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Dossier: El siglo XIX de Tulio Halperin Donghi

El peso de otras noches

Iván Jaksic
Stanford University / Pontificia Universidad Católica de Chile

Para quien iniciaba sus estudios de historia tradiciones intelectuales orientadas a la cons-
latinoamericana en el mundo anglosajón de la trucción nacional, lo que implicaba apreciar
década de 1970, era inevitable encontrarse en su justo valor lo que se había pensado y lo-
con interpretaciones culturalistas a propósito grado, y no sólo lo que a veces demasiado ob-
de un legado ibérico, católico y estatista, so- viamente parecía ser un fracaso. Fue esta re-
bre unas sociedades mal preparadas –e in- sistencia de la obra de Halperin a una especie
cluso imposibilitadas– para vivir una genuina de destino fatal, en el que la región sólo podía
experiencia republicana, luego liberal, y fi- dar tumbo tras tumbo en una caída intermi-
nalmente democrática. También era frecuente nable, la que abrió nuevos caminos para el
encontrarse con descripciones sobre la total estudio de un siglo prácticamente jibarizado
ineficacia de las instituciones políticas de la entre los períodos colonial y contemporáneo,
post-independencia frente al caudillismo y el que eran los que más atraían la atención de los
militarismo, que dejaba un nulo espacio para latinoamericanistas.
la construcción de naciones viables. Sólo en ¿Por qué parecía necesario recuperar ese
notables excepciones era posible encontrar siglo xix al que, como pocos otros académi-
estudios de alguna densidad intelectual para cos, había dedicado Halperin gran parte de
abordar el tema del surgimiento de las nacio- su obra y que había sintetizado tan notable-
nes, pero generalmente respecto de países in- mente en su Historia contemporánea? Esto
dividuales, o de figuras históricas específicas. es explicable al menos en parte por la oleada
Es por ello que la obra de Tulio Halperin de dictaduras que asolaron el continente en-
Donghi Historia contemporánea de América tre las décadas de 1960 y 1980. En el caso
Latina representaba un punto de referencia de mi país, Chile, el imperativo de volver al
para quienes buscaban entender al siglo xix siglo xix tenía un aspecto contestatario y otro
en su conjunto, sin establecer fechas estrictas, de construcción. La dictadura de Augusto
como la independencia o algunos otros mo- Pinochet había resucitado la figura de Diego
mentos puntuales, sino en términos de proce- Portales como la del gran constructor de la
sos entramados donde confluían fenómenos nación, el arquitecto del “estado en forma”
sociales, políticos, económicos, culturales e que en versión local había popularizado Al-
internacionales. También, para quienes era berto Edwards en su La fronda aristocrática.
difícil aceptar que la historia del siglo xix era Portales era la figura visionaria que había
un mundo hobbesiano en el que no existían señalado el camino para lograr el orden y la

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estabilidad. Sin embargo, para quienes pade- elementos autoritarios, sin por ello dejar de ser
cimos los rigores de la dictadura, Portales era progresista en aspectos importantes.
demasiado convenientemente un producto de Esta aparente contradicción resultó ser
la propaganda del régimen. En este sentido, una verdadera invitación para repensar el le-
el aspecto contestatario consistía en entender gado político e institucional al menos de mi
quién era Portales y cuáles habían sido sus país. Quizás el aspecto más interesante del
aportes reales a la construcción de la nación. período estrictamente “Portaliano”, es decir
Una comprensión del siglo xix, en su con- aquel que culmina con su asesinato en 1837,
junto, resultaba indispensable. Gravitaba so- no era tanto el peso de aquella noche que él
bre nosotros su frase respecto a que el orden había impuesto, sino la manera en que sus
en Chile se debía a “el peso de la noche”, que sucesores lograron una transición desde tal
él había comprendido muy bien, y que con- momento autoritario hacia uno que encami-
sistía en la aplicación oportuna de la fuerza naba a Chile hacia un proceso estable y re-
sobre una población demasiado renuente a lativamente predecible de desarrollo político.
resistirla. Ante el peso de esa noche, Halperin Esto ocurrió realmente a partir de la década
nos ofrecía el peso de otras noches, en toda de 1840, cuando en Chile se logró un acuerdo
la Hispanoamérica decimonónica, y nos daba entre fuerzas liberales y conservadoras para
los elementos multidisciplinarios para enten- liberalizar el régimen político; siempre dentro
der su surgimiento. del contexto de la Constitución de 1833, pero
Es cierto que la estructuración que Hal- ampliando la participación política y abriendo
perin hacía del siglo xix –cuya cronología, los cauces del debate público. Esta reflexión
nuevamente, no era rígida– tenía un aire de- sobre un capítulo anterior de transición desde
pendentista. Los rótulos “Del orden colonial el autoritarismo era más que una fantasía:
al neocolonial”, “El orden neocolonial” y era un ejercicio necesario de comprensión de
“Agotamiento del orden neocolonial”, que en- cómo esa transición era posible.
cabezan las tres grandes secciones de la obra, Permítaseme en este punto una digresión
revelan una concepción muy afín a la teoría personal que me vincula con Tulio Halperin.
de la dependencia. Esto parecía contradecir Terminados mis estudios en los Estados Uni-
los impresionantes matices que el historiador dos, y residiendo en Suecia, pero sobre todo
introducía en el análisis de los diferentes ca- sin poder volver a mi país a comienzos de la
sos nacionales, pero en realidad era un recurso década de 1980, le escribí a Halperin para co-
organizador que daba unidad a una gran di- municarle mis deseos de trabajar en los temas
versidad. Y gran parte de esa unidad provenía que me sugerían sus escritos. Fue gracias a
de los males comunes que aquejaban a países él que pude trasladarme a Berkeley en 1982
muy vulnerables ante la penetración de la eco- e iniciar una línea de investigación sobre el
nomía internacional, y particularmente el pa- siglo xix en la que tendría la oportunidad de
pel que jugó la Gran Bretaña en este proceso. enfocarme en ese período de transición desde
Pero al analizar la vida en el interior de los el autoritarismo a la liberalización en Chile.
países, Halperin invitaba a considerar no sólo Como bien había aprendido de la Historia
el peso de otras noches, sino también a trazar contemporánea, ni el autoritarismo ni la li-
el destino de los diferentes esfuerzos por cons- beralización eran totales. Sin embargo, en el
truir un orden constitucional en Hispanoamé- caso de Chile, la década de 1840 era un riquí-
rica. Él fue uno de los primeros en comprender simo momento para entender el dilema que
que el liberalismo constitucional que eventual- todas las naciones debieron enfrentar para
mente arraigó en América Latina tenía fuertes conciliar la libertad con el orden.

