Está en la página 1de 41

Conquistador

(Entra el Conquistador en escena, riendo, con ímpetu. Acaba de llegar a una tierra

desconocida después de un largo viaje).

CONQUISTADOR: ¡Ah, tierra a la vista! Muchachos, una isla! ( Enérgico, con ilusión y

portando su maza) Vamos! ¡Colonizaremos nuevos horizontes! (Clava la maza en la

tierra) Le llamaremos… (Se da cuenta de que aplasto a un conejo) Ay, mirad, un

conejito… es súper cuqui! ( Lo remata retorciéndole el pescuezo) Los fenicios le llaman

Shapan, lo sabíais?. Es una isla de shapanes! Es una isla de shapanes! (Le viene

una gran idea) Is..shapan…sssisshhhhs , papa, chispa, Hispania! Le llamaremos

Hispania. Tierra de conejos! Me gusta el nombre...

Los conejos son rápidos, lo devoran todo a su paso, follan como ellos mismos, y

están muy ricos en arroz (sentencia con orgullo). ¡Luis! Ve con los hombres, esta

noche celebraremos bebiendo vino y comiendo arroz. Píllalo, Luis!!! Ese es mi

muchacho!! (le tira el conejo a bambalinas violentamente) Y al acabar, nos haremos

mimos y nos chuparemos las pollas. ¡¡Pero sin prejuicios!!! Porque somos

guerreros. Verdad muchachos? (Se escucha multitud: EHHHHH) Guerreros feroces,

valerosos y mimosos.

(El Conquistador empieza a mirar alrededor con orgullo la tierra recién bautizada. De

repente empieza a sonar una música de flauta)

CONQUISTADOR: ¡Eh! ¿Qué es ese eso? ¿Quién se esconde ahí? ¡Sal y pelea

como un hombre maldita fiera! ¡Muéstrate!


(Entra Lilith, por el suelo, como culebra, todavía tocando la flauta. Interactúa con el

Conquistador de un modo que no queda claro cuáles son sus intenciones. El Conquistador

sigue a la defensiva, esperando el ataque, pero extrañado)

CONQUISTADOR: Eh… ¡Luis..! Hay una fiera aqui… tiene mamas… parece

hembra, Luis. (Pequeña pausa) ¡Cuáles son tus intenciones, ser! (Lilith suelta la flauta y

empieza a hablar un idioma ininteligible. El Conquistador vuelve a reafirmar su guardia,

hace un amago de ataque a Lilith, esta le bufa) ¡Aaaahj! ¡Habla claro bestia, he matado

a cientos de seres como tú, así que di! ¿¡Eres aliado o enemigo!?

(Lilith, que en todo momento ha estado observando y tanteando el terreno como quien

observa a su presa, se acerca lentamente mirando a los ojos al Conquistador. Este le va

advirtiendo mientras carga su maza. Antes de golpearla, Lilith, a sus pies, le hace una

caricia en la pierna. Al Conquistador le sube un escalofrío por todo el cuerpo y se le

descompone la cara, dejando caer la maza en tres tiempos).

CONQUISTADOR: ¡OP! Op. Op… (Le flaquean las fuerzas, ha bajado la guardia. Al

mismo tiempo Eva entra en escena tarareando y comiéndose un fruto.) Eh… ¡Luiiiis..!

Creo que necesito refuerzos. (Pausa) ¿Muchachos..? Tengo sentimientos

encontrados...

(Las dos mujeres cada vez están más cerca y encima de él. Eva le da a probar un bocado

del fruto y le gusta mucho)

Esto sabe muy dulce, Luis, es un vicio. (Ella continua dandole en la boca sensualmente

mientras Lilith sigue enroscándosele en el cuerpo. Acaban tirándolo al suelo y quedando

ambas sobre él. Empieza a estar como embriagado, aunque se sigue resistiendo en cierta
manera. Mientras Eva se encarga de la parte superior del cuerpo Lilith de la inferior. Poco a

poco ésta última comienza a meterle la mano debajo del calzón).

CONQUISTADOR: ¡No podréis conmigo seres del infierno! ( Eva le besa, el ) Luiiiis…

¡Están pudiendo, Luis! Sus labios saben a canela! ( Pausa) ¡Y tienen pechos bonitos!

(Lilith empieza a masturbarle por debajo del calzón. Siguen una serie de ruidos y

gesticulaciones con todo el cuerpo del Conquistador, quien se entrega y se resiste a

parte iguales. El nivel de intensidad crece rápidamente hasta que Eva saca un

pequeño frasquito de cristal, habla con Lilith algo en el idioma ininteligible del

principio. Luego introducen el frasquito bajo los calzones del Conquistador para

“ordeñarle”).

CONQUISTADOR: (haciendo cada vez más sonidos y gestos) ¡AH! ¡OF! ¡BF! ¡NO!

¡SÍ! ¡MUCHACHOS… CANTEN CANCIONES EN MI NOMBRE! (Llega al orgasmo)

¡Todo por HISPAAANIIIAAAAAAA!

(El grito queda suspendido mientras Eva y Lilith dejan de ser ellas y pasan a ser Beatriz y

Leyre. Se arreglan el vestuario en mitad de una conversación que empieza sobre la marcha

y se mueven a otro plano del escenario donde Beatriz discute con su hija. El Conquistador

se deja caer rendido poco a poco y comienza a roncar. Se tapa con la capa y empieza a

balbucear palabras sueltas de toda la escena anterior. Nos damos cuenta de que es Jesús y

todo lo anterior era un sueño. Está durmiendo dentro de su autobús escolar. Afuera siguen

discutiendo Beatriz y Leyre hasta que la primera toca en el cristal para hablar con Jesús, a

quien despierta después de unos intentos.)


AUTOBUS

BEATRIZ: (Tocando insistentemente) ¿Hola?

LEYRE: ¡Mamá!

BEATRIZ: ¿Hola?

LEYRE: Que no hay nadie.

BEATRIZ: Sí, claro que está. Mira está ahí, ¿ves? Esta dormido. ¿Hola?

LEYRE: Pues déjalo, si está dormido será por algo.

BEATRIZ: ¡Hija, vale! Ya vale. Esto lo estoy haciendo por ti y por mí. Por las dos.

LEYRE: Mamá, que yo estoy bien en casa con papá. Me gusta vivir aquí, tengo a

mis amigos.

BEATRIZ: Tú todavía no sabes lo que quieres. No se puede vivir subyugada a la

voluntad ajena. Hay que seguir el camino de uno. Y cuando uno pasa muchos años

al lado de alguien, ya no sabe si lo que hace, es lo que quiere uno o lo que quiere el

otro, o lo que toca. No hay que quedarse al lado de alguien por lealtad, Leyre. Hay

que seguir adelante, encontrar el propio camino, seguir creciendo. Y por mas que

uno ame a alguien, si ese alguien no esta en la misma frecuencia que uno, se

convierte en un peso para ambos y ninguno avanza. Necesitamos encontrar una


vida nueva. Ya he tomado la decisión y se que nos va a sacar de la desidia en que

estábamos..

LEYRE: Yo no siento eso

BEATRIZ: Tu no sabes lo que sientes...No te preocupes, yo no voy a dejar que te

encalles, ni tu, ni yo. Vamos a seguir adelante, hija, a volar que el tiempo pasa y

este es nuestro momento.

LEYRE: ¡Pero yo no quiero! A mí me gusta mi vida. No quiero ir a ningún sitio y

volar me da miedo. ¿Por qué me tengo que ir?

BEATRIZ: ¡Porque lo digo yo!

