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Introducción…………………………………………........................................1
Conclusión…………………………………………………………......................37
Bibliografía.....................................................................................................38
1
LAS ONG Y EL PROCESO DE DESARROLLO
I. INTRODUCCIÓN
2
-CARACTERÍSTICAS DE LAS ONG: En este apartado expondremos algunas
ideas que se consideran particulares del movimiento de las ONG.
3
II. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO ONG
Del mismo modo, en la sociedad civil las ONG tiene voz pero no voto, pero a
diferencia de estos organismos internacionales, tampoco tienen mucho dinero que
lo compense, y por eso es sorprendente que hayan llegado a tener un perfil tan
visible como el que en época reciente se ha expresado notoriamente en las
festividades organizadas por y para ellas en las márgenes de las grandes
conferencias internacionales sobre las mujeres (Nairobi, 1985 y Pekín, 1995),
sobre la población (El Cairo, 1994) y sobre el medio ambiente (Río de Janeiro,
1992). La razón es en que han adquirido ese perfil por la fuerza de su existencia
colectiva, antes que por su existencia como organizaciones individuales. Por que
ahora el término ONG ya no puede tener ningún significado coherente si se
entiende como referente a organizaciones individuales: más bien se refiere a ellas
en plural, como una colectividad. Su uso frecuente como nombre colectivo nos
dice que los que hablan de las ONG saben que se refiere a un movimiento. El
término ha pedido mucho de su significado literal; o sea, decir que se trata de un
4
conjunto de entidades “no gubernamentales” no nos dice casi nada sobre lo que
realmente hacen, y menos aún acerca de las actividades de estos organismos.
5
pueden encontrase por medio de mecanismos de mercado convencionales,
porque los ideales con que trabajan son esencialmente ideales humanitario
antimercado. El movimiento se ocupa, además, de acuñar política: influir en los
gobiernos es un punto importante de su programa porque en cierta medida es un
movimiento de ideas. En suma, no hay mucho que ganar preguntándose “¿cuál es
la esencia de la ONG?”, y es más útil ubicar a las ONG en un movimiento mundial,
participacioncita y alternativo.
En Costa Rica las ONG incluyen también a las cooperativas que son prestatarios
de servicios, por lo que este concepto de ONG es más amplio que el de
organizaciones sin fines de lucro.
1
Alain Touraine, “Production de société”, París, Éditions du Senil, 1973.
6
comunidad internacional de la política de desarrollo como portadora de
intervenciones políticas emanadas de la sociedad civil. Por sociedad civil
entendemos aquí las asociaciones orientadas hacia una causa, las de
beneficencia, los gruidos de presión y las entidades que surgen al margen de la
creación de política y la asignación de recursos oficiales, pero que han logrado
adquirir cierta legitimidad como representantes, no necesaria o siquiera
mínimamente de un cuerpo significativo de opinión en términos cuantitativos, si no
más bien de la conciencia, y con frecuencia de la mala conciencia, la conciencia
de la culpa. Libre de las restricciones de los procedimientos y las convenciones, la
red y sus miembros se ocupan de asuntos de sustancia política, ideológica, y
moral mucho más de lo que pueden hacerlo las instituciones oficiales y los
partidos políticos, limitados por procedimientos, por consideraciones electorales y
por las minucias y los cálculos del intercambio político internacional; constituye así
mismo el mecanismo por medio del cual esos grupos y entidades encuentran
manera de sobrevivir y, por ende de actuar. Además son algo diferente de los
grupos de presión institucionalizados, por que éstos se deben a sus partidarios y
están obligados a seguir estrictamente un programa, mientras que estos grupos
orientados hacia una causa no se deben a nadie más que a si mismos.
Actualmente esa red internacional de la sociedad civil es una parte establecida de
la comunidad política, no solo en el sentido de que sus activistas aparecen
debatiendo en los mismos foros que los representantes de gobiernos y partidos,
sino también porque están incorporados al proceso de formulación y aplicación de
política por medio de las principales instituciones de desarrollo, por medio de
consultas, asesorías, cooptación en la formulación de política internacional,
subcontratación, etcétera.
