueda de alianzas entre instituciones gubernamentales, organizaciones de sociedad
civil local, medios de comunicación, sector privado, organizaciones del movimiento de
mujeres y defensa de derechos humanos, entre otros actores. El NDI también está
ayudando a los participantes a establecer una red de egresados para el monitoreo,

Ámbito Regional
A través de foros internacionales y diálogos regionales, el NDI reúne a expertos de la
región, legisladores y sociedad civil para que compartan sus experiencias en el desarrollo y
aplicación de las políticas de seguridad ciudadana. Estos intercambios permiten a los
líderes conocer y debatir opciones políticas diversas e innovadoras, así como mejorar la
coordinación regional sobre los marcos jurídicos relacionados con la justicia y la seguridad.
Desde el 2010, el Instituto ha apoyado conferencias anuales regionales de Transparencia
Internacional con gobiernos, sociedad civil y donantes internacionales, destacando la
importancia de las iniciativas de transparencia y lucha contra la corrupción para el éxito de
las políticas y reformas de seguridad ciudadana.

En el 2011, el NDI organizó una delegación de legisladores del triángulo norte involucrados
en la seguridad ciudadana, en Washington, DC y Los Ángeles, California. La misión de
estudio se enfocó en la importancia de abordar la seguridad ciudadana de manera integral,
la lucha contra las organizaciones criminales mientras que se cultiva la confianza de los
ciudadanos en la policía y las instituciones judiciales, y la prevención de la violencia
atacando sus causas de fondo.

El Instituto ha organizado también tres foros interparlamentarios sobre armonización de


legislación en materia de seguridad ciudadana y justicia, realizado en Ciudad de Guatemala
en enero y septiembre de 2013, y julio de 2014. Los legisladores responsables de las
comisiones de seguridad y de justicia de El Salvador, Guatemala y Honduras, discutieron el
progreso realizado y los desafíos actuales respecto al tráfico de personas, armas y
municiones, empresas privadas de seguridad, reforma policial, narcotráfico, crimen
organizado y prevención de la violencia, bajo un marco de coordinación que incluyen a la
Dirección de Seguridad Democrática del SICA y el Foro de Presidentes y Presidentas de
Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe (FOPREL).
 FORMAS DE PERSEPCION PENAL

 LOS MARAS: CLASES Y DELITOS

Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una organización
internacional de pandillas criminales cuyas actividades
incluyen: violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos
por encargo, entre otras.45 Se originaron en Los Ángeles (California) y se han expandido a otras
regiones de Estados Unidos, Canadá, México, el norte de Centroamérica6 (Guatemala, El
Salvador, Honduras) y en el sur y oeste de Europa (en el sur de
Europa Italia, Portugal, España).78 La mayoría de las pandillas están integradas por inmigrantes
centroamericanos (salvadoreños, guatemaltecos y hondureños), así como de algunos mexicanos
y se encuentran activas en zonas urbanas y suburbanas. Tienen células (clicas) localizadas
principalmente en Centroamérica. Los países más afectados por la mara Salvatrucha
son Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, en menor medida Canadá, Estados
Unidos y México.9 Sin embargo, los únicos países centroamericanos que han logrado mantener
alejado este movimiento son Nicaragua, Costa Rica10 y Panamá. En Sudamérica se han
reportado algunos brotes en Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela,11 aunque han
fracasado en sus intentos de establecerse.
Los miembros de la mara Salvatrucha se distinguen por tatuajes que cubren el cuerpo y, a
menudo, la cara, así como el uso de su propio lenguaje de señas. Son conocidos por su uso de la
violencia y un código moral propio que consiste, en su mayor parte, en crueles actos de
venganza.
Esta crueldad excesiva de los miembros de las maras o «mareros», les permitió ser contratados
por la organización delictiva de Sinaloa, dirigida por Joaquín Guzmán Loera, para ser
entrenados en el manejo de armas y contrarrestar la fuerza de la Organización del Golfo (Los
Zetas), una guerra que azota el sur de la frontera de Estados Unidos.
En Centroamérica es muy elevada su presencia y esto se debe a la deportación masiva de
delincuentes centroamericanos desde Estados Unidos hacia sus países de origen.
Sus actividades en los Estados Unidos atrajeron la atención del FBI quien junto a la DEA hacen
redadas contra los mareros en las que son detenidos y deportados miles de miembros de la mara
Salvatrucha.
 HISTORIA: La Mara Salvatrucha se creó en los años 80 y 90 en las calles de Los
Ángeles, California (Estados Unidos), con el propósito de cuidar a los salvadoreños
emigrantes. El proceso de migración salvadoreño fue facilitado por la guerra civil en la
que el país se vio envuelto dentro del contexto de la Guerra Fría.