(Se quedan ambas mirándose un segundo. La discusión ha quedado zanjada y vuelve hacia

la ventanilla del autobús. Jesús se ha despertado con los ruidos y con una mosca que ha

empezado a zumbarle cerca. Empieza a vestirse como desorientado y apurado. Toda la

siguiente conversación sucede atropelladamente, acribillando Beatriz a un recién levantado

Jesús).

BEATRIZ: Señor, buenas tardes. ¿Es el autobús de las cuatro, verdad?

JESÚS: (apurado) Perdone... No, pero a donde va usted?…

BEATRIZ: Por favor, dos billetes. ¿Cuánto seria? ( se da cuenta de que no trae la

cartera, pero no se da por vencida, piensa convencerle a que le lleve gratis)


JESÚS: Señora, esto es un autobús de servicio privado. No puede subir aquí...

BEATRIZ: No me diga eso, seguro hay una solución. Hablemos. Que puedo hacer

por usted? Seguro que hay algo… Es muy importante que podamos irnos en este

autobús. Es cosa de vida o muerte. No nos deje aquí. Tenemos que irnos.

JESÚS: ¡Que no la puedo llevar, señora! Es un bus escolar, sólo llevo a niños de 5

años.

LEYRE: (avergonzada) ¡Mamá, por favor..!

BEATRIZ: (a Leyre) No, tú y yo nos vamos hoy. Te lo digo yo. Tu tranquila. ( De nuevo

a Jesús) No podemos volver a casa. No puedo volver con mi marido, no lo

soportaría. No importa que sea privado, yo le pago el viaje. Yo se lo pago.

JESÚS: Señora, este autobús es de la escuela y vamos de excursión al Acuapark.

BEATRIZ: ¡Oh, al Acuapark.! ¡Nos encanta el Acuapark, nos encanta el agua!

Bueno, a mi niña le emocionan los toboganes. ¡Hija, nos vamos al Acuapark.!

JESÚS: ¡Señora, no la puedo llevar; cójase un taxi o un Uber ..!


BEATRIZ: Nos encanta el agua y hacer burbujas. Y mi hija siempre ha querido ir al

aquapark (Leyre quiere que se la trague la tierra). ¿Cómo va usted a romper la ilusión

de esta niña? Cumplale el sueño, hombre…

JESÚS: Le estoy diciendo que no me insista, por favor. No es por mí es por…

LEYRE: Mamá, que es privado. ¡Pri-va-do!

BEATRIZ: No, hija. Vamos a coger este autobús. Tú y yo. Las casualidades no

existen, nada pasa porque sí. Vamos a ir al Acuapark. y el agua nos va a mostrar

nuestro camino.

JESÚS: Señora…

BEATRIZ: (Repentinamente más seria) Mire, le voy a decir la verdad: Necesito coger

este autobús porque necesitamos encontrar otra vida. Estamos estancadas.

JESÚS: Pero yo no puedo ayudarla…

BEATRIZ: (se acerca suplicante mientras sube el tono progresivamente) ¿Sabe lo que es

levantarse por las mañanas y no poder respirar ante la perspectiva de un día igual

que el anterior? ¿Vivir la rutina como una muerta? ¿No ver más allá de cuatro

paredes grises y un marido ameba? Señor, a mí se me está pudriendo el alma, se

me extingue la luz, señor. Me ahogo, no puedo, no aguanto. Por favor, se lo suplico.

¡No puedo más, por favor! ¡Por favor!


JESÚS: ¡Bueno, vale, está bien!

BEATRIZ: ¡Se lo pido de rodillas, señor, por favor! (van llegando los niños de la

excursión al bus)

JESÚS: ¡Que le he dicho que vale! Métanse ahí, al fondo y haga como si fuera la

madre de algún niño. O yo qué sé…

BEATRIZ: Gracias, gracias, gracias, de verdad. Sabía que usted era un ser de luz,

que iba a entenderlo.

JESÚS: Vale, vale, vale… Pasen ya por favor, antes de que lleguen los niños.

BEATRIZ: Muchísimas gracias, de verdad. De verdad. ( A Leyre) Mira, ¿ves? Hay

esperanza. Mira que ser hermoso.

LEYRE: (cogiendo a su madre del brazo y entrando al bus) Basta ya, mamá. Ya vale.

BEATRIZ: ¡No me empujes! (A Jesús) Gracias, de verdad…

(Se sientan al final del bus. La escena vuelve a una aparente calma. Jesús se seca el sudor

tras la agobiante escena y mira el reloj. Sale a la puerta a recibir a los niños de la excursión

y pasar lista como ya ha hechos otras veces).

JESÚS: Bueno, bueno… A ver, venga, de uno en uno y sin empujar, ¿eh? Todos

con su pareja de la mano. ( Comienza a enumerar a los niños) Martita… Pepito…


¡Hombre! Hola, Carlito. ¿Hoy también traes un bocata de Nocilla? Anda, y no me lo

comas dentro que ya sabes que ensucia… María… José Antonio… Carolina…

Reme… ¡Hola, Andreita, princesa! Venga sube, corazón. Paquito... Y Arkaitz...

¡Pues, listos, estamos todos! ¡Próxima parada, el aquapark!

(Luis se sienta en el asiento del conductor y arranca. Comienza el viaje. Una mosca

empieza a zumbar. Hay un periodo de aparente calma. Jesus ha puesto música: “En un

auto feo”. Mientras empieza a ser molestado por las moscas, Leyre se ha dormido en el

hombro de Beatriz, que ha quedado mirando por la ventana, afrontando el nuevo futuro que

se abre ante ella. Leyre se despierta).

LEYRE: Hola.

BEATRIZ: Hola.

LEYRE: (suspirando) Buf… (pausa) Bufff… (pausa) Buufffff…

BEATRIZ: (con hartazgo) ¡Sí! Para todos pasa el tiempo.

LEYRE: ...

BEATRIZ: ¿Qué pasa?

LEYRE: ,..

BEATRIZ: Lo que pasa es el tiempo…


LEYRE: ,..(gesto de burla)

BEATRIZ: Así no.

LEYRE: ¿Qué?

BEATRIZ: ¡Que así no!

LEYRE: ¿Ah, no? (gesto de burla)

BEATRIZ: ¡No! Así no.

LEYRE: ¿¡Y cómo!?

BEATRIZ: (tras una pausa, casi como si lo dijera para sí misma) No sé...

(Empieza de nuevo a sonar “En un auto feo”. La canción va creciendo hasta que empieza la

letra, acabando con la discusión anterior. Jesús empieza a cantar, animando a los niños.

Leyre empieza a bailar de manera burlona e infantil a su madre. La canción sigue sonando,

seguirá sonando hasta el final de la escena. Leyre termina “pedorreándose” en la cara de su

madre. Las moscas han empezado a rondar alrededor de Jesús, quien va creciendo en

ansiedad ante ellas, intentando matarlas).

BEATRIZ: (a Leyre. Ahora es ella la que se avergüenza de la situación) No puedes

hacerme esto. No hagas eso.


(Tira de freno de mano cuando la canción así lo dice, justo cuando Beatriz sienta a Leyre de

un tirón).

BEATRIZ: Ahora estamos parados…

LEYRE: Sí...

(Jesús saca un insecticida enorme y empieza, loco, a rociar el parabrisas, primero, y luego

todo el autobús. Las dos mujeres empiezan a asustarse y a toser. Tienen miedo de Jesús.

El aire está lleno de insecticida. Beatriz va a encenderse un cigarro para calmarse cuando

Jesús y Leyre se dan cuenta de la catástrofe.