Hace cuarenta años esta red apenas existía en el nivel internacional; ahora es un
participante habitual en procesos sumamente importantes, en una asociación
incomoda pero creciente con homólogos en gobierno e instituciones financieras
internacionales. Las políticas económicas – y cada vez más las políticas
ambientales y sociales – de la mayoría de los países del mundo se deciden en
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debates y en cierta medida – aunque no enteramente – por negociaciones que
tienen lugar ente una élite intelectual global, en parte empleada por el Banco
Mundial e instituciones similares, y preparada en un conjunto de facultades de
economía, principalmente en Estados Unidos y en menor grado en Europa. Se
trata de una red (de nuevo) de personas de mentalidad similar, que incluso cuando
son ministros se comportan como tecnócratas al servicio de amos políticos,2 y con
esa tecnocracia internacional creadora de política con la que ha entrado en una
relación cooperativa la red de las ONG. Los tecnócratas, evidentemente, no
forman parte de un movimiento: están limitados a espacios particulares; los de sus
instituciones o cargos, el nivel único de su habilidad profesional. Las ONG forman
parte de un movimiento porque funcionan en muchos niveles y en muchos
espacios diferentes: podemos encontrarlas concientizando tanto en fabricas como
en el campo, suministrando atención sanitaria o educación, administrando
programas de asistencia técnica a agricultores, manejando centros de
documentación, etc. Movilizan a la política pública, sus redes penetran en los
medios de comunicación y en los más recónditos rincones del mundo de la
educación y la investigación, y no tienen limitaciones derivadas de la fidelidad a un
partido o a un Estado. Las ONG se autodefinen como “impulsadas por valores” y
justifican su existencia ante todo – aunque no exclusivamente- en términos de
ideales, y sólo en segundo lugar en términos de aptitud o profesionalismo; son
capaces al mismo tiempo de movilizar pericia, producir proyectos y manejarlos, es
decir, de llevar a la práctica sus ideales con medios propios, o al menos con
medios obtenidos por sus propios esfuerzos, en contraste con los partidos
políticos, que sólo pueden “realizar” sus ideas por medio de la maquinaria pesada
y a menudo resistente del Estado.
Es por eso que, si bien puede ser exagerado decir que las ONG actúan en el Nivel
de un “sistema de acción histórica”, es razonable afirmar que funcionan dentro de
los países como internacionalmente en una comunidad internacional de políticas
de desarrollo, que es en sí un poderoso determinante del contenido de la política
2
Se hace referencia a la práctica hoy habitual de nombrar secretario de Hacienda o de Economía que, como
no tienen pasado electoral ni aspiran a un futuro electoral, no tienen una base política propia independiente.
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gubernamental en todo el mundo. También son portadoras y en cierta medida
creadoras de un proyecto o proyectos históricos. Un proyecto histórico es mucho
más que un estribillo ideológico. Basta recordar que le propia democracia social no
ha sido tanto una ideología, única como un amplio aparato intelectual e
institucional, para la producción de un programa histórico para el pensamiento y la
acción: las universidades, las burocracias gubernamentales, muchos partidos
políticos, el movimiento sindical, han sido y a menudo continúan siendo foros para
la producción de programas de todo tipo que, si bien comparten la subcultura
democrática social, también varían enormemente en su contenido y dirección.
9
III. CARACTERÍSTICAS DE LAS ONG
Hoy observamos otra subcultura; entre sus muchos contrastes con la democracia
social se encuentran su carácter global y cosmopolita, el hecho de que se basa en
redes, más que en mecanismos institucionalizados, y su actitud de incomodidad
con el poder estatal, pero que comparte con la democracia social los múltiples
niveles de intervención. Mediante innumerables seminarios y conferencias, cursos
y departamentos universitarios, observamos un archipiélago de disidencia cuyas
causas más conocidas son los derechos humanos, la participación, el
ambientalismo y las mujeres. En este contexto las ONG, colectivamente, son uno
de los principales actores e incluso establecen programas de acción – a menudo
conflictivos, pero sin embargo influyentes- y tienen influencia por que son capaces
de llamar en su ayuda a la sociedad civil. Ese llamado puede estar o no justificado
y tener éxito o no, pero la posesión de esa “voz” adicional les asegura un lugar
especial dentro del sistema internacional de desarrollo.
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esta sujeta a cambios de estilo, prioridades y circunstancias, pero el método de
acción de las ONG va a durar, y es por su método, más que por la sustancia de
sus opiniones, afirmaciones, prejuicios o filosofías, por no hablar de sus
realizaciones, que las ONG merecen atención.
