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LOS PRINCIPIOS DE LA
N AT U R A L E Z A
Al hermano Silvestre

[LOS PRINCIPIOS INTRÍNSECOS]

[Potencia y acto. Materia y forma]

1. Ten en cuenta que hay cosas que aunque no existen pueden existir y que hay cosas
que existen. Lo que puede existir se dice ser en potencia; lo que ya existe se dice ser en
acto. Pero hay dos tipos de ser, a saber, el ser esencial de la cosa o sustancial, como ser
hombre, y esto es ser sin más; hay otro ser accidental, como que el hombre es blanco, y
esto es ser algo.

Una cosa está en potencia por respecto a ambos tipos de ser: una cosa está en potencia
para ser hombre, como el esperma y la sangre menstrual; una cosa está en potencia para
ser blanco, como el hombre. Tanto lo que está en potencia respecto del ser sustancial
como lo que está en potencia respecto del ser accidental puede decirse materia: así, el
esperma, del hombre, y el hombre, de la blancura. Pero hay diferencia en esto, pues la
materia que está en potencia respecto del ser sustancial se dice materia de la cual; la
que, en cambio, está en potencia respecto del ser accidental se dice materia en la cual.

Asimismo, hablando con propiedad, lo que está en potencia respecto del ser accidental
se dice sujeto, mientras lo que está en potencia respecto del ser sustancial se dice
propiamente materia. Llamando sujeto a lo que está en potencia respecto del ser
accidental, se indica que son los accidentes los que están en el sujeto, no que la forma
sustancial esté en el sujeto. Según esto, la materia difiere del sujeto en que el sujeto es lo
que no recibe el ser de aquello que le sobreviene, sino que tiene por sí mismo el ser
completo: así, el hombre no recibe su ser de la blancura; la materia, por el contrario,
recibe el ser de aquello que le sobreviene, pues de suyo tiene un ser incompleto.
Hablando, pues, sin más, la forma da el ser a la materia, el sujeto en cambio al accidente,
si bien a veces se toma el uno por el otro, a saber, la materia por el sujeto y viceversa.


Ahora bien, así como todo lo que está en potencia puede decirse materia, así también
todo de lo que uno recibe el ser, cualquiera que sea el ser, sustancial o accidental, puede
decirse forma: así, el hombre, que es blanco en potencia, se hace actualmente blanco por
la blancura, y el esperma, que es hombre en potencia, se hace actualmente hombre por el
alma. Y puesto que la forma hace ser en acto, de ahí que la forma se diga que es acto; lo
que hace actual al ser sustancial es la forma sustancial y lo que hace actual al ser
accidental se dice forma accidental.

Y puesto que la generación es un movimiento hacia la forma, al doble tipo de forma


responde un doble tipo de generación: a la forma sustancial responde la generación sin
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más, a la forma, en cambio, accidental, la generación relativa . Cuando se introduce la
forma sustancial, se dice que se produce algo sin más, cuando, en cambio, se introduce
la forma accidental no se dice que se produce algo sin más sino que se produce esto: así,
cuando el hombre se hace blanco no decimos que se hace o genera el hombre sin más,
sino que se hace o se genera blanco. Y a este doble tipo de generación responde un doble
tipo de corrupción, a saber, la sin más y la relativa; ahora bien, la generación y la
corrupción sin más sólo se dan en el género de la sustancia, mientras que la generación
y la corrupción relativas se dan en los otros géneros.

Y puesto que la generación es una cierta mutación del no ser o no ente al ser o ente, la
corrupción, inversamente, debe ser del ser al no ser, síguese que la generación no se
hace desde cualquier no ser, sino desde el no ente que es ente en potencia: así, el ídolo
desde el cobre, que es un ídolo en potencia, no en acto.

Así, pues, para que haya generación se requieren tres cosas, a saber, el ente en potencia,
que es la materia, y el no ser actual, que es la privación, y aquello que lo hace actual, a
saber, la forma. Así, cuando se hace un ídolo del cobre, el cobre, que está en potencia
respecto de la forma de ídolo, es la materia; el estar no configurado o no dispuesto se
dice privación; la figura por la que se dice ídolo es la forma; pero no sustancial, puesto
que el cobre tiene el ser en acto antes de recibir la forma o la figura y su ser no depende
de esa figura, sino que es una forma accidental; en efecto, todas las formas artificiales
son accidentales, ya que el arte sólo opera sobre lo que ya está constituido por la
naturaleza en su ser perfecto.