Hay una explosión a cámara lenta. Beatriz y Leyre están cayendo lento, muy lento. Jesús se

gira despacio hacia el público y, cuando queda mirándolo, hace un gesto mudo de “BOOM”.

Se escucha después el sonido de una gran explosión a la vez que Beatriz y Leyre terminan

de caer, ya a velocidad normal, al suelo. Sigue sonando “En un auto feo”).

(Jesús se gira. De espaldas al público hace una panorámica del autobús con la mirada. Está

en shock, comprueba los cadáveres, sin asimilar lo que ha sucedido aún. Primero Leyre,

después Beatriz -cuando deja caer alguno de sus miembros, caen a cámara lenta-. Empieza

a percatarse de la situación. Llama a Andreita dos veces, una a Carlito. Se rompe. Avanza

hacia el asiendo del conductor. Se sienta y agarra el volante. Queda inmovil. Suena una

mosca volando a su alrededor, que vemos por su gesto que se posa en su mano. Hay

algunos segundos hasta que, con lenta rabia, carga la mano y, tras otro instante, da el

manotazo, mientras mantiene grito en mudo de mascara en movimiento.

(Fundido a negro de golpe. Se oye la mosca zumbar en la oscuridad).


El Viejo

(Luz, Actor esta en la silla del viejo con ropa cambiada y pone cabeza en cubo de harina. Se

levanta y es el viejo. Entra Isabel a limpiarlo y acomodarlo. Lo tapa con la manta / capa y

limpiarle harina. Mientras le va hablando)

ISABEL: Ayer probé las gambas. Al fin me animé. ¿Te acuerdas la cantidad de

veces que intentaste que me las comiera, me las metías en la boca a la fuerza y yo

las escupía? Me daban un asco insoportable, me hacían vomitar… (ríe) No están

tan mal las gambas. (Ríe. Tratando de cambiarlo, se le cae al suelo. Intenta levantarlo y

no puede por el dolor del brazo)

Ayer vi la bicicleta en el garaje… la roja que me regalaste el día de mi comunión.

Era enorme. Ni te diste cuenta. Los pies no me llegaban a los pedales. ¿De dónde

la sacaste? ¿te la encontraste? Aún está ahí, muerta de risa. Nunca me dejaste

estrenarla. Había que cuidarla y nunca era el momento… mañana… pasado…

cuando sea más grande… se quedó ahí, entre los trastos viejos… Ayer no pude

evitar subirme. Claro, ahora me viene chica… (Ríe.) Qué ironía… y te reías de mí,

diciéndome que estaba gorda como una foca, delante de todos y que tenía que

adelgazar... tranquilo, con la quimio me quedé en los huesos, aunque ni te diste

cuenta, claro...ahora ya no te importarán tanto esas cosas, no?… qué puta ironía…

(Ríe) Por qué no me llevaste al hospital cuando te dije que me habían salido

manchas en la piel? Yo te dije que no era normal. “Quejica… .al hospital por unas

manchas!”, “Eso no es nada… Tú no sabes lo que es estar jodido de verdad...” Y la

perorata de siempre: “Yo empecé a trabajar a los 7 años en una carpintería y me

pasaba el día lijando y clavándome los dedos. Me rompí la muñeca con el martillo y

nadie me llevó al hospital, seguí trabajando” “Tienes que aprender a aguantar,

hacerte fuerte y poder con todo”… (Ríe)


(LO INTENTA LEVANTAR DEL SUELO Y NO PUEDE Y SE SIENTA ELLA EN LA SILLA. Él

EMPIEZA A MATARSE MOSCAS)

¡Quédate quieto! Papá, para. Ayudame un poquito, que sabes que no puedo

levantar peso.

(LO MIRA EN SILENCIO.)

Tú también tienes que poder...vas a poder solo, papá. Eres fuerte, siempre lo has

sido. Ay! ¡Este hormigueo de mierda no se va a ir nunca! Te queman por dentro y te

dicen que te está curando. Y te lo tienes que creer por cojones ¡Si me hubieras

llevado a tiempo, ésto no me hubiera pasado!

¿Me estás escuchando? Encima no me hablas.

Ya pasé la prueba, ya estoy bien. ¡Estoy gorda otra vez! ¿Ves? … (Ríe)

El hombre de las decisiones importantes, que podía solo con su hija…

Todo tiene un precio... y siempre hay que elegir y cuando eliges algo, estás

perdiendo lo demás.

(LO LEVANTA DEL SUELO. MIRA POR LA VENTANA Y SE QUEDA ABSORTA)

Cuando el silencio y la quietud aparecen, las moscas comienzan a molestar y a

oírse. ¿Qué son las moscas? Las moscas en mi cabeza… me preguntar, me piden,

me buscan, no me dejan en paz ni cuando duermo. ¿Qué son las moscas? Que

molestan, que pican. ¿Cómo algo tan pequeño y casi imperceptible, puede ser tan

poderoso? Qué nos hace, por ejemplo, soltar una mano que nos sostenía en la roca,

cuando estaba pendiendo de un hilo en un acantilado.

JESÚS:¿Isabel?

ISABEL: Estoy aquí, papá.

JESÚS:¿Dónde está Isabel?

ISABEL:Estoy aquí.

JESÚS:¿Dónde está Isabel?


ISABEL:Estoy aquí.

JESÚS:Dile que venga Isabel. ¿Isabelita? Isabelita,ven. Ven, Isabelita.

ISABEL:Estoy aquí, papá. Estoy aquí.

(LE RECOLOCA LA ROPA Y JESÚS LE TOCA LA TETA. APARTA LA MANO)

JESÚS: Isabelita, ven.

ISABEL:Estoy aquí.

JESÚS: Isabelita, ven. Isabelita.

(MIRA AL FRENTE Y DECIDE. COGE UN BOLSO, CAMINA HACIA LA PUERTA, SE

VUELVE Y SE SACA EL ABRIGUITO Y SE LO DEJA AL PADRE EN LAS MANOS.)

ISABEL: Tú vas a poder, papá. Tú vas a poder solo.

(MUTIS ISABEL)
INEM

(JESÚS ESTÁ APOYADO EN LA PARED. DESIDIA)

ABUELA: Buenos días. (A Jesús) mire, tenía cita para las 5.

JESÚS: Sí, vaya a la máquina, deje su número de DNI y coja un número. Ellos la

llamarán. Si tiene alguna duda avíseme.

ABUELA: Mire que yo llevo 3 días intentando que me den cita y nada. Ésto es

normal?

JESÚS: Bueno, a veces se satura

ABUELA- Sí, yo entiendo. Y con todo esto que está pasando… ahora todos están

trabajando online. Y yo que no he faltado nunca a mi trabajo en 40 años...

(EMPIEZAN MOSCAS A MOLESTAR A JESÚS)

Que yo soy muy trabajadora. Si usted se entera de algún trabajo me dice, por

favor...

JESÚS: sí señora sí... vaya a sacar su número y siéntese.

ABUELA: Sí, sí, claro. Si quiere, cuando acabe aquí, le hago unas torrijas y se las

traigo y así las prueba

JESÚS- No hace falta... De verdad.

ABUELA: Que sí! Yo vivo aquí al lado, no me cuesta nada.

La alimentación es importante, muchacho y usted tiene un trabajo muy duro. Seguro

que tiene que aguantar a cada uno…

JESÚS: No lo sabe bien, señora… pero no se preocupe, yo aguanto. Vaya. Saque

número, así la atienden antes.


(LA ABUELA VA A LA MAQUINA Y NO SABE CÓMO FUNCIONA. LE DA

VERGÜENZA NO ENTENDER. SE ACERCA MUCHO A JESÚS PARA

PREGUNTAR. JESÚS PIENSA QUE VA A HABLARLE DE LAS TORRIJAS. ELLA

SE SIENTE TONTA)

ABUELA- Joven...

