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PRIMER ACTO:
ESCENA 1 / EXT. CALLE – DÍA
MISAEL
Hola Keiser, ¿ya comiste?
MISAEL
Muy bien, abuela. Subiré a cambiarme. Estoy un poco
cansado. Al menos mañana ya no tendré que ir al colegio.
RAYDA
Está bien Misa. Te avisaré para que vengas a comer a ti y a
tu abuelo.
MISAEL
(dio media vuelta para subir las escaleras)
Gracias abuela.
MISAEL (nostálgico)
¿Qué estará haciendo mi madre ahora?
BILL
(con la mano en la frente leyendo una carta)
Los nazis no paran. El mundo llegó a un estado tan crítico
que los Estados Unidos piden refuerzo. Increíble. Si fuera
joven volvería a combatir, pero ya soy un vejestorio.
BILL
Hola, Misael. ¿Cómo estás? (sonriendo)
MISAEL (dudoso)
Hola, abuelo. Bien, ¿y usted?
RAYDA
Vengan a la mesa para almorzar. Misael, viejo.
RAYDA
¿Cuántas veces te dijimos que no hables con la boca llena?
BILL
¡Ay mujer!, déjalo. Ya está grande. No lo sermonees.
BILL (molesto)
¿Quién puede interrumpir nuestro almuerzo familiar?
BILL (sorprendido)
Hola, pequeñin. Después de mucho…
El sujeto que ve Bill es su hermano Jack y le aprieta fuerte
la mano.
JACK
Hola, hermano. Después de mucho.
JACK
¿Y este muchachón quién es?
BILL
Es su hijo de la Susana.
JACK
No te creo. ¿Tanto ha crecido? Parece un fideo. ¿Cuántos
años tienes chiquillo?
BILL
¿A ti también te llegó?
MISAEL
¿Qué decía esa carta que leías con mucha atención en tu
oficina abuelo?
BILL
El ejército de los Estados Unidos dice que necesitan
jóvenes que combatan en Alemania. Y a tu tío y a mi nos
enviaron esa carta porque somos americanos.
El ambiente se torna frío, más de lo que podía dar el clima
de un agosto limeño. Los tres se miraban entre sí buscando
la excusa de cómo continuar la conversación. El abuelo quiere
decir algo, pero está indeciso. Traga su saliva, bebe agua
de su taza favorita y se arma de valentía.
BILL
Misael, irás a la guerra.
JACK
¿Pero qué estás diciendo hermano? Él es un niño todavía. No
sabe nada.
BILL
Es mi nieto y debe mantener en honor el apellido. Yo fui a
la primera guerra y si pudiera lo haría de nuevo.
JACK
Tu fuiste, pero ya tenías una familia y eso te motivó.
MISAEL
Abuelo, mi vida está aquí junto a ustedes y mis estudios.
Quiero ser un abogado que defienda los derechos de todos.
La guerra es para los soldados.
BILL
Lo sé hijo, pero la tierra está grave y necesita valientes
para salvarla. Cuando fui a defender a Francia en 1914
tenía mucho miedo de dejar a tu abuela y tu madre solas.
Ese miedo me consumaba desde que una mañana fría me subí a
un barco de Massachusetts. Sin embargo, no dejé que el
miedo me controle. Lo enfrenté y acallamos a los alemanes.
Pero ahora la historia se repite y es más crítica.
SEGUNDO ACTO:
MISAEL
(finge que ve hacia la calle desde su ventana para darle la
espalda a su abuelo)
Hola, abuelo. El miedo es pasajero, no eterno.
MISAEL
¿Quiénes?
BILL
Baja y descúbrelo.
ÁLVARO
¿Qué pasó? ¿Te sorprendió tanto vernos que te dio un
infarto?
SUSANA
No hables así, Álvaro. ¿No ves que tu hijo se parece en
este momento a ti cuando te dije que estaba embarazada de
él?
SUSANA
Señora es la vieja con la que estabas antes de conocerme,
niño.
SUSANA
¿A cuántas chicas le rompiste el corazón, Misael?
BILL
Mujer, apura que ya nos vamos.
RAYDA
Tengan, lo comen en el camino.
MISAEL (recibe la bolsa)
Gracias, abuela.
RAYDA
Los voy a extrañar.
RAYDA
Disculpen. Solo deseo que les vaya bien y me manden cartas
para saber cómo están.
RAYDA
No olvides que una familia te espera cuando termines tu
misión. Ya eres todo un hombre.