[La privación]

2. Los principios de la naturaleza son, pues, tres, a saber, la materia, la forma y la


privación. De ellos, uno, la forma, es hacia donde parte la generación, los otros dos caen
de donde parte la generación. Por tanto, la materia y la privación son lo mismo en
cuanto al sujeto, pero difieren conceptualmente: el cobre es la misma cosa que lo no
configurado antes del advenimiento de la forma, pero una es la razón por la que se dice

cobre, otra no configurado. Por eso se dice que la privación no es un principio per se sino
[2]
accidentalmente , a saber, porque coincide con la materia; así, decimos que es
accidental que «el médico construye»: no lo hace, en efecto, en cuanto que es médico
sino en cuanto que es constructor, lo que coincide con el médico en el mismo sujeto.

Pero lo accidental es doble, a saber, necesario, que no se separa de la cosa, como risible y
hombre, y no necesario, que se separa, como blanco y hombre. Por eso, aunque la
privación sea un principio accidental, no se sigue que no sea necesario a la generación.
La materia, en efecto, no se despoja de la privación, pues si está bajo una forma está
privada de otra y viceversa; así, en el fuego hay privación de aire y en el aire privación
de fuego.

Y debe saberse que no decimos que la negación sea un principio porque la generación se
efectúe desde el no ser, sino la privación, pues la negación no determina su sujeto: «no
ve» puede decirse también de entes que no existen, como «la quimera no ve», y,
asimismo, de entes que por naturaleza no tienen vista, como las piedras. Pero la
privación sólo se dice de un sujeto determinado, a saber, de aquel al que la tenencia de
una cosa es natural: así, la ceguera sólo se dice de los que por naturaleza pueden ver.

Y puesto que la generación no se hace desde el no ente sin más sino desde el no ente que
está en un sujeto, y no en cualquiera sino en uno determinado -el fuego no se produce
desde cualquier no fuego sino desde un no fuego tal del que puede producirse
naturalmente la forma del fuego-, de ahí que la privación sea un principio. Pero difiere
de los otros en que los otros son principios tanto en el ser como en el in fieri: en efecto,
para que el ídolo se haga es necesario que exista el bronce y que por último esté la figura
del ídolo, y, asimismo, es necesario que estos dos estén cuando ya está el ídolo. La
privación, en cambio, es un principio del in fieri y no del ser, pues mientras el ídolo se
hace es necesario que no exista el ídolo: si existiera no se haría, pues lo que se hace no
[3]
existe, a no ser que se trate de realidades sucesivas . Pero desde el momento en que ya
existe el ídolo, no hay privación del ídolo, pues la afirmación y la negación no se dan a la
vez, como tampoco la privación y la tenencia. Asimismo, la privación es un principio
accidental, como ya se ha expuesto; los otros dos son principios per se.

De lo dicho queda claro, por tanto, que la materia difiere de la forma y de la privación
conceptualmente. En efecto, se entiende por materia aquello en que está la forma y la
privación; así, en el cobre la figura y lo no configurado. La materia se menciona a veces
con la privación, a veces sin la privación: así, el bronce por ser la materia del ídolo no
implica privación, pues cuando digo «bronce» no se entiende no dispuesto o no
configurado; pero la harina, que es la materia respecto del pan, implica en sí la privación
de la forma del pan, pues cuando digo harina ello significa una falta de disposición o de

orden opuesta a la forma del pan. Y puesto que en la generación permanece la materia o
el sujeto, no así la privación ni tampoco el compuesto de materia y privación, de ahí que
la materia que no implica privación es permanente, la que la implica, transitoria.

[La materia prima]

Pero debe saberse que hay una materia que está compuesta de forma; así, el bronce es
materia respecto del ídolo, pero el mismo bronce está compuesto de materia y forma, y,
por eso, al bronce no se le llama materia prima, pues tiene materia. Sólo a la materia que
está sin cualquier forma y privación, pero sujeta a la forma y privación, se la llama
materia prima, a causa de que antes de ella no hay otra materia; y también se la llama
[4]
yle . Y puesto que toda definición y todo conocimiento es por la forma, la materia prima
no puede conocerse o definirse por sí misma sino por comparación, de modo que se
llama materia prima a lo que se comporta por respecto a todas las formas y privaciones
como el bronce por respecto al ídolo y a lo no configurado; y a ésta se la llama prima sin
más. También se puede llamar a algo materia prima respecto de algún género: así, el
agua es materia de los líquidos, pero no prima sin más, pues está compuesta de materia
y forma, por lo que tiene una materia anterior.