JESÚS-... Sí, señora.

ABUELA- Como se pone el DNI? Dónde? No entiendo. Yo intenté meter el cartón en

la máquina pero no encuentro el agujero.

JESÚS- No, no tiene que meterlo dentro de la máquina. No se preocupe, yo la

ayudo. Así ve? Ya está. Ahora espere que la llamen por su nombre

ABUELA- Y cómo saben mi nombre si yo no se lo dije a nadie?

JESÚS- Ya les sale en el sistema. Usted no se preocupe que está todo

informatizado.

ABUELA- Ah, vale… Muchísimas gracias, joven, de verdad, muy amable

(LA ABUELA MIRA A UN NIÑO QUE ESTÁ CERCA Y LE HABLA A JESÚS DEL

NIÑO.)

ABUELA: Ay, qué canijo está ese niño. Es que hoy en día, solo comen macarrones.

Tiene usted niños?

JESÚS: Sí, una niña. Isabelita.

ABUELA: Oh! Sabe usted, qué alimenta a los niños? Las lentejas. Yo hago unas

lentejas… Yo trabajaba en un comedor escolar sabe, y a los niños les encantaban


mis lentejas. Ni una, dejaban. Se las comían contentísimos. Ay, le voy a traer un

taper para su niña... si la madre no se ofende claro…

JESÚS: No, estamos la niña y yo, solos.

ABUELA: Lo siento, qué difícil será, no? Cuidando a la nena y trabajando todo el

día. (A JESÚS LE EMPIEZAN A PICAR MOSCAS).

(JESÚS ESTÁ AFECTADO PERO INTENTA DISIMULAR. SILENCio.)

ABUELA: Qué frío! Es el aire acondicionado? Qué poco sano es ese aparato de

verdad... si uno abre las ventanas y ya se está bien.

JESÚS: Si quiere puedo hacer que bajen el aire acondicionado.

ABUELA: No, no se preocupe. Yo me tapo así con la rebequita y ya me apaño.

(ENTRA MÉRIDA. SE MIRAN JESÚS Y MÉRIDA, SE ENAMORAN. COMPARTEN

A PÚBLICO. MÉRIDA VA A LA MAQUINA. MIRA Y DESFILA PARA EL. JUEGO DE

MIRADAS. ABUELA MIRA BAJO LAS GAFAS.)

ABUELA: Jóven.

JESÚS (desprevenido): Sí?

ABUELA: Por qué numero vamos? No veo sin las gafas.

JESÚS: Noventa.

ABUELA: Todavía?

JESÚS (DISTRAIDO): ...

ABUELA: Está usted bien?

JESÚS: Qué? Sí, si.


ABUELA: Uy que cara tiene, está usted muy rojo? Quiere un paracetamol? (SE

LEVANTA PARA HABLARLE A JESÚS) Mire que es mano de santo, yo lo tomo

para todo. Tenga.

JESÚS: No, deje, señora. Estoy bien, no es necesario.

(MIENTRAS, MÉRIDA SE INTENTA RASCAR EN CONTORSIONES. MÉRIDA SE

ACERCA A LA ABUELA, DUDANDO. JESÚS NO ESCUCHA)

MÉRIDA: Disculpe... No tendrá un cuchillito o una tijerita?

ABUELA: No, no tengo, lo siento. No suelo llevar esas cosas encima.

(SE ASUSTA Y SE LEVANTA HACIA LA PUERTA PARA IRSE)

Yo ya me tengo que marchar, sabe. Me acabo de acordar que tengo que comprar

unos pimientos para las lentejas.

(JESÚS LA PARA EN LA PUERTA)

JESÚS: Ya la atendieron?

ABUELA: No, pero no importa...me tengo que marchar...

JESÚS: no se vaya sin que la atiendan, con lo que le ha costado coger cita. Si

pierde esta oportunidad, a saber cuando volverá a tener hora… Hágame caso,

quédese, mujer.

(ABUELA SE CONVENCE Y VUELVE A SENTARSE. VUELVE MÉRRIDA)


MÉRIDA: Yo la entiendo. Usted se ha asustado de mi. No tenga miedo… Es que

me molesta esto de aquí, me pincha, me duele.

ABUELA: Si le duele, tómese esta pastillita que es mano de santo.

MÉRIDA: Oh, gracias.

(MÉRIDA LO COGE Y SE GIRA SIN SABER QUE HACER CON LA PASTILLA Y LA

GUARDA EN SU BOLSO. AL DARSE LA VUELTA MÉRIDA, LA ABUELA VENTILA

EL AIRE PORQUE SIENTE QUE HUELE MAL)

MÉRIDA (Acercándose a ella): perdone…

(ABUELA SE TAPA LA NARIZ DE DIFERENTES FORMAS.) Sí, yo ya lo sé, yo

hago lo que puedo, ve? (SE PONE PERFUME) Yo lo intento, pero no hay manera,

si es que… (VA A LLORAR)

ABUELA (Tocándole el hombro): no pasa nada, mujer, tranquila.... Peor es lo que le

pasa al hijo de la Emilia, pobrecito. Es que esta muy gordo y claro, no tiene

amiguitos, los niños lo dejan de lado, normal… Y lo de la Juani. La pobre tiene un

ojo desviado y cuando habla, nunca se sabe a quien mira y la gente se pierde…

normal, nadie quiere sentarse a charlar con ella porque es incomodo, la verdad…

(MÉRIDA REACCIONA. MIENTRAS JESÚS ESTÁ RESPONDIENDO A

PERSONAS QUEJÁNDOSE EN LA SALA)

JESÚS (a la madre de la sala): Sí, señora, siéntese, ya controlo yo. Sí, sí, lo sé. Ya

voy yo. (Se acerca a la abuela y a Mérida) Señoras, por favor. Entiendan que esto
es un espacio público y me sabe mal tener que decírselo, pero están llamando la

atención y no puede ser, porque aquí necesitan silencio para trabajar…

(MÉRIDA DE IMPROVISO LE CHUPA UN DEDO. JESÚS SE VA SORPRENDIDO

SIN RESPONDER. MÉRIDA LLORA UN POQUITO MÁS FUERTE QUE ANTES)

ABUELA: (A Jesús) Bueno, bueno…

MÉRIDA (Haciendo sollozos) Siempre me rechazan.

ABUELA: Bueno, bueno. A ver qué tienes en la cara? Pero cómo te maquillas

muchacha? Los jóvenes de hoy en día... hay que ver! Las cosas raras que se hacen

y esos dibujos que se hacen por todo el cuerpo y no se sacan con na`... Es que te

queda feo. Se te ve raro. A ver que te lo quito, dejame

(SE ACERCA A QUITARLE EL MAQUILLAJE. ELLA SE DEJA PERO LLORIQUEA.

ABUELA SE PINCHA)

ABUELA: Pero qué tienes ahí, que pincha, muchacha?? Hay que ver….

MÉRIDA: No se va! (Llora) …. Nadie me va a querer nunca.

ABUELA: No, hija no, no pienses eso. Mira, la nena de los Juárez, que tiene unos

pelos en la cara la pobre, que los hombres le escapan y se va a quedar solterona.

Normal. Y la vecina del quinto, que lástima… es rarita y la gente rara no gusta. Esto

es verdad. Y no le huele bien el aliento y quien la va a querer besar?


JESÚS (le contesta al jefe): Sí, lo sé. Soy consciente. Sí, señor, lo que usted diga.