La Mara Salvatrucha comenzó por la emigración de los salvadoreños a Estados


Unidos. Se presume que comenzó por el maltrato y discriminación que existía
hacia los salvadoreños por parte de los mexicanos y
[cita requerida]
afroamericanos Así, un grupo de salvadoreños se unieron y crearon
esta pandilla, una de las más violentas del mundo. Tienen rivalidades con otras
pandillas como: Barrio 18, Mafia mexicana, Latin Kings, Bloods, Crips, etc. Por
su parte el FBI y la DEA han llevado, en varias ocasiones, acciones para detener
a este grupo organizado, llegando a deportar muchos de sus miembros a sus
países de origen.[cita requerida]
La mara ha experimentado un incremento notable. Se presume que parte del
crecimiento de las maras en los jóvenes se debe a diversos problemas familiares,
abandono, maltrato, abuso, etc. Los mareros suelen iniciarse cuando tienen entre 12 y
21 años. Estos jóvenes entran a la mara en busca de apoyo o una familia, siendo esa una
de las principales razones por las que un alto porcentaje de adolescentes en
Centroamérica se han visto vinculados de una u otra forma con pandillas callejeras,
pero igualmente un alto índice de jóvenes se ve reclutado de forma forzosa por esta
pandilla, quienes muchas veces aceptan por temor a represalias.

Como se dijo antes, esta pandilla tiene diferentes «clicas» (células) para poder controlar
sus territorios, por lo que al ser muy territoriales suelen ser brutalmente agresivos con
quienes se introducen a los lugares que controlan, e incluso con quienes no forman parte
de esa pandilla pero suelen ausentarse de ese sitio y después regresar, al "barrio" que
dominan.

Los mareros pueden ser reconocidos por su forma de caminar, vestimenta y por su
lenguaje oral y de señales. Se dice que los tatuajes expresan su lealtad y amor a la mara,
y cada uno tiene un significado. El rival más conocido de la mara Salvatrucha es el
Barrio 18, con los que han tenido, en diversas ocasiones, episodios violentos, e incluso
mortales.16En general, se entiende que para mantenerse en la mara, es necesario cometer
estos actos de violencia. De hecho, se dice que los mareros no pueden salir de la mara,
ya que la única manera de salir es muerto

 CRIMENES CONOCIDOS:
 Asesinatos

El 13 de julio de 2003, Brenda Paz, una joven de 17 años de edad, que era
miembro de la mara Salvatrucha e informante del FBI, fue encontrada
apuñalada en las orillas del río Shenandoah en el estado de
Virginia (Estados Unidos). Paz fue asesinada por informar al FBI sobre las
actividades delictivas de la mara Salvatrucha. Dos de sus antiguos amigos
fueron posteriormente condenados por el asesinato.17

En 2004, el FBI creó la Fuerza Nacional contra Pandillas. En 2005, el FBI


ayudó a crear un Centro de Información Nacional de Pandillas y esbozó
una Estrategia Nacional de Pandillas para el Congreso.18

El 23 de diciembre de 2004, se produjo uno de los crímenes más conocidos


de la mara Salvatrucha en Chamelecón (Honduras) cuando un autobús
interurbano fue detenido y tiroteado, matando a 28 pasajeros civiles, la
mayoría de los cuales eran mujeres y niños. 19 Seis hombres armados
empezaron el tiroteo a los autobuses con armas de fuego y otro subió a
bordo y metódicamente ejecutó a los pasajeros. 20 La mara Salvatrucha
organizó la masacre como una protesta contra el Gobierno de Honduras
por proponer el restablecimiento de la pena de muerte en el país. En
febrero de 2007, Juan Carlos Miranda Bueso y Darwin Alexis Ramírez
fueron hallados culpables de varios delitos como asesinato e intento de
asesinato. Ebert Aníbal Rivera fue culpado por el ataque y detenido
después de haber huido a Texas.21 Juan Bautista Jiménez, acusado de
planear la masacre, fue asesinado en la cárcel. Según las autoridades,
fue ahorcado por sus compañeros reclusos pertenecientes a la mara
Salvatrucha.22No hubo pruebas suficientes para condenar a Óscar
Fernando Mendoza y Wilson Geovany Gómez.21

Un sospechoso de la mara Salvatrucha con tatuajes de pandillas es


esposado.