Y debe saberse que la materia prima, y también la forma, no se genera ni se corrompe,


pues toda generación es desde algo hacia algo; de donde parte la generación es la
materia, a donde parte es la forma; si, pues, la materia o la forma se generaran, habría
materia de la materia y forma de la forma hasta el infinito. Por eso, hablando
[5]
propiamente, la generación sólo es del compuesto .

Debe saberse también que la materia prima se dice una numéricamente en todas las
cosas. Pero lo uno numéricamente se dice de dos modos, a saber, lo que tiene una única
forma determinada numéricamente, como Sócrates: y de este modo la materia prima no
se dice una numéricamente, dado que no tiene en sí forma alguna. Se dice también que
algo es numéricamente uno porque está sin las disposiciones que hacen diferir en
número: y de este modo la materia prima se dice que es una numéricamente, pues se la
entiende sin todas aquellas disposiciones de las que procede la diferencia numérica.

Y debe saberse que, aunque la materia no tenga en su naturaleza ninguna forma o


privación, lo mismo que en el concepto de bronce no está lo configurado ni lo no
configurado, no obstante, nunca se despoja de la forma o privación: a veces está bajo una
forma, a veces bajo otra. Pero nunca puede existir por sí misma, pues al no contener su
concepto ninguna forma, no tiene el ser en acto, dado que el ser en acto sólo lo da la
forma, sino que existe solamente en potencia; y, por eso, todo lo que existe en acto no
puede llamarse materia prima.

[LOS PRINCIPIOS EXTRÍNSECOS]

[Causa eficiente y final]

3. De lo dicho está claro, pues, que los principios de la naturaleza son tres, a saber,
materia, forma y privación; pero éstos no son suficientes para la generación. Lo que está
en potencia no puede reducirse a sí mismo al acto, como el cobre que es ídolo en
potencia no se hace a sí mismo ídolo, sino que necesita un agente que extraiga la forma
de ídolo de la potencia al acto. Tampoco la forma se extraería a sí misma de la potencia
al acto: y hablo de la forma de lo generado, que dijimos era el término de la generación; la
forma, en efecto, está sólo en lo que es en acto, lo que opera, por el contrario, está en lo
que está haciéndose, esto es, mientras la cosa se hace. Es necesario, por tanto, que
además de la materia y la forma haya otro principio que opere; y a éste se le llama
eficiente, o motor, o agente, o de donde toma principio el movimiento.

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Y porque, como dice Aristóteles en el libro II de la Metafísica , todo lo que obra obra
pretendiendo algo, es necesario que haya otro cuarto, a saber, lo que pretende el agente: y
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a esto se le llama fin . Y debe saberse que todo agente, tanto natural como voluntario,
pretende un fin; sin embargo, de esto no se sigue que todo agente conozca el fin o que
delibere sobre el fin. Pues conocer el fin es necesario cuando las acciones no están
determinadas, sino que pueden cosas opuestas, como es el caso de los agentes
voluntarios; y por eso es necesario que conozcan el fin por el que determinan sus
acciones. Pero en los agentes naturales las acciones están determinadas, por lo que no
es necesario elegir lo que conduce al fin.

Y Avicena pone el ejemplo del citarista, que no necesita deliberar sobre cada percusión
de las cuerdas, pues en él las percusiones están determinadas: de otra suerte habría una
[8]
pausa entre las percusiones, lo que sería disonante . Parece más propio que delibere el
agente voluntario que no el agente natural: y así es claro, por mayor razón, que es posible
que un agente natural pretenda un fin sin deliberación. Y este pretender no es otra cosa
que tener una inclinación natural a algo.

[Distinción de principios y causas]

De lo dicho está claro, pues, que hay cuatro causas, a saber, material, eficiente, formal y
final. Aunque principio y causa se empleen equivalentemente como se dice en el libro V
[9] [10]
de la Metafísica , sin embargo Aristóteles en el libro de la Física pone cuatro causas y
tres principios. Toma por causas tanto las extrínsecas como las intrínsecas: la materia y
la forma se dicen intrínsecas a la cosa pues son partes constituyentes de la cosa, la
eficiente y la final se dicen extrínsecas pues están fuera de la cosa; por principios toma
las causas extrínsecas tan sólo. La privación no se menciona entre las causas, pues es 
un principio accidental, como se ha dicho. Y cuando decimos cuatro causas,
entendemos las causas per se a las que se reducen las causas accidentales, pues todo lo
que es accidental se reduce a lo que es per se.