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ambiciones, luchas por el poder, rivalidades ideológicas, y políticas, mercadeo y
persecución de los recursos. Pero si quiere decir que ese patrón es distinto por
que esos contactos no están mediados por un aparato de representación formal,
como en los sindicatos y en grupos de interés establecidos, ni por el clientismo
político, como en los partidos políticos, sino más bien por redes que cortan
transversalmente esas fronteras sociales que tienen un lugar tan central y decisivo
en la política y en la distribución del ingreso y la riqueza: concretamente las de la
nación, el grupo étnico y la clase.
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central de las ONG su participación en múltiples niveles e instancias de la
sociedad civil y el Estado, nacional e internacionalmente. Esa multiplicidad, esa
potencial profundidad, es lo que las distingue. En descripciones de diversas
campañas en distintos países encontramos ONG con contactos que van desde
organizaciones basadas en iglesias locales hasta el Banco Mundial, las vemos
haciendo alianzas transnacionales con otras ONG, y combinando grupos en
Estados Unidos y en Filipinas; vemos movilización de base por causas concretas y
un uso impecable de pericia profesional en la persecución de sus objetivos. Una
de las limitaciones más serias de las ONG, por lo menos en momentos y lugares
en que la libertad política está razonablemente asegurada, es el dinero, y su
incesante búsqueda de apoyo financiero ha mancillado su imagen a los ojos de
quienes veían en ellas la imagen de una sociedad civil en surgimiento. Sin
embargo, las ONG no tienen por qué avergonzarse de eso, y quienes las critican
no deberían verlo como un signo de debilidad moral, por que esa limitación y la
necesidad obsesiva de superarla la comparten con los partidos políticos, con las
iglesias, y los grupos religiosos de todo tipo, con los grupos de interés, con los
investigadores académicos y con una lista inacabable de grupos y entidades para
quienes la necesidad económica es, a la vez, una condición indispensable de su
existencia y, de alguna manera, una incomodidad, una mancha. Debido a esa
limitación, no se puede esperar que las ONG actúen con total desinterés por las
preferencias de sus patrocinadores, a la vez que éstos, por su parte, deben
respetar la autonomía de las ONG si no quieres que sus actos de beneficencia
queden desacreditados como publicidad disfrazada o manipulación ideológica.
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entre una casa matriz y una subsidiaria. Eso ya existe en abundancia y
presumiblemente si los donantes acuden a organizaciones no gubernamentales es
por que están buscando “algo diferente”. Por el contrario, si los donantes
derramaran sus recursos en forma incondicional, los escándalos resultantes los
desacreditarían tanto a ellos como a todo el proceso.
14
IV. CONDICIONES HISTÓRICAS PARA EL SURGIMIENTO DE LAS ONG EN
AMERICA LATINA
15
de la base, y la comunidad internacional de desarrollo. Al principio eso significaba
las ONG internacionales, pero más recientemente ha llegado a incluir de manera
directa o indirecta a los gobiernos de “países donantes”, y también a algunos de
los gobiernos de los países donde operan las propias ONG.
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internacional a las ONG chilenas haya sido mucho mayor que el que recibieron las
argentinas durante la dictadura, aunque sí es una sorpresa observar que, después
que los militares dejaron el poder, las posibilidades de los activistas de la sociedad
civil de ambos países empezaron a converger. Las ONG internacionales
consideraron que, con el regreso del gobierno elegido, su contribución ya no era
tan urgente y sus recursos estarían mejor empleados en otra parte, y que las
organizaciones locales asociadas con ellas podían obtener recursos de sus
propios gobiernos, mientras que al mismo tiempo los gobiernos venían en las
ONG asociados útiles en la política social.