El 13 de mayo de 2006, Ernesto Smokey Miranda, un exsoldado de alto


rango y uno de los fundadores de la Mara Salvatrucha, fue asesinado en su
casa en El Salvador unas horas después de negarse a asistir a una fiesta
para una miembro de la banda que acababa de ser liberada de la prisión.
Había comenzado a estudiar Derecho y a trabajar para mantener a los
niños fuera de las pandillas.23

El 6 de junio de 2006,24un miembro adolescente de MS-13, Gabriel Granillo,


fue apuñalado hasta la muerte en el parque Ervan Chew, en el distrito
Neartown de la ciudad de Houston (estado de Texas).25

El 4 de junio de 2008, en Toronto (Canadá), la policía ejecutó 22 órdenes de


registro, hizo 17 arrestos y estableció 63 cargos a raíz de una investigación
que duró cinco meses.26

El 22 de junio de 2008, en San Francisco (California), Edwin Ramos (21),


un joven miembro de la pandilla, mató a tiros a un padre, Anthony Bologna
(48) y a sus dos hijos, Michael (20) y Matthew (16), cuando su automóvil
bloqueó brevemente a Ramos impidiéndole completar una vuelta a la
izquierda por una calle estrecha cuando regresaban a casa de una barbacoa
familiar.27

El 26 de noviembre de 2008, Jonathan Retana fue condenado por el asesinato de


Miguel Ángel Deras, hecho que las autoridades vinculan a una «iniciación» de la
mara Salvatrucha.28

En 2008, se llevaron a cabo una serie de arrestos en EE. UU. y América Central en
la que participaron más de 6.000 agentes de policía en cinco países. Setenta y tres
sospechosos fueron detenidos en los EE. UU.; y más de 650 en total.29

En febrero de 2009, las autoridades de Colorado y California arrestaron a 20


miembros de la mara Salvatrucha y se apoderaron de 10 libras de metanfetaminas,
2.3 kilogramos (5 libras) de cocaína, una pequeña cantidad de heroína, 12 armas
de fuego y 3.300 dólares en efectivo.30
En junio de 2009, Edwin Ortiz, José Gómez Amaya y Alexander Aguilar,
miembros de la mara Salvatrucha de Long Island confundieron transeúntes con
miembros de una pandilla rival. Como resultado, tres civiles inocentes fueron
asesinados.31

 Armas

Los pandilleros o mareros, tienden a usar armas de gran calibre para sus hechos
delictivos ya que en muchos de sus asesinatos han usado armas de
fuego como pistolas, escopetas e incluso fusiles de asalto AK-47 y M16. En algunos
casos utilizan arma blancas (cuchillos, machetes, etc).

En sus ataques, generalmente se aseguran de no dejar a su víctima con vida,


disparando así varias veces al cuerpo y cabeza, si usan armas de fuego. En el caso
de armas blancas, tienden a herir de muerte, incluso desmembrando a la persona
atacada. Rara vez los pandilleros llegan a recurrir a combate cuerpo a cuerpo.
Además de usar armas para hechos delictivos de violencia, las usan de
contrabando para venderlas y/o distribuirlas entre sus mismos miembros.