No se preocupe. Yo me ocupo. (JESÚS VA DECIDIDO A DETENER A LAS

MUJERES)

JESUS: (a Mérida) Esta bien, señorita?

ABUELA: (A la gente de la sala): Uh, no vean el sofocón que se lleva la chica. Es

normal, con lo que le ha tocado, huele muy mal y lo que tiene en la cara… que eso

no se quita… y como habla, la pobre…como no va a sufrir.

JESÚS: Respire, respire despacio, respire hondo. Así. Se siente mejor?

(SONIDOS EMERITENSES DE DISGUSTO. CON BOCA ABIERTA

ACERCÁNDOSE A LA CARA DE ÉL)

MÉRIDA: No.

(PONE BOCA PREPARADA PARA BESO, OJOS CERRADOS. JESUS SALE

EMPUJADO POR EL ASCO DEL ALIENTO. Mérida llora sola.)

ABUELA: (A Jesus) Ya decía yo que tenían que abrir las ventanas, que el ambiente

está muy cargado. Que a los viejos no nos hacen caso. Y una dice las cosas y … (A

Mérida) Tranquila muchacha, que todos tenemos lo nuestro. Desde los 14 años

trabajando con mi madre, limpiando el suelo de rodillas y ahora no me dan la

pensión porque no llego los años cotizados. Cómo voy a llegar si no nos han hecho

contrato nunca. Y ya me ve, aquí a mis años, buscando trabajo. Y qué hago yo
ahora, con cuatro duros de un subsidio? Que a mí nadie me ha regalado nada. Y yo

sé que los jóvenes tampoco lo tienen fácil, estudian y estudian y luego para trabajar

les piden 10 años de experiencia y se tienen que ir del país, dejar a la familia, la

casa, los amigos y comen cualquier porquería pre-cocinada Claro, quien les va a

hacer las lentejas… Esto no está bien. Esto no está bien, no, no. Y encima, cómo

salen ahora algunos, defectuosos que no se saben si son hombres o mujeres o

que...! Esto antes no pasaba. Y tu, muchacha, mira el drama que tienes, pobrecita

mía. Hija, es que lo tienes todo, que si hay Dios, por qué te ha mandado todo eso?

Y mira que una es creyente… pero hacerle ésto a alguien…

JESÚS PARA CON EL CUERPO, A LA GENTE DE LA SALA, QUE ESTÁ

ENLOQUECIENDO.)

JESÚS: (a la gente) Si, ya sé que el bebé está asustado. Si, hago mi trabajo pero es

que… Sí señor, lo entiendo, señor. Perfectamente. Claro. Ahora mismo. No, de

verdad que esto se termina. Sí. (VA DECIDIDO A DETENER A LAS MUJERES) Por

favor, Señoras, se los pido: Me juego mi puesto de trabajo. Tranquilícense por favor.

Tengo una niña a mi cargo y me van a despedir.

(APARECEN LAS MOSCAS. UNA EN LA FRENTE. OTRA EN EL CUELLO.

EMPIEZA A MATARLAS DESESPERADO.)

MÉRIDA: (A él) Soy yo, (a público) soy yo la que traigo a las moscas!!
(MÉRIDA Y ABUELA ECHAN A LLORAR DESCONSOLADAMENTE)

(JESÚS SE VA, CARGADO CON LAS MOSCAS)

Jesús: Eso. Eso, quejaos. ¡Seguid quejándoos! Ya me callo yo… Es lo mejor que sé

hacer. ¿Verdad? Callar y obedecer. ¡Y siempre con una sonrisa! Hasta los huevos

estoy de callar y obedecer. Ahora me van a escuchar. ¡Ahora me vais a escuchar!

Siempre solucionando vuestros problemas. Jesús: haz esto… Jesús: haz aquello…

¡Pues Jesús está harto!

Harto de estar doce horas metido en esta mierda de sitio, seis días a la semana, por

una mierda de sueldo. De eso, de eso trata, de hacernos creer que hay que

sacrificarse ahora, para disfrutar después… ¡¡Mentira!! Trabajar y trabajar. En los

campos, en las minas, en las oficinas, en las fábricas… somos soldados y esto es la

guerra. Vuestra guerra.

“El trabajo dignifica” ... Dignifica, los cojones!! Siempre los mismos, de un lado y del

otro. Nadie hace dinero trabajando. A mí no me vais a engañar. Este sistema de

mierda planificado al detalle. Nos laváis la cabeza y nos hacéis creer que

necesitamos ser productivos para ser alguien en la vida. Pero se acabó. Yo sé lo

que hay que hacer. Acabar con todo, con cada uno de nosotros y con todos

nuestros hijos desde la cuna antes de que se conviertan en lo mismo que nosotros,

autómatas. Matarnos como a la garrapatas, arrancarnos de cuajo de la faz de la

tierra y que no quede ni la cabeza.

(SE DA LA VUELTA HACIA LAS MUJERES.)

Y ustedes…. (ELLAS DETIENEN EL LLANTO DE GOLPE Y LE MIRAN), aun

gritando?
(JESUS SACA DOS PISTOLAS Y LES DA UN TIRO EN LA CABEZA A AMBAS.

ELLAS CAEN. EL SIGUE CAMINANDO HACIA BAMBALINA. SILENCIO,

QUIETUD. EL SE PONE ROPA DE GITANA Y PISTOLAS, ENTRA CON

GUITARRA. COMIENZA CANCIÓN)


Resulta que el otro día,
después de una explosión,
volví a casa y me encontré
a La Muerte en un sillón.

(‘amono’, Carlo, mi arma!)

La probe’ está ya mayor,


apúntose de jubilar,
y va buscando a alguien
que la pueda reemplazar.

“Qué extraño verte con vida”


me dijo a media voz,
fue entonces cuando ella
tuvo la revelación.

Y en eso que me miró


con los ojos desorbitados.
Fue cuando me di cuenta
que su vida había acabado.

Ser muerte es un trabajo duro,


esto no está pagao’.
Tendré que ir a terapia
pa’aguantar lo inaguantao’.

(Estribillo) x2
-Y qué le voy a hacer, y qué le voy hacer, de algo hay que comer-

Quién hubiera imaginado


que este oficio descarnado
diese tantas respuestas
a problemas tan humanos.
Ay Dios, si mi santa abuela
regresara de la fosa
y viese a su unico nieto
coqueteando con la mosca

Menudo marron, menudo marron


menudo marron, ay que solo estoy!

Desde entonces el humano


rinde cuentas al creador
conflicto, duda, miedo
y al final aceptacion.

Jugamos todos juntos


al juego de la creacion
unos dias sufres tu
y otros dias sufro yo

Pasiones desenfrenadas
al borde de la locura
habra que morir un dia
para salir de toda duda

Toma revelacion, toma revelacion


todo en esta vida es una ilusion
Muertes Clown Merrida

(Encontramos a Mérida tomando el sol y chapoteando. Hay un cubo con agua, un taburete,

una copa y el bolso de Mérida con todos los objetos. Está siendo ella misma más que

nunca: juega con el agua, hunde la cabeza en el cubo, hace gárgaras, nada encima del

taburete en diferentes estilos… La Muerte, en segundo plano, entra tímida con la guadaña

en la mano. Mérida no se percata de que se ha acercado, poco a poco, hasta que está

literalmente encima de ella. Hay un segundo de quietud, antes de que ambos peguen un

salto y griten. Mérida mete la cabeza en la bolsa para ocultarse. Se asoma y le empieza a

dar un síncope).

MUERTE: No… ¡No no no no no no no! ¡No puede morir así! (Saca un librito de su

sotana y empieza a leer). Causa de la muerte: reacción alérgica al paracetamol, es un

caso entre 100 mil. Vale… Vale… Calma.