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postgrado. Pero después del retiro de Silva Henríquez el nombramiento recayó en
un personaje más moderado, el arzobispo Fresno, y cuando el Papa visitó el país,
en 1987, el cambio era ya palpable y evidente. Aún cuando una condición de la
visita era que la transmisión de los acontecimientos por televisión no fuera
controlada por el gobierno, la jerarquía eclesiástica hizo esfuerzos sobrehumanos,
por impedir excesos en los discursos pronunciados ante el Papa en reuniones
públicas, y destituyó al director Pastoral de la Juventud cuando las cosas se le
fueron de las manos. A medida que pasaba el tiempo la Iglesia mantuvo una línea
durísima en torno al control de -la natalidad y el aborto- igual que su equivalente
en Argentina, pero en forma quizás un poco más sorprendente- y hasta en las
actividades de las comunidades de base se pudo observar un retorno al viejo
cristianismo moralista. Después del regreso al gobierno electoral, en 1990, el
arzobispado de Santiago disolvió la Vicaría, con el argumento de que ahora el
gobierno podía hacerse cargo de los problemas de bienestar social, y las ONG,
por un lado, y los partidos políticos, por el otro, siguieron con sus propios
programas sin apoyo ni interferencia de la Iglesia. La diferencia en Brasil ha sido,
primero la existencia de diversas diócesis donde, en un suave desafío al
Vaticano, el obispo o el arzobispo han dado un fuerte apoyo a actividades
sociopolíticas de inspiración cristiana, con concientización y proyectismo, como
por ejemplo en Sao Paulo, Duque de Caxias y Vitória. En segundo lugar, en potras
partes de Brasil encontramos actividades similares apoyadas por curas, pero que
funcionan independientemente del control de la jerarquía eclesiástica. Tercero el
resultado de Brasil ha sido quizás un aumento de la resistencia de redes católicas
como Acción Católica Obrera (ACO), y una mayor independencia de las misiones
pastorales, para diversos grupos en desventaja (pueblos indígenas, agricultores y
trabajadores agrícolas, jóvenes de áreas urbana, etcétera).
Brasil es el único país del Cono Sur en que las divisiones dentro de la Iglesia han
tenido consecuencias para la acción eclesiástica, mientras que en otras partes se
ha tratado, en general, de desacuerdos ideológicos sin mayores efectos prácticos.
Desde 1985 una organización aparentemente oscura llamada Asociación para la
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Difusión de Instrucción y Proyectos (ADITEPP) inició un programa de reuniones
con miras a fortalecer la dirigencia en el nivel local en una amplia gama de redes
locales y organizaciones comunitarias, animando a la gente a aceptar
responsabilidades en grupos de barrio y otros similares, y ofreciéndoles
capacitación para ese fin. A partir de entonces Brasil presenció una proliferación
del proyectismo, que es una característica central de la vida de las ONG. Entre
1983 y 1989 el Centro de Estadísticas Religiosas e Investigación Social (CERIS),
vinculado formalmente a la jerarquía católica, proceso más de dos mil
“miniproyectos” para su financiamiento por organismos internacionales, en su
mayoría católicos. Menos de la mitad obtuvieron fondos, y aparentemente el
CERIS tenía amplia autonomía para esas decisiones.3 De acuerdo con los datos
generados por Fernández y Carneiro, el 70% de las ONG brasileñas eran
financiadas principalmente por organismos vinculados a entidades religiosas, o
agencias confessionais, como se llaman allá, que significa en rigor agencias de
orientación religiosa corporativa, como el Adveniat de los obispos alemanes o el
Catholic World Relief.4 Otros datos muestran que aproximadamente un tercio de
la ONG estaban “al servicio del movimiento popular”, término que en ese contexto
significa organizaciones vinculadas a la vez a la Iglesia y al pueblo. En Brasil
algunas de las organizaciones más promitentes dedicadas a apoyar los
movimientos populares –que proporcionan material educativo, capacitación para
dirigentes, documentación de todo tipo- tiene sus orígenes en organizaciones que
en sus primeras etapas fueron apoyadas oficialmente por la Iglesia y después se
independizaron. La separación fue muy amigable y es frecuente encontrar
sacerdotes, ex sacerdotes y miembros de las ordenes religiosas dentro de esas
organizaciones y entre las personas conectados con ellas, al tiempo que gran
número de activistas se vincularon en un principio mediante su temprana
participación en CEB5 y organizaciones de base similares patrocinadas por las
Iglesias.6 En Brasil, más que en otras partes, el movimiento popular ha buscado
3
Ana María Doimo, Movimientos sociales y participación política de Brasil pós -70, Río de Janeiro, Relume
Dumara, 1995, p. 158.
4
Rubem Cesar Fernades y Leandro P. Carneiro, Las ONGS años 90: una opinión de los dirigentes brasileiros,
Río de Janeiro, ISER, 1991.
5
Comunidades Eclesial de Base, con la connotación institucional de “eclesial” (eclesistica).
6
Ana María Doimo, la voz del pueblo.