 Extorsión

La extorsión, también llamada la "renta" o "impuesto de guerra" (en Honduras)


es un método mediante el cual se cobra una cantidad de dinero a las personas,
especialmente a los trabajadores del transporte colectivo y a los vendedores
comerciantes.32 Por lo general envían a pandilleros novatos (nuevos miembros) o
mujeres (muchos de los cuales son usados para despistar a las autoridades locales
en el momento del cobro de esta extorsión) a recolectar el dinero, que es recogido
mensual o semanalmente.3334Si no se paga la renta, el bus es incendiado o la
persona es asesinada. Se calcula que el dinero de las extorsiones puede ascender a
18 millones de dólares anuales.32

 La inmigración ilegal y el tráfico humano

De acuerdo con Washington Times, se cree que la mara Salvatrucha ha establecido


un centro de contrabando en México.35 Se recibieron informes del Proyecto
Minuteman, citando que miembros de la mara Salvatrucha fueron enviados
a Arizona para luchar contra los agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados
Unidos y los voluntarios del Proyecto Minuteman.3637

En 2005, el ministro de seguridad hondureño Óscar Álvarez y el presidente de El


Salvador crearon alarma al afirmar que la organización terrorista musulmana Al-
Qaeda estaba reunida con la mara Salvatrucha y otras pandillas de América
Central para ayudar a infiltrarse en los Estados Unidos. Los agentes del FBI
dijeron que los servicios de inteligencia de Estados Unidos y varios países
centroamericanos no encontraron ninguna base para creer que la mara
Salvatrucha estuviera conectada a Al-Qaeda y otros extremistas islámicos, aunque
Álvarez visitó Centroamérica para discutir el tema.38

Robert Morales, fiscal de Guatemala, indicó a The Globe and Mail que algunos
miembros de pandillas de América Central buscan la condición de refugiados
en Canadá. John Robin (superintendente de la Real Policía Montada del
Canadá que integra la Fuerza Nacional contra Pandillas) dijo en una entrevista
que cree que «los pandilleros tienen la sensación de que la policía aquí no los trata
con la misma dureza que allí».39 Robin señaló que las autoridades canadienses
quieren «evitar terminar como los Estados Unidos, que está tratando con el
problema de los delincuentes centroamericanos en una escala mucho mayor».

En la frontera sur de México, la banda ha desatado la violencia contra los


emigrantes.

 RITOS: Muchos miembros de la Mara Salvatrucha se hacen varios tatuajes


para demostrar su pleitesía a un líder salvatrucho. Entre los diseños se
incluyen «MS», «Salvatrucha», el «Devil Horns», el nombre de alguno de
sus líderes, y otros símbolos.41 Esta costumbre que en los inicios de la
pandilla era muy usual, se ha ido reduciendo para evitar ser identificados
debido a sus actividades criminales.4243

Los miembros de la mara Salvatrucha, así como miembros de otras bandas


norteamericanas modernas, utilizan un lenguaje de señas para identificarse y
comunicarse. Dos de los más comunes son: uno es la «cabeza del diablo» o cuernos,
que forman una «M» cuando se muestra al revés; así mismo también el otro es
mostrar una o ambas manos escondiendo el dedo anular. La pandilla realiza ritos
de iniciación tanto para hombres como para mujeres. Los hombres deben soportar
palizas dadas por los demás miembros que llegan a durar 13 segundos, o
adentrarse en un barrio de una pandilla rival y matar a uno de sus miembros. 4445
Las mujeres también suelen ser sometidas a palizas y una vez aceptadas tienen la
protección de la Mara, aunque también tienen que acatar las decisiones de los
hombres. El papel de la mujer en la Mara ha variado de ser simplemente novia o
mensajera a tomar parte activa en los ritos de iniciación e incluso cobrar vidas. 467

La organización de la Mara Salvatrucha tiene códigos muy violentos incluso al


punto de tener que asesinar a otras personas. Quienes hablan con la policía cuando
son detenidos son asesinados al ser liberados. También matan a los líderes que no
obtienen los resultados deseados, o a los miembros que se borren los tatuajes (es
decir que renuncien a la mara),

 Tipos de maras

Pandillas de prisión

Las pandillas de prisión son grupos en una prisión o institución correccional


desarrollados en principio para la protección mutua. Las pandillas pueden incluso
funcionar fuera de la prisión, como es el caso de la mafia mexicana.

Muchas pandillas de prisión requieren que los miembros se hagan tatuajes para
reconocer a otro miembro de la organización. La mayoría de las bandas de prisión
siguen la política de "Blood In - Blood out" ("sangre entra, sangre sale", o también
Sangre por Sangre). Por lo general, significa que para entrar en una pandilla de prisión,
uno tiene que derramar la sangre de otra persona. Muy a menudo esto requiere un
asesinato. Esto fue plasmado en la película latina de 1993 Blood in Blood Out.