(En ese momento MÉRIDA se tira un pedo. Muerte se gira lentamente incrédulo. El olor le

afecta. Hace aspavientos y ruiditos desagradables, toma aire y se abanica con la guadaña

mientras avanza hacia MÉRIDA. Comprueba si está realmente muerta dándole un par de

toquecitos con el pie. Mérida revive súbitamente. Ambos quedan mirándose durante dos

segundos antes de gritar y saltar de nuevo, en direcciones diferentes. Ninguno de los dos

sabe exactamente qué sucede).

MÉRRIDA: (sonidos emeritenses)

MUERTE: ¿Qué?

MÉRRIDA: (sonidos emeritenses)

MUERTE: (con mucho apuro) Sí, lo sé, pero no era mi intención.

MÉRIDA: (sonidos emeritenses)


MUERTE: (muy educada) Bueno, siendo francos, tú también me asustaste a mí.

MÉRIDA: (sonidos emeritenses agresivos)

MUERTE: (se exaspera). ¡Está bien, está bien! Por el amor del Jefe, esto es mucho

más complicado de lo que decían en los cursos. A ver… por aquí tiene que haber

algo que diga cómo actuar en estos casos…

(Deja la guadaña en el cubo a cierta distancia y se sienta en la silla a ojear el manual.

Mientras La Muerte murmura por lo bajo, MÉRIDA se ha fijado en la guadaña con grandes

ojos. Se acerca a cogerla llena de curiosidad. La Muerte está ajena a todo ésto).

MÉRIDA: (jugando con la guadaña) Uuuuuhh… (Sonidos emeritenses. La Muerte se da

cuenta por fin).

MUERTE: (nerviosisma) ¡Ah! ¡Deja eso ahora mismo! ¡No! ¡No se toc..!

(No termina la frase cuando MÉRIDA se clava la punta de la guadaña en la cabeza como un

niño pequeño y cae muerta. Gritito de La Muerte de nuevo. No sabe que hacer. Murmura

mientras recoge la guadaña del suelo y se acerca a tocar a MÉRIDA de nuevo con

nerviosismo. En cuanto la toca, Mérida revive como si nada. La Muerte se mira la mano.

Vuelve a tocar a Mérida, que muere. La Muerte da un mini-saltito en el sitio, festejando lo

que descubierto. A continuación sigue una serie de toques en MÉRIDA, que aumentan de

ritmo en los que MÉRIDA vive y muere. Queda muriendo de última. La Muerte celebra como

un niño con zapatos nuevos, el descubrimiento de su poder. Finalmente, retoma la

compostura, se pone en pie y se dispone a regañar a MÉRIDA. La revive. MÉRIDA, como si

no hubiera pasado nada).


MUERTE: (aseverando con el dedo como un padre dando lecciones ) ¡Escúchame, es de

muy mala educación, coger las cosas de los demás, sin permiso! No tienes que ir

por ahí como si…

(MÉRIDA le bufa y le da golpecitos infantiles a la muerte en la mano como para apartarla.

Vuelve a morir al tocarla. La Muerte recoge el dedo y carraspea un poco irritada).

MUERTE: ¡¿Te importaría dejar de morir para poder matarte bien?! ¡Gracias!

(Se sienta en el taburete de nuevo y saca el libro. Lee). A ver… Sí, aquí. “Si el sujeto es

reacio u hostil ante la idea de su final, pruebe a ganarse su confianza tratándola con

la mayor cortesía y amabilidad posible”. Aja… ( Mira a MÉRIDA, que sigue muriendo. La

Muerte ensaya su discurso). A ver, cómo se llamaba… MÉRIDA… “Sexo:

desconocido. Desconocido…” (Mira a MÉRIDA y la revive) Disculpa, ¿género?

MÉRIDA: No binario.

MUERTE: Ah, perfecto! (Toca a MÉRIDA para matarla de nuevo y vuelve a lo suyo). ¿No

binario? Jiji, qué chachi. Vale, entonces… Querida Mé… No. ¡Queride! Eso!

Queride MÉRIDA (LA REVIVE) Queride MÉRIDA

MÉRIDA: Mérrida

MUERTE: EH?

MÉRIDA: Mérrida

MUERTE: Ah, vale. Quéride MÉRRIDA

MÉRIDA: Celeste Puig

MUERTE: EH?

MÉRIDA: Mérrida Celeste Puig

MUERTE: Ah, En fin… queride MÉRRIDA... Celeste ¿Pum?

MÉRIDA: PUCH
MUERTE: Ah, queride MÉRRIDA Celeste Puch, es un placer conocerla…no, no,

no….

(VUELVE A MATARLA Y PRACTICA SOLO)

MUERTE: Queride MÉRRIDA Celeste Puch, es un placer conocerla… conocerle,

conocerlix, conocer a usted...soy la muerte…No, no, no puedes decirle eso! Cómo

se lo vas a decir asi...sólo la asustarías! Ah… Qué difícil es ésto.

Vuelvo a empezar…

(LA DESPIERTA)

MUERTE: Queride Mérrida Celeste Puch, es un placer.

(Se queda cruzadita de piernas mientras da golpecitos con el pie, sin saber qué hacer.

Suspira profundamente y, pesadamente, revive a MÉRIDA. Que de nuevo vuelve a la vida

como si nada).

MÉRIDA: (sonidos emeritenses preocupados).

MUERTE: ¿Qué?

MÉRIDA: (sonidos emeritenses de cortesía)

MUERTE: ¿Agua?

MÉRIDA: (sonidos emeritenses de madre sobre protectora que atiende muy educada una

visita en su casa)

MUERTE: ¡Oh! Esto… Sí, gracias, muy amable queride… (MÉRIDA le ofrece el vaso

mientras le insiste que se siente, muy educada ella) . Oh, sí, está bien, gracias. (Se le

ilumina la cara, tiene una idea) ¿Tendrías un paracetamol?

MÉRIDA: (sonidos emeritenses).

MUERTE: Sí, para el dolor de cabeza.


(MÉRIDA se dirige entonces a un gran bolso de playa, hundiendo la cabeza y parte del

cuerpo en él. Recuerda a un avestruz. Comienza a hacer violentos movimientos y sacar

todo tipo de objetos ofreciéndoselos a La Muerte. Sólo brazos, nunca la cabeza. A cada

uno, La Muerte le dice que no es eso. Y ella niega con la cabeza dentro del bolso, tirando

afuera el objeto y sigue buscando.)

MUERTE: (saca la flauta de la primera escena) No… no es eso. (Busca. Saca las

pistolas de Jesús.) No, es redondito. (Busca. Saca la manzana de Eva.) No, no es eso.

Es blanco. (Busca. Saca los aerosoles del autobús.) No. Es mas pequeño. (Busca. Saca

la mano cerrada. Al abrirla, se oye el zumbido de una mosca. Ambos personajes siguen a la

mosca con la cabeza muy despacio. En un gesto extremadamente rápido, casi autómata,

escuchamos el sonido de la guadaña y el de la mosca cesa. Ambos personajes ven la

mosca caer. MÉRIDA vuelve a lo suyo.)

MUERTE: (muy asustada de repente, mirando la guadaña). Oh no… Ay cielos,

pobrecita. Yo no… Ay, ay, ay… ( En ese momento MÉRIDA le ofrece el paracetamol).

No, es más… ¡Espera! ¡Sí, sí; es justamente eso!

(Ambos festejan, saltan y ríen. Entonces La Muerte no sabe qué hacer con la pastilla. Mira

su mano y mira a MÉRIDA).