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apoyo, consejo y orientación en sacerdotes y miembros de las órdenes religiosas,
pero al mismo tiempo los curas e incluso obispos que han mantenido su
compromiso han sido un síntoma de división dentro del a jerarquía católica, y por
eso han contado con un respaldo cada vez menor desde “arriba” –lo que significa
la Conferencia Episcopal, donde la mayoría basista7 ha venido declinando desde
fines de los ochenta- y por supuesto desde Roma. Incluso se ha demostrado que
hasta el gran portavoz de los pobres dom Helder Cámara, logró muy poco en su
esfuerzo por modificar la estructura y la cultura de su arquidiócesis para reflejar su
orientación hacia la “Iglesia del Pueblo” o “Iglesia del los Pobres”. 8 Esto es un
excelente ejemplo de trabajo basado no solo en fuentes de financiamiento
internacionales sino también en relaciones públicas de tipo internacional.
Aparentemente dom Helder dedicó tanto tiempo y energía a la proyección de su
imagen internacional que no le quedó mucho para manejar su propia casa, a
menos que hubiera abandonado toda esperanza de cambiar la estructura de la
Iglesia católica en el nordeste brasileiro y creyera que podía hacer algo mejor
elevando la conciencia del mundo y atrayendo dinero para actividades de base
paralelas a las estructuras jerárquicas. Hay también casos de sacerdotes que
trabajan en forma solidaria con escaso apoyo de sus obispos, como en San
Salvador de Bahía, y solo en Sao Paulo, en algunas partes de la periferia de Río
de Janeiro encontramos una diócesis o arquidiócesis comprometida que apoya la
movilización básica. En suma, los grupos y las organizaciones que trabajan por la
transformación de la Iglesia católica han tenido más éxito fuera que dentro de ella.
Los años siguientes al fin de la dictadura han visto convergencias y divergencias
en las relaciones entre los Estados, las ONG y el activismo de base.
20
Estado. Las ONG necesitan contratos para sobrevivir y el Estado tiene trabajo
para ellas, especialmente dada la falta de toda posibilidad de resucitar el Estado
de bienestar pleno, de manera que las circunstancias están maduras para la
asociación con el Estado en un marco tecnocrático moderado, donde el contenido
político de las ONG se ve significativamente reducido.
21
ocurrió en Chile en las décadas de 1970 y 1980. En Brasil las ONG no encuentran
un socio ya preparado en las instituciones estatales, y en consecuencia es posible
que se vean obligadas a seguir dependiendo de las donaciones internacionales
más que sus equivalentes chilenas, pero por otra parte es posible que conserven
más de su herencia basista. Los proyectos continúan siendo pequeños; ya no
parecen tanto asesorías o subcontratos, que es el contenido real de la asociación
con el Estado; el método sigue siendo más importante que el producto o el
resultado.
Las ONG brasileñas son peculiares en otros aspectos, lo que quizá contribuya a
que mantengan programas más políticos, y menos comerciales / prácticos. El
clientelismo, en el sentido de partidos que otorgan a sus seguidores favores
individuales, especialmente, empleos, es común en toda la región y más allá; en
Brasil, y sobre todo en el norte y el noreste, las relaciones de dependencia
personal forman parte de complejas redes de parentesco y meta parentesco, así
como de relaciones de empleo, especialmente en el campo. El discurso del
movimiento popular brasileños emplea al término assistencialismo para describir
esas relaciones, así como el clientelismo político en general, y es asombroso
observar la gran penetración del discurso antisistencialista en esos círculos. Sin
embargo, como se trata del país con la base industrial más moderna y la élite
gerencial y tecnocrática más avanzada de la región – tal vez con la excepción de
Chile -, no es del todo sorprendente descubrir que ocasionalmente hasta el estado
intenta reformar el sistema. En un caso notable, encontramos a la burocracia
gubernamental (en el estado de Ceará, en el noreste de Brasil) utilizando hábiles
técnicas para estimular la participación y el monitoreo populares de un programa
de salud “desde abajo”; enviando profesionistas a pueblos donde jamás habían
aparecido antes; concentrándose en la educación sanitaria, y la medicina
preventiva. Aquí el propio estado ha aprendido del movimiento de las ONG, pero
como es el gobierno, ha movilizado recursos infinitamente mayores que los que
suelen ser capaces de reunir aquéllas y – con voluntad y capacidad políticas
22
desusadas -, aparentemente ha instituido un mecanismo eficaz en el núcleo del
programa.
23
activistas de la fraternidad de las ONG no ocultan sus simpatías y su apoyo al PT
e incluso a grupos particulares dentro de él, y si bien imposible conocer su número
y su peso, lo importante es que las culturas de las ONG en Brasil no ve con malos
ojos este tipo de compromiso partidario. En Chile, ahora que terminó el periodo de
gobierno militar, las ONG, se reservan sus preferencias políticas, un poco a la
manera de los grupos de presión y de beneficencias europeas y estadounidenses.
