Está en la página 1de 2

PULSIÓN Y DESTINOS DE PULSIÓN

1915. Sigmund Freud.

Un texto interesantísimo y muy complejo, Freud establece una distinción entre la pulsión que se
encuentra en la frontera de psíquico y lo biológico y utiliza el término estímulo para contraponerlo
a lo que ocurre con la pulsión, diciendo que el estímulo es externo y por ello el ser humano se
puede sustraer a su influencia mediante el mecanismo de la huida, me confunde esta parte,
porque indica que del estímulo externo se puede huir, como si dijese que del interno no hay una
huida, pero… ¿Por qué no se puede establecer una analogía entre la huida y la represión? ¿Es la
huida una característica que solo se hace presente cuando se habla de instinto y la represión para
hablar de pulsión? La diferencia entre huida y represión parece ser de aquello que lo origina, pero
ser la pulsión una “cosa” fronteriza entre lo somático y lo psíquico ¿Cuál mecanismo dominaría?
¿La huida o la represión?

Continúa el texto enunciando los elementos que caracterizan a la pulsión que son esfuerzo, meta,
objeto y fuente. Vuelvo a experimentar el mismo problema para diferenciar la existencia de estas
características en el caso de los instintos, ¿No poseen los instintos las mismas características?
Claro que la diferencia la establece en que la pulsión genera un representante psíquico, me surge
la cuestión de si el estímulo no genera uno también.

RELACIÓN CON EL TEMA DE INVESTIGACIÓN

Se podría plantear la hipótesis sobre que la poesía de Alejandra Pizarnik, tiene que ver con las
formaciones sustitutivas de las pulsiones de autoconservación, girando en torno a la premisa de
que la poesía más allá de ser la expresión de un desdoblamiento del Yo de Alejandra, es la
expresión de la intención de unificarlos en uno. O bien que eso núcleos inconscientes que se han
llenado del material reprimido, tienen en su expresión poética una intención unificadora que está
relacionada con la autoconservación. Es decir, considerar que la escritura, era para ella en sí un
destino irreprimible, un destino sublimado de la pulsión, pero que al mismo tiempo tiene
situaciones patológicas derivadas de un narcisismo primario, pero tengo serias dificultades para
considerar la escritura como algo patológico, porque aún y si lo que expresa es una patología, me
lleva a considerar que si esta no existiese, tampoco existiría la poesía. No lo sé, me encuentro otra
vez, batallando entre una variedad de consideraciones que parecerían contraponerse a una
postura del psicoanálisis como opción para la cura, puesto que si se hubiese extraido de Alejandra
sus síntoma, hubiese dejado de escribir. Considero que está última parte ya la he tomado en la
investigación inicial, en el siguiente párrafo.

La escritura no significa un escape sino una reconciliación, hay una frase de


Mallarmé que decía: “La poesía es dejar que las palabras tomen la iniciativa”,
podríamos sustituir el término palabras por el significante que se desee: amor,
inconsciente, sueños, deseo, dolor, etc. En una atrevida analogía entre el acto
psicoanalítico y el acto poético, ambos comparten la regla fundamental: Dejar que
las palabras/significantes hagan lo propio y tomen la iniciativa.

Alejandra fue una maestra de la iniciativa, adoradora de la palabra y obsesionada


del lenguaje se entregó por completo a su obra, volcándose en ella. Tanto se
internó en la voluntad propia de las palabras que en el momento en que sintió que
las mismas le fallaban, decidió arrancarse de este mundo.

Creo que podría empezar por trabajar en el anterior escrito enriqueciendo algunas de esta ideas
con los textos nuevos ¿Cómo ves?

También podría gustarte