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Cuando se aproximaba el centenario de proporcionaba una visión matizada del siglo
la muerte de Domingo Faustino Sarmiento xix, en que las ideologías eran más comple-
(1988), organizamos en Berkeley con Tu- jas, y los desafíos del momento se entendían
lio Halperin, Gwen Kirkpatrick y Francine desde una variedad de perspectivas.
Masiello una conferencia que culminaría en Al redactar mi biografía intelectual de An-
la edición de una obra que reunió una serie drés Bello (2001) me había beneficiado por
de aportes para evaluar las múltiples facetas años del contacto con Tulio Halperin, así
de la vida y obra de Sarmiento. Nuestro Sar- como de la lectura de sus obras. La dimen-
miento: Author of a Nation, fue publicado por sión internacional en la vida y en la obra de
la editorial de la Universidad de California en Bello, sus raíces intelectuales en el derecho
1994 (lamentablemente todavía no ha apare- romano, su búsqueda de los orígenes del len-
cido en castellano). Allí pude estudiar el pa- guaje y su relación con las culturas naciona-
pel que Sarmiento había jugado en el proceso les, su perspectiva educacional como funda-
de liberalización chilena gracias a sus escritos dor de la Universidad de Chile y del sistema
de prensa, que fueron fundamentales para ex- de educación pública, eran todos elementos
pandir la esfera pública en el país. A través de constitutivos del surgimiento de las naciones
la prensa se dirimieron los temas fundamen- en la Hispanoamérica decimonónica. Uno
tales acerca del equilibrio entre la libertad y de los desafíos que hube de enfrentar fue la
el orden que eran partes constitutivas de la lapidaria y un tanto monolítica descripción,
creación de una nueva cultura política. Esta iniciada por José Victorino Lastarria y re-
perspectiva era más enriquecedora, y también petida hasta el presente, de Bello como un
más certera, pienso, que aquella que enfati- intelectual y político conservador. Pero ins-
zaba la dominación de los caudillos y que la pirado en las reflexiones de Halperin sobre
historiografía anglosajona se esforzaba en las transformaciones ideológicas del período,
sostener a todo trance. dicha descripción no me resultó convincente.
Otro personaje central en ese período, pero Por el contrario, me parecía que soslayaba
escasamente estudiado –o siquiera mencio- elementos liberales que eran centrales en su
nado– era el venezolano Andrés Bello, quien pensamiento y en su obra, como la separa-
había sido maestro de Simón Bolívar, diplo- ción de los poderes del Estado con vistas a
mático e intelectual exiliado en Londres por la protección de los derechos individuales, la
dos décadas, y arquitecto de la institucionali- educación como vehículo indispensable de
dad chilena del siglo xix durante los últimos la ciudadanía y la igualdad jurídica en temas
treinta y seis años de su vida (1829-1865). de propiedad, contratos y otras obligaciones.
Halperin lo comparó con Simón Rodríguez y Surgió así un nuevo panorama historiográ-
lo calificó como “el más moderado y sólido fico, el cual he explorado recientemente junto
Andrés Bello” en su Historia contemporánea. a Eduardo Posada Carbó y un grupo de cole-
Lo definió también en otros escritos como el gas en el libro Liberalismo y poder: Latino-
tipo de intelectual que sin ser visible para la américa en el siglo XIX (2011). Nuestra idea
historiografía anglosajona, era central para su no fue tanto definir un liberalismo, cuanto
momento histórico cuando el lente se enfo- distinguir entre diferentes liberalismos en si-
caba no en las revoluciones las penurias fis- tuaciones nacionales diversas y en momentos
cales y la debilidad del Estado sino que, com- distintos de su trayectoria histórica.
prendiéndolas, se enfocaba en la construcción La visión polivalente, diversa y matizada
de una nueva institucionalidad que incorpo- del siglo xix hispanoamericano, que se per-
raba aspectos importantes de la antigua. Así, fila ya como una superación definitiva de la

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historiografía que insistía en generalizaciones coherente del siglo xix al mismo tiempo que
con una fuerte carga de determinismo, debe respetar sus rasgos distintivos de país a país,
mucho a la obra concisa y sugerente de Tulio esta obra marcó un punto de inflexión en el
Halperin. Si bien parece redactada como texto estudio del surgimiento de las naciones his-
introductorio, que busca entregar una visión panoamericanas. †

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