Las ONG brasileñas, no dependen tanto como las de otros países de consultas y
asociaciones con organizaciones nacionales e internacionales políticamente
sensibles, en ocasiones han emprendido solas campañas de gran notoriedad. En
las campañas contra la violencia y el hambre, las ONG asumen la dirección de
campañas no partidarias pero indudablemente políticas, en que por lado logran
obtener el apoyo de grandes empresas mientras por el otro difunden el mensaje
de que para resolver los problemas del hambre y la violencia la sociedad tiene que
cambiar, por que las obras de caridad y la buena voluntad no son suficientes. En
Chile la participación política de las ONG culminó con el referéndum de 1989,
cuando el pueblo votó por no permitir que Pinochet continuara en su cargo, y
muchas ONG pusieron su personal y su capacidad de participación y de
concientización al servicio de la campaña por el “No”.
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grandes cuestiones políticas pero, rehuyendo las falsas y divisionistas, se
concentran en las que generan consenso y no necesariamente provocan
respuestas partidarias: la ciudadanía, el hambre y la violencia.
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y sus promotores también se proponían combatir; minar o simplemente remplazar
los hábitos políticos considerados como formas “tradicionales” de clientilismo; el
programa operaba por fuera del sistema tradicional de patronazgo del PRI,
utilizando personal más tecnocrático para asignar y administrarlos muy
sustanciosos fondos de que disponía, y profundizando así el proceso de
centralización del patronazgo y del poder que ha sido evidente en los últimos años
en el sistema político mexicano. Los caciques locales estaban siendo relegados, y
como era de esperar sobrevino la discordia política, cuyo punto más notable fue la
separación del PRD.
26
Hasta aquí nos hemos concentrado en las ONG como actores sociopolíticos,
explorando la medida en que pueden ser descritas como portadoras de ciertos
valores, y cómo, mediante su peculiar forma de operar y su inserción en un
movimiento social mundial, están en posición de diseminar esos valores en la
sociedad. Pero también ha habido frecuentes alusiones a las actividades más
mundanas por medio de las cuales las ONG subsisten y toman parte en el negocio
del desarrollo, como socios, asesores, subcontratistas, etc., y es ese campo el que
pasamos a examinar ahora.
27
V. CRISIS DE LEGITIMACIÓN DE LAS ONG
28
adopción, por la comunidad oficial internacional del desarrollo, de buena parte de
lo que hace unos pocos años aparecía como disidente –proyectos en pequeñas
escala, proyectos para mujeres, proyectos ecológicos-, y las propias ONG, que
ahora figuran en lugar promitente en la agenda de las instituciones oficiales, son
objeto de persistentes atenciones por parte de esas instituciones ¿qué tienen para
ofrecer que sea diferente?
Ese éxito además, representa una limitación, que surge del hecho de que el
campo de acción de las ONG se ha estrechado. Hubo una época en que un
proyecto podía ser presentado, e incluso entendido, como una contribución a un
proceso mayor de concientización y cambio político: en el apogeo de la
persecución política, un grupo de personas que hacían casi cualquier cosa en
común, juntas, por ese mismo hecho estaban destacándose y haciendo una
afirmación política. Podía ser una cocina popular o un taller de artesanías, pero en
todos los casos había una especie de corriente política oculta, y las arpilleras
(aquellos bordados famosos que llegaron a ser símbolo de la resistencia chilena)
tenían como tema la persecución, el hambre o el desempleo. Pero después las
cosas cambiaron: las arpilleras tenían que ser vendidas, comercializadas,
exportadas, reproducidas en postales, las fuentes de financiamiento se secaron
cuando por fin terminó la persecución, y el lado “de negocio” pasó a consumir más
tiempo. Del mismo modo, al principio los intelectuales iban al campo a organizar
cooperativas y allí se encontraban con ex compañeros de días de Unidad Popular
o de alguna otra prehistoria de compromiso político, y juntos inventaban un
proyecto como forma de continuar la lucha, pero en realidad era simplemente un
plan político -económico de supervivencia, y una respuesta de emergencia. De
nuevo, con el tiempo pasaron a predominar las exigencias de “vivir de un
proyecto”.