Pero aunque Aristóteles ponga los principios como causas intrínsecas en el libro I de la
[11] [12]
Física , sin embargo, como se dice en el libro XI de la Metafísica , el principio se dice
propiamente de las causas extrínsecas, el elemento de las causas que son parte de la
cosa, esto es, de las causas intrínsecas, la causa se dice de ambos; pero a veces se pone
el uno por el otro: pues toda causa puede decirse principio y todo principio causa. Sin
embargo, la causa parece añadir algo al principio comúnmente dicho. En efecto, lo que
es primero, alcance o no el ser posteriormente, puede decirse principio, como el artesano
se dice principio del cuchillo por cuanto el ser del cuchillo procede de su operación.
Ahora bien, cuando algo se mueve de la negrura a la blancura, se dice que lo negro es el
principio de ese movimiento, y universalmente todo aquello de donde comienza el
movimiento se dice principio: pero la negrura no es de donde consigue su ser la
blancura. Causa, por el contrario, se llama tan sólo a aquello primero de lo que se sigue el
ser de lo posterior: por eso se dice que causa es aquello de cuyo ser se sigue otro. Y, por
tanto, aquello primero de donde empieza el movimiento no puede llamarse causa per se,
aunque se le llame principio. Y debido a esto la privación se pone entre los principios y
no entre las causas, pues privación es aquello de donde comienza la generación. No
obstante, se la puede llamar también causa accidental en cuanto coincide con la
materia, como se ha expuesto antes.

[El elemento]

El elemento se dice propiamente sólo de las causas que componen una cosa, las cuales
son propiamente materiales; y no de cualquier causa material, sino de la que procede la
primera composición, igual que los miembros no son elementos del hombre, pues los
miembros están también compuestos de otros: pero decimos que la tierra y el agua son
elementos, pues éstos no se componen de otros cuerpos, sino que de ellos procede la
primera composición de los cuerpos naturales. Por eso Aristóteles en el libro V de la
Metafísica dice que «elemento es aquello de que se compone la cosa en primer lugar, y
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está en ella, y no se divide según la forma» .

La exposición de la primera parte, «de que se compone la cosa en primer lugar», está
claro por lo que hemos dicho. La segunda parte, a saber, «y está en ella», se pone para
diferenciarlo de la materia que se corrompe del todo por la generación; así, el pan es la
materia de la sangre, pero la sangre sólo se genera si se corrompe el pan; por eso, el pan
no permanece en la sangre, por lo que el pan no puede decirse elemento de la sangre; es
necesario, en efecto, que los elementos permanezcan de alguna manera, pues no se

[14]
corrompen, como se dice en el libro de La generación . La tercera parte, a saber, «y no se
divide según la forma», se pone para diferenciarlo de lo que tiene partes diversas en la
forma, esto es, en la especie; así, la mano, cuyas partes son carne y huesos que difieren
según la especie; pero el elemento no se divide en partes diversas según la especie; así,
el agua, de la que cualquier parte es agua. No es necesario a la esencia del elemento que
no se divida según la cantidad, sino que basta si no se divide según la especie; y aun si
no se divide, se dice elemento; así, las letras se dicen elementos de las palabras. Está
claro, pues, que el principio es en cierto modo más amplio que la causa y la causa más
[15]
que el elemento: y esto es lo que dice el Comentador en el libro V de la Metafísica .

[RELACIONES ENTRE LAS CAUSAS]

4. Así, pues, una vez visto que son cuatro los géneros de causas, debe saberse que no es
imposible que una misma cosa tenga muchas causas, como el ídolo cuya causa es el
cobre y el artesano, si bien el artesano como eficiente, el cobre como materia. No es
imposible que la causa de cosas contrarias sea la misma: así, el piloto es causa de la
salvación de la nave y de su hundimiento, pero de esto por ausencia, de aquello por
presencia.

Debe saberse también que es posible que la causa y lo causado sean lo mismo respecto
de lo mismo, pero de manera diversa, como el paseo es causa de la salud como eficiente,
pero la salud es causa del paseo como fin, pues el paseo se hace a veces por motivos de
salud; y también el cuerpo es la materia del alma, pero el alma es la forma del cuerpo. La
eficiente se dice causa respecto del fin, ya que el fin sólo existe en acto por la operación
del agente; pero el fin se dice causa de la eficiente, pues sólo se obra pretendiendo un fin.
De ahí que la eficiente es causa de lo que es el fin -la salud-, pero no hace al fin ser fin; y
así no es causa de la causalidad del fin, esto es, no hace al fin ser final: así, el médico
hace que la salud sea en acto, pero no hace que la salud sea el fin. El fin, a su vez, no es
causa de lo que es eficiente, sino causa de que la eficiente sea eficiente; la salud, en
efecto, no hace al médico ser médico -y digo la salud que resulta de la operación del
médico-, sino que hace que el médico sea la eficiente. Por tanto, el fin es causa de la
causalidad eficiente por cuanto hace a la eficiente ser eficiente; igualmente hace a la
materia ser materia y a la forma ser forma, ya que la materia sólo recibe la forma por el
fin y la forma sólo perfecciona a la materia por el fin. Por eso se dice (que el fin es la
causa de las causas, porque es la causa de la causalidad d todas las causas.