Las pandillas de prisión a menudo tienen varios "afiliados" en diferentes sistemas de


prisiones estatales que se ramifican por el traslado o la transferencia de sus miembros.
Un estudio de 2005 analizó diez ciudades en todo el mundo y encontró que en ocho de
ellas "había pandillas callejeras con fuertes vínculos con pandillas en las prisiones"

Pandilleros militares

El informe de 2007 del FBI sobre militares que pertenecían a pandillas dice que el
proceso de selección para contratar militares no es eficaz, permitiendo a miembros de
pandillas y extremistas ingresar en las fuerzas armadas, y expone al menos ocho casos
entre 2002 y 2006 en los que miembros de pandillas obtuvieron armas de guerra para
sus actos ilegales. Otro informe establece que se han documentado miembros de
pandillas callejeras como Bloods, Crips, Discípulos negros, Ángeles del Infierno, Latin
Kings, Mara Salvatrucha (MS-13), la mafia mexicana, Norteños, Sureños y Vice Lords
en instalaciones militares, tanto nacionales como internacionales, aunque el
reclutamiento de miembros de pandillas viola los reglamentos militares.

En enero de 2007 un artículo en el Chicago Sun-Times, informó que miembros de


pandillas en el ejército están involucrados en el robo y la venta de armas de guerra,
municiones y equipos, incluidos chalecos antibalas. El Sun-Times comenzó a investigar
la actividad de las pandillas en el ejército después de recibir las fotos de graffitis de las
pandillas que aparecían en Irak. Un informe de 2006 del Sun-Times indicaba que las
pandillas alentaban a sus miembros a entrar en el ejército para aprender técnicas de
guerra urbana y enseñar a otros miembros de pandillas.

 CONCLUSION

A los países que conforman Centroamérica les unen problemáticas comunes, como la
desigualdad, la corrupción o las mismas incapacidades para hacer frente a la violencia. La
aplicación de políticas de “mano dura” ha sido ineficiente para reducir significativamente los
índices de criminalidad en gran parte de la región. De hecho, estas políticas han conseguido el
efecto contrario aumentando, en los últimos cinco años, los delitos de extorsión y secuestro
por parte de las maras o los homicidios. La militarización de la seguridad pública no funciona.
Mientras un grupo de países centroamericanos han optado por políticas represivas, el resto de
países han optado por políticas de contención, buscando fórmulas para frenar la expansión e
infiltración de grupos criminales externos dentro de sus fronteras.

Hasta hace pocos años el único enfoque que se daba a la lucha contra la violencia estaba
asociado a seguridad. Pero las recomendaciones de diferentes organismos internacionales
para que se entendiera que la violencia también es un problema de salud pública han
impulsado la aparición de nuevas políticas. De momento estas surgen todavía a pequeña
escala, especialmente en el ámbito municipal, pero permiten abrigar la esperanza de que se
produzca definitivamente un giro en las soluciones públicas aplicadas por los gobiernos
centroamericanos. Se trata de programas de prevención de la violencia juvenil, intrafamiliar y
violencia contra la mujer; construcción y fortalecimiento del tejido asociativo; cumplimiento
efectivo de los instrumentos internacionales relativos a la niñez, la adolescencia y la juventud;
incorporación en las políticas públicas del enfoque de género; programas de resolución de
conflictos y de reducción de los niveles de exclusión social, etcétera. No se asume que estamos
ante un problema de salud pública y que es necesario que la toma de decisiones a escala
municipal, nacional y regional incluyan este enfoque. La necesidad de obtener resultados
inmediatos y cortoplacistas impide entender que la lucha contra la violencia es constante y a
largo plazo.

Actualmente y según criterios de la Organización Mundial de la Salud, la violencia en


Centroamérica es epidémica y se está volviendo crónica en algunas zonas urbanas. Nada
parece indicar que, a corto o medio plazo, esta situación vaya a revertirse. Las políticas
represivas por si solas no son efectivas si no van acompañadas de otras proactivas y enfocadas
a la prevención de la violencia. Es hora de actuar con estas otras políticas.

También podría gustarte