BILL
Todo saldrá bien, hijo.
MISAEL
¿Cuánto demora el viaje a Paris?
BILL
Cerca de dieciocho horas.
MISAEL
¿Y el tuyo cuánto dura?
BILL
Cuatro horas.
MISAEL
¿Y si tú vas a Francia y yo a los Estados Unidos?
BILL
No seas gracioso y vete ya, sino perderás el vuelo.
MISAEL
De acuerdo. Nos vemos, abuelo.
BILL
Que te acompañe Dios y tu voluntad.
MISAEL
¿Acaso en Europa no están en verano?
TERCER ACTO:
MISAEL
¿Cuándo iré a la guerra? Hace tres semanas llegué con ese
objetivo. Mi abuelo solo me llama desde Washington D.C,
pero aún no batallo contra ningún nazi.
LUIS
(Con tono de burla)
¿Otra vez pensando con la voz alta, colega?
MISAEL
(Un poco molesto)
Cállate. Solo espero la orden de poder ir a las trincheras
a luchar por el mundo.
LUIS
Tranquilo, colega. ¿Acaso no recuerdas que necesitamos
entrenamiento para que puedas estar preparado y no seas una
presa de los antisemitas?
CAPITÁN
Hola, muchachos.
LUIS
(se para de la cama y se pone la mano derecha en la frente)
Hola capitán.
MISAEL
(Cierra su cuaderno, se para de la silla del escritorio y
se pone la mano derecha en la frente)
Hola capitán.
CAPITÁN
Alisten sus maletas. El bus pasará en dos horas. Los quiero
afuera a las dos de la tarde en punto. Ni un minuto más
tarde. ¿Entendido?
MISAEL
Correcto, capitán.
LUIS
Correcto, capitán.
LUIS
¿Contento, colega?
MISAEL
(Con una sonrisa)
Fascinado.
ESCENA 10 / INT. BUS – DÍA
Todo el ejército de jóvenes subía a los buses con sus
maletas. Eran diez buses con capacidad de cincuenta personas
por cada uno. En el tercer bus que estaba cerca a la entrada
del edificio donde viven todos, está Misael y Luis entrando
al bus. Llevan una gorra, casacas negras, pantalón verde y
zapatos negros. Se sientan en la fila del medio. Misael está
del lado de la ventana izquierda del bus. Solo les queda
esperar hasta que arranque.
MISAEL
¿Qué harás cuando termine esto?
LUIS
(risueño)
Salvar a una judía hermosa y tener una familia.
¿Y tú, colega?
MISAEL
Jajaja, eres un desgraciado.
LUIS
Las oportunidades no hay que perderlas, colega.
MISAEL
Yo pienso en volver a casa para estudia derecho.
LUIS
¿Por qué quieres estudiar derecho?
MISAEL
Porque me gusta la justicia. Sería lamentable vivir en un
mundo donde la justicia no exista o se corrompa por jueces
que solo les interese el dinero.
LUIS
Serás un buen abogado.
MISAEL
(sonríe)
Gracias.
CAPITÁN GERARD
(hablando fuerte)
A partir de mañana van a matar nazis y tragar pólvora de
cada arma que usen. ¿Me escucharon?
PELOTÓN
Sí señor, entendido señor.
CAPITÁN GERARD
Ustedes han sido seleccionados para cumplir una importante
misión y espero no nos defrauden. Sus armas son sus amigas,
sus novias, por eso, trátenla con cariño y límpienlas
cuando se ensucien. ¿Escucharon?
PELOTÓN
Sí señor, entendido señor.
CAPITÁN GERARD
Nunca abandonen a sus amigos. Sean leales. Piensen en el
prójimo como si fuera su propio hermano. ¿Escucharon?
PELOTÓN
Sí señor, entendido señor.
CAPITÁN GERARD
Mañana los quiero a las cinco en punto en este mismo lugar
y armados como les indiquen sus brigadieres. ¿Entendieron?
PELOTÓN
Sí señor, entendido señor.
CAPITÁN GERARD
Lárguense de mi vista ya.
GENERAL
Desde ahora, matarán a todos los uniformados de marrón que
vean. ¿Escucharon?
PELOTÓN
Sí, señor.
MISAEL
¿Hola? ¿Eres nueva en el edificio?
MADELEINE
Hola, no. Vengo a dejar a estos niños con sus padres.
A Misael le parecía sospechoso que una mujer lleve cinco
niños hacia un edificio que no vivía casi nadie.