MUERTE: Esto… ¿Quieres probar? (MÉRIDA, mira con curiosidad, pero niega

amablemente al final) Es muy rica! (Pausa) ¿sabes? (Capta la atención de MÉRIDA) ¡Sí!

Son de sabores, esta por ejemplo tiene pinta de ser de… ¿Menta..? ( MÉRIDA pone

cara de asco) ¡Quiero decir… de mar! ( MÉRIDA abre mucho los ojos, atenta) ¡Eso, sí,

sabe a mar! ¿Quieres probar?

(MÉRIDA duda por un segundo, pero rápidamente abre la boca confiada. La Muerte deja

caer la pastilla en la boca de MÉRIDA. La Muerte rápidamente le intenta llevar una copa de

agua y al girarse, ve a MÉRIDA junto al barreño, que mete la cabeza para beber muy

ruidosamente. Traga de igual manera. La Muerte acerca su cabeza a la de MÉRIDA, entre

ilusionado y expectante).
MÉRIDA: RRRRRRR….

(MÉRIDA empieza a convulsionar y morir por fin como cucaracha atrofiada. La Muerte la

mira por encima y suspira aliviada. Se sienta entonces satisfecha y alegre a dar parte de la

muerte. Usa la guadaña como boli).

MUERTE: Bien, bien, bien… Por fin. A ver… MÉRRIDA Celeste Puig, ajam… Hora

de la muerte… (Hace como que mira un reloj de pulsera y se da cuenta de que no tiene,

entonces busca alguna señal de la hora o a su alrededor en el cielo).

Sobre las 5 de la tarde. Sí. Causa de la muerte: paracetamol. Tik. (Tika en el

cuaderno). Confirmación de la muerte… Conf…

(En ese momento MÉRIDA hace un pequeño ruidito. La Muerte dirige la mirada hacia ella

muy despacio. De igual manera se levanta y se acerca hacia ella, quedando parada encima

suyo).

MUERTE: MÉRRIDA… (Pausa) ¿Te has muerto?

MÉRIDA: (Pausa). Sí.

MUERTE: (Relajada) Ah, vale, menos mal…

(De repente La Muerte da un brinco y grita. Empieza a girar sobre sí misma, ojear en el libro

y andar en el sitio, extremadamente nerviosa).


MUERTE: ¡Nonononono, ésto no puede suceder, se supone que ya ha pasado todo

como tenía que pasar! ¡En el seminario no decían nada de esto!

(Mira hacia todos lados. Entonces se acerca muy despacio a MÉRIDA, que sigue inmóvil en

el suelo, y le susurra mirando de reojo al cielo).

MUERTE: MÉRRIDA, si alguien te pregunta, tú di que te has muerto…Vale?

MÉRIDA: Vale… RRRR

(La Muerte comienza a hacer el mutis muy poquito a poco, vigilando al Cielo, desde donde

es observada. Antes de hacer el mutis total, saca su cuaderno y lo mira).

MUERTE: Vale, a ver, el siguiente es… 27 de septiembre de 2021. Nombre,

Isabel…(De repente se para en seco, mira a público y con la voz de Jesús anciano)

Isabelita… Isabelita… (Poco a poco se recompone, voz incluída) . Causa de la muerte:

yogurt en mal estado.

(LA MUERTE DESPIDE LA ESCENA DE MÉRIDA MIENTRAS ENTRE ISABEL EN

ESCENA A LAVAR ROPA EN EL BARREÑO)


ISABEL

(ISABEL LAVA LA ROPA)

ISABEL: (MOLESTA) ¡Otra vez no! Otra vez? Pero si ya aclaramos esto.

MUERTE: ¿Que? (CONFUSA)

ISABEL: ¿Cómo que qué? Dímelo tú.

MUERTE: ¿Qué te diga yo?

ISABEL: Mira, no podemos estar siempre con lo mismo. Ya quedamos en que eso

ya pasó. Estábamos en paz. Tregua. No te hagas el tonto… no hagas como que no

sabes…

MUERTE: Disculpa…

ISABEL: Disculpa dice… Pero, ¿cómo se te ocurre aparecer otra vez?

MUERTE: Disculpe señorita, pero yo a usted no la conozco de nada.

ISABEL: Que no me conoce, dice. ¡Pero si te conozco yo a ti! Anda que no te he

visto yo más de una vez , que tuvimos tiempo tú y yo de charlar…

MUERTE: Suele pasar algunas veces, me confunden con otras. Es un trabajo un

poco repetitivo. La otra iba de negro, ¿no lo recuerda? ( CUQUI) Me gusta más el

marrón, es más otoñal. (SE REPONE) Perdone, debió conocer usted a mi

predecesora. Me presento. (EXTIENDE LA GUADAÑA PARA DARLE LA MANO)

ISABEL: Quita, quita! A mi no te me acerques con eso. (ESCUPE Y SACUDE LAS

MANOS PARA ESPANTAR EL MAL AUGURIO)

MUERTE: Si, debió conocer usted a la quinceaba, yo soy decimosexta.

ISABEL: (MOLESTA) Vale, vale. Pues a la quinceaba, le tengo echada la Cruz. Yo

con ella quedé que tenía prórroga para unos cuantos años.

MUERTE: Eso nos ahorra mucho trabajo. (SE SIENTA) Le importaría ,entonces,

morirse?
ISABEL: ¿Perdona?

MUERTE: Disculpe, pero aquí pone que le toca, ¿ve? ( LE MUESTRA EL LIBRO)

27 de septiembre de 2021 a la caída del sol, ¿ve?

ISABEL: Si, si, lo veo. Pero esto no puede ser, tiene que haber un error porque yo

ahora mismo estoy muy bien, estoy curada. Yo estoy haciendo mi vida normal, en el

campo, lejos de la contaminación, lavando mi ropa, con mi vaca, mis gallinas, mi

perro… Ay, tiene que estar por ahí. ¿Fuscas? Fuscas, ven. ( CADA VEZ MÁS

NERVIOSA) Fuscas? Fuscas!! Ven!

MUERTE: ( ATERRORIZADA CON LOS PERROS SE SUBE A LA SILLA) ¡Ay! No, no, no

le gusto a los perros. Me ladran, me mean.

ISABEL: No me extraña… (VUELVE A LAVAR)

(APARECE EL PERRO=Alba con cabeza de perro= Y ATACA A LA MUERTE, ESTA

INTENTA QUE SE VAYA MIENTRAS GRITA)

ISABEL: ¡Muy bien, Fuscas!

MUERTE: ¡No es gracioso! ¡Fuera, fuera! ¡Ah, ahhh! (SE CAE DE LA SILLA AL

SUELO)

(LA MUERTE SE QUEDA EN EL SUELO EN POSICIÓN FETAL GIMIENDO DE LA CAÍDA

Y ACARICIANDO LA PARTE DOLORIDA CON LA GUADAÑA)

ISABEL: ¿te has hecho daño?

MUERTE: Si.

ISABEL: ¿Necesitas algo? ¿Qué te hago?

MUERTE: Sana sana culito de rana.

(ISABEL SE COLOCA DETRÁS DE ELLA Y LE CANTA)

ISABEL: Sana, Sana culito de rana, si no Sana hoy sanará mañana. ¿Ya?

MUERTE: Más.
ISABEL: (LE ACUNA UN POCO) Sana, Sana culito de rana, si no Sana hoy sanará

mañana. ¿Mejor?

MUERTE: Si.

ISABEL: Venga, vamos arriba. Venga.

( ISABEL LA AYUDA A LEVANTARSE Y CUANDO LE DA LA MANO SE MUERE. ANTES

DE QUE CAIGA AL SUELO MUERTA, LA MUERTA LA RECOGE Y REVIVE. LA MUERTE

SE SEPARA COGIENDO AIRE HACIA UN LADO E ISABEL HACIA OTRO)

ISABEL: Un poquito de cuidado, ¿no?

MUERTE: Si, perdona. No ha sido mi intención. Lo siento.

ISABEL: Lo siento, dice…

MUERTE: Ha sido un accidente, tú me has tocado…

ISABEL: Ah, ¿la culpa es mía? Yo no soy la que va matando a toda la gente,

sabes?

MUERTE: Ya, pero has sido tú la que me has agarrado a mi.

ISABEL: Te quería ayudar, pero vamos que la próxima vez nada.

MUERTE: Y yo te lo agradezco, pero si tú no hubieras llamado al perro…

ISABEL: Hombre, es que si me vienes así, sin avisar, sin llamar a la puerta… Pues

llamo al perro, la verdad.

MUERTE: Yo he entrado muy educadamente y he llamado a la puerta, solo que no

me has escuchado.

ISABEL: Porque estaba haciendo cosas.

MUERTE: Como todos, todos estamos haciendo algo aquí. Cada uno lo hace lo

mejor que puede. Y yo soy nuevo en esto.


ISABEL: Y bueno, puedo saber por qué te apareces ahora? Yo estoy muy bien,

estoy sanita, como todo ecológico de mi huerto, de mis animales… ¿por qué

ahora?

(LA MUERTE SEÑALA EL LIBRO CON LA GUADAÑA)

ISABEL: Ya, ya, pero que lo ponga un libro no significa que tenga que ser verdad,

los libros tienen erratas. Y bueno, tú no tienes que hacer todo lo que te dicen que

hagas...tu le haces caso a cualquiera?

MUERTE: A cualquiera no, al jefe. (Mira arriba)

ISABEL: ¿Y si el jefe te dice que te tires por un barranco, te tiras?

MUERTE: Claro, para eso es el jefe… el jefe de todo esto.

ISABEL: Pues yo, con tu jefe, ya tuve una charla en su momento y no tiene razón.

Es muy cabezota para ser el que entiende de todo.

MUERTE: Bueno, cada uno tiene sus cosas.

ISABEL: En esta vida hay que tomar decisiones, y por toda decisión perdemos algo.

Así que, tú, toma tu decisión y no hagas lo que te diga tu jefe, sin pensar. Quizás el

jefe se equivoca, no? No basta con decir que eres un mandao y escurrir el bulto.

MUERTE: (LA MUERTE ESTÁ MUY DUDOSA ) Pero, es lo que dice el manual.

ISABEL: Pues los manuales hace 1000 años decían que la tierra era plana y que

había monstruos.

MUERTE: (ASUSTADA) Ah! ¿Monstruos?

ISABEL: ( SORPRENDIDA) ¿No sabías eso?

MUERTE: No, me asustan los monstruos.


ISABEL: Pues se decía que había monstruos y muchos años después se descubrió

que eran dinosaurios. La gente se equivoca, y él también.

(SE LEVANTA CON SUS COSAS PARA IRSE, LA MUERTE LE PARA)

MUERTE: ¡Espera! ¿ A dónde vas?

ISABEL: A donde la vecina.

MUERTE: Si no es mucha molestia, se podría saber ¿a qué?

ISABEL: Me ha hecho unos yogures caseros, para que los pruebe.

(MUERTE FELIZ Y CONTENTA)

ISABEL: ¿Qué te pasa?

MUERTE: Nada, nada, tu ve.

(SALE ISABEL DE ESCENA Y ENTRA COMIENDO UN YOGURT)

ISABEL: ¿Quieres?

MUERTE: No, no, no, no, muchas gracias. (SE SIENTA)

ISABEL: Pues está muy bueno.

MUERTE: Si, si. Seguro que está delicioso.

ISABEL: No es por ser indiscreta…

MUERTE: Tranquila, no molestas.

ISABEL: ¿Te vas a quedar aquí todo el día?

MUERTE: No, no, no, no, esto va ser rápido. Enseguida me voy.
(ISABEL NERVIOSA, NO SE FÍA)

ISABEL: ¿Qué va a ser rápido?

MUERTE: Esto, lo nuestro.

ISABEL: ¿Por qué?

(LA MUERTE SEÑALA DE MANERA DISCRETA EL YOGUR CON LA GUADAÑA. ISABEL

NERVIOSA)

MUERTE: Es sólo cuestión de tiempo.

(EMPIEZAN LAS MOSCAS ALREDEDOR DE ISABEL)

MUERTE: ( CONTENTA) Así, si, deja que suceda. Tú déjate llevar, es más fácil.

Hazle espacio, ommmm. Inspira, expira, inspira, expira y asi hasta que expires…

ISABEL: Pero ¿de dónde vienen estas putas moscas? ( MUY ANGUSTIADA)

MUERTE: Tranquila. Déjate llevar.

(LA MUERTE SE LEVANTA Y LA ACOMPAÑA. ISABEL EMPIEZA A SENTIR LOS

DOLORES DE LA MUERTE CADA VEZ MÁS FUERTES)

MUERTE: Cuanto más te resistas será peor.

ISABEL: ¡ Yo tenía un trato con vosotros!

MUERTE: Ya, bueno, pero las cosas cambian…

ISABEL : ¡ Que es esta mierda de muerte! ¡Hay que ser cutre! ¡Es patética! ¡Y duele

mucho!
MUERTE: Yo no escribo las muertes, solo las llevo a cabo. No sabía que te iba a

doler tanto.

(ISABEL MUERE Y SE QUEDA EN POSICIÓN FIJA CON MÁSCARA DE HORROR.

LA MUERTE SE ACERCA CON CUIDADO A ELLA, DEJA LA GUADAÑA Y EL LIBRO A

UN LADO Y SE ASOMA A VER LA CARA DE ISABEL. SIENTE QUE SE VE EN SU

PROPIO ESPEJO, SE HORRORIZA)

MUERTE: (SE ACOMODA EL TRAJE. ESTÁ TEMBLANDO) Causa de la muerte, yogurt

en mal estado… Confirmación de muerte…

(SE VA TEMBLANDO)
DISCOTECA

(Entra Mérida vestida de disco en maya azul, con gafas nadar psico,

coctelera, etc, música techno. Baila y mueve los cubos para hacer espacio

para bailar y hacer tragos. Se levanta isabel muerta y se descoca y baila

hasta quedar en tetas. Entra la muerte, con pasos en coreo restos de

gestos de ella. Mérida le da crema blanca en aerosol a la boca de ella y le

pone las gafas suyas a la muerte, sin dejar coreo. Ambas empiezan a

toquetearse y juguetear entre ellas. Se van yendo de escena en ese acto

mientras la muerte, que a partir de que se le colocó las gafas está como

drogada mirando elefantitos de colores a su alrededor. Mérida vuelve a

buscarla y con el dedo se la lleva con ellas afuera. Se escuchan gritos de

placer psicodélico. Vemos la mano como último vestigio del cuerpo

abducido por el placer. Cae a escena la chancla de la muerte, vemos el pie

y vuelve a entrar el conquistador, con su maza, descubriendo nueva tierra

y le siguen mérida e isabel, en línea. )

CONQUISTADOR: Hispania, tierra de conejos!! (SE CORTA LA LUZ.) Luis? Se

cortó la luz, Luis?

MÉRIDA: Ay España….

CONQUISTADOR: Tierra de conejos!!

ISABEL: Y qué ricos quedan con arroz!!

(APAGÓN)

También podría gustarte