La materia se dice causa de la forma en cuanto que la forma está sólo en la materia; e
igualmente, la forma es causa de la materia en cuanto que la materia sólo tiene el ser en
acto por la forma: pues la materia y la forma se dicen relativamente la una a la otra,


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como se dice en el libro II de la Física ; se dicen, en efecto, por respecto al compuesto
como las partes por respecto al todo y como el simple por respecto al compuesto.

Pero, puesto que toda causa en cuanto causa es naturalmente anterior a lo causado, debe
saberse que anterior se dice de dos modos, como dice Aristóteles en el libro XVI de Los
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animales : en virtud de esta diversidad, una cosa puede decirse anterior y posterior
respecto de lo mismo, y causa y causado. Se dice que una cosa es anterior a otra en
cuanto a la generación y el tiempo y también en cuanto a la sustancia y el complemento.
Puesto que la operación de la naturaleza procede de lo imperfecto a lo perfecto y de lo
incompleto a lo completo, lo imperfecto es anterior a lo perfecto según la generación y el
tiempo, pero lo perfecto es anterior en el complemento: así, puede decirse que el varón es
antes que el niño en la sustancia y complemento, pero el niño es antes que el varón en la
generación y tiempo.

Pero aunque en las cosas que se generan lo imperfecto es anterior a lo perfecto y la


potencia anterior al acto pues observamos en un ser concreto que lo imperfecto es
anterior a lo perfecto y que está en potencia antes que en acto, sin embargo, hablando
sin más, es necesario que el acto y lo perfecto sea anterior, pues lo que reduce la potencia
al acto existe actualmente, y lo que perfecciona lo imperfecto es perfecto. La materia,
ciertamente, es anterior a la forma en la generación y tiempo, pues aquello a lo que
sobreviene algo es anterior que lo que sobreviene; la forma, sin embargo, es anterior a la
materia en perfección, pues la materia sólo tiene el ser completo por la forma.
Igualmente, la eficiente es anterior al fin en la generación y tiempo, ya que el
movimiento hacia el fin es producido por la eficiente; pero el fin es anterior en sustancia
y complemento a la eficiente en cuanto es eficiente, pues la acción de la eficiente sólo se
completa por el fin. Así, pues, estas dos causas, a saber, la materia y la eficiente, son
anteriores en la vía de la generación, pero la forma y el fin son anteriores en la vía de la
perfección.

Y debe notarse que la necesidad es doble, a saber, necesidad absoluta y necesidad


condicional. La necesidad absoluta es la que procede de causas anteriores en la vía de la
generación, las cuales son la materia y la eficiente: así, la necesidad de la muerte que
proviene de la materia y de la disposición de componentes contrarios: y ésta se dice
absoluta, pues no tiene impedimento; también se dice necesidad de la materia. La
necesidad condicional, en cambio, procede de causas posteriores en la generación, a
saber, de la forma y del fin: así, decimos que es necesario que haya concepción si debe
generarse un hombre; y ésta es condicional, pues que esta mujer conciba no es necesario
sin más, sino bajo condición: si debe generarse un hombre. Y ésta se dice necesidad del
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fin .

Y debe saberse que tres de las causas pueden coincidir, a saber, la forma, el fin y la
eficiente, como es claro en la generación del fuego: el fuego, en efecto, genera fuego,
luego el fuego es causa eficiente en cuanto genera; el fuego es también forma en cuanto
hace existir actualmente lo que antes era potencia; y es también fin en cuanto es
pretendido por el agente y en cuanto se terminan en él las operaciones del agente
mismo.

Pero el fin es doble, a saber, el fin de la generación y el fin de la cosa generada, como es
claro en la generación del cuchillo: la forma, en efecto, del cuchillo es el fin de la
generación, pero el cortar, que es la operación del cuchillo, es el fin de lo generado, esto
es, del cuchillo. El fin, sin embargo, de la generación se constituye a veces de estas dos
causas dichas, a saber, cuando la generación procede de uno de la misma especie: así, el
hombre genera un hombre o la oliva una oliva: lo cual no puede entenderse del fin de la
cosa generada.

Pues debe saberse que el fin coincide numéricamente con la forma porque la forma de lo
generado es la misma numéricamente que el fin de la generación. Pero con la eficiente
no coincide numéricamente sino en la especie; pues es imposible que el hacedor y lo
hecho sean lo mismo numéricamente, pero pueden ser de la misma especie: como
cuando el hombre genera al hombre, el hombre que genera y el generado son diversos
numéricamente, pero de la misma especie. La materia sin embargo no coincide con las
otras, pues la materia, al ser un ente en potencia, pertenece a lo imperfecto; las otras
causas, en cambio, al existir actualmente, pertenecen a lo perfecto: ahora bien, lo
perfecto y lo imperfecto no coinciden.

[DIVISIONES DE LAS CAUSAS]

5. Así, pues, una vez visto que las causas son cuatro, a saber, eficiente, material, formal y
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final, debe saberse que cualquiera de estas causas se divide de muchos modos . Hay
una causa que se dice anterior, otra posterior: así, decimos que el arte y el médico son
causa de la salud, pero el arte es causa anterior y el médico posterior; e igualmente en la
causa formal y en las otras causas. Y ten en cuenta que debemos reducir siempre una
cuestión a su primera causa; si se pregunta, por ejemplo, «¿Por qué está éste sano?», hay
que decir «Porque el médico lo sanó»; y de nuevo «¿Por qué el médico lo sanó?», «Por el
arte de sanar que tiene».

Debe saberse que da lo mismo decir causa próxima que causa posterior, y causa remota
que causa anterior; por eso, estas dos divisiones de las causas, una anterior, otra
posterior, y la de las causas próxima y remota, significan lo mismo. Pero debe observarse
que lo que es más universal se dice siempre causa remota, lo que, en cambio, es más
particular, causa próxima; así, decimos que la forma próxima del hombre es su

definición, a saber, animal racional mortal, pero animal es más remota, y la sustancia es
más remota aún. Todas las cosas superiores, en efecto, son formas de las inferiores. E
igualmente la materia próxima del ídolo es el cobre, pero la remota es el metal, y más
remotamente aún el cuerpo.

Asimismo, una de las causas es per se, otra accidentalmente. Causa per se se dice la
causa como tal de alguna cosa: así, el constructor es causa de la casa y la madera es
materia del banco. Causa accidental es la que sobreviene a la causa per se: así, cuando
decimos «el gramático construye»; el gramático, en efecto, se dice causa de la
construcción accidentalmente, pues no en cuanto gramático sino en cuanto sobreviene
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al constructor . E igualmente en las otras causas.

Asimismo alguna de las causas es simple, y alguna compuesta. Causa simple se dice
cuando sólo se llama causa a lo que es causa per se, o, también, sólo a lo que lo es
accidentalmente: así, si decimos que el constructor es la causa de la casa, e igualmente
si decimos que el médico es la causa de la casa. Compuesta se llama cuando ambos se
llaman causa, como si decimos «el constructor médico es causa de la casa». Puede
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llamarse también causa simple, como lo expone Avicena , a lo que es causa sin ningún
aditamento: así, el cobre del ídolo, pues el ídolo se hace del cobre sin el aditamento de
otra materia, y así se dice que el médico produce la salud o que el fuego calienta. La
causa es compuesta cuando es necesario que concurran muchas cosas para que sea
causa: así, un hombre solo no es causa del movimiento de la nave, sino muchos; y así,
una piedra sola no es la materia de la casa, sino muchas.

Asimismo, alguna causa existe actualmente, alguna en potencia. Causa en acto es la que
actualmente causa: así, el constructor cuando construye, o el cobre cuando el ídolo
procede de él; causa en potencia es la que, aunque no cause en acto, puede causar, como
el constructor mientras no construye. Y debe saberse que, hablando de las causas en
acto, es necesario que la causa y lo causado se den simultáneamente, de suerte que si se
da la una, también el otro: si, en efecto, el constructor se da en acto, es necesario que
construya, y si se da la construcción en acto, es necesario que el constructor se dé en
acto. Pero esto no es necesario en las causas que están sólo en potencia.

Debe saberse que la causa universal se compara al causado universal, la causa, en


cambio, singular se compara con el causado singular: así, decimos que el constructor es
la causa de la casa, y este constructor de esta casa.

[AFINIDAD Y DIFERENCIA ENTRE LAS CAUSAS]


6. Debe saberse también que hablando de los principios intrínsecos, esto es, la materia y
la forma, la conveniencia y diferencia de los principios es según la conveniencia y la
diferencia de las cosas constituidas por ellos. Pues algunas son lo mismo
numéricamente, como Sócrates y «este hombre» (señalando a Sócrates); algunas son
diversas numéricamente y son de la misma especie, como Sócrates y Platón, quienes,
aunque convengan en la especie humana, difieren sin embargo numéricamente.
Algunas difieren en la especie pero son del mismo género: así, el hombre y el asno
convienen en el género animal; algunas son de diverso género pero son lo mismo sólo
analógicamente: así, la sustancia y la cantidad, que no convienen en ningún género sino
que convienen sólo analógicamente: convienen, en efecto, sólo en que son entes, mas el
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ente no es un género, pues no se predica unívocamente sino analógicamente .

Para entender esto debe saberse que una cosa se predica de muchas de tres maneras:
unívoca, equívoca y analógicamente. Se predica unívocamente lo que se predica según
el mismo nombre y según el mismo sentido, esto es, según la definición: así, animal se
predica del hombre y del asno, pues ambos se dicen animales y ambos son sustancia
animada sensible, que es la definición de animal. Se predica equívocamente lo que se
predica según el mismo nombre y según un sentido diverso: así, can se dice del que
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ladra y del celeste , que convienen sólo en el nombre pero no en la definición o
significación; el nombre significa, en efecto, la definición, como se dice en el libro IV de
[24]
la Metafísica . Se dice que se predica analógicamente lo que se predica de muchos
cuyos sentidos son diversos, pero se atribuyen a uno que es único y el mismo: así, sano
se dice del cuerpo del animal y de la orina y de la bebida, pero no significa exactamente
lo mismo en todos: de la orina se dice como del signo de salud, del cuerpo como del
sujeto, de la bebida como de la causa. Pero todos estos sentidos se atribuyen a un único
fin, a saber, la salud.

A veces aquellas cosas que convienen por analogía, esto es, por proporción o
comparación o conveniencia, se atribuyen a un único fin: así es claro en el ejemplo
puesto; a veces a un único agente: así, médico se dice de quien obra por arte y de quien
obra sin arte, como una vieja, y también de los instrumentos, pero por atribución a un
único agente que es la medicina; a veces por atribución a un único sujeto: así, el ente se
dice de la sustancia, de la cualidad y cantidad y de los demás predicamentos: pues la
razón por la que la sustancia es ente y la cantidad y los demás no es la misma
exactamente, sino que se dice de todos ellos porque se atribuyen a la sustancia, que es el
sujeto de los demás. Y, por tanto, ente se dice anteriormente de la sustancia y
posteriormente de los demás; y por tanto el ente no es el género de la sustancia y de la
cantidad, pues ningún género se predica anterior y posteriormente de sus especies, sino
que se predica analógicamente. Y esto es lo que dijimos, que la sustancia y la cantidad
difieren en el género pero son lo mismo analógicamente. 
La materia y la forma de los que son lo mismo numéricamente es la misma
numéricamente, como la de Tulio y Cicerón; los que son de la misma especie, diversos
numéricamente, su materia y forma tampoco es la misma numéricamente sino en la
especie, como la de Sócrates y la de Platón. E igualmente los que son del mismo género,
también sus principios son del mismo género, como el alma y el cuerpo del asno y del
caballo difieren en la especie, pero son del mismo género. E igualmente los que
convienen sólo analógicamente, sus principios son los mismos únicamente por analogía
o proporción. Porque la materia y la forma y la privación, o la potencia y el acto, son
principios de la sustancia y de los otros géneros; pero la materia de la sustancia y de la
cantidad, e igualmente la forma y la privación, difieren en el género pero convienen sólo
según la proporción, en cuanto que así como la materia de la sustancia se relaciona con
la sustancia por razón de la materia, así la materia de la cantidad se relaciona con la
cantidad. Como la sustancia es la causa de los restantes, así los principios de la
[25]
sustancia son los principios de todos los demás .

___________________

[1]
Los términos técnicos de la filosofía escolástica simpliciter y secundum quid los
traducimos por «sin más» y «relativamente».

[2]Los términos técnicos per se y per accidens los traducimos por «per se» y por
«accidentalmente».

[3]El tiempo y el movimiento, como añaden algunos manuscritos.

[4]
Palabra griega que significa materia. La materia prima se define como el sujeto primero
de lo que se hace algo per se y no accidentalmente y está en la cosa ya hecha. Se
diferencia de la privación en que de ésta se hace algo sólo accidentalmente y no está en
la cosa hecha (cf. In Phys. 1 lect. 15 n.139).

[5]
Aunque la materia prima ni se genera ni se corrompe, ello no excluye que haya sido
creada, anota Santo Tomás (cf. In Phys. 1 lect.15 n.139).

[6] Cap.2 (994b13‑14); lect.4 del comentario de Santo Tomás.

[7] Causa es lo que influye en el ser de lo causado, aquello de lo que se sigue el ser de éste.
Según dicho influjo, y para los entes móviles, sólo puede haber cuatro causas. De ellas la
formal es a que da el ser en absoluto, mientras las otras tres, material, eficiente y final,
influyen en la recepción del per únicamente. De ahí que en los entes inmutables no se
contemplan estas tres causas sino la formal sola (In Phys. 2 lect.10 n.240).


[8] Cf. Sufficientia I 14 (fol.22J).

[9] Cap.1 (1013a17).

[10] Lib.II c.11 (198a22).

[11] Cap.3 (189b27‑191a24). Lo comenta Santo Tomás en la lect.1 n.1‑5.

[12] Cap.13 (1070b22‑26).

[13] Cap.4 (1014a26‑27).

[14] Cf. De gener. et corr. I 10 (327b29-31). Santo Tomás tiene un minúsculo escrito, De
mixtione elementorum, en el que trata de cómo permanecen los elementos en el mixto.
La cuestión era de interés entonces para la medicina, la cual contemplaba la salud como
una mezcla equilibrada de los humores, es decir, de las cualidades de los elementos. En
realidad el pequeño opúsculo está dedicado al Maestro Felipe de Castro Celi, profesor de
medicina en Bolonia y luego en Nápoles. Aunque la dedicatoria no aparece hasta el siglo
xtv, revela, no obstante, la conexión del tema con la ciencia médica de la época.

[15] Cf. AVERROES, Metaphy. V 4 (Venecia 1552) fol.50ra49‑54.

[16] Cf. Aristóteles, Phys. II 5 (195a8‑11)

[17] Cf. De gen. anim. II 6 (742a19-22).

[18] En el comentario al texto de Aristóteles define la necesidad absoluta y la condicional


por orden a la prioridad o posterioridad de las causas. La necesidad absoluta es la que
deriva de las causas material, formal y eficiente, es decir, las dos que constituyen el ser y
la que lo produce; la condicional es la que deriva de la causa final, una vez, por tanto, que
el ser está ya constituido (In Phys. 2 lect.15 n.270). En el libro V de la Metafísica,
comentando los cuatro modos de necesidad de que habla Aristóteles, la necesidad
absoluta es la que compete a una cosa por virtud de lo que le es íntimo y próximo, que es
la materia y la forma o su propia esencia, mientras la necesidad accidental o relativa
depende de causas extrínsecas, a saber, de la causa final y la eficiente (lect.6 n.832‑834).
La posición de Avicena de que todos los efectos de la causa eficiente son necesarios y no
meramente posibles la expone y discute Santo Tomás en su comentario al libro 6 de la
Metafísica de Aristóteles (lect.3), a cuyo propósito trata las cuestiones de la providencia
y el fatalismo. El fatalismo en las acciones humanas, esto es, que la voluntad quiere y
elige por necesidad, es una de las doctrinas condenadas (proposición 3) en 1270 por el
obispo de París Esteban Tempier.

[19] Sobre el número de causas y sus modos de actuar discurren las lecciones 5 y 6 (n.
176-186 y 187‑197) del comentario de Santo Tomás al libro segundo de la Física de
Aristóteles. El mismo tema se halla en el comentario al libro 5 de la Metafísica (lect.2)
donde cita y sigue a Avicena en lo referente a la causa eficiente (n.766).

[20]«En cuanto al constructor le ocurre que es un gramático», como se lee en otros


manuscritos.

[21] Avicena; Physic. II 8 fol.51ra (Venecia 1508, Suffic. I 12 fol.20raB).

[22] Cf. Aristóteles, Met. V 8 (1016b31‑1017a2) y el comentario de Santo Tomás.

[23] Ejemplo tomado de Boecio, De divisione: ML 64,897.

[24] Cf. Aristóteles, Met. IV 16 (1012a22).

[25] Cf. Aristóteles, Met. XII 4 (107118-20) y el comentario de Santo Tomás.

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COMMENTS 3

Raul Zavala
ABRIL 18, 2023 AT 5:02 AM
REPLY

Hola, en el punto 3, en la sección [Distinción de principios y causas],
dice lo siguiente: “[…] por principios toma las causas [extrínsecas] tan
sólo.” Me parece que está equivocado el texto, debe ser [intrínsecas].

Raúl
NOVIEMBRE 17, 2019 AT 4:58 AM
REPLY

Hola. ¿De quién es esta traducción? ¿Pertenece a alguna edición
editada? Gracias por compartirla.

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