MISAEL
¿Cómo se llama usted?
MADELEINE
Me llamo Madeleine Truel. ¿Usted?
MISAEL
Un gusto. Me llamo Misael.
Y, ¿en qué piso viven los niños?
MADELEINE
Perdona, estoy un poco apurada. ¿Podrías abrir la puerta de
una vez si no fuera mucha molestia?
MISAEL
Sí, disculpe.
Misael abre la puerta y ella entra junto con los niños antes
que él. Parecían apurados a pesar de que era apenas mediodía.
Misael entra y cierra la puerta. El edificio es muy antiguo
por dentro. Tiene cuatro pisos y Misael vive en el segundo.
Es oscuro y las paredes tienen pintura desgastada por la
humedad de esa zona. Llega a su habitación y tira su maleta
en el suelo. Se acuesta en la cama y tapa su ventana para
que sus ojos puedan descansar de la luz fuerte que hace en
Paris. Está a punto de dormir cuando de pronto en la calle
suena que quieren forcejear la puerta del edificio. Misael
se inquieta y abre su ventana para ver. Eran tres nazis
armados que quieren ingresar al edificio. Misael no estaba
tan asustado porque en su habitación tiene toda la munición
para poder defenderse. Desde granadas hasta metralletas y
rifles. Pero se preocupó por los niños que iban a escuchar
esas explosiones si es que los nazis lo obligaban a usarlo.
De tanto forcejear la puerta, los nazis entraron y Misael
estaba con su puerta entreabierta y una granada en la mano.
Los nazis subieron rápido hasta el tercer piso y patearon
todas las puertas sin excepción. En ese piso hay seis
habitaciones y pudieron ingresar a cinco. Faltaba una y en
esa está Madeleine con los niños. Misael estaba muy
preocupado en ese momento. Alista una pistola con
silenciadora y una granada en su bolsillo. Sube sigilosamente
por las escaleras y ve que los nazis ya habían ingresado en
esa habitación. Uno de los tres comienza a hablar.
NAZI
¿Así que tu eres la maldita que falsifica los documentos de
estos mocosos, verdad?
MADELEINE
No sé de qué hablas, señor. Yo solo los traigo para que
coman.
NAZI
Deja de mentir o te llevamos a Auschwitz junto con esos
cinco niños que traes ahí.
MADELEINE
Por favor, no nos hagan daño. Les digo la verdad.
NAZI
Haré una prueba. Y si fallan, los llevamos al campo de
exterminio.
MADELEINE
¿Pero cómo harán eso? Ellos no han recibido educación por
culpa de la guerra que ustedes causaron.
NAZI
Nosotros no hemos causado la guerra. Fueron los judíos los
que provocaron. Son horrorosos, repugnantes y sus sangres
no valen nada. Son unos miserables. Nuestro líder el Fuhrer
nos abrió los ojos y despertamos para defender nuestra
patria y decirle al mundo entero que nuestra raza aria es
la mejor y superior que el resto.
MADELEINE
Lo siento, no podrán hablar porque no saben hablar. Así
que, por favor, créeme y déjennos en paz.
NAZI
Entonces pondré otra prueba.
MADELEINE
Vete de aquí, Misael. No es tu asunto.
MISAEL
¿Qué hacen aquí, malnacidos?
MADELEINE
Te lo repito. Vete o te volarán la cabeza.
NAZI
Así que tenemos a un valiente en esta sala. ¿Qué harás tu
solito contra nosotros, muchacho?
MISAEL
No permitiré que les hagan daño a esos niños.
MADELEINE
¡Largo he dicho!
NAZI
Lárgate te dicen.
GENERAL
Felicidades, soldados. La guerra terminó y logramos
recuperar la paz en el mundo. Ahora solo queda conmemorar a
nuestros colegas que han dejado su vida para salvar a la
humanidad. Cada uno que haya perdido a un amigo o compañero
de cuarto le llevará una medalla y una flor blanca. ¿Me
escucharon?
PELOTÓN
Sí señor, entendido.
MISAEL
(VOZ EN OFF)
¿Qué tanto he cambiado desde la última vez que estuve en
esta ciudad? He conocido mucha gente, muchos soldados de
guerra que terminaron muertos, generales déspotas y mucha
pólvora impregnada en nuestros uniformes. Salvé al mundo de
las garras del nazismo y toda mi familia estará orgullosa
de mí, pero ¿luego qué hay? Mejor postergo esta pregunta e
iré a casa a dormir.
FIN