29
realidad, de proyecto ideológico9. La legitimidad de esas ONG está en crisis
porque procesos de democratización de profundidad y sustentabilidad variadas
han llevado a los aparatos estatales a asumir – o reasumir – su papel desarrollista,
al tiempo que elementos tecnocráticos dentro del Estado, se volvían al uso de
métodos de las ONG en la administración de proyectos y programas de bienestar
social. La superviviencia financiera de las ONG está en peligro debido al eterno
problema del financiamiento blando: sus proyectos sin fuertes en capital pero
débiles en cuanto a proveer el indispensable ingreso de mantenimiento que paga
maestros para las escuelas, médicos y enfermeras para los hospitales, agrónomos
para los programas de crédito, etc. Y su identidad ideológica como encarnaciones
de un proyecto democrático está en crisis por que en un cultura cada vez más
democrática también se cuestiona la responsabilidad, por que las ONG no son
elegidas por nadie y sin embargo afirman hablar en nombre de grupos sociales
como los pobres, los agricultores, el pueblo, etc.
9
Anthony Beddington, Crisis y caminos: reflexiones heréticas sobre las ONG, el estado y un desarrollo rural
sustentable en América Latina, La Paz; NOGUB-Cotesu, 1995.
30
VI. ONG COMO ORGANISMOS DEMOCRÁTICOS
31
VII. CRÍTICAS A LAS ONG
Si así como las ONG sostienen su legitimidad, es evidente que también pueden
perderla. Son vulnerables a la competencia entre ellas mismas, que venden todas
una causa o una versión diferentes de una causa similar, así como la competencia
del Estado. En relación con las políticas institucionales están en una posición
similar a las de las actividades económicas informales en relación con las
formales: el sector de las ONG, igual que el “sector informal”, se caracteriza por la
facilidad del ingreso, pero también por una inseguridad mayor que la del sector
formal.
Otra crítica a las ONG arroja algunas dudas sobre su tan alabada eficiencia.
Estudios recientes que pusieron a prueba opiniones hasta entonces aceptadas, en
10 11
los Andes peruanos y bolivianos y en Chile, muestran una tasa de retorno
negativa en el primer caso y un “impacto cero” en las familias campesinas en el
segundo; sin duda los resultados son cuestionables desde el punto de vista
metodológico y otros, pero plantean claramente la cuestión de la supervivencia
financiera de las ONG, ahora que consideran su propia eficiencia como un “punto
de venta”. Medir esa eficiencia es difícil, por que sus objetivos no son iguales a los
de un proyecto del gobierno – que contempla un beneficio social de algún tipo
medido en términos de “ costos y beneficios”- ni a los de un negocio privado: las
ONG pueden defender legítimamente lo que hacen con base en su carácter
experimental, ya que pueden estar poniendo a prueba nuevos enfoques o nuevos
métodos con la esperanza de que, si demuestran su efectividad, los retomen
otros, por ejemplo organismos gubernamentales. Sin embargo, habría que hacer
algunas preguntas sobre la eficiencia – por ejemplo sobre los usos alternativos
que podrían darse a esos recursos-, y también sobre el dudoso supuesto de que
como las ONG son bastante baratas en comparación con otros agentes y
organismos existentes, son, por eso mismo, más eficientes. A veces se puede
10
N. van Nieker, El desarrollo rural en los andes, Leiden, University of Leiden Studies in Development,
1994.
11
R. López, Determinants of rural poverty. A quantitative analysis for Chile, Washionton, Banco Mundial,
1995, Inedito
32
perdonara los observadores por pensar que si las ONG utilizaran personal más
profesional o con mayor experiencia, lo que costaría más dinero por otra parte
también se puede sostener razonablemente que el propio idealismo y sacrificio de
su personal constituye una parte de su contribución, y que pasar a un estilo
totalmente gerencial minaría la causa de las ONG, especialmente la de las
“alternativistas” y “disidentes” Otra crítica que se oye actualmente en algunos
países se refiere a los salarios del personal de las ONG o a su estilo de vida. Esto
no debe causar sorpresa; los profesionales de las ONG quizá no ganen lo mismo
que el personal de una empresa multinacional con las mismas calificaciones, pero
sí tienen un nivel de vida razonable tipo clase media, e incluso es posible que
vivan algo mejor que los profesionales universitarios, cuyos salarios han caído
mucho en la mayoría de los países de la región. Sin embargo, en comparación con
los pobres que afirman servir, son gente de clase media. La verdadera razón para
quejarse no es esa diferencia de ingreso entre los intermediarios de las ONG y su
clientela popular, sino más bien sus efectos laterales, a saber, que crea una
distancia social entre los clientes o beneficiarios y el personal de las ONG, y por el
contrario, a los ojos de los potenciales beneficiarios, expresa una intimidad entre
ese personal y los representantes de organismos internacionales. Esas relaciones
de poder son reales y sólo pueden ser superadas mediante la competencia entre
las ONG, la que a su vez las conduciría a ser más comerciales y menos altruistas.
