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Una Iglesia Fuerte: 1 pedro 5:2-1 Quiero darles un consejo a los líderes de la iglesia. Yo también
soy líder como ellos, y soy testigo de cómo sufrió Cristo. Además, cuando Cristo regrese y muestre
lo maravilloso que es él, disfrutaré de parte de su gloria. Mi consejo es el siguiente: 2 Cuiden
ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como
cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no
por obligación ni para ganar dinero.
Cuando haya ido a recibir mi recompensa, ¿tendrá mi congregación un asiento vacío, dos manos
ocupadas, menos, dos oídos abiertos, menos, una expresión de alabanza, menos, un maestro,
menos, una lengua que anima, menos, y dos rodillas que oran, menos? ¿Podrán decir ellos, “Le
extrañamos—él realmente ayudó en el desarrollo de esta iglesia”, o “Ella no tiene reemplazo en
nuestra escuela bíblica”? Piense lo que se debe haber dicho en el funeral de Pedro, cuando él
finalmente se quitó su armadura llena de marcas de guerra después de servir como apóstol y
anciano (Mateo 10:2; 1 Pedro 5:1). ¿Qué acerca de Priscila y Aquila, quienes siempre fueron una
pareja clave para la iglesia que frecuentemente se reunía en su casa (Hechos 18:2,18,26;
Romanos 16:3-4; 1 Corintios 16:19; 2 Timoteo 4:19)? ¿Cuánto extrañó la congregación en Colosas
a Filemón, Apia y Arquipo (Filemón 1-2; Colosenses 4:17)? Algunos de los siervos más grandes de
Dios fueron “solamente miembros de la iglesia” que vivieron fielmente hasta la muerte (Apocalipsis
2:10). Esperamos que se pueda decir esto en nuestros funerales.
Almas Salvadas
Cuando Pablo fue finalmente a casa, el diablo debe haber suspirado y dicho, “Finalmente”. De
todos los que han seguido al Señor, ¿qué hombre fue más incansable en su alcance a los perdidos
que el apóstol Pablo que comenzó su vida cristiana un poco tarde (1 Corintios 15:8; cf. Romanos
9:1-3; 10:1-3; 1 Corintios 9:20-22; 2 Corintios 11:23-33)? Su tumba pudo no haber estado rodeada
de sus hijos espirituales (1 Timoteo 1:2), pero con seguridad ellos se reunirán alrededor de él en el
cielo (e.g., Hechos 16:15,33; 18:8).
¿Habrá alguien cerca de nuestra tumba que dirá, “Le debo todo; soy cristiano a causa de él; o “Yo
hubiera estado perdido si él/ella no me hubiera hablado en cuanto a mi alma”? ¿No sería
maravilloso conocer a alguien en el cielo que dijera, “¡Estoy aquí gracias a usted!”? ¡Planee esto
ahora mismo!
Mientras el día de nuestra partida se acerca, esperamos poder decir con Pablo:
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona
de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos
los que aman su venida (2 Timoteo 4:6-8)
conclusion
El éxito del cristiano no se medirá en cuantos logros humanos alcance, no se medirá por cuantos
like tengan sus videos, no se contará por grabar muchos CD’S o estudiar en un seminario, sino por
guardar estos consejos que encierran una vida de íntima comunión con Dios, donde el Señor nos
habla por medio de su Palabra, con oración, congregándonos, donde cada decisión la ponemos en
sus manos, donde Él ocupa el primer lugar de nuestras vidas, donde la Biblia la atesoramos en
nuestros corazones, sólo así podremos ser hijos de Dios que vivan acorde al modelo bíblico.
Sigamos los consejos de estos hombres de fe, que se esforzaron por agradar a Dios y nos dejaron
un gran ejemplo, que sea el tiempo que vivamos, estemos donde estemos, debemos prepararnos y
dejar un legado, para que nuestros hijos, nietos, para que en las futuras generaciones existan
hombres y mujeres que estén puestos para la defensa del evangelio