33
Este elemento de confianza puede adoptar también un carácter político e
ideológico, provocando la acusación de “clientelismo ideológico”. No es raro que
los organismos de Europa Occidental o de Estados Unidos, y sus funcionarios,
tengan sus ideas favoritas, sus teorías favoritas y sus socios favoritos. En la
comunidad receptora de las ONG y las organizaciones populares, por otra parte,
no escasean las personas dispuestas a responder a esas proyecciones más o
menos ilusorias del otro idealizado y sus ideas y cultura. En la literatura de la
comunidad del desarrollo disidente leemos acerca de culturas en peligro de
desaparición, de pueblos despojados de prácticas y rituales antiquísimos,
arrojados violentamente a un medio competitivo y destructivo de masificación y
trabajo alienado, y es de esa comunidad de donde provienen los que quieren
salvar o rescatar esas culturas en peligro de desaparición. Son herederos de ideas
de autenticidad, de lealtad a las raíces de la civilización, de herencia, que son
características inescapables de la cultura europea. En Estados Unidos esa
búsqueda y preservación de las raíces ha llegado al punto en que se convierte de
sumarse a la autoconciencia de remembranza y recuperación simbólica del
pasado. La cultura de las ONG en América Latina está indisolublemente unida a la
proyección del pueblo, o de cierta imagen del pueblo, entre los basistas católicos y
entre otros que, volviendo la espalda a las fallas del corporativismo y de la política
electoral competitiva, ponen en el pueblo y en su supuesta inocencia su
esperanzas de renacimiento de un ideal patriótico. A todos ellos el pueblo- o las
secciones del pueblo que reciben las atenciones de los portadores de la
proyección- les responde hasta cierto punto con complicidad, entrando en el juego
y desempeñando el papel que se le asigna. Pero la reacción opuesta no es menos
plausible: ocasionalmente puede llegar un punto en una relación particular en que
la clientela, o quizá su dirigencia que hace poco llegó a la madurez, percibe que
ese “jugar el juego”, con manipulación de ideas de autenticidad y alternatividad,
produce beneficios decrecientes, y entonces dicen “basta”. Sin embargo, puede
decirse que, al hacerlo, están dando testimonio del éxito de las ONG, cuyo ideal
de autonomía ha sido alcanzado, por fin, no siempre de manera satisfactoria para
34
su amor propio, pero ciertamente en formas que deberían darles argumentos
incluso contra sus mayores detractores.
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VIII. CONCLUSIÓN
Las ONG son requeridas como intermediarias entre el Estado y la sociedad para
luchar contra la corrupción, desburocratizar el Estado, defender el ambiente, los
derechos del consumidor, para que la ayuda social llegue a los que más la
necesitan o para que las políticas publicas conlleven una perspectiva de género.
También las empresas privadas empiezan a confiar en ellas como alternativa, aun
cuando hay quienes advierten sobre el riesgo de que se crea que la eficiencia de
estas podría sustituir a las políticas que constituyen funciones indelegables del
Estado.
Las ONG han crecido en los últimos años y han ganado influencia en áreas tan
diversas como los derechos humanos, cuestiones de genero, la educación, el
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ambiente, la pobreza y la pesca. La retirada del Estado de la defensa del bien
común y la desconfianza en los políticos tienden a aumentar la expectativa de la
gente en las ONG y, por lo tanto, las responsabilidades que estas asumen.
En Costa Rica, las limitaciones que se presentan en cuanto a las ONG tienen que
ver con la inestabilidad en la política tributaria, la discrecionalidad por parte de la
autoridad tributaria en el manejo de trámites y el desconocimiento del gobierno y
del público en general del impacto de las labores que llevan a cabo las ONG.
Con este trabajo, se ha podido demostrar como ha sido viable la
institucionalización del Sector ONG como un agente importante y pertinente dentro
del desarrollo de la sociedad;
Con este trabajo, se espera haber generado conciencia sobre la importancia que
tiene la actividad de las ONG para el desarrollo social, económico y cultural de los
países.
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BIBLIOGRAFÍA
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editores, México, 1997.
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de los dirigentes brasileiros”, Río de Janeiro, ISER